TEMA 8 LITERATURA UNIVERSAL / TEMARIO PAEU LA RENOVACIÓN DEL TEATRO DEL SIGLO XX Es necesario aclarar que la división del tema en teatro del absurdo y teatro de compromiso puede crear la falsa idea de que son dos concepciones opuestas, cuando bajo ambos denominaciones se incluyen experiencias teatrales que comparten una misma actitud: renovar el teatro para que se convierta en un vehículo eficaz que transmita la realidad compleja y cambiante de la sociedad en que viven estos autores. Este básico interés en no falsear la realidad, en mostrar la verdadera y a menudo oculta realidad es ya en sí misma una actitud comprometida con la época y las circunstancias. Luego, la propia personalidad y la trayectoria vital de cada autor, los condicionantes de su país y las influencias recibidas cristalizarán en diferentes acercamientos a la experiencia del autor dramático. Lo que no se les puede negar a ninguno de ellos es la decidida apuesta por el teatro como espectáculo, expresión artística y modo de expresión de las preocupaciones propias y del grupo. El artista es, de nuevo, la conciencia vigilante de su sociedad. Por tanto, ambas denominaciones resultan útiles si de los que se trata es de referir el modo de enfocar la realidad y las técnicas empleadas para llevar a cabo su propuesta teatral. Cuando se habla de teatro o literatura comprometida se pretende delimitar una forma de literatura que trata de ser espejo fidedigno de la realidad social y llevar a escena conflictos actuales con personajes que representan al hombre contemporáneo frente a su sociedad, sin ocultar al público ninguna de sus sombras por dura o escandalosa que sea, o atendiendo a aquellos grupos sociales o a aquellos ámbitos humanos que casi nunca han merecido atención por parte del teatro. Teatro comprometido que no busca entretener sino hacer pensar, denunciar o investigar y que trata de recuperar el objetivo del teatro griego de favorecer el diálogo interior del espectador, al verse reflejado, desnudo, en el espejo fiel del escenario. Y en este sentido último, precisamente el teatro del absurdo está tan empeñado como el teatro de compromiso en convertirse en un modo de autoconocimiento para el espectador, abrir sus ojos, despertarlo de su complaciente indiferencia. 8.1. Renovación del teatro (el teatro realista) En el camino hacia una renovación del teatro en el XX que deje atrás el teatro romántico, tan alejado de la sociedad en que vivía, es la generación del Realismo la primera en moverse. Sin duda, el mismo público de la segunda mitad del XIX es quien empieza a exigir un teatro acorde a los gustos y preocupaciones burgueses. Pero, al igual que en la novela, los autores realistas, una vez que el público ha decidido que quiere verse reflejado en el teatro, se dividen en dos grupos: -aquellos que hacen un teatro de entretenimiento y de evasión, y por tanto, con más probabilidades de éxito, ya que complacen al espectador y a los empresarios teatrales. Ofrecen amables comedias y dramas que reflejan conflictos de la clase media-alta, pero sin presentar una visión demasiado crítica de ésta, pues se teme ofender al público. 1 -los representantes de un realismo crítico que pretenden que sus dramas sean un vehículo de denuncia, reproduciendo la realidad sin falsearla ni edulcorarla, sin omitir aspectos desagradables o vergonzosos. Entre estos autores renovadores destacan Henrik Ibsen, August Strindberg y Anton Chejov. Henrik Ibsen (1828-1906), noruego, creador del drama realista moderno, destaca por su capacidad para profundizar en la psicología de los personajes y por su implicación con las realidades sociales de su tiempo, como la lucha por la liberación de la mujer. Sus personajes son cercanos, auténticos, viven conflictos reales; como natural y sencillo es el estilo con el que hablan. Casi todos sus dramas nos muestran el conflicto que se desarrolla entre un individuo con su sociedad, que no lo comprende o lo rechaza. Su obra más conocida, Casa de muñecas (1879) plantea el tema de los derechos de la mujer pero, de una forma más general, la búsqueda de la propia personalidad y el valor que se precisa para desechar las mentiras y la hipocresía, ser uno mismo y descubrir quién es el otro sin importar las consecuencias que este descubrimiento tenga. (podéis leer estudio detallado y fragmento en libro de texto, p.392-95) August Strindberg (1849-1912), sueco, implicado en cuestiones sociales y políticas intensamente, con tres fracasados matrimonios y constantes problemas mentales que lo llevaron a estar un tiempo incapacitado. Estos