METÁFORA ÓPTICA EN PSICOANÁLISIS NICOLAS GACCETTA Trabajo presentado en el Seminario de Páremai de Septiembre de 2003. Mas busca en tu espejo al otro al otro que va contigo. Antonio Machado No lo asombró ver su cara repetida en el espejo; la vio por vez primera en ese primer reflejo. Los dos indios se miraron no cambiaron ni una seña Uno -¿cuál?- miraba al otro como el que sueña que sueña. Jorge Luis Borges ¿Qué es un significante? Primera y quizás más directa respuesta es: otro. Un significante es otro significante. Si los significantes de la óptica puedan dilucidar conceptos de la teoría y práctica psicoanalítica es por la esencial vocación metafórico-metonímica del significante, siempre es otro para nombrar la cosa. Pero la cosa aquí es la relación del sujeto con lo Real, del sujeto con el objeto, aunque el psicoanálisis la plantee más allá de toda objetividad. Ahora bien, entre el sujeto y lo Real la óptica coloca sus aparatos (lupa, espejo, cámara fotográfica, telescopio, tomógrafo o microscopio electrónico), el psicoanálisis también coloca su aparato: el psíquico. Aparato es una serie de órganos y mecanismos que intervienen en una función, pero además significa pompa y ostentación. Adjudicar el soporte de las funciones psíquicas a un aparato, aparece como desmedida pompa y ostentación. Pero precisamente así se refiere Freud en toda su obra y también el propio Lacan cuando en -Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis- indica que el sujeto es un aparato claro que con la salvedad que ese aparato es algo lacunar, lugar donde el sujeto instaura la función de cierto objeto en tanto que objeto perdido . Si bien esta meditación de Lacan no es muy óptica, ciertamente aplicó el modelo y la metáfora óptica una buena cantidad de años y de lecciones. Pero volvamos a Freud, quien ya en 1901 en -La interpretación de los sueños-, utiliza una representación auxiliar óptica para acercarse a lo desconocido. En -Psicología de los procesos oníricos- y luego de comparar la localidad psíquica con la localidad de la imagen en cualquier aparato óptico, esto es un lugar imaginario, virtual, dibuja el aparato psíquico con el extremo sensible y el extremo motor y dice textualmente que este esquema no es más que la realización de la hipótesis de que el aparato psíquico tiene que hallarse constituido como un aparato reflector. El proceso de reflexión es también el modelo de todas las funciones psíquicas. Recordemos que con este texto freudiano, Lacan comienza -La Tópica de lo Imaginario- del Seminario 1, -Los Escritos técnicos de Freud-. Es notable que casi cuarenta años después, en 1939, Freud alude nuevamente a la metáfora óptica en -Esquema de Psicoanálisis-. En el Capítulo 1 de la Primera Parte cuando del psiquismo o vida mental dice que dos son las cosas que conocemos: el cuerpo (encéfalo lo llama aquí) y los actos de conciencia y entonces arranca dos hipótesis de estos términos: la primera concierne a la localización, presumimos - dice Freud - que la vida psíquica es la función de un aparato al cual suponemos espacialmente extenso y compuesto de varias partes o sea que lo imaginamos a semejanza de un telescopio, de un microscopio o algo parecido. La segunda hipótesis postula que los procesos concomitantes físicos o somáticos son lo esencialmente psíquico, lo psíquico genuino y la desarrolla en el Capitulo IV de esa Primera Parte. En esos cuarenta años acudió, Freud, a la metáfora óptica para explicar alguna de sus ideas: negativo / positivo fotográfico para apuntar a la relación inconsciente / consciente, proyección como mecanismo psíquico en alusión a la proyección óptica etc. En la obra de Lacan, pensamos aquí en -Escritos- y según sus propias palabras no se puede negar que el Estadio del Espejo tiene una presentación óptica. A este modelo óptico -como todo modelo mezcla de partes desiguales de imaginario y simbólico- lo abandona, Lacan, prácticamente recién en 1963 luego del seminario -La Angustia- cuando comienza en su obra la puntualización del objeto a, objeto que justamente no aparece en el espejo y si aparece es a expensas de la imagen de ese objeto a y de igual forma a expensas del propio espejo. Pero claro, aunque compartan algunos términos, óptica no es psicoanálisis como dice Lacan en el Seminario 1, no es cuestión de hacer pasar gato por liebre, suficiente con el yo que pretende hacerse pasar por el sujeto y ser igual a si mismo. Siento que yo no soy más yo ; yo quiero volver a ser yo; manifiestan los pacientes. De manera que si bien hay puntos comunes, hay otros puntos que no lo son. Mientras que para la óptica lo real es igual a lo virtual, para