A. FERNÁNDEZ-JAÉN, ET AL NOTA CLÍNICA Síndrome de Munchausen por poderes: presentación de un caso con epilepsia A. Fernández-Jaén, A. Martínez-Bermejo, V. López-Martín, I. Pascual-Castroviejo Resumen. Introducción. El síndrome de Munchausen por poderes (SMPP) es una forma poco frecuente de maltrato infantil, en la cual uno de los padres, habitualmente la madre, inventa o provoca una enfermedad en su hijo, causando estudios médicos, tratamientos y hospitalizaciones innecesarias. Uno de los síntomas más frecuentemente observado son las crisis convulsivas. Caso clínico. Se describe un caso de SMPP, en el que el niño maltratado es un varón de 8 años. Este niño había tenido crisis convulsivas reales al inicio del proceso, bien controladas con la medicación antiepiléptica convencional. Con 7 años de edad, el paciente mostró numerosas crisis convulsivas; fue tratado con múltiples fármacos antiepilépticos, pero los distintos tratamientos fueron inefectivos y las crisis persistieron. Los resultados de diversos controles analíticos, TC, RM y SPECT, fueron normales. El EEG mostró en repetidas ocasiones trazados con actividad de ondas lentas posteriores. Seis semanas después del ingreso presentó deterioro neurológico brusco; se pudo comprobar entonces que las crisis eran causadas o inducidas por la administración de clomipramina por parte de la madre. Conclusiones. El SMPP se presenta frecuentemente como crisis convulsivas epilépticas en estos niños. El diagnóstico de SMPP es más difícil cuando existen crisis convulsivas verdaderas y crisis simuladas o inducidas. Los pediatras deben sospechar este síndrome cuando las crisis son difícilmente controladas, los tratamientos son inefectivos y no existe evidencia de alteración neurofisiológica. El diagnóstico y la intervención precoz son esenciales debido a la elevada morbilidad y mortalidad asociada a este síndrome [REV NEUROL 1998; 26: 772-4]. Palabras clave. Epilepsia. Maltrato infantil. Síndrome de Munchausen por poderes. MUNCHAUSEN SYNDROME BY PROXY: REPORT OF ONE CASE WITH EPILEPSY Summary. Introduction. Munchausen syndrome by proxy (MSBP) is a rare form of child abuse in which a parent, usually the mother, fabricates or produces illness in a child, so causing them unnecessary medical investigations, treatments and hospitalizations. One of the commonest false presenting symptom is ‘seizures’. Clinical case. An eight years old boy with Munchausen syndrome by proxy is reported. This child had had genuine seizures well controlled by standard anticonvulsant treatment, at the start of the false illness. At the age of seven years, the patient showed very frequent seizures. The child was treated with antiepileptic drugs, but treatments were ineffective and seizures continued. Results of multiple tests, including an extensive blood chemistry analyses, CT, MRI, SPECT, were normal. Electroencephalogram showed posterior slow waves. Acute neurological deterioration was observed six weeks after hospitalization and it was finally proved that seizures were caused or triggered by clomipramine poisoning given by her mother. Conclusions. MSBP frequently presents as epileptic seizures in these abused children. MSBP diagnosis is more difficult to be made if true seizures exists with multiple fictitious seizures. Pediatrician should be alerted to the possibility of MSBP when seizures are poorly controlled, treatments are ineffective and there is no neurophysiologic dysfunction. Early diagnosis and intervention are essential because high mortality and psychologic morbidity are associated with this syndrome [REV NEUROL 1998; 26: 772-4]. Key words. Child abuse. Epilepsy. Munchausen syndrome by proxy. INTRODUCCIÓN El síndrome de Munchausen por poderes (SMPP) es una forma inusual de maltrato infantil [1,2], descrito en 1977 por Meadow [3]. En este síndrome, el niño es víctima de forma repetida de la simulación o provocación, por parte de uno de los padres o cuidadores, de síntomas por los que es sometido a controles médicos y tratamientos innecesarios así como procedimientos diagnósticos habitualmente invasivos e igualmente nocivos para el niño. Uno de los síntomas más frecuentemente argumentado en relación con el SMPP son las crisis convulsivas, por las que los niños son erróneamente diagnosticados como epilépticos [4,5]. Es un síndrome de difícil diagnóstico y se desconoce su incidencia o prevalencia real. Sin embargo, es especialmente importante el diagnóstico precoz de esta patología, por la elevada morbilidad y mortalidad de los niños que han sido objeto de esta forma de malos tratos infantiles [4,6]. Recibido: 03.11.97. Aceptado tras revisión externa sin modificaciones: 12.12.97. Servicio de Neurología Pediátrica. Hospital Universitario La Paz. Madrid, España. Correspondencia: Dr. A. Fernández Jaén. Servicio de Neurología Pediátrica. Hospital Infantil La Paz. Paseo de la Castellana, 261. E-28046 Madrid. 