1 EL CONSUMO DEL PEYOTE EN LOS RESIDENTES HUICHOLES DE REAL DE CATORCE, SAN LUIS POTOSÍ: ¿IDEOLOGÍA O TRADICIÓN? PONENCIA NO PUBLICABLE Bertha Alicia Cervantes Rivas Resumen En este trabajo se establecerá desde los estudios culturales, particularmente el estudio de las teorías de la ideología, si el consumo o uso del Peyote (Lophophora williamsii) como planta sagrada, es parte de la ideología de unas familias huicholes que habitan en el pueblo mágico de Real de Catorce, o es parte de sus tradiciones ancestrales, ya que una y otra parten de una influencia diferente sobre ellos. Así como el conocimiento o uso que los habitantes mestizos del pueblo tienen de la planta sagrada. Se entiende por ideología, Según Antonio Gramsci, como la visión o concepción del mundo que tienen los individuos pertenecientes a un grupo social; y por el concepto de tradición, según Gerard Lenclud, como una construcción social que se elabora desde el presente sobre el pasado con una carga de sentido, en donde no es el pasado el que produce al presente sino el presente el que le da forma al pasado. En este sentido, interesa el estudio del grupo étnico huichol, quienes guiados por el abuelo fuego Tatewari para la caza anual del peyote, parten de su lugar de origen de la sierra del Nayar, recorriendo una ruta simbólica, hasta llegar al cerro del Quemado ubicado en Real de Catorce, San Luis Potosí. Es una peregrinación ancestral en la cual van venerando a sus dioses que les dan identidad étnica y explicación de la creación del mundo. Para el caso de este trabajo de investigación, se hizo un estudio exploratorio basado en las voces de algunos residentes mestizos y principalmente de las voces de los huicholes del municipio de Real de Catorce, aproximadamente desde hace 10 años a la fecha, para saber si el convivir los huicholes con una población multicultural (extranjeros, catorceños y migrantes nacionales) y habitar en un pueblo que no es su lugar de origen, sino que alberga una ideología hegemónica que no profesa al parecer el consumo del Peyote, interesa entonces saber qué es lo que predomina de estas dos acepciones en su uso y consumo para ellos. Así también entonces, es necesario para fines argumentativos y aporte significativo en el desarrollo de la tesis, por consiguiente, interesa conocer la visión o representación simbólica-social que los mestizos residentes del pueblo tienen del uso y consumo de la planta sagrada. Doctoranda del 4to. Semestre en Filosofía con acentuación en Estudios Culturales en el Posgrado de Filosofía y Letras de la UANL. 2 Es como carnita, me dice mi acompañante huichol al comernos unas gorditas de flor de biznaga (conocidas como cabuches) para cenar, y relacionar la sensación de la textura del cabuche en el paladar con la ingesta del peyote, como si fuera la carne del venado mítico. Puesto de Comida, en Real de Catorce, Fiestas de San Francisco 2014 Esta referencia vivencial en Real de Catorce en el año 2014, me hizo preguntarme ¿hasta dónde es el alcance del significado del peyote en la cultura wixárika? la necesidad de respuesta me hizo indagar más allá del consumo del peyote en este grupo étnico y que aun con esta exposición no termino de averiguar, pero puedo tratar de esbozar algunas ideas, entre si es tradición o ideología esta práctica común para la cultura indígena, misma que es inusual en otras culturas. Me interesan principalmente los huicholes un grupo étnico mexicano que residen en el municipio desde unos 10 años a la fecha aproximadamente, conviviendo con una población multicultural (extranjeros, catorceños y mexicanos1) que en sus culturas identifiquémoslas como occidentales, y para ellos no es una práctica cultural el consumo del peyote, sino mas bien, es vista como una droga su ingesta, en cuanto que para los huicholes es una planta sagrada. El peyote (Lophophora williamsii), es una planta alucinógena que forma parte de las creencias y que es utilizada en las prácticas de las ceremonias mágicas o rituales religiosos en algunos grupos étnicos como los tarahumaras y los huicholes, éstos últimos son de quienes hablaré en este estudio. Es para Evans Shultes y A. Hoffman (1979), en su estudio sobre Las plantas de los Dioses, uno de