el sujeto psicoanalítico lo real es igual a lo virtual desde la vertiente imaginaria, pero desde la vertiente real, lo real no es igual a lo imaginario. El sujeto está representado en el yo, no está presente. Mientras el aparato óptico crea un espacio imaginario, el imaginario humano crea la realidad, en combinación con lo real. Las reflexiones que siguen tienen como núcleo el entramado del sujeto, su yo y el otro. Óptica geométrica es la parte de la óptica que se ocupa de la propagación de la luz; la luz parte de una fuente, tiene un recorrido y llega a un destino. Considerados como fuentes de luz los cuerpos pueden ser de dos clases: luminosos o iluminados. El cuerpo luminoso (natural o artificial) es un cuerpo emisor de luz. El cuerpo iluminado es una fuente de luz pero no es un cuerpo emisor de luz sino que es receptor, recibe y refleja la luz dando lugar a una fuente de luz. Cuerpo curioso en óptica pues siendo receptor de luz la devuelve y se transforma en emisor. A todas las estrellas menos una, el sol, le adjudicamos luz propia no siendo más que cuerpos iluminados; reflejan la luz que les llega de ese otro cuerpo (el sol). Es formidable como al yo, habitualmente le adjudicamos lo mismo, no? Es del sujeto de donde proviene la emisión, es lo Real lo que se constituye como cuerpo luminoso. Pero desde muy temprano la imagen juega su rol entre el sujeto y lo Real, inaugurando el mundo imaginario, el de los reflejos, el de los cuerpos iluminados, reflejos de reflejos. La óptica geométrica basa sus estudios en cuatro leyes que son: (fig.1) I. Propagación rectilínea de la luz. II. Independencia recíproca de las distintas partes del haz de luz. III. Reflexión, es el campo de los espejos planos o esféricos (cóncavos - convexos) IV. Refracción, es el pasaje de la luz a través de dos medios distintos y esto puede ocurrir a través de superficies planas o esféricas, a través de lentes convergentes o divergentes o a través de un cuerpo especial en óptica, el prisma. Las leyes I y II nos consienten estudiar algunos fenómenos del entrecruzamiento de la óptica con el Psicoanálisis. Partimos de una fuente de luz en relación inseparable con una pantalla, destino de la luz. Al interponer un cuerpo entre la luz y la pantalla se obtiene una sombra sobre ésta. Este es el fundamento de la toda la maquinaria óptica existente que apunta al registro en imágenes y su correlativa proyección. (fig. 2) Fue la metáfora del paralítico y del ciego que Lacan utiliza en el Seminario II la que nos dio pie para pensar esta otra metáfora: el lugar de la fuente de luz como el lugar del sujeto, el lugar del cuerpo entre la luz y la pantalla como el lugar del yo. El Otro es la pantalla y la sombra el otro. (fig. 3) En la pantalla que es el Otro se hace visible la imagen del yo. El sujeto funcionando como fuente emisora no se confunde con el yo que se ubica en el camino hacia el Otro que absorbe. El otro, reflejo del yo, no se confunde con el Otro pantalla. Hasta aquí lo que acontece en la proyección foto y cinematográfica y la proyección de resorte psíquico. En óptica el camino inverso a todo lo anterior se llama fotografía: impresión con luz sobre un cuerpo. En el mundo exterior a la cámara se halla situada la fuente emisora de luz y se confunde con el cuerpo, en el interior de la cámara está el soporte-pantalla donde se graba la imagen, la sombra. (fig. 3) En óptica proyección es contrario a fotografía. En teoría psicoanalítica, proyección no es contraria a introyección sino a identificación: transformación producida en el sujeto por la asunción de una imagen de acuerdo con Lacan en el -Estadio del Espejo-, ya que introyección supone siempre la dimensión simbólica, la palabra del Otro. Es la atención flotante en el dispositivo psicoanalítico lo que permite la distinción entre Otro y otro, entre pantalla y sombra proyectada, lo cual tendrá sus efectos sobre la diferencia provocada por la libre asociación correlativa, camino de la cura psicoanalítica: separación del > je < y del > moi <, del sujeto y su yo. El sujeto y su objeto articulado a la falta. Al poner el analista en juego un Otro que no es otro señala que el yo no es el sujeto. Un elemento a tener en cuenta de la proyección óptica que se realiza a través de un lente o grupo de lentes convergentes es que la correspondencia simétrica entre la imagen fotográfica y la proyectada es invertida, correspondencia comparable a la que existe entre el yo-imagen del sujeto analizante y el otro-sombra en el Otro analista. Entre otras cosas esto coloca en primer plano, la demanda del paciente en la transferencia. Las recomendaciones