aspectos de su vida están presentes en su obra. Así, los temas recurrentes de su teatro son la crítica a las instituciones de la época, la decadencia de la sociedad, la lucha de sexos, etc. Sus personajes se presentan desde diversos puntos de vista y con complejas motivaciones. Renueva la técnica teatral simplificando la escenografía y eliminando la división en tres actos. Hace un eficaz uso del monólogo y reinventa el diálogo, aproximándolo al de la vida real, irregular, repetitivo, inacabado. Obras: El padre (sobre la crueldad del matrimonio) y La señorita Julia (1888), sobre la lucha de las clases inferiores por cambiar su suerte. Anton Chejov (1860-1904), impulsor del nuevo teatro ruso, en su dramaturgia destacan los temas de la soledad del individuo y el fracaso. Su teatro es un retrato de una sociedad decadente, con personajes variopintos. Técnicamente, desarrolló la denominada acción indirecta, consistente en primar lo que ocurre fuera de escena para potenciar así la imaginación del espectador y sugerir más que mostrar. Sus piezas más aplaudidas son La gaviota, Tío Vania y El jardín de los cerezos. (leed fragmento en libro de texto, p.378) Oscar Wilde (1854-1900) cuya vida fue un enfrentamiento permanente con la moral puritana e hipócrita de su época. Destacan sus comedias de ambiente burgués que, además de retratar los valores de la sociedad inglesa -de rígidas costumbres que Wilde no deja de criticar-, brillan por el ingenio, el humor y la agilidad en los diálogos. Títulos, La importancia de llamarse Ernesto, Un marido ideal, Una mujer sin importancia. 8.2. Teatro del absurdo 2.1. Precursores: Alfred Jarry, Luigi Pirandello y el teatro expresionista La obra de A. Jarry puede considerarse precursora del teatro surrealista y del absurdo. Ubú rey, su obra más influyente, es una farsa cuyos grotescos personajes parecen marionetas que representan la ignorancia, la ambición y el abuso de poder. La deformación, la abstracción y el humor son instrumentos de los que se sirve el autor para criticar el autoritarismo. A pesar de las protestas que su estreno levantó 2 entre el público, Jarry continuó la historia con dos obras más, Ubú encadenado y Ubú en la colina, formando una trilogía que parodia las trilogías de la tragedia griega. Luigi Pirandello (1867-1937) influyó con su teatro en la corriente del teatro del absurdo. Sus ideas sobre la vida y lo real son trasladadas a sus creaciones teatrales. Plantea la posibilidad de que la realidad no sea verdadera y de que la ficción sea más real. El hombre no puede conocerse nunca del todo ni tampoco puede llegar a discernir hasta dónde llega la ficción y dónde empieza la realidad. En Seis personajes en busca de autor (1921) aparece el recurso del teatro dentro del teatro. Los personajes, más reales que el ser de carne y hueso, se enfrentan al autor pues no aceptan que este imponga su criterio. (podéis leer un fragmento en libro de texto, p.386) El teatro expresionista nace en Alemania tras la primera guerra Mundial, entre el pesimismo de la gente y una grave crisis económica. Este teatro pretende explorar los aspectos más violentos y grotescos de la realidad, deformando o distorsionando escenario y personajes para causar impacto sobre los espectadores. Busca destacar lo feo, lo tenebroso y lo caótico del mundo con un lenguaje entrecortado y cargado de imágenes. 2.2. Teatro del absurdo Tiene en común con la corriente existencialista (que luego veremos) la preocupación por el individuo y la sociedad, pero, a diferencia del teatro existencialista, el teatro del absurdo no propone acciones ni compromiso, se limita a criticar la situación sin proponer soluciones. El sinsentido de la condición humana se refleja con argumentos sin significado, diálogos repetitivos y situaciones humorísticas. En cuanto a técnicas, estructura y estilo recurre a la caricaturización, la hipérbole, las imágenes oníricas y la concentración de acontecimientos en obras de un solo acto. Eugéne Ionesco (1912-1994) es el principal representante. Su teatro trata de despojar a las realidades más desagradables de la vida de todo sentido, reducirlas al absurdo. Los temas nacen de su propia experiencia. Sus más destacadas obras son La cantante calva, La lección, Las sillas o El rinoceronte. Samuel Beckett (1906-1989) es autor de una obra clave, Esperando a Godot, en la que presenta la angustiosa situación de dos personajes que esperan a alguien o a algo que nunca llega. La vida, parece deducirse de esta obra, es incomunicación, angustia y ausencia de todo sentido. El lenguaje de los personajes se reduce a lo más simple, con diálogos entrecortados y confusos, llenos de humor negro, en medio de unos decorados esquemáticos. 