LA MEDICINA Y EL HUMANISMO EN LAS CULTURAS JUDÍA, CRISTIANA y del ISLAM Antonio L. Turnes Setiembre 2015 1 LA MEDICINA Y EL HUMANISMO EN LAS CULTURAS JUDÍA, CRISTIANA Y DEL ISLAM Antonio L. Turnes LA ANTIGÜEDAD GRIEGA Y LA MEDICINA Los aportes a la Medicina y el Humanismo tienen raíces muy hondas. Las diversas culturas se preocuparon por la salud y enfermedad del hombre y aportaron su conocimiento y actitudes que se fueron acumulando a lo largo de los siglos. TEMPLO DE ATENEA EN DELFOS Así, de los comienzos de la medicina basada en lo mágico-religioso, que floreció en la mayor Antigüedad, y que tuvo su apogeo en el Oráculo de Delfos y las peregrinaciones para obtener la curación, podemos repasar lo que hicieron en el Egipto faraónico, donde el sacerdote era a la vez el médico. 2 HIPÓCRATES DE COS, ASISTIENDO Y ENSEÑANDO MEDICINA Con HIPÓCRATES DE COS y su escuela, en el siglo V aC, se inicia la tekné iatriké, o medicina técnica, consistente en la acumulación de saberes en base a la experiencia sistematizada, en la observación de los enfermos y en el análisis de sus historias, particularmente de sus evoluciones para extraer conclusiones. También se incorporan desde allí los principios éticos que regularán en adelante la profesión. PEDANIO DIOSCÓRIDES ANAZARBEO (40-90 dC) fue otro griego que practicó la medicina, la farmacología y la botánica, siendo quien mejor sistematizó los elementos simples que podían emplearse para aliviar o curar las enfermedades. Sus libros también fueron trasmitidos hasta quince siglos después. Escribió una obra en cinco volúmenes, titulada De Materia Medica, precursora de la moderna farmacopea. El texto describe unas 600 plantas medicinales, incluyendo la mandrágora, unos 90 minerales y alrededor de 35 sustancias de origen animal. Es el autor que da la más amplia guía farmacéutica de la Antigüedad. Acrecentó en gran manera el conocimiento de remedios. Habla de la necesidad de estudiar cada planta en relación a su hábitat, de observar rigurosamente las plantas en todas las estaciones, de hacer notar todas las partes desde los primeros brotes hasta las semillas, de preparar cada medicina con precisión y de juzgar cada medicina por sus méritos. Dioscórides avanzó un paso gigantesco respecto a sus predecesores, tanto en su 3 amplitud como en su método sistemático y teórico. 1 A diferencia de otras obras clásicas, este libro tuvo una enorme difusión en la Edad Media tanto en su original griego como en otras lenguas, tales como el latín y el árabe. El códice más antiguo que se conserva de la obra data de comienzos del siglo VI, y fue copiado para uso de la patricia romana Anicia Juliana, hija del emperador Anicio Olibrio. Este manuscrito tiene un total de 491 folios, y casi 400 ilustraciones a página completa. En 1569 fue adquirido por el emperador Maximiliano I, y se conserva en la Biblioteca Nacional de Austria (Österreichische Nationalbibliothek). Es conocido como Codex Vindobonensis Med. Gr. 1. (Vindobona es el nombre latino de Viena) o, simplemente, como el Dioscórides de Viena. La obra fue traducida por primera vez al árabe en el siglo IX, en el Bagdad de los abásidas. En el siglo siguiente, el emperador bizantino Constantino Porfirogéneta envió el libro como presente al califa cordobés Abderramán III un ejemplar en griego, que fue traducido al árabe por un monje llamado Nicolás, con la ayuda del médico judío Hasday ibn Shaprut. Se imprimió por primera vez, en latín, en 1478, en Colle (Toscana) por Pedro Paduano. Fue traducido al español por Andrés Laguna. Esta es la fuente principal de todas las publicaciones sobre plantas medicinales que se siguió utilizando durante siglos por los médicos árabes, judíos y cristianos. Aparecerá como referencia permanente de todas las obras posteriores y aún hoy puede consultarse su obra con provecho. 2 1 DIOSCÓRIDES: Plantas y Remedios Medicinales (De Materia Medica). Libros I-II, Biblioteca Básica Gredos Vol. 122. Madrid, 2002, p. XVI. 2 Dioscórides / Pseudo Dioscórides (1998). Plantas y remedios medicinales. Obra completa. Madrid: Editorial Gredos. Volumen I: Libros I-III. Volumen II: Libros IV-V. 1958 y 1959. 4 PEDANIO DIOSCORIDES ANARZABEO 5 6 En el siglo II dC GALENO DE PÉRGAMO (129-210/126) 3 médicofilósofo, puede considerarse el heredero de Hipócrates, ejerciendo su profesión en su ciudad natal y en Roma. Adquiere justa fama por sus estudios sistemáticos, particularmente basados en estudios de la anatomía de diversos animales, especialmente monos y cerdos, y la observación de cientos de enfermos. Fue el médico de los gladiadores en Roma y también el que asistió al Emperador Marco Aurelio. Sus aportes y escritos se fueron trasmitiendo de generación en generación hasta la Edad Media. Como ha escrito Laín Entralgo 4 Acaso no haya en la historia universal de la ciencia otro hombre tan afortunado como Galeno. Ni siquiera Aristóteles. Su ingente obra personal, su vasto saber médico y filosófico y su doble condición de legatario y testador de toda la medicina griega hicieron de él la figura suprema del arte de curar a lo largo de casi milenio y medio y a través de las más diversas culturas: la bizantina, la arábiga, la medieval europea y la renacentista. No obstante las valiosas novedades que desde el siglo XV han creado los médicos “modernos”, Galeno sigue siendo explicado y estudiado en las Universidades europeas del siglo XVII, y todavía en 1726 un catedrático y publicista, el valenciano Lloret y Martí, se creerá en la obligación de componer una “Defensa de la doctrina de Hipócrates y Galeno contra los errores vulgares”. Y si todo esto puede ser dicho de Europa entera, ¿qué no podrá decirse de España, donde todavía el lenguaje familiar llama por antonomasia “galeno” al médico en ejercicio? 3 GALENO: Sobre la localización de las Enfermedades (De locis affectis). Biblioteca Clásica Gredos, Vol. 248, Madrid, 1997, pág. 19. 4 LAÍN ENTRALGO, Pedro: Prólogo a Galeno, de Luis García Ballester. Editorial Guadarrama, Madrid, 1972, p. 13. 7 GALENO DE PÉRGAMO 8 EL PUEBLO JUDÍO Y LA MEDICINA Con la aparición de las religiones abrahámicas monoteístas, se abre un nuevo panorama que se extenderá de oriente a occidente. Surge primero el Judaísmo, tal vez más de 1.000 años antes de nuestra Era, luego el Cristianismo que se extiende a partir del siglo III dC, cuando se hace religión oficial del Imperio Romano con Constantino, y por último, en el siglo VII, el Islam. Pero antes de los mencionados griegos, el pueblo judío ya había reunido un valioso conjunto de conocimientos y prácticas higiénicodietéticas que plasmados en sus textos sagrados, tendrían honda repercusión en favorecer el desarrollo de los médicos en los siglos siguientes. Siguiendo la Torá (el Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) y el Talmud, los médicos judíos ganarían pronta fama y serían quienes atendieran a los personajes principales, incluyendo a los reyes y sus cortes. La higiene ritual del lavado de 9 manos les permitió desarrollar con eficacia su labor y acrecentar su prestigio, además de su acumulación de saber que con los siglos se fue reuniendo del estudio de los griegos y sus obras [antes de Ignaz Fulop Semmelweis (1818-1865)]. El rollo de LA TORÁ o PENTATEUCO (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio) EL TALMUD El Talmud es una obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, narraciones y dichos, parábolas, historias y leyendas. 