Caesaraugusta, 77. La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón

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Maq. CuCÆ77 (Cometa)
22/12/06
08:32
Página 1
2006
La cerámica
del Neolítico Antiguo
en Aragón
NURIA RAMÓN FERNÁNDEZ
INSTITUCIÓN
FERNANDO
EL CATÓLICO
INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO»
Excma. Diputación de Zaragoza
77
Publicaciones de la Cátedra José Galiay
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(Universidad de Valencia)
Publicaciones de la Cátedra José Galiay
La cerámica
del Neolítico Antiguo
en Aragón
NURIA RAMÓN FERNÁNDEZ
INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO»
Excma. Diputación de Zaragoza
Zaragoza, 2006
Publicación núm. 2.603
de la
Institución «Fernando el Católico»
(Excma. Diputación de Zaragoza)
Plaza de España, 2. 50071 Zaragoza
Tff.: [34] 976 288878/79
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http://ifc.dpz.es
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Cometa, S.A.
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ISSN: 0007-9502
Depósito Legal: Z-1.829/04
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Impreso en España. Unión Europea
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Cubierta:
Composición con la reconstrucción de una fase del proceso de fabricación con colombin,
una cerámica de forma simple esférica (Cámara superior del Moro, Olvena)
y gráfica de la correlación de cocción mixta continua / grosor.
FICHA CATALOGRÁFICA
CÆSARAUGUSTA / Institución «Fernando el Católico».–
N.º 1 (1951).–
.– Zaragoza: Institución «Fernando el
Católico», 1951.–
.– 24 cm.
Semestral
Es continuación de: PSANA
ISSN 0007-9502
I. Institución «Fernando el Católico», ed.
902
•
Toda la correspondencia, peticiones de envíos,
remisión de publicaciones, etc.,
deben dirigirse a
Institución «Fernando el Católico»
Palacio Provincial, Plaza de España, 2.
50071 Zaragoza (España)
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Introducción
11
Agradecimientos
13
I. Tecnología cerámica
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18
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1. Las teorías
2. Tecnología
2.1. Materias primas
2.2. La fabricación
3. Tipología y clasificación
4. Aspectos económicos y funcionales
33
II. Catálogo de yacimientos
33
33
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38
40
40
57
62
69
1. Marco geográfico
1.1. Características geomorfológicas
1.2. Vegetación
2. Catálogo
2.1. Yacimientos inventariados
— Provincia de Huesca
— Provincia de Zaragoza
— Provincia de Teruel
2.2. Yacimientos con materiales neolíticos
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III. Análisis cerámicos
79
81
1. Metodología
1.1. Ficha cerámica
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9
5
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
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6
86 2. Análisis de la cerámica neolítica
87
2.1. Manufactura
103
2.2. Morfología
132
2.2.1. A modo de tipología
148
2.3. Decoración
175
2.4. Relación morfología y decoración
177
2.5. Análisis de los resultados
187
IV. Neolítico Antiguo
187 1. La cerámica impresa en el Mediterráneo
211 2. La cerámica en la Península Ibérica
232 3. El Neolítico Antiguo en Aragón
236
3.1. La Cultura material
254
3.2. Los ecosistemas
260
3.3. Análisis del entorno
273
3.4. Análisis de los yacimientos
287
V. La cerámica y el Neolítico Antiguo en Aragón
299
VI. Bibliografía
337
VII. Apéndice
La cerámica
del Neolítico Antiguo en Aragón
Introducción
Este trabajo es el resumen de la Tesis doctoral de la autora, dirigida por José
Mª Rodanés y presentada en la Universidad de Zaragoza en 1995 y que ha sido
actualizado y revisado bibliográfica y arqueológicamente en el 2001-2. En él, no se
ha pretendido realizar un mero listado tipológico del material cerámico, sino la
comprensión de las características que nos acerquen más al conocimiento global de
estos grupos. Para ello en primer lugar, se han establecido las bases necesarias para
realizar el estudio a través de la metodología cerámica. Posteriormente, se presentan los yacimientos brevemente ya que han sido publicados de antemano, diferenciándose entre los asentamientos cuyo material cerámico ha sido analizado y los
que únicamente han sido incluidos para dar una visión general. El análisis estadístico de la cerámica se ha desglosado siguiendo los planteamientos metodológicos
expuestos, incluyéndose las tablas en un apéndice.
Una vez realizado el estudio, se ha abordado el tema propiamente de la cerámica impresa en el Neolítico Antiguo. Al no ser un hecho aislado, propio de Ara-
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La Prehistoria aragonesa carecía del estudio de uno de los materiales más
característicos de la etapa neolítica: la cerámica, que permitiera completar la visión
dada por el resto de los estudios de la cultura material. En esta investigación se ha
constatado que la decoración cardial hasta ahora considerada como fósil director de
la evolución del Neolítico Antiguo, no sólo en esta región sino en toda la península, es un elemento insignificante dentro de un conjunto considerablemente más
amplio y que por tanto no puede determinar, como hasta ahora han querido hacer
ver algunos investigadores, el estudio de un proceso cultural. El objetivo ha sido
intentar dar una visión global del Neolítico Antiguo en Aragón basándonos fundamentalmente en el análisis de los materiales cerámicos, a los que se han añadido
las conclusiones que el resto de los estudios han aportado.
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La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
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gón, se ha expuesto brevemente el panorama mediterráneo y peninsular en el que
se encuentra inmerso y debemos englobarlo. Hemos considerado que era importante realizar esta primera fase, ya que aunque en el estudio del Neolítico Antiguo
aragonés no establezcamos de manera generalizada paralelos con otros yacimientos, es este conocimiento el que nos permite determinar su posición en relación al
resto de la Península. Finalmente, se ha hecho un análisis conjunto de los asentamientos aragoneses, a partir de la información que ofrecen todos los materiales y
estudios realizados sobre los mismos. Estas conclusiones sirven de colofón al trabajo y en ellas se ha intentado recoger aquellos aspectos que consideramos de interés y que dependen necesariamente del desarrollo de los capítulos anteriores.
Agradecimientos
Queremos expresar nuestra gratitud a todas aquellas personas e instituciones
que, en mayor o menor medida, han contribuido a su realización de este trabajo.
A todos los arqueológos que desinteresadamente nos han prestado los materiales de sus excavaciones para poder realizar este estudio: a P. Utrilla, I. Barandiarán,
A. Cava, J. A. Benavente, T. Andrés, J. Rey, C. Mazo, L. Montes y J. Mª Rodanés.
Especialmente a Vicente Baldellou, descubridor de la mayor parte de los yacimientos
neolíticos del altoaragoneses, que generosamente nos permitió trabajar en un tema
al que ha dedicado gran parte de su trayectoria investigadora y nos aportó, no sólo
los materiales de sus yacimientos, sino también el apoyo necesario.
A Pedro Ayuso y al personal del Museo de Huesca y Zaragoza por las facilidades dadas para nuestra estancia con ellos. A Mª Ángeles Tilo sin cuya ayuda, aportaciones y trabajo desinteresado nunca se habría podido llevar a cabo éste.
Al departamento de Ciencias de las Antigüedad y, en especial, a las áreas de
Prehistoria y Arqueología que nos han animado en todo momento, poniendo a
nuestro alcance los medios materiales necesarios.
Finalmente, a José Mª Rodanés, verdadero director del trabajo, por su paciencia, sugerencias y total apoyo sin el cual no hubiese sido posible su realización.
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A mi familia que en ningún momento ha dejado de animarme, y a todos los
amigos que de una manera callada nos han ofrecido su ayuda y colaboración.
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I. Tecnología cerámica
La cerámica1 es un objeto producto de una acción humana y, como elemento
de la cultura material reflejará el comportamiento de un grupo (CLARKE, 1984: 11-15).
A partir del Neolítico, ha sido y es uno de los materiales más significativos con los
que cuenta un prehistoriador a la hora de interpretar y estudiar un yacimiento. Pese
a la importancia del objeto en sí mismo, el tratamiento que ha recibido por parte
de los investigadores ha sido muy desigual: desde la mera descripción morfológica
y decorativa, que sólo es utilizada para establecer paralelos, hasta los actuales estudios estadísticos, analíticos y funcionales2. El análisis se ha modificado pero los
planteamientos continúan siendo los mismos, ya que el único adelanto ha sido la
introducción de técnicas de estadística avanzada, utilizadas desde hace tiempo en el
mundo anglosajón, pero sin el proceso previo que requiere su uso. La simple
deducción de una forma ofrece la posibilidad de incluirla dentro de una cronología
o secuencia cultural, pero no aporta los datos suficientes para llegar a conocer el
modo de vida de una comunidad.
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1 Procede del griego keramos, y es la denominación común de todos los artículos de arcilla cocida.
2 Las tipologías elaboradas hasta el momento se pueden agrupar en tres clases atendiendo a los caracteres que priman en su ordenación: las llamadas tradicionales que clasifican los objetos basándose en
aspectos funcionales —concretamente de utilidad— empleando para ello un vocabulario de uso
común, y así identifican las formas tipo o «fósiles»; sería el caso de clasificaciones como las de H. Balfet
(BALFET et alii, 1989), J. Roussot-Larroque (1990a: 63-64) o C. Olaria (1988: 121). Las morfológicas
priman la forma y la orientación de los elementos con escasos valores métricos. Entre éstas se puede
mencionar las de Y. Marcadal (1974) o A. LLanos y J. I. Vegas (1974); finalmente, las que están más
en boga, es decir, las métricas que definen los objetos a través de distintas medidas, lo que favorece la
proliferación de las mismas atendiendo a datos o a índices que determinan la ordenación. Ejemplos
serían las de A. O. Shepard (1956: 224-251), M. R. Seronie Vivien (1975), J. Estevez y V. Lull (1985).
Pero no siempre se produce la incorporación exacta a uno de estos grupos tipológicos, algunos investigadores como J. Bernabeu (1989: 11-53), recogen distintos elementos de varias de las clasificaciones.
13
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Su equiparación como fósil director permite obtener la información preliminar
necesaria para iniciar la investigación, pero el estudio no debe limitarse únicamente a las formas completas o casi enteras, que representan el porcentaje más pequeño
de cualquier yacimiento, ni tampoco a la mera descripción de las decoraciones que
nos interesan. En algunos casos, esto se ha llevado a tal extremo que unos rasgos
puramente cerámicos se han extrapolado hasta el punto de utilizarlos como sinónimo de grupo cultural y humano (por ejemplo «cardial puro» y «epicardial»). Sin
embargo se deberían buscar cuáles son las condiciones o imposiciones que la
sociedad refleja en el material, para obtener así los datos más significativos y los
resultados deseados (CLARKE, 1984: 16-19).
Esta tendencia general, reduccionista, que se muestra en la bibliografía debe
ser modificada y ampliada a la totalidad de los fragmentos. La finalidad es lograr la
mayor cantidad de conclusiones posibles, para lo que sería necesario que la investigación se desarrolle de forma global: en primer lugar, es necesario un conocimiento exhaustivo de las materias primas utilizadas. Saber el tipo de componentes
nos permite comprender parte de sus características posteriores. En segundo lugar,
la preparación de la arcilla y la fabricación propiamente dicha nos aportan información sobre el nivel tecnológico, la evolución y el reparto del trabajo, o las necesidades del grupo que las elaboró. Una vez que el objeto tiene forma y es algo en sí
mismo, es importante conocer las variables que sobre él se desarrollan: decoración,
uso, valor, posibilidades de comercio, intercambio o transporte... Finalmente, las
tipologías nos permiten apreciar la variabilidad y la capacidad creadora de los artesanos, así como determinados aspectos funcionales.
El desarrollo de todos estos objetivos supone, no sólo la aplicación de técnicas
obtenidas de otras ciencias, como los análisis físico-químicos, sino que permite
también la comprobación experimental de las hipótesis planteadas e incluso las
comparaciones etnográficas, salvando los problemas que ello entraña.
Es necesario que se planteen otras cuestiones significativas y dejar un poco de
lado el excesivo interés de los estudiosos por saber cual es más antigua y quién posee más cerámicas de un tipo determinado. La complejidad del proceso neolitizador en cuanto a cambio cultural, social y económico amplía las hipótesis de trabajo sobre el período y no debe permitir que nos perdamos en elementos que, en
principio, son relevantes por los problemas concretos que pueden resolver, pero
que no son los únicos.
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1. Las teorías
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La bibliografía concreta sobre análisis cerámicos se remonta a mediados de
este siglo en el que comienza a darse un nuevo planteamiento tipológico y tecnológico, en consonancia con otros materiales, cuyos estudios a partir de ahora se
englobarán bajo el término arqueometría. Dejando de lado los repertorios clásicos,
obras generales y memorias de excavaciones, en Prehistoria son H. Balfet (1952), en
el ámbito europeo, y A. O. Shepard (1956), en el mundo anglosajón, quienes de
distinta forma inician unos trabajos exhaustivos cuyo objetivo principal es una
comprensión más amplia de la cerámica.
Desde que surgieron estas primeras obras se produce un pequeño impasse,
hasta que en los años 70 y sobre todo la década de los 80 asistimos a una explosión
bibliográfica, quizá debida a la toma de conciencia por parte de los arqueólogos de
la importancia cada vez mayor de este material. Paralelamente los investigadores
buscan introducir en sus análisis los métodos estadísticos actualmente en boga,
independientemente de la corriente teórica en la que se hallen inmersos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Ambas autoras van a ser las que creen indirectamente las dos tendencias más
significativas dentro de los estudios cerámicos. La corriente francesa o «tradicionalista»3, así llamada porque los autores más conocidos son de esta nacionalidad, y
por primar los estudios tipológicos, es la que en cierto modo ha establecido las
bases de la descripción cerámica. La segunda o americana recibe también el nombre de «ceramic ecology», en ella la clasificación tiene importancia, pero destacan
fundamentalmente los aspectos tecnológicos y sus implicaciones sociales, económicas e ideológicas4.
• En la Península Ibérica no se refleja esta dualidad, ya que no siguen netamente ninguna corriente. Es en las dos últimas décadas cuando se produce una
mayor proliferación sobre el tema, sin embargo, las clasificaciones y estudios cerámicos de los prehistoriadores españoles, al igual que en otros países, se reducen al
yacimiento objeto del trabajo por lo que las aportaciones al método general son
prácticamente inexistentes. De alguna forma sugieren una continuidad con los
planteamientos utilizados en la elaboración de las listas tipológicas del Paleolítico,
es decir, la descripción de las piezas por una serie de aspectos concretos a la que
incorporan la estadística para establecer agrupaciones.
Los estudios, aunque están acordes con los materiales existentes en las zonas
de trabajo, no permiten generalizaciones. La ordenación se efectúa atendiendo a
caracteres cualitativos de las vasijas, principalmente técnicos, por lo que la introducción de elementos subjetivos es excesivamente elevada y, en muchos casos, no
queda clara la definición de las formas. Otras veces, se incorpora algún tipo de valor
métrico que objetiviza el desarrollo de la clasificación. Pero se centran tanto en el
área de trabajo y en los materiales que analizan que, la mayoría de las veces, no se
puede extrapolar a otros yacimientos o materiales.
3 Englobados en esta corriente hay que nombrar, además de la síntesis realizada por G. Camps (1979:
193-245), las obras de L. Balout y G. Camps (1967), J. C. Gardin (1985), G. Guerreschi (1980), G.
Guerreschi y N. Ceschin (1985: 3-54), y un gran número de autores que se basan fundamentalmente en estas tipologías. Es importante comentar las aportaciones de M. R. Seronie-Vivien (1975)
al incorporar la descripción analítica de los recipientes, de G. B. Arnal (1976; 1987b; 1989) que, centrado en vasijas neolíticas, manifiesta un gran interés por la tecnología, realizando además una sugerente clasificación de los fragmentos que hasta ahora no se habían tenido en cuenta; y finalmente
de autores como Echallier (1984) que comienzan a mostrar otros centros de interés como son las
materias primas y su comportamiento.
4 La obra básica de esta corriente, además de la ya mencionada, es el simposio Ceramics and man editado por F. R. Matson (1965). Entre los autores y obras más características dentro de esta tendencia,
y considerados maestros, se puede mencionar a P. R. Rice (1984, ed.; 1987), D. E. Arnold (1985) y
a O. S. Rye (1981). No obstante existe un extenso repertorio bibliográfico, tanto teórico como práctico, que resultaría demasiado denso relatar aquí, ya que se ha producido un «boom» de estos estudios principalmente desde comienzos de los años 80, llegando a una gran diversidad de enfoques e
incluso, en algunos casos, a plantear problemas de excesivo particularismo.
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Trabajos de este tipo son frecuentes y los encontramos en la mayor parte de las
síntesis o publicaciones monográficas. A pesar de su incuestionable validez a la
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La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
hora de buscar paralelos o determinar la cronología, es evidente que los inconvenientes superan a las ventajas, y que, en la actualidad, van siendo postergados en
beneficio de otros más acordes con las nuevas metodologías. Así paulatinamente se
está observando un cambio en la investigación. Poco a poco los arqueólogos se
hacen eco de las nuevas corrientes que se imponen fuera de España, incorporando
no sólo las aportaciones más importantes sino también sus defectos, aunque todavía nos encontramos en una fase de diversificación, en la que las tipologías únicamente sirven para favorecer las comparaciones o paralelos de unos yacimientos con
otros e, indirectamente, situarlos cronológicamente. Desde el punto de vista tecnológico nuestras investigaciones tampoco están lo suficientemente avanzadas como
para realizar un resumen crítico, aunque algunas obras han iniciado su andadura
por este camino.
La diversidad de yacimientos y épocas cronológicas unido al afán por crear
tipologías propias para cada asentamiento, hacen que sea impensable una valoración de toda la bibliografía hasta ahora publicada, aunque se puede ver una buena
síntesis en M. García Heras y C. Olaextea (1992). Por consiguiente en este apartado
nos centraremos en las obras que coinciden con nuestro ámbito de estudio: el
Neolítico.
Los primeros pasos, intentando ordenar de forma coherente la gran cantidad
de fragmentos cerámicos que suelen aparecer en las excavaciones, los encontramos
desde antiguo. Por citar un ejemplo M. Pellicer (1964a: 56-64) realiza una clasificación utilizando como criterio primario la morfología, creando finalmente una
tabla de formas y decoraciones que, pese a su carácter subjetivo, es una buena ordenación.
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En la mayoría de las monografías de yacimientos con material cerámico los
investigadores siguen una misma línea: descripción subjetiva de los fragmentos de
la manera más racional posible. Probablemente, sea debido a la falta de acuerdo
para utilizar una tipología única, y por ello, el procedimiento más fácil acaba siendo la descripción formal acompañada del dibujo de las piezas para evitar las posibles confusiones. Son las obras de autores como: J. Tarrús (1979), P. Acosta y
M. Pellicer (1990), B. Martí (1977), V. Baldellou (1983a; 1983b), B. Agustí (1987),
Mª S. Navarrete et alii (1991), etc.
16
Parecen ser los investigadores del área valenciana los más interesados en estos
aspectos tipológicos. C. Olaria (1979-80; 1988: 111-196) y F. Gusi (Olaria; Gusi,
1985) proponen una clasificación simplificada incluyendo tan sólo los aspectos
necesarios para su yacimiento. Formalmente, es una copia de las listas tipo, en las
que el objeto es analizado por medio de una lista interminable de números y letras
de difícil asignación a primera vista. La ordenación se realiza a través de una definición parcial de los fragmentos pero, a diferencia de otras clasificaciones, esto no
es lo que va a componer la forma general cuya morfología es independiente y subjetiva. En ambas descripciones, incluso dentro de ellas, no utilizan los mismos criterios dificultando así su aplicación.
En la misma zona, J. Bernabeu (1989: 7-53) propone una nueva clasificación
en la que se tiene en cuenta los fragmentos, pero exclusivamente para la elaboración de recuentos. Por un lado, la amplitud cronológica de esta tipología y, por
tanto, la gran variedad de clases, grupos, tipos y subtipos complica enormemente el
estudio. El principal criterio definidor de la clase es el métrico, en especial el índi-
Quizás un exceso de simplificación y de asunción del carácter subjetivo de las
tipologías es la obra de A. Arribas y F. Molina (1979), ya que su propuesta se basa
únicamente en la decoración y en el tratamiento de la superficie.
La aportación, a nuestro entender, más interesante es la de Mª D. Asquerino
(1978), al realizar un estudio clasificatorio de los fragmentos sin estratigrafía del
yacimiento de la Cova de la Sarsa. Con este artículo proporciona un «nuevo» material de investigación que hasta ahora no estaba considerado casi de ninguna forma.
Sugiere métodos interesantes de trabajo como el estudio de la angulación de los
bordes y ofrece la estadística necesaria para realizar cualquier tipo de comparación
con otros asentamientos. También realiza un ensayo clasificatorio de la decoración
cardial (ASQUERINO, 1973). En esta misma línea de estudio, debemos destacar el trabajo que realiza Mª S. Navarrete (1976: 37-78) sobre las distintas técnicas decorativas empleadas durante el Neolítico.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
ce de profundidad, pasando a ser secundarios el resto de los caracteres. En palabras
del mismo autor «... constituye un procedimiento más adecuado que los clásicos
inventarios para presentar la información de forma clara y resumida...» (BERNABEU,
1989: 11).
Uno de los aspectos desarrollados más rápidamente entre los arqueólogos ha
sido el estadístico. La incorporación de estos sistemas al estudio cerámico lleva ya
vigente varios años, por lo que exponer la bibliografía resultaría excesivo. A pesar
de este avance, los investigadores siguen utilizando un método nuevo para obtener
las mismas conclusiones, y tampoco se ha ampliado el volumen de material analizado, al incorporar un útil de trabajo que permite, con mayor facilidad, manejar
una amplia cantidad de efectivos.
Una clara y breve visión del panorama actual en relación a estas nuevas
corrientes de investigación, sobre todo desde en el punto de vista tecnológico, nos
la ofrece M. García (1993). Plantea que, a pesar de algunas aplicaciones, la mayoría
de los estudios presentan una serie de problemas: desconexión clara entre el interés
arqueológico y las técnicas de análisis; no existen justificaciones de los métodos
empleados en relación con las hipótesis; los datos no se integran en patrones de
comercio o distribución, y por último, generalmente no se toman muestras de arcilla para constatarlas.
Otros rasgos que se van desarrollando progresivamente son los aspectos sociales, económicos e ideológicos, aunque todavía estamos muy lejos de alcanzar las
obras americanas anteriormente citadas, al igual que ocurre con los estudios que
CÆSARAUGUSTA 77
En los últimos años han aparecido otros puntos de interés conectados claramente con las tendencias exteriores. Así, Mª D. Gallart (1977; 1980), Mª D. Gallart
y F. López (1988a; 1988b; 1990), J. C. Arribas et al (1988-9), Mª S. Navarrete y J.
Capel (1980), Mª S. Navarrete et alii (1991) y J. Capel et alii (1982), S. Aliga et alii
(1992), llevan a cabo un estudio mineralógico de las cerámicas con significativas
conclusiones en torno a la manufactura de las mismas. No debemos obviar aquí un
interesante seminario sobre la tecnología de la cocción, realizado en Agost (VV.AA.
1992a) marcando con ello el inicio de estas nuevas corrientes aunque todavía faltan estudios más amplios. Esta novedosa orientación también se confirma con el
artículo de Mª D. Meneses (1994) en el que hace un estudio experimental sobre los
útiles de hueso relacionados con la fabricación de cerámicas en el Neolítico Final.
17
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
analizan la cerámica buscando recursos de materias primas, posibilidades de uso,
etc. Los únicos trabajos por ahora son los de Mª V. Gracia (GRACIA et alii 1985) y el
de Mª S. Navarrete (NAVARRETE et alii, 1991: 139-164 y 195-222). En el primero se
hace un estudio de la fragmentación cerámica en un yacimiento de la Edad del
Bronce, planteando una interesante relación entre fabricación y acabado de las piezas. En el segundo se analizan exhaustivamente los materiales de los yacimientos
estudiados, aportando significativas conclusiones en relación con el aprovisionamiento de arcillas, desgrasantes y, por tanto, de la movilidad de los artesanos, intentando una identificación de los sistemas de fabricación y procesos de cocción.
2. Tecnología
2.1. Materias primas
• La fabricación cerámica implica el trabajo con varios componentes sin los
cuales resultaría imposible su elaboración. La arcilla es el elemento básico. Este
compuesto mineral (silicato de alúmina hidratado) de grano fino se encuentra de
forma natural en la tierra, y sus propiedades más apreciadas son la plasticidad
cuando está húmeda y la dureza al secarse. Se puede hablar de dos componentes
minerales: los propios de la arcilla y los accesorios o desgrasantes arcillosos que, generalmente, se han añadido a la arcilla natural a través de distintas transformaciones.
CÆSARAUGUSTA 77
Atendiendo a las retículas que unen las moléculas se establecen tres grandes
grupos: caolines, que son las arcillas más simples y uniformes en su composición;
illitas o arcillas micáceas de composición variable; y las montmorillonitas, arcillas
atípicas, que por su alta plasticidad no puede usarse solas en el trabajo alfarero. A
veces, dependiendo del investigador, estos grupos son ampliados como es el caso
de la incorporación por J. C. Echallier (1984: 7) de las cloritas que son arcillas que
aparecen como uno de los compuestos de algunas cerámicas neolíticas objeto de
este trabajo.
18
La arcilla como mineral posee unos atributos fisico-químicos tan peculiares
que han sido la causa de que el hombre la haya utilizado para la fabricación de
objetos con unas propiedades que no podían ser reemplazados por otros. Cada una
de aquellas se ve afectada en sus características por la composición de la pasta, el
método utilizado para darle forma, los desgrasantes, el acabado, la temperatura y la
cocción. Hay una serie de caracteres que se aprecian una vez que la cerámica ya está
fabricada, así podemos distinguir: propiedades físicas de la arcilla (plasticidad, «trabajabilidad»5, textura, el estado coloidal y color) y propiedades físicas de la cerámica (dureza, porosidad, color y textura postcocción y resistencia mecánica y térmica).
El conocimiento de todas ellas va a ser de indudable interés para saber qué tipo de
pasta debe elegirse de acuerdo con la función que va a tener la vasija, ya que no será
lo mismo que la cerámica sirva para almacenar líquidos que para contener sólidos
y, mucho menos, si se va a dedicar a la preparación de alimentos.
5 Es la traducción que hemos considerado más apropiada del término ingles workability.
El principal motivo por el que se añaden estos elementos a la arcilla es la excesiva plasticidad de ésta en estado puro y el encogimiento que sufre en el secado. De
acuerdo con el objeto que se desea realizar, la cantidad y el tamaño de desgrasante
incluido será variable, ya que el grosor del mismo afecta directamente a su calidad.
Todos ellos aportan a la arcilla tanto sus cualidades como defectos físico-químicos,
por lo que será imprescindible conocer el uso que se va a dar al objeto elaborado
para utilizarlos correctamente, eligiendo el tamaño, el tipo, la consistencia y sus
reacciones ante el calor...
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
• El desgrasante es otro de los componentes imprescindibles en el trabajo alfarero. Considerado como aglutinante sirve para fortalecer el cuerpo cerámico. Se distingue entre los propios de la arcilla, es decir, los que debido a la erosión o transporte se han ido mezclando con la arcilla pura; y los que el artesano añade a la pasta
cerámica para obtener la consistencia deseada. Esta diferenciación ha dado lugar a
la designación de los mismos con distintos términos, no obstante por la dificultad
que existe para individualizarlos (RICE, 1987: 408-410) y sobre todo en las cerámicas que estamos estudiando, no se ha considerado oportuno mantenerla. Se dividen en varios tipos según su origen: vegetal u orgánico, biológico y mineral.
• La arcilla será plástica y trabajable una vez que se le haya añadido agua. Pese
al significativo papel que ocupa en el proceso de elaboración, pocos son los investigadores que la consideran como un elemento relevante. Existen primordialmente
dos tipos de agua en el proceso de creación: el agua química o de composición que
es la que posee la arcilla de forma natural; y el agua de mezcla o residual que es la
añadida para obtener la consistencia deseada para poder trabajarla. Su significación
radica principalmente en las consecuencias, generalmente negativas, que puede
producir en la vasija tanto durante el secado como en la cocción.
• Tan importante como las materias primas es la disponibilidad de estos recursos para la elaboración de la cerámica. La obtención de la arcilla se puede llevar a
cabo de muchas formas. Al ser una materia abundante es fácil encontrarla de manera natural, accesible a todo el mundo aunque no sea la de mejor calidad.
Son muchos los factores que determinan la elección del depósito de abastecimiento: la accesibilidad, la distancia y la frecuencia de los viajes, la relación tiempo/esfuerzo, el clima, las posibilidades de almacenaje, la calidad del depósito, la
importancia del recurso, su nivel tecnológico, el medio de transporte, el carácter
CÆSARAUGUSTA 77
• La última materia prima necesaria para la manufactura cerámica es el combustible. Es uno de los elementos de los que el arqueólogo habitualmente no tiene
constancia puesto que no se suele conservar, por lo que la mayor parte de las investigaciones están basadas en comparaciones etnológicas. A diferencia del resto de
las materias primas, ésta no es nueva y su utilización para calentar no supone una
innovación, es decir, tecnológicamente dominan el proceso y conocen los elementos más idóneos. Tradicionalmente se clasifican en sólidos, líquidos y gaseosos, siendo los primeros los únicos que se usaron en época prehistórica. Los carburantes más habituales son los de origen vegetal, como la leña y el carbón vegetal, ya que poseen mayor duración en el proceso de incineración. Existen varias
divisiones atendiendo a distintos factores como la rapidez con que se quema el material. La elección del tipo de combustible dependerá de las propiedades de cada
una de las variedades, de las posibilidades, disponibilidad, y del tipo de cerámica
a fabricar.
19
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
móvil/sedentario de las sociedades, etc. (RYE; EVANS, 1976: 40; RICE, 1987, 115;
ARNOLD, 1985: 61-77; ALLEN, 1984: 140; NICHOLSON; PATTERSON, 1984: 28-29).
La distancia de los recursos de materias primas, no sólo de las arcillas, es muy
importante para el desarrollo de cualquier tecnología. La energía necesaria para
adquirirlas no puede exceder en ningún momento del «coste» del objeto, es decir,
existe una relación cerrada entre la disponibilidad de una población para explotar
los recursos provechosamente y el gasto de energía necesario para esta explotación
(JARMAN, 1972).
Son varios los planteamientos teóricos que se han propuesto, basándose fundamentalmente en datos etnográficos, para establecer los territorios idóneos de
explotación de estas materias primas. Esencialmente se han creado para recursos
primarios o de carácter alimenticio, no obstante algunos de ellos también tienen en
cuenta el resto de las necesidades: el modelo «umbral» (threshold) de D. L. Browman
(1976), el modelo de abastecimiento de P. Phillips (1980: 24), el territorio de
explotación de I. Davidson y G. N. Bailey (1984: 27-29), o el más completo y centrado en el material cerámico de D. E. Arnold (1985: 35-57). Otros investigadores
no llegan a establecer unos modelos concretos sino que proponen unos indicativos
o factores que influirán de forma decisiva en la elección del lugar (RICE, 1984b: 243244; 1987: 116-117; ORTON et alii, 1993: 203).
2.2. La fabricación
CÆSARAUGUSTA 77
• Varios son los procesos que todavía debe seguir el ceramista antes de que la
vasija esté acabada. La pasta cerámica de la que resultan los recipientes se obtiene
con la mezcla de arcilla, desgrasantes y agua. Por regla general, será el artesano el
que la prepare, eliminando los elementos que sobran y añadiendo otros dependiendo de la técnica que vaya a desarrollar. Las pastas necesarias para fabricar vasijas a mano, en las que nos vamos a centrar, son las denominadas porosas6 por ser
las usadas en cocciones a bajas temperaturas. Habitualmente, poseen más agua en
su preparación que el resto de las arcillas, aunque este componente debe suponer
al menos el 65 ó 70% (FERNÁNDEZ CHITI, 1984, t. III: 33). En el proceso de elaboración de la pasta, habría que diferenciar distintas etapas: elección y preparación de
la arcilla y del desgrasante y, por último, mezcla y amasado de la pasta. Todas ellas
de gran importancia, ya que del resultado del proceso dependerá que las cerámicas
no se agrieten, deformen o estallen durante la cocción.
20
• Una vez que la pasta está trabajada se procede a la creación de la vasija.
Existen distintas técnicas no siempre utilizadas individualmente, por lo que aumenta la dificultad para conocer el sistema de fabricación en las realizadas a mano. O.
S. Rye (1981: 62) desarrolla tres fases en la formación de las vasijas, la primera
correspondería a la creación del vaso, la segunda es el acabado propiamente dicho
y, finalmente, el tratamiento de la superficie.
De forma genérica se han agrupando los métodos de fabricación, conocidos a
través de investigaciones etnológicas, de la siguiente manera:
6 Compuestas por una gran variedad: rojas, blancas, de coladas, negras, etc.
— El modelado se realiza con un bloque de pasta sobre el que se ejerce una
presión con el puño o con las manos para empezar a abrirla, ahuecarla y darle
forma.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
— El estiramiento o pellizcado es simplemente el alargamiento de una pella
de arcilla hasta conseguir la forma deseada.
Reconstrucción de la técnica de fabricación con colombin (ARNAL, 1976: 84).
— El colombin7 es la elaboración a base de cilindros, obtenidos por rotación
o estiramiento de la pasta, colocados formando anillos o en espiral. J. RoussotLarroque (1990a: 61) plantea que la unión de los rollos en vasijas neolíticas se realiza a través de pequeñas incisiones verticales, en cambio para G. B. Arnal (1987b:
731-733), al principio de este periodo la unión entre los cilindros se realizaba añadiendo pasta, posteriormente los rollos se convierten en elementos rectangulares
cuya unión se hace por la parte más estrecha, presionando verticalmente.
— El moldeado es una técnica más avanzada y rápida. Supone la fabricación
de una vasija usando un molde, matriz o patrón.
— El montaje por placas prefabricadas se realiza creando con la arcilla grandes
planchas planas, elaboradas presionando la pasta sobre una superficie lisa y dura,
que al unirse forman el recipiente.
— El torno es un método de fabricación que, partiendo de un bloque de pasta
arcillosa, permite levantar vasijas gracias al giro de la superficie sobre la que se elabora.
7 Por lo extendido del término entre los investigadores prehistóricos dedicados a los estudios de
cerámica, consideramos que es más apropiado mantenerlo.
CÆSARAUGUSTA 77
— El golpeado no es propiamente una técnica de fabricación, sino que se usa
principalmente como complemento de las anteriores. Consiste en golpear las paredes de la vasija en estado húmedo o semiseco con un instrumento, generalmente
plano.
21
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
• El último proceso en la elaboración de un recipiente es el tratamiento de la
superficie. Con éste se pretende eliminar los defectos de fabricación, regularizar los
contornos, alisar las superficies internas o externas y mejorar la textura. Para ello se
pueden usar distintos instrumentos además de las manos como cuero, piedra, madera, etc. Su aplicación se puede producir en distintos momentos: durante el proceso de fabricación o después de salir del horno.
En esencia todos los investigadores prehistóricos están de acuerdo en la existencia de cinco sistemas:
Representación de la técnica de alisado (ARNAL, 1976: 90) y pulido y bruñido (ARNAL, 1977: 90).
— Grosero: cuando el recipiente no ha sufrido ningún tipo de tratamiento.
— El alisado es el más simple: se produce una redistribución de la pasta, eliminando grumos y elementos salientes, dejando la superficie lisa y mate.
— El raspado o rugoso se lleva a cabo cuando el recipiente está húmedo o
semiseco. Con esta técnica se elimina una pequeña capa de pasta, ya que el objeto
suele ser cortante, en la superficie blanda de la cerámica dando la sensación de
estrías.
— El pulido o espatulado es un método que pretende dar brillo o lustre y conseguir un acabado fino de la cerámica. Se practica con la pieza seca, pero sin cocer,
y con un instrumento duro y áspero mediante un movimiento reiterativo de frotación, dejando por ello las marcas del movimiento.
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— El bruñido intenta obtener un efecto similar al del pulido: el brillo de la
pieza. Sin embargo, se hace con un instrumento muy liso y suave, por medio de un
movimiento unidireccional, cuando todavía está en estado semiseco.
22
— El engobe es una técnica que sólo modifica el color del vaso mediante la
aplicación de una disolución coloidal. Dentro de este apartado he considerado que
se debería incluir la cerámica a la almagra, ya que no es propiamente una técnica
decorativa sino más bien un tratamiento de la superficie que, algunas veces, sirve de
base para otras decoraciones. Esta cerámica se caracteriza por la posesión de una
capa consistente de color rojo, aunque con una gran amplitud de gamas, obtenida
al mezclar óxido de hierro y agua.
• Uno de los elementos más importantes en las vasijas arqueológicas es la
decoración. Ésta puede ser debida a la funcionalidad, la simbología de la misma o
al gusto estético de la comunidad, por lo que muchos investigadores la consideran
como uno de los indicios más claros de la decadencia de un grupo. De manera especial, es una de las aportaciones más significativas para los prehistoriadores ya
que, muchas veces, es el elemento que permite determinar el grupo cronológico que
se está estudiando.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Representación de las huellas de la técnica del raspado (RYE, 1981: 86).
Existen distintas técnicas que se pueden llevar a cabo en cualquiera de las etapas de fabricación, pero sobre todo se tendrá en cuenta la textura de la pasta, puesto que ésta influirá directamente en la calidad y acabado de la misma. Se pueden
encontrar en las vasijas individualmente o combinadas entre sí. Generalmente el
término que las designa hace referencia al método e instrumento con el que se realiza:
1. La incisión es la acción de cortar o grabar sobre la vasija todavía húmeda con
un instrumento duro y afilado. Muchas veces las líneas obtenidas por este procedimiento no son nítidas, debido a las rebabas que deja la pasta sobrante en los perfiles de las mismas. Esto también ayuda a distinguir más fácilmente la decoración.
Diferentes inclinaciones para realizar la incisión, según A. O. Shepard (1956: 201).
CÆSARAUGUSTA 77
Una variante, aceptada por la mayoría, es la decoración a peine, realizada con un
instrumento con varias puntas, llamado peine, y que forma motivos de líneas paralelas.
23
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Representación gráfica de algunos tipos de impresión, según B. Martí, J. Juan Cabanilles
(1987: 48).
A. Llanos y J. I. Vegas (1974: 286) y G. Guerreschi (1971-2: 236-237) incluyen
en esta técnica el llamado boquique o punto y raya, que supone el ejercicio de distintas presiones con el instrumento mientras se va desplazando, pero sin llegar a levantar la herramienta del recipiente. Al igual que Mª S. Navarrete (1976: 45) consideramos el punto en raya una técnica mixta entre la incisión y la impresión.
2. El grabado es un corte en la arcilla, cocida o seca, con un instrumento agudo,
dejando una huella fina y poco profunda en la superficie, por lo que no quedan
rebabas y el trazo es más nítido. Se puede realizar en vasijas engobadas o pintadas,
ofreciendo además un contraste de coloración entre éste y la pasta.
3. La impresión es la aplicación reiterada, por presión, de un cuerpo duro
sobre la pasta blanda. Se realiza de forma oblicua o perpendicular a la vasija, dejando siempre una huella similar. Existen tres sistemas para ejecutar esta decoración:
estampado, por rodamiento y por basculamiento.
Un tipo de impresión interesante en el Neolítico es el denominado decoración
a pluma formada por pequeñas huellas en forma de llama obtenidas por el arrastre
del instrumento al ser retirado de la vasija todavía blanda.
4. La excisión consiste en el dibujo de un motivo mediante el levantamiento o
rascado de la arcilla, dando la sensación de relieve. A veces el recorte del diseño
puede ser total y dar lugar a los denominados calados (BALFET et alii, 1989: 89-92).
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5. La aplicación plástica es la modificación de la superficie de la cerámica
mediante la incorporación de elementos en relieve cuando la superficie todavía está
húmeda o semiseca. Estos se pueden realizar desplazando de su lugar la propia arcilla de la vasija deformando con ello el contorno y el espesor de la misma; o a través de la aplicación directa de trozos de arcilla con formas determinadas.
24
Sin llegar a ser una aplicación plástica propiamente dicha podemos mencionar
el denominado repujado consistente en ejercer una presión en el interior de la pared
que da lugar a pequeños relieves en el exterior.
6. La decoración pintada es la aplicación de una disolución o pigmento de
color diferente al de la vasija, formando distintos diseños.
7. La incrustación es la inclusión de una materia distinta a la arcilla con la que
se ha elaborado la vasija en los huecos dejados por otras decoraciones.
También, a veces, dentro de este apartado se incorporan las decoraciones realizadas con los dedos, formando líneas muy anchas y poco profundas que generalmente son denominadas dedadas.
9. Las perforaciones, aunque no muy habituales, se pueden emplear como
decoración. Son unos agujeros realizados por presión con un instrumento duro
cuando la pasta todavía está blanda.
10. Además de los tipos decorativos aquí explicados, existen otros como el
vidriado o la decoración a molde, que por no haber sido utilizados en época prehistórica no vamos a desarrollar.
A través de estas técnicas se crean los denominados motivos o diseños, pero
tampoco existe unanimidad en su definición, aunque el más extendido es el criterio
geométrico. En los últimos años se ha producido un cambio en el objetivo de estos
estudios, centrándose sobre todo en buscar una explicación a los mismos atendiendo a distintos factores principalmente sociales, psicológicos, simbólicos o medioambientales (EMERSON, 1989: 47; RICE, 1987: 244-273; PLOG, 1980; SKIBO et alii, 1989).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
8. El acanalado es el trazado de varias líneas paralelas, a la vez o individualmente, con un instrumento de punta roma cuando la vasija está todavía blanda. Por
ello muchos autores la incluyen dentro de la incisión.
• Antes de introducir la cerámica terminada en el horno es necesario que pierda todo el agua absorbida durante su fabricación. El secado es un proceso natural
en dos etapas (secado contráctil y poroso) favorecido por los poros y capilares de la
pasta que simplifican la evaporación del agua de mezcla hasta alcanzar la llamada
dureza de secado. A veces cuando las condiciones ambientales no son favorables se
puede sustituir por el secado en un horno a temperaturas no superiores a 100°, o
por la colocación de las vasijas cerca de un fuego o una fuente de calor.
• La plasticidad de la arcilla se elimina con la cocción, a la vez que aumentan
otras propiedades: dureza, resistencia térmica, etc. El horneado implica la descomposición de la estructura cristalina de la arcilla al mantener la temperatura —mínimo entre 500° y 700°— el tiempo necesario. Las principales variables que influyen
en la cocción y que deben ser controladas por el ceramista en cualquiera de las dos
etapas (calentamiento y enfriamiento) son: la relación de calor/tiempo, el máximo
de temperatura y la atmósfera que se produce en el interior.
Para la realización de la cocción se precisa que existan estructuras. Éstas se
dividen en dos grupos dependiendo de que se produzca o no contacto entre el combustible y la cerámica: por un lado, las que colocan los vasos y el carburante juntos,
que son llamados fuegos abiertos u hornallas y fuegos mixtos; por otro, aquellas en
las que están separados mediante un soporte fijo, es decir, los diferentes tipos de
«hornos» (RYE, 1981: 96). Entre las funciones del horno hay que mencionar la de
CÆSARAUGUSTA 77
El principal proceso que se desarrolla con la evaporación es la contracción de la
cerámica y puede ser tan elevada que se produzcan roturas o alabeos. Usualmente el
encogimiento para una pasta trabajada a mano varía entre el 8 y 10%. Entre los
defectos más importantes que puede ocasionar un secado irregular hay que mencionar los agrietamientos, la deformación y el encogimiento diferencial. Las soluciones
que se pueden emplear son varias como el secado retardado o la incorporación a la
pasta de distintos elementos que favorecen la aceleración o no del secado.
25
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
acumular el calor producido por la combustión de distintos elementos, mantener
el ritmo del mismo, tanto en el ascenso como en el descenso de las temperaturas, y
conservar homogéneamente la temperatura en el interior para que no se produzcan
defectos por contraste térmico.
La temperatura y la atmósfera de cocción son los elementos que controlan el
horneado y, por consiguiente, los efectos de la cocción. Existen tres tipos de atmósfera que estarán determinados por la cantidad de aire y de combustible. Su intensidad dependerá de la composición y del volumen de actividad de los gases, de la
temperatura y del tiempo de actividad:
1. Oxidante. Se produce por un exceso de aire o por la presencia de gases que
son capaces de ceder átomos de oxígeno y, por tanto, crea un predominio de éste y
del anhídrido carbónico favoreciendo la buena combustión. En las combustiones
de este tipo es característica la llama azul, intensa y viva.
2. Reductora. La atmósfera del horno tiene poco aire y, por tanto, desciende la
temperatura originando el aumento del monóxido de carbono o, en menor medida,
hidrógeno. La intensidad y la duración de la cocción influirán proporcionalmente
en las características de la reducción. La llama durante la combustión es amarilla.
Hay que diferenciar entre este tipo de atmósfera y la cocción ahumada, puesto
que ésta no es un indicativo claro de reducción, sino más bien de mezcla entre las
dos anteriores, ya que el humo que la produce contienen vapor de agua y suficiente oxígeno y anhídrido carbónico.
3. Neutra. Se desarrolla en el horno en una relación de equivalencia entre oxígeno y combustible, y supone el control pleno de la cocción sin pérdida de calor en
la combustión. En esta atmósfera predomina el dióxido de carbono.
CÆSARAUGUSTA 77
En época prehistórica sólo se conocían o se podían usar debido al nivel tecnológico, las dos primeras. A pesar de que estos son los únicos tipos de cocciones existentes, muchos autores con los que coincidimos, hablan de cocciones mixtas no tanto
refiriéndose a un tipo de atmósfera como a la mezcla de dos de ellas (generalmente oxidante y reductora). Con ello, a veces, se intentan definir cocciones poco cuidadas, en las que el alfarero no ha podido mantener una única atmósfera, aunque
otras designan el empleo deliberado de esa mezcla de atmósferas.
26
• La importancia del control de la cochura y, por tanto, del conocimiento por
parte del alfarero de todas sus fases y problemas, viene determinada por la gran
variedad de defectos que se pueden producir en ella. No siempre se traducen en
deformaciones o roturas puesto que el color de los vasos puede ser un defecto. En
general, se puede decir que son debidos a malas cocciones: por no alcanzar la temperatura necesaria o sobrepasarla, porque la atmósfera de cocción no era la adecuada, por el ritmo acelerado tanto en el ascenso como en el descenso de las temperaturas, por cambios bruscos de temperatura debido a la pérdida de calor, por
una inadecuada posición de las vasijas, malas uniones entre las partes, etc.
• A veces, los recipientes presentan tratamientos de la superficie o decoraciones tras la cocción, principalmente debido a que estos pueden perderse con el calor
a que se someten en el horneado, pero no son especiales sino que esencialmente
son los mismos que ya hemos visto. En estos acabados o decoraciones influirá de
3. Tipología y clasificación
En los estudios cerámicos uno de los apartados más importantes es el análisis
morfológico de las vasijas, para definir tanto la forma global como las partes que la
componen. Al igual que ocurre con el resto de las descripciones y definiciones tecnológicas no todos los investigadores se ponen de acuerdo en ellas, cada uno prima
el aspecto que considera más importante y a partir de él construye su tipología, utilizándolas mayoritariamente como ordenaciones que pueden aportar datos de interés comparativo y cronológico sobre los materiales del yacimiento. A pesar de ello
todos están de acuerdo en la necesidad de anteponer a la descripción de un todo,
cómo y de qué partes se compone y en qué categoría se deberán incluir. Un método y una terminología ambigua dificulta el conocimiento, la comparación y el estudio de los materiales de ahí que se hayan realizado varios intentos para uniformizar ambos aspectos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
manera determinante el uso que vaya a tener la vasija en la comunidad, puesto que
una cerámica dedicada a la cocina no estará sometida a ninguno de estos procesos.
Esquema de las partes
que componen una
vasija: A. según A. Llanos
y J. I. Vegas (1974: 272).
B. según P. M. Rice
(1987: 213). 1. borde,
2. cuello, 3, cuerpo y
4. fondo.
Todas las vasijas se componen de varias partes que es necesario definir antes de
analizar la forma general. La mayoría de los investigadores coinciden en los componentes de ésta: borde, cuerpo y fondo, describiéndose también previamente los
posibles elementos añadidos con posterioridad a las mismas.
Ejemplo de clasificación de bordes, según Mª D. Asquerino (1978: 120).
CÆSARAUGUSTA 77
• El borde es la zona de apertura de la vasija, es decir, la terminación de la
misma, por donde se introducen o se obtienen las sustancias que puede contener.
La morfología del mismo puede ser muy diversa y se define a través de su contorno, tanto el interno como el externo. Sin embargo, cada autor diferenciará los tipos
de acuerdo con los materiales que estudia por lo que las posibilidades son casi infinitas, ya que las cerámicas hechas a mano se caracterizan por no poseer una morfología homogénea. Otro elemento importante dentro de este bloque es la orientación del mismo, para la que tampoco existen criterios uniformes.
27
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
• El cuello es la parte que une el borde con el cuerpo, aunque muchas veces es
muy difícil de reconocer, por eso hay quienes lo incluyen en sus estudios dentro del
cuerpo o del borde. Por este motivo, sólo se habla de cuello cuando su individualización respecto a las otras dos partes está clara. La morfología e indirectamente la
orientación del mismo son los elementos que lo caracterizan.
• El cuerpo es la parte más importante, pues es donde se localiza el contenido,
por lo que dependiendo de su forma, la función de la vasija será una u otra. En
general, coincide con la zona de diámetro máximo, y está limitada por el borde y el
cuello en la zona superior y por la base en la inferior. Para su definición la mayoría
de los investigadores utilizan los volúmenes geométricos o la combinación de los
mismos.
• La base o fondo completa la vasija y es la que le da la estabilidad necesaria.
A veces, como ocurre con el cuello, no es fácil de distinguir, sobre todo cuando
tanto el cuerpo como el fondo son circulares, puesto que no queda marcada ninguna unión entre ellos. Generalmente se describen atendiendo al contorno que
dibujan.
CÆSARAUGUSTA 77
Clasificación en función de la
estructura y las formas
geométricas, según
M. R. Seronie-Vivien (1975: 69).
28
• Finalmente, los elementos de prehensión pueden formar parte o no de la
morfología de la vasija. Su incorporación a la cerámica es esencialmente funcional.
Se acepta la existencia de tres tipos con distintas utilidades y una gran amplitud de
variantes: perforaciones, apéndices y asas, además comúnmente se incluyen los
picos vertedores en una categoría distinta. Estos elementos pueden encontrarse en
la vasija de una forma individualizada o combinados entre sí, de ahí la dificultad
que existe para realizar una enumeración ya que las variaciones son casi infinitas.
Otro aspecto que los investigadores tienen en cuenta, independientemente del
tipo de clasificación que se haga, es el de la altura, los grosores y el diámetro de cada
componente analizado. A veces, los tratamientos son distintos utilizando intervalos
métricos y otras el valor real. Este análisis también se realiza para los distintos
aspectos mensurables de las vasijas, tanto si están enteras como fragmentadas, puesto que muchos de los datos se pueden obtener por igual. Algunos autores además
añaden otros tipos de mediciones que les ayudan a definir las formas u otros aspectos de las cerámicas.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Una de las tipologías más completas y utilizadas con respecto a estos elementos es
la realizada por M. R. Seronie-Vivien (1975: 13-33).
4. Aspectos económicos y funcionales
Los posibles aspectos económicos y funcionales que, en cierto modo, determinan la fabricación, distribución y uso de las vasijas no se han desarrollado lo suficiente para estos momentos prehistóricos, quizá por la dificultad inherente a las
propias evidencias arqueológicas, aunque en los últimos años apoyándose en datos
etnográficos y los análisis tecnológicos se ha intentado paliar de alguna manera.
La cerámica no debe estudiarse como un ente independiente del resto de los
objetos, ya que está influida directamente por el contexto, la necesidad y la conducta del grupo. En ella cuatro factores son determinantes: la escala y el modo de
producción, las variaciones en los productos y los cambios o modificaciones en las
relaciones productores/consumidores (COSTIN, 1991; RICE, 1984a: 45-54; 1987:
180-191; UNDERHILL, 1991).
La morfología e incluso su decoración estarán determinadas por los posibles
usos a que se vayan a destinar, ya que, en principio, debemos suponer que se crearía la necesidad antes de la fabricación y no al contrario. Para P. R. Rice (1987: 224236) son cuatro los atributos principales que hay que considerar: capacidad, estabilidad, accesibilidad al contenido y facilidad de transporte. A pesar de que todas
las cerámicas deberían responder a estos principios, en general no ocurre así, por lo
que se han buscado diferentes métodos aproximativos como el de J. E. Ericson o el
de C. Herón (ERICSON et alii, 1972; HERON y EVERSHED, 1993).
Un aspecto importante en los estudios cerámicos y en parte olvidado por la
mayoría de las investigaciones son los posibles defectos que se producen en las vasi-
CÆSARAUGUSTA 77
Indudablemente el principal objetivo de una vasija es el de contener elementos
líquidos o sólidos para distintas funciones: almacenaje, actividades culinarias o
transporte. Dentro de este apartado no se suelen incluir las que poseen un marcado carácter ritual, aunque, al igual que las demás, serán elaboradas de una manera
especial. Una de las ventajas que posee la cerámica, y por la cual se prefirió frente a
otro tipo de contenedores, es la variedad de soluciones que ofrece a algunos problemas que otros recipientes no pueden resolver. Parece claro que la especialización
está influida por el nivel o poder económico, la demanda, el uso y, principalmente,
por la disponibilidad de recursos. Por eso, la mayoría de las cerámicas no poseen
sólo una función, si no que se utilizan muchas veces para cosas bien distintas.
29
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
jas por el uso, frecuentemente debido a la función culinaria, cuando se remueve,
mezcla o machaca el contenido de la vasija, dejando marcas en la superficie interna y pudiendo eliminar en esa zona el posible acabado que tuviera. También por su
apoyo y roce se pueden producir defectos en la cara externa.
Entre los más significativos podemos mencionar: la corrosión y la abrasión,
consecuencia de una mala preparación de la pasta; las roturas y fracturas, generalmente por un mal uso de las propias características de los recipientes; y el hollín o
las manchas negras por su utilización en el fuego. Para J. Roussot-Larroque (1990:
63) uno de los motivos más importantes por el que las cerámicas no se conservan
en buen estado en los yacimientos es la imperfección tecnológica. Mientras que
G. M. Foster (1960: 608) plantea cinco factores relacionados con los desperfectos y
roturas de las vasijas: la resistencia básica del recipiente, la función, el método de
uso, el tipo de cocina y el contexto de uso y, por último, el coste de la cerámica.
Otro apartado es la producción y distribución de los objetos ya creados.
Basándose en datos etnográficos, se suele plantear la existencia de cuatro sistemas
que representan las distintas etapas en la evolución alfarera: producción familiar o
doméstica, industria familiar o doméstica, industria taller y escala industrial
(ARNOLD, 1985: 225-231; RICE, 1984a: 45-57; 1987: 170-191; UNDERHILL, 1991: 1227; PEACOCK, 1982: 7-9; STARK, 1984: 184-188; ALLEN, 1984: 133-134; POOL, 1984:
275-313; COSTIN, 1991: 1-53).
Cada uno de estos sistemas poseerá sus propias características de intercambio
y de organización económica. Las dos primeras fases son las que verdaderamente
interesan a los prehistoriadores, ya que en esta época no se llega al grado de especialización que supone el tercer sistema. K. M. S. Allen (1984: 134-135), mediante el estudio de las producciones cerámicas de los indios iroqueses, propone como
características de esta producción familiar: una producción ocasional (en cantidad
y en tiempo), estacional, individual, manual, realizada en casa y con muy pocas
variedades de tipo funcional.
CÆSARAUGUSTA 77
Un factor básico en la evolución de la alfarería es la demanda de productos,
que va a favorecer el desarrollo y la especialización. La demanda de productos está
directamente relacionada con las necesidades del grupo —la densidad y crecimiento demográfico del mismo, la frecuencia con que se rompen las vasijas, la necesidad
de reponerlas— e incluso, a veces, con las características microambientales, aunque
éstas influyen escasamente en el primer sistema de desarrollo. Para que exista una
demanda es necesaria la presencia de dos partes: productor y consumidor. En la
producción familiar la relación entre ceramista y consumidor es cerrada y, en
muchos casos, además, ambos serán la misma persona.
30
La adquisición de una cerámica se puede realizar por muchas vías: desde la propia fabricación hasta la compra en un mercado. Entre ambas existe una gran cantidad de procesos intermedios, y la elección dependerá sobre todo de cada tipo de
sociedad. Estos intercambios, en sociedades prehistóricas, van a estar determinados
por la funcionalidad de la vasija, en especial las que tienen un carácter ritual o simbólico y las que representan la autoridad o el poder de las élites. Además poseerán
mayor valor que el resto de las transacciones.
El comercio debe ser estudiado en función de la tecnología de fabricación, las
circunstancias económicas que rodean al grupo humano, las posibilidades de trans-
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Las nuevas perspectivas en la investigación han llevado al rechazo de la hipótesis tradicional que planteaba un intercambio o comercio únicamente de cerámicas o bienes de lujo o de élite, lo que implicaba asumir indirectamente que las
cerámicas utilitarias poseían una fabricación local, es decir, muy próxima al lugar
de uso (RILEY, 1984: 58-62). El medio más frecuente que los arqueólogos desarrollan para conocer la existencia de un comercio o intercambio es la comparación
morfológica. No obstante, la tipología no es un factor concluyente por lo que,
actualmente, se ayudan de los análisis físico-químicos y de los mapas de distribución del material.
CÆSARAUGUSTA 77
porte, las características geográficas y ambientales, etc., ya que serán estos los factores que puedan aportar los distintos datos para plantear hipótesis.
31
II. Catálogo de yacimientos
1. Marco geográfico
Aragón, enclavada en el NE peninsular, se sitúa en un área de inmejorables
condiciones, puesto que una gran parte de su territorio se ubica en el Valle Medio
del Ebro, facilitando las comunicaciones con otras zonas, tanto atlánticas como
mediterráneas, como se ha demostrado a lo largo de la historia.
Esta región no presenta un relieve homogéneo sino todo lo contrario, se
observan grandes diferencias entre unas zonas y otras, con muy distintos rasgos
que favorecerán o no la implantación de población. La dispersión de los asentamientos neolíticos por el territorio aragonés es muy desigual, aunque se concentran mayoritariamente en la vertiente oriental de la comunidad, por lo que creemos más oportuno realizar una breve descripción de las áreas concretas donde se
localizan la mayoría de los yacimientos8.
Manteniendo el orden geográfico de norte a sur, la mayoría de los yacimientos
oscenses se encuadran en la zona norte o pirenaica, por lo que centraremos nuestra
atención en la misma. Esta cadena se halla dividida en varios sectores, siendo el área
intermedia entre las Sierras Interiores y Exteriores donde se ubican gran parte de los
asentamientos aquí estudiados.
8 Los datos aquí expuestos se han obtenido de MARÍN, PEÑA, et alii (1987: 27-85; 117-143); RODRÍGUEZ
(1986); MENSUA e IBÁÑEZ (1977); PEÑA y ECHEVERRÍA (1991: 3-15); ECHEVERRÍA (en prensa), ALBERTO,
et alii (1984); IBÁÑEZ, PELLICER y YETANO (1983: 3-19); GUTIÉRREZ, PEÑA y SIMÓN (1982: 81-92); PEÑA,
et alii (1984).
CÆSARAUGUSTA 77
1.1. Características geomorfológicas
33
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
El sector oriental de esta área, se corresponde con los llamados relieves SobrarbeRibagorza, y abarca un amplio sinclinorio en contacto con el sinclinal del Guarga.
Geográficamente se identifica con la cuenca de Graus, pero geomorfológicamente
está ligado a las incisiones realizadas por la red hidrográfica: Cinca-Esera-Isábena,
en los sedimentos eocenos y oligocenos de la cuenca de Graus-Tremp constituyendo relieves monótonos.
Las Sierras Exteriores son alineaciones estructurales de sedimentos mesozoicoeocenos. Su complejidad viene determinada por la aparición constante de los niveles plásticos (arcillas, yesos y sales) del Triásico Superior (Keuper) en las líneas de
cabalgamiento de todo el frente subpirenaico. Los grandes ríos pirenaicos atraviesan limpiamente estas sierras de forma transversal y modelan, al pie de las mismas,
amplios glacis de acumulación. Excavan, por sobreimpresión, profundos cañones
en los materiales calcáreos y conglomerados. Las cumbres montañosas aparecen
modeladas en cuestas calizas conservando amplios restos de la superficie de nivelación, sobre las que se ha instalado una intensa red kárstica y se han desarrollado
poljes y campos de dolinas. La más conocida es la circulación endokárstica de Guara
con abundantes surgencias. El sector central está constituido por un grupo de sierras individualizadas por los cañones fluviales que las atraviesan de N a S. Es
característica, en esta parte, la presencia constante de una amplia depresión erosiva,
creando valles paralelos a la disposición de las líneas estructurales de las sierras, con
relieves bajos y cubiertos de glacis detríticos debido a la activa erosión de las barranqueras instaladas en los márgenes de las cuencas.
CÆSARAUGUSTA 77
La zona de contacto entre las Sierras Exteriores y la Depresión del Ebro es
denominada Somontano. Actualmente sólo se conocen yacimientos en el área central, donde las Sierras Exteriores rompen su dirección O-E dando lugar a sierras de
idéntica configuración estructural. El frente meridional está en contacto con los
conglomerados de borde de cuenca que desaparecen hacia el sur dejando paso a las
margas y areniscas de la «Formación Sariñena». El relieve se resuelve, a grandes trazos, en hoyas y depresiones erosivas excavadas en la facies margosa terciaria. Al final
del Plioceno, la red fluvial comienza a encajarse y alterar su labor de incisión-acumulación, creando valles escalonados de morfología variada. Los cauces fluviales se
ensanchan al llegar a las depresiones presomontanas, y al unirse los ríos forman
una expansión aluvial.
34
El Somontano oscense hacia el sur se une con la Depresión del Ebro, que constituye una gran cuenca sedimentaria enmarcada por relieves montañosos. Los elementos geomorfológicos que la caracterizan son muelas, glacis y valles fluviales
escalonados. Dentro de esta unidad nos interesa por ahora el sector bajoaragonés.
Los materiales sedimentarios en esta zona pertenecen a la Formación Caspe, incluida
dentro del conjunto deposicional denominado Sistema Matarraña-Guadalope, compuesto por materiales detríticos. En el sector de Caspe la alternancia de materiales
de diferente resistencia crea relieves totalmente distintos debido a la mayor presencia de areniscas modeladas en paleocanales, intercaladas con otros materiales que
cortan la estratificación. Al E, los materiales detríticos groseros dan lugar a un paisaje abrupto y complicado debido al fuerte encajamiento de la red fluvial
Guadalope-Matarraña.
Las formas básicas son estructurales, de escasa extensión, como pequeñas plataformas, cuestas y cordones de paleocanales, apareciendo entre ellos vallonadas de
Las serranías marginales de la Depresión del Ebro sirven de transición a la
Cordillera Ibérica. Son alineaciones orientadas de O a E con alturas poco destacadas y salpicadas de pequeñas cuencas internas. Predominan los relieves de carácter
estructural, en cuestas y barras, no llegando a formar alineaciones continuas sino
conjuntos individualizados con cambios de dirección que dan una configuración
arqueada a los límites del piedemonte bajoaragonés.
El contacto entre la Cordillera Ibérica y la Depresión se realiza a través de una
deformación tectónica de fractura o flexión. A escala local presenta aspectos muy
distintos en función del tipo y valor de la desnivelación tectónica, de los materiales
aflorantes y de la evolución geomorfológica durante el cuaternario.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
gran anchura y áreas endorreicas. Únicamente en las cercanías de los ríos principales, que organizan el drenaje superficial, se encuentran depósitos cuaternarios de
terrazas. Existen algunas zonas de difícil desagüe en las que se forman lagunas o
charcas. La acción erosiva del viento ha creado un modelado diferencial dejando en
resalte canales de arenisca.
El sector SE se compone de una gran masa montañosa de aspecto abrupto, que
conforma la terminación meridional de las sierras prelitorales catalanas, constituyendo el nudo entre la Cordillera Ibérica (NO-SE) y las Catalánides (NE-SO) y separando la Depresión del Ebro del litoral mediterráneo. La disposición tectónica de
los Puertos de Beceite es la de una serie de pliegues imbricados, anticlinales y sinclinales laminados que desaparecen hacia el SE donde se localizan las alineaciones
cretácicas de la Cordillera Ibérica. El relieve presenta plataformas atravesadas por
una tupida red de barrancos de fondo plano.
Sobre estos pliegues el Matarraña se instala de forma discordante. A lo largo
del recorrido el paisaje es heterogéneo manifestando una gran diversidad topográfica: desde los tramos angostos, meandros y modelado kárstico, pasando por el sistema de terrazas, para llegar al dominio de las vales hacia Maella.
El último gran conjunto geomorfológico que nos ocupa es la Cordillera Ibérica
turolense, que podría definirse como una agrupación de unidades mesozoicas, de
orientación predominante NO-SE. Las unidades morfoestructurales que observamos son consecuencia de la última fase distensiva que tiene lugar en el Plioceno
Superior, produciendo abombamientos de las unidades montañosas y hundimientos de las fosas ya existentes por reactivación de sus fallas marginales junto al nacimiento de otras nuevas. Estas deformaciones darán lugar a la reanudación erosiva
de las montañas y a la sedimentación de los grandes glacis de las depresiones. A partir del Pleistoceno comenzó el progresivo encajamiento de la red fluvial con acumulación de terrazas y glacis en los valles amplios.
De esta unidad nos vamos a centrar en dos zonas: la Serranía de Albarracín y la
Depresión del Jiloca. La primera, ubicada en el sector SO de la Cordillera, se compone de una serie de alineaciones estructurales alargadas, de orientación NO-SE, que
sobrepasan los 1.000 m en todo el conjunto. Bordeando los macizos y los relieves
CÆSARAUGUSTA 77
Los procesos morfogenéticos cuaternarios en este somontano estuvieron condicionados por el factor hídrico en un contexto predominantemente semiárido, por
lo que cualquier variación climática que implicara un cambio en el volumen de precipitaciones, pudo suponer repercusiones importantes en los procesos y formas del
modelado.
35
36
CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Finalmente, la Depresión del Jiloca es una fosa tectónica originada en el Plioceno
Superior, con dirección NNO-SSE, rellena de sedimentos pliocuaternarios procedentes de las sierras limítrofes. Forma un surco disimétrico con una falla de abrupto escarpe en el borde de la Sierra Palomera. La morfología general es de gran planitud, formada por largos glacis de suave pendiente. La red fluvial discurre sobre la
superficie detrítica de los glacis, sin apenas incisiones, iniciando a partir de Caminreal un encajamiento lineal en dirección al Jalón.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
de rodeno, se extienden las grandes parameras de la superficie de erosión fundamental que están intensamente karstificadas por campos de dolinas de diferentes
morfologías, lapiaces y depresiones, constituyendo una importante zona de absorción de agua. Los Montes Universales constituidos por sinclinales colgados muy
laxos forman la divisoria de aguas entre las cuencas que vierten al Mediterráneo, el
Jiloca afluente del Ebro, y el Tajo a la vertiente atlántica.
1.2. Vegetación
Las características orográficas influirán directamente en el aspecto paisajístico
y vegetal de Aragón, por lo que las variaciones que encontramos son amplias y están
condicionadas por múltiples factores. Los gradientes térmicos y la altitud son los
factores que determinan más directamente el escalonamiento de la vegetación.
Asimismo hay que tener en cuenta que la acción antrópica ha modificado en parte
este esquema, favoreciendo la desertización, el ascenso de los pisos vegetales y el
descenso del límite altitudinal del bosque y, por extensión, de las praderas artificiales.
Comenzamos con el área pirenaica que es donde se encuentra la mancha de
bosque más importante y de masas frondosas más extensas, constituyendo las formaciones de mayor categoría biológica. La estructuración tradicional en pisos no se
reproduce con total exactitud, ya que dentro de este área geográfica hay distintas
unidades que infieren características peculiares a la vegetación, aunque de forma
general se puede decir que conforme se avanza hacia el sur ésta se va volviendo más
mediterránea.
Es la faja de contacto entre formaciones de carrasca (Quercus ilex ssp. rotundifolia) y de quejigo (Quercus faginea). La primera es muy abundante, en forma de manchas discontinuas principalmente en las laderas a barlovento como las solanas de
las Sierras Exteriores, pero en general, el piso está muy degradado y aparecen
amplios espacios de suelo desnudo. La segunda se halla esencialmente relacionada
con los suelos de facies margosa del flysch pirenaico. El quejigo es la vegetación clímax del piso inferior, aunque presenta un aspecto muy aclarado y empobrecido, en
parte por que se ha visto muy afectado por los artigazos (cultivos itinerantes) que
han provocado acarcavamientos y afloramiento de la roca.
CÆSARAUGUSTA 77
El piso colino o basal se extiende por las Sierras Exteriores y la depresión media
hasta alcanzar el pie de las Sierras Interiores. En él se observa claramente la influencia mediterránea, con mayores temperaturas y precipitaciones menos cuantiosas y
más irregulares favoreciendo la abundancia de plantas termófilas, que son más
resistentes a estas características de aridez.
37
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La Depresión del Ebro y los somontanos, en cambio, tienen una escasísima
cobertera vegetal que proporciona un paisaje estepario. Desde el punto de vista
botánico entra fundamentalmente dentro del mundo mediterráneo, pero al estar
bordeado de montañas se convierte en semiárido y continentalizado. El factor más
importante que determina la vegetación es el acusado descenso de las precipitaciones que afecta sobre todo al sector central (Zaragoza-Caspe) y que junto con el viento incrementan la evapotranspiración de los organismos vegetales. Igualmente, la
gran amplitud térmica de la zona limita visiblemente las posibles especies vegetales. Todo esto ha propiciado la creación de un paisaje estepario y semiárido, que
unido al sustrato de materiales yesíferos que producen un exceso de sales, dan lugar
a una uniformidad paisajística puesto que son pocas las plantas que se adaptan a
estas condiciones. Los cambios en la topografía facilitan el aumento de la vegetación, principalmente, de formaciones más húmedas como ocurre con los relieves
tabulares de las muelas.
Los tipos fundamentales que se encuentran en esta unidad son variados. El
carrascal aparece a partir de los 450 m en los somontanos, que en la zona NO del
Bajo Aragón pasa a ser una garriga de lentisco. El carácter indicador viene dado por
el lentisco (Pistacia lentiscus) que en distintas zonas es más abundante que la coscoja (Quercus coccifera). El pino carrasco es muy discontinuo y también están presentes las sabinas (Juniperus phoenicia). Donde afloran masivamente los yesos se
forma una gran estepa, es decir, matojos que se levantan unos centímetros del suelo
junto con amplias manchas de tierra desnuda. El matorral estepario varía entre
romero, aliagar y tomillares.
A lo largo de los cursos fluviales dentro de esta estepa aparecen bosques ripícolas, que se han visto afectados por la acción humana que busca una mayor productividad agrícola.
Finalmente la Cordillera Ibérica pertenece claramente a la región florística
mediterránea. Al contrario que en el Pirineo, el dispositivo de pisos vegetales en esta
unidad se diluye debido a las parameras (a partir de los 1.000 m) y sólo se conserva en los altos macizos.
CÆSARAUGUSTA 77
El piso del carrascal se introduce profundamente en la Ibérica siguiendo los
valles fluviales. Sólo se mantiene un cierto porte arbóreo en las vertientes fuertes y en
posición de umbría. En el sotobosque se pueden encontrar gayubas, ruscos, jaras, etc.,
que son más abundantes cuando se aclaran las carrascas, pero varían según el sustrato edáfico. Estas últimas plantas, en las áreas que han sufrido incendios, se convierten en dominantes. A partir de los 900-1.000 m aparecen los «robledales ibéricos» formados por asociación de quejigos. El paso al piso oromediterráneo viene dado por la
aparición masiva del pino albar que forma grandes masas en Albarracín. Su degradación produce un matorral presidido por plantas espinosas, llamados aliagares.
38
2. Catálogo
El estudio está centrado en las cerámicas del Neolítico Antiguo, por lo que
hemos incluido en el catálogo únicamente aquellos asentamientos que aportan
información para el centro de nuestra investigación, es decir, todos los que poseen
39
CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
cerámica, quedando excluidos los yacimientos neolíticos entre cuyas evidencias
arqueológicas no está presente este material9. En cuanto a las dataciones se hace
referencia a fechas sin calibrar, para sus equivalencias se puede consultar UTRILLA et
alli (1998: 191-192).
Hemos establecido dos grupos de yacimientos: aquellos de los que hemos
inventariado los materiales cerámicos y en los que basamos nuestra investigación; y
los que, por falta de estratigrafía clara o excavación, escaso material cerámico neolítico o por imposibilidad de acceder al mismo, no se han analizado estadísticamente10. En ambos casos no hemos hecho una descripción exhaustiva, ya que la mayoría de ellos están publicados y la información complementaria se puede obtener de
la bibliografía citada. Se presentan por orden geográfico, en primer lugar eje N-S
tanto para las provincias como para los yacimientos; y en segundo lugar eje O-E.
2.1. Yacimientos inventariados
YACIMIENTO: LA CUEVA DEL FORCÓN
Municipio: San Juan de Toledo (La Fueva, Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 57’ 50” Lat.: 42º 27’ 40”
Mapa: Hoja 212, Campo.
Altitud: 1.300 m. s.n.m.
Descripción y estratigrafía:
Se ubica en la vertiente meridional de los acantilados calizos de la Sierra Ferrera. La
cueva posee dos entradas, orientadas al SO, a distintas alturas y ambas de difícil acceso.
La entrada principal consta de un pasillo de techo muy bajo, que desemboca en un pequeño vestíbulo. Posiblemente la cavidad todavía mantiene actividad geológica, por lo que
la mayor parte de ella carece de sedimento exceptuando la zona X, que dio resultados negativos, y el área Y cuyo depósito estaba revuelto. El área W se corresponde con los «maccarroni» realizados, en paredes y techo, sobre la arcilla húmeda. Las difíciles condiciones de
habitabilidad de la misma, el complicado acceso y la presencia de restos humanos han llevado a plantear al director que es una cueva sepulcral.
A pesar de que el material faunístico que se recogió pertenece al estrato neolítico, la
presencia de restos de gallina nos confirma la remoción del mismo con elementos poste-
CÆSARAUGUSTA 77
9 En el catálogo únicamente se hace referencia al número de fragmentos cerámicos recogidos en cada
nivel o en la excavación en general, ya que sus características son tratadas más adelante. Se han diferenciado los fragmentos que por su estado de conservación no permiten obtener la información
mínima necesaria y, por tanto, no se han incluido en el análisis. Estos se han denominado «informes».
40
10 Una mención especial tenemos que hacer acerca de los yacimientos neolíticos con pinturas rupestres del área de Albarracín. En 1973 Fortea publicó una noticia personal de Almagro por la que se
ha planteado reiteradamente la existencia de cerámica en estos yacimientos. A pesar de este dato, la
posterior comprobación de la estratigrafía realizada por Rodanés y Mazo (comunicación personal)
dieron resultados negativos en relación a la aparición de este material en dichos abrigos, por lo que
no se han incluido ni en el catálogo ni en el análisis. Asímismo, en excavaciones recientes, como la
del Arrastradero I (HERRERO y NIETO, 1994: 83-84) se han evidenciado niveles probablemente neolíticos pero sin cerámica, por lo que todavía queda abierto el interrogante sobre la posible adscripción cultural de esos materiales cerámicos que no hemos podido comprobar.
Tampoco se ha incluido los últimos hallazgos de yacimientos neolíticos al aire libre encontrados en
la provincia de Huesca y publicados por GALLART, REY y ROVIRA (1996), debido a que no se ha podido consultar el material cerámico, que parece escasamente determinante en la atribución cronológica, que sus autores consideran postcardial.
Material:
Es una cueva que ha tenido una amplia vigencia a lo largo del tiempo constatada por
la presencia de restos de otras épocas. El material encontrado es muy escaso, si exceptuamos la cerámica y los elementos de adorno. Entre la industria ósea destacan tres punzones
de hueso, y en la lítica 2 dientes de hoz. En cambio, entre los adornos aparecieron 38 cuentas discoidales, la mayoría de concha, cuentas de dentalium, una cuenta de piedra y algún
fragmento de concha pulido.
El total de fragmentos cerámicos inventariados es de 426, de los cuales 72 son informes.
Bibliografía:
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
riores. Además se recogieron un total de 82 fragmentos determinables de mamíferos que
pertenecen a 10 individuos mínimo, entre los que predominan los animales domésticos
(ovicápridos y cerdo).
BALDELLOU, (1983b); CASADO, (1983); CASTAÑOS, (1983b); RODANÉS, (1987).
YACIMIENTO: LA ESPLUGA DE LA PUYASCADA
Municipio: San Juan de Toledo (La Fueva, Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 59’ 30” Lat.: 42º 27’ 40”
Mapa: Hoja 212, Campo.
Altitud: 1.320 m. s.n.m.
Descripción y estratigrafía:
Es un abrigo de grandes dimensiones, que se ubica en la misma zona que el anterior.
La boca, de unos 15 m de ancho, permite pasar la luz a casi toda la cavidad. De ella sale
una pequeña galería de techo bajo. Se llevaron a cabo tres sondeos estratigráficos en el vestíbulo (C1, C3, y C4), y otro debajo de la visera del abrigo (C2) que resultó estéril.
Únicamente se hallaron restos humanos en la cata 4. Asimismo se recogieron restos
de fauna que pertenecen en su totalidad a mamíferos. Existe un predominio masivo, 95% de
especies domésticas (ovicápridos y bóvidos) y dentro de éstas de los individuos jóvenes. El
único problema lo plantea el grupo de suidos, ya que la diferenciación entre salvaje y
doméstico es muy difícil.
E.S.: nivel estéril, 14 cm de potencia máxima, no ocupa toda la superficie.
N.I.: E.Ia.: barro compacto de tono marrón grisáceo y con escasos restos de carbón.
E.Ib.: barro compacto, aunque menos comprimido que el E.Ia, con abundancia
de carbones y zonas de cenizas. Presenta un buzamiento de O a E.
N.II.: E.IIa.: tierras limosas de color marrón oscuro, con manchas rojizas por oxidación, con frecuentes carbones y cenizas. El nivel buza de O a E. Parte de
la zona O, está ocupada por grandes bloques.
E.IIb.: idéntica composición que el E.IIa, pero con menos piedras sueltas y ausencia de cascotes de tamaño regular y grande. Continúan los grandes bloques
en la zona O.
Material:
En el nivel I las evidencias arqueológicas son mínimas: tan sólo podemos mencionar
1 fragmento de asta con incisiones y algunas láminas sin retocar.
CÆSARAUGUSTA 77
Presenta dos niveles de ocupación, N.O.I. y N.O.II, este último corresponde a la etapa
neolítica. Tan sólo describiremos la estratigrafía de la cata 3 por ser la más completa:
41
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Corte estratigráfico de la cata 3 y 4 del abrigo de la Espulga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a).
En el nivel II los materiales son algo más numerosos. Entre los restos líticos aparece
como única pieza interesante, un posible geométrico. También debemos mencionar cuatro
hachas, una volandera y fragmentos de un molino. En la industria ósea destacan los punzones y cucharas. Los elementos de adorno se componen de cuentas discoidales, sobre concha o diente, y un anillo de hueso. Asimismo se recuperó algún fragmento de concha de
cardium sin trabajar.
El nivel EIa y EIb de la cata 3, cronológicamente corresponde a un Eneolítico, por lo
que los fragmentos cerámicos pertenecientes a este nivel no se han inventariado. El total de
cerámicas estudiadas es de 1.929, de los cuales 91 son informes, 18 se recogieron en la
superficie de la cueva, a lo que hay que sumar 1 fragmento de barro:
Cata 1: (nivel EI) 199 fragmentos.
Cata 3: 1.139 fragmentos, de los cuales 681 son del EIIa y 458 del nivel EIIb.
Cata 4: 493 fragmentos, de los cuales 290 son del superficial y 203 del EI.
Dataciones:
N.I.: CSIC- 383: 2.610 BC. (nivel EIb de la c3). Corregido en Baldellou (1989c: 41).
N.II.: CSIC-384: 3.980±60 BC. (nivel EI de la c1).
CSIC-382: 3.630±70 BC. (nivel EIIb de la c3).
Bibliografía:
CÆSARAUGUSTA 77
BALDELLOU (1987a; 1989c); BALDELLOU y MORENO (1986); CASTAÑOS (1987); RODANÉS
(1987).
42
YACIMIENTO: CUEVA DE LA MIRANDA
Municipio: Palo (Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 56’ 00” Lat.: 42º 18’ 20”
Mapa: Hoja 250, Graus.
Altitud: 880 m. s.n.m.
Descripción y estratigrafía:
La entrada de la cavidad, orientada al SO, se sitúa en los farallones calizos de la Sierra
de Trillo, en la orilla izquierda del río Cinca. Se accede por la boca (3 x 2 m) directamente
Material:
Los materiales no cerámicos son mínimos, reduciéndose a un mango óseo de hoz, dos
piezas líticas de hoz, dos lascas retocadas, dos hachas y una hachuela, y dos colgantes, uno
en piedra y el otro en concha.
El total de fragmentos cerámicos es de 952, de los cuales 64 son informes. Además se
recogió material de la Edad del Bronce y cerámica a torno que no se ha inventariado.
Bibliografía:
BALDELLOU y BARRIL (1981-2); MONTES (1983); PEÑA GUARA, G.I.E. (1972: 3); RODANÉS
(1987).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
a una amplia sala, de la que sale una única galería que acaba en una pequeña cavidad. Toda
la cueva ha sido muy expoliada, debido a la extracción de tierra para trabajar el cáñamo.
Pese a ello se plantea una ocupación en dos etapas: Neolítico y Edad del Bronce, aunque
los materiales estuvieran totalmente revueltos.
YACIMIENTO: COVACHO DEL HUERTO RASO 1 y 2
Municipio: Lecina (Colungo, Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 43’ 40” Lat.: 42º 12’ 53”
Mapa: Hoja 249, Alquézar.
Altitud: 625 m. s.n.m.
Descripción y estratigrafía:
El abrigo de grandes dimensiones, orientado al O, se localiza en la margen izquierda
del río Vero, enfrente del conjunto de arte rupestre. En la orilla derecha del río se sitúa otro
abrigo con materiales que I. Barandiarán diferenció con el nombre Huerto Raso 2. Se han
llevado a cabo varias actuaciones: prospecciones en 1969 y 1972 dirigidas por I. Barandiarán; en 1972 se realizaron 2 sondeos, siendo uno de ellos estéril, y se excavó una zanja
en el centro del covacho; en 1986 V. Baldellou realizó una excavación que se centró en tres
cuadros (A, B, C).
Únicamente en el nivel b (1972) se recogieron restos de fauna, concretamente de
capra u ovis.
(1972) HR1:
Manto superficial, tierras cenicientas y bloques calizos sueltos.
Tierras finas con fuerte cremación de hogares.
Depósito aluvial estéril.
Depósito de fragmentos calizos de procedencia clástica. Estéril.
Depósito aluvial estéril.
Terraza de elementos rodados pequeños y medianos. Estéril.
Terraza antigua de elementos rodados medianos y grandes. Estéril.
Material:
La industria ósea se reduce a un punzón de hueso, mientras que la industria lítica es
algo más abundante. Además de fragmentos de sílex, lascas y láminas con o sin retoque
podemos mencionar: en el nivel b (1972) un perforador y un trapecio con retoque abrupto; en el nivel I (1986) un triángulo y un raspador; y finalmente en el nivel Ib (1986) dos
medias lunas. Asimismo entre el material lítico, aunque no se pueda incluir como industria, se halló en el nivel fértil una plaqueta grabada.
CÆSARAUGUSTA 77
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
43
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
(1972) HR1 y HR1, 2, cerámica:
a) 2 fragmentos de la Edad del Bronce y material vidriado y moderno.
b) 40 fragmentos analizados.
(1986) HR1: El total de fragmentos es de 74, de los cuales 21 son informes y 1 fragmento a torno.
Bibliografía:
BALDELLOU (inédito); BARANDIARÁN (1976a).
YACIMIENTO: CUEVA DE CHAVES
Municipio: Bastarás (Casbas de Huesca, Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 32’ 00” Lat.: 42º 13’ 10”
Mapa: Hoja 249, Alquézar.
Altitud: 663 m. s.n.m.
Descripción:
El yacimiento se localiza en el interior de la Sierra de Guara y forma parte de la compleja red kárstica que recorre la misma, situándose en uno de los acantilados de conglomerado sobre el barranco de Solencio. La entrada, orientada al E, posee una boca de 60 m
ancho y da acceso a un amplio vestíbulo con grandes bloques desprendidos del techo.
Hacia el interior, la cueva continúa siendo casi igual de grande, aunque gradualmente se va
estrechando y descendiendo el techo hasta bifurcarse en dos galerías. La extensión que
ocupa el yacimiento es aproximadamente los 110 primeros metros sin que se prolongue
hacia el interior.
La excavación comenzó los años 1974-5 con cuatro sondeos en el área externa al vestíbulo. El resto de las campañas se desarrollaron en una zona interior de la cavidad,
ampliando anualmente la cuadrícula. En el año 1984 (cata 84C) también se excavó fuera
de esta cuadrícula, localizándose un enterramiento en fosa cubierto por numerosos cantos
blancos idénticos, encima de un nivel solutrense. El muerto en posición fetal presentaba
restos de tejido, un anillo de hueso, algunos restos de sílex y cerámicas lisas. Todavía se
están realizando campañas de excavación, por lo que sólo hemos incluido para el estudio
los datos obtenidos hasta el año 1990.
CÆSARAUGUSTA 77
En cuanto a las estructuras identificadas, en el nivel 1a2 se encontraron tres hogares
(cuadros 4A’, 6A y 8D): en dos de ellos se hallaron abundantes cantos blancos, algunos con
ocre. El 4A’ tiene forma de cubeta con 8 cm de profundidad. Debajo del hogar del 6A apareció una piedra que cerraba una cubeta. También se hallaron dos suelos: un suelo duro
posiblemente de ocupación, en los cuadros 4A’, 6A, 6A’ y 6B; y otro roto por la caída de bloques del techo y con una concentración anómala de molinos, en la banda 13-15 entre los
dos niveles neolíticos. Son abundantes las cubetas, y hasta el momento (1990) se han
encontrado 15 en distintos cuadros. Todas ellas están excavadas en el nivel 1b y algunas llegan a perforar la costra e, incluso, hasta el nivel magdaleniense.
44
En los análisis polínicos de los niveles neolíticos, que climáticamente corresponden al
periodo atlántico, aparecen taxones indicadores de actividad agrícola. Se aprecia la incidencia de la agricultura y, en general, una deforestación debida a la acción humana aunque
se mantenga el predominio del bosque sobre el espacio abierto. En el último nivel se produce un aumento de los espacios abiertos, dedicados al cultivo (gramíneas y compuestas,
etc.) en detrimento del bosque.
Los análisis de fauna de la excavación de 1974-5 del nivel neolítico se realizaron sobre
un total de 268 fragmentos, todos ellos mamíferos, en los que predominan las especies
domésticas. En las campañas de 1984-89 se han identificado 4.540 fragmentos (excluyén-
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
dose la avifauna y la malacofauna) pertenecientes a 21 especies de mamíferos. El volumen
de restos en el nivel Ib es el doble que en el Ia. Se pueden agrupar en tres conjuntos: domésticos (principalmente ovicápridos y cerdo), que es el más abundante en ambos niveles;
ungulados salvajes; y los carnívoros y lagomorfos. Este último grupo puede indicar el consumo esporádico de algunas especies (conejo), pero también es posible que su presencia
sea consecuencia de la utilización como guarida tras la desocupación (tejón, zorro).
Estratigrafía:
N.Sup.: compuesto por tierra marrón con piedras y cascotes de distintos tamaños. Los
materiales arqueológicos son de distintas épocas.
N.Ia:
tierra marrón oscura compacta, con grandes manchas de cenizas blancas y
carbones, así como de tono rojo y anaranjado por oxidación. La potencia del
mismo es irregular y su superficie escasamente horizontal. En la bandas 6, 8,
y 10 se diferenciaron dos subniveles sedimentarios (1a1 y 1a2). En las bandas
8 y 10 está en contacto directo con el nivel 1c.
N.Ib: tierras arcillosas, gris claro, con pocas piedras y manchas cenicientas. Hacia el
final del nivel adquiere tonos anaranjados y una textura mucho más arenosa.
No es completamente homogéneo en el color ni en la textura, aunque si es
más suelto que el 1a. Hacia la entrada de la cueva se hace más polvoriento
mientras que en el interior adquiere tonos más marrones y textura más arenosa. En este nivel se encuentran las cubetas que perforan el 1c y descansan
directamente sobre los niveles magdalenienses. En las bandas 8, 10, y los cuadros 2F, 11F y 13F, el nivel desaparece. En los cuadros 6A-6B (por una losa),
6C, y 1G tienen escasa potencia.
Costra estalagmítica. Estéril.
N.1c: tierras rojizo-amarillentas de aportación fluvial. Estéril.
N.2a: tierras limosas con restos de cenizas y carbones. Magdaleniense avanzado.
N.2b: idéntica composición que el estrato precedente pero con abundantes cascotes. Magdaleniense avanzado.
N.3:
tierras compactas amarillentas, con abundante grava. Estrato base.
Material:
Se caracteriza por la variedad y abundancia de restos arqueológicos, pero la mayoría
de ellos todavía no han sido estudiados al encontrarse la cavidad en proceso de excavación.
Únicamente A. Cava ha estudiado la industria lítica de la campaña 1974-5 y Peña Guara, y
CÆSARAUGUSTA 77
Únicamente vamos a describir la estratigrafía de la cuadrícula que actualmente se está
excavando ya que es la que recoge la mayor información y extensión del yacimiento:
45
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
J. Mª Rodanés la industria ósea hasta 1986. Para el resto del material, la identificación se
ha basado en los inventarios correspondientes a cada campaña y, por tanto, es susceptible
de modificaciones.
En cuanto a la industria lítica se ha constatado el trabajo de talla a través del hallazgo de los habituales elementos de lascado, restos de talla, avivados de núcleos, etc. La talla
no se reduce al sílex sino que también aparece como materia prima la cuarcita y el cristal
de roca, así como fragmentos informes de cristal de roca, cuarzo, mica, yeso y algún mineral no identificado. En todos los niveles se han encontrado muescas o denticulados, truncaduras, lascas y láminas con o sin retoque, núcleos y fragmentos de sílex. Además de lo
que podríamos considerar útiles de sustrato (raspadores, raederas, buriles y cuchillos de
sílex) presentes en mayor o menor medida en todos los niveles, sobresalen las siguientes
piezas:
— Nivel I (1974-5) y Peña Guara: 1 perforador, 12 piezas con dorso, 2 laminillas de
dorso, 2 segmento en doble bisel, 1 triángulo de retoque abrupto, 1 triángulo en doble
bisel, y 1 microburil.
— En el resto de la secuencia estratigráfica (todavía en estudio) se observa un predominio de perforadores en el nivel Ib, mientras que en el n. Ia éstos y los taladros están casi
equiparados. En cuanto a los geométricos, en el primer nivel se advierte una abundancia de
medias lunas frente al predominio de triángulos y trapecios del nivel Ib. Un elemento
común a ambos son las láminas o laminillas de dorso.
Otros restos importantes entre el material lítico lo constituyen los elementos pulimentados. Aparecen con restos de ocre cantos rodados, areniscas pulidas, alguna piedra e,
incluso, volanderas y fragmentos de molinos. Otros útiles bien representados son las
hachas y hachitas, molinos, volanderas o machacadores, percutores, afiladores, alisadores,
piedras pulimentadas, algún mazo, y cantos rayados.
La industria ósea del nivel superficial y del material recogido por Peña Guara es escasa, destacando tan sólo los punzones y una placa con doble perforación. Llama la atención
que en la excavación de 1974-5 no se localizó ningún resto frente al volumen encontrado
en la excavación del interior. Así, entre los elementos del nivel 1a aparecen abundantes punzones, 1 cuchara, 1 aguja y 1 espátula-punzón. En el nivel 1b de nuevo gran cantidad de
punzones y 3 espátulas (una con incisiones y otra en forma de cuchara plana). Además en
ambos niveles se encontraron distintos huesos trabajados, astas y colmillos trabajados, y
varios fragmentos de asta indicando su preparación para la fabricación de anillos.
CÆSARAUGUSTA 77
Los elementos de adorno son igualmente copiosos, aunque en las primeras campañas
los restos localizados fueron mínimos. Tanto en el nivel Ia como Ib se han hallado todo
tipo de cuentas y colgantes en hueso, concha (dentalium, columbellae, cardium, etc.), piedra
e, incluso, una de arcilla cocida (n. Ib) y anillos de hueso. Destaca sobre todo el conjunto
el fragmento de brazalete decorado del nivel 1b. En el apartado de varios podemos incluir
los fragmentos de ocres y restos de conchas sin trabajar, así como un fragmento de caparazón de crustáceo marino del nivel 1a.
