Benvolgut, o no - Viena Edicions

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#Àlex_Ribes
Benvolgut, o no
Respostes del BLOG SOCIETAT ANÒNIMA
a la intolerància present a les xarxes socials
i als mitjans de comunicació
Primera edició: agost del 2016
@Àlex Ribes Bernal, 2016
© de les característiques d’aquesta edició:
Viena Edicions
c/ Tuset, 13 – 08006 Barcelona
viena@vienaeditorial.com
www.vienaeditorial.com
ISBN: 978-84-8330-908-7
Dipòsit legal: B 16219-2016
Fotocomposició: Alfa
Impressió i enquadernació: Romanyà Valls
Qualsevol forma de reproducció, distribució, comunicació pública
o transmissió d’aquesta obra només pot ser realitzada
amb l’autorització dels seus titulars,
llevat de l’excepció prevista per la llei.
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si necessiteu fotocopiar o escanejar fragments d’aquesta obra.
21 de febrer del 2016
l’ESTRANY MÓN DELS «FOBOS»
Estimada, o no, Mumu:
¿Te puedo dar un pequeño y humilde consejo? Ni robes, ni prendas
fuego a las toallas. En vez de eso, vete a nadar. Nada. Mucho. Cinco kilómetros. ¿Qué digo cinco? Veinte. Y cuando estés en alta mar,
contempla la línea de costa a lo lejos. ¿Ves tierra firme? ¿Sí? ¿Se
ve todo pequeñito, lejano, como si no existiese? ¿Lo ves? Perfecto.
Pues así es tu capacidad para entender la realidad.
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Ahora, ya puedes volver. Será cansado. Son otros veinte kilómetros. Pues eso es precisamente lo que les sucede a los «fobos» vocacionales. Se alejan tanto de la civilización que a veces llegan a
un punto de no retorno.
Hay otra solución: que en vez de intentar regresar a la costa, te
busques una isla pequeñita para vivir sola. Allí no encontrarás catalanes (excepto si hay un televisor para ver el Barça, claro). No
tendrás que soportar esa terrible experiencia de escuchar catalán.
Qué horror, ¿no? Si es que, tal como dice Rajoy: «Somos sentimientos y tenemos seres humanos». Porque ser humanos y tener
sentimientos se está poniendo cada vez más difícil. Al final, creemos que sólo somos humanos nosotros y, en consecuencia, únicamente nosotros podemos tener sentimientos. Así, somos los mejores y los más rápidos encontrando coartadas para despojar de
humanidad y de sentimientos a los demás, por una razón tan básica como primitiva: son diferentes a nosotros. Son gordos, o calvos,
o bajitos, o tartamudean, o son africanos, o son judíos, o son musulmanes, o son murcianos, o son catalanes, o son franceses, o son
homosexuales, o son… Coartadas no faltan en mentalidades «fobas». Esa premisa nos permite, a partir de entonces, negar sentimientos y humanidad a todos aquellos que no se circunscriben a
nuestro pequeñito, gritón, ignorante y maleducado mundo de prejuicios. Y es cuando nacen las fobias: xenofobia, homofobia, catalanofobia… Por eso, Mumu, lo mejor es una isla. Una isla en la
que puedas reflexionar para darte cuenta de que, afortunadamente,
hay muchos otros jóvenes que no se han alejado tanto de la orilla.
Eso sí, si allá en alta mar, donde sólo se escucha el sonido de las
olas, ves pasar un barco que lleve una bandera catalana, recuerda
la frase que debes gritar: «SISPLAU! EM DEIXEU PUJAR-HI?»
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23 d’abril del 2016
sANT JORDI NO EXISTEIX. SÓN EL PARES
Estimado, o no, Cristian:
Llevo toda la tarde llorando. Qué sorpresa me he llevado. No me
sentía así desde que me dijeron que las películas porno no tratan
sobre el amor romántico. ¡Qué decepción! Ahora resulta que Sant
Jordi no existe y que son los padres. Al parecer, según tus investigaciones, como San Jorge es el patrón de Aragón, no puede serlo
de países como Bulgaria, Etiopía, Inglaterra, Georgia o Portugal,
o de ciudades como Tombuctú en Mali. Tampoco puede serlo de
poblaciones como Cáceres, Golosalvo, Alcoy, Madrigueras, Lucena
y Santurce. Pero, sobre todo, este santo que murió el 23 de abril
del 303, no puede ser el patrón de Catalunya y no podemos llamarlo Sant Jordi. Hay una ley de incompatibilidades aprobada por
la Asociación de Tuiteros Catalanófobos, reunida de urgencia, que
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impide que Catalunya pueda tener como patrón a Sant Jordi. Ya
tarda el Tribunal Constitucional en dictar sentencia para condenar
a Sant Jordi a la invisibilidad y obligar a que los catalanes celebremos San Jorge regalándonos discos de jotas aragonesas. Deberemos dejar libres los puestos de ventas de libros para que los mejores cantantes baturros firmen discos de jotas. De esta manera,
corregiremos semejante error histórico. Lo siento, en serio. Perdonadnos. No sabíamos lo que hacíamos. Regalas una rosa… te regalan un libro… lees… amueblas tu cerebro con cultura… y, al
final, acabas cuestionando cosas. Un desastre.
