Título del trabajo Las voces de la marimba de chonta se niegan a desaparecer Nombre del proponente Nibeth Adriana Duarte Camacho Las voces de la marimba de chonta se niegan a desaparecer En la franja más occidental del país, en una de las zonas más húmedas del mundo, en medio de esteros y manglares, resuena la marimba tradicional, instrumento que se afina con el cantar de las cantadoras del Pacifico y guarda en su construcción los secretos de los ríos y de las voces que con su canto construyen todo un legado. Se trata de un xilófono construido con 18 y hasta 24 placas de chonta y resonadores de guadua que retumban al golpe de las baquetas, las cuales tienen una bola de caucho crudo en la punta. El bunde, la juga y el currulao berejú son algunos de los ritmos que cobran identidad propia con este instrumento ancestral. Un grupo interdisciplinar de la UN estudia las afinaciones tradicionales para entender cómo se relacionan las propiedades físicas del sonido producido por dicho instrumento con las emociones que este tipo de música le transmite al oyente. El equipo está conformado por los profesores Rafael Hurtado, del Departamento de Física; Federico Demmer Colmenares y Roberto García, del Conservatorio de Música; Carlos Miñana, de Antropología; y Jorge Eduardo Useche, egresado de Física y Música, y estudiante del Doctorado en Física. Jorge Eduardo comenzó su encuentro con la marimba tradicional en marzo de este año, cuando viajó a Guapi, en el Cauca. Allí encontró que la afinación del instrumento estaba en riesgo de desaparecer debido al uso y la elaboración extensiva de la marimba temperada o de afinación occidental. En la cuna de la marimba tradicional colombiana, a cien kilómetros de Buenaventura, se podían contar con los dedos de las manos las marimbas con afinación tradicional, en comparación con el número cada vez mayor de las temperadas, cuya afinación se podría equiparar a la de las teclas blancas de un piano. La influencia de estas últimas es tal que en Guapi, según cuentan, los muchachos cogían las marimbas tradicionales y las recortaban hasta que sonaran como las temperadas, para que “no se oyeran tan raro”. Expedición Profunda Aunque desde el 2010 las músicas de marimba de Chonta y los cantos del Pacífico Sur de Colombia fueron declarados por la UNESCO como patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, su preservación ha estado amenazada por el poco entendimiento que hay respecto a su ancestral y tradicional afinación. Allí donde las ballenas yubarta dan a luz en las aguas cálidas del Pacifico y a la vera de los caudalosos ríos que le tributan sus aguas, se construye la marimba con placas de chonta y resonadores de guadua. El número de placas es variable siendo las más pequeñas de 14 y las más grandes de 24, aunque existen registros históricos de marimbas de un número mayor de tablas. La marimba y las cantadoras del Pacífico Sur no se pueden desligar, la cantadora canta con la marimba y viceversa. “La queja de muchas cantadoras, al menos en Guapi, cuando les traían la nueva marimba es que no podían cantar, algo estaba pasando con la marimba temperada que no permitía realizar las prácticas tradicionales a las que ellas estaban acostumbradas”, cuenta el docente. Dada la problemática, en julio decidió volver al Pacífico por dos semanas. Esta vez no estuvo solo sino que viajó junto con gran parte del grupo de profesores, un equipo de UNIMEDIOS conformado por Luis Eduardo Martínez, Alejandro Pernett y Juan Camilo Arias y los estudiantes de Cine y TV de la Universidad Nacional Jesús Guevara y Jonathan Restrepo y de Música María Angélica Bejarano. En un recorrido por Buenaventura, Guapi, El Charco y Tumaco, el grupo interdisciplinario se sumergió en la historia de la marimba de chonta. A través de entrevistas, recopilación de datos y observación, documentaron la historia y la situación actual de este tipo de música tradicional. Con el fin de encontrar elementos que les permitieran un acercamiento más profundo a este tipo de música tradicional y así poder entender sus lógicas, retomaron el trabajo realizado por los profesores Carlos Miñana y Héctor Tascón. En Buenaventura visitaron al Maestro Baudilio Cuama, quién muy amablemente mostró su taller y explicó las diferencias de construcción entre las marimbas temperadas y tradicionales que él fabrica. En Guapi se reunieron con los Maestros constructores Francisco Torres y Genaro Torres (hermanos del Maestro José Antonio Torres “Gualajo”); con el Maestro Silvino Mina, referente de la marimba tradicional desde hace ya varias décadas; con el Maestro Eusebio