AGRADECIMIENTOS A nuestro Señor Jesucristo, por cuyo amor

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AGRADECIMIENTOS
A nuestro Señor Jesucristo, por cuyo amor existimos todos y sin quien nada es
posible. Mi vida y todo lo bueno en que logre emplearla será solo para su gloria y el
bienestar de todos los que me rodean. Porque solo sus enseñanzas y su compañía
incondicional me han permitido alcanzar esta meta y verla como lo que es, un escalón
más que he librado en busca de la misión que he venido a cumplir en este mundo.
A mis padres. A mi madre, quien me enseñó que todo es posible siempre que lo
intente de corazón y que siempre ha estado a mi lado, en las buenas y las malas, sin ti
madre querida nunca hubiera soportado los desvelos y ayunos a los que la vida
estudiantil me sometió.
A mi padre quien ha sido siempre mi ejemplo de
responsabilidad y dedicación, quien ha hecho todo por mi y sin cuyo apoyo jamás habría
realizado mi sueño de estudiar en donde lo he hecho.
A mis hermanos. A Ricardo por todo lo que ha sacrificado para ayudarme a
cumplir con mis compromisos y por la forma en que, a pesar de si mismo, ha estado a mi
lado siempre que lo he necesitado. A Gerardo porque siempre ha sabido motivarme y
por las veces que me ayudo a cargar con todos los compromisos en que me he
involucrado.
A toda mi familia. Mis tías Salustia, Cecilia, Lidia, Anita y María Luisa, mis tíos
Roberto, Alejandro, Rafaelito y Trinidad. Mis primas Maria Cecilia, Silvia, Virginia,
María Elena, Enriqueta, Victoria y Guadalupe.
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A mis primos Juan José, Erick,
Emmanuel, Gustavo, Jorge y Francisco. Muy especialmente a Carlos y Erica, quienes
me recibieron en su hogar cuando mis actividades en P&G así lo requirieron, sin duda
alguna nunca podré agradecerles tal apoyo y la forma tan maravillosa en que me
recibieron. A mis sobrinos adorados Beto pestañas, Gusi, Armandito, Jorgito, Samuel,
Eber. A mi madrina Maria Eugenia por sus consejos y su guía. A mi abuelita Adelaida,
por su cariño y la forma en que siempre se ha preocupado por mí. A mi abuelito
Jerónimo, mi abuelita Estefanía, mi tío David, mi padrino Filiberto y mi madrina Ana
María quienes ya se encuentran en el seno de nuestro señor, pero siempre han estado a
mi lado haciéndome más fuerte.
A mis amigos, quienes son la familia que yo escogí y siempre han estado ahí para
mí. Álvaro, quien me ha enseñado las diferentes maneras de ver la vida. Eloy, de quien
aprendí a ser fuerte y humilde, a valorar mis triunfos sin dejar que se me suban a la
cabeza. Karla Mariana y Mariel, las niñas de mis ojos; las dos llegaron a mi vida en el
momento perfecto, cuando más necesitaba de alguien en quien confiar, estuvieron allí
para apoyarme y sin duda no sería ni la sombra de lo que soy si no me hubiesen tendido
la mano como lo hicieron. Julio y Emma, mis wercos madereros, vivimos prácticamente
juntos por siete meses, jamás podré agradecerles todo lo que me dieron y lo que aprendí
a su lado. Miguel, por su simpatía y sus palabras de aliento. Alberto, sin duda despertó
en mí el espíritu para hacer más de lo indispensable. Erick y Valeria, ustedes saben
cuanto agradezco y valoro su amistas. Lulú, quien me ayudo a ver que el mundo tiene
demasiados colores como para dejarse llevar por uno sólo. Diana, gracias a Dios
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recuperé tu amistad después de algunos años sin vernos. Christian, por ser un amigo
sincero y siempre dispuesto a todo. Isaac, el mejor compañero de equipo que pude pedir
y un amigo que espero conservar y por supuesto a José Luis el mejor amigo que la
UDLA me dio.
A mis maestros. Muy especialmente al Mtro. Luis Ríos, quien es mi modelo a
seguir como ingeniero químico, su amor por la ingeniería química y la docencia son para
mi una verdadera inspiración, aunados a su excelente trabajo como jefe de departamento
y director de esta tesis. Al Dr. Raúl Fonseca, por toda la sabiduría que su experiencia de
vida y profesional me ayudo a adquirir. Al Dr. René Reyes por haberme dado la
oportunidad de representar a la UDLA en el WERC. Al Dr. Espinosa, un académico
cuya excelencia solo es superada por su humildad. A Gabriel Maza, quien más que un
profesor se ha convertido en un gran amigo. A Alejandra Alarcón por estar siempre
dispuesta a ayudarme. Al Mtro. Carlos Macedo por todas las experiencias que me
dejaron sus laboratorios. A la Mtra. Maria del Carmen Abad por ayudarme a ver el lado
práctico de las matemáticas.
A todas esas maravillosas personas que he tenido la oportunidad de llamar
compañeros y sin quienes nunca podría haber llegado a este punto, no solo en ingeniería
química, sino en la vida, Ernesto, Giovanni, Oswaldo, Alejandro, Rafael, Guillermo,
Iván, Gabriela Paola, Gilberto, Rodolfo, Raúl, Jean Franco, José Luis, Maricarmen,
Carlos O, Rubén, Alfonso, Juan Antonio, Rodrigo, Gustavo, Marco, Sammay, Pedro,
Andrea, Mafer, Jackie, Chío, Edgar, Mayra, Leslie. La generación que me sigue en la
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carrera, por recibirme y tratarme siempre como a un amigo, Adriana, Magda, Diego,
Carmen, Laura, Isabel, Hongo, Jair, Luis, Marina, Betsa, Arlen, Monica, Enrique y
Angélica.
A mis compañeros de trabajo por su apoyo para completar mis estudios
adecuadamente, especialmente a mis jefes Jorge Ponce y Pedro López junto con todo el
grupo de liderazgo de P&G planta Apizaco. A Mauricio, Tere, Jorge O., Crescencio,
Roberto F., Roberto C., Lucy, Estela.
Y por último a la Universidad de las Américas, Puebla y al Consejo Estudiantil
2002 - 2003 de la misma por la oportunidad de estudiar en la mejor institución privada
del estado y de explotar al máximo mis conocimientos en todas las áreas de mi vida.
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