Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía Opiniones sobre este artículo escribanos a: semanariovirtual@viva.org.co www.viva.org.co HHU UH HU U Paralogismos de un Gobierno paramilitar José Hilario López Rincón Abogado Una de las características que identifican a este Gobierno, es la de acomodar el lenguaje, el significado de las palabras, a sus particulares y sórdidos intereses en contra de los de la Nación colombiana. A través del juego de palabras, de la argumentación amañada, pretenden darle alcance de verdad a las falacias en que se mueven a diario sus “actos de Gobierno”. En el tema específico de las bases militares estadounidenses en territorio colombiano, el Gobierno en cabeza de Uribe Vélez pasando por las bocas de sus ministros Fabio Valencia Cossio y Jaime Bermúdez, ha dado muestras inequívocas de esa habilidosa caracterización. Sabemos que un sofisma corresponde a la argumentación aparente mediante la cual se busca “defender o persuadir lo que es falso”. De igual manera, sabemos que un paralogismo es una modalidad de sofisma en el cual “la intención explícita” de engañar no suele estar tan presente. Luego de que la revista Cambio puso al descubierto los pormenores de las “negociaciones” que calladamente venían adelantando los gobiernos estadounidense y colombiano, mediante las cuales el segundo ratifica al primero la entrega de la soberanía y reitera su condición de vasallo del imperio, el Gobierno de Uribe Vélez ha sido enfático y arrogante en afirmar: *El acuerdo no implica el tránsito de tropas, toda vez que no afecta la neutralidad del Estado colombiano. No contempla el paso de personal militar con finalidad ofensiva que en últimas es lo que el Gobierno considera la razón de ser del visto bueno del Congreso de la República”. La neutralidad del Estado colombiano no existe por cuanto sus gobernantes, particularmente el actual, optaron por el papel de los borregos que siguen calladamente el lazo que los arrastra. La neutralidad del Estado colombiano no existe en la medida en que ha contribuido con tropas en las aventuras invasoras contra los pueblos de Corea en el pasado y hoy contra Afganistán y Palestina, siempre como siervo de la política de agresión del Ejército de los Estados Unidos. El “acuerdo” sí implica tránsito de tropas. El significado de “tránsito”, según el DRAE es “movimiento de personas o vehículos de un lugar a otro”. Más aún, implica “estación o tránsito” de aeronaves de guerra en el espacio aéreo de la Nación, tal y como lo prevé la Carta Política. Según el inciso 2° del artículo 237 de la Constitución Política de Colombia, que contempla las atribuciones del Consejo de Estado, “En los casos de tránsito de tropas extranjeras por el territorio nacional, de estación o tránsito de buques o aeronaves extranjeros de guerra, en aguas o en territorio o en espacio aéreo de la nación, el gobierno debe oír previamente al Consejo de Estado”. A su vez, el numeral 4° del artículo 173 de la Constitución Política establece como atribución del Senado “Permitir el tránsito de tropas extranjeras por el territorio de la República.” Con el único fin de burlar las atribuciones que la Constitución le da al Consejo de Estado y al Senado, el Gobierno entreguista acomoda el significado de “tránsito de tropas”. Del significado del DRAE ni de la interpretación de la Constitución se puede concluir, como lo pretenden los paralogizadores del régimen que ese “tránsito” “no contempla el paso de personal militar con finalidad ofensiva”. ¿Y si no es con finalidad ofensiva e invasiva, entonces a qué vienen? ¿Acaso a cazar mariposas? Bajo el amparo del Tratado que se suscriba, las tropas gringas continuarán transitando por el territorio colombiano tal y como lo han venido haciendo a la sombra del Plan Colombia, con el agravante que ahora lo harán por toda la geografía colombiana y con los adelantados medios técnicos que les permitirán husmear más allá de las fronteras colombianas. “No es un tratado internacional sino un acuerdo simplificado que desarrolla obligaciones contenidas en tratados multilaterales suscritos por Colombia y Estados Unidos los cuales fueron revisados por el Congreso en su momento y revisados por la Corte Constitucional”. No es un “acuerdo simplificado”, sí es un tratado internacional. “Un tratado internacional es un acuerdo escrito entre ciertos sujetos de Derecho internacional y que se encuentra regido por este, que puede constar de uno o varios instrumentos jurídicos conexos, y siendo indiferente su denominación”1. ¿Si no era un tratado, por qué se pidió el concepto del Consejo de Estado? El concepto emitido por el Consejo de Estado, a pesar de mantenerse en secreto, según trascendió en algunos medios de comunicación, recomendó darle trámite a través del Congreso y someterlo al control de la Corte Constitucional. Sobra decir que el Gobierno pasará por encima de tal recomendación y así lo ha expresado. 1 http://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_internacional Detrás de la falacia de que el “acuerdo” es para combatir el narcotráfico y el terrorismo, el vergonzante Gobierno colombiano permite la presencia militar estadounidense desconociendo que el narcotráfico nace, crece, se reproduce, pero no muere -, en el seno mismo de la sociedad norteamericana. Y como si lo anterior fuera poco, el tratado, convenio o acuerdo permitirá que las tropas norteamericanas gocen de total impunidad, bajo el “argumento” que ello es así desde la Convención de Viena de 1961 y además que los diplomáticos colombianos en misiones oficiales tienen ese tipo de “inmunidad.”