46
El total de fragmentos cerámicos estudiados es de 7.943, entre los que no se han
incluido los 128 del N.I. (1974-5) y de Peña Guara que pertenecen claramente a la Edad
del Bronce.
N.Sup.:
922 fragmentos, de los cuales 147 son informes y 21 son fragmentos de
cerámica medieval. En el se han incluido 50 fragmentos sin nivel y 12
del revuelto.
Nivel Sup./a: 99 fragmentos.
Nivel 1a/1b:
33 fragmentos.
Nivel 1a:
3.468 fragmentos, de los que
Nivel 1b: 3.446 fragmentos.
21 son informes
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Dataciones:
1974-5:
1984:
N.Ia: CSIC-381: 4.170±70 a. C. (cata 1).
CSIC-379: 4.280±70 a. C. (cata 4).
N.Ib: CSIC-378: 4.510±70 a. C. (cata 3).
E1:
E1b:
GRN. 12.685:
GRN. 12.683:
GRN. 12.686:
4.820±70 B.C.
4.700±80 B.C.
3.260±340 B.C.
Bibliografía:
ABAD (1970); BALDELLOU (1977; 1983a; 1983c; 1987c); BALDELLOU y CASTÁN (1983);
BALDELLOU y RODANÉS (1989); BALDELLOU y UTRILLA (1986; 1991a; 1991b; 1991c; 1992);
CASTAÑOS (1983a; 1993); CAVA (1983); GALLART y LÓPEZ (1988a); LÓPEZ (1992); MAYA
(1983); PEÑA GUARA, G.I.E. (1973); RODANÉS (1987); UTRILLA y BALDELLOU (1991).
YACIMIENTO: PEÑA DE LAS FORCAS II
Municipio: Graus (Huesca).
Coordenadas: Long.: 4º 01’ 50” Lat.: 42º 11’
Mapa: Hoja 250, Graus.
Altitud: 480 m. s.n.m.
Descripción y estratigrafía:
Se trata de un abrigo alargado, orientado al N, en la orilla izquierda del río Ésera, a
unos 400 m del abrigo paleolítico-epipaleolítico de Forcas I. Parcialmente cortado por una
pista de la Confederación Hidrográfica del Ebro, está relleno en alguno de sus tramos con
material de derribo y basuras.
nivel rev.: depósito de tierra con basura.
nivel a: estrato de tierras sueltas de color amarillento, pegado a la pared con cantos
procedentes de la disgregación del conglomerado. Estéril.
11 Ha sido ampliada con posteriores excavaciones en 1996, cuyos datos se encuentran en UTRILLA y
MAZO, 1997.
CÆSARAUGUSTA 77
El abrigo, todavía en fase de excavación, presenta dos depósitos distintos separados en
la zona central por un estrato revuelto. La estratigrafía neolítica únicamente se encuentra en
la zona W en un área muy reducida. Este estudio se centra tan sólo en la campaña de 199211,
en la que se halló junto a la pared (cuadro 4M’), una cubeta excavada por los ocupantes del
nivel b que llega hasta c. En la zona Sur se ha comprobado, en este primer nivel, una acumulación artificial de cantos en forma de suelo.
47
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
nivel b: estrato negro y con
áreas multicolores de
tierra suelta y cantos
de tamaño pequeño y
medio. No se localiza
con la misma intensidad y extensión en
todos los cuadros. Fértil.
nivel c: estrato limoso de coloración amarillenta mezclada con negro. Estéril.
nivel d: estrato limoso de color
negro y rojizo, se localiza en la banda K’ hasta O’. Fértil.
nivel e: estrato limoso de coloración amarillenta mezclada con negro. Estéril.
Material:
En cuanto a la industria
lítica, además de los habituales
restos de talla, elementos de lascado, avivados, fragmentos sílex,
lascas y láminas con o sin retoque, así como los elementos de
Estratigrafía de la parte derecha de Forcas II
sustrato (muescas, denticulados
(UTRILLA y MAZO, 1997: 351).
y raspadores) presentes en los
dos niveles, debemos destacar la
ausencia de perforadores y de geométricos en doble bisel en el nivel b inferior, mientras que
en el nivel b superior predomina el doble bisel sobre el retoque abrupto y los triángulos
sobre los trapecios y segmentos. Es interesante la presencia en ambos niveles de microburiles, aunque con un porcentaje ligeramente mayor en el estrato superior y la ausencia, también en ambos, de taladros. Por último, es importante mencionar el hallazgo de un canto
con ocre en el nivel b superior.
Se han inventariado un total de 97 fragmentos de cerámica de la campaña 1992,
repartidos de la siguiente manera:
CÆSARAUGUSTA 77
nivel rev.:
9 fragmentos.
nivel a:
6 fragmentos de los cuales 2 son informes.
nivel b superior: 82 fragmentos de los cuales 11 son informes.
48
1992
1996
nivel b (p. superior): 4.140 ± 180 a.C. (no válida)
nivel VIII: 4730 ± 190 a.C.
nivel VI: 4950 ± 45 a.C.
nivel V: 5020 ± 120 a.C.
(cardial)
(p. media): 4.990 ± 90 a. C. (c. cardial)
(p. inferior) 5.140 ± 340 a. C.
nivel II: 5290 ± 40 a.C.
nivel d: 6.700 ± 70 a. C.
Bibliografía:
MAZO y UTRILLA (1994, 1997).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Dataciones:
YACIMIENTO: EL REMOSILLO.
Municipio: Puebla de Castro (Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 58’ 50” Lat.: 42º 06’ 55”
Mapa: Hoja 288, Fonz.
Altitud: 460 m. s.n.m.
Descripción:
El abrigo, que posee varios paneles de pinturas rupestres, se localiza en la orilla derecha del río Ésera en los acantilados calizos que forman el congosto de Olvena. Se realizaron cuatro catas al pie de las pinturas, siendo una de ellas estéril. La cata A se sitúa junto al
panel 2, la cata B junto al panel 5A y la D junto al panel 1. Los sondeos dieron un único
nivel de ocupación muy pobre, posiblemente debido a que es un estacionamiento temporal. En la cata A el material está separado en dos niveles.
Material:
El material lítico es muy escaso, tan sólo podemos resaltar un triángulo de retoque
abrupto en la cata A y un perforador en la D. También es interesante el hallazgo de una
volandera y un molino en el primer sondeo.
El total de fragmentos cerámicos estudiados es de 98:
Cata A: 76 fragmentos (24 del nivel a y 52 del nivel b).
Cata B: 16 fragmentos.
Cata D: 6 fragmentos.
Bibliografía:
BALDELLOU (1991); BALDELLOU et alii (1996).
Municipio: Olvena (Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 56’ 50” Lat.: 42º 06’ 20”
Mapa: Hoja 288, Fonz.
Altitud: 450 m. s.n.m.
Descripción:
Conocido desde antiguo se localiza en el tramo final del congosto que forma el río
Ésera poco antes de desembocar en el Cinca. La cueva forma parte de un conjunto de fisu-
CÆSARAUGUSTA 77
YACIMIENTO: CUEVA DEL MORO.
49
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
ras y galerías, de origen kárstico, que recorren el farallón, aunque arqueológicamente sólo
dos poseen niveles de ocupación.
La cámara inferior, la más grande, tiene un fácil acceso en la pared NO del farallón. Se
compone de un pasillo que desemboca en una amplia sala con iluminación natural, ya que
existen dos bocas laterales abiertas al acantilado con orientación E. A partir de ésta se prolonga en galerías y pequeñas cámaras que descienden hasta el nivel de base. Como estructuras se identificaron en el nivel c4-5 un hogar excavado por la gente de la Edad del Bronce
en el sedimento neolítico, así como cubetas neolíticas en el nivel d.
Las cámaras superiores, mucho más reducidas, se comunican con la inferior a través
de una gatera (OV.4). La entrada a las mismas se puede realizar desde el exterior por encima de la boca principal de la cueva, o por la gatera desde el pasillo de acceso a la cámara
inferior. Se compone de tres pequeñas salas: la primera, OV.1, está totalmente destruida; las
otras dos, Ov.2 y Ov.3, situadas a diferente altura están unidas por un pequeño pasillo y
ambas poseen una ventana que da al acantilado. El sedimento de las mismas estaba muy
revuelto, debido sobre todo a la acción de los clandestinos. En ambas cámaras se encontraron restos humanos, aunque en mayor número en Ov.2.
Sólo se han realizado análisis polínicos en la cámara inferior. Se observa en todo
momento un alto porcentaje de polen arbóreo. El paisaje climático corresponde a los períodos subboreal, principios del subatlántico y posiblemente, la parte inferior del perfil, al
atlántico. A partir del subatlántico se cultiva asiduamente el cereal, detectado en el n. a4 y
puntualmente en el n. c4, así como las leguminosas y se produce un aumento de la malas
hierbas de cultivo. La falta de alteración de las Carduaceae y Anthemideae, indican un aprovechamiento continuo de los cultivos.
CÆSARAUGUSTA 77
Los análisis de fauna se realizaron en ambas cámaras. Se recogieron de la cámara Ov2
un total de 549 restos determinables y 143 del nivel c4-5, representando 17 especies de
mamíferos y 7 de aves. Se agrupan en cuatro conjuntos: domésticos, en la cueva superior el
cerdo está ausente; ungulados salvajes, con predominio del ciervo; carnívoros y lagomorfos;
y por último avifauna salvaje. Entre el Neolítico y el Bronce existe un descenso significativo
de la caza y un aumento de las especies domésticas. El patrón de explotación del ganado
vacuno parece ser primario por el predominio de individuos juveniles, mientras que en el
de ovicápridos la frecuencia entre jóvenes y adultos está más equilibrada, posiblemente
debido no sólo a la explotación cárnica sino también de productos secundarios.
50
Corte estratigráfico de la Cámara Inferior de Olvena (UTRILLA y BALDELLOU, 1996 dir.).
Estratigrafía:
N. sup.:
N.a1:
N.a2:
N.a3:
N.a4:
N.b1:
N.b2:
N.b3:
N.c1:
N.c2:
N.c3:
N.c4:
N.c5:
N.d1:
estrato con materiales romanos.
tierras de color gris claro con hoyos de ceniza y carbones.
tierra marrón con piedrecillas y carbones.
tierra gris-claro, con idéntica textura al a1.
tierra marrón oscura casi negra, con gran cantidad de hojitas secas y semillas,
pero sin carbones.
arcillas compactas, de tono marrón, con piedrecillas, similar al a2. Casi estéril.
lentejón negro, con carbones y hogares, en algunas zonas en contacto directo con el n. c1.
estrato arcilloso, fino y compacto, de color amarillo grisáceo. Estéril.
tierra marrón suelta con piedras, de distintos tamaños, y algunos carbones.
estrato multicolor, rojo, negro y gris claro, según el impacto de las zonas de
hogares. Con abundantes planchas de piedra y losas planas.
tierra marrón suelta con piedras.
tierra muy finas, de cenizas, de color gris y blanco. Excavado en cubeta sobre
los niveles inferiores.
tierra marrón suelta, de textura arenosa, con piedrecillas y carbones.
capa de barro compacta, marrón arenoso con piedrecitas. Al final del estrato
aparece un paleosuelo natural con grietas de desecación. Estéril.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CUEVA DEL MORO: CÁMARA INFERIOR (MO)
Material:
Dentro del escasísimo material del nivel neolítico únicamente merece ser mencionado un perforador, una volandera y una cuenta discoide.
En el análisis de cerámica sólo se han tenido en cuenta el nivel neolítico, las cerámicas de aspecto neolítico aparecidas en el superficial o el revuelto no se han contabilizado,
exceptuando las aparecidas en el nivel c4-5. El total es de 167 fragmentos cerámicos, de los
cuales 32 son informes:
N. c4-c5:
N. c5:
45 fragmentos.
90 fragmentos.
Dataciones:
GRN-12.116
GRN-12.115
GRN-12.118
GRN-12.117
1.090 B.C. (Bronce Final).
1.580 B.C. (Bronce Antiguo-Medio).
1.480 B.C. (Bronce Antiguo-Medio).
3.210±80 B.C. (Neolítico impreso avanzado).
CÆSARAUGUSTA 77
N. b1-b2
N. c2-c4
N. c4
N. c5
51
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Corte estratigráfico de la Cámara Superior de Olvena (OV.2)
(BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.).
CUEVA DEL MORO: CÁMARA SUPERIOR/INTERIOR (OV.2)
Estratigrafía:
E.1:
N. A:
N. B:
N. C:
tierra muy suelta y polvorienta completamente revuelta. Fértil.
tierras limosas con grava, color parduzco claro. Prácticamente estéril.
tierra limosa de tono marrón oscuro, con manchas rojizas por oxidación,
zonas de cenicientas y presencia de carboncillos. Fértil.
barro compacto de base. Estéril.
CÆSARAUGUSTA 77
Material:
52
Al contrario que en la cámara anterior la industria lítica es más copiosa, además de
abundantes elementos como restos de tallas, elementos de lascado, raspadores, buriles,
muescas o denticulados, truncaduras, lascas y láminas con o sin retoque y núcleos, destaca
del conjunto los taladros/perforadores, láminas con huellas de uso y el predominio, entre
los geométricos, de las medias lunas en doble bisel. También aparecen otros elementos
como los cantos con ocre y útiles pulimentados.
La industria ósea se caracteriza por la riqueza de punzones. Sin embargo, son los elementos de adorno los que llaman más la atención debido a la cantidad y variedad de ellos.
Entre el más del centenar de cuentas que aparecieron, tanto en concha como en piedra y
hueso, destacan las de variscita. Asímismo se hallaron colgantes, piedras pulidas, una placa
En el apartado de varios debemos hablar de fragmentos de conchas, entre ellos cardium, madera trabajada, ocre y un fragmento de caparazón de tortuga.
El total es de 2.009 fragmentos cerámicos de los cuales 70 son informes. Además aparecieron 3 fragmentos de barro cocido:
E.1 (rev.):
N.B (intacto):
1.541 fragmentos.
398 fragmentos.
Material de las colecciones particulares:
Los restos que hemos contabilizado en este subapartado son los que L. Montes recogió en su tesis de licenciatura. Dentro de la industria lítica hay que mencionar perforadores, dientes de hoz, y raspadores, así como los útiles pulimentados. La industria ósea presenta una mayor variedad, con abundantes punzones, cuñas, un biapuntado losángico, una
varilla y varias esquirlas apuntadas. Las cuentas siguen siendo los elementos más numerosos entre los adornos, pero además se encontró un botón de perforación en V y un fragmentos de brazalete de pectúnculo.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
cuadrangular biforada, un brazalete de pectúnculo quemado y tres botones de perforación
en V.
El total es de 24 fragmentos de cerámica neolítica, que han sido incorporados al
superficial/revuelto.
Dataciones:
N. B (intacto) GRN-12.119
4.600±130 B.C. (Neolítico impreso).
CUEVA DEL MORO: CÁMARA SUPERIOR/EXTERIOR (OV.3)
Estratigrafía:
N. rev.:
N. intacto:
tierra muy suelta y removida por los clandestinos.
tierras cenicientas con manchas de oxidación por fuego.
Material:
El material encontrado es menor, únicamente destacan un perforador y una media
luna en doble bisel entre el material lítico, y un punzón en la industria ósea, pero continuan siendo los elementos de adorno los más ricos por la proliferación de cuentas.
El total es de 281 fragmentos cerámicos:
251 fragmentos.
30 fragmentos.
GALERÍA DE UNIÓN DE LAS CÁMARAS (OV.4)
Estratigrafía:
E.1:
N. B:
tierras grises muy sueltas y polvorientas, muy revuelto. Descansa en la rocas
base en casi toda su extensión.
tierra limosa endurecida con manchas cenicientas y restos de carbón Ocupa
una superficie muy reducida.
CÆSARAUGUSTA 77
N. rev.:
N. intacto:
53
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Material:
El material es más escaso, sólo destacan los cantos rodados, las cuentas y los caninos
perforados.
El total es de 160 fragmentos cerámicos:
E. 1 (sup):
N. B (intacto):
40 fragmentos.
120 fragmentos.
Bibliografía:
BALDELLOU y UTRILLA (1995 dir); MONTES (1983: 99-110); UTRILLAS y BALDELLOU (1996 dir).
YACIMIENTO: CUEVA DE LAS BRUJAS
Municipio: Juseu (Graus, Huesca).
Coordenadas: Long.: 4º 03’ 38” Lat.: 42º 05’ 28”
Mapa: Hoja 288, Fonz.
Altitud: 760 m. s.n.m.
Descripción:
La cavidad se sitúa al N de la Sierra de la Carrodilla, en la ladera SO del cerro al pie del
cual se encuentra el pueblo de Juseu. La amplia entrada de la cueva está orientada al E y da
paso a dos galerías. La más grande es la de la izquierda, de 15 m, que se bifurca nuevamente
en dos. El estado de destrucción por las continuas expoliaciones impiden conocer la posible
estratigrafía, aunque L. Montes plantea la existencia de dos estratos: Neolítico y Bronce Inicial.
Material:
El material no cerámico se reduce a dos útiles pulimentados.
Total de fragmentos cerámicos es de 143, de los cuales 17 son informes. Además se
recogió material de la Edad del Bronce y cerámica a torno que no ha sido estudiada.
Bibliografía:
MONTES (1983: 113-23); PEÑA GUARA, G.I.E. (1972: 14 y 26).
YACIMIENTO: CUEVAS DE LOS MOROS
Municipio: Gabasa (Huesca).
Coordenadas: Long.: 4º 06’ 00” Lat.: 42º 00’ 30”
Mapa: Hoja 288, Fonz.
Altitud: 780 m. s.n.m.
Descripción:
CÆSARAUGUSTA 77
Se trata de un conjunto kárstico localizado en un farallón calizo en la orilla derecha
del río Sosa. Está formado por tres cuevas, situadas a diferentes alturas y orientadas todas
ellas al E, inhabitables tanto por su difícil acceso como por su desarrollo interno. En el exterior de las cuevas se recogió material, encontrándose dos hoyos circulares excavados en el
suelo posiblemente relacionados con el material de fundición recogido en la zona.
54
Se han llevado a cabo varias campañas de excavación. Únicamente hemos incluido en
este estudio las cavidades que aportan material cerámico y presumiblemente se pueden adscribir al neolítico, es decir, Gabasa 2a, 2b, 3a, 3b y 5. En la primera se halló una estructura
de piedra (1’5 x 1 m) que cierra parcialmente la pequeña cavidad, pero que posiblemente
fue hecha por un pastor. En Gabasa 2b apareció otra estructura de piedra y se recogieron
algunos restos humanos, principalmente piezas dentarias. En Gabasa 5 también aparecieron elementos de un enterramiento pero sin contexto arqueológico.
Estratigrafía:
El único nivel aparece totalmente revuelto.
Material:
Es muy escaso y sólo merece ser mencionado una raedera, un núcleo de laminillas y
un fragmento de arenisca con acanaladura, y en relación a la industria ósea tan sólo se
encontró un punta de flecha de pedúnculo y aletas.
Total de 662 fragmentos cerámicos, de los cuales 4 son informes y 7 de cerámica a
torno.
GABASA 2b
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
GABASA 2a
Estratigrafía:
Nivel a: tierra muy suelta con piedras.
Nivel b: tierra rojiza seca y con piedras. Estéril en el cuadro 2A.
Nivel c: capa estalagmítica que forma el suelo de la cueva. Estéril
Material:
Aún es más escaso el material hallado en esta cavidad reduciéndose a material cerámico y lítico, entre el que destaca una raedera.
Total de 522 fragmentos cerámicos, de los cuales no se han inventariado 19 informes
y 5 de cerámica torno.
GABASA 3a
Estratigrafía:
Nivel a: tierra marrón oscura muy húmeda, que no ocupa toda la superficie y descansa directamente sobre la roca base.
Material:
El total es de 22 fragmentos de cerámica a mano.
GABASA 3b
Estratigrafía:
Material:
Únicamente se halló un raspador y un hacha de cuarcita.
Total de 16 fragmentos, entre ellos 1 fragmento de cerámica a torno medieval.
CÆSARAUGUSTA 77
Nivel a: tierra muy suelta con madrigueras.
55
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
GABASA 5
Material:
Es la cavidad que más material lítico ha entregado, siendo los tipos más significativos
perforador, buril, muesca y núcleos. En cuanto a la industria ósea junto a una esquirla
apuntada apareció un dado romano. También se encontró una cuenta discoidal y dos fragmentos decorados como elementos de adorno.
Total de 326 fragmentos cerámicos, de los cuales 2 son informes y 135 de cerámica a
torno.
Bibliografía:
MONTES (1983: 124-7); RODANÉS (1987); UTRILLA y BALDELLOU (1986).
YACIMIENTO: TORROLLON I.
Municipio: Usón (Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 24’ 54” Lat.: 41º 54’ 55”
Mapa: Hoja 324, Grañen.
Altitud: 434 m. s.n.m.
Descripción:
Se localiza en el Somontano oscense, en la zona de contacto entre el llano y el piedemonte. Se trata de un cerro testigo, muy erosionado, con una cima de reducidas dimensiones y prácticamente inaccesible. El material aparece en la ladera SO, de pendiente pronunciada y ocupada parcialmente por grandes bloques de arenisca caídos. Se llevó a cabo un
sondeo que dio resultados negativos. En las laderas N y SE del cerro, el material hallado es
de la Edad del Bronce.
Material:
Además de la cerámica que es lo más abundante se encontraron tan solo elementos
de adorno: cuentas discoidales, dos brazaletes de piedra y un colgante en nódulo de hierro.
Total de 149 fragmentos cerámicos, 8 de ellos informes.
Bibliografía:
CÆSARAUGUSTA 77
REY (1987); REY y RAMÓN (1992).
56
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO: ABRIGO DE LA COSTALENA
Municipio: Maella (Zaragoza).
Coordenadas: Long.: 3º 53’ 39” Lat.: 41º 07’ 42”
Mapa: Hoja 470, Gandesa.
Altitud: 230 m. s.n.m.
Se trata de un abrigo de arenisca, orientado al SO, de poco profundidad y de relativa
anchura. Está ubicado a unos 100 m de la margen izquierda del río Algás. El yacimiento
ocupa una extensión aproximada de 160 a 166 m2, de la que se han excavado unos 35 m2.
Los estratos se han visto afectados por factores estructurales que incrementan el buzamiento, la erosión del río y los reiterados abarrancamientos, por lo que sólo se conserva la estratigrafía completa en el interior. En cuanto a las estructuras aparecieron hogares excavados
en el suelo o en pequeñas depresiones, dispersos por toda el área, pero concentrados principalmente en el nivel c3 y c genérico. Poseen una forma más o menos circular u ovalada,
con un diámetro/eje que oscila entre los 30 y 110 cm.
En el análisis de fauna se apreció que los restos estaban muy deteriorados y fragmentados, permitiendo sólo la identificación del 2,14%. Entre ellos aparecen herbívoros capturados, lagomorfos y carnívoros integrados probablemente de modo natural. También se
encontraron vértebras de pez en el nivel c2, en el de transición c2-c1 y en el c «genérico».
CÆSARAUGUSTA 77
Descripción:
57
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
58
Estratigrafía:
nivel a o sup.:
tierra arenosa y fina, de estructura poliédrica con cantos rodados,
pequeños bloques, trozos de calizas y margas, cantos algo redondeados de arenisca, y bloques caídos del techo.
nivel b:
tonos más claros y menos grises. Arcilla muy arenosa dominando
las estructuras poligonales, predominio de gravas finas, poco rodadas y pocos cantos.
nivel c1:
Arenillas muy finas con baja proporción de arcilla, con escasos cantos rodados, pequeñas calizas, areniscas y abundante grava. Está
parcialmente desmantelado.
nivel c2:
tierras polvorientas y sueltas, de tonos marrones cenizosos con
abundantes cantos y gravas rodados.
nivel c3-c2:
tierra oscura muy polvorienta con escasos cantitos rodados.
nivel c3:
arcillas muy finas con fuerte proporción de cenizas, dando una tierra negruzca, polvorienta y cenizosa, con escasos cantos rodados.
nivel c-d:
paso gradual a tonos más claros. No se localiza en todos los cuadros.
nivel d genérico: matriz de arenillas muy finas, ligeramente arcillosas con predominio de gravas. En algunas zonas queda subdividida en tres.
nivel e:
margas descompuestas con tonos marrón claro y marrón grisáceo.
Prácticamente estéril.
Corte longitudinal del abrigo de la Costalena (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b).
Material:
Los elementos líticos son abundantísimos en casi todos los niveles, apareciendo reiteradamente los restos de talla, elementos de lascado, lascas y láminas con o sin retoque,
muescas o denticulados, truncaduras, raspadores, raederas, diversos, fragmentos de sílex
La industria ósea en comparación con el resto del material es bastante escasa y únicamente está presente en el c1 con un fragmento apuntado y una concha trabajada, y en el c3
con un fragmento de punzón calcinado y otro fragmento trabajado. En cambio, los elementos de adorno a pesar de no ser numerosos sí aparecen en todos los niveles. Se trata de
conchas marinas (columbella, cardium, pectem, dentalium, etc.) algunas de ellas perforadas,
siendo los niveles más ricos el c2-3 y c3.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
retocados, núcleos y algún nódulo. Existen también otros elementos comunes, pero con una
mayor significación al ser indicativos de una etapa cronológica o de unas características tecnológicas como los microburiles, perforadores, laminitas de dorso, geométricos que incluyen triángulos tipo Cocina. Se observa una evolución en los útiles geométricos: una disminución de los trapecios, abundancia de los triángulos, aparición de los segmentos y sustitución progresiva del retoque abrupto por el doble bisel conforme ascendemos en la estratigrafía. Además dentro del material lítico debemos incluir otros restos como los percutores,
nódulos esféricos de goethita o fragmentos de molino, pero son verdaderamente escasos en
relación al resto de los elementos en piedra. En cuanto a las materias primas empleadas no
sólo aparece el sílex sino también el cristal de roca, la cuarcita, calcita y caliza dura.
Se hallaron 5 fragmentos de cerámica a torno y 25 fragmentos de cerámica vidriada,
que no han sido analizados. El total es de 556 de los cuales: 484 se han inventariado y 72
son informes. Se distribuyen de la siguiente forma:
Prospecciones P. Losada:
nivel rev.:
nivel a:
nivel a/b:
nivel b:
nivel b/c:
39 fragmentos
48 fragmentos
12 fragmentos
29 fragmentos
39 fragmentos
50 fragmentos
nivel «c» genérico: 167 fragmentos
nivel c1:
26 fragmentos
nivel c1/c2:
4 fragmentos
nivel c2:
55 fragmentos
nivel c2/c3:
15 fragmentos
Dataciones:
nivel c3: (GrN. 14098)
4470±250 B. C.
Bibliografía:
BARANDIARÁN y CAVA (1989b).
YACIMIENTO: EL PONTET
Municipio: Maella (Zaragoza).
Coordenadas: Long.: 0º 07’ 34” Lat.: 41º 05’ 28”
Mapa: Hoja 469, Alcañiz.
Altitud: 300 m. s.n.m.
Se localiza en la margen derecha del río Matarraña, en un banco de arenisca. El abrigo, de pequeñas dimensiones, tiene aspecto de gran taffoni circular orientado al O-SE, cuyo
sedimento ha quedado dividido en la zona central por una trinchera realizada por clandestinos.
Se ha excavado un total de 16 m2. En el depósito aparecen constantes hogares concentrados principalmente en la zona central y más resguardada. Éstos unas veces son cubetas excavadas en el suelo o aprovechando depresiones, y otras lentejones negruzcos con
amontonamientos de cantos rodados o pequeños bloques de arenisca. Aparecieron también tres pequeños agujeros, realizados en el nivel c inferior y horadando hasta el nivel d,
posiblemente para calzar postes.
CÆSARAUGUSTA 77
Descripción:
59
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
60
Los análisis polínicos aportan que el Pinus t. halepensis es el árbol mejor representado
y entre las herbáceas sobresalen las Asteráceas liguliforas junto a plantas antrópicas que indican la actividad humana, como son el polen de cereal y las ruderales. En cambio, los faunísticos no ofrecen información de interés, ya que los restos conservados son muy escasos
y tan sólo se pudo identificar el conejo.
Estratigrafía:
nivel a o sup.: tierras amarillentas y bastante sueltas, con alguna remoción antrópica. Estéril.
nivel b:
textura limo-arcillosa de color amarillento ligeramente teñido de gris,
y compacidad media-blanda, con presencia de areniscas y pequeños
cantos. Fértil.
nivel c:
matriz similar al anterior, aunque algo más duro y compacto, con
mayor presencia de cantos y plaquetas de arenisca. Subdividido en
dos capas: c superior e inferior. Fértil.
nivel d:
capa amarillenta y compacta. Estéril.
nivel e:
estrato de tonalidad gris oscura. Fértil.
nivel f:
capa de color amarillento. Estéril.
nivel g:
pequeña capa de tonos grisáceos. Fértil.
nivel h:
capa amarillenta. Estéril.
nivel i:
depósito de tonos grisáceos. Fértil.
nivel j:
capa de color amarillento, que se superpone a la roca de base. Estéril.
Corte estratigráfico de El Pontet (MAZO y MONTES 1992).
Carece de industria ósea y elementos de adorno, no obstante el material lítico es
muy copioso. Parte del conjunto está formado por restos de talla, elementos de lascado,
lascas y láminas con o sin retoque, muescas y denticulados, truncaduras, raspadores,
diversos y núcleos. Entre las piezas destacan los perforadores, geométricos, microburiles
y dorsos. Dentro de los geométricos se advierte un predominio del doble bisel en el c
superior en comparación con el c inferior, pero a la vez se observa que ambos niveles prefieren los triángulos sobre los trapecios y segmentos, que aumentaran en número en el
nivel b. Los triángulos tipo Cocina aparecen únicamente en el nivel c inferior. También es
importante la presencia en los dos niveles de percutores, retocadores, cantos con ocre y
bolas de goethita. En el c superior además aparecieron útiles pulimentados, molinos
y volanderas.
En el apartado de varios sólo podemos mencionar el hallazgo de conchas marinas en
todos los niveles.
El total de fragmentos es de 443, de los cuales 61 son informes. Se reparten de la
siguiente forma:
Prospecciones P. Losada: 24 fragmentos
nivel rev.:
23 fragmentos
nivel b:
157 fragmentos
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Material:
nivel c superior: 163 fragmentos
nivel c inferior:
15 fragmentos
Dataciones:
Nivel b (GrN. 14240)
3.500 a. C.
Nivel c inf.(GrN. 14241) 4.420 a. C.
Nivel e (GrN. 16313)
5.390 a. C.
Bibliografía:
CÆSARAUGUSTA 77
LÓPEZ (1992: 237); MAZO y MONTES (1991a; 1992); MONTES y MAZO (1986; 1991).
61
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO: ABRIGO DE ELS SECANS
Municipio: Mazaleón (Teruel).
Coordenadas: Long.: 3º 47’ 18” Lat.: 41º 03’ 45”
Mapa: Hoja 469, Alcañiz.
Altitud: 310-320 m. s.n.m.
Descripción:
CÆSARAUGUSTA 77
Está situado en el extremo SE de una plataforma de areniscas en la margen izquierda
del río Matarraña. Se trata de un pequeño abrigo rocoso poco profundo, orientado al
mediodía. En la misma plataforma a unos 100 m al N se encuentra el abrigo que contenía
las pinturas hoy destruidas. Se localizó, en el subnivel IIc, una capa de grandes piedras que
forman, con toda probabilidad, un muro que cerraría una cabaña de planta oval, y en el
nivel III apareció una cubeta natural reutilizada.
62
El análisis polínico ha aportado que el porcentaje arbóreo es alto en toda la secuencia, aunque quedan marcadas dos partes en el palinograma por el desarrollo de los pinos y
el descenso de los arbustos. Entre las herbáceas dominan las Asteráceas ligulifloras, con valores más altos en los niveles inferiores, también aparecen las gramíneas y leguminosas con
valores constantes en toda la secuencia, así como las plantas antropógenas como el plantago, la acedera, etc. La presencia de polen de cereal plantea la existencia de una agricultura
incipiente.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Corte estratigráfico longitudinal de Els Secans (RODANÉS et alii 1996).
Estratigrafía:
Material:
El resto más abundante en el yacimiento es el material lítico. En todos los niveles fértiles se han localizado raspadores, muescas y denticulados, diversos, lascas o láminas con y
sin retoque, núcleos y restos de talla. Las piezas más interesantes son los perforadores, laminitas de dorso, geométricos y microburiles. Entre los geométricos destaca la presencia de
triángulos tipo Cocina en el nivel I, IIa y IIb, siendo más abundantes en este último. En
todos dominan los triángulos sobre los trapecios y solamente aparece un segmento en el
CÆSARAUGUSTA 77
nivel sup.: estrato de composición limo-arcillosa, rojizo amarillento, de textura plástica, poco compacto, suelto, sin piedras, pero con bloques desprendidos
de la cubierta. Estéril.
nivel I:
de igual composición pero más compacto. El color es ligeramente más
oscuro y homogéneo, rojizo-marrón, aunque con un pequeño lentejón
ceniciento. Buza hacia el exterior.
nivel II:
Potencia máxima 50 cm. Por sus diferencias se ha subdividido en:
nivel IIa: estrato de transición gradual con el anterior. Textura limo-arcillosa de estructura suelta pero más compacta. El color es variable destacando el aspecto ceniciento. En muchas zonas aparece
revuelto.
nivel IIb: textura limo-arcillosa, con menos arena que en los anteriores,
de estructura suelta y sin piedras. El color es homogéneo pero
con lentejones y manchas.
nivel IIc: capa de grandes piedras dispersa por parte del yacimiento e
inmersa en el subnivel b. Las piedras de tendencia homométrica, en algunos sectores están imbrincadas.
nivel IId: subnivel fino, de composición limo-arcillosa y estructura suelta. Está apoyado directamente en las margas de base y procede
de la descomposición de éstas. Se localiza sobre el interior de
una cubeta excavada sobre el nivel III.
nivel III: margas del Mioceno compactas que forman el nivel de base. Presenta distintas tonalidades amarillentas, rojizas y blancas.
63
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
nivel IIa. Destaca también que tan sólo se han hallado percutores en el nivel II, careciendo
de útiles pulimentados, molinos y volanderas.
Total de 10 fragmentos cerámicos, además de otros 10 informes, todos ellos del nivel IIa.
Bibliografía:
LÓPEZ, (1992: 236); RODANÉS, TILO y RAMÓN (1996).
YACIMIENTO: BOTIQUERIA DELS MOROS
Municipio: Mazaleón (Teruel).
Coordenadas: Long.: 3º 47’ 25” Lat.: 41º 03’ 19”
Mapa: Hoja 469, Alcañiz.
Altitud: 330 m. s.n.m.
Descripción:
Se localiza en un abrigo rocoso, en la orilla izquierda del río Matarraña, que ha sido
destruido parcialmente por la carretera de Maella. Se trata de una estación-taller en abrigo
rocoso, formado por una larga visera de escasa profundidad. Los niveles arqueológicos
buzan de O-E y quedaron separados por la mitad por las excavaciones realizadas en 1955
y 1959 por J. Tomás.
Se aprecian tres tipos de estructuras artificiales: por un lado los hogares, que se concentran casi exclusivamente en el nivel 4, siendo más abundantes en el sector septentrional.
Son sencillas agrupaciones de cantos rodados, bastante planos y de tamaños uniformes, a
veces próximos a grandes bloques. Por otro, bloques caídos del techo y pared, que por su
disposición fueron movidos de su posición natural. Finalmente mencionar las zonas de
talla de sílex, documentadas en el nivel 4 y en el nivel 6.
Los análisis palinológicos han dado como resultado que el paisaje es de tipo mediterráneo menos degradado que en la actualidad y en el que la acción del hombre parece clara.
Los escasos restos faunísticos encontrados han aportado que entre los niveles neolíticos
existe una gran similitud. En todos ellos aparece conejo, ciervo y jabalí. Además en el nivel
6 se halló lince, en el nivel 8 corzo y en el revuelto caballo. En los niveles epipaleolíticos se
encontró sarrio, restos de aves, 1 vértebra de pez, y caballo.
CÆSARAUGUSTA 77
Estratigrafía:
64
nivel rev.: masas removidas de tonos marrones parcialmente homogeneizada por el
manto vegetal.
nivel 8:
masa de tono marrón con areniscas de tamaño mediano. En algunas zonas
se ha perdido y en otras está removido.
nivel 7:
similar al anterior, pero de tonalidad algo más clara y con escasas manchas
cenizosas.
nivel 6:
masa cenizosa de color marrón oscuro, con bloques desprendidos del
techo y paredes.
nivel 5:
delgada capa de tierras arenosas muy finas, de tonalidad marrón muy pálida. Casi estéril.
nivel 4:
masa cenizosa y carbonosa, de coloración marrón o marrón gris, con algunos trocitos de arenisca y evidencias de fuertes golpes de fuego.
nivel 3:
tierras compactas muy finas de textura arcillo-arenosa, color marrón claro
con mínimas bolsadas de ceniza y carboncillos, casi estéril.
nivel 2:
tierras cenizosas, de tonalidades oscuras a claras, evidenciando la existencia de hogueras. En algunos momentos se subdivide en distintos estratos a
modo de lentejones más claros.
nivel 1:
tierras finas claras, en tonos que van del marrón al marrón claro, con rocas
caídas del techo. Prácticamente estéril.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Corte estratigráfico compuesto de la zona meridional de Botiquería dels Moros
(BARANDIARÁN 1978).
Material:
En este breve apunte sobre los materiales no hemos incluido los elementos que se
consideran de dudoso estrato, ya que están especificados en la publicación, tampoco se han
incluido los de prospección y los de la excavación de E. Vallespí por no haber podido consultarse.
Nuevamente es el material lítico el más abundante del conjunto. En todos los niveles
(del 4 al 8) aparecen, en mayor o menor número, una serie de elementos comunes: raspadores, truncaduras, cuchillos de dorso natural, muescas y denticulados, lascas y láminas con
o sin retoque, piezas retocadas, diversos, núcleos, restos de talla y fragmentos indeterminados. Entre los restos más significativos para este estudio podemos destacar los perforadores,
geométricos, laminitas de dorso y microburiles. Los triángulos tipo Cocina están ausentes
ya desde el n. 5 y los microburiles, abundantes en el n. 4, comienzan a disminuir hasta desaparecen a partir del n. 7. Los segmentos se encuentran desde el n. 6, en el que además se
inicia la superioridad del retoque en doble bisel. Asimismo, se observa que en todos los
niveles existe una preferencia por los triángulos sobre los demás tipos.
En la industria ósea sólo podemos mencionar un fragmento de hueso con muescas del
n.6. Los elementos de adorno son algo más numerosos con conchas marinas perforadas,
sobre todo columbellae, tanto en los niveles neolítico como en el n. 4.
Los fragmentos de ocre y las bolas naturales de goethita componen el apartado de
varios.
Total de 45 fragmentos cerámicos, 10 de ellos. Repartidos de la siguiente forma:
nivel rev.:
nivel 8:
6 fragmentos
15 fragmentos
nivel 7:
nivel 6:
3 fragmentos
11 fragmentos
nivel 2: Ly-1198
5.600 a. C.
Bibliografía:
BARANDIARÁN (1976b; 1978); LÓPEZ (1992: 236); TOMÁS y VALLESPÍ (1960).
CÆSARAUGUSTA 77
Dataciones:
65
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO: LAS TORRAZAS
Municipio: Alcañiz (Teruel).
Coordenadas: Long.: 0º 11’ 15” Lat.: 41º 03’ 20”
Mapa: Hoja 468, A. del Arzobispo.
Altitud: 360 m. s.n.m.
Descripción:
Se localiza en el extremo oriental de un largo paleocanal de arenisca, entre La Estanca
y la Salada Grande. Es un abrigo rocoso que parcialmente ha sido utilizado como corral en
época moderna y se ha visto afectado por la repoblación forestal.
En 1985, en el interior del abrigo se realizó una cata arqueológica para comprobar la
estratigrafía. Se encontró, en el nivel c, un muro de cantos rodados trabados con barro. En
las restantes campañas se excavó una superficie de 47 m2, comprobándose el deslizamiento de los niveles, tierras y materiales. Aparecen, en el nivel c (1990), una serie de depresiones circulares de poca profundidad excavadas en la roca natural. Dentro de dos de ellas se
hallaron grandes vasijas fragmentadas. También se distinguieron amontonamientos de piedras sin que fuera posible delimitar su forma.
Estratigrafía:
Excavación (1989-90):
CÆSARAUGUSTA 77
nivel sup.: tierra muy arenosa, fina, suelta, de tonalidad amarillenta. Contiene raíces
y piedrecitas.
nivel a:
tierra suelta, fina, de aspecto ceniciento con abundantes raíces. Tonos del
negro al gris.
nivel b:
capa de arcillas compactas y tierra apisonada, sobre la que aparecen muretes de mampuestos. Se localizó un suelo de corral.
nivel c:
tierras muy arenosas, finas, de aspecto ceniciento y grisáceo, con frecuentes restos de carbones. Se apoya directamente sobre el nivel natural del
suelo de arenisca.
66
Corte estratigráfico de Las Torrazas (ANDRÉS 1985: 94).
Entre los materiales líticos del nivel c, además de los restos habituales como raspadores, truncaduras, lascas y láminas con o sin retoque, núcleos y elementos de talla, destacan
los geométricos (1 trapecio, 1 segmento y 2 triángulos en doble bisel) y un perforador. No
obstante, en este nivel también se encontró un diente de hoz. Además aparecieron otros elementos como percutores, cantos rodados, un molino y una volandera.
La industria ósea es más reducida habiéndose encontrado únicamente cinco punzones. Carece de elementos de adorno, pero en el apartado de varios podemos incluir el
hallazgo de una punta Palmela y dos conchas.
El total de fragmentos cerámicos del nivel c (1989-90), es de 519: se han inventariado
437 fragmentos y 82 informes, además se encontró 1 fragmento de pella de barro y cerámica a torno. No se han incluido en el estudio los materiales de las prospecciones de los
Padres Escolapios.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Material:
Dataciones:
GrN. 18319
GrN.18320
1290 a. C.
3620 a.C.
Bibliografía:
ÁLVAREZ (1985); BENAVENTE (1987-88; 1989; 1991b); BENAVENTE y ANDRÉS (1992).
YACIMIENTO: LOS PANIZALES
Municipio: Alcañiz (Teruel).
Coordenadas (UTM): 7396 45469
Mapa: Hoja 469, Alcañiz.
Altitud: 330 m. s.n.m.
Descripción:
Se trata de un abrigo rocoso junto a unos bancales dedicados al cultivo de almendros,
lo que ha hecho que esté casi completamente destruido y muy removido. Se abrieron cuatro catas y se excavó, encima del cordón rocoso, una estructura de planta probablemente
cuadrada que no parece tener relación con el yacimiento del abrigo.
Estratigrafía:
nivel: tierras cenicientas con abundante materia orgánica.
nivel: suelo de arenisca descompuesto. Estéril.
Material:
Bibliografía:
BENAVENTE (1987: 363; 1991a: 363).
CÆSARAUGUSTA 77
Total de 68 fragmentos cerámicos: 7 de las prospecciones, 56 de la cata 1, y 5 de la cata
2. A pesar de haber aparecido más material, al ser de otras épocas no se ha incluido.
67
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO: ALONSO NORTE
Municipio: Alcañiz (Teruel).
Coordenadas: Long.: 0º 09’ 00” Lat.: 41º 00’ 45”
Mapa: Hoja 469, Alcañiz.
Altitud: 375 m. s.n.m.
Descripción:
Se localiza en un abrigo derruido en una zona de paleocanales de arenisca, situada en
la margen izquierda del río Guadalope. El abrigo está orientado al NO-SE, apareciendo
también materiales en una pequeña área deprimida, en cuyo centro existe actualmente un
olivar. Se excavó un total aproximado de 39 m2, repartidos en dos catas amplias y 7 sondeos exploratorios. En la cata 1, que conserva la estratigrafía completa, aparecieron restos
de un posible hogar de forma circular con pequeños cantos de caliza y arenisca. La cata 7 y
8 presentaron un suelo de arena, probablemente de ocupación, compacto y endurecido con
huellas de surcos y pequeños hoyitos. En la cata 2, 3, 4, 6 y 9 se encontró un único nivel y
escaso material arqueológico. La cata 5 resultó estéril.
Se han realizado dos estudios palinológicos distintos, pero en ambos se observa un
claro predominio del polen no arbóreo, con más cantidad y variedad de especies arbústicas
y herbáceas, lo que indica un ambiente terrestre más bien abierto. Entre las herbáceas, las
gramíneas silvestres suponen un número pequeño al igual que otras como el tomillo.
Únicamente se recuperaron 11 restos faunísticos. Entre ellos se ha podido identificar un
posible hueso de ave y dos fragmentos de piezas dentarias de caballo.
Estratigrafía:
CÆSARAUGUSTA 77
nivel sup.: tierras arenosas con numerosas raíces y algunas piedras sueltas, de color
oscuro.
nivel a:
tierras cenicientas y oscuras con abundante materia orgánica y textura
menos arenosa que el anterior, con acumulaciones de piedras. Coloración
pardo-gris oscura.
nivel b:
suelo natural de arenisca, de tonalidad amarillenta. Estéril.
68
Corte estratigráfico de Alonso Norte (V.V.A.A. 1989: 16).
Los restos líticos comunes son lascas, láminas, núcleos y fragmentos de sílex. En cuanto a las piezas tipológicas destacan los perforadores y los geométricos. Entre estos últimos
se observa un predominio de los segmentos y del doble bisel. En la cata 1 apareció además
algún útil pulimentado, así como fragmentos de molino y volanderas.
Tanto la industria ósea como los elementos de adorno se reducen a un elemento, en
el primer caso a un punzón y en el segundo a un colgante en concha.
El total es de 290 fragmentos de la prospección y de las catas 1, 2 y 3, repartidos de la
siguiente forma: se han analizado 190 fragmentos cerámicos. Además se encontraron 100
fragmentos informes, y 5 fragmentos de cerámica a torno.
Prospecciones:
nivel sup.:
nivel a:
4 fragmentos.
73 fragmentos.
113 fragmentos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Material:
Dataciones:
GaK 13877
2.650±160 B. C. (no es aceptada por los autores).
Bibliografía:
ANDRÉS y BENAVENTE (1987); BENAVENTE y ANDRÉS (1985; 1989); LÓPEZ (1992: 237-8);
V.V.A.A. (1989).
2.2. Yacimientos con materiales neolíticos
YACIMIENTO: FORNILLOS I
Municipio: Huesca (Huesca).
Coordenadas (UTM):7172 46713
Mapa: Hoja 286, Huesca.
Altitud: 500 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
El yacimiento se localiza en la ladera de un glacis, en la cima del cual se sitúa un abrigo con orientación E, actualmente derruido.
El único material claramente neolítico apareció en superficie. Entre la industria lítica
destaca 1 geométrico y 1 raspador; y entre la cerámica, 1 borde con cordón vertical e impresiones, 2 fragmentos de borde impreso con perforación y fragmento de pared con impresiones.
BALDELLOU (Inédito).
CÆSARAUGUSTA 77
Bibliografía:
69
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO: CUEVA DE LAS CAMPANAS DE AGUINALÍU
Municipio: Puebla de Castro (Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 59’ 0-10” Lat.: 42º 06’ 10-20”
Mapa: Hoja 288, Fonz.
Altitud: 700-800 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
El yacimiento se sitúa en el tramo medio del congosto de Olvena. La entrada se localiza en la orilla izquierda del río y está orientada al NE.
Tan sólo podemos mencionar la cerámica como material perteneciente a la época que
estamos estudiando: 1 borde con el labio engrosado al exterior y un cordón paralelo al
mismo, 1 fragmento de cuello con decoración inciso-impresa, 1 fragmento de pared con asa
horizontal decorada con ungulaciones, 2 cordones con impresiones y 1 fondo plano.
Bibliografía:
BERGES y SOLANILLA (1966: 191); MONTES (1983: 111-112).
YACIMIENTO: PEÑA LUCAS
Municipio: Conchel (Huesca).
Coordenadas (UTM): 2592 46409,5
Mapa: Hoja 325, Peralta de Alcofea.
Altitud: 260 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza en la margen derecha del río Cinca en un cerro de bloques de arenisca que
apenas sobresale del valle.
El material aparece en la ladera O y en el llano. En cuanto a los restos posiblemente
neolíticos debemos mencionar 2 trapecios, 2 perforadores y 1 microburil, así como diversos útiles pulimentados. En relación a la cerámica apareció, entre otros restos, 1 cuenco
impreso y 1 borde con cordón ungulado.
Bibliografía:
SOPENA (1992: 246-51).
YACIMIENTO: TOZAL DE FRANCHE
Municipio: Conchel (Huesca).
Coordenadas (UTM): 2608,5 46411
Mapa: Hoja 325, Peralta de Alcofea.
Altitud: 260 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
CÆSARAUGUSTA 77
Se trata de un paleocanal de arenisca, orientado en dirección N-S, en la margen derecha del río Cinca. El yacimiento ocupa una gran extensión, pero es sobre todo en la ladera
O y la zona llana donde aparecen los materiales.
70
La industria lítica se compone de abundantes elementos pero nos interesan, 5 segmentos de círculo, 4 perforadores y varios útiles pulimentados. Dentro del material cerámico se puede incluir claramente en esta cronología, entre otros fragmentos, 1 borde con
decoración inciso-impresa y 2 asas.
Bibliografía:
SOPENA (1992: 211-245).
Municipio: Monzón (Huesca).
Coordenadas (UTM): 2666 46414,5
Mapa: Hoja 326, Monzón.
Altitud: 300 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se ubica en un cerro de vertientes regularizadas, que forma parte de una antigua terraza de la margen izquierda del río Cinca.
Nuevamente son 2 segmentos de círculo, 1 microburil y los útiles pulimentados los
que ofrecen un mayor interés dentro de la industria lítica. En cambio entre la cerámica su
atribución cronológica no es tan clara, predominan las impresiones digitadas o unguladas
en paredes o sobre cordones, incisas, peinadas, cordones lisos, pastillas, etc.
Bibliografía:
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO: SOSILES ALTOS
SOPENA (1992: 196-210).
YACIMIENTO: CIVIACAS I
Municipio: Binaced (Huesca).
Coordenadas (UTM): 2648,5 46353,5
Mapa: Hoja 326, Monzón.
Altitud: 340 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza sobre un cerro de arenisca y margas, ligeramente alargado orientado al NOSE, en la margen izquierda del río Cinca.
El material se encontró tanto en la cima como en la ladera S. Entre la industria lítica podemos citar 3 trapecios, 1 segmento de círculo, 1 triángulo, 9 perforadores y 1 microburil y varios útiles pulimentados. El material cerámico claramente neolítico es muy escaso.
Bibliografía:
SOPENA (1992: 313-325).
YACIMIENTO: BARRANCO DE LA FON AMARGA
Municipio: Estiche (Huesca).
Coordenadas (UTM): 2594,5 46329
Mapa: Hoja 357, Sariñena.
Altitud: 240 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Los materiales aparecen entre los bloques de areniscas y al pie del cerro, aunque su ubicación original sería la cima del mismo. Los elementos líticos significativos son: 5 perforadores, 1 triángulo, 1 microburil, 1 segmento de círculo y algunos útiles pulimentados. En cambio, la identificación de elementos neolíticos entre el material cerámico resulta más difícil.
Bibliografía:
SOPENA (1992: 392-408).
CÆSARAUGUSTA 77
Se localiza sobre un cerro de arenisca y margas, en la margen izquierda del barranco
de la Clamor y junto a la confluencia del barranco de la Fon Amarga.
71
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO: LAS ALMACIDAS
Municipio: Estiche (Huesca).
Coordenadas (UTM): 2589 46323,5
Mapa: Hoja 357, Sariñena.
Altitud: 240 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza en la margen derecha del barranco de la Clamor, sobre una extensa loma
de arenisca amesetada, con orientación al NO-SE.
Los materiales aparecen en la base de la loma. La incorporación de este yacimiento
viene determinada más por la presencia de geométricos (segmento de círculo y triángulo),
1 microburil y algunos útiles pulimentados, que por la cerámica ya que es imposible destacar algún fragmento.
Bibliografía:
SOPENA (1991: 415-419; 1992: 380-391).
YACIMIENTO: CUBILAR DEL SARRO
Municipio: Sariñena (Huesca).
Coordenadas: Long.: 3º 30’ 13” Lat.: 41º 47’ 30”
Mapa: Hoja 357 Sariñena.
Altitud: 300 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza en la orilla SO de la laguna de Sariñena, en una zona de pequeños cerros
y suaves laderas en la que se han producido abarrancamientos.
El material más abundante es el lítico, pero los elementos que aparecen no nos aportan datos cronológicos. En cambio pueden incluirse dentro de la etapa neolítica, 1 fragmento de pared con decoración impresa y 1 fondo plano.
Bibliografía:
REY (1987).
YACIMIENTO: CAMINO DE LA PARIDERA DE LAS MONJAS
Municipio: Villanueva de Sigena (Huesca).
Coordenadas (UTM): 7436 46069
Mapa: Hoja 386, Peñalba.
Altitud: 300 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
CÆSARAUGUSTA 77
Se ubica en la parte alta de una plataforma de caliza terciaria.
72
El material se encontró en una zona de derrubios de ladera, muy disperso y lavado
como material de arrastre. Además de un fragmento informe de cerámica, entre el material
lítico se recogieron 4 segmentos de círculo.
Bibliografía:
VV.AA. (1991).
Municipio: Calcena (Zaragoza).
Coordenadas (UTM): 6066,5 46115
Mapa: Hoja 381, Illueca.
Altitud: 1.100 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza en la margen derecha de un barranco situado igualmente en la margen
derecha del río Isuela. Es un abrigo ancho y poco profundo con escaso sedimento en su
interior, usado para encerrar ganado.
El material, que se extendía por la ladera, sólo aporta 1 triángulo en doble bisel y entre
la cerámica únicamente 2 fragmentos, uno de ellos 1 borde redondeado.
Bibliografía:
ANDRÉS y UTRILLA (1980).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO: CUEVA HERMOSA
YACIMIENTO: CUEVA HONDA
Municipio: Calcena (Zaragoza).
Coordenadas (UTM): 6067 46106
Mapa: Hoja 381, Illueca.
Altitud: 1.000 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza en los cantiles de caliza que coronan la cima de una gran cerro, que se sitúa
en la margen derecha del río Isuela. La cueva carece casi por completo de sedimento y,
actualmente, se utiliza para encerrar ganado. En ella se encontró, dentro de una fisura de
reducidas dimensiones, un enterramiento removido por una segunda inhumación posterior.
La mayor parte del material, con ausencia de industria lítica y ósea, apareció por toda
la base del monte sin que parezca ser de arrastre. Entre la cerámica localizada en la cueva
destaca, entre otros restos, varios fragmentos de una vasija globular con cuello, fondo cónico y asa cintiforme.
Bibliografía:
VALLESPÍ (1957-58); ANDRÉS y UTRILLA (1980).
YACIMIENTO: VAL DE ENVIDIELLA I
Municipio: Maella (Zaragoza).
Coordenadas (UTM): 595621
Mapa: Hoja 442, Caspe.
Altitud: 260 m. s.n.m.
El yacimiento se ubica al pie de un pequeño cerro testigo, que se sitúa al final de una
amplia val en la margen izquierda del Matarraña. Aparecieron dos estructuras: una de ellas
con material ibérico y romano; y la otra, consistente en unas alineaciones de piedras hincadas formando recintos de tendencia rectangular, entre las que se encontró un molino barquiforme.
El material cerámico claramente neolítico es muy escaso, pero entre el lítico podemos
mencionar 1 geométrico en doble bisel y 2 perforadores.
CÆSARAUGUSTA 77
Descripción y materiales:
73
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Bibliografía:
BLANCO (1990: 212-219).
YACIMIENTO: CALAVERA I
Municipio: Maella (Zaragoza).
Coordenadas (UTM): 511591
Mapa: Hoja 469, Alcañiz.
Altitud: 240 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se sitúa al pie de un pequeño cerro aislado en la vertiente derecha del río Guadalope.
El material lítico es semejante al encontrado en otros yacimientos de la zona, destacando 1 geométrico con retoque abrupto y 2 perforadores. Entre el material cerámico destacan algunas asas y cordones con decoración.
Bibliografía:
BLANCO (1990: 50-56).
YACIMIENTO: CUEVA AHUMADA
Municipio: Maella (Zaragoza).
Coordenadas (UTM): 567,5 532,5
Mapa: Hoja 469, Alcañiz.
Altitud: 330 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza en un gran abrigo orientado al sur, cerca de la margen izquierda del río
Matarraña.
El material se encontró en la ladera de acceso al abrigo. Entre la industria lítica mencionar 1 geométrico con retoque abrupto, 1 trapecio con retoque abrupto, 1 microburil y 3
perforadores. Nuevamente el material cerámico es muy reducido, pudiendo tan sólo destacar una pared con cordón impreso.
Bibliografía:
BLANCO (1990: 84-91).
YACIMIENTO: EL ABRIGO DEL PULIDO
CÆSARAUGUSTA 77
Municipio: Caspe (Zaragoza).
Coordenadas: Long.: 3º 40’ 20” Lat.: 41º 08’ 40”
74
Mapa: Hoja 469, Alcañiz.
Altitud: 235 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
El yacimiento, con pinturas rupestres, se localiza al abrigo de un cortado de arenisca
orientado al SO.
Recientemente se han realizado excavaciones. En el corte II, situado en la ladera, presenta distintos niveles. En el nivel b1 junto a cuencos lisos aparece una industria lítica caracterizada por diversos geométricos. La cerámica disminuye en porcentaje conforme se profundiza en la estratigrafía (nivel b2 y b3) y, a la vez, se produce una sustitución a favor de
Bibliografía:
EIROA (1983); ÁLVAREZ y MELGUIZO (1994).
YACIMIENTO: LAS MARGARITAS
Municipio: Alcañiz (Teruel).
Coordenadas: Long.: 0º 12’ 00” Lat.: 41º 03’ 40”
Mapa: Hoja 468, A. del Arzobispo.
Altitud: 350 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se ubica en el sector SO de La Estanca. El material aparece en una pequeña hondonada delimitada por paleocanales, que se ha visto afectada por aterrazamientos y la repoblación forestal, estando prácticamente destruido.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
las cerámicas impresas, entre ellas cardiales. En cambio la industria lítica y la fauna siguen
siendo ricas en restos. Por debajo de estos niveles aparecen otros sin cerámica.
En el yacimiento se recogieron distintos restos líticos, entre los que nos interesan 1
microburil y 1 perforador. Del material cerámico podemos destacar fragmentos de cerámica a mano con decoración impresa de espátula e incisa.
Bibliografía:
BENAVENTE (1987-88: 49-50; 1991b: 57).
YACIMIENTO: SALADA GRANDE ESTE I
Municipio: Alcañiz (Teruel).
Coordenadas: Long.: 0º 11’ 55” Lat.: 41º 02’ 40”
Mapa: Hoja 468, A. del Arzobispo.
Altitud: 350 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
El yacimiento se localiza en una pequeña elevación del terreno con abundantes areniscas, muy próxima a la orilla E de la Salada Grande.
Entre el escaso material hallado se encontraron dos trapecios con retoque abrupto y
varios fragmentos de cerámica a mano de diversas épocas.
Bibliografía:
BENAVENTE (1991b: 62).
Municipio: Alcañiz (Teruel).
Coordenadas: Long.: 0º 08’ 25” Lat.: 41º 01’ 15”
Mapa: Hoja 467, Alcañiz.
Altitud: 380 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se sitúa en la margen derecha del río Guadalope, en la parte más elevada de una plataforma paralela al curso del río.
Los materiales se recogieron en un gran desnivel orientado al O que ha sido aterrazado artificialmente por la repoblación forestal. En la industria lítica son significativos 4 seg-
CÆSARAUGUSTA 77
YACIMIENTO: SAN BARTOLOME I
75
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
mentos en doble bisel y 2 con retoque oblicuo, 1 trapecio con retoque abrupto y 3 triángulos. El material cerámico es mucho más escaso habiéndose encontrado tan sólo 5 fragmentos de cerámica a mano.
Bibliografía:
BENAVENTE (1986: 99-116).
YACIMIENTO: ACAMPO CABAÑERO
Municipio: Alcañiz (Teruel).
Coordenadas: Long.: 0º 13’ 45” Lat.: 0º 41’ 30”
Mapa: Hoja 468, A. del Arzobispo.
Altitud: 400 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza al O de La Saladeta, en una cubeta de carácter endorreico, por lo que posiblemente el yacimiento se ubicaba en una pequeña elevación, muy próxima, con cordones
rocosos.
Los restos líticos no aportan ningún dato de interés y entre la cerámica tan sólo destaca un fragmento con decoración impresa de carácter neolítico.
Bibliografía:
BENAVENTE (1991b: 66).
YACIMIENTO: BALSA LA SALADA
Municipio: Calanda (Teruel).
Coordenadas: Long.: 0º 12’ 50” Lat.: 40º 59’ 30”
Mapa: Hoja 494, Calanda.
Altitud: 380 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
El yacimiento se sitúa en una pequeña elevación al S de la Balsa de La Salada. La zona
está muy afectada por la erosión y las labores agrícolas.
Los materiales aparecen muy dispersos, pudiendo mencionar únicamente algunos
fragmentos cerámicos con decoraciones impresas de espátula similares a las de Alonso
Norte y Las Margaritas.
Bibliografía:
BENAVENTE (1991b: 80).
CÆSARAUGUSTA 77
YACIMIENTO: CABEZO DE VARA I
76
Municipio: Castelserás (Teruel).
Coordenadas: Long.: 0º 09’ 45” Lat.: 40º 58’ 20”
Mapa: Hoja 495, Castelserás.
Altitud: 390 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se localiza en la ladera S de un cerro alto con grandes bloques rocosos caídos, situado en la margen izquierda del río Guadalope.
Los materiales se concentran en una pequeña terraza o plataforma que se encuentra
en esta ladera. La industria lítica es abundante, pero en relación a la época que nos intere-
Bibliografía:
BENAVENTE (1991b: 81).
YACIMIENTO: CABEZO DE LOS LADRONES I
Municipio: Lechago (Teruel).
Coordenadas: Long.: 1º 14’ 23” Lat.: 40º 57’ 34”
Mapa: Hoja 491, Calamocha.
Altitud: 1.060 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
Se trata de una plataforma calcárea, irregular, compartimentada por varios barrancos.
El yacimiento se sitúa en el extremo O de la muela, en la parte más alta y llana.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
sa sólo podemos hablar 3 perforadores. Asimismo, la cerámica característica es escasa, destaca entre otros fragmentos 1 borde de cuenco reentrante con decoración impresa muy
similar a la cardial.
Entre el material únicamente destaca 1 segmento en doble bisel y 1 fragmento de cerámica.
Bibliografía:
PICAZO (1986: 188-91).
YACIMIENTO: ABRIGO DE ÁNGEL o DEL ARENAL
Municipio: Ladruñan (Castellote, Teruel).
Coordenadas (UTM): 30TYL 172086
Mapa: Hoja 519, Aguaviva.
Altitud: 735 m. s.n.m.
Descripción y materiales:
El abrigo, orientado al NO, se localiza en la cuenca media del río Guadalope. Es un
yacimiento con arte rupestre levantino.
La excavación se ha llevado a cabo en varias campañas. En la cata 03 apareció un hogar
junto a la pared del abrigo. Los materiales atribuidos al neolítico se encontraron en el contexto 6 de esta cata. Entre la industria lítica destaca la presencia de microlitos, principalmente trapecios de retoque abrupto, hojitas de dorso y hojas retocadas. Además podemos
mencionar el hallazgo de 1 molino de mano, volanderas-percutores y ocres. Los restos cerámicos son muy escasos con sólo 2 fragmentos, uno de ellos ungulado.
En cuanto a las dataciones tan sólo se ha fechado el contexto 8 de carácter epipaleolítico-geométrico (GrN.-15518: 8.060±270 B.P.; 89/02/8A: 7.900±300 B.P.; 89/02/8B:
8.070±160 B.P.).
GONZÁLEZ y MERINO (1974); SEBASTIÁN (1989); SEBASTIÁN y ZOZAYA (1991a; 1991b).
CÆSARAUGUSTA 77
Bibliografía:
77
78
CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
III. Análisis cerámico
1. Metodología
Han sido muchos los problemas que han surgido, pero quizás el primero y
más importante es la excesiva fragmentación del material, lo que ha determinando
de manera decisiva la línea de investigación. La carencia de vasijas completas, que
permitan realizar un análisis morfológico y tipológico tradicional, nos ha llevado a
buscar otras alternativas que consideramos sugestivas, puesto que la mayor parte de
la cerámica que se obtiene en una excavación posee estas mismas propiedades, aunque por lo general no se tienen en cuenta en estudios posteriores.
Nos interesan y creemos que aporta más información, las características globales de las cerámicas dentro de conjunto de yacimientos neolíticos, por lo que los
análisis se han realizado principalmente desde el punto de vista cualitativo y no
cuantitativo. Sin embargo es también significativo el diferente volumen de material
de los yacimientos, por lo que se ha realizado un breve estudio del mismo. Entre las
peculiaridades de este material está la dificultad que supone intentar definir de
CÆSARAUGUSTA 77
Uno de los materiales que aparece más profusamente en la Prehistoria Reciente
es la cerámica. En una excavación todos los fragmentos son importantes, aunque la
diferencia de información que nos aportan unos y otros es muy amplia. No obstante, sigue siendo necesario no sólo el análisis de los elementos que ofrecen datos
significativos, sino del conjunto global para poder conocer su desarrollo. Por ello,
nos propusimos desde el principio el estudio exhaustivo de todos los fragmentos
cerámicos y no de una muestra, influidos también por la variabilidad de los elementos, ya que partimos del hecho de que al ser las primeras vasijas fabricadas,
todavía el nivel tecnológico de estos grupos no sería suficientemente elevado como
para considerarlo una producción relativamente estándar y, por tanto, permitirnos
trabajar únicamente con pocos fragmentos.
79
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
80
forma númerica sus caracteres. Algunos autores lo han intentado a través de códigos alfanuméricos previamente descritos pero resultan poco operativos, por tanto,
se ha optado por categorizar los elementos, lo que ha facilitado su exposición, la
incorporación a la ficha y el desarrollo de los test estadísticos.
El estudio general se ha confeccionado a partir de una ficha, que se verá más
adelante, constituida por tres bloques definitorios: factura, morfología y decoración. Para la introducción de todos los elementos en la ficha se ha optado por la
división provincial, aunque ésta no sea real y aún menos en época neolítica. Sin
embargo, también se han llevado a cabo varios análisis de conjunto.
El volumen de información manejado, puesto que la mayoría de las excavaciones están terminadas, ha permitido plantear dos campos de acción. Por un lado el
estudio, que no por ser tradicional pierde su validez, de las frecuencias y las relaciones entre las variables de cada yacimiento. Por otro, establecer una correlación entre
los yacimientos y sus propias características cerámicas a través de un análisis multivariante. El más adecuado es el análisis de correspondencias múltiples al utilizar
variables categóricas y no partir de una hipótesis previa, puesto que realiza una descripción del colectivo que se estudia en conjunto12 (BENZECREI, 1973; CUADRAS, 1981:
317-45; BØLVINKEN et alii, 1982: 41-60; GARCÍA SANTESMASES, 1984; RINGROSE, 1988: 3-14;
FERNÁNDEZ, GARCÍA DE LA FUENTE, 1991: 123-131; GUINEA y HERAS, 1991: 113-122;...).
Habría que concretar otros detalles antes de iniciar el estudio estadístico. En la provincia de Huesca la mayoría de los asentamientos presentan un único nivel de ocupación neolítica. Para el resto, en principio, se han separado todos los niveles comprobando que no existían diferencias entre ellos. Es el caso de la Espluga de la Puyascada y
de las cámaras superiores de la Cueva del Moro de Olvena (OV2, OV3 y OV4), en la que
se ha agrupado no sólo el material de los dos niveles sino también el de las distintas
cámaras al ser un conjunto homogéneo. Únicamente en la Cueva de Chaves se han
mantenido la separación de los niveles (sup, 1a y 1b) más por cuestiones cronológicas,
planteadas por algunos autores (BALDELLOU, 1989c), que se han querido comprobar,
que por una separación clara debida a las características cerámicas, como se verá.
En la provincia de Zaragoza no se han establecido estas agrupaciones, ya que las
diferencias dentro de cada estrato, no sólo en relación a la cerámica sino también
por el resto del material arqueológico, lo han imposibilitado. La separación de los
materiales del nivel «c» genérico de la Costalena, a pesar de que sus propios autores (BARANDIARÁN, CAVA, 1989: 66) plantean que es un nivel revuelto, viene determinada por las lógicas modificaciones que supondría su incorporación aleatoria y
subjetiva a unos niveles claramente definidos. La eleminación del mismo, como
alternativa posible, está en completo desacuerdo con el objetivo de la investigación
y más teniendo en cuenta que es el estrato que más fragmentos cerámicos aporta.
En cuanto a la provincia de Teruel la única excavación que presenta una variabilidad lo suficientemente significativa para mantener los distintos estratos es Botiquería dels Moros. Los demás asentamientos excavados generalmente poseen un
12 El objeto del análisis son las tablas de contingencia. Se ha utilizado el programa Anaconda y en
todos los test se presentan sólo los dos primeros ejes factoriales, siendo las variables los yacimientos y como registros las características. No se han eliminado ni del análisis ni de la representación
gráfica, a pesar de que varios autores lo aconsejen (p.e.: MORA y ROCA, 1991: 187), las variables que
por su contribución a la definición de los factores se pueden considerar poco significativas, ya que
todas en conjunto determinan y definen las peculiaridades de cada yacimiento y su posición respecto a los demás. Asimismo el reducido número de las que se pueden eliminar tampoco despeja
lo suficiente la representación como para suponer una clara ventaja.
1.1. Descripción de la ficha cerámica
En el momento que se realizo la ficha-inventario se buscaban dos objetivos: la
mayor claridad posible y que fueran factibles los análisis propuestos. En consecuencia se configuraron tres partes esenciales que definen cada fragmento cerámico: la factura o fabricación, la morfología y la decoración.
• LA FACTURA13 consta de siete apartados que explican las distintas propiedades
cerámicas. El primero define la cocción de acuerdo con el tipo de atmósfera (oxidante o reductora) a que se ha visto sometido el fragmento, pero además se ha
incorporado un nuevo tipo: la cocción mixta, con la que no se hace referencia a la
cocción neutra sino a la mezcla irregular de ambas cocciones en la misma pieza. Se
ha considerado importante estimar la uniformidad, así en cada categoría se diferencia si la cocción es o no continua, refiriéndonos exclusivamente a la homogeneidad de la cochura en cada resto estudiado.
El aspecto externo de las cerámicas es otro rasgo importante de la fabricación. Denominado tratamiento de las superficies describe tanto la interna como externa por medio de
cinco categorías: grosero (G), alisado (A), espatulado (E)14, bruñido (B) y rugoso (R)15.
Las características del desgrasante se han desarrollado de forma general, diferenciando entre materia prima —mineral (M), vegetal (V) y mineral/vegetal (MV)—
y tamaño. El trabajo que podría suponer medir todos, o una muestra, en cada fragmento no compensa la información que de ellos se extrae. Por este motivo lo
hemos agrupado en cinco clases: Pequeño (entre 0 y 2 mm), Mediano (entre 2 y
5 mm), Grande (entre 5 mm y 1 cm), Pequeño-Mediano y Mediano-Grande.
El color externo de la cerámica se ha definido aunando en una gama de 26
tonos la tabla Munsell (1977)16, puesto que en algunos casos ésta es demasiado
amplia y en otros existen ciertas coloraciones que no aparecen claramente representadas. Estos colores, a su vez, se han dividido en 4 grupos: blanco, marrón,
naranja, gris y negro.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
único nivel con cerámica neolítica, por lo que se le ha asociado el escaso material
recogido en superficie.
13 Es importante tener en cuenta que la información obtenida de cada fragmento no siempre se ha
podido contrastar con los correspondientes análisis cerámicos de pastas.
14 Hablamos de espatulado, también llamado pulido —ver cap. tecnología— cuando presenta claramente las huellas paralelas del instrumento con el que se ha logrado el pulimento.
16 B.O.= blanco ocre
B.G= blanco grisáceo
B.A.= blanco anaranjado
B.R.= blanco rojizo
NG.B.= negro brillante
NG.M.= negro mate
NA.C.= naranja claro
NA.R.= naranja rojizo
M.C.AM.= marrón claro amarillento
M.C.AN.= marrón claro anaranjado
M.C.R.= marrón claro rojizo
M.M.AM.= marrón medio amarillento
M.M.AN.= marrón medio anaranjado
M.M.R.= marrón medio rojizo
M.O.AM.= marrón oscuro amarillento
M.O.AN.= marrón oscuro anaranjado
M.O.R.= marrón oscuro rojizo
M.O.= marrón oscuro
M.M.= marrón medio
M.C.= marrón claro
G.C.M.= gris claro marrón
G.C.= gris claro
G.M.M.= gris medio marrón
G.M.= gris medio
G.O.M.= gris oscuro marrón
G.O.= gris oscuro
CÆSARAUGUSTA 77
15 Engloba aquellas cerámicas que presentan una superficie rugosa, como su nombre indica, pero que
no es debido a la falta de tratamiento pero tampoco está claro que sea una decoración.
81
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La última información que ofrece la ficha sobre manufactura cerámica es el
engobe, que aporta tres tipos de datos deacuerdo con su localización: interna (I),
externa (E) e interna/externa (I.E). Hay que tener en cuenta que la mayor parte de
las veces el color coincide con el que se ha definido en el apartado anterior.
• El siguiente bloque en la descripción es el MORFOLÓGICO. Al igual que en
otros estudios se han compartimentado en cinco secciones: borde, cuello, cuerpo,
fondo y suspensiones, a los que se ha añadido la altura a pesar de la escasez de cerámicas completas estudiadas.
El primer apartado define las características de los bordes. Atendiendo a la
forma del labio se han diferenciado tres tipos y dentro de ellos varias morfologías.
La unión del borde con el cuello o cuerpo, es decir la orientación de éste, se describe
a través de tres posibilidades: reentrante (RE), recto (RC) y saliente (SA). El cuello, el
cuerpo y los fondos han sido distribuidos en dos tipos con varias formas cada uno.
CÆSARAUGUSTA 77
Bordes planos:
plano (P)
engrosado al exterior (EN.E)
engrosado al interior (EN.I)
bisel externo (BI.E)
bisel interno (BI.I)
cuello recto:
vertical (V)
oblicuo interno (OI)
oblicuo externo (OE)
cuerpo recto:
vertical (V)
oblicuo interno (OI)
oblicuo externo (OE)
carenado recto (CAR.R)
fondo recto:
plano (P)
umbilicado (U)
82
Bordes redondeados:
redondeado (R)
engrosado al exterior (EN.E)
engrosado al interior (EN.I)
bisel externo (BI.E)
bisel interno (BI.I)
cuello curvo:
convexo (CX)
cóncavo (CV)
Bordes apuntados:
apuntado (AP)
bisel externo (BI.E)
bisel interno (BI.I)
cuerpo curvo:
convexo (CX)
carenado curvo (CAR.C)
fondo curvo:
convexo (CX)
cóncavo (CV)
apuntado o cónico (AP)
A la hora de determinar la inclusión de algún fragmento en cada grupo han surgido problemas de indefinición. Muchas veces debido al estado de conservación, resulta difícil establecer si se trata de una pared curva, un cuello o incluso un fondo cóncavo, por ello en todos esos casos se ha optado por incorporarlos dentro de las paredes.
Esto ha podido influir en los valores porcentuales de cada conjunto, pero estimamos
que en el volumen manejado (17.797 fragmentos) supone una mínima distorsión.
Estos cuatro primeros apartados se completan con los caracteres métricos como variable común: diámetro y grosores (máximo, mínimo o medio17).
17 El grosor medio es exclusivo de los fragmentos que por sus características ha sido imposible la
obtención de las dos medidas anteriores.
• El tercer, y último, bloque lo compone LA DECORACIÓN. Se ha propuesto la
existencia de cuatro variables en función eminentemente de la época que estudiamos y las características tecnológicas: impresión, incisión, aplicaciones plásticas y
otras decoraciones. Para facilitar su definición se han subdividido estas variables en
más secciones, fundamentalmente debido al interés que representan para los análisis posteriores, pero sin llegar a pretender, en ningún momento, que supongan el
establecimiento de una técnica diferente.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Para terminar este segundo bloque hay que hablar de los elementos de prehensión o suspensiones. Se han distinguido 12 tipos: mamelón (M), asa circular
(A.CR), asa de cinta (A.CN), asa con apéndice (A.AP), asa tubular (A.T), perforaciones (P)18, botón o pezón (B), mango (MAN), lengüeta (L)19, compuesta (C)20, pitorro
(PI)21 y arranque (AR)22. Estos elementos de prehensión necesitan la especificación de
una serie de rasgos para completar su descripción y se han concretado en cuatro. El
primero es el número de ellos que hay en cada fragmento. En segundo lugar la situación dentro de cada vasija, que se ha subdividido en ocho clases: borde (B), cuello (C),
cuerpo (CU), borde-cuello (BC), borde-cuerpo (BCU), cuello-cuerpo (CCU), ignorada (IG) e interna (IN). El tercero es la orientación de la suspensión en la pieza: vertical
(V), horizontal (H), oblicua (O) e ignorada (IG). La cuarta analiza la sección —en este
caso las perforaciones carecen de datos—: circular (C), rectangular (R), cónica (CO),
elíptica (E), semicircular (S), bilobulada (B), cuadrada (CU) y triangular (T).
La impresión es la decoración más abundante y variada por lo que se ha juzgado adecuado diferenciar cuatro grupos con sus categorías correspondientes. Así,
la primera es la decoración cardial, individualizada del resto por lo característico de
su tipo y porque es una decoración con connotaciones cronológicas claras. Dentro
de ella, se distinguen tecnológicamente dos clases: la realizada por medio de la aplicación del natis (N) y la que aplica el borde del caparazón o charnela (C).
El siguiente grupo describe la decoración impresa realizada con la mano, es decir,
digitaciones (D), ungulaciones (U) y digitaciones-ungulaciones (DU). Se ha desglosado por lo peculiar del instrumento con el que se lleva a cabo, pero sobre todo
porque estas decoraciones además de aparecer en el Neolítico son muy abundantes
en otras épocas y, a veces, resulta difícil encuadrarlas como sucede en los yacimientos con estratigrafías revueltas.
El tercer conjunto lo forman las impresiones a punzón que son las que más diversidad presentan, atendiendo principalmente a la marca que deja el punzón y, por
tanto, a la sección del objeto con el que se realiza: apuntado (AP), romo o circular
(RO), oval (OV), rectangular (RC), punzón irregular (IR), espátula triangular (ET) y
espátula rectangular (ER). En las definidas como espátulas no se alude exactamen-
20 Se incluyen todas las suspensiones formadas por varias categorías distintas.
21 Este elemento, evidentemente, no es una suspensión, pero creemos que éste es el lugar más adecuado para incorporarlo, pues con él aludimos a unos elementos que se ubican en el cuerpo y forman parte de la morfología.
22 Con este término se hace referencia a los pequeños fragmentos de difícil definición, que por su fragmentación no se pueden incluir en las categorías anteriores.
CÆSARAUGUSTA 77
18 Se han incluido exclusivamente cuando se consideran realizadas para asir las vasijas, no las de lañado.
19 La diferenciación que se ha establecido entre este elemento y el mamelón viene determinada por
una morfología más rectangular y mayor tamaño.
83
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
te a este utensilio, sino que se pretende diferenciar un instrumento de sección más
grande (mayor de 5 mm) que el usado para el resto.
La impresión con instrumento cierra esta técnica decorativa. Se disgrega en tres
clases fijándonos igualmente en la huella y el posible útil con el que se lleva a cabo:
gradina (G)23, peine (P)24 y, por último, instrumento hueco (H)25.
En las tipologías tradicionales, generalmente, no se especifica un tipo de decoración que nosotros hemos individualizado por ser característica del Neolítico Antiguo,
pero que tecnológicamente no debería aislarse ya que es la mezcla de dos técnicas
distintas. Se ha denominado genéricamente inciso/impresa y en ella se han establecido dos categorías distintas: punto y raya (PR)26 e inciso-impresa (I.I)27.
Dentro de las incisiones se han diferenciado dos grupos: las incisiones propiamente dichas y el acanalado. El primero se ha dividido en tres clases atendiendo,
más que a la marca que deja el objeto, a las condiciones de la cerámica cuando se
efectúa la decoración y al sistema de desarrollarla: profunda (P)28, grabada (G)29 y
suave (S)30.
El segundo grupo de las incisiones es el acanalado. Se ha separado del anterior,
pues aunque la técnica con la que se obtiene es la misma, el resultado es lo suficientemente dispar como para clasificarla a parte. Se han establecido tres tipos en
función del resultado: romo (R)31, apuntado (A)32 y peine (P)33.
El tercer grupo lo constituye el apartado destinado a otras decoraciones, en el que
se han agrupado algunas decoraciones que no son menos importantes que el resto,
sino que en esta época no es habitual encontrarlas. Pero, tanto por la inclusión de
material de otras etapas como por la posibilidad de que aparecieran se ha creído necesario incorporarlas. Se han detallado siete categorías: boquique (BQ)34, excisa (EX),
rugosa (RU), dedadas (DE), pintada (PI)35, incrustaciones (IN), perforada (PE)36.
23 Se considera realizada con un objeto que deja dos señales paralelas de forma más o menos rectangular y no siempre idénticas.
24 Es un instrumento que deja más de dos marcas paralelas con distintas secciones.
25 Hace referencia a su propia nomenclatura.
26 Corresponde a la decoración más conocida como boquique, pero para esta época resulta más apropiado denominarla así, pues con ello se eliminan las posibles connotaciones cronológicas.
27 Es la mezcla de líneas incisas paralelas y de impresiones, conocidas habitualmente como a pluma.
28 Cuando se ejerce una fuerte presión con la pasta de la vasija todavía blanda.
29 La decoración se realiza con el recipiente ya seco o a la dureza del cuero, de forma que las líneas no
quedan bien marcadas sino que se producen saltos en la capa externa de la cerámica.
30 Cuando se presiona levemente sobre la pasta blanda de la cerámica.
31 Hace referencia a la sección del instrumento.
CÆSARAUGUSTA 77
32 Ibidem.
84
33 Determina el utensilio e indica que las huellas que deja son paralelas y han sido realizadas todas
ellas a la vez con el mismo objeto.
34 Se establece así claramente la diferenciación cronológica con el denominado punto y raya.
35 Se ha introducido en esta sección porque aunque la técnica se utiliza durante el Neolítico es muy
escasa y, hasta el momento, no existían indicios de su presencia entre los materiales que estudiamos.
36 No es una técnica común en esta época aunque aparece en algunos casos. También se han incluido
en éste las perforaciones de lañado pero siempre diferenciadas.
Tipo de aplicación plástica:
cordón liso (C.L)
cordón impreso (C.I)
cordón digitado (C.D)
cordón ungulado (C.U)
cordón digitado y ungulado (C.D.U)
cordón impreso y pezón (C.I.P)
cordón liso e impreso (C.L.I)
cordón liso y pezón (C.L.P)
cordón impreso y pastilla (C.I.PA)
pezón (P)
pastilla (PA)
pastilla impresa (PA.I)
cordón y pastilla (C.PA)
Sección:
semicircular (S)
triangular (T)
rectangular (R)
cónica (CO)
cuadrada (CU)
trapezoidal (TP)
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Por último, las aplicaciones plásticas presentan dos rasgos distintos en su definición: el tipo y la sección.
Composición:
horizontal (H)
vertical (V)
oblicua (O)
horizontal-vertical (H.V)
horizontal-oblicua (H.O)
vertical-oblicua (V.O)
circular (C)
geométrica (G)
interna (INT)
irregular (IR)37
Situación:
borde (B)
cuello (C)
cuerpo (CU)
borde-cuello (B.C)
borde-cuerpo (B.CU)
cuello-cuerpo (C.CU)
fondo (F)
fondo-cuerpo (F.CU)
suspensión (SUS)
suspensión-borde (SU.B)
suspensión-cuello (SU.C)
suspensión-cuerpo (SU.CU)
borde-cuello-cuerpo (T)
suspensión-borde-cuello-cuerpo (SU.T)
37 Cuando la complejidad del diseño es tal, que no permite definirla globalmente de forma geométrica.
CÆSARAUGUSTA 77
No sólo es importante conocer el elemento decorativo, sino que existen otra
serie de características igualmente significativas que completan las peculiaridades
de este rasgo. En primer lugar la composición, en la que se han individualizado nueve
elementos atendiendo al motivo general del diseño. El criterio utilizado es el geométrico, por considerarlo el más adecuado y el que permite una mayor diferenciación de los mismos. En segundo es la situación, en la que se han intentado tener en
cuenta todas las posibles variantes.
85
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
2. Análisis estadístico de la cerámica neolítica
«En los últimos años algunos científicos se han
orientado hacia la clasificación estadística, en un intento
de racionalizar la base intuitiva de la clasificación. Pero se
trata de una vana esperanza, porque los métodos estadísticos no son mejores que los atributos a los que se aplican, y los atributos deben formularse por medio de la
intuición. Sin embargo, la estadística permite al arqueólogo utilizar mayor cantidad de atributos en su clasificación y manejarlos eficazmente para descubrir similitudes
y diferencias que de otra manera podrían no observarse.»
(Rouse, 1972: 45).
En primer lugar, hay que hacer una breve alusión al factor cuantitativo de las
cerámicas analizadas, puesto que éste marca el inicio de las diferencias entre los
asentamientos. Del total de 17.809 fragmentos que engloban el estudio, la distribución de los mismos no se produce de forma homogénea38. Sin lugar a duda,
Chaves es el yacimiento de mayor importancia por el número de cerámicas y las
características de las mismas, como se verá posteriormente.
CÆSARAUGUSTA 77
Porcentajes de fragmentos cerámicos
86
38 En este recuento global se han incluido los fragmentos considerados informes. La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 337).
2.1. La manufactura
La tecnología de fabricación es uno de los aspectos más relevantes en cualquier
estudio cerámico, al aportar los datos sobre el nivel de conocimiento que alcanzaron los alfareros y los medios con que contaban. Esta información debe ser adecuadamente contrastada con análisis de pastas cerámicas, no obstante, entre los
yacimientos aragoneses son pocos los casos en los que se ha contado con estos
datos. Actualmente se están realizando algunos que nos permitirán corroborar o
rechazar las hipótesis que se establezcan.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En un segundo nivel hay que mencionar la cámara superior del Moro de Olvena, la Espluga de la Puyascada y, en menor medida, La Miranda donde el material
parece tener todavía una importante presencia. En cambio, en los demás yacimientos el volumen de cerámicas es mínimo no llegando ninguno al 5% del total estudiado e, incluso, muchos ni siquiera alcanzan el 1%39, coincidiendo con los asentamientos que van a plantear más excepciones.
39 Huerto Raso, Peña de las Forcas, Remosillo, Cámara inferior del Moro de Olvena, Las Brujas, Gabasa
3a y 3b, El Torrollón, Els Secans, Botiquería y Panizales.
40 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 337).
CÆSARAUGUSTA 77
• Desde este punto de vista iniciamos el estudio con la cocción que, como se
aprecia en las tablas de frecuencias40, presentan un claro predominio en todos los
yacimientos de las que se han denominado mixtas con un porcentaje mínimo del
41%. En segundo lugar, e incluso muy próximas, se sitúa la cocción reductora, unas
veces continua y otras discontinua y en algunos casos comparten con las anteriores
los primeros puestos.
87
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Entrando en detalle, dentro de los yacimientos oscenses, la Espluga de la
Puyascada es la única que presenta un valor parecido entre las oxidantes y las mixtas. Pero en el resto se mantiene el esquema general acentuándose los valores de
las mixtas, modelo que se repite en los yacimientos de las otras dos provincias. En
ningún momento, las vasijas reductoras llegan a poseer la frecuencia más elevada,
quedando siempre en un segundo plano, no menos significativo, como en el nivel
b y c inferior de El Pontet o en el niveles 8 de Botiquería dels Moros. Es interesante comentar como en los asentamientos de las provincias de Zaragoza y Teruel, los
porcentajes de las cocciones oxidantes son mucho más reducidos que los de la
oscense, aparreciendo mayoritariamente e incluso exclusivamente la discontinua
—Secans, nivel 6 de Botiquería, etc.
Los problemas que surgen en el control de este tipo de horneado parecen ser
la explicación más factible de la superioridad de las cocciones mixtas. Como se ha
visto en el capítulo de tecnología, en los recipientes sometidos a un fuego abierto,
sistema que con toda probabilidad se utilizaba en esta época, resulta más difícil
mantener una temperatura homogénea, evitar que las llamas toquen las cerámicas,
etc. Este hecho también aclara que las menos representadas sean las oxidantes y en
algún caso las reductoras, puesto que mantener una sola atmósfera con el nivel tecnológico que se poseía resulta complicado. La hipótesis se ve en parte confirmada
por las conclusiones obtenidas en los análisis de pastas. En todos ellos existe una
mezcla de atmósferas reductoras y oxidantes y las temperaturas oscilan entre los
500°-650°C, propias de cocciones realizadas en hornos cuyas características impiden concentrar el calor durante el tiempo suficiente para alcanzar prolongadamente una temperatura más alta.
Se ha sugerido que el sistema de cocción que utilizarían es el fuego abierto,
principalmente debido a la carencia de estructuras que permitan desarrollar otro
tipo de propuesta. Aunque no poseamos esas evidencias y aun teniendo en cuenta
que no todos los yacimientos son de habitación, parece poco probable que en ninguno de ellos se fabricara cerámica. Por tanto, ante la falta de restos que nos posibiliten establecer otro planteamiento estimamos éste como el más válido.
CÆSARAUGUSTA 77
Es necesario tener más datos aparte del tipo de cocción para llegar a conocer el
nivel tecnológico de estos alfareros, por ello se ha visto interesante valorar la relación entre cada tipo de cocción y los grosores medios de todos los fragmentos, para
ver si es posible especificar algún tipo de conexión, con toda probabilidad funcional, entre cada clase de atmósfera y las características generales de las vasijas. Dentro
de la cocción reductora y oxidante discontinua existe un claro predominio de los
grosores entre 0,55 cm y 0,9 cm, centrándose muchas veces en torno a los 0,7 cm.
En la cocción oxidante continua el intervalo de los grosores se amplía hasta 1,1 cm,
aunque se mantiene la concentración de los 0,7 cm.
88
La cocción mixta es la más frecuente entre el material, no obstante, las dimensiones en relación con el resto de las cochuras no varían corroborando, en cierto
modo, que este tipo no se realiza con un propósito concreto sino que puede ser un
resultado no deseado, debido a la falta de dominio sobre la atmósfera. De la correlación resalta la homogeneidad entre los tres niveles de la Cueva de Chaves y la
cámara superior de la Cueva del Moro de Olvena.
El comportamiento de los asentamientos no es homogéneo. En general responden a este esquema, pero aparecen algunas excepciones como la cueva de las
La correlación propuesta, en definitiva, no muestra signos positivos. La homogeneidad en la elección del grosor de los recipientes, independientemente del tipo
de atmósfera a que se somenten las vasijas, no permite que propongamos una hipótesis funcional clara, no obstante, se destacan dos hechos significativos. En primer
lugar no se aprecia, a tenor del análisis, que las vasijas tuvieran una utilidad única
o, en caso de existir ésta no se manifiesta en una relación entre un tipo de cocción
y un grosor determinado. En segundo lugar, la uniformidad en las medidas y la
carencia de porcentajes altos en los intervalos más extremos impiden establecer una
hipotética diversidad funcional. Aunque las conclusiones de esta primera correla-
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Brujas y El Torrollón I, que suelen poseer dimensiones ligeramente mayores. En el
primer caso posiblemente por que no pertenezcan todas las cerámicas a esta época,
además el material no procede de una excavación sino que el sedimento se encontraba revuelto por el expolio. En el segundo por las propias características del material hallado, ya que todas pertenecen a grandes vasijas de almacenaje. Asimismo,
otros yacimientos como las Torrazas presentan medidas algo más pequeñas, pero en
este caso no está clara su relación con una funcionalidad. Es importante comentar
la escasa representatividad en la correlación entre la cocción oxidante continua/grosores en algunos yacimientos oscenses pero, sobre todo, en la provincia de Zaragoza
y Teruel. Las causas habría que enlazarlas, presumiblemente, con la ya mencionada
falta de experiencia en el horneado y la dificultad que supone mantener una atmósfera homogénea.
CÆSARAUGUSTA 77
Correlación cocción mixta continua/grosor
89
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Correlación cocción mixta discontinua/grosor
CÆSARAUGUSTA 77
ción han sido negativas, se ha considerado interesante llevar a cabo otras entre las
cocciones y algunas de las variables, como el desgrasante y el color, que se verá más
adelante.