8.3. Teatro de compromiso Dentro de esta amplia denominación debemos incluir diferentes propuestas de un teatro que hace de la dura problemática social del momento el eje de su dramaturgia: el teatro épico de Piscator y Brecht, el teatro existencial, el realismo crítico de los “jóvenes airados” y el teatro norteamericano tras la Segunda Guerra Mundial. 3 3.1. Teatro épico Erwin Piscator (1903-1956) destacó pos sus aportaciones a la escenografía e introdujo conceptos como la elección del público de barrios obreros o marginales, actores con convicciones políticas y una estricta supervisión de un repertorio con valor didáctico-político. Bertolt Brecht (1898-1956), como el autor anterior, concibe el teatro como arma de lucha social que resuelva problemas políticos y sociales. Para ello entiende que hay que implicar al espectador, enseñarlo a sacar conclusiones de la obra que se le presenta. ¿Cómo hacerlo? El concepto clave es el distanciamiento (evitar que el público se identifique con los personajes, evitar su implicación emocional y forzarlo a contemplar la obra con fría racionalidad). Brecht recurre a técnicas como el uso de la tercera persona, la inclusión del narrador, la interrupción de la acción, los apartes, etc. Los temas centrales de sus obras son el poder, la guerra y la justicia. La lengua mezcla el lenguaje coloquial con formas poéticas, en prosa y en verso. Obras: Galileo Galilei, Madre Coraje y sus hijos, El círculo de tiza. 3.2. Teatro existencialista Este teatro de compromiso social forma parte de todo un movimiento filosófico y cultural que surge en la Europa de posguerra, desesperada ante las funestas consecuencias de la guerra y sin poder alcanzar la paz a causa de la guerra fría. Destacan los autores Jean Paul Sartre y Albert Camus. Sartre (1905-1980), filósofo de renombre y novelista, sus dramas plantean los mismos temas y problemáticas existencialistas: la libertad, la angustia, la responsabilidad del hombre, la desesperanza, el equilibrio entre los fines y los medios. Obras destacadas: Las moscas, A puerta cerrada, las manos sucias. Albert Camus refleja en sus obras el concepto básico de su pensamiento: el absurdo de la condición humana, pues no es posible encontrar el significado de la existencia. Calígula es su obra fundamental; en ella hace una feroz crítica del autoritarismo encarnado en la figura del emperador romano, ejemplo como pocos de crueldad y absurda existencia. 3.3. Realismo crítico de los “jóvenes airados” Frente al teatro comercial y exitoso de la comedia burguesa que triunfa a finales de los 50 en Gran Bretaña, aparece una corriente de intelectuales, contrarios a la moral imperante y a las condiciones sociales de posguerra. El estreno en 1956 de Mirando atrás con ira de John Osborne dio nombre al grupo de los jóvenes airados, entre los que mencionamos a J. Osborne, Arnold Wesker, John Arden, Allan Sillitoe, Harold Pinter (premio Nobel) o John Wain. Exigen que su teatro sea un revulsivo contra el conformismo de la sociedad británica y sirva de radiografía de la sociedad del momento. Para ello cambian la perspectiva y los dramas se centran en la existencia cotidiana de las clases obreras, de su vida dura e injusta. 3.4. Teatro norteamericano de posguerra Autores fundamentales: Eugene O´Neill, Thornton Wilder, Tennesee Williams y Arthur Miller. Eugene O´Neill cultiva en sus obras un realismo psicológico de gran profundidad filosófica acompañado de un lenguaje brillante, cargado de símbolos. A Electra le sienta bien el luto es su obra más conocida. 4 Thornton Wilder escribe un teatro de crítica social. Destaca la obra Nuestra ciudad. Tennesee Williams retrata la sociedad sureña en que se crió, centrándose en personajes marginados y enfrentados a la sociedad. Especialmente logrados son sus personajes femeninos, muchos de los cuales luchan contra la locura. La fuerza de sus diálogos, la intensidad de sus personajes y el interés de sus tramas han hecho que muchas de sus obras fueran llevadas al cine, como Un tranvía llamado deseo, la gata sobre el tejado de cinc, Dulce pájaro de juventud o La noche de la iguana. Arthur Miller, dramaturgo y guionista, su vida está muy vinculada al cine. Sus obras se centran en las clases medias del país. Cuestiona el tan aclamado “sueño americano” pues al final los personajes deben asumir su fracaso. Obras importantes. Muerte de un viajante, Las brujas de Salem, Después de la caída. 5