Del programa de televisión Foro 21 FORO 21: ¿Qué es Abuelas de Plaza de Mayo? Alba Lanzilotto: Las Abuelas -no sé si ya lo saben todos- somos buscadoras de verdad, de justicia y de los chicos que nos han robado durante la dictadura militar. Ese es nuestro principal objetivo. Pero además, a ese objetivo se le van acoplando muchos otros, ya sea por semejanza o porque están relacionados con los Derechos Humanos, por los cuales también tenemos que actuar, porque es nuestra obligación. Nosotras vamos mucho a las escuelas y además recibimos chicos que vienen acá todo el tiempo. De primaria, de secundaria y de la universidad. Algunos vienen a pedir testimonio, otros vienen a buscar material para sus trabajos, otros vienen a que les contemos la historia de las Abuelas, otros vienen a preguntar sobre temas puntuales, como por ejemplo el golpe, la Noche de los Lápices, etcétera. FORO 21: ¿De qué les hablan a los chicos cuándo van a las escuelas? Alba Lanzilotto: C uando vamos a las escuelas les hablamos de todo un poco. Según cómo sean los chicos, según la edad, si son más grandes o más pequeños, si están al principio o en el último tramo de la primaria. Y en general todos los chicos se interesan. Para hablarles de lo que hacemos las Abuelas siempre les pregunto ¿qué harían sus abuelas si a ustedes los robaran? Y todos contestan a los gritos: ¡nos saldrían a buscar por todos lados!. Y bueno, eso es lo que hace Abuelas de Plaza de Mayo. Esa es nuestra misión: buscar a los chicos que nos han robado. C on la diferencia de que todo lo que nos han hecho a nosotros es peor, porque a las madres cautivas que tenían a sus bebés o que habían ido con sus bebés en brazos se los quitaban y después las mataban a ellas. Y estos chiquitos viven con otra gente, con otra identidad y todo eso. Ellos entienden perfectamente porque tienen clarísimo que es lo mismo que harían sus mamás o sus abuelas si a ellos les pasara algo parecido. Entonces, con esa referencia, lo entienden claramente… Bueno, nosotros les contamos también eso: cuándo empezaron a ocurrir estas cosas. Antes del golpe empezaron a ocurrir, pero con el golpe se hicieron sistemáticas; entonces las Abuelas tuvieron que juntarse y empezar a luchar juntas. Porque al principio era cada una por su lado, y se dieron cuenta de que así no iban a lograr nada. En todos lados les mentían, las echaban, les decían que no sabían nada. Entonces juntas empezaron a tomar fuerza, empezaron -desgraciadamente- a ser más, porque más casos ocurrían, y así se formaron las Abuelas, y se forma la institución. Y así empezaron a buscar ayuda en el mundo, en todos lados. Acá no porque estaba la dictadura. No es que nadie las iba a ayudar; por el contrario, la mayor parte de la ayuda vino de aquí, la más importante de las ayudas vino del pueblo que se jugaba anónimamente para avisar dónde estaban nuestros chicos, dónde podrían estar nuestros chicos: en tal calle, en tal casa vive un militar, la mujer no estaba embarazada y de pronto apareció con un niño. Esos datos son las primeras de muchísimas denuncias sobre las que empezaron a trabajar las Abuelas. Así que acá, lo que nos ayudó, fue el pueblo, fue la gente, que sintió como que a ellos les pasaba, no como que lo que pasaba les afectaba a algunos, a otros, sino que lo que pasaba les pasaba a todos. Esas personas están de acuerdo con una frase de Martí, que me gusta, que dice que "el verdadero hombre es el que siente en su mejilla el golpe dado en cualquier mejilla de hombre". O sea que uno tiene que sentir por los demás. Tal vez no ocupar el lugar de otro, porque es difícil, pero estar al lado, acompañarlo, darse cuenta, comprender cómo es ese sentimiento y también sentirlo. Porque estos son crímenes contra la humanidad, y la humanidad somos todos. Por eso es que se han hecho esos juicios en el exterior también, porque en otros lados ha reaccionado la humanidad, mientras que acá parecía que los jueces no eran parte de la humanidad porque no reaccionaban. Ahora está mejor, pero no tanto. (...) Bueno, nosotras estamos comprometidas con todos los derechos humanos. Por nuestros familiares (...) Bueno, nosotras estamos comprometidas con todos los derechos humanos. Por