10 EL CRISTIANISMO Y LA MEDICINA Según la tradición, el Cristianismo inicia con el nacimiento de Jesús en Nazaret, mientras la Era Cristiana comienza en plena dominación romana. El propio Jesús que es un Cristo, Sanador de la humanidad, realiza curaciones a través de milagros. Entre los apóstoles seguidores de Jesucristo, san Lucas era médico y los santos actuaban por la fuerza espiritual. Hubo entonces santos especialistas en patologías especiales, mientras otros eran protectores. Desarrollaron el amor al prójimo y la práctica de atender a los enfermos con generosidad, hasta que en el 326 el Emperador Constantino declara al Cristianismo como religión oficial de Roma, se fundan Iglesias y monasterios. Éstos pasan a cumplir la misión sanadora por la fe y la caridad, practican la asistencia por amor al enfermo. Se funda el primer monasterio en Oriente por san Pacomio (292-348) donde se trataban enfermos y también se funda el hospital de Cesarea Capadocia por el obispo Basilio, que hace conocer esta ciudad como Ciudad Hospitalaria. SAN BENITO DE NURSIA En Occidente, san Benito de Nursia (480-547) funda el monasterio de Monte Cassino o Montecassino (529) donde se inicia la medicina llamada monástica, que se regía por La Regula Benedicti: Ora y trabaja en la asistencia de enfermos antes de todo y sobre todo. El mismo san Benito fundó el monasterio de Subiaco, dedicado a san Cosme y san Damián, quienes en los años 300 sufrieron la persecución del Emperador Diocleciano (244-311), y que según la tradición le atribuyen el primer trasplante de la historia de la medicina, materializado en el remplazo de la pierna amputada de un hombre negro recién muerto a un hombre blanco con su pierna gangrenada. 11 Fueron así san Cosme y san Damián adoptados como los patronos protectores de médicos y boticarios. A partir de la actividad en este Monasterio atender a un enfermo no será sólo darle comida o bebida, sino también aliviar sus dolores, medicarlos, curar sus enfermedades internas, las más difíciles de comprender por falta de conocimientos médicos, y la enseñanza médica se instituye en los monasterios, para los novicios que querían seguir las obras de Cristo. Al inicio la asistencia médica se limitaba dentro del monasterio y posteriormente el monje-enfermero-médico sale a curar enfermos entre la población y en el campo. De la actividad de los monasterios surge la necesidad de que novicios y monjes hicieran su preparación y adquirieran conocimientos médicos, ya que desde Montecassino los monjes médicos eran expertos en plantas medicinales, muchas de las cuales se cultivaron en sus propios monasterios. . MONASTERIO DE MONTECASSINO 12 SAN COSME y SAN DAMIÁN PRACTICANDO EL MILAGRO Aquellos primeros monjes médicos cristianos tienen el mérito de haber guardado, conservado, copiado y traducido antiguos códigos, textos y escritos de Medicina, en sus celdas y en las bibliotecas, copiando sobre pergamino los textos de Galeno, Celso, Oribasio de Pérgamo5, Aureliano, Rufo de Éfeso, Plinio, en todos los monasterios. Los religiosos tradujeron al latín todos los conocimientos grecolatinos, destacando Cassiodoro, que fundó su monasterio en Calabria, donde se desarrolló una escuela médica-monástica, en Vivarium. Se tradujeron y copiaron las obras de Hipócrates, Dioscórides, Galeno y muchos otros. Cassiodoro escribió una enciclopedia de Historia Natural. 5 Oribasio de Pérgamo (320-400) griego, formado en Alejandría, que fue médico personal de Juliano el Apóstata. 13 Isidoro de Sevilla (560-636), obispo, médico, escribió “Etymologierum Libri XX”, donde recopila todo el saber de su época, sobre las artes y ciencias relativas al cuerpo humano y la dietética, en el que da lugar destacado a la medicina que debía ser enseñada en las escuelas. Llegaron a fundarse por esta época numerosas instituciones para el cuidado de diversas categorías de enfermos: Infirmarium para monjes enfermos; Ptochia para cuidar a los pobres; Gerontochia, para cuidar a los ancianos; Xenodochia, para los extranjeros; Brephotrophia, para los expósitos, Orphanotrophia para los huérfanos; Nosocomia para los enfermos y Exinodochium Leprosorum, para los leprosos. El nombre Hospital aparece recién en el siglo VIII enunciado por el Papa Esteban II. Santa Elena, madre de Constantino, en el año 330, fundó un hospital en Constantinopla, pero también a lo largo del 14 Imperio de Occidente y del Imperio de Oriente se fundan numerosos hospitales. El Cristianismo pasa a ser el nexo cultural –religioso y médico- entre Oriente y Occidente, pero las divisiones religiosas y disputas teológicas irreversibles habrían de poseer gran influencia en la historia posterior. NESTORIO, PATRIARCA DE CONSTANTINOPLA Nestorio, patriarca de Constantinopla, a partir del Concilio de Éfeso, en 431, es destituido como Patriarca y expulsado a Antioquía, en la Mesopotamia. Nestorio era hombre inteligente, formado también como médico. En su exilio funda la escuela Médica de Edessa en Asiria y Mesopotamia. Luego los monjes nestorianos se marcharon a Persia, llevándose todos los textos escritos, donde fundan la Escuela Médica de Gondishapur, que floreció durante varios siglos con sus hospitales y donde se tradujeron también los escritos griegos y antiguos al latín y al árabe. Los nestorianos fueron quienes más influyeron en la medicina árabe. 15 RESTOS DE LA ESCUELA DE GONDISHAPUR UN GRABADO QUE REPRESENTA LA ESCUELA DE GONDISHAPUR 16 EL ISLAM Y LA MEDICINA El surgimiento del Islam con la aparición de Mahoma y su predicación en La Meca, en el 622 dC, aparecen figuras descollantes de la Medicina, en varios lugares de sus amplios dominios. RHAZES Abu Bakr Muhammad ar-Razi (844-926) conocido en occidente como RAZES O RHAZES, oriundo de Teherán estudió química, alquimia y 17 medicina en Bagdad y escribió más de 200 libros, la mitad de medicina, de los cuales sólo 37 han sido recuperados. Se lo considera fundador de la Obstetricia y quien primero describió la viruela y el sarampión. Introdujo nuevos productos como el ungüento mercurial y el empleo del hilo de tripa (catgut) para suturas. Se le atribuye la KITAL FI AL-JADARI WA-AL-HASBAH sobre la VIRUELA y el SARAMPIÓN 18 invención del alcohol y el ácido sulfúrico que transformarían la química. En su libro Kitab al-Hawi trató todas las ramas de la medicina y los conocimientos de la medicina griega, siria y árabe antigua. Fue traducido al latín y empleado en la formación de los médicos durante varios siglos hasta el siglo XIV. AVICENA Abu Alí al-Husain Ibn Sina (980-1037) conocido como AVICENA, nació en Bujara, actual Uzbekistán. Desde muy joven descubrió los síntomas de la tuberculosis y la diabetes, estudió a fondo la psicología humana 19 y estableció las bases para la correcta comprensión del funcionamiento del organismo humano. Identificó la tuberculosis, (que ya había descrito Hipócrates como tisis) la meningitis y describió otras afecciones, particularmente neurológicas. Su obra Canon de la Medicina constituye la obra maestra de la medicina islámica. Fue considera indispensable en las universidades europeas hasta el siglo XVIII y allí trata de medicina general, medicamentos, enfermedades que afectan las distintas partes del cuerpo, de la cabeza a los pies, como la sistematizaban los árabes, patología especial y farmacopea. Distingue la ansiedad de la depresión y proporciona instrucciones básicas para el tratamiento de la epilepsia, que había sido denominada por Hipócrates, en el Corpus Hippocraticum, como la “Enfermedad Sagrada”.6 Avicena se desmarca en los ámbitos de la oftalmología, de