técnicas son silencio y abstinencia. Pienso en un chiste que se contaba en Buenos Aires hace unos años. Un sujeto habla por teléfono. Primer acto, pregunta ¿Hola habla Hegel? Y Hegel responde: Sí y no. Segundo acto, pregunta: ¿Hola habla Freud? Y Freud responde ¿y a Ud. que le parece? Tercer y último acto, nueva pregunta ¿Hola habla Lacan? Y Lacan responde ¿Allá sí y aquí? Quizá y eventualmente se puede responder la demanda el problema es qué. Un poco más sobre proyección. En fotografía para hacer el ampliado o copia de un negativo se recurre a un proyector también, sólo que la imagen en negativo es proyectada sobre una pantalla especial, de esa imagen negativa se obtiene una reproducción positiva. Entonces: luz más placa negativa determina una placa positiva sobre la pantalla y es Freud quien sugiere en -Introducción al Psicoanálisis- comparar la cuestión negativo/positivo fotográfico con la relación inconsciente/consciente del sujeto psicoanalítico. Esta relación entre luz y placa nos sugiere nuevamente la metáfora del paralítico y del ciego: que haría uno sin el Otro. ¿Qué es la luz en relación con una pantalla sin placa, cuerpo o yo entremedio? La tercera ley de la óptica geométrica es particularmente apropiada para el modelo óptico en Psicoanálisis. La reflexión estudia aquello que le sucede a la luz cuando llega a una superficie plana o esférica. Esta luz al rebotar en la superficie da lugar al fenómeno del espejo, que los diccionarios definen así, espejo: aparato en el cual se representan los objetos que tenga adelante por la reflexión de la luz, es decir un objeto y su imagen, una cosa y su imagen, definición que obviamente también figura en los diccionarios: Espejo es lo que da imagen de una cosa . El sujeto está supuesto en los diccionarios. (fig. 4) Ahora bien, la imagen es imagen pues los rayos reflejados que provienen de la cosa se encuentran con un sujeto, con un ojo, con un observador a quien le parece que provienen de ella, de la imagen. Los rayos originados en el objeto real se reflejan, llegan al ojo del observador y parece que vinieran de la imagen virtual. El camino que los rayos hacen desde el objeto al sujeto, previa reflexión en el espejo es el camino real de los rayos, el otro, el camino que va de la imagen virtual al sujeto es el camino aparente de los rayos. (fig. 4) La imagen virtual no existe en el campo real a pesar de los efectos en este campo, engaña al sujeto, se coloca en el lugar del objeto, le hace creer al sujeto que los rayos provienen de ella. Estas figuras hacen que el espejo pueda definir al observador así: observador es aquel a quién le parece que los rayos reflejados en mi provienen del campo imaginario , como aquel perro de Pavlov que decía que trabajaba en un laboratorio donde había un hombre condicionado, dos veces al día sonaba un timbre, se encendía una luz roja y entonces ese hombre le daba de comer. Es clara la relación de todo esto con lo que inaugura Lacan a partir de la fase del espejo, un sujeto que se transforma luego de asumir una imagen. Una cosa (cuerpo fragmentado) que encuentra su unidad en una imagen. Unidad solidaria de la imagen de sí, identificada a la imagen del semejante, del otro. Puesto un objeto delante de un espejo, obtenemos dos objetos pues no se diferencia el objeto de la imagen. Si colocamos medio objeto delante del espejo obtenemos un objeto entero, pues medio más medio es igual a uno. De una inquietante maceta semihexagonal obtenemos un tranquilizante macetero hexagonal. Naturalmente el sujeto no necesita un espejo para atravesar el estadio y formar su yo, pero en la relación con el otro semejante, este espejo está colocado de forma tal que el campo real del otro está en el mismo lugar que el campo imaginario, yoico del sujeto. Esto en parte es aquello que se dibuja en el modelo del espejo esférico de Lacan: ahí donde cambia el espejo plano propiamente dicho por una placa de vidrio, cuerpo que siendo transparente se comporta además como espejo reflector y el sujeto ve su imagen y al otro en el mismo lugar. (fig. 5) De aquí en más campo imaginario y campo real configurarán la Realidad humana, la realidad psíquica humana. De manera que como dice Lacan en el seminario de La Angustia, si el hombre es atormentado por lo irreal en lo real seria completamente inútil esperar sacárselo de encima, puesto que en la conquista freudiana, lo preocupante resulta justamente que en lo irreal es lo real lo que lo atormenta. Para el psiquismo humano el camino aparente, imaginario, narcisístico, es el que va del moi al semejante y vuelve al moi nuevamente; el camino real es el que va desde el Otro al