90
• Con carácter general en el tratamiento de las superficies41 externas se manifiesta un claro predominio de la técnica del bruñido seguida del alisado. A pesar de
esta generalización hay que entrar en algún detalle. En la cueva del Forcón, La Miranda, la cámara superior del Moro de Olvena, Gabasa 3a y 3b, el nivel c1 del
Abrigo de La Costalena y Alonso Norte la diferencia entre el alisado y el bruñido es
favorable de forma significativa a la primera, aunque ambas están netamente separadas del resto de los tratamientos. Otros yacimientos presentan porcentajes muy
elevados en el espatulado (cueva de las Brujas, Gabasa 2a, 2b y 5, y la cámara inferior de Olvena) en comparación con la mínima representación en el resto. Estos
valores altos pueden denotar la incorporación de fragmentos de difícil adscripción
cronológica, ya que todas estas cuevas han sido removidas y los materiales estaban
revueltos. Concretamente en la cámara inferior de Olvena influye decisivamente el
número de restos del estrato c4-5, que no se han podido obviar por sus posibles
similitudes con los neolíticos. Esta hipótesis podría ratificarse al ver que en los nive-
41 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 340).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Tratamiento externo de la superficie
les de Chaves, que son claramente neolíticos, aparece el acabado espatulado pero su
cuantía es mucho menor.
Llama también la atención que la técnica rugosa posee unos valores muy pequeños, exceptuando la cueva de La Miranda, Gabasa 3b y los yacimientos anteriormente mencionados en el espatulado, siendo posiblemente debido a las mismas causas.
La hegemonía del alisado, quizá sea obvia al tratarse del interior de las cerámicas. En principio si no se estima la presencia de otros factores, como el carácter
social o su posible función ritual, estas vasijas empleadas en la actividad cotidiana
no tendrían por qué poseer un acabado cuidado en el interior, que no se va a ver
y que puede estropearse como consecuencia de su uso, tan sólo en caso de que el
contenido fuera algo especial, por significado o propiedades, recibirían otro tratamiento.
CÆSARAUGUSTA 77
El acabado interno manifiesta una amplia supremacía de la técnica del alisado, aunque continúa el predominio del espatulado en Gabasa 2a y 2b, la cueva de
las Brujas y, en menor medida, en la cámara inferior de Olvena, puesto que es habitual que la mayoría de las vasijas que presentan espatulado en el exterior también
lo posean en la cara interna. Reseñar que en los tres niveles de la cueva de Chaves y
en el nivel c inferior del Pontet sigue siendo el bruñido el tratamiento preferente.
Asimismo, en otros yacimientos como el nivel c genérico de La Costalena, Els
Secans, el nivel 6 de Botiquería dels Moros, los Panizales, el alisado y el bruñido
comparte los mismos porcentajes, o bien la diferencia entre ellos es poco significativa.
91
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Tratamiento interno de la superficie
La técnica rugosa se desarrolla mayoritariamente en la cara externa de las cerámicas, encontrándose tan sólo en cuatro casos en la cara interna42, todos ellos con
un único fragmento. Por su reducida representación, a pesar de que se considere
una técnica de tratamiento de la superficie, quizás en este momento su función sea
principalmente decorativa y no debería concebirse como técnica de acabado, aunque en algunas ocasiones también se le puede añadir un carácter utilitario, como
evitar que resbalen los recipientes al cogerlos.
En cuanto al acabado grosero contrastan los pocos fragmentos hallados con
este tratamiento en ambas superficies. Funcionalmente se juzga como el más adecuado en la relación tiempo/esfuerzo para el uso que se va a dar a determinadas
cerámicas, ya que no requiere una inversión posterior a lo que podemos denominar exclusivamente fabricación. Por consiguiente se puede afirmar que, en general,
en los yacimientos aragoneses la manufactura de los recipientes era cuidada, en la
que se invertía bastante energía, pues los acabados que prevalecen en estas vasijas
se consiguen con gran esfuerzo y dedicando más tiempo a ello.
CÆSARAUGUSTA 77
Asimismo, es interesante destacar la igualdad en ambos tratamientos —interno y externo— entre los tres niveles de la Cueva de Chaves, por lo que no permite
sugerir un cambio en la moda o una evolución en las características del grupo.
92
Se puede acceder a otro tipo de información estableciendo una correlación
entre los acabados. De forma habitual, el tratamiento grosero en el interior de las
42 Los porcentajes en algún caso son tan reducidos que no se aprecian en el histograma, así en La
Miranda es del 0,14%, Gabasa 2a con 0,15$, en Gabasa 3b del 6,66% y en Los Panizales del 1,49%.
Al contrario que con el anterior, el alisado interno se asocia sobre todo con el
mismo en el exterior45. Sólo en los tres niveles de Chaves, El Torrollón I, Huerto
Raso, el nivel c sup. del Pontet y Forcas II, la unión de las dos técnicas no se desarrolla de una forma predominante sino que deja paso al bruñido46. En el caso de El
Torrollón I parece obvio que está relacionado con el contenido de las vasijas, ya que
por el tamaño y por la morfología son claramente de almacenaje. A falta de los análisis pertinentes y comparándolo con los estudios llevados a cabo sobre la funcionalidad de las vasijas y sus evidencias técnicas, podríamos plantear un uso semejante a la contención de líquidos. El bruñido de la superficie externa evitaría las
posibles filtraciones del líquido debido a las características no adecuadas o a las
carencias de la pasta cerámica. Quizás esta misma hipótesis podría ser trasladada a
los fragmentos de otros asentamientos, pero el carecer de datos tan evidentes como
estos lo imposibilita por el momento.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
vasijas se combina con el mismo43 y con el alisado44 en el exterior de la mayoría
de los recipientes. Pero no todos los yacimientos mantienen este esquema, así los
tres niveles de Chaves, El Torrollón I, el nivel c sup. del Pontet, y el nivel c genérico de Costalena se vinculan sobre todo (entre el 45 y el 83%) al bruñido. En el
caso de que los dos acabados sean groseros, parece indudable que las vasijas tendrían una finalidad de uso cotidiano, probablemente de cocina, mientras que
con el alisado o con el bruñido quizá no sólo habría que plantearse este carácter
funcional, sino que un mayor cuidado externo amplía la utilidad y probablemente no sería única. Las vasijas que presentan la relación grosero/grosero o alisado/grosero, frecuentemente estarían en contacto directo con el fuego, no así las
que se combinan con el bruñido, puesto que este tratamiento externo se perdería.
En algunas cerámicas se han observado huellas claras del instrumento empleado en el proceso del alisado, principalmente en el interior, asimilables al llamado
plastic flow realizado con un objeto blando en la vasija todavía húmeda.
El espatulado, como ya se ha expuesto, aparece casi exclusivamente con el
mismo tratamiento en el exterior47. El emparejamiento con el resto de las técnicas varía entre el alisado y el bruñido aunque, generalmente, con gran diferencia
entre estos dos y el espatulado. En cambio la combinación de este tratamiento
con el grosero y rugoso es escasa o incluso nula. A las cerámicas espatuladas se
les atribuye un carácter, comúnmente, de lujo, prestigio o ritual debido esencialmente a su escasa presencia numérica, a la laboriosidad de su tratamiento y, a
veces, de la decoración, que las aleja del resto de los recipientes. Las evidencias
que se han podido recoger en estos yacimientos no permiten afirmar este hecho,
44 Los porcentajes van desde el 0% de los Panizales y Gabasa 3a, hasta el 83% del nivel c2 o el 100%
el nivel c1 de la Costalena.
45 Máximo del 100% en el c inf. del Pontet o el 82% de Alonso Norte, el resto se concentra entre el 40
y 55%.
46 Bruñido/alisado: 65% nivel sup. y 1a, 51% nivel 1b de Chaves; 97% de El Torrollón; 47% de Huerto
Raso; 61% del nivel c sup. del Pontet y 55% de Forcas II.
47 Los porcentajes van desde el 28% de Pontet c sup. hasta el 100% de Forcas II.
CÆSARAUGUSTA 77
43 Los valores van desde el 0% del Torrollón, c1 y c2 de la Costalena, Pontet b y c inf. y Panizales, hasta
el 53% en la Miranda o el 55% en las Brujas.
93
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
si bien tampoco hay otros datos que aporten alternativas. No obstante queda
patente su importancia, ya que su mera presencia implica la selección por parte
del alfarero de unas arcillas concretas, puesto que no todas poseen la misma
capacidad de brillo, y un dominio de la técnica al controlar el encogimiento
durante la cocción sin la pérdida del acabado. Es importante no descartar la finalidad funcional, ya que este tratamiento impregna a la cerámica de unas peculiaridades especiales.
La preeminencia del bruñido en ambas caras de la cerámica es abrumadora.
No se encuentra ninguna excepción48. No sólo se emplea en las dos superficies de
la vasija, sino que a veces se asocia con el alisado o el espatulado. Hay que especificar que algunas veces lo que se ha llamado alisado puede ser realmente un bruñido, pero debido a la fragmentación del material o al mal estado de conservación de algunas cerámicas no se ha reconocido como tal. La importancia y la alta
asociación de esta técnica en las dos caras de una vasija da en cierto modo un
índice del nivel tecnológico que poseían estos alfareros. Su realización supone
una inversión de tiempo/esfuerzo elevada, por lo que estos recipientes presumiblemente tendrían una objetivo predeterminado antes de su fabricación.
Asimismo es habitual el empleo de engobes con mezclas de hierro, ya que este
mineral favorece su elaboración al igual que ocurre con el espatulado. A estas vasijas más cuidadas se les puede atribuir una significación especial, pero no hay que
olvidar que este tratamiento también se emplea, como ya se ha dicho, para acentuar algunas características de la propia arcilla: reforzar éstas, preparar la superficie de los mismos para ser decorados, contener líquidos, etc. o, incluso, todas
ellas a la vez.
• Los desgrasantes son los elementos que menos información aportan49, puesto que la falta de análisis cerámicos en otros apartados de alguna forma puede ser
subsanada, pero en este caso no es lícito que visualmente sin una comprobación
analítica se establezcan los distintos tipos, proporciones, características, etc.
Solamente de Chaves, Alonso Norte y de la Cueva del Moro de Olvena (GALLART y
LÓPEZ, 1988a y 1989; GALLART y MATA, 1995), se poseen algunos análisis que nos
permitirán corroborar o desechar las hipótesis que se plantean.
CÆSARAUGUSTA 77
Las inclusiones más empleadas son los minerales50 frente al vegetal o la mezcla de ambos, hecho que coincide con los datos de otros yacimientos neolíticos de
la Península Ibérica (GALLART, 1977; NAVARRETE et alii, 1991; CAPEL et alii, 1982, etc.).
Pero, cabría plantearse el motivo por el cual han preferido este tipo de desgrasante
al vegetal teniendo en cuenta que, en la zona donde surgen las primeras vasijas se
utilizaba ya el barro con paja a modo de ladrillo para levantar muros, a lo que
habría que añadir el supuesto origen vinculado a la cestería que defienden algunos
autores y, por tanto, parece lógico que se empleara el desgrasante vegetal en vez del
mineral. Asimismo, la incorporación de un mineral concreto supone el dominio o
94
48 Los valores van desde el 55% de las Brujas al 100% de Gabasa 3a, el Torrollón, nivel c inf. del Pontet,
Secans y nivel 8 de Botiquería dels Moros.
49 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 338).
50 Con porcentajes desde el 89% de los Panizales y el 100% de la cámara inferior del Moro de Olvena,
la cueva de las Brujas, Gabasa 3a y 3b, el Torrollón, c genérico y c1 de la Costalena, nivel b de Pontet,
nivel 6 y 8 de Botiquería dels Moros.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
control de las propiedades de éste y, sobre todo, de la mezcla adecuada para que la
vasija posea las características necesarias y no se rompa, resquebraje o agriete. Quizá
una explicación válida y simple es la que relaciona los desgrasantes con las características mineralógicas del propio depósito del que obtienen la arcilla, al que no
necesitarían añadir ningún elemento más, pero supone entrar de lleno en el problema, ya comentado en el capítulo de la tecnología, de la diferenciación entre
inclusiones y desgrasantes y, por otra parte, los análisis de pastas realizados no lo
confirman ni rechazan al no haberse contrastado con los posibles depósitos.
Esta exigua diferenciación entre los tamaños de los desgrasantes puede tener
varias causas y habría que buscarlas en la falta del dominio necesario de la tecnología, en una ausencia de experimentación o realmente en un limitado interés por
depurar los mismos debido a la funcionalidad de las vasijas, por lo que será imprescindible un estudio exhaustivo de las pastas y sus inclusiones para poder concretar
una hipótesis. Por otra parte, resalta el esmerado acabado que poseen la mayoría de
ellas a pesar de la intrusión de estos elementos, que dificultan en gran medida un
acabado cuidado de la superficie.
CÆSARAUGUSTA 77
No parece tan evidente la existencia de una depuración o selección de los desgrasantes ya que, atendiendo al histograma no domina un único tamaño sino que se
aprovechan casi por igual el pequeño-mediano y el mediano-grande. Incluso en El
Torrollón I que podría aportar más información, debido al tipo de cerámica, presenta casi los mismos datos y tampoco se alejan de este comportamiento los niveles
de Chaves. Queda manifesta una cierta individualización en relación con las tres primeras categorías. Sus porcentajes son muy reducidos, exceptuando los medianos en
la cámara superior de Olvena. El desgrasante grande presente, aunque de forma escasa, en los yacimientos de las provincia de Huesca es casi nulo en Zaragoza y Teruel.
95
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
96
Las características de los desgrasantes influyen directamente en el resultado de
las cocciones. En la correlación establecida entre ambas variables, en general, destaca cómo las atmósferas oxidante y reductora discontinuas son las menos utilizadas. También llama la atención que los yacimientos, que presentan otro tipo de
horneado importante además de las cocciones mixtas, coinciden habitualmente
con los que poseen estratos revueltos o que, su posible cronología, no pertenece claramente al Neolítico Antiguo. Igual de interesante son las mínimas diferencias que
existen entre cada uno de los niveles de Chaves, lo que permite hablar nuevamente
del mantenimiento de un mismo rasgo técnico durante casi un milenio.
Otro de los elementos que está en función de las inclusiones, aunque parcialmente, es el grosor de los recipientes. En la correlación no se advierte una concordancia nítida entre el tamaño del desgrasante y el grosor de los distintos fragmentos. Únicamente, como parece lógico, con las inclusiones más grandes algunos yacimientos aumentan ligeramente el grosor de sus paredes en comparación con los
intervalos habituales (0,6-0,9 cm). A pesar de esta evidencia no se puede afirmar
taxativamente que sea debido a una intención clara relacionada con el mayor tamaño de los recipientes y, por tanto, de paredes más gruesas. Se confirma así, en cierto modo, el bajo nivel tecnológico que poseeían sobre todo en el proceso de dilatación/contracción, o la escasa importancia que tenía la depuración de los desgrasantes para conseguir unas propiedades peculiares en las cerámicas.
A simple vista, en conjunto prevalece la gama de grises y, dentro de ella, el color
definido como gris medio marrón, pero algunos yacimientos muestran en los primeros puestos los marrones, por ejemplo en la provincia oscense: Huerto Raso, El
Remosillo, la cueva de las Brujas y Gabasa 3b. Vuelven a ser los que hasta ahora rompían el esquema general en otros apartados y, por tanto, la interpretación parece ser
idéntica, es decir, la intromisión de material de otras épocas. En general, también en
los abrigos del Bajo Aragón se produce preferencia por los marrones, eligiendo tonos
claros, sin menospreciar los grises. Además de estos dos grupos, El Torrollón I se
encuentra desplazado del resto ya que los colores más representados son los blancos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
• Una de las cualidades que primero se aprecia al analizar una cerámica es el
color51 externo de los recipientes. De la gama de 26 colores que se ha creado ningún
yacimiento abarca la totalidad, pero sí existe una gran variabilidad en los colores
haciendo que los porcentajes no sean excesivamente elevados. El valor más alto lo
posee Els Secans, con un 70%, pero en el resto de los yacimientos varía entre el 28%
y 10%.
El predominio de una gama no va a ser sinónimo de homogeneidad en el grupo.
Como rasgo común se puede mencionar una cierta uniformidad en cuanto a los colores menos o nada utilizados, estos son: blanco grisáceo, blanco amarillento, blanco
rosáceo, marrón medio, marrón claro, negros y naranjas. Con valores un poco más
altos, pero que continúan siendo pequeños, aparecen ya una gran variedad de ellos.
La segunda correlación se ha establecido entre el color y el engobe. El pigmento utilizado en el engobe interno sigue manteniendo, en líneas generales, el
mismo que el de la cara externa de cada yacimiento. Sin embargo, el engobe externo e interno-externo, son más plurales y se reflejan varios comportamientos distintos: unos yacimientos mantienen el color predominante, otros prefieren la segunda
gama y, por último, algunos no se decantan por ningún en concreto.
• Finalmente, queda por analizar el engobe52. Frecuentemente esta capa coloidal posee la misma composición que la de la arcilla, evitando asi los problemas que
51 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 339).
52 La tabla de frecuencias aparece en el Apéndice (pág. 338).
CÆSARAUGUSTA 77
El color de las cerámicas es producto de una diversidad de factores (componentes de la arcilla, los desgrasantes, atmósferas, uso, etc.) e, incluso, en algunas
ocasiones puede ser consecuencia de su función práctica, por lo que se han buscado los posibles vínculos que expliquen, en parte, esta variación. En primer lugar,
entre el horneado y el color. En la cocción reductora se aprecia una clara supremacía del gris y, dentro de ella, del color definido como gris oscuro. En los demás colores las tonalidades dominantes son siempre las más oscuras, consecuencia lógica de
las propias preculiaridades de la cochura reductora. En cambio, la cocción oxidante prefiere los colores claros (marrones y blancos), con una alternancia en las posiciones más altas entre el marrón claro amarillento y el marrón claro anaranjado. La
atmósfera mixta exhibe una mayor pluralidad, con valores importantes en varios de
ellos sin decantarse por ninguno de los dos más habituales: grises o marrones. Esta
mayor diversidad parece ser producto de la mezcla de dos tipos de horneado, es
decir, de una cocción poco o nada regulada que no les ha permitido mantener una
única atmósfera y, por tanto, el resultado tampoco es uniforme.
97
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
pueden surgir por los distintos coeficientes de expansión durante el secado o la cocción. Se localiza mayoritariamente en el exterior y, en menor medida, en ambas
caras, por tanto, es el que da el color que observamos. Su escaso uso en el interior,
puede venir motivado por la propia funcionalidad de las vasijas, ya que parece más
lógico que el engobe interno tenga un carácter más práctico que decorativo, por
ejemplo para impermeabilizar.
CÆSARAUGUSTA 77
Hay que pensar, debido a su abundante utilización, que en principio no tiene
un marcado carácter estético puesto que por el espectro de coloraciones parece que
usaban la misma arcilla. Por ello, si su incorporación a los recipientes fuera puramente decorativa no sería lógico utilizar idénticas tonalidades y, tampoco, sería
necesario engobarlas, así creemos que se buscaba otro tipo de efecto especial o simplemente una preparación para el desarrollo adecuado de la decoración.
98
Al igual que con las variables anteriores se ha establecido una correlación entre
estos engobes y los acabados de la cerámica. En el engobe interno existe una cierto
predominio del tratamiento bruñido en ambas caras, pero muy próximo a éste se
encuentra el alisado, también en las dos caras o combinado con el bruñido y, en
menor medida, con el grosero. Si se acepta que el engobe interno tiene un marcado carácter funcional, es bastante lógico que la cara externa se bruña porque ayuda
a la elaboración de esta técnica y a su posible cometido, reduciendo la permeabilidad de la vasija. La hegemonía del bruñido, como tratamiento preferente en la cara
externa de los fragmentos engobados al exterior es incuestionable. Sin embargo, la
cara interna debe compartir su posición con el alisado e, incluso, ser superado por
éste53. No se producen grandes cambios en cuanto al engobe interno-externo y el
tratamiento de las superficies, continúan siendo el bruñido y el alisado las dos técnicas más utilizadas.
53 Como en La Miranda, Gabasa 3a, 3b, la cámara superior de la Cueva del Moro de Olvena, el nivel
6 de Botiquería dels Moros, todos los niveles del Pontet y en el abrigo de La Costalena.
En definitiva parece que el añadido de esta capa coloidal ayuda a distintas finalidades y junto con el bruñido y, en menor medida, con el alisado favorecerían el
aislamiento de las vasijas ante elementos perjudiciales o las prepararían para usos
o decoraciones posteriores.
Dos rasgos importantes por sus posibles implicaciones, aunque todavía sin
dilucidar, completan esta variable. Por un lado, un tipo de engobe que, debido a la
falta de los análisis necesarios, no sabemos con certidumbre si cumplía esa función
o en realidad es consecuencia del uso de la cerámica como contenedor. Se trata del
ocre rojo, unas veces en el interior o el exterior y otras en ambas caras de la vasija.
Éste aparece en los tres niveles de Chaves, la Espluga de la Puyascada, la cueva del
Moro de Olvena, Huerto Raso, Gabasa 2a y 2b. Por otro el hallazgo de un único
fragmento de cerámica a la almagra en la Espluga de la Puyascada. Su inclusión, en
este apartado, viene determinada por considerarlo más un tratamiento de la superficie que una técnica decorativa. Con un sólo fragmento no se puede plantear ninguna hipótesis, por lo que simplemente pensamos que es importante tenerlo en
cuenta como un dato más de la extensión de este tipo de cerámicas.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Aun no siendo demasiado significativo, ya que el número de elementos en
cada caso es muy reducido, hay que comentar que en los tres tipos de engobe aparece un elemento común y es la utilización preferente del tratamiento espatulado
en algunos yacimientos como en la cueva de las Brujas, Gabasa 2a y 2b, posiblemente para facilitar su desarrollo o realzar la decoración.
• Todos estos datos, además de facilitarnos la interpretación parcial de cada
uno de los conceptos, permiten la configuración de un análisis factorial de correspondencias sobre la manufactura empleada. La transformación se ha realizado con
tres ejes, representándose gráficamente tan sólo los dos primeros. Estos dos factores
explican el 52,44% de la variabilidad total (factor 1: inercia 31,74%; factor 2: inercia 20,80%). A pesar de que algunos elementos ofrecen una pequeña contribución
absoluta y relativa no han sido eliminados, al no suponer ninguna ventaja por su
escaso número.
En un extremo de la representación, el cuadrante inferior izquierdo, aparece el
color blanco grisáceo y El Torrollón I. La explicación más evidente es la importancia que adquiere para este asentamiento dicha variable en comparación con las
demás. El alejamiento podría deberse a las peculiares características que poseen sus
materiales en relación a los otros yacimientos, ya que, como se ha comentado
ampliamente, el material cerámico se limita prácticamente a tres vasijas de almacenaje. No obstante, el Torrollón presenta una contribución absoluta en el factor 2
interesante (8,9%) si se compara con los bajos porcentajes de la mayoría de los
asentamientos.
CÆSARAUGUSTA 77
El diseño muestra cierta concentración tanto de las variables como de los registros en torno al punto de unión de los dos ejes. El factor 1 está definido fundamentalmente por OV (41,7%) y el desgrasante mediano (20,5%) y, en menor medida,
por la oposición de Ch 1a, 1b y el acabado bruñido en ambas caras; mientras que en
el factor 2 los elementos que más influyen son el espatulado (20,1 y 12,2%), Ga 2a
y 2b y nuevamente, aunque esta vez con signo negativo, OV y el desgrasante mediano. Las variables que menos aportan a estos factores son, en general en ambos casos,
los distintos colores con una contribución absoluta que no supera el 7,4%.
99
100
CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
El segundo grupo lo forman Alonso Norte, nivel b del El Pontet, nivel a+b y c1
de Costalena. En cierto modo podría considerarse un subgrupo del anterior, ya que
la variable que más influye en su posición sigue siendo el acabado bruñido.
Asímismo, se podría incorporar El Torrollón I si se elimina el color en el análisis,
puesto que el resto de los caracteres que lo definen son casi los mismos.
El tercer conjunto lo componen el resto de asentamientos, pero su subdivisión
en dos grupos permiten una mayor definición. El primero está formado por Gabasa
3a, Huerto Raso, La Espluga de la Puyascada, el Forcón y la cámara superior de Olvena. Su situación está determinada en parte por los valores centrales y, en parte,
por la gama de los blancos y grises, en concreto el gris medio marrón, el acabado
alisado y el grosero únicamente en el interior y por el desgrasante de tamaño grande.
CÆSARAUGUSTA 77
La aglomeración central no impide que se aprecien ciertas diferencias que permiten crear el siguiente esquema: El primer grupo estaría representado por los tres
niveles de Chaves, Peña de las Forcas II, nivel c superior e inferior del abrigo de El
Pontet, nivel c genérico y c2 del abrigo de La Costalena, nivel 6 y 8 de Botiquería
dels Moros, Els Secans, Las Torrazas y Los Panizales. La relativa proximidad de todos
los yacimientos de este grupo lleva a plantear que poseen unas características muy
similares. Los elementos que en cierto modo los aglutinan son: el tratamiento bruñido de la superficie, tanto interna como externa, que en estos estratos alcanza unos
valores superiores al resto, el desgrasante de tamaño mediano-grande; el engobe
externo e interno-externo, las cocciones reductora y oxidante discontinuas y la
mixta continua y, por último, varios colores destacando los tonos marrones. Todos
ellos ejercen una presión en la situación de cada asentamiento, y ésta puede ser
positiva o negativa, o lo que es lo mismo tanto por exceso como por defecto.
101
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Queda un yacimiento ligeramente apartado del resto: la cámara superior de Olvena, ya que posee dos elementos con valores superiores que lo diferencian de los vistos anteriormente. Estos son la cocción oxidante continua y, sobre todo, el desgrasante mediano.
El segundo subgrupo, separado por el eje 1 lo constituyen El Remosillo,
Gabasa 2a, 2b, 3b y 5, la cueva de las Brujas, la cámara inferior de Olvena y La
Miranda. Están definidos claramente por el acabado espatulado, aunque alguno de
ellos está influido, en menor grado, por otras variables como el color. Este último
subgrupo, el más alejado del eje central, se corresponden con la mayoría de las
excepciones hasta ahora marcadas en los anteriores análisis. Al igual que en los
otros casos, el motivo más plausible para este alejamiento parece ser la posible
incorporación de materiales de otras épocas. Lo revuelto de sus estratigrafías favorece la separación, aunque sea leve de los que, sin lugar a duda, son neolíticos.
En conclusión desde el punto de vista de la manufactura queda claro que la
heterogeneidad entre los yacimientos, aun con las divisiones establecidas, no es tan
elevada como en principio podríamos suponer. Tecnológicamente, el elemento
definidor de los distintos grupos parece ser el tratamiento de la superficie, pero para
plantear mayores diferencias o similitudes hay que a esperar a realizar el estudio del
resto de los elementos que caracterizan las cerámicas.
CÆSARAUGUSTA 77
• Por último, ya se ha dicho que todo el estudio requiere la comprobación con
los correspondientes análisis de pastas, pero también que sólo se han realizado en
Chaves (GALLART y LÓPEZ, 1988a), la cueva del Moro de Olvena (ibidem, 1988b;
GALLART y MATA, 1995) y Alonso Norte (GALLART y LÓPEZ, 1989; GALLART et alii,
1991). Compendiando la información se advierte que todas las cerámicas fueron
realizadas con el sistema de fuego abierto, en contacto directo con las llamas, no
alcanzando temperaturas superiores a 650° C y, en algunos casos, no llegaron a
sobrepasar los 500° C. El tipo de atmósfera es una combinación de la reductora
durante el calentamiento y la oxidante durante la refrigeración, dando como resultado lo que se ha denominado en este estudio mixta continua o discontinua. Las
arcillas tiene como componente principal la ilita, variando en el resto de los elementos: clorita, esmectita, colinita, etc. Los depósitos son de claro carácter local,
posiblemente todos ellos situados en los cursos fluviales próximos. Estos investigadores plantean casi con seguridad que los desgrasantes en todos los casos son añadidos por el alfarero, aunque sólo se ha comprobado fehacientemente en Chaves.
102
Hay que mencionar algunas peculiaridades. En Chaves los investigadores sugieren una diferencia en los desgrasantes según los niveles: los cristales de cuarzo son
más abundantes en el nivel 1b, mientras que en el nivel 1a es más importante porcentualmente la calcita. En la cueva del Moro de Olvena las discrepancias se producen entre la cámara inferior y la superior, aunque hay que tener en cuenta que de la
primera tan sólo se han analizado dos fragmentos. La principal diferencia es la carencia de calcita y la presencia de dolomita en los materiales de la cámara inferior.
Tecnológicamente parece estar más depurada, con un desgrasante más fino, pero sin
concretar si es porque el depósito de donde se obtuvo la arcilla presentaba estas mismas características o porque el artesano se preocupó por la disminución del tamaño de los desgrasantes. Esto ha supuesto que la cerámica presente un aspecto más
compacto y unas superficies mejor tratadas. Se aprecia también otro cambio tecnológico, puesto que parece estar cocida en una única atmósfera, en este caso reducto-
Esta diversidad sugerida para la evolución propia de cada yacimiento, también
permite proponer una cierta homogeneidad que los conecta, como es la misma
división de pastas, sobre todo por la relación de desgrasantes, establecida para
Alonso Norte y Chaves; o la semejanza mineralógica existente entre los fragmentos
analizados de la cámara superior de Olvena y el nivel 1b de Chaves, al igual que en
las temperaturas de cocción si exceptuamos los dos fragmentos cocidos por debajo
de los 500° C. No se puede realizar la misma observación en cuanto al acabado de
las superficies, ya que todas las de Olvena son alisadas. Las similitudes en la composición de las pastas, hace que estos investigadores propongan que la obtención
de las mismas se realizó en depósitos de idénticas características, es decir, una zona
de conglomerados de calizas atravesados en un caso por el Cinca y, en el otro, por
el Alcanadre o el Formiga.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
ra, lo que implica una evolución importante en los conocimientos técnicos. En
Alonso Norte también se han encontrado diferencias en la composición de las pastas: el tipo A presenta dolomita y abundantes calcitas como desgrasantes, mientras
que en el B de feldespados alcalinos con abundancia de desgrasantes en el cuarzo.
2.2. Morfología
54 Recalcar nuevamente, que todos los fragmentos se han contibilizado de forma individual, con independencia de que constituyan una vasija, ya que el número que se ha podido reconstruir es una
mínima parte en relación al volumen general de cerámicas. La tabla aparece en el Apéndice (pág.
340).
CÆSARAUGUSTA 77
El material cerámico que se recoge en una excavación frecuentemente está roto,
de ahí la importancia de conocer la cantidad de elementos que constituyen cada
parte de la morfología54. Como es lógico, los valores más altos se corresponden con
103
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
las paredes, superando en su mayoría el 50%, dando una idea clara de la dificultad
que supone su examen al estar tan fragmentados y con escasos elementos significativos. El histograma, aunque ya se conocía la configuración, evidencia el conjunto
de materiales que se ha manejado.
Los bordes, en general, no sobrepasan el límite del 23%, únicamente en
Gabasa 3a, Els Secans y en el nivel c1 de Costalena se amplía hasta el 27,27; 40 y
46,66% respectivamente. A pesar de este valor tan bajo, ocupan el segundo lugar en
importancia, tanto por la información que aportan sobre las características de las
vasijas como por ser el segundo elemento en volumen de piezas.
Los cuellos, al igual que los fondos, están menos representados. Hecho lógico
al constituir una parte más pequeña no siempre presente en las vasijas, pero también por la fragmentación y su propia morfología que, a veces, lleva a confusiones
con otros fragmentos. La elevada cifra de paredes tiene una explicación sencilla al
componer el área más grande de los recipientes y, por tanto, el que produce más
piezas al romperse. La diferenciación entre unos y otros se complica cuando, además, no se poseen sólo los fragmentos de una vasija sino de muchas, por lo que
generalmente las formas que se pueden llegar a reconstruir son muy pocas.
Las suspensiones también presentan bajas frecuencias, llegando incluso a ser
nulas en Gabasa 3b, Els Secans, Botiquería del Moros y los Panizales. Estos yacimientos tienen pocos fragmentos por lo que la probabilidad de que entre ellos existieran elementos de prehensión era mínima, a lo que hay que añadir que la cantidad de suspensiones que pueden aparecer en una cerámica es simpre reducida, y
que al ser una parte añadida a la vasija se rompe y pierde con mayor facilidad.
A pesar de todo ello, globalmente, la disparidad entre los asentamientos es
ínfima y está, en parte, determinada por el volumen de material encontrado. Con
los análisis siguientes se podrá especificar mejor estas posibles divergencias.
CÆSARAUGUSTA 77
• Manteniendo el orden morfológico, los bordes son el primer elemento a
analizar55. Los bordes redondeados son los únicos presentes en todos los yacimientos sin excepción, poseyendo la mayoría los porcentajes más altos en comparación
con el resto, sobre todo, con los apuntados que están poco, como en el área bajoaragonesa56, o nada representados. Aun con todo varios yacimientos presentan divergencias, así en el nivel a+b de Costalena y en los Panizales los bordes planos y
redondeados se equiparan, mientras que en Remosillo, las Brujas, Gabasa 2a, 2b y,
el nivel c1 de Costalena, el predominio es de los planos.
104
En conjunto las orientaciones57 de los bordes muestran cómo la recta es sin
lugar a duda la más habitual, si bien en algunos casos está muy próxima a las otras
dos. Solamente en el Remosillo, Gabasa 3a, el nivel a+b y el c1 de La Costalena predomina la dirección reentrante, y en el nivel c genérico de este último abrigo la tendencia es saliente. Es necesario volver a especificar aquí que se hace referencia a la
unión del labio con el cuello o el cuerpo, por lo que a veces no tiene por qué coin55 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 340).
56 En donde no superan el 7% en caso de que estén representados, si exceptuamos el 33,33% del nivel
c de la Costalena pero que corresponde a 1 fragmento. En el área oscense no superan el 15,29% del
nivel 1b de Chaves.
57 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 340).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Morfología de los bordes
cidir con la angulación o morfología general de la vasija de la que se hablará posteriormente.
Dentro de los yacimientos que proporcionan bordes planos58 es incuestionable, con unos porcentajes entre el 66 y 100%, la supremacía de los denominados
con el mismo nombre, exceptuando en el c superior del Pontet donde prevalecen
los engrosados al exterior. A pesar de que la orientación de los mismos es más heterogénea, se puede hablar de una cierta preferencia por las formas rectas59. Pero también hay yacimientos que muestran deferencia por la tendencia reentrante como el
Remosillo, Huerto Raso, Gabasa 3a, El Torrollón I, el nivel a+b y c1 de La Costalena60; mientras que otros como Gabasa 5, la cueva del Forcón y las Torrazas61 por la
tendencia saliente aunque siempre con valores próximos a los rectos.
58 Están ausentes este tipo de bordes en Gabasa 3b, nivel c genérico de La Costalena, c inferior del
Pontet y en Botiquería.
59 Los valores van desde el 0% de Gabasa 3a, Torrollón I, Costalena a+b, o el 14, 28% del Forcón hasta
el 83,33% de Alonso Norte, 85,71% de las Brujas o el 100% de Pontet c superior y Els Secans.
60 Los porcentajes respectivos son: 60%, 75%, 100%, 100%, 85,71% y 71,42%.
61 Los valores para cada uno son: 50%, 57,14% y 50%.
62 Los porcentajes de la orientación reentrante en estos yacimientos son: 38,46%, 50% y 100%.
CÆSARAUGUSTA 77
Con mucha menor representación los bordes planos-engrosados al exterior
ocupan el segundo lugar en este grupo. La orientación vertical sigue siendo la más
significativa aunque compartiendo, algunas veces, valores con la reentrante como
en La Miranda, Gabasa 2b y el nivel c superior del Pontet62. Sin embargo se vuelve
a encontrar yacimientos que no responden a este esquema: en Gabasa 2a, el nivel b
del Pontet y los Panizales sólo aparece la orientación saliente.
105
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Los escasos bordes planos-engrosados al interior aparecen en cuatro yacimientos y la orientación es eminentemente recta. Esta mínima representatividad también se encuentra en los bordes planos-biselados. El bisel externo tan sólo se halla
en la cámara superior de Olvena con un fragmento recto, por lo que carece de significación. La tónica general no se modifica en los bordes planos con bisel interno,
es decir, las frecuencias más elevadas son para la tendencia recta63, pero en las Brujas
y en Gabasa 2b ésta se transforma en reentrante. Solamente hay un fragmento de la
cámara superior de Olvena en el que la orientación es saliente.
Entre los bordes redondeados domina mayoritariamente la primera categoría.
Las Brujas, Gabasa 3a y Els Secans no mantienen el mismo esquema, alterándolo en
favor de los engrosados o biselados al exterior. El segundo tipo en importancia lo
constituyen los engrosados al exterior que, aunque en algunos casos poseen valores
a tener en cuenta, no se aproximan lo suficiente como para considerar este hecho
muy significativo.
CÆSARAUGUSTA 77
La orientación de los primeros indica una preferencia clara por los bordes rectos64. En cambio, se manifiesta una mayor ambigüedad en los bordes redondeadosengrosados al exterior, diferenciándose por un lado el dominio de la posición vertical en el Forcón, la Puyascada, Huerto Raso, nivel superficial de Chaves, cámara
superior de Olvena, Gabasa 5, nivel a+b y c2 de La Costalena, nivel 8 de Botiquería,
los Panizales y Alonso Norte; por otro la reentrante en el nivel 1a y 1b de Chaves,
Gabasa 2b y 3a y las Torrazas; aisladamente el nivel b del Pontet y la Miranda eli-
106
63 Los valores más altos los poseen la Puyascada, La Miranda, Gabasa 2b, el nivel a+b de Costalena y
Alonso Norte con el 100%.
64 Los porcentajes van desde el 0% de Gabasa 3a, nivel c1 de Costalena; 28, 57% de a+b de Costalena
hasta el 100% del Remosillo, la cámara inferior de Olvena, Torrollón I, nivel c inferior del Pontet,
Secans, nivel 6 de Botiquería y los Panizales.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
gen la tendencia saliente65. En el resto de los asentamientos concurren varias de
ellas. Los bordes redondeados-engrosados al interior son escasos pero en todos la
dirección es exclusivamente recta.
Los bordes redondeados con bisel externo comparten las trayectorias reentrante y recta alternamente, excepto en el nivel c1 de La Costalena donde sólo está representada la saliente. Vuelve a ser la orientación recta la más importante entre los bordes redondeados con bisel interno, aunque en el nivel superficial y 1b de Chaves se
inclinan por la reentrante (en torno al 50%), en Gabasa 2b se equipara a la saliente y en las Torrazas el único fragmento presente es también saliente.
El último grupo es el de los bordes apuntados66, que a pesar de ser el menos
utilizado es el más variado. Si bien se puede plantear una cierta hegemonía de los
apuntados ésta, en algunos casos, debe trasladarse a los biselados al interior. En el
análisis de este último tipo hay que tener en cuenta que está representado mayoritariamente por un único fragmento, por lo que su interés es relativo. La orientación
es muy heterogénea apareciendo valores altos en todas las categorías67.
Lo mismo sucede en cuanto a las orientaciones, ya que aunque prevalece, en
cierto modo, la recta se combina con la reentrante y saliente68. Los bordes apunta-
66 Son muchos los yacimientos que carecen de este tipo de bordes: Gabasa 3a y 3b, el Torrollón I, los
niveles c1 y c2 de Costalena, el nivel b y c inferior del Pontet, Secans, Botiquería, las Torrazas y
Alonso Norte.
67 Los máximos porcentajes (100%) de la orientación reentrante se encuentran en el Remosillo,
Gabasa 2a y Panizales; de la orientación saliente en Huerto Raso y c superior del Pontet; y de la recta
en el nivel superficial de Chaves, el 87,5% de la Miranda o el 85,71% de la cámara superior de
Olvena.
68 La orientación recta posee porcentajes del 100% en Forcón, la cámara inferior de Olvena, las Brujas
y el nivel a+b de Costalena. La reentrante en Forcas II y Gabasa 2b. La tendencia saliente en Gabasa
5, el nivel c genérico de la Costalena y con el 62,5% en la Miranda.
CÆSARAUGUSTA 77
65 En cada uno de los grupos la orientación preferente supera el 50%.
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La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
dos de bisel externo aparecen exclusivamente en los niveles 1a y 1b de la cueva de
Chaves con una dirección eminentemente recta.
La información que aportan los bordes se completa con algunos datos de
carácter tipométrico. Los diámetros69 no indican un intervalo prevalente, sino que
se reparten entre los 10 y 25 cm. Estos valores ocupan los tres primeros lugares en
casi todos los yacimientos, aunque el orden varía. Al igual que en otras ocasiones,
vuelven a ser las Brujas, Forcas II y los Panizales los que no se ajustan al modelo
inclinándose por un intervalo mayor.
CÆSARAUGUSTA 77
Otra excepción la constituyen la Puyascada, el nivel 1a de Chaves, Gabasa 2b
y la cámara superior de Olvena al poseer valores en la amplitud más pequeña (0 a
5 cm). El número de vasijas es reducido, ya que un diámetro tan pequeño no suele
ser habitual puesto que éste determina su uso e, incluso, su fabricación para una
función muy concreta. Los más grandes, es decir el intervalo de 35-40 cm, los hallamos en la Miranda, el nivel 1a y 1b de Chaves, Gabasa 2a, Forcas II y el nivel b de
Pontet, pero el porcentaje o el número de fragmentos es mínimo. Esto coincide, por
otro lado, con la escasa representatividad de las orientaciones salientes, ya que éstas
son las que pueden dar mayores diámetros al borde.
108
Las frecuencias más significativas de los grosores máximos70 están en torno a:
0,3-0,6 y 0,6-0,9 cm, aunque las Brujas y el Torrollón I amplían las medidas hasta
1,2 cm (superando el 44%). En este yacimiento se relaciona con la funcionalidad
propuesta para las vasijas, ya que un recipiente de almacenaje por regla general
posee unos grosores superiores a los del resto. En cambio, para el primero hay que
recurrir a lo revuelto que está el material. Por otro lado, destacan algunas cerámicas
de La Puyascada que alcanzan los 3,6-3,9 cm, teniendo que hablar con toda probabilidad de recipientes de contención o almacenaje.
69 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 341).
70 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 341).
Otro apartado importante en la descripción de los bordes en relación con la
forma de la vasija es la angulación, de la que hablaremos al final de este apartado,
con la morfología general.
• En el análisis de la morfología de los cuellos hay que tener en cuenta, como
ya se ha dicho, que las condiciones de fragmentación del material han dificultado
enormemente la definición de alguno de los tipos. A pesar de este problema, es
decir aunque pueda existir alguna descripción errónea, por el volumen de material
estudiado las conclusiones no sufrirían modificaciones significativas.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Los grosores mínimos71 presentan la misma amplitud, aunque existe una ligera preponderancia de los más pequeños (0,3-0,6 cm). Como es lógico, se produce
un aumento de los asentamientos que tienen una mayor frecuencia en este intervalo, manteniéndose como excepción los mismos yacimientos con los valores más
altos. En cuanto a los bordes de los que, por su fragmentación o por su mala conservación no se ha podido tomar las dos medidas, poseen los mismos espesores que
los grupos anteriores: dominio de los grosores comprendidos entre 0,3 y 0,9 cm.
71 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 342).
72 Los cuellos cóncavos van desde el 30,27% del nivel 1b, pasando por el 42,60% en el nivel 1a y llegando al 58,82% del nivel superficial. Los verticales desde el 21,08% nivel 1b, 17,82% nivel 1a y
9,41% del nivel superficial.
CÆSARAUGUSTA 77
Están claramente dominados por la forma cóncava, salvo en el nivel 6 de
Botiquería, las Brujas y el Torrollón I que cambia a favor de los verticales, siendo
éste a su vez el segundo tipo más representado. Se ha observado en los tres niveles
de Chaves un progresivo aumento del valor de los cuellos cóncavos en detrimento
de los verticales72. No obstante, esta evolución cronológica no se ha comprobado
tan claramente en el resto de los yacimientos, apareciendo porcentajes muy dispares.
109
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Espluga de la Puyascada: nivel EI y nivel EIIb (BALDELLOU, 1987a).
Los cuellos oblicuos externos, que marcan la morfología exvasada de las cerámicas, son los menos representados junto con los convexos, que únicamente se
hallan en un porcentaje muy reducido en la Miranda, seguramente debido a lo
revuelto que está el material. Como se ve en este apartado continúan las mismas excepciones hasta ahora planteadas para el resto de las variables estudiadas.
CÆSARAUGUSTA 77
Son muy pocos los casos en los que se conoce el diámetro73 de los cuellos, pero
se advierte que la amplitud más habitual es de 5 a 15 cm. En el nivel 1a de Chaves
este intervalo se incrementa hasta el de 25-30 cm, aunque parece excesivo para un
cuello a no ser que el tamaño de la vasija sea muy grande. Al contrario de lo que se
podría suponer no son los diámetros más pequeños los más utilizados, ya que no
existe ni siquiera un fragmento entre de 0-5 cm. La apertura de este componente
morfológico viene determinada por la funcionalidad de las vasijas, puesto que
dependiendo del contenido y su utilización éste deberá ser más grande o más
pequeño.
110
Entre los porcentajes de los grosores máximos74 vuelve a prevalecer nitidamente, aunque no con exclusividad, el intervalo 0,6-0,9 cm. En el Torrollón I predominan las amplitudes 0,9-1,5 cm, pudiendo ser consecuencia del gran tamaño de
73 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 343).
74 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 343).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
Cueva de Chaves: 1. nivel superficial; 2. nivel 1a; 3 a 5 nivel 1b (Museo de Huesca).
111
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
las vasijas, ya que unas paredes muy finas en el cuello favorecen la aparición de grietas y resquebrajamientos. Si bien en apariencia el comportamiento de las frecuencias de los grosores mínimos es más homogéneo, también se producen las mismas
variaciones sobre todo en los yacimientos de la provincia de Zaragoza, donde alternan con el intervalo inferior y superior.
Llama la atención el hecho de que no se observen diferencias en los valores elegidos entre los grosores mínimos y máximos. Esto puede estar motivado por el sistema de fabricación, ya que los cuellos son una parte muy frágil en la vasija y es
necesario que ésta presente una gran uniformidad para evitar problemas tanto en el
secado y cocción como en el uso posterior.
Los grosores medios75 tampoco manifiestan divergencias significativas con lo
explicado anteriormente. Sólo en el caso de Gabasa 5 los valores que priman están
entre 1,5-1,8 cm, pero al ser un único fragmento tampoco debe tenerse en consideración. En el resto de los asentamientos continúa, principalmente, la supremacía
del intervalo 0,3-0,6 y 0,6-0,9 cm.
CÆSARAUGUSTA 77
• El gran número de paredes analizadas muestran una dualidad en la elección
morfológica, ya que en la mayoría de los yacimientos las formas más representadas
son la vertical y convexa. Esta preferencia es llevada al extremo en El Torrollón I con
casi todos los fragmentos convexos y en Gabasa 2a y 3b y Els Secans con los verticales.
112
Las paredes oblicuo-externas, oblicuo-internas y carenadas son muy escasas,
no llegando a superar el 10%. Las vasijas carenadas aparecen en dos grupos de yacimientos: el primero se define por las carenas curvas76, aunque con un porcentaje
75 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 343).
76 La Puyascada, nivel superficial y 1b de Chaves, la cámara superior de Olvena y el nivel a+b de La
Costalena.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 147). II. Cueva de la
Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). III. El Torrollón (REY y RAMÓN, 1992). IV. Cámara
inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 162). V. Cueva 2b de los Moros
(Gabasa). VI. El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). VII. Botiquería dels Moros,
nivel 6 (BARANDIARÁN, 1989). VIII. Abrigo de la Costalena.
113
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
mínimo en relación al global (no llegan el 0,5%); el segundo agrupa parte de los
asentamientos con el estrato revuelto, que son los que han estado planteando
excepciones hasta ahora77.
Tipométricamente los diámetros78 del cuerpo más habituales se encuadran
entre los 10 y 20 cm, aunque en algunos yacimientos se incrementa hasta 35-40 cm
como en El Torrollón I, en el nivel superficial y 1a de Chaves en los que la amplitud predominante es de 20-25 cm. Se observa una mayor variación en los intervalos elegidos, comparándolo con la uniformidad vista en los diámetros de otras
zonas de la morfología, no sólo porque dominan los más grandes, hecho lógico al
ser el área más importante de un recipiente, sino por que existe una mayor diversificación. Sin embargo la cantidad de fragmentos que poseen diámetro es muy reducida en relación al volumen de material que se ha estudiado. Por ello, las conclusiones que se pueden deducir están evidentemente mediatizadas, a lo que hay que
añadir la imposibilidad de obtener información de tipo funcional debido a la diversidad de valores. Salvando estas dificultades se advierten algunos datos significativos: El Torrollón I se relaciona con recipientes de almacenaje; en la Puyascada y en
el nivel 1a de Chaves están representados los intervalos más pequeños, es decir,
entre 0 y 5 cm. Estos diámetros tan reducidos determinan sin lugar a dudas el uso
de las cerámicas, ya que la capacidad para ser contenedores es mínima, por no decir
nula, y la posibilidad de ser útiles parece poco factible por lo que debería buscarse
una función ritual, decorativa o lúdica sin olvidar su posible utilización como contenedores de algún elemento especial, como ocurre con las botellitas con ocre del
área valenciana (BERNABEU, 1989: 50). En nuestros ejemplares no se han encontrado evidencias que lo confirmen, no así en otras vasijas pero morfológicamente sólo
una se puede incluir en esta tipología.
Al igual que ocurría en los cuellos, los porcentajes más elevados entre los grosores máximos79 de las paredes están en los intervalos 0,6-0,9 y 0,9-1,2 cm. En
pocos casos cambian a favor de otros más pequeños (0,3-0,6 cm), pero puede ser
producto del cuidado por igualar la unión de los colombins. A lo que habría que
añadir la fragmentación del material, por lo que no se puede descartar la presencia
de vasijas de reducidas dimensiones. Por el contrario, en los grosores mínimos sí se
produce una modificación. El espesor más respresentado es de 0,3-0,6 cm, aunque
en algunos sea más importante el intervalo 0,6-0,9 cm. Estas variaciones numéricas
vienen determinadas principalmente por la técnica de fabricación utilizada, puesto
que, como se ha comentado en el capítulo de metodología, existen algunos sistemas como el de los colombins que al unirlos producen claras disminuciones del grosor de la pared, o con el estiramiento, en el que el reparto de la pasta de arcilla por
el cuerpo de la cerámica no se realiza de forma homogénea.
CÆSARAUGUSTA 77
Son escasas las veces en que aparecen las amplitudes más elevadas, que podrían dar una idea de la cantidad de vasijas de gran tamaño o grandes contenedores. En general, los espesores no sobrepasan el intervalo 1,5-1,8 cm. Tan sólo en la
114
77 Únicamente La Miranda y las Torrazas poseen los dos tipos de carena. En Gabasa 2a, 2b, 3a y 5 tan
sólo están reperesentadas las carenas rectas, mientras que en Remosillo (5,68%), las Brujas (1,63%)
y Gabasa 3b (7,69%) encontramos carenas curvas con porcentajes que superan amplimente los
valores establecidos para el primer grupo.
78 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 344).
79 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 344 y 345).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Gabasa 2a. II. Cueva de la Miranda. III. Cámaras superiores de Olvena. IV. Espluga
de la Puyascada (EI, EIIa, EIIb).
115
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Puyascada, el nivel 1a de Chaves y Gabasa 2a encontramos valores entre 1,8 y
2,1 cm. Es en esta primera cueva donde, además, se ha localizado un fragmento en
el intervalo 3,3-3,6 cm. Por otra parte y en base a la información aportada por las
cerámicas de El Torrollón I, queda patente que los grosores no tienen por qué ser
tan elevados y pueden estar dentro de las frecuencias utilizadas para el resto de las
vasijas. Por eso las paredes más gruesas de la Puyascada quizá habría que incluirlas
en otro contexto. Entre los grosores mínimos vuelve a ser este yacimiento el que
posee los valores más altos. El resto no supera los intervalos de 1,2-1,5 y 1,5-1,8 cm,
aunque como es lógico poseen unos porcentajes muy pequeños. Los grosores
medios mantienen la tónica general: supremacía del intervalo 0,6-0,9 cm.
• En contra de lo que se podría suponer en los fondos se observa una gran
variedad. Si bien se puede plantear una cierta preferencia por los fondos convexos,
hay que tener en cuenta el escaso número de los mismos y las dificultades para su
identificación, a las que ya se ha aludido largamente.
CÆSARAUGUSTA 77
Los fondos planos, aparecen no sólo en los asentamientos que plantean problemas cronológicos sino en casi todos80. Por el contrario son muy pocos los asentamientos que tienen fondos umbilicados, sobre todo porque no son propios de la
época que se estudia. Su escasa presencia confirma la mezcla de materiales de distintas cronologías. La misma causa habría que aplicar a la asusencia total de fondos
cóncavos, ya que sólo aparecen en las Torrazas pero con un único fragmento.
116
Los fondos convexos son los más habituales, llegando a ser incluso los únicos
presentes. Sin embargo, algunos asentamientos carecen de este tipo y habría que recurrir, por un lado a la misma explicación que se ha planteado para la escasez de fon-
80 Los valores más elevados los encontramos en La Miranda, las Brujas, la cámara superior de Olvena,
Gabasa 2a, 2b, 3a, 5 y las Torrazas, siendo en algunos de ellos los únicos fragmentos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Pontet (n.º 1 Mazo y Montes, 1992). II. Los Panizales. III. Alonso Norte. IV. Abrigo de la
Costalena. V. Las Torrazas.
117
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
dos y, por otro, podría ser que realmente que no existieran y por eso no aparezcan.
Además hay que tener en cuenta que, en algunos de éstos, la cantidad de material es
muy reducida.
Los fondos apuntados son la última forma establecida y solamente en dos casos
(el Forcón y El Torrollón I) se convierte en la única categoría. En el resto no se puede
decir que los porcentajes sean muy elevados, incluso en algunos es nulo su valor.
Estos bajos porcentajes contrastan con la suposición habitual que ha considerado
este tipo de fondos como característicos de las cerámicas del Neolítico Antiguo.
La diferencia entre los intervalos de los diámetros81 de los fondos se han reducido a 2 cm, puesto que debido a su morfología una medida mayor no marcaría
bien las características. Para los fragmentos apuntados se han tomado las medidas
a un centímetro del plano de contacto con la superficie horizontal.
No existe una uniformidad marcada, aunque sí se establece un cierto predominio entre los 4 y 8 cm. En algún caso, los porcentajes más elevados están entre 8
y 10 cm, como en la Puyascada, La Miranda, Gabasa 2a, 5 y las Torrazas, si bien les
siguen en importancia los intervalos anteriores. Los diámetros más grandes, es decir
que superan los 16 cm, coinciden con asentamientos que poseen fondos planos. Lo
más habitual es que el diámetro no sea mayor a 14 cm, porque aunque no parece
haber un predominio claro de una categoría sí hay muchos convexos y apuntados.
Como es lógico, por razones principalmente de estabilidad y manejabilidad, éstos
no deben alcanzar valores muy altos, ya que imposibilitarían mantener la vertical y
el contenido se derramaría.
En los grosores máximos82 se ha producido un aumento pero no de forma considerable. Existe una cierta preferencia por el intervalo 1,2-1,5 cm aunque compartido en muchos casos con 0,9-1,2 cm. A veces, como en el nivel 1a de Chaves o en
las Torrazas, los valores más altos los posee el intervalo 1,5-1,8 cm, sin excluir el
resto de las medidas.
CÆSARAUGUSTA 77
En los grosores mínimos los más representados aparecen entre 0,3 y 0,9 cm, es
decir, mantienen el esquema general del cuerpo, ya que la separación entre la pared
y el fondo, en muchos casos, sobre todo en los apuntados o convexos, no es tan
nítida como ocurre en los planos. Igualmente, hay que tener en cuenta que se produce una disminución del grosor del fondo al unirse con el cuerpo y, por tanto, en
esta zona los espesores de ambos serán iguales. Los grosores medios siguen con los
mismos valores que se han visto hasta ahora, si bien en algún caso se incrementan
hasta el intervalo 0,9-1,2 cm.
118
• Las suspensiones son el último elemento morfológico por analizar. A pesar
del amplio espectro representado se puede plantear que el elemento más utilizado
en la mayoría de los yacimientos es el asa de cinta. Igualmente alto es el uso de la
categoría definida como arranques, en la que se han incluido todos los elementos
rotos de los que no se podía obtener toda la información necesaria, mientras que
los menos empleados son los mangos y lengüetas.
81 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 346).
82 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 346).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Chaves nivel superficial. II. Chaves nivel 1a. III. Chaves nivel 1b.
119
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
Tan importante como el tipo de suspensión es el lugar elegido para su colocación
en la vasija. Sin duda en todos los asentamientos la ubicación más normal es el cuerpo,
pero también destacan algunos valores que ofrecen otras situaciones como el borde o
borde-cuerpo. El yacimiento que manifiesta una mayor variación, en consonancia con
la variabilidad de los elementos de prehensión, es la cueva de Chaves. Las zonas
menos elegidas para colocar estos elementos, como es lógico, son todas las relacionadas con el cuello, seguramente motivado por su carácter práctico, ya que ambas son
las partes más débiles de la vasija y si las unimos para ejercer en ellas una presión, la
probabilidad de que se rompan es muy alta. También puede ser ésta la causa por
la que prefieren prolongarlas hasta el cuerpo, que suele ser más consistente.
120
Entre los rasgos que definen las suspensiones uno de los más significativos es
su sección, siendo las más habituales: semicircular, elíptica, circular y cónica; a diferencia de la triangular, cuadrada y bilobulada que casi no aparecen. Iremos especificando más al hablar de cada elemento de prehensión.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. El Torrollón. II. Cámara inferior del Moro de Olvena. III. Cámaras superiores del Moro
de Olvena (BALDELLOU y RAMÓN, 1995: 153-4).
121
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En cuanto a la orientación83 se reparten los valores más altos entre la horizontal y la vertical, ya que son las dos formas más adecuadas para la tarea propuesta. A
pesar de ello hay yacimientos que poseen una orientación oblicua, lo que obliga a
cuestinar su funcionalidad. Además, hay que destacar la gran cantidad de elementos de los que se ignora su posición, no porque estén rotos sino porque el fragmento en el que se encuentran no posibilita su definición.
En muy pocos yacimientos los mamelones ocupan el primer lugar84 y en el
resto de los asentamientos no sobrepasa el 20% del global o incluso no aparecen,
como en los yacimientos de la provincia de Zaragoza y Teruel, excepto las Torrazas,
este elemento está ausente. La sección más habitual es la cónica, si bien hay una
gran diversidad, sobre todo en La Miranda y en los niveles 1a y 1b de Chaves. En
cuanto a la situación se localizan mayoritariamente en el cuerpo, aunque algunos
prefieren el borde85, en posición horizontal, excepto en la cámara superior de
Olvena donde prima la oblicua, pero con valores muy próximos a la horizontal86. A
veces aparecen, aunque menos, de forma vertical.
Las asas circulares no están presentes en todos los yacimientos y cuando aparecen no sobrepasan el 25% del conjunto87. Obviamente la sección circular es la
CÆSARAUGUSTA 77
83 La orientación de los pezones o botones y de las perforaciones no se ha incluido, puesto que con
un único elemento no se pueden orientar. Tan sólo cuando estos constan de más de un elemento sí
se han incorporado.
122
84 Son los más representados en el Forcón, Huerto Raso, Gabasa 2a, 2b y las Torrazas.
85 Los porcentajes en el cuerpo van desde el 14,28% del Forcón o el 45,45% de la Miranda, hasta el
100% de Huerto Raso, nivel superior de Chaves, cámara inferior de Olvena y las Torrazas. Los porcentajes en el borde son 85,71% en el Forcón, 54,54% en la Miranda y 50% en Gabasa 2a.
86 Los valores de la posición horizontal sobrepasan el 33,33% de la cámara superior de Olvena.
87 Se hallan en La Espluga de la Puyascada, en los tres niveles de Chaves, la cámara superior del Moro
de Olvena, Gabasa 5 y Alonso Norte.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Espluga de la Puyascada, niveles EIIa, sup. y EIIb (BALDELLOU, 1987a). II. El Forcón.
III. La Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). IV. Forcas II.
123
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
124
I. Pontet: nivel b, c superior e inferior (MAZO y MONTES, 1992). II. Abrigo de la Costalena:
nivel rev., c1 y c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b). III. Alonso Norte (VVAA, 1989). IV. Chaves
nivel superficial (BALDELLOU y RAMÓN, 1995 y Museo de Huesca).
Las asas con apéndice, con cuyo término no se hace referencia a las más conocidas de la Edad del Bronce, aún aparecen en menos casos90. En general el apéndice
consiste en un pequeño botón incorporado en el extremo inicial o final del asa. La
sección empleada no es homogénea, variando entre la circular, semicircular y elíptica. Al igual que en el caso anterior se sitúan en el cuerpo, aunque en el nivel 1b de
Chaves también aparece en el borde-cuello y cuello-cuerpo (con el 20% cada una).
Las características morfológicas de este tipo de asas obligan a una posición vertical
de las mismas, máxime si se considera que el apéndice además de poder ser un elemento decorativo tiene una utilidad concreta.
Las asas de cinta son las más utilizadas, sin llegar a ser motivo suficiente para
que aparezcan en todos los yacimientos. Resalta sobre manera su ausencia en los
asentamientos de la provincia de Teruel, excepto en Alonso Norte. Si bien se debe
matizar este hecho, ya que la fragmentación del material puede haber imposibilitado su reconocimiento y, por tanto, haber sido incluidas en el grupo de los arranques. En los asentamientos en los que están presentes, bien poseen los mayores
porcentajes o bien comparte los primeros lugares con otra categoría, casi siempre
coincidiendo con los arranques. Al ser la más numerosas también es la que ofrece una mayor variedad en las secciones. Existe una elevada preferencia por la sección rectangular, pero también son muy corrientes las semicirculares y elípticas y,
en menor medida, las circulares, bilobuladas y triangulares, que con escasos valores se encuentra en bastantes yacimientos. Incluso, en los niveles 1a y 1b de
Chaves, aparece una sección poco habitual como es la cuadrada. Llama la atención cómo el Forcón, la Puyascada, la Miranda y el nivel superficial de Chaves
poseen las mismas secciones: rectangular, elíptica, semicircular y bilobulada. Se
podrían incorporar a este grupo los otros dos niveles de Chaves pero con mayor
diversidad. Igual que el resto de las asas (sin contabilizar el elevado número de
asas de las que se desconoce su orientación y situación) se localizan mayoritariamente en el cuerpo de forma vertical91, pero a veces están presentes en el borde,
cuello, borde-cuello o en el cuello-cuerpo en porcentajes muy reducidos92. Lo
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
más corriente pero también utilizan la semicircular, elíptica y, sólo en un caso, la
triangular. Todas ellas se ubican en el cuerpo de los recipientes88 y aunque se desconoce la orientación en la mayoría de los casos en los que la tenemos predomina
la vertical89.
88 Los porcentajes van desde el 66,66% hasta el 100%.
89 Los valores de la orientación vertical van desde el 20% del nivel superficial de Chaves hasta el 100%
del nivel 1b de la misma cueva.
91 Los porcentajes de la situación en el cuerpo van desde el 50% de Gabasa 2a hasta el 100% de Forcas
II, la cámara inferior y superior de Olvena, el Torrollón, el nivel c genérico de la Costalena, el nivel
b y c inferior del Pontet. En algunos yacimientos el cuerpo no presenta ningún valor, ya que no se
ha podido determinar que la posición exacta de las asas fuera la pared: el Remosillo, las Brujas,
Gabasa 3a y 5, el nivel c superior del Pontet y Alonso Norte. En cuanto a los valores de la orientación vertical van desde el 7,27% del nivel 1a de Chaves o el 14,89% del nivel superficial en la misma
cueva, hasta el 100% de Forcas II, la cámara inferior de Olvena, las Brujas, el nivel c genérico de la
Costalena y el nivel b del Pontet. No hay que olvidar que en muchos casos los valores más altos los
poseen las asas de las que desconocemos su orientación.
92 Como en la Puyascada (8,33% borde y 4,16% cuello-cuerpo), La Miranda (8% borde y 4% bordecuerpo), el nivel superficial (2,18% cuello-cuerpo) y 1b (2,5% borde, 5% borde-cuerpo y cuello-cuerpo) de Chaves y el nivel c superior del Pontet (100% borde-cuerpo con un sólo fragmento).
CÆSARAUGUSTA 77
90 Únicamente se encuentran en La Miranda y los tres niveles de Chaves.
125
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Cueva de Chaves, nivel 1a (n.º 1 a 3 Museo de Huesca).
mismo ocurre con la posición en el recipiente, variando entre la horizontal y la
oblicua93.
CÆSARAUGUSTA 77
En comparación con las demás categorías las perforaciones son mucho menos
comunes, estando ausentes en todos los asentamientos de Zaragoza y Teruel. No
suelen poseer unos porcentajes elevados, quizá los únicos casos significativos son
los niveles 1a y 1b de Chaves y la cámara superior de Olvena (donde superan el
20%). En contra de lo que se podría suponer no muestran la sección cónica, más
corriente en las perforaciones de lañado, sino que predomina la circular y elíptica
con rebabas que indican su fabricación con la pasta todavía blanda. En relación a
su situación en los recipientes, se produce un cambio respecto a los anteriores: sigue
siendo el cuerpo una de las partes más usadas, pero algunos prefieren otras zonas
como el cuello94, posiblemente debido a razones de tipo funcional para favorecer
con ello la misión que deben desempeñar.
126
Los botones también son un tipo poco representado, incluso en menor número que las perforaciones, ya que en casi todos los casos es inferior al 25%. Las secciones muestran una mayor homogeneidad, las más usuales son cónica y semi93 Por ejemplo en el nivel 1a de Chaves (9,09% horizontal y 10,90% oblicua) y la cámara superior del
Moro de Olvena (4,16% horizontal y 12,5% oblicua).
94 Los porcentajes del cuello son: el 20% de la cámara superior de Olvena, el 31,25%, 51,85% y 51,56%
respectivamente de los tres niveles de Chaves. En los demás yacimientos el cuerpo posee valores del
100%.
Los mangos tan sólo aparecen en el nivel 1a y 1b de Chaves con sección circular. Lo único que se conserva de estas suspensiones es el extremo final, por lo que
en ningún caso se puede decir cómo y en qué parte de las vasijas se ubicaban, pero
normalmente es de forma horizontal y en el cuerpo. La carencia de estos elementos
en el resto de los yacimientos no sólo hay que atribuirla a que no existieran sino
también a que su posibilidad de conservación es menor.
Las lengüetas son elementos poco usuales, no sólo por los escasos yacimientos
que los poseen sino por los bajos porcentajes que suponen en relación al conjunto, puesto que no sobrepasan el 10% en Huesca, llegando en el resto únicamente al
33,33%. La sección más frecuente parece ser la semicircular, aunque también hay
que considerar, en menor medida, la cuadrada, cónica, rectangular y elíptica. La
mayor diversidad vuelve a estar en Chaves. No se producen alteraciones en cuanto
a su localización en los recipientes, pero sí en la orientación puesto que su posición
más corriente es horizontal96. Ésta parece la más adecuada por su morfología al facilitar, en comparación con la posición vertical, la prehensión del recipiente con los
dedos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
circular. Hay que destacar que en los niveles 1a y 1b de Chaves, como ocurre con
casi todos los elementos, la variación en las secciones es mucho mayor. En cuanto
a la situación vuelve a ser el cuerpo la zona preferida si bien en algún caso se
amplía, sobre todo al borde95.
Quedan dos tipos de asas de las que no se ha hablado y cuya representación
es bastante reducida. La primera es el asa tuneliforme, que tan sólo se han encontrado en el nivel 1a de Chaves y en la cámara superior del Moro de Olvena. A pesar
de los pocos fragmentos no existe homogeneidad en las secciones, ya que en la primera cueva son rectangulares y elípticas y en la segunda circulares. Continúan en
una posición vertical u horizontal en el cuerpo. Las segundas o asas compuestas
sólo aparecen en el nivel 1a de Chaves, con sección semicircular y rectangular.
Se sitúan en el cuerpo y, el único caso que permite su identificación, de forma vertical.
El último elemento que compone esta variable es el de los arranques. La información que aportan es escasa, por lo que exclusivamente se va a comentar la situación y la orientación. Respecto a la primera variable no se producen modificaciones
del esquema general, la mayoría se localizan en el cuerpo97. En algún caso, los
menos, ésta se amplía al borde, borde-cuello, borde-cuerpo y cuello-cuerpo98. Por
96 Los porcentajes del cuerpo van desde el 87,5% en el nivel 1a de Chaves al 100% del resto. La orientación horizontal va desde el 50% de la Miranda y nivel superficial de Chaves hasta el 100% del nivel
c1 de Costalena. En el único caso que aparecen en posición vertical es en el nivel a+b de Costalena
(100%) y de forma oblicua en la Miranda (50%).
97 Los porcentajes van desde el 71,42% del nivel a+b de Costalena, 86,66% del nivel superficial de
Chaves, 89,47% de la Miranda, 92,30% de la cámara superior de Olvena, 97,67% del nivel 1b de
Chaves, hasta el 100% del resto de los yacimientos.
98 El valor más alto en el borde es del 7,69% de la cámara superior de Olvena, el resto de los porcentajes para cualquier situación son inferiores a este valor.
CÆSARAUGUSTA 77
95 Los porcentajes del cuerpo van desde el 33,33% de la Puyascada o el 37,5% del nivel 1a de Chaves
hasta el 100% del nivel superficial de Chaves, Gabasa 5 y las Torrazas. Los porcentajes del borde
van desde el 12,90% del nivel 1b de Chaves hasta el 100% de la cámara superior de Olvena y
Gabasa 2a.
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128
CÆSARAUGUSTA 77
Cueva de Chaves, nivel 1b (n.º 1 a 5 Museo de Huesca).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Finalmente la morfología de los recipientes cerámicos se complementa con los
pitorros. Este elemento, que se ha incorporado dentro de la variable suspensiones,
como ya se ha dicho conforma una parte de las cerámicas poco habitual. Los dos
únicos fragmentos que se conservan fueron localizados en la Espluga de la Puyascada, uno en superficie y el otro en el nivel EIIb. Ambos carecen de la unión con el
resto de la vasija, pero por su forma lo más probable es que ésta se realizara horizontalmente en el cuerpo100.
• Una vez finalizados todos los estudios parciales se ha llevado a cabo un análisis factorial de correspondencias101, confirmándose las excepciones y características
que hasta ahora se han visto. Los dos primeros factores explican el 38,26% de la
variabilidad total (factor 1: inercia 21,9%; factor 2: inercia 16,36%). Al igual que
ocurría en el estudio de la manufactura, se produce una concentración en torno al
eje central tanto de las variables como de los yacimientos. De ambos, los que ejercen mayor peso en el eje 1 son las paredes oblicuo-externas (23,2%) y la cueva de
la Miranda (21,4%), pero hay otros significativos, como los fondos planos (16,8%),
el nivel 1b de Chaves (11,4%), el nivel b de Pontet (18,3%) y las Torrazas (17,3%).
El eje 2 en cambio está definido por las paredes verticales (42,2%) y Gabasa 2a
(32,7%).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
las características de los fragmentos se ignora su orientación, pero cuando esto no
ocurre suelen tener una posición horizontal o vertical99.
Las variables menos representativas coinciden con las que se sitúan en las
zonas exteriores del gráfico. Las más evidentes son las carenas, tanto curvas como
rectas, bordes apuntados con bisel externo, asas compuestas, fondos umbilicados y
cóncavos, es decir los que poseen valores más pequeños en el conjunto. A otro nivel
más próximo, por poseer un número mayor de elementos, aparece un conjunto de
variables que casi forman una circunferencia en torno al eje central. Aunque no
todas son lo suficientemente significativas como para influir de una manera decisiva en la situación del grupo, favorecen la concentración en torno a ese punto.
Fuera del conjunto en el cuadrante superior izquierdo se encuentra El Torrollón I. Su aislamiento viene determinado por el peso de los fondos apuntados y cuellos verticales. Son los elementos definitorios del yacimiento y coinciden con las salvedades que se han estado planteando, por lo que parece evidente que las características selectivas de su material no posibilitan de ninguna manera incluirlo dentro
de uno de los grupos establecidos, pero todavía habrá que esperar al estudio de las
decoraciones.
100 Podría incluirse dentro del grupo X. 2 de la tipología de Bernabeu (1989, 28) como vasijas con pico
vertedero sin asa pitorro, pero tampoco se puede desechar la posibilidad que responda al tipo de
cazoletas-pipas que aprecen en Arene Candide (BREA, 1946-5), o a los denominados biberones (Yac.
Chateauneuf, ESCALÓN DE FONTÓN, M. 1971). Estos elementos, aunque de tipología algo distinta son
habituales en otras áreas neolíticas como en Andalucía (NAVARRETE, 1976, Lám. XCIII, CXXXI, CCXX,
CCLXVI, CCLXXIV, CCCXIV, etc; NAVARRETE et alii 1991...).
101 Al igual que en la manufactura se ha configurado con los recuentos globales y la transformación se
ha realizado con tres ejes, representándose gráficamente tan sólo los dos primeros. A pesar de que
algunos elementos ofrecen una pequeña contribución absoluta y relativa no han sido eliminados al
tener un mayor peso en el tercer factor.
CÆSARAUGUSTA 77
99 Para la orientación vertical los porcentajes van desde el 2,32% del nivel 1b de Chaves hasta el 50%
del nivel c2 de Costalena. Para la orientación horizontal van del 5,26% de la Miranda al 50% de
Gabasa 2b.
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130
CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
A pesar de la concentración se han establecido dos grupos que aportan información significativa. El primer conjunto está compuesto por la Miranda, el
Remosillo, las Brujas, todas las cuevas de Gabasa, el nivel b y c superior del Pontet,
Els Secans y las Torrazas. En general, son los yacimientos que producen mayores
excepciones en cada uno de los estudios.
La asociación no tiene un carácter completamente homogéneo, lo que implica que se deben detallar algunos aspectos. Quedan separados del conjunto, en el
cuadrante inferior, Gabasa 2a y 3b y Els Secans ya que parecen ser los que menos
elementos en común poseen con los demás yacimientos, probablemente por el
escaso material encontrado. Por ello habrá que esperar al análisis de las decoraciones para establecer las posibles causas de su separación.
El segundo grupo está compuesto por el resto de yacimientos. No obstante, no
deben considerarse iguales puesto que no poseen las mismas coordenadas y, por
tanto, tampoco características idénticas.
Es el propio eje horizontal el que permite dividir en dos este segundo conjunto. El primer subgrupo (2a) está formado por la cámara inferior y superior del Moro
de Olvena, La Espluga de la Puyascada, el Forcón, el nivel superficial de Chaves,
Botiquería, el nivel a+b y c1 de La Costalena y el nivel c inferior del Pontet. Las
variables que han ejercido una mayor presión son: los bordes planos biselados al
interior, redondeados y apuntados, orientación recta, cuerpos oblicuos internos y
CÆSARAUGUSTA 77
El resto se pueden considerar en conjunto, si bien no les influyen a todos las
mismas variables ni de la misma forma. La orientación saliente, los borde planos y
los cuellos cóncavos son las variables que los aglutinan, aunque alrededor existen
otras categorías que fijarán de forma decisiva su posición.
131
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
convexos, asas de cinta y arranques. La mayoría poseen los porcentajes más elevados, por lo que se puede decir que están definidos por estos elementos, lo que no
significa que el resto carezca de ellos o que su importancia global sea menor.
El segundo subgrupo (2b) lo componen Huerto Raso, Forcas II, el nivel c
genérico y c2 de La Costalena, Alonso Norte, Panizales y, el nivel 1a y 1b de
Chaves. Las variables que influyen de una forma más determinante en su ligera
separación son la orientación reentrante, bordes redondeados engrosados al exterior y apuntados con bisel interno, cuello oblicuo-interno, paredes verticales y fondos convexos. Éstas no tienen por qué coincidir con los porcentajes más elevados
sino que pueden poseer valores bajos, pero sobre todo distintos a los del resto del
grupo. Las dos últimas categorías son las que más han decidido la incorporación
en esta asociación de Alonso Norte, los Panizales y el nivel c genérico de La Costalena.
En definitiva, se pueden establecer casi las mismas conclusiones que en el estudio de la manufactura. La concentración de los yacimientos en torno al eje central
lleva a plantear que las diferencias entre ellos todavía no son lo suficientemente
acusadas, si bien continúan siendo los mismos asentamientos los que plantean salvedades y diferencias en el conjunto. Por tanto, es necesario esperar al estudio de
las decoraciones y la relación de éstas con la morfología para desarrollar conclusiones concretas.
2.2.1. A modo de tipología
CÆSARAUGUSTA 77
Un aspecto que se trata en todos los estudios cerámicos y, quizás, al que más
atención se presta es el de la tipología. Como ya se ha reiterado ampliamente, el
estado de fragmentación de los materiales que son el centro de esta investigación
no favorece de ninguna forma el desarrollo de un análisis de estas características.
Sin embargo se han realizado varios intentos, no siempre positivos, en esta dirección. Antes de exponerlos hay que comentar que siempre se ha tenido presente la
necesidad de establecer una tipología lo suficientemente objetiva que no sirviera
únicamente para estos yacimientos, sino que pudiera emplearse de una manera
práctica en cualquier asentamiento neolítico. En este sentido se planteó la realización de análisis culster que agruparan morfológicamente la información que se ha
expuesto. El estudio se realizó únicamente con los yacimientos de Huesca en nuestra tesis de licenciatura (RAMÓN, 1992), y no se ampliaron a las otras dos provincias
por los problemas surgidos.
132
• El primer análisis cluster se ha realizado con los fondos102. El reducido número de ellos en Huesca ha facilitado la creación de un único dendrograma para todos
los fragmentos que poseían las tres medidas y el diámetro. Este hecho ha permitido establecer una tipología en la que se ha tenido presente el escaso número de
fragmentos y, por tanto, la posibilidad de que existan otras formas que no se han
102 Se ha llevado a cabo con unos índices que miden la distancia de la pared exterior al plano horizontal
en que se apoya la vasija. Se han tomado tres medidas, la primera a 4 cm del eje central del fondo
y las otras dos a un centímetro cada una, confeccionando así el perfil del mismo. En el análisis no
se han excluido los fondos planos cuyos valores en los tres puntos es 0, por poseer un diámetro muy
grande, ya que constituyen un grupo aparte que podría distorsionar el análisis.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Criterio
Cluster
CÆSARAUGUSTA 77
Dendrograma de
los fondos de
todas las cuevas
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CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
El criterio cluster muestra una gran homogeneidad si bien se puede plantear
una ruptura en el paso 5, a un nivel de similitud de 1.950, que aúna el 82,14% de
los nudos. Éste agrupa los fragmentos en cinco conjuntos morfológicos. En el primero se aglutinan los fondos planos, aunque se ha producido la incorporación, a
una considerable distancia del resto, de un fondo apuntado de la cámara superior
de Olvena (pág. 115). La unión de estos dos tipos tan distintos parece ser debida a
las propias características del fragmento apuntado, sobre todo en las dos últimas
medidas, cuya trayectoria se relaciona más con los fondos planos que con el cuarto
grupo, que es donde se incluye el otro fondo cónico del estudio.
Los otros cuatro grupos se caracterizan por tener una morfología similar, su
diferenciación viene marcada por una mayor o menor separación de la línea 0 en el
primer índice. Todos ellos se pueden considerar convexos, aunque con matizaciones. El segundo grupo, con un valor en el primer punto de 0,10, es el más próximo
a los fondos planos, lo que determina una mayor amplitud de diámetro del fondo,
consiguiendo así una gran estabilidad de la vasija. La unión con el cuerpo se produce en un plano muy inclinado, favoreciendo el incremento del volumen del cuerpo desde la zona más baja del recipiente (ver gráfico perfiles).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
conservado. Se ha construido con 42 fragmentos103 utilizando la distancia Euclídea
para la agrupación y el criterio cluster para las subdivisiones (WHALLON, 1990, 1-3).
El tercer grupo tiene una mayor separación entre el eje del plano y el perfil del
fondo, ya que el primer punto se encuentra entre los 0,19 y 0,22 cm. La zona de
contacto con el resto de la cerámica es más curva, por lo que el perfil es claramente semicircular. El área más grande del cuerpo (diámetro máximo) se sitúa en una
zona más elevada en comparación con el grupo anterior.
El cuarto grupo, constituido por el 50% de los fragmentos, se ha dejado en
último lugar por estar constituido por los fondos intermedios, entre convexos y
apuntados, aunque con una mayor tendencia cónica. El primer índice muestra el
mayor intervalo —desde 0,45 a 0,80 cm—, lo que hace que la zona de apoyo del
recipiente en el plano sea reducida. La prolongación de la pared aunque en algunos
casos sigue siendo convexa en otros comienza a ser más vertical en el ascenso, por
lo que algunos se pueden considerar cónicos. En estos fondos no se aprecia la zona
de máxima amplitud del diámetro del cuerpo.
103 Los fragmentos pertenecen a los tres niveles de Chaves (n. sup.: 5; n. 1a: 12; n. 1b: 8), la cueva de la
Miranda (1), la Puyascada (2), la cámara inferior (1) y superior de Olvena (8), El Torrollón I (1),
Gabasa 2b (3) y 3b (1).
CÆSARAUGUSTA 77
El quinto conjunto estaría compuesto por los fondos verdaderamente convexos, puesto que todo el perfil es marcadamente globular. Se engloban los fragmentos cuyo primer índice está en torno a 0,25 y 0,40 cm. El diámetro más amplio se
correspondería con la zona de contacto entre el fondo y el cuerpo, a la altura del
tercer índice, ya que la pared tiende a ascender a partir de este punto de forma más
o menos vertical. La base de estos recipientes comienza ya a tener problemas para
mantener la estabilidad, porque la superficie sobre la que se apoya es más reducida
que en los casos anteriores. Estas formas tan curvas están favorecidas o determinadas por otros aspectos como los funcionales, puesto que facilitan su uso sobre el
fuego sin que se produzcan grietas u otro tipo de peligro, al absorber mejor los cambios térmicos bruscos.
135
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
136
LÁMINA. 1. Formas simples esféricas.
I. Espluga de la Puyascada 1 y 2 nivel superficial, 3 a 7 nivel EIIb (BALDELLOU, 1987a). II. Cámaras
superiores del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 150). III. Peña de las Forcas II
nivel b. IV. Cueva 2a de los Moros (Gabasa).
• En segundo lugar se llevó a cabo un análisis con los bordes que ofrecían más
datos. Para ello se tomaron las medidas de la angulación con las que se obtuvieron
unos índices que constituían las variables del análisis104. A pesar de que se podían
considerar válidas las agrupaciones en la mayor parte de los casos, a la hora de comprobarlo físicamente se apreció un desfase. Esta cerámica realizada a mano y todavía con gran cantidad de deformaciones parece no ser la más adecuada para intentar crear asociaciones con este tipo de variables, puesto que una pequeña irregularidad en la pared puede trastocar las medidas y no establecer un criterio realista en
el momento de la agrupación.
A raíz de los resultados, se ha visto que los datos que se utilizaron no eran los
adecuados para los objetivos que se buscaban, pero sí han permitido extraer algunas
conclusiones. Se advierte una gran homogeneidad en las angulaciones de todas las
cerámicas. El único conjunto que permanece relativamente desplazado es el de los
bordes salientes por su escasa representación. Estos no se corresponden con formas
cóncavas, es decir vasijas con cuellos, que son mínimas y tan sólo se encuentran en
Huerto Raso, Gabasa 2a, Gabasa 5, Espluga de la Puyascada, cámara superior de
Olvena y Chaves, si bien no en todos ellos se puede hablar de formas exvasadas.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
A pesar de que las conclusiones han sido válidas, este análisis no se ha ampliado al resto de los yacimientos aragoneses, pues, en principio el número de fondos
no era elevado y no implicaba modificación alguna de las conclusiones.
En general, se puede decir que existen cuatro grandes grupos morfológicos:
cóncavos, convexos, rectos y reentrantes. A partir de estos se producen multitud de
combinaciones entre ellos e, incluso, se ha encontrado una gran variedad dentro
de un mismo grupo. La diversidad manifestada en cada uno de estos tipos y, como
ya se ha dicho, entre ellos hace que si se enumeraran aquí se crearía una lista interminable de tipos y subtipos que no resultaría ni adecuada ni práctica.
104 Los índices se basaron en el trabajo realizado por Picazo (1993: 91-2) pero con algunas modificaciones que lo adecuaban a las características de los materiales neolíticos y al objetivo del análisis.
CÆSARAUGUSTA 77
Otro de los objetivos que se buscaba era la separación morfológica de los fragmentos de otras épocas, sobre todo en los yacimientos con estratos revueltos, en el
caso de que esta diferencia existiera realmente. Como se ha comentado no aparecen
fragmentos claramente desplazados de los conjuntos, salvo en el Forcón y La Miranda. Estas excepciones no se producen en el resto de los asentamientos, al corresponderse con formas totalmente rectas que se englobaban en otros grupos. Este
hecho plantea dos posibilidades, por un lado que verdaderamente no haya diferencias de tipo morfológico, es decir, que las formas propias del Neolítico Antiguo sean
utilizadas igualmente en otras épocas y, por tanto no se produzca la separación en el
análisis cluster; y por otro, que las variables que se han elegido en la definición no
sean las adecuadas o, mejor dicho, no sean suficientes para establecer esa diferenciación. Centrándonos en la peculiaridad del Forcón, posiblemente está influido
por el tipo de material que aparece en esta cueva, ya que si realmente tiene carácter
funerario el tipo de cerámica no es un muestrario similar al que se utiliza habitualmente en un hábitat, como ocurre en los demás. De manera que, esta selección
natural es la que ha permitido la diferenciación de los fragmentos que pertenecen
a otra época.
137
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
138
LÁMINA. 2. Formas simples esféricas.
I. Cueva de Chaves nivel 1a (Museo de Huesca). II. Cueva de Chaves nivel 1b (Museo de
Huesca).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Finalmente queda por intentar unir todos los datos para dar una visión global
de la morfología, pero por las condiciones ya vistas de fragmentación del material
han sido abundantes los problemas. Al carecer de suficientes datos para realizar un
estudio tipológico basado en índices se ha optado por agrupar las cerámicas más
completas en grandes conjuntos a través de la forma geométrica de la que procenden, siguiendo el modelo establecido por A. O. Shepard (1956). Aunque la cantidad de material es abundante, el número de recipientes completos es únicamente
de 17105, por lo que se han incorporado varios fragmentos que permitían de alguna
manera ser asimilados a una forma concreta. La propia definición de cada grupo
resulta a veces poco esclarecedora, ya que es imposible determinar algunas características por el reducido número de cerámicas completas que se incluyen en cada tipo. Para solventar en cierto modo este inconveniente se ha intentado asociar cada
tipo a una de las formas establecidas por Bernabeu (1989) en el área valenciana,
aunque la variabilidad encontrada ha impedido aquilatar lo suficiente. Tampoco se
han realizado paralelos con las formas, puesto que no son morfologías extrañas a
los demás circulos del Neolítico Antiguo y, por tanto, resultaría no sólo ingente sino
que podría dar una visión distorsionada de la amplitud e igualdad de las formas.
Así atendiendo a la morfología geométrica se han agrupado las formas en dos
grandes conjuntos: formas simples y compuesta.
FORMAS SIMPLES: son aquellas que se componen de una única forma geométrica elemental o de su proyección:
1. Esférica. Dentro de este grupo se diferencia según sea la estructura del
borde:
Dentro de este grupo hay que hacer una reseña especial a un conjunto
de cerámicas que por sus singulares características algunos autores como
Bernabeu (1989: 50) las separan del resto, aunque morfológicamente respondan al mismo tipo. Estas peculiaridades están relacionadas con su
tamaño, son vasijas pequeñas cuyo diámetro de boca y altura no superan
105 De nuestro análisis proceden únicamente 16 vasijas completas. La última vasija reconstruida es de
la cueva de Chaves y se pudo completar gracias a fragmentos de excavaciones posteriores a este estudio, pero al ser tan pocas las cerámicas enteras que se han podido obtener, se ha considerado interesante incluirlo.
CÆSARAUGUSTA 77
1a. Reentrante. Sólo se ha encontrado una vasija completa en el nivel 1b de
Chaves. Son vasijas totalmente globulares cuya apertura se sitúa en el
mitad superior, poseen un perfil simple claramente reentrante que sugiere
una prolongación globular (Láminas 1 y 2, págs. 136 y 138). Presenta distintos modelos que se pueden asociar al grupo XIII: ollas (BERNABEU, 1989:
31 y 38). Podrían establecerse subdivisiones atendiendo a la situación del
borde en relación al diámetro máximo, pero no se han relizado por falta
de información. Varias de estas vasijas llevan como suspensiones asas en el
borde o muy próximas a él, que en algunos casos es sustituida por lengüetas o pastillas. En cuanto a la decoración aparecen impresiones —cardiales
o no—, inciso/impresas o con cordones lisos, generalmente paralelos, o
impresos. En los casos en que existe decoración ésta se prolonga desde el
borde hacia el cuerpo, en bandas o formando dibujos geométricos.
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La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
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LÁMINA. 3. Formas simples esféricas.
I. Abrigo de El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). II. Cueva de la Miranda
(BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). III. El Forcón (BALDELLOU, 1984). IV. Cueva 2a de los Moros
(Gabasa) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir: 166). V. Cámara superior del Moro (Olvena)
(BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir: 151-2 y Montes, 1995: 40). VI. Cámara inferior del Moro
(Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 162-3).
1b. Exvasado. Son realmente cuencos hemiesféricos de perfil sencillo tanto
lisos como decorados (Láminas 3 y 4, págs. 140 y 142). Se englobarían de
forma genérica en el grupo V.1: cuencos hemiesféricos de Bernabeu (1989:
23). Cuando llevan decoración muestran un diseño simple, casi siempre
limitado a bandas horizontales en la mitad superior del cuerpo y, a veces,
en el borde. Lo más común son las impresiones, pero también aparece el
acanalado, inciso/impresa y cordones, sobre todo, lisos.
También hay en este grupo ejemplos de los recipientes pequeños de los
que se ha hablado antes. Todas ellos son vasijas lisas y sólo una presenta un
asa de cinta vertical (Lámina 3: I, pág. 140; Lámina 4: IV, 1 y VI, 3, pág. 142).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
los 10 cm. La mayor parte de los recipientes que se han estudiado no permiten conocer su altura, pero por su forma se incluyen en este tipo. Son
dos fragmentos lisos con elementos de prehensión, un asa horizontal y
perforaciones (Lámina 1: I, 1, pág. 136).
2. Elíptica. Todos se pueden incluir en el grupo V de Bernabeu (1989: 23):
2a. Elíptica horizontal con contorno reentrante. Son pocas las cerámicas que se
pueden incluir sin lugar a duda en este tipo (Lámina 5, pág. 143). La decoración por lo general se limita a impresiones, ya sean a punzón o cardiales, en bandas horizontales que a veces se combinan con verticales. El elemento de prehensión más habitual es el asa circular o de cinta.
2b. Elíptica horizontal con contorno exvasado. Tan sólo se pueden incorporar dos
fragmentos: uno con decoración impresa y otro con acanalado en el asa de
cinta (Lámina 6, pág. 144), que de alguna forma se asocian al tipo V.4:
cuencos con labio troncocónico de Bernabeu (1989: 23). Hay que mencionar un pequeño recipiente liso, casi entero, que se asociaría a los microvasos de Bernabeu (1989: 50) (Lámina 6: II, pág. 144).
2d. Elíptica vertical con contorno exvasado (Lámina 8, pág. 147). Son recipientes
muy profundos, con toda probabilidad su fondo sería apuntado como el
de la vasija entera (Lámina 8: V, pág. 147), aunque no se puede descartar
la posibilidad de que alguno fuera convexo. En cierta manera se asimilan
al grupo XIV.1b: recipientes de perfil simple de base convexa o cónica
(BERNABEU, 1989: 45). Cada uno de los cuatro recipientes que se han
106 Una de la colección particular de la Cámara superior del Moro (Olvena) y otra de la cueva de
Chaves.
CÆSARAUGUSTA 77
2c. Elíptica vertical con contorno reentrante. La posible separación entre este tipo
y el contorno exvasado es realmente mínima, sin embargo, se han dividido
atendiendo a la ligera inclinación del borde (Lámina 7, pág. 145). Se conservan dos vasijas enteras de este tipo: una lisa y otra decorada106. En ellas
se observa un claro predominio de la decoración impresa —cardial o no—
y algún acanalado, completada en muchos casos con aplicaciones plásticas,
ya sean pezones en el borde o cordones impresos en el cuerpo (Lámina 7:
II, III y IV, 1, pág. 145). Indiscutiblemente la suspensión asociada a estos
cuencos son las asas: circulares, de cinta o con apéndice. Su posición más
lógica es la vertical pero ha aparecido algún ejemplo horizontal.
141
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
142
LÁMINA. 4. Formas simples esféricas.
