Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 UNA TEMPESTAD (1969) DE aiMÉ cÉsairE: UNa rEEscritUra, Varios PrEtEXtos Florencia Bonfiglio Universidad Nacional de La Plata-coNicEt, argentina flobonfiglio@hotmail.com cuanto mayor la ansiedad, más la escritura se parecerá a la citación, más se pensará a sí misma, en algunos casos se autoproclamará, como reescritura. Edward said, Beginnings, 19851. Una tempestad, la “adaptación para un teatro negro” de La tempestad de shakespeare realizada por aimé césaire a fines de la década del 602 no se explica solo en el contexto de su incursión en el drama, signada por la búsqueda de una literatura más comprometida y con mayor alcance popular. Es cierto que césaire siempre anudó sus (re)comienzos como dramaturgo con el clima de descolonización y la urgencia de un lenguaje menos hermético. Pero si bien sus tres obras teatrales publicadas a lo largo de los 60, concebidas como un “tríptico” sobre el drama de los negros en el mundo moderno, estaban dirigidas a crear “una toma de conciencia en la gente, sobre todo en pueblos donde no se lee” (cit. en Hale 1978: 425), su reescritura específica de La Tempestad, autoproclamada como tal, se originaba en esa mayor ansiedad a la que alude said en la cita del epígrafe, una ansiedad por, en su caso, re-comenzar un clásico occidental como ya lo habían hecho tantos metro- Este trabajo analiza Una tempestad (1969), la “adaptación para un teatro negro” de La tempestad de shakespeare realizada por aimé césaire en el contexto revolucionario de los años 60, atendiendo, especialmente, a su diálogo intertextual no solo con la ‘tradición occidental’ (La tempestad de shakespeare y sus reapropiaciones francesas: renan, Mannoni) sino también con la propia tradición antillana (en particular, la obra de Fanon). Me concentro en los variados pretextos de Una tempestad: la reescritura en respuesta al pedido de realizar una adaptación moderna del drama inglés –resultado de la incursión de césaire en el teatro revolucionario–; el objetivo de abordar la problemática de la descolonización y, en particular, el conflicto recibido: 13 de noviembre de 2013 aceptado: 15 de octubre de 2014 137 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 politanos cuyas apropiaciones, en efecto, desautorizaban nuevos comienzos. sin ir más lejos, en la tradición francesa el Caliban (1878) de Ernest renan, a través del personaje del Prior de los cartujos (la moral de la fábula), celebraba el disciplinamiento y el sometimiento por parte de la aristocracia de “las razas inferiores, como el negro emancipado”, condenando además la “monstruosa ingratitud” de éste hacia sus “civilizadores” (99). se encontraba también, aunque es improbable que césaire lo conociera, el Caliban parle (1928) de jean Guéhenno quien, proveniente de la izquierda agrupada en torno a romain rolland, y acusando el impacto de la revolución rusa y la Primera Guerra, impugnaba la lectura clasista de renan desde una mirada antiburguesa en defensa de caliban3. Más importante aún, dada su mayor cercanía con césaire (su autor había sido profesor en el Liceo schœlcher de la Martinica y uno de los allí fundadores de la revista Lucioles), en 1950 había aparecido la primera lectura colonialista de La Tempestad en la Psychologie de la colonisation de octave Mannoni, quien –pese a sus declaradas intenciones progresistas– justificaba el colonialismo en un “complejo de dependencia” del colonizado. con tales antecedentes, en 1969 césaire emprenderá, pues, su reescritura del drama. Por un lado, el recurso al mismo género dramático habilitaba Una (nueva) tempestad, ya que, como se sabe, la propia historia del teatro enseña que las mejores adaptaciones son aquellas que más se desvían de los originales en función de nuevos contextos; es en el teatro, según claudio Guillén, donde surgen las grandes traiciones creadoras (322). Por otro 138 racial y las luchas por los derechos de los afroamericanos, con eco en las antillas; la voluntad de crear una conciencia nacional y acentuar el ‘particularismo’ antillano; y, ante todo, la intención de reafirmar el desvío de las influencias coloniales y el siempre desafiante anti-asimilacionismo de la Negritud. La tempestad de shakespeare deviene, pues, un pretexto oportuno para demostrar la capacidad de asimilación creativa de la escritura antillana y sus afiliaciones simbólicas, estratégicas, con la américa negra y el África, desde una perspectiva revolucionada. Palabras clave: césaire, Una tempestad, caliban, negritud, intertextualidad. a tempest (1969) by Aimé Césaire: one rewriting, various pre-texts the article analyzes A tempest (1969), the adaptation of the shakespearean Tempest “for a black theatre” written by aimé césaire in the revolutionary context of the 1960s. it especially focuses on the intertextual Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 lado, era a instancias de jean-Marie serreau, uno de los pioneros del teatro revolucionario y brechtiano en Francia, y quien venía poniendo en escena las anteriores obras de césaire que integraban su ‘tríptico’ –La Tragédie du Roi Christophe (1963), Une saison au Congo (1966)– que el martiniqueño efectuaba su adaptación. En este sentido, su apropiación de shakespeare era resultado de su Negritud siempre desafiante del canon occidental, a la vez que producto de su carrera como escritor negro en la Metrópolis, un dato por cierto clave para abordar sus grandes traiciones creadoras en Una tempestad. césaire siempre afirmó la lección senghor: “Lo importante es asimilar y no ser asimilado” (Kesteloot: 240)4. Fue, no obstante, una vez que hubo adquirido el suficiente capital simbólico para desarmar la autoridad de los modelos (ya autorizada su propia escritura ‘francesa’ en el desvío africano), que manifestó la productividad del ‘mimetismo’: la ineludible adaptación para un teatro negro. aunque césaire se dirigía sólo a un teatro negro, su Tempestad se despejaba un espacio en el canon ‘universal’ por la negación explícita de la angustia de influencias y la proclamación de su autonomía, un mecanismo autolegitimante que, como sabemos, toda literatura periférica transita una vez que ha alcanzado cierta seguridad. (No por azar, también en Latinoamérica, en el contexto fundacional del Modernismo, tanto josé Enrique rodó como rubén Darío reapropiaron las figuras de La Tempestad. Y también lo hicieron a través de desvíos creativos, asimilando críticamente lecturas francesas, de renan a alfred Fouillée, el “sãr” Peladan o Paul Groussac en el río de la Plata, 139 dialogues established not only with the ‘Western tradition’ (shakespeare’s Tempest and its French appropriations: renan, Mannoni) but also with the own antillean tradition, in particular: Fanon’s work. i approach the various “pre-texts” for A tempest: the rewriting in response to the request for a modern adaptation of the English drama –resulting from césaire’s incursion into revolutionary theatre–; the purpose of dealing with the problems of decolonization and, in particular, the racial conflict and the civil rights movement in the United states, with an impact in the caribbean; the will to raise a national consciousness and stress the antillean “particularism”; and, most importantly, the intention to reaffirm the detour from colonial influences and Negritude’s characteristic anti-assimilationism. shakespeare’s Tempest becomes, thus, a timely pretext to show the capacity of creative assimilation of antillean writing and its symbolic, strategic affiliations with Black america and africa, from a revolutionary perspective. Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 junto con tantos otros intertextos, desde una perspectiva antiimperialista, latinoamericana)5. La autoridad del rebelde Desde los años de la Liberación, y con el comienzo de la descolonización, la oportunidad de la obra de césaire, facilitada por su consagración como “Un grand poète noir” en palabras de andré Breton, contó con el apoyo metropolitano. La presencia de césaire en París como Diputado por la Martinica desde 1946 contribuyó también a su mayor visibilidad como intelectual. En esos años césaire participa en cantidad de encuentros de escritores ‘comprometidos’ mientras el mismísimo jean-Paul sartre lo reconoce como el más revolucionario “orfeo negro” en su prólogo a la Anthologie de la nouvelle poésie nègre et malgache de langue française de senghor (1948). asegurado en el compromiso sartreano, colocado por aragon entre los más grandes poetas políticos de la época (Hale 1978: 310) y mientras su obra se difunde fuera del espacio francófono, césaire produce sus discursos más estridentes. En 1948, invitado a la sorbona para la celebración del centenario de la abolición de la esclavitud, y en presencia del presidente auriol, césaire ataca de lleno a la burguesía francesa y la iglesia y compara el colonialismo con el nazismo6. Meses después, se destaca en el congreso Mundial de los intelectuales por la Paz (Polonia) con un discurso del mismo tenor que arremete contra renan y joseph de Maistre. En sus intervenciones, césaire se afilia con las Reflexiones sobre la cuestión judía (1946) de sartre llevando el planteo a sus últimas 140 Key words: césaire, Una tempestad, caliban, Negritude, intertextuality. Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 consecuencias, señalando que tampoco el “nazismo” practicado por Francia en las colonias ha incomodado a sus más ilustres pensadores. En este contexto, se destaca su resonante Discurso sobre el colonialismo (1950), el cual, desde su publicación en Présence africaine en 1955, se convirtió en un clásico de la literatura anticolonialista. allí césaire condensa sus ideas anteriores, denuncia la violencia ejercida en las colonias y la represión de los movimientos nacionalistas de la Unión francesa: “se puede matar en indochina, torturar en Madagascar, encarcelar en África negra, hacer estragos en las antillas. Los colonizados saben de ahora en adelante que tienen una ventaja sobre los colonialistas. saben que sus ‘amos’ mienten. Que, por lo tanto, sus amos son débiles” (2008: 314). sus argumentos anticipan los que, años después, pondrá en boca de calibán en Una tempestad. Porque efectivamente será en la figura del amo shakespeareano, en el Próspero armado de libros, donde césaire representará la “principal mentira” de los europeos: la supuesta conjunción de “colonización y civilización” (ibidem). al igual que el rebelde calibán, en su Discurso césaire se dedica a impugnar todas aquellas voces que ahogan los comienzos de los colonizados aspirando “no a la igualdad, sino a la dominación”. La declaración –denuncia césaire– no es de Hitler, sino de renan: ¿Quién está hablando? Me da vergüenza decirlo: es el humanista occidental, el filósofo “idealista”. Que se llame renan es una casualidad. Que la cita salga de un libro titulado: La Reforma intelectual y moral, que se haya escrito en Francia, después de una guerra que Francia había deseado que fuera la del derecho contra la fuerza, eso dice mucho sobre las costumbres burguesas (2008: 317). El Discurso se plagaba de citas “autorizadas” de europeos que, con renan –paradigma del “humanista” colonizador–, rumiaban el “vómito de Hitler”. En tal contexto, merecía especial atención el libro de octave Mannoni sobre los malgaches. césaire no mencionaba su título, pero se trataba de su Psychologie de la colonisation (1950). Quizá, a los ojos de césaire, el pasado de Mannoni en la Martinica volvía más grave su intervención, pues aplicando un psicoanálisis “aderezado con existencialismo” sostenía que “hay por el mundo grupos de hombres que sufren, no sabemos cómo, de un complejo de depen141 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 dencia, que estos grupos están psicológicamente hechos para ser dependientes; que necesitan la dependencia, que la solicitan, que la reclaman, que la exigen...” (2008: 337). Mannoni actualizaba la vieja “cantaleta” de que “los Negros son niños grandes” y agregaba, por supuesto, la “famosa carga del hombre blanco” y la “ingratitud monstruosa” del colonizado (césaire 2008: 338-339). césaire no se detenía en la lectura de La Tempestad ofrecida por Mannoni, de la cual se desviaría oportunamente en su propia adaptación, pero dejaba asentado su repudio a todas las ideas del libro. En su Psychologie de la colonisation (producto de sus ‘investigaciones’ en Madagascar), Mannoni se presentaba de hecho como un progresista anti-racista. Pero –no obstante considerar “el fenómeno de la expansión económica”– afirmaba que la colonización existía porque había mentes psicológicamente preparadas para ésta, complejos no resueltos: en el caso del colonizador, su “complejo de Próspero”, especialmente tratado en su capítulo “crusoe y Próspero”: un impulso de dominio que, oculto en la Metrópolis, el europeo liberaba en las colonias (98). a su vez, analizaba el “complejo de dependencia” del colonizado: éste, sublimado en el europeo con el reclamo de igualdad o superioridad, no era reprimido en el malgache ya que sus creencias (culto de los ancestros, respeto de la autoridad paternal) eran incompatibles con la autonomía y la asunción de responsabilidad personal –es decir, el reclamo de independencia–. Por eso el malgache aceptaba la colonización, y, según Mannoni, sufría un complejo de inferioridad solo cuando los lazos de dependencia eran amenazados. El problema era de raíz psicológico: “la inequidad social no es necesariamente la causa de un complejo de inferioridad” (62). así, Mannoni sugería practicar métodos de asimilación y educación más adecuados, ya que a los colonizados se les negaba la igualdad (66-67). con supuestas buenas intenciones, el francés atribuía la violencia y la “hostilidad” de los malgaches (interpretada por otros como “ingratitud”) a la amenaza del abandono causada por una asimilación “incompleta”. (como césaire bien sentencia en su Discurso, las mismas sublevaciones de los malgaches desmentían a Mannoni de plano (2008: 340)). En línea con césaire, Frantz Fanon, su discípulo en el Liceo schœlcher, se dedica poco después –y con mejores armas: las del psicoanálisis– a refutar a Mannoni en su capital Peau noire, masques blancs (1952). Fanon, quien desde el epígrafe (una cita del Discurso sobre el colonialismo) se afilia con césaire 142 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 –aunque lo lee críticamente–, no solo rechaza la “psicología de la colonización” de Mannoni; traza, además, las bases para la posterior adaptación de césaire, asentando, así, los principios de una tradición local que comienza a contar con un corpus compartido de lecturas centrado en la problemática antillana. Es particularmente en el capítulo 4, “sobre el pretendido complejo de dependencia del colonizado”, donde Fanon completa las ideas de césaire en el Discurso. Fanon se pregunta por qué Mannoni quiere hacer del complejo de inferioridad algo pre-existente a la colonización y establece otro principio: “una sociedad es racista o no lo es” (1973: 69). La estructura de África del sur, de Europa, y de Francia, a diferencia de lo que pretende Mannoni, es racista, la violencia no es independiente del proceso económico, ni el racismo colonial difiere de otros racismos. Fanon incluso cita a césaire de memoria: nos parece estar oyendo a césaire: “cuando pongo la radio y oigo que en américa hay linchamiento de negros, digo que nos han mentido: Hitler no ha muerto; cuando pongo la radio y me entero que se insulta, desprecia y pogromiza a los judíos, digo que nos han mentido: Hitler no ha muerto; y si, otra vez, pongo mi radio y oigo que en África del sur se ha instituido y legalizado el trabajo forzado, digo que, verdaderamente, nos han mentido: Hitler no ha muerto” (Fanon 1973: 74). Fanon afina su crítica asimilando, también, las Reflexiones sobre la cuestión judía (1946) de sartre: así como el antisemita hace al judío, el racista crea al inferiorizado (76). al emprender su análisis del “complejo de Próspero” con el cual Mannoni designaba “‘la figura del paternalismo colonial’ y ‘el retrato del racista en el cual la muchacha ha sido objeto de un intento de violación (imaginario) por parte de un ser inferior’”, Fanon acuerda con la idea de que Próspero, en La Tempestad, adopta ante calibán una actitud “muy conocida por los americanos del sur”: “¿No dicen que los negros están al acecho de la ocasión para lanzarse sobre la mujer blanca?” (1973: 88). Pero niega que se trate de conflictos ‘universales’ irresueltos. como escribe más adelante discutiendo a jung, el inconsciente colectivo no es universal, sino cultural y adquirido: “El inconsciente colectivo de Europa es racista”. Y agrega: la Martinica “es un país europeo por su inconsciente colectivo” (Fanon 1973: 157). De allí el sentimiento de inferioridad de los negros, la negrofobia en los mitos sexuales 143 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 sobre los negros y, también, las acusaciones de violación de mujeres blancas por los negros. En consecuencia, Fanon desmiente la idea de que el colonizador ansíe la huída a “un mundo sin hombres”. Por el contrario, los europeos van a las colonias con el fin de “enriquecerse en poco tiempo” (Fanon 1973: 89). Fanon no intenta una lectura correctiva de la versión que Mannoni ofrece de La tempestad, ni adopta las metáforas de Próspero o calibán. En este sentido, será césaire quien complete a su discípulo. Porque de modo casi escandaloso, la apropiación de Mannoni7 efectuaba un fundamental y no inocente misreading que césaire –asimilando a su vez el aporte de Fanon– dejará a la vista en Una tempestad: Mannoni, para demostrar que el odio de calibán hacia Próspero era producto del resentimiento ante “la amenaza de abandono”, truncaba a shakespeare y silenciaba a calibán. cito el extenso pasaje del intercambio entre Próspero y calibán del acto i (escena ii) de La Tempestad, clave para observar la “traición” de Mannoni y la reescritura posterior de césaire: calibán: Debo comer. Esta isla es mía, por sycorax, mi madre, y tú me la has robado. cuando viniste por vez primera, me acariciaste, me respetaste. Me diste agua con fresas; me enseñaste el nombre de la gran luz y el de la pequeña, que ilumina el día y la noche. Y entonces te amé, y te hice conocer todas las cualidades de la isla, los frescos manantiales, las cisternas salinas, los lugares yermos y los fértiles. ¡Maldito sea por haberlo hecho! ¡Que todos los hechizos de sycorax, sapos, escarabajos y murciélagos caigan sobre vos! ¡Porque soy yo el único súbdito que tienes, que fui rey primero! ¡Y me confinas, a esta dura roca, mientras me deprivas del resto de la isla! Próspero: ¡oh tú, esclavo mentiroso, a quien pueden mover los látigos, no la bondad! te di, a pesar de la porquería que eres, trato humano, y te albergué en mi propia cueva, hasta que intentaste violar el honor de mi hija. calibán: ¡jo, jo! ¡de haber podido! Me lo impediste. De lo contrario, habría poblado la isla de calibanes. Próspero: ¡Esclavo aborrecido, que nunca abrigarás un buen sentimiento, siendo capaz de realizar todo el mal! tuve