sujeto. Esquema L de Lacan. Versión óptica. (fig. 6) Como vemos imaginario y real se invierten recíprocamente entre el sujeto de la óptica y el sujeto psicoanalítico, lo real para uno es virtual para el otro y viceversa, lo cierto es que básicamente los dos sujetos toman lo aparente por real, claro que esto no es más que una propiedad estructural del sujeto. Es así como para el sujeto sujetado a lo imaginario lo aparente es igual a lo real y para el sujeto sujetado a lo real lo aparente no es igual a lo real. De esta sujeción a lo imaginario ni las sofisticadas computadoras se salvan: el Exocet, un misil tristemente célebre en la Guerra de Malvinas del año 1982, hace su trayecto hacia el objetivo a un par de metros sobre el nivel del agua, esto hace que el neurótico radar enemigo se vuelva loco y por un así llamado efecto espejo no acierte a responder al objeto real o a la imagen virtual reflejada en la superficie del agua. Pero si de espejos se trata encontramos más con relación a los mismos. Es de destacar que ni el laberinto de Amenhotep (2000 a. C.) ni el laberinto de Creta (morada de Minotauro) ni los laberintos de catedrales y castillos medievales son comparables al horror del laberinto óptico. Esto es: habitaciones hexagonales, como las celdas de un panal de abejas, con las paredes cubiertas de espejos, cada cuarto con una, dos o tres puertas, aberturas por supuesto distribuidas caprichosamente. Se hace difícil la distinción entre puertas reales y aparentes, las avenidas reflejadas en todas direcciones aparentan en su ilusión alargarse hasta el infinito. Pero hay más, el mismo laberinto anterior pero con paredes móviles. El horror mismo. Retomando nuestra óptica, sabemos que así como hay objetos reales que dan imágenes virtuales, por la reversibilidad del camino de la luz, podemos concebir objetos virtuales que dan imágenes reales (imágenes reales son también las que dan los espejos esféricos), de un objeto convenientemente ubicado; pero estas imágenes reales funcionan como objetos y tienen su propia imagen que ahora será virtual. Los objetos virtuales que dan imágenes reales funcionan como imágenes (se forman por la prolongación de los rayos, en un campo imaginario, etc.). (fig 5 y 7). Estas complicadas relaciones entre objetos, imágenes, real, virtual, nos aclaran entre otras, algunas hipótesis del psicoanálisis lacaniano como es la condición de inimaginable del objeto del deseo humano, el objeto a no tiene imagen, no está en el mundo imaginario especular y esto explica que los inventos y creaciones humanas sean los objetos de nuestras imágenes, de nuestro imaginario. El yo del imaginario humano es una imagen real (objeto) de un objeto virtual (imagen) que llamamos sujeto del inconsciente. El modelo del espejo esférico, diseñado por Lacan, se sabe es prácticamente un compendio de psicoanálisis. Todo el modelo del espejo esférico vale una conferencia aparte. Hay un pasaje tan digno de destacar como difícil de desentrañar sin una buena reflexión de la óptica. Dice Hyppolite (página 220 del Seminario 1) una frase subrayada por el propio Lacan: si el objeto, las flores, representa el objeto real correlativo del animal perceptor, entonces la imagen real del vaso de flores representa la estructura imaginaria reflejada de esa estructura real y continúa el mismo Hyppolite en la página siguiente cuando reflexiona de esta manera: el objeto real puede ser considerado como la contrapartida real del orden de la especie, del individuo real. Pero se produce entonces un desarrollo en lo imaginario, que permite que esta contrapartida en el espejo esférico pueda devenir también una imagen real, una imagen que como tal fascina, en ausencia misma del objeto real que está proyectado en lo imaginario, imagen que fascina al individuo y que lo capta en el espejo plano. (fig. 5). Este espejo plano, que bien puede funcionar como un espejo retrovisor, sujeto viajando en el automóvil de su vida mirando hacia su futuro en el cual está incluido un espejo donde se ve su pasado. Buen montaje para pensar articulación de tiempo y espacio psíquicos. Es terminante Lacan cuando afirma en los Cuatro Conceptos ... (pág. 43) que el Deseo tan solo vehiculiza hacia un futuro lo que mantiene de una imagen del pasado. Armando Chulak escritor cómico argentino lo expone así en su diccionario disidente: futuro es aquello que ya sucedió en el tiempo pero no en el espacio . Con la óptica psicoanalítica podemos decir entonces que la imagen real es la suma de la estructura real más la estructura imaginaria, objeto real más imagen virtual, percepción más representación. Esto también inquietaba