ALIGHIERI, DANTE: Convivio, edición y traducción de Fernando Molina Castillo, Madrid, Cátedra [Letras universales], 2005, 632 páginas. En primer lugar, querríamos saludar esta minuciosa edición del Convivio, destacando el enorme esfuerzo editorial que supone, y la trabajosa labor de mediación realizada por el profesor de la Universidad de Sevilla Fernando Molina. Hay que señalar que la editorial no ha puesto límites a las necesidades que una edición de esta obra conlleva, lo cual resulta meritorio en un panorama editorial, y social en general, en el que se tiende al aplanamiento cultural y al rebajamiento de los niveles académicos e intelectuales. En esta situación, la labor que sobre la obra de Dante ha emprendido la colección “Letras universales” de Cátedra (pues esta edición sigue a la de la Vida nueva de Raffaele Pinto y Luis Martínez de Merlo del año 2003) resulta muy de agradecer, sobre todo por permitir que el editor de la obra pueda plantear sin limitaciones, como decíamos, diversos recursos de mediación entre el texto y el lector español actual. El resultado es un extraordinario volumen de nada menos que 632 páginas, en el que, además de la traducción del texto propiamente dicha, hecha a partir de la edición de Franca Brambilla Ageno (Società Dantesca Italiana, 1995), podemos encontrar un extenso y cuidadoso aparato de notas, una completísima bibliografía, una minuciosa y clarificadora introducción de 85 páginas (casi una monografía sobre el Convivio), así como dos recursos de mediación creados por el editor: un resumen de la cuestión tratada en cada capítulo, situado al inicio del mismo en forma de acápite, y unos originales cuadros sinópticos que al mismo tiempo permiten una visión de conjunto de la obra y ayudan a situar y encontrar temas puntuales. A nadie se le escapa la dificultad de traducir una obra como el Convivio, tanto por la complejidad intrínseca del texto como por su 207 Tenzone nº 7 2006 lejanía para un lector actual. El traductor se encuentra atrapado entre la obligación de ser fiel al texto y la de “hacerle hablar”, en un tour de force que, si es común a toda traducción, en el caso del Convivio alcanza cotas notables. Pues bien, a nuestro parecer Fernando Molina sale de la prueba no sólo con éxito sino también con brillantez, y nos brinda una traducción que además de seguir el original puntillosamente permite al lector español disfrutar con su lectura, tanto desde el punto de vista léxico, como argumental y rítmico. El primer acierto, sin duda, estriba en la traducción del título de la obra. Fernando Molina elige el latinismo Convivio, en vez del habitual Convite, porque “aun siendo un latinismo flagrante, es una palabra española, y porque también Dante lo usa deliberadamente como un latinismo” (pág. 92). El criterio se hace extensible a otras elecciones léxicas de la obra: “Este criterio con el que se trata de recrear el uso deliberado del latinismo que hace Dante es aplicable, en general, a la traducción de otras muchas palabras del texto, con las cuales se ha optado por una forma que es portadora de una acepción que es quizá menos inmediata y evidente para el lector moderno, en aras de respetar la intención latinizante y, en muchos casos, la valencia filosófico-escolástica que subyace en el uso de la palabra” (pág. 92). En este sentido, Fernando Molina se muestra exquisitamente atento a las sutilezas del lenguaje filosófico y científico del Convivio, y escoge los términos con rigor filológico para reflejar los matices conceptuales. Así por ejemplo, evita el término linaje (pues Dante no usa lignaggio), y traslada la tríada stirpe-progenie-schiatta a estirpe-progenie-abolengo; recoge la acepción etimológica de imbecillitade (IV, XXIV, 10) traduciéndolo por debilidad; sabe distinguir en cagione la diferencia entre causa y razón; y en affezione entre predisposición (III, XII, 4) y anhelo (III, XII, 9); etc. También en el nivel rítmico-sintáctico muestra Fernando Molina una excelente conjunción entre el cuidado exigible al 208 Reseñas ALIGHIERI, DANTE: Convivio, edición y traducción… filólogo y la sensibilidad rítmica del traductor. La prosa resultante refleja sin duda el rigor argumentativo de la prosa filosófica escolástica de Dante, pero también la