la ginecoobstetricia y de la psicología. Se detiene mucho en la descripción de los síntomas, describiendo todas las enfermedades catalogadas de la época, incluso aquellas que atañen a la psiquiatría. Es el primero en distinguir la pleuresía, la mediastinitis y el absceso subfrénico. Describe las dos formas de parálisis facial (central y periférica). Da la sintomatología del diabético. Sabe hacer el diagnóstico diferencial entre la estenosis del píloro y la úlcera gastro-duodenal. Describe diferentes variantes de ictericias. Da una descripción de la catarata, de la meningitis, etc. Sospecha el papel de las ratas en la propagación de la peste. Indica que ciertas infecciones se transmiten por vía placentaria. Es el primero en preconizar tratamientos por enemas rectales. Descubre que la sangre parte del corazón para ir a los pulmones, y volver, y expone con precisión el sistema de ventrículos y de válvula del corazón. Es el primero en describir correctamente la anatomía del ojo humano. Emite también la hipótesis según la cual el agua y la atmósfera contendrían minúsculos organismos vectores de algunas enfermedades infecciosas. Esto se introduciría en la consideración de la medicina occidental a partir de Louis Pasteur (1822-1895). Una de las principales aportaciones del Islam a la medicina es la institución del hospital, llamado “bimaristán” o “maristán”, y los hospitales diferenciales para enfermos mentales. El primer hospital se Crea en el año 707 en Damasco. Cien años después contaba con 24 médicos. En 931 había 860 médicos titulados en Bagdad. El hospital al-Mansuri, fundado en El Cairo en 1284, podía albergar a ocho mil pacientes de ambos sexos. Se trataba de edificios muy bien organizados, con condiciones higiénicas óptimas, donde circulaba el 6 TRATADOS HIPOCRÁTICOS. Tomo I, Sobre la Enfermedad Sagrada (Perì hierês nósou), pp. 389421. Editorial Clásica Gredos, Volumen 63. Madrid, 1990. 20 aire y agua corriente y muchos de sus médicos no cobraban por prestar sus servicios. Separaban los pacientes por sexos organizado en varias divisiones: medicina interna, cirugía, oftalmología y ortopedia. Tuvieron especial dedicación a la actividad denominada “álgebra”, siendo los “algebristas” los que reparaban fracturas y luxaciones.7 Llegaron a redactar tratados sobre la buena administración de los hospitales, y entre otras cosas introdujeron el huerto para el cultivo de plantas medicinales, una mezquita y una biblioteca especializada.8 Allí se hacía la enseñanza de la medicina en forma teórica y práctica, fundada en la observación clínica. El primer sanatorio mental se fundó en Alepo alrededor de 1157. Otro importante fue el creado en 1228 en Divrigi, Turquía, y el de Edime, terminado en 1498, conde se comenzó a emplear la musicoterapia para aliviar o curar a los perturbados mentales, incluyendo el murmullo del agua de las fuentes o suaves melodías ejecutadas en el laúd, el qanún o la flauta de caña. Cuando el Califato de Bagdad se divide, se produce una migración hacia occidente a través del norte de África y se invade la Península Ibérica en el 707 dC. Este hecho cambiaría radicalmente el destino de las tres religiones monoteístas. Que a pesar de las guerras pudieron convivir durante los siglos VIII al XV, desarrollando en la Península Ibérica el conocimiento, particularmente en Medicina. Fue lo que se denominó Al Ándalus, que luego de avanzar en su conquista hasta Poitiers, en Francia, los árabes retrocedieron hasta el norte de la Península Ibérica, donde los astures iniciaron la Reconquista guiados por Don Pelayo, de ascendencia visigoda, que en el 722 en Covadonga inauguró la derrota de los invasores y con ello la progresiva pérdida del territorio conquistado por la fuerza. 7 Avicena dedica un sector del Poema de la Medicina a esta actividad, dando concretas instrucciones, en verso, sobre la reparación de fracturas y luxaciones. (Ver referencia al final del texto). 8 TURNES, Antonio L.: Origen, evolución y futuro del hospital. 14.09.2009. En: http://www.smu.org.uy/dpmc/hmed/historia/articulos/origen-y-evolucion.pdf (Consultada el 27.09.2015). 21 DISTINTAS ETAPAS DE LA CONQUISTA ÁRABE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA Y DE SU RETROCESO HASTA QUEDAR GRANADA COMO ÚLTIMO REDUCTO HASTA 1492, DONDE CULMINÓ LA RECONQUISTA POR LOS REYES CATÓLICOS Pero en Córdoba, capital del Califato instalado en Al Ándalus, la actual Andalucía, floreció una cultura que fue tolerante con los cristianos y los judíos. Permitió el establecimiento de importantes bibliotecas y centros culturales, y tuvo la mezquita más grande del mundo, luego de La Meca, hoy conocida como la Mezquita-Catedral de Córdoba. Para ampliar conocimientos se trasladó a Córdoba, en donde recibió las enseñanzas de Abu l-Qasim, médico de al-Hakam II. Tras este viaje se instaló definitivamente en Toledo, en donde plantó por orden de al-Ma'mun un jardín botánico, conocido como la Huerta del Rey, ubicado en la vega entre el palacio de Galiana y el Tajo, en el que había diversas especies vegetales y en el que experimentó sobre aclimatación y fecundación artificial. En su labor de médico procuró siempre emplear el método más fácil y más directo en el tratamiento de las enfermedades, con preferencia por los remedios simples. Sus éxitos en la curación de enfermedades graves fueron numerosos. 22 LA MEZQUITA-CATEDRAL DE CÓRDOBA 23 AL WAFID EN UN GRABADO DE ÉPOCA QUE LO MUESTRA SUPERVISANDO LA PLANTACIÓN DE SU HUERTO DE PLANTAS MEDICINALES Como ya decía Menéndez Pidal 9 “En su época islámica, España quedó dividida en dos partes, con gran desequilibrio de fuerzas entre la una y la otra. La parte norte quedó sumida en la decadencia general del mundo romano de Occidente, desde que se aisló, incomunicado con el mundo griego. En cambio, los territorios del sur florecieron, participando del auge a que llegó la cultura árabe, elaborada sobre los préstamos tomados a los pueblos que se asimiló, pertenecientes antes al imperio griego, y a los países más allá del río Indo. Y entonces, bien sabido es que, así como las más grandes y famosas 9 MENÉNDEZ PIDAL, Ramón: España, eslabón entre la Cristiandad y el Islam. Colección Austral. Espasa Calpe S.A., Madrid, 1956, 168 páginas. 24 creaciones de la actividad espiritual realizadas en la antigüedad se deben a los griegos, después, durante los siglos VIII al XII, los grandes adelantos ocurridos en la esfera intelectual se deben a los musulmanes; el árabe es entonces la lengua del progreso, mientras que, en esos siglos, el latín, reducido a lengua cultural del Occidente europeo, no tiene valor ninguno en comparación con el árabe, según juzgaba aún en el siglo XIII Roger Bacon.” 