los alucinógenos más importante usado como planta sagrada, en comparación de otros, como lo son los hongos en los grupos étnicos de Oaxaca (27); incluso el peyote es considerado por los huicholes como parte de los Dioses que los representan, tanto que representa al venado como al maíz que, son la base de pensamiento cosmogónico y por tanto de su vida. 1 Así les denominan los catorceños a los migrantes de otros Estados del país que radican en el pueblo. En una forma de diferenciarlos de los extranjeros, pero que los reconocen como no originarios. Esto es parte de la información recogida en las entrevistas realizadas a los catorceños sobre su ideología, como parte de un sondeo que se aplicó en el 2013, y usado así mismo en el trabajo de investigación para diferenciar al cuarto grupo cultural del municipio. 3 El uso ceremonial del peyote por los huicholes según Kurt Hollander (2012) tiene más de diez mil años y la peregrinación espiritual a Wirikuta2 empezó alrededor del 200 a.C. esta sierra es llamada por los huicholes el medio mundo donde convergen varias deidades: la deidad del pueblo recolector – el peyote-, la deidad de los pueblos cazadores –el venado-, y la deidad los pueblos agricultores –el maíz- que representan la culminación de una simbología mítica y religiosa. La de mayor trascendencia es la del peyote que les da sabiduría y conocimiento y que los lleva a seguir la ruta simbólica en busca de ellos para traer bienaventuranzas a su pueblo. Enviados por el Dios del Viento, su nombre significa “nuestro hermano mayor (tama’ts) gran hi’kuli (pa’like) (que camina) por todas partes” (Lumholtz, p. 37) su nombre lo señala como el dios hi’kuli y como un dios venado que dejo una planta (de peyote) en cada una de sus huellas guiándolos para encontrar la lluvia y alimento para su comunidad a través de la ingesta del hi’kuli. El consumo del peyote en la etnia wixárika, se conoce desde los tiempos de la conquista en que los cronistas evangelizadores ya la relataban en sus hazañas. Pero el trabajo que nos confiere ahora es analizarlo desde dos conceptos, muy abstractos, pero concretos en el comportamiento de los seres humanos. Así tenemos que hablar de ideología en contraste con tradición, nos lleva a un arduo trabajo por distinguir uno y otro en la ingesta del peyote en esta etnia. Cuando se habla de ideología, se considera apropiado hacer la distinción entre el sentido que en un inicio el filósofo Destutt de Tracy le da al uso del término, como un conjunto de teorías sobre la “formación de ideas o ciencia de las ideas” (Gallino, 1995:385) que en sí nunca se desarrolló como tal, y la connotación actual que surge a partir del sentido que le dan Marx y Engels 3 en sus escritos 2 Wirikuta, es el territorio sagrado de su cultura, pertenece al altiplano de San Luís Potosí y abarca varios municipios: Catorce, Charcas, Villa de Guadalupe, Villa de la Paz y Villa de Ramos, en un espacio aproximado de ciento cuarenta mil hectáreas. Los huicholes creen que ahí ocurrió la creación del mundo pues habitan varios de sus Dioses ancestrales y creen que ahí por primera vez salió el Sol otra de sus deidades. En 1998 la UNESCO lo declara parte de la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales. 3 La conciben como “los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas (…)La conciencia no puede ser otra que el ser consciente y el ser de los hombres en su proceso de vida real (…) y si en toda la 4 sobre la ideología alemana. La ideología es vista como un conjunto de creencias erróneas, falsas y distorsionadas de la realidad, sugieren que lo que diferencia a los animales del ser humano es la conciencia, ya que producen sus medios de vida (material), y los modos en que se crean estos medios van a permitir un intercambio de bienes entre ellos que va a generar en consecuencia una división social del trabajo. Por lo tanto, toda fuerza productiva trae como consecuencia un nuevo desarrollo de la división del trabajo y en este sentido, se va a crear entre ellos la religión, la economía, etc. Dicho en palabras de Marx y Engels: “determinados individuos como productores actúan de determinado modo, y contrae entre sí relaciones políticas y sociales determinadas de