Te pido, no obstante, que continúes con tus investigaciones para
demostrar que la Moreneta es una prima africana de la Pilarica.
Con una piel tan oscura seguramente será la línea de investigación
que querrás seguir porque, al final, se trata de demostrar que la
cultura catalana no existe. En la imprescindible cosmogonía patriótica de todo buen nacionalista español anida la idea de que los
catalanes vivimos de prestado, de que nuestra identidad cultural
está basada exclusivamente en la aportación histórica de esa España creadora del universo. Así, los catalanes somos… no sé…
una especie de espejismo provocado por el choque del aire peninsular y el mar. De esta manera, para ver algo de cultura catalana
propia en este oasis imaginario, un buen español debe entrecerrar
los ojos y quizá (sólo quizá) un día, en un instante de epifanía,
pueda proclamar en voz alta algo como:
Me ha parecido ver a un catalán… no estoy seguro… pero hablaba raro. Llevaba una rosa en una mano y un libro en la otra.
Quizá el libro era sobre cómo podar los rosales. Qué tradiciones
más raras. No deben de ser españolas.
Mira, ¿sabes qué? «Ni pa ti, ni pa mí»: HAPPY SANT GORDI!
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8 de desembre del 2015
TATXAN, TATXAN! EL GOS ERA CATALÀ!
Estimado, o no, redactor de Las Voces del Pueblo:
Una pregunta da vueltas en mi mente: ¿cómo sabes que el perro
era catalán si, según aseguras tú mismo en la noticia, el Ayunta­
miento de Quart no tiene censo de perros? Se han visto casos ex-
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traños en el mundo del periodismo, pero debes de ser el primer redactor capaz de detectar un acento en el ladrido de los perros.
¿Arrastraba mucho la «l» el doberman? ¿Era capaz de pronunciar
correctamente la difícil palabra «Artur»? ¿Sabía decir «Cesc» sin
que pareciera el dominio de una página porno?
Me parece un caso de especial trascendencia para la ciencia.
National Geographic tendría contigo un gran reportaje. A mí me
resulta muy complicado saber la nacionalidad de un perro. A veces, cuando me cruzo con uno por la calle, le digo: «Vamos a ver,
¿tú de dónde eres? ¡Mira tu DNI! ¡Tú serás siempre español».
Pero, su única reacción suele ser mirarme con la misma cara de
perplejidad de Rajoy en un congreso de física cuántica. Otros me
huelen los pies y se van sin decir «adéu, agur, adeus, bye o vielen
dank und auf wiedersehen», lo que me dificulta mucho conocer su
origen.
Eso me lleva a pensar que tu conclusión sobre el origen del
perro se base en otro tipo de observaciones. ¿Este perro tiene un
Teletac en el collar para que le resulte más cómodo pagar peajes? ¿Acostumbra a llevar una botella de vino o algún obsequio
cuando lo invitan a cenar? ¿Suele pasar de la depresión derrotista a la euforia de la victoria en poco tiempo? ¿Evita citar el
origen catalán de Marhuenda? ¿Sabe lo que es el FLA y a cuánto asciende el déficit fiscal? Si es así, seguramente este perro es
catalán.
Sin embargo, y quizá me equivoque porque no soy periodista
como tú, creo que para un lector de este tipo de noticias el adjetivo más importante es aquel que informa sobre la raza del perro. Y
es que no es lo mismo ser mordido por un pit bull terrier que por
un caniche. La diferencia equivaldría a pelearte con Mike Tyson o
con Montoro. Y, créeme, hay una pequeña diferencia… y no sólo en
la voz de papá pitufo que tiene el segundo.
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Por eso, amigo redactor, te recomiendo una visita a un especialista para que te cure de tus traumas. En la próxima epidemia de
la gripe quizá te dé por investigar el origen de cada virus para intentar demostrar que hay uno de Castellfollit de la Roca. En ese
caso, te recomiendo una buena vacuna… contra la catalanofobia,
claro.
Fragment de Benvolgut, o no, d’Àlex Ribes,
Viena Edicions, setembre del 2016.
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