ENCUENTROS EN VERINES 1995 Casona de Verines. Pendueles(Asturias) ENSEÑAR LITERATURA Rodríguez Aldecoa, Josefina La palabra es la forma de comunicación interpersonal más compleja. El sistema de signos, el código mediante el cual reclamamos, pedimos, tomamos parte en suma en la vida cotidiana, nos permite romper el aislamiento existencial en que se desarrolla nuestra vida. Sin embargo, ese contacto con los otros a través del lenguaje, enmascara o limita a veces la comunicación. Cuando el lenguaje es pobre, oscuro, equívoco, puede llevarnos más a la distancia que al acercamiento. Enriquecer el lenguaje es pues, la primera meta de toda enseñanza de la Lengua con mayúscula. Ahora bien, la comunicación a través del lenguaje no siempre se limita a una actividad útil y habitual. Hay otra forma de comunicación, la literaria que produce el milagro de transmitir los hallazgos que un escritor hace sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea; sobre sus sensaciones, sentimientos e ideas y las sensaciones, sentimientos e ideas de los demás. La literatura puede ser considerada así como una reflexión sobre las intuiciones de un escritor. Si pensamos en la enseñanza de la Literatura, es decir, en la posibilidad de comprender y usar el lenguaje literario, tenemos que referirnos inevitablemente a los más jóvenes como sujetos de aprendizaje. Y el primer paso en esta enseñanza tiene que ser el acercamiento del lenguaje literario a los niños. Desde muy pequeño y a partir de los dos años con especial intensidad, el niño descubre cada día nuevas palabras y ese descubrimiento se convierte en una actividad espontánea para él. Es frecuente que repita estas nuevas palabras en distintas ocasiones, que las use y las saboree. Cuando entra en el Jardín de Infancia o Escuela Infantil como hoy se bautiza a estos años preescolares, su pasión por el lenguaje puede verse colmada si se le enseña a expresarse con mayor amplitud y precisión. Aparte de mil juegos estimulantes relacionados con la adquisición de vocabulario, los pequeños alumnos pueden emprender desde muy pronto el acercamiento al lenguaje literario. Estoy hablando del lenguaje de Lorca, Juan Ramón, Alberti, Machado. Y por supuesto, fragmentos de romances y romancillos clásicos. Cuando un niño aprende a repetir: Verde, lenta la tortuga ya se comió el perejil, la hojita de la lechuga... 0 bien: Amanecía en el naranjel , abejitas de oro buscaban la miel ¿Dónde está la miel?. …………………….. se está iniciando en el lenguaje poético. La poesía es la forma literaria más difícil y esencial. El poeta tiene una percepción de la realidad real o de la realidad imaginada que puede ser intuitiva o elaborada y depurada intelectualmente. Y si es un verdadero poeta, el resultado es la expresión de esa percepción única a través de un lenguaje de gran belleza literaria. Los niños pequeños son muy capaces de captar esa belleza. No están contaminados, no han perdido la capacidad de tocar el milagro. Cuando un niño ha escuchado por primera vez una metáfora como "el sol capitán redondo lleva un chaleco de raso”... el descubrimiento le fascina. Después de ofrecerle la poesía y hacer que la repita y memorice en distintas ocasiones, viene otra parte esencial del proceso: jugar a desentrañarla, invitarle a buscar palabras que suenen igual o signifiquen igual que las del poema; invitarle a inventar metáforas parecidas. El proceso de memorización por otra parte es de una eficacia impresionante. Todos observamos la tendencia de los niños a memorizar canciones que les gustan, incluso en inglés. El ritmo y la musicalidad ayudan a la memoria. Las palabras hermosas se incorporan para siempre al archivo personal del niño y al rememorarlas al paso del tiempo, las comprende mejor y con nuevos matices. Esto es sólo el comienzo. Luego vendrá un momento decisivo en el desarrollo intelectual del niño: el aprendizaje de la lectura y la escritura. El comienzo de la expresión personal por medio del lenguaje escrito y el inicio del amor a la lectura. Leer y escribir son dos actividades literarias paralelas, los dos polos de una misma enseñanza que llevará al niño a convertirse en una persona capaz de gozar de las obras que han escrito otros hombres en distintas épocas y países. Y le proporcionará para toda su vida el placer más sofisticado, la forma más brillante de llenar su ocio en las situaciones y lugares más variados. Por otra parte, desde que el niño aprende a escribir hay que impulsarle a hacerlo con un lenguaje vivo y expresivo. No se trata de hacer futuros escritores, lo mismo que con la práctica del arte libre del niño, no se pretende hacer pintores o escultores. En ambos casos estamos hablando de hacer adultos amantes de la literatura y el arte plástico. Pero futuros adultos que han experimentado el proceso creativo desde dentro. La literatura sólo se aprende leyendo. El lenguaje literario, leyendo y escribiendo. Únicamente puedo entender la enseñanza de la literatura partiendo de la lectura del texto, de la interpretación directa del texto. A medida que el niño crece se le pueden ir enseñando y explicando las técnicas más elementales y más tarde aún, hacia los once o doce años, se le puede iniciar en el conocimiento de la época y las circunstancias en que se produjo la obra literaria. El lenguaje es la suprema forma de expresión intelectual que le ha sido concedida al ser humano. La literatura, su vehículo más brillante. No se puede hablar de enseñar ni aprender sino de comprender y amar la literatura. Y eso empieza desde que el niño es muy pequeño. Como un juego.