1998, REVISTA DE NEUROLOGÍA 772 Describimos un caso de SMPP en el que el niño había presentado crisis convulsivas reales al inicio de la enfermedad, y que fueron posteriormente mantenidas por la falta de administración de los fármacos antiepilépticos (FAE) pautados, e inducidas por la intoxicación con clomipramina por parte de la madre. CASO CLÍNICO Varón de ocho años de edad, segundo hijo de padres no consanguíneos, trasladado desde otro centro hospitalario por crisis convulsivas rebeldes a distintos tratamientos farmacológicos y gran angustia familiar. – Antecedentes familiares: la madre está siendo controlada en otro hospital por trastorno de la personalidad de tipo depresivo, que precisa tratamiento con clomipramina y cloracepato dipotásico, aunque en este momento está asintomática; no existen antecedentes de epilepsia en la familia. – Antecedentes personales: no presentaba antecedentes patológicos de interés hasta la edad de 4 años, en que comenzó a tener crisis consistentes en mirada fija, desconexión del medio y caída de objetos; estos episodios muestran una duración breve, pero se repiten frecuentemente a lo largo del día. Se trató inicialmente con ácido valproico, que hubo que suspenderse por el aumento de las enzimas hepáticas. Este tratamiento fue sustituido por la asociación de fenobarbital y fenitoína, con supresión completa de las crisis. Después de tres años de tratamiento, control completo de las crisis y trazado electroencefalográfico normal se retiró la medicación de forma gradual. REV NEUROL 1998; 26 (153): 772-774 SÍNDROME DE MUNCHAUSEN Tabla I. Señales de alarma del síndrome de Munchausen por poderes según Meadow [13,14]. Señales observadas en el caso descrito. Señales de alarma del SMPP Caso clínico 1. Enfermedad inexplicable, prolongada y tan extraordinaria que hace pensar al colectivo médico ‘no haber visto nada similar antes’ Sí 2. Síntomas y signos inapropiados o incongruentes, o sólo presentes cuando está la madre Sí 3. Tratamientos inefectivos o mal tolerados Sí 4. Niños a los que se atribuyen alergias alimentarias o farmacológicas No 5. Madres que no están tan preocupadas por la Sí enfermedad del niño como los doctores o las enfermeras; madres que están constantemente en el hospital (incluso sin dejar la guardia por breves períodos), y aquellas que se muestran colaboradoras en el cuidado de su hijo y crean relaciones muy próximas con el personal sanitario 6. Familias en las cuales han ocurrido muertes infantiles inexplicadas, y familias con muchos miembros a los que se les atribuyen trastornos graves y diferentes No Quince días después presentó cefaleas hemicraneales izquierdas de predominio nocturno y fotofobia. Un mes más tarde comenzó a mostrar episodios de desconexión del medio, acompañados de gritos, sin relajación de esfínteres y ligera somnolencia después de las crisis. Estos fenómenos críticos motivaron el ingreso hospitalario. Se realizó una RM cerebral que fue normal y el EEG mostraba ondas lentas posteriores. A pesar de los sucesivos tratamientos anticomiciales, no se consiguieron niveles terapéuticos en sangre de los FAE empleados y las crisis persistieron, lo que motivó el traslado a nuestro centro. Cuando ingresa en nuestro hospital se realiza un control analítico de sangre y orina cuyo resultado es normal. El trazado electroencefalográfico obtenido en vigilia en dos ocasiones muestra actividad de ondas lentas sobre la región frontal derecha. Se realiza una tomografía craneal convencional y una tomografía por emisión de fotón único (SPECT) con 99mTc-HMPAO, resultando ambas normales. Se completa el estudio mediante un registro electroencefalográfico no invasivo de larga duración (Holter), en el que se observan anomalías epileptiformes intercríticas poco sistematizadas topográficamente, con predominio variable, y se registran cuatro crisis electroclínicas de probable origen paramedial sin que pueda precisarse si son originadas en uno u otro hemisferio. Durante el ingreso presenta crisis clónicas generalizadas, de un minuto de duración, y crisis de similar duración, consistentes en desconexión del medio, mirada fija, sensación de miedo, grito y temblores ocasionalmente acompañados de movimientos clónicos generalizados. Al igual que en el hospital de referencia, en nuestro centro, y a pesar de los distintos abordajes médicos, tampoco se consiguen alcanzar, inexplicablemente, niveles terapéuticos en sangre de los FAE y el niño padece crisis cada vez más frecuentes. Tras seis semanas de tratamiento, y de forma repentina, este paciente presenta deterioro brusco del estado de conciencia, midriasis bilateral, crisis convulsivas generalizadas frecuentes y