piedad de ti. Me esforzé por hacerte hablar, te enseñé a toda hora una cosa u otra. cuando tú, salvaje, no sabías siquiera tu propio significado, sino que balbucías como un bruto; 144 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 doté tus intenciones de palabras para que te hicieras entender. Pero en tu raza vil, aunque aprendiste, había lo que las naturalezas buenas no admitirían. ¡Por eso fuiste justamente confinado a esta roca, aunque habrías merecido más que una prisión. calibán: ¡Me enseñaste el lenguaje, y el provecho que obtuve, es que sé maldecir! ¡Que la roja peste caiga sobre ti, por haberme enseñado tu lenguaje! (shakespeare: 1172-1173)8. Mannoni cita las palabras de calibán en dos ocasiones y, en ambas, comienza censurando el principio: la demanda material de calibán y su protesta por haber sido despojado de la isla, de la cual era rey. En efecto, el calibán de shakespeare no sólo enfatizaba su total autonomía antes de la llegada de Próspero, sino también, lejos de lamentar el posible abandono de éste, se arrepentía de haber caído bajo su dominio. En su primer misreading, y con supuesta buena fe, Mannoni justifica a calibán afirmando que, al contrario de lo que Próspero cree, es pasible de educación: La verdadera razón es ofrecida por el propio calibán: ...cuando viniste por vez primera, me acariciaste, me respetaste... Y entonces te amé... –y luego me abandonaste antes de que tuviera tiempo para convertirme en tu igual... En otras palabras: me enseñaste a ser dependiente, y fui feliz; después me traicionaste y me hundiste en la inferioridad. Es efectivamente en tal tipo de situación donde debe buscarse el origen del odio feroz demostrado a veces por los nativos “evolucionados”; en ellos el proceso de civilización se ha interrumpido y ha quedado incompleto (Mannoni: 76-77). Más adelante, en su siguiente ‘parafraseo’ de shakespeare, Mannoni vuelve a silenciar descaradamente el reclamo de independencia de calibán e insiste en que Próspero tiene sobre él la absoluta autoridad del padre. obligado a sustraer la afirmación del esclavo de que era antes su propio “rey” (una figura que su misma Psicología lee como símbolo de la autoridad paternal), Mannoni interviene en medio de la cita: 145 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 calibán no se queja de ser explotado; se queja más bien de ser traicionado (...): dice, explícitamente, ...cuando viniste por vez primera, me acariciaste, me respetaste. Me diste agua con fresas; me enseñaste el nombre de la gran luz y el de la pequeña, que ilumina el día y la noche. Y entonces te amé, Pero ahora ...me confinas, a esta dura roca, mientras me deprivas del resto de la isla. calibán ha sido presa del resentimiento que sucede a la ruptura de la dependencia. Próspero intenta justificarse: ¿no intentó calibán violar el honor de su hija? Después de tal ofensa, ¿qué esperanza queda? (...) Próspero podría haber mantenido a calibán a una prudente distancia o podría haber continuado civilizándolo y educándolo. Pero el argumento: trataste de violar a Miranda, ergo cortarás la leña, pertenece a un modo de pensamiento irracional. (...) Es primordialmente una justificación del odio basada en la culpabilidad sexual, y está en las raíces del racialismo colonial (106, énfasis mío). Luego explicaba Mannoni que las acusaciones de violación en situaciones coloniales eran también producto del “inconsciente” (un inconsciente blanco, aclararía Fanon). El metropolitano, además, al calificar de “irracional” la orden de Próspero a calibán de “cortar leña”, se desentendía de aquellos ideologemas denunciados por césaire en su Discurso según los cuales los negros sólo podían ser “una raza de trabajadores de la tierra” bajo la tutela de amos europeos. Por eso sin duda la apropiación de Mannoni se volvería, para césaire, uno de los principales motivos de ansiedad, junto con el previo Caliban de renan, cuyas afirmaciones racistas eran en efecto concordantes con aquellas extraídas por césaire de La reforma intelectual y moral. Por cierto, ante tales expresiones también se rebelaba el diputado césaire en la asamblea. Durante un debate de 1950 (el mismo año de su Discurso), mientras césaire condena el imperialismo estadounidense tanto como la política francesa en las antillas, es atacado por “desagradecimiento” a la Patria. Maurice Bayrou le lanza: “Fue muy dichoso para Usted que les enseñáramos a leer”, a lo que césaire responde: “No fue Usted, sr. Bayrou, quien me enseñó a leer. si aprendí a leer, fue gracias a los sacrificios de millares y millares de martiniqueños que se han desangrado para que sus hijos tuvieran instrucción 146 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 y pudieran un día defenderlos” (cit. en Hale 1978: 322). El incidente deja una marca visible en su obra posterior: un diálogo similar insertará césaire en Una temporada en el Congo (1966), el cual anticipa, a su vez, el de Próspero y calibán en Una tempestad. Los pre-textos de Una tempestad si bien el impulso inicial de la reescritura de césaire es el pedido que jeanMarie serreau le hace de realizar una adaptación del drama, es indudable que el martiniqueño encuentra allí un pretexto bien oportuno para reafirmar su desvío creativo de las influencias coloniales. césaire niega todo complejo de inferioridad; él viene en zaga de otros, y no se arroga el monopolio del drama: es “Una tempestad”, un nuevo comienzo sin embargo necesario: adaptado para un teatro negro. como destaca arnold, en Una tempestad “el problema de la originalidad está íntimamente ligado a aquel de la adaptación” (236). El martiniqueño, autorizándose deliberadamente en la asimilación creativa, escribe en su lista de personajes: “Los de shakespeare”, aclarando “Dos precisiones suplementarias: ariel, esclavo, étnicamente un mulato; calibán, esclavo negro” y “Una adición: Eshú, Dios-diablo negro” (1976: 314). césaire explicará que, en efecto, cuando terminó de escribir el drama “a su modo” (como acordara con serreau) poco había quedado de shakespeare y que por eso lo había titulado “púdicamente” Una tempestad (Beloux: 31). Y lo cierto es que no quedaba demasiado del original pues la mayor ansiedad de césaire había sido negar la lectura psicoanalítica de Mannoni tanto como la clasista-racista de renan. respecto del desvío de Mannoni, césaire comenzaba con la siguiente indicación: “atmósfera de psicodrama. Los actores entran unos después de otros y cada uno elige una máscara de acuerdo con su conveniencia” (1976: ibidem). si bien se incorporaba así la técnica brechtiana del uso de máscaras como “efecto de distanciamiento”, una práctica frecuente en el teatro revolucionario de posguerra al cual césaire se adscribía; en Una tempestad se trataba de máscaras elegidas no al azar, sino por conveniencia. Y en efecto, más allá de que la técnica, rompiendo con la ilusión dramática, resultaba acorde con los fines ‘terapéuticos’ del psicodrama y el propósito educativo del teatro que césaire ensayaba9, en la dirección posterior del “Meneur du jeu” la parodia a la “psicología” de Mannoni resultaba bastante explícita: 147 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 Vamos, señores, sírvanse... a cada cual su personaje y a cada personaje su máscara. ¿Vos, Próspero? ¿Por qué no? ¡Hay voluntades de poder que se ignoran! ¿Vos, calibán? tomá, tomá, ¡es revelador! ¡Vos, ariel! No veo allí ningún inconveniente. ¿Y Estéfano? ¿Y trínculo? ¿No hay aficionados? ¡sí, en buena hora! todo es necesario para hacer un mundo... (césaire 1976: 315). Están también Miranda y Fernando, los “malvados” antonio y alonso, tanto como ese personaje principal que el “Director”, usurpando el rol de autor de shakespeare/ Próspero, escoge: “la tempestad”. Pero césaire, de hecho, no respeta tampoco los “Dramatis personae” del original como ha anticipado, ya que, además del “Meneur du jeu” y las “voces” que acompañan a calibán en el tercer acto, en el primero se inserta, en el relato de Próspero, una visión retrospectiva con el personaje del “Frater”10, quien repone el proceso que la “santa inquisición” había iniciado contra el ex Duque de Milán por sus descubrimientos geográficos. como Próspero explica a Miranda, habían sido desterrados por orden de la iglesia, pero había sido su hermano antonio en complot con alonso, rey de Nápoles, quien lo había denunciado al conocer que “había situado con precisión estas tierras que desde hace siglos son prometidas a la búsqueda del hombre, y que comenzaba mis preparativos para tomar posesión de ellas” (césaire 1976: 322). Valga recordar que era en el Caliban de renan donde, dado su anticlericalismo, se introducía un ataque al “santo oficio” que perseguía a Próspero en tanto científico, lo cual servía para subrayar la postura retrógrada de la iglesia ante el proceso de secularización cuyo avance era para renan beneficioso al Progreso. césaire, sin embargo, transformaba al Próspero “desinteresado” e “idealista” de renan en un geógrafo imperialista tan repudiable como la iglesia. Empezaba por adjudicar el motivo de su destronamiento a sus intereses de conquista, con lo cual el “sabio” pasaba a ser, como alonso y antonio, un agente más del capitalismo europeo. así, si por un lado continuaba tanto a Mannoni como a renan colocando el foco de atención sobre Próspero y calibán como los dos personajes principales de La Tempestad, y reducía las demás intrigas para dar prioridad al “psicodrama” desarrollado entre éstos (de allí la condensación de los cinco actos de shakespeare en tres)11, por otro lado se apartaba