25 También en Toledo existió una importante comunidad de las tres culturas, con destacada actuación de médicos árabes y judíos. En Toledo vivió Abu-l Mutarrif Abd al Rahman ben Muhammad ben Abd-al-Kabir ben Yahyá ibn Wafid, más conodico por IBN AL-WAFID y entre los latinos como Abenguefit, Abencenif y Aben Nufit. Como dice Rafael Sancho de San Román10, repitiendo lo escrito por Millás Vallicrosa, Vernet, y Camilo Álvarez de Morales, que reproducían algo dicho por un contemporáneo de Al-Wafid, cadí de Toledo y mecenas de sus sabios (Ibn Sa´id): Entre los médicos españoles contemporáneos hay que citar al visir Abul-l-Mutarrif… ibn-Wafid…, uno de los nobles de Al Ándalus, de prosapia más pura y antigua. Se dedicó con toda asiduidad al estudio y penetración de las obras de Galeno, Aristóteles y otros filósofos; alcanzó en la ciencia de los medicamentos simples un grado de saber no alcanzado por nadie en la época, y compuso sobre ellos una notable obra, sin rival, en la que reunió lo enseñado en las obras de Dioscórides y Galeno, sobre dicha materia, presentando la obra, que alcanza cerca de quinientos folios, con la mejor ordenación. El mismo autor me ha contado que durante veinte años se aplicó en reunir los materiales de su obra cuidando su adecuada ordenación, de rectificar y comprobar los nombres y propiedades de los medicamentos registrados en ella, con la especificación de sus virtudes curativas y la determinación del grado de su eficacia, hasta que, por fin, pudo completar su obra tal como se había propuesto. En el ejercicio de la medicina nuestro autor seguía un criterio y una práctica muy acertados consistentes en que no recurría a los medicamentos si le parecía suficiente el empleo terapéutico de los alimentos o de sus similares, y si era indispensable recurrir a los medicamentos empleaba primeramente los medicamentos simples; y, si era preciso echar mano de los compuestos, empleaba en ellos los más simples o de menor complejidad. Se cuentan algunos casos famosos y curas maravillosas en el tratamiento de enfermedades graves y difíciles por medio de los medicamentos más simples y asequibles. Ibn-Wafid vive aún en el momento de escribir esta obra y reside en la ciudad de Toledo. Ibn Wafid había estudiado en Córdoba con Albucasis, por lo que debe haber vivido entre 1000 y 1074, ya que luego de culminar sus estudios regresó a Toledo, su ciudad natal, donde permaneció en sus estudios de medicina y agricultura hasta su muerte. Profundo conocedor de la 10 SANCHO DE SAN ROMÁN, Rafael: Médicos de Toledo. Médico Psiquiatra y numerario de la real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. En: http://www.realacademiatoledo.es/index.php/inicio/132-numero-44-de-toletum-2o-epoca/1035-medicosde-toledo-por-rafael-sancho-de-san-roman.html (Consultada el 20.12.2014). 26 obra de Dioscórides y de Galeno, cuyas enseñanzas aprovechó para sus propios tratados médicos, así como de la obra de Aristóteles y otros filósofos. Su obra Libro de la Almohada o Kitab-al-wisad, recetario médico, con cerca de un millar de remedios ordenados según el modelo habitual en aquella época, es decir, “Capiten ad calcem” (De la cabeza a los pies). La originalidad de la palabra “almohada” en el título ha sido también motivo de debate, ya que hoy le llamaríamos “libro de cabecera” o de “bolsillo”. Reproducimos la portada del libro que disponemos.11 AVENZOAR (1073-1162) en árabe Ibn Zuhr o por su nombre completo Abū Marwān ‘Abd al-Malik ibn Abū-l-‘Alā’ ibn Abū Marwān ibn Zuhr alIsbīlī al Iyādī nació en Peñaflor, perteneciente a la dinastía de los médicos andalusíes Banú Zuhr. Fue médico de la Corte de diversos reyes de Taifas (los reinos en que se dividió el Califato de Córdoba), además de filósofo y poeta. Entre sus contribuciones a la Medicina se encuentran haber sido el introductor de los métodos de disección para la práctica de necropsias, que practicó en ovejas antes de trasladarlos a autopsias humanas; las primeras preparaciones de nutrición parenteral, utilizando agujas de plata; desarrolló la práctica y uso de la traqueostomía; descubrió la causa de la sarna o escabiosis; 11 IBN WAFID: Kitab al-Wisad Fi L-Tibb, Libro de la almohada, sobre medicina. Versión árabe, traducción y estudio: Camilo Álvarez de Morales y Ruiz Matas. Diputación Provincial de Toledo, 2006. Edición bilingüe español-árabe, 368 páginas (español) y 329 páginas (árabe). 27 descubrió la causa de la pericarditis. Entre sus publicaciones se encuentran libros fundamentales como Kitāb al-Ağḏiya (Libro de los Alimentos). el Kitāb al-Taysir fi ad-madawat wa-al-tadbir , (Libro que facilita el estudio de la terapéutica y la dieta), más conocido como El Taysir. Éste habría sido escrito, según algunos autores, a pedido de Averrores como complemento de su Kitāb al- kulliyyat al-Tibb (Libro de las generalidades de la medicina ). Escribió el tratado Kitāb alIqtiṣād fi Islāh al-Anfus wal-Ashsad (Libro del curso medio sobre la reforma de las almas y los cuerpos ). Concebido como un tratado general de divulgación en siete libros, en los que diferencia entre enfermedades y terapias por un lado y medidas de higiene, profilaxis y cosmética. También trata las diferencias entre cuerpo y alma desde el punto de vista filosófico. Posteriormente introduce el estudio de los órganos y sus afecciones. Finalmente, trata el campo de cosmética, en el que incluye operaciones estéticas, higiene, anticonceptivos, perfumes y adorno corporal. En sus investigaciones médicas, Ibn Zuhr fue el primero en aplicar métodos de disección, primero en animales – practicó en ovejas – y después en humanos. Asimismo, descubrió que la causa de la sarna era un ácaro, el Sarcoptes scabiei, lo que desechaba la Teoría Galénica de los Cuatro Humores. Además demostró la presencia de sangre en el organismo. Ibn Zuhr fue el primero en establecer los fundamentos científicos de la otitis y en aclarar las causas del estridor en las Laringotraqueobronquitis o “Síndrome de Crup”. Ibn Zuhr proporcionó una serie de descripciones adecuadas de la meningitis, la tromboflebitis intracraneal y de algunos tumores. Ibn Zuhr escribió un Tratado de Farmacopea, en el que también desarrollaba la tradición de tratamientos medicamentosos aplicados a síntomas específicos. La medicina andalusí fue la primera desarrolla la anestesia por inhalación, utilizando poríferos (espongiarios) como medio de aplicación. En su obra Incluye un Tratado sobre las enfermedades de los riñones y los cálculos de vejiga, que si bien sigue a Galeno, lo critica basándose en su experiencia. AVEMPACE (1070/1090-1139), su nombre árabe era Ibn Bayyah, o de nombre completo Abu Bakr Muhammad ibn Yahya ibn al-Sa'ig ibn Bayyah. Nacido en Zaragoza, Taifa de Saraqusta, hacia 1080 y muerto en Fez en 1139, que como otros notables médicos cultivó además la poesía, física, botánica, música y astronomía. Tuvo su pensamiento gran influencia en Averroes y Alberto Magno, y su obra casi en totalidad se perdió por su pronta muerte, posiblemente envenenado. Tenía vastos conocimientos de medicina, matemáticas y astronomía. Su obra capital, titulada El régimen del solitario, expresa una protesta moral contra el materialismo y la vida mundana de las clases dominantes de la época. Afirma que, dada la corrupción de la 28 sociedad, el hombre que ha comprendido su verdadera condición debe mantenerse al margen de ella, al menos con el pensamiento. Se le considera el primer filósofo andalusí, porque nadie antes se había dedicado a la especulación filosófica con el rigor de Ibn Bayyah. Es la figura de mayor esplendor en la vida cultural de la Taifa de Zaragoza (Saraqusta), en los años de esplendor de este territorio. Entre las figuras que destacaron en la corte de los reyes Hudíes, quienes construyen el magnífico palacio de la Aljafería, se encuentran ilustres personalidades, como los judíos Ibn Gabirol (Avicebrón), Ibn Ezra, Yehuda Haleví, o Ibn Paquda (por citar algunos nombres), o musulmanes, como Ibn Fathun al-Himar y Al-Kirmani, quien introdujo la Enciclopedia de los Hermanos de la Pureza en Zaragoza en 1060. En este ámbito Avempace destaca como músico, poeta, médico, botánico, astrónomo, astrólogo, matemático, físico, lógico, y político. Fue alabado como el más grande de los filósofos andalusíes por sus contemporáneos, entre ellos