I. Abrigo de la Costalena, nivel c1 (Barandiarán y Cava, 1989). II. Las Torrazas. III. Cueva de
Chaves: nivel superficial (Museo de Huesca). IV. Espluga de la Puyascada, nivel superficial y
EIIb (Baldellou, 1987a). V. Cueva de Chaves: nivel 1a. VI. Cueva de Chaves: nivel 1b (n.º 1
Museo de Huesca).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
incluido presenta respectivamente decoración cardial, inciso/impresa, y
cordón liso, excepto la última vasija que es lisa siendo la única que lleva
como elemento de prehensión dos asas circulares opuestas. A ello hay que
añadir dos cerámicas de pequeño tamaño, ambas con asas: una circular y
la otra de cinta horizontal (Lámina 8: I, 1 y III, pág. 147), que nuevamente se asociaría al grupo de los microvasos de Bernabeu (1989: 50).
LÁMINA. 5. Formas simples elípticas.
I. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 151). II. Cueva de
Chaves, nivel 1b (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 166).
3. Ovoide. Al igual que el tipo anterior se puede diferenciar entre formas rectas o invertidas y dentro de ellas los contornos exvados o reentrantes.
Por otro, aunque íntimamente ligado con el anterior, las vasijas de perfil compuesto o sinuoso, que se asocian al grupo VII de Bernabeu (1989:
23). Son cerámicas con un contorno que va desde el perfil en S levemente
insinuado hasta la forma más acusada (Lámina 10, pág. 178). Destaca la
gran diversidad morfológica de los bordes, pues se encuentran casi todas
las variantes posibles. Son poco frecuentes los cuencos lisos, pues casi
siempre llevan algo de decoración o algún elemento de prehensión cuya
función parece más bien decorativa. En cuanto a la decoración vuelve a ser
muy variada: impresiones —cardiales o no—, acanalando, inciso/impresa,
cordones, etc. En la composición aunque predomina el diseño horizontal
en el borde-cuerpo, se encuentra con más frecuencia un desarrollo geométrico a modo de guirnaldas, semicírculos, círculos o composiciones horizontales-verticales (Lámina 10: III, 1, pág. 178). Las suspensiones, ya se ha
dicho que son escasas, siguen dominadas por las asas, aunque también
aparecen pezones y mamelones. Finalmente incluir un ejemplo de vasija
pequeña, que se asocia al grupo de los microvasos de Bernabeu (1989: 50).
3b. Ovoide de contorno rentrante (Lámina 11, pág. 181). No se conserva de este
tipo ningún recipiente entero, que indique el elemento más claramente
diferenciador, es decir, el fondo. Así se ha recurrido al perfil de la mitad
CÆSARAUGUSTA 77
3a. Ovoide recta de contorno exvasado. Dentro de este subtipo se ha establecido
otra división. Por un lado los recipientes de contorno simple (Lámina 9,
pág. 177), que suelen llevar decoración impresa en bandas horizontales
que parten desde el borde y se prolongan hacia el cuerpo a veces desarrollando algún dibujo geométrico. Estas vasijas carecen de suspensión. Se
asocian al grupo V de Bernabeu (1989: 23).
143
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
superior de las vasijas para establecer la subdivisión: invertidas y rectas.
Ambos se pueden incluir en el grupo XV: orzas y tinajas (BERNABEU, 1989:
50). Son vasijas de gran tamaño con decoración de cordones, generalmente lisos aunque aparecen también impresos, que se sitúan en el borde y en
el cuerpo formando un entramado. Los elementos de prehensión son asas,
lengüetas y algún arranque. Ya se ha dicho que la ausencia de fondos impide la creación de subtipos, sin embargo, las propias características y posible funcionalidad de estas cerámicas sugieren como morfología más adecuada el fondo plano o convexo, a pesar de que tampoco se pueda descartar el apuntado como se verá posteriormente en algún ejemplo de las formas compuestas.
LÁMINA. 6. Formas simples elípticas.
I. Cueva de Chaves, nivel 1a (n.º 1 Museo de Huesca).
II. Abrigo de la Costalena, nivel c1 (BARANDIARÁN y
CAVA, 1989: 52).
CÆSARAUGUSTA 77
4. Cilíndricas. Son vasijas de paredes rectas. Sólo se han localizado dos vasijas
casi enteras, ambas lisas,y únicamente la segunda presenta el arranque de un elemento de prehensión. El primer fragmento se podría incorporar al grupo XIV. 2a:
recipientes cilíndricos sin borde diferenciado de base plana (BERNABEU, 1989: 45)
(Lámina 12: II, pág. 183). El segundo en cambio al grupo XIV.2b: recipientes cilíndricos de base convexa (ibidem) (Lámina 12: I, pág. 183).
144
Son muchos los bordes asimilables a esta forma, y tipológicamente al grupo
XIV de Bernabeu (1989: 38 y 45) (Láminas 12, 13 y 14, págs. 183, 185 y 188).
Desarrollan distintas decoraciones aunque prefieren los cordones, que en ningún
caso son lisos, mayoritariamente ungulados o con impresiones, ya sean cardiales o
apuntadas. Es abundante el acanalado aislado o combinado con cardial, cordones
ungulados o impresiones. Este último tipo de decoración también aparece solo. Las
suspensiones no son muy habituales pero sí variadas: asas de cinta, mamelones,
lengüetas y pezones. En este grupo se incluyen las dos vasijas con decoración de
haecheraux del Forcón, confirmando con ello la perduración cronológica de esta
morfología, ya que como se ha dicho son de una etapa posterior (Lámina 14: II,
pág. 188).
Los recipientes pequeños están presentes a través de un conjunto de cerámicas
de La Miranda y La Espluga de la Puyascada. Todas están decoradas con distintas
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
I. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). II. Cámara superior del Moro (Olvena)
(MONTES, 1995). III. Cueva de Chaves, nivel 1a. IV. Cueva de Chaves, nivel 1b (n.º 1 y 2
Museo de Huesca).
CÆSARAUGUSTA 77
LÁMINA. 7. Formas simples elípticas.
145
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
impresiones a bandas en el borde y cuerpo, a las que habría que añadir tres vasijas
lisas, una de ellas con asa circular. Se asocian nuevamente al grupo de los microvasos de Bernabeu (1989: 50) (Lámina 13, pág. 185).
5. Cónica o troncocónica. Se asimilan al grupo I: platos y fuentes (ibidem
1989: 14-18) y al XIV.1: recipientes troncocónicos (ibidem, 1989: 38-45). Únicamente aparecen representados los cuencos de perfil exvasado, pudiendo incluirse
alguno de ellos en el grupo de fuentes y platos. En general la decoración es sencilla:
incisión/impresión, acanalados, impresiones, alguna aplicación plástica, pero también son abundantes los vasos lisos o con algún elemento de prehensión como perforación o asas, generalmente de cinta (Lámina 14, pág. 188).
Nuevamente se localizan en vasijas pequeñas —microvasos (ibidem, 1989:
50)—. En su mayoría son lisas y excepcionalmente con algún asa o perforación,
pero dos de ellas presentan decoración: una incisa y la otra acanalada y con botones en el borde (Lámina 14: I, 1 y II, 1 y 3).
FORMAS COMPUESTAS: Son aquellas que se crean con la combinación de dos
o más formas geométricas simples, por lo que se pueden establecer tantos subtipos
como formas vistas anteriormente, pero sólo se van a mencionar las que están presentes en los yacimientos aragoneses.
CÆSARAUGUSTA 77
6. Con cuello o más conocidas como botellas. Son vasijas de cuerpo esférico u
ovoide y cuello marcado, el cual va desde el cilíndrico pasando por el troncocónico
hasta la hipérbole (Láminas 16 y 17, págs. 193 y 195) o, lo que es lo mismo, los
contornos van desde los simples a los compuestos. Los fondos en las tres vasijas
enteras son distintos: apuntado en el Torrollón, convexo y plano en las dos cerámicas del nivel 1b de Chaves. Los siete recipientes que se incluyen claramente en este
tipo llevan elementos de suspensión, concretamente asas o el arranque de las mismas, aunque la única botella lisa muestra dos pezones opuestos. La decoración es
variada, pero se puede plantear un cierto predominio de la incisión/impresión, ya
que aparece en el 57,14%. Ésta se localiza preferentemente en la unión del cuello y
cuerpo, desarrollándose hacia este último. Además aparecen cordones ungulados en
el borde y en el cuello-cuerpo, o decoración cardial en el borde y en bandas sobre
cordón en el cuerpo. Este conjunto se puede incluir sin mayores precisiones dentro
de la tipología de Bernabeu en el grupo XIII: recipientes con cuello (1989: 31).
146
Como formas asimilables se han hallado otros fragmentos. En primer lugar
algunos cuellos con o sin decoración. Entre los ornamentado se puede hablar de
motivos impresos en guirnaldas, inciso/impresos en bandas horizontales y verticales o combinados con aplicaciones plásticas107. Son muchos más los bordes, ya sean
lisos o decorados, que se asocian a esta forma, aunque con una gran variedad en la
morfología del cuello. También hay un ejemplo de cerámica de pequeño tamaño
que se asimila al grupo XVI: botellitas (ibidem, 1989: 50), es un fragmento con decoración cardial.
7. Con carena. La unión de las distintas formas geométricas deja una huella
muy marcada en el perfil de la vasija, por lo que se asocian a los contornos com107 Ver las láminas del capítulo 2.2 (págs. 110, 111 y 113), en el apartado correspondiente a los cuellos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
I. Cueva de Chaves, nivel 1b (n.º 2 Museo de Huesca). II. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU,
1987a). III. Cueva 2b de los Moros (Gabasa). IV. El Pontet, nivel b (MAZO y MONTES, 1992).
V. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.).
CÆSARAUGUSTA 77
LÁMINA. 8. Formas simples elípticas.
147
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
puestos carenados o con galbo de A. O. Shepard (1956). En los yacimientos aragoneses tan sólo se han documentado, como claramente del Neolítico Antiguo, las
carenas de perfil suave. Están compuestas por la unión de formas exvasadas de volumenes esféricos, elípticos horizontales, ovoides rectos y troncocónicos reentantes
sin que se pueda precisar más, ya que se carece de fragmentos completos. Al igual
que las anteriores son tanto lisas como decoradas con impresiones —caridales o
no— a veces combinadas con cordón también impreso (Lámina 18, pág. 197).
Con esta sencilla clasificación se han establecido casi todas las formas existentes en este estudio, pero no se ha podido plantear ninguna diferenciación ni preferencia cronológica debido a su diversidad.
2.3. Decoración
En todos los yacimientos, no sólo en los de esta época, es habitual que la cantidad de cerámicas decoradas supongan un porcentaje muy pequeño dentro del
conjunto. En general no llegan a sobrepasar el 30% del total, puesto que la parte
lisa de una vasija es siempre, en proporción, mayor que la decorada. Únicamente en
el nivel c1 y c2 de La Costalena y en Botiquería dels Moros se produce un incremento de este valor, que sólo en el primer caso supera el 50% de los efectivos. Ello
es debido al escaso número de fragmentos recogidos y a las distintas remociones
que han sufrido ambos asentamientos, imposibilitando la recuperación completa
del material.
CÆSARAUGUSTA 77
No se va a entrar en la definición y explicación de los sistemas decorativos, ya
tratados en el capítulo de la tecnología y en la ficha cerámica, sino directamente en
148
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Porcentajes globales de la decoración
108 Excepto en el c inferior de Pontet donde únicamente aparece representada la incisión, y en Gabasa
3b, Pontet b y en el nivel 6 de Botiquería que carecen de impresiones pero tienen otras técnicas decorativas.
109 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 348).
CÆSARAUGUSTA 77
el análisis del conjunto. La importancia de este material, a pesar de su escaso número, es obvia puesto que nos permite, de alguna forma, el acercamiento al gusto estético y pensamiento de estos grupos humanos. En los yacimientos aragoneses las
decoraciones más corrientes y con porcentajes más elevados son las impresas
(38,38%) y las aplicaciones plásticas108 (34,01%). Ambos tipos presentan valores
que sobrepasan en cada yacimiento el 15%, salvo las impresiones de la cueva de las
Brujas y el nivel c superior de El Pontet que no alcanzan el 10%109.
149
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Por el contrario las menos utilizadas son el acanalado y el apartado de otras
decoraciones que, además de poseer los valores más bajos —3,20% y 2,03% respectivamente— no llega a sobrepasar el 17% en ningún asentamiento. El resto de
los elementos decorativos empleados están bastante repartidos tanto en porcentajes como en tipos. Se ha advertido que, en general, la distribución de decoraciones
en las provincias de Zaragoza y Teruel es más comedida, concentrándose en las dos
técnicas principales. Las impresiones cardiales, consideradas fósil director de esta
época, aparecen exclusivamente en cinco yacimientos con porcentajes relativamente bajos, sólo el nivel 6 de Botiquería presentan la frecuencia más alta.
• Dentro de cada clase de ornamentación se ha buscado una posible correlación entre el tipo, el diseño y su situación en la vasija pero resultó negativa. A pesar
de ello se ha incorporado un breve comentario sobre la misma en cada tipo. Si bien
algunas decoraciones en los inventarios constituyen más de una categoría independiente, en el estudio se han agrupado en su forma genérica y los porcentajes se establecen en relación al número total de la variable, no de cada categoría. Así, en primer lugar hay que hablar de las impresiones110. En este análisis quedan excluidos
por carecer de cualquier tipo de impresión los yacimientos: Gabasa 3b, el nivel b y
c inferior del Pontet.
CÆSARAUGUSTA 77
La primera es la decoración cardial que, como ya se ha comentado, está individualizada por un tipo de decoración que en principio plantea connotaciones cronológicas y culturales. Este tipo, a pesar de ser considerado fósil director, en Aragón
sólo aparece en cinco yacimientos y constituye el 6,30% del total. Únicamente en
Chaves están presentes las dos clases de decoración: natis y charnela, si bien la presencia del primero es muy reducida, no alcanzando el 1%.
150
110 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 349).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Cueva de Chaves, n.º 1-2 nivel superficial, n.º 3-4 nivel 1a, n.º 5-6 nivel 1b (Museo de
Huesca). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). III. Peña
de las Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997). IV. Abrigo de la Costalena (BARANDIARÁN y CAVA,
1989). V. Botiquería dels Moros, n.º 1 nivel 6 y n.º 2 nivel 8 (BARANDIARÁN, 1989).
151
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En el global de las impresiones la decoración cardial con charnela suele establecer los porcentajes más altos. Merece la pena destacar el nivel 6 de Botiquería, en
donde supone el 100% de las impresiones y, el c superior del Pontet en el que alcanza el 70%. De distinta forma hay que comentar que el 50% de la cueva de las Brujas,
está constituido sólo por un fragmento, debido seguramente más a las características selectivas del material que a la realidad.
Los motivos desarrollados con el natis manifiestan una ligera preferencia por
las orientaciones verticales, si bien en el nivel superficial de Chaves se combinan
con la horizontal. El cuerpo es la zona del recipiente más utilizada, aunque en los
dos niveles inferiores de Chaves los porcentajes más altos los poseen los bordes.
Es interesante mencionar la existencia de esta decoración en el interior de los bordes de las vasijas111. Las impresiones cardiales realizadas con la charnela, en general, han elegido la composición horizontal o su combinación, situándola de forma
mayoritaria en el cuerpo112. Hay que destacar, nuevamente, la gran diversidad y a
la vez uniformidad del conjunto de Chaves, más marcada si cabe entre el nivel 1a
y 1b.
En este apartado hay que comentar el hallazgo en la cámara superior del Moro
de Olvena de dos framentos con una decoración que se ha identificado como
impresiones irregulares por sus características, pero que algunos autores consideran
cardial (BALDELLOU y RAMÓN, 1995: 141). En otros ámbitos se han definido como
cerámicas con impresión a peine o más probablemente de valva de cardium o petxina como en la Balma Margineda (GUILAINE y MARTZULUFF, 1995, vol.I: 191 y 199;
vol. III: 259), o imitaciones del cardial en Malta (EVANS, 1987). Los fragmentos aquí
analizados no encajan realmente en ninguna de las dos categorías, ya que la huella
que ha dejado el instrumento no permite su identificación clara.
Muchos asentamientos carecen de impresiones realizadas con la mano113 y, en
general, no llegan a superar el 20% de las impresiones de cada uno. En comparación con el tipo anterior se aprecia un aumento de los yacimientos oscenses que lo
poseen, pero una disminución en las otras dos provincias y únicamente en los niveles superficial y 1a de Chaves se hallan todas las categorías representadas. No se
puede decir que exista un predominio claro de una de ellas (digitaciones, ungulaciones o digitado-ungulado), pero se puede plantear una mínima supremacía de las
ungulaciones sobre el resto.
Dentro de las digitaciones impera claramente la composición horizontal en el
borde y, en menor medida, en el cuerpo o ambas114. Habría que destacar por un
lado su presencia en el interior de los bordes en el nivel 1b de la cueva de Chaves y,
CÆSARAUGUSTA 77
111 El diseño horizontal-vertical en Chaves sup. es del 100% y se sitúa en el cuerpo. En Chaves 1a y 1b la
composición predominante es la vertical superando el 50% y su locacización en el borde supera el 70%.
152
112 La composición horizontal supone desde el 100% en Costalena c1 y nivel 8 de Botiquería hasta el
50% del nivel c2 de la Costalena, excepto en Las Brujas que la composición es horizontal y oblicua
y en Chaves 1a y 1b en los que predomina la geométrica, superardo el 25% de efectivos. La ubicación en el cuerpo va desde el 100% del nivel 8 de Botiquería, el nivel c2 del Abrigo de la Costalena,
Las Brujas y Forcas II hasta su combinación con otras zonas de la cerámica qué sobrepasan el 45%.
113 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 349).
114 El diseño horizontal alcanza el 100% en Chaves sup., la cámara superior e inferior de Olvena,
Gabasa 2a y 2b y Las Torrazas. La localización en el borde es del 100% en las Torrazas y la cámara
superior e inferior de Olvena.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
por otro, los casos en que sirve para decorar las suspensiones115. Los tres niveles de
la cueva de Chaves y la cámara inferior del Moro de Olvena poseen impresiones
digatado-unguladas y, aunque no se puede hablar de homogeneidad entre ellos, sí
mantienen lo expuesto hasta ahora. El diseño dominante es el horizontal y la situación varía entre el borde, cuerpo y borde-cuerpo116. Las ungulaciones mantienen el
esquema anterior: composición horizontal y alternancia de la ubicación entre
borde, cuerpo y borde-cuerpo117. Como decoración interna se encuentra en los niveles 1a y 1b de Chaves y, esta vez, la mayor variedad en la localización la posee la
Espluga de la Puyascada.
Las impresiones a punzón118 son las más usuales, puesto que aparecen en casi
todos los yacimientos. No existe una supremacía nítida de un tipo sobre los demás,
si bien se observa una serie de pautas comunes: las impresiones más corrientes, en
general, son la apuntada, roma, oval y rectangular; las menos significativas son las
realizadas con espátula triangular y rectangular, ya que no suelen sobrepasar el 10%,
pero cuando esto ocurre, como en la cámara inferior de Olvena o en Huerto Raso,
hay que tener en cuenta que representan tan sólo dos fragmentos, o en El Torrollón
porque gran parte de los fragmentos pertenecen a las mismas vasijas.
115 Únicamente en La Miranda, el nivel 1b de Chaves, Gabasa 2a y 2b, no sobrepasando el 35%.
116 La composición horizontal supone el 100% en todos ellos y el borde alcanza el 100% en Chaves 1b
y cámara inferior de Olvena.
117 La composición horizontal va desde el 100% en La Espluga de la Puyascada, nivel c2 del Abrigo de
la Costalena, Torrazas, Panizales y Alonso Norte hasta el 33,33% de Gabasa 2a. La decoración en el
cuerpo es del 100% en Gabasa 2a, nivel c2 del Abrigo de la Costalena y Panizales.
118 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 349).
CÆSARAUGUSTA 77
En la correlación composición/situación se asocia mayoritariamente el diseño
horizontal y el cuerpo, aunque a veces también aparezca en el borde y borde-cuer-
153
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
154
I. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir). II. Espluga de la
Puyascada, nivel superficial (BALDELLOU, 1987a). III. El Pontet, nivel c superior (MAZO y
MONTES, 1992). IV. Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1990). V. Cámara inferior del Moro
(Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 163). VI. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL,
1981-2). VII. Abrigo de la Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
po con valores altos119. Son los tres niveles de Chaves, con diferencia respecto a los
demás yacimientos, los que utilizan con más profusión las distintas opciones. En
algunos casos las impresiones llegan a las suspensiones y, en menor medida, al interior de las cerámicas, como en la impresión oval, irregular y la rectangular.
119 En la impresión apuntada alcanza el diseño horizontal el 100% en el Forcón, la cámara inferior de
Olvena, Gabasa 2b, Costalena nivel a+b y nivel c genérico, Els Secans y los Panizales, en el resto de
los yacimientos sobrepasa el 45% siendo siempre la de mayor porcentaje, excepto en Alonso Norte
que está ausente. Se localiza en el cuerpo con el 100% de los casos en Forcas II, Costalena nivel a+b,
nivel c genérico y nivel c2, Els Secans y los Panizales; y el borde supone el 100% en Gabasa 2b.
A pesar de la ausencia de los asentamientos del Bajo Aragón, las impresiones romas continúan con
las mismas preferencias, si bien hay que resaltar una mayor variedad comparándola con las categorías anteriores. Así el diseño horizontal supone el 100% en Huerto Raso, Remosillo, cámara inferior
de Olvena y Gabasa 2b, en el resto supera el 40%, excepto en Brujas y Gabasa 3a en los que la composición horizontal-oblicua es del 100%. La situación está algo más repartida: en el cuerpo encontramos el 100% en Huerto Raso y Gabasa 3a, en el borde supone el 100% en Remosillo y cámara
inferior de Olvena, y en el resto de los yacimientos superan el 45% las localizaciones en el cuerpo,
excepto Gabasa 2b y Brujas.
En la impresión de espátula triangular disminuye el número de yacimientos, llegando a ser Alonso
Norte el único asentamiento del Bajoaragón. El diseño horizontal representa el 100% en Forcón,
Espluga de la Puyascada, Chaves sup., cámara superior de Olvena, Gabasa 2a y Alonso Norte, el horizontal-vertical es del 100% en La Miranda y el Torrollón. Se localiza al 100% en el cuerpo en Forcón,
Chaves sup. y cámara superior de Olvena; en el borde el 100% lo encontramos en Gabasa 2a y en el
cuello-cuerpo en el Torrollón. En el resto de los yacimientos el valor del cuerpo no es inferior al 50%.
En las impresiones con espátula rectangular el 100% de la composición horizontal lo presentan
Forcón, Espluga de la Puyascada, La Miranda, cámara superior de Olvena y Alonso Norte, en la cámara inferior de Olvena la composición es horizontal-vertical y en Huerto Raso únicamente vertical. En
los tres niveles de Chaves la composición horizontal no es inferior al 50%. El cuerpo supone el 100%
en Forcón, Huerto Raso y Alonso Norte y en el resto de asentamientos su valor no es menor al 40%.
CÆSARAUGUSTA 77
La impresión oval se desarrolla al 100% de forma horizontal en La Miranda, Huerto Raso, Gabasa
2b y 5, Costalena nivel c genérico, nivel 8 de Botiquería y Panizales, en el resto supera el 40%. El
cuerpo posee el 100% de los efectivos en Huerto Raso, Costalena nivel a+b y nivel c2, y nivel 8 de
Botiquería; y el borde en Costalena nivel c genérico y Panizales.
155
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
156
Cueva de Chaves. I. nivel superficial. II. nivel 1a. III. nivel 1b (Museo de Huesca).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La decoración menos común es la impresión con instrumento120, aunque en el
Forcón la impresión hueca posea los porcentajes más altos (9,80%) es la menos utilizada, ya que no supera el 3% en los yacimientos en que está presente. La preferencia por las otras dos categorías es divergente, mientras en la provincia de
Zaragoza emplean mayoritariamente la gradina, en el único caso que aparece en la
provincia de Teruel (nivel 8 de Botiquería) se decanta por el peine. Una vez realizado el análisis se ha visto que la división establecida en un primer momento entre
estas dos últimas variables no ofrece la información deseada, por lo que podría
plantearse en posteriores estudios la unión de ambas categorías, ya que la diferencia radicaba exclusivamente en el número de huellas que deja el instrumento y no
existen grandes divergencias entre una y otra.
En los escasos yacimientos con impresión hueca se reitera una alternancia en
la composición: geométrica, horizontal o bien compartiendo valores con otros
motivos, incluida la decoración interna. Al igual que en las demas, en cuanto a las
zonas decoradas de la vasija no se producen cambios, siguen prefiriendo el cuerpo121. En las ornamentaciones elaboradas con gradina, persiste como composición
El último tipo de impresión es el rectangular, el diseño horizontal supone el 100% en la cámara
inferior de Olvena, Gabasa 2b y 5, Costalena nivel c2, Torrazas y Alonso Norte; la oblicua supone
el 100% en Huerto Raso; en el resto de los yacimientos la composición horizontal supera el 40%
excepto en el Torrollón en el que la más importante es la geométrica (66,66%). El cuerpo posee
valores del 100% en La Miranda, Huerto Raso, Gabasa 5 y Alonso Norte; el borde alcanza el 100%
en la cámara inferior de Olvena y Costalena nivel a+b; y en el cuello en las Torrazas.
120 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 349).
121 La composición geométrica supone el 100% en el Forcón y la cámara superior del Moro de Olvena;
la horizontal en Chaves 1a; la decoración interna supone el 50% en Chaves 1b. El cuerpo es mayoritario con el 100% en la Espluga de la Puyascada, la cámara superior del Moro de Olvena y la Miranda.
CÆSARAUGUSTA 77
La decoración impresa irregular presenta el 100% en el diseño horizontal en Huerto Raso, Gabasa
2a y 5, Forcas II, Costalena nivel a+b y nivel c2, Els Secans, Torrazas y Alonso Norte; en los demás
yacimientos su valor no es inferior al 65%, excepto en Gabasa 2b en el que el valor más alto es el
geométrico (50%). El cuerpo posee el 100% en Huerto Raso, Gabasa 2a y 5, Torrazas y Alonso Norte.
157
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
158
I. Espluga de la Puyascada, superficial y EIIb (BALDELLOU, 1987a). II. Cámara superior del
Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). III. Cueva 2a de los Moros (Gabasa). IV. El
Forcón (BALDELLOU, 1984). V. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2).
Las impresiones efectuadas con peine muestran variedad en cuanto al diseño
con porcentajes elevados en la composición entre la horizontal, geométrica, y
horizontal-oblicua. Separado del resto queda el nivel c2 de La Costalena, con la
composición horizontal-vertical. Aparece como decoración interna en el nivel 1a
de Chaves. Nuevamente es el cuerpo la zona más empleada para este tipo123.
Dentro de las tres categorías que componen la impresión con instrumento ésta es
la única que se realiza en la suspensiones, apareciendo en el nivel 1b de la cueva
de Chaves.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
dominante la horizontal, excepto en la cámara inferior del Moro de Olvena y el
nivel c1 de La Costalena, en los que la única representada es la oblicua y la geométrica, respectivamente. Se localiza mayoritariamente en el cuerpo122.
• El siguiente apartado es la decoración inciso/impresa124. Entre las dos categorías que la componen se observa un claro predominio de las inciso/impresas
sobre el punto y raya, si bien este último aparece en casi todos los asentamientos
con valores más pequeños, excepto en las Torrazas que constituye el 100%.
122 La composición horizontal supone el 100% en Chaves 1a, y la horizontal-vertical en la Costalena
nivel a+b, en el resto de los yacimientos el diseño horizontal supera el 50%. El cuerpo posee el 100%
en la cámara superior de Olvena y la Costalena nivel c1 y nivel c2, superando en el resto el 40%.
123 El diseño horizontal es del 100% en el Remosillo, la cámara superior del Moro de Olvena y el nivel
a+b de La Costalena; la geométrica es del 100% en Pontet c sup. y del 50% en Chaves sup y 1a. El
cuerpo posee los valores del 100% en el Remosillo, la cámara superior del Moro de Olvena, Gabasa
2a, el nivel a+b y c2 de La Costalena y Pontet c sup.
124 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350).
125 Los motivos horizontales alcanzan el 100% en La Miranda, Chaves 1b y Gabasa 2b; la composición
horizontal oblicua supone el 100% en Costalena nivel c1; en el resto de los asentamientos el diseño
CÆSARAUGUSTA 77
El punto y raya también prefiere los motivos horizontal en el cuerpo. Tan sólo
las Torrazas presentan como único diseño el circular125. Vuelve a desaparecer en el
159
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
I. Abrigo de la Costalena, nº 1-2 nivel c1, nº 3 nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989). II. Alonso
Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1989). III. El Pontet, nivel c inferior (MAZO y MONTES, 1992).
IV. Botiquería dels Moros, nº 1 nivel 6, nº 2 nivel 8 (BARANDIARÁN, 1989).
CÆSARAUGUSTA 77
interior de los bordes, pero las suspensiones continúan decorándose en el nivel 1a
de Chaves que, a su vez, muestra una mayor diversidad de elementos.
160
En la categoría inciso/impresa, además de aumentar el número de yacimientos
que la emplean, se produce una mayor diversidad si bien no se modifica drásticamente el esquema preestablecido en la correlación: horizontal-cuerpo126, aunque
horizontal supera el 45% de los casos. Su ubicación en el cuerpo es del 100% en La Miranda, Chaves
superficial, cámara superior de Olvena, Gabasa 2b y Torrazas; en Costalena nivel c1 el 100% se halla
en el borde-cuello; el resto de los yacimientos poseen valores en el cuerpo superiores al 50%.
126 El 100% de la composición horizontal lo poseen La Miranda y Gabasa 2b; el 100% de la horizontal-vertical la cámara inferior de Olvena y el 100% en la geométrica Gabasa 2a y Pontet c superior.
• Las incisiones127 están constituidas por tres categorías: profunda, suave y grabada. La última de ellas no aparece en los yacimientos aragoneses, a pesar de ser
habitual en contextos neolíticos no sólo penínsulares. Entre las otras dos categorías
se aprecia una ambivalencia, por un lado en la provincia de Huesca predomina
indiscutiblemente la incisión profunda, mientras que en la provincia de Zaragoza la
preferencia tiende hacia la suave. Este hecho habría que matizarlo en algún yacimiento, por ejemplo en Gabasa 5 domina la incisión suave y en el nivel c inferior
del Pontet la profunda, pero en ambos casos es sólo un fragmento. Por contra en los
de Teruel se combinan las dos incisiones, al igual que en otros asentamientos como
los niveles 1a y 1b de Chaves, la cueva de las Brujas o el nivel c1 de La Costalena.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
algunos yacimientos prefieran el diseño geométrico. Esta vez es la cámara inferior
de Olvena la que presenta decoración en los elementos de prehensión.
Esta decoración alcanza el 100% en el cuerpo en el Forcón, Gabasa 2a, Pontet c superior, Botiquería
8 y Alonso Norte, en el cuello-cuerpo alcanza el 100% en Gabasa 2b y Torrollón, en los demás yacimientos el cuerpo supera el 55%.
127 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350).
128 El diseño horizontal es del 100% en la cámara inferior de Olvena, Gabasa 2a, 3b y Alonso Norte; el
geométrico es del 100% en Brujas y Forcas II o del 86% en el Forcón.
129 El 100% de las incisiones profundas se sitúan en el cuerpo en la cámara inferior de Olvena, Brujas,
Gabasa 2a, 2b, 3b, Forcas II, Pontet c inferior y Alonso Norte; en el resto de yacimientos no es inferior al 40%.
CÆSARAUGUSTA 77
En cuanto a la composición/situación de la incisión profunda permanece el
diseño horizontal como el más corriente, aunque en algunos casos es sustituida por
el geométrico128. Es interesante comentar que en este tipo se amplían los porcentajes y el número de elementos utilizados. En cuanto a la ubicación no se produce
ningún cambio129, y sólo aparece en los elementos de prehensión en la Miranda y
en el nivel 1a de Chaves.
161
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
162
Cueva de Chaves: I. nivel superficial. II. nivel 1a. III. nivel 1b (Museo de Huesca).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En la categoría suave sigue dominando, en mayor o menor medida, los motivos en horizontal130. De nuevo, son los tres niveles de Chaves los que decoran el
interior de los bordes, pero en general se realizan en el cuerpo131. Vuelven a ser los
niveles 1a y 1b de Chaves los únicos que poseen incisiones en las suspensiones.
• La categoría más importante en el acanalado132 en los asentamientos de
Huesca y Teruel, tanto por sus porcentajes como por su utilización, es la roma. En
cambio en Zaragoza es el acanalado a peine el que posee las frecuencias más altas
y sólo en el nivel c2 de La Costalena se encuentra la roma. Evidentemente, la categoría apuntada es la menos empleada, llegando a ser nula en el Bajoaragón.
En la decoración roma tanto la composición como la situación no ofrecen ninguna diferencia a lo hasta ahora expuesto133. Quizá lo único digno de mención es
que los tres niveles de Chaves, nuevamente, son los que poseen una mayor riqueza
en el diseño, y vuelven a ser los únicos que decoran las suspensiones. Respecto al
acanalado apuntado134 y al realizado a peine135 siguen manteniendo la tónica gene130 Va desde el 100% de La Miranda hasta el 33,33% de Alonso Norte, exceptuando el 100% en la composición horizontal-oblicua de Las Brujas, y el 100% de la geométrica del c superior del Pontet o el
62% del nivel 1b de Chaves.
131 El 100% del cuerpo lo poseen Gabasa 5, Costalena nivel a+b, nivel c2, Pontet b y c sup., los demás
yacimientos superan el 33,33% de La Espluga de la Puyascada.
133 La composición horizontal en el acanalado romo es del 100% en el Forcón, Gabasa 2b y Costalena
nivel c2, en los demás yacimientos va desde el 23% de Alonso Norte al 60% de la cámara superior de
Olvena.
134 La composición horizontal representa el 70,66% en Chaves 1b, el 69,99% en Chaves 1a y el 33,33%
en el nivel sup. En cuanto a su situación es del 100% en el cuerpo en Chaves sup. y 1a y del 90% en
Chaves 1b.
135 El 100% en el diseño horizontal aparece en La Miranda, la Costalena nivel a+b, nivel c1 y nivel c2,
en Gasaba 2a se reparte el 50% el horizontal y el oblicuo. El 100% en el cuerpo lo poseen todos los
yacimientos, excepto en la Costalena nivel c1 que se sitúa en el cuello.
CÆSARAUGUSTA 77
132 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350).
163
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
I. Abrigo de la Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989). II. Cámara superior del Moro
(Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.). III. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU
y UTRILLA, 1995 dir.). IV. Cueva de Chaves, nivel 1a (Museo de Huesca). V. Cueva de Chaves,
nivel 1b (Museo de Huesca).
CÆSARAUGUSTA 77
ral. Finalmente no se utiliza el acanalado como decoración interna en ninguna de
las tres categorías.
164
En el análisis de estas dos últimas variables, incisa y acanalado, hay que tener
en cuenta que, dependiendo de la fragmentación del material, se pueden confundir
ambos, puesto que estos elementos son realizados con la misma técnica. También
habría que tener presente este hecho en la decoración inciso/impresa, al ser el producto de dos técnicas decorativas, incisa e impresa, por lo que puede haber fragmentos con sólo una parte de los motivos y, por tanto, no considerarla inciso/impresa.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
• La variable otras decoraciones136, está compuesta por siete categorías pero se
han eliminado del análisis todas aquellas que con clara probabilidad no se consideran neolíticas, tales como el boquique o la excisión. En conjunto son las decoraciones menos numerosa en todos los yacimientos.
Hay una serie de elementos decorativos presentes en estos yacimientos como
incrustaciones, dedadas o rugosidades que son más propios de otras épocas, pero
su fabricación no está limitada a un momento cronológico. Por otro lado, algunas
de ellas están presentes en la cueva de Chaves, claramente en un Neolítico Antiguo
sin intromisiones, por lo que habría que reconsiderar el ámbito cronológico de las
mismas. Sin embargo hay que aclarar que casi siempre están representados por uno
o dos fragmentos, a pesar de que los porcentajes sean altos. Finalmente, queda por
mencionar la decoración pintada, pero el único fragmento que se ha hallado es el
136 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350).
137 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 350).
CÆSARAUGUSTA 77
Las perforaciones utilizadas como decoración no son muy habituales en ningún momento cronológico y, por tanto, la información que aportan no es muy significativa, a lo que habría que añadir que el número de efectivos que la componen
no es elevado. En esta categoría se han incluido las perforaciones realizadas con
anterioridad a la cocción, es decir, con la pasta todavía blanda. Su finalidad en gran
medida se desconoce, máxime si se tiene en cuenta la fragmentación del material.
No obstante, aunque en un principio se hayan asociado a las decoraciones hay que
barajar otras posibilidades, como los agujeros vertederos que plantea Bernabeu
(1989: 28) para algunos ejemplares valencianos. En cambio, son más numerosas las
perforaciones de lañado137, sobre todo en Chaves, y que de alguna forma dan una
idea de la reutilización de las cerámicas, de la importancia de ciertas vasijas o de la
dificultad/coste de su fabricación y de ahí que hayan sido reparadas y no eliminadas, sin embargo por ahora no se puede concretar ninguna hipótesis.
165
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
del Remosillo, por lo que no se puede afirmar ninguna conclusión debido, principalmente, a los problemas que plantea el abrigo.
En contra de lo que se podría pensar por la reducción del número de asentamientos, el capítulo de otras decoraciones no ofrece diferencias sustanciales a lo ya
comentado en cuanto al diseño y ubicación de las mismas: preferencia de los motivos horizontales en el cuerpo138. Se ha eliminado de este análisis las perforaciones,
puesto que no se puede establecer una correlación entre composición y situación al
no tener valores en la primera variable, así como las rugosidades al no formar ningún diseño y localizarse siempre en el cuerpo. Con ninguna de estas decoraciones
existe la composición interna, ni se localizan en los elementos de prehensión.
CÆSARAUGUSTA 77
• Las aplicaciones plásticas139 son la última variable. En general, existe una gran
diversidad de elementos, si bien se aprecia que los más corrientes son los cordones
lisos, los cordones impresos y los pezones, aunque no siempre posean los porcentajes más elevados. Del análisis se desprende que en las cuatro cuevas de Gabasa
dominan los mismos tipos de aplicaciones: cordones lisos y digitados. Asimismo,
destacan los tres niveles de Chaves por presentar una mayor pluralidad de catego-
166
138 Entre las dedadas la composición horizontal va desde el 100% en Gabasa 2b y las Torrazas, al 75%
de la Miranda y al 100% del diseño horizontal-vertical en los niveles 1a y 1b de Chaves, y el 80%
en la composición circular en las Brujas. Mayoritariamente se localizan en el cuerpo, ya sea como
situación única, el 100% de Gabasa 2b y las Brujas, o combinándose con el borde, el 100% de los
niveles 1a y 1b de Chaves, y las Torrazas.
El diseño horizontal en las incrustaciones posee porcentajes que van desde el 100% de la Puyascada
y el 75% de la Miranda al 50% de Gasaba 2b. Se ubican exclusivamente en el cuerpo en la Puyascada
y Gabasa 2b, en cambio la Miranda lo comporate sobre todo con el borde. La única excepción es la
de la cámara superior del Moro de Olvena que prefiere el diseño geométrico en el borde.
139 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 351).
En relación con las secciones de estas aplicaciones no se ha obtenido ninguna
conclusión positiva fundamentalmente por la gran variedad ya aludida. Aun con
todo se pueden destacar algunos hechos como que en los cordones, estén o no
decorados, las más habituales son las semicirculares y triangulares y, en menor
medida, la trapezoidal y rectangular. Los yacimientos que mayor variedad muestran
son de nuevo los niveles 1a y 1b de Chaves. En los pezones como es lógico la sección cónica es la más frecuente, pero también emplean otras. En los tres casos en
los que aparecen las pastillas: el nivel 1a de Chaves, la cámara superior de Olvena,
el nivel c2 de La Costalena; la sección es rectangular. Mientras que en las pastillas
impresas se produce una mayor diversidad: trapezoidal, rectangular y semicircular.
Quizá lo más chocante es la presencia, aunque escasa, de la sección cuadrada en
cordones impresos en la cámara superior de Olvena y en pezones en las Torrazas.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
rías, además, de los tres niveles muy similares. También hay que resaltar la escasa
variedad hallada en la mayoría de los yacimientos del Bajoaragón.
Queda por examinar la relación diseño/situación, de la que tan sólo se van a
comentar algunas excepciones, ya que, al igual que el resto de las decoraciones,
mantienen la primacía de la composición horizontal140 y se ubican preferentemente en el cuerpo141. Destacan los cordones impresos-pezón al poseer en algunos
140 En el cordón liso la composición horizontal va desde el 100% del Forcón, Puyascada, Forcas II,
Gabasa 2b, Costalena nivel c, Pontet b, Botiquería 8 y Las Torrazas, al 50% de Costalena nivel c2 y
los Panizales.
En el cordón digitado el 100% del diseño horizontal lo poseen el nivel 1b de Chaves, la cámara
superior de Olvena, Brujas, Gabasa 3b y las Torrazas, el resto de los yacimientos superan el 56%.
En el cordón ungulado el 100% de la categoría horizontal está presente en Puyascada, Remosillo,
cámara inferior y superior de Olvena y Els Secans.
En el cordón digitado-ungulado la composición horizontal supone en 100% en el nivel sup. y 1a de
Chaves, en el nivel 1b supone el 60% y en las Torrazas es el diseño horizontal-oblicuo el que alcanza el 100%.
Los cordones impresos son exclusivamente horizontales en Forcón, la Miranda, Forcas II, Costalena
nivel a+b y nivel c2; en Botiquería 8 es el diseño horizontal-oblicuo y en el nivel 6 el vertical-oblicuo los que alcanzan el 100%. En el resto de yacimientos supera el 50% de Els Secans.
Los cordones impresos y pezones se disponen todos de forma horizontal, excepto en el nivel sup.
de Chaves que posee el 100% el motivo circular.
Los cordones impresos y pastillas presentan el diseño horizontal con valores que van desde el 25%
del nivel 1b de Chaves al 100% de los demás yacimientos.
En los cordones lisos con pezón la composición horizontal supone el 100%, aunque a veces está
representada por la horizontal-oblicua u horizontal-vertical.
141 En el cordón liso el cuerpo posee valores desde el 100% en las Brujas, Gabasa 5, Costalena nivel a+b
y nivel c1, y los Panizales hasta el 50% de Costalena nivel c y nivel c2, Pontet c sup. y Torrazas.
El cordón digitado se sitúa exclusivamente en el cuerpo en el nivel sup. de Chaves, la cámara superior de Olvena, Brujas, Gabasa 2a, 3b y 5; en los demás supera el 60% de los casos.
El cordón ungulado se localiza en el cuerpo con el 100% en Puyascada y la cámara inferior de
Olvena, con el 100% en el borde en el Remosillo y compartido borde y cuerpo en Els Secans. En los
demás yacimientos el cuerpo supera el 50% de los casos.
En el cordón digitado-ungulado todos poseen el 100% en el cuerpo, excepto en el nivel 1a de Chaves
que supone el 75%.
CÆSARAUGUSTA 77
Para los cordones lisos e impresos el 100% del diseño horizontal ese encuentra en Costalena nivel
c1, del horizontal-vertical en Puyascada, nivel 1b de Chaves y Gabasa 2b, y del geométrico en
Gabasa 2a; en el resto supera el 40% del nivel 1a de Chaves.
167
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
168
I. Botiquería dels Moros, nivel 8 (BARANDIARÁN, 1989). II. El Ponter, nivel c superior (MAZO
y MONTES, 1992). III. Abrigo de la Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989). IV. Abrigo
de Els Secans (RODANÉS et alii, 1996). V. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y
UTRILLA, 1995 dir.). VI. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.).
VII. Cueva de Chaves, nivel 1a (Museo de Huesca). VIII. Cueva de Chaves, nivel 1b (Museo
de Huesca).
De los pezones, pastillas y pastillas impresas tan sólo se ha realizado el análisis de la situación142, al no poder hablar de composición si no están presentes en
varios de ellos. No se producen alteraciones sustanciales pero sí que se aprecian
ciertas preferencias, por ejemplo, de los pezones en los bordes y de las pastillas en
los cuellos de los recipientes.
Son escasas las veces que se han encontrado este tipo de elementos en las suspensiones, posiblemente por las propias características de las aplicaciones, y limitándose la mayor parte a la terminación o inicio de las mismas. Aun con todo, hay
que hacer mención de ellos: en la Miranda los cordones lisos, en los tres niveles de
Chaves prefieren los cordones impresos y la combinación de lisos-impresos para los
niveles 1a y 1b, este último además presenta pezones también en los elementos de
prehensión, al igual que la cámara superior del Moro de Olvena.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
mayor importancia el borde-cuerpo o el borde-cuello, posiblemente por la propia
situación de los pezones. Algo similar ocurre con los cordones impresos-pastillas
y cordones lisos-pezones sobre todo en Chaves. En la combinación de cordones
liso e impreso se produce un ligero cambio al predominar el diseño horizontalvertical o el geométrico, pudiendo relacionarse con motivaciones puramente estéticas, puesto que ambos servirían para una función utilitaria tanto decorados
como no.
• Como ya se ha visto la composición143 preferente en todas las decoraciones
es la horizontal, sola o combinada con otros diseños. Supera el 33,33%, pero lo
habitual es que alcance valores en torno al 50-70% y aunque hay excepciones son
poco significativas en cuanto al número de fragmentos, como es el caso del Pontet
c inferior con una sóla cerámica con decoración vertical-oblicua. En general, el resto
de los motivos poseen porcentajes muy reducidos, pero se podría decir que el segundo diseño más empleado es el geométrico, aunque a mucha distancia. Las menos frecuentes en todos los yacimientos son: la interna y la irregular.
Los cordones impresos se sitúan exclusivamente en el cuerpo en Forcas II y Pontet c sup; en el resto
de asentamientos supone al menos el 33,33% de Costalena nivel c1.
Los cordones impresos y pezones se sitúan en el cuerpo con valores que van desde el 40% de
Puyascada al 100% de La Miranda, nivel 1a y 1b de Chaves.
En los cordones impresos y pastillas la categoría con valores más altos es el borde-cuerpo con el
100% en el nivel sup y 1a de Chaves, y el 100% del cuerpo en las Brujas.
En los cordones lisos con pezón el 100% es para la localización borde-cuerpo, excepto para el
Forcón que es exclusiva del cuerpo.
142 En cuanto a los pezones los yacimientos que poseen el 100% en el cuerpo son La Miranda, El
Remosillo, la cámara inferior de Olvena y las Torrazas, en el resto superan el 30% del nivel 1b de
Chaves; en el borde van desde el 5% del nivel 1a de Chaves al 100% de Pontet c superior; el bordecuerpo presenta valores que van desde el 20% del nivel sup. y 1a de Chaves al 55% del Forcón.
En cuanto a las pastillas presentan el 100% en el cuerpo el nivel 1a de Chaves y la Costalena nivel
c2; y el 100% en el cuello la cámara superior de Olvena. En cambio las pastillas impresas se sitúan
todas en el cuerpo con porcentajes del 100%, excepto el nivel 1b de Chaves que lo comparte con el
cuello-cuerpo.
143 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 352). De la localización en el interior de las vasijas únicamente hemos puesto el número de ellas en las que aparece, no contabilizándolo en los porcentajes.
CÆSARAUGUSTA 77
Los cordones lisos e impresos se localizan mayoritariamente en el cuerpo en Puyascada, Gabasa 2a
y 2b y Costalena nivel c1, en los demás yacimientos supera el 33,33% del nivel 1a de Chaves.
169
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Un problema importante es la gran fragmentación del material, y que por sus
características ha podido provocar algunos equívocos en la orientación, no siendo
correcta por los pocos indicios que se poseen. Posiblemente sea el diseño horizontal el más utilizado, pero es necesario tener en cuenta que algunos de ellos quizá
sean oblicuos o verticales, modificando de esta forma los porcentajes, aunque no en
gran medida.
• También se ha visto la preferencia por el cuerpo para la localización144 de las
decoraciones. La mayor parte de la veces como situación única, pero en otras como
en El Torrollón I junto con el cuello, aunque la combinación más utilizada es con
el borde. Como era de esperar la zona de la vasija que menos se presta a la decoración es el fondo, que está tan sólo presente en La Miranda a través un único fragmento con huellas de cestería, y qué por los problemas ya largamente comentados
en el depósito de este yacimiento no se puede considerar significativo.
• Con estas dos variables se ha intentado plantear una serie de correlaciones
tanto entre ellas como con las ornamentaciones. Del estudio realizado en cada
apartado, se deduce claramente la ausencia de un nexo concreto entre la ubicación,
un diseño particular y un tipo de decoración. En cambio sí se han observado algunas correspondencias entre cada una de las composiciones y su situación en el recipiente. Así los motivos horizontales, que están presentes en todos los yacimientos
excepto en Gabasa 3a y c inferior de Pontet, mantienen como ubicación habitual el
cuerpo145, pero a veces la comparten con las otras dos categorías más significativas:
el borde146 y, en menor medida, el borde-cuerpo147. Lo mismo ocurre con los demás
motivos: vertical148, oblicuo149, horizontal-vertical150, horizontal-oblicuo151 y geométrico152. En cuanto al resto de las composiciones disminuye drásticamente el número de yacimientos que las poseen, pero no va a implicar un cambio en su localiza144 La tabla aparece en el Apéndice (pág. 352).
145 Los porcentajes van desde el 25% de Costalena nivel c; 33,33% de la cámara inferior de Olvena;
36,36% de Gabasa 2b hasta el 100% de La Miranda, Remosillo, Brujas, Gabasa 3b, Torrollón y
Botiquería 6. El resto de los porcentajes se centra mayoritariamente en el 55-70%.
146 Como el 100% del Remosillo, el 50% de la cámara inferior de Olvena y Costalena c, y el 45% de
Gabasa 2b.
147 Con el 50% en Els Secans, pero la mayoría posee valores en torno al 15%.
148 Su localización en el cuerpo va desde el 50% de La Miranda, Gabasa 2a y Chaves 1b o el 53,84% de
Chaves 1a hasta el 100% de Huerto Raso, Remosillo, cámara superior de Olvena, Gabasa 2b,
Botiquería 8 y Alonso Norte.
CÆSARAUGUSTA 77
149 Su localización en el cuerpo va desde el 42,85% del c sup. de Pontet o el 74,46% de Chaves nivel 1b
hasta el 100% de Puyascada, La Miranda, cámara inferior de Olvena, Gabasa 2a, 2b y 5 y los niveles
c1 y c2 de Costalena. La única excepción es Els Secans con un único fragmento en el borde-cuerpo.
170
150 Su localización en el cuerpo va desde el 3,84% del Torrollón, 60% del Forcón y 66,66% de
Costalena nivel c2 y Alonso Norte hasta el 100% de Gabasa 2a y 2b, los dos niveles de Botiquería y
las Torrazas. En este diseño aparecen más excepciones, a favor del borde y borde-cuerpo, pero en
general con un único fragmento.
151 Su localización en el cuerpo va desde el 50% de Chaves sup y Brujas hasta el 100% de La Miranda,
Forcas II, cámara superior de Olvena, Gabasa 3a, Costalena nivel a+b, Torrazas y Alonso Norte.
Presenta también algunas excepciones relacionadas con el borde-cuerpo.
152 Van desde el 33% del Torrollón, el 50% de la Puyascada o el 58,33% de Chaves 1a, hasta el 100%
de La Miranda, Forcas II, las Brujas, Gabasa 3a y 5, todos los niveles de Costalena y Pontet y Alonso
Norte.
• Se ha considerado interesante establecer una serie de relaciones entre las
decoraciones y algunas variables de la manufactura. La primera es entre la decoración y el acabado externo. En las impresiones no existe un tratamiento generalizado, preferentemente utilizan el bruñido y el alisado, en menor medida, el espatulado y el acabado grosero, pero no se observa una relación clara entre tratamiento
y tipo de impresión. En cambio, en la decoración inciso/impresa existe un cierto
predominio del acabado bruñido sobre el alisado154. Tampoco entre las incisiones
se puede hablar de una correspondencia clara, aunque la incisión suave presenta
cierta preferencia por el alisado155. El acanalado plantea un mayor uso del bruñido
—sobre todo en el acanalado apuntado— que del alisado, aunque éste también es
frecuente. Se ha eliminado del análisis la variable «otras decoraciones» debido a
que por sus características en la mayor parte de los casos es difícil discernir el tipo
de tratamiento que se ha aplicado. La única excepción es el fragmento pintado del
Remosillo, que posee un acabado bruñido. La relativa superioridad del acabado bruñido y alisado se repite también en las aplicaciones plásticas, excepto en los tres casos oscenses de cordón liso-pezón en los que el acabado dominante es espatulado.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
ción153. Por último, la composición interna es casi exclusiva de los tres niveles de
Chaves, aunque también se halla en Gabasa 2b y el nivel a+b de La Costalena. Con
esta categoría sí se produce un cambio ya que, como es lógico, es el borde donde
aparecen.
En resumen se aprecia que no existe una concordancia directa entre los acabados de la superficie y la decoración, por lo que la elección de un tratamiento determinado no estaba influida de una manera decisiva por ésta. Si no fuera así se habría
establecido una mayor correlación entre un tipo de decoración y un acabado concreto. Por otra parte, los dos tratamientos predominantes coinciden con los que presentan, en general, los porcentajes más altos en todos los yacimientos como se ha
visto en el estudio de la manufactura. A pesar de no poder plantear ninguna conclusión sí se puede sugerir que el uso frecuente, sobre todo de las superficies bruñidas, puede ser debido o bien a necesidades funcionales de las cerámicas que llevan
decoración o bien a que simplemente se utilice como preparación para decorarlas
más fácilmente.
La segunda asocación que se ha querido comprobar es la del color y la decoración. Dentro de las impresiones solamente se ha podido apreciar una cierta conexión entre los marrones, principalmente anaranjados o amarillentos, y la decoración cardial156. En el resto de las variables decorativas están tan repartidos los valo-
154 En el punto y raya los porcentajes del bruñido van desde el 20% de la cámara superior de Olvena
hasta el 100% en el Forcón, Miranda y Chaves sup; el alisado únicamente presenta el 100% en
Costalena nivel c. En la decoración inciso/impresa los porcentajes del bruñido van desde el 15% de
la cámara superior de Olvena o el 22% del nivel 1b de Chaves hasta el 100% de la cámara inferior
de Olvena, el Torrollón, Pontet c sup y Botiquería 8; en el resto de los yacimientos los porcentajes
están en torno a un 50-70%. En cuanto al alisado sólo presentan el 100% en Alonso Norte.
155 Poseen el 100% en el alisado Chaves sup., Gabasa 5, Costalena nivel a+b y el Pontet b y c superior.
156 Los porcentajes globales de los marrones van aproximadamente desde el 50% de Chaves sup., 67%
de Chaves 1a, 70% Chaves 1b hasta el 100% en Forcas II, Brujas, Costalena nivel c1 y nivel c2,
Botiquería 8 y 6.
CÆSARAUGUSTA 77
153 Los motivos verticales-oblicuos y los irregulares en el cuerpo presentan porcentajes que van desde el
75% al 100%.
171
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
res que es casi imposible establecer alguna conclusión, aunque se puede comentar
cómo en la impresión con gradina el color marrón claro amarillento presenta los
valores más altos en los tres niveles de Chaves y en el nivel c2 de la Costalena o que
en las incisiones se aprecia una cierta inclinación por los marrones. También en la
variable inciso/impresa se aprecia cierta predilección por los grises, y en tonos blancos para la decoración de punto y raya, al igual que en el acanalado. Pero en definitiva, no se ha encontrado un color predominante de forma categórica, siendo por
otro lado lógico si se tiene en cuenta el sistema rudimentario de fabricación y su
desarrollo tecnológico, que no facilita de ninguna forma la obtención de un color
uniforme en las vasijas.
• Tras el estudio individualizado, al igual que en los apartados anteriores, se
ha realizado un análisis factorial de correspondencias157 con los datos de las decoraciones. Los dos primeros factores explican el 45,91% de la variabilidad total.
Esta vez se ha producido una modificación en el gráfico, puesto que se ha diluido
la concentración en torno al eje central de los anteriores.
Las variables y yacimientos que ejercen una mayor presión en el eje 1, que es
el que posee una mayor inercia con el 32,22%, son por un lado el cardial con el
39,8% y la incisión/impresión con el 22,5% y, por otro, el nivel 1b de Chaves con
el 38% y la Puyascada con el 21,5%. El factor 2, con una inercia 13,69%, está influido por la incisión/impresión (36,1%), las aplicaciones plásticas (22,5%), La
Miranda (30,5%) y el Torrollón (28,9%). Las variables menos representativas,
impresión con instrumento e incisión, coinciden en parte con las menos utilizadas,
pero en este análisis no se sitúan en el exterior sino en torno a la confluencia de los
ejes.
El Torrollón I continúa siendo el yacimiento que marca más diferencias con el
resto. Nuevamente es consecuencia de las peculiares características de sus cerámicas,
ya que la variable que influye de una manera determinante es la decoración incisoimpresa.
CÆSARAUGUSTA 77
La gráfica de este análisis ha resultado ser esclarecedora. Las variables, si exceptuamos «otras decoraciones» que por ser poco representativa queda marginada en
el ángulo superior derecho, crean una parábola con claras connotaciones cronológicas en torno a la cual se reparten los distintos asentamientos. Así la decoración
cardial, situada en el cuadrante izquierdo, tiene como contraposición la incisión/
impresión en la zona derecha, las demás se localizan en la zona central confirmando una utilización más amplia.
172
A pesar de la mayor dispersión que existe entre los yacimientos se han podido
establecer algunos grupos. El primero está definido por la decoración cardial, pero
no constituye una agrupación cerrada sino todo lo contrario, debido al peso de
variables como el acanalado y las aplicaciones plásticas. Así las Forcas II y las Brujas
se localizan en el cuadrante superior al poseer más aplicaciones plásticas que decoración acanalada, que en estos dos casos es nula. Al alejamiento del nivel 6 de
157 Al igual que en los anteriores se ha configurado con los recuentos globales y con tres ejes, representándose gráficamente tan sólo los dos primeros. A pesar de que algunos elementos ofrecen una
pequeña contribución absoluta y relativa no han sido eliminados al tener un mayor peso en el tercer factor.
173
CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
174
CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
El segundo grupo muestra una ligera asociación en torno a la variable impresiones digitadas. Estos asentamientos son: Gabasa 2a, 2b y 5, los Panizales, las Torrazas,
La Miranda, Huerto Raso, El Remosillo, Els Secans, el nivel a+b y c de la Costalena.
Sin embargo, existen algunas divergencias, por ejemplo el alejamiento de Huerto
Raso y el Remosillo por la influencia de la variable «otras decoraciones». Habría que
incluir en este grupo las excepciones del primero e, incluso, la cueva de las Brujas por
el alto porcentaje de aplicaciones plásticas y lo poco significativo de su material.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Botiquería contribuye el escaso valor del resto de las decoraciones. En cambio, la
separación de los niveles c1 y c2 de la Costalena y el nivel 8 de Botiquería está
fomentado por los valores en la incisión e inciso/impresa. La inclusión de Pontet b
en este grupo es debida a la importancia que tienen las aplicaciones plásticas, pero
incluso su posición deja clara la separación que existe entre este yacimiento y el
resto. Un caso distinto es el de Gabasa 3b, en cuya posición ejercen una fuerte presión estas dos variables, como consecuencia de su escasa caracterización por el escaso número de fragmentos.
El tercer y último grupo está constituido por los demás yacimientos: Forcón,
Espluga de la Puyascada, Gabasa 3a, la cámara inferior y superior de Olvena y
Alonso Norte. Todos ellos están claramente mediatizados por las variables incisión
e impresión con punzón y de una manera menos significativa por la decoración
inciso/impresa, por lo que aqui se podría incluir el Torrollón I.
En general, se puede decir que las decoraciones incrementan de forma clara las
diferencias levemente apreciadas tanto en el estudio anterior como en los análisis
de correspondencias de los otros apartados. El hecho más significativo es la distribución cronológica que ofrece la gráfica. Sin embargo se observa en la misma ciertos errores como son: la inclusión de Gabasa 3b y Pontet b en un grupo cuya relación espacio/temporal es más antigua que sus propios materiales e, incluso, estratigrafía; o el intercambio de posición entre el nivel c superior e inferior de Pontet,
debido a lo poco representativo de este segundo, cosa que también ocurre aunque
con menor diferencia entre el nivel c1 y c2 de la Costalena, mientras que la cámara
superior de Olvena se localiza en un punto que sugiere una etapa más reciente que
la que plantea su datación, problema en el que se entrara posteriormente.
Analizando de forma conjunta las distintas características de los fragmentos158
resulta evidente, como ya se ha mencionado, que el porcentaje más elevado corresponde a las paredes sin decoración. El resto de las variables muestran grandes diferencias entre los yacimientos: Huerto Raso, Gabasa 3b y Pontet c inferior carecen de
morfología con decoración; Gabasa 3a de fragmentos decorados; y el nivel 6 de Botiquería de elementos morfológicos sin decoración. También se observa que en los
asentamientos oscenses las tres últimas categorías en conjunto no llegan a superar
en ningún caso el 45% del global, no así en la otras dos provincias en donde hay
158 Paredes lisas, paredes decoradas, cerámicas con caracteres morfológicos pero lisos (bordes, carenas,
fondos y suspensiones) y fragmentos morfológicos con decoración. La tabla de datos aparece en el
Apéndice (pág. 353).
CÆSARAUGUSTA 77
2.4. Relación morfología y decoración
175
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
casos como el nivel c1 y c2 de la Costalena, Els Secans o el nivel 8 de Botiquería en
los que la suma de estas variables llegan a alcanzar y superar el 50%.
La cuarta variable o cerámicas decoradas, que es la que nos interesa en este estudio, no llega a sobrepasar el 23% en el yacimiento que más importancia tiene: el
nivel c2 de la Costalena. Hay que esperar a valores entre el 15 y el 9% para encontrar los siguientes asentamientos159. La escasa importancia que en apariencia sugieren estos porcentejes puede explicarse de distintas formas: en primer lugar, el gran
volumen de material que existe en los yacimientos oscenses, en comparación con el
resto, favorece porcentualmente el incremento de las otras variables sobre todo de
las paredes; en cuanto a los yacimientos bajoaragoneses habría que atribuirlo a las
características de los asentamientos y de recogida del material.
CÆSARAUGUSTA 77
Siguiendo un esquema ideal basado en la fabricación cerámica, lo lógico sería
que las paredes con decoración superaran a los fragmentos morfológicos decorados, pero en algunos yacimientos aragoneses ocurre lo contrario, es el caso del
Forcón, la Puyascada, el Remosillo, la cámara inferior del Moro de Olvena, Gabasa
2b, el nivel c genérico de la Costalena y los Panizales. Sin entrar por ahora en más
detalle, hay que comentar que estos asentamientos coinciden con la mayor parte
de las excepciones hasta el momento planteadas, lo que nos aproximaría a una de
sus causas, aunque no al motivo concreto que permitiría conocer porqué ha sucedido.
176
Estos porcentajes en conjunto posibilitan establecer algunas agrupaciones: se
asocian por proximidad el Forcón, la Puyascada, Forcas II, los niveles 1a y 1b de
Chaves y, con mayor diferencia en las dos últimas categorías, la cámara superior del
Moro de Olvena. En un segundo grupo están La Miranda, el nivel superficial de
159 El Forcón, la Espluga de la Puyascada, los tres niveles de Chaves, El Torrollón I, el nivel c1 de la
Costalena, el nivel 8 de Botiquería y Els Secans.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
LÁMINA. 9. Formas simples ovoides.
I. Cueva de Chaves, nivel 1 superficial (Museo de Huesca). II. Espluga de la Puyascada,
nivel superficial (BALDELLOU, 1987a). III. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y
UTRILLA, 1995 dir.: 148-149).
Chaves, El Torrollón I, el nivel c2 de La Costalena y el nivel 8 de Botiquería. La tercera aúna la cámara inferior del Moro de Olvena, el Remosillo, Las Torrazas y los
Panizales. El resto —sin tener en cuenta los yacimientos a los que les falta alguna
variable— queda incluido en un conjunto más o menos homogéneo.
• En un nuevo intento por hallar correlaciones, se han buscado las posibles
analogías entre decoración-morfología. La gran variabilidad de éstas ha hecho
que las conclusiones queden reducidas a una cierta preferencia por las impresiones sobre todo a punzón —dentro de ellas prevalecen las apuntadas, ovales o rectangulares— en todos los tipos de borde. Aunque el estudio no haya aportado
datos más concretos, se pueden comentar ciertos resultados interesantes como la
gran diversidad de técnicas decorativas usadas en los tres niveles de Chaves, ya que
están todas presentes, o cómo entre los yacimientos que poseen el tipo de decoración inciso/impresa en el borde, prefieren la inciso/impresa sobre el punto y
raya.
2.5. Análisis de los resultados
A la espera de incluir el resto de los datos aportados por los asentamientos, se
puede concluir de forma preliminar una serie de hechos que serviran de pauta en la
interpretación correcta de los yacimientos y su contexto general.
CÆSARAUGUSTA 77
En cuanto a la decoración en los elementos de prehensión se ha observado la
misma preferencia por las impresiones, aunque no siempre de las realizadas a punzón. En este caso sólo se puede resaltar que en las perforaciones el elemento más
empleado son los pezones, en los botones existe un cierto predominio del acanalado romo y, por último, su ausencia casi total en los asentamientos del Bajo Aragón.
177
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
178
LÁMINA. 10. Formas simples ovoides.
I. El Forcón (BALDELLOU, 1984). II. Espluga de la Puyascada, nivel superficial (BALDELLOU,
1987a). III. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). IV. Cámara superior del Moro
(Olvena) (MONTES, 1995). V. Cueva de Chaves, nivel superficial, nivel 1a, nivel 1b (n.º 1 y 2
Museo de Huesca).
• Se ha sugerido que el sistema de cocción que utilizarían es el fuego abierto,
para ello nos apoyamos por un lado en nuestros propios análisis de cocción y en
los de pastas realizados por Mª D. Gallart y, por otro, en la carencia de estructuras
que faciliten desarrollar otro tipo de propuesta. A su vez este hecho permite explicar el predominio de las cocciones mixtas y de una tecnología incipiente como una
consecuencia lógica.
La manufactura de los recipientes en general era cuidada. En ella se invertía
bastante energía, pues los acabados que prevalecen en estas vasijas se consiguen con
gran esfuerzo y dedicando bastante tiempo a ello. En este punto es interesante destacar que la igualdad manifestada en los tres niveles de Chaves impide afirmar la
existencia de cambios técnicos o de una evolución en las características globales del
grupo.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
• Cuantitativa y, en algunos casos, cualitativamente ha quedado clara la separación existente entre Chaves y el resto de los asentamientos estudiados, pero conforme se ha avanzado en los análisis se han ido limando cada vez más las diferencias, quedando en la mayor parte de los casos limitadas a aspectos muy concretos
que no trastocan el planteamiento inicial.
La incorporación de un mineral concreto en las cerámicas supone el dominio
o control de las propiedades del mismo y, sobre todo, de la mezcla adecuada para
que la vasija posea las características necesarias y no se rompa, resquebraje o agriete. Sin embargo, como ya se ha dicho, resulta imposible confirmar si se trata o no
de inclusiones y/o desgrasantes. La exigua diferenciación entre los tamaños de los
desgrasantes, aun teniendo en cuenta la ausencia de análisis de pastas, parecen ratificar la ya comentada imprecisión tecnológica, la carencia de experimentación o
realmente un limitado interés por depurar los mismos debido a la funcionalidad de
las vasijas. También hay que mencionar las mínimas diferencias observadas en los
niveles de Chaves, lo que permite hablar nuevamente del mantenimiento de un
mismo rasgo técnico durante casi un milenio. Por tanto, en cierto modo el bajo
nivel tecnológico se ve corroborado en la escasa importancia que tenía la depuración de los desgrasantes para conseguir unas propiedades peculiares en las cerámicas.
En cuanto al engobe, debido a su abundante utilización y a que el espectro de
coloraciones es el mismo que el de la arcilla de la fabricación de los recipientes, no
parece tener un marcado carácter estético sino más bien técnico, para facilitar determinados tratamientos o funciones. Hay que reseñar el hallazgo de cerámica a la
Almagra en la Puyascada, pero que al ser un único fragmento tan solo permite sugerir la posible amplitud en la expansión de las mismas.
Los grosores, estudiados en la morfología, han confirmado características de la
fabricación. La amplitud de sus intervalos comprendida entre los 0,3 y 0,9 cm indica que el sistema más empleado en la elaboración de las vasijas fue el colombin, cuyo
rasgo más significativo es la diferencia de grosores entre las uniones de los cilindros
y la zona central de los mismos, lo que produce que en un mismo fragmento se den
esas alternancias en los intervalos. Otra técnica que se pudo emplear y produce el
CÆSARAUGUSTA 77
Como rasgo común, se aprecia una cierta uniformidad en los colores menos o
nada utilizados, estos son: blanco grisáceo, blanco amarillento, blanco rosáceo, marrón medio, marrón claro, negros y naranjas.
179
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
mismo efecto es la del estiramiento, en el que el reparto de la pasta de arcilla por el
cuerpo de la cerámica no se realiza de forma homogénea.
Del análisis de correspondencias se desprende que la heterogeneidad entre los
yacimientos no es tan elevada como en principio se podría suponer. Tecnológicamente, parece que el elemento definidor de los distintos grupos es el tratamiento de
la superficie.
El análisis mineralógico lleva a plantear una cierta homogeneidad entre algunos yacimientos. Existe la misma división de pastas, sobre todo por la relación de
desgrasantes, en Alonso Norte y en Chaves. También se aprecian concordancias
mineralógicas entre la cámara superior de Olvena y el nivel 1b de Chaves, al igual
que en las temperaturas de cocción, si exceptuamos los dos fragmentos horneados
por debajo de los 500° C. Las similitudes en la composición de las pastas sugiere
que la obtención de las mismas se realizó en depósitos de zona de conglomerados
de calizas. (GALLART y LÓPEZ, 1988a, 1988b, 1989).
• La distribución de las cerámicas atendiendo a la morfología presenta un desarrollo coherente. Los fragmentos de paredes superan el 50%, los bordes salvo
alguna excepción no llegan a sobrepasar el 23%. Los porcentajes menores corresponden indistintamente a cuellos, fondos y suspensiones.
Los bordes más habituales son los redondeados, en segundo lugar los planos
y a gran distancia los apuntados, que incluso llegan a ser nulos en algunos yacimientos. La morfología más empleada es la que da nombre a cada tipo y la orientación mayoritaria es la recta, pero muchas veces alterna con la reentrante. A pesar
de estas preferencias la variedad y diversidad es enorme. Lo mismo ocurre en
cuanto a las características métricas: en el diámetro no existe un intervalo predominante y en los grosores queda comprendido entre los 0,3 y 0,9 cm, posiblemente debido a que el sistema empleado para la fabricación de las vasijas fuera el
colombin.
La forma más característica entre los cuellos es la cóncava, sin eliminar por ello
el resto de los tipos. Es interesante resaltar que en Chaves se observa una cierta evolución cronológica en la preferencia por el tipo de cuellos, yendo desde los concávos del nivel superficial hasta una mayor diversidad en el 1b. En cuanto a las características métricas los diámetros son también variadas, aunque algo más pequeños
que en los bordes, en cambio los grosores son iguales: el intervalo preferente está
entre 0,6 y 0,9 cm.
CÆSARAUGUSTA 77
Las paredes muestran una dualidad en la elección morfológica: vertical y convexa. Tanto los diámetros como los grosores siguen los mismos intervalos que en
los grupos anteriores. En este caso resulta mucho más evidente y fácil de interpretar
por la técnica de fabricación: los colombins o el estiramiento.
180
Los fondos muestran la misma diversidad tanto tipológica como métrica, aunque se puede afirmar una cierta preferencia por los convexos con unos grosores ligeramente mayores. Quiza lo que más llama la atención es la significativa presencia
de fondos planos, puesto que en principio no son muy característicos de esta cultura, aunque se encuentren de forma habitual en los yacimientos del Neolítico
Antiguo del área mediterránea. Parecen ser los primeros tipos realizados o, por lo
menos, los más frecuentes que irán evolucionando hacia formas curvas, posible-
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
I. El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992). II. Botiquería dels Moros, nivel 8
(BARANDIARÁN, 1978). III. Cueva de Chaves, nivel 1b (n.º 1 a 3 Museo de Huesca).
CÆSARAUGUSTA 77
LÁMINA. 11. Formas simples ovoides.
181
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
mente debido a la ventaja que supone esta forma en el uso culinario, es decir, en
el contacto directo con el fuego.
En las suspensiones es donde se precia nítidamente la riqueza existente. Al
igual que en la mayoría de los yacimientos neolíticos el elemento predominante
son las asas y, concretamente, las de cinta. Habitualmente se localizan de forma
horizontal en el cuerpo o en el borde-cuerpo. Las perforaciones son un elemento
poco frecuente, pero nos interesa comentarlo por que en los niveles 1a y 1b de
Chaves y en la cámara superior de Olvena llegan a superar el 20%. Las asas tuneliformes, en general más propias de contextos avanzados en otras áreas sobre todo la
catalana, aquí aparecen con dataciones antiguas (nivel 1a de Chaves y cámara superior de Olvena). Sin embargo hay paralelos tanto cronológicos como morfológicos
como en La Balma Margineda (GUILAINE, 1995: 260). Las perforaciones de lañado
destaca por el gran número existente tanto en Chaves como en la cámara superior
de Olvena, dándonos un índice de la reutilización de las vasijas.
El análisis de correspondencias de la morfología plantea las mismas conclusiones que en la manufactura, con una concentración de yacimientos en torno al eje
central que no permite sugerir diferencias acusadas entre ellos.
• Los elementos que facilitan un acercarmiento al pensamiento y gusto estético de estos grupos es la decoración, aunque no llege a sobrepasar el 30% del total
de los fragmentos. Al igual que en el resto de los apartados se caracterizan por la
diversidad. Los tipos más representados son las impresiones y las aplicaciones plásticas, en cambio los menos son los acanalados y otras decoraciones. En todo el análisis destaca Chaves por la gran variedad y profusión de decoraciones.
El cardial, considerado fósil director de esta época, aparece en cinco yacimientos y únicamente supone el 6,30% del total. La decoración realizada con el nantis
es mínima y exclusiva de Chaves. El diseño más empleado es el horizontal o su
combinación en el cuerpo, aunque también aparece en el borde, en el interior y en
las suspensiones.
Las impresiones realizadas a mano no superan el 20% del total, lo que no es
obstáculo para que presente una gran variedad. Únicamente se puede plantear su
preferencia en los yacimientos oscenses, con una composición horizontal en el
cuerpo o borde-cuerpo.
CÆSARAUGUSTA 77
Las impresiones apuntadas, romas, ovales o rectangulares son más comunes
que el resto de las realizadas a punzón. Nuevamente, aunque no de forma tan clara,
suelen localizarse en el cuerpo horizontalmente.
182
En cuanto a las impresiones con instrumento comentar que, una vez realizado
el análisis, se ha visto que la división establecida entre peine y gradina no ofrece la
información deseada, por lo que podría plantearse la unión de ambas categorías. El
resto de las características no difieren en gran medida de las anteriores.
Aunque no son muchos los yacimientos que decoran sus cerámicas con incisión/impresión, ésta es mucho más corriente que el punto y raya e, incluso, presenta
otros diseños como los geométricos.
La incisión grabada está ausente en estos yacimientos. Entre las otras dos categorías se aprecia una ambivalencia, por un lado en Huesca predomina la incisión
El acanalado más común es el romo, aunque en provincia de Zaragoza es el
realizado a peine. El apuntado que es el menos frecuente, y está completamente
ausente en el Bajoaragón.
La variable otras decoraciones es la que ofrece valores más bajos, pero permite
conocer qué elementos considerados más propios de otros momentos cronológicos
ya aparecen en el Neolítico Antiguo, como las dedadas o incrustaciones. Caso a
parte es el fragmento de cerámica pintada del Remosillo, no sólo por ser el único
sino también por los problemas del abrigo.
Las aplicaciones plásticas son las que de forma más clara manifiestan la variedad en los gustos, aunque en cierto modo se puede plantear la prefierencia por los
cordones lisos, impresos y los pezones. Son los asentamientos bajoaragonese los
más sobrios en esta variable. En cuanto a la relación composición/situación siguen
dominando los motivos horizontales en el cuerpo.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
profunda y en Zaragoza la suave, mientras que Teruel y unos pocos yacimientos
oscenses como Chaves, combinan ambas.
LÁMINA. 12. Formas simples cilíndricas.
Las correlaciones establecidas con los otros dos apartados técnicos no han
aportado conclusiones válidas, a excepción de algunos aspectos: tanto en la decoración inciso/impresa como en el acanalado las superficies de las cerámicas suelen
estar bruñidas; una cierta prefencia por la gama de marrones en la decoración cardial, o de los tonos grises y blancos para el punto y raya y para el acanalado.
El número de fragmentos que aúnan la morfología y la decoración no llegan a
CÆSARAUGUSTA 77
I. Cámara inferior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 162). II. Las Torrazas.
III. Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1989: 39-40). IV. Els Secans (RODANÉS et alii, 1996: 18).
183
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
sobrepasar el 23%. La ya largamente comentada diversidad existente no ha permitido establecer ninguna correlación entre un tipo concreto de morfología y una
decoración particular.
El análisis de correspondencias ha resultado ser el más significativo creando
una parábola con claras connotaciones cronológicas: a la decoración cardial, más
antigua, se le ha contrapuesto la inciso/impresa, mientras que el resto de los tipos
muestran una utilización más amplia en el tiempo.
• En conjunto los análisis manifiestan cómo son siempre los mismos asentamientos los que no siguen la norma, coincidiendo con los que cronológicamente
son más inciertos. Donde menos se aprecia este hecho es en el estudio de la decoración, en el que habitualmente sobresale la cueva de Chaves, pero por motivos
muy distintos: la gran variedad y riqueza de sus decoraciones.
El elemento más esclarecedor del trabajo estadístico es el análisis de correspondencias, puesto que en él se aunan todos los factores importantes sobre los distintos yacimientos. La información del test se complementa adecuadamente con las
tablas de frecuencias que permiten especificar de manera más gráfica las excepciones. Como consecuencia de estos análisis los yacimientos se han ido agrupando y
definiendo. En primer lugar queda patente que El Torrollón I, aunque tiene elementos comunes a los demás, es evidentemente distinto y como ya se ha dicho
repetidas veces, es consecuencia de las peculiares características del material.
CÆSARAUGUSTA 77
El grupo que siempre queda más apartado es el compuesto por la Miranda, las
Brujas, el Remosillo, Huerto Raso, todas las cuevas de Gabasa, las Torrazas, los
Panizales y, en menor medida, los niveles a+b y c genérico de la Costalena y el nivel
b del Pontet. No se han asociado juntos en todos los análisis pero ofrecen mayores
divergencias, ya que son los que, hasta ahora, han planteado la mayor parte de las
excepciones. Su agrupación sugiere dos hipótesis: por un lado en los asentamientos
oscenses lo más factible es, como ya se ha repetido varias veces, la mezcla de materiales de distintas épocas en sus estratos. En algunos está más acusada esta remoción
y, por tanto, las diferencias con los demás son mayores. Además hay que destacar
que aunque poseen materiales de otras épocas, éstos no se diferencian de forma
clara del resto. Por otro, en los del Bajo Aragón parece estar más motivado por la
falta de una excavación completa o, con más probabilidad, porque seán un estadio
más evolucionado que el resto.
184
Este primer grupo no es cerrado y dentro de él hay que hacer algunas puntualizaciones. La cueva de la Miranda es la que más similitudes presenta con otros
yacimientos, incluso en la correlación entre morfología y decoración se aproxima
al nivel superficial de Chaves y al Torrollón I. Por otro lado, está incluido Els Secans no tanto por sus diferencias con el resto sino por su agrupación, sobre todo
en los análisis morfológicos y decorativos, a estos yacimientos. No obstante, esta
similitud viene determinada por el escasisimo material cerámico, por lo que para
establecer claramente su posición hay que esperar al estudio del resto de los materiales.
Entre este grupo y el siguiente se sitúa la cámara inferior del Moro de Olvena.
La definición de ésta en los análisis no es homogénea y parece ser debido, sobre todo,
a la escasez de material que posee. A pesar de ello se observan varias similitudes con
el grupo anterior, al formar parte en muchos casos de las mismas excepciones.
I. Cueva de la Miranda (BALDELLOU y BARRIL, 1981-2). II. Espluga de la Puyascada, nivel EIIb
(BALDELLOU, 1987a). III. El Pontet, nivel c superior (MAZO y MONTES, 1992).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
LÁMINA. 13. Formas simples cilíndricas.
El segundo grupo lo forman el Forcón, la Espluga de la Puyascada, las cámaras
superiores del Moro de Olvena, Alonso Norte, el nivel 8 de Botiquería, el nivel c1
de la Costalena y el nivel c inferior del Pontet. Aunque aparecen asociados
mayoritariamente es un grupo heterogéneo, puesto que la agrupación varía de un
análisis a otro. En la correlación morfología y decoración del Forcón y de la Espluga
de la Puyascada se asimilán a algunos yacimientos del primer grupo por la existencia de menos fragmentos decorados que de morfología con decoración. Puede ser
debido, al igual que en los anteriores, a que en éstos asentamientos también se ha
producido una remoción de los estratos, pero los materiales neolíticos ejercen una
mayor peso que los de otras épocas y por ello se aproximan más al nivel 1a de Chaves. Es interesante comentar cómo en el estudio realizado en nuestra tesis de licenciatura con los yacimientos oscenses, la cámara superior del Moro de Olvena se
aproximaba morfológicamente más a los niveles 1a y 1b de Chaves que a estos dos
abrigos, pero al introducir nuevos elementos de agrupación está característica se ha
diluido. También los yacimientos del Bajo Aragón aunque se asocien a los oscenses
quedan ligeramente individualizados agudizándose entre los que poseen decoración cardial.
El último grupo lo constituyen el nivel c superior del Pontet, el nivel 6 de
Botiquería, el nivel c2 de la Costalena, Peña de las Forcas II y Chaves, aunque es
ésta la que presenta mayores diferencias respecto al conjunto y esencialmente vienen determinadas por la gran homogeneidad existente entre sus niveles. Como ya
se ha visto en el análisis de la manufactura, las características que los definen son
las mismas que, en cierto modo, influyen en la ubicación de los otros grupos, aunque la incorporación de la morfología y la decoración hace que se aproximen un
poco más a los demás.
CÆSARAUGUSTA 77
Sería interesante establecer una hipótesis de trabajo con la diferencia en los
porcentajes entre las paredes decoradas y los fragmentos morfológicos con decoración, ya que corroboraría que la diferenciación observada es consecuencia de las diferentes cronologías, es decir, que en épocas posteriores al Neolítico Antiguo las zonas preferentes para decorar fueran sobre todo las relacionadas directamente con el
cuerpo más que con la morfología, que parecer ser la elegida en esta época.
185
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
186
Las diferencias con el resto de los grupos se han reducido en el análisis de la
morfología, pero con la decoración se incrementan debido a las impresiones cardiales. A pesar de todo Chaves continúa siendo un yacimiento diferente, sobre todo
por la gran diversidad de material, puesto que es la cueva que presenta más riqueza y mayor variedad, lo que no le confiere exclusividad ni superioridad sobre el
resto.
Finalmente volver a incidir en la necesidad de cotejar estas consideraciones
preliminares con las conclusiones parciales obtenidas del estudio del resto del
materiales y de otros datos para poder establecer una hipótesis final.
IV. Neolítico antiguo
«Recortar en estadios, en tramos temporales, estilos
cerámicos de los que se sabe que unos han podido tener
breve duración mientras que otros conocieron perduraciones notables, constituye ya un ejercicio peligroso.
Sabiéndose también que algunos de esos estadios pueden no corresponder de hecho sino a instantes muy cortos, en tanto que otros horizontes pueden enmascarar en
el estado actual de la investigación varias fases que en un
día aparecerán bien distintas.»
(J. GUILAINE, 1986: 80)
1. La cerámica impresa del Neolítico antiguo en el Mediterráneo
La fase antigua del Neolítico se desarrolla con una idiosincrasia bien delimitadas, que lo distingue sin grandes problemas del periodo precedente. Estas características se encuentran, aunque a veces con distancias cronológicas significativas, en
múltiples yacimientos desde el Próximo Oriente hasta Europa occidental. A pesar
de que las investigaciones han avanzado de forma considerable en muchos campos,
existen numerosas lagunas y aspectos controvertidos que no se han podido solucionar, pero a la vez la gran diversidad de información que ahora se posee ha permitido que se vaya clarificando su desarrollo.
Entre las cuestiones problemáticas la principal es la del origen. En casi toda el
área mediterránea aparecen yacimientos con cronologías excesivamente antiguas y
en su mayoría discutidas, en los que los elementos que implican un cambio cultural se reducen casi exclusivamente al proceso económico, estándo ausentes otros
rasgos de la cultura material como la cerámica. Son las llamadas fases acerámicas o
precerámicas, cuya explicación resulta muchas veces difícil debido al gran descono-
CÆSARAUGUSTA 77
El Neolítico, parafraseando a Bernabó Brea (1950), supone un gran ciclo cultural que engloba áreas geográficas dispares y distanciadas favoreceriendo desde el
principio la aparición de aspectos regionales o locales que permiten individualizar
grupos. Estos rasgos no constituyen un obstáculo sino un factor que facilita la investigación y el conocimiento, pero siempre sin olvidar su pertenencia a un contexto
cultural más amplio.
187
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
188
LÁMINA. 14. Formas simples cilíndricas.
I. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a). II. El Forcón (BALDELLOU, 1984). III. Cueva
de Chaves, nivel superficial (Museo de Huesca). IV. Cueva de Chaves, nivel 1a (nº 1-3 Museo
de Huesca). V. Cueva de Chaves, nivel 1b (nº 1-4 Museo de Huesca).
En clara concordancia con la anterior, habría que hablar de las distintas teorías
sobre la expansión de estas innovaciones hacia el oeste, entrando de lleno en la
polémica entre difusionismo, aculturación, migracionismo, etc. que se aleja en
parte del motivo de esta publicación. No obstante, para el área aragonesa se ha
planteado alguna hipótesis, que se verá más adelante, en un intento de establecer el
modelo de penetración.
Otra cuestión importante, pero ya centrada en la cerámica, es la indefinición
e imprecisión de los términos que se usan a la hora de establecer las distintas etapas o características cerámicas. Así por ejemplo se habla de decoración peinada en
la zona del Líbano, para referise a unos motivos que son el resultado del arrastre
de una concha de cardium; o bien términos como epicardial, pericardial o postcardial son usados a veces indistintamente sin que queden claras sus características. Aún se complica más el panorama al utilizar un rasgo propio de un elemento concreto de la cultura material, como son las impresiones cardiales, para definir
con ello toda una etapa cultural, incluso cuando este tipo de decoración muchas
veces no es la predominante como ocurre en la llamada fase cardial de Basi (Córcega).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
cimiento existente de las etapas meso/epipaleolíticas y a lo revuelto de las estratigrafías. Paralelamente hay otros yacimientos en los que el único elemento diferenciador es la cerámica, considerándose como posibles focos nucleares de neolitización, aunque su defensa, en la mayoría de los casos, es tan controvertida como la
de las fases acerámicas.
Ante la imposibilidad de entrar a fondo en estos problemas expuestos, se centrará esta síntesis principalmente en la cerámica, que a su vez es el objeto que mayores atenciones ha recibido por parte de los investigadores del periodo. Pero sin dejar
de lado otros aspectos significativos que facilitan la definición del proceso: el resto de
elementos de la cultura material, su economía, los hábitats e, incluso, los substratos
precedentes y su posterior evolución.
Las primeras culturas consideradas neolíticas se definieron en el yacimiento de
Jericó, englobadas en los términos genéricos PPNA y PPNB160, pero no se van a
caracterizar por la presencia de cerámica si exceptuamos el PPNB final. Para la
misma función empleaban otra forma de contenedores como los vasos de piedra,
160 Pre-Pottery Neolithic A y B de Jericó (KENYON, 1957; 1960).
CÆSARAUGUSTA 77
• Sin debatir la existencia de otros posibles focos de invención de la cerámica,
como el yacimiento saharo-sudaní de Amekni (GUILAINE, 1976b: 122-125), partiremos del Próximo Oriente Asiático como área nuclear aceptada por la mayoría. Es
quizas la zona que presenta mayor distanciamiento del resto del área mediterránea,
no sólo por el adelanto cronológico en la aparición de distintos avances (9.0007.000 a. C.), sino también por ser la cuna de esas innovaciones técnicas: agricultura, domesticación y sedentarización en la denominada fase protoneolítica, todavía
englobada en un contexto cultural mesolítico, lo que le ha valido el apelativo de
zona nuclear. Hay que señalar, no obstante, que estos progresos no se generalizan
de igual modo en toda la geografía próximo-oriental, encontrándose testimonios de
yacimientos todavía en cuevas, como en los Zagros o en el valle del Jordán y que
sugieren un retraso en determinados aspectos.
189
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
de madera, la cestería o silos de almacenaje. Esta ausencia no implica un anquilosamiento, puesto que en otros aspectos como el arquitectónico los avances son considerables: abandono de los hábitats en cueva y aparición de construcciones que
evolucionan desde casas de planta circular a rectangulares, llegando a crear verdaderos poblados con murallas, calles y torres defensivas en momentos más evolucionados (BERNABEU et alii, 1993: 90-136).
Lo mismo ocurre con la economía, máxime al contar con la presencia de los
agriotipos salvajes de plantas y animales. El cultivo del cereal en el área sur próximo-oriental se desarrolló muy temprano, situándose entre el XII-X milenio B.P. En
cambio, la domesticación se retrasa hasta el X milenio B.P para la cabra, aunque
surge en más zonas del Próximo Oriente e, incluso, hasta el IX milenio para otros
animales como los cerdos. O. Bar-Yosef y R. H. Meadow (1995) plantean que la sedentarización fue uno de los requisitos imprescindibles para la aparición de la agricultura, y ambos factores constituyeron las condiciones necesarias para la aparición
de la ganadería. Sin embargo todavía existen bastantes dificultades para explicar
correctamente el proceso de expansión de esta nueva economía desde sus focos originarios, por lo que se habla tanto de difusión o migración como de la combinación de ambas. Los adelantos en la agricultura y en la ganadería —con el perro
como uno de los animales que antes se domestica pero, sobre todo, con los ovicápridos— son progresivos, llegando incluso al regadío como se ha demostrado en el
yacimiento anatolio de Çatal Hüyük (CAUVIN, 1987: 30-39) o en Hassuna y Samarra
al norte de Mesopotamia (MELLAART, 1978: 63-69). En cualquier caso los nuevos sistemas de producción van a condicionar en gran medida distintos aspectos de la vida
de estos grupos, como la elección del lugar de asentamiento al preferirse ahora las
llanuras aluviales por su fertilidad.
La industria lítica, partiendo de los distintos complejos mesolíticos existentes
en cada región, se acomodará a las nuevas circunstancias y surgiran nuevos útiles:
los pulimentados, las puntas de flecha y otros elementos relacionados con una recolección intensiva al principio y, posteriormente, con la agricultura como son los
molinos y la volanderas. La diversificación tipológica también se produce en la
industria ósea, en los elementos de adorno —con los característicos brazaletes en
piedra—, las esculturas zoomorfas u otros signos de poder. El desconocimiento de
la cerámica no implica que no conocieran o usaran la arcilla. Ésta se empleaba como
elemento constructivo en adobes o ladrillos, para endurecer suelos e, incluso,
cociéndola para hacer las famosas figurillas humanas, de venus o de animales, así
como para determinados objetos de carácter posiblemente ritual, como los cráneos.
CÆSARAUGUSTA 77
Toda esta época está caracterizada por los movimientos de población y, esencialmente, por las expansiones paulatinas de los distintos grupos culturales más
avanzados, que se mezclarán con las poblaciones autóctonas favoreciendo las similitudes, transferencias de avances y creación de innovaciones locales.
190
La cerámica propiamente dicha aparece a finales del VII milenio a. C., aunque
hay documentados distintos experimentos intermitentes que no se desarrollaron
con éxito, como ocurre en Kirokitia (Chipre) (ibidem, 1978: 55), en Bouqras (desierto sirio) y en Ali Kosh (Irán) (CAUVIN, 1987: 28 y 30), o como la llamada cerámica
blanca de Siria que aparece entre otros yacimientos en Ras Shamara (CONTENSON y
CORTOIS, 1979: 177). Los focos en que este elemento material comienza a aparecer
de manera más continuada son el Eufrates medio (Siria) y Anatolia (llanura de
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
I. El Pontet, n.º 1 nivel c superior, n.º 2-4 nivel b (MAZO y MONTES, 1992). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 151). III. Cueva 2a de los Moros
(Gabasa). IV. Las Torrazas. V. Cueva de Chaves, nivel 1a (n.º 1 Museo de Huesca). VI. Cueva
de Chaves, nivel 1b.
CÆSARAUGUSTA 77
LÁMINA. 15. Formas simples cónicas o troncocónicas.
191
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Konya), con unas formas simples, de colores claros, bruñidas y sin decoración.