claramente de la caracterización que los metropolitanos, incluyendo shakespeare, ofrecían de los personajes. El mismo césaire explicaba en una entrevista su desvío: 148 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 La Tempestad es presentada como una ascesis, Próspero es el hombre que, por su sabiduría, alcanza una cumbre, es el hombre del perdón. (...) cuando leí la pieza, me impresionó la brutalidad de Próspero, su arrogancia, su altanería (...). No se trata en absoluto de mansedumbre o de indulgencia. calibán es infinitamente más simpático. Próspero es un terrible dominador, que llega a una isla y la conquista, reduce al otro a la esclavitud y no demuestra sino rudeza para con él, con golpes, insultos, etc. Es un bruto espantoso. Y me ha parecido extremadamente típico de la mentalidad europea. conquista la isla e inmediatamente establece relaciones de amo a esclavo. Por otra parte, es exactamente lo que ha pasado. (...). Es sin duda una pieza sobre la colonización, y así la tomé. simplemente la he desmitificado (Beloux: 31). Una tempestad, en efecto, reescribe al amo, desde el comienzo, como un colonizador consciente con móviles únicamente materiales; es él, pues, el mentiroso y el “ingrato”: calibán: ¡así es! al principio el señor me engatusaba: ¡Mi querido calibán de aquí, mi pequeño calibán de allá! claro. ¿Qué hubieras hecho sin mí en esta región desconocida? ¡ingrato! te enseñé los árboles, los frutos, los pájaros, las estaciones, y ahora no te importo un carajo... ¡calibán el bruto! ¡calibán el esclavo! (...) calibán: ¿Miento, quizá? ¿No es cierto que me echaste de tu casa para alojarme en una gruta infecta? ¡Vamos, el ghetto! (césaire 1976: 326-327). césaire reedita desde el inicio la contigüidad nazismo-colonialismo establecida en su Discurso, como también se apropia de la crítica de Fanon de la teoría hegeliana del amo y el esclavo en Piel negra, máscaras blancas. según Fanon, en la relación amo blanco-esclavo negro, no hay reciprocidad posible de la dependencia, ya que el amo se burla de la conciencia del esclavo, cuyo reconocimiento no reclama. El amo blanco solo reclama del negro su trabajo, y, a su vez, el esclavo negro, lejos de perderse en el objeto y hallar en el trabajo la fuente de liberación, se vuelve hacia el amo porque quiere imitarlo, abandonando el objeto. Era esa relación particular, para Fanon, la que explicaba que especialmente los negros franceses (más inseguros que los americanos de 149 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 ser “una conciencia en sí-para-sí” para los blancos) buscaran continuamente la oposición, la resistencia (1973: 182-183). Una tempestad asimilaba estas ideas proyectando en calibán una conciencia liberada, y se apropiaba también del análisis de Fanon de los mitos sexuales resultantes de la negrofobia. El calibán de césaire, ante la acusación de Próspero de haber intentado violar a Miranda, ridiculiza al “amo” y se muestra, como deseaba Fanon, lo suficientemente seguro de sí mismo para abandonar el comportamiento reaccional y pasar a la acción: “¡Violar! ¡Violar! Dime, cerdo, me atribuyes tus ideas libidinosas. Para que sepas, no me importa tu hija, ni tu gruta, por otra parte” (césaire 1976: 327). césaire se afilia además con los discursos emancipatorios de Fanon: la primera exclamación de calibán es “¡Uhuru!”: “libertad” en swahili, una palabra de larga herencia entre los esclavos de África oriental y de gran popularidad desde fines de los años 50 en los movimientos de liberación. Y, en efecto, después de recibir más órdenes y amenazas de Próspero, calibán explicita un primer gesto de emancipación: calibán: Pues bien, he decidido que no seré más calibán. Próspero: ¿Qué es esta tontería? No comprendo. calibán: si quieres, te digo que de ahora en adelante no responderé más al nombre de calibán. Próspero: ¿a qué viene esto? calibán: Es que calibán no es mi nombre. así de simple. Próspero: ¡Es el mío, quizá! calibán: Es el mote con que tu odio me ha ridiculizado y que con cada llamado me insultas. Próspero: ¡Mierda! ¡Nos ponemos susceptibles! a ver, propón... ¡De algún modo tengo que llamarte! ¿cómo, entonces? caníbal te iría bien, pero estoy seguro de que no te gustará. Veamos, ¡aníbal! ¡Ése te va bien! ¿Por qué no? ¡Los nombres históricos gustan a todos! calibán: Llámame X. será mejor. como quien diría el hombre sin nombre. Más exactamente, el hombre a quien le han robado el nombre. Hablas de historia. Bien, eso es historia, ¡y bien famosa! ¡cada vez que me llames, recordaré el hecho fundamental de que me robaste todo, hasta mi identidad! ¡Uhuru! (césaire 1976: 327-328). 150 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 césaire incluye varias alusiones a los movimientos afroamericanos. como tercera pieza de un “tríptico” en el que aborda de modo global las dificultades de los procesos de descolonización (la independencia de Haití en La tragedia del Rey Christophe; la del congo en Una temporada en el Congo), el drama enfoca alegóricamente los orígenes y el desarrollo del colonialismo, el problema del racismo y, en particular, las luchas contemporáneas por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos que encuentran eco en las antillas. Malcolm X, cuya X reemplazaba el apellido del amo blanco por un símbolo del verdadero pero desconocido nombre africano, había sido asesinado en 1965 y el “Black Power” tenía gran impacto en el caribe, especialmente en el área anglófona. como explicaba en 1968, antes de recibir la propuesta de serreau, césaire se proponía dramatizar “el despertar de los negros americanos, el Black Power, ese movimiento extraordinario, que calienta los veranos”– (cfr. Hale 1978: 456). De allí que en Una tempestad calibán y ariel pasaran a representar, según el propio césaire, las dos posibles vías de liberación: ante la dominación de Próspero, “está Martin Luther King y Malcolm X y las Panteras Negras. simplificando, calibán sería la violencia, ariel representaría la tendencia no-violenta” (Béloux: 31). Mientras el discurso de calibán alude al Black Power y a las vías extremistas de los Black Panthers herederos de Fanon y Malcolm X, el de ariel, el otro esclavo a quien Próspero (en shakespeare tanto como en césaire) promete la libertad a cambio de colaboración, representa el modelo más moderado de Luther King. En el diálogo central que mantienen los personajes en el acto ii, césaire pone en boca de ariel, quien –a diferencia del Airy spirit shakespeariano– entabla una amistad con calibán y lo alerta ante los planes de Próspero, la expresión de que ambos son “hermanos” en el sufrimiento y la esperanza. El intercambio dramatiza, no sin humor, las dos vías de liberación: ariel: Pobre calibán, vas a tu perdición. sabes bien que no eres el más fuerte, que no serás nunca el más fuerte. ¿Para qué tu lucha? calibán: ¿Y tú? ¿Para qué te sirvieron tu obediencia, tu paciencia de tío tom, y todo tu servilismo? Ya ves, el hombre se vuelve cada día más exigente y más despótico. ariel: Pero sin embargo ya he obtenido un primer resultado, me ha prometido la libertad. a su tiempo, sin duda, pero es la primera vez que me la promete. 151 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 calibán: ¡Espera sentado! te prometerá mil veces y te traicionará otras tantas. En cualquier caso, el mañana no me interesa. Lo que quiero es [grita] “Freedom now!” (...) ariel: No creo en la violencia. (...) Es a Próspero a quien hay que cambiar. turbar su serenidad hasta que reconozca por fin la existencia de su propia injusticia y le ponga fin. calibán: ¡ah! ¡ja! ¡Hazme reír! ¡La conciencia de Próspero! Próspero es un viejo rufián que no tiene conciencia. (...) ariel: Me desesperas. Muchas veces he tenido el sueño exaltante de que un día, Próspero, vos y yo, emprenderíamos, hermanos asociados, la construcción de un mundo maravilloso... (césaire 1976: 336-337). Más allá de la afiliación de calibán con los movimientos norteamericanos, su “Uhuru”, tanto como sus posteriores cantos de trabajo en honor a shango, el dios Yoruba del trueno, proyectan una integración simbólica más amplia con los africanos y con todos aquellos que césaire llama los negros de la “diáspora”. con una notable economía de medios, y sin atender a posibles inconsistencias históricas o geográficas, césaire explota el fuerte carácter simbólico del original shakespeariano –cuyo escenario puede aludir a cualquier espacio de conquista– en función de una religación con todos los “condenados de la tierra”. Para ello, resulta clave el recurso a la intertextualidad, la cita, la alusión, la mención. La crítica ha señalado las intertextualidades de la escritura cesariana en general y de su teatro en particular, así como las influencias en éste del drama shakespeariano, de la tragedia griega clásica (leída a partir de El origen de la tragedia de Nietzsche) y del teatro de Paul claudel12. En efecto, ya desde sus comienzos como ‘estudiante negro’ y en su Cuaderno de un retorno al país natal, césaire se apropia de la ‘gran tradición’ francesa tanto como de los precursores de su Negritud. Lo que no ha sido suficientemente destacado, sin embargo, es que al cabo de los años, con la consagración de su obra y su autorización como intelectual, las afiliaciones tanto como los desvíos comienzan a dejarse más a la vista –en este sentido, el Discurso sobre el colonialismo se construye sobre una intertextualidad explícita dirigida a combatir abiertamente algunos modelos 152 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 centrales. En Una tempestad, la