EL TERREMOTO DE HAITí

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Enseñanza de las Ciencias de la Tierra
AEPECT 19.3 - 2011
La Geología es notIcia
Características geológicas de un
terremoto pequeño pero catastrófico
Lorca: el terremoto
del 11 de mayo de 2011
José J. Martínez Díaz
(pag. 362)
Fuente: Agencia Reuters
11 de Marzo de 2011: El big one en un lugar no esperado
El Terremoto, Mw=9.0,
de Tohoku-Oki (Japón)
José Morales
(pag. 365)
EL TERREMOTO DE HAITÍ
Dos años después continúa la incertidumbre
sobre la falla sísmica que ocasionó el desastre
José Luis Granja Bruña - Andrés Carbó Gorosabel
Pedro Pablo Hernaiz-Huerta - Pilar Llanes Estrada
Alfonso Muñoz-Martín - Antonio Olaiz Campos
(pag. 372)
José A. Álvarez
Gómez
TERREMOTOS TSUNAMIGÉNICOS:
REFLEXIONES DE LOS
TSUNAMIS DE CHILE
(2010) Y JAPÓN (2011)
(pag. 369)
La Base
de Datos
de Fallas
Activas
Cuaternarias de
Iberia (QAFI)
(pag. 375) Julián García-Mayordomo
Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2012 (19.3) –
361
El Terremoto, Mw=9.0,
de Tohoku-Oki (Japón)
11 de Marzo de 2011: El big one en un lugar no esperado
José Morales
Instituto Andaluz de Geofísica. Universidad
de Granada. Campus Universitario de
Cartuja. 18071-Granada.
Email: morales@iag.ugr.es
en esa zona en un factor de 5. En
consecuencia, también infravaloró el
potencial que esta región de la fosa
del Japón tenía para generar grandes
tsunamis. Los sismólogos japoneses
esperaban el big one algo más al sur,
en la misma zona (Sagamy Bay, suroeste de Tokyo) donde se localizó
el gran terremoto de Kanto de 1923,
que destruyó Yokohama y la capital
nipona provocando aproximadamente
150.000 muertos.
El terremoto de Tohoku-Oki del
11 de marzo de 2011, y el subsiguiente
tsunami se generaron bajo la fosa del
Japón, al noreste de la isla de Honshu,
donde la placa Pacífica subduce bajo
la placa de Okhotsk, siguiendo un vector perpendicular a la fosa, a una velocidad media de entre 8 y 9 cm/año
(Fig. 1). La magnitud momento (Mw),
que relaciona el tamaño de un terremoto con parámetros como el área de
ruptura y el desplazamiento sobre la
falla, alcanzó el valor Mw=9.0-9.1. El
terremoto entraba en el ranking de los
sismos más grandes de la historia. El
evento principal fue precedido, en los
días anteriores, de una secuencia de
terremotos de similar mecanismo, cabalgamiento de bajo ángulo, y cuyo terremoto más grande Mw= 7.3, ocurrió
el 9 de Marzo, dos dias antes del principal. Ambos focos sísmicos sólo estaban separados unos pocos kilómetros.
Aun cuando en estas costas del Japón,
los sismos de magnitud 7.0<Mw<8.0,
no son infrecuentes, el gran terremoto
de Tohoku-Oki, no sólo sorprendió a
la población. La comunidad científica,
en especial sismólogos e ingenieros,
había infravalorado el tamaño máximo del terremoto que podía ocurrir
Fig. 1.- Contexto sismotectónico del terremoto de Tohoku del 11 de Marzo de 2011. La localización del epicentro se muestra con una estrella y el mecanismo focal
(USGS) indica un plano con poco buzamiento hacia
el oeste. Las réplicas, pasados cinco días del terremoto
principal, se muestran con círculos y con un rectángulo
el área de ruptura aproximada. Fuente: http://www.
