Sir Joseph Bank juaneloy@telefonica.net y el viaje en el Endeavour En 1763 fue firmado el tratado que esde, el señorito Banks, con veintiún años, se tableció el fin de la llamada Guerra de los convirtió de inmediato en uno de los homSiete Años entre Francia y Gran Bretaña. En bres más ricos de Inglaterra. Era costumbre, ese momento el poder imperial británico en a mediados del siglo XVIII, que los jóvenes América del Norte estaba en su apogeo, doaristócratas completaran su educación con el minando grandes territorios de Canadá y la Gran Viaje a Italia para ver in situ las grandes costa Este del actual Estados Unidos. La Comobras del Renacimiento. Las maravillosas ciupañía Británica de las Indias Orientales hacía dades medievales de la Toscana y el Véneto pingues negocios entre la metrópoli y la ruta se convirtieron en focos de atracción irresistimarítima que bordeaba la costa africana hasbles para los herederos británicos, ávidos por ta el océano Índico y el Lejano Oriente. Era coleccionar obras de arte con las que decorar imprescindible pues, dotar a la Marina con los sus palacetes de St James´s Park y Fleet street. recursos necesarios para moverse con rapidez Este interés por el arte y la cultura italianas, y precisión por los mares, a fin de salvaguarno sólo abarcaba la pintura, la escultura y la dar sus intereses, en particular aquellos arquitectura , sino que alcanzaba tamque también despertaban la codicia de bién las artes decorativas, la jardinería Sir Joseph Banks, (1743-1820). holandeses, portugueses y españoles. y el paisajismo que tanta influencia haA tal efecto, el Almirantazgo y la bría de tener en la Escuela Inglesa , que Royal Society organizaron una expedición científica hacia alcanzaría su apogeo con las obras del gran Lancelot “Capalos Mares del Sur con el objetivo de observar el tránsito de bility” Brown. Venus, un suceso astronómico de vital importancia para la No obstante, Joseph Banks, imbuido por una innata época, pues se tenía la convicción de que su estudio aportaarrogancia, manifestó proféticamente: “Cualquier zoquete ría datos significativos para la mejora de las técnicas de napuede hacer eso. Mi gran viaje será alrededor del mundo”. vegación. Además, ese viaje le daría a Gran Bretaña una inDicho y hecho. Para gran desconcierto de su familia y amimejorable excusa para observar las maniobras de sus rivales gos, se aseguró un puesto de naturalista en el navío HMS Níen sus nuevas colonias y le ofrecía una perfecta oportunidad ger con destino a la remota península de Labrador y la línea para mantener su espíritu explorador. Podemos imaginar la de costa recientemente descubierta, por un período de siete trascendencia de esta decisión si tenemos en cuenta el conmeses. La colección de plantas obtenida en ese primer viaje, texto histórico en el que una gran nación asume con deciformó la base de su famoso herbario que más tarde adquirisión y orgullo la construcción de un inmenso imperio. Existía ría relevancia internacional. La colección es ahora uno de los la creencia de que un nuevo y fabuloso continente esperaba tesoros del Museo Británico de Historia Natural, donde puea ser descubierto en las antípodas. Al mando de la expediden apreciarse los especimenes prensados y secados en sus ción fue designado el capitán James Cook y el mismo rey Jorcajas originales de caoba, como fueron transportados hace ge III en persona le entregó las órdenes secretas para hacer más de 250 años. realidad el sueño de Terra Australis. Dos años después de su regreso, Joseph Banks tuvo noPor esas mismas fechas un joven aristócrata londinenticias de los preparativos para la gran expedición que llevase se licenciaba con honores por la universidad de Oxford, ría a James Cook a los míticos Mares de Sur y su mente entró donde había cursado estudios de botánica con el profesor en un estado de gran excitación. Obsesionado por la posiHumphrey Sibthorp. En aquella época la famosa universidad bilidad de recoger nuevas plantas a través de los diversos y no pasaba por sus mejores momentos y una mente inquieta variados puntos del itinerario previsto, fue capaz de desemcon suficientes recursos era capaz de fichar al profesor esbolsar la enorme suma de 10.000 libras para formar parte de trella de la eterna rival Cambridge para su propio provecho la tripulación, junto con un equipo de nueve hombres de su y el de sus colegas estudiantes. Eso fue lo que hizo Joseph elección. Entre aquellos afortunados se encontraba el repuBanks a instancias de John Martin, profesor de botánica en tado naturalista sueco Doctor Daniel Carl Solander, pupilo Cambridge. En 1761 falleció su padre, y tres años más tardel gran Linneus. 40 Nº 161 Banks en el Endeavour, 1768-1771. James Cook, al contrario que Banks, provenía de familia humilde y se había curtido formando parte de la rudas tripulaciones de la marina mercante antes de incorporarse a la Armada Real (Royal Navy). Su profesionalidad como marino y su instinto como geógrafo convencieron al almirantazgo para hacerlo responsable de la misión. A pesar de tan dispares orígenes, Cook y Banks compartían un don natural para el mando, poseían sentido común y habían tenido, al menos en parte, una educación autodidacta. Estos factores fueron clave para acentuar la compatibilidad entre un cabezota como el joven Banks y un prudente y veterano marino como Cook, quince años mayor. A lo largo de una larga y azarosa travesía que duró tres años, apenas hubo enfrentamientos y éstos fueron sin duda aplacados con un buen trago de ron. La elección de un barco carbonero como el Endeavour para tan importante misión por parte de Cook, no fue bien acogida en un principio por sus superiores, pero más adelante se reveló como un acierto. Los motivos que llevaron a Cook a elegir ese tipo de barco (collier o cat) y a descartar otros de más envergadura fueron muy simples: estaba familiarizado con ese tipo de nave, y la forma plana de su casco resultaba muy apropiada para surcar las aguas poco profundas de los mares de coral. Lamentablemente, su tamaño no se unía a tales virtudes, así que los noventa y cuatro miembros de la tripulación con todos sus pertrechos y avituallamiento se apretujaban en una embarcación de 368 toneladas, con tan sólo 32 metros de eslora y 9 metros en el punto más ancho. Sin embargo, estas incomodidades no perturbaron el ánimo de Joseph Banks cuando El Endeavour zarpó con ligera brisa de popa, en la tarde del 25 de agosto de 1768. Se deslizó con suavidad hacia el Canal de la Mancha, rumbo sudoeste y como primera singladura las islas Madeira. Comenzaba a forjarse el destino y la leyenda del que llegaría a ser probablemente, el científico más influyente de su tiempo. Continuará... Adaptación y traducción del libro The Plant Hunters. Musgrave Gardner y Musgrave, 1999 . Nº 161 41