flexibilidad de la andadura rítmica dantiana. A ello contribuye una variada concatenación de las diversas relaciones de causalidad (causa, consecuencia, concesión, hipótesis, etc.) y nexos aditivos y explicativos, mezclados con subordinadas adjetivas y otras marcas de relación, que constituyen los diversos paralelismos y otros efectos de simetría y equilibrio. Los ejemplos pueden ser interminables: obsérvese, como muestra, III, XI, 13-14 (Así como la verdadera amistad, considerada…con independencia de…, la filosofía, considerada…ajena a… Y si la causa eficiente de…, la de la filosofía…; y análogamente, si el fin de… el goce que deriva…, el fin de la Filosofía… goce que no admite…es decir, la auténtica felicidad que se alcanza); o IV, IV, 3-4 (Por tanto, dado que…sino que, como…de ello resulta que….las cuales suponen… malográndose así… Así las cosas, para… es decir… el cual, poseyéndolo…no pudiendo… de manera que… sobre la cual… y en esa… y en este… con las cuales… que es para lo que); o el II, IV, 10-12, que el propio Molina analiza, siguiendo a Segre, en la introducción (pp. 75-76). De este modo, la prosa del Convivio, que no se puede decir que sea sencilla para un lector actual, le resulta perfectamente legible y se desenvuelve de manera fluida y armoniosa ante sus ojos. Mención aparte merecen las traducciones de las canciones, que se trasladan al español respetando el metro y el ritmo del original, aunque sin la rima. Fernando Molina ha hecho un excelente trabajo también en este aspecto, y el resultado, aunque con la inevitable pérdida, da una idea muy cercana de la sensación sonora de la canción original, entendiéndose además perfectamente el sentido de la misma. En todo caso, Molina añade en nota el texto original y una paráfrasis en prosa que completa la labor de mediación. 209 Tenzone nº 7 2006 En cuanto a las notas, se debe destacar en primer lugar su abundancia y riqueza. Resultado de un trabajo concienzudo, no caen en excesos interpretativos, manteniéndose siempre, digámoslo así, en la ortodoxia de lo comúnmente aceptado, y, al mismo tiempo, abarcan todos los aspectos posibles en los que el texto exige una aclaración, sin caer en la excesiva prolijidad de referencias extratextuales meramente “decorativas” que, en algunas ediciones críticas, entorpecen la lectura. Nos encontramos así con aclaraciones léxicas, como, por ejemplo, página 355, nota 7, donde se explica por qué el término intenzionalmente se traduce por imaginario, o 356, nota 12, sobre las variadas nociones que designa espíritu, o sujeto en 216, nota 6; individuación de fuentes y referencias directas del texto, dando noticia concisa y significativa de ellas; relaciones intratextuales entre diversos pasajes de la obra y extratextuales entre ellos y otros de otras obras de Dante, especialmente la Vida nueva; variantes textuales de importancia de la edición de Brambilla con otras, con alguna reconstrucción de las que Brambilla no incluye en su obra; aclaración de pasajes autobiográficos, por un lado, y, por otro, de concepciones filosóficas y científicas generales, de manera que, por medio de las notas, se puede reconstruir el horizonte vital e intelectual sobre el que se construye la obra. Fernando Molina utiliza con mesura y acierto los comentarios de otros autores, especialmente Vasoli y Busnelli, y consigue mantenerse siempre en el justo término de ofrecer información significante, sin exceso de sequedad erudita ni exceso de juicio personal. Una de las aportaciones más útiles, interesantes y originales de esta edición son los cuadros sinópticos situados en sus últimas páginas, en los que se desmenuza el contenido argumental del texto, tratando de dividirlo en apartados y subapartados (en una estructura jerárquica, pues) y relacionándolo con la canción. Así, en los cuadros, una columna designa estrofa y verso de la canción, otra, la central, el contenido, y otras menores capítulo, parágrafo y página de la edición. A pesar de la dificultad de intentar descubrir 210 Reseñas ALIGHIERI, DANTE: Convivio, edición y traducción… un orden constante en la sucesión temática de la obra (lo que obliga a un no sencillo juego tipográfico de versales, negritas, cursivas, de tabuladores y de numeración), unida a la de resumir en