Andrade, director de la escuela de música de Guapi y con el Maestro Yeiner Orobio, hijo de la cantadora Faustina Orobio y constructor e intérprete de marimba. En el municipio del Charco visitaron a integrantes del grupo “Olas del Pacífico”, quienes habían clasificado al Festival Petronio y se encontraban preparándose. En Tumaco visitaron al Maestro constructor Francisco Tenorio, quién explicó como fabricaba las marimbas tradicionales, y al Maestro Isaac, director de una de las escuelas de Música de Tumaco, quién interpretó música de marimba con sus estudiantes. Además de ellos, visitaron otros grupos y personas que dieron invaluables aportes. “El sonido de una marimba guarda información de cómo cantan las personas de una región, del registro promedio de las mujeres cantadoras, incluso del entorno sonoro y el territorio que habitan” asegura el físico y músico pianista. Parte de lo que cuentan algunos de los constructores es que la tabla prima, chonta con la que los constructores empiezan la elaboración de la marimba a oído, tiene una estrecha conexión con el río, la distancia entre las orillas, el canto de los pájaros, los sonidos de la selva, las voces de las cantadoras y la memoria sonora del propio constructor, nutrida por los cantos que ha escuchado desde la infancia. Dependiendo de qué tan lejos están las personas entre ellas y su entorno, para comunicarse tienen que hablar más o menos fuerte y con un tono más alto o bajo para que su voz sea escuchada. Según el constructor Francisco Torres (hermano de José Antonio Torres “Gualajo”), en las poblaciones donde las orillas del río son más cercanas se tiene que hablar menos fuerte que cuando éstas se encuentran más alejadas o en la costa frente al mar. Entonces, las personas desarrollaron diferentes propiedades en su voz dependiendo del lugar geográfico donde habían crecido. Estas propiedades a su vez se reflejan en el sonido de las chontas ya que su afinación está basada en gran parte en el registro de voz de las cantadoras. Los constructores aseguraban que la marimba de afinación tradicional debía ser construida en medio de ese ambiente sonoro, sin la contaminación que se genera en el medio urbano. Marimba al ritmo de la física El profesor Useche, físico y pianista, integró sus dos áreas de estudio para entender las lógicas de la marimba y su relación con la física. La vibración es el número de veces que la cuerda de un piano, guitarra o violín, oscila por segundo. Cuando el número de vibraciones por segundo es mayor, el sonido es más agudo; y cuando es menor, es más grave. La vibración de un sonido puede ser entendida a partir del número de veces que un material oscila en un determinado instante de tiempo. Sí esa vibración es rápida con respecto a una vibración patrón entonces se producirá un sonido agudo, sí por el contrario es más lenta, entonces el sonido producido será más bajo o grave. “440 Hercios es un estándar que significa 440 oscilaciones cada segundo”. La afinación temperada es la más usada en la música occidental. “Para ello se utiliza una regla matemática a partir del patrón “La 440” que es la afinación estándar. Generalmente todos los instrumentos de un conjunto, por ejemplo en una orquesta, están afinados de la misma manera para que se puedan entender entre ellos” explica Useche. Contrario a lo que pasa con la marimba temperada, cuya afinación se puede replicar en cualquier marimba, en la marimba de chonta afinada a oído, existen diferencias de afinación por regiones, e incluso dentro de las marimbas hechas por un mismo constructor. Para el constructor tradicional funciona lo que se conoce como “memoria interválica”. Él recuerda de qué manera cantan las personas en una determinada región e intenta reproducir ese sonido en un conjunto pequeño de tablas (3 a 5 chontas). Luego de que en esas tablas funciona lo que él recuerda, entonces continúa con las siguientes hasta completar toda la marimba. El anterior método no es el único, ya que existen constructores que comienzan construyendo primero la guadua antes que la chonta. Para esto la llenan con agua hasta cierto punto y van percutiendo el borde. Dependiendo del nivel de agua el sonido producido es más o menos agudo, pues se altera la frecuencia del mismo. Cuando se logra el sonido deseado, se mide la altura desde el extremo de la guadua hasta la superficie del agua y esa es la longitud efectiva que se utiliza, recortando el resto. Esto no se hace con la marimba temperada. La filosofía que hay detrás de la marimba tradicional es mucho más humana y consiste en poner al instrumento en función de la voz. Ello