producción, según como se desarrollen sus actividades bajo determinados límites, premisas y condiciones materiales independientes de su voluntad” (Marx y Engels, 1970:36). Así, la producción de ideas y representaciones de la conciencia aparece entrelazada con la actividad y el comercio material de los hombres (el lenguaje, las representaciones y los pensamientos) que se presentan como emanación directa de su comportamiento social. Siguiendo entonces este pensamiento marxista, tomamos el trabajo de Antonio Gramsci, en sus escritos del libro Cuadernos de la Cárcel (1999), para hablar de ideología, ya que entonces no se puede pensar en una autonomía de la conciencia, pues es interpretada como una forma de vida impuesta desde fuera del individuo, jugando como ente central en esta imposición, el papel y la función del Estado que ejerce sobre el individuo para extenderse al grupo social que rige; y es transmitida esta imposición por un sistema basado en creencias e instituciones que lo legitiman por medio de agentes sociales que imponen un dominio cultural sobre el grupo social que gobierna. Gramsci en señala que, son la religión y la filosofía ,los ejes principales en esta imposición, entendida la religión en el sentido laico de la unidad de fe entre la ideología los hombres y sus relaciones se nos muestran de cabeza, como en una cámara oscura, el fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico” (Marx y Engels, 1970:36). 5 concepción del mundo y las normas de conducta; y a la filosofía que le confiere el orden intelectual superando a la religión y al sentido común (245). Son éstas de las cuales el Estado se vale para imponer modos o formas de vida homogéneos para reproducir su cultura hegemónica, que se trasmite por medio de la mecanización de los actos del individuo que tal parece al estar consciente de sus actos reproduce la ideología a lo que se pregunta: “¿es preferible “pensar” sin tener conciencia crítica, en forma disgregada y ocasional o sea “participar” en una concepción del mundo “impuesta” mecánicamente por el ambiente externo?” (Gramsci, 1999:245), es decir, Gramsci considera que la repetición de argumentos que sustituyen al sentido común es la forma más eficaz de operar sobre la mentalidad del sujeto que la hace suya de tal forma que se integra a las masas y lo convierte en un “hombre-masa” que actúa sin tener una conciencia teórica de su actuar y que “sin embargo, es un conocer el mundo en cuanto lo transforma” (252), es así que: “Una “ideología” podría decirse, si se da al término “ideología”, precisamente la significación más alta de concepción del mundo que se manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad económica, en todas las manifestaciones de vida individuales y colectivas” (Gramsci, 1999: 249). En esta concepción del mundo, Gramsci señala que en cada pueblo hay una capilla y un santo local, (en el caso de Real de Catorce se venera al santo San Francisco de Asís), y se cree compartir una similitud en la forma de vida entre sus habitantes, que no va a ser surgida precisamente de la espontaneidad de las personas o del sentido común, sino que comparten una conciencia colectiva, que es lo que hace una cultura homogénea; que en el caso de Real de Catorce entre la multiculturalidad de las culturas que lo ocupan habría que realizar en otro momento si esta homogeneidad ideológica se cumple para el municipio o sólo para los catorceños y no así para los mexicanos, extranjeros y huicholes. Propone entonces el estudio de la ideología como una ‘concepción del mundo’ en formas de accionar en la vida social de las personas que pertenecen a un grupo y 6 que de estas formas de ver el mundo las expresan en costumbres y creencias que se accionan a través de los ritos reafirmando su ideología a través de ellas. En esta concepción basada en un modo de vida que integra estas creencias, ritos, practicas, tradiciones, etc., que manifiestan los sujetos en sus culturas, nos interesan de estos factores las tradiciones, que en el sentido común, las equiparamos con las costumbres y las creencias; nada más lejos de la realidad; pues, según Gérard Lenclud (1987) en su artículo: La tradición no es lo que era…, trata de definir a la tradición