Durante el VI milenio a. C. en Siria y Cilicia se elabora una cerámica oscura, bruñida161, de formas globulares y sin cuello. La decoración más frecuente es de impresiones —uñadas, digitaciones, puntillas...— e incisiones —de triángulos, óvalos y
excisiones—, que en fases más avanzadas se desarrollará en motivos lineales variando la intensidad del bruñido como en Amuq B cerca de Antioquía (ibidem, 1987:
32).
En el litoral del Líbano se halla una cerámica con distintas coloraciones y predominio de la impresión con cardium. Es frecuente que se decore arrastrando la
concha, por lo que se ha venido en llamar decoración peinada. El repertorio decorativo se completa con aplicaciones plásticas, acanalados e incisiones, formando
una serie de motivos que recuerdan, en muchos casos, por sus diseños las cesterías
del nivel acerámico. Estas imitaciones también se localizan en otros yacimientos
como en la cultura de Halaf Antiguo (Siria) hacia el 5.500-5.000 a. C., o en la cultura de Dalmo (al oeste de Irán) con una cerámica impresa realizada a través de
tubos, palillos, dedos, peines y pellizcado, a la que a veces se le añade pintura para
obtener un mayor efecto estilístico (MELLAART, 1978: 70-71). Esta decoración con
conchas se encuentra nuevamente en el Neolítico de Mersín, Tarsus y cerca de
Damasco y Gaza.
Paralelamente, en los niveles más antiguos comienza a aparecer la cerámica
monocroma que derivará posteriormente en los vasos bícromos y polícromos. Las
técnicas de engobe y pintado están muy relacionadas y extendidas por todo el área
próximo-oriental y Anatolia, pero para algunos autores como Mellaart (1978: 62)
no van a implicar necesariamente un movimiento de gentes.
CÆSARAUGUSTA 77
La cerámica es uno de los elementos más característicos a la hora de definir las
distintas culturas del Próximo Oriente y, aunque existen otros rasgos que permiten
concretar las diferencias, aquel va a ser el más fiable o, por lo menos, el más utilizado. A partir de estas primeras cerámicas toscas la evolución de la alfarería se dirige hacia una mayor sofisticación y perfeccionamiento, tanto de los motivos
decorativos como de las formas y la técnica de manufactura, hasta llegar a una cerámica muy cuidada, como la denominada cáscara de huevo del Obeid 3. Pero
como se ha visto, no se puede hablar de sincronía en el proceso, ya que zonas como
Anatolia manifiestan una mayor perduración cronológica en esta primera cerámica
considerada tosca, que se va caracteriza por la ausencia de pintura y la decoración
de cordones digitados.
192
• Siguiendo la dirección geográfica por todos aceptada de Este a Oeste. En
Grecia el origen del Neolítico se presenta complejo, y aunque la nuevas tendencias en investigación sugieren que no existe un movimiento de población, esta
hipótesis todavía no se ha podido confirmar satisfactoriamente. Al igual que en
otros sitios, incluso muy cercanos como Chipre, se han propuesto dos teorías que
marcan la dualidad existente en este territorio: colonización y/o desarrollo local.
Por un lado, se advierte la llegada de nuevas gentes a través de la diferencia de
material con respecto al periodo anterior Mesolítico, pero por otro un proceso
161 Lo que le ha valido el apelativo de DFBW: Dark Face Brunish Ware.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
I. El Torrollón (REY y RAMÓN, 1992). II. Cámara superior del Moro (Olvena) (MONTES, 1995:
39). III. Espluga de la Puyascada, nivel EIIb (BALDELLOU, 1987a).
CÆSARAUGUSTA 77
LÁMINA. 16. Formas compuestas con cuello.
193
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
local al que se incorporan las novedades neolíticas —técnicas y domésticas—.
Hecho que se ha comprobado claramente en yacimientos como Franchthi (Argólida) en el que coexisten rasgos mesolíticos y nuevos elementos neolíticos (PERLÈS,
1989).
Al igual que ocurría en el Próximo Oriente, este yacimiento junto con otros
como el problemático Argissa (Tesalia), Nea Nicomedea (Macedonia) y Knossos
(Creta) apoyan la existencia de una fase neolítica precerámica con una cronología
aproximada de finales del VII y comienzos de VI milenio a. C. (TEOCHARIS, 1973: 3840). Se caracteriza por la presencia, en algunos casos, de estructuras estables de
habitación con plantas cuadradas, cimientos de adobe y piedra y por la transferencia de elementos innovadores como la domesticación, que les lleva a tener una economía de carácter agrícola y ganadera. En muchos yacimientos de Tesalia septentrional este primer horizonte se encuentra sellado y separado del siguiente, en el
que ya aparecen cerámicas monócromas (HAMEAU, 1987: 331). Para J. Cauvin (1988)
estos yacimientos son la mejor explicación a los rasgos comunes existentes entre
este Neolítico precerámico y el de Siria o de los Taurus.
Será en el periodo denominado Protosesklo, hacia el 5.600 a. C., cuando surge
desde el principio la cerámica monócroma con gran calidad, hecho que ha probocado distintas hipótesis sobre su origen y en definitiva del de su grupo cultural.
Algunos investigadores como C. Perlès (1989: 119) consideran que esta cerámica
representa un desarrollo local a partir del periodo anterior, mientras que otros
como J. Mellaart (1978: 115-118) observan un gran parecido en su evolución con la
zona oeste de Anatolia.
Las formas son simples, semiesféricas y, a veces, con pie. La mayor parte de la
cerámica es monocroma, bruñida y con un engobe en distintos colores, pero también hay vasijas pintadas en rojo sobre blanco y viceversa, así como decoradas con
impresiones de uñas y dedos. A ello hay que añadir el hallazgo en Otzaki-Magoula
(Macedonia), en el estadio Protosesklo, de una cerámica tosca con diversas impresiones —punzón, uñas, dedos...— y con engobe. El resultado es una superficie de
aspecto rugoso motivo por el cual muchos autores la definen como cerámica a barbotina (HAMEAU, 1987: 331).
CÆSARAUGUSTA 77
El aumento de la cerámica impresa, la aparición de nuevas formas y otros elementos de la cultura material —como los ídolos piriformes— en los niveles superiores de los distintos yacimientos, marcan las características de un nuevo estadio
denominado Presesklo o cultura Magulitsa (LICHARDUS; LICHARDUS-ITTEN, 1987b:
80-83). Junto a la nueva cerámica monocroma siguen elaborándose las vasijas incisas, impresas y las aplicaciones plásticas. Esta nueva fase está incorporada ya en el
gran complejo de la Cerámica Impresa o cardial, que cronológicamente se sitúa
entre el 5.500 y 5.100 a.C.
194
Los yacimientos en los que mejor se atestigua la cerámica impresa son Sidari
(Corfú)162, Nea Nicomedea (Macedonia)163 y Asfaka (Epiro)164. No obstante en cada
162 Fechas: nivel de cerámica lisa 5.720±120 aC y nivel sup. de cerámica impresa 5390±180 a.C.
(HAMEAU, 1987: 331).
163 Dataciones del Neolítico Antiguo: 5.607±91 y 5.331±74 a. C. La fecha 6.240±150 a.C. se considera
errónea (ibidem, 1987: 331).
164 Datación del nivel de cerámica impresa 5.430±240 a. C. (BATOVIC, 1987: 346; WHITEHOUSE, 1987: 363).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Cueva de Chaves, nivel 1b (BALDELLOU et alii, 1989).
CÆSARAUGUSTA 77
LÁMINA. 17. Formas compuestas con cuello.
195
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
área las formas y decoraciones no van a ser las mismas aunque posean elementos
comunes. Desde el principio se observa una cierta diversificación regional, pero
continúa manteniéndose la unidad morfológica. Las formas se caracterizan, en
general, por los fondos planos o poco curvos. Los elementos de prehensión son
raros y comúnmente son asas horizontales. Conforme se avanza hacia el norte, en
la zona de Serbia, las decoraciones comienzan a ser mucho más ricas y variadas,
poseyendo gran cantidad de ellas diseños de cardium que, a veces, es resaltada con
incrustaciones de pasta clara.
El Presesklo ha sido subdividido en distintos estadios. Para el periodo más
antiguo destaca la regresión de las cerámicas pintadas y la presencia de las primeras
vasijas impresas. En cambio, el segundo se define por la cerámica decorada a ruedecilla y la decoración en mate. Para P. Hameau (1987: 334) se produce un fenómeno interno importante, que queda atestiguado por el decaimiento de la cerámica monocroma y la aparición brusca de la impresa, hecho que se repite con la presencia de cerámica cardial hasta que es sustituida por la de tipo Sesklo. No está claro
el origen de esta intrusión, pero siguiendo la huella de los asentamientos sugiere
una penetración O-E. La cerámica impresa existente en Grecia, entre la que se
encuentra también la decorada con concha de cardium, perdura en algunos sitios
hasta momentos avanzados del Neolítico Medio o cultura Sesklo.
La ausencia de la fase Presesklo en algunos yacimientos corrobora un comportamiento poco homogéneo en estos grupos. En muchos, principalmente en Tesalia,
a la facies anterior le sucede directamente la cultura Sesklo, lo que ha generado múltiples interpretaciones en relación al posible origen y formación de esta fase y su
conexión con otras zonas circundantes como los Balcanes (LICHARDUS; LICHARDUSITTEN, 1987b: 82-83).
CÆSARAUGUSTA 77
En cuanto al resto de los elementos que definen esta etapa, hay que comentar
que el desarrollo de los asentamientos es semejante al del área próximo oriental. En
un principio perduran los hábitats en cueva junto con pequeños asentamientos al
aire libre que, poco a poco, irán evolucionando hacia verdaderos poblados con rasgos arquitectónicos distintos, espacios comunes y casas cuadrangulares hasta llegar
a las rectangulares. Estos yacimientos darán lugar, por un lado, a las llamadas Magoulas en Tesalia o Toumbas en Macedonia, debido a la superposición de los poblados, mientras otros presentan una etapa de abandono sin ocupación posterior. Se
ha visto que la agricultura y domesticación se conoce desde la fase precerámica, y
avanzará hacia producciones técnicamente más desarrolladas, que permitan el
almacenamiento y en las que tienen gran importancia los stocks y el comercio.
196
• La evolución del Neolítico Antiguo en la isla de Creta es distinta a la del
continente, a pesar de la existencia de esa facies precerámica ya comentada. La cerámica surge repentinamente, sin los estadios precedentes, y se caracteriza por la
ausencia de decoración pintada y una gran uniformidad a lo largo del tiempo. En
una primera fase (5.700-4.000 a. C.) las vasijas, cocidas en fuegos abiertos, son de
buena calidad. Predominan las formas abiertas, las bases planas y presentan decoración puntillada, incisa o plástica con un gran desarrollo. La segunda etapa (4.0003.800 a. C.) continúa la misma producción alfarera. Como novedades, tan sólo, se
puede comentar morfológicamente la presencia de pies o pedestales en los boles y
decorativamente se advierte una preferencia por el puntillado y la incisión, mostrando una gran variedad de diseños (TEOCHARIS, 1973: 132-135).
I. Cámara superior del Moro (Olvena). II. El
Pontet, nivel c superior (Mazo y Montes,
1992).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
LÁMINA. 18. Formas compuestas con carena.
• Los niveles acerámicos siguen presentes conforme nos alejamos hacia el
Oeste, es decir, en los Balcanes165, aunque las evidencias arqueológicas en las que se
apoyan para sostener esta hipótesis no están tan claras, por lo que algunos autores
como R. Treuil (1989: 141) consideran esta área y la del Egeo como una región
intermedia o fronteriza entre dos culturas distintas: Europa y Próximo Oriente.
Las primeras cerámicas se fabrican hacia el VI milenio a. C., pero no tienen un
desarrollo homogéneo. Quizás el único rasgo común en todas las regiones sea la
presencia de cerámica impresa y posteriormente, en el Neolítico Medio, de pintada.
De forma habitual se distingue geográficamente entre la zona oriental y la occidental, a lo que algunos investigadores añaden la distinta tradición mesolítica: tardenoide y capsiense respectivamente, que también influirá en las diferencias entre el
Mediterráneo occidental y oriental (BENAC, 1987: 339; BATOVIC, 1987: 347). Además
de esta subdivisión general, la diversificación regional es mucho mayor, como se
demuestra en la zona meridional con la cultura de Anzabegovo-Vrsnik, derivando
165 Queremos hacer constar que, por problemas tipográficos, no se han podido escribir correctamente
algunos de los nombres de los yacimientos balcánicos.
CÆSARAUGUSTA 77
Nuevamente se encuentra una dualidad clara, por un lado perduran los yacimientos de cazadores-recolectores de la tradición mesolítica, a los que a veces, les
sucede estratigráficamente un nivel con escasa cerámica impresa pero que continúa
con la misma industria lítica, como en el estrato III de la cueva Crvena Stijena
(Montenegro) o en Jamina Stredi (isla Cres). Por otro lado, aparecen asentamientos con recolección agrícola y de crustáceos, generalmente al aire libre, que están
caracterizados por una industria lítica distinta y por la presencia de cerámica, entre
los que se puede mencionar el yacimiento de Smilcic (Dalmacia) (EVANS, 1987:
323).
197
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
en la de Vinca en el Neolítico Medio, y en las distintas fases de la zona albana,
ambas con una clara conexión con las culturas del norte de Grecia. En los dos grupos se realiza una cerámica tosca con decoración impresa y a veces con engobe aunque no siempre predominando sobre la monocroma o pintada. No se conocen
poblados de la misma magnitud y estructuras que los vistos anteriormente, y su
evolución está mal constatada. Sin embargo, la economía de producción está bien
documentada, sobre todo la ganadería de ovicápridos (LICHARDUS; LICHARDUS-ITTEN,
1987b: 88-90).
Al norte se desarrolla la cultura de Starcevo, en cuya segunda etapa aparece la
cerámica con impresiones de uñas, dedos y la llamada a barbotina, que manifiesta
un progresivo aumento en las etapas siguientes. No son mucho mejores los conocimientos que por ahora tenemos de los hábitats y, aunque en ellos aparecen casas
de planta cuadrangular o rectangular, se sigue desconociendo la organización de los
poblados y numerosos aspectos de su economía, no obstante, la agricultura y ganadería están plenamente asentadas.
En parte derivando de esta última y, en parte, con rasgos propios hay que
mencionar las culturas de Körös (Hungria) y la de Cris (Rumania) que se caracterizan por una cerámica exclusivamente impresa, que posteriormente dará lugar a
la llamada Cultura de Cerámicas Lineales (Bandkeramic) que tanto influirá en la
zona centroeuropea. Cronológicamente el periodo abarca desde finales del VII a
principios del V milenio a. C. Las condiciones ambientales en esta zona son más
húmedas, lo que originó una adaptación, pero también el mantenimiento de
algunos aspectos como la pesca y la caza, que continúan siendo actividades
subsistenciales de gran importancia. Se transforman los hábitat que ahora son de
madera, más amplios y con una menor acumulación de restos (GIMBUTAS, 1991:
11-23).
CÆSARAUGUSTA 77
La zona oriental presenta una clara influencia de la cultura de Starcevo y de
Macedonia, como se atestigua en el yacimiento de Cavdar (Sofía). En cuanto a la
cerámica aparece la de manufactura fina, monocroma o bicroma, junto a la tosca
decorada con impresiones de uñas y de barbotina. Las casas cuadrangulares se realizan con arcilla y postes de madera. Paralelamente a este proceso se desarrolla la
cultura de Karanovo, que muestra una mayor organización en los distintos poblados, volviendo a aparecer los tells denominados ahora Mogilas. Los niveles del
Neolítico Antiguo, es decir, Karanovo I y II no presentan cerámica impresa (ibidem,
1991: 22-23).
198
• Mejor conocida es la Costa Adriática y, en ella, el Neolítico Antiguo está
representado por la cultura de las Cerámicas Impresas llegada a través de influencias marítimas. Se define por una decoración realizada a través de la concha de cardium y por las impresiones de uñadas. Al inicio del Neolítico Antiguo no hay apenas
diferencias en relación con la cerámica impresa entre las distintas regiones adriáticas, pero con el tiempo se irán agudizando, llegando a la sustitución de la cerámica cardial por la pintada en el Neolítico Medio. Estos grupos están claramente determinados por su origen mesolítico que en muchos casos perdurará, influyendo
decisivamente en la elección del lugar de asentamiento, y de ahí los escasos yacimientos al aire libre; en la industria lítica y en el mantenimiento de una economía
de caza, pesca y recolección durante toda la primera fase e incluso, en algunos casos,
prolongándose en el tiempo (BATOVIC, 1987: 346-347).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La zona oriental está condicionada por las características del suelo que, debido a su origen kárstico, son poco favorables para el desarrollo de la agricultura, no
así para la domesticación que está bien documentada (BENAC, 1987: 338-339). Aquí
también se produce la dualidad ya comentada para otras zonas, materializada en la
presencia por un lado de yacimientos epipaleolíticos en cuevas o abrigos y por otro
de los neolíticos plenos. El proceso comienza a finales del VII milenio e inicios del
VI, sustituyéndose la economía primitiva basada en la caza y recolección por una
economía de producción organizada (MANFREDINI, 1987: 369). Las transformaciones en estos primeros momentos son mínimas, continúan los hábitats en cueva o
abrigos, todavía se conocen pocos al aire libre, con ausencia de tells y escasos restos
que demuestran una agricultura y domesticación, por lo que en esta primera fase el
único elemento individualizador es la cerámica. Sin embargo para investigadores,
como S. Tiné (1987: 351), es a principios del VI milenio a. C. cuando las gentes que
poseían esa cerámica impresa más antigua junto con otros elementos como la agricultura alcanzan las costas adriáticas e introducen la nueva economía. En resumen,
la neolitización de esta zona está condicionada por los rasgos geográficos, el substrato mesolítico y las nuevas aportaciones de los elementos neolíticos.
En definitiva, el desarrollo de las cerámicas neolíticas en el oeste del Mediterráneo está marcado por la continuidad, pero también por una fuerte tendencia a la
diversificación, que se materializa de forma más evidente en la variación de estilos
cerámicos. Para A. Benac (1987: 339), entre otros, se engloba dentro de un fenómeno de aculturación común a todas las costas mediterráneas.
• El proceso de neolitización en Italia, dominado por la corriente cultural de
las Cerámicas Impresas y con una cronología aproximada del 5.500/4.000 a.C., está
claramente marcado por la misma dualidad ya vista en otras áreas: Neolítico pleno,
CÆSARAUGUSTA 77
En la zona adriática oriental, ya que la occidental se verá dentro de Italia, se
distinguen tres estadios atendiendo a la evolución cerámica. El más antiguo está
representado por el estrato III de Crvena Stijena (Yugoslavia) y el mismo estrato en
Zelena Pecina (Herzegovina), que A. Manfredini (1987: 375) relaciona con el nivel
superior de Sidari (Corfú), fechado en el 5.390 a. C. Se identifica por una cerámica
tosca de decoración irregular con uñadas e impresiones y otra más fina monocroma, con ausencia todavía de cardial. En la industria lítica se mantiene una fuerte tradición mesolítica y parecen carecer, por el momento, de los rasgos característicos de
una economía de producción. La única influencia exterior se manifiesta en la incorporación de la cerámica al material arqueológico, es decir, en su desarrollo o evolución histórica queda claro el origen local. El segundo estadio está representado
por el yacimiento dálmata de Smilcic. La economía de producción está ya plenamente atestiguada, la cerámica cardial se hace frecuente y se diversifican el resto de
las decoraciones. Estas vasijas están datadas en el 5.200 a. C. La degeneración de los
diseños cardiales, la aparición del diseño pivotante, incisiones y motivos geométricos van a definir la tercera etapa. En general, las formas son globulares, con o sin
cuello y con fondos planos. Ya en el Neolítico Medio estas culturas serán sucedidas
por la de Danilo a mediados del V milenio a. C., fecha obtenida en el yacimiento
de Gudnja (Yugoslavia) (WHITEHOUSE, 1987: 358-359). Estas facies, en principio
bien establecidas, se han puesto en entredicho debido a que su definición no parece tan clara a la vista de nuevas evidencias arqueológicas en otros yacimientos cercanos (TINE, 1983: 41 y ss.).
199
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
atestiguado en Tavoliere o Materano; y Mesolítico al que se incorporarn distintas
innovaciones, documentado en las cuevas costeras del Abruzzo, en el nivel V de la
cueva Mura-Monopoli y en la zona interior sobre todo el Norte del Po (SE de Bari)
(BENAC, 1987: 338; MANFREDINI, 1987: 368; BAGOLINI, 1990b: 73).
S. Batovic (1987: 343-349) a su vez diferencia dos fases: en la primera —fase I
de S. Tiné o estilo Molfeta— se mantiene una fuerte tradición mesolítica, excepto
en el Norte a donde llega la cerámica impresa junto con la plena economía de producción. En esta fase el elemento caracterizador y que permite hablar de Neolítico
es la cerámica, que aparece en el VI milenio a. C. La industria lítica está representada por los microlitos.
Los yacimientos más antiguos con cerámica se encuentran en Trieste y en las
costas orientales, principalmente en la región de Apulia. Esta cerámica es tosca, mal
cocida y con impresiones de uñas, dedos, pinzada y cardium. Las formas son simples: esferas con cuello corto y hemisféricas (LICHARDUS; LICHARDUS-ITTEN, 1987b:
146; BERNARDINI, 1983: 316). El elemento individualizador en la división en fases
de S. Tiné (1976: 75) es el ornamento cerámico: en la primera la decoración es
sencilla, distribuida uniformemente por toda la superficie del vaso, pero sin orden
aparente.
CÆSARAUGUSTA 77
En la zona adriática italiana se diferencian tres regiones: norte, centro o región
de Apulia, y sur. Al comienzo de la neolitización apenas se advierten diferencias
entre la costa adriática oriental y la región de Apulia, pero conforme se avanza
cronológicamente presentan una evolución distinta. Por tanto, se puede plantear
que al principio la cerámica impresa unifica todas las regiones adriáticas, excepto
el norte de Italia a la que todavía no ha llegado. Siguendo el esquema establecido
por S. Batovic (1987: 347) hay que hablar, por un lado de la costa suroriental italiana —en la que se desarrolla la fase Prato Don Michele, Guadone y Masseria La
Quercia— con unas fechas del 6.200 al 4.200 a. C. Esta cronología tan antigua
supone la aceptación de la datación de Coppa Nevigata (Manfredonia) (TINÉ,
1976: 74; WHITEHOUSE, 1987: 363), ya que si no habría que llevarla al 5.200 a. C.
Por otro, del litoral central con una cronología del 4.600-4.200 a. C. y, finalmente, del Noroeste con unas fechas del 4.100-3.800 a. C. obtenidas en el yacimiento
de Gaban. El retraso cronológico en las dos últimas zonas parece deberse a las
características tipológicas de las cerámicas, pudiéndose comparar con el final del
Neolítico Antiguo en el área adriática meridional. Esto supone que el Mesolítico
dura más tiempo en algunas regiones italianas que en otras, como se ha demostrado en el yacimiento Romagnano.
200
Al acabar esta fase la cerámica impresa se extiende desde Apulia hacia el litoral y el interior, pero en esta última se reemplaza la decoración cardial por las digitaciones (BERNARDINI, 1983: 317). A finales del VI milenio en el poblado de Rendina, fase I, aparece una cerámica bruñida que en momentos más avanzados se unirá
a la cerámica pintada. En el yacimiento de La Quercia se observa que junto a cerámica de impresiones pivotantes existe otra pintada. A pesar de las dataciones obtenidas, no se ha llegado a un acuerdo para la fecha de sustitución: para R. Whitehouse
(1987: 363) las dataciones de C14 demuestran que esta cerámica pintada se desarrolla del 5.200-4.800 a. C.; para M. Cipollini el cambio en el SE de Italia es posterior, con fechas del 6.500/6.300 B. P. (CIPOLLINI et alii, 1994: 21-22); R. Grifoni y
G. Radi (1994: 23-24) proponen una cronología del 4.100-3.900 a. C. en la zona
La aparición de los primeros vestigios de domesticación, tanto de plantas
como de animales, nos introducen en la segunda fase —fase II de S. Tiné o estilo
Guadone—. Consecuencia de estas nuevas formas de producción se comienzan a
construir poblados al aire libre con modos de vida sedentarios166. Desde el punto de
vista de la cultura material supone la decadencia de la cerámica impresa y la creación de ricos ornamentos geométricos que se desarrollarán en el Neolítico Medio.
La diferencia según S. Tiné (1976: 75-76) se basa en una manufactura más cuidada,
un repertorio formal más rico, una elaboración compleja del diseño decorativo con
bandas, triángulos, metopas con amplias superficies vacías para resaltar los motivos
que, a veces, presentan incrustaciones de pasta blanca o roja. En este momento se
produce la expansión de la cerámica impresa desde Apulia hasta la llanura del Po y
Venecia, como se constata en el yacimiento de Imola (Romagne) en el V milenio
a. C. reconocida a través de las digitaciones y las impresiones de punzones. Posteriormente, se desarrollan los triángulos incisos en vasos con forma de tulipa (BIAGI
y NISBET, 1987: 448).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
central adriática; y finalmente para S. Tiné (1976: 80) las vasijas pintadas son características de la segunda fase neolítica y, siguiendo la secuencia de Redina, las fechas
van de finales del V a comienzos del IV milenio a. C.
Como se ha visto, para algunos investigadores la disparidad entre las dos facies
es clara pero observan, a tenor de las dataciones obtenidas, que hay un momento
de convivencia o contemporaneidad entre ambas, que no supera el V milenio a. C.
No obstante no todos los autores ven tan nítida esa clasificación en dos etapas,
polémica en la que no se va a entrar pero que queda refleja por J. Bernabeu (1989:
122-123).
En la zona suroccidental de Italia, tras la primera fase de cerámicas impresas
con evidentes influencias de la zona apulo-materana, se asienta la cultura denominada de Stentinello, con aportaciones de otras tradiciones de cerámica impresa
mediterránea. Se caracteriza por la complejidad de los motivos decorativos y por el
empleo de distintos útiles para realizar la impresión dentro del mismo vaso. Se
trata, por tanto, de una cultura claramente englobada en la tradición del cardial tardío (AMMERMAN, 1987).
166 Los testimonios de agricultura se documentan con fechas de C14 del 5830±320 en el yacimiento de
Tavoliere, estando ya ampliamente constatados en el VI milenio a. C. (CIPOLLINI, 1992: 338-341).
CÆSARAUGUSTA 77
La diferencia entre ambas fases se manifiesta en otras características. En la
mayor parte de los yacimientos de la fase I, los hábitats se localizan en cueva o abrigos, habiendo muy pocos al aire libre con forma de poblado, aunque están atestiguados como en Scaramella (5.050 a.C.) (BERNARDINI, 1983: 317). En cambio, en la
fase II proliferan al aire libre, a la vez que se aprecia un mayor cuidado en la elección del lugar, atendiendo principalmente a caracteres estratégicos, como en el
poblado de Guadone (Foggia) que posee los elementos urbanos propios del
Neolítico Antiguo de Tavoliere, es decir, el foso en forma de «C» y los fondos de
cabaña. Quizá la característica que mejor defina el sistema de poblamiento del
Neolítico en Italia es la ausencia de los llamados tells, tan propios de las áreas anteriormente vistas.
201
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
• Sicilia, con evidentes conexiones con la Península Itálica, presenta en sus inicios —a finales del VII milenio a. C.— una evolución paralela al continente. La
polémica sin resolver del origen del Neolítico, supone el hallazgo en fechas muy
tardías de elementos neolíticos. La evolución desde el Mesolítico es paulatina a través de la incorporación de novedades, pero mantienen la economía de cazadoresrecolectores. Los contactos no se producen sólo con Italia, sino que la industria lítica y la cerámica impresa muestran también conexiones con el norte de Africa.
La secuencia de la cueva de Uzzo (Trapani) sugiere un replanteamiento de la
tesis: cerámica impresa igual a la cultura de Stentinello. Se atestigua, en el nivel inferior, la presencia de cerámica impresa —punzón circular, en «V», etc.— cardial e
incisa, cuyos motivos cubren todo el vaso sin orden, que evolucionó hacia composiciones más complejas y organizadas, con ausencia del cardial y de algunos motivos impresos. En la segunda fase, en cambio, aparecerán las líneas incisas y los primeros motivos geométricos que se desarrollan con plenitud en la tercera fase, muy
influenciada por la cultura de Stentinello, en el umbral del V milenio a. C., apareciendo también las primeras cerámicas pintadas. Los contactos no se limitan a
Calabria, sino que también estan documentados con Lípari y Matera. La cerámica
impresa, en contra de lo que se podría suponer, plantea un acercamiento mayor
hacia el grupo cardial franco-ibérico que hacia la cultura tirrénica (CONSTANTINI et
alii 1987).
En la fase más avanzada, pero todavía en el Neolítico Antiguo, se constata una
dicotomía regional: por un lado el estilo Stentinello que se localiza en el área oriental y, por otro, el Kronio que domina la zona occidental y el Agrigento. Las diferencias son acusadas observándose en la cerámica, la economía, el hábitat, etc. Esta
dualidad vuelve a proponer un desarrollo paralelo de dos tradiciones diferentes.
• La isla de Malta ve en este momento su primera ocupación por el hombre.
En ella se desarrolla la fase llamada Ghar Dalan, similar a la cultura de Stentinello,
pero con fecha posterior al 6.500 B. P. (EVANS, 1971). Predomina la decoración
impresa de uñadas y las imitaciones del cardial, que en el yacimiento de Skorba ha
sido datada entre el 4.190±160 y 3.810±200 a. C. (GUILAINE, 1981: 10).
CÆSARAUGUSTA 77
• Volviendo al continente, la zona norte de Italia es la mejor conocida. En el
proceso de neolitización D. Binder (1989) diferencia dos áreas. La primera corresponde al valle del Po y Alpes, en la que se advierte una lenta aculturación de la
población autóctona, de carácter castelnoviano, por los neolíticos de cerámicas impresas o, eventualmente, por los centroeuropeos de cerámica lineal. Se documenta
este proceso en la segunda mitad del V milenio a.C., sin una ruptura drástica con lo
anterior. Muy al contrario, la economía, así como la industria lítica, se mantienen
en la tradición mesolítica (BAGOLINI, 1990a: 187-189).
202
La segunda zona es la Liguria, en la que aparecen temprano las características
neolíticas, con algunas cerámicas que derivan de la zona adriática o de los estilos
balcánicos. Las fechas obtenidas hacen pensar que el proceso comenzó a finales del
VI milenio a. C., pero manteniendo dos tradiciones distintas: por un lado, se aprecia que los complejos mesolíticos no se incorporan al avance de la cultura de las
cerámicas impresas sino que más bien, al localizarse en la periferia, únicamente y
de forma puntual recogen algunos elementos novedosos. Por otro, Arene Candide
con el descubrimiento de la fase tirrénica de la cultura de las cerámicas impresas
La fase tirrénica para G. Odetti (1987: 476-478) se individualiza en dos etapas
atendiendo a los motivos decorativos y a su disposición en los recipientes. Esto le
permite proponer una evolución sincrónica entre el Neolítico Antiguo ligur y el
francés, en un intento por demostrar la existencia no de una unidad cultural sino
de contactos entre ambas zonas, comprobado a través de las semejanzas en la cultura material y la cronología (5.000-4.200 a. C.).
Además de estas dos grandes regiones se constata una diversificación producto de las características geográficas del norte italiano y de las influencias principalmente ligures, aunque a veces también de origen danubiano (BERNARDINI, 1983:
318; BAGOLINI, 1990b: 74; 1992). Hacia finales del V milenio en el interior se atestigua la cultura de Fiorano (Emilia y E del Veneto), la del Vhò (Lombardía) y, finalmente, el Piedemonte que evidencia concomitancias con las culturas de cerámica
impresa del Oeste, posiblemente por introducción de elementos ligures. Tanto
Fiorano como el Vhò presentan similitudes y contactos como se ha advertido en el
yacimiento de Campo Ceresole. Son culturas plenamente neolitizadas, se asientan
en/o próximas a zonas fértiles para favorecer la agricultura y domesticación, complementada con la caza, pesca y recolección. La industria lítica tiene un importante
componente de microburiles y muestra una clara dependencia de la tradición anterior. La diferenciación entre ambas vendrá determinada por la morfología cerámica. Cronológicamente algunos autores como Demoule (1989) sitúan la cultura de
Fiorano en el Neolítico Medio, mientras que B. Bagolini, P. Biagi y R. Nisbet consideran que es contemporáneo de la cerámica impresa y, sobre todo, de la última fase
del Neolítico Antiguo. Con características semejantes también hay que mencionar
la zona de Friuli representada en el yacimiento de Fagnigola (finales del V y comienzos del IV milenio a. C.), pero todavía con elementos mesolíticos en su economía.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
mediterráneas, engrosado con el hallazgo de la cueva Pollera. Se caracteriza por la
presencia, a finales del VI milenio, de cerámica decorada con cardium, incisiones de
chevrons, zig-zags y triángulos, por una economía de producción en la que todavía
la caza tiene parte importante en el sustento del grupo y, por último, por una industria lítica que denota las influencias castelnovianas (BIAGI y NISBET, 1987: 447).
En general, los hábitats continúan siendo en cuevas o abrigos, pero las poblaciones son ya plenamente agrícolas y ganaderas —los porcentajes más altos son de
ovicápridos—. La industria lítica contiene elementos característicos del Neolítico
Antiguo como los útiles pulimentados, y permite atestiguar el comercio con Lípari
a través de la aparición de objetos de obsidiana.
Este Neolítico tirrénico se diferencia claramente del franco-ibérico en sus bases
estilísticas y morfológicas, manifestándose en la presencia de fondos planos y un
uso menos frecuente de la decoración cardial, limitado generalmente a impresiones
cortas. Los recipientes son a menudo decorados con los llamados «sillons d’impresions» o golpes de punzón en motivos organizados, junto con triángulos incisos
(BINDER, 1989: 216).
CÆSARAUGUSTA 77
Una evolución más lenta, durante el 4.500-4.000 a. C., se observa en Gaban
(Trentino) y en Isolo di Varese (noroeste de Lombardía). P. Biagi y R. Nisbet (1987:
452) ven una clara unidad entre los dos grupos alpinos. En cambio, las tres culturas anteriores: Fiorano, Vhò y Fagnigola, forman un grupo más homogéneo en la
llanura del Po y, finalmente, en la zona costera y caracterizado por la cerámica
impresa, se localizan la Liguria, Marche y La Romagna.
203
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
• Desde el norte de Italia, al final del Neolítico Antiguo, se produce una expansión hacia la zona alpina de Suiza. Sin embargo, estos no son los únicos contactos
ya que también se documentan intrusiones adriáticas. La cerámica es muy homogénea y presenta fondos planos, la industria lítica es laminar. El yacimiento más
representativo es el de la Planta, que ofrece unas dataciones del 4.550± 80 a. C. al
3.450±130 a. C. (GALLAY et alii, 1987).
• Antes de pasar al Neolítico Antiguo francés hay que mencionar el resto de las
islas del Mediterráneo. En primer lugar Córcega, en la que de F. de Lanfranchi (1987)
distingue dos fases dentro del Neolítico Antiguo. La fase antigua, cardial o cultura de
Basi se desarrolla principalmente en el Sur. Se caracteriza por los fondos planos y formas semiesféricas comparables al sur de Italia. La decoración se hace a base de cardium y pectúnculo. A pesar de llamarse fase cardial no existe un predominio de esta
decoración. La industria lítica se realiza en sílex y riolita. Se data en la primera mitad
el VI milenio, basándose en la fecha del nivel cardial de Basi (5.750±150 a. C.)
(BAILLOUD, 1987).
En la fase más reciente, impresa a punzón o fase de Curacchiaghiu, se producen dos transformaciones importantes. La primera, como denota su nombre, supone el predominio de la decoración impresa de punzones romos formando diseños
organizados. Las formas son primarias, es decir, vasos con cuello o globulares y
fondos redondeados. El segundo cambio se produce en la industria lítica que se
fabrica con obsidiana, evidenciando relaciones con Cerdeña. Pero las características continúan siendo las mismas que las del continente. Los contactos también se
atestiguan en las formas cerámicas, sobre todo con la Grotta Verde (Algero). Tanto
la ganadería como la agricultura están plenamente asentadas (CESARI y MAGDELAINE, 1994). La datación de C14 del yacimiento antes mencionado sitúa su desarrollo en el VI milenio, en un momento cardial (5.650±180 a 5.350±160 a. C.). Estas
fechas, al igual que las de la primera fase, para J. Bernabeu (1989: 142) o J.
Guilaine (1981: 13-14) son demasiado elevadas y por tanto inaceptables, ya que
colocan esta fase en momentos claramente postcardiales por las características de
su cultura material.
CÆSARAUGUSTA 77
• Cerdeña presenta analogías importantes con Córcega, Italia y la P. Ibérica. A
través de la excavación de Filestrus-Mara se ha podido diferenciar dos momentos en
el Neolítico Antiguo, que junto con los dos niveles del yacimiento de Monte Maiore
han establecido la secuencia evolutiva de este periodo en la isla. G. Tanda (1982;
1987) alude a la existencia de tres fases: La primera caracterizada por la decoración
cardial, en la que se situaría Filestrus/7. Las formas son de vasos globulares, con cuello, u ovoides y fondos redondeados. Aparece también la decoración incisa, las aplicaciones plásticas, y algunas superficies se engoban en rojo. Cronológicamente se
sitúa entre el VI y V milenio a. C.
204
En la segunda fase se pueden diferenciar dos momentos: la etapa denominada
A, identificada por la asociación de la cardial —a veces con incrustaciones de
pasta— con impresas a peine y a punzón, así como por la presencia de vasijas lisas
a la vez que continúan las incisas y las aplicaciones plásticas. Se corresponde con la
fase intermedia de Filestrus 6/7 y la de Monte Maiore II. La etapa B queda definida
por la cerámica no decorada —estrato 6 de Filestrus—, aunque no implica la total
desaparición de la decoración en los recipientes, al contrario siguen aumentando el
Por último, hacia finales del V y comienzos del IV milenio a. C. empieza la tercera fase, caracterizada por la cerámica incisa y pintada asociada a Monte Maiore I.
• El Neolítico Antiguo en la costa mediterránea francesa siguiendo a J. Vaquer
(1989) y a J. Guilaine (1981: 11-12), se desarrolla en dos complejos: en primer
lugar, el horizonte tirrénico que supone la llegada de colonos ligures y toscanos y,
en segundo lugar el cardial franco-ibérico del que todavía se desconoce su origen.
La facies tirrénica se identifica sobre todo en la Provenza, pero también se ha documentado entre otros puntos como Portigardes (Hérault) con una datación del
4.485±125 a. C. (GUILAINE, 1986: 74; VAQUER, 1992: 60). El impacto que supuso
esta colonización en gran parte es desconocido y los problemas se amplían debido
a las dificultades para definir en muchos casos el substrato anterior. A pesar de ello
parece claro que la neolitización es el resultado de una adaptación lenta y gradual.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
número de las aplicaciones plásticas y permanecen las impresiones a peine. En la
morfología no se producen evoluciones, ya que se mantienen las formas antiguas y
los fondos redondeados. Ambas se encuadran cronológicamente en la segunda
mitad del V milenio a. C.
En la Provenza francesa, obviaremos la polémica que ha suscitado la posible
facies precerámica, la cual se ha querido ver en algunos yacimientos como Abeurador (Hérault) o Baume de Fontbregoua (Salernes) (VAQUER y BARBAZA, 1987;
COURTIN, 1975; BAILLOUD, 1987: 315; GUILAINE, 1981: 4). Tampoco se analizará el
problema que supone que el nivel del mar estuviera por debajo de la actual línea
costera y, por tanto, la dificultad que entraña la localización de asentamientos neolíticos litorales, sobre todo, situados al aire libre (FREISES y MONTJARDIN, 1982).
La diferencia con el Neolítico ligur se manifiesta desde el punto de vista estilístico y morfológico. El estilo franco-ibérico está definido por los vasos de formas
simples: esféricos, con o sin cuello, fondos convexos, mamelones perforados, asas
de cinta o circulares y decoración con cardium junto a impresiones simples en cordones. El cardial no es jamás exclusivo en las fases antiguas, se asocia a las aplicaciones plásticas y acanalados. Aparecerán también motivos pintados superpuestos a
las impresiones, como se atestigua en la Baume de Fontbrégoua (Salernes). Este
grupo, cuya cronología más habitual se sitúa en el V milenio a. C., no es cerrado
sino que presenta concomitancias con el de la zona de la Toscana y Córcega
(GUILAINE, 1981: 10; BINDER, 1989: 212-213).
Yacimientos como Chauteauneuf-le Martigues (Marsella), L’Ille Piou (Marsella) y les Samblons (Mormoiron), han permitido definir la decoración del Neolítico
franco-ibérico o cardial clásico. Se caracteriza por la composición en bandas
horizontales o la combinación de paneles dispuestos en metopas, de triángulos o,
incluso, guirnaldas. La presencia/ausencia de los motivos organizados que caracterizan este estilo, aunque su evolución todavía está en fase de estudio, ha servido
CÆSARAUGUSTA 77
A comienzos del V milenio a. C., se atestigua la presencia de la cultura cardial
denominada franco-ibérica, que para D. Binder (1989) se caracteriza por la rápida
difusión de un Neolítico pleno, cuyos orígenes hay que buscarlos en la cerámica
impresa del SE Italiano. Aun con todo, paralelamente se advierte una continuidad
de la cultura anterior, el Castelnoviano. Los yacimientos costeros evidencian de una
forma más clara las intrusiones culturales externas que el resto de los asentamientos, a los cuales no les llegan esas influencias directamente (ARNAL, 1987a).
205
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
para establecer diferencias cronológicas (ODETTI, 1987: 478; BINDER y COURTIN,
1986: 84-85; BAILLOUD, 1987: 316). Un aspecto importante que comienza a desarrollarse es la regionalización, constatada a través de los motivos decorativos que
permite aislar múltiples zonas intercorrelacionadas como en Ardèche, Languedoc
oriental y Herault (BEECHING, 1987).
En el área de Niza se distingue un Neolítico de cerámicas impresas distinto al
cardial provenzal y se localiza tanto en abrigos como al aire libre. Llamado cerámica de Pendimoun presenta fondos planos y vasijas de manufactura fina, con formas
abiertas y superficies pulidas no decoradas. Las impresiones, decoraciones casi
exclusivas, son cortas y de múltiples formas. Los motivos de los bordes las acercan
a elementos decorativos del Neolítico Antiguo I de Pollera y, en general, a los de
Córcega y Cerdeña. Estos elementos también muestran influencias orientales, concretamente balcánicas y de Italia meridional. Aunque a veces está presente el cardial
provenzal, su porcentaje siempre es mínimo en relación al resto de las decoraciones
y se localiza en los niveles superiores. Las dataciones del yacimiento Caucade (Niza)
lo sitúan a mediados del VI hasta mitad del V milenio a. C. (BINDER et alii, 1993;
BINDER y COURTIN, 1986: 83).
Asimismo, en la Provenza oriental aparece una decoración hasta ahora no
localizada en otras áreas. Denominada Flamme por su diseño, se realiza con la valva
de un molusco. Un tipo parecido pero llevado a cabo con concha de cardium, se
encuentra en Italia meridional y en el área del cardial franco-ibérico. Está asociada
a una cerámica cardial que no reproduce los prototipos del estilo clásico franco-ibérico y se encuadra cronológicamente en un momento Epicardial (ibidem, 1986).
CÆSARAUGUSTA 77
Las fases evolucionadas del propio Neolítico Antiguo, conocidas como Epicardiales, se definen por el inicio de diferentes decoraciones. Fundamentalmente
será el acanalado el que pase a ser fósil director de esta segunda etapa, que cronológicamente se considera contemporánea al Neolítico Medio italiano. Simultáneamente se producen otras transformaciones en la producción alfarera, como una
decoración menos profusa, disminución hasta la casi desaparición de la decoración
cardial, diversificación de las técnicas y de los temas, etc. (ibidem, 1987; BAILLOUD,
1987).
206
En general en Francia, no sólo en la Provenza, se aprecian modificaciones en
cuanto al hábitat. Aunque se han encontrado yacimientos en cueva, abrigo y al aire
libre en ningún momento denotan la importancia que alcanzaron en otros lugares,
en particular los asentamientos al aire libre. Son normalmente yacimientos pequeños y, posiblemente, temporales acomodándose a las estaciones climáticas. En los
asentamientos al aire libre no se han localizado estructuras de habitación tan sólo
algunos elementos: empedrados circulares que hacen pensar en fondos de cabaña
en Courthèzon (Vaucluse); en Portiragnes (Hérault) se han hallado adobes utilizados como elemento constructivo, pero no en un ambiente cardial, sino en una
etapa anterior equiparable a la de la cerámica de Pendimoun (Niza) (ibidem, 1987:
316-317); por último, también están atestiguados los postes de madera para sujetar
las techumbres, como en Leucaté, muy corrientes en casi todos los yacimientos neolíticos mediterráneos.
En cambio, la economía sí que presenta similitudes con el área italiana, al
documentarse tanto la agricultura y la domesticación —principalmente de ovicápridos— como la caza y recolección, unas veces con un papel básico, sobre todo en
El Neolítico franco-ibérico no se limita únicamente al área provenzal sino que
se extiende por el Languedoc oriental y por otras zonas como Hérault y Ardéche
(BAILLOUD, 1987: 318; FREISES y MONTJARDIN, 1982: 222). En el Languedoc también
se ha querido ver una fase de cerámica lisa anterior al horizonte cardial, atestiguada en Camprafaud (Hérault) con una datación del 5.950±150 a. C., pero que todavía se considera controvertida (GUILAINE, 1981: 13).
Las últimas investigaciones han sacado a la luz un nuevo Neolítico desconocido hasta ahora y llamado Neolítico paramediterráneo. Se ha documentado, entre
otros yacimientos, en el de la Poujade (Aveyron) y cronológicamente se sitúa entre
el 5.040 y el 4.500 a. C. La industria lítica mantiene la tradición mesolítica del
montclusiense. La cerámica se va a caracterizar por la escasez, por no decir ausencia
total, de decoración. En estos rasgos se ha querido ver la confirmación de una paulatina penetración de influencias neolíticas a las que ya aludía G. B. Arnal (1987a),
quien a la vez propone la posibilidad de que sea o bien una modificación de la fase
primitiva de las impresiones o, por el contrario, una corriente totalmente distinta
del cardial y autóctona de ciertos grupos mesolíticos. Hipótesis que también apoya
J. Roussot-Larroque (1982). Sin embargo, para J. Guilaine (1986: 73) es una fase
lateral «empobrecida», correspondiente a la adopción de la técnica cerámica por los
pobladores del interior a través de influencias costeras.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
zonas donde el substrato mesolítico es todavía fuerte, y otras secundario. La industria lítica muestra también ese antagonismo, a pesar de que ambas son industrias
de microlitos geométricos. Según las zonas, se mantendrá una clara dependencia
con el substrato preexistente: el castelnoviano, aunque las últimas investigaciones
lo estén poniendo en evidencia (BINDER y COURTIN, 1987: 494). En otras áreas los
útiles revelan pertenecer a la tradición de los neolíticos plenos, que a lo largo de
toda su evolución se van caracterizar por una gran homogeneidad.
En la zona interior más montañosa, pirenaica y aquitana, se constata el predominio de una cerámica grosera sin decoración, que se corresponde con una primera influencia de las culturas agrícolas, a la que J. Guilaine (1986: 74) denomina
Pericardial. El impacto del cardial es muy débil como se manifiesta en Jean Cross167
o en la Balma Margineda168. Las formas predominantes son esféricas, hemiesféricas,
recipientes con cuellos reentrantes y con algunos fondos planos. Cronológicamente
J. Vaquer (1992: 60) lo considera contemporáneo del Epicardial I, pero a la luz de
las dataciones de la Balma Margineda (GUILAINE, 1995: 255) el inicio de la neoliti-
167 GUILAINE et alii, 1979.
168 Ibidem, 1985a y GUILAINE Y MARTZLUFF (dirs.), 1995.
CÆSARAUGUSTA 77
El cardial franco-ibérico en Languedoc, con yacimientos tan significativos
como Leucate-Corrège (Aude) (GUILAINE et alii, 1984), está caracterizado morfológicamente por los fondos redondeados, marmitas y vasos con cuello, y estilísticamente por la decoración plástica, básicamente de cordones, y los motivos en bandas impresas con concha —con índices superiores al 40% (VAQUER, 1992: 60)—.
Este grupo presenta múltiples afinidades con el cardial levantino, en contraposición
al provenzal que se aproxima más a Italia. El espacio temporal que ocupa lo ofrecen las fechas de Gazel I (Aude) con un 4.955±90 hasta un 4.830±200 a. C., es decir,
aproximadamente la primera mitad del V milenio a. C.
207
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
zación en esta zona no difiere en fechas —6.850±160 B.P.— de lo que ocurre en
ámbitos próximos. J. Guilaine ha querido ver en la secuencia de este yacimiento el
paso de un hábitat temporal mesolítico a una ocupación estable de grupos ya neolíticos, manifestado sobre todo en la aparición de estructuras de almacenaje en el
estrato C.3s, y el paso de una economía de recolección y caza a la ganadería de ovicápridos y cultivo de cereales.
El cardial se transformará rápidamente, aunque sin ruptura drástica, en un
segundo estilo llamado Epicardial del Languedoc. Está caracterizado por los vasos
más gruesos, esencialmente esféricos y con cuello, que combinan la decoración
plástica y las incisiones o impresiones, muy barrocas al principio pero que con el
paso del tiempo se simplifican hasta desaparecer (VAQUER, 1989). Otra peculiaridad
son los llamados «sillons» o golpes de punzón, que junto con las acanaladuras se
organizan en metopas o redes ortogonales, permitiendo diferenciar la zona oriental del Languedoc del resto del territorio (BEECHING, 1987). Desde el punto de vista
cronológico la periodización no está clara. Distintos investigadores la sitúan entre
la segunda mitad del V y el comienzo del IV milenio a. C., pero aunque yacimientos como Gazel II muestran la principal característica de esta etapa, es decir, una
fuerte disminución de la decoración cardial en una fecha del 4.590±200 a. C., en
otros como en la cueva de Camprafaud el cardial se prolonga hasta el 4.000 a. C.
CÆSARAUGUSTA 77
J. Guilaine (1981: 10; 1986: 74-76) subdivide el Epicardial en dos etapas: la
primera o fase media del Neolítico Antiguo o Epicardial I clásico se define por la ya
comentada regresión del cardial y el aumento y diversificación de las impresiones,
incisiones, acanalados y elementos plásticos formando sobre todo motivos horizontales o verticales, pero también guirnaldas. Está representado estratigráficamente por Gazel II y Campafraud, con una cronología aproximada del 4.590±200 a. C.
La segunda etapa o fase reciente del Neolítico Antiguo o Epicardial II se individualiza por las impresiones de distintas morfologías, los golpes de punzón y la ausencia de cardial. Las fechas van desde el 4.440±55 hasta el 4.140±65 a. C. del yacimiento Gazel III. Por último, a partir del 4.000 a. C. (Gazel IV), les sucede un
Neolítico Medio definido por la ausencia de decoración cerámica, entre otros elementos.
208
En los Pirineos orientales franceses el Neolítico Antiguo se desarrolla entre el
5.500 y el 4.000 a. C, en yacimientos como l’ile Corrège (Port-Leucate). Se caracteriza por la decoración cardial, impresa a peine, aplicaciones plásticas, acanalados,
impresiones a punzón, etc. en un desarrollo evolutivo semejante al planteado en
Languedoc. En la cultura material, sobre todo en la cerámica, se aprecian claras
influencias catalano-levantinas, lo que confiere un aspecto peculiar a dicha cerámica. Las formas son ibéricas, principalmente derivaciones de la esfera con o sin cuello cilíndrico (TREINEN-CLAUSTRE et alii, 1981). Todo ello hace que algunos autores
propongan una clara dependencia de este Neolítico Antiguo con el mundo ibérico.
Consecuencia de estas fuertes analogías se observa que la evolución del estilo cardial no tiene paralelos en el epicardial propiamente dicho, a pesar de que es aquí
donde sugiere R. Montjardin (FREISES y MONTJARDIN, 1982: 222-223) que hay que
buscar el origen de la cerámica epicardial francesa, que se desarrollará en la segunda mitad del V milenio a. C. No obstante, esas no parecen ser las únicas influencias
pues J. Vaquer (1987) establece paralelos con el Rocadurien aquitano y el Languedoc para el periodo Epicardial avanzado.
Este estilo particular no se concentra únicamente en esta área sino que se extiende hacia el norte francés y la Aquitania, con evidentes contactos documentados en
el Rosellón francés y el área española, que hacen de los Pirineos una frontera no
insalvable sino con múltiples contactos.
En cambio el Pirineo atlántico, que se consideró durante mucho tiempo deshabitado, está ofreciendo nuevos hallazgos. Han permitido atestiguar una incipiente economía de producción, a pesar de la carencia de cerámica, piedra pulida y de
unas cronologías todavía poco claras (BAHN, 1982). J. Roussot-Larroque (1987) diferencia entre el interior y la costa, en la que distintos grupos parecen convivir en el
tiempo. El Neolítico Antiguo comenzará en un momento en el que en el Midi francés se desarrollan las etapas del Neolítico Medio.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La industria lítica típica, siguiendo la tradición anterior, es de macrolitos en
cuarcita y perdurarán en fases sucesivas. Este elemento junto con las características
geográficas y los datos económicos manifiestan una lenta progresión hacia la plena
economía agrícola y ganadera, aunque no a través de inmigración (ibidem, 1987).
Simultáneamente se documenta otro tipo de asentamientos de nueva implantación,
sin elementos de substrato y con plena economía de producción desde el principio
(MONTJARDIN, 1976).
En el litoral atlántico se encuentran pequeños grupos neolíticos con cerámica
cardial, caracterizados por los motivos en llamas y por la ausencia de elementos epicardiales —impresiones a punzón, impresiones en metopas, aplicaciones plásticas,
etc.— que evolucionarán progresivamente hacia recipientes lisos. La cerámica se
define por sus formas simples y fondos redondeados. Los datos cronológicos son
escasos, por no decir nulos, pero a través de las comparaciones se puede encuadrar
entre mediados y finales del V milenio a. C. R. Joussame sugiere que el origen de
este Neolítico está en la P. Ibérica o en el Languedoc (JOUSSAUME et alii, 1987: 702).
• Para concluir esta síntesis de la cerámica impresa en el área mediterránea,
queda por hablar del Neolítico en el norte de Africa. Nuevamente es el factor geográfico, debido a su amplitud, el que va a caracterizar esta área con una gran diversidad y marcadas diferencias entre el litoral y el interior. Dejando a un lado la posible existencia de un núcleo originario de fabricación cerámica (GUILAINE, 1976b:
122) y de una facies acerámica con domesticación (MUZZOLINI, 1989: 157), nos centraremos en el Norte del continente.
Africa occidental dominada por la tradición capsiense, muestra por un lado
zonas en las que la neolitización es lenta y progresiva perdurando la industria lítica tradicional, a la que se irán incorparando las innovaciones (GUILAINE, 1976b:
CÆSARAUGUSTA 77
En el interior, en cambio, se encuentra otro grupo cultural llamado Roucadourien, distinto del Cardial y el Epicardial en sentido estricto. Este grupo tiene su origen en el substrato mesolítico local, con una industria lítica de microlitos y una
cerámica de rasgos arcaicos, tosca y con decoración irregular de impresiones, incisiones y cordones simples o impresos, en la que se dejan sentir más las influencias
danubianas, procedentes del Norte de Francia y de la cuenca de París (ROUSSOTLARROQUE, 1990a; JOUSSAUME et alii, 1987). Cronológicamente se considera anterior
al Epicardial. Ya en el Loira, los contactos que se observan son, en contra de lo que
se podría suponer, de la zona meridional francesa fechándose su desarrollo hacia
principios del IV milenio a. C. (VILLES, 1987).
209
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
122), por otro, fundamentalmente en el área meridional, el proceso será más rápido debido a la aparición repentina del Neolítico. Así, en la zona occidental la incorporación a esta etapa se data hacia el 4.600 a. C. en la cueva de Capeletti (Aurés),
mientras que en la oriental no se documenta hasta el 4.000 a. C. Económicamente
el rasgo más desarrollado, debido a las características geográficas, es la ganadería
(MUZZOLINI, 1989).
Por el momento la cerámica cardial está presente únicamente en la zona litoral de Marruecos. Morfológicamente se define por las formas simples, esféricas, con
cuello y fondos redondeados, aunque a veces aparecen cónicos. La decoración tiende a desarrollarse por todo el vaso y sugiere contactos con el área catalano-levantina. Esta cerámica se asocia a decoraciones plásticas e, incluso, en la cueva de Gar
Cahal es contemporánea de una cerámica pintada con motivos decorativos que nos
aproximan al sur italiano (ibidem, 1989: 160-162; CAMPS, 1974).
En el litoral argelino, concretamente en la región de Orán, se desarrolla una
facies distinta carente de cerámica cardial en la que predominan los motivos incisos
—de diseño geométrico—, impresiones, golpes de punzón, estampados a peine, etc.,
siempre situados en la mitad superior del vaso. Las formas son ovoides sin cuellos o
poco desarrollados, como en el yacimiento de la Batterie, los fondos son cónicos y
las suspensiones se componen de mamelones u orejetas planas. En la industria lítica
predominan los segmentos. La cronología obtenida en el cementerio des Escargots
(Orán) la sitúa hacia el 4.730 a. C. (ibidem, 1974; GUILAINE, 1976b: 123-125).
En general, estas zonas no se alejan de lo visto hasta ahora en toda la Europa
mediterránea, en cambio la zona argelina oriental y Túnez son mucho más pobres.
Se atestiguan contactos con Italia y su entorno, a través de la aparición de distintos
elementos importados como la obsidiana, pero en etapas cronológicas avanzadas
(CAMPS, 1974).
CÆSARAUGUSTA 77
El proceso evolutivo en el Magreb es más lento y con un origen distinto, en el
que la tradición capsiense tiene mayor fuerza. Una de las características principales
es la rica industria ósea, mientras que la cerámica es rara, tosca, con formas ovoides,
fondos cónicos y con una decoración limitada a algunas incisiones o a bandas
impresas. Cronológicamente se encuadra en el IV milenio a. C. También se constata la diversificación regional, ampliamente advertida en el área europea (ibidem,
1974; MUZZOLINI, 1989; GUILAINE, 1976b: 123-125).
210
Lo que se observa en el análisis de este amplio grupo cultural en el ámbito
mediterráneo es el desarrollo de un proceso relativamente homogéneo, con más
similitudes que diferencias, viniendo éstas marcadas sobre todo por el mayor o
menor peso de substrato anterior y por las características geográficas de cada zona,
que determinarán claramente el desarrollo económico y, por tanto, el proceso neolitizador. Hay que tener en cuenta que en el avance, ampliamente aceptado de Este
a Oeste, algunos elementos se quedan en el camino y surgen otros nuevos, máxime
considerando la amplitud cronológica que abarca el proceso (iniciándose en el VIII
milenio a. C. en el Proximo Oriente hasta el VI-V milenio para el Mediterráneo occidental).
Las investigaciones sobre el Neolítico, propiamente dicho, hay que llevarlas a
finales del siglo pasado en el que J. Vilanova (1872) realiza una pequeña recopilación de los descubrimientos hasta entonces conocidos. A partir de este momento el
centro de interés va a estar sujeto, al igual que en el resto de Europa, al problema
del origen y la expansión de esta cultura. Las primeras investigaciones de finales del
XIX y comienzos del XX, cuyo máximo exponente es L. Siret (1892 y 1907), intentan explicar el Neolítico y las innovaciones que conlleva como el resultado de una
auténtica colonización de gentes procedentes del Próximo Oriente. Rápidamente,
hacia la década de los 20, aparece una nueva corriente, sintetizada entre otros en el
pensamiento de H. Obermaier (1925) y P. Bosch Gimpera (1923b; 1932...), que
busca alternativas al origen próximo-oriental, que en la Península Ibérica se centrarán en el Norte de África. Es el momento en que se elaboran las primeras periodizaciones: el esquema ya clásico de P. Bosch Gimpera con la Cultura Central o de las
Cuevas, la de Almería y la Megalítica Portuguesa y Pirenaica, en las que se desarrolla un protoneolítico y un Neolítico avanzado. L. Pericot (1934) las sustituirá por
un Neolítico Antiguo y otro Final; J. Martínez Santaolalla (1941) delimitará un
Neolítico Antiguo, que se correspondería con el Mesolítico, y un Neolítico Reciente
que aparecerá dividido en dos culturas: la Hispano-Mauritana, equivalente a la
Cultura de las Cuevas, y la Ibero-Sahariana, equiparable a la Cultura de Almería,
esquema igualmente aceptado por J. San Valero (1945; 1946; 1948a y b). Sin
embargo otros autores como A. del Castillo (1947) perfilan periodos más sencillos,
así únicamente distinguiría un momento inicial y otro llamado Neoeneolítico, etc.
El afán clasificador se deja sentir también en distintas propuestas que subdividen las fases atendiendo a uno de los factores que a partir de ahora va a ser clave,
es decir, las diferentes decoraciones. P. Bosch Gimpera divide la Cultura de las
Cuevas en dos áreas: el Norte caracterizado por las decoraciones plásticas y la región
andaluza por los motivos incisos de gran barroquismo; J. San Valero (1954) plantea la existencia de dos facies en el Neolítico Antiguo: la primera se relaciona con la
zona andaluza y se caracteriza por el predominio de la cerámica incisa, mientras
que en la segunda vinculada al área levantina el cardial es mayoritario. En 1949
F. Jordá y J. Alcácer proponen para el área valenciana dos facies dentro del Neolítico
Antiguo: una situada en las cuevas litorales donde aparecían cerámicas con decoraciones cardiales y abundante industria ósea y otra, más pobre y reciente, vinculada
al Mesolítico que se localiza en las zonas interiores.
En la decada de los 50 se producen dos cambios importantes: por un lado F. Jordá (1953) modifica el flujo de la corriente africanista, que ahora irá de España a
África; por otro, los descubrimientos en Italia encabezados por Arene Candide hace
que se acepte rápidamente las teorías orientalistas de L. Bernabó Brea (1950), como
se aprecia en las obras de P. Bosch Gimpera (1952), J. San Valero (1950: 74-76; 1954),
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
El término Neolítico Antiguo es usado por la mayor parte de los investigadores como sinómino de grupo cerámico, puesto que se han basado habitualmente en
este material para establecer las diferencias entre los distintos grupos o momentos
culturales, dejando un poco de lado el resto de los rasgos que ayudan a definir la
etapa. Hecho que queda bien patente en la mayor parte de la bibliografía desde sus
inicios, de la que daremos una breve pincelada poniendo mayor énfasis en los
temas que nos interesan, ya que ha sido tratada profusamente en otras obras.
CÆSARAUGUSTA 77
2. La cerámica del Neolítico antiguo en la Península Ibérica
211
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
M. Tarradell (1960a) o M. Pellicer (1964b; 1967). Las investigaciones de campo
durante los años sesenta y setenta confirmarán esta teoría y a partir de este momento se dividirá la Península Ibérica en diferentes zonas para facilitar su estudio, como
los de Andalucía de Mª S. Navarrete (1976) y A. Mª Muñoz (1975), de Cataluña con
E. Ripoll y M. Llongueras (1963) y M. Tarradell (1960b), o del País Valenciano de
J. Aparicio y J. San Valero (1977).
Paulatinamente van cambiando los ejes de investigación, así se deja en cierto
modo de lado el problema del origen y se busca una mayor definición y comprensión del proceso neolitizador y de sus fases en cada zona. El ejemplo más significativo es la tesis de J. Fortea (1973), en la que analiza las repercusiones de las nuevas
aportaciones neolíticas en el sustrato epipaleolítico y en su evolución posterior.
Establece un esquema, que en mayor o menor medida todavía hoy está vigente y no
sólo en el área valenciana. Distingue tres grupos: el Neolítico Puro, de procedencia
oriental, que coincidiría con el estudiado por la mayoría de los investigadores; el
Grupo de Cocina formado por contacto entre el sustrato epipaleolítico y el grupo
anterior; y por último la facies Mallaetes que no llegaría a neolitizarse plenamente.
Los avances en otras ciencias han permitido la incorporación de estudios que
facilitan la visión global del Neolítico como un proceso complejo, así los análisis
fauna, polínicos y paleoambientales muestan el intento por obtener una mayor
información sobre otros aspectos más allá de los meramente tipológicos y centrados, sobre todo, en lo económico.
CÆSARAUGUSTA 77
En las dos últimas décadas las investigaciones han experimentado un notable
crecimiento. Los trabajos de campo han sido numerosos así como los de síntesis y
valoración, y aunque la mayoría de ellos han seguido el cauce de los anteriores
planteamientos, algunos prehistoriadores han intentado, con más o menos fortuna,
otros modelos explicativos que se comentaran en los puntos siguientes. En este
panorama bibliográfico se observa un importante vacío como consecuencia de
haber pasado de los estudios generales y síntesis, en los que uno de los problemas
más importantes era el origen o las posibles vías de penetración, a estudios tan parciales que parecen tener como principal objetivo la cronología —atendiendo exclusivamente a las cerámicas cardiales y, en menor medida, las impresas— sin llegar a
establecer otros criterios que definen cualquier cultura y, por tanto, el Neolítico
Antiguo. No obstante existen honrosas excepciones en las que se intenta dar una visión de conjunto, plantear interesantes problemas todavía sin solucionar o realizar
síntesis desde el punto de vista económico actualmente en boga169. También ha
comenzado una nueva tendencia en la investigación preocupada por temas tecnológicos, como se ha comentado en el apartado de metodología (MARTÍNEZ FERNÁNDEZ y GAVILÁN, 1997, etc.).
212
• Un aspecto que continúa siendo problemático, y que no por antiguo se ha
olvidado, es la existencia o no de un Neolítico precerámico. El abandono de la concepción de Mesolítico como una fase de transición entre dos periodos (Paleolítico/Neolítico) considerados más importantes, ha proporcionado la base necesaria
169 Se puede ver en MARTÍ, 1978; FORTEA y MARTÍ, 1984-5; RUBIO, 1989; OLÁRIA, 1988: 389-424;
BERNABEU, 1989: 103-139, V.V.A.A. 1992b y 1992c; GARCÍA GAZÓLAZ, 1995; MARTÍ y JUAN CABANILLES,
1997, HERNANDO, 1999b, etc.
Las referencias a este fenómeno en la Península son antiguas170. Ciertos niveles
de Cueva Ambrosio, Almizaraque, La Font Major, Balma de l’Espluga o Arenaza I
son considerados por algunos autores como exponentes de una fase precerámica.
Hoy por hoy y en el estado actual de las investigaciones ninguno de los yacimientos citados aguanta una revisión crítica de las evidencias, por lo que la sugerencia
de un fenómeno de este tipo en la Península Ibérica no traspasa el umbral de lo
meramente teórico.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
para cuestionarse el proceso de neolitización desde la perspectiva del sustrato anterior. Es evidente que este planteamiento se aplicó, lógicamente y en primer lugar, en
las áreas nucleares del Próximo Oriente. Pero éstas no fueron las únicas porque,
como ya se ha visto, en otras áreas mediterráneas han creído ver la existencia de esa
etapa intermedia. En este sentido España, no se ha quedado atrás, pero no por ello
dejan de existir los mismos interrogantes, indefiniciones, etc., que impiden reconocer de forma irrefutable esta fase.
Una cuestión distinta es la planteada por la presumible existencia de fenómenos de domesticación en niveles epipaleolíticos o acerámicos, como en Nerja171 y
Cova Fosca172 entre otros. En la primera de ellas es evidente, como luego se comentará, la existencia de problemas estratigráficos reconocidos. En la segunda, aunque
no reconocidas, también surgen dudas razonables que permiten al menos interrogarse sobre esta primitiva domesticación autóctona (BERNABEU, 1989: 121; BERNABEU
y MARTÍ, 1992: 217-8), máxime cuando es la propia autora la que admite que es el
único yacimiento existente con estas características.
Siguiendo la corriente crítica, resulta a todas luces imposible explicar una
domesticación en esta área al carecer de los agriotipos, ya que supondría aceptar
contactos con las zonas que los poseían en etapas epipaleolíticas. En relación con
esta supuesta domesticación estamos de acuerdo con el planteamiento de I. Rubio
(1989: 17-9), que expone la necesidad de no confundir la domesticación incipiente
con la existencia de caza especializada o de un control sobre las especies.
170 Podemos citar entre otros: RIPOLL, 1961; MALUQUER, 1965; PELLICER, 1967; VILASECA, 1969; FORTEA,
1973; APELLANIZ, ALTUNA, 1975; FERNÁNDEZ MIRANDA, 1977: 4; LLONGUERAS, 1987: 594.
171 PELLICER y ACOSTA, 1986.
172 OLÁRIA, 1977; 1988.
173 L. Pericot localizó sobre una serie de estratos epipaleolíticos un nivel que se define por el predominio de cerámicas lisas o escasamente decoradas. Las decoraciones más características son las
plásticas y peinadas, junto a escasas incisiones. Esto le permitió sugerir la existencia de un
Protoneolítico anterior al de tipo cardial.
CÆSARAUGUSTA 77
• Aparte de esta etapa precerámica, se ha intentado ver un horizonte de cerámicas lisas como fase inicial de la neolitización, justificándolo en las opiniones vertidas por L. Pericot (1945) a propósito de los materiales de la cueva de Cocina173.
Respecto a estas afirmaciones hay que tener en cuenta que aluden al proceso de neolitización de una zona concreta y no a un modelo general como se ha querido interpretar. Además L. Pericot parte de la concepción evolucionista que ya empleara P.
Bosch Gimpera (1932), según la cual las cerámicas deberían evolucionar de las más
simples y toscas a las más perfectas y mejor decoradas. Sin embargo, hay que reconocer que es el propio autor quien en un artículo posterior matiza claramente esta
postura, aunque no llegue a rechazarla del todo (PERICOT, 1949). En los últimos
213
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
tiempos como consecuencia de la publicación de los resultados de las excavaciones
en el abrigo de Verdelpino esta teoría se ha retomado, pero en nuestra opinión ni
el análisis detenido de los paralelos aducidos ni la propia estratigrafía interna del
yacimiento permiten mantenerla174.
En relación al nivel c de la cueva de Abauntz175, que algunos autores han mencionado para apoyar este nuevo horizonte, el problema es distinto ya que parece ser
más una cuestión cronológica. La datación del nivel c, fechado por C14 en el 4.960
a. C., sería la adecuada si se le considera un nivel intermedio, estéril y contaminado por los niveles que separa, a través de la intrusión de cerámicas del nivel b4 en
su superficie y en el límite inferior por el nivel d. Así, la fecha coincide mejor con el
momento final del nivel epipaleolítico que con el inicio del proceso de neolitización (RODANÉS, 1986). Aun aceptando como válida la cronología, las escasas evidencias materiales encontradas en el nivel no parecen ser motivo suficiente para justificar este horizonte, a lo que hay que sumar las dataciones más recientes de otros
yacimientos de la zona, como Zatoya176 o el nivel superior de Peña Larga177.
• Finalmente se ha sugerido la existencia de un Neolítico inicial de cerámicas
decoradas no cardiales. Ha surgido como consecuencia de las altas dataciones proporcionadas por una serie de yacimientos que, por otro lado, presentan entre sí bastantes afinidades. Nos referimos a la castellonense cueva Fosca178 y a las andaluzas
de Nerja179, Parralejo180, Dehesilla181 y Chica de Santiago182. En ellas, los primeros
niveles neolíticos se han datado en el VI milenio e, incluso, en Nerja y Dehesilla se
remontan hasta finales del VII milenio a. C.
Los materiales coinciden curiosamente con los que hasta el momento se venían atribuyendo como propios del Neolítico Medio. Cova Fosca, por ejemplo, ha
sido catalogada como perteneciente a este período por B. Martí (1978; MARTÍ y JUAN
CABANILLES, 1989: 30), J. Guilaine (1981: 14-15) o J. Bernabeu (1982; 1989: 118).
Pero la situación se complica al constatar el hallazgo de cerámica cardial en las antiguas excavaciones, así como por la presencia de fragmentos con la misma decoración en el nivel superficial, revuelto por clandestinos, y en el nivel I (APARICIO y SAN
VALERO, 1977; OLÁRIA, 1988: 137-194). Todo ello parece indicar que el yacimiento
174 La presencia de 19 fragmentos cerámicos en el nivel IV datado por C14 en 6.000 a. C. llevó a proponer un horizonte de cerámicas no decoradas anterior al de las cerámicas impresas (FERNÁNDEZ
MIRANDA y MOURE, 1975; MOURE y FERNÁNDEZ MIRANDA, 1977; 1978). Sin embargo el estudio del
abrigo no está exento de problemas como demuestran las numerosas y detalladas críticas (FORTEA y
MARTÍ, 1984-5: 174-177; BERNABEU, 1989: 128; etc.). En cuanto a su justificación a través de paralelos con otras cuevas las argumentaciones carecen de fundamento, como en la Balma de l’Espluga en
la que tampoco está claro, incluso para sus propios excavadores, este nuevo horizonte (GUILAINE,
1981: 12-13; LLONGUERAS, 1981a), y lo mismo ocurre con la covacha de Llatas o con Cocina III.
CÆSARAUGUSTA 77
175 UTRILLA, 1982.
214
176 BARANDIARÁN, 1977 y 1982; BARANDIARÁN y CAVA, 1989a.
177 FERNÁNDEZ ERASO, 1988 y 1992.
178 OLÁRIA, 1977 y 1988.
179 PELLICER, 1963 y 1987; PELLICER y ACOSTA, 1982; 1986 y (coord.) 1997.
180 Ibidem, 1982.
181 Ibidem, 1982; ACOSTA, 1987; ACOSTA y PELLICER, 1990.
182 PELLICER y ACOSTA, 1982.
La segunda tesis, en nuestra opinión, parece igualmente poco probable ante el
desconocimiento del sustrato epipaleolítico sobre el que debieron evolucionar
estas poblaciones. El intento de explicación a través del Epipaleolítico de Nerja no
parece que pueda sostenerse (JORDÁ, 1986), ya que es poco representativo del conjunto andaluz y, a su vez, las distintas interpretaciones de la excavación realizada
en 1979, que es la base de esta teoría, no aportan hechos concluyentes. Se encontraron unas supuestas pellas de barro que fueron interpretadas como un primer
intento de elaboración cerámica y, lo que es más importante, el inicio de la domesticación de algunas especies como ovicápridos, bóvidos y cerdo que aparecían
en el mismo nivel. Aunque el propio profesor Pellicer reconoció la poca fiabilidad
de esta excavación (ibidem, 1986), actualmente defiende la existencia de una zona
nuclear en las sierras de Cádiz y las estribaciones occidentales de la cordillera subbética, basándose en las altas fechas de C14, el fuerte sustrato epipaleolítico, la
abundancia y perfección de la cerámica a la almagra como anterior al cardial levantino y la presencia de fauna doméstica en niveles inferiores (PELLICER y ACOSTA,
1997: 376). Este supuesto Neolítico Autóctono de cerámica almagra ha sido
ampliamente contestado y rechazado por diversos investigadores, como J. Fortea y
B. Martí (1984-5). A lo que hay que añadir, como se verá más adelante, que los nuevos hallazgos, lejos de confirmar esta teoría, se suman a los datos existentes para
refutarla. Por otra parte, aunque se aceptara su veracidad, todavía no se ha explicado satisfactoriamente la presencia de oveja o cabra doméstica, teniendo en cuenta
que son especies importadas. A. Mª Muñoz (1970), Mª D. Asquerino (1987: 69) y
C. Olária (1986) proponen para solucionar este problema la introducción precoz
de ovicápridos por grupos avanzados en la domesticación pero que desconocían el
resto de las innovaciones neolíticas, viéndose favorecidos en sus contactos por el
carácter cazador de los epipaleolíticos.
Hay que tener en cuenta que se han documentado en estos niveles, tanto en
Nerja como en Parralejo o Dehesilla, cerámicas cardiales relacionadas con las levantinas. Atendiendo a sus altas dataciones —finales del VII milenio o comienzos del
VI milenio a. C.— este hecho parece poco probable, ya que requiere elevar la cronología de los yacimientos levantinos clásicos al menos medio milenio. En caso de
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Muy distinta es la perspectiva evidenciada en las cuevas andaluzas. Si se aceptan las estratigrafías proporcionadas por P. Acosta y M. Pellicer y las consiguientes
dataciones absolutas, automáticamente se convierte en la zona más antiguamente
neolitizada o en la que primero se ha documentado un Neolítico de estas características. Esta circustancia plantea dos posibilidades: o bien existe un núcleo, próximo y más antiguo, con características similares en cuanto a su cultura material, del
que pueda proceder el andaluz, o bien se considera esta región como un núcleo de
neolitización independiente y autónomo. Aunque ambas hipótesis se presentan
hoy por hoy como irresolubles, sus defensores se apoyan en distintos hechos.
Respecto a la primera tesis tan sólo se cuenta con las recientes investigaciones en el
Norte de África y Sáhara, que pretenden establecer un área nuclear en la que el proceso de neolitización o, al menos, la presencia de yacimientos con algunas de las
características que éste conlleva, podría haberse producido en el VIII y VII milenio
a. C. (AUMASSIP, 1986). Pero esta posibilidad es difícilmente demostrable con los
datos actuales.
CÆSARAUGUSTA 77
levantino presenta importantes problemas estratigráficos aún no resueltos definitivamente.
215
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
no aceptar estas fechas el panorama cambia radicalmente y, hay que reconocer, que
se adapta mejor a la realidad que presentan otros yacimientos peninsulares con
estratigrafías claras. De acuerdo con esta hipótesis, se seguiría considerando como
más antiguo el horizonte de cerámicas impresas de procedencia levantina. Éstas
aparecen en los niveles cerámicos más profundos de la Carigüela de Piñar183, en una
serie de hallazgos no estratificados e, incluso, en porcentajes pequeños en los niveles inferiores de los yacimientos citados excepto en la cueva Chica de Santiago.
En definitiva, estas cuestiones parecen plantear varias hipótesis: la primera
consistiría en considerar el conjunto como una facies distinta del levantino, idea
que ya ha sido expuesta reiteradamente por A. Mª Muñoz (1984) y que incluso
responde a los primitivos planteamientos de J. San Valero. Matizando esta hipótesis Mª D. Asquerino (1987: 79-80) sugiere una dualidad en el proceso: por un lado
se encuentran los grupos que han sufrido una aculturación y, por otro, los que han
evolucionado desde economías pastoriles epipaleolíticas con la incorporación de
la cerámica. Esta dicotomía está en concordancia con las últimas tendencias en
boga entre los investigadores del Neolítico Antiguo de buena parte de Europa, así
como con las teorías que se han establecido en algunas áreas españolas como el
Levante o Aragón. Pero todavía quedarían cuestiones sin solucionar sobre todo de
orden cronológico. La segunda opción supone considerar a todo el conjunto como
correspondiente al Neolítico Medio y admitir una neolitización retardataria respecto al núcleo levantino. Sin embargo ésta, que es la que mejor concuerda con el
panorama existente en el resto de la península, no parece ser la más aceptada entre
los investigadores que trabajan sobre el tema y supondría invalidar todas las dataciones antiguas obtenidas en los yacimientos andaluces. Por tanto con los conocimientos actuales parece poco prudente manifestarse taxativamente respecto a cualquiera de las soluciones, por lo que habrá que esperar la publicación de nuevas
estratigrafías y dataciones absolutas que permitan inclinarse por alguna de las tesis
planteadas.
CÆSARAUGUSTA 77
• Las divisiones regionales basadas en el reparto territorial actual, a pesar de no
ser reales en Prehistoria, son el único sistema válido para abordar el estudio de un
período que de otra forma sería inabarcable, sobre todo por la multiplicación de
investigaciones que se han producido en los últimos años. Realizaremos un breve
estado de la cuestión que sirva de base para incorporar nuestras aportaciones sobre
el Neolítico Antiguo aragonés y principalmente, como se ha comentado anteriormente, hacer una reseña de los trabajos más importantes en las distintas regiones.
216
Habría que empezar explicando el proceso neolitizador en la Península184.
Pero a la hora de la verdad son escasos los investigadores que se han planteado el
tema, si exceptuamos los del área mediterránea y esos intentos, antes mencionados,
por establecer una fase preneolítica. La zona más estudiada ha sido la catalanolevantina en la que se ha observado una dualidad muy clara. Conviviendo cronológicamente se encuentran, por un lado yacimientos con niveles epipaleolíticos anteriores a las influencias neolíticas, documentadas a través de la cultura material, sien-
183 PELLICER, 1964a; NAVARRETE, 1976; NAVARRETE et alii 1991: 39-61.
184 Una revisión de las distintas teorías en boga y de los diferentes modelos establecidos la encontramos en MARTÍ y JUAN CABANILLES (1997) y HERNANDO (1999b: 72-87).
• Cataluña
Desde el trabajo de síntesis de J. Guilaine (1976a), en Cataluña se ha mantenido la división del Neolítico Antiguo en dos fases: la primera corresponde al
Neolítico Antiguo Cardial cubriendo aproximadamente el V milenio185, y una segunda fase o Neolítico Epicardial186. Se ha intentado proponer una etapa anterior,
la ya vista fase precerámica de la Balma de l’Espluga o la del abrigo del Filador187. El
principal problema que se observa en el Neolítico catalán en todas sus fases es la
carencia de estratigrafías, dataciones, estudios polínicos... Pero en los últimos años,
posiblemente debido a la toma de conciencia por parte de algunos investigadores,
se ha intentado solucionar como demuestran los diferentes trabajos presentados en
el 9é col.loqui de Puigcerdá (V.V.A.A. 1992b), la síntesis socioeconómica de A. Martín
(1992b: 203-228) o el I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (V.V.A.A. 1996).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
do éste el único caso en el que realmente se puede hablar de neolitización; por otro,
los asentamientos neolíticos plenos, que no poseen ese substrato anterior y se caracterizan por una cultura material nueva y una economía de producción (FORTEA et
alii, 1987: 590; MARTÍ et alii, 1987: 608). A pesar de lo tajante del «modelo dual»,
no hay que olvidar que fenómenos de esta magnitud difícilmente se producen de la
misma forma y con las mismas características de continuidad/ruptura, es decir, en
cada área de la Península Ibérica se observan ciertas particularidades acordes a su
propia idiosincrasia, como se ha sugerido para Cataluña (PALLARÉS et alii, 1997b).
Pero todavía el verdadero problema está en determinar el origen y medios de penetración de estos nuevos pobladores, tema que por ahora desborda las pretensiones
de este trabajo.
Acorde con las últimas tendencias en la investigación (MESTRES, 1992: 74-75)
intentan explicar el proceso de neolitización partiendo del modelo dual y siguiendo en su avance el modelo de J. Gallay (1989; 1990). Arrancando de un núcleo cardial costero se produce en la 1ª fase pionera (Neolítico Antiguo cardial, 6.000 a
5.300 a. C.) una expansión hacia el interior, ocupando los espacios que dejan libres
los cazadores-recolectores. En la 2ª fase neopionera (Neolítico Antiguo Epicardial
c. 5.500 a. C.) alcanzan el resto del territorio catalán como consecuencia de un crecimiento demográfico. En ella se pudo producir el doble proceso colonización-aculturación. Por último la fase de estabilización incluye el Neolítico Antiguo Evolucio-
186 Definida por yacimientos como Cova Lladres (TEN, 1981: 138; 1989), Cova 120 (AGUSTÍ et alii,
1987), Balma de l’Espluga (LLONGUERAS, 1981b), Cova Mariver (TARRÚS, 1979), Cova del Toll
(GUILAINE, et alii, 1981) o los hallazgos de poblados al aire libre como Les Guixeres de Vilobí
(BALDELLOU y MESTRES, 1981; MESTRES, 1981-2).
187 Plantean la presencia de domesticación en estratos epipaleolíticos, cuya veracidad tampoco parece
aceptable (FULLOLA et alii, 1987; CEBRIA et alii, 1981; GARCÍA et alii, 1990). Estos dos yacimientos se
agrupan dentro de un problema mayor: el desconocimiento existente de los asentamientos epipaleolíticos, con estratigrafía y dataciones, que permitan valorar mejor el conjunto del Neolítico Antiguo y las posibles evoluciones in situ.
CÆSARAUGUSTA 77
185 Está representada por el grupo montserratino, al que se han añadido nuevos yacimientos como
Cova del Parco (ALONSO et alii, 1978: 164-166; MALUQUER, 1982; PETIT (ed) 1996), Balma Margineda
(GUILAINE et alii, 1985a y b; GUILAINE y MARTZLUFF 1995), Cova del Frare (ESTÉVEZ y MARTÍN, 1982;
MARTÍN, 1980 y 1982; MARTÍN et alii, 1985), Cova de la Font Major de l’Espluga de Francolí (MIRÓ,
1988), o los decubrimientos de yacimientos al aire libre como Font del Ros (BORDAS et alii, 1996;
PALLARÉS et alii, 1997a).
217
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
nado y el Neolítico Medio (4.900-3.400 a. C.). Concretamente para el Pirineo
oriental M. Pallarés, A. Bordas y R. Mora (1997a: 321-322) proponen un proceso
escalonado y diferencial, que no refleja cambios bruscos en los registros sino una
paulatina incorporación de nuevos elementos.
A la luz de las dataciones, aunque todavía escasas, el Neolítico Antiguo Cardial
se enmarca cronológicamente en el V milenio a. C., presentando los elementos típicos de este horizonte inmerso en la tradición de cerámicas impresas del Mediterráneo occidental. Cronológicamente abarcaría desde el 4.720±120 a. C. de la Balma Margineda (Andorra) hasta el 4.220±170 a. C. de la cueva del Parco (CLOP et
alii, 1992: 64), aunque algunos autores como A. Martín prologará el Neolítico
Antiguo hasta el 3.500 a. C. al incorporar el estilo Epicardial y los postcardiales
(MARTÍN, 1992b: 204; 1992e: 310). Los asentamientos se localizan fundamentalmente en cuevas y, geográficamente, se concentran en el área litoral.
A. Martín (1992b: 215-216) ha intentado establecer las posibles funciones para
cada tipo de hábitat catalán, pero reconoce que todavía no se puede hablar de
sedentarización sino más bien de yacimientos estables y temporales dentro de una
rotación cíclica. En la mayor parte de ellos están ausentes las estructuras, ya que únicamente se han constatado fosas excavadas en el suelo que han sido interpretadas
en general como áreas de almacenaje.
CÆSARAUGUSTA 77
Está atestiguada la agricultura y la domesticación desde los primeros momentos del Neolítico Antiguo. La reciente proliferación de yacimientos al aire libre ha
otorgado una mayor relevancia al papel de la agricultura en estas comunidades
(MESTRES, 1989), corroborado en parte por los datos botánicos aunque todavía son
insuficientes (V.V.A.A. 1992b). J. Mestres (1989: 43) considera que la penetración de
estos grupos hacia las tierras altas del interior viene determinada con toda probabilidad por las necesidades de los ovicápridos, mientras que A. Martín (1992a: 321)
plantea la existencia de dos facies, litoral y continental, como consecuencia de una
adaptación distinta al marco geográfico. En ambas teorías la caza, pesca y recolección seguirán teniendo un papel unas veces secundario y otras básico, pero con
la diferencia de que en la zona litoral, donde se agrupan la mayoría de los yacimientos cardiales al aire libre, las fosas encontradas son interpretadas como la
expresión de una organización del consumo, más que como el producto de una economía de excedentes. En ellas se almacenarían las distintas especies de trigo o cebada para su gestión posterior, aunque el registro de plantas domésticas es más reducido que en la fase epicardial (BUXÓ, 1988). R. Buxó (1991: 74) propone la existencia de un cultivo alterno de cereal-leguminosas en detrimento del clásico de quema
y rozas, hipótesis no muy clara para otros investigadores como A. Martín (1992b:
212), ya que conllevaría una excesiva especialización para la primera fase neolítica.
218
La principal característica de este momento es una cerámica de gran perfección
técnica con decoración cardial, aunque sin olvidar la presencia de aplicaciones plásticas, impresiones con otros instrumentos e, incluso, con otro tipo de conchas no
cardiales, etc. Las formas de los recipientes impresos son globulares, con o sin cuello, y a veces con fondos cónicos (LLONGUERAS, 1987: 595). En relación al resto de
la cultura material, señalaremos que la industria lítica manifiesta una ruptura con
los complejos epipaleolíticos y una relativa estandarización de los geométricos, perforadores, taladros, así como la aparición de útiles pulimentados junto a elementos
de molienda. En la industria ósea predominan los punzones sobre metapodio de
La segunda fase o Neolítico Antiguo Epicardial se encuadra en torno al cambio
de milenio. Aunque las dataciones que se conocen son todas recientes, las últimas
publicaciones han permitido concretarlo sugiriendo que ocuparía todo el IV milenio y comienzos del III milenio a. C., coexistiendo en la última fase con manifestaciones Montboló (CLOP et alii, 1992: 64). Pero no todos están de acuerdo con esta
periodización, así A. Martín (1992e: 310) retrasa esta fase hasta finales del V milenio finalizando en la primera mitad del IV milenio a. C., donde con posterioridad
se generaran los estilos postcardiales.
Este horizonte se caracteriza por la casi total sustitución del cardial en favor de
las decoraciones impresas incisas, acanaladas y un aumento de las aplicaciones
plásticas. Las formas son globulares con cuello o subesféricas de distintos tamaños
y con asas macizas horizontales o verticales. En el resto del registro arqueológico no
existen variaciones significativas y lo mismo ocurre desde el punto de vista económico, al constatarse únicamente la reafirmación de la agricultura y la domesticación. Los análisis ha permitido sugerir la estabulación de los ovicápridos en las cuevas, como se ha constatado en la Cova del Parco (Alos de Balaguer, Lérida), Cova la
Guineau (Font-Rubi, Barcelona) y Cova del Vidre (Roquettes, Tarragona), lo que
conllevaría a su vez el aumento de otros trabajos para garantizar la subsistencia de
estos animales (BERGARÀ, 1997: 160-161)
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
ovicáprido. Las conchas marinas y las piezas dentarias serán los objetos más empleados para realizar los elementos de adorno.
Como última fase, anterior al Neolítico Medio, se ha incorporado una etapa
intermedia el Neolítico Antiguo Evolucionado Postcardial188, denominado así por
la aparición de nuevos estilos de morfología cardial (MARTÍN, 1992b: 204). Se sitúa
cronológicamente a comienzos del IV milenio a. C. e, incluso, en algunos yacimientos llega a traspasar el umbral del Neolítico Medio. Está caracterizado por la
regionalización demostrada a través de las diferencias existentes en el material cerámico; por la perduración de las aplicaciones plásticas, sobre todo de cordones lisos
(ibidem, 1992e: 310); y por ser la etapa de consolidación de una economía campesina que se ve favorecida por una mayor fijación territorial (MOLIST et alii, 1996). El
tipo de hábitat sigue siendo el mismo pero han aumentado en número, lo que ha
permitido plantear interacciones de carácter económico o funcional entre yacimientos cercanos. En relación al acondicionamiento del espacio hay que decir que
junto a las estructuras de almacenaje vistas anteriormente aparecen otras claramente de habitación o de carácter doméstico.
188 Incluye yacimientos como Barranc d’en Fabra (BOSCH et alii, 1992); Cova Sadurní (EDO y BLASCO,
1992); La Draga (TARRÚS et alii, 1993); Hort d’en Grimau (MESTRES, 1988-89), etc.
CÆSARAUGUSTA 77
En cambio en la distribución de los yacimientos se aprecia una ligera transformación. Geográficamente se produce una dispersión y proliferación hacia el interior, como se ha demostrado con los descubrimientos en la zona prepirenaica leridana (ROVIRA y CURA, 1992) y simultáneamente se ocupa extensivamente el llano
(MARTÍN, 1992b: 220). Para J. Mestres (1989) el proceso es consecuencia de la aculturación de los grupos epipaleolíticos, que aunque hubieran tenido contactos con
los del litoral todavía no estaban neolitizados. Pero la aceptación de esta hipótesis
requiere todavía la contrastación arqueológica. Por el contrario A. Martín (1992a:
322) considera el aumento demográfico como la explicación más plausible.
219
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Dentro de esta fase se incluiría el problemático grupo Montboló de J. Guilaine
(1974 y 1976a), ya que su implantación no está documentada en un área lo suficientemente amplia y con la necesaria fuerza como para considerarlo un grupo con
entidad propia. En esta etapa además se incorporan las denominadas facies de Cova
del Font Molinot189 y de Amposta190, aunque esta última no parece que tenga elementos definidores claros al localizarse casi exclusivamente en enterramientos.
• Las Islas Baleares
En los últimos años ha ofrecido interesantes hallazgos e investigaciones que
nos aproximan al Neolítico (GUERRERO, 1996). Sin embargo su ámbito cronológico
sobrepasa los límites de nuestro estudio, ya que la llegada de grupos neolíticos a la
isla se plantea en un momento en el que el epicardial en la Península ha concluido
(ibidem 1999: 566).
• País Valenciano
En el mismo horizonte de cerámicas impresas del Mediterráneo occidental, el
área levantina presenta algunas características distintas a la catalana, debido sobre
todo al amplio conocimiento que se tiene de la etapa anterior al Neolítico. Los prehistoriadores levantinos han sido pioneros al sugerir nuevas líneas de investigación.