ipgp.fr/pictures_lib/3447.jpg
Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2011 (19.3) –
365
ISSN: 1132-9157 – Pags. 365-368
Fig. 2a. Deformaciones permanentes observadas en los GPS de la red GEONET y de la Universidad de Tohoku. La
figura de la izquierda pertenece a las deformaciones horizontales y la de la derecha a las verticales. Fuente: http://
www.aob.geophys.tohoku.ac.jp/aob-e/info/topics/20110311_news/index_html
Las costas del Japón han sufrido
grandes terremotos que han originado tsunamis locales, los cuales provocaban en ocasiones la destrucción de
las poblaciones costeras próximas.
Además, megaterremotos (Mw>9.0)
localizados al otro lado del Pacífico han
generado tele-tsunamis (tsunamis a escala oceánica) que llegaron a las costas
japonesas sin previo aviso. Un par de
ejemplos lo constituyen los terremotos de 1700 con origen en las Cascadia
(EEUU) de Mw=9.0, o el de Chile de
1960 de Mw=9.5. Recientemente, el terremoto de Chile de 2010, con Mw=8.8,
también generó un tsunami (ver Álvarez, 2011, en este mismo volumen)
que, aunque atravesó todo el océano
Pacífico, llegó muy debilitado a las costas japonesas.
El esfuerzo que había hecho Japón para protegerse del ataque de los
tsunamis construyendo muros de contención con alturas de hasta 12 m a lo
largo de la mayor parte de su costa
pacífica, no fue obstáculo para que el
tsunami generado por el terremoto de
2011 sobrepasara, en muchos lugares,
dichas barreras que apenas opusieron
resistencia.
Además, algunos fundamentos
científicos que se creían bien asentados y que ligaban la ocurrencia de
grandes terremotos a la edad de la placa, de forma que el acople en la interfase entre las dos placas es mayor cuanto
más joven es la edad de la litosfera que
subduce, “saltaron por los aires”. La
litosfera oceánica que subduce en la
fosa del Japón, tiene en torno a los 150
Ma, lo que plantea otras cuestiones.
¿La subducción de litosferas oceánicas
de edades similares podrían también
generar terremotos de magnitud 9 o
superior, de forma análoga al ocurrido
en 2011, en la fosa del Japón frente a la
costa de Honshu?
El terremoto de Tohoku-Oki, ha
sido sin duda el terremoto instrumentalmente mejor registrado de la historia. Además, se obtuvieron infinidad
de imágenes en directo del devastador tsunami que apenas media hora
después de la sacudida comenzó a
atacar las costas de Honshu. La altura
de las olas sobrepasó las expectativas
más conservadoras de los ingenieros,
que diseñaron los muros para alturas
menores a las registradas. El tsunami
inundó la llanura de Sendai hasta penetrar incluso más de 30 km tierra adentro através de los cauces de los rios. El
resultado fue devastador ya que causó
más de 20.000 víctimas entre muertos
y desaparecidos. Una consecuencia
extrema de esta infravaloración de la
366 – Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2011 (19.3)
altura máxima esperada para la zona,
fue la inundación del complejo nuclear
de Fukushima. Por el contrario, un
aspecto positivo fue que el sistema de
alerta frente a tsunamis del Japón funcionó a la perfección. Las autoridades
transmitieron a la población mensajes
de aviso por la llegada del tsunami con
un tiempo prudencial antes de la llegada de las olas. Sin embargo las alturas
no pudieron ser predichas por el sistema de alerta. Las pérdidas en términos
económicos se cuantifican en varios
puntos de su PIB. Por recordar, el terremoto de Kobe de 1995 de Mw=6.8 y
6.500 muertos supuso un lastre económico del cual Japón tardó en recuperarse aproximadamente una década.