Maimónides, Ibn Tufail y Averroes. Es citado asimismo por los filósofos de la tradición cristiana, influyendo directamente en santo Tomás de Aquino o san Alberto Magno. Si bien Avempace fue pionero como filósofo, su actividad intelectual se desplegó en muchos otros campos del conocimiento. Profesionalmente era médico, y por ello era farmacólogo y botánico, ya que estas tres disciplinas estaban estrechamente conectadas en el islam, pues se usaba el conocimiento de las plantas como base de la curación. Como músico fue asimismo célebre entre sus contemporáneos. En cuanto a la formación intelectual, era obligado en el mundo árabe dominar las disciplinas científicas más valoradas que eran la física y la astronomía, que en su tiempo no se distinguía claramente de la astrología; y asimismo la retórica y la poesía, tanto o más consideradas que las ciencias, pues la música, las matemáticas y la poesía mantenían una indisoluble relación. En ese ambiente florecieron las Artes y las Ciencias, y tuvieron allí lugar figuras que trascendieron en la historia de la Medicina, como Muhammad Ibn Qassum Ibn Aslam Al-Gafiqui (AL GAFEQUI), que en el siglo XII practicó su profesión en Córdoba y fue un célebre oculista, disciplina en la que los árabes hacía siglos eran descollantes, operando cataratas. Fue el autor de una “Guía del oculista”, tratado compuesto por seis libros, y a quien se debe el invento de las gafas (derivado de Gafequi). Es recordado en Córdoba con un monumento. 29 MOHAMED AL-GAFEQUI, SU MONUMENTO EN CÓRDOBA (+ 1165) Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd, conocido en español como AVERROES (1126-1198) médico y filósofo nacido en Córdoba, fue una de las máximas figuras de la sabiduría andalusí. Su obra médica es muy valiosa aunque olvidada tras su fama como filósofo. Fue el primero en explicar la función de la retina, en reconocer que un ataque de viruela, si sobrevive el paciente, le confiere la inmunidad subsiguiente. Escribió el Kitab al- kulliyyat al30 Tibb, o Libro de las Generalidades de la Medicina, 12que ha llegado hasta nosotros, siendo extensamente utilizado como texto en las universidades de Oxford, París, Lovaina, Montpellier y Roma. Fue médico del sultán de Marruecos, e hizo una obra inmensa como traductor de la obra de Aristóteles. Reafirmando el predominio de la cultura islámica de Córdoba sobre una Europa ignorante, diría José Ortega y Gasset 13: La Edad Media, por una de sus caras, es el proceso de una gigantesca recepción, la de la cultura antigua por pueblos de cultura primitiva. Y la génesis cristiana del islamismo no es sino un caso particular de esa recepción, producida por el mismo mecanismo histórico que llevó a los árabes del siglo IX a recibir a Aristóteles y a Hipócrates y a Galeno y a Euclides y a Diofanto y a Tolomeo. Se olvida demasiado que los árabes, antes de Mahoma, llevaban siete siglos rodeados por todas partes de pueblos que estaban más o menos helenizados y que habían vivido bajo la administración romana. No es sólo de Siria de donde sopla sobre los árabes el gran viento de la Antigüedad, sino de Persia, de la Bactriana y de la India. En cambio, Europa, por su lado norte, se mantuvo libre de influjos grecorromanos y pudo conservar más tiempo intactas las raíces de su primitivismo. 12 AVERROES: El Libro de las Generalidades de la Medicina. Primera traducción a una lengua moderna, realizada por Editorial Trotta, Madrid, 2003, 509 páginas. 13 ORTEGA Y GASSET, José: Prólogo a “El Collar de la Paloma”, Alianza Editorial, Madrid, 1987, páginas 13 y 14. 31 AVERROES, SU MONUMENTO EN CÓRDOBA 32 EL LIBRO DE LAS GENERALIDADES DE LA MEDICINA, DE AVERROES 33 El mismo Averroes tiene entre sus muchos libros uno titulado Sobre el Intelecto 14 que reúne tres Compendios: del libro Sobre el alma de Aristóteles; Comentario Medio al libro Sobre el alma de Aristóteles, y Gran Comentario al libro Sobre el alma de Aristóteles. Según resumen los editores: La psicología constituyó un tema de interés permanente y principal para el filósofo cordobés Averroes. A lo largo de más de treinta años, y de manera inusual en él, llegó a comentar hasta tres veces (en forma de compendio, de paráfrasis y de comentario literal) el breve tratado aristotélico Sobre el alma, que constituye una introducción general a las obras biológicas del Estagirita. Aristóteles 14 AVERROES: Sobre el Intelecto. Edición e introducción de Andrés Martínez Lorca. Editorial Trotta, Madrid, 2004, 176 páginas. 34 teoriza sobre el alma con mirada de naturalista. Averroes, por su parte, continúa y profundiza el naturalismo aristotélico. La cuestión principal a la que intenta responder Averroes en su triple lectura del innovador texto aristotélico es ésta: ¿cómo funciona la mente humana? De ahí que el eje de su psicología sea la noética y que el término “intelecto” represente el objeto central de su reflexión. Una de las múltiples dificultades que surgen en este proceso explicativo puede resumirse así: ¿cómo es posible que el ser humano, individual y perecedero, pueda alcanzar una verdad científica universal y eterna? Las teorías de Averroes aquí expuestas significaron una verdadera revolución en el pensamiento medieval, provocaron las más vivas polémicas en el ámbito filosófico-teológico y abrieron el camino a la autonomía científica de la psicología. UNA CALLE DE CÓRDOBA RECUERDA SU MEMORIA Abu l-Qasim Jalaf ibn al-Abbas al-Zahrawi, conocido como ALBUCASIS (936-1013) fue el más famoso cirujano de la Alta Edad Media. Médico de la corte de Al Hakam II, publicó su obra magna el Tasrif, en 30 volúmenes que fue un importante texto de Cirugía en las universidades de la Alta Edad Media. Describió instrumentos 35 quirúrgicos, y el tratamiento de heridas y fracturas. Modernamente se ha traducido este famoso tratado en los Estados Unidos, que aquí reproducimos. 36 INSTRUMENTAL QUIRÚRGICO CREADO POR ALBUCASIS LOS MÉDICOS JUDÍOS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA LOS MÉDICOS JUDÍOS DE AL ÁNDALUS El pueblo judío se instaló en lo que luego sería la Península Ibérica, ya en tiempos de Nabucodonosor y el Rey Salomón, alrededor de 300 aC. Según recoge José Amador de los Ríos 15, los judíos poblaron la Península al sur de los Pirineos, en tiempos de Tarsis, Tarteso y Bética. Se han encontrado placas sepulcrales escritas en hebreo, junto al castillo de Murviedro, asiento de la inmortal Sagunto, una de las cuales dice: “Aquí yace Adoniram (Adon-Hiram), recaudador de los tributos del rey Salomón”. Otra expresaba: “Este es el sepulcro de Oram Nebach, presidente, que se rebeló contra su príncipe, y Dios se lo llevó en grande dolor, y vivió con ilustrísimo nombre hasta tiempo 15 DE LOS RÍOS, José Amador: Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal. Cultura e Historia, Aguilar, Madrid, 1960, 1110 páginas. 37 del rey Amasías de Judea”. datarse en el año 1100 aC. 16 La fundación de Gades (Cádiz) suele La comunidad judía en España fue una de las más prósperas, tanto bajo el dominio musulmán como en los reinos cristianos, hasta su expulsión en 1492. Los judíos sefardíes, originarios de España y Portugal constituyen aproximadamente un quinto de la población judía mundial. LA CIUDAD DE TOLEDO, RODEADA POR EL RÍO TAJO. (AL FRENTE LA MURALLA, AL CENTRO LA AGUJA DE LA CATEDRAL Y AL FONDO EL ALCÁZAR). El propio nombre de Toledo, antigua capital visigoda y cristiana, rodeada por el río Tajo, procede de la voz hebrea tholedoth, תול דדות que significa generaciones. Por algo (y particularmente por su geografía) llamaron a Toledo la Jerusalem de Occidente. Esto significa que muchos siglos antes de la venida de los Visigodos, de los Cristianos y de la invasión islámica de la Península, esta estaba poblada por judíos en toda su geografía, constituyendo destacadas comunidades, por su cultura y la sabiduría de sus médicos. El ladino o español antiguo que se empleó en la Península Ibérica hasta la expulsión de los judíos en 1492, es la lengua que emplea la comunidad Sefardí. Que es el nombre que recibe la que pobló en la antigüedad la Península. 