reescritura de shakespeare en tanto obra cumbre del canon europeo sirve claramente a césaire para reeditar su anti-asimilacionismo del comienzo y precisar que su Negritud es, antes que un rechazo regresivo de la tradición occidental, una postura crítica necesaria para apropiarse de esa tradición cuestionando el ‘monopolio’ europeo sobre la escritura. No sólo el rodeo al África, sino también la asimilación creativa de la literatura ‘universal’ es un derecho del escritor antillano. césaire aprovecha todas las versiones disponibles pero también legitima la propia –aunque mínima– tradición: tanto la obra de Fanon como su propia Negritud que consolida desde una perspectiva revolucionada. En su re-apropiación del pasaje de shakespeare reescrito por Mannoni, césaire incluso hace guiños a su temprana reivindicación del negro “cómico y feo” en el episodio del tranvía del Cuaderno de un retorno al país natal, donde la expresión constituía una apropiación desviada de “El albatros” de Baudelaire. ahora, es calibán quien responde a la burla: Próspero: ¡siempre tan gracioso, mono feo! ¡cómo se puede ser tan feo! [si laid] calibán: tú me encuentras feo [laid], ¡pero yo a ti no te encuentro nada lindo! ¡con esa nariz ganchuda pareces un buitre viejo! (se ríe). ¡Un buitre viejo y con el cuello pelado! Próspero: Ya que manejas tan bien la invectiva, podrías por lo menos bendecirme por haberte enseñado a hablar. ¡Un bárbaro! ¡Una bestia bruta que eduqué, formé, que saqué de la animalidad que le cuelga por todas partes! calibán: En primer lugar eso no es verdad. No me enseñaste absolutamente nada. salvo, por supuesto, a chapurrear tu lenguaje para comprender tus órdenes: cortar leña, lavar platos, pescar, plantar verduras, solo porque eres demasiado holgazán para hacerlo tú mismo. En cuanto a tu ciencia, ¿me la enseñaste? No, ¡bien que te la guardaste! tu ciencia, esa te la guardas, egoísta, para ti solo, encerrada en los gruesos libros que tienes ahí. Próspero: ¿Qué serías sin mí? calibán: ¿sin ti? ¡Pues simplemente el rey! El rey de la isla! El rey de mi isla, que me pertenece por sycorax, mi madre (césaire 1976: 325-226). 153 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 Una tempestad reafirma la vocación de descolonización intelectual de césaire mientras se suma a la producción de un teatro con su propio color: “perfectamente situado, geográficamente, humanamente, casi podría decir étnicamente” (Leiner (t.1): 139). El énfasis sobre las referencias americanas presentes en el drama de shakespeare explicita el lugar de enunciación desde el cual calibán se proyecta en alianza con todos los condenados de la tierra. En el acto 2, césaire reescribe el discurso utópico de Gonzalo, quien en La tempestad vehiculiza el mito renacentista del “buen salvaje” en la isla paradisíaca (una conjunción de tomás Moro y Montaigne), mostrándolo preocupado por encontrar “guano”. La crítica se dirige, luego, a la explotación de la isla como espacio recreativo para el turismo internacional. Dice Gonzalo: “Que sigan siendo lo que son: salvajes, buenos salvajes, libres, sin complejos ni complicaciones. algo así como una reserva de eterna juventud donde periódicamente vendríamos a refrescar nuestras almas envejecidas y citadinas” (césaire 1976: 339). simultáneamente, el discurso establece una relación intertextual culta con L’Eau de jouvence de renan, la continuación de Calibán –donde Próspero, el científico idealista (y anticlerical), persigue el “agua de juventud” como fórmula de eutanasia– y alude a la vez a las explotaciones neocoloniales del estilo Club Mediterranée, que datan de los años 50. La reescritura anticolonialista se evidencia, de hecho, en todos los niveles de la obra. césaire amplía las pistas presentes en shakespeare, donde trínculo y Esteban ya ansían llevar al “indio” a la corte de Nápoles, y los coloca en la posición social más baja de una escala de poder en que todos los europeos son explotadores: “¡Mira, un indio!” –exclama trínculo– “¿Muerto o vivo? (...) si vivo, lo hago prisionero y le llevo a Europa, y allí, palabra, ¡hago fortuna! Lo vendo a un feriante. ¡No! Yo mismo lo exhibo en las ferias” (1976: 352-353). Pero además, césaire les otorga una conciencia política ausente del original: “¿a ti te gustaban esos reyes, esos Duques, toda esa nobleza? Yo los servía, porque hay que ganarse el vino. Pero nunca, tú me entiendes, me los tragué. trínculo, amigo, ¡soy un viejo republicano!” (1976: 356). acto seguido, los ‘proletarios’ oyen a calibán –la “voz del pueblo”–, y comienzan a disputarse mezquinamente el futuro reinado de la isla. cuando el indígena les proponga aliarse contra Próspero, irán al combate cantando “La Liberté ohé! La Liberté!”. como en shakespeare, la alianza concluye en el fracaso. En efecto, será la intromisión del obsceno Eshú –el Dios yoruba de las encrucijadas– en la 154 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 Mascarada organizada por Próspero, la disrupción que anticipe el final. El amo, débil ante el espíritu africano que interrumpe el armonioso baile de diosas de la antigüedad clásica, comienza allí a perder su poderío, su magia “anti-Natura”, como la llama calibán. El esclavo, por el contrario, armado del espíritu guerrero de shango, de la astucia de Eshú y del poder de la selva –esas voces que cantan “Kingué/ Kingué/ Vonvon/ Maloto/ Vloum voum!”– ha perdido el temor del amo. Porque calibán posee la herencia de su madre sycorax, a quien revindica, en efecto, desde su primer diálogo con Próspero: “¡sycorax mi madre!/ ¡serpiente! Lluvia relámpagos/ Y te reencuentro en todas partes... (césaire 1976: 326). En su conferencia para el segundo congreso de Escritores y artistas Negros (1959) luego incorporada a Los condenados de la tierra (1961), Fanon instaba a los intelectuales a la lucha por la independencia –la mejor expresión cultural de una nación–, y preconizaba una literatura nacional, a la par que reconocía que la Negritud había sido fundamental para alcanzar el “equilibro psicoafectivo” del pueblo. La sumersión en la cultura africana y las alianzas ‘negras’ eran un momento importante, aunque superable, en la vía hacia la liberación, cuando el colonizado pasara definitivamente a la violencia contra el orden colonial (2007: 192 y ss). En Una tempestad, el deseo de calibán de “vomitar” a Próspero podía leerse, en efecto, del modo en que el ideario de Fanon era recepcionado, por ejemplo, por sartre en su prólogo de Los condenados de la tierra: “esa violencia irreprimible (...) no es una absurda tempestad ni la insurrección de instintos salvajes ni siquiera un efecto del resentimiento: es el hombre mismo reintegrándose” (2007: 20): calibán: (...) Vomitarte. ¡a vos, tus pompas, tus obras! ¡tu toxina blanca! Próspero: como programa, es bastante negativo... calibán: No caes, digo que eres vomitable, y eso es muy positivo. Próspero: Decididamente, es el mundo al revés. Habrase visto: ¡calibán dialéctico! Pero, después de todo, calibán, te aprecio... Vamos, hagamos las paces... ¡Hemos vivido juntos diez años y trabajado diez años codo a codo! ¡Diez años, eso cuenta! Hemos terminado siendo compatriotas! calibán: No es la paz lo que me interesa, lo sabes bien. Es ser libre. ¡Libre, me entiendes! (...) Eres un gran ilusionista, la mentira es lo tuyo. Y me has mentido de tal ma155 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 nera, mentido sobre el mundo, mentido sobre mí mismo, que has terminado por imponerme una imagen de mí mismo. Un sub-desarrollado, como dices, un incapaz, así es como hiciste que me viera, y esa imagen, ¡la odio! Y es falsa. Pero ahora, ¡te conozco, viejo cáncer, y también me conozco! (césaire 1976: 374-375). La crítica cesairiana ha contextualizado extensamente el “tríptico” de césaire (y la adaptación teatral de Et les chiens se taisaient de 1956) con el proceso de descolonización, los procesos independentistas en África y las antillas y el impacto de la revolución cubana. En tal marco, la adaptación de La tempestad de shakespeare, que patentiza la relación de amo y esclavo y, según las apropiaciones francesas previas, la de burgués-proletario tanto como la de colonizador-colonizado, resulta ciertamente oportuna a la escritura militante de césaire. Ésta señala en efecto nuevos comienzos a partir de los cuales césaire pone sus armas milagrosas al servicio de un teatro comprometido, expresado en un lenguaje claro y directo. El mismo césaire se referiría a su vuelco a la dramaturgia como una nueva “salida” [départ] a través del teatro como el medio más adecuado para hacer ver y hacer pensar y como un género de lo colectivo (Leiner (t.1): 141-142). si, en efecto, en Una tempestad césaire tenía la intención de popularizar la lucha de los afroamericanos era porque el movimiento, como observaba, tenía una influencia en la anglófona trinidad tanto como “sobre el comportamiento de los jóvenes martiniqueños” (Kesteloot: 234). En este sentido, los nuevos comienzos de césaire tenían que ver, asimismo, con la adopción de un discurso político y cultural crecientemente nacionalista, como puede observarse, por ejemplo, en el prólogo del martiniqueño al libro de Daniel Guérin Les Antilles decolonisés (1956). El año de 1956, en efecto, marcó un cambio profundo en la carrera política de césaire. Precisamente a “diez años” (como decía Próspero a calibán)13 de la Departamentalización que admite como un fracaso, césaire renuncia al Partido comunista ya que, como denuncia en su “carta a Maurice thorez” (secretario General del PcF), éste mantiene una postura