Un Corazón como el tuyo Que ama a todos Dios decidió tomar un cuerpo como el nuestro, con un Corazón como el nuestro. Y ese es el Corazón que te ama. Es el Corazón de Dios, y es un Corazón de carne como el tuyo. Los latidos de tu corazón te harán entender los Suyos. Jesucristo te ama, quiere tu bien. Todo lo que quiere para ti es bueno; todo lo bueno lo quiere para ti. No tengas miedo que venga a quitarte nada; no temas que te traiga cosas malas. Jesús te ama y no quiere ningún mal para ti; su Corazón lleno de amor te reserva muchos bienes, sólo tienes que aceptarlos. Da pena pensar que haya personas que crean que Jesús está empeñado en perjudicarlas. No quiere nada más que bienes para todos. Ha venido a traernos cosas buenas y librarnos de las malas. El Corazón de Jesús te ama y busca tu bien. Piensan los ricos que Jesucristo ha venido a despojarlos de sus bienes. Están muy equivocados, viene con mucho amor, su Corazón ama a todos, y no quiere el dinero de los ricos sino que éstos correspondan a su amor. Jesús anima a los ricos a no ser esclavos del dinero, sino más bien buscar los bienes de arriba que son más consistentes y consoladores. Hay pobres que piensan que Jesucristo les exige permanecer para siempre en la pobreza; y otros piensan que Jesucristo ha venido para hacerles ricos en bienes materiales. Unos y otros están equivocados; no ha venido Jesucristo a hacer pobres a los ricos y ricos a los pobres. No manda al pobre que no haga nada para salir de su pobreza, ni lo anima a aguantarla impasible. Pero tampoco dice que acudamos a él con deseos de riquezas. Jesucristo quiere que tengamos todo lo suficiente para ir viviendo, sin atesorar más de lo necesario, ni aspirar a grandes riquezas ni soñar con ellas. Ésta debe ser tu preocupación y tu ocupación. Jesús quiere que todos podamos vivir, y así lo manifiesta cuando enseña a sus discípulos a pedir a Dios «el pan de cada día», enseñándonos a todos a pedir sólo lo necesario y para todos. No pienses en un Jesucristo allá en el cielo, lejos del vivir de cada día. Considéralo al lado de los hombres, cuidando las circunstancias que rodea a cada uno de nosotros. Jesús tiene un Corazón que nos ama y no nos deja solos. El Corazón de Jesús se cuida de ti. Cuando digo que el Corazón de Jesús cuida de ti, no te incito al vagabundeo. Te aseguro que, si tú te confías a Él y eres diligente en procurarte lo necesario, lo tendrás. La capacidad de tu corazón para amar, te hará comprender que la capacidad de Dios para el amor es infinita. Cuando sientes la alegría en tu corazón, entiendes que la alegría en Dios no tiene límites. La pena que invade tu corazón, te hace pensar en las tristezas causadas por los hombres al Corazón de Jesús. Dios se hace hombre para relacionarse contigo. Te deja ver que tiene un Corazón como el tuyo; pues es de carne y goza y padece como cualquier corazón humano. Ese Corazón que te ama te entiende y puedes entenderlo, puesto que llega a ti cargado de humanidad. Es el Corazón de Dios, muy por encima del tuyo, pero al mismo tiempo es Corazón de hombre y se pone a tu nivel. Tu emoción, tu entusiasmo, tu satisfacción deber ser la de un hombre a quien Dios se le ha acercado como otro hombre. No para hacerle una visita, sino para estarse con él durante el tiempo de esta vida, y llevárselo después consigo a participar de su gloria. Cuando el Corazón de Jesús estaba en carne mortal entre los hombres, pocos fueron los que comprendieron su amor, y se entregaron a El. Ahora, después de muerto y resucitado, está glorioso en el Sagrario como en el Cielo, y pocos continúan siendo los que se enteran que ahí hay un Corazón que les ama. No seas tu uno de ellos. ATENCIÓN Las enseñanzas que hemos puesto sobre el Corazón de Jesús en esta pagina, han sido sacadas de los maravillosos escritos sobre el Sagrado Corazón de D. Torcuato Vargas Bretones, cuya Pagina Web invitamos a ver. www.gratisweb.com/mexyt0406/AMIGO.html MÁXIMA EVANGÉLICA Os recomendamos hermanos, que amonestéis a los indisciplinados. (1 Tes 5, 14) LIMOSNAS Son muchos los fieles que ignoran el grandísimo valor moral que tienen las limosnas. Las limosnas son aconsejadas como buenas obras y sirven como satisfacción de los pecados cometidos y como sufragios para las almas del Purgatorio. La Biblia, en el libro de Tobías, nos dice: haz limosna con tus bienes; y al hacerlo que tu ojo no tenga rencilla. No vuelvas la cara ante ningún pobre y Dios no apartará de ti su cara. Regula tu limosna según la abundancia de tus bienes. Si tienes poco, da conforme a ese poco, pero nunca temas dar limosna, porque así te atesoras una buena reserva para el día de la necesidad. Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las Tinieblas. Don valioso es la limosna (Tob 4, 7 - 11) Jesucristo nos amonesta del abuso de dar limosnas cuando se hace por soberbia, porque un acto bueno -como es dar limosna- si se hace por vanagloria se convierte en malo (C.I.C). La limosna debe nacer del amor, hecha de corazón y no porque nos vean (Mt 6, 1-4). El Señor nos recomienda dar limosna según lo que poseamos (Lc 11, 41), es decir, en la medida de nuestras posibilidades. Muchos fieles dicen, si me tocara la lotería o tuviera millones daría a los pobres tanto y cuanto. Eso no es verdad, porque el que no es capaz de desprenderse en lo poco, mucho menos sería capaz de desprenderse en lo mucho. Dicho de otra forma, quien no es capaz de dar unas monedas ¿como iba a ser capaz de dar millones? Las limosnas han sido siempre recomendadas por los Santos Padres como un medio eficacísimo de penitencia y es una practica de justicia que agrada muchísimo a Dios. Mensaje del Sagrado Corazón Vive Conmigo sencillamente como un Amigo único, invisible, pero siempre presente. (Jesucristo a Gabriela Bossis) FAVORES, ANECDOTAS Y TESTIMONIOS (Atribuidos al Sagrado Corazón de Jesús) Hola amigos: Mi nombre es Antonio y doy este testimonio para honra y gloria del Sagrado Corazón de Jesús. Voy a empezar diciendo que soy un hombre que llevaba varios años en una empresa y estaba siempre a base de contratos temporales. Entonces se convocaron varias plazas para ser fijo en la empresa y al ver esta oportunidad no tuve otra salida que encomendarme al Rey de los corazones, el Sagrado Corazón de Jesús. A los pocos días de hacerlo conseguí el puesto fijo en mi empresa y no tengo la menor duda de que la intervención del Divino Corazón fue trascendental, (por no decir milagrosa) ya que Él es el Amigo que nunca falla. Por eso nunca me aparto de Él. Antonio, Lugo PUNTO PARA LA REFLEXIÓN Resulta muy triste y en muchos casos hasta doloroso, cuando se le corrige a alguien en sus malos hábitos o forma de vida, y este alguien se convierte en tu enemigo porque no le ha gustado las amonestaciones que se le han dado. Si viéramos a una persona a punto de estrellarse en un vehículo y sabiéndolo no le advirtiéramos, nos convertiríamos en gran medida en culpables de su tragedia. Pues bien, no hay mayor tragedia para una persona que condenarse para toda la eternidad. Si alguien ve que su hermano en la fe va por senderos de perdición y no le advierte, puede que no tenga la oportunidad de que otro lo haga, por eso, corregir al que yerra es una de las obras de misericordia. Y no hay mayor misericordia de un fiel para con otro, que tratar de salvar su alma. ¡NO HAY MAYOR MISERICORDIA! Por todo lo dicho sirvan estas palabras como punto para la reflexión: Si alguno de vosotros, hermanos míos, se desvía de la verdad y otro le convierte, sepa que el que convierte a un pecador de su camino desviado, salvará su alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados. (Sant 5, 19 - 20) El Corazón de Jesús te busca a ti para darte su paz; sal a su encuentro (T. Vargas Bretones). Es tal el consuelo que da la paz de Jesús, que los más duros sufrimientos son suavizados con ella (T. Vargas Bretones). La paz que el Corazón de Jesús te trae, es la paz de los hijos de Dios; paz de la que se goza ya en esta vida (T. Vargas Bretones). ESTA HOJITA ES PARA USO PRIVADO, NO LA TIRES, QUE OTRO SE APROVECHE. Entra... en mi Corazón Eslabones del Sagrado Corazón - Apartado 1.027 - 23080 JAÉN. - Telf. 953 25 17 27 Página Web: www.corazondejesus.net 10/3 E-mail: eslabones656@vodafone.es Depósito Legal: J-500-1999 N.º 49 Hay un Corazón que te ama Sin necesidad de mucho estudio, es fácil llegar a la conclusión de que lo que más gozo proporciona al ser humano es sentirse amado. Convencido de la vital necesidad que los humanos tenemos de saber que hay alguien que nos ama, a ti, hombre o mujer, blanco, negro, amarillo o cobrizo; a ti, rico o pobre, sabio o ignorante; a ti que gozas de buena salud o que arrastras tu enfermedad; a quien la vida le sonríe y al que le lleva cuesta arriba; a ti creyente y también a ti que manifiesta que no cree nada más que en lo que ve; a todo el que quiera escucharme, y también a mí mismo, quiero decir: Hay un Corazón que te ama. A pesar de ser como soy, me ama. Aunque tú no lo sepas, incluso aunque no quieras saberlo, te ama. Yo te digo y me digo que ese Corazón existe. Me hago una reflexión con este texto, y te invito a participar en esta reflexión leyendo con atención lo que escribo, para que sepas que hay un Corazón que te ama, si es que no lo sabes; y si lo sabes, para que lo tengas en cuenta. Lo creas o no, hay Dios. Sólo hay un Dios y ama a todos. Lo reconozcas o no, aceptes o rechaces su amor, Dios te ama. Aunque le he correspondido tan mal, Dios me ha amado siempre y continúa amándome. Yo no he visto a Dios, nadie le ha visto; pero sabemos que él es Dios y nosotros criaturas suyas, y tenemos pruebas de su amor. La prueba más clara, la más convincente, la más luminosa del amor de Dios a los hombres, es el mismo Jesucristo. Nadie ha visto a Dios; Jesucristo sí le ha visto. A Dios no le hemos visto, a Jesucristo le vieron sus contemporáneos y ellos nos lo han dado a conocer. Quien vio a Jesucristo, vio a Dios; quien conoce a Jesucristo, conoce a Dios, pues Él, es Dios. Este Jesús, que es Dios como el Padre y el Espíritu Santo, se hizo Hombre sin dejar de ser Dios, por amor a los hombres. Ocurrió aquí en la tierra, en un lugar determinado de ella, y en un tiempo determinado. La Biblia dice Hermanos, si alguno cayere en algún pecado, vosotros los espirituales, rehabilitadle con espíritu de suavidad. (Gal. 6, 1)