16 DE LOS RÍOS, op. cit., pp. 32-48. 38 Lápida en caracteres hebreos, conservada en el Museo Sefardí, de Toledo (foto del autor). 39 Los médicos judíos descollaron por su sabiduría y prestigio durante varios siglos, tanto en el territorio ocupado por los árabes, como por los cristianos. HASDAY IBN SHAPRUT, que aparece en ocasiones con el gentilicio Al-Yayaní - de Yayyan, nombre árabe de Jaén (Jaén, c. 915— Córdoba, c. 975) cuyo nombre completo era Hasday Abu Yusuf ben Yitzhak ben Ezra ibn Shaprut, fue el médico del califa Abderramán III (912-961), además de afamado diplomático. Continuó siendo uno de los principales consejeros, luego de la muerte de Abderramán III, de su hijo el califa Alhakén II, ejerciendo cargo similar a canciller. Produjo la reducción de peso de Sancho I El Craso, rey de León, que perdió su trono por su obesidad patológica. Así fue que gracias a su abuela Toda Aznar, reina de Navarra, quien lo trasladó a Córdoba para ser tratado por Hasday ben Shaprut, el tratamiento pudo realizarse y Sancho recobrar su figura, luego de lo cual pudo recuperar el trono que había perdido. 40 Yehudah Halevi, estatua en Cesarea (Israel) YEHUDÁ BEN SAMUEL HALEVÍ (nacido en Tudela, Navarra c. 1070/75 y muerto en Jerusalén c. 1141), fue médico judío español y filósofo, además de poeta. 41 Accidentada y trágica historia es la de los judíos en España. Según menciona Yitzhak Baer,17 Poco tiempo después de que R. Yehudá Haleví peregrinara a Palestina, en el decenio de 1140, los almohades invadieron España y pusieron fin a las comunidades judías en Al-Ándalus. Los judíos que sobrevivieron a la espada fueron forzados a convertirse públicamente. Pasado cierto tiempo se les permitió volver a su fe, pero el sur de España ya no volvió a desempeñar un papel destacado en la historia judía hasta que pasó a manos cristianas. Muchas familias judías, entre ellas la de Maimónides, huyeron a Oriente, pero muchas más se refugiaron en el norte de España, en territorio cristiano. MONUMENTO A MAIMÓNIDES EN CÓRDOBA, FRENTE A LA CASA DONDE NACIÓ 17 BAER, Yitzhak: Historia de los Judíos en la España Cristiana. Riopiedras, Barcelona, 1959, 948 páginas; p. 73. 42 Moshé ben Maimón o Musa ibn Maymun, conocido 18 como MAIMÓNIDES, o RAMBAM (Córdoba 1135 – Fostat, El Cairo 1204) fue un famoso, médico, filósofo y teólogo, con una importante producción de literatura médica, que culminó su vida como médico del Sultán Saladino y su Corte, en Egipto. Su obra médica comprende un Tratado sobre el Asma, Comentarios sobre los Aforismos de Hipócrates, Los Aforismos de Moisés (Maimónides), Extractos de Galeno, Resumen y traducción de las obras de Avicena, Tratado sobre las hemorroides, Tratado sobre la Cohabitación o sobre las relaciones sexuales, Tratado de los venenos y sus antídotos, Régimen de la salud, Discurso sobre la explicación de las convulsiones, Glosario de los nombres de las drogas. Fue un traductor de la obra de Aristóteles, que se siguió hasta los escolásticos de la Edad Media, y escribió obras filosóficas como La Guía de los Perplejos, e importante producción teológica como la Mishné Torá, donde codificó el mar de las disposiciones que surgen del Talmud, y se lo conoce como La Mano Fuerte. Allí desarrolla abundantes principios éticos aplicables tanto a la vida del médico como del hombre común. 18 Acróstico de Rabí Moshé ben Maimón (Maimónides). 43 Permítasenos, apenas, unas pocas citas de la obra médica de Maimónides, que dan idea de su conocimiento y filosofía para encarar la relación con el paciente y frente al error médico: La regla de primum non nocere fue ya enunciada siglos antes por Hipócrates quien dijo que el médico debía ayudar al paciente y no dañarlo. Si uno no puede ayudarlo, al menos no lo dañará. Maimónides entonces critica “famosos médicos que cometen graves errores sobre pacientes que más tarde sucumben…” Maimónides dice que a menudo ha observado a un médico prescribir el uso de un fuerte purgante para un paciente que no tenía ninguna necesidad sino de uno suave. Algunos médicos cometen errores garrafales, de acuerdo a Maimónides, aunque el paciente sobreviva; otros cometen aparentemente pequeños errores y el paciente fallece. Alguien con sentido común debería tener esto en mente. El médico auténtico está siempre acosado por las dudas mientras que el charlatán piensa que todo está claro. Maimónides cita el aforismo de Rhazes que considera que la medicina es un arte, y la afirmación de Galeno que “el arte médico parece fácil y simple al hombre de visión limitada pero cuánto más profundo y rico es este arte en los ojos de un 44 hombre como Hipócrates”. Maimónides hace referencia a sus Comentarios sobre los Aforismos de Hipócrates. Él también cita a Aristóteles que dijo que la mayoría de la gente muere de remedios que le han dado, en clara referencia a la enfermedad iatrogénica. Esta observación, sin embargo, no debería conducir a un abandono de los remedios apropiados. La Medicina es una ciencia esencial para el hombre en todo tiempo y lugar, no solamente para el enfermo, sino también para el sano. Sin embargo, uno debería buscar algo fuera y consultar con médicos expertos que han completado su maestría de conocimientos teóricos y prácticos. Un médico inexperto debería ser evitado; si un médico experto no está disponible uno debería confiar sólo en la naturaleza, confirmando la afirmación de Hipócrates que “la naturaleza cura la enfermedad… ella no recibe órdenes del hombre… la naturaleza hace todo lo que es necesario…” Donde un diagnóstico está en duda, es mejor confiar en que la naturaleza cure la enfermedad. En el Tratado sobre el Asma, más adelante afirma: 48. 49. Rhazes dijo: el que es tratado por muchos [médicos] arriesga sufrir de la combinación de sus errores. Dice el autor [Maimónides]: esto es cierto si él es tratado por cada uno de ellos separadamente. Pero si todos [los médicos] se reúnen juntos [en consulta] como es hecho para los reyes y para la gente rica, y si ellos debaten y deliberan y luego presentan su opinión acerca de lo que debería hacerse [para el paciente, el resultado] es útil y bueno. El paciente beneficia de la opinión colectiva de los médicos porque es imposible para un solo médico recordar todo lo que él aprendió, y este arte [de la medicina] es difícil para muchos eruditos en términos del conocimiento que implica, lo que requiere una excepcional y grande memoria. Puede bien suceder que a un médico no le resulte en el momento posible recordar lo que él necesita [para tratar] a una enfermedad determinada. Pero si hay muchos [médicos juntos, en consulta] uno recordará al otro y le asistirá en completar su línea de razonamiento hasta que ellos alcancen el perfecto plan de tratamiento para el que todos ellos obtengan acuerdo. Y si uno observa que ellos discrepan, para sobresalir y alardear y hacer saber su [percibida] perfección al paciente y las deficiencias de sus buenos y sencillos colegas, uno debería tener cuidado y despedir a todos ellos en caso que el paciente muera si él solamente siguió el consejo del victorioso. Si ellos sufrieron de esa enfermedad [si los médicos critican equivocadamente a alguno de los otros colegas delante del paciente a causa de su rivalidad profesional], estarán todos mal porque la rectitud es apartada del conjunto, aún cuando el más perfecto de los médicos esté entre ellos. Yo [Maimónides] sin embargo les advierto abandonarlos a todos y confiar en las acciones de la naturaleza. Nuestros sabios dicen: amar y odiar el juicio perverso aunque proceda del camino virtuoso. 