asimilacionista y colonialista y no responde a las necesidades particulares del pueblo martiniqueño14. En su “carta”, césaire acusa al PcF de sumergir a las antillas “en una especie de ghetto insular”: “aislarla de los demás países antillanos cuya ex156 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 periencia podría serle a la vez instructiva y fructífera (pues tienen los mismos problemas que nosotros y porque su evolución democrática es impetuosa)”, pero también aislarla del África, “la madre de nuestra cultura y nuestra civilización antillana”, “cuya evolución se perfila de ahora en adelante a contrapelo de la nuestra” (2006: 83). allí también precisa césaire que hay “aliados” que el lugar, el momento, y la naturaleza de las cosas imponen. Por ello, antes que la alianza exclusiva y abstracta con el proletariado francés, estan esas “otras alianzas necesarias y naturales, legítimas y fecundantes” (2006: 84). a partir de esos años, césaire comienza a reclamar por la autonomía –aunque no la independencia– de la Martinica, especialmente desde la fundación en 1958 de su propio partido, el Partido Progresista Martiniqueño, y a hablar de literatura y cultura nacional –como también lo hacía Fanon–, aunque no desde una perspectiva estrechamente ‘contenidista’ sino en el sentido de un compromiso con la libertad tanto estética como política. Lo nacional vendría, en efecto, por añadidura15. Y ciertamente, en sus dramas, césaire partía de la historia antillana o africana pero le otorgaba una dimensión mítico-simbólica: el suyo no era un teatro histórico sino ‘universal’ en el cual “la palanca es el gran mito de la libertad” (Leiner (t.1): 141). En La Tempestad, este mito, tanto como el de la naturaleza (la madre-tierra), o el del amo y el esclavo, eran actualizados y ‘situados’ a través de guiños y alusiones al espacio y la historia americana y antillana. césaire ubicaba su negritud en una ‘atmósfera’ créole acorde con su preocupación nacionalista: Estéfano, al encontrar a calibán, exclamaba: “Un Zindien!” (indio en créole) y la expresión, para no pasar desapercibida, era repetida doce veces (1976: 353-354). El personaje de calibán pasaba a ser, pues, una alegoría del origen multiétnico de las antillas históricamente explotadas: mezcla de nativo amerindio, esclavo africano y coolie (asiático). a su vez, la canción de trabajo de calibán –“ouendé, oundé, oundé Macaya…”– era uno de los cantos folklóricos recogidos por Lafcadio Hearn en Louisiana (arnold: 243), es decir, parte del acervo de la diáspora africana en américa. Más allá, sin embargo, del carácter universal que para césaire el recurso al ‘mito’ otorga a su teatro, la figura ‘rebelde’ de calibán, tanto como la del amo blanco o el mito de la naturaleza, están históricamente determinados. son mitos sociales derivados de la opresión del poder y de la fuerza constrictiva de las instituciones coloniales: mitos similares, pues, a aquellos que tanto González 157 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 Echevarría como Ángel rama han analizado en la literatura latinoamericana16. En el teatro de césaire, el mito del “rebelde” portador de la resistencia al orden injusto de la sociedad intenta compensar, simbólicamente, la ausencia de fuerzas de liberación en las antillas francesas, mientras las promueve de modo voluntarista –de allí la tragicidad de los ‘héroes’ cesairianos y el final de su fábula trágico-cómica en Una tempestad. El mismo césaire que en Tropiques sostenía que la figura mítico-popular del “compadre conejo” –símbolo de la astucia individual– era índice de que en la Martinica “Las soluciones individuales reemplazan las soluciones de masa. Las soluciones de artimaña reemplazan las soluciones de fuerza” (1994, N°4 (1942): 10), expresaría más tarde –siguiendo a Georges sorel– su conciencia del poder del mito como “catalizador de las aspiraciones de un pueblo y prefigurador del porvenir, precisamente porque susceptible de movilizar la energía emocional de la colectividad” (1979: 187). Para césaire, había sido el mito de la libertad el que había conducido a la abolición de la esclavitud; luego, en un segundo período de la historia martiniqueña, el mito de la justicia social y de la igualdad (de la ciudadanía francesa) se había encarnado en la Departamentalización. En 1979, césaire observaba un tercer mito como negación del anterior: el de la Nación; y cabía a los intelectuales comprometerse “para el advenimiento, con intervención de la virtud activa del mito, de esa adecuación de la Martinica de la idea con la de las realidades” (1979: 189). En Una tempestad, la elaboración de césaire de los personajes de Próspero, calibán y ariel estaba claramente determinada por su voluntad de ofrecer a la Martinica un mito ‘nacional’ a partir de la dialéctica del amo y el esclavo, tanto como por las inadecuaciones que percibía entre su idea y la ‘realidad’ martiniqueña –las tensiones entre “arte” y “vida”, literatura y política. Para césaire, como expresaba a Kesteloot, el problema no era la contradicción “entre el escritor y el político” sino “la diferencia entre lo que se sueña y lo que se hace”: la independencia, según afirmaba, no se hacía individualmente (Kesteloot: 230). Y efectivamente, es ése el problema de calibán: ¿quiénes son sus aliados? El esclavo negro, después del fracaso de su alianza con los ‘proletarios’ trínculo y Esteban, permanece solo: “Más vale la muerte que la humillación y la injusticia” –dice calibán (césaire 1976: 337). Mientras tanto, el mulato ariel, el “intelectual” según lo llama Próspero, ha obtenido su libertad, aunque ésta es, como el amo deja ver, un mero ‘liberalismo’ que está lejos del 158 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 compromiso. Porque de hecho, ariel ya ha actuado contra su voluntad ejecutando órdenes contrarias a su moral. su función como “intelectual libre” será, según imagina, la de levantar “en el corazón de los más olvidadizos esclavos Nostalgia de libertad”, lo que traducido en las palabras irónicas de Próspero resulta: “Un programa muy inquietante” (césaire 1976: 371). thomas Hale (1973) destaca la centralidad del problema clasista en la pieza de césaire. Dadas las tensiones inherentes al sistema jerárquico racial de la sociedad martiniqueña, la lucha de clases es también la de los conflictos entre negros, mulatos y békés (blancos criollos). En clave alegórica antillana, el calibán que actúa bajo la influencia del “Black Power” es el campesino negro, mientras el mulato ariel, “ejecutor de los grandes pensamientos del amo” en palabras de calibán (1976: 335), es un aliado de los békés. La estrategia intertextual de césaire también alude al colonialismo de esa clase en el diálogo entre sebastián y antonio, quien se refiere al complot para destronar a Próspero como el momento de “sacudir el cocotero” (1976: 344). La expresión hace referencia al libro de viajes Secouons le cocotier (1966) del controvertido escritor, periodista y explorador francés jean raspail, cuya mirada degradante de las antillas francesas había generado bastante escándalo pues, como señala toumson, para hacer el elogio de los ‘Békés’ y ‘Métros’, raspail desplegaba su repugnante desprecio de los autóctonos negros o ‘de color’. césaire, pues, le devolvía la crítica, y la sátira alcanzaba también a la aristocracia criolla (toumson: 422). según el planteo de césaire, no era un dato menor que la alianza de calibán con los bufones terminara fracasando. Esta solo se revela funcional a la hegemonía colonial ya que, como destaca Hale, es después de los primeros signos de revuelta del “proletariado” de la isla que el amo se decide a poner fin a sus diferencias con los miembros de su clase (su hermano y el rey de Nápoles), para asegurar el porvenir de la aristocracia (1973: 26). allí también es cuando Próspero concede a ariel su ‘libertad’. así, lo que el fracaso de la revuelta pone de manifiesto es que en Una tempestad la lucha de los ‘proletarios’, atravesados por el prejuicio racial, no necesariamente coincide con la liberación de la opresión colonial. La traición de aquellos cuya alianza con el “buen salvaje” se revela farsesca alude de modo obvio a la ruptura de césaire con el Pc francés. En verdad, la crítica puede leerse en el contexto mayor de las tensiones entre comunistas y ‘colonizados’. como se sabe, fue especial159 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 mente después de la conferencia de Bandung (1955), con su política de noalineación, que el ‘tercer Mundo’ acentuó su independencia del comunismo. Porque como bien destacaba sartre en su prefacio a Los condenados de la tierra, la izquierda metropolitana no estaba a la altura de las circunstancias, se oponía a la opresión, pero pensaba que los “guerrilleros” debían tener límites (sartre: 19). En Una tempestad, sin embargo, calibán no adopta la vía criminal de la violencia fanoniana. cuando encuentra la oportunidad de asesinar a Próspero, no lo hace. En efecto, césaire parece optar por un proceso más largo, y por una lucha que no es sino verbal. Pues el lenguaje que el amo le ha enseñado al esclavo es, en tanto herramienta para “maldecir”, el punto en que ambas conciencias se encuentran mutuamente implicadas y así, el arma de visibilización de calibán y la vía para la liberación de su conciencia. El triunfo es el del reconocimiento recíproco de amo y esclavo; como el mismo césaire afirma: “Es el carácter indisoluble de esa unión lo que conforma el drama” (cit. en Hale 1978: 465). Ya en el Discurso sobre el colonialismo césaire planteaba que la relación colonial cosificaba tanto al colonizador como al colonizado. Próspero, quien termina admitiendo su odio a calibán pues “por primera vez” éste le ha hecho dudar de sí mismo, decide no volver a Milán y permanecer en la colonia: “Bien, mi viejo calibán, sólo quedamos nosotros dos en la isla, tú y yo, ¡tú y yo! ¡tú-yo! ¡tú-yo!”