Documento descargado de http://www.elsevier.es el 21/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDITORIALES Evolución a largo plazo del alcoholismo: claves para la reflexión 75.612 Gabriel Rubio Valladolid Programa de Alcoholismo. Servicios de Salud Mental de Retiro. Madrid. España. Los estudios sobre la evolución a largo plazo de sujetos con problemas por el uso de alcohol pueden ser de 3 tipos: sobre morbimortalidad, realizados en la población general y centrados en sujetos dependientes del alcohol que acuden a tratamiento. El primer tipo ha permitido saber que los individuos con trastornos por el uso de alcohol tienen tasas de mortalidad anual del 0,8-2,7%. Es decir, estos individuos tienen entre 1,5 y 5 veces la mortalidad esperada para dicho grupo de edad. Las causas más frecuentes de mortalidad son las enfermedades cardiovasculares, la cirrosis hepática y las neoplasias. Los estudios poblacionales proporcionan datos sobre qué tipo de alcohol consumen y cómo evolucionan los patrones de uso y las complicaciones, pero aclaran muy poco sobre los motivos del consumo. Por último, los estudios de seguimiento a largo plazo (más de 10 años) en dependientes del alcohol constituyen una fuente valiosa de información sobre la evolución y los factores pronósticos de la dependencia. En la última década han sido escasas las publicaciones al respecto1-7. En ellas, las edades medias de las muestras en el momento de la inclusión oscilaban entre los 20 y los 41 años, el porcentaje de pacientes evaluados al final del período de seguimiento era del 79-98%, la tasa de mortalidad por año de seguimiento era del 0,8-2,2% y el porcentaje de abstinentes en el momento de la evaluación final era del 43-76%. Las limitaciones de este tipo de trabajos residen en que se clasificó a los pacientes en función de si estaban bebiendo o no, en un período (6-12 meses) próximo a la evaluación final, prescindiendo de si habían conseguido normalizar su consumo o beber de forma social y omitiendo la constante del patrón de consumo existente durante el resto de la evolución. Las muestras de estos estudios eran muy heterogéneas (dependientes leves y graves) y en muy pocos casos estaban incluidas las mujeres. Cuando se ha intentado identificar las características basales que predicen el buen pronóstico a largo plazo, los resultados no han sido concluyentes. Se considera que los individuos menos graves, los que tienen mejor apoyo social y los que no presentan trastornos psiquiátricos, como el trastorno antisocial de la personalidad, tienen mejor pronóstico8. Estas variables, por el contrario, tienen poco peso en los análisis estadísticos que intentan predecir el pronóstico a largo plazo. De hecho, los dependientes graves con más años de evolución, a los que se les supondría un peor pronóstico, tienen más Correspondencia: Dr. G. Rubio Valladolid. Programa de Alcoholismo. Servicios de Salud Mental de Retiro. C/Doctor Castelo, 60. 28009 Madrid. España. Correo electrónico: garuva@inicia.es Recibido el 14-6-2004; aceptado para su publicación el 23-6-2004. 39 probabilidades de abandonar el consumo debido a las elevadas contingencias negativas asociadas al alcohol. También es posible que quienes tengan un mejor funcionamiento previo al tratamiento dispongan de más recursos internos y externos para su recuperación que aquellos con peor ajuste previo. El trabajo que se publica en este número de MEDICINA CLÍNICA aporta datos importantes para los clínicos9. Su calidad metodológica mejora la de estudios previos y, además, cuenta con un bajo porcentaje de pacientes perdidos durante el seguimiento (13,8%). Se han utilizado criterios diagnósticos estandarizados como los del DSM-III y la escala GAF de funcionamiento social. Además, los criterios para clasificar el consumo se refieren a un período prolongado. A pesar de haberse quedado fuera del estudio los pacientes con problemas sociales y psiquiátricos graves, los datos de recuperación y de morbimortalidad son muy interesantes. El porcentaje de