como un reto actual en los estudios antropológicos y sociológicos, pues en el entendido tradicional de que es un pasado que reconstruye el presente, ya no es permitida esta idea por los cambios sociales que ha sufrido la humanidad, concretamente hablando de las sociedades tradicionales que se distinguían por la transmisión oral de sus creencias, y con el avance de la modernidad ya la mayoría de esas sociedades tienen ahora la escritura para la transmisión de su cosmovisión. Entonces se hace necesario redefinir el concepto de tradición, según el diccionario de Sociología, se conoce por tradición: “del latín traditio (entrega, transmisión) Creencias, saberes y modos de actuar que se transmiten y mantienen entre generaciones; en un sentido más restrictivo, lo que se legitima en términos de su sacralidad ancestral” (Giner, 1998:796) De esta referencia, Lenclud retoma el vocablo en latín traditio para hacer el ejercicio de darle tres propiedades básicas a los hechos tradicionales para resignificarlos en la adecuación a las exigencias que los cambios sociales han traído nuevos modos de vida en la sociedades indígenas que no pueden estar alejadas de la modernización en cuanto a sobrevivencia: la de conservación en el tiempo; la de mensaje cultural y la del modo particular de transmisión. Lenclud considera, que para hablar de tradición, primeramente se debe identificar un objeto cultural que permita la repetición del modelo elaborado en una época más o menos alejada, así nuestro interés recae en el consumo o ingesta del peyote en los huicholes, como el objeto cultural que respondería a una tradición, 7 que es parte de los ritos4 en las ceremonias que emanan de su peregrinación anual a Wirikuta. Referente a la conservación en el tiempo de este hecho tradicional, el rito del consumo del peyote, sabemos que es ancestral y que el tránsito de los huicholes por el municipio de Real de Catorce se conoce desde los tiempos de la conquista española; ya en las crónicas de los evangélicos se relata sobre el consumo del peyote por los huicholes en sus fiestas ceremoniales y el viaje peregrino que emprendían a lo que se conoce como Wirikuta. En 1889 un encomendado por el Gobierno de Jalisco, Rosendo Corona, lo registra en sus crónicas cuando es enviado para delimitar el territorio wixárika, y relata su experiencia al participar en una de las fiestas del peyote en la comunidad que visita, “los huicholes acostumbran comer cruda una biznaga pequeña que llaman peyote (…) como ésta no se da en sus terrenos, tiene que ir una comisión a traerla al Real de Catorce” (citado de Rojas, 1992:211). Así tenemos que el pueblo de Real de Catorce tiene en su memoria colectiva el paso de los huicholes que se dirigen hacia el Cerro del Quemado. En la conservación vemos también la variación del rito a través del tiempo, pues no es una copia idéntica del modelo original, sino que también se basa en los cambios, así como dice Lenclud “la tradición, asociada a la conservación, manifiesta una singular capacidad de variación, proporciona un asombroso margen de libertad a los que sirven (o manipulan)” (Lanclud,1987:s/n) esto lo podemos apreciar en los huicholes residentes de Real de Catorce, pues observamos que ellos no parten de la sierra del Nayar hacia Wirikuta, como es la costumbre en su comunidad, sino que ahora parten del municipio hacia el Cerro del Quemado “pues estamos más cerca, espero que mi familia que viene de mi casa –se refiere a su casa materna en el Estado de Jalisco- pase por aquí y luego yo 4 Emile Durkheim entiende por ritos, los modos de acción determinados, es decir, son reglas de conductas que prescriben como el hombre debe comportarse con las cosas sagradas. (Durkheim, 2004:40) 8 los sigo a hacer ceremonia, así es menos costoso para mi” (informante huichol, fiestas de San Francisco, 2014) Esta conservación de la tradición, aun cuando sea un tanto modificada, y adecuada a las necesidades de los huicholes residentes, no deja su criterio de tradicionalidad en cuanto a que se manifiesta de la misma forma que antaño, debido al mensaje cultural que conlleva la ingesta del peyote. Pero ¿cuál es el mensaje cultural entonces de este rito sagrado para los huicholes?, en un