EL BIEN Y EL MAL CAMINAN JUNTOS No todo es felicidad En los apartados anteriores hemos visto que a lo largo de la historia de la salvación se mezclan los encuentros y desencuentros con Dios, la felicidad y la desdicha, el bien y el mal. En la actualidad pasa lo mismo. Muchas situaciones nos recuerdan que el mundo no está ahora como Dios lo soñó en los primeros orígenes y que demasiadas personas sufren y no encuentran la felicidad que desean. Dios ¿es bueno y poderoso? Ante las situaciones negativas surge siempre la misma pregunta: ¿Por qué Dios no evita el mal y el sufrimiento del mundo? Parece que si no lo hace es o porque no es bueno realmente, o porque no puede, en cuyo caso no sería todopoderoso como le solemos llamar. Hemos visto que Dios no desea el sufrimiento sino la felicidad de las personas. Y también, que actúa para que la felicidad de las personas. Y también, que actúa para la felicidad y la salvación sean una realidad. Dios es amor y no hace otra cosa que actuar por amor. Ahora bien, el amor nunca se impone, se ofrece. Dios ha querido relacionarse con seres libres que le puedan amar libremente. Por eso el hombre y la mujer pueden aceptar la oferta de felicidad de Dios o rechazarla. La fuerza y el poder de Dios es la fuerza y el poder del amor. Responsables de la salvación Dios sigue llevando adelante su proyecto de salvación para la humanidad. No se desdice de sus promesas ni se echa atrás. Igual que toda la historia de la salvación, hoy Dios busca colaboradores que se comprometan con su mismo proyecto y actúen en el mundo para llevarlo a cabo. Para ello es necesario que estos hombres y mujeres asuman la salvación como objetivo en su vida, para ellos y para los demás. Los creyentes de hoy son responsables de la salvación del mundo. En Dios está la fuerza Dios se limita pedir colaboradores. Se compromete con aquellos a los que llama, Esto es lo que los cristianos llaman “gracia”, el don Que Dios hace de sí mismo a los que lo acogen. Esta gracia es: - Perdón y misericordia. Por fuerte que sea el pecado de los hombres, más fuerte es siempre la misericordia de Dios. - Luz para mirar el mundo con buenos ojos, con la misma mirada de Dios y para saber cómo actuar en cada momento. - Fuerza para llevar a cabo las acciones que más convienen para el bien propio y el de los demás. ACTIVIDADES Si observaciones el mundo actual, encontramos situaciones que se oponen al plan de salvación de Dios y son causa de sufrimiento para muchas personas. - Dibuja en tu cuaderno un cuadro como el siguiente. En la columna de la izquierda se recuerdan las características de la vida que Dios desea para la humanidad. Escribe en la columna de la derecha situaciones del mundo actual que se opongan a ese proyecto de Dios. El proyecto de Dios La unión con Dios recibiendo su amor y amándolo de la misma manera. La armonía consigo mismo y el pleno desarrollo de lo que cada persona puede llegar a ser para sí misma y para los demás. La fraternidad de todos los seres humanos en la libertad, justicia y paz. La ausencia de sufrimiento y dolor. La armonía con la naturaleza El mal en el mundo El texto de la página anterior se expone la necesidad de ser colaboradores de Dios en la lucha contra el mal y en el desarrollo de su plan salvador. Muchas personas se han sentido así, incluso en situaciones tremendas de sufrimiento. Aquí tienes el ejemplo de una mujer judía que murió en un campo de concentración de Alemania Nazi. Lee su biografía y los textos del diario que escribió mientras estaba prisionera. Subraya las frases que tienen relación con lo que has leído en este apartado. ¿Qué te llama la atención de la experiencia de esta mujer? Etty Hillesum Nació en Middelburg (Holanada), en |914. Se licenció en Derecho y estudió también en lenguas eslavas. Fue vivaz inteligente y despierta. No se consideraba creyente. Pero la experiencia de la persecución contra los judiós por parte de los nazis, la fue abriendo poco a poco a la relación con Dios. Escribió un diario en el que iba reflejando sus vivencias interiores y su evolución personal. Fue internada ene l campo de concentración de Westerbork en su país, y más tarde trasladada al de Auschwitz (Polonia) donde murió el 30 de noviembre de 1943. Durante su estancia en los campos se entregó a ayudar a los demás. 25 de noviembre de 1941 “¡Dios mío, tómame de la mano! Te seguiré de manera resuelta, sin mucha resistencia. No me sustraeré a ninguna de las tormentas que caigan sobre mí en esta vida. Soportaré el choque con lo mejor de mis fuerzas. Pero dame de vez en cuando un breve instante de paz. Yo te seguiré por todas partes e intentaré no tener miedo”. 11 de julio de 1942 “Asumiré como principio el ayudar a Dios en la medida de lo posible; y si lo consigo, también podré hacerlo con lo demás”. 12 de julio de 1942 “Dios mío, esto tiempos son de terror. Esta noche, por primera vez, me he quedado despierta en la oscuridad, con los ojos ardientes, mientras desfilaban ante mí, sin parar, imágenes de sufrimiento. Voy ayudarle, Dios mío, ano apagarte en mí, pero no puedo garantizarte nada por adelantado. Esto es todo lo que podemos salvar en esta época, y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío. Quizá también podamos contribuir a sacarte a la luz en los corazones devastados de los otros”.