Ya se ha mencionado y se volverá a hacer posteriormente, el modelo dual de neolitización191. B. Martí y J. Juan Cabanilles (1997: 234-236) han sintetizado el proceso
de la Península Ibérica, pero centrándonos en esta área recalcan la relativa uniformidad de la primera parte del Epipaleolítico, una segunda fase caracterizada por la
diversidad Epipaleolítico y Neolítico, con todas las interacciones y evoluciones lógicas. Así alrededor del 6.000 a. C. los neolíticos cardiales, llegados del mediterráneo,
ocupan con relativa rapidez parte del territorio de los epipaleolíticos geométricos,
extendiendo los nuevos modos de vida a la vez que obligan al desplazamiento a los
cazadores-recolectores.
Entre los grupos epipaleolíticos hay que destacar el denominado Grupo
Cocina que, como se ha indicado, surge a consecuencia de la neolitización del sustrato epipaleolítico a través del contacto con el horizonte cardial (FORTEA, 1973).
Además de la estación epónima, se extiende por la zona de Castellón (Estany Gran
de Almenara)192 alcanzando el Bajo Aragón (Botiquería, Secans,...)193 y por el Sur
hasta las serranías jiennenses con estaciones como la Cueva del Nacimiento o Valdecuevas.
CÆSARAUGUSTA 77
Los elementos que caracterizan al grupo plenamente neolitizado son los mismos del horizonte Neolítico Antiguo Cardial del área catalana, pero con una mayor
profusión y definición de los útiles líticos y óseos. La industria lítica presenta un
claro predominio del componente laminar, junto con geométricos, principalmente
220
189 BALDELLOU et alii, 1975; BALDELLOU y MESTRES, 1977.
190 MARTÍN, 1990a: 45; 1990b; 1992a: 322-326; LÓPEZ, 1988c: 86.
191 MARTÍ y JUAN CABANILLES, 1989; JUAN CABANILLES, 1992; BERNABEU y MARTÍ, 1992: 213-218.
192 FORTEA, 1975; GUSI, 1975.
193 Para la bibliografía ver el apartado del Neolítico Antiguo en Aragón.
Desde el punto de vista económico está atestiguada la domesticación, básicamente de ovicápridos, y la agricultura. En cuanto al nivel de desarrollo agrícola se
ha podido constatar, en algunos yacimientos, la utilización del fuego como sistema
de deforestación para obtener espacios abiertos donde cultivar. En los plenamente
neolitizados, como l’Or, Sarsa o Les Cendres, son varias las especies identificadas:
distintos tipos de trigo y cebada, junto con leguminosas como lentejas o guisantes.
Esto ha llevado a proponer la posibilidad, pendiente de confirmación arqueobotánica, de un cultivo alternativo o simultáneo de estas especies evitando así el agotamiento del suelo (BUXÓ, 1991: 74; MARTÍ, 1992: 234-235). En relación a la domesticación se ha documentado la existencia de algún sistema de estabulación de los
ovicápridos en Les Cendres a finales del Neolítico Antiguo y Epicardial, pero como
ya se ha visto, no es exclusivo del área levantina (BADAL et alii, 1991: 43-45). En la
Cova de l’Or se advierte un aprovechamiento fundamentalmente cárnico de estos
animales, al igual que parece ocurrir en el caso de los cerdos, en cambio los bóvidos parecen ser más animales de carga o fuerza para labores agrícolas. Las actividades de caza no se han abandonado y se propone una doble utilización distinta al
consumo de carne: por un lado la explotación de los productos secundarios como
serían las astas o pieles y, por otro la caza como defensa del ganado e incluso de los
campos cultivados. Estas hipótesis se han propuesto tan sólo para los yacimientos
plenamente neolitizados, ya que los que mantienen la tradición anterior continúan
con una economía primordialmente epipaleolítica (MARTÍ, 1992: 235-236). Otra
actividad económica importante en los asentamientos costeros es la pesca y la recolección de moluscos marinos, que en algunas zonas peninsulares llega a ser casi
exclusiva como en Cádiz.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
trapecios, así como de hachas y azuelas (JUAN CABANILLES, 1992). La industria ósea
encuentra una singular representación en los yacimientos cardiales como Cova de
l’Or194, Cendres195 y Sarsa196, siendo quizá las colecciones más importantes de todo
el Mediterráneo occidental, destacando las cucharas, espátulas, punzones... En contraposición a esta abundancia hay que mencionar la relativa pobreza en los yacimientos no cardiales. Entre los elementos de adorno sobresalen los anillos, además de todo tipo de cuentas de collar.
La primera cultura o el Neolítico I, se corresponde con el horizonte de cerámicas impresas y se extiende desde el VI milenio a. C. hasta mediados del IV. Sin
embargo C. Olária (1992: 324-325) invalida las dataciones más antiguas, a través
de varias fechas como las de la Recambra: 5.790±220 a. C. o Cova Fosca: 5.690±110
a. C. Este retraso en la datación permitiría dejar la puerta abierta a la posibilidad,
194 MARTÍ, 1977; 1983; MARTÍ et alii 1980; GALLART, 1980; VENTO, 1985; BERNABEU, 1989: 55-81.
195 LLOBREGAT et alii 1981; BADAL et alii, 1991; BERNABEU, 1989: 83-93.
196 SAN VALERO, 1950; CASANOVA, 1977; ASQUERINO, 1976 y 1978.
CÆSARAUGUSTA 77
La tradicional división tripartita del Neolítico ha sido modificada por J. Bernabeu (1982; 1988; 1989: 103-127; BERNABEU y MARTÍ, 1992), que propone basándose principalmente en la Cova de L’Or, Sarsa y les Cendres la existencia de dos
únicas culturas en la evolución del Neolítico, subdivididas a su vez en varias. Sin
embargo no está exento de problemas, como el propio autor reconoce (1989: 108)
debido a la escasa representatividad de la muestra que emplea para establecer su
primera individualización entre Neolítico I y II.
221
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
también sugerida en otras zonas del Mediterráneo occidental y defendida por esta
autora, de un desarrollo de los grupos epipaleolíticos/mesolíticos en los que el cardial no se puede considerar fósil director. Se caracteriza por la aparición de la cerámica con predominio de la decoración impresa, la domesticación de plantas y animales, una industria lítica con escasa diversificación tipológica y un fuerte componente laminar, y por una industria ósea y elementos de adorno muy variados y
ricos. El hábitat continúa siendo primordialmente en cueva.
Se ha separado esta fase en tres horizontes a través de la cerámica, ya que el
resto de los elementos del registro arqueológico no muestran las modificaciones
necesarias para determinarlo. El Neolítico IA (5.000-4.200 a. C.), que asimila al cardial franco-ibérico, está definido por el dominio indiscutible de la cerámica cardial,
suponiendo entre el 40-60% de la decoración197. El Neolítico IB (4.200-3.700/600
a. C.) es equiparado al Epicardial y a la Cultura de las Cuevas andaluzas. Se distingue por la reducción de las cardiales, llegando incluso a desaparecer las realizadas
con el natis en favor de las impresas e incisas198. Finalmente, el último horizonte o
Neolítico IC (3.700/600-3.500/400 a. C.), se caracteriza por el predominio de las
cerámicas peinadas sobre cualquier tipo de decoración, así como por el aumento de
las lisas. Este horizonte es poco representativo, ya que sólo se ha encontrado claramente en los niveles VII-VI de les Cendres.
El Neolítico II, encuadrado cronológicamente desde mediados del IV milenio
hasta principios del II milenio a. C., correspondería al Neolítico final y principios
del Eneolítico. En relación con el grupo anterior continúa con la reducción de las
decoraciones en favor de las cerámicas lisas, a la vez que aparecen nuevas formas
como las carenas. En la industria lítica proliferan las puntas de flecha y el retoque
plano bifacial. La industria ósea sufre una fuerte reducción tipológica, no así los elementos de adorno que alcanzan una gran profusión.
CÆSARAUGUSTA 77
Muy importante en el área levantina es el Arte Rupestre, que ha sido objeto de
estudios detallados en los últimos años con los que se intenta conocer facetas de
estas poblaciones a las que difícilmente nos podríamos aproximar por otros medios. A. Martí y J. Juan Cabanilles (1997: 228-232) consideran que tanto el arte rupestre macroesquemático como sus paralelos en el arte mueble, son un magnífico
indicativo del territorio inicial del Neolítico en el País Valenciano, creando así entre
Aitana, Mariola, Benicadell y el mar Mediterráneo un «núcleo primigenio» del que
emanarían las novedades. Con posterioridad el Arte Levantino y su relación con la
cerámica pintada refundirían en uno solo lo que antes eran territorios diferentes. En
222
197 A su vez, está subdividido en dos fases: IA1 caracterizada por poseer un porcentaje importante de
decoración cardial realizada con el natis y por la abundancia del llamado «estilo impreso primitivo» —definido como: «...son simples líneas más o menos verticales, irregularmente dispuestas y que
tienden a recubrir totalmente la superficie externa del recipiente.» (BERNABEU, 1988: 147)—.
Cronológicamente se encuadra en torno al 4770 ± 380 y 4680 ± 290 a. C. a través de las fechas de
la cueva de L’Or. En la fase IA2 se produce un aumento de la decoración con impresiones no cardiales; desaparece casi totalmente la decoración con natis, aumentan los diseños geométricos, predominan los motivos zoomorfos sobre los antropomorfos y disminuye el «estilo primitivo» en favor
de otro nuevo formado por la combinación de incisiones e impresiones. Para este momento sólo
posee una datación que J. Bernabeu considera algo baja: 4030 ± 260 a. C., obtenida en la misma
cueva.
198 Esta decoración es la que define de una forma más clara la fase 1B1, mientras que en la 1B2 aunque
continúan, se produce una disminución de las aplicaciones plásticas, la casi total desaparición del
cardial y un aumento considerables de las cerámicas peinadas.
• Región de Murcia
Puente entre Andalucía y el País Valenciano, los datos que tenemos sobre el
proceso de transición Epipaleolítico-Neolítico y del propio Neolítico son escasos,
por lo que resulta difícil de explicar. Sin embargo, hay que mencionar ciertos avances con las investigaciones, aunque todavía carecen de estratigrafías que permitan
elaborar la secuencia evolutiva del Neolítico en la región. La pervivencia de economías epipaleolíticas adecuadas al medio ambiente árido de la zona es, para A. Mª
Muñoz (1987), la causa de la escasez de cerámicas del Neolítico Antiguo. Esto supone, a su vez, que las actividades primordiales siguen siendo la caza y la recolección
en un hábitat localizado en cuevas y abrigos, siendo muy escasos los yacimientos al
aire libre.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
definitiva consideran que la función de estas manifestaciones es doble, por un lado
como aglutinadoras de la identidad de un grupo a modo de santuarios y, por otro, como marcadores territoriales. Esta hipótesis coincide con las planteadas en otras
áreas como la de V. Baldellou (1994: 50) en Aragón, asimilando el arte esquemático a grupos neolíticos y el arte levantino a cazadores recolectores de raigambre epipaleolítica.
Se ha sugerido también la existencia de una fase precerámica a través de los
hallazgos en el Abrigo Grande II del Barranco de los Grajos (Cieza)199 y en la Cueva
del Búho (Mula)200. En el primero se documenta una industria lítica caracterizada
por laminitas de dorso rebajado que perdura en fases posteriores con cerámica
(MARTÍNEZ SÁNCHEZ, 1988: 188), aunque no parece motivo suficiente para sustentar
dicha hipótesis.
La falta de estratigrafías completas, dataciones, análisis e, incluso, de abundancia de materiales arqueológicos no ha sido obstáculo para formular una previa
secuencia cultural. Los nuevos hallazgos han permitido confirmar, con muy pocos
elementos todavía, el antes anecdótico Neolítico Antiguo cardial (ibidem, 1988:
189; 1994: 160). En cambio, sí son más abundantes las decoraciones impresas,
plásticas e incisas y, en estadios más evolucionados, peinadas y lisas. Las formas suelen ser globulares, con o sin cuello, semiesféricas, ovoides, a lo que hay que añadir
la presencia de cucharas. En cuanto a la zona costera se ha propuesto que la ocupación se produciría en momentos avanzados del Neolítico, hacia el III milenio a.
C. (MUÑOZ, 1986: 153), aunque está siendo cuestionada a raíz de los nuevos
descubrimientos (MARTÍNEZ SÁNCHEZ, 1988: 191).
El sur de la Península Ibérica, parte de cuyos problemas ya se han comentado,
presenta nuevas dificultades por la carencia de análisis polínicos, estratigrafías y
dataciones de C14 o sus elevadas fechas, lo que unido al desconocimiento del sustrato anterior plantea cuestiones irresolubles en torno al origen del Neolítico en esta
zona. La transición al Neolítico comienza a estar constatada en algunos yacimientos
como el abrigo de Valdecuevas (Jaén), la cueva del Nacimiento (Pontones, Jaén), Río
199 WALKER, 1977.
200 MARTÍNEZ ANDREU, 1983.
CÆSARAUGUSTA 77
• Andalucía
223
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Palomares (Algeciras)201, en los concheros epipaleolíticos de la tierra llana de Huelva202 y, poco a poco, en contextos cardiales como en El Retamar (Cádiz)203. A los que
hay que añadir el desubrimiento de asentamientos al aire libre, en áreas de buenas
condiciones agrícolas, con construcciones de manpostería, a veces con cerámica cardial y con una industria lítica semejante a la de los cardiales levantinos. Estos hallazgos han servido de base para, una vez más, rechazar la hipótesis de un Neolítico
autoctono de cerámica a la almagra y para plantear que la introducción de la economía productora está ligada a la cerámica cardial (GUTIÉRREZ LÓPEZ et alii, 1996).
La proliferación de hallazgos ha facilitado el esclarecimiento de los procesos
de neolitización. Por un lado en el área litoral atlántica la sedentarización se alcanza a través de un proceso generalizado de adscripción a la explotación de los recursos marinos, iniciada ya en el epipaleolítico; pero por otro, en la campiña el proceso hay que relacionarlo con una colonización, sin que ello implique el retraso en la
neolitización de una zona frente a otra (ibidem, 1996; PÉREZ, 1996; GAVILÁN y VERA,
1997:19). No obstante, no es homogéneo, concretamente en Almería se plantea que
el paso al Neolítico, entre finales del V milenio a. C. y primera mitad del IV milenio, es un proceso de asunción de nuevas ideas por comunidades mesolíticas relativamente estables y no de una colonización (CALAMICH et alli, 1999: 477-478).
En cuanto a la cultura material, la industria ósea es escasa pero presenta una
gran variedad tipológica, no así la lítica que suele carecer de geométricos y de los
objetos más característicos de otras regiones (ACOSTA, 1986: 137-138; ASQUERINO,
1987: 71-72). La zona occidental, principalmente costera, está aportado datos que
indican el mantenimiento de una industria lítica de tradicción epipaleolítica, debido sobre todo a la perduración de los modos de explotación de los recursos
(GUTIÉRREZ LÓPEZ et alii 1996; RAMOS, 1988-9). En cambio, los elementos de adorno presentan una gran riqueza, siendo los más peculiares los brazaletes de piedra
lisos, además de anillos y colgantes, generalmente, en concha.
La cerámica de este Neolítico Antiguo manifiesta diferencias con otras zonas,
principalmente la levantina y la catalana. El cardial está poco representado, pero en
la actualidad se ha localizado en mayor o menor medida en casi toda Andalucía204,
aunque hay provincias como Almería en las que sigue faltando información
(FERNÁNDEZ MIRANDA et alii, 1993: 58). Las cerámicas que verdaderamente proliferan son las llamadas «cardialoides»205, impresiones —sobre todo con matriz
hueca—, incisiones, puntillado, punto y raya (ASQUERINO, 1987: 72-73) y la cerámica a la almagra, que ha sido la más estudiada y tendrá su mayor difusión en la
etapa siguiente (VICENT y MUÑOZ, 1973; NAVARRETE y CAPEL, 1980).
Se conoce la domesticación y, probablemente, la agricultura, aunque esta última no está bien atestiguada hasta el Neolítico Medio en la cueva de los Murciélagos
CÆSARAUGUSTA 77
201 RAMOS et alii 1997.
224
202 GARCÍA RINCÓN et alii, 1996.
203 LAZARICH et alii, 1997.
204 Algunos ejemplos se pueden ver en GUTIÉRREZ LÓPEZ et alii, 1996; NAVARRETE, 1976; 1986; ACOSTA,
1986; o cómo, a pesar de la ausencia de constatación arqueológica, distintos autores siguen planteando la posibilidad de su localización (CARRIÓN y CONTRERAS, 1979; LÓPEZ y CACHO, 1979, etc.).
205 Definidas como impresiones que recuerdan los motivos cardiales pero realizadas con otros instrumentos (ASQUERINO, 1987: 72).
Cronológicamene en la Alta Andalucía parten de la estratigrafía del yacimiento de la Carigüela del Piñar (Granada). Mª S. Navarrete (1986: 110) advierte una
sucesión semejante al área levantina: a una etapa neolítica antigua enmarcable en
el V milenio a. C. y caracterizada por la cerámica cardial, le sucede otra fechada en
un Neolítico Medio y definida por la ausencia de la decoración cardial y el predominio de las impresas, incisas, etc. Pero a pesar de todos los problemas se puede
decir que el Neolítico Antiguo andaluz, todavía en fase de definición, parece desarrollarse desde el inicio del VI milenio a. C. con una gran variedad y diversidad en
toda el área.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
de Zuheros206, Carigüela207 o en el final de las antiguas excavaciones de Nerja208. Es
la zona occidental la que está aportando más datos significativos a través de la continuación de la explotación de recursos marinos (MARTÍN GÓMEZ y CAMPOS, 1996;
PÉREZ, 1996, LAZARICH et alii, 1997, etc.). El hábitat predominante sigue siendo la
cueva en las sierras, pero en el llano se están localizando yacimientos al aire libre,
lo que ha permitido sugerir una diferenciación funcional de los mismos, como la
realizada en Huelva por J. M. García Rincón (GARCÍA RINCÓN et alii, 1996). En el área
serrana se propone la existencia de pequeños asentamientos alrededor de uno mayor con una economía tanto agrícola como ganadera, como en la cueva de los
Murciélagos.
• Extremadura
Es poca la información con la que se cuenta por la escasa atención que se le ha
prestado, pero recientemente han comenzado a aportar datos de interés, aunque
todavía no se puede hablar de un Neolítico Antiguo209. A finales del IV y principios
del III milenio a. C., encuadrado en un Neolítico avanzado, se observa la existencia
de distintas culturas con cerámica incisa, impresa, aplicaciones plásticas, punto y
raya y algunas cerámicas a la almagra. Hay que destacar la abundancia de poblados
al aire libre que se están localizando.
Como parte integrante de la Península Ibérica Portugal presenta problemas
muy similares al de otras regiones españolas. Ya en los años 70 J. Guilaine y E. V.
Ferreira (1970) hablaban de un Neolítico cardial costero en el V milenio, que evolucionaría hacia otro llamado grupo Furninha, con predominio de impresas no
cardiales en el IV milenio a. C. coincidiendo en sus momentos finales con el inicio
del Megalitismo. Esta interpretación es casi exclusiva de la zona sur, puesto que
hasta hace poco se desconocía lo que pasaba en el Centro y Norte. Las nuevas investiagaciones han permitido retrasar las fechas para la implantación de comunidades
productoras en la zona de Tras-os-Montes y Alto Duero (SANCHES, 1996) en torno
al VI-V milenio. J. Zilhao y A. M. Faustino de Carvalho (1996) plantean una fecha
del 6.400 B. C., contemporánea a los concheros epipaleolíticos, para el inicio del
206 HOPF y MUÑOZ, 1974.
207 ASQUERINO, 1985.
208 HOPF y PELLICER, 1970.
209 PIÑÓN y BUENO, 1988; ENRÍQUEZ, 1996; GONZÁLEZ, 1996 y 1999.
CÆSARAUGUSTA 77
• Portugal
225
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Neolítico Antiguo con cerámica cardial en el área central de Portugal. Sin embargo,
no todos están de acuerdo con esta antigüedad, ya que algunos consideran que esta
primera fase no se puede comparar con el primer Neolítico franco-ibérico (SANTOS,
1978).
La existencia de un substrato epipaleolítico muy fuerte comparable al grupo
Cocina, como son los concheros de Muge, sugiere la posibilidad de un modelo de
evolución paralelo y similar al levantino (SILVA y SOARES, 1987: 665), aunque hay
que señalar que la fase antigua cardial, que supuestamente generaría el proceso, no
alcanza en ningún momento la intensidad del núcleo levantino. M. Calado y L. Rocha (1996) proponen para el interior del Alentejo una neolitización consecuencia
de grupos portadores de cerámicas lisas con elementos dolménicos, pero todavía
carentes, ya que falta la confirmación arqueológica, de una economía de producción consolidada. Cronológicamente se sitúan en un posible Neolítico Antiguo
avanzado, que incluso para J. Morais-Arnaud (1990: 444) llega a producirse en
momentos calcolíticos. Al inicio de los 80 E. da Cunha Serrao (1979:157) proponía un doble proceso en la neolitización: la del litoral por grupos neolíticos mediterraneos —opinión que siguen compartiendo investigadores como B. Martí y
J. Juan (1997: 252)— y el de los grupos autóctonos. Esta interpretación ha seguido
admitiéndose por S. Oliveira Jorge (1995) al hablar, por un lado de que las características de la zona del Duero sugieren un movimiento de Este a Oeste que vendría
posiblemente de la Meseta española y, por otro, del ya conocido y más antiguo flujo
costero de Sur a Norte que sería el responsable de la neolitización de la zona Norte.
CÆSARAUGUSTA 77
En consonancia con las últimas tendencias en la investigación M. Diniz (1996)
habla de una primera fase de disponibilidad, en la que se aprecia la cohexistencia
de grupos de pastores, de portadores de cerámicas y de comunidades mesolíticas
establecidas en el centro y costa suroeste, es decir, el Neolítico en la fachada atlántica y en el macizo extremeño comenzaría a partir de la implantación de colonias
cardiales en áreas ocupadas por mesolíticos. Pero no parece que se desarrolle la
siguente etapa, ya que no se observa la evolución necesaria hacia los sistemas productivos en la explotación de recursos, únicamente se produce un aumento de algunos elementos: cerámica y piedra pulida. Ésta es la base que le permite rechazar el
asumido aumento demográfico como la principal causa de la expansión y colonización hacia el resto de Portugal. También refuta la aceptada ocupación tardía del
interior, contemporánea de los primeros monumentos megalíticos, ya que las nuevas investigaciones están aportando yacimientos más antiguos.
226
C. T. da Silva y J. Soares (1987: 664) han atestiguado una diferencia en la elección del lugar de los asentamientos entre las poblaciones mesolíticas y los neolíticos plenos, que son muy claras en la zona central de Portugal. Los epipaleolíticos
prefieren las áreas costeras y, sobre todo, los estuarios mientras que los neolíticos el
interior. Dentro de este último, a su vez, se constatan dos tipos de explotaciones: las
pastoriles/ganaderas en la sierra y la agícola en la tierra llana (ZILHAO, 1990: 454;
ZILHAO y FAUSTINO DE CARVALHO, 1996).
En cuanto a la cronología J. Morais-Arnaud (1982) distingue dos momentos
dentro del V milenio: uno cardial representado por Vale Pincel I y otro más avanzado caracterizado por las cerámicas impresas o incisas como Salema y Vale Vistoso.
C. T. da Silva y J. Soares (1987: 666-669) van más lejos proponiendo dos horizontes para el Alentejo litoral que podría ser susceptible de incorporar otras regiones.
• La Meseta
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En general lo sitúan desde mediados del V milenio a inicios del IV milenio a. C. El
primer horizonte o el Neolítico Antiguo pleno está representado por Vale Pincel I,
definido por una industria lítica que denota la evolución de los estratos anteriores
mesolíticos y una cerámica con decoración cardial, impresa, plástica e incisa. La
decoración cardial, que es muy rara, presenta claras afinidades con la andaluza y la
de la región de Orán. El Neolítico Antiguo evolucionado o segundo horizonte, se
ha documentado en Vale Vistoso, Salema y el nivel superior de Vale Pincel I. En la
industria lítica continúan la tradición anterior y la cerámica es impresa, plástica,
incisa y peinada. Las ultimas investigaciones han incorporado a esa primera fase
concheros mesolíticos en los que aparece cerámica y piedra pulimentada como
Muge (DINIZ, 1996: 685) y cuevas sepulcrales con cerámica cardial, como Gruta do
Ambrosio, en la Extremadura portugesa (ZILHAO, 1993:13).
Es otra de las zonas menos investigadas, por lo que se conoce poco del epipaleolítico, son escasos los yacimientos neolíticos localizados y, lamentablemente,
muchos carecen de contexto. Ante esta situación se ha recurrido a los esquemas establecidos para las regiones costeras (ANTONA, 1986), otros han propuesto un retraso en
la neolitización (DELIBES, 1985: 26-27) e, incluso, la imposibilidad de definir este
periodo (MUNICIO, 1988). No obstante las investigaciones muestran la complejidad y
variedad de esta etapa, cuyo proceso neolitizador se produjo a través de grupos foráneos de epipaleolíticos neolitizados y no de los llamados neolíticos puros de otras
áreas (JIMÉNEZ, 1998: 32). Va a conllevar la introducción paralela de distintos elementos: por un lado la cerámica y una economía de producción y, por otro, elementos de caracter epipaleolítico como la geometrización de la industria, sin que ello
implique una ruptura con el substrato anterior. La propia peculiaridad del proceso va
a favorecer la homogeneidad en todas las regiones, aunque se puedan establecer dos
áreas: el Tajo medio relacionado con el área extremeña y la Cuenca del Duero más
próxima a las características de la Cuenca alta y media del Ebro (ibidem, 1998: 39).
La escasez de datos no impide que se estén realizando distintos trabajos de
campo que aventuran varias hipótesis. M. Kunst y M. Rojo (1999: 268) centrándose en el valle del Ambrona (Soria) explican el proceso de neolitización, debido a
la escasez de restos epipaleolíticos, como una auténtica y rápida colonización a
210 FERNÁNDEZ POSSE, 1980.
211 URIBARRI y APELLANIZ, 1975.
212 MUNICIO, 1988: 305.
213 ZAMORA, 1976.
CÆSARAUGUSTA 77
La reciente abundancia de hallazgos neolíticos favorece hablar de una ocupación generalizada, caracterizada por la presencia de una cultura material que en
algunos casos es susceptible de ser relacionada con las regiones periféricas. Se constatan las decoraciones incisas, acanalados, punto y raya, impresiones, superficies
almagradas o afines y aplicaciones plásticas, etc. Las formas son simples, derivadas
de la esfera y, sobre todo, con asas de cinta. Estos rasgos se encuentran en la Cueva
del Aire210, la Galería del Sílex de Atapuerca211, la Cueva Nogalera212, o niveles XVIII
a XXIII de la Vaquera de Torreiglesias213.
227
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
través del Ebro, con un importante aporte de población así como de todas las
novedades que conlleva el Neolítico. Para J. Jiménez (1998: 35; 1999: 496) el proceso en las tierras bajas del Duero, Tajo, Jarama y Manzanares está marcado por la
continuidad: en el hábitat —cuevas, abrigos y algunos al aire libre— y en el medio
físico, al que añadirán las innovaciones como la cerámica o elementos de decoración como brazaletes de piedra. Estos grupos se definen por una amplia movilidad
con asentamentamientos temporales que dejan escasas huellas, posiblemente
debido a la propia idiosincrasia de una economía de producción incipiente, con
ensayos agrícolas de ciclo corto y ganaderos de transterminancia ovina, en unos
grupos en los que, por lo menos al principio, continuaba dominando la economía
de caza y recolección.
A diferencia de otras áreas en la Meseta parece existir una preferencia por el
hábitat al aire libre, favorecido por la geomorfológica de la región. Son los llamados «fondos de cabaña», a los que en un principio se les atribuyó una cronología
calcolítica, pero en la actualidad se relacionan con facies neolíticas (SÁNCHEZ MESEGUER et alii, 1983: 61-65; IGLESIAS et alii 1996; JIMÉNEZ et alii, 1997). Son pequeños
yacimientos en llano, cerca de afluentes o cursos de agua, aunque también se localizan en abrigos y cuevas en las serranías. Se ha planteado que el reducido número
de hábitats en cueva o abrigo en comparación con los asentamientos al aire libre en
la submeseta Norte podría reflejar el alejamiento cronológico de aquellos grupos
respecto a la primera colonización (IGLESIAS et alii 1996). Hay que destacar la presencia, en algunos yacimientos, de muretes de contención o cerramiento que se asocian a economías ganaderas. Para J. Jiménez (1998:35) éstos junto con otros abrigos y cuevas cuya función era cinegética y forestal tendrían caracter de hábitat
secundario, mientras que los hábitats al aire libre y las cuevas parecen responder a
un sistema biestacional, más acorde con los intereses agrícolas.
CÆSARAUGUSTA 77
Cronológicamente se sitúa su desarrollo a lo largo del IV milenio a. C., pero
las últimas dataciones de La Vaquera de Torreiglesias y la problemática de Quintanadueñas parecen alejarlo, con la prudencia que ello requiere, hasta el cambio del
VI al V milenio (IGLESIAS et alii 1996: 727). Estremera (1999:249) propone el inicio del Neolítico en el último tercio del V milenio a. C. con un periodo álgido en
el IV milenio correspondiendo al Neolítico Pleno, que concluiría con un Neolítico
Final hacia el último tercio del IV milenio, coincidiendo con varios yacimientos
megalíticos. En cambio J. Jiménez (1999:498), siguiendo el esquema de J. Bernabeu, habla de Neolítico Antiguo o fase IA en un momento cercano al 6.000 cal.
B.C. con la aparición de las primeras cerámicas en comunidades mesolíticas; que
desembocaría en la Fase IB caracterizada por el aumento de las cerámicas impresas
e inciso/acanaladas y la proliferación de los «fondos de cabaña», desarrollándose
cronológicamente entre el 5.500 al 3.500 cal. B.C.; y culminaría con el desarrollo
local de la economía productora y el predominio de cerámicas lisas en la Fase IIA,
que es sincrónica a la implantación del Megalitismo (c. 4.000-2.100 cal B. C.).
228
• Galicia
Es una región problemática debido a los escasos estudios fuera de contextos
megalíticos, de análisis, a las estratigrafías revueltas de algunos yacimientos y a la
mezcla de rasgos tanto continentales como mediterráneos, aunque han comenzado
a documentarse, en torno al V milenio a. C., cerámica lisa, impresa e incisa como
A pesar de lo ya dicho, se están constatando interesantes procesos, como la
intensificación en la explotación del territorio entre el VI y V milenio a.C. relacionada con la agricultura, pero también con el pastoreo. Esta agricultura sería de
rozas, sistema ya empleado por los epipaleolíticos para la caza, con una gran movilidad que impide un registro arqueológico potente. La incorporación de la ganadería es paulatina comenzando por los ovicápridos hacia el IV milenio, por lo que
seguirían utilizando la caza-recolección (FÁBREGAS et alii, 1997). Continúan ocupando los abrigos y cuevas, aunque comienzan a documentarse al aire libre. La
supuesta ruptura que implica la neolitización en relación a las etapas anteriores en
Galicia no es tal, ya que no se observa otro fenómeno que la continuidad en los
aspectos más importantes de la vida de estos grupos (CRIADO, 1993: 24-28). El cambio se producirá más tarde, siendo los megalitos el aspecto más visible del mismo.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
en el yacimiento de A Cunchosa enmarcado en un Neolítico temprano de carácter
atlántico (RODRÍGUEZ CASAL, 1997; SUÁREZ, 1997). Las vías de penetración parecen
ser dos, por un lado de filiación mediterránea a través de Portugal y por otro las
influencias del Atlántico Norte. Todo ello confiere al Neolítico gallego unas características específicas y distintas, que hacen que se desarrolle un Neolítico Antiguo
retardatario por el relativo aislamiento del resto de las zonas.
Todo ello ha llevado a J. Suárez (1997: 503) a considerar el Neolítico de esta
área como «un episodio terminal y con desarrollo retardatario de los grupos de
cerámicas impresas del Neolítico Antiguo». Y aunque se han encontrado cerámicas
toscas en yacimiento epipaleolíticos fechados en el VI milenio cal. B.C., en contextos neolíticos no aparece hasta el IV milenio (FÁBREGAS et alii, 1997: 479).
Actualmente se define el Neolítico gallego por una cerámica de gran calidad técnica, pero de heterogeniedad formal, coincidente con cerámicas de contextos neolíticos no cardiales. La presencia de las mismas en la base de monumentos megalíticos
lleva a plantear su coetaneidad si no anterioridad al fenómeno megalítico, aproximadamente en el último tercio del V milenio cal. B.C. (FÁBREGAS y SUÁREZ, 1999:
543).
La pobre información con la que se cuenta, no es tanto consecuencia del defendido aislamiento sino más bien de la ausencia de investigaciones como están
demostrando los nuevos hallazgos. Los conocimientos más amplios se centran en
los concheros, enmarcados cronológicamente en la primera mitad del IV milenio
a. C., aunque tampoco aportan excesiva documentación, debido a la carencia de
estudios rigurosos y de excavaciones actuales (GONZÁLEZ y GONZÁLEZ, 1986: 295308; JORDÁ, 1977: 172-177). Aun con todo, se aprecian modificaciones en momentos avanzados con la aparición de cerámica, principalmente en Asturias, y un cambio en la producción económica, sobre todo, en la diversificación de las especies
recogidas. Todavía en fase de estudio se han empezado a localizar yacimientos neolíticos al aire libre como la Peña Oviedo (Liébana, Cantabria) (DÍEZ, 1995) o en
Asturias principalmente asociados a megalitos (BLAS, 1983: 91).
Los investigadores han comenzado a estructurar los procesos de neolitización.
En la zona cántabra de Liébana y Poblaciones se ha propuesto, debido a la ausencia de sustrato mesolítico, una auténtica colonización por parte de grupos neolíticos (DÍEZ et alii, 1995: 57). Pero en la zona más próxima al País Vasco hay que
CÆSARAUGUSTA 77
• La Cornisa Cantábrica
229
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
hablar de una clara continuidad con las tradiciones epipaleolíticas a las que incorporan novedades técnicas (ARIAS, 1997). Estos nuevos hallazgos parecen rechazar
definitivamente la tesis de la implantación neolítica coincidiendo con el inicio del
Megalitismo. Uno de los aspectos más interesantes es la expansión y ocupación de
toda la región, es decir, no sólo del litoral (ibidem, 1992: 178), sino también del
interior (DÍEZ et alii, 1995: 61).
Además de mantener las estrategias de producción epipaleolíticas en la primera fase neolítica se produce la búsqueda de nuevas áreas para la explotación de otros
recursos. Se tiene constancia del desarrollo de la ganadería de ovicápridos y bóvidos
hacia mediados del cal. V milenio —documentados en Arenaza y Kobaederra—,
aunque no siempre estos animales superan a los salvajes. Resulta curioso cómo los
índices de domesticación del perro son más altos en los yacimientos con substrato
anterior. P. Arias (1992: 177) sugiere, debido a su presencia ya en el epipaleolítico
e incluso etapas anteriores, una relación directa entre este animal y las estrategias de
caza, siendo las pautas de explotación de los animales salvajes durante el Neolítico
las mismas que las desarrolladas por los epipaleolíticos. Recientemente también se
ha atestiguado la agricultura en el segundo tercio del cal. V milenio —documentada en Kobaederra—. No obstante, siguen considerándose estos grupos como poblaciones eminentemente pastoriles, complementadas con la caza, recolección marisquera y posiblemente vegetal.
Todo ello ha permitido a P. Arias (1992: 164; 1994: 93-96; 1999) conjeturar
una periodización y sugerir el retraso de las cronologías antes mencionadas. No se
observa una ruptura con la etapa anterior sino la intensificación en la explotación
de los recursos, hecho que también observó A. Cava (1994) en la cuenca del Ebro.
Así, el Neolítico Antiguo o Neolítico pleno I está representado por unidades culturales de tradición epipaleolítica, con cerámica, sepulturas individuales, domesticación y agricultura. La subdivide en dos fases: El Neolítico IA, aunque todavía poco
constatado, se define por la presencia de cerámicas impresas no cardiales y se
enmarca cronológicamente desde el cal. V milenio a.C. En el Neolítico IB predominan las cerámicas lisas y lo sitúa entre 3.900-3.300 a. C., pero continuando durante el Neolítico pleno II.
CÆSARAUGUSTA 77
• El Alto Valle del Ebro y País Vasco
230
Los yacimientos son escasos y su cultura material no alcanza la significación de
las estaciones levantinas o andaluzas, pero los nuevos estudios y, sobre todo, el conocimiento de la etapa anterior están permitiendo clarificar el proceso de forma significativa. Es inevitable mencionar la división del Neolítico realizada por J. M. Apellániz
(1973; 1974a; 1974b; 1975a) ya que, a pesar de que muchos de sus postulados
actualmente son indefendibles, el esquema todavía es válido. Distingue dos grupos a
los que incluso dotó de un componente racial: el de los Husos, que se extendería por
la vertiente mediterránea del área, y el de Santimamiñe circunscrito a la atlántica.
En el primero hay que reseñar el yacimiento epónimo cuyo Neolítico, escasamente significativo, aparece en el nivel inferior extendiéndose durante el IV milenio
a. C., con domesticación y probablemente agricultura (ALTUNA, 1980). Los modelos
de domesticación son los mismos del Mediterráneo occidental, primando la introducción de los ovicápridos en detrimento de otras especies que presentan agriotipos en esta área (CAVA, 1990: 100-101). El inicio se documenta en el abrigo del Mon-
Este esquema ha dado paso a la diferenciación del proceso de neolitización
según las áreas geográficas y la tradición (ALDAY et alii, 1996). Los yacimientos más
próximos a la depresión del Ebro (zona meridional de Álava y parte de Navarra)
manifiestan una cierta relación con el valle medio del Ebro e, incluso, con el
Mediterráneo; mientras que el área cantábrica está más relacionada con influencias
continentales, sin que por ello se pueda hablar de un aislamiento entre ambas
zonas, ya que están documentados los contactos. Hay que hacer hincapié en que
esta diferencia regional ha sido constatada por A. Cava (1994) desde el mesolítico,
por lo que no se puede considerar un rasgo exclusivo de neolitización.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
tico de Charratu214. Las cerámicas manifiestan evidentes semejanzas con algunas
áreas cercanas, como Cueva Lóbrega en La Rioja215. El Grupo de Santimamiñe, tiene
una evolución paralela en yacimientos como Kobeaga216, Marizulo217, el propio
Santimamiñe218 o Arenaza I219 nivel Ic, en el que aparecen cerámicas con decoraciones impresas, que para J. M. Apellániz son de influencias mediterráneas. Este grupo
se extiende hasta la vertiente del Ebro representado en la cueva de Abauntz220 (Navarra).
En cuanto a los yacimientos, en primer lugar se localizan grupos de raigambre
epipaleolítica que mantienen los modos de vida tradicionales en los que la presencia de elementos neolíticos, como la cerámica, es considerada un aditivo insustancial221; en segundo lugar los asentamientos de nueva instalación, en los que los elementos propios del Neolítico presentan una mayor variedad e importancia222.
Desde el punto de vista de la industria lítica se distinguen dos grupos (CAVA, 1990
y 1994): el primero situado en la cuenca del Ebro se encuentra dominado por los
componentes geométricos, microburiles y denticulados; y el segundo, centrado en
la franja costera, está definido principalmente por un fuerte sustrato de tradición
paleolítica. En relación a la cerámica los hallazgos son escasos, pero con carácter
general se puede plantear que su morfología es sencilla, de pastas groseras y escasamente decoradas. Muy importante, en este sentido, es el hallazgo de cerámica cardial junto con geométricos en doble bisel en el nivel IV de Peña Larga223, datado en
4.200/3.880 a. C. Debido a la novedad que supone este material, con fechas tan
antiguas, es de esperar que surjan nuevos descubrimientos, pero hoy por hoy la
abundancia de cerámicas en los yacimientos no se produce hasta el Neolítico Medio
(ALDAY et alii, 1996).
214 BARANDIARÁN, 1966; 1967; BALDEÓN, BERGANZA y GARCÍA, 1983.
215 BARRIOS y CENICEROS, 1989.
216 APELLÁNIZ, 1975b.
217 CAVA, 1978.
218 APELLÁNIZ, 1975a.
221 Está representado por yacimientos como Zatoya (BARANDIARÁN, 1977; 1982; BARANDIARÁN y CAVA,
1989a), Fuente Hoz (BALDEÓN et alii 1983), Padre Areso (BEGUIRISTAIN, 1979) y Peña de Marañón
(BEGUIRISTAIN y CAVA, 1985; CAVA y BEGUIRISTAIN, 1987; 1991-2) y Aizpea (CAVA, 1993-4).
222 En este grupo hay que mencionar: Peña Larga (FERNÁNDEZ ERASO, 1997), Los Husos (APELLÁNIZ,
1974b), el poblado de Larrenke Norte, etc.
223 FERNÁNDEZ ERASO, 1988; 1992; 1997.
CÆSARAUGUSTA 77
219 APELLÁNIZ y ALTUNA, 1975.
220 UTRILLA, 1982.
231
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La transición del Mesolítico al Neolítico es la culminación de un proceso en el
que los aportes externos se incorporan conforme van siendo necesarios, por lo que
se aprecia una cierta unidad evolutiva en todo el territorio, tanto en el registro
arqueológico como en el acondicionamiento del espacio, los ritmos de ocupación
y los sistemas de explotación del territorio (CAVA, 1994: 87). Las nuevas investigaciones han permitido trasladar el inicio de la neolitización a finales del V y principios del IV milenio a. C. En la misma línea de interpretación J. García Gazólaz
(1995: 128-136) propone para Navarra distintas etapas en el proceso neolitizador,
pero todavía con escasos datos. Siguendo a M. Zvelebil y P. Rowley-Conwy (1984)
en la primera etapa o fase de disponibilidad, el hábitat es en cuevas o abrigos, lo
que hace que exista un vacío documental en la Ribera del Ebro. Estas poblaciones
autóctonas entre el 6.200 y el 4.400 a. C. comenzarían a tener contactos con otros
grupos, que para J. García Gazólaz también serían epipaleolíticos aunque no se descarta su origen neolítico. En la segunda fase o de adopción que transcurre entre el
4.400 y el 3.400 a. C. es más evidente el proceso de mediterraneización, incorporando rasgos nuevos como la cerámica y el doble bisel, aunque mantienen los sistemas de explotación anteriores y comienzan a localizarse asentamientos de nueva
planta. No es hasta mediados del IV milenio, en la tercera fase, cuando habla realmente de proceso neolitizador con un aumento considerable en la ocupación y un
cambio en la economía de subsistencia, sin que ello suponga la desaparición total
de los modos de vida tradicionales, ya que esto se producirá de forma paulatina.
En el desarrollo del Neolítico en la cuenca alta del Ebro, en este IV milenio, se
diferencia una primera mitad en la que continúan las características de la etapa
anterior y, tan sólo, algunos elementos materiales denotan contactos con grupos
neolitizados. Ya en la segunda mitad se advierte una transformación en el modelo
económico —con la aparición de los sistemas de producción, sobre todo ganadería
y en menor mendida agricultura—, en la ocupación del territorio —presencia de
estructuras en los poblados y habitación de áreas más propicias a la nueva economía— y en las creencias —inicio de la construcción de momumentos megalíticos—
(ALDAY et alii, 1996).
En cuanto al hábitat es primordialmente en cueva o abrigo, pero cada vez se
están hallando más asentamientos al aire libre, además de los ya conocidos en
Álava y Navarra (CAVA, 1990: 99-100) hay que incorporar otros como el de Herriko
Barra (ALTUNA et alii, 1993). Estos avances han hecho que L. Zapata (1996) baraje
distintas hipótesis acerca de los cambios que sufren estas poblaciones en el IV milenio al enfrentarse a las innovaciones neolíticas, aunque por ahora no se puede confirmar ninguna.
CÆSARAUGUSTA 77
3. El Neolítico Antiguo en Aragón
232
Las primeras obras relacionadas con el Neolítico, al igual que en otras regiones, las iniciaron eruditos locales en el cambio de siglo y, fundamentalmente, a principios del mismo con autores, como Pérez Temprado, Tomás Maigi y J. Cabré. La
división establecida por P. Bosch Gimpera en los años 20 para el Neolítico en Andalucía, es trasladada a Aragón (1923a; 1945). Sitúa la Cultura de las Cuevas en Huesca,
la Cultura de Almería en Teruel y la Cultura Pirenaica en la zona del mismo nombre,
Con posterioridad, J. Galiay (1945: 68-97) hará una recopilación de la Prehistoria aragonesa en la que mantiene el mismo esquema, con las primeras menciones
de cuevas oscenses como el Moro (Olvena) o Chaves (Bastarás) y de abrigos como
Botiquería dels Moros y Secans (Mazaleón). En los años cuarenta se publican los
materiales de yacimientos relacionados con este período como la Cocinilla del
Obispo y doña Clotilde en Albarracín por M. Almagro (1944). Son los conjuntos
líticos, concentrados sobre todo en la provincia de Teruel, los que ofrecen una mayor información. De la primera datación eneolítica propuesta por P. Bosch Gimpera
(1920b; 1923a: 32) se pasa a destacar el «aspecto capsiense» siguiendo a H. Obermaier (1925), que es corroborado por J. Galiay (1934: 26) y L. Pericot (1934: 70).
Al avanzar los conocimientos, M. Almagro (1944: 25) retrasará su cronología hasta
el Mesolítico. J. Tomás Maigi (1951: 8) empezará a hablar de Meso-neolítico, que
posteriormente será mantenido por E. Ripoll (ALMAGRO; BELTRÁN y RIPOLL, 1956:
33-34).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
donde se localizan sobre todo estructuras sepulcrales. Este reparto marca un vacío
geográfico de hallazgos en la zona central de Aragón, que todavía se observa en la
investigación actual. Los primeros yacimientos eran hallazgos de superficie, a los
que se les atribuía una amplia cronología desde el epipaleolítico a la Edad del Bronce, aunque ya se citan asentamientos como el de Botiquería dels Moros (Mazaleón,
Teruel).
En la década de los cincuenta comienzan a elaborarse síntesis —A. Beltrán
(1951), M. Almagro, A. Beltrán y E. Ripoll (1956), etc.—, pero no se dejan de lado
los trabajos comarcales —Vallespí (1957a), etc.—. Se multiplican los estudios sobre
todo centrados en prospecciones y localización de yacimientos, dando como resutado la proliferación de hallazgos líticos de superficie. No obstante, siguen incluyéndose en el «cajón de sastre» del Neo-eneolítico (ibidem,1957b y 1958; MALUQUER, 1955...).
En los años 60 y, básicamente, en los 70 empiezan a realizarse excavaciones de
yacimientos neolíticos, como El Sol de la Piñera224 y El Serdá225 (Fabara), revisados
posteriormente por J. Fortea (1973); Botiquería dels Moros226 (Mazaleón), Costalena227 (Maella), la cueva de Chaves228 (Bastarás) y el abrigo de Huerto Raso229 (Lecina). No se interrumpe tampoco la elaboración de obras de síntesis: A. Beltrán
(1974 y 1978), V. Baldellou (1976), etc.
224 VALLESPÍ, 1960: 21-27.
225 Ibidem, pp. 27-36.
226 TOMÁS y VALLESPÍ, 1960; BARANDIARÁN, 1976b.
227 BARANDIARÁN, 1979.
228 BALDELLOU, 1977.
229 BARANDIARÁN, 1976a.
CÆSARAUGUSTA 77
El mismo panorama se mantiene en los 80, iniciándose con dos interesantes
obras generales que reúnen los conocimientos de los prehistoriadores del momento y con las que intentan establecer el estado de la cuestión (BELTRÁN, 1980; VV.AA.,
1981). Tanto las excavaciones como los estudios parciales aumentan, pero persiste
ese vacío geográfico, antes mencionado, en las investigaciones. Es en esta década
cuando la mayoría de los yacimientos aragoneses se dan a conocer. Brevemente
233
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
mencionaremos los estudios más significativos, ya que la bibliografía está desarrollada exhaustivamente en el catálogo. En primer lugar entre los asentamientos
oscenses hay que señalar la publicación de las campañas de excavación de la cueva
de Chaves, Huerto Raso, El Forcón, la Espluga de la Puyascada, las noticias referentes a La Miranda y el reciente monográfico de la cueva del Moro de Olvena. En cuanto al Bajo Aragón ven la luz monografías y estudios de los yacimientos importantes
como Costalena, la revisión del valle del Matarraña, El Pontet y el abrigo de Els
Secans. Con posterioridad se dan a conocer yacimientos al aire libre, el ya mencionado de El Torrollón I, todavía sin excavar, Alonso Norte (Alcañiz) y aunque de
cronologías más recientes Riols I230 y la Mina Valfera231 (Mequinenza). Sin haberse
estudiado a fondo, no hay que olvidar que existen una gran cantidad de hallazgos
de superficie, sobre todo, talleres de sílex, que muestran claros indicios de neolitización. Destacan por los geométricos con retoque abrupto o en doble bisel. Sin
embargo, éste no es el lugar más adecuado para realizar una enumeración puesto
que su número desbordaría el objeto de este trabajo.
Gran parte de los autores reproducen el esquema del área valenciana de J. Fortea (1973) para los inicios del Neolítico Antiguo en Aragón, enmarcándolo cronológicamente en el V milenio a. C. La dualidad queda patente por un lado, en los yacimientos del Bajo Aragón, en los que la secuencia Epipaleolítico-Neolítico se encuentra ininterrumpida y, por otro, el prepirineo y Pirineo oscense donde se halla un estadio neolítico claro pero sin ese sustrato epipaleolítico. Pero el descubrimiento de
Peña de las Forcas II (Graus)232, abrigo con substrato epipaleolítico, va a suponer un
cambio, ya que su incorporación supone la presencia de distintos yacimientos en
nichos ecológicos idénticos. No obstante, la dualidad se mantiene en otros elementos como en la elección del lugar de habitación, preferentemente abrigos y cuevas
respectivamente, o en la industria lítica y ósea. A este panorama hay que añadir los
yacimientos al aire libre, que presentan junto con la cerámica, en su mayoría incisa
e impresa no cardial, el resto de los elementos propios del Neolítico peninsular.
En los últimos años no se han localizado otros hallazgos que aporten mayor
información o trastoquen las teorías vigentes, por lo que se han centrado en obras
de carácter más general, intentando explicar la evolución del Neolítico Antiguo aragonés encuadrándola en el conjunto peninsular233.
CÆSARAUGUSTA 77
La economía ha sido otro de los aspectos que más ha interesado. Se han ido
realizando tanto análisis faunísticos como polínicos que permiten mantener diferencias entre estas dos zonas234. Por un lado, en Huesca se constataba claramente la
domesticación de animales y, por otro, en el Bajo Aragón el medio de vida registrado era, básicamente, de cazadores y recolectores. Esta situación ha cambiado a raíz
de los últimos estudios que han planteado novedades en la explotación del territorio de los abrigos bajoaragoneses y una clara economía de producción en la mayoría del territorio oscense, como se verá posteriormente.
234
230 ROYO, 1987a; ROYO y GÓMEZ, 1992.
231 ROYO, 1984 y 1987b.
232 MAZO y UTRILLA, 1994; UTRILLA y MAZO, 1997
233 LÓPEZ, 1988b, 279-229; BALDELLOU, 1987d; 1989a; 1989b; 1992; BARANDIARÁN y CAVA, 1992; ANDRÉS,
1997.
234 LÓPEZ, 1992; CASTAÑOS, 1987, 1991, etc.
Los nuevos enfoques en la investigación neolítica, sumado a la realización de
excavaciones y la aparición de otros hallazgos, han llevado a nuevos planteamientos. Siguiendo el modelo de J. Bernabeu para el área valenciana V. Baldellou (1987c:
330-1; 1989a) propone para el Neolítico Antiguo, una primera fase llamada «cardial
pleno» que cronológicamente sitúa entre el 5.000 y 4.400 a. C. El fósil director es la
cerámica cardial y el yacimiento que mejor lo representa es la cueva de Chaves (nivel
1b) con un 77%. El elemento definidor es el porcentaje de cerámica cardial frente a
otras decoraciones, pero junto a ella se advierte un importante número de aplicaciones plásticas. La industria lítica está representada mayoritariamente por el componente laminar, apareciendo también los geométricos. Practican intensivamente
las nuevas actividades productivas, sin por ello dejar la caza o recolección. Las dataciones absolutas incorporan en esta fase la cámara superior del Moro de Olvena y
los abrigos del Bajo Aragón (Costalena, Botiquería dels Moros, Els Secans y Pontet).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Tradicionalmente, se había aceptado para el Alto Aragón una evolución semejante a la del Neolítico Circunmediterráneo. Incluso en los estudios de síntesis
sobre el Languedoc y Cataluña, la zona oscense se incorporaba como una prolongación del cardial franco-ibérico. En cambio, el Bajo Aragón por proximidad geográfica se integra en el área levantina como un ejemplo de aculturación epipaleolítica. El horizonte Neolítico Cardial puro está atestiguado en Chaves (nivel 1b) y el
Epicardial o cardial final en nivel 1a de la misma cueva, la Espluga de la Puyascada,
la Miranda y el Forcón. Ambas fases se desarrollan desde la primera mitad del V
milenio hasta mediados del IV milenio a. C., con perduraciones en momentos más
recientes representadas en la cueva del Forcón y el abrigo de Huerto Raso (BALDELLOU, 1980a y 1982b).
La segunda etapa llamada «cardial final» (4.400-4.000 a. C.) solamente aparece documentada en el nivel 1a de la cueva de Chaves y reconoce la dificultad para
distinguirlo, a veces, de la fase anterior a la que está íntimamente ligada. Se individualiza por la reducción de las cerámicas cardiales (hasta el 28%), en favor de las
incisiones e impresiones con otros instrumentos. En la industria lítica continúa predominando el componente laminar pero disminuyen los geométricos.
La última fase, o Neolítico Reciente (3.500-2.500 a. C.), está muy poco caracterizada y a ella se podrían atribuir algunos de los rasgos de la cueva del Forcón y
la cámara inferior del Moro de Olvena. En este periodo parece producirse la implantación de los sepulcros megalíticos en Huesca.
Como ocurre en el caso valenciano, el principal problema de estas periodizaciones son los criterios de diferenciación. Nuevamente hay que decir que el cardial
no se puede considerar como el único elemento que define un grupo humano. Su
CÆSARAUGUSTA 77
Habla de una tercera fase, denominada Epicardial, pero que encuadra en el
Neolítico Medio (4.000-3.500 a. C.). Es una etapa intermedia, de transición, ya que
estratigráficamente no se observa de forma clara la diferencia entre uno y otro periodo. Incluye el resto de los yacimientos oscenses y Alonso Norte, caracterizados por
el predominio de la cerámica con decoraciones incisas e impresas y la ausencia total
de cardial. Las variaciones morfológicas son escasas. En la industria ósea y los elementos de adorno persisten las pautas anteriores. Sin embargo, en la industria lítica predominan las piezas foliáceas y continúa la disminución de los geométricos en
doble bisel. Económicamente, a pesar de la escasez de datos, parece afianzarse la
agricultura y la ganadería.
235
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
complejidad es tal que estaríamos engañandonos al reducir su personalidad a la
presencia o no de un único elemento de la cultura material, eliminando así todos
los rasgos propios de un pueblo/tribu/sociedad. La evolución de las decoraciones
en un yacimiento, en este caso concreto la cueva de Chaves, debido a los cambios
en el gusto, moda u otras causas que se nos escapan, no es motivo suficiente para
definir dos fases de un mismo período, máxime cuando el mismo autor considera
la dificultad de diferenciarlas. A lo que hay que sumar que el resto de los yacimientos no cumplen los criterios.
Para el área del Bajo Aragón se ha establecido desde la síntesis de J. Fortea
(1973) una evolución Epipaleolítico-Neolítico dentro del grupo Cocina. Estos yacimientos epipaleolíticos tuvieron contactos con los grupos neolíticos, como demuestra la presencia de cerámica, pero mantiene la tradición del sustrato anterior,
que se evidencia principalmente en la industria lítica. Cronológicamente, son contemporáneos a los considerados neolíticos puros. En la última revisión (BARANDIARÁN y CAVA, 1992) reconocen que las grandes diferencias entre los dos conjuntos,
epipaleolíticos y neolíticos puros, no son tales desde el punto de vista tipológico
aunque sí cuantitativamente, pudiendo deberse a la diferente funcionalidad de cada
uno de los asentamientos estudiados. Esta nueva hipótesis, está pendiente de estudio, comprobación y ampliación con nuevos hallazgos que lo corroboren.
En definitiva, en el estado actual de la investigación del Neolítico Antiguo en
Aragón, se observa la necesidad de descubrir y excavar nuevos yacimientos que puedan solventar las cuestiones aquí planteadas. El hallazgo de Peña de las Forcas II ha
abierto la posibilidad a que existan nuevos yacimientos que nos aporten información sobre ese momento de transición Epipaleolítico-Neolítico en la provincia de
Huesca que, hasta ahora, se desconocía. Esto mismo sugiere también que en el Bajo
Aragón se puedan encontrar yacimientos enmarcables en el Neolítico pleno, completando así la secuencia cultural. Y, sobre todo, los hallazgos de yacimientos al aire
libre en esa zona hasta ahora vacía de información, nos hace pensar esperanzadamente en los nuevos rumbos que puede tomar la investigación.
3.1. La cultura material
• La industria lítica
CÆSARAUGUSTA 77
Es uno de los elementos que más atención ha recibido con importantes estudios realizados por J. Barandiarán (1978; 1979) y, en especial, por A. Cava (1983;
1986a; 1986b) y por trabajos en conjunto235, a los que se suman los estudios de los
propios investigadores en cada uno de los yacimientos236.
236
Es necesario la comparación con momentos cronológicos anteriores para demostrar las supuestas modificaciones y cambios que supone la intromisión del
Neolítico o, como plantea J. Roussot-Larroque (1977: 578), la posibilidad de que
estas modificaciones hayan sido introducidas con anterioridad a la neolitización,
concretamente a la incorporación de la cerámica. No obstante, J. Barandiarán y
235 BARANDIARÁN y CAVA, 1981a; 1982; 1985; 1989b; 1992.
236 Referencia bibliográfica, ver catálogo.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 151), II. Forcas niveles V y VI (UTRILLA y MAZO, 1997:
336-337). III. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 64). IV. Pontet, nivel b y nivel c inferior (MAZO y MONTES, 1992). V. Costalena, nivel c2 y nivel c1 (BARANDIARÁN
y CAVA, 1989b: 47 y 62-64). VI. Secans IIa y IIb (RODANÉS et alii, 1996: 11 y 18). VII. Botiquería, nivel 6 y nivel 8 (BARANDIARÁN, 1978: 90 y 100). VIII. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 32).
237
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
A. Cava (1989b: 161) insisten en que la mayor ruptura se produce entre el Paleolítico Superior y el Epipaleolítico y, en segundo lugar, más marcadamente con la llegada del Eneolítico.
A. Cava (1986b: 50-57; BARANDIARÁN y CAVA, 1992: 189) considera que la evolución del Epipaleolítico Reciente al Neolítico se puede concretar en distintos aspectos como la «introducción del geometrismo», aunque este proceso será distinto en
cada zona de la cuenca del Ebro. Así aparecen unos yacimientos en los que el geometrismo se aprecia ya en la base estratigráfica, como es el caso de Botiquería y
Costalena. Pero en otros como en Chaves no existe una etapa anterior in situ. Esta
diferencia también se constata en el proceso neolitizador, siguiendo variadas pautas según su proximidad geográfica a la costa mediterránea, pudiendo situarse cronológicamente la transición a mediados del V milenio a. C.
La industria lítica no sufre una transformación drástica con respecto al periodo anterior (Epipaleolítico geométrico) sino que se caracteriza por la continuidad,
como se manifiesta en la pervivencia de los útiles de sustrato. La base industrial es
semejante y únicamente ciertos aspectos relativos a determinados grupos tipológicos, como los geométricos —desde el punto de vista más tecnológico y formal que
tipométrico— son los que permiten la diferenciación entre ambas etapas (CAVA,
1986b: 57). Es importante tener en cuenta que no es una coyuntura exclusiva del
valle del Ebro, sino que se produce en otras áreas externas como el sur de Francia
(GUILAINE, 1976b: 27-30) o el norte de Italia (BROGLIO, 1975: 5).
CÆSARAUGUSTA 77
Quizá sea la extensión del retoque en doble bisel uno de los aspectos más
novedosos que incorpora el Neolítico desde sus inicios, en detrimento del retoque
abrupto característico de la etapa anterior. Paralelamente, se produce una sustitución del tipo de geométrico predominante: el trapecio con presencia masiva en el
Epipaleolítico de facies geométrica es desplazado progresivamente por los triángulos, a la vez que aumenta el número de segmentos y medias lunas siempre en doble
bisel, de los que carecía la etapa anterior, y disminuye el número de geométricos
con lados cóncavos. Por último, se constata, determinado en parte por los procesos
anteriores, la preferencia en los trapecios del retoque abrupto y en los triángulos del
doble bisel (CAVA, 1986b: 49-50; BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 130-133; 1992: 184).
Esta alteración de los retoques y tipos no se desarrolla de una forma acusada, el proceso es gradual al continuar elaborándose geométricos con retoque abrupto en los
primeros momentos neolíticos (ibidem; MAZO y MONTES, 1992: 244). Otra de las
situaciones comprobadas es el descenso de los microburiles conforme nos acercamos al Neolítico. Una mención especial hay que hacer de los triángulos tipo Cocina
en el Bajo Aragón, coincidiendo con la transición entre las dos etapas —por ejemplo, nivel 4 de Botiquería o el c inferior de El Pontet (BARANDIARÁN y CAVA, 1992:
183; MAZO y MONTES, 1992: 244)—, y de la presencia de las primeras cerámicas,
como en el ya mencionado nivel del Pontet o en Els Secans (RODANÉS et alii, 1996).
238
A pesar de estas semejanzas y de la importancia que se ha otorgado a los geométricos, A. Cava (1986b: 48) observa que no todos los yacimientos son iguales y
que los grupos tipológicos que dominan son distintos: los denticulados en Botiquería y Costalena, o los diversos y en segundo lugar los denticulados en Chaves y el
nivel d de Costalena. En Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1989: 28) y en Els
Secans (RODANÉS et alii, 1996) aunque son los diversos el primer grupo, en ambos
están precedidos por los geométricos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 26). II. Botiquería, nivel 6 (BARANDIARÁN, 1978: 91 y 93). III.
Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 39). IV. Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997: 359).
V. Costalena, nivel c1 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 49). VI. Costalena transición c al b y revuelto (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 65 y 73). VII. Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA,
1989b: 48). VIII. Els Secans IIa (RODANÉS et alii, 1996: 11).
239
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La polémica en torno a la laminariedad237 y sus implicaciones geográficas es
rechazada por J. Barandiarán y A. Cava (1992: 192), al considerar que el soporte es
el mismo aunque el resultado o producto es distinto. Este hecho evidente, no implica que no se planteen algunas dudas, ya que el no utilizarse de la misma forma ni
ser el mismo objetivo el que persiguen manifiesta un cambio o ruptura con el
modelo anterior. Quizás la diferencia radique en la tipometría y explicar esta transformación con el término «laminariedad» no haya sido lo más acertado y, por ello,
debería buscarse otro.
Aunque sí es verdad que los perforadores y taladros son más abundantes en
yacimientos neolíticos «puros», no es menos cierto que tipos semejantes se conocen
en los neolíticos del interior, quedando de esta forma más velada esa dicotomía que
los investigadores valencianos proponían en principio (BARANDIARÁN y CAVA, 1992:
192-193).
A pesar de que todos los yacimientos aragoneses son incluidos en el modelo
oriental de las industrias geométricas, con evidentes paralelos y semejanzas con el
área levantina, se pueden establecer diferencias (CAVA, 1986: 55-56; BARANDIARÁN y
CAVA, 1989b: 134; 1992: 194). Por un lado los yacimientos de tradición epipaleolítica que coincidían principalmente con el Bajo Aragón (Botiquería, Costalena...),
hasta el hallazgo de Peña de las Forcas II (Graus, Huesca), aunque no continúa la
tradición de los bajoaragoneses al no poseer geométricos tipo Cocina (MAZO y UTRILLA, 1994). Y por otro los asentamientos de nueva implantación o carentes de ese
sustrato epipaleolítico (Chaves, Olvena, etc.), enmarcándose sobre todo en el Alto
Aragón. Las diferencias observadas en los conjuntos son atribuidas a las distintas
funciones desarrolladas en los mismos, más que a una clara disparidad entre las
industrias anteriores y las nuevas, puesto que de su análisis se desprende que es más
porcentual que de otro tipo.
CÆSARAUGUSTA 77
Establecido de forma general el panorama que caracteriza la transición del
Epipaleolítico al Neolítico e, incluso, este mismo, sería interesante tratar de forma
algo más detallada cada uno de los grupos tipológicos (CAVA, 1986b: 27-41):
240
— Los raspadores suelen estar bien representados. Mayoritariamente se fabrican sobre lasca o lámina, aumentando estos últimos en el Neolítico.
— Los perforadores no son abundantes, aunque se aprecia un cierto incremento con el paso del tiempo. Evolucionan desde los becs a los perforadores de extremo largo o muy largo con la aparición de la cerámica.
— Los buriles, escasos, presenta diversidad en la fabricación. En el Neolítico
predominan los de golpe en plano natural o rotura.
— Las laminitas de dorso muestran porcentajes más elevados en la transición
del Epipaleolítico al Neolítico, siendo mayoritarias las piezas apuntadas de
dorso curvo y sección plana.
— Los denticulados constituyen el grupo más importante numéricamente. Son
variables en cuanto al tipo, al carácter del asentamiento y la época. En los
yacimientos de tradición geométrica dominan los realizados en soporte laminar.
237 Para algunos autores (JUAN CABANILLES, 1984; 1985; 1992) la laminariedad es expresión del Neolítico Antiguo costero y, por tanto, lo aleja del Neolítico del interior.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 150). II. Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997: 359). III. Cámara
superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 66). IV. Costalena nivel revuelto, nivel c
genérico y nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 73, 64 y 62). V. Botiquería, nivel 8 (BARANDIARÁN, 1978: 100). VI. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 27). VII. Els Secans IIa y IIb (RODANÉS et
alii, 1996: 12 y 19).
241
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
— Los geométricos evolucionan homogéneamente en la sucesión cronológica.
Se sustituyen progresivamente los trapecios por los triángulos, al mismo
tiempo que aparecen formas segmentiformes (excepto en Chaves que siguen dominando los trapecios) como propiamente neolíticas (RODANÉS, et
alii 1996). Avanza el retoque en doble bisel en detrimento del abrupto. Hay
una asociación significativa entre los lados cóncavos y el retoque abrupto
con momentos epipaleolíticos. En la fase final del Epipaleolítico Reciente se
produce la aparición esporádica de tipos concretos como los triángulos tipo
Cocina o los trapecios con base menor retocada.
— El grupo de diversos está presente en todos los yacimientos, poseyendo porcentajes más importantes en Chaves, Alonso Norte y Secans.
— Las piezas mayores de retoque abrupto, los útiles compuestos, las truncaduras y las láminas simples son los conjuntos con menos evidencias.
CÆSARAUGUSTA 77
J. Juan Cabanilles (1992) aplica el llamado modelo dual, en el que fija las pautas de comportamiento de los distintos grupos de población que habitan el País
Valenciano y nuestro territorio, buscando un desarrollo paralelo a la división del
Epipaleolítico de J. Fortea para el Neolítico Antiguo: grupo de «neolíticos puros» o
corriente cultural de las Cerámicas Impresas y grupos de tradición epipaleolítica
geométrica. Esta dicotomía, a su vez, va a tener una traslación en el ámbito territorial debido a las diferentes estrategias económicas que producen «una incompatibilidad de fijación a un mismo territorio» (ibidem, 1992: 263). Sin embargo, se hace
necesaria su reconsideración con los nuevos hallazgos, como el del abrigo epipaleolítico de Peña de las Forcas II ubicado en un área considerada hasta hora propia
de los «neolíticos antiguos puros». Cronológicamente se ha buscado una correspondencia con la periodización de J. Bernabeu (1989), proponiendo que los epipaleolíticos son neolitizados en momentos más tardíos, es decir, cuando ya se
encuentran asentamientos plenamente neolíticos, favoreciendo con ello el esquema
de unas zonas más privilegiadas que otras en la precocidad de la neolitización (JUAN
CABANILLES, 1992: 265-266). No obstante las dataciones de los yacimientos bajoaragoneses apuntan lo contrario, las nuevas fechas de Forcas II para el estrato de cerámica cardial (5.020±120 a. C) la convierte en la más antigua de Aragón, a lo que
hay que sumar que la supuesta territorialidad que se incorporaba como factor discriminatorio en el modelo dual no puede sostenerse en nuestro territorio. Sin rechazar taxativamente este esquema para otras zonas, la información actual que aportan
los yacimientos invalida esta hipótesis en Aragón.
242
En una evolución cronológica de la industria lítica hay que hacer referencia a
las etapas posteriores. Los datos que se poseen son escasos, pero permiten establecer para este grupo del Bajo Aragón una continuidad (CAVA, 1986: 56-57). C. Mazo
y L. Montes (1992: 245) observan, en el nivel b de Pontet datado en el 3.500± 290
B.C., un aumento de formas trapezoidales con retoque abrupto, si bien advierten de
la escasez de efectivos y, por tanto, de su provisionalidad. Otro caso distinto son algunas cuevas del Alto Aragón, ya que en ellas el número de elementos líticos son
mínimos y no permiten crear ningún esquema evolutivo. J. Juan Cabanilles (1992:
266) reconoce la dificultad que se surge al intentar dilucidar a qué grupos pertenecen los yacimientos de cronologías más avanzadas, ya que el componente industrial
es muy semejante al comenzar la confusión entre ambas tradiciones.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 39). II. Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997: 359).
III. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 65). IV. Chaves (BALDELLOU et
alii, 1989: 152). V. Costalena, nivel c2 y nivel c1 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b). VI. Els Secans IIa
y IIb (RODANÉS et alii, 1996: 12 y 20). VII. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 27). VIII. Botiquería,
nivel 6 y nivel 8 (BARANDIARÁN, 1978: 92 y 100).
243
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La materia prima no ha sido muy tratada, por ahora solo contamos con el
estudio realizado en Secans (RODANÉS et alii, 1996: 38-67) y en las Cámaras superiores del Moro de Olvena (MANDADO y TILO, 1995: 87-103). En Secans las características de los elementos de sílex han permitido plantear varias áreas de afloramiento: por un lado el propio cauce del Matarraña, por otro el valle medio del Algas
o la cabecera del Matarraña y el Algas y, por último, los Monegros para los sílex de
facies Garum. Estos tres focos constituyen un área entre 15 y 25 km, por lo que se
ha planteado que las labores de desbaste, troceado, e incluso, algunos tipos se llevaban a cabo en los propios afloramientos. Igualmente la propia situación geográfica de Olvena favorece que las materias primas para la elaboración de esta industria se hayan extraído de la confluencia del Ésera y del Cinca, estando en un límite
entre los 5 y 30 km. Tan sólo se puede señalar el origen alóctono en un hachita de
fibrolita y algunos fragmentos de gabro, que parece situarse en el Pirineo leridano.
A la espera del correspondiente estudio general de todos los yacimientos se
puede decir que estos objetos se realizan predominantemente en sílex de diversa
calidad. También aparecen elementos, aunque los menos, realizados en cuarcita.
Destaca en algunos yacimientos la presencia de fragmentos de cristal de roca, generalmente en forma de lascas o laminitas (el Forcón), algunas de ellas retocadas
(Chaves) o en bruto (Costalena) e, incluso, núcleos (Chaves). También se carece de
estudios de huellas de uso y, únicamente, se puede hacer referencia a las distintas
citas de cada investigador relacionadas, en general, con la presencia de pátina de
cereal en láminas o microlitos.
Un bloque distinto dentro de la industria lítica lo componen los útiles pulimentados, los molinos y volanderas o percutores, que tampoco han sido analizados y de los que sólo se conocen las enumeraciones realizadas en los distintos informes. A pesar de que su número no es excesivo, sí que aportan una información significativa en cuanto a las posibles funciones económicas que se desarrollaban en
cada uno de los asentamientos.
Por último abordar la problemática de los talleres de sílex, a los que tantas
veces se ha atribuido una cronología neolítica, sería demasiado arduo por lo prolífico de la literatura existente y por la falta de concreción sobre la misma. Es más
oportuno remitir a los trabajos de J. Barandiarán y A. Cava (1985: 51-53; 1989b:
151-153) en los que además de analizar este tipo de ocupaciones y la ambigüedad
terminológica con que habitualmente son tratados, proponen como dataciones
más adecuadas en la cuenca del Ebro el periodo comprendido entre el Eneolítico y
la Edad del Bronce.
CÆSARAUGUSTA 77
• La industria ósea
244
Se puede definir como «...todo objeto resultado de una elaboración intencionada en cualquier materia dura de procedencia animal y que transforma en mayor
o menor grado su morfología natural...» (RODANÉS, 1987: 31). Esta definición engloba distintos tipos de elementos muy dispares, por lo que nos ha parecido más clara
la exclusión de los elementos de adorno para tratarlos en un nuevo apartado que
incluya los óseos y los fabricados en otras materias primas. La industria ósea aragonesa ha sido estudiada por distintos autores y, en especial, por J. Mª Rodanés
(1987).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 77). II. Chaves (BALDELLOU et
alii, 1989: 158-159). III. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 38).
245
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Desde el principio llama la atención el escaso número de efectivos hallado sí
lo comparamos con los de otras áreas peninsulares, como el área levantina, aunque
esto también ocurre en el sur de Francia y en Cataluña. La deficiencia de restos se
agudiza en los asentamientos del Bajo Aragón, llegando a una nula representación
en algunos de ellos.
Las piezas encontradas se incluyen sin lugar a dudas entre los tipos que se consideran universales en el Neolítico. Uno de los más destacados son los punzones de
la familia de los apuntados. Su aparición a partir del Neolítico se ha intentado
explicar a través de distintas hipótesis que enlazan con los cambios económicos y
sociales: como sustitutivo de la industria lítica (GUILAINE et alii, 1984: 92), para
decorar las vasijas (PAÇO, 1960: 106) o bien para actividades textiles (RAMOS MILLÁN,
1981: 243). Posiblemente no sea sólo una de estas versiones la válida, sino que su
utilidad fuese polivalente. Otro cambio notable se produce en la materia prima,
obteniéndose sobre todo de los metapodios de especies domésticas (ovicápridos),
siendo muy escasos los que se fabrican en astas. Estas características perdurarán en
etapas posteriores sin que se aprecien modificaciones significativas a no ser desde el
punto de vista cuantitativo, por lo que la información cronocultural que aportan es
mínima (RODANÉS, 1987: 65-68). Este tipo se ha localizado en la mayor parte de las
cuevas oscenses, las Torrazas, en el nivel c1 de la Costalena y en Alonso Norte, siendo en los dos últimos el único objeto de elementos activos que se conserva.
Esta familia carece de los denominados grupos: alfileres, puntas de lanza y piezas apuntadas. No por ello hay que descartar nuevos hallazgos, puesto que se
encuentran en yacimientos coetáneos de otras áreas de la Península y de Europa
(RODANÉS, 1987: 78 y 95). En cuanto a los biapuntados el único ejemplar conocido
es el de la Espluga de la Puyascada, por lo que su significación queda a la espectativa (ibidem, 1987: 79-83).
Perteneciente a la familia de los compuestos se ha localizado en Chaves el
denominado tipo punzón-espátula. La doble función está bien definida a través de
su nomenclatura. Cronológicamente, no se puede circunscribir sólo a momentos
neolíticos ya que perdura hasta el Bronce Final. En cambio están ausentes tipos
característicos del Neolítico como arpones o agujas rectas. Lo mismo sucede con la
familia de los diversos y, en concreto, con el grupo de mangos (ibidem, 1987: 169,
176-179).
CÆSARAUGUSTA 77
Los biselados también tienen una representación reducida, aunque este es un
hecho general en todas las épocas. Sólo aparecen dos piezas que se incluyen en el
tipo de las cuñas (Chaves y la Puyascada) (ibidem, 1987: 105-110).
246
Las espátulas, elaboradas sobre costillas de bóvido y ovicáprido, se integran en
la familia de los redondeados-romos. Están presentes en Chaves, sin embargo no
sirve de indicador crono-cultural (ibidem, 1987: 113). También hay un ejemplo
intermedio, entre espátula o cuchara, en el nivel Ib de Chaves (BALDELLOU et alii,
1989: 108).
Uno de los grupos más interesantes y con gran desarrollo en este periodo, es el
de las cucharas, a través de dos ejemplares en el nivel inferior de la Puyascada y otras
inéditas en Chaves. Su aspecto algo atípico ha servido de argumento para atribuirle una menor antigüedad que las encontradas en el Levante español en momentos
cardiales (BALDELLOU, 1982b: 175). Este grupo desaparece en etapas más evolucio-
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
I. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 34). II. Alonso Norte (VV.AA., 1989: 9).
III. Forcas II (UTRILLA y MAZO, 1997: 357). IV. Costalena, nivel c2 (BARANDIARÁN y CAVA, 1989b:
49). V. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 187-188; BALDELLOU et
alii, 1989: 115). VI. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 121 y 119; RODANÉS, 1987: L. 4).
247
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
248
I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 119 y 121; RODANÉS, 1987: L. 24). II. Cámara Superior de
Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 188). III. Espluga de la Puyascada (RODANÉS, 1987:
L. 3; BALDELLOU, 1987a: 37).
Por último, dentro de la familia de los denticulados, hay que mencionar el
fragmento de gradina o peine de alfarero de Chaves. Este elemento ha sido documentado en distintas cuevas de la Península en contextos de cerámicas impresas y
cardiales, de ahí que su denominación haga alusión directa a la funcionalidad (ibidem, 1987: 123).
• Los elementos de adorno
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
nadas del Neolítico en la zona levantina, sin que se detecten las cucharas de barro
descubiertas en Andalucía. B. Martí (1982: 99) considera que son elementos «ex
novo», aunque no todos están de acuerdo (APARICIO, 1982: 89). Sin poder afirmar
la existencia de cucharas de barro, como en el área andaluza, el hallazgo de mangos en Chaves podrían indicar indirectamente esta presencia. El otro grupo es el de
las paletas que está presente en el nivel Ib de Chaves, con evidentes paralelos nuevamente en el litoral valenciano (RODANÉS, 1987: 114-117).
Elementos de adorno en hueso.
I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 126, 131 y 142). II. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU
y UTRILLA, 1995 dir.: 214). III. Espluga de la Puyascada (BALDELLOU, 1987a: 34).
CÆSARAUGUSTA 77
El análisis anterior se completa con el estudio de los objetos denominados
pasivos, pero en la fabricación de adornos no sólo se utiliza como materia prima el
hueso, asta o concha, sino que muchas veces son elaborados en piedra de diferente calidad y propiedades. Los objetos que habitualmente se construyen son cuentas
o colgantes, si bien aparecen otros a los que se les atribuye carácter más excepcional como la anilla de mármol pulimentada hallada en el nivel Ia de Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 141). De manera ocasional pueden aparecer otras materias primas, como los nódulos de hierro del Torrollón I.
249
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En cuanto a los adornos realizados en hueso, hay que mencionar la presencia
de un único ejemplar de tubo cilíndrico sin decoración en el nivel Ia de Chaves (ibidem, 1989: 126). Estos parecen cronológicamente desde momentos Paleolíticos hasta
etapas posteriores al Neolítico. Se encuentran paralelos en yacimientos coetáneos
del Levante y Andalucía.
Más abundantes son si cabe los anillos, así como innumerables los símiles valencianos y andaluces que se pueden señalar de este objeto innovador, puesto que
su aparición se produce en estos momentos. Entre los ejemplares procedentes de
Chaves destaca uno perfectamente pulimentado y de sección circular, encontrado
en el dedo anular del cadáver enterrado en la misma cueva (RODANÉS, 1987: 131).
La técnica de fabricación la conocemos a través una diáfisis con el extremo trabajado para la obtención de estos anillos encontrada en Chaves (BALDELLOU et alii, 1989:
142).
Una vez más Chaves aporta un singular objeto de estudio. Un posible brazalete fabricado por abrasión y pulimento, probablemente sobre una costilla u omoplato de un bóvido. Presenta cinco perforaciones y decoración incisa de motivos
geométricos distribuidos en bandas paralelas. Su característica más destacada es la
ausencia de paralelos, lo que ha llevado a afirmar que se trata de una creación propia del lugar (BALDELLOU y RODANÉS, 1989: 29-32). A pesar de este singular hallazgo, en Aragón todavía no se han hallado los brazaletes de pectúnculo tan característicos de las zonas costeras durante el Neolítico e incluso el Eneolítico. Los dos
únicos testimonios son: un fragmento en una de las colecciones particulares del
Moro de Olvena y otro calcinado de las cuevas de superiores del Moro de Olvena,
por lo que ninguno se puede situar cronológicamente. Presentes, pero en reducido
número, están los realizados en piedra: en El Torrollón I se encontraron dos brazaletes sin decorar. Típicos en el Neolítico Antiguo valenciano (MARTÍ y JUAN
CABANILLES, 1987: 56) no han aparecido todavía en otros yacimientos aragoneses,
aunque sí que existen paralelos en zonas próximas como el sur de Francia y Cataluña.
CÆSARAUGUSTA 77
Otro grupo habitualmente numeroso es el de las cuentas, especialmente las
denominadas discoideas, que pueden ser realizadas en hueso, asta o concha. Son
comunes en todo el territorio español y el Mediterráneo occidental (RODANÉS, 1987:
139). No sólo están representadas en Chaves sino también en las cámaras superiores del Moro de Olvena, por mencionar los más significativos238. Las mismas propiedades se dan en las cuentas de dentalium, localizadas en Chaves, la Costalena, el
Forcón y Olvena239.
250
La utilización de piezas dentarias como colgantes es común a la mayor parte
de las civilizaciones prehistóricas, la suspensión de las mismas se realiza por perforación o a través de entalles. Están presente en la cámara superior del Moro de
Olvena, en la Espluga de la Puyascada y en los niveles neolíticos de Chaves se han
encontrado tanto caninos como colmillos (ibidem, 1987: 151).
En la cámara superior del Moro de Olvena han aparecido dos colgantes-placa
en hueso: uno de ellos del subtipo rectangular y otro oval, ambos con dos perfora-
238 RODANÉS, 1987; ALDAY, 1995: 195.
239 Ibidem, 1987: 144; BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 108-109; BALDELLOU, 1983b: 158; ALDAY, 1995: 197.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Elementos de adorno en piedra.
I. Chaves (BALDELLOU et alii, 1989: 136 y 141). II. Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y
UTRILLA, 1995 dir.: 211-212). III. El Torrollón (REY y RAMÓN, 1992: Lámina IV).
En el Neolítico Antiguo existe una gran variedad de elementos marinos que se
emplean para crear estos objetos. Uno de los más numerosos es el molusco, generalmente gasterópodo, con perforaciones que han podido realizarse de forma natural o artificial. Algunos autores han intentado ver en estos adornos un carácter mágico o apotropaico. El tipo de concha empleado en su elaboración, ya desde momentos epipaleolíticos, es muy variado. La clase más representada es la Columbella rustica (RODANÉS, 1987: 152-153), como demuestra la treintena localizada en La Costa-
CÆSARAUGUSTA 77
ciones y sin decoración (BALDELLOU et alii, 1989: 132-133). Cronológicamente son
escasos los objetos análogos, aunque se rastrean en el sur de Francia alcanzando su
máximo desarrollo en el Eneolítico y la Edad del Bronce (RODANÉS, 1989: 150). A
pesar de la clara datación de esta cueva, no se puede asegurar que las piezas pertenezcan al Neolítico, ya que también se encontraron elementos campaniformes y de
la Edad del Bronce. Asimismo en el nivel Ib de Chaves apareció un colgante-placa
oval confeccionado en concha con una sola perforación y unas pequeñas incisiones
en la parte inferior (BALDELLOU et alii, 1989: 135).
251
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
lena240, o en Botiquería241. Se debe incluir en este grupo, aunque no se haya podido
identificar el tipo de concha, el único colgante pulido con perforación bipolar
encontrado en Alonso Norte242. De aspecto semejante es también una cuenta del
nivel Ib de Chaves243. Hay que hacer una alusión especial a la presencia de conchas
de cardium, algunas veces perforadas como en Chaves, y otras no como en Costalena
o en las cámaras superiores del Moro de Olvena y la Espluga de la Puyascada. En
estos dos últimos asentamientos contrasta más, al carecer de cerámicas cardiales,
por lo que la función de estas conchas sin perforación, hoy por hoy, nos es desconocida.
Ya se ha dicho que otra materia prima muy utilizada en la elaboración de
adornos es la piedra. En las cámaras superiores del Moro de Olvena destacan el gran
número de cuentas de calaíta, fusiformes o triangulares. Parecen proceder de la
mina catalana de Can Tintorer (EDO et alii, 1992: 361-373; VILLALBA et alii, 1986;
1989: 13-24). Este dato vuelve a plantear el problema cronológico del yacimiento,
puesto que los inicios de la explotación de la mina se han datado en torno al 3.8003.500 a. C. por comparación con las fechas obtenidas en la Cueva de San Sadurni,
situando su mayor apogeo en el Neolítico Medio. Por tanto, la fecha de 4.600 a. C.
de Olvena resulta a todas luces antigua y concordaría mejor con la datación obtenida para el nivel de la cámara inferior, lo que nos lleva a sugerir una utilización de
las cámaras (inferior y superior) con esta cronología del 3.210 a. C., confirmando la
remoción que han sufrido las cámaras superiores. Sin embargo, las cuentas también
podrían pertenecer a la etapa Calcolítica documentada en las cámaras superiores.
Por otra parte, esta última tesis podría ser descartada si se tiene en cuenta el hallazgo de una cuenta de varascita —aunque todavía sin estudio— en el nivel 1a de
Chaves enmarcado en el V milenio a. C.
Las cuentas realizadas en calaíta no son las únicas que aparecen en estos contextos y tampoco su morfología es exclusiva, aunque sí la más habitual. Se han localizado realizadas en piedras duras, todavía sin identificar, con formas cilíndricas,
discoideas, etc. como las de la cámara superior del Moro de Olvena244 o El Forcón245
entre otras. Por su singularidad aludiremos al hallazgo en el Torrollón de un colgante en nódulo de hierro246.
CÆSARAUGUSTA 77
Perteneciendo al grupo de objetos pasivos dentro de la industria ósea, pero sin
que se puedan definir como elementos propiamente de adorno, están una serie de
piezas encontradas en distintos yacimientos cuya finalidad está todavía por confirmar. Se incluirían dentro de la familia de los diversos, en el grupo de piezas decoradas no reconocibles, de la tipología de J. Mª Rodanés (1987: 181). Son dos fragmentos de asta de la Espluga de la Puyascada con incisiones a modo de marcas de
caza y dos pequeños fragmentos de hueso con decoración circular hallados en
Gabasa 5. Estas piezas son poco significativas, principalmente por que están muy
252
240 BARANDIARÁN y CAVA, 1989b: 109.
241 BARANDIARÁN, 1978: 124-126.
242 BENAVENTE y ANDRÉS, 1989: 38.
243 BALDELLOU, et alii, 1989: 136.
244 BALDELLOU et alii, 1989: 135.
245 BALDELLOU, 1983b: 158.
246 REY y RAMÓN, 1992: 309-310.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Elementos de adorno en concha.
Cámara Superior de Olvena (BALDELLOU y UTRILLA, 1995 dir.: 214; BALDELLOU et alii, 1989: 134).
fragmentadas y no aportan información de interés, ni cronológica ni cultural (ibidem, 1987: 183).
En otro plano hay que mencionar el fragmento proximal de la segunda falange de un ciervo, que presenta una serie de muescas. Localizado en el nivel 6 de
Botiquería dels Moros, es interpretado por J. Barandiarán (1978: 98), aunque con
reservas, como parte de un supuesto ídolo. Por el momento se carece de paralelos
en el Valle del Ebro, ya que los más cercanos se sitúan en momentos finales del
Neolítico y Calcolítico.
Por último decir, que son estos elementos más que cualquier otro de la cultura material los que nos hacen entrar de lleno en el complejo campo de las redes de
intercambio y/o comercio, que se desarrollaron evidentemente en estos momentos,
pero su estudio supera ampliamente las pretensiones de este trabajo.
• Varios
Común a varios yacimientos son los cantos rodados impregnados de ocre. La
mayor concentración se produce en Chaves, destacando los que se localizaron en
torno a los hogares, posiblemente porque el trabajo se realizaría alrededor del fuego. Estos cantos son de fácil obtención en Chaves, Olvena o Pontet, que son los asentamientos que hasta ahora han aportado estas evidencias. Su utilidad todavía no
está identificada. V. Baldellou considera que algunos tendrían una finalidad ornamental (BALDELLOU et alii 1989: 147). También podría explicarse como útil para pulverizar el ocre, condición necesaria para el trabajo del cuero, pintura, etc. Probablemente, estén directamente relacionados con los fragmentos de cerámica que pre-
CÆSARAUGUSTA 77
Existe una serie de piezas que no se pueden considerar propiamente industrias
ni constituyen un grupo homogéneo, por lo que deben ser tratadas de una forma
individualizada. En primer lugar la plaqueta grabada de Huerto Raso (BARANDIARÁN,
1976a: 222-3). Si atendemos a los paralelos italianos habría que situarlo en momentos algo más recientes dentro del Neolítico (CORNAGGIA, 1956: 143-56), pero si
aceptamos la opinión de J. Fortea (1973) para el área valenciana habría que relacionarla con los grupos del Epipaleolítico geométrico, a pesar de que la secuencia
estratigráfica carece de niveles anteriores al Neolítico.
253
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
sentan restos de ocre en sus paredes, puesto que podrían ser los contenedores del
mineral una vez triturado.
En este apartado destaca un fragmento de esferoide con perforación bipolar
fabricado en piedra dura, seguramente caliza, encontrado en Alonso Norte (BENAVENTE y ANDRÉS, 1989: 37), que conecta con los pesos que situaban en los denominados palos cavadores encontrados en el área mediterránea (MARTÍ y JUAN CABANILLES, 1987: 57), indicando claramente la existencia de labores agrícolas en el yacimiento. Quizás la misma utilidad tendría el fragmento de piedra semicircular con
perforación central encontrado en Chaves por J. Abad (1970: 5) que define como
una maza de piedra; y aunque no tan claro con el posible esferoide hallado en
superficie en Botiquería del Moros (VALLESPÍ, 1959: 11).
Resultan llamativas las bolas naturales de goethita de Botiquería dels Moros,
Costalena y Pontet. Son interpretadas como proyectiles para cazar. La materia prima
son los cantos del río, con una selección en las dimensiones y formas (BARANDIARÁN,
1978: 127; BARANDIARÁN y CAVA, 1992: 109; MONTES y MAZO, 1986: 243-244).
3.2. Los ecosistemas
La aplicación en Prehistoria de determinados avances científicos ha permitido
la investigación de aspectos poco conocidos. Se han centrado principalmente en los
ecosistemas, aportando datos de interés sobre el medio ambiente que rodeaba a los
pobladores antiguos. Múltiples son las ciencias y las técnicas que se pueden utilizar
para conocer los datos más significativos, pero nos vamos a centrar en los análisis
realizados en los asentamientos neolíticos aragoneses. Esta documentación ha dado
a conocer de una forma más fiable la flora y la fauna de la época y, con ello, la contribución del hombre en la alteración del medio ambiente existente.
CÆSARAUGUSTA 77
Al inicio del Holoceno se produce la individualización del Mediterráneo. En la
fase cálida y relativamente seca del Boreal los bosques se instalan sólidamente en
toda Europa, siendo los árboles más significativos el Pinus silvestris (para la zona
occidental) y Betula. Comienzan las modificaciones que permiten pasar de una formación principalmente estépica a un bosque cerrado. Las diferencias regionales
parecen estar muy marcadas hasta la instalación definitiva de los robles y olmos. En
algunas zonas del Mediterráneo se observa un incremento de las especies mediterráneas en detrimento de las higrófilas. El límite superior de este período queda fijado para Europa Occidental hacia el 5.500 a. C. (LÓPEZ, 1978: 10).
254
El fuerte retroceso del pino y un aumento considerable del Alnus glutinosa L.
van a ser las características más destacadas de la siguiente fase: el Atlántico. En general se acepta que es un periodo de más humedad y temperaturas más altas (FUMANAL, 1986: 183-190). El pino sigue siendo abundante en zonas de montaña como
los Pirineos, pero factores regionales harán que se produzcan peculiaridades: la presencia del Pinus uncinata en los Pirineos y del Pinus pinaster en la zonas meridionales con influencia marina. Pero quizá sean las fluctuaciones del avellano las que permiten unas dataciones más concretas. Otra alteración importante en esta fase es el
retroceso de la cobertera vegetal como consecuencia del inicio de la agricultura,
principalmente de cereales. No sólo se atestigua por la presencia de estos pólenes,
sino también por otras plantas que los acompañan como el Plantago, Rumex,
Chenopodiáceas y Compuestas.