frases breves los diversos temas que se tocan, los cuadros tienen la doble utilidad de permitir situar y encontrar con cierta facilidad un tema concreto, o una digresión puntual, y, sobre todo, la de proporcionar una visión de conjunto en la que los árboles temáticos no nos impidan ver el bosque ideológico general, algo realmente difícil en esta obra que a veces parece ordenarse en forma de metástasis. Mención especial, a nuestro parecer, debe hacerse a la extraordinaria bibliografía que Fernando Molina presenta en la obra, muy de agradecer para los dantistas pues sirve de guía para situar la obra de Dante en el farragoso mundo de la aportación crítica. No sólo es interesante por lo completo y lo puesto al día de la misma, sino también por el modo en que está ordenada, siguiendo un orden analítico muy estudiado. Aparte del habitual índice de obras de referencia clásicas y medievales, la bibliografía se ordena en una bibliografía general esencial sobre Dante –con sus repertorios bibliográficos, obras de referencia, biografías, estudios introductorias y ensayos generales e historia de la crítica– y una bibliografía específica sobre el Convivio, dividida en repertorios, manuscritos, ediciones anteriores al siglo XX y del siglo XX, concordancias, estudios de carácter ecdótico, estudios de carácter lingüístico, estudios sobre cuestiones escriturales, sobre las canciones, la función de la prosa y la faceta de autocomentarista de Dante, estudios de carácter interpretativoideológico –ideología filosófica de Dante, fuentes de la misma, cultura científica y artística de Dante– y estudios interpretativos de cuestiones puntuales relativos a cada tratado, fortuna del Convivio y traducciones. Como se ve, un completísimo panorama que permite tanto al alumno como al profesor tirar del hilo de cualquier cuestión que quiera investigar o estudiar, lo que es, como se sabe, función principal de este tipo de ediciones críticas. 211 Tenzone nº 7 2006 En cuanto a la introducción, resulta, como hemos dicho, una auténtica monografía en la que no se descuida ninguna de las cuestiones principales que atañen al Convivio. Tras repasar las implicaciones de la noción de convivio, junto con el planteamiento general de la obra y su relación con otras obras filosófico-literarias de la Antigüedad y el Medioevo, Fernando Molina se adentra en los años de escritura del Convivio, reconstruye el probable plan inicial de la misma presentándola acertadamente como un proceso de formación filosófica, y expone las razones de su truncamiento, tanto las biográficas como las intelectuales, destacando en estas el cambio de intereses y orientaciones y dejando en segundo plano, sin desarrollar aunque sí apuntado, el agotamiento de un modelo de reflexión y el callejón intelectual sin salida en el que Dante se había metido. A continuación, Molina hace un resumen rápido de los contenidos y aborda el tema de la cronología, asuntos ambos en los que demuestra una gran capacidad de síntesis. Dedica un capítulo entero a la cuestión del género del Convivio, y especialmente a su condición de prosímetro, estudiando la doble función de la prosa, a priori y a posteriori de la poesía, ya apuntada por Pinto para la Vida nueva, y destaca el mayor protagonismo y autonomía de ella respecto a la poesía que en la obra juvenil. Asimismo, repasa sus diferentes registros: el metapoético, el narrativo-autobiográfico y el filosófico-argumentativo. También apunta los elementos comunes del Convivio con el género del protréptico y con la literatura consolatoria, presentando la filosofía tanto como consuelo intelectual tras la muerte de Beatriz, como consuelo biográfico tras el exilio, y como consuelo frente a la propia filosofía. El capítulo dedicado a los contenidos propiamente dichos de la obra lo titula significativamente Fernando Molina como “La poesía como pórtico de la ciencia”, de manera que las relaciones entre ciencia, en sentido amplio bajomedieval, y poesía constituirán la espina dorsal del recorrido temático por el Convivio. El cual mantendrá el orden de los diferentes tratados, destacándose 212 Reseñas ALIGHIERI, DANTE: Convivio, edición y traducción… respecto al primero la cuestión del latín y del vulgar y las divergencias al respecto entre Convivio