primer intento de los primeros esbozos del trabajo de campo, podemos señalar algunas concepciones del consumo del peyote; pero primero descifremos qué es un mensaje cultural para Lenclud, él lo define como una expresión de la tradición, con un sistema de pensar que se da a través de las manifestaciones de las ideas, representaciones y valores del hecho u objeto cultural. Conocer la idea que preserva en el sujeto la idea de la ingesta del peyote o lo que le representa es más compleja entenderla, no tanto es así en las ceremonias que se llevan a cabo, pues esas como vemos puede variar en sus modos de llevarse a cabo, pero la idea no varía de generación en generación, en una primera instancia volvemos al sentido de la peregrinación a Wirikuta, que relatamos anteriormente, y se refiere a la búsqueda de sus Dioses que les dan lluvia y alimento a través del rito del consumo del peyote en una comunión con sus Dioses, así el hi’kuli – el peyote- es a la vez considerado un Dios. “Pues yo creo en el peyote, es mi Dios pues – me dice un tanto sonriente y extrañada de que yo no lo entienda, por lo que le pregunto entonces porque lo consume, a lo que me dice:- pues porque él me da fuerza, buena suerte en las ventas y así, me ayuda a que me vaya mejor, además si tengo alguna duda de algo que debo hacer o no hacer, así lo consulto y él me habla y me dice que hacer” (informante huichol, Real de Catorce, diciembre 2014). 9 Otra propiedad considerada por Lenclud es lo que transmite el hecho u objeto cultural que nos atañe, considera que lo más importante de la transmisión no es el contenido en sí de la idea, sino el medio por el cual se transmite el mensaje cultural en la tradición, porque como ya observamos uno de los medios son las ceremonias que reproducen los ritos del consumo del peyote, ya que por medio de este se transmite la cosmovisión que les da sentido. Podemos entender entonces la propuesta de definición de tradición que Lenclud hace como un hecho cultural que se construye del presente hacia el pasado, no es entonces, el pasado que produce el presente, sino que es presente el que le da forma al pasado. Pero si habíamos dicho que la ideología según Gramsci es la concepción que se tiene del mundo por un grupo social e impuesto desde el poder, donde los sujetos actúan sin plena conciencia con la repetición los actos y formas impuestas, ¿cómo entonces se desliga la tradición de la ideología en el consumo del peyote por parte de los huicholes?, si es que hay este desligamiento, pues al parecer, siendo dos concepciones muy diferentes como las hemos explicado, no pueden entonces ir separadas de este hecho cultural, ya que entonces ideología engloba a la tradición. Aún cuando vemos que la ingesta del peyote no es parte de la vida cotidiana en la generalidad de los residentes del municipio, al parecer en los primeros hallazgos de esta investigación, no altera el acto en los huicholes. Siendo para los huicholes el municipio sólo de paso en tiempos pasados y no de residencia como para algunos en la actualidad. Podemos entonces ver esa diferencia desde el pueblo, en como lo relatan los primeros etnógrafos y tratar de visualizar si la transformación que el pueblo ha vivido como se esboza más adelante va a influir en los huicholes la práctica del consumo del peyote. Fernando Benítez en su libro: En la tierra mágica del peyote, relata su experiencia al unirse a un grupo de huicholes que le permitieron participar en su peregrinación hacia Wirikuta, describe su arribo a Real de Catorce, como un pueblo casi en ruinas y semi-abandonado, más poblado por nopales que por catorceños 10 descendientes de los mineros, que aún lo habitaban; pero que por ser las fiestas de San Francisco de Asís, el pueblo estaba siendo visitado por muchos peregrinos mestizos que acudían a solicitar los favores del santo católico; esto le hace reflexionar al ver la disparidad entre las diferentes culturas que coincidieron en el momento, aun cuando la encomienda de todos fuera la misma, la búsqueda espiritual y el ruego de bendiciones para su comunidad o familia; sobre esta visión diferencia tres diferentes grupos sociales: los catorceños - descendientes de los mineros que se quedaron en el