recuperación a largo plazo de la dependencia del alcohol tratada era del 37%, y el 7% de la muestra consiguió beber de forma controlada durante períodos prolongados. Además, el grado de adaptación sociolaboral era mejor en los abstinentes y bebedores controlados que en quienes bebían de forma continuada. Estos datos hacen replantearse algunos aspectos que hasta ahora se tenían por «axiomas de la alcohología», como el del «mal pronóstico de la enfermedad» y el de «la imposibilidad de beber de forma controlada por parte de los dependientes». En este estudio catalán se constata que, cuando la meta del tratamiento es la abstinencia, las tasas de recuperación de la dependencia del alcohol se encuentran dentro de un intervalo aceptable y que un porcentaje importante de los pacientes consigue un patrón estable de «beber de forma controlada sin que su dependencia progrese». Además, reflejan la eficacia de un modo de intervención terapéutica en la red de asistencia pública. En este estudio, como en los publicados hasta ahora, no puede saberse si quienes tienen un peor pronóstico es porque no han sido abordados de forma correcta o porque tienen una dependencia más grave. Cabe preguntarse, por tanto, qué habría pasado si el tratamiento farmacológico o psicoterapéutico se hubiera seleccionado en función de las características clínicas del paciente o atendiendo a los objetivos del paciente, como el de conseguir «beber de forma controlada». Los datos de otros estudios nos permiten hipotetizar que estos resultados pueden verse mejorados si se tienen en cuenta las diferentes estrategias farmacológicas actuales10, o si se incluyen técnicas psicoterapéuticas en combinación con psicofármacos que permitan al paciente y al clínico orientar los objetivos terapéuticos a la abstinencia, a un patrón de consumo «controlado»11 o a la disminución de la afectación. Los objetivos de futuros estudios de seguimiento permitirán despejar las incógnitas planteadas. Med Clin (Barc) 2004;123(10):383-4 383 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 21/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RUBIO VALLADOLID G. EVOLUCIÓN A LARGO PLAZO DEL ALCOHOLISMO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Cross GM, Morgan CW, Mooney AJ III, Martin CA, Rafter JA. Alcoholism treatment: a ten-year follow-up study. Alcohol Clin Exp Res 1990;14: 169-73. 2. Finney J, Moos R. The long-term course of treated alcoholism; I: mortality, relapse and remission rates comparisons with community controls. J Stud Alcohol 1991;52:44-54. 3. Längle G, Mann K, Mundle G, Schied HW. Ten years after-the post-treatmen course of alcoholism. Eur Psychiatr 1993;8:95-100. 4. Marshall E, Edwards G, Taylor C. Mortality in men with drinking problems: a 20 year follow-up. Addiction 1994;89:23-31. 5. Vaillant GE. The natural history of alcoholism revisited. Cambridge, Mass: Harvard University Press, 1995. 6. Ojejso L. The recovery from alcohol problems over the life course: the Lundby longitudinal study, Sweden. Alcohol 2000;22:1-5. 384 Med Clin (Barc) 2004;123(10):383-4 7. Montero M, Vega JA, De la Fuente B, Sánchez P. Factores pronósticos de supervivencia en el alcoholismo crónico en un estudio de seguimiento a 10 años. Med Clin (Barc) 2001;117:281-4. 8. Rubio G. ¿Cómo evolucionan las personas con problemas por el alcohol? En: Rubio G, Santo-Domingo J, editores. Guía Práctica de Intervención en Alcoholismo. Madrid: GR editorial, 2000; p. 317-26. 9. Gual A, Lligoña A, Costa S, Segura L, Colom J. Tratamiento del alcoholismo y su impacto a largo plazo. Resultados a 10 años de un estudio longitudinal prospectivo de 850 pacientes. Med Clin (Barc) 2004;123:364-9. 10. Rubio G, Jiménez-Arriero MA, Ponce G, Palomo T. Naltrexone versus acamprosate: 1 year follow-up alcohol dependence treatment. Alcohol Alcohol 2001;36:419-25. 11. Rubio G, López-Muñoz F, Manzanares J, Alamo C, Ponce G, JiménezArriero MA, et al. Naltrexone improves outcome of a controlled drinking program. J Subs Abuse Treat 2002;23:301-6. 40