En el territorio aragonés el clima característico es el mediterráneo, aunque no es
homogéneo. La climatología está en función de su situación interior en una cuenca
cerrada que impide la penetración de influencias suavizadoras, haciendo que las
temperaturas oscilen entre extremos muy acusados para su carácter mediterráneo.
Los problemas de deforestación están atestiguados desde antiguo y conllevaron el fin
de las formaciones de Juniperus thurifera, Rosmarino Ericion y Gypsophilion. En la
Depresión del Ebro se han constatado tres pisos vegetales: 1.º piso de sabina albar
que corresponde a un clima estepario (350-400 m. s.n.m.); 2.º piso de pino carrasco y coscoja con un clima semiárido (400-700 m. s.n.m.); 3.º piso de encina con
clima submontano (por encima de los 700 m. s.n.m.) (ibidem, 1992: 235; STEVENSON
et alii, 1993: 151).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Este periodo puede subdividirse en dos fases: la primera caracterizada por la
rápida subida del aliso, el robledal mixto y el máximo del avellano en regiones de
llanura o de baja altitud; y la segunda etapa, que tendrá su inicio hacia el 3.000 a. C.,
revela una regresión de los Tilia y Ulmus campestris. Las regiones mediterráneas aparecen más deforestadas que el resto por las oscilaciones climáticas. P. López (1978:
11) sugiere que la flora actual se instalaría a finales de este periodo.
La región mejor conocida es el Bajo Aragón. Las zonas más elevadas poseen
pinus halepnesis, el resto, a excepción de la vega del Ebro, presenta una vegetación
poco densa de arbustos verde-grisáceo y gramíneas xéricas, que reflejan las difíciles
condiciones de aprovisionamiento de agua. La sabina albar, adecuada a los rigores
climáticos, debió dominar la cubeta central del Ebro junto con Juniperus phoenicea,
Asparagus acutifolius y Ephedra nebrodensis. El olivar está representado por una especie con aceituna pequeña y resistente al frío. (LÓPEZ, 1992: 235-236).
En el Pirineo se conocen las peculiaridades de la etapa Atlántica a través de
un estudio de turberas realizado en el Valle de Tena (MARTÍ y MENÉNDEZ, 1977). El
pino y el abeto son las especies arbóreas dominantes. Este último es sustituido
posteriormente por el Quercentum mixtum. El pino sufrirá con el paso del tiempo
una cierta disminución en favor de especies herbáceas como las Cyperáceas,
Filáceas, Compuestas, Ericáceas y Gramíneas. En cambio el Prepirineo carece de
estudios de vegetación holocena por lo que hay que remitirse a la vegetación
actual247.
• Análisis polínicos
El paisaje que perfilan es de tipo mediterráneo menos degradado que en la
actualidad y en el que la acción del hombre aparece clara en el muestreo. Es una
247 Ver Marco geográfico: la Vegetación (págs. 37-38).
248 Se han realizado análisis polínicos en Botiquería dels Moros, Els Secans, Pontet y Alonso Norte,
todos ellos realizados por P. López (1992: 236-238; LÓPEZ y LÓPEZ, 1996) y el último además cuenta con otro análisis de J. Mª Blasco (1989: 63-64). Se ha incluido en el Catálogo de yacimientos un
breve resumen de los análisis polínicos individualizadamente.
CÆSARAUGUSTA 77
Si bien no se ha estudiado el polen y la fauna en todos los asentamientos catalogados con excavación, la información recopilada ofrece una visión global a la que
todavía falta añadir los particularismos, siendo el conjunto del Bajo Aragón el que
mayor número de datos aporta palinológicamente248.
255
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
vegetación de parque abierto con cierta humedad, probablemente debida a la cercanía del río en la mayoría de ellos. En general el polen arbóreo presenta altos porcentajes, aunque en Alonso Norte no llega a sobrepasar el 30%. En cuanto a las
especies arbóreas destacan el Pinus t. halepensis junto con Quercus t. coccifera, Juniperus sp. Corylus y Oleáceas. Els Secans aporta más datos al apreciarse una diferencia
atendiendo al desarrollo de los pinos y el descenso de algunos arbustos. En un primer momento está el pino acompañado de especies más humedas como sauces
—que también aparecen en El Pontet—, álamos, alisos y avellanos. En cambio en
la parte inferior tiene importancia el boj y el torvisco que indican la apertura del
medio, puesto que son arbustos propios de monte bajo y bosque.
Entre las herbáceas Compuestas ligulifloras y Labiadas sobresalen por el interés que ofrecen al prehistoriador las de carácter antrópico: Rumex, Plantago, Crucíferas y Rubiáceas, entre otras. En Secans además se han atestiguado gramíneas y leguminosas junto con la presencia importantísima de dos pólenes de cereal, en un
nivel de transición Epipaleolítico-Neolítico. En este yacimiento se han documentado procesos de deforestación por incendio y paralelamente la existencia de cultivos
cerealísticos y posible regadío, pero siempre teniendo presente que el grado de antropización es muy bajo (LÓPEZ y LÓPEZ, 1996: 88). En El Pontet el hallazgo de
polen de cereal y de ruderales, llevan a plantear la existencia de una incipiente agricultura. Son significativos los valores altos de Ephedra y Cistaceas, que indican la
degradación del suelo (LÓPEZ, 1992: 236-7). A pesar de no encontrar polen de cereal en Botiquería y Alonso Norte y faltando todavía los análisis de Costalena, las
Torrazas y los Panizales, se puede sugerir el comienzo de modificaciones en la
cobertera vegetal debido a la acción humana.
En Chaves el paisaje correspondería a un bosque mixto de pinares y robledales con claros. El árbol mejor representado es el pino albar seguido de Quercus,
Juniperus y Corylus, a los que se suman otras especies de climas templados como el
tilo y el boj. En cuanto a las herbáceas destacan los porcentajes de Astaráceas ligulifloras y tubulifloras, que junto con el Plantago, Rumex, Crucíferas y Chenopodiáceas corroboran la presencia humana en el yacimiento, así como por la existencia
de gramíneas y leguminosas que ocuparían su lugar en los claros del bosque. La
actividad humana se confirma con la aparición de polen de cereal en los niveles
superiores y de esporas monoletes, que indican la degradación del bosque circundante (ibidem, 1992: 238).
CÆSARAUGUSTA 77
El nivel c5 del Moro de Olvena indica que el árbol dominante sigue siendo el
Pinus sp. asociado al Quercus, y especies mediterráneas como el Buxus y de zonas
más húmedas como el sauce y el tilo, que posteriormente desaparece. Entre las herbáceas se han encontrado Crucíferas, Juncáceas, Gramíneas y leguminosas principalmente.
256
Aunque los resultados de los yacimientos oscenses no difieren de los datos que
han aportado los del Bajo Aragón, sería pretencioso generalizar de la misma manera. El único testimonio firme de agricultura lo aporta Chaves y, si bien en Olvena
aparecen las especies antrópicas que lo acompañan no se ha atestiguado cereal. Por
otro lado, generalizar supondría trasladar las peculiaridades de un yacimiento tan
especial como Chaves al resto de la provincia. Asimismo carecemos de más información acerca de las características de este cereal y de la cantidad que supone en
relación a la muestra y, consecuentemente, de su importancia dentro de la actividad
Estos inicios agrícolas quedan reforzados por la presencia en varios yacimientos de algunos elementos que van ligados habitualmente a esta actividad o a
la recolección, como los útiles pulimentados, volanderas y molinos.
• Análisis faunísticos249
Ofrecen datos igualmente desiguales, ya que ahora será la provincia oscense la
que más evidencias muestra en comparación con el Bajo Aragón, debido a lo exiguo de los restos y a su mal estado de conservación. Únicamente, aportan información Botiquería y Costalena, ya que los restos del Pontet y Alonso Norte se pueden
calificar de anecdóticos.
Aun siendo la domesticación una de las características definitorias del Neolítico no por ello dejamos de encontrar especies salvajes cazadas. Con toda probabilidad la mayoría serían utilizadas para consumo alimenticio, pero otros animales, como los carnívoros, sugieren usos alternativos. Existen restos comunes: el
conejo (exceptuando la Puyascasda) y el ciervo, pero otros son más específicos
como el sarrio que se halla en Chaves y en la Puyascada o la cabra en los niveles
neolíticos de Costalena. Las prácticas venatorias se amplían sobre todo en Chaves
y Olvena, con una mayor variedad en los ungulados al añadir: caballo, uro, jabalí, cabra montés (únicamente en Chaves) y asno (sólo en Olvena). Además se han
encontrado en estas dos cuevas restos de otros animales, especialmente carnívoros, como lobo, zorro, oso (sólo en Chaves), lince y tejón entre otros, algunos de
los cuales no serían cazados sino que utilizarían la cueva como guarida o madriguera tras el abandono del grupo humano. Estas familias, en el volumen general
de la fauna, sólo alcanzan valores importantes (59,51%) en las cámaras superiores del Moro de Olvena, puesto que en el resto se ve superado por los domésticos250.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
económica. No por ello dejamos de tener en cuenta que se dan las condiciones
apropiadas para que la agricultura se desarrolle.
249 Han sido realizados en la provincia de Huesca por P. Mª Castaños en La Espluga de la Puyascada
(1987: 43-56), El Forcón (1983: 177-182), Chaves (1983a: 125-136 y 1993), la cámara superior y
el nivel c5 del Moro de Olvena (1991: 79-107, 1996: 139-141). A los que hay que añadir únicamente
restos de capra u ovis en Huerto Raso (BARANDIARÁN, 1976: 217-223). Se ha incluido en el Catálogo
de yacimientos un resumen individualizado de los análisis de fauna.
250 Las especies salvajes tienen los siguientes porcentajes: Forcón 20%; Espluga 5% y Chaves Ia 37,26%
y Ib 35%.
CÆSARAUGUSTA 77
En la actividad cinegética de los yacimientos oscenses se vislumbra el predominio de ejemplares adultos llegando en algunos casos a los viejos. En cambio
entre los restos de jabalí (teniendo presente su dificultad a la hora de diferenciarlo
del cerdo doméstico) no se aprecia tan claramente esa superioridad, como ocurre
en Olvena, en la que se encontró un ejemplar de tres meses, dos machos jóvenes y
dos adultos (CASTAÑOS, 1991: 93). En la mayoría se advierte una preferencia por el
consumo de ciervo, seguida según los casos por el jabalí. Sólo Olvena ofrece información en relación a las actividades que se desarrollan con la caza. Las huellas
halladas en los huesos de ciervo indican el descuartizamiento de las piezas en el
lugar de captura y el acarreo posterior de las partes que iban a servir de alimento
(ibidem, 1991: 95, 1996).
257
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Algunos autores como M. P. Uerpman (1977: 87-94) sugieren que el aumento de animales salvajes en distintos momentos neolíticos habría que ponerlo en
relación con el desarrollo del cultivo, o como B. Martí (1992: 236) que especifica
más al considerar que la existencia de depredadores y de algunos herbívoros puede
ser debida a la protección de los animales domésticos y de los cultivos, respectivamente.
El segundo grupo importante en los análisis faunísticos lo constituyen los animales domésticos. El indiscutible deterioro de los restos óseos en los yacimientos
bajoaragoneses no parece ser motivo suficiente para explicar el vacío existente en
cuanto a los animales domésticos, de los que no se ha conservado, en caso de que
los hubiera habido, ningún indicio. Esta situación concuerda con la zona levantina,
en la que yacimientos como Fosca o la cueva de la Cocina de Dos Aguas apenas
poseen especies domésticas, en contraposición a otros yacimientos como Cova de
L’Or o Cendres (MARTÍ, 1992: 236).
Las especies que convergen en los yacimientos oscenses son: cerdo (excepto en
Olvena), bóvidos y ovicápridos. Este registro se ve incrementado por la presencia en
el Forcón de un ejemplar de caballo y en el nivel Ib de Chaves de perro251. Sin
embargo, no están exentos de problemas los resultados de los análisis: en el Forcón,
que posee un 80% de domésticos frente al 20% de salvajes, hay que tener en cuenta la escasa potencia del estrato y la mezcla de niveles existentes y, consecuentemente intentar utilizar este dato para justificar la domesticación resulta bastante
arriesgado. Asimismo el 95% de animales domésticos de la Espluga de la Puyascada, pese a su interés, debe matizarse ya que la excavación no está terminada y en
alguna zona los niveles estaban revueltos, por lo que las muestras recogidas son parciales. Con un relativo escepticismo también deben contemplarse los resultados
obtenidos en Olvena, debido a lo revuelto que está el supuesto nivel intacto y a no
poder conocer con seguridad a qué época corresponden los restos de los animales
analizados.
CÆSARAUGUSTA 77
La cueva más significativa es nuevamente Chaves, que aportó un mayor número de restos en el nivel Ib que en el Ia252, pero en conjunto los porcentajes son uniformes, es decir, en ambas predominan los domésticos (nivel Ia: 62,83% y nivel Ib:
64,1%) frente a las especies salvajes que se siguen cazando. Es interesante mencionar la pequeña modificación porcentual que se percibe en relación a los ovicápridos y bóvidos entre los dos niveles. En el Ib es indiscutible la superioridad de los
primeros, pero en el Ia ésta va siendo sustituida por los segundos, anticipando con
ello la evolución que se va a producir posteriormente.
258
251 P. Arias (1992: 167 y 177) alude a que la aparición de este animal en el nivel II epipaleolítico de
Marizulo podría ser un indicio de su utilización en distintas técnicas de caza. Su posterior hallazgo
en los niveles neolíticos con escasez de fauna doméstica, le ratifican en esta hipótesis: el perro es un
animal que está vinculado a las comunidades más dependientes de la caza. B. Martín (1992b: 213;
MARTÍN y ESTEVEZ, 1992: 105) plantea que a pesar de las escasez de restos, estos animales dejan sus
huellas en algunos huesos de animales domésticos, sugiriendo con ello su papel en control del rebaños y/o compañía del hombre.
252 Hay que tener en cuenta que no se han terminado los estudios de fauna debido a la continuación
de las excavaciones y, por tanto, esta diferencia puede ser consecuencia de una mayor potencia en
uno de los niveles excavados.
La cabaña mejor representada en todos los yacimientos, al igual que en el
Neolítico Antiguo peninsular, es la ovicaprina a considerable distancia de los bóvidos y suidos. Van a ser los porcentajes de estos dos últimos tipos los que permiten
establecer diferencias cronológicas e incluso geográficas. P. Mª Castaños (1991: 83)
considera que la presencia de cerdo en Chaves lo aproxima a los del litoral Mediterráneo y, a su vez, lo separa de los asentamientos septentrionales que por ahora
carecen de estos restos. Por otro lado, es significativo el hallazgo de suidos en el
nivel c5 de Olvena (ausente en las cámaras superiores) y en la Puyascada, ambas
con fechas más reciente. Esta información le lleva a proponer «al valle del Ebro
como una de las zonas de penetración de la domesticación a partir de las regiones
costeras mediterráneas a la vez que apunta la entrada más temprana del vacuno y el
ovicaprino» (ibidem y 1993).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En cuanto al posible consumo de las especies domésticas, aunque continúa la
inclinación por los ejemplares adultos se distingue una mayor presencia de jóvenes,
como muestran los bóvidos o en los porcentajes equiparados de Olvena y el Forcón,
llegando incluso al 57% en la Puyascada. De alguna forma indican un cambio en
las estrategias económicas, ya que la domesticación les permite controlar la población animal, sin la misma necesidad de selección que plantea la caza en cuanto a la
elección de sexo y edad de los ejemplos.
La avifauna tan sólo ha sido estudiada en Olvena. La existencia de distintas
especies ofrece datos significativos: como el de la corneja al asociarse a zonas de
arbolado disperso que no son frecuentes en alta montaña, el de la urraca que habita generalmente en espacios abiertos deforestados, o el del cernícalo vulgar que
suele cazar en zonas abiertas (ibidem, 1991: 104-106). Además se han detectado
otras especies como palomas, perdiz, chova piquigualda y águila.
CÆSARAUGUSTA 77
Este apartado se completa con los datos de especies acuáticas. Resalta el hallazgo de vértebras de pez en los niveles neolíticos de la Costalena y en el nivel 3 de
Botiquería. Su importancia radica en que son los únicos ejemplos en Aragón atestiguando de una forma clara la pesca en el Neolítico Antiguo. Pese a no haber sido
estudiada la malacofauna está presente en casi todos los yacimientos. El número de
restos conservados, la mayoría relacionados con ornamentos, no nos induce a pensar que sean un elemento más de la subsistencia, sino un componente de otro tipo
de actividad económica como el intercambio, prestigio... Problema aparte será la
proximidad o no de estos asentamientos al litoral para poder establecer otro tipo de
hipótesis, que se desarrollarán más adelante.
259
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
3.3. Análisis del entorno
«El nómada cazador recolector interpreta la superficie de su territorio a través de sus trayectos; el agricultor
sedentario construye su mundo en círculos concéntricos
alrededor de su granero.»
(A. Leroi-Gourhan, 1971, 316)
Los aspectos económicos del mundo prehistórico se han desarrollado en el
ámbito anglosajón desde los años 50. Consecuencia de esta corriente ha sido la evolución desde una Prehistoria cultural centrada en los problemas cronológicos, hasta
otra que muestra un mayor interés por las sociedades y las estrategias económicas,
materializándose en la proliferación de análisis concretos, sobre el polen o fauna
antes mencionados y en la elaboración de síntesis con los datos existentes en el
momento253. Sin afán de establecer una teoría económica sobre el Neolítico Antiguo
en Aragón, se ha realizado una aproximación al entorno medioambiental que verosímilmente caracterizaba la región, se refiere a la denominada base de subsistencia
y, más concretamente, a las posibilidades de explotación y consecución de los bienes de consumo que aportan los terrenos circundantes a los distintos yacimientos,
que resumiremos brevemente ya que se ha dado a conocer por Rodanés y Ramón
(1995).
Conociendo los inconvenientes, dificultades e incluso fallos de algunos de los
modelos de aprovechamiento del territorio, se ha optado por el «territorio de explotación de los yacimientos» de J. Davidson y G. N. Bailey (1984). Hay que puntualizar que no se ha buscado establecer el área de influencia del yacimiento (site cachment), sino que intentamos definir, de la forma más concreta posible, el área utilizada habitualmente por los habitantes, reconstruir los recursos alimenticios potenciales, definir la base económica de cada yacimiento y, por tanto, una parte de su
función, para desentrañar las posibles relaciones socioeconómicas entre el conjunto de yacimientos.
CÆSARAUGUSTA 77
El principal obstáculo que presenta esta investigación es poder llegar a establecer la relación existente entre los recursos potencialmente disponibles y los que realmente se explotaron (DAVIDSON y BAILEY, 1984: 26-28). A lo que hay que sumar que
la energía consumida durante el viaje y la extracción no exceda de la energía adquirida como alimento. En consecuencia el territorio será el radio máximo que permita mantener positiva la relación anterior y, por tanto, no será único sino que dependerá de la rentabilidad. El espacio y el gasto energético no son los únicos factores a
tener en cuenta, hay otras variables importantes tanto ecológicas como arqueológicas que van a condicionar el análisis (FOLEY, 1977; RODANÉS y RAMÓN, 1995: 105).
260
Concretamente en los territorios de explotación uno de los elementos más signiticativos es la topografía, ya que aunque ha sufrido escasas modificaciones a lo
largo del tiempo, es quizá la que más influye en la elección del hábitat, al condicionar las características económicas potenciales. Se hace necesario, por tanto,
253 Entre las primeras publicaciones con este enfoque dentro de la Prehistoria podemos mencionar
entre otros: GILMAN y THORNES, 1985; CLARK, 1986; BLASCO et alii, 1988; GAVILÁN, 1991; BOSCH LLORET,
1994.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
conocer la evolución del entorno desde el Holoceno254. No obstante, a priori conocemos que una orografía accidentada y de altura favorecerá la actividad cinegética
por la existencia de especies salvajes, pero también la ganadería por la riqueza de
pastos, mientras que una superficie llana será propicia para la recolección y agricultura. Aunque estos datos muestran una realidad evidente, no afirmamos que se
produzca en los yacimientos aragoneses. Todavía quedan muchas incógnitas por
resolver desde el punto de vista arqueológico, como la diferenciación entre recolección intensiva o agricultura incipiente, o hasta qué punto se puede hablar de un cambio riguroso de una base subsistencial cazadora-recolectora a otra agrícola-ganadera y no de una interrelación o mezcla entre ambas hasta alcanzar, por distintos
motivos, la plena economía de producción en otros momentos cronológicos. En
consecuencia no son sólo dos las variables (depredación/producción) las que nos
van a permitir proponer unas bases económicas, sino que son varias y sus combinaciones no mantienen siempre el mismo esquema.
El planteamiento inicial ha consistido en establecer los posibles territorios susceptibles de abastercer de recursos primarios. Desde el principio contamos con las
evidencias aportadas por los asentamientos: polen, fauna, materiales, etc., que permiten conocer a priori la existencia de una domesticación, sin olvidar que algunos
yacimientos mantienen los modos de vida de sociedades cazadoras-recolectoras e,
incluso, estas actividades continúan siendo importantes en los llamados «neolíticos plenos». En consecuencia, se intenta determinar sobre todo por qué sociedades
con estrategias económicas distintas se mantienen en el mismo nicho ecológico.
Por ello se han incluido otros asentamientos significativos para el análisis. En el
valle del Matarraña, debido a la intensidad de las prospecciones se han incorporado yacimientos cronológicamente coetáneos: La Cueva Ahumada (Maella, Zaragoza), El Serdá y el Sol de la Piñera (Fabara, Zaragoza). En la provincia de Huesca,
Fornillos I, al ser de los escasos yacimientos situados al aire libre, Las Campanas
(Aginaliu) y la cueva de las Brujas (Juseu) por su proximidad a otros asentamientos.
En estos territorios de explotación se aprecia un aumento progresivo de las
superficies que abarcan, pero no se ha podido establecer una ratio entre ellos. El
mayor incremento del área que pueden recorrer lo ofrecen los asentamientos al aire
libre (que sobrepasan el centenar de km2) y en segundo lugar los bajoaragoneses.
La mayoría de los oscenses están condicionados por el relieve abrupto en el que se
ubican, por lo que la distancia no crece con tanta facilidad.
254 De Aragón solo poseemos estudios geomorfológicos del área de Alcañiz —Alonso Norte, Las Torrazas y Los Panizales— (PEÑA y ECHEVARRÍA, 1989; 1991) y en Olvena (SANCHO y CUCHI, 1995).
CÆSARAUGUSTA 77
Se han diferenciado tres áreas dentro de cada yacimiento atendiendo al factor
tiempo: de media hora, una y dos horas, al entender que las actividades económicas están gobernadas por la ley de la disminución de los ingresos con la distancia
(THÜNEN, 1966; RODANÉS y RAMÓN, 1995: 106). Únicamente en los asentamientos al
aire libre no se ha llevado a cabo la demarcación de dos horas, ya que con los dos
primeros se obtuvieron los resultados esperados de acuerdo con las teorías en boga
(ibidem, 1995: 106).
261
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO 1/2 hora
FORCON
1,21
PUYASCADA
1,6
MIRANDA
3,22
FORCAS II
4,35
HUERTO R.
4,95
CHAVES
6
REMOSILLO
2,22
OLVENA
2,47
CAMPANAS
3,74
LAS BRUJAS
6,88
GABASA
5,32
FORNILLOS
16,51
TORROLLON
38,66
1 hora
6,63
6,42
11,76
22,53
24,32
22,03
11,49
14,17
16,66
26,49
24,06
70,66
138,2
2 horas
39,05
27,08
49,85
108,06
87,31
78,51
74,32
92,5
69,74
117,29
122,07
YACIMIENTO 1/2 hora
EL SERDA
6,66
LA PIÑERA
9,8
COSTALENA
7,23
PONTET
7,6
C.AHUMADA
7,33
1 hora
24,74
34
28,28
31,15
29,58
2 horas
111,59
125,45
104,89
115,96
109,46
YACIMIENTO 1/2 hora
A. NORTE
18
TORRAZAS
38,66
SECANS
6,34
BOTIQUERIA
6,52
1 hora
74,45
128,14
24
23,24
2 horas
103,77
100
Áreas en Km2 de cada territorio de explotación en los yacimientos de la provincia de
Huesca, Zaragoza y Teruel.
La altitud es otro factor significativo y está determinado en parte por el relieve.
Por ello los oscense se ubican en cotas altas (superiores a 450 m) y los bajoaragoneses algo por debajo (no sobrepasando los 375 m).
La orientación de los yacimientos está condicionada por un mayor aprovechamiento de las horas de sol y del poder calórico que aporta. En general varian del
Este al Suroeste, que son las más habituales en cualquier tipo de asentamiento. Tan
sólo Forcas II se sitúa en sentido Norte.
YACIMIENTO
FORCON
PUYASCADA
MIRANDA
FORCAS II
HUERTO R.
CHAVES
REMOSILLO
OLVENA
LAS CAMPANAS
LAS BRUJAS
GABASA
FORNILLOS
TORROLLON
altitud
1300
1320
880
480
625
663
460
450
700-800
760
780
500
434
orientación
SW
SW
SW
N
W
E
E
NW-E
NE
E
E
S
SW
YACIMIENTO
EL SERDA
LA PIÑERA
COSTALENA
PONTET
C. AHUMADA
altitud
200
240
230
300
330
orientación
SE
S
SW
W-SE
S
YACIMIENTO
TORRAZAS
A. NORTE
SECANS
BOTIQUERIA
altitud
360
375
310-320
330
orientación
E
SW
E
E
CÆSARAUGUSTA 77
Tabla de altitud de los yacimientos de la provincia de Huesca, Zaragoza y Teruel,
en m. s.n.m. y orientación.
262
Para la subsistencia de un grupo es imprescindible la proximidad o disponibilidad de agua. Como se aprecia en los mapas los recursos acuíferos que poseen son
notorios y cercanos. Además es importante conocer el régimen de humedad, ya que
influye directamente en la rentabilidad y posibilidad de distintos cultivos o presencia de algunas especies, pero como se ha comentado todas las zonas presenta actualmente una mayor desertización que en el Neolítico.
Las posibilidades de comunicación y el control del entorno son otros factores
a tener en cuenta. Su ubicación en las cuencas de ríos importantes, que actúan como
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
Desplazamientos de 1/2 y 1 hora desde cada asentamiento del valle del Matarraña.
263
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
vías naturales de comunicación, va a favorecer la existencia de desplazamientos
entre los yacimientos, hacia la costa y al interior, sin que podamos determinar por
ahora la dirección del flujo. Es evidente, por tanto, las inmejorables condiciones de
estos yacimientos para establecer intercambio o relaciones con otros grupos de zonas próximas o incluso alejadas.
La utilización del suelo es sin duda el aspecto más significativo en el análisis
territorial255. Se ha definido el espacio atendiendo a las posibilidades de uso: bosques, pastizal, áreas cultivables e improductivo (RODANÉS y RAMÓN, 1995: 108).
YACIMIENTO
FORNILLOS
TORROLLON
TORRAZAS
A. NORTE
BOSQUE
5,77
3,34
CULTIVO
70,93
83,65
75,61
70,17
PASTIZAL
27,44
10,58
13,50
29,83
IMPROD.
1,64
7,55
Porcentajes de utilización del suelo en el territorio de 1/2 hora.
El territorio de media hora sólo se ha aplicado a los yacimientos al aire libre,
ya que la amplitud de su superficie es lo suficientemente amplia como para plantear un uso mayor que el del avituallamiento de elementos secundarios. Las características del suelo, la aridez y el rigor del clima, principalmente en invierno, implican un exiguo periodo vegetativo. La existencia de sales solubles y yesos en las zonas
endorreicas de difícil desagüe, hace que las especies (matorrales halófilos) estén
adaptadas a estas condiciones y nunca estuvieran cubiertas de bosque. En consecuencia una presumible explotación ganadera, tendría que haber sido de pastoreo
estacional y necesitaría fuertes reservas alimenticias en invierno u obligaría a la
trashumancia. Menos dificultades se encuentran para el desarrollo de la agricultura, ya que más del 70% corresponde a terreno cultivable.
CÆSARAUGUSTA 77
En general todos los yacimientos oscenses poseen una gran parte del área de
explotación de una hora, por no decir casi la totalidad (Forcón o Puyascada), de terreno no apto para el cultivo, en los del Bajo Aragón la extensión es aproximadamente del 50%, mientras que en los asentamientos al aire libre el porcentaje es
más reducido. El pastizal/matorral, en algunas zonas como el valle del Matarraña,
la Puyascada y el Forcón presenta especies herbáceas espontáneas (gramíneas y
leguminosas) importantes para la ganadería, ya que favorecen el pastoreo estacional. Todos muestran espacios necesarios para el aprovisionamiento no sólo de caza
o de pasto para ganado doméstico, en caso de que lo tuvieran, sino también de
otro tipo de elementos de carácter secundario pero no por ello menos importantes como leña o frutos silvestres. Las características de éste, con o sin arbolado,
favorecen el pastoreo temporal, es decir, de otoño y primavera, principalmente de
ganado lanar.
264
255 La descripción de cada área se ha realizado con los mapas de cultivos y aprovechamientos del
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a escala 1:50.000 y, en el caso de no existir, a escala 1:200.000. Estos mapas fueron publicados en diversos años desde finales de los años 70 hasta
1985 el de la provincia de Teruel. En las conclusiones se ha tenido en cuenta la coetaneidad de la
información utilizada, y las escasas matizaciones que se han podido incorporar gracias a algunos
estudios, como los de P. López (1992: 236-240). No obstante, parte de los datos son incuestionables como el de las zonas improductivas por sus características biogeográficas.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
Mapa de aprovechamiento del suelo de los yacimientos del valle del Matarraña.
265
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO BOSQUE
FORCON
33,48
PUYASCADA
32,09
MIRANDA
72,96
FORCAS II
14,07
HUERTO R.
25,70
CHAVES
4,63
REMOSILLO
34,64
OLVENA
10,09
CAMPANAS
37,21
LAS BRUJAS
23,10
GABASA
25,81
FORNILLOS
0,88
TORROLLON
2,05
EL SERDA
9,66
LA PIÑERA
2,32
COSTALENA
17,01
C.AHUMADA
13,31
TORRAZAS
1,49
A. NORTE
0,67
PONTET
13,87
SECANS
18,63
BOTIQUERIA
19,10
CULTIVO
1,81
0,00
13,52
33,29
21,38
7,44
7,57
15,46
4,50
24,39
24,11
75,15
81,22
37,67
40,71
48,09
54,80
69,41
67,07
52,49
48,25
50,00
PASTIZAL
62,75
67,91
12,93
43,01
51,15
87,93
57,01
62,03
57,74
52,51
50,08
21,74
16,73
51,29
55,32
30,62
30,16
26,53
29,70
32,42
32,50
30,25
IMPRODUC.
1,96
0,60
9,63
1,77
0,78
12,42
0,54
2,24
1,37
1,65
4,28
1,21
2,55
2,57
1,22
0,63
0,65
Porcentaje de la utilización del suelo en el territorio de 1 hora.
CÆSARAUGUSTA 77
En los recorridos de dos horas la relación áreas no productivas/cultivables, se
ha suavizado sobre todo en el valle del Matarraña. El cambio más significativo es el
aumento de los terrenos que pueden dedicarse a labores agrícolas/recolectoras, incremento que también se produce en los yacimientos epipaleolíticos.
266
Retomando los datos expuestos se advierten varias cuestiones ya conocidas
(RODANÉS y RAMÓN, 1995: 111-114). Las condiciones medioambientales que poseía
el valle del Matarraña en época epipaleolítica eran lo suficientemente buenas como
para continuar su ocupación en el Neolítico e, incluso, en etapas posteriores como se
ha documentado. El ecosistema era el adecuado para permitir un poblamiento prolongado e ininterrumpido, ya que potencialmente poseía las características necesarias para permitir un cambio en las estrategias económicas sin un desplazamiento del territorio. Se puede concluir que los supuestos modelos económicos que
plantean cambios profundos en las estrategias de subsistencia entre las dos sociedades: cazadores-recolectores y agrícolas-ganaderos, no implican desde el punto de
vista del nicho ecológico ninguna transformación, lo que no quiere decir que no se
abandonen, total o parcialmente, las formas anteriores de subsistencia. No obstante, los datos aportados por el momento no nos aseguran la existencia de una agricultura, ya que su diferenciación con la recolección intensiva es difícil. Pero quizás
el cambio más significativo sea ese paso a la recolección intensiva, que con el tiempo conllevará el desarrollo de una actividad productiva.
Otra cuestión importante es el solapamiento de territorios de explotación que
se produce entre distintos asentamientos. En primer lugar las áreas de El Sol de la
Piñera y el Serdá, que resulta irrelevante si se acepta la superposición cronológica de
ambos yacimientos (FORTEA, 1973: 397-400; VALLESPÍ, 1960). El Sol de la Piñera presenta un territorio algo más amplio que El Serdá, y podría deberse a necesidades subsistenciales diferentes. Una sociedad cazadora-recolectora epipaleolótica buscaría
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
Desplazamientos de 1/2, 1 y 2 h. desde cada asentamiento del río Ésera y Cinca, con curvas
cada 100 metros.
267
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO BOSQUE
FORCON
22,05
PUYASCADA
45,13
MIRANDA
55,55
FORCAS II
19,24
HUERTO R.
17,12
CHAVES
8,37
REMOSILLO
21,70
OLVENA
23,57
CAMPANAS
24,36
LAS BRUJAS
30,60
GABASA
37,24
EL SERDA
7,03
LA PIÑERA
6,74
COSTALENA
24,35
C.AHUMADA
25,79
PONTET
25,27
SECANS
29,09
BOTIQUERIA
35,10
CULTIVO
13,65
3,80
19,40
34,74
12,89
15,74
17,88
28,90
9,42
23,34
32,90
43,99
44,86
56,86
50,10
50,85
50,31
45,42
PASTIZAL
55,11
47,60
18,82
38,69
67,05
75,20
50,52
36,53
61,61
43,71
29,22
48,35
47,45
16,54
23,59
23,09
19,55
18,15
IMPRODUC.
9,19
3,47
6,24
7,33
2,94
0,69
9,89
11,01
4,60
2,34
0,64
0,63
0,95
2,25
0,50
0,79
1,04
1,33
Porcentaje de la utilización del suelo en el territorio de 2 horas.
abarcar una extensión más grande en el mismo periodo de tiempo, influido por las
características de las especies animales que se cazaban (hábitos alimenticios, desplazamientos...) y, en menor medida, por la recolección. Esta hipótesis, sin confirmar,
conlleva la suposición de que en El Serdá, situado en la facies cerámica de Cocina,
se haya producido una transformación y, por tanto, no necesite tanta superficie sino
rentabilizar al máximo la que posee (agricultura/recolección intensiva), sabiendo
que los recursos que puede explotar son iguales a los del otro yacimiento.
CÆSARAUGUSTA 77
En segundo lugar, entrecruzándose pero sin llegar a solaparse del todo está el
conjunto formado por La Costalena, el Pontet y la Cueva Ahumada e, incluso, estos
dos últimos también invaden los territorios de Secans y Botiquería. La Costalena es
un yacimiento con entidad propia y con una ocupación intensa y continuada.
Podrían ser las necesidades alimenticias por el volumen de ocupación (aunque esta
circunstancia es difícilmente comprobable desde el punto de vista arqueológico) las
que han influido decisivamente en la elección de hábitat, evitando solapamientos
con otros yacimientos. Posiblemente la mayor parte de los recursos primarios prioritarios la obtendría de las áreas de media y una hora, buscando bienes suplementarios en el territorio de dos horas que en parte coincide con otros.
268
El Pontet presenta la misma secuencia evolutiva desde el Epipaleolítico genérico a etapas neolíticas. Separado por un momento de abandono se inicia el Neolítico
con un grupo de gentes distintas o bien con la misma población al ser un yacimiento estacional con períodos importantes de abandono. La coincidencia en materiales
y la alternancia en el ritmo de ocupación con Costalena, lleva a proponer como hipótesis que sea un yacimiento satélite de éste o que sin llegar a tener esta función sea
ocupado por una parte de estas gentes que continuarían su propio desarrollo (nivel
c superior) ininterrumpido. Posiblemente la disgregación se produjera por presión
demográfica, que obligaría al traslado de parte del grupo a un territorio que facilitara la obtención de nuevos recursos. También se puede argumentar la diferenciación
funcional, ya que la existencia de un yacimiento satélite implica una función clara y
distinta o, por lo menos, complementaria al yacimiento nuclear. Estas tesis podrían
Neolítico I
PEÑA DE LAS
FORCAS II
Neolítico II
nivel 1b
GRN 12683
4.820±70
GRN 12685
4.700±80
CSIC 378
4.510±70
CUEVA DE
CHAVES
b inferior
Beta 59995
5.140±340
CUEVA
DEL MORO
(OLVENA)
nivel 1ª
CSIC 379
4.280±70
CSIC:381
4.170±70
b medio
Beta
60773
4.990±90
b superior
Beta 59996
4.140±180
(C. supe.)
GRN 12119
4.600±130
nivel c5
GRN 12117
3.210±80
nivel II
CSIC 384
3.980±60
CSIC 382
3.630±70
ESPLUGA
DE LA
PUYASCADA
BOTIQUERIA
DELS
MOROS
nivel 2
Ly: 1198
5.600±200
ABRIGO
DE LA
COSTALENA
ABRIGO
DE EL
PONTET
LAS
TORRAZAS
ALONSO
NORTE
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
YACIMIENTO Epipaleolítico
nivel c3
GRN 14098
4.470±250
nivel e
GRN 16313
5.390±70
c. inferior
GRN 14241
4.420±70
nivel b
GRN 14240
3.500±290
GRN 18320
3.620±60
GAK 13877
2.650±160
modificarse con los resultados de la excavación de la Cueva Ahumada, no así con los
de Botiquería con el que manifiesta más contrastes que similitudes.
En definitiva, las características del valle del Matarraña con una ocupación sincrónica y prolongada en el tiempo provoca una serie de cuestiones, ante las que se
han propuesto varias alternativas (ibidem, 1995: 114). La primera consistiría en considerar toda la red de asentamientos como un lugar temporal y cíclico, posiblemente restringido a una estación climática, debido a las arduas condiciones ambientales, al escaso potencial vegetativo de la zona en determinadas épocas del año y al
agotamiento rápido de los recursos ante una explotación casi intensiva. La segunda
posibilidad contempla la adopción de un sistema rotativo durante períodos relativamente cortos, con desplazamientos según se van agotando los recursos, aunque
sólo es válida para los yacimientos que utilicen como máximo el territorio de una
hora. La tercera y última opción supone la existencia de un hábitat permanente y
constante epipaleolítico-neolítico en cada núcleo, lo que supondrá una mayor celeridad en el agotamiento de los recursos naturales disponibles. En el estado actual
de las investigaciones las hipótesis factibles son las dos últimas y, es más, no de
forma excluyente sino complementaria, ya que teniendo en cuenta los datos aportados no todos los asentemientos tienen la misma entidad y la misma importancia
en el conjunto. Quizá sea el momento de transición económica que se está desarrollando entre estas poblaciones el que dificulte de alguna forma establecer los patrones
de asentamiento y economía que les caracterizan.
CÆSARAUGUSTA 77
En tercer lugar queda por comentar la coincidencia plena entre Els Secans y
Botiquería dels Moros, que parece responder o bien a un traslado de población
desde Botiquería a Secans, por causas desconocidas, o bien podría relacionar con las
pinturas rupestres, actualmente arrancadas, o con otro tipo de función distinta al
yacimiento principal.
269
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
270
Mapa de aprovechamiento del suelo de la cueva del Moro de Olvena, Peña de las Forcas II,
Cuevas de los Moros de Gabasa, Cueva de las Brujas, las Campanas y el Remosillo.
Las conclusiones en el Alto Aragón se manifiestan distintas, ya que el poblamiento no se presenta tan agrupado. Reiteradamente se ha dicho que el yacimiento
neolítico más característico es Chaves. A pesar de ello resulta curioso cómo en un
yacimiento en el que se suponía que la agricultura estaba plenamente instalada, la
extensión de campos para el cultivo en los territorios de explotación es bastante escasa (7,44% para el de una hora y 15, 74% para el de dos), aunque se pudo solventar,
entre otras posibilidades, con la quema de bosques, etc. No ocurre lo mismo con la
ganadería, ya que el elevado índice de pasto/matorral coincide plenamente con el
volumen que se establece para el yacimiento (RODANÉS y RAMÓN, 1995: 117).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
El Bajo Aragón se completa con Alonso Norte y las Torrazas (ibidem, 1995: 116).
El agotamiento de los recursos alimenticios por su proximidad y porque presumiblemente son coetáneos no es tan significativo como los comentados anteriormente. Las posibilidades, principalmente agrícolas/recolectoras, en ambos yacimientos
son considerables, en cambio sí es importante la carencia de pastos para pastoreo o
la parquedad de terrenos boscosos que dificulta el suministro de elementos secundarios y de fauna salvaje. No obstante todo ello se complica si incluimos los yacimientos neolíticos conocidos a través de prospecciones (BENAVENTE, 1991b), no
tanto por la capacidad del terreno, como por que se produzca una fuerte densidad
de habitación y el consiguiente agotamiento de los recursos más cercanos.
El grupo más denso dentro de la provincia de Huesca, se localiza en el río Sosa,
el Cinca y el Ésera, así como en la confluencia de estos últimos, en donde se asientan seis yacimientos (Forcas II, Olvena, Remosillo, Las Campanas, Las Brujas y las
cuevas de Gabasa) con los territorios de explotación a veces superpuestos en su totalidad. A pesar de la mala orientación el abrigo de Forcas II manifiesta una ocupación prolongada en el tiempo al igual que los bajoaragoneses. Posiblemente debido a las buenas condiciones del suelo para el desarrollo de las prácticas productivas,
complementadas con actividades secundarias como la caza, recolección e incluso
pesca. Los yacimientos que más se solapan son Olvena, El Remosillo, Las Campañas
y la cueva de Las Brujas. Entre los dos primeros asentamientos la superposición es
casi completa. La topografía del terreno determina la extensión aprovechable, que
se ve reducida por las posibilidades de acceso y la improductividad de las áreas más
cercanas, mostrando como uso más favorable la ganadería en concordancia con los
restos hallados en la cámara superior del Moro, no así en la cámara inferior o el
Remosillo. La coincidencia en los territorios en parte podría estar solventada con su
diferente funcionalidad en el caso de que ambos yacimientos coincidieran en el
tiempo, ya que aunque ambos son claramente estacionales, Remosillo se vincula
con el arte rupestre y Olvena se considera un lugar de habitación temporal.
Poco se puede decir, en cambio, de otros yacimientos por la carencia de datos,
aunque en su mayoría las rasgos que marcan los territorios de explotación están
acordes con las economías propuestas, es el caso de La Miranda, las cuevas de los
Moros de Gabasa, Las Campanas y las Brujas con unos territorios relativamente
CÆSARAUGUSTA 77
El Forcón y La Puyascada, situadas en la Sierra Ferrera, presentan unos territorios de explotación muy condicionados por el relieve abrupto, lo que hace que los
dos primeros territorios sean muy reducidos. El solapamiento de ambas extensiones queda subsanado por el carácter funerario que se le otorga al Forcón, mientras
que la Puyascada muestra terrenos propicios para el desarrollo de ganadería de alta
montaña, como han demostrado los análisis faunísticos (ibidem, 1995: 118).
271
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Mapa de aprovechamiento del suelo de los yacimientos de la Cueva de Chaves y Huerto Raso.
equilibrados; el Torrollón I y Fornillos I y la agricultura, o de Huerto Raso y la ganadería. Este último además se puede relacionar debido a lo abrupto de la orografía,
la mala orientación y su débil estrato que indica claramente una ocupación temporal, con los abrigos de pinturas rupestres del río Vero.
CÆSARAUGUSTA 77
Los únicos yacimientos que nos permiten proponer alguna hipótesis sobre el
poblamiento en Huesca, son ese grupo de yacimientos en torno al Ésera y Cinca. El hecho de que sean sincrónicos, y muestren una ocupación tan densa y con el mismo
carácter, ya que todos ellos parecen estacionales, pudo provocar el agotamiento de los
recursos vegetales —tanto para alimentación humana como animal— de una forma
rápida, aunque todavía se desconoce el volumen de población. Las tesis que sugieren son en parte las mismas que se han visto: o son ocupaciones cíclicas que
coinciden con los sistemas rotatorios de barbecho o los períodos de crecimiento
vegetativo de los pastos y especies silvestres, o no todos los yacimientos fueron ocupados al mismo tiempo y por las mismas gentes, o bien unos son yacimientos satélites de otros, con toda o parte de la población (RODANÉS y RAMÓN, 1995: 121).
272
En resumen, no se advierte de forma nítida, gracias a los datos aportados sobre
todo en el Bajo Aragón, un cambio en la situación medioambiental entre las sociedades epipaleolíticas de carácter cazador-recolector y las neolíticas con una economía «presumiblemente» agrícola-ganadera. En Aragón la coetaneidad de estos grupos no va a implicar discontinuidades territoriales y, por ahora, tampoco se puede
hablar de zonas fronterizas permeables que favorezcan los contactos entre ellos
(MARTÍ, 1992: 230, 238). Se observa la dualidad principalmente en el carácter de la
Otra cuestión observada es la concentración de yacimientos, que provoca una
densidad demográfica muy alta en áreas reducidas. Esta aglomeración desde etapas
epipaleolíticas, e incluso anteriores, pudo suponer el agotamiento de los recursos
primarios, aunque pudo salvarse a través de la diversificación de los mismos como
ha propuesto P. Arias para Cantabria (1992: 173-174). La especialización es sustituida por la explotación intensiva de las riquezas, consiguiendo un suministro de
bienes más eficaz y con menos carencias en áreas más reducidas. Esta circunstancia
facilita la continuidad durante el Neolítico, la diferencia radicará en la intensificación de la explotación a través del cambio, unas veces total y otras parcial, del sistema de producción.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
cultura material y en la elección del hábitat, ya que los que mantienen la tradición
epipaleolítica, por ahora, sólo aparecen en abrigos mientras que los neolíticos, sin
este sustrato, presentan una mayor variedad situándose en cuevas, al aire libre y abrigos. La única diferencia territorial, que con nuevos hallazgos puede ser descartada
como ha ocurrido con Forcas II, es la presencia de neolíticos sin sustrato epipaleolítico y con cardial en la provincia oscense, de los que carece el Bajo Aragón.
Finalmente reiterar que la conclusión más evidente es la existencia de diferencias entre los neolíticos con sustrato anterior y los neolíticos de nueva instalación,
pero estas no se definen por las características medioambientales, ni permiten
hablar de economías más evolucionadas o más retrasadas.
3.4. Análisis de los yacimientos
Como se ha visto a lo largo de los distintos capítulos no todos los yacimientos
aragoneses poseen una estratigrafía que aporte datos suficientes para encuadrarlos,
coherentemente, en un marco que ofrezca toda la información necesaria. En
muchos asentamientos se han encontrado mezclados los materiales neolíticos con
los de otras épocas y, por ello, son los yacimientos que más excepciones han planteado en todos los apartados cerámicos.
La ausencia de sedimentación junto a sus peculiares características hacen del
Forcón una cueva poco apta para una ocupación permanente, máxime estando tan
próximo a la Espluga de la Puyascada con mejores condiciones de habitabilidad.
Por esto, por el material encontrado y, en especial, por los restos humanos se le ha
atribuido un carácter funerario (BALDELLOU, 1983b: 149-175). Además de cerámicas
semejantes a otros yacimientos del Neolítico Antiguo también aportó objetos más
recientes. La industria lítica, ósea y elementos de adorno no ayudan a concretar su
ocupación, ya que son característicos tanto del Neolítico como del Bronce. Los análisis de fauna sugieren una economía plenamente ganadera, pero con los problemas
ya vistos. Es inevitable no mencionar los grabados que se encontraron al fondo de
la cueva, aunque por sus características, amplia cronología y situación topográfica
CÆSARAUGUSTA 77
Comenzando por la provincia de Huesca, la cueva del Forcón, la Miranda, El
Remosillo, las cinco cuevas de los Moros de Gabasa y El Torrollón I carecen de una
secuencia estratigráfica clara. Todos presentan o bien un único nivel o bien el sedimento revuelto debido a la acción de los clandestinos e incluso, como las cuevas de
los Moros de Gabasa, se localizaron estructuras de piedra realizadas por pastores alterando los estratos arqueológicos. En El Torrollón I, se realizó un sondeo en el que no
se detectaron niveles fértiles, desconociendo así cualquier dato sobre el asentamiento.
273
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
274
no se puedan asociar indiscutiblemente con la etapa Neolítica (CASADO, 1983: 183189). Se agrupan en tres tipos: macarroni, incisión con punta no aguzada e incisión
con instrumento de punta fina. El único diseño son las líneas.
En la cueva de la Miranda la remoción estratigráfica es mucho más evidente, por
lo que poco se puede decir, ya que el registro arqueológico está tan mediatizado que
posiblemente sea una selección de lo que dejaron los clandestinos. Los materiales, al
igual que en la cueva anterior, no delimitan suficientemente las etapas de ocupación.
No obstante parece evidente que, por su orientación y sus condiciones favorables, fue
un lugar de habitación. No sabemos si tenía un carácter temporal o no, debido no
tanto a la cantidad de material recogido como al expolio del sedimento; y tampoco
su posible funcionalidad, ya que están ausentes las estructuras y hogares por el mismo motivo. Por otra parte, contrasta la escasa industria lítica recogida frente al abundante material cerámico, al igual que ocurre en otros yacimientos oscenses.
Las cinco cuevas de los Moros de Gabasa presentan caracteres semejantes a las
anteriores. Los rasgos geológicos de Gabasa 3a, 3b y 5 no favorecen su habitalidad,
pero sólo de Gabasa 5 se puede aventurar una función sepulcral por la aparición de
un cráneo humano. En estos tres yacimientos el material recogido es muy escaso y
se sitúa en un único nivel revuelto con materiales modernos. Exceptuando la cerámica, los demás útiles tampoco ofrecen información clarificadora sobre la época o
la funcionalidad de las mismas. La presencia de restos humanos también lleva a
proponer un carácter funerario para Gabasa 2b. Aunque el material cerámico es más
abundante en Gabasa 2a y 2b, tampoco se puede aseverar una conclusión clara,
debido a que sus niveles están revueltos, no existen suficientes datos y carecemos de
algunos de los objetos característicos del Neolítico Antiguo. Resulta interesante destacar, en relación al posible uso que tuvieron estas cámaras, cómo, en el conjunto
kárstico de los Moros de Gabasa, la cueva más apta para ser habitada es la única que
no posee niveles de ocupación postpaleolíticos. Este hecho de alguna forma induce a pensar que la hipótesis más factible es que realmente fueran todas funerarias.
Otro aspecto significativo es la pobreza de material, sobre todo, en las que se encontraron restos humanos, puesto que son las que aluden más claramente al carácter
sepulcral. Esta escasez coincide con lo hallado en la única inhumación intacta que
conocemos por el momento en Aragón: el enterramiento de Chaves.
En el abrigo del Remosillo se realizaron cuatro sondeos sin localizar una secuencia evolutiva. V. Baldellou (1991: 15) propone una ocupación esporádica del
abrigo, favorecido por las malas condiciones del mismo y por la imposibilidad de
ser habitado en determinadas épocas del año, básicamente en invierno. En un primer momento sugiere una cronología neolítica antigua por el material lítico y las
cerámicas impresas, pero a la vez los restos de una cerámica carenada con pezones
aluden a un momento Neolítico avanzado. Entre la industria lítica, en la cata A, se
encontró un triángulo de retoque abrupto que podría aportar un dato de antigüedad,
pero también hay que considerar que este retoque reaparece en fechas más recientes,
como se ha atestiguado en el nivel b de El Pontet, con una cronología del 3.500±290
a. C. (MAZO y MONTES, 1992: 245). El resto de los elementos significativos lo constituyen una cerámica pintada y una carena de la cata B. La información obtenida permite sugerir que la ocupación fue temporal. Por lo escaso del material, dentro de este
horizonte, se puede concretar o bien en dos momentos de ocupación dentro del
Neolítico o bien en una única etapa enmarcable en el Neolítico avanzado. La falta
de una estratigrafía completa y clara, que permita individualizarlos nítidamente, im-
Además, el yacimiento se sitúa debajo de una zona con paneles de pinturas
rupestres. El elemento más característico que permite datarlas es un travois o un
carro. Si se considera un travois, las fechas se podrían acercar al Neolítico, pero si realmente es un carro, como algunos investigadores han planteado, debe llevarse a una
fecha no anterior al s. XI a. C. en un contexto del Bronce avanzado (RODANÉS, 1999).
El principal problema que plantea El Torrollón I, yacimiento situado al aire
libre, es la ausencia de estratigrafía en el sondeo realizado, así como de otras evidencias propias de esta época como la industria lítica y ósea. Resulta curioso, no
obstante, que sea el único yacimiento que posee brazaletes de piedra sin decorar,
tan característicos en el Neolítico Antiguo valenciano, del sur de Francia y
Cataluña.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
pide decantarnos por cualquier conclusión, aunque los datos de los análisis cerámicos hacen que nos inclinemos por la segunda.
Hay que incluir en este grupo los asentamientos de prospección. Se trata de la
cueva de las Brujas, Las campanas de Aguinaliú, Fornillos I, el Cubilar del Sarro y
los yacimientos de la comarca de Monzón incorporados al catálogo. Casi todos,
exceptuando la cerámica, carecen de otros elementos representativos, aunque en la
cueva de las Brujas se recogieron dos útiles pulimentados que pueden pertenecer
igualmente a la Edad del Bronce. En cambio en Fornillos I, en el Camino de la
Paridera de las Monjas y, sobre todo, en los yacimientos de Monzón sí se asocian a
una pequeña industria lítica de geométricos, microburiles y, a veces, perforadores
junto a otros útiles de substrato. En los asentamientos de la comarca de Monzón
también destaca, a pesar de la ambigüedad cronológica, la abundancia de objetos
pulimentados y algún molino. Pero en general, resalta la poca cantidad de material
cerámico identificable del Neolítico Antiguo.
La Espluga de la Puyascada presenta tres catas fértiles y sólo la cata 3 ofreció un
nivel de ocupación posterior al Neolítico Antiguo. A pesar de alguna diferencia de
nomenclatura o mayor precisión sedimentológica, en todas ellas hay un único nivel
fértil. La zona más habitada del abrigo debió ser la cata 3, ya que es el área que
posee más potencia de sedimento y que aportó más material. No obstante, la falta
de estudios sedimentológicos y de la publicación definitiva impiden explicar las
diferencias en los estratos. Por el material y la descripción de los excavadores, en
principio, parece tener mejores condiciones de habitabilidad que la cercana cueva
del Forcón, pero siempre teniendo presente su estacionalidad debido a los rigores
climáticos. De las evidencias arqueológicas hay que destacar dos fragmentos de
CÆSARAUGUSTA 77
Para finalizar con la provincia de Huesca quedan por comentar los cinco yacimientos con secuencias estratigráficas claras. En el covacho de Huerto Raso se realizaron dos campañas. En la primera (1972) el único nivel fértil es el «b», además
del superficial en el que se encontró material de varias épocas. En la segunda
(1986), este nivel b se puede equiparar al nivel I, ya que no ha aportado ninguna
diferenciación ni de material ni de ocupación. Parece claro que existe un único
momento de habitación a juzgar, principalmente, por la escasez de materiales.
Seguramente fue un asentamiento temporal con una función específica, en la que
parece descartable la talla de sílex, la fabricación cerámica y las labores agrícolas,
pero se podría relacionar con los abrigos de pinturas rupestres de la zona de Lecina,
o bien ser una estación de paso para grupos ganaderos trashumantes, aunque no
tenemos los elementos que permiten constatarlo.
275
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
276
pitorros256 por su ausencia en Aragón, pero tan abundantes en el Neolítico Antiguo
valenciano y andaluz, y un fragmento de cerámica a la almagra, que nos acerca a la
problemática de la difusión de estas cerámicas. Del resto de los materiales sólo
sobresalen dos cucharas de hueso, tan habituales en el área valenciana y de las que
aquí sólo poseemos paralelos en Chaves. El único dato económico significativo es
el faunístico con predominio de animales domésticos, que ha llevado a sugerir una
población eminentemente ganadera, favorecido también por las características geográficas de su ubicación, sin embargo, la falta de análisis polínicos obliga a ser cautelosos. La presencia de un molino, volandera y hachas permiten insinuar otro tipo
de actividades aunque no son evidencias concluyentes.
La importancia de Peña de las Forcas II viene determinada por ser el único yacimiento hasta ahora en Huesca en el que se ha documentado la transición Epilaleolítico-Neolítico. Aunque no en el mismo abrigo, pero sólo a una distancia de 400 m,
se completa la estratigrafía con la secuencia del Paleolítico al Epipaleolítico. Esto
hace pensar que las características de la zona son tan favorables que ha visto una
ocupación continuada en el tiempo, al igual que ocurre en el Matarraña. Se trata de
un abrigo con orientación norte, lo que no facilita una ocupación continuada por
su clima extremo. Su extensión y potencia estratigráfica sugieren, como han propuesto C. Mazo y P. Utrilla (1997), un hábitat temporal dependiendo de las estaciones climáticas pero prolongado en el tiempo, corroborado en cierto modo con
las dataciones de C14, ya que en un nivel con una potencia máxima de 60 cm se han
obtenido unas fechas que varían del 5.140±340 al 4.140±180 a. C. La extensión del
yacimiento se ha visto reducida por las obras realizadas por la Confederación
Hidrográfica del Ebro. En el nivel Neolítico, todavía en proceso de excavación, se
documentó un suelo de cantos rodados que hasta el momento no han aparecido en
el resto de niveles y tampoco se ha atestiguado en otros yacimientos. Debido a la
proximidad del río, parece clara su conexión con algún sistema de acondicionamiento para evitar encharcamientos, que se producirían con las crecidas (deshielo
y lluvias). Junto a la pared se encontró una cubeta excavada que llegaba a afectar al
nivel inferior. Este tipo de estructuras, a pesar de ser abundantes en el Neolítico,
hasta ahora no habían aparecido en Aragón en ningún asentamiento de tradición
epipaleolítica. La función que se atribuye a las mismas es de almacenaje, pero en
este caso habrá que esperar al estudio del mismo. Estos son los únicos restos constructivos hallados hasta el momento, ya que todavía no se han localizado hogares
en el nivel Neolítico.
Este abrigo también es significativo, en primer lugar, por la presencia de decoración cardial ausente en la provincia si exceptuamos Chaves. Retomamos así el
problema de la aculturación o de los contactos con otros grupos que les permitieron
conocer e incorporar estas novedades a su cultura material, agudizado por la datación del estrato en el que aparece la cerámica cardial que, por ahora, es la más antigua en Aragón: 5.020±130 a. C. En segundo lugar, por la distinta tradición de su
industria lítica en relación con los abrigos del Bajo Aragón, ya que estos están dentro del ámbito Cocina, útiles ausentes en este yacimiento. En relación con el material lítico se ha observado que en los geométricos de la parte inferior del nivel sólo
aparece el retoque abrupto, mientras que en la parte superior predomina el doble
256 Hallados: uno en el nivel IIb de la cata 3 y otro entre el material recogido en superficie al realizar la
limpieza del abrigo.
También situada en la cuenca del Ésera, la cueva del Moro de Olvena consta de
dos cámaras con evoluciones distintas. Por un lado, la cámara inferior muestra una
estratigrafía con una fuerte ocupación del Bronce y unos niveles neolíticos de escasa potencia. A pesar del continuo expolio que ha sufrido, no parece que se llegara
en ningún momento a estos niveles inferiores, lo que no ha impedido que en algunas zonas existan remociones producidas seguramente por los grupos de la Edad
del Bronce al construir sus hogares, alguna cubeta y con más facilidad por los agujeros hechos por los distintos animales que han habitado la cueva. Por otro lado,
las cámaras superiores del Moro presentan una estratigrafía en dos niveles.
La cámara inferior se caracteriza por unas condiciones favorables de ocupación, a pesar de ello el estrato neolítico resulta pobre. La diferenciación por niveles
que se ha realizado en el estudio cerámico viene determinada no tanto por la heterogeneidad del material como por la variación sedimentológica. En relación a este
punto hay que hacer constar que se planteó la posibilidad de que en época neolítica la cueva estuviera inundada (SANCHO y CUCHI 1995), sugiriendo con ello una
explicación válida para aclarar la pobreza del nivel, aunque la falta de datos más
concretos, como la duración de este encharcamiento y el estudio de la red kárstica
que nos confirme que la distribución actual de las cuevas no ha sufrido modificaciones, nos obligan a ser cautos.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
bisel. Por último, llama la atención la ausencia de objetos pulimentados, molinos,
industria ósea y elementos de adorno.
Se desconoce la posible función de las cámaras debido a la ausencia de todo
tipo de estructuras, hogares, etc. V. Baldellou (1989c: 40) sugiere un carácter sepulcral apoyándose en la abundancia de elementos de adorno y el hallazgo de restos
humanos. Sin embargo la estratigrafía revuelta, la presencia de elementos de varias
épocas prehistóricas y, sobre todo, los escasos restos humanos sin cronología plantean algunas dudas. La existencia de ciertos objetos como los botones de perforación en V sí pueden, en cambio, relacionarse con ámbitos funerarios, teniendo en
cuenta además que la cámara inferior no era un lugar de habitación por lo que la
función funebre podría ser acertada. Esta hipótesis válida para los materiales calcolíticos y del Bronce Antiguo no parece tan aceptable para el Neolítico. Un ejem-
CÆSARAUGUSTA 77
El material arqueológico se caracteriza por la gran escasez de industria lítica,
adornos e, incluso, la ósea es inexistente. Pero esta vez la carestía es paralela a la del
material cerámico, por lo que se puede proponer: que se trate de un asentamiento
temporal o de uno estable con poca población, sin que por el momento se pueda
especificar más. Otro dato de interés, ya comentado, son las diferencias técnicas y
mineralógicas entre las cerámicas de esta cámara y las cámaras superiores, lo que de
alguna forma viene a confirmar la datación más reciente del conjunto inferior. A pesar
de tener peores condiciones de habitabilidad las cámaras superiores del Moro de
Olvena aportaron más material neolítico y por consiguiente marcan una ocupación
más prolongada (¿Se habitó ésta debido a que la cámara inferior estaba inundada?).
Estratigráficamente se diferenciaron dos niveles aunque la mayor parte está removido:
un estrato revuelto por la acción incontrolada de los clandestinos y otro presumiblemente intacto, pero que debido a las características del material plantean una remoción antigua. Esto ha imposibilitado la realización de estudios polínicos y, por consiguiente, el único dato indirecto sobre una posible actividad agrícola se obtiene a través de la cultura material. En cambio, los restos de fauna sí plantean la domesticación.
277
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
CÆSARAUGUSTA 77
278
plo claro lo tenemos en la cueva de Chaves donde han aparecido gran cantidad de
adornos, no precisamente en contextos funerarios, y en su enterramiento, presumiblemente de esta época, son escasos los elementos de cultura material. Por tanto,
quedaría sin explicación la gran cantidad de cerámicas halladas en estas cámaras si
las integramos en un contexto sepulcral.
El registro arqueológico destaca por su riqueza en todos los conjuntos materiales.
La industria ósea presenta un claro predominio de los punzones. La abundancia de
cerámicas y su decoración hace que sea la segunda cueva en importancia. Es necesario
volver a incidir en las semejanzas mineralógicas entre la cámara superior y la cueva de
Chaves, principalmente con el nivel 1b, lo que de alguna forma podría confirmar la
antigüedad de la datación. Por otro lado, también hay que hacer constar, al igual que
en la Espluga de la Puyascada, que se encontraron conchas de cardium edule aunque
ambos yacimientos carecen de esa decoración tan característica. La numerosa industria
lítica contrasta con la pobreza del resto de los asentamientos estudiados. El retoque en
doble bisel así como su presencia en segmentos, ya que estos son casi el único geométrico representado, lleva a proponer un momento avanzado dentro del Neolítico
Antiguo atendiendo a los estudios realizados en el área valenciana (JUAN CABANILLES,
1984; 1985; 1992: 261-262). En cambio, este tipo de retoque en la zona del Bajo Aragón se asocia con los primeros momentos del Neolítico Antiguo, aunque la proliferación de segmentos se realiza en etapas más recientes (BARANDIARÁN y CAVA, 1992). La
presencia de siete taladros/perforadores podría, de alguna forma, corroborar la antigüedad del yacimiento, ya que su aumento se asocia a facies cardiales aunque no esté
presente esta decoración (ibidem 1992: 192). Los elementos de adorno tampoco ayudan a delimitar la cronología. Los que permiten una mayor aproximación son las
cuentas de varascita, no obstante, la explotación de la mina de Can Tintorer y su
comercialización propone unas fechas más recientes dentro del Neolítico.
Finalmente queda por analizar la cueva de Chaves. Se inició la excavación en
1974-5 en una zona próxima a la boca, pero el grueso se encuentra en el interior,
que es donde continúan las campañas. En esa zona exterior de la 1ª campaña es
donde se ha localizado el nivel que corresponde a la Edad del Bronce, aunque no
sin problemas por las remociones sufridas. Sedimentológicamente se subdividió en
dos capas pero con un registro arqueológico homogéneo. Por un lado la industria
lítica no denota grandes modificaciones con los niveles precedentes y tampoco aparecen objetos que permitan llevarla a etapas del Bronce (CAVA, 1983: 109). Por otro,
el material cerámico no es exclusivo del Bronce, ya que aparecieron fragmentos atribuibles al Neolítico (BALDELLOU y CASTÁN, 1983: 29 y 35). En el estudio realizado
por J. L. Maya (1983: 52-53) se propone la existencia de un Bronce Antiguo «local»,
por sus diferencias con el resto de yacimientos del Bronce, pero que habría que
corroborarlo con más hallazgos. En cambio en nuestro análisis, se comprobó cómo
el grueso del material corresponde a etapas neolíticas, únicamente unos pocos fragmentos y el colador son claramente atribuibles al Bronce (MAYA, 1983: figura 8). En
consecuencia, consideramos que este nivel I pertenece al Neolítico, siendo equiparable al nivel 1a de las campañas 1984-90, y que la aparición de elementos del
Bronce se debe a intrusiones desde el superficial que muestran un estacionamiento
esporádico, confirmado en parte por su ausencia en el resto de la cueva. Las equiparaciones de esta estratigrafía con la de las campañas posteriores quedaría de la
siguiente forma: nivel 1a (1984-90) equivale al nivel I y IIa de 1974-5 y el nivel Ib
(1984-90) se corresponde con el estrato IIb de 1974-5.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Poco podemos decir de la distribución espacial del yacimiento por falta de análisis, pero a través de las evidencias obtenidas en la excavación se puede esbozar una
propuesta para las campañas 1984-90, a confirmar con las nuevas excavaciones. Por
la información que ofrece el registro arqueológico, parece evidente que no estamos
en el área descanso, sino más bien en una zona donde se desarrollaban actividades
importantes para la vida del grupo. La existencia de hogares y de gran cantidad de
cubetas sugiere que se trata del área de cocina. Dentro de ésta parecen existir zonas
diferenciadas, por un lado la abundante fauna de los cuadros colindantes a la pared
(bandas 6, 8 y 10) indica que es una zona de desperdicios, es decir, el basurero. Los
hogares se aglutinan en el área opuesta a las cubetas y carecen de estructuras o elementos que los delimiten, excepto los pertenecientes a los cuadros 4A’ y 5D excavados en una cubeta. Estos hogares son más o menos circulares, con una concentración
anómala de cenizas y con el sedimento duro y quemado. En torno a ellos se ha
observado una acumulación de cantos rodados, generalmente blancos, pero entre
los que siempre aparecen cantos con ocre, posiblemente porque el trabajo se realizara en torno al fuego. Igual de interesante es el hallazgo de un hogar sobre una
cubeta cerrada con una piedra, de la que por ahora desconocemos su función. Todos
ellos pertenecen al nivel 1a, debido a que la potencia del estrato 1b en esta zona es
muy reducida e incluso, en algunos cuadros, inexistente. En consecuencia se puede
exponer que la distribución de la cueva en cada estrato fue distinta, aunque los motivos por los que se ha producido esa modificación, hoy por hoy, se nos escapan.
Las cubetas, excavadas en el nivel 1b llegando hasta la costra e incluso a los
niveles magadalenienses, establecen otra área de actividad en el sureste de la excavación. Son agujeros irregulares, de distintos tamaños y con forma aproximada de
tonel o silo. No se conoce con exactitud el material que contenían, aunque sí podemos decir que se hallaron restos de cerámicas, llegándose a reconstruir alguna vasija completa, sílex y hueso. Las cubetas no son exclusivas de los asentamientos neolíticos, puesto que se hallan desde el Epipaleolítico hasta la Edad del Bronce, relacionándolas sobre todo con fondos de cabaña o cubetas de hogares. A pesar de no
haberse recogido muestras de polen la función más plausible es la de contenedor,
propuesta también para otros yacimientos con estructuras semejantes como Roc-deDourgne257, Cova 120258, Can Sadurní259 y Cova del Toll260. Pero el almacenaje no es
la única opción, por lo que se necesita un estudio exhaustivo, sobre todo para explicar diferencias de profundidad y tamaño, por qué se abrieron tantas, por qué en el
nivel 1b no se excavaron cubetas, etc.
257 GASCO, 1985.
258 AGUSTÍ et alii 1987: 37-46; BOSCH LLORET, 1994: 62.
259 EDO y BLASCO, 1992.
260 GUILAINE et alii, 1981.
CÆSARAUGUSTA 77
El exagerado número de molinos y volanderas detectado en las bandas 13-15
indica la existencia de un área de trabajo, favorecido por una mayor iluminación
natural al estar próximo a la boca del yacimiento. Con toda probabilidad está relacionado con labores agrícolas o recolectoras, pero también con la pulverización del
ocre u otros elementos, pues se recogió gran cantidad de minerales. Estos podrían
estar directamente conectados con la depuración del desgrasante para la fabricación
de cerámicas, ya que había entre otros cuarzos y micas.
279
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Chaves no sólo fue un lugar de habitación sino que también se utilizó como
lugar de enterramiento. El cadáver se hallo en posición fetal, totalmente cubierto por
cantos blancos del río. Al haberse localizado sobre el nivel solutrense, queda descartada esta cronología, por otro lado tampoco parece que sea coetáneo de los niveles magadalenienses, ya que la aparición de pequeñas cerámicas lisas entre la tierra
que lo cubría nos aproximan a etapas postpaleolíticas. No se encontró ningún útil
lo suficientemente representativo como para corroborarlo, pero la presencia de un
anillo de hueso lo acerca más al Neolítico, puesto que sólo están constatados en
este área geográfica a partir de esta época (RODANÉS, 1987: 131-132).
El material arqueológico evidencia una variedad y riqueza en todos sus elementos, no comparable a otro yacimiento aragonés. La industria ósea posee todos
los objetos característicos de los asentamientos más típicos valencianos. La industria lítica está ampliamente representada. Como más significativo se puede señalar
una progresiva sustitución de los trapecios y triángulos por segmentos, así como un
aumento del retoque en doble bisel en detrimento del abrupto. Pero hay que decir
que el retoque en doble bisel es muy abundante ya desde el nivel 1b, hasta el punto
de que es el dominante en los dos estratos. Por tanto, nuevamente se aleja de los
modelos establecidos para el área valenciana, en la que el retoque más antiguo es
el abrupto y el predominio del doble bisel, en cambio, denota una cronología más
reciente (JUAN CABANILLES, 1992). La existencia de núcleos, desechos de talla y fragmentos informes de sílex sugieren que si bien podrían existir lugares de talla lejos
del yacimiento parte de estas actividades se realizaban en él, aunque sólo fuera el
retoque de los soportes obtenidos en otros sitios y el reavivado de las piezas.
Asímismo, hay que mencionar la cantidad y diversidad de objetos líticos pulimentados comparado con el resto de los yacimientos aragoneses. Otros elementos de
interés son las abundantes piedras, sobre todo cantos rodados, de tan fácil obtención en Chaves, con restos de ocre. Seguramente fueron utilizados para pulverizarlo y luego usarlo en el trabajo del cuero, pintura, etc. Para contener el ocre, con toda
probabilidad utilizaron pequeñas vasijas con resto de este polvo en el interior de
sus paredes261.
CÆSARAUGUSTA 77
Entre el material se encontraron conchas de cardium, aunque parece lógico,
puesto que fabricaron cerámicas con esta decoración. Esto hace pensar que tanto
en la Espluga de la Puyascada como en las cámaras superiores del Moro de
Olvena, se ha producido un cambio en la moda y gustos decorativos, ya que si no
realizan esta decoración no es porque no posean el instrumento adecuado sino
porque ya no está vigente. Máxime cuando en las cámaras superiores del Moro de
Olvena existe un fragmento de cerámica con decoración de concha no cardial. La
ausencia de cardiales no implica una transformación en el comportamiento de los
grupos, por lo que no se puede establecer con ello criterios cronológicos o evolutivos.
280
El material cerámico muestra la mayor variedad del conjunto oscense en relación con las decoraciones y elementos de suspensión, aunque las características
261 En relación con estos restos de ocre que poseen no sólo las cerámicas de Chaves sino también otras
oscenses, hay que decir que no es pintura. El fragmento del nivel IIa que J. Bernabeu (1989: 129)
considera cerámica a la almagra, debe incluirse dentro de este grupo, puesto que la almagra es una
técnica de manufactura cerámica y, en cambio, estos fragmentos sólo poseen restos de impregnación
de ocre, más por contacto directo con él que por aplicación consciente del alfarero.
Económicamente se ha visto que Chaves está incluida dentro del grupo de
yacimientos con plena actividad productiva, aunque no se ha determinado si la actividad primordial era la ganadería o la agricultura. En cuanto a esta última, sólo se
puede decir que está constatada, pero no se conoce si estaba en un estadio incipiente, o bien presentaba un grado de evolución y dominio. Ante la falta de análisis otros elementos corroboran indirectamente su importancia como son la presencia de bastantes fragmentos de molinos, volanderas y un palo cavador. No obstante, no hay que olvidar que los molinos se utilizaron además en trabajos con ocre,
por lo que no se les puede atribuir un único uso ni basarse en ellos para afirmar la
existencia de una economía agrícola significativa.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
morfotécnicas denotan una gran similitud con los demás asentamientos. Ambos
niveles presentan una cierta homogeneidad, no sólo por la decoración cardial sino
también porque las vasijas continúan manteniendo esencialmente las mismas formas, aunque en el nivel 1b se constata una mayor profusión y combinación de
decoraciones y elementos plásticos. Un rasgo característico es la gran variedad de
suspensiones ya desde el nivel 1b, aunque las asas tubulares solo aparecen en el 1a.
Se ha propuesto una diferencia mineralógica entre los dos niveles, pero ésta puede
ser debida a un cambio del lugar de obtención de la materia prima por agotamiento del anterior, ya que tampoco se han analizado tantos fragmentos como para establecer sin lugar a dudas las causas de este cambio.
En la provincia de Zaragoza tan sólo se ha excavado el Pontet y la Costalena.
Del resto de yacimientos incluidos en el catálogo: la Cueva Honda de Calcena ha
sido incorporada por el material cerámico hallado al aire libre, ya que en el interior
sólo se encontraron dos enterramientos sin cronología nítida (VALLESPÍ, 1957-8:
253). El interés de este yacimiento radica en la publicación de una cerámica globular con fondo cónico, que se aproxima a las vasijas de almacenaje del Torrollón I.
La Cueva Hermosa de Calcena también se caracteriza por lo exiguo del material.
Aunque los demás asentamientos localizados, todos ellos en Maella, aportaron más
restos la cronología es más amplia. Como objetos comunes hay que señalar las cerámicas y los geométricos, a los que se añaden en Cueva Ahumada, Calavera I y Val
de Envidiella I perforadores y elementos de substrato.
J. Barandiarán y A. Cava (1989:115-119) hablan de algunos bloques de la visera movidos sugiriendo un acondicionamiento del espacio. Pero el elemento estructural más característico es el hogar. Morfológicamente va desde los hogares excavados y los que reaprovechan pequeñas depresiones naturales hasta los que son
simples manchas cenizosas de polvo muy fino. Destaca el situado en el nivel c
«genérico», en el cuadro 70, de forma más o menos circular con una profundidad
máxima de 20 cm, y revestido con bloques de arenisca y algunos cantos rodados.
Alrededor de ellos se encontraron restos de hueso y astas, seguramente restos de
caza. La dispersión de los hogares, induce a proponer un poblamiento intensivo y
continuado que ocupaba toda la extensión del yacimiento. Sin embargo, no queda
descartado que el asentamiento fuera temporal.
CÆSARAUGUSTA 77
Al resguardo del abrigo, La Costalena posee unas buenas condiciones de habitabilidad. La secuencia cultural, aunque a veces no es igual de nítida en todas las
zonas, está claramente atestiguada y no presenta problemas. La fecha del nivel c3:
4.470±250 a. C. con cerámica cardial marca el inicio de la etapa neolítica que comprende hasta el 4.220 a. C.
281
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En cuanto a la actividad económica se documenta la caza, pesca y recolección.
Pero de las actividades de producción se carece de testimonios directos e, incluso,
los indirectos son escasos, lo que ha llevado a proponer que estaban escasamente
afectados por las innovaciones económicas o técnicas neolíticas, en comparación
con yacimientos más próximos al litoral Mediterráneo.
La industria lítica continúa con las mismas características desde el Epipaleolítico genérico al Neolítico cardial. Está atestiguada la talla del sílex, pero no se ha
podido identificar el área de trabajo. Esa sucesión ininterrumpida se observa en
otros restos como los elementos de adorno a través de las columbellas y pecten perforados y las conchas de cardium. Esto también implica que el contacto con el litoral ya se había iniciado en momentos epipaleolíticos.
El Pontet, al igual que el resto de los yacimientos del Matarraña se localiza en
un abrigo con una buena situación y orientación para su habitabilidad. Se ha definido como un asentamiento temporal reutilizado a lo largo de toda la Prehistoria
reciente en que estuvo poblada la zona.
Los hogares, vuelven a ser los elementos estructurales característicos. Se concentran en la zona más resguardada del abrigo, la central. Son generalmente pequeñas cubetas excavadas, lentejones sobre cantos rodados o pequeños bloques de arenisca, idénticos a los modelos usados en la Costalena y Botiquería. Otros restos
interesantes son tres pequeños agujeros, en el nivel c inferior que posiblemente servirían para calzar postes.
CÆSARAUGUSTA 77
En la secuencia estratigráfica se atribuye al nivel c la transición EpipaleolíticoNeolítico. Subdividido en estratos, en el nivel c inferior la industria lítica continúa en
un mundo epipaleolítico, con triángulos tipo Cocina y la aparición por primera vez
de material cerámico con ausencia de cardial. En cambio, en el c superior han desaparecido los triángulos Cocina, se ha producido una modificación en los retoques
dominantes y aumenta el volumen de cerámica ya con cardial. La ausencia de este
tipo de decoración en el c inferior no sugiere la existencia de una fase de cerámica nocardial anterior al proceso del Neolítico «pleno», ya que ésta es rechazada fácilmente
al relacionarlo con la Costalena o Botiquería. Pero sí favorece la especulación en
cuanto a las características de sus pobladores y al posible sistema de neolitización.
282
J. Barandiarán y A. Cava (1989: 159-161) plantean que el proceso neolitizador
en el Bajo Aragón no implica una repoblación de gentes neolíticas «puras», sino que
es un continuo en el que aparecen innovaciones culturales o tecnológicas. En el
Pontet las evidencias arqueológicas no demuestran una alternativa distinta. Es decir,
como ya se ha comentado ampliamente, no es factible intentar establecer, a través
de la presencia-ausencia de cerámica cardial o de su porcentaje, el grado de evolución o el estadio en que estas gentes se encuentran. La escasez de cerámicas en este
nivel ha podido favorecer sin lugar a dudas la ausencia de fragmentos cardiales, atendiendo a la posición que realmente ocupa la decoración cardial en el conjunto cerámico de un yacimiento considerado como tal. Esto supondría que ambos niveles
pertenecen a la misma secuencia del Neolítico Antiguo, pero con diferente densidad de ocupación. Su inclusión en un momento más reciente del Neolítico, en la
llamada fase Epicardial, que podría confirmarse a través de nuestros propios análisis cerámicos, ya que en el estudio de las decoraciones aparece agrupado con los
yacimientos en los que predomina la decoración inciso-impresa no cardial, queda
en cierto modo invalidada por la propia evolución de la industria lítica, que rechaza
La actividad productora no se atestigua hasta el nivel b, considerado Neolítico
avanzado. No obstante, para sus investigadores, los molinos y volanderas hallados
desde el c inferior, indican una agricultura incipiente, aunque también una recolección. Es significativo que estos elementos no se encontraran ni en la Costalena ni
en Botiquería, lo que lleva a pensar en mayores contactos con otras poblaciones
neolíticas, con grupos más avanzados o, quizás más fácilmente, una función específica para este yacimiento. Los intercambios o relaciones con el área costera están
documentados, aunque en menor medida que en este momento, desde el epipaleolítico a través de conchas marinas.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
una cronología más avanzada y, como se verá, por su comparación con Els Secans.
Pero todavía sigue habiendo interrogantes de difícil respuesta, como con quién se
realizaron los contactos, cuál era su nivel de desarrollo, qué intensidad tuvieron,
qué dirección lleva el posible flujo, si fueron más bien intercambios, etc. y, quizás
más importante, por qué estos grupos epipaleolíticos se interesan por la cerámica
dentro del conjunto de avances neolíticos. En definitiva, el Pontet se muestra como
la expresión del inicio de un cambio, a través de esos «contactos», que en su evolución irá incorporando otros rasgos y elementos innovadores.
El estudio del valle del Matarraña se completa con la excavación de los yacimientos de la provincia de Teruel. En primer lugar, Botiquería dels Moros (Mazaleón) que fue destruido parcialmente con las obras de la carretera. En la estratigrafía se advierte la perduración de gentes desde el Epipaleolítico al Neolítico, aunque
los niveles a veces se ven interrumpidos por momentos de desocupación o de una
fuerte disminución de la misma. Se observa entre otros en los niveles 5 y 7, que han
servido para plantear un desplazamiento a otros abrigos cercanos como en Els
Secans. A pesar de ello no se puede hablar de una ruptura, sino que parece responder a una alteración en la intensidad del poblamiento por motivos que actualmente se nos escapan, pero entre los que apuntaremos la estacionalidad por el clima o
las características medio ambientales.
El encuadre cronológico de los niveles neolíticos se realiza con dataciones y
comparaciones tipológicas con el resto de los yacimientos del Matarraña. El mantenimiento de triángulos tipo Cocina en los niveles c1 y c2 de la Costalena marca una
mayor antigüedad en relación con los niveles 6 y 8 de Botiquería que carecen de
ellos. Este nivel c2 coincidiría mejor con el nivel de Secans, ya que posee cerámica
—a pesar de la ausente la cardial— y triángulos Cocina. Este abrigo, como se verá,
se interpone entre los niveles epipaleolíticos y neolíticos de Botiquería. En definitiva la fecha propuesta para el inicio del Neolítico en la Costalena resulta un poco
antigua para Botiquería, que estaría en un momento posterior, sin poder definir por
ahora exactamente cuánto.
Tipológicamente la industria lítica se incluye en el complejo geométrico de
una facies tardenoide, que va a recibir algunos elementos propios del Neolítico. A
la vez se produce una evolución en los útiles y el sistema de trabajarlos, materializa-
CÆSARAUGUSTA 77
La orientación Este del abrigo favorece su habitabilidad, que se ve complementada con varias estructuras, todas ellas, en los niveles epipaleolíticos. Hogares,
que responden al tipo de amontonamiento de cantos ya visto en el Pontet, y el traslado de bloques caídos de la visera, como en la Costalena. Resulta verdaderamente
llamativo que, aun cuando estas estructuras han sido halladas en los niveles neolíticos de otros yacimientos de la zona, en éste estén totalmente ausentes.
283
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
do en una paulatina preferencia por el retoque en doble bisel en detrimento del retoque abrupto, más habitual en las fases anteriores. Está atestiguada la talla del sílex
pero sin haberse podido determinar un lugar concreto. Una mención especial merecen las bolas de goethita, interpretadas como proyectiles de caza, que se hallaron
también en Costalena y Pontet.
Al igual que en la mayoría de los abrigos del valle del Matarraña la escasa fauna
sólo ha ofrecido datos relacionados con la caza, y el polen no sugiere que exista, por
el momento, ningún tipo de actividad productiva. Sin embargo, E. Vallespí (1959:
11) da la noticia, sin confirmar, del hallazgo en superficie de un posible esferoide,
tal vez un palo cavador. A la luz de estos datos parece que en Botiquería se mantiene el sistema económico tradicional, es decir, perduran los modos epipaleolíticos
de caza, pesca y recolección.
Muy próximo a este yacimiento se encuentra el abrigo de Els Secans, el único
del Matarraña relacionado con pinturas rupestres, hoy desaparecidas. Sus pequeñas
dimensiones no impiden que tenga unas condiciones favorables para la ocupación
como demuestra el único nivel documentado, que nos da a conocer la transición
del Epipaleolítico al Neolítico, y el inicio de una agricultura o recolección intensiva.
En el abrigo se hallaron distintos elementos que indican actividades de acondicionamiento. El nivel III posee una cubeta natural en el centro del abrigo y al resguardo de la visera, que por su colmatación con cenizas sugieren el aprovechamiento como hogar. Se encontraron otras cubetas más pequeñas, que se han interpretado
como pequeños hogares o zonas de conservación de cenizas, como en Botiquería. La
estructura más significativa es un amontonamiento de piedras externas al yacimiento, que se extiende en las bandas exteriores, a modo de muro que cerraría una cabaña de planta oval, con un diámetro máximo de 3,5 m. Es la única evidencia clara de
una mejora de la habitabilidad en un yacimiento Neolítico Antiguo en Aragón. Esto,
junto con la presencia en el Pontet de pequeños agujeros interpretados como elementos para calzar postes, parece indicar que los abrigos pequeños se reforzarían
con elementos artificiales para optimizar las condiciones de los mismos.
CÆSARAUGUSTA 77
Su posición cronológica se obtiene del análisis de la cultura material. Las características de la industria lítica lo incluyen sin dudas en un nivel de transición en el
que los grupos epipaleolíticos progresivamente abandonan sus útiles en favor de los
que caracterizarán posteriormente al Neolítico. La presencia de cerámica en el estrato IIa, inevitablemente indica una relación o contactos con otros grupos que ya
poseían este elemento. No se volverá a incidir en la cuestión de la ausencia de cardial, ya comentada en el Pontet, máxime cuando está presente una de las decoraciones más representativas porcentualmente en las etapas antiguas, como son las
aplicaciones plásticas.
284
Aun cuando para el Pontet no se ha propuesto, ya que no es tan evidente, las
características de Secans llevan a considerarlo un yacimiento satélite de Botiquería.
Lo que a su vez implica que al coincidir/sustituir el nivel 5 de Botiquería, la agricultura incipiente atestiguada en Secans también se pudo desarrollar en los niveles
6 y 8 de Botiquería, aunque no se hallan encontrado las evidencias de ello. Por
ahora esta cuestión no parece que tenga una solución clara y la hipótesis establecida, por tanto, debe quedar como tal, a la espera del descubrimiento de nuevos yacimientos o excavaciones que puedan clarificarla.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Continuando en la provincia de Teruel, comentaremos los yacimientos incluidos en el catálogo con materiales de prospección atribuibles al Neolítico Antiguo. El
asentamiento más al Sur es el Abrigo del Ángel en Ladruñan, en el que se ha evidenciado una evolución semejante a los yacimientos del Bajo Aragón con niveles
epipaleolíticos geométricos a los que les suceden otros posiblemente neolíticos. Otra
área que ha aportado abundante información es Alcañiz, donde hay que mencionar
nuevos yacimientos localizados en superficie. Todos ellos son al aire libre, pero seguramente casi todos fueron abrigos, hoy desaparecidos por la fuerte erosión de la
zona. En Acampo Cabañero (Alcañiz), Balsa la Salada (Calanda) y Cabezo de Vara I
(Castelserás) es indudablemente la presencia de cerámicas impresas las que hacen
que se incluyan en un momento avanzado del Neolítico Antiguo. Además de este
denominador común en San Bartolomé I y la Salada Grande Este (Alcañiz) y en el
Cabezo de los Ladrones I (Lechago), se han hallado geométricos que reafirman su
atribución cronológica. Únicamente en las Margaritas (Alcañiz) se ha atestiguado los
dos elementos: industria lítica, con un microburil, y cerámica impresa e incisa.
Entre los yacimientos excavados en Alcañiz en primer lugar analizaremos los
Panizales. Se trata de una abrigo con la estratigrafía removida por las labores agrícolas, por tanto, sus materiales están revueltos con los de épocas posteriores. Carece
de fechas, análisis de polen y fauna, y desconocemos la industria lítica y ósea. No
obstante, los materiales cerámicos se incluyen dentro del Neolítico Antiguo de cerámicas impresas.
Sólo se llegó a los niveles neolíticos en la segunda campaña de excavación,
aun con todo existen dudas en estratigráficas. A. Álvarez (1985: 93-95) data el nivel
c en el Eneolítico, a pesar de hablar de cerámicas impresas de aspecto epicardial;
mientras que J. Andrés y A. Benavente (1992) no ven claro si se trata de Neolítico
o Bronce, debido sobre todo a que consideran que los materiales neolíticos aparecieron fuera del contexto original de deposición. En el interior del abrigo sólo se
encontraron materiales del Bronce. Esta indefinición redunda en la cronología, ya
CÆSARAUGUSTA 77
El abrigo de las Torrazas ha sido reutilizado como cabaña de pastores y se ha
visto afectado por la repoblación forestal, lo que unido a la fuerte erosión de la
zona ha hecho que los niveles y los materiales aparezcan desplazados. Como estructuras de habitación se encontraron en el nivel c (1990) seis depresiones circulares
excavadas en la roca natural, de una profundidad máxima de unos 30 cm. Dentro
de dos de ellas se hallaron grandes vasijas fragmentadas del Bronce. También se ha
planteado la posibilidad, no confirmada, de que existieran muros que delimitaran
el abrigo, ya que aparecieron pequeños amontonamientos de piedra.
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La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
que si la ocupación neolítica ha sufrido una fuerte erosión y ha sido desplazada no
se debería haber podido obtener la fecha de C14: 3.620 a. C., que está acorde con
las características de la cerámica. Esto sugiere que los pobladores de la edad del
Bronce agujerearon y removieron el nivel neolítico, o bien que la estratigrafía está
revuelta como consecuencia de la fuerte erosión de la zona. Ambas posibilidades
explicarían la mezcla de materiales de distintas épocas y la presencia de una fecha
antigua en este nivel.
En cuanto a la cultura material, entre la industria lítica se encuentran los elementos propios del Neolítico como perforadores, geométricos en doble bisel y con
retoque abrupto, pero a la vez se observan intrusiones de otras épocas como demuestra la presencia de un diente de hoz, la cerámica a torno o una punta palmela.
Alonso Norte, aunque siempre ha sido considerado un yacimiento al aire libre,
realmente está situado al amparo de un abrigo formado por la erosión de un paleocanal, aunque actualmente no se conserve la visera. La excavación se caracteriza por
la escasez de sedimento (con un máximo de 40 cm) y la presencia de un único
nivel. La cata 1 parece indicar el núcleo del poblamiento, y en ella se localizó un
hogar de forma circular con pequeños cantos de arenisca y caliza apoyado directamente sobre la roca natural, similar a los vistos en Botiquería y en Pontet. Sin
embargo, los resultados negativos de la muestra obtenida para una datación han
hecho que se plantee la posibilidad de que no sea un hogar sino el resultado de la
descomposición de algún objeto realizado con materia orgánica. Por otro lado hay
que hablar del aprovechamiento de un suelo natural, en el que se localizaron
pequeños agujeros alineados irregularmente que podrían responder a una estructura de ocupación del tipo cabaña. El principal problema que plantean es que no se
conoce su conexión con el resto del yacimiento por falta de excavación.
La fecha radiocarbónica, a todas luces reciente para el grueso del conjunto del
material, es rechazada por sus investigadores. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de que date un momento posterior en la ocupación del abrigo no constatado
estratigráficamente pero sí entre el material, como indica la presencia de foliáceos.
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Se caracteriza por la homogeneidad de sus materiales. En la industria lítica presenta una acusada tradición geométrica, con predominio del doble bisel y la ausencia
de microburiles. En su comparación con otros yacimientos se acerca al nivel c1 de la
Costalena y al 8 de Botiquería. Pero en cuanto al material cerámico se aproxima más
a los yacimientos de cerámica impresa e incisa oscenses, sobre todo por la ausencia del
cardial. No hay que olvidar que en los análisis cerámicos Mª D. Gallart (GALLART y
LÓPEZ, 1989: 65-73), las relaciona mineralógicamente con el nivel 1a de Chaves.