. La última escena lo muestra, significativamente, en la penumbra, envejecido y cansado, con ademanes “automáticos y raquíticos” y un “lenguaje pobre y estereotipado” (césaire 1976: 378). El mayor desvío de Una tempestad, en este sentido, es la reversión del motivo de la reconciliación y del orden recobrado; aquí no hay vuelta posible (como en shakespeare) a la situación primigenia. calibán no recupera la isla que el amo le arrebató, Próspero no vuelve a Milán. al igual que en La tempestad, Próspero pierde su autoridad, pero no por el despojamiento de su ‘magia’ (a la que el personaje césairiano nunca renuncia), sino –y esto es lo central–, por el debilitamiento de su poder colonial. En este sentido, la supresión del epílogo presente en shakespeare, donde Próspero abandona sus poderes para señalar el carácter ilusorio del drama (y del propio teatro shakespeariano), también fue una ‘adaptación’ necesaria al planteo anticolonialista, ya que la tempestad (real) antillana no tiene fin17. calibán, la alegoría del ser martiniqueño, cuyo canto “¡La LiBErtÉ oHE La LiBErtÉ!” se es160 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 cucha “a lo lejos”, tiene la última palabra, pero no es sino una voz solitaria cuyo efectivo triunfo parece lejano. Porque lo cierto es que césaire no logra proyectar aliados nacionales para su calibán más allá de sus afiliaciones simbólicas con los rebeldes de África o de américa. En cierta forma, esa religación ‘negra’ es un nuevo détour estratégico, pero no basta para alcanzar la independencia en las antillas francófonas donde, al final, calibán grita en francés su Liberté. Fanon, en Los condenados de la tierra, instaba precisamente a trascender esa instancia generalizadora. atravesado por tal dilema, césaire insistirá sobre la necesidad de ‘solidaridades’ en función de la emergencia de una conciencia martiniqueña fundada sobre el particularismo antillano, y se lamentará de la falta de relaciones oficiales, excepto, claro, las personales, generalmente mediadas por la metrópolis (1973: 217-218). Era al fin y al cabo en su obra donde césaire había logrado escapar del insularismo y de la lógica asimilacionista y centralista del sistema colonial francés. como admitía, resultaba un lugar común: “se pone en la literatura lo que no se logra poner en la vida” (Kesteloot: 230). En Una tempestad elaboraba, precisamente, su “mitología personal”: Me he construido una geografía imaginaria. Estoy en el cruce de dos tradiciones: americanas por la geografía, africana por la historia, y los mitos de los continentes interfieren en mis poemas. (...) El tema de la isla es en mí una constante. La isla, por sus dimensiones reducidas frente a lo continental, posee un costado paradisíaco al mismo tiempo que es el símbolo del desamparo (…). Mi angustia, creo haberla resumido en este verso: “toda isla llama, toda isla es viuda” [“Toute île appelle, toute île est veuve”] (sieger). En este sentido, el fuerte carácter religador de Una tempestad y la operación de reescritura servía no sólo para explicitar sus fines descolonizadores sino también para acentuar el ‘particularismo’ de una mirada antillana y, así, contribuir a consolidar un sistema literario con su propio color, sus propias afiliaciones y solidaridades. Era una Negritud renovada, más cercana a la posterior Antillanité de Glissant (quien fue, sin duda, el asimilador más creativo del legado cesairiano). ignoramos si césaire, para su adaptación, había leído el libro de George Lamming The Pleasures of Exile, publicado en Londres en 1960 y donde el barbadense se apropiaba de las figuras de La Tempestad desde una 161 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 perspectiva descolonizadora semejante a la de césaire, aunque centrada en la problemática específica del escritor antillano. Pero sin duda el martiniqueño estaba al tanto de esta apropiación caribeña, la cual ya había sido puesta en relación, además, con la lectura anterior de Mannoni en Psychologie de la colonisation. janheinz jahn, el traductor y ‘representante’ de césaire en alemania –junto con la crítica belga Lilyan Kesteloot, una pieza fundamental en la ‘invención’ y difusión de la Negritud– había comentado los ensayos de Lamming en el apartado “caliban y Próspero” que iniciaba su capítulo “La poesía de la negritud” en su Geschichte der neoafrikanischen Literatur. Eine Einführung de 1966 (cuya traducción al francés, de 1969, fue Manuel de littérature néo-africaine du XVIe siècle à nos jours: de l’Afrique à l’Amérique)18. allí, siguiendo a Lamming, y centrándose en el problema de la lengua utilizada por los ‘colonizados’, jahn aplicaba la figura de calibán a los mismos escritores de la Negritud, y definía a esta como la revuelta exitosa en que calibán salía de la prisión del lenguaje de Próspero, manejando la lengua impuesta en función de sus propias necesidades (218 y ss). césaire era, según esta lectura, un calibán ejemplar por su ‘apropiación creativa’ del francés, y la figura del esclavo se volvía sumamente convocante para afianzar solidaridades antillanas. En Una tempestad, la idea de la liberación de la lengua de Próspero resulta ciertamente central al conflicto entre amo y esclavo. Es a partir de que calibán reconoce la falsedad de la imagen impuesta por el amo y vehiculizada en su lengua, que comienza su desalienación. En este punto, la obra de césaire claramente se religa con Lamming, y obviamente, con el Fanon de Piel negra, máscaras blancas, quien en el capítulo “El Negro y su lenguaje” abordaba el problema de la lengua y “del mundo implicado y expresado por esta lengua” (1973: 15). En el drama cesairiano, la ‘maldición’ de calibán como ‘vómito’ de las premisas y los valores –el modelo de autoridad– de la lengua de Próspero, rubrica el final del monolingüismo imperial. De allí que el amo, en la última escena, termine hablando un lenguaje “pobre y estereotipado”, mientras la lengua de calibán, llena de gritos y asaltos verbales, se oiga cantando la libertad. toumson, por su parte, destaca la presencia de la voz lírica de césaire tanto en la lengua de ariel como en la de calibán, pues en ambas observa “el psiquismo ascensional y el sistema de imágenes obsesivas que configuran la verticalidad de la revuelta” (1981: 439). En la voz de calibán, sin embargo, hay 162 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 una inflexión más agresiva, un fuego ausente del discurso de ariel. si el “dialéctico” calibán pone en duda la conciencia de Próspero mediante su uso de la lengua, la gratuidad es lo que caracteriza el ‘canto’ de ariel. El mismo amo se ríe de la vacuidad de sus palabras; al concederle la libertad, le lanza con ironía: “Dime, ¡no vas a incendiarme el mundo con tu música!” (1976: 371). Pero significativamente ariel resulta, después de calibán, el personaje más simpático del drama: “Lo he obedecido –le dice a Próspero–, pero, por qué negarlo, con la muerte en el corazón. Daba pena ver zozobrar esa gran nave llena de vida”, a lo que Próspero le responde “Vamos, ¡tu crisis! ¡siempre lo mismo con los intelectuales!...” (césaire 1976: 323-324)19. En la figura de ariel, a quien césaire adjudica una sensibilidad ausente del original shakespeariano (esa piedad candorosa que en La tempestad caracteriza a Miranda) puede verse la otra cara del “rebelde” con el que césaire se identificó en sus obras. Mientras por entonces césaire es testigo de las independencias africanas, la revolución cubana y la autonomía alcanzada por las antillas inglesas –autonomía que sigue demandando para la Martinica–, su autofiguración ambigua en Una tempestad, tensionada entre el intelectual ariel y el revolucionario calibán, deja ver su propia angustia ante la proclamación de una “Libertad” sólo imaginada “a lo lejos”. “¿Qué tienen en común –se preguntará césaire– todos estos héroes, se trate del rebelde, se trate de christophe en el poder, se trate de Lumumba vencido? El sentimiento de la soledad. Están solos, solos afrontan su destino” (Leiner (t.1): 141). Para raphaël confiant, quien en todo su Aimé Césaire: une traversée paradoxale du siècle (1993) se muestra como un discípulo impiadoso con el Maestro, el culto a los héroes haitianos o africanos, que releva un mecanismo compensatorio, se vincula con el pensamiento anti o ante-créole de césaire, incapaz de creer en el hombre común y la realidad local, tanto como con “la hipertrofia del ego” que lo caracterizó: la negación del “nosotros” martiniqueño (102). En Una tempestad, sin embargo, calibán se aleja del tipo del héroe mesiánico, y el mismo carácter cómico del drama lo distancia de la visión trágica de los protagonistas anteriores aunque, como destaca confiant, el final genere “duda, escepticismo y desaliento en el espectador más distraído” y, así, emerja el pesimismo típico del drama cesairiano (175). como bien percibe confiant, el de césaire es “un calibán hastiado y desesperado que quiere hacer saltar toda la isla a golpes de barril de polvo” (184). 