nuestros familiares "yo no tengo hijos desaparecidos; tengo dos hermanas mellizas, mucho menores que yo, una de ellas embarazada, por eso estoy en Abuelas buscando un sobrino; la otra tenía dos hijos, ahora se han encontrado sus restos en Avellaneda", nosotros tenemos mandatos de los desaparecidos, porque ellos han entregado su vida para luchar por los demás, por querer un país distinto, por querer un país con justicia, con equidad, donde todos pudieran tener trabajo, vivienda, educación, salud, vida digna. Y eso es un mandato para nosotras, para que defendamos esas cosas, por eso estamos acompañando a los barrios, en la medida de lo que podemos, que luchan por el techo. Y estamos en toda la defensa de los derechos humanos. FORO 21: En las charlas en las escuelas también se refieren al aspecto genético. Alba Lanzilotto: Bueno, nosotras les explicamos un poquito eso de los genes, que no es tan fácil, pero lo intentamos así: ustedes tienen sangre, la sangre tiene una parte de la mamá y una parte del papá, eso es lo que se hereda, y por eso nosotros podemos encontrar a los chicos, buscando esos genes que concuerdan con la familia. Y así les vamos explicando a medida de lo que podemos. Ayer en una escuela a la que fuimos, una chica preguntó: " ¿pero cómo los encuentran, cómo es que pueden encontrarlos?". Y así hay que explicarles, dentro de la complejidad del tema; hacerlo más simple para que ellos entiendan. Y yo creo que entienden. Entienden a la medida de sus años. (...) Y la identidad completa de una persona tiene como suma esa base biológica más todo lo que va adquiriendo en la vida. Una persona que vive en un barrio no va a ser igual que si vive en otro… (...) No es lo mismo un chico que ha vivido en un ambiente de gente a la que por ejemplo le gusta leer, que le gusta el teatro, que hablan en la casa de cosas culturales, que un chico que, pobrecito, nunca en su vida le han hablado nada de eso. Tiene una psicología también distinta cada uno. Y depende de todo. En la identidad entra de todo, entra hasta el fútbol, qué sé yo. No son iguales los hinchas de Boca que los hinchas de River, por ejemplo. Son distintos en la manera de ser, de actuar. Entonces, esas son identidades que se van adquiriendo, o retazos de identidad que se van sumando, pero se van adquiriendo, son de afuera. Y lo importante para nosotros es la identidad que está adentro de la persona. FORO 21: Antes comentaba algo sobre el problema de los indocumentados. Alba Lanzilotto: Hay muchísimos chicos indocumentados en nuestro país. El no tener documento se presta muchísimo a humillaciones. Esto se nota con la gente que viaja afuera, ahora, que se va por razones económicas: ¡cómo las humillan en otros países, las cosas que tienen que pasar! Y acá también pasa eso. Para nosotras la identidad es fundamental porque por ella nosotras podemos reconocer y recobrar los chicos que nos han robado. Pero especialmente porque ellos pueden recobrarse a sí mismos, ellos pueden llegar a saber quiénes son. No es tanto por nosotras, sino por ellos. Porque cada persona tiene necesidad de saber quién es. Esto por un lado. Nosotros también creemos que la identidad de las personas es como que sumándola va constituyendo la identidad de un barrio, la identidad de una ciudad, la identidad de una provincia, la identidad de una nación. Puedo hacer referencia a lo que decía Mafalda: que estaba orgullosa de su papá, que andaba en el C itröen, mientras que todos los demás andaban en coches mejores; su papá en el C itröen, era él el importante. Y en los otros casos, son los autos los importantes, y los que van adentro no valen nada. Entonces, esa es la verdad. La identidad es imprescindible. Te hace persona, te hace más respetable, para ti mismo. Te da un lugar en el mundo que es el tuyo. FORO 21: ¿C ómo vive una abuela la restitución de un nieto? Alba Lanzilotto: Para las abuelas es como recobrar el hijo. Yo, por ejemplo, pienso en mi hermana; yo voy a recobrar a mi hermana. Porque la persona que sea hija de ella, seguro que va a tener o los ojos, o la mirada, o los gestos, o el caminar. C on sólo verla yo la voy a recordar. Eso es lo que recobran las abuelas: un hijo, una hija.