El inmenso volumen de datos generado por el terremoto de TohokuOki se ha producido gracias al esfuerzo desarrrollado en la última década,
donde los diferentes paises con un
nivel de peligrosidad sísmica más o
menos alta han dedicado un volumen
de recursos importante para dotarse
de redes sísmicas, geodésicas, de movimiento del suelo, etc., así como de
sistemas de comunicación en tiempo
real. En los últimos años también se
ha logrado un incremento notable en el
despliegue de antenas de GPS de alta
resolución, especialmente en las zonas
de borde de placas, donde la deformación del suelo a escala milimétrica es
registrada, proporcionando información muy valiosa y directa, sobre cómo
se produce la acumulación de energía
de deformación en las cercanías de las
fallas. Estos datos son posteriormente
analizados por numerosos investigadores. Sin embargo existe un vacío de instrumentación de fondo oceánico que
suministre información sobre cómo se
produce el aumento de la deformación
ligado al acoplamiento de la interfase
friccional entre las dos placas en las
zonas de subducción (ver el apartado
¿qué son las zonas de acoplamiento?
en González-Herrero et al., 2005)1. Las
ondas de radio por las que se comunican las antenas GPS y los satélites no
penetran en el agua por lo que se necesitan costosas campañas para instalar
transpondedores en el fondo oceánico
con los que obtener información sobre
el desplazamiento del suelo oceánico
a lo largo del tiempo. En el caso de la
fosa del Japón, la información sobre
cómo debió producirse el crecimiento
lento pero imparable de la deformación intersísmica (previa al terremoto)
Fig. 2b.- Ejemplo de un registro de GPS del terremoto
de Tohoku, donde se aprecia una deformación permanente de 2.1 m hacia el Este, de 1.1 m hacia el Sur y de
una subsidencia de 0.1 m.
habría sido crucial para reconocer su
potencial sísmico real. Hay que recordar que la mayor parte de los límites
de placa se encuentran bajo el agua. Un
reto sin duda será encontrar tecnología
que permita un despliegue similar al de
tierra con un coste más económico.
Los datos generados por los miles
de instrumentos, sismómetros de banda ancha, acelerógrafos, mareógrafos
y GPS, desplegados tanto en el propio
Japón como en el resto de mundo, han
comenzado a dar respuesta a muchas
de las preguntas que se suscitaron entre sismólogos, geofísicos, geólogos e
ingenieros nada más producirse este
terremoto.
La distribución de las réplicas que
se localizaron los dias siguientes al
gran terremoto indicaban que la zona
de ruptura tenía unos 500 km de longitud por unos 200 km de anchura (Figura 1). La duración total del proceso
de ruptura en la interfase entre las dos
placas duró unos 160-180 segundos.
Poco, si los comparamos con los más
de 8 minutos que duró el terremoto
de Sumatra de 2004 (Mw=9.3), donde
la longitud de la ruptura fue de 1.200
km, o mucho si lo comparamos con el
segundo que duró el proceso de falla-
miento del reciente terremoto de Lorca del 11 de mayo (Mw=5.2) de este
año. En esta amplia región de la fosa
del Japón, el terremoto comenzó relativamente cerca de la superficie, a 23
km. El mecanismo focal calculado por
diferentes grupos de investigadores
indicaba un fallamiento inverso puro,
ligado al proceso de subducción, con
un azimut de la falla paralelo a la fosa
del Japón pero sorprendentemente con
un buzamiento hacia el W muy bajo, solamente 10º. Durante esos 160-180 segundos que duró el proceso de ruptura
en la interfase entre las dos placas, los
GPS desplegados en tierra mostraban
desplazamientos cosísmicos estáticos
pico (desplazamiento permanente debido a la ruptura) en la mitad oriental
de la isla de Honshu del orden de 4.3 m
hacia el Este y de 0.66 m de subsidencia. La instalación entre 2000-2004 en
la zona epicentral de varios puntos de
observación geodésica de fondo oceánico permitió, a los pocos días del terremoto, realizar medidas geodésicas
mediante técnicas combinadas de GPS
y transmisión acústica con las que se
determinaron desplazamientos estáticos del orden de 24 m en la horizontal
(hacia el Este) y de 3 m en la vertical.
Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2011 (19.3) –
367
Fig. 3.- Modelo de desplazamiento en la zona de ruptura invertido por la Universidad de Santa Bárbara California,
utilizando datos de banda ancha y donde se observan valores de hasta 50 metros de deslizamiento. Fuente: http://
www.geol.ucsb.edu/faculty/ji/big_earthquakes/2011/03/0311_v2/Honshu_2.html
En las figuras 2 a y b podemos observar dichos desplazamientos, así como
un registro típico de GPS donde se observa la deformación permanente. Con
estos impresionantes valores de desplazamiento en la superficie y cerca de
la fosa podríamos empezar a ver algo
de luz sobre la génesis del destructor
tsunami.
Aplicando técnicas de inversión a
los datos suministrados por los GPS y
los sismógrafos de banda ancha se ha
podido obtener una imagen de como
fué el proceso de ruptura en la subducción, una vez iniciada en el hipocentro
(recordamos que las réplicas mostraban una región de 500 km x 200 km).
De estos resultados se observa que la
ruptura se propagó de forma muy lenta
(1.5-2.0 km/s) en la primera mitad de
la ruptura, lo que evidencia el control y
la existencia de sedimentos y fluidos en
la interfase más superficial de la ruptura. Los valores estimados de desplazamiento máximo llegan a ser del orden
de los casi 50 m en la horizontal en
zonas relativamente someras y cercanas a la fosa (Figura 3). Haciendo una
comparación, estos valores son casi el
doble de los estimados para el terremoto de Sumatra de 2004 (Mw=9.3) con
una longitud de ruptura de 1200 km o
el de Chile de 2010 (Mw=8.8), y mayores incluso que los calculados para
el gran terremoto de Chile de 1964 de
(Mw=9.5), el más grande jamás regis-
368 – Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2011 (19.3)
trado. Los mayores desplazamientos se
concentran en una región (denominada
aspereza) de unos 300x150 km que se
caracteriza por una fuerte resistencia
a la ruptura y donde se concentra una
gran acumulación de deformación, y
que libera la mayor parte de la energía,
la cual probablemente no había sufrido
ruptura desde hacía varios centenares
de años.
Mientras todo este proceso iba teniendo lugar en la fuente (ruptura) las
ondas sísmicas que se iban generando
llegaban a los diferentes tipos de sismógrafos, banda-ancha o acelerógrafos, instalados en tierra, llegándose a
valores máximos de aceleración del
suelo de hasta 1g (g es la aceleración
de la gravedad) e incluso en un caso
alcanzó el valor de 3g (el máximo registrado para un terremoto hasta ahora). Aunque los daños en estructuras
producto de la sacudida fueron mínimos, el desastre estaba aún por llegar
en forma de una ola que se transformó
en un flujo negro que devastaba todo
lo que encontraba a su paso mientras
progresaba por la llanura de Sendai.
Valores de run up (altura de la columna
de agua en su avance en tierra medido
respecto de nivel del mar) de 30 m e incluso de hasta 40 m se llegaron a medir
en algunos puntos.
La era de la globalización informativa nos ha permitido en los últimos
años ser testigos directos de procesos
excepcionales relacionados con la dinámica terrestre. Terremotos como los
de Sumatra en 2004, Haití 2010, Chile
2010 o el último de Japón de 2011 son
el reflejo de un planeta que a lo largo de su historia se ha construido en
parte a base de procesos destructivos
como volcanes, terremotos y tsunamis.
Sin embargo también gracias a ellos
disfrutamos de un planeta excepcional:
la Tierra. 
1
González-Herrero, M., López-Martín, J.A.,
Alfaro, P., Andreu, J.M. (2005). Recursos audiovisuales sobre tsunamis en Internet. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 13.1, 6572.
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