a Platón quien 2500 años antes que Freud construye su propia metáfora óptica, indiscutible anticipo del dispositivo cinematográfico del siglo XIX, para esclarecer algunas conjeturas de la relación entre lo visible y lo invisible y dejar sentada la analogía entre la luz y la vista con la ciencia y la verdad. En el Libro VII de -República- construye lo que se conoce como mito de la caverna para ilustrar la naturaleza humana esclarecida o no por la educación dice textualmente hablando con Glaucon que es su interlocutor: represéntate a unos hombres encerrados en una vivienda subterránea en forma de caverna. Allí desde su infancia, están encadenados por el cuello y las piernas, permanecen inmóviles y solo pueden ver a los objetos que tienen delante. Detrás de ellos y a cierta altura hay un fuego, delante del cual unos hombres dejan pasar objetos que representan en piedra o madera, figuras de hombres y animales y de mil formas diferentes. Algunos hombres conversan, otros pasan sin decir palabra; ¿crees tú que en esa situación pueden ver alguna otra cosa fuera de las sombras que se proyectan, al resplandor del fuego, sobre el fondo de la caverna? El sentido exigido por el contexto según Chambry es : al nombrar las sombras que ven ¿no creen los prisioneros nombrar a los mismos objetos? Continúa Platón: y en cuanto a los objetos que transportan a sus espaldas ¿podrán ver otra cosa que no sea su sombra, y si pudieran hablar entre sí, no juzgas que considerarían objetos reales a las sombras que vieran? ¿Que no tendrían por verdadera otra cosa que no sea la sombra de esos objetas artificiales? Tomar la imagen, la representación como real. Nos encontramos con el dispositivo cinematográfico que merecería un capítulo aparte pero, por el momento nos ilustran de sobremanera las relaciones del sujeto con lo real de sus representaciones, del sujeto víctima de una ilusión de realidad y aquí el registro cinematográfico es absolutamente comparable al registro psíquico, de modo que la técnica del cine se corresponde ampliamente con nuestra facultad de representación. Recordemos de como Freud ejemplifica la cuestión del registro con el bloc mágico modelo de aparato psíquico también, aunque impracticable en el cine. Cine, proyección y sueño nos hablan del efecto de un deseo inherente a la estructura psíquica. B. Lewin estudiando la pantalla del sueño en 1947 establece que el conjunto imágenes proyectadas-pantalla representa un conflicto entre deseo alucinatorio y deseo de percepción. Sin duda existe en estas imágenes y proyecciones y representaciones fílmicas, fotográficas o mentales un deseo por parte del sujeto de poner en escena, en representación, lo que podría recordarle su propio funcionamiento. La refracción. (fig. 8) Cuarta ley de la óptica geométrica, es el pilar básico del funcionamiento de todos los aparatos ópticos, un haz de luz pasando por dos medios con densidades distintas (con índices de refracción distintos) se desvía, ya no es rectilínea su propagación, esto hace que tengamos imágenes y podamos ver objetos más cercanos y más lejanos que nuestros propios ojos pueden ver: el microscopio electrónico ve líneas separadas por millonésimas de milímetro, con los teleobjetivos actuales es posible fotografiar a miles de metros, sin que el sujeto se mueva, como si estuviera a un par de metros del objeto. Sin moverse, también se pueden fotografiar hasta los 360 grados del campo visual, claro que en este caso la imagen es cero. Como de luz se trata, en la fotografía esta luz se toma su tiempo para llegar al objetivo de la cámara, otra cosa es cuando la cámara viaja y se encuentra con la luz, esto es lo que hacen los potentísimos radiotelescopios astronómicos; están tomando imágenes, fotografiando objetos que no existen más, cuya luz esta viajando hace muchos millones de años sin haberse topado antes con una cámara fotográfica. Volviendo a nuestra óptica y a nuestro sujeto, es posible pensar las tópicas fundadas y desarrolladas por Freud como elementos de distinto índice de refracción: consciente/preconsciente/inconsciente y ello/yo/superyo. Cuando un rayo de luz pasa de un medio a otro además de la refracción que sufre el rayo, parte de él se refleja en la superficie de contacto de los dos medios. El conjunto de rayos incidentes-refractado-reflejado, ilustra la censura y la represión, aquello que pasa de un medio a otro, aquello que pasa y nopasa del inconsciente al consciente. Numerosos contenidos o puntos de los aquí presentados indudablemente admiten desarrollos ulteriores pero es posible que estas reflexiones sobre la luz arrojen un poco de luz a nuestras reflexiones.