alucinaciones. Es trasladado inmediatamente a la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. Ante la sospecha clínica de intoxicación, se recogen muestras de sangre para el análisis de tóxicos en este medio. Estos controles reflejan la presencia de antidepresivos tricíclicos en sangre (clomipramina), medicación que la madre está tomando por su patología psiquiátrica. Sin embargo, ella no admite estar administrando esta medicación a su hijo. Posteriormente se comprueba una mejoría clara del estado general del niño, así como una reducción en el número de crisis con los FAE clásicos, motivo por el que se decide el alta hospitalaria. Tres meses después, el paciente presenta control de las crisis con la administración de fenitoína y carbamacepina, sin mostrar ningún otro tipo de sintomatología. REV NEUROL 1998; 26 (153): 772-774 DISCUSIÓN Las crisis convulsivas son uno de los síntomas más frecuentemente descritos en relación con el SMPP [4,5,7]. Los fenómenos críticos pueden ser fácilmente inventados o inducidos por cualquiera de los padres. Para la provocación de estas crisis se han realizado distintas maniobras recogidas en la literatura científica: sofocación, presión en el seno carotídeo, intoxicación con fenotiacinas, antidepresivos tricíclicos [8], cloruro sódico... [5]. Al no existir datos objetivables –analíticos, radiológicos o neurofisiológicos–, que permitan rechazar de forma absoluta el diagnóstico de epilepsia, el médico puede ser conducido a un diagnóstico erróneo por una historia clínica bien construida por el padre perpetrador. El manejo y diagnóstico final se hace aún más difícil cuando el paciente ha presentado o presenta de forma ocasional crisis convulsivas reales que se alternan con crisis ficticias frecuentes. Sin embargo, el SMPP es una de las causas que debe descartarse ante la sospecha de epilepsia refractaria al tratamiento [9]. En el SMPP la madre es prácticamente siempre la inductora del proceso. Con frecuencia tiene conocimientos médicos, y no es raro encontrar que haya recibido algún tipo de enseñanza en materia sanitaria [10]. De forma característica, estas madres muestran un comportamiento ejemplar, tomando parte activa en los cuidados del niño. Asimismo, el adulto infractor implicado en el SMPP frecuentemente presenta patología psiquiátrica, habitualmente trastornos de personalidad [10-12]. Se debe considerar la posibilidad de SMPP como un diagnóstico diferencial cuando se observen las señales de alarma (Tabla I) que describió Meadow, basadas en el estudio de sus casos [13,14]. En ocasiones el diagnóstico definitivo puede realizarse mediante la identificación de tóxicos en sangre u orina, por la observación directa del padre induciendo la enfermedad o alterando las muestras de laboratorio. Debe revisarse la historia clínica y verificar la información, ampliar la vigilancia, buscar asociación temporal entre los síntomas y la presencia de la madre, y, si es preciso, separarla del niño [11,14]. La conducta que debe seguirse en estos casos pasa inicialmente por el trabajo multi e interdisciplinario, colaborando el pediatra con los asistentes sociales, psicólogos y psiquiatras infantiles [15,16]. Ante la sospecha de SMPP, el paciente debe ser ingresado inicialmente en un centro hospitalario y la situación debe ser comunicada a la institución u órgano directivo que asuma la gestión de las competencias en materia de protección de menores. Ante el diagnóstico final de SMPP, además de las medidas previamente descritas, existe obligatoriedad legal de denunciar los hechos al Juez de Guardia. El pronóstico de los niños maltratados es desfavorable. Existe una elevada mortalidad [4] y es frecuente observar secuelas psicológicas en estos pacientes [5,6]. Se han constatado alteraciones comportamentales y emocionales, así como la adopción por parte de estos niños, al llegar a la adolescencia, del síndrome de Munchausen. CONCLUSIONES Queremos señalar al SMPP como un proceso que debe ser incluido en el diagnóstico diferencial de la epilepsia refractaria al tratamiento médico. Existen signos de alarma que deben hacernos sospechar este síndrome y su diagnóstico precoz es importante por la elevada morbilidad y mortalidad encontrada en esta enfermedad. 773 A. FERNÁNDEZ-JAÉN, ET AL BIBLIOGRAFÍA 9. Özkara C, Dreifuss FE. Differential diagnosis in pseudoepileptic sei1. Reece RM. Unusual manifestations of child abuse. Pediatr Clin North zures. Epilepsia 1993; 34: 294-8. Am 1990; 37: 905-23. 10. Alexander R, Smith W, Stevenson R. Serial Munchausen syndrome 2. López-Linares M. Síndrome de Munchausen infantil. An Esp Pediatr by proxy. Pediatrics 1990; 86: 581-5. 1986; 25: 225-6. 11. Skau K, Mouridsen SE. Munchausen syndrome by proxy: A review. 3. 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