y De Vulgari Eloquentia, el exilio y la regeneración intelectual de Dante, y el papel social del intelectual y el planteamiento del Convivio como una especie de divulgación científica, si se nos permite el anacronismo (que, por supuesto, Molina no utiliza). Respecto al segundo tratado, tras repasarse el espinoso asunto de la alegoría, tomándose como referencia para el mismo la Epístola a Cangrande, se introduce en el espinosísimo de la donna gentile y la doble composición de la Vida nueva (lo que Maria Corti llamó el giallo de la Vida nueva), en el que de nuevo las dotes de síntesis y la claridad expositiva son muy de destacar (por ejemplo, el cuadro de la nota 54), mostrándose los problemas que conlleva cada postura, y, aun sin decantarse de manera explícita por una de ellas, planteando una solución de compromiso, siguiendo a Gilson, muy ajustada a una deseable medietas, en la que es básica la distinción entre una filosofía negativa (¿la curiositas tal vez?) y una posterior filosofía positiva. El tercer tratado se presenta como una reflexión o un estudio sobre las relaciones entre sabiduría humana y sabiduría divina, en las que la jerarquía de las ciencias y la de estas, la filosofía y la teología trazan el camino que lleva del entusiasmo por la filosofía (consuelo, regeneración, vía de conocimiento, huella que participa de la sabiduría divina) al desencanto ante ella al final del tratado. En este recorrido encontramos tal vez la única tacha que –más que nada por no olvidar el papel de reseñista empeñado en “decir la suya”– podemos achacarle al planteamiento general: el presentar, tal vez, una visión demasiado “pacificada” del Convivio, el no resaltar, quizás, suficientemente el tenso –y, a nuestro parecer, angustiado– combate intelectual contra sí mismo que Dante libra en estas páginas. Posiblemente la ausencia de referencias a la “cuestión averroísta” provoca que al lector no le sea fácil comprender el Convivio como un libro desequilibrado, lleno de 213 Tenzone nº 7 2006 tensiones y contradicciones, que termina en un callejón intelectual sin salida y en el abandono del mismo. El cuarto tratado se presenta como una auténtica disputatio y quaestio medieval. Tras explicar las consecuencias retóricas e ideológicas de este planteamiento de tipo argumentativo, y cómo afectan a la estructura del tratado, Fernando Molina repasa el asunto de la “semilla de la felicidad” de nuevo con un gran acierto en la exposición: la ampliación del objetivo, rebasando los lindas estrictamente intratextuales y abriendo el horizonte al tema histórico y social de la nobleza tal y como se podía encontrar realmente en el período histórico y en otros textos de variada procedencia, lo que permite al lector hacerse una idea de las implicaciones ideológicas –y en cierta medida biográficas– que la postura de Dante podía llegar a tener. La completa introducción de Fernando Molina no podía terminar sin un capítulo dedicado, en primer lugar, a la prosa “moderada y madura” del Convivio, que, aun presentándose como una trabajada y precisa adaptación de la prosa escolástica latina, con su estructura argumentativa llena de efectos de simetría y equilibrio y su admirable tratamiento del léxico científicofilosófico, no deja de caracterizarse también con “un sobresaliente registro enfático” (p. 80) que, interrumpiendo la lógica enunciativa de la obra, la infla de vez en cuando con tonos admirativos, invectivos, o incluso jocoso-irónicos; y, en segundo lugar, a la historia del texto, con su tormentosa tradición manuscrita y su peculiar historia editorial hasta nuestros días. En resumidas cuentas, y para concluir, nos encontramos sin lugar a dudas ante una edición del Convivio que será durante muchos años la edición de referencia en España de esta obra. El trabajo de editor de Fernando Molina resulta francamente admirable, por su laboriosidad y minuciosidad, su capacidad de síntesis y análisis, su acierto didáctico y sus dotes de traductor. 214 Reseñas ALIGHIERI, DANTE: Convivio, edición y traducción… Sólo le vemos un grave problema a esta edición: a los profesores de Filología Italiana aquí en España nos va a costar convencer (o forzar) a los alumnos para que trabajen con el texto original. Juan Varela-Portas de Orduña 215