286
Se le atribuye una economía de caza y recolección en un estadio de lento desarrollo del Neolítico. Es verdad que los elementos que pueden indicar una actividad
económica más avanzada no están presentes, si exceptuamos un esferoide interpretado como palo cavador, y en los análisis de polen no se ha encontrado cereal, pero
las características del yacimiento y los datos obtenidos en zonas cercanas nos llevan
a proponer un desarrollo económico más avanzado. Los abundantes geométricos
no tienen por qué interpretarse siempre en relación con la caza, cuando está demostrado su posible uso como elementos de hoz. Además la presencia de láminas con
pátina de cereal, molinos y volanderas si no tienen por qué afirmar la existencia de
un agricultura, sí una recolección más intensiva que en las etapas anteriores donde
están ausentes.
V. La cerámica y el Neolítico antiguo
en Aragón
Partiendo del hecho de que la cerámica es un objeto fabricado por el hombre,
es necesaria, para obtener la máxima información, la comprensión completa del
proceso de manufactura, sus aspectos económicos y funcionales, la importancia
dentro del grupo y su posible utilización como elemento ritual, «comercial» o de
intercambio. Los renovados planteamientos y líneas de investigación, principalmente anglosajonas, han abierto vías de trabajo innovadoras e iniciado un camino
distinto en la interpretación de los elementos cerámicos, en el que lo más importante no es el material en sí mismo sino sus implicaciones sociales, económicas y
culturales dentro de un grupo concreto o de una colectividad. Todo ello no invalida el sistema de trabajo hasta ahora desarrollado sino que viene a complementarlo. Es imprescindible el estudio total de las evidencias y no de una muestra, puesto
que en yacimientos donde la técnica de manufactura todavía no ha alcanzado un
elevado nivel de perfección, parte de la información que pueden aportar se pierde.
Igualmente, desde el punto de vista morfológico o decorativo, con las muestras se
produce una selección de fragmentos que pueden no ser representativas del conjunto.
La utilización de herramientas innovadoras no asegura que todos los resultados sean positivos. No hemos podido establecer fidedignamente criterios evolutivos en relación a la tecnología cerámica, posiblemente porque todavía no se había
CÆSARAUGUSTA 77
En los últimos años en Aragón los conocimientos sobre el Neolítico han avanzado considerablemente, gracias al aumento de hallazgos y excavaciones que han
facilitado cubrir algunas lagunas. A pesar de ello persisten una serie de dificultades
en muchos casos insalvables, como son: la falta de estratigrafías claras, dataciones
de C14, de análisis botánicos, faunísticos, remociones de estratos, etc. Entre estas
carencias hay que mencionar el estudio de la cerámica neolítica que se intenta solventar con este trabajo.
287
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
producido un avance nítido en la técnica de fabricación, o porque todos los artesanos estaban en el mismo estadio de desarrollo. Tampoco han surgido correlaciones
entre las variables que ofrezcan alguna conclusión significativa, ya que parecen
experimentar todas las decoraciones y casi todas las formas, colores, etc., sin preferencias claramente definidas. El elemento más esclarecedor de la estadística ha sido
el análisis de correspondencias al conectar los factores con los yacimientos. Los
resultados se han perfilado con el estudio de las tablas de frecuencias, que permiten especificar de forma más gráfica las excepciones y las asociaciones.
El análisis cuantitativo de las evidencias ha asociado los yacimientos coincidiendo, a su vez, con los grupos establecidos por el resto de las evidencias arqueológicas. Destaca el escaso número de cerámicas de la mayoría de ellos262, coincidiendo con los que carecen o es mínima la industria ósea y los elementos de adorno. En industría lítica no es tan evidente esta relación porque hay que diferenciar,
por un lado los yacimientos de tradición epipaleolítica (con abundante material) y,
por otro los que más excepciones han planteado en los análisis. Únicamente Chaves
y las cámaras superiores del Moro de Olvena alcanzan un número adecuado de evidencias (entre ambos suponen el 58% del total) por lo que son los que más riqueza muestran (ver gráfico pág. 86).
Desde el punto de vista de la manufactura se ha advertido una gran homogeneidad, aunque se puede hablar de ligeras diferencias a través del tratamiento de la
superficie. El predominio de la cocción mixta corrobora la falta de control del horneado para obtener una cocción homogénea y el empleo de la técnica de fuego
abierto, aunque no se haya podido comprobar arqueológicamente. La alta representatividad de los desgrasantes de tamaño variable (pequeño-mediano) indican la
escasa importancia de la depuración de arcillas e inclusiones. Habría que destacar
el hallazgo en varios yacimientos de fragmentos cerámicos impregnados de ocre,
que aluden a la posible función de las vasijas. Igualmente significativas son las
semejanzas mineralógicas planteadas entre las cámaras superiores del Moro de
Olvena, Alonso Norte y la cueva de Chaves.
Desde el punto de vista morfológico se observa que, aunque se puede sugerir
el predominio de ciertos elementos, la mayor parte de las veces no es tan evidente.
Quizá la peculiaridad que mejor los caracterice sea la gran variedad y diversidad de
formas, y los elementos que mejor lo ejemplifican son las suspensiones.
CÆSARAUGUSTA 77
En general en estos apartados los yacimientos que más se alejan son siempre
los mismos y coinciden frecuentemente con los que tienen una cronología más
incierta: la Miranda, la cueva de las Brujas, el Remosillo, Huerto Raso, El Torrollón
I y las cuevas de Gabasa, a los que alternativamente por distintas razones se les añaden otros asentamientos como las Torrazas o los Panizales.
288
Todos los yacimientos responden en mayor o menor medida a un mismo
esquema decorativo sin observarse diferencias ostensibles. El análisis de correspondencias señala la impresión a punzón y no la decoración cardial, en contra de
lo propuesto habitualmente, como delimitadora de la posición de los asentamientos en el análisis.
262 No alcanzando el 4% de las cerámicas estudiadas están: El Pontet, Secans, Botiquería dels Moros,
Costalena, Alonso Norte, Las Torrazas, los Panizales, Torrollón I, Forcas II, Forcón, las cuevas de
Gabasa, el Remosillo, la cámara inferior del Moro de Olvena, La cueva de las Brujas y Huerto Raso.
En definitiva, atendiendo al material cerámico los yacimientos se han ido asociando progresivamente de la siguiente forma:
a. El Torrollón I que quedaría separado del resto por las peculiaridades de su
material cerámico.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En la correlación establecida con las características de los fragmentos (morfología, decoración y fragmentos lisos) contrasta cómo en el Forcón, la Espluga de la
Puyascada, El Remosillo, la cámara inferior del Moro de Olvena, Gabasa 2b y 3a, el
nivel c genérico de la Costalena y los Panizales, el porcentaje de fragmentos decorados es menor que el de fragmentos con morfología y decoración. La mayoría de
ellos responden a yacimientos que presentan varias épocas, lo que nos ha llevado a
plantear una posible evolución en la localización de la decoración, es decir, que en
la épocas posteriores al Neolítico Antiguo las zonas preferentes para decorar fueron,
sobre todo, las relacionadas directamente con la morfología, esencialmente bordes,
más que el cuerpo que parecer ser la elegida en esta época.
b. La cueva de la Miranda, la cueva de las Brujas, el Remosillo, Huerto Raso,
todas las cuevas de Gabasa, la cámara inferior del Moro de Olvena, Torrazas, Panizales y, en menor medida, el nivel a+b y c genérico de la Costalena
y el nivel b del Pontet, aunque no siempre aparecen asociadas presentan
una mayor divergencia en relación al resto. En los yacimientos oscenses, el
motivo más factible para su agrupación es la mezcla de materiales debido
a la remoción de los estratos. En cambio en los del Bajo Aragón quizás la
causa más que las intrusiones sea la falta de una excavación completa, o
con más probabilidad que estén en un estadio más evolucionado que el
resto. A pesar de ello no se puede hablar de ruptura con los otros grupos,
sino de continuidad en la mayor parte de las características de la cerámica.
Con matices distintos, Els Secans, debería incluirse en este grupo, no
tanto por sus diferencias con el resto sino por sus similitudes con este grupo
b, sobre todo en los análisis morfológicos y decorativos. No obstante, esta
unión no expresa la realidad global del abrigo, ya que viene determinada
tan sólo por las características del material cerámico.
d. El nivel c superior del Pontet, el nivel 6 de Botiquería, el nivel c2 de la
Costalena, Peña de las Forcas II y Chaves, constituyen el último grupo. El
alejamiento del resto lo marca la decoración, debido primordialmente a la
presencia de impresiones cardiales. No obstante sigue siendo Chaves la que
ofrece mayores divergencias respecto al conjunto.
Dentro de la cultura material destacan distintos hechos relevantes, que matizan y complementan los datos cerámicos. Los estudios sobre la industria lítica se
CÆSARAUGUSTA 77
c. El Forcón, la Espluga de la Puyascada, las cámaras superiores del Moro de
Olvena, Alonso Norte, el nivel 8 de Botiquería, el nivel c1 de la Costalena y
el nivel c inferior del Pontet configuran el tercer conjunto. Es quizá el más
heterogéneo, ya que en los análisis divergen bastante. Los yacimientos del
Bajo Aragón aunque se acercan a los oscenses quedan ligeramente individualizados, sobre todo, los que poseen en sus estratos decoración cardial. Es
significativo que las tres primeras cuevas se asocian con Chaves en el reparto cuantitativo de las características de los fragmentos, esta correlación es
mucho más acusada con Olvena.
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La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
han centrado mayoritariamente en yacimientos neolíticos de tradición epipaleolítica (facies Cocina), en los que se observa la continuidad con el periodo anterior. Se
define por una sustitución progresiva de los trapecios por los triángulos y del retoque abrupto por el doble bisel; por la preferente asociación de trapecios/retoque
abrupto y de triángulos/doble bisel; por un desarrollo tardío de los segmentos de
círculo generalmente en doble bisel y, por último, por la aparición esporádica de tipos característicos como los triángulos tipo Cocina (BARANDIARÁN y CAVA, 1989:
130-131, 133).
Se han apreciado tres realidades distintas: en primer lugar los yacimientos con
escasos o inexistentes elementos líticos. Coinciden, a su vez, con los que carecen de
cerámica cardial, de substrato epipaleolítico y de excavación completa o en extensión. La falta de núcleos, lascas, desechos de talla, etc., indica que no se trabajaba el
sílex en el yacimiento y, por tanto, existían otros lugares de extracción y talla,
pudiéndose relacionar con los abundantes talleres de sílex en su facies cantera y de
aprovisionamiento de materias primas. A su vez las escasas piezas encontradas también indican que utilizaban pocos elementos de este tipo (¿porque no los necesitaban?, ¿porque los habían sustituido en algunas funciones por otro material?). Por
tanto parece que parte de las actividades económicas que implican inevitablemente
el uso de este utillaje, como la recolección y el cultivo, eran mínimas, aunque la
falta de análisis polínicos no lo puedan confirmar. El hallazgo de otros elementos
como hachas, tampoco muy abundantes, no tiene por qué implicar una deforestación para cultivo, sino otras funciones como cortar leña para fuego, realizar herramientas o cualquier tipo de objeto.
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A este grupo pertenecen la Espluga de la Puyascada, El Forcón, las cuevas de los
Moros de Gabasa, la cueva de la Miranda, la cámara inferior del Moro de Olvena,
Huerto Raso, el Remosillo, El Torrollón I y los Panizales, aunque hay que hacer ciertas matizaciones. La incorporación del Torrollón I contrasta con el resto de sus
características que lo engloban en los asentamientos agrícolas al aire libre, pero
puede ser debido a las circunstancias en que se recogió el material y a la falta de
excavación, que podría aproximarlo a asentamientos como Alonso Norte, donde el
utillaje de sílex posee unos porcentajes significativos relacionados directamente con
esa actividad agrícola o recolectora. La escasez de esta industria en el Forcón o las
cuevas de los Moros de Gabasa, conecta estrechamente con la pobreza material en
los enterramientos.
290
En segundo lugar, los asentamientos con un volumen considerable de esta
industria, evidenciándose incluso actividades de talla. Asimismo, es abundante el
material cerámico y óseo. Agrupa a Chaves, las cámaras superiores del Moro de
Olvena, las Torrazas y Alonso Norte. Aunque faltan los estudios de huellas de uso,
se puede plantear sin temor a equivocarnos la existencia de una actividad agrícola
o recolectora significativa, sobre todo, en Chaves donde se ha atestiguado polen de
cereal.
Por último los yacimientos con substrato epipaleolítico, en los que la industria
lítica es casi el elemento más importante de la cultura material. Engloba a los asentamientos del valle del Matarraña y a Peña de las Forcas II. Se definen por ese substrato anterior que confiere a su industria un carácter particular, en el que Peña de
las Forcas II se acerca al grupo de yacimientos epipaleolíticos de la zona occidental
del valle del Ebro y los bajoaragoneses al Epipaleolítico de tradición Cocina.
La industria ósea no es determinante si se compara con otras zonas peninsulares, excepto en el caso de Chaves y la Puyascada. Se define por la generalización
de punzones sobre metapodio de ovicáprido. Como elementos indicativos de neolitización destacan las cucharas y paletas de la Espluga de la Puyascada y de Chaves
con paralelos en el Neolítico Antiguo catalán y valenciano.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Dentro de esta industria se revelan importantes carencias, como son la falta de
estudio de los útiles pulimentados, molinos, volanderas y otros elementos líticos
como los cantos con ocre. Es interesante que estas evidencias sean escasas en los
yacimientos del valle de Matarraña, ya que por ahora sólo se han atestiguado en el
Pontet. Los mínimos análisis de materias primas impiden conocer las posibles vías
de abastecimiento y la movilidad de los grupos, así como el motivo por el que se
usan otras materias primas como la cuarcita, el cristal de roca, etc. Otros restos que
pueden ser significativos, por sus connotaciones económicas, son palos cavadores
de Chaves, Alonso Norte y el dudoso de Botiquería.
Los elementos de adorno, principalmente las cuentas de calaíta de la cámara
superior del Moro de Olvena y de la cueva de Chaves, así como las conchas de cardium edule y otros elementos propios de contextos marítimos, apuntan a la existencia de un comercio/intercambio o de una gran movilidad entre estas poblaciones
todavía difícil de precisar. También hay que mencionar los brazaletes de piedra del
Torrollón I y los anillos de hueso, como objetos innovadores en esta área.
Estos rasgos se completan con los análisis de los territorios de explotación. La
proximidad de recursos hídricos denota buenas condiciones de habitabilidad y las
posibilidades de comunicación entre ellos o con otras áreas más o menos próximas.
En general todos se ubican en altitudes moderadas, excepto el Forcón y la Puyascada
que sobrepasan los 1.000 m. s.n.m. La orientación de los yacimientos es, mayoritariamente, idónea para el máximo aprovechamiento de la luz. En el análisis del uso
del suelo se han evidenciado algunas diferencias: los yacimientos oscenses poseen
más terreno para pastizales y bosque, en cambio los que se sitúan al aire libre carecen casi totalmente de estas superficies. En el valle del Matarraña, se reparten equitativamente el terreno entre el suelo apto para el cultivo/recolección intensiva y el
CÆSARAUGUSTA 77
Las características económicas de los yacimientos las han establecido los análisis polínicos, faunísticos y los territorios de explotación. Es la zona del Matarraña
la que manifiesta de una forma más clara la modificación que comienza a hacer el
hombre sobre el medio ambiente. Se observa a través del estudio palinológico de
Secans y Pontet, sin que poder dirimir entre recolección intensiva, cultivo o el desarrollo conjunto de ambas y, la posible agricultura en la zona oscense con Chaves.
La fauna, por el contrario, ofrece una visión más general. Sugiere la plena domesticación para la zona oscense, no así en el Bajo Aragón por la carecencia de restos. Las
especies más representadas son los ovicápridos y, en menor número, bóvidos y cerdos. Debido a la distribución geográfica de estos animales P. Castaños (1993, 1996)
propone al valle del Ebro como una de las zonas de penetración de la domesticación a partir de las regiones costeras mediterráneas. Sin embargo, no dejan las actividades cinegéticas, la pesca o recolección como complemento adecuado para la
dieta. Las prácticas venatorias se centran en el ciervo y, en menor medida, según los
casos en el jabalí. Tan sólo Olvena permite hablar de descuartizamiento de las piezas en el lugar de la captura, trasladando al yacimiento únicamente los restos que les
interesaban (ibidem, 1991: 95).
291
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
bosque/pastizal. En muchos casos, las áreas de estos territorios se invaden e incluso se solapan, lo que ha llevado a proponer varias teorías pendientes de confirmación: ocupaciones cíclicas que coinciden con los sistemas rotatorios de barbecho o
los períodos de crecimiento vegetativo de los pastos atendiendo a las estaciones climáticas; que no todos los yacimientos fueran ocupados al mismo tiempo y por las
mismas gentes; o bien que unos sean satélites de otros. La conclusión más evidente de este análisis han sido las semejanzas observadas en las características medio
ambientales entre los yacimientos con sustrato epipaleolítico y los que no lo poseen, lo que impide hablar de nichos ecológicos diferenciados.
Desde una óptica geográfica, continúa siendo la montaña la zona más habitada, pero quizás no tanto como expresión de una realidad como por el tipo de investigación, puesto que en los últimos años los hallazgos en el llano denotan una ocupación significativa. Estos descubrimientos apuntan hacia un poblamiento tan
importante del llano como de la montaña, en momentos mucho más antiguos de
lo que hasta ahora se planteaba, aunque por ahora carezcan de cerámica cardial
como los encontrados en el litoral mediterráneo.
Económicamente los asentamientos también se han ido uniendo. Por un lado,
los que poseen una actividad ganadera importante, posiblemente trashumante, y
escasos elementos que aportan información sobre la agricultura/recolección intensiva. Se centran en la provincia oscense: la Espluga de la Puyascada y la Miranda.
Por otro los que manifiestan una economía más compleja, con rica agricultura y
ganadería como las cámaras superiores del Moro de Olvena y Chaves, que parecen
conformar una población sedentaria con una economía plenamente neolítica. Un
tercer grupo lo constituyen los yacimientos en los que la actividad primordial
apunta hacia la agricultura, sería el caso de El Torrollón I, Alonso Norte, las
Torrazas y los Panizales. Más claramente recolectores o, por lo menos, con más factores que aluden hacia la intensificación de esa actividad o el inicio de una agricultura incipiente se incluyen los abrigos de Bajo Aragón, especialmente, el Pontet
y Secans. En cuarto lugar, están los yacimientos que no parecen desarrollar ningún
tipo de economía especial, como son Huerto Raso, la cámara inferior del Moro de
Olvena, el Remosillo, la cueva de las Brujas, las cuevas de Gabasa y el Forcón. En
ningún caso se excluye la posibilidad de que se realicen otras actividades, pero con
menor intensidad, teniendo por tanto un carácter secundario. Estas diferencias no
marcan una diversidad de población, ya que podrían ser los mismos grupos en
movimiento, aunque sí establecen diferencias geográficas y funcionales en la ocupación.
Recopilando todos los datos del registro arqueológico y económicos se aprecian las siguientes diferencias desde un punto de vista funcional (RODANÉS y RAMÓN,
1995: 121-122):
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I.
292
Cuevas de carácter funerario: Forcón y la cuevas de Gabasa.
II. Abrigos relacionados con el arte rupestre y presumible carácter temporal:
Huerto Raso, el Remosillo y posiblemente, aunque no como única función, Secans.
III. De orientación ganadera como actividad primaria que se completa con recolección, caza y, tal vez, agricultura. Se incluyen la Espluga de la Puyascada y la cueva de la Miranda. Por su situación geográfica y los rigores cli-
IV. De orientación agrícola/recolectora, en el que se diferencian: a) los yacimientos situados en llano y al aire libre como El Torrollón I, Alonso Norte
y las Torrazas, que por el tipo de cerámicas sugieren ocupaciones permanentes; b) los abrigos en los que la relación recolección intensiva/agricultura incipiente comienza a desarrollarse, coincidiendo posiblemente con
un momento de transición. Son Pontet, Secans, Botiquería del Moros y
Costalena, que dibujan un panorama de ocupación intensiva del valle del
Matarraña.
V.
De orientación mixta agrícola-ganadera en los que ambas actividades son
importantes, como Chaves y la cámara superior del Moro de Olvena. Las
características topográficas de la cueva de Chaves no hacen dudar de su
caracter de hábitat permanente. No así Olvena, que por la abundancia y
los rasgos del material inducen a pensar que o bien se ocupó temporalmente por un grupo muy numeroso, o bien la estancia fue duradera,
opción esta última por la que nos inclinamos como más factible.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
máticos de la montaña oscense, serían yacimientos temporales relacionados con la trasumancia ganadera.
La antigüedad de la fecha de Peña de las Forcas II y sus características arqueológicas permiten sugerir algunas propuestas en relación al desarrollo de la neolitización, sin que por ello se pretenda explicar todo el proceso en el Alto Aragón.
Siguiendo el esquema planteado por A. Gallay (1989; 1990) para los Alpes, podría
apuntarse que Peña de las Forcas II está en un momento en el que se inician los contactos con grupos plenamente neolitizados (la llamada fase pionera). Es decir, manteniendo sus rasgos básicamente epipaleolíticos inicia una relación con las primeras gentes neolíticas que buscan nuevas áreas donde asentarse. Ésta se materializa
en una transferencia cultural, que arqueológicamente puede advertirse en la presencia, en este caso mínima, de cerámica. Con el tiempo al ser una zona favorable
se producirán los primeros establecimientos permanentes (fase neopionera), cuyos
ejemplos podrían ser Chaves como asentamiento ex novo, y Olvena como evolución
de los pobladores autóctonos, lo que podría explicar la ausencia de cerámica cardial
por carecer del mismo significado o no responder a la misma moda/gustos o ritual
que los nuevos grupos neolíticos. Este proceso no sólo ayuda a explicar Peña de las
Forcas II, sino que también podría ser válido para aclarar la presencia de un único
fragmento cardial en las Brujas, ya que en esta primera fase aunque los contactos
263 Las fechas calibradas pueden consultarse en UTRILLA et alli, 1998: 191-192.
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La evolución del Neolítico Antiguo en Aragón, tras lo expuesto anteriormente,
tiene un desarrollo relativamente perfilado. Si se atiende a las dataciones de C14 de
la Espluga de la Puyascada, del Moro de Olvena, Chaves, Forcas II, Costalena,
Pontet y Torrazas, cronológicamente está establecida la evolución, pero no concuerda plenamente con las características del registro arqueológico. Por ello, a través del estudio de las cerámicas y apoyándonos en los demás rasgos de la cultura
material se va a intentar explicar el proceso. En el estado actual hay que fijar el inicio de la neolitización en Aragón a principios del VI milenio a. C., basándonos en
las fechas más antiguas de Peña de las Forcas II (5.020 a. C.), Chaves (4.820 a.C.) y
la cámara superior del Moro de Olvena (4.600 a.C.)263.
293
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
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294
son esporádicos no se concentran en un único lugar. No obstante, todavía no se
puede valorar correctamente el significado de las transferencias y su cuantía, puesto que necesitamos un volumen mayor de información.
Incorporar Neolítico Antiguo aragonés a las periodizaciones de otras zonas
resulta ciertamente forzado, puesto que las clasificaciones hasta ahora propuestas
son excesivamente rígidas y no se acomodan al total de materiales aportados por
estos yacimientos. Se ha intentado concretar un marco general que responda a los
datos actuales, pero que a la vez permita ir incorporando nuevos descubrimientos
o evidencias: Una primera fase, Neolítico Antiguo I, encuadrada en el VI milenio a. C.
y representado por Chaves, las cámaras superiores del Moro de Olvena, Peña de las
Forcas II, Els Secans, nivel c1 y c2 de la Costalena, nivel c inferior y superior del
Pontet, y nivel 6 y 8 de Botiquería dels Moros. Sin embargo, la inclusión de algunos de estos yacimientos plantea varios problemas y choca con las periodizaciones
hasta ahora admitidas.
La división cardial y epicardial de los niveles 1a y 1b de Chaves carece de base,
tal como se ha demostrado en los correspondientes análisis del capítulo III. La
cueva de Chaves ha evidenciado que es la decoración cerámica el rasgo que presenta mayores modificaciones durante el Neolítico, ya que el resto de la cultura
material y de los registros casi no se alteran. La evolución, como han observado
otros investigadores, se detecta a través del descenso de la decoración cardial y el
aumento, aunque muy pequeño, de incisas e impresas no cardiales. Porcentualmente quizá pueda ser significativo, pero el hecho de que el resto de los datos no
se alteren lleva a cuestionar si se trata de dos etapas distintas o realmente de una
evolución en el tiempo, en la que estas gentes van cambiando progresivamente de
gusto decorativo, abandonando paulatinamente uno en favor de otros. Otro argumento en el que se podrían apoyar para mantener esa diferencia es el cambio
mineralógico que se produce entre el nivel 1b y el 1a, con una disminución de los
cuarzos y un aumento de las calcitas, aunque también podría explicarse por el agotamiento del depósito original de arcillas y, por tanto, su extracción en otro sitio
con diferentes porcentajes minerales. Hay que tener en cuenta que esta variación
no va acompañada de otro tipo de modificaciones ni en la manufactura ni en la
tecnología, y a que en las cerámicas de la Cova de l’Or se advierte el mismo cambio (GALLART y LÓPEZ, 1988a: 5-26). La cueva de Chaves parece mostrarse como un
ejemplo del proceso que desarrolla un grupo durante un milenio en un mismo
lugar. No se puede seguir hablando de grupos o períodos basándose en un sólo
aspecto tan particular como es la impresión con cardium, prescindiendo de las
demás variables que definen una cultura. La coincidencia entre ambos niveles es,
desde el punto de vista porcentual, altamente significativa, lo que demuestra únicamente un desarrollo continuado sin aparentes rupturas. Este planteamiento, que
se aleja de las periodizaciones al uso, se adapta a una visión del Neolítico como un
proceso de cambio cultural no como una mera descripción porcentual de estilos
decorativos.
Si aceptáramos esta misma periodización (cardial, epicardial y postcardial), las
características de las cámaras superiores del Moro de Olvena, Secans y el c inferior
del Pontet se englobarían en el postcardial, ya que al no poseer esta decoración no
se incluyen en las primeras etapas. Tipológicamente podría ser así pero chocamos
con un inconveniente insalvable: la excesiva antigüedad de las dataciones absolutas. Las fechas 4.600 y 4.420 a. C. son demasiado antiguas para cualquier fase post-
Ha quedado demostrado que Chaves y Olvena tienen rasgos muy similares. Se
caracterizan por un Neolítico plenamente establecido, son asentamientos económicamente mixtos, con una industria lítica abundante (geométricos, taladros,
láminas, etc.), una rica industria ósea y elementos de adorno, aunque Chaves presenta una mayor diversificación y riqueza. La cerámica plantea semejanzas
porcentuales en la cocción, los análisis mineralógicos, la morfología general, los
tipos de bordes, cuerpo, cuellos y fondos, en la distribución general de las características de los fragmentos y en el reparto de la decoración atendiendo a las técnicas.
En suma la única diferencia significativa es la existencia o no de cerámica cardial.
Argumento que a tenor del resto de las evidencias no parece excesivamente importante, a pesar de que se haya utilizado como único elemento diferencial en las
periodizaciones tradicionales, a lo que habría que sumar que en las cámaras superiores del Moro de Olvena aparece la concha necesaria para realizar esta decoración.
Todo ello podría plantear la convivencia de dos facies, de las que arqueológicamente sólo se observa una mínima diferencia: la presencia/ausencia de cerámica
cardial. Sin embargo, hay que ser cautos ya que sólo se tiene una datación absoluta y, por lo tanto, se desconoce el desarrollo completo de las cámaras superiores del
Moro de Olvena. Esta modificación en la decoración también pudo estar motivada
por otras causas de las que no tenemos elementos suficientes para discernirlas (funcionalidad, modas decorativas, grupos o distribución social distinta, diferentes relaciones intergrupales, variaciones en el simbolismo en cuanto a la decoración, en
definitiva por un concepción distinta del motivo decorativo).
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
cardial en la Península Ibérica, luego hay intentar explicar la ausencia de esta variedad decorativa mediante argumentos no cronológicos.
La fecha de Peña de las Forcas II no sugiere problemas pero siguen apuntando
algunos de los interrogantes ya vistos, que en parte podrían solventarse si aceptamos el proceso de transferencia cultural a través de fronteras móviles comentado
anteriormente. La cuestión más importante que plantea es de otro tipo, ya que es el
único yacimiento oscense, hasta ahora, en el que se ha documentado la tradición
epipaleolítica. Es el primer asentamiento que muestra cómo los antiguos pobladores de la zona evolucionan en el tiempo, incorporando distintas innovaciones como
la cerámica y un cambio en el utillaje lítico.
CÆSARAUGUSTA 77
Las dataciones de Costalena: 4.470±250 a. C. para la parte superior del c3 y de
Pontet: 4.420 a. C. para el nivel c inferior, sitúa a los abrigos bajaoaragoneses en un
momento más reciente que los yacimientos oscenses, sin embargo la cultura material manifiesta lo contrario. Tanto el material lítico como la cerámica están claramente en consonancia con lo visto anteriormente. La industria lítica, al igual que
en Peña de las Forcas II, marca un origen epipaleolítico que va evolucionando en el
tiempo. La cerámica se incorpora como una innovación técnica recogida por estos
grupos. Más problemas muestran Pontet y Secans, pero la posición estratigráfica de
ambos, su desarrollo, unido a la datación absoluta del Pontet y a sus equivalencias
con el resto de los yacimientos del Matarraña hacen que sea incuestionable su
incorporación a esta etapa cronológica, a pesar de carecer de cardial. Los yacimientos bajoaragoneses son grupos epipaleolíticos que de alguna forma han adquirido
rasgos propios del Neolítico. En este proceso es donde se puede encontrar la razón
por la que en los primeros niveles no aparece cardial, aunque quizás es más evidente su ausencia si se atiende al escaso número de cerámicas encontradas.
295
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
En definitiva, las características cuantitativas y cualitativas de la cultura material
corroboran la existencia de dos modelos de neolitización. Por un lado, lo que se podría llamar la facies de tradición epipaleolítica, en la que se engloban los yacimientos del Bajo Aragón y, aunque no esté inmerso en la tradición Cocina, Peña de las
Forcas II. Se definen por una importante industria lítica, escasos elementos de adorno y mínima, por no decir nula, industria ósea, y con un porcentaje reducido de cerámica en el conjunto estudiado (no superando el 3,12% de Costalena). Económicamente tan sólo se puede hablar de una recolección intensiva/agricultura incipiente o ambas sin poder especificar, completado con caza y pesca. Esta facies no es
exclusiva de Aragón porque, como ya se ha visto, aparece en múltiples zonas mediterráneas, pero nos introduce en otras cuestiones sin resolver: la aculturación o el sistema de incorporación de las innovaciones, dónde se produjeron los contactos, los
cambios que pudieron suponer, etc. Por otro lado, una facies compuesta por un
grupo de asentamientos que por sus características son definidos en otros ámbitos
como neolíticos franco-ibéricos o puros. Sin embargo consideramos que, debido a
las connotaciones culturales de estos términos, no son los calificativos más adecuados e impedirían la inclusión de yacimientos como Olvena. Problema que también
se observa en varios descubrimientos realizados en Italia o Francia, como el abrigo
de Pendimoun (Niza) por citar un ejemplo. Sus rasgos son una abundante industria
lítica, ósea, elementos de adorno, un material cerámico que supone más del 58% del
global analizado, y una economía mixta, tanto ganadera como agrícola.
CÆSARAUGUSTA 77
La segunda etapa, Neolítico Antiguo II, engloba el resto de los yacimientos:
Espluga de la Puyascada, La Miranda, el nivel b del Pontet, el nivel a+b de la
Costalena, Alonso Norte, Las Torrazas, los Panizales, Torrollón I, el Forcón, las cuevas de Gabasa, el Remosillo, la cámara inferior del Moro de Olvena, la cueva de las
Brujas y Huerto Raso. Se enmarcaría en el IV milenio a. C. a través de las dataciones
obtenidas en la Espluga de la Puyascada: 3.980 y 3.630 a. C, la cámara inferior del
Moro de Olvena: 3.210 a. C, el nivel b del Pontet: 3.500 a. C, las Torrazas: 3.620 a. C.
y la desestimada de Alonso Norte. En la Espluga de la Puyascada se advierte algún
problema, ya que el estrato más antiguo de la cata 3 es el que ofrece la datación más
reciente, aunque podría sugerir que la ocupación se prolongará durante 350 años y
qu3, por tanto, designen dos zonas de habitación distintas. De alguna forma su
continuidad vendría avalada por la homogeneidad del material.
296
En general, se caracteriza por una presumible especialización económica, ya
que aparecen todas las categorías funcionales propuestas excepto, curiosamente, los
de actividad mixta. Esta diversidad se manifiesta también en el resto de los elementos de la cultura material, en especial, en la cerámica. Morfológica y tecnológicamente no existen diferencias significativas con la etapa anterior. De los análisis de
pastas realizados se aprecia que en la cámara inferior del Moro de Olvena se ha producido un cambio mineralógico, que podría deberse simplemente al agotamiento
del depósito de arcillas y a la extracción de uno nuevo, pero a la vez técnico con una
mayor depuración de pastas y desgrasantes. Mientras que los análisis de Alonso
Norte manifiestan un gran parecido con Chaves. Como ya se ha dicho el cambio
más significativo es decorativo. Además de la ausencia de cardial, se produce un
aumento de las impresiones, aplicaciones plásticas, incisas y acanaladas, pero los
motivos continúan siendo los mismos. La principal divergencia se aprecia en la ubicación, puesto que comienzan a primar los bordes en oposición al cuerpo, característica que perdurará en el tiempo.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
La dualidad en el modelo de neolitización no tiene continuidad de una forma
tan nítida en este milenio. La facies de tradición epipaleolítica (tipo Cocina) neolitizada continúa en el Bajo Aragón, en parte con los mismos yacimientos: nivel b del
Pontet y nivel a+b de la Costalena; y en parte en áreas colindantes (Alonso Norte,
Las Torrazas y los Panizales) con una mayor especialización agrícola/recolectora.
Siguen siendo yacimientos con abundante industria lítica y muy escasa ósea y elementos de adorno. Este poblamiento podría verse prolongado en yacimientos
como Riols (Mequinenza) o Los Ramos (Chiprana) en etapas más avanzadas del
Neolítico, aunque es una hipótesis no confirmada. No se puede decir lo mismo de
Peña de las Forcas II, ya que carece de las evidencias que sugieran su evolución en
el IV milenio (¿porque desaparece? o ¿porque ha sufrido una fuerte transformación
incorporándose plenamente al Neolítico?). Por otro lado, la facies con más aspectos neolíticos se concentra, por ahora, en el Alto Aragón y presenta una mayor variedad basada esencialmente en aspectos funcionales. En primer lugar, los asentamientos con una actividad ganadera importante, poca industria lítica y un considerable volumen cerámico como la Espluga de la Puyascada y La Miranda que, a su
vez, presentan similitudes con la cámara superior del Moro de Olvena. En segundo
lugar, los que priman la actividad agrícola/recolectora como el Torrollón I, que
habría que relacionar con los del Bajo Aragón. En tercer y último lugar un grupo
con escaso material arqueológico, cuya funcionalidad es diversa y no está claramente definida: Huerto Raso y el Remosillo parecen estar en conexión con el arte
rupestre, aunque las características cerámicas de este último podrían llevarlo hasta
un Neolítico Medio-Final. El Forcón y las cuevas de Gabasa se relacionan con contextos sepulcrales, con escasas evidencias arqueológicas. La asusencia de análisis y
de excavación impiden plantear qué desarrollo tenían o qué papel desempeñaban
la cámara inferior del Moro de Olvena y la cueva de las Brujas.
CÆSARAUGUSTA 77
En definitiva, estas etapas marcan dos momentos continuos en la evolución de
los mismos grupos, es decir, no hay elementos de la cultura material que sufran
unas transformaciones tan drásticas como para plantear una ruptura entre una y
otra. Pero es necesaria su confirmación con la ampliación de los estudios, no sólo
con los análisis mencionados sino principalmente con excavaciones sistemáticas
que aporten estratigrafías claras, más dataciones y nuevos datos para establecer una
evolución y acentuar, en caso de que las hubiera, las diferencias entre las fases.
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336
337
149
556
443
20
Torrollón
Costalena
Pontet
Secans
290
17.809
CÆSARAUGUSTA 77
TOTAL
Alonso Norte
68
191
Gabasa 5
Panizales
15
Gabasa 3b
45
22
Gabasa 3a
519
517
Gabasa 2b
Torrazas
655
Gabasa 2a
Botiquería
143
Brujas
167
2.450
C. sup. (Olvena)
98
7.943
C. inf. (Olvena)
Remosillo
Chaves
114
97
Huerto Raso
952
Forcas II
1.929
426
N º FRA G.
Miranda
Puyascada
Forcón
YACIMIENTO
14,21
8,82
Alonso Norte
Panizales
7,14
20,13
Torrazas
Botiquería 6
0
Secans
4,76
0
Pontet c inf.
Botiquería 8
11,11
9,80
5,88
6,66
4,14
8,75
4,96
32,80
13,33
45,45
21,88
28,41
28,57
18,15
17,03
23,46
8,93
11,45
9,96
11,11
17,85
14,93
16,86
13,55
R.C.
Pontet c sup.
Pontet b
Costalena c2
Costalena c1
Costalena c
Costalena a+b
Torrollón
Gabasa 5
Gabasa 3b
Gabasa 3a
Gabasa 2b
Gabasa 2a
Brujas
C. sup. (Olvena)
C. inf. (Olvena)
Remosillo
Chaves 1b
Chaves 1a
Chaves sup.
Huerto Raso
Forcas II
Miranda
Puyascada
Forcón
YACIMIENTO
10
27,94
18,53
14,28
33,33
0
40
11,11
25,98
13,23
3,33
7,10
10,59
14,18
5,82
6,66
0
11,24
5,22
4,76
5,53
22,96
14,28
6,81
8,26
7,97
5,56
10,71
2,94
9,19
7,62
R.D.
11,6
4,41
1,60
0
0
0
6,66
4,32
0,49
2,94
3,33
5,91
7,37
6,38
4,23
0
0
2,20
3,68
7,93
19,3
8,88
3,06
7,35
6,81
4,22
18,9
7,14
10,8
22,5
10,2
O.C
16,28
5,88
4,11
14,28
0
20
6,66
7,40
4,41
7,35
10
19,52
14,28
2,12
1,58
13,33
4,54
2,41
3,37
5,55
5,41
2,96
12,24
12,67
10,79
9,61
1,11
8,33
5,26
9,79
11,58
O.D.
18,42
35,29
31,12
7,14
38,09
30
40
26,54
11,27
36,76
16,66
18,93
24,88
7,80
34,39
13,33
18,18
32,93
28,87
21,42
18,44
14,07
18,36
31,07
32,75
32,12
40
21,42
36,42
20,29
16,94
M.C.
TIPOS DE COCCIÓN
29,47
17,64
24,48
57,14
23,81
50
6,66
39,5
48,03
33,82
60
44,37
34,10
64,53
21,16
53,33
31,81
29,31
30,41
31,74
33,18
34,07
28,57
33,14
29,91
36,10
23,33
34,52
29,63
21,32
40,11
M.D.
3,70
1,49
1,62
0
0
0
6,66
3,06
2,94
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0
4,54
6,42
4,30
14,28
10,35
11,94
15,46
7,63
5,80
7,33
24,7
8,33
17,27
15,27
14,28
G.
VII. Apéndice
64,02
34,32
39,81
50
29,41
60
20
52,14
75
52,94
63,33
46,15
56,54
95,03
42,55
66,66
68,18
40,96
35,94
26,98
62,93
36,56
35,05
35,67
35,38
39,52
51,76
45,23
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45,82
58
A.
0
22,38
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0
0
6,66
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0
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4,76
20,11
4,80
4,28
E.
32,27
40,29
43,75
50
70,58
40
66,66
40,49
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38,23
23,33
46,15
25,70
0,70
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13,33
22,72
9,43
9,52
26,98
12,73
26,86
17,52
45,96
51,92
49,23
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41,66
15,22
34,09
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B.
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R.
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4,54
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7,41
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4,08
2,01
1,19
1,41
13,33
3,61
18,34
6,03
7,69
G.
59,57
19,11
24,54
28,57
28,57
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26,66
25,76
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63,33
28,40
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2,83
31,21
46,66
59,09
27,30
24,11
24,60
45,12
19,25
31,63
20,99
15,35
16,25
30
21,68
26,16
44,72
57,26
A.
0
20,58
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0
0
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14,15
26,66
29,59
12,07
11
7,53
6,66
10,84
13,13
3,86
3,13
E.
39,89
54,41
53,44
64,28
66,66
66,66
66,66
71,77
46,56
54,41
33,33
67,45
44,7
96,45
15,87
33,33
36,36
19,67
17,51
23,01
29,55
37,03
31,63
64,85
72,30
74,20
44,44
62,65
20,95
45,15
31,90
B.
Acabado externo
TRATAMIENTO DE LA SUPERFICIE
Acabado interno
0
0
5,88
2,98
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0
0
0
0
1,47
1,47
0
1,77
1,38
0
6,34
13,33
0
11,04
5,99
10,31
3,74
11,11
3,06
0,05
0,14
0,58
5,55
1,20
21,40
0,21
R.
338
98,88
99,88
99,41
99,13
96,93
Huerto Raso
Chaves sup.
Chaves 1a
Chaves 1b
Remosillo
100
99,47
100
Gabasa 3b
Gabasa 5
Torrollón
Costalena c2
89,70
97,89
Panizales
Alonso Norte
100
97,02
Botiquería 6
Torrazas
100
Botiquería 8
60
93,33
Pontet c inf.
Secans
99,38
Pontet c sup.
100
98,52
Costalena c1
Pontet b
100
100
Costalena c
99,07
100
Gabasa 3a
Costalena a+b
95,78
Gabasa 2b
100
99,23
Gabasa 2a
Brujas
99,41
95,23
Forcas II
C. sup. (Olvena)
99,32
Miranda
100
99,67
Puyascada
C. inf. (Olvena)
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0
0
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0
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0
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0
0
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0
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0
0,11
0,16
0,28
Vegetal
1,57
10,3
2,97
0
0
40
6,66
0,61
0
1,47
0
0
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0
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0
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0,76
0
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0
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0,11
0
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0,56
0,16
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M-V
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Mineral
Forcón
YACIMIENTO
CÆSARAUGUSTA 77
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0
2,97
0
0
0
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17,79
10,29
1,47
0
2,95
2,76
0
13,75
6,66
27,27
0,40
1,69
0
9,11
2,96
11,22
5,46
8,67
6,91
3,33
1,19
0,90
4,24
0,84
Pequeño
2,10
1,47
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0,92
0
1,05
0
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0
0
0
27,8
8,14
4,08
0,46
0,98
0
2,22
0
4,41
2,39
3,95
Mediano
3,15
1,47
2,74
0
0
0
6,66
0
2,45
1,47
0
0,59
4,14
3,54
12,69
13,33
18,18
15,06
6,14
19,84
18,09
17,03
16,32
15,34
8,50
9,02
15,55
5,95
13,68
23,72
16,38
Grande
68,94
83,82
63,38
57,14
76,19
90
26,66
49,69
65,68
69,11
73,33
73,96
59,44
44,68
41,27
40
36,36
46,38
51,61
23,81
22
34,81
27,55
31,99
37,85
34,46
24,44
57,14
43,55
54,51
34,74
P.-M.
TAMAÑO DEL DESGRASANTE
25,26
13,23
30,89
42,85
23,81
10
53,33
32,51
21,56
27,94
26,66
22,48
32,71
51,77
31,21
40
13,63
38,15
40,55
56,34
22,96
37,03
40,81
46,73
43,98
49,59
54,44
35,71
37,44
15,12
44,06
M.-G.
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0
0
0
0
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0
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0
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4,46
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77,04
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57,14
60
0
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87,95
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62,50
69,04
76,38
0
81,81
100
100
81,35
73,72
71,42
60,72
50
87,50
79,96
80,06
84,40
53,33
83,33
59,34
54,14
49,23
Externo
ENGOB E
32,30
Interno
25,97
45,45
21,42
11,11
42,85
40
100
29,85
9,63
23,07
37,50
23,81
18,05
0
2,27
0
0
12,71
14,40
21,42
19,47
10
12,50
15,48
15,46
11,14
26,66
11,9
24,17
35,35
18,46
Int.-Ext.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
339
1,05
1,47
1,14
7,14
0
0
0
2,45
0,98
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1,64
1,11
2,38
0,22
1,41
0,28
BG
CÆSARAUGUSTA 77
10
4,41
Panizales
Alonso Norte
4,80
Torrazas
0
0
2,36
Costalena c
Botiquería 6
2,30
Cost. a+b
Botiquería 8
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Torrollón
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Gabasa 5
0
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Gabasa 3b
Secans
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Gabasa 3a
Pontet c inf.
2,20
Gabasa 2b
1,22
2,30
Gabasa 2a
1,47
1,58
Brujas
Pontet c sup.
7,99
C. sup. (Olv)
Pontet b
8,14
C. inf. (Olv)
5,88
1,02
Remosillo
Costalena c2
5,69
Chaves 1b
0
8,76
Costalena c1
6,68
2,38
Forcas II
Chaves 1a
5,43
Miranda
Chaves sup.
5,27
Puyascada
0
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Forcón
Huerto Raso
BO
YACIMIENTO
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BA
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BR
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MMAM
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MMAN
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MOR
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MO
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COLOR
MOAN
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0
0,20
0,30
0
0
0
0
0
0,58
0,11
1,11
0
0
0,10
0
MC
6,84
5,88
9,84
0
0
0
20
7,97
9,8
2,94
0
7,10
7,83
0
3,70
13,3
0
3,21
1,07
0
12
14,8
3,06
4,68
8,85
7,15
4,44
8,33
2,71
7,67
14,7
GCM
GC
16,8
27,9
16
14,3
23,8
0
20
4,29
20,1
14,7
10
12,4
11,1
0
3,70
6,66
0
15,5
7,52
0,79
11,3
11,9
6,12
11,2
11,2
10,9
10
10,7
11,8
16,6
18,4
GMM
GM
4,21
13,2
9,15
0
4,76
0
6,66
8,58
5,88
2,94
0
2,36
5,53
0,70
6,87
0
18,2
8,43
7,22
0
5,95
5,92
7,14
3,48
6,27
5,39
1,11
13,1
6,56
4,13
4,23
1,57
0
2,97
14,3
4,76
0
6,66
4,29
1,47
1,47
0
4,73
4,14
0
0,52
0
9,09
5,22
5,83
6,34
7,66
8,14
5,10
5,86
6,21
9,02
2,22
1,19
2,71
6,25
7,62
GOM
GO
6,31
5,88
5,95
0
0
0
0
8,58
9,31
2,94
6,66
8,28
4,60
2,12
26,5
13,3
27,3
9,23
18,7
10,3
4,87
5,92
8,16
6,87
10,5
9,96
5,55
7,14
4,75
7,67
6,78
0
0
0,22
0
0
0
0
0
0
0
0
0
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0
0
0
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2,38
0,54
0,74
0
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0,23
0,35
0
1,19
0,22
0,59
0
NGB
1,05
0
0,22
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0
0
0
0
0,98
1,47
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0,59
0
0
0
0
0
0,80
0
0
2,24
0
5,10
0,28
0,49
1,64
0
0
0,45
0,32
1,41
NGM
NAC
3,15
0
4,11
0
0
10
26,7
5,52
4,90
1,47
0
4,14
1,84
0
3,17
0
4,54
1
0,30
0
1,95
2,22
0
1
0,61
1,17
8,88
1,19
3,73
2,72
5,08
NAR
0,52
0
0,68
0
0
0
0
0
0
0
0
0,59
0
0
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0
0
0,20
0
0
1,41
0,74
0
0,14
0
0,11
2,22
0
1,13
1,41
3,39
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
1,57
2,94
3,43
0
4,76
0
0
0
0
0
0
0
0,46
5,67
5,29
0
9,09
2
1,38
0
2,20
5,18
0
1,66
4,35
2,81
3,33
3,57
2,26
1,90
1,13
340
27,27
6,66
5,90
12,76
8,75
Gabasa 3a
Gabasa 3b
Gabasa 5
Torrollón
Costalena a+b
7,14
13,72
22,05
12,10
Botiquería 6
Torrazas
Panizales
Alonso Norte
23,81
Botiquería 8
40
12,44
Gabasa 2b
Secans
8,75
Gabasa 2a
6,66
8,73
Brujas
11,04
12,64
C. sup. (Olvena)
Pontet c inf.
18,51
C. inf. (Olvena)
Pontet c sup.
7,14
Remosillo
15,27
15,03
Chaves 1b
20,58
13,69
Chaves 1a
Pontet b
15,35
Chaves sup.
Costalena c2
11,11
Huerto Raso
1,77
19,04
Forcas II
46,66
19,32
Miranda
Costalena c1
17,46
Puyascada
Costalena c
16,10
BORDES
Forcón
YACIMIENTO
CÆSARAUGUSTA 77
4,21
13,23
12,35
7,4
9,52
0
6,66
11,65
6,40
5,88
20
1,77
6,91
23,40
2,20
0
13,63
6,02
4,30
5,55
2,95
2,22
8,16
8,47
6,67
9,96
3,33
14,28
11,76
3,31
3,95
CUELLOS
80
63,23
68,42
85,71
66,66
60
73,33
74,23
75,86
67,64
23,33
95,26
77,41
53,90
85,30
86,66
45,45
74,89
83,25
80,95
80,78
73,33
78,57
69,67
72,75
61,89
83,33
63,09
57,45
75,29
75,70
PAREDES
1,57
11,47
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0
0
0
0
0,61
1,97
2,94
0
0
2,76
2,12
2,20
6,66
9,09
3,61
1,99
2,38
1,58
0,74
0
1,06
1,04
1,40
0
0
4,20
0,21
0,56
FONDOS
2,10
0
0,91
0
0
0
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2,45
0,49
2,94
10
1,18
4,14
7,80
4,30
0
4,54
3,01
1,68
2,38
2,03
5,18
6,12
5,74
5,83
11,37
2,22
3,57
7,24
3,69
3,67
17,39
13,33
10
0
40
0
0
27,77
6,45
21,42
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0
47,36
5,55
27,27
0
100
20,96
15,78
9,09
16,44
16
57,14
36,39
27,84
20,93
40
43,75
12,42
28,84
14,28
69,56
73,33
48,33
100
60
100
100
44,44
48,38
78,57
35,71
33,33
31,57
94,44
36,36
100
0
62,90
43,86
72,72
68,09
72
42,85
53,83
57,38
63,56
50
50
55,36
64,26
73,21
SUSPENSIONES R e e n t r a n t e R e c t a
13,04
13,33
41,66
0
0
0
0
27,77
45,16
0
21,42
66,66
21,05
0
36,36
0
0
16,12
40,35
18,18
15,46
12
0
9,77
14,76
15,50
10
6,25
32,20
6,89
12,5
Sa l i e nt e
ORIENTACIÓN BORDES
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
341
0
0
0
Huerto Raso
Chaves sup.
0
Gabasa 5
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0
0
0
0
0
Secans
Botiquería 8
Botiquería 6
Torrazas
Panizales
Alonso Norte
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4,76
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0
0
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0
0
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10
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0
50
0
66,66
14,28
12,90
0
9,15
0
0
7
7,47
7,01
0
0
6,87
16,25
7,89
5-.10
CÆSARAUGUSTA 77
0
Pontet b
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0
Costalena c2
Pontet c inf.
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Costalena c1
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Costalena c
0
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Gabasa 3b
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0
Gabasa 3a
Costalena a+b
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Gabasa 2b
Torrollón
0
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0,65
C. inf. (Olvena)
Gabasa 2a
0
Remosillo
Brujas
0
0
Chaves 1b
0,93
0
Chaves 1a
0
Forcas II
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0-5
Miranda
Puyascada
Forcón
YACIMIENTO
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0
0
0
0
11,11
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0
0
71,42
100
50
0
0
17,14
22,58
0
31,37
42,85
100
25,79
23,36
21,05
33,33
40
20,61
31,25
26,31
de
66,66
0
14,28
0
50
100
0
0
38,09
50
37,50
0
14,28
0
0
0
33,33
17,14
29,03
0
32,68
14,28
0
28,02
24,76
49,12
0
20
23,66
31,25
50
15-20
Intervalos
10-15
22,22
33,33
9,52
0
0
0
0
0
4,75
25
12,50
0
14,28
0
0
0
0
42,85
22,58
50
16,34
28,57
0
17,83
22,43
14,03
66,66
0
25,95
15,00
15,78
0
0
0
0
0
0
0
22,22
0
0
0
0
0
0
0
0
0
5,71
3,22
50
9,15
14,28
0
17,19
15,42
7,08
0
0
15,26
3,75
0
25-30
diámetros
20-25
los
0
33,33
19,04
0
0
0
0
0
23,81
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0
0
0
0
0
0
0
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0,65
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0
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1,75
0
0
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0
0
0
0
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0
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0
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40
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0
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0
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0
0
0,74
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0
0-0,3
7,14
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0
50
100
0
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60
100
28,57
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44,44
0
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41,81
33,33
18,18
42,35
50
50
26,05
25,50
25,80
42,85
50
22,96
42,73
50
0,3-0,6
78,57
71,42
53,33
0
50
0
0
7,69
72,72
44,44
20
0
42,85
44,44
22,22
0
33,33
25,45
47,05
18,18
38,82
50
50
52,78
58,16
51,61
28,57
50
43,70
39,83
40,47
14,28
28,57
10
100
0
0
0
15,38
4,54
11,11
20
0
14,28
44,44
22,22
0
0
29,09
13,72
45,45
14,11
0
0
19,82
14,90
20,43
28,57
0
12,59
13,69
9,52
0,9-1,2
BORDES
0,6-0,9
0
0
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0
0
0
0
0
18,18
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0
0
7,14
11,11
0
0
0
3,63
1,96
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0
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1,33
0,57
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3,6-3,9
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
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1,8-2,1
Intervalos de los grosores máximos
1,2-1,5
342
1,99
1,08
Chaves sup.
Chaves 1a
Chaves 1b
0
0
0
0
Gabasa 3a
Gabasa 3b
Gabasa 5
Torrollón
0
0
Costalena c2
Pontet b
Alonso Norte
6,66
0
Botiquería 6
Panizales
0
Botiquería 8
66,66
0
Secans
Torrazas
0
0
Pontet c inf.
16,66
20
Costalena c1
Pontet c sup.
0
Costalena c
7,14
3,63
Gabasa 2b
Costalena a+b
5,88
Gabasa 2a
0
C. sup. (Olvena)
Brujas
25
8,82
C. inf. (Olvena)
0
2,15
Huerto Raso
Remosillo
0
0
Forcas II
22,22
4,97
Puyascada
Miranda
7,14
0-0,3
Forcón
YACIMIENTO
CÆSARAUGUSTA 77
53,33
57,14
46,66
0
100
100
0
66,66
63,63
66,66
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100
50
0
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,6-,9
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,9-1,2 1,2-1,5 1,5-1,8
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,3-,6
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,9-1,2 1,2-1,5 1,5-1,8 0 - , 3
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0
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0
Gabasa 2a
Costalena c
0
Brujas
0
0
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0
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Costalena a+b
0
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Torrollón
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0
Chaves 1b
8,33
Chaves sup.
Chaves 1a
0
0
0
Miranda
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4
Puyascada
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0
0-5
Forcón
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0,6-0,9
PAREDES
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3-3,3
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
345
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Botiquería 8
Botiquería 6
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0
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0
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Gabasa 5
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Gabasa 3b
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100
100
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0
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100
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0
0
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50
60
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40,90
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55,91
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39,53
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6
0
0
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0,3-0,6
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5,26
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28,57
25,90
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26,74
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33,33
31,88
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17,95
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11,39
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0
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0
0
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0
2,1-2,4
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
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54,23
63
71,42
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28,57
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51,04
70,17
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63,25
63,31
8,16
47,67
41,66
41,66
52,65
51,80
30,35
60,71
61,83
68,35
57,22
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53,63
10,12
0
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346
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0
0
0
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0
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0
Remosillo
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Gabasa 3a
Gabasa 3b
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0
0
0
0
0
0
0
Pontet c sup.
Pontet c inf.
Secans
Botiquería 8
Botiquería 6
Torrazas
Panizales
Alonso Norte
0
0
Chaves 1b
Pontet b
0
Chaves 1a
0
0
Chaves sup.
Costalena c2
0
Huerto Raso
0
0
Forcas II
0
0
Miranda
Costalena c1
0
Puyascada
Costalena c
0
0-2
Forcón
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2-4
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100
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Intervalos de los diámetros
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41,66
32,35
16,66
0
0
31,42
0
100
1,2-1,5
0
0
33,33
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
33,33
0
0
0
8,33
35,29
8,33
0
0
17,14
0
0
1,5-1,8
0
0
8,33
0
0
0
0
0
33,33
0
0
0
50
0
0
0
0
5,88
33,33
0
0
0
0
0
0
16,66
0
0
20
0
0
1,8-2,1
Intervalos de los grosores máximos
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
2,94
0
0
0
2,85
25
0
2,1-2,4
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
347
0
0
0
Torrazas
Panizales
Alonso Norte
CÆSARAUGUSTA 77
0
Botiquería 6
0
Pontet c inf.
0
0
Pontet c sup.
0
0
Pontet b
Botiquería 8
0
Costalena c2
Secans
0
0
Costalena c1
Costalena a+b
Costalena c
0
0
Torrollón
0
Gabasa 5
3,70
C. sup. (Olvena)
0
0
C. inf. (Olvena)
33,33
0
Remosillo
Gabasa 3b
0
Chaves 1b
Gabasa 3a
0
Chaves 1a
0
0
Chaves sup.
Gabasa 2b
0
Huerto Raso
0
0
Forcas II
0
0
Miranda
Gabasa 2a
0
Puyascada
Brujas
0
0-0,3
Forcón
YACIMIENTO
0
100
0
0
0
0
0
100
33,33
0
0
0
0
0
33,33
100
33,33
29,41
0
0
22,22
0
0
11,11
8,82
8,33
0
0
11,42
25
0
0,3-0,6
0
0
8,33
0
0
0
0
0
0
100
0
0
50
0
66,66
0
0
47,05
41,66
33,33
62,96
100
0
38,88
14,70
41,66
0
0
28,57
25
0
0,6-0,9
100
0
58,33
0
0
0
0
0
33,33
0
0
0
25
100
0
0
0
17,64
50
33,33
11,11
0
0
25
67,64
33,33
0
0
37,14
25
100
0,9-1,2
0
0
25
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
33,33
0
0
33,33
0
0
0
25
8,82
16,66
0
0
14,28
25
0
1,2-1,5
0
0
8,33
0
0
0
0
0
33,33
0
0
0
25
0
0
0
0
5,88
8,33
0
0
0
0
0
0
0
0
0
5,71
0
0
1,5-1,8
Intervalos de los grosores mínimos
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
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0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
2,85
0
0
1,8-2,1
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
9,09
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0-0,3
FONDOS
0
0
16,66
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
100
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
100
0
0
0
0
0
0
0
0
100
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
54,54
0
0
0
0
0
0
0
25
0
0
0,9-1,2
0
0
33,33
0
0
0
0
0
0
0
0
0
100
0
100
0
0
0
100
0
9,09
0
0
0
50
0
0
0
0
0
0
1,2-1,5
0
0
16,66
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
25
0
0
1,5-1,8
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
25
0
0
1,8-2,1
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
0
0
33,33
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
27,27
0
0
0
50
0
0
0
25
0
0
0,6-0,9
Intervalos de los grosores medios
0,3-0,6
348
CÆSARAUGUSTA 77
22,2
Chaves 1b
0
0
0
6,30
Panizales
Alonso Norte
TOTAL
66,66
Botiquería 6
Torrazas
22,22
Botiquería 8
0
0
Els Secans
43,75
Pont. c inferior
Pont. c sup.
0
6,66
Costalena c2
Pontet b
7,69
0
Costalena c1
0
Cost. c gen.
17,64
Forcas II
Costalena a+b
0
0
Gabasa 3b
0
0
Gabasa 3a
Torrollón
0
Gabasa 2b
Gabasa 5
0
7,1
Gabasa 2a
Brujas
0
8,86
Chaves 1a
0
5,24
Chaves sup.
C. sup. Olvena
0
Huerto Raso
C. inf. Olvena
0
Miranda
0
0
Puyascada
Remosillo
0
Cardial
Forcón
YACIMIENTO
38,38
45,94
66,66
22,85
0
33,33
40
0
9,37
0
40
15,38
50
31,57
23,52
28,8
55
0
100
45,31
52,05
7,1
54
61,53
28,57
20,98
32,22
34,45
83,3
37,17
61,41
50,49
DE
6,63
16,21
0
2,85
0
22,22
0
0
3,12
0
0
23,07
0
0
0
53,3
0
0
0
7,81
4,1
12,65
15,38
0
1,11
3,79
4,86
0
1,48
9,97
5,94
In/Imp.
TIPO
Impresión
10,69
10,81
0
5,71
0
0
0
100
9,37
7,14
10
23,07
0
5,26
5,88
15,5
10
50
0
10,93
1,36
14,2
5,9
7,69
0
5,22
6,21
3,74
0
3,34
4,87
10,89
Incisión
3,20
13,51
0
0
16,66
0
0
0
0
0
6,66
3,84
0
5,26
0
0
0
0
0
1,56
2,73
7,17
0
0
14,36
14,03
10,11
0
2,23
6,65
0,99
Acanalado
0
2,03
0
0
5,71
0
0
0
0
0
0
0
0
0
5,26
0
2,2
0
0
0
4,68
2,73
7,1
1,68
0
14,28
0,09
0,46
0
16,6
4,83
1,33
Otras Dec.
DECORACIÓN
34
13,51
33,33
62,85
16,66
22,22
60
0
34,37
92,85
36,66
26,92
50
52,63
52,94
0
35
50
0
29,68
36,98
64,28
18,56
15,38
57,14
36
34,4
41,57
0
50,92
15,74
31,68
AP. Plástica
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
349
0
0
0
0
0
Botiquería 8
Botiquería 6
Torrazas
Panizales
Alonso Norte
CÆSARAUGUSTA 77
0
0
0
Costalena c2
Secans
0
Costalena c1
Pontet c sup.
0
Costalena c
0
Gabasa 5
0
0
Gabasa 3a
0
0
Gabasa 2b
Costalena a+b
0
Torrollón
0
Gabasa 2a
0,43
Chaves 1b
Brujas
0,84
Chaves 1a
0
0,94
Chaves sup.
C.. sup (Olvena)
0
Huerto Raso
0
0
P. Forcas II
C.. inf (Olvena)
0
Miranda
0
0
Puyascada
Remosillo
0
Nantis
Forcón
YACIMIENTO
0
0
0
100
40
0
70
14,28
33,33
0
0
0
0
0
0
0
50
0
0
0
50,97
20,72
12,26
0
43,85
0
0
0
Charnela
C A RDIAL
0
0
25
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
37,93
7,89
0
8,52
0
0
2,59
3,08
1,88
0
0
21,90
1,44
0
Digitado
5,88
25
25
0
0
0
0
7,14
0
0
0
0
36,36
0
0
7,89
0
10,85
0
0
2,59
7,28
9,43
0
0
7,61
14,8
0
Ungulado
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
12,5
0
0,21
0,84
2,83
0
0
0
0
0
Dig-Ung.
29,41
25
25
0
0
50
0
14,28
50
50
33,33
0
0
0
3,44
15,78
0
10,85
25
0
7,77
11,76
8,49
0
43,85
13,33
12,99
7,84
Apuntado
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
100
6,89
18,42
50
15,5
12,5
50
1,51
5,04
7,54
20
0
18,09
7,94
11,76
Romo
35,29
25
0
0
20
0
0
14,28
0
50
16,66
0
36,36
0
24,13
18,42
0
4,65
0
0
12,95
19,6
22,64
20
0
9,52
15,16
9,8
Oval
5,88
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
76,92
0
0
0
2,63
0
3,87
0
0
5,39
3,08
1,88
0
0
0,95
3,97
1,96
Esp. Trian.
11,76
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
7,75
25
0
1,07
2,8
4,71
20
0
1,90
3,61
5,88
Esp.Rectan.
5,88
25
0
0
0
0
0
7,14
0
0
0
23,07
18,18
0
13,79
18,42
0
11,62
12,5
0
6,04
10,08
4,71
20
0
6,66
22,02
37,25
Rectangular
0
0
0
0
0
0
0
28,57
16,66
0
16,66
0
0
0
0
0
0
3,87
12,5
0
1,72
1,96
4,71
0
0
12,38
6,85
3,92
0
0
0
0
0
40
0
30
7,14
0
0
16,66
0
0
0
0
5,26
0
4,65
0
50
3,45
1,96
3,77
0
0
0
1,08
Peine
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0,77
0
0
0,21
1,12
0
0
0
2,85
1,08
9,8
Hueco
INSTRUMENTO
Gradina
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
5,88
0
25
0
0
50
0
7,14
0
0
16,66
0
9,09
0
13,79
5,26
0
17,05
0
0
3,23
9,8
14,15
20
14,28
4,76
9,02
11,76
Irregular
I M P R E S A
CON PUNZÓN
D E C O R A C I Ó N
CON LA MANO
350
0
0
Botiquería 6
Alonso Norte
0
Botiquería 8
Panizales
0
Secans
100
0
Pontet c inf.
Torrazas
0
0
Pontet c sup.
0
Pontet b
0
Costalena c
0
0
Costalena a+b
Costalena c2
0
Torrollón
16,66
0
Gabasa 5
Costalena c1
0
Gabasa 3b
33,33
C. sup. (Olvena)
0
0
C. inf. (Olvena)
20
0
Remosillo
Gabasa 3a
25
Chaves 1b
Gabasa 2b
36,36
Chaves 1a
0
23,07
Chaves sup.
0
0
Huerto Raso
Gabasa 2a
0
Brujas
25
48,88
Puyascada
Forcas II
33,33
Forcón
Miranda
P. R.
100
0
0
0
100
0
0
100
0
0
83,33
0
0
100
0
0
0
80
100
0
66,66
100
0
75
63,63
76,92
0
0
75
51,11
66,66
In/Im
Inciso/Impre.
YACIMIENTO
CÆSARAUGUSTA 77
25
0
100
0
0
0
0
0
0
0
50
0
0
100
0
100
0
100
100
50
85,71
100
0
48,21
50
80
0
100
88,88
86,36
75
0
0
0
0
0
100
100
100
100
50
0
100
0
100
0
0
0
0
50
14,28
0
0
51,78
50
20
0
0
11,11
13,63
0
Suave
Incisión
100
Prof.
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
Grab.
100
0
0
100
0
0
0
0
0
50
0
0
0
0
0
0
0
100
0
0
100
0
0
95,45
85,24
88,88
0
0
100
100
100
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
4,54
14,75
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0
0
0
0
0
Apunt.
0
0
0
0
0
0
0
0
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0
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0
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Peine
Acanalada
Romo
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0
0
0
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0
0
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0
0
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0
0
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Incrus
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Pintada
Otras decoraciones
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100
100
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40
20
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Perfo.
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0
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0
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0
0
2
1
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2
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0
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0
0
0
6
0
0
11
10
4
0
0
1
0
1
NºLañas
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
351
36,54
Costalena c2
100
100
Panizales
Alonso Norte
CÆSARAUGUSTA 77
9,09
Torrazas
0
Botiquería 6
0
Secans
50
0
Pontet c inf.
Botiquería 8
36,54
Pontet c sup.
100
42,85
Costalena c1
Pontet b
100
66,66
Costalena c
Costalena a+b
0
0
Gabasa 3b
Torrollón
0
Gabasa 3a
57,14
26,31
Gabasa 2b
Gabasa 5
48,14
Gabasa 2a
0
24,44
C. sup. (Olvena)
Brujas
0
34,71
Chaves 1b
C. inf. (Olvena)
25,33
Chaves 1a
0
13,51
Chaves sup.
Remosillo
0
88,88
Forcas II
Huerto Raso
23,35
Miranda
9,85
37,50
Forcón
Puyascada
C.L.
YACIMIENTO
0
0
0
0
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6,66
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C,U.
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9,85
34.37
Pezón
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Pastilla
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2,19
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PA.I.
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La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
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C.-P.
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96,42
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0
Pontet b
Pontet c sup.
Pontet c inf.
78,57
83,33
51,61
Panizales
Alonso Norte
20
Botiquería 6
Torrazas
37,5
Botiquería 8
66,66
63,38
Costalena c2
Secans
100
66,66
Costalena c1
75
Costalena c
Costalena a+b
11,62
Torrollón
0
Gabasa 3a
0
75,86
Gabasa 2b
70
67,86
Gabasa 2a
Gabasa 5
66,66
Gabasa 3b
72,22
Brujas
33,33
Remosillo
C. sup. (Olvena)
53,88
Chaves 1b
70
71,66
C. inf. (Olvena)
74,22
86,66
Forcas II
Chaves 1a
66,23
Miranda
Chaves sup.
85,17
Puyascada
60
73,33
Forcón
Huerto Raso
Horiz.
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0
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0
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0
0
0
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0
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0
0
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0
0
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0
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20
0
2,13
0,27
0
Vertic Oblicua
9,67
0
7,14
60
25
0
0
0
0
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0
0
5
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0
0
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H.V.
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V.O.
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100
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0
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1,70
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H.O.
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0
0
0
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10
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5
100
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0
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0
0
0
0
0
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27
26
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0
0
0
Circular Geomé Iregular NºInter
C OMPOS IC IÓN
0
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0
0
0
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11,11
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0
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0
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0
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30
5,05
6,15
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13,33
9,34
21,77
11,84
Borde
6,25
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0
0
0
0
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0
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0
0
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1,49
0
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0
0
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5,10
3,93
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20
3,14
2,53
0
C.uello
84,37
50
70,96
80
75
33,33
100
48,27
67,85
75
61,11
25
84
16,27
85
100
100
4590
73,13
91,66
68,69
45,45
70
65,67
68,97
63,75
100
66,66
73,70
5822
59,21
Cuerpo
0
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0
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B.CU.
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6,11
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1,13
2,78
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C.CU.
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0,75
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Suspe
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9,09
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0
0
0
0
SU.T.
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
72,03
9,32
6,49
Puyascada
71,16
8,70
7,34
12,78
Miranda
52,62
18,38
17,43
11,55
Forcas II
67,85
9,52
14,28
8,33
Huerto Raso
81,11
5,55
13,33
0
Chaves sup.
59,67
14,88
13,48
11,95
Chaves 1a
71,51
12,44
6,32
9,71
Chaves 1b
67,77
13,10
7,30
11,81
Remosillo
79,59
2,04
13,26
5,10
C. inf. (Olvena)
78,51
2,96
13,33
5,18
C. sup. (Olvena)
81,27
10,32
3,16
5,24
Brujas
76,98
8,73
13,49
0,79
Gabasa 2a
80,64
6,91
9,21
3,22
Gabasa 2b
76,90
4,61
10,84
7,63
Gabasa 3a
54,54
0
40,90
4,54
Gabasa 3b
66,66
13,33
20
0
Gabasa 5
78,83
8,46
11,11
1,58
Torrollón
56,02
21,27
13,47
9,22
Costalena a+b
78,34
7,37
11,52
2,76
Costalena c
97,04
0,59
0,59
1,77
Costalena c1
13,33
33,33
30
23,33
Costalena c2
47,05
26,47
13,23
13,23
Pontet b
73,39
8,86
12,80
4,43
Pontet c sup.
72,39
15,33
9,81
2,45
Pontet c inf.
73,33
6,66
20
0
40
20
30
10
Botiquería 8
47,61
28,57
14,28
9,52
Botiquería 6
64,28
28,57
0
7,14
Torrazas
73,91
5,03
19,22
1,83
Panizales
73,52
2,94
17,64
5,88
Alonso Norte
74,73
9,47
8,42
7,36
Secans
P. decoradas Morfología
Morf./Dec.
12,14
La cerámica del Neolítico Antiguo en Aragón
Lisas
CÆSARAUGUSTA 77
YACIMIENTO
Forcón
353
Normas para la presentación
de originales a Cæsaraugusta
1. OBJETIVO, TEMÁTICA, PÚBLICO, PERIODICIDAD. Cæsaraugusta es una revista
dedicada a la Antigüedad en sentido amplio, en especial referida a los territorios
del valle del Ebro. También se contemplará la posibilidad de trabajos de Etnología y Museología. Se pretende dar a conocer y promocionar en el mundo científico, el estudio de la Antigüedad en los ámbitos referidos. La revista tendrá una aparición anual.
2. INTERCAMBIOS. Cæsaraugusta se intercambia con publicaciones afines a la misma.
3. ACEPTACIÓN DE ORIGINALES. Éstos podrán ser encargados por la revista o propuestos por los autores. La Secretaría de la revista comunicará la recepción de los
originales y su admisión por el Consejo Editorial.
4. IDIOMA. Español preferentemente o cualquiera de la Comunidad Europea.
6. FORMATO. Para su aceptación deberá remitirse un ejemplar mecanografiado en
hojas A4 (297 x 210 mm), con márgenes mínimos de 25 mm por cada lado, escritas por una sola cara a 1,5 ó 2 espacios, presentados en hojas sueltas y numeradas. Se precederá de una hoja con el título del trabajo, el nombre completo del
autor y su dirección postal, incluyendo número de teléfono o correo electrónico.
7. FIGURAS Y CUADROS. Se harán llegar en soporte original, indicando su inserción en el texto y relacionando los pies correspondientes. Los cuadros o tablas de
datos se numerarán con cifras romanas versales. Las figuras o ilustraciones se numerarán en cifras arábigas y se dispondrán individualmente en hojas sueltas.
8. DISQUETES. Aceptado el trabajo deberá entregarse una versión en disquete, indicando el formato y el programa de texto usado.
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5. EXTENSIÓN. Se recomienda un máximo de cuarenta folios. 2.100 caracteres por
página. Los trabajos propuestos podrán rebasar dicha extensión a juicio del consejo de redacción.
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Normas para la presentación de originales a Cæsaraugusta
9. TÍTULO, AUTOR. Además de la hoja de control indicada, el artículo irá encabezado por su título, nombre del autor y dirección profesional.
10. RESUMEN, PALABRAS CLAVE. Se iniciará el trabajo con un breve resumen (9 a
11 líneas de 70 caracteres) y enumeración de las palabras clave del artículo.
11. CITAS BIBLIOGRÁFICAS. Se aceptarán dos sistemas.
a) Las citas en texto, situando entre paréntesis el apellido(s) del autor(es), con
minúscula y sin la inicial del nombre propio, seguido del año de publicación
y, en caso de citas puntuales de las páginas reseñadas tras dos puntos. Ejemplo:
CISNEROS CUNCHILLOS, 2000: 16.
La lista bibliográfica se situará al final del trabajo.
b) Citas bibliográficas numeradas a pie de página. Irán de la forma siguiente: apellido(s), inicial del nombre, año, página.
La lista bibliográfica se situará al final el trabajo.
c) Lista bibliográfica al final del trabajo:
Se organizará siguiendo el orden alfabético por apellidos y de acuerdo con la
siguiente reseña:
— El (los) apellido(s) del (los) autor(es) en mayúscula y seguido de la inicial
del nombre. Cuando el número de autores supere el de tres, se referenciará
el primer autor seguido de et alii.
— Debajo y reservando tres espacios más de margen, se indicará el año de publicación de la obra, diferenciando con las letras a, b, c, d, etc., los trabajos
publicados por el autor en el mismo año.
— Los títulos de los artículos de revistas o de actas de libros se redactarán entre comillas. Los títulos de los libros se expresarán en cursiva.
— El nombre de la revista o serie se expresará en cursiva.
— Para los libros se reseñará el lugar de edición, y en su caso la serie a la que
pertenezca; para las revistas el volumen y las páginas del artículo, y para los
congresos el lugar y la fecha de celebración, así como el lugar de edición.
— Ejemplos:
CISNEROS CUNCHILLOS, M.,
(2000) «El empleo privado del mármol en el Valle del Ebro: la colonia Victrix Iulia Lepida/Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza)», Cæsaraugusta, 74,
Zaragoza, pp. 13-36.
FERRÁNDIZ ARAUJO, C.,
(1999) «El Museo Arqueológico de Cartagena: antecedentes históricos»,
XXIV Congreso Nacional de Arqueología, (Cartagena, 1997), Murcia,
pp. 251-255.
DOMÍNGUEZ ARRANZ, A.,
(1991) Medallas de la antigüedad. Las acuñaciones ibéricas y romanas de Osca,
Colección Crónica, n. 5, Huesca.
CÆSARAUGUSTA 77
12. CORRECCIÓN DE PRUEBAS. Las primeras pruebas serán corregidas por los autores, limitándose a la subsanación de erratas y correcciones mínimas. La corrección
se hará en un plazo máximo de 15 días.
356
13. Los originales deberán dirigirse a la dirección de la revista: Institución «Fernando
el Católico», Palacio Provincial, Plaza de España, 2, 50004 Zaragoza (España).
14. Las opiniones expresadas por los autores no corresponden necesariamente a las de
Cæsaraugusta.
15. © de la edición: Institución «Fernando el Católico». De las fotografías y textos: los
autores correspondientes.
Atiqot. Jerusalén (Israel).
Africana. Oporto (Portugal).
Al-Qannis. Boletín del Taller de Arqueología de Alcañiz. Alcañiz (Teruel).
Alberri: Quaderns d´Investigació del Centre d´Estudis Contestans. Cocentaina
(Alicante).
Almadan. Arqueologia, património e história local. Almada (Portugal).
Almansor. Revista de Cultura (2.ª serie).
Montemor O Novo (Portugal).
Almogaren. Hallein (Alemania).
Altamira. Revista del Centro de Estudios
Montañeses. Santander (Cantabria).
American Journal of Archaeology. Boston
(Estados Unidos).
Anales de Arqueología Cordobesa. Córdoba.
Anales de Prehistoria y Arqueología. Murcia.
Anales del Museo de América. Madrid.
Anales Toledanos. Toledo.
ANAS. Mérida (Badajoz).
Annali della Facolta di Lettere e Filosofia
(Studi Classici). Perugia (Italia).
Annotazioni Numismatiche. Milán (Italia).
Annuaire des operations de terrain en milieu urbain. Tours (Francia).
Antiquités Africaines. Aix en Provence
(Francia).
Antiqvitas. Publicación del Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba.
Priego de Córdoba (Córdoba).
Antropológicas. Revista de Difusión del Instituto de Investigaciones Antropológicas.
México D. F. (México).
Anuari. Reial Acadèmia de Bones Lletres
de Barcelona. Barcelona.
Anuario de la Universidad Sek. Peñalolén (Chile).
Anzeiger der Philosophisch-Historischen
Klasse. Viena (Austria).
Anzeiger für Die Altertumswissenschaft.
Innsbruck (Austria).
Aranzadiana. Anuario de la Sociedad de
Ciencias Aranzadi. San Sebastián (Guipúzcoa).
Archaeologie Austriaca. Viena (Austria).
Archaologische Nachrichten aus Baden.
Friburgo (Alemania).
Archeologia dell´Italia Settentrionale. Como (Italia).
Archeologické Rozhledy. Praga (República Checa).
Archeologie in Vlaanderen. Asse (Zellik)
(Bélgica).
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Revistas que se reciben en intercambio
con Cæsaraugusta
357
Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta
CÆSARAUGUSTA 77
358
Archivio di Tipologia Analitica. Siena
(Italia).
Archivio Storico Lodigiano. Lodi (Italia).
Archivio Storico Pratese. Prato (Italia).
Archivo de Prehistoria Levantina. Valencia.
Archivo Español de Arqueología. Madrid.
Ariadna. Palma del Río (Córdoba).
Arqueología Espacial. Teruel.
Arqueología, Paleontología y Etnografía
(Serie de la Consejería de Educación de
la Comunidad de Madrid.) Madrid.
ARSE (Boletín Anual del Centro Arqueológico Saguntino). Sagunto (Valencia).
Arys. Revista Internacional. Antigüedad:
Religiones y sociedades. Huelva.
Atti della Società per la Preistoria e Protoistoria della Regione Friuli-Venezia
Giulia. Trieste (Italia).
Baetica. Málaga.
Basler Bibliographie. Basilea (Suiza).
Basler Zeitschrift für Geschichte und Altertumskunde. Basilea (Suiza).
Boletín Avriense. Orense.
Boletín de Arte Rupestre de Aragón
(BARA). Zaragoza.
Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología. Madrid.
Boletín de la Asociación Española de Orientalistas. Madrid.
Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona. Barcelona.
Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Sevilla.
Boletín del Seminario de Estudios de Arte
y Arqueología. Valladolid.
Bolletí de la Societat Arqueológica Lulliana. Palma de Mallorca (Baleares).
Bonner Jahrbücher. Bonn (Alemania).
Boreas. Münstersche Beiträge zur Archäologie. Münster (Alemania).
Brigantium. Boletín do Museo Arqueoloxico e Historico de A Coruña. La Coruña.
Brigecio. Revista de Estudios de Benavente y sus Tierras. Benavente (Zamora).
Bulletin Analytique d´Histoire Romaine.
Estrasburgo (Francia).
Bulletin Bibliographique d´Archéologie
Urbaine. Tours (Francia).
Bulletin d´Histoire et d´Archéologie des
Amis de Viuz-Faverges. Faverges (Francia).
Bulletin de la Société Archéologique, Historique, Littéraire et Scientifique du
Gers. Auch (Francia).
Bulletin de la Société d´Histoire et d´Archéologie de Vichy et des Environs. Vichy (Francia).
Bulletin de la Société des Amis de Vienne.
Vienne (Francia).
Bulletin du Musée Hongrois des BeauxArts. Budapest (Hungría).
Bulletin. Société d´Archéologie et d´Histoire du Pays de Lorient. Lorient (Francia).
Bulletino della Commissione Archeologica
Comunale di Roma. Roma (Italia).
Bullettino di Paletnologia Italiana. Roma
(Italia).
Butlletí Arqueòlogic. Tarragona.
Butlletí del Museo Nacional d´Art de Catalunya. Barcelona.
Butlletí Grvp Col.laboradors Mvsev Rvbí.
Rubí (Barcelona).
Bvllettino Senese di Storia Patria. Siena
(Italia).
Cahiers de Mariemont. Bulletin du Musée
Royal Mariemont. Morlanwelz (Bélgica).
Carpica. Bacau (Rumanía).
Celtiberia. Soria.
Cerámica. Revista Internacional. Madrid.
Clásicos de la Arqueología de Huelva.
Huelva.
Classical Antiquity. Berkeley (Estados
Unidos).
Classical World. Pittsburgh (Estados
Unidos).
Communicationes Archaeologicae Hungariae. Budapest (Hungría).
Comunicaçoes do Instituto Geológico e Mineiro. Alfragide (Portugal).
Conimbriga. Coimbra (Portugal).
Cota Zero. Vic (Barcelona).
Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra. Pamplona (Navarra).
Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta
Histria Archaeologica. Bulletin du Musee
Archeologique d´Istrie. Pula (Croacia).
Huelva Arqueológica. Huelva.
Iacobvs. Revista de Estudios Jacobeos y Medievales. Valladolid.
Iberia. Revista de la Antigüedad. Logroño (La Rioja).
IC-Nachrichten (Boletín de Información
del Instituto Canarium). Vöcklabruck
(Alemania).
Illunzar. Guernica (Vizcaya).
Investigación Arqueológica (Arkeoikuska).
Vitoria (Álava).
Invigilata Lvcernis. Rivista dell´Istituto di
Latino. Bari (Italia).
Jahrbuch der Schweizerischen Gesellschaft
für ur-und Frühgeschichte. Basilea (Suiza).
Jahresbericht Gesellschaft pro Vindonissa.
Brugg (Suiza).
Jahresbericht. Schweizerisches Landesmuseum. Zurich (Suiza).
Jahresschrift für Mitteldeutsche Vorgeschichte. Halle (Saale) (Alemania).
Journal of Prehistoric Religion. Jonsered
(Suecia).
Kalakoricos. Revista para el Estudio, Defensa, Protección y Divulgación del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural
de Calahorra y su entorno. Calahorra
(La Rioja).
Kalathos. Revista del Seminario de Arqueología y Etnología Turolense. Teruel.
Kernos. Revue Internationale et Pluridisciplinaire de Religion Grecque Antique.
Lieja. Bélgica.
Kobie. Serie Bellas Artes, Ciencias Naturales y Paleoantropología. Bilbao (Vizcaya).
Lancia. Revista de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua del Noroeste Peninsular. León.
Larouco. Revista Anual da Antigüedade
Galaica. Celanova. Orense.
Latomus: Revue d´Études Latines. Bruselas (Bélgica).
Les Chercheurs de la Wallonie. Bulletin
de la Société Royale Belge d´Études
CÆSARAUGUSTA 77
Cuadernos de Arqueología Marítima. Cartagena (Murcia).
Cuadernos de Estudios Gallegos. Santiago de Compostela (La Coruña).
Cuadernos del Estero (Revista de Estudios
e Investigación). Cartagena (Murcia).
Cypsela. Gerona.
Empúries. Barcelona.
Espacio, Tiempo y Forma (Prehistoria y Arqueología). Serie I. Madrid.
Estrato. Revista Riojana de Arqueología.
Logroño (La Rioja).
Estudios de Arqueología Alavesa. Vitoria
Gasteiz (Álava).
Estudios de Deusto. Bilbao (Vizcaya).
Estudios de Prehistoria y Arqueología Madrileñas. Madrid.
Estudos Arqueológicos de Oeiras. Barcarena (Portugal).
Faenza. Bollettino del Museo Internazionale delle Ceramiche in Faenza. Faenza (Italia).
Fasciculi Archaeologiae e Historicae. Lodz
(Polonia).
Faventia. Revista de Filología Clásica. Bellaterra (Barcelona).
Fichero Epigrafico. Coimbra (Portugal).
Florentia Iliberritana. Revista de Estudios
de Antigüedad Clásica. Granada.
Folia Archaeologica. Annales Musei Nationalis Hungarici. Budapest (Hungría).
Fundberichte aus Baden-Württemberg.
Stuttgart (Alemania).
Funde und Ausgrabungen im Berzirk Trier.
Trier (Alemania).
Gallaecia. Publicación del Departamento
de Prehistoria y Arqueología. Santiago
de Compostela (La Coruña).
Gerion. Madrid.
Germania. Anzeiger der Römisch-Germanischen Kommission des Deutschen Archäologischen Instituts. Frankfurt (Alemania).
Hispania Antiqua. Revista de Historia Antigua. Valladolid.
Historia Mexicana. Revista trimestral publicada por el Centro de Estudios Históricos del Colegio de México. Teresa, México D.F. (México).
359
Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta
CÆSARAUGUSTA 77
360
Géologiques et Archéologiques. Flemalle (Bélgica).
Linzer Archäeologisches Forschungen.
Linz (Austria).
Lund Archaeological Review. Lund (Suecia).
Lvcentvm. Alicante.
Madrider Mitteilungen. Madrid.
Mainake. Málaga.
Mas de las Matas. Boletín. Mas de las Matas (Teruel).
Mastia. Revista del Museo Arqueológico
Municipal de Cartagena. Segunda época. Cartagena (Murcia).
Materialy Archeologiczne Nowej Huty.
Cracovia (Polonia).
Mélanges de l´École Française de Rome.
Roma (Italia).
Mémoires de la Société Archéologique du
Midi de la France. Toulouse (Francia).
Mérida. Ciudad y Patrimonio. Revista de
Arqueología, Arte y Urbanismo. Mérida (Badajoz).
Miscellanea di Studi Archeologici e di Antichita. Módena (Italia).
Munibe (Antropologia-Arkeologia). San
Sebastián (Guipúzcoa).
Museo de Zaragoza (Boletín). Zaragoza.
Natura Bresciana. Brecia (Italia).
Neara Journal (New England Antiquities
Research Association). Paxton (Estados Unidos).
Newsletter. Department of Potterry Technology. Leiden (Holanda).
Nivel Cero. Revista del Grupo Arqueológico «Attica». Santander (Cantabria).
Nvmisma. Revista de Estudios Numismáticos. Madrid.
Nvmmvs. Oporto (Portugal).
O Arqueologo Portugues. Lisboa (Portugal).
Ophiussa. Lisboa (Portugal).
Origini. Prehistoria e Protostoria delle Civilta Antiche. Roma (Italia).
Padvsa. Bollettino del Centro Polesano di
Studi Storici, Archeologici ed Etnografici. Rovigo (Italia).
Palimpsesto. Carmona (Sevilla).
Pátina. Madrid.
Penyagolosa. Revista de la Excma. Diputación Provincial de Castellón. Castellón.
Picus. Studi e Ricerche sulle Marche
nell´Antichità. Macerata (Italia).
Polis. Revista de Ideas y Formas Políticas
de la Antigüedad Clásica. Alcalá de
Henares (Madrid).
Portugalia. Oporto (Portugal).
Prace i Material. Lodz (Polonia).
Préhistoire et Anthropologie Méditerranéennes. Aix en Provence (Francia).
Préhistoire Ariégeoise (Bulletin de la Société Préhistorique Ariège-Pyrénées).
Foix (Francia).
Principe de Viana. Pamplona (Navarra).
Proceedings of the Society of Antiquaires
of Scotland. Edimburgo (Gran Bretaña).
Promontoria. Faro (Portugal).
Pyrenae. Crónica Arqueológica. Barcelona.
Quaderno. Trieste (Italia).
Quaderns de Prehistòria i Arqueologia de
Castelló. Castellón.
Recerques del Museu d´Alcoi (PrehistoriaArqueología). Alcoy (Alicante).
Résumés d´Archéologie Suisse. Lausana
(Suiza).
Revista d´Arqueologia de Ponent. Lérida.
Revista de Arqueología. Madrid.
Revista de Gvimaraes. Guimaraes (Portugal).
Revista Portuguesa de Arqueología. Lisboa (Portugal).
Revue Archéologique du Centre de la France. Roanne (Francia).
Revue Numismatique. París (Francia).
Rivista Archeologica dell´Antica Provincia
e Diocesi di Como. Como (Italia).
Rivista dell´Istituto Nazionale d´Archeologia e Storia dell´Arte. Roma (Italia).
Rivista di Archeologia. Venecia (Italia).
Rivista di Studi Fenici. Monterotondo ST
(Italia).
Rivista Ingauna e Intemelia (Sezioni Rivierasche dell´Istituto di Studi Liguri). Bordiguera (Italia).
Sagvntvm. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia. Valencia.
Revistas que se reciben en intercambio con Cæsaraugusta
The Journal of Roman Studies. Londres
(Gran Bretaña).
The Numismatic Chronicle. Londres
(Gran Bretaña).
Thetis. Mannheim (Alemania).
Trabajos de Arqueología Navarra. Pamplona (Navarra).
Trabajos de Prehistoria. Madrid.
Tribuna d´Arqueologia. Barcelona.
Trierer Zeitschrift. Trier (Alemania).
Veleia. Revista de Prehistoria, Historia Antigua, Arqueología y Filología Clásicas.
Vitoria (Álava).
Vipasca. Arqueología e Historia. Aljustrel
(Portugal).
Vivre en Rouergue Cahier d´Archéologie
Aveyronnaise. Montrozier (Francia).
VMS/AMS (Boletín de la Asociación de
Museos Suizos). Solothum (Suiza).
Zeitscgruft für Schwerische Archaologie und
Kunstgeschichte. Rivista Svizzera d´Arte
e d´Archeologia. Zurich (Suiza).
Zephyrus. Estudios sobre Arqueología y
Prehistoria. Salamanca.
CÆSARAUGUSTA 77
Saldvie. Estudios de Prehistoria y Arqueología. Zaragoza.
Sautuola. Revista del Instituto de Prehistoria y Arqueología Sautuola. Santander (Cantabria).
Serie Arqueológica (Varia). Valencia.
SPAL. Revista de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla. Sevilla.
Specimina Nova. Dissertationum ex Instituto Historico Universitatis. Pécs (Hungría).
Sprawozdania Archeologiczne. Cracovia
(Polonia).
Studia Minora Facultatis Philosophicae
Universitatis Brunensis. Brno (República Checa).
Studies in African Archaeology. Poznan
(Polonia).
Tel Aviv. Journal of the Institute of Archaeology of Tel Aviv University. Tel
Aviv (Israel).
The Antiquaries Journal. Londres (Gran
Bretaña).
361
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✃
INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO» (C.S.I.C.)
Excma. Diputación de Zaragoza
Plaza de España, 2
50071 Zaragoza (España)
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Acuerdo de intercambio
Área:
Director:
Año de fundación:
Periodicidad:
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Arqueología, Prehistoria e Historia Antigua
D. Miguel Beltrán Lloris
1951
Anual
17 x 24 cm
Institución «Fernando el Católico»
Zaragoza (Spain)
ISSN 0007-9502
902
Intercambio de Publicaciones: Tff. (34) 976 28 88 78 - 28 88 79 * Fax 28 88 69
E-mail: interch@ifc.dpz.es * http:// ifc.dpz.es
Correspondencia: Institución «Fernando el Católico», Excma. Diputación de Zaragoza,
Intercambio de Revistas. Plaza de España, 2, E-50071 Zaragoza (España).
Rogamos remitan este impreso cumplimentado
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C.P.:
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Ciudad:
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Tff. [34] 976 28 88 78/79 • Fax: [34] 976 28 88 69
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22/12/06
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Página 2
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