LOS CUERPOS HE 2:14; RO 12:1­2 INTRODUCCION: El cuerpo humano es una obra maravillosa de Dios que constantemente evoluciona, desarrollando cada una de sus partes, de tal manera que el cuerpo de un bebe es diferente al de un niño, un adolescente y un anciano, sin embargo ES EL MISMO CUERPO que se ha ido transformando. De igual manera las Escrituras mencionan diferentes cuerpos desde un cuerpo de humillación, hasta un cuerpo glorioso; pero todos son cambios ó transformaciones de UN MISMO CUERPO. DESARROLLO Entendemos en la Biblia que muchas de las cosas que le sucedieron al cuerpo físico del Señor Jesucristo, también le sucederán al cuerpo místico del Señor, que es, su iglesia; vemos que Jesús participó de un cuerpo de humillación cuando vino a la tierra (He 2:14), luego cuando resucitó tenía un cuerpo espiritual de carne y huesos, sin sangre (Lc 24:39); después un cuerpo celestial (Hch 7:55­56) y por último un cuerpo glorioso (Ap 1:10­17). Asimismo la iglesia de Cristo también participará de estos cambios en su cuerpo; pero solamente la esposa llegará a tener un cuerpo glorioso como el que ahora tiene el Señor Jesucristo (1Co 15:40; Ap 19:7­8). A. CUERPOS DE BAJEZA: 1. CUERPO DE HUMILLACION: FIL 3:21; 2:2­8 (v. AMERICAS) En el sal 51:5 David dice que fue dado a luz en iniquidad y concebido en pecado; vemos como Dios trató con el a través de muchas pruebas, con el propósito de que fuera limpio de la contaminación de iniquidad y pecado. En esta figura podemos entender que algo similar sucedió en la preexistencia con nosotros; fuimos contaminados de iniquidad (1P 2:25) y por ello Dios nos propuso un plan de salvación y limpieza (Ef 1:3­4; Mt 9:12­ 13), que empezaría dándonos un cuerpo de humillación para luego exaltarnos a su tiempo mediante un proceso de obediencia y ministración (1P 5:6; Stg 4:10). Este cuerpo es susceptible de ser tentado por el enemigo, es por esta razón que Jesús pudo ser tentado por el diablo en el desierto (Mt 4:1); pero sin pecado, es decir, Cristo es Dios y Dios no puede ser tentado (Mt 4:7); pero Cristo fue tentado en su cuerpo de humillación no así en su esencia de Dios, en su Divinidad (Fil 2:6 v. TORRES AMAT); a diferencia de nosotros que sí cedemos a las tentaciones Ro. 3:23. 2. CUERPO MORTAL RO 6:12 En Mt. 10:28 dice que debemos temer al que mata el cuerpo y el alma, por lo tanto el cuerpo mortal es la suma del cuerpo y el alma, el cual puede ser destruido por el Señor en el infierno. Este cuerpo puede estar bajo sujeción del pecado cuando se obedece a las concupiscencias (Jn 8:3; Stg 1:14­15) y en tal caso el resultado será la muerte; pero Dios nos exhorta a que no reine el pecado en este cuerpo mortal, llenándonos constantemente de su Santo Espíritu y no por nuestras propias fuerzas. 3. CUERPO DE PECADO RO 6:6 Este cuerpo esta formado por el conjunto de receptores de concupiscencia que tenemos en el alma y en el cuerpo Ro 7:23. Según leemos en las Escrituras éstas son leyes que muchas veces tenemos en nuestros miembros y que nos llevan cautivos al pecado y de las cuales solamente Cristo nos puede librar, cuando nos llenamos del Espíritu Santo. Cuando nacimos y éramos bebes aún no habíamos pecado; pero los receptores de concupiscencia allí estaban porque es algo que heredamos en la sangre, en nuestra genética; como ejemplo podemos citar a una persona que ahora tiene problemas con el alcohol; según los científicos han descubierto que esto puede deberse a que el cromosoma 11 de esta persona venía dañado con una predisposición hacia el alcohol (1P 1:18). 4. CUERPO DE MUERTE: RO 7:24 Este cuerpo es la consecuencia de los otros anteriores y es por esta razón que toda la humanidad está condenada a sufrir la muerte, incluso eterna, si no reconoce a Jesucristo como su Salvador, quien según el apóstol Pablo es el único que nos puede librar de este cuerpo de muerte, sujeto a pasiones y leyes de pecado (Ro 7:25); la parte que a nosotros nos corresponde es ministrar nuestro cuerpo de pecado, nuestro hombre viejo, crucificando nuestra carne (Ga 5:24). Como figura de nuestro hombre viejo podemos ver a Goliat quien fue muerto por David (Cristo) de una pedrada (esto es el bautismo en agua (Ro 6:6); pero luego le cortó la cabeza; esto es, librarnos del cuerpo de muerte. Sabemos que seremos totalmente libres mediante un proceso de ministración ya que entendemos que nuestro cuerpo de pecado no fue destruido totalmente, sino reducido a la impotencia y que cuando nuestro David (Cristo) regrese le cortará la cabeza y seremos libres. B. TRANSFORMACION DEL CUERPO: El señor Jesucristo vino para libertarnos y una de la maneras de libertarnos del cuerpo de muerte es el bautismo en agua Rom.6:1­8, cuando somos bautizados somos sepultados juntamente con Cristo para muerte y así como El resucitó de entre los muertos, así también nosotros andemos en novedad de vida. Otra de las ordenanzas por medio de la cual podemos ligarnos más a Cristo y ser liberados del cuerpo de muerte es la Santa Cena, 1Co. 11:23­26, donde nos comemos en forma figurativa el cuerpo de Cristo y bebemos su sangre, es de decir, que la genética de Dios se está introduciendo en nuestra genética para llegar a ser parte de El. De tal manera que cada vez que participamos de la cena del señor, vamos reduciendo aún más el cuerpo de pecado hasta que llegue aquel día en que venga Cristo por nosotros. CUERPO ESPIRITUAL: 1Co 15:40 Es el cuerpo con el cual resucitan los muertos, es un cuerpo incorruptible, inmortal; pero no perfeccionado porque es necesario que todos seamos perfeccionados en un mismo tiempo (He 11:39­40). Este es un cuerpo de carne y huesos como el de Jesús después de resucitar que ya no tenía sangre. Es diferente resucitar que levantarse, en el caso de Lázaro cuando el Señor lo vuelve a la vida, fue un levantamiento, él no se levantó con un cuerpo espiritual, sino con un cuerpo mortal; el cuerpo espiritual es para los que resucitan a la manera de Jesús. Dependiendo de lo que hayamos hecho estando en el cuerpo, seremos juzgados en el tribunal de Cristo y habrán quienes se quedarán con un cuerpo espiritual. 2. CUERPO CELESTIAL 1CO. 15:40 Es un cuerpo adaptable para entrar a los cielos; previo a transformarse en un cuerpo glorioso como el del Señor Jesucristo. Este cuerpo le es dado únicamente a aquellos que forman parte de la novia del Señor; son cristianos de una simiente celestial, como las estrellas en los cielos (Gen 15:5; 1Co 15:51 v. TORRES AMAT). 5. CUERPO DE GLORIA Es el proceso después de tener cuerpo celestial; es necesario que el cuerpo celestial se transforme en un cuerpo de gloria para que sea de una misma naturaleza con el Señor; ya que dice la Escritura que cuando dos personas se casan llegan a ser una misma carne; es por esta razón que este cuerpo les será dado solamente a los que se casarán con Cristo; este cuerpo es una vestidura de lino fino Ap. 19:7­8. CUERPO NATURAL: 1Co 15:44 Es el cuerpo que tenemos ahora y que va a llegar a la estatura del Varón perfecto. Este cuerpo es el que tendrán aquellos que después de un proceso y de acuerdo a las obras que hicieron estando en la tierra, llegarán a poblar el cosmos, el universo (Ef 3:10­11). Este cuerpo estará adecuado de tal forma que aquellos que lo tengan podrán vivir en otros planetas, como nosotros estamos viviendo en la tierra, porque nuestro organismo se adapta perfectamente a la ecología de la tierra, en donde hay agua, agua, aire y vivimos de lo que la tierra produce. CUERPO TERRENAL: 1Co 15:40 Este cuerpo será un cuerpo mortal que les será dado a aquellos que sobrevivan después del milenio; aquellos con este cuerpo no vivirán en la nueva Jerusalén, sino que únicamente subirán a ofrecer adoración y a recibir hojas del árbol de la vida para sanidad; esto significa que este cuerpo se podrá enfermar y hasta morir. (Ap 22:2; 15:4; 21:24). CONCLUSIONES: Para poder tener el proceso de transformación de nuestros cuerpos mortales, es necesario primero tener a Cristo morando en nuestro corazón, porque es por medio de El que el Padre hará la obra en nosotros. El bautismo en agua es muy importante, ya que es allí donde somos libres de muchos pecados, porque nos estamos uniendo a Cristo en su muerte y como consecuencia también nos estamos uniendo en su resurrección. Es a través del bautismo en agua que nuestro cuerpo de pecado es reducido a la impotencia para que no obedezcamos más al pecado. La Santa Cena también es una ministración y una ordenanza de parte de Dios, en la cual estamos comiendo el cuerpo de Cristo y bebiendo su sangre, es decir, su genética divina se está metiendo en nuestra genética para llegar a ser uno con El en la eternidad. Según Ro 12:1­2 otra ministración para nuestros cuerpos es el ofrecernos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, en un culto racional, muriendo a nosotros mismos; así también renovando nuestro entendimiento, meditando en la ley de Jehová y teniendo la mente de Cristo (Sal 1 ).