45 En tiempos que Maimónides servía en la Corte del sultán Saladino, se afirmaba “La medicina de Galeno es sólo para el cuerpo, pero la de Maimónides es para el cuerpo y el alma”. 19 Era una síntesis ajustada del cambio que había producido esta luminaria de la Medicina de la Edad Media, surgido a la vida en la Córdoba hispana bajo dominio musulmán. 19 JOHNSON, Paul: La Historia de los Judíos. Ediciones B, S.A., Javier Vergara Editor, Argentina, 2003, 771 páginas, pág. 225-226. 46 Además de médico, filósofo y teólogo a Maimónides se lo tiene por un gran Codificador. En tal sentido, la Academia en Uruguay le rindió homenaje en el 800º aniversario de su muerte, en 2004, según comunicación personal que me hizo el Dr. Héctor Gros Espiell (19262009). Muchísimos médicos hebreos fueron servidores de reyes, cardenales y Papas. Pero queremos recordar aquí a Maestre SAMAYA LUBEL, que fue médico de la Corte de Enrique IV de Castilla, apodado “el impotente” (que reinó entre 1454 y 1474), al que Gregorio Marañón dedicó un ensayo20. A Samaya Lubel se atribuye haber realizado una inseminación artificial a la segunda esposa de Enrique IV, Juana de Portugal, de la que resultó nacida Juana “la Beltraneja” [que se atribuía ser hija de Beltrán de la Cueva, favorito del rey, por lo que la nobleza castellana le negó el derecho sucesorio], que disputó el trono de Castilla con Isabel “la Católica”. 21 Samaya Lubel fue quien trajo al mundo a Isabel, y su hijo también médico ABRAHAM LUBEL fue médico de la Corte de dicha Reina. Otros médicos judíos famosos fueron el rabí Abraham ben Meir IBN EZRA (Zaragoza 1092-1167), ABRAHAM BAR HIYYA (Barcelona 10651136). A mayor abundamiento, el filólogo, cervantista e historiador cultural español Américo Castro Quesada (1885-1972) 22 nos dice de los Médicos judíos: Es muy sabido que la medicina fue uno de los menesteres más practicados por los judíos cultos, y más descuidados por los españoles cristianos. Rara vez encontramos médicos de la casa real que no sean judíos y entonces son franceses. En los índices de los documentos reunidos por Fritz Baer aparecen 55 menciones de médicos en Castilla y 58 en Aragón; aparte de eso, reyes, señores y prelados solían tener a judíos como médicos de cámara. Haym Haleví lo era en 1389 de don Pedro, arzobispo de Toledo. En el momento de la expulsión el duque de Alburquerque se 20 MARAÑÓN, Gregorio: Ensayo biológico sobre Enrique IV de http://www.cervantesvirtual.com/obra/ensayo-biologico-sobre-enrique-iv-de-castilla/ 27.09.2015). Castilla. Véase: (Consultada el 21 MAGANTO PAVÓN, Emilio: Enrique IV de Castilla (1454-1474). Un singular enfermo urológico. Una endocrinopatía causa de los problemas uro-andrológicos del monarca. Impotencia y malformación de pene. (III) y (IV) Arch Esp Urol 56, 3 (233-241), (245-254), 2003. En: http://historia.aeu.es/ArchEspUrol/LVI(3)207-245.pdf (Consultada el 21.09.2015). 22 CASTRO, Américo: España en su historia. Ensayos sobre historia y literatura. (Obra reunida volumen tres). Editorial Trotta, Madrid, 2004, 776 págs: pp.: 539 -543. 47 servía de rabí Simuel, llamado maestre Fabricio al convertirse; rabí Salomón Bytón era médico de la reina Isabel, en 1476; lo era de Enrique IV, entre 1456 y 1465, maestre Samaya Lubel, y en 1472, rabí Jacó Abén Núñez; don Çag Abocar lo era del marqués de Santillana en 1465; de doña Juana Pimental, prima de Juan II, rabí Salomón en 1453, etcétera. Los registros del Archivo de la Corona de Aragón mencionan 77 médicos hebreos durante el siglo XIV. Es célebre la feliz operación de los ojos sufrida por el viejo rey de Aragón Juan II en 1468, quien recobró la vista gracias a un cirujano y astrólogo judío. De los numerosos datos accesibles tomaré sólo algunos por ser curiosos y significativos. El concejo de Talavera de la Reina pagaba 3.000 maravedís al año a Judá, cirujano, en 1453; 5.000, en 1458. El físico Mamón percibió 2.000 en 1455; “Rabí Abraham, físico judío”, recibe 8.000 maravedís en 1477, y a Mosén Isoque lo libran de hospedaje (como si fuese un hidalgo), y mandan que “no le sea tomada la mula, por quanto la ha mucho necesaria para visitar”. Si se conservara o hubiese sido explorada la documentación de todos los pueblos castellanos de alguna importancia, el resultado sería semejante. En un pueblecito como Hita (Guadalajara) aparecen en 1492, el mismo año del destierro, “don Yuçaf, cirujano; Rabí Mosé Anacaba, físico; Rabí Yocé Baquex, físico; don Daví Baquex, cirujano”, al hacerse el inventario de los bienes de los judíos expulsados; uno de estos médicos poseía “unas casas, 20 tenajas, 15 viñas”; otro, “una casa, una bodega, 3 viñas, cubas, tenajas”; Yocé Baquex era el más rico de ellos. Como hemos visto en el caso de Talavera, estos médicos no lo eran sólo de la comunidad hebrea; y poco trabajo quedaría a los médicos cristianos en Hita, habiendo cuatro judíos. Los hebreos conversos continuaron cultivando la medicina. Cuando se menciona a Álvaro de Castro y sus descendientes – una célebre familia de médicos que entre los siglos XV y XVI prestaban sus servicios a los condes de Orgaz -, no se advierte que eran judíos conversos, pues Álvaro de Castro maneja con perfecta soltura el árabe y el hebreo, en el léxico de sustancia médica que figura al final de su Ianua Vitae. Cultivar la medicina y dominar las lenguas hebrea y árabe era rasgo inconfundible de tradición judaica. Con lo cual resulta que Álvar Gómez de Castro, el famoso humanista y conocido biógrafo del cardenal Cisneros, descendía de conversos. La antigua costumbre de que los médicos de los reyes y de los aristócratas fuesen judíos era de origen musulmán; los califas de Córdoba tenían médicos hebreos, y Maimónides lo fue de Saladino. La autoridad y prestigio de que gozaban se refleja en las palabras de don Juan Manuel en su testamento, o en que se mencione el hecho de que don Todros quedara acompañando a la reina Violante, cuando Alfonso X fue a entrevistarse con el papa. Lo curioso es que las leyes prohibieran una y otra vez a los cristianos servirse de los judíos como médicos; tenemos ahí un aspecto de la fatal incongruencia entre ley y vida, Estado y sociedad, endémica en España como resultado de siglos de desbarajuste. Las leyes que el rey dictaba y era incapaz de cumplir acabaron por ser aplicadas brutal y ciegamente por las masas anónimas. No se debe tal anormalidad a que los españoles fueran buenos o malos, socializables o anarquistas – calificativos con que solemos encubrir nuestra huida de los problemas históricos - . La razón o sentido de tan secular desarreglo yace en la esencia misma de la clase directora – puro ímpetu y señorío -, y en su imposibilidad de interesarse por “las cosas”. La utópica imagen del buen rey que fomenta las “artes de la paz”, el trabajo, la industria y el comercio, necesita un 48 trasfondo de pradera holandesa hollada por vacas apacibles, un campo de