también tiene implicaciones musicales: en la marimba tradicional los marimberos buscan la tabla que se adapte mejor a la voz de la cantadora y con base en ella arrancan a tocar. Es decir que la música se puede “transportar” a cualquier tabla de la marimba sin que pierda su carácter. En la marimba temperada diatónica ello no se puede hacer. Según Useche “Es una filosofía muy distinta como elemento musical”. La marimba de chonta cumple con un principio de transposición, en el cual el marimbero puede hacer un cambio casi instantáneo de tonalidad, dependiendo del registro o tono de cada cantaora. Esto indica que puede comenzar en cualquier tabla del instrumento y hacer la melodía partiendo de la nota que le indique la cantaora. Esta práctica es común también entre los xilofonistas africanos: El uso de una especie de afinación equidistante facilita la transposición. Por ejemplo, entre las culturas de xilófono de Ghana, la posición inicial normal de una melodía puede ser cambiada arriba o abajo para estar de acuerdo con las voces de los cantantes, o para neutralizar el efecto de los cambios de temperatura en el instrumento. Un sistema de afinación estandarizado de esta forma también facilita el uso de la polifonía, ya que un número de fragmentos melódicos pueden ejecutarse uno contra. El músico y físico ha realizado diferentes investigaciones que muestran que la afinación de un instrumento interviene en la transmisión de emociones en la música ya que está asociada al fenómeno de la consonancia. Como asegura el físico, “Pitágoras en siglo VI a.c. propuso que dos sonidos simultáneos producen una sensación placentera si son emitidos por cuerdas de igual tensión y densidad, cuyas longitudes, y por ende sus frecuencias fundamentales, están en relación de números enteros pequeños” Basado en su tesis de maestría “Aplicación del análisis de redes, el formalismo de la redes complejas y la mecánica estadística al estudio de la música clásica” encontró que podía haber afinaciones que ayudan más o menos al compositor a realizar melodías y así llegó de manera natural a estudiar afinaciones diferentes como la de la marimba de chonta. En su investigación ha evidenciado que la afinación de un instrumento está muy relacionada con la transmisión de emociones, puntualmente con el fenómeno de la consonancia. “Las emociones o sensaciones que la obra nos puede llegar a transmitir no las generan uno o varios sonidos, sino esta como un todo, la organización de sus elementos constitutivos”. Según esto, entender la lógica de la afinación de la marimba tradicional junto con el sistema compositivo propio de esta música, nos permitiría aclarar cómo se lleva a cabo el proceso de transmisión de emociones en la música y qué características cambian al pasar de una a otra afinación. “Surgió la idea de acercarnos a la afinación de la marimba que nos daba dos cosas: una afinación tradicional diferente a la temperada y un primer acercamiento a la armonía, muy asociada a notas que suenan simultáneamente, además de ser un sistema musical propio de nuestro País” explicó. La música está constituida en gran medida por momentos de tensión y relajación asociados a la consonancia y la disonancia. Estas son las reglas “microscópicas” que nos permiten entender la obra macroscópicamente como un todo. La consonancia está relacionada con el conjunto de sonidos que el oído percibe como estables y en su mayoría agradables, mientras que la disonancia está relacionada con sonidos inestables que producen tensión y no resultan muy agradables. El cómo la gente percibe la disonancia o la consonancia es en general independiente de su contexto y entorno cultural y existen principios físicos asociados a la superposición de ondas sonoras que le dan un tinte de universalidad a este fenómeno. Una de las teorías más aceptadas es que entre más armónicos coincidan en la superposición de dos o más sonidos, menor va a ser el grado de disonancia percibido por el oyente. Un arraigo ancestral La leyenda cuenta que al primer constructor, nadie le enseñó. Un día cualquiera tomó un par de maderas de la palma que da el chontaduro y con su machete le dio forma a 18 tablas. De pequeña a grande las organizó sobre una mesa y acudió a sus sentidos para darle a cada una de ellas el tono exacto. Dos, tres golpes para afinar, un cununo y un guasá para acompañar, fueron suficientes para que Silvino Mina interpretara un currulao en la primera marimba que construyó. Cuentan los antepasados que la marimba no la inventó el hombre sino que apareció en mitad de la selva en el África y fue hecha por los malos