163 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 significativamente, en su sentida “carta de un hombre de treinta años a aimé césaire” (1982), incorporada a su libro de 199320, confiant cuestionaba al Padre intelectual su ceguera y desprecio frente a los movimientos juveniles independentistas de los que formaba parte, apropiándose de la imagen hastiada, desesperada y violenta de su calibán: tenga cuidado con nuestra cólera y nuestra desesperanza pues, como calibán, exclamaremos: “El día que crea todo perdido, déjame robar algunos barriles de tu pólvora infernal, y esta isla, mi bien, mi obra, la verás saltar por los aires desde lo alto del empíreo en donde gustas planer, con, así lo espero, Próspero y yo entre los cascajos” (confiant: 335). Porque a pesar de las “paradojas” de césaire (que no dejan de asomar en Una tempestad), los jóvenes créoles heredaron del maestro un discurso de revuelta cuya reapropiación –en una Martinica (aún hoy) bajo el dominio de Francia–, sigue siendo válida. Quizá, en este sentido, la mayor paradoja de césaire haya sido la de haber legado simultáneamente una ley de “asimilación” política que no hizo sino rubricar la dependencia colonial, y una ley de asimilación creativa gracias a la cual la literatura francoantillana conquistó su autonomía. Notas De aquí en más, excepto en aquellos casos en que cito de versiones en español ya existentes, las traducciones de la bibliografía en francés o inglés me pertenecen. En el caso de Una tempestad, optaré por traducciones propias, aunque tengo en cuenta la versión de carmen Kurtz (1971). 2 “Une Tempête”, d'après La tempête de Shakespeare: adaptation pour un théâtre nègre fue publicada en 1968 en la revista Présence Africaine y en 1969, con algunas modificaciones, por Éditions du seuil. 3 Para una buena síntesis de la figura de Guéhenno en el contexto de la izquierda parisina de los años 20 y 30, y, en particular, su diálogo con renan en Caliban parle (1928) y Caliban et Prospero, suivi d’autres essais (1969), remito al artículo de Koenraad Geldof (1997) “Look who’s talking. caliban in shakespeare, renan and Ghéhenno” en Constellation Caliban de Lie y D’haen (1997). 1 164 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 La fórmula proviene del título del ensayo de senghor “Vues sur l’afrique noire ou assimiler, non être assimilés” (1945), incluido en Liberté I. Négritude et Humanisme (1964). 5 Para una revisión de estas apropiaciones, véase mi artículo “religaciones hispanoamericanas en torno del 98: los usos de La Tempestad en el Modernismo (Darío y rodó)”, Olivar. Revista de literatura y cultura españolas, año 11, N°14, (La Plata), 2010: 71-91. 6 al día siguiente, un periódico de derecha titulaba: “incidente en la sorbona. Un diputado negro insulta a la burguesía francesa que liberó a sus ancestros” (Hale 1978: 295). 7 Vale aclarar que el análisis de Mannoni de la relación de dependencia colonizadorcolonizado es ejemplificado también con la novela de Daniel Defoe: como propone en el capítulo “crusoe y Próspero”, eran estos personajes quienes mejor expresaban el “complejo de Próspero”. Para sostener la ‘pre-existencia’ del complejo a la situación colonial, Mannoni aplica una lectura psicoanalítica a los autores de las obras, quienes habrían extraído el material directamente de sus propios deseos inconscientes: “shakespeare –sostiene el francés– no tenía otro modelo que sí mismo para la creación de Próspero.” tampoco lo tenía Defoe para crusoe, si bien ya existían “robinsones reales” (98). Para Mannoni, cuya extensa lectura de La tempestad lo llevaba a denominar la patología de dominio con el mismo nombre del mago shakespeariano, el drama revela la capacidad de sublimación de la “vocación colonial” en el propio shakespeare, quien debía albergar “un extraño y potente deseo de poder sobre los hombres, así sea por prestigio...” (108). 8 Dado que este pasaje es de fácil acceso en su versión original, he optado por ofrecer mi propia traducción en prosa, para evitar restricciones en el plano semántico en función del análisis. 9 Varios críticos han analizado la influencia de las técnicas brechtianas en césaire (quien reconoció su importancia), en relación con su incursión en un teatro político que, reduciendo la respuesta emocional del espectador, lo indujera a la toma de conciencia y la acción. Ver, por ejemplo, sleibe-rahe (2004), quien sin embargo afirma que las máscaras son elegidas “al azar” y no analiza la intertextualidad con la “psicología” de Mannoni (104-105). 10 como destaca toumson, se trata de un agregado, aunque no tenga una verdadera consistencia como personaje y sea un artificio retórico. respecto de las “voces” que acompañan a calibán, también resultan añadidos, ya que en shakespeare los “espíritus” presentados en el elenco están al servicio de Próspero. Pero además, césaire tampoco respeta el conjunto de personajes shakespearianos, pues sustrae los de Francisco y adrián (cfr. toumson: 317 y ss). 4 165 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 remito a toumson, quien ofrece en Trois Calibans (1981) un exhaustivo análisis estructural y comparativo de La Tempestad de shakespeare, el Calibán de renan y la obra de césaire, y destaca que ésta última respeta el principio de analogía dominante en La tempestad de shakespeare y las correspondencias entre las intrigas (la intriga difractada en sub-intrigas), pero cambia el orden de prioridad de los conflictos, hace prevalecer el de la isla entre Próspero, calibán y ariel (la relación amo-esclavo) y otorga un peso mayor a calibán (Ver especialmente pp. 55-57 y 346-355). 12 El mismo césaire reconoce estos modelos. Vale señalar que la tragedia griega fue profusamente apropiada por el teatro europeo de vanguardia en el que césaire se inscribe. 13 La afirmación de Próspero a calibán de que eran “compatriotas” desde hacía diez años era otro desvío deliberado del original. En La tempestad Próspero relata a Miranda que llegaron a la isla doce años atrás. 14 La razón central de la dimisión de césaire es la postura asimilacionista, colonialista y eurocéntrica del PcF. De hecho, éste es un aspecto fundamental que signa la relación de césaire con el marxismo y el comunismo desde un principio, como puede verse en “conscience raciale et revolution sociale”, su texto para el tercer número de El estudiante negro (1935) (su traducción al español se publica en el Dossier sobre aimé césaire a cargo de Francisco aiello en Katatay. Revista crítica de literatura latinoamericana, N°11/12). 15 Estas ideas se reflejan en su famoso debate con rené Depestre en 1955, quien para césaire caía en un “asimilacionismo detestable” bajo las directivas de la estética comunista. (Ver “sur la poésie nationale”, Présence Africaine, nouvelle série, N° 4. Depestre respondía a césaire en el mismo número, reconociendo sus errores en la conceptualización de una estética apropiada, cuya “síntesis” debía ser la asimilación crítica como alianza de la tradición y la invención). El debate amical entre césaire y Depestre continuaba de hecho una discusión iniciada meses antes a partir de un artículo de Depestre en Les Lettres françaises (la revista de aragón) y del poema de césaire “réponse à Depestre, poète haïtien (Éléments d’un art poétique)” en Présence Africaine, reproducido como “Le verbe marroner” en sus Oeuvres complètes (Hale 1978: 353-358). 16 sigo aquí las ideas de González Echevarría en La voz de los maestros en torno de la figura del maestro y del dictador, el mito de la naturaleza, y de la tierra “como fuente de sentido y autoridad, junto al mito correlativo del exilio, un aislamiento de la tierra que, (…) dota supuestamente al individuo de una visión más auténtica” (31-32) (sin duda el Cahier d’un retour au pays natal es el texto fundante de esta mitología en la literatura franco-antillana). rama, por su parte, alude en La 11 166 Florencia Bonfiglio. Una tempestad (1969) de aimé césaire: una... Estudios 21:41 (enero-junio 2013): 137-169 ciudad letrada a ciertos mitos sociales resultantes del impacto modernizador en Latinoamérica: mitos de ascenso –el doctor, la maestra–, relacionados con el uso de la letra y la incorporación a la res pública; mitos derivados de la opresión del poder, como los del rebelde y del santo, propios de las clases bajas. a su vez, rama destaca la diferencia entre estos mitos y aquellos que emergen en Norteamérica: los del pionero, del periodista o del abogado que vence a los poderosos y que manifiestan un mayor esfuerzo democratizador, distante de la fuerza constrictiva de las instituciones latinoamericanas. (cfr. 63-65). Vale preguntarse, empero, si los mitos derivados de la opresión del poder no encuentran paralelos en el imaginario del sur de los Estados Unidos. 17 césaire, sin embargo, mantiene la ruptura de la ilusión teatral con el artificio del “Meneur du jeu” (Director/ Maestro de ceremonias) al principio del drama, aunque éste tenga otra función. 18 El libro fue también traducido al inglés como A History of Neo-African Literature: Writing in Two Continents (London: Faber & Faber, 1968) y al español como Las literaturas neoafricanas (Madrid, Guadarrama: 1971). 19 Esta cita es retomada poco después por roberto Fernández retamar en Caliban (1971), donde el cubano religa las apropiaciones latinoamericanas y antillanas de La tempestad en una importante operación de integración cultural de la tradición hispanoamericana con el caribe en otras lenguas. 20 Publicada originalmente en la revista Antilla (N° 19, 1-6- 1982), allí confiant condena, entre otras cosas, la postura de césaire frente a la ojaM (organización de la juventud anticolonialista Martiniqueña), fundada en 1962 bajo la influencia de Fanon. 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