tulipanes y un rollizo burgomaestre como esos de los cuadros flamencos. Castilla corría hacia una frontera barrida por un aire tan crudo y tajante como la furia de las algaras y los rebatos que asolaban la tierra. El gobierno y fomento de “las cosas”, necesarias y no lujosas, fue confiándose a la retaguardia de judíos y moros sometidos, o de extranjeros voraces. La casta dirigente hubo de mantener a toda costa su ímpetu y su señorío, y no se cuidó del resto. Para calmar las protestas de un pueblo que, cuando no conquistaba y señoreaba, se sentía extranjero en su propia tierra, se dieron aquellas leyes prohibitivas de las actividades judaicas, que eran ya demasiado indispensables para ser efectivamente suprimidas. El conflicto yacía en la misma contradicción entre querer o deber ser de una manera y la necesidad de ceder a la presión, primero judaica y más tarde extranjera. Se era de un modo y había que subsistir de otro. Esta idea, en la que estamos martillando, aparecerá otras veces en nuestro libro. Ahora sirve para entender el absurdo de que se prohíba a los judíos ser médicos de los cristianos, a la vez que el legislador y el mismo pueblo que trataba de exterminar a los judíos no pudieran prescindir de sus servicios cuando les dolía el estómago. No cabe limitarse a registrar anecdóticamente el hecho de que, hasta fines del siglo XV, los médicos de la España cristiana fueran casi siempre judíos, tanto en la casa del rey como en las villas castellanas. En balde trataron las leyes de oponerse a una situación secular, fundada en la necesidad de la medicina, y en la escasez o menor competencia del físico cristiano. No nos importa ahora si la terapéutica judía era buena o mala, científica o astrológica. Lo cierto es que los cristianos, del rey abajo, consultaban con ellos sus más íntimas dificultades, y que el consultado era directo heredero de la forma islámica de sentir y pensar. Estos médicos fueron, sin la menor duda, el gran canal por donde siguió discurriendo el didactismo, el estilo sentencioso, la expresión integral de la persona, la preocupación de la limpieza de sangre, del qué dirán, y muchos otros fenómenos de vida (incluso el furor inquisitorial), que los conversos habrían de remachar en la conciencia española. Ya vimos que la primera preeminencia que Arrangel asignaba a los judíos de Castilla era la del “linaje”, y más adelante surgirán otros rasgos comunes a judíos y a cristianos. Siglos y siglos de asistencia médica no pueden ser ignorados ni escamoteados por la historia. En esta larga cita hemos omitido todas las referencias que, tanto en propio texto como a pie de página, brinda Américo Castro, que son igualmente ricas, pero alargarían inútilmente este relato. En todo caso puede consultarse nuestra publicación sobre Maimónides: El sabio sefaradí. El médico judío-español de la Edad de Oro.23 23 TURNES, Antonio L.: Maimónides: El sabio sefaradí. El médico judío-Español de la Edad de Oro. 3ª. Edición, 2007, 374 páginas. Acceso a la publicación en texto completo en: http://www.smu.org.uy/publicaciones/libros/textocompleto/maimonides.pdf (Consultada el 25.09.2015). 49 Alfonso X El Sabio (1221-1284) creador de la Escuela de Traductores de Toledo, hizo un gran servicio a la Cristiandad, permitiendo que el conocimiento acumulado en la Antigüedad y en el mundo Islámico, pasara a Occidente, tanto en latín como en las lenguas romances. 50 IBN AL-KHATIB (1313-1374) nacido en Loja, cerca de Granada, fue político, historiador, filósofo, místico, poeta y médico muy afamado, que dejó su “Libro de la Higiene según las estaciones del año” brindando información sobre cómo combatir la peste bubónica que hizo estragos en Europa en esa época, y un famoso tratado de Ginecología. Durante una epidemia de peste que azotó a España en 1348, enunció por primera vez la noción de contagio y recomendó aislar a los enfermos y destruir sus sábanas. Describió con rigor el desarrollo y la propagación de una epidemia. Esto 500 años antes que lo hiciera el médico John Snow (1813-1858), en Londres, considerado el Padre de la Epidemiología moderna. Con la caída de Granada el 1º de enero de 1492, termina la Reconquista y se extingue el dominio del Islam en el último reducto de territorio peninsular. Pero dejaría buena parte de su cultura en todo el territorio que había dominado, cuyas manifestaciones llegan hasta hoy en la música, la poesía, la agricultura, el empleo del agua, una amplia utilización de vocablos de ese origen, y la tradición de su ciencia médica, sus científicos y filósofos. Suessman Muntner, en dos capítulos incluidos en la Historia Universal de la Medicina de Laín Entralgo 24 deja este testimonio: En la católica España de los siglos XIII y XIV los médicos judíos gozaron de la 24 LAÍN ENTRALGO, Pedro: Historia Universal de la Medicina, en 7 tomos. Publicada en papel en 1972 por Editorial Salvat de Barcelona. Consultada en versión Multimedia, editada por Masson Multimedia, Masson S.A., y XL Sistemas, S.A., Barcelona, 1998. 51 protección y el apoyo de los soberanos. Uno de los médicos más eminentes fue Alfajar (muerto en 1235), que obtuvo el título de Nasí, es decir “príncipe”, en la corte castellana de Fernando III. Seset Benvenisti fue médico y diplomático en la Corte de Aragón. Hechos semejantes tuvieron lugar también en Navarra (Firedenwald). Después de la expulsión de los judíos de España, nos encontramos con afamados médicos judíos emigrados en el norte de África, Turquía, Gracia (los Balcanes), Francia, Italia y Holanda. La familia de los Saporta, oriunda de Lérida, se asentó en Arlès y más tarde en Avignon y en Montpellier, distinguiéndose Luis Saporta, que fue médico de cabecera de Carlos VIII. (…) Hubo muchos destacados médicos judíos que escribieron tratados, y fueron asistentes de soberanos (reyes, príncipes y hasta papas). Zacuto Lusitano, nacido en Lisboa en 1577, escribió una Historia de la Medicina, en dos tomos, publicada en Lyon en 1642-44, dedicada a Luis XIII. Rabí Abraham de Balmes, muerto en 1523, fue médico de cámara del Cardenal Grimani, en Padua. García da Orta, nacido en Portugal en 1496, estudió en Salamanca y trabajó en Goa desde 1534. Rodrigo de Castro (15501627), de una estirpe de los Castro, todos ellos médicos destacados, fue autor de un libro de Ginecología (publicado en Colonia, 1603), que tuvo varias ediciones exitosas. A mediados del siglo XV en Marsella parece que existió una Escuela Judía de Medicina, dirigida por Salomón de Gerona. En Sicilia hubo por la misma época un plan similar. También en la Escuela de Medicina de Salerno hubo destacados médicos judíos. Francisco López de Villalobos, médico y poeta, fue uno de los primeros en describir las lesiones sifilíticas. En 1498 publicó una memoria sobre la peste bubónica. (…) ABRAHAM ZACUTO LUSITANO (Lisboa 1575 – Amsterdam 1642) fue afamado médico, que hizo sus estudios en las universidades de Salamanca, Coimbra y Sigüenza, recibiendo en esta última el grado de doctor. Ejerció durante treinta años en Lisboa y desde el año 1625 en Ámsterdam, en cuya ciudad se refugió por temor a la Inquisición. Cuando tenía 50 años se hizo circuncidar, profesando desde entonces abiertamente la religión judía. Su reputación fue grande, como lo atestiguan las cartas que le escribieron los médicos más eminentes de Portugal, España, Alemania y Holanda, que encabezan la edición de sus obras: De medicorum principal historia; Praxis médica admiranda; Introitus and praxis et pharmacopam; Epístola de cálculo