espíritus dueños de los bosques. Pasaron muchos años hasta que los hombres pudieron aprender sus secretos. Cuando los antepasados llegaron a la Costa Pacífica no conocían los árboles que servían para construirlas, fue necesario ensayar muchos de ellos. Aprendieron cuándo se debe cortar la madera, cuánto tiempo debe dejarse al sol para secar, recibieron por tradición cómo construirla y los secretos para interpretarla. Creencias similares se encuentran en África: Entre los minianka, el balafón es usado para todas las ceremonias religiosas que establecen contacto con el mundo invisible. Es esencial para la música de entierro y para la ceremonia de la madera sagrada. Se sabe que el balafón atrae los espíritus. El sonido estándar de las marimbas occidentales, amenaza la preservación de la de chonta, se corre el riesgo de que se occidentalicen y cambien el sonido de una región, que las voces y cantos que configuran el instrumento se pierdan y consigo los rituales tradicionales asociados a ella. En el Pacífico la marimba no resuena adrede, su asociación está estrechamente relacionada a celebraciones legendarias, particularmente alrededor de cuatro ritos que tienen nombre de música. El arrullo, el currulao, el chigualo y el alabao. El arrullo es un rito religioso de culto a los santos dirigido por mujeres que preparan las imágenes de los santos venerados, así como las velas y los altares, e interpretan cantos al son de tambores y, a veces, de marimbas. El currulao, o baile de las marimbas, es un evento festivo en el que los hombres tocan estos instrumentos e interpretan cantos profanos, mientras los participantes cantan, bailan, comen, beben y narran relatos. El chigualo es un velatorio celebrado a raíz de la muerte de un niño pequeño, en el que los asistentes interpretan cantos a cappella ante el cuerpo del difunto cubierto de flores. El alabao es el velatorio de una persona adulta en el que se entonan también cantos a cappella de una gran tristeza. Los conocimientos musicales inherentes a estos ritos tradicionales se transmiten oralmente de generación en generación: los jóvenes intérpretes son adiestrados por músicos de mayor experiencia. El patrimonio musical de la población afrocolombiana de la región no sólo sigue siendo una fuente importante de identidad comunitaria en sus pueblos de origen, sino también en las zonas urbanas a las que ha emigrado una elevada proporción de sus habitantes en los últimos decenios. El resultado de la investigación es entender los sistemas complejos para entender la música en general y así mismo componer obras con este tipo de afinación entendiendo estas particulares lógicas de afinación y entonación. Ahora, cómo la gente percibe las afinaciones musicales sí depende del contexto y del entorno cultural. En general sí algo no nos suena con cierta afinación con la cual hemos crecido o a la cual estamos acostumbrados entonces tenderemos a acercarlo a lo que más conocemos, con la sensación de que el instrumento musical está “desafinado”. De hecho, en Colombia nuestro oído está acostumbrado a la afinación temperada y aquellas músicas tradicionales de lugares como el Pacífico Sur son modificadas para un público más amplio que el propio. “Ahí es cuando debe intervenir una Universidad, pues el cuidado y la preservación de la música debe ir de la mano con un acercamiento y entendimiento paulatino a sonidos con los cuales no necesariamente estamos familiarizados” aseguró Useche. Con la marimba tradicional pasa esto. Muchos de los que no hemos crecido en el territorio pensamos que está “desafinada” con respecto a la afinación temperada que nos es tan familiar, entonces nos queda la pregunta ¿Cómo preservamos y valoramos un conjunto de sonidos que de forma totalmente intuitiva la mayoría de nosotros tendemos a percibir como desajustados? Nuestra música tradicional del Pacífico Sur corre el riesgo de cambiar drásticamente con respecto a cómo era ancestralmente, cambiando toda una disposición cultural relacionada con el sonido de una región e incluso con ritos tradicionales que hacen parte del patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad. Ante esas amenazas, Jorge Eduardo Useche, junto con Roberto García y Rafael Hurtado, profesores del Conservatorio y del Departamento de Física, donaron a la Universidad una marimba de chonta tradicional de 24 tablas, como la que tocaban antiguamente, construida por los hermanos Torres. Desde el Conservatorio de la UN, el emblemático instrumento permitirá analizar sus sonoridades, pero sobre todo, se mantendrá como un ícono del patrimonio musical del país.