08-11-2007 Reputación dudosa El fantasma de Chupeta puede interferir el proceso de recuperación de las divisas. Foto: Efe EL CAMINO que deben recorrer ocho casas de cambio colombianas para recuperar 19,5 millones de dólares que les fueron retenidos entre junio y agosto pasados en Miami por la DEA y la Aduana de Estados Unidos, se hace cada vez más sinuoso. Hasta la semana pasada, la mayoría de ellas estaba dispuesta a librar una batalla legal conjunta para probar ante las autoridades de ese país que las divisas -entre las que se incluyen más de un millón de dólares reservados por el Ejército de Colombia para la compra de material reservado- no tienen relación alguna con operaciones de blanqueo de capitales. Su intención inicial era darle poder a Lee E. Stapleton Milford, abogada integrante del directorio de Baker & McKenzie, uno de los más prestigiosos bufetes estadounidenses. La señora Stapleton, de 53 años, hizo fama en la década de los 90 como Fiscal Federal adjunta de la Florida y como directora de la división de antinarcóticos del Departamento de Justicia, cargo del que se retiró en 1996 para casarse con el entonces director encargado de la DEA, James Milford. Su prestigio estaba afianzado en una imagen de dama de hierro en la lucha contra el narcotráfico. Por eso, sus potenciales clientes pensaron que ella era la indicada para apersonarse de una causa en la que se buscaba demostrar que los dineros congelados no estaban contaminados por la influencia de la mafia. Como para no dejar lugar a dudas, el nombre de la litigante venía directamente recomendado por representantes en Colombia de la multinacional Kroll, una de las firmas mejor reputadas en el campo de la auditoría. Sin embargo, el descubrimiento del lado oculto del perfil de Lee E. Stapleton depararía sorpresas poco gratas. Un funcionario judicial de Miami alertó a los interesados en reclamar el dinero sobre los nexos de la abogada con el narcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, Chupeta, capturado recientemente en Brasil. Malas compañías Era cierto y el oficial norteamericano no era el primero en advertirlo. El 16 de noviembre de 2003 el periódico El Nuevo Herald, de Miami, publicó un extenso artículo en el que reveló que Stapleton había sido sorprendida en compañía de Chupeta en octubre de ese año, cuando agentes de la Policía colombiana allanaron tres habitaciones del Hotel Intercontinental de Cali. Aunque el objetivo directo de los policías era en realidad el también narcotraficante Hernando Gómez Bustamante, Rasguño, Chupeta fue capturado, en el mismo lugar donde se encontraban la abogada Stapleton, un arquitecto y un intérprete. Aquella era una reunión de negocios. La abogada, cuyo fuero profesional la libró de ser capturada, asesoraba a Chupeta sobre una eventual negociación para su sometimiento ante la justicia de Estados Unidos. Su gestión iba en contravía de los principios defendidos por su esposo, James Milford, quien como director de la DEA se opuso a cualquier tipo de arreglos con la mafia. Su posición vertical contra el narcotráfico, que en algún momento fue el polo que los atrajo a ambos, perdió ese día todo magnetismo. "Stapleton -publicó el Herald- no tiene ningún impedimento jurídico para ser abogada de un narcotraficante a quien combatió, pero este cambio de bandos no es algo que los agentes antinarcóticos ven con buenos ojos y menos cuando ocurre en Colombia. Un funcionario del Departamento de Justicia que la conocía de cerca declaró en aquella oportunidad al periódico: "Ella cruzó una línea' (...). Cuando uno ha combatido con un fuerte convencimiento un problema como el narcotráfico, lo único que puede explicar ese cambio tan radical es el dinero, no la justicia". Aunque fuentes de la multinacional Kroll le dijeron a CAMBIO que se declararon sorprendidas al conocer el antecedente profesional de la abogada y dijeron que ella fue recomendada de buena fe para que asesorara a las entidades que buscan recuperar el dinero en Miami, el hecho causó nerviosismo entre los cambistas profesionales. Algunos de ellos dijeron que de no ser por la buena reputación de Kroll, que incluso ha hecho auditorías especiales para Cambios y Capitales -una de las firmas afectadas por la retención del dinero- podrían pensar que se trataba de "una trampa concertada entre agentes norteamericanos para enredar la reclamación de los cambistas colombianos". Otros, sin embargo, le atribuyeron un propósito mucho más práctico, pero no libre de segundas intenciones. "Como la abogada Stapleton se especializó en negociaciones hechas a la sombra, es posible que alguna autoridad de Estados Unidos esté pensando en sacar una buena tajada antes de devolvernos las divisas". ¿CERTIFICADO DE BUENA CONDUCTA? Diego Uriel Alzate Jiménez, uno de los mayores accionistas de Cambios y Capitales S.A., fue incluido en la lista negra de la Oficina para el Control de Activos Extranjeros (Ofac) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Según funcionarios judiciales de ese país, Alzate es sospechoso, desde finales de los 90, de haber servido como testaferro de Chupeta. Sin embargo, parece haber contradicciones entre las autoridades de ese país, ya que la División de Asuntos Penales del Departamento del Tesoro produjo en junio de 2001 una recomendación a su empresa y la destacó como una activa cooperadora con la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, en la promoción de acciones para combatir el lavado de activos. "Esta empresa tiene un compromiso institucional con la ética y la transparencia, y da gran importancia a las políticas y practicas relativas a la prevención del lavado de activos, que implican la adopción de controles que van más allá de los exigido por la ley y las regulaciones", dice el certificado firmado por Manuel Godinez, agregado del Departamento del Tesoro en la delegación diplomática. Aunque el uso de la certificación fue desautorizado después de la inclusión del nombre de Alzate en la lista Ofac, lo cierto es que subsisten las dudas porque no se conocen las pruebas que lo vinculan con el posible testaferrato y no está claro si se trata de una imputación de carácter personal o si vincula a su empresa.