pueblo-, los mestizos visitantes - que acuden cada día 04 de octubre a venerar a San Francisco-, y los huicholes – que van en busca del corazón del venado- . A éstos últimos los describe como: “El primero, el más antiguo y secreto, es el de los huicholes. De algún modo no aclarado sacralizaron esta parte lejana del desierto y durante dos mil años han hecho su peregrinación en busca del Divino. Ni la conquista, ni las persecuciones del Santo Oficio, ni los cambios del tiempo lograron alterar, en su esencia la significación espiritual del viaje.” (Benítez, 1981: 50) Al decir “el divino” se refiere al peyote sagrado, que al realizar su peregrinación mágica pasan por Real de Catorce, como ya se mencionó transitando milenariamente desde antes de ser habitado por una comunidad indígena llamada los negritos, en 1639, pero no es sino hasta 1772, que se funda como pueblo minero. Sin embargo, en la actualidad, el pueblo ha sufrido un gran cambio, ya no es aquél pueblo ruinoso que Benítez relata en su estudios etnográficos, sino que desde hace unos veinte años, ha tenido grandes cambios por la complejidad de sus visitantes, que se da a partir de los años 90’s con un turismo de aventura y no sólo ya religioso, éste tipo de turismo lo conforman jóvenes en su mayoría en busca del mito del peyote en el desierto y atraídos por un auge de la época que se da con los artesanos urbanos -hippies- quienes son un polo de atracción en el pueblo, aun casi semi-abandonado y con muy poca hotelería. 11 Son éstos mismos artesanos urbanos que se adentran también en el desierto en busca del peyote y la espiritualidad que da el pueblo, algunos incluso lo eligen para residir permanentemente, como lo refiere un artesano extranjero al preguntarle por qué de su estancia en el pueblo y que lo llevó a visitar Real de Catorce, a lo que dice: “Éramos una banda que veníamos a vender artesanías hechas por nosotros, allá por los años 90’s tratando de recoger la espiritualidad que nos daba la naturaleza para los materiales con que elaborábamos nuestra mercancía, y aquí la encontramos, porque yo he convivido y aprendido mucho de los huicholes y los dakotas, en sus ceremonias. En el desierto, con su magia y su encuentro con el hi’kuli con los huicholes y los temazcales con los Dakotas” (residente extranjero, febrero 2015) Cuando le pregunté que le hizo quedarse a radicar en el pueblo, alude a la responsabilidad que trae un matrimonio e hijos y considera que el pueblo le ha permitido no perder la espiritualidad de los viajes ceremoniales que realiza al desierto, ya sea con sus amigos o indígenas, que le han permitido tener una vida más plena. Además que ahora el pueblo le permite no sólo vivir de las artesanías sino que también va y viene a vender su mercancía a otros lugares del país. El pueblo, a partir de ser nombrado en el año 2001 como pueblo mágico por la UNESCO, ha tenido una auge ya no sólo de turismo religioso, (por las fiestas de San Francisco de Asís), sino que además el turismo de aventura y de inquietud por la historia del pueblo lo ha hecho a últimas fechas renacer en cuanto a economía y a una población multicultural y no sólo catorceña; es decir, aquella diferenciación que Benítez hace de los tres grupos culturales que se cruzaban en el pueblo durante el mes de octubre, ahora se añaden dos grupos más pero no de paso como menciona a los peregrinos católicos, sino que ahora residen en el pueblo, que son los migrantes de otros Estados de la república, llamados los mexicanos, y los inmigrantes extranjeros. Inicialmente, ambos grupos acudían a realizar sus ventas de artesanías, en la actualidad algunos ya se interesan también en la inversión comercial (hoteles, 12 restaurantes, etc.,) lo que les ha llevado a decidir radicar permanentemente en el municipio. Real de Catorce es entonces, un pueblo multicultural con cuatro grupos diferentes de residentes: catorceños, mexicanos, extranjeros y huicholes. En esta memoria colectiva de los catorceños, se tiene referencia de los huicholes no sólo porque ahora vivan un grupo de familias huicholes en el municipio, sino porque ya los abuelos platicaban a los jóvenes de ahora sobre ellos, como lo refieren algunas informantes catorceñas: “mi abuelo dice que los huicholes solo pasaban y no se detenían en el pueblo, que sólo se acercaban a las casas a pedir agua para continuar su camino hacia el Quemado”. Otra Informante relata que su abuelo les platica la diferencia entre los huicholes de antes y los de ahora, en cuanto a la vestimenta “antes ellos no se vestían así, tan coloridos, -señala la joven su propia ropa- ellos traían trajes de mantas blancos sin adornos” pero esto lo desmiente Benítez al relatar su arribo a Real de Catorce en 1968 y describir el asombro de la gente al ver a los huicholes en la plaza con sus atavíos de plumas en los sombreros y bordados coloridos en sus ropas (Benitez,52), como los vemos ahora en el pueblo. Cuando se les cuestionó si ellas o sus parientes catorceños habían ingerido peyote, su respuesta tranquila denota la familiaridad con el nombre de la planta pero no por el uso de ella, para ellos el peyote es relacionado sólo con los huicholes que saben lo consumen en sus ceremonias, y lo dicen con mucho respeto tanto para la planta sagrada como para la costumbre huichol conocida por ellos. Más interesante consideramos el hecho de unos jóvenes catorceños entrevistados en un sondeo sobre ideología y que tienen una gran amistad de varios con residentes huicholes jóvenes como ellos, que saben y conocen a través de sus amigos, lo que son las ceremonias huicholes y aunque no los acompañan al Cerro del Quemado, respetan sus tradiciones, pues para ellos, el Cerro del Quemado, es sólo un cerro más, sin ningún significado sagrado como lo es para los huicholes, de tal manera que si respetan la consagración que sus amigos 13 huicholes le confieren al consumo del peyote pero es algo ajeno a sus costumbres y formas de pensar, ya que dijeron no haberlo consumido nunca. A manera de conclusiones, el debate entre la ideología y la tradición en el consumo del peyote en los residentes huicholes de Real de Catorce, en cuanto a la teoría, esta nos explica que no se pueden desligar, pues la ideología abarca a la tradición como parte de sus componentes que la forman como sistema, entonces pareciera que el consumo del peyote en los huicholes tiende más a la ideología, en cuanto a que su consumo como un rito tradicional que los unce con sus Dioses, representa la cosmovisión que los rige como comunidad étnica, más que a una tradición, pues como observamos, ésta puede variar en cuanto al medio de llevarse a cabo pero no así, en el mensaje o la idea que se transmite en su consumo. Y el vivir y convivir en Real de Catorce con otros grupos sociales diferentes culturalmente, que no comparten el mensaje cultural al consumo del peyote, no varía entonces su forma de pensar ya que lo siguen ejerciendo estén en su lugar de origen o no, como es el caso de los huicholes que nos ocupan en este trabajo. Se quedan abiertas algunas cuestiones en cuanto a la inquietud que nos trae esta investigación, pero la recogida de datos del trabajo de campo continua, así como el desarrollo más profundo del análisis que nos dé la recogida de más datos entre estos dos conceptos trabajados aquí, en cuanto se formula la pregunta inicial: ¿ideología o tradición?. Bibliografía. Durkheim, Emile (2004) Las Formas elementales de la vida religiosa. Edit. Colofón S.A. México., D.F. Benítez, Fernando (1971) Los Indios de México. Ed. Era. México --(1981) En la Tierra mágica del peyote. Ed. Era. México 14 Giner, Salvador y Lamo Espinosa, Emilio (Coord.) (1998) Diccionario de Sociología. Alianza Editorial, S.A., Madrid. Gramsci, Antonio (1999) Cuadernos de la cárcel 1. Ed. Era. Trad. Ana María Palos. Kurt Hollander. (2012). Batalla en el desierto, la lucha entre la plata y el peyote en Wirikuta. Letras Libres, 44, 45-50. Marx, C. y Engels F. (1970) La Ideología Alemana. Ediciones de Cultura Popular. México, D.F. Rojas, Beatriz (Comp.) (|1992) Los huicholes: documentos históricos. Ed. INICIESAS, México D.F. Richards, Evans y Hoffman Albert (1982) Las Plantas Sagradas. Ed. FCE. México Consultas en Internet Gerard Lenclud. (09 de octubre de 1987). La tradición no es lo que era.... 20 de febrero de 2015, de Laboratoire d'anthropologie sociale. Sitio http://clasesbosa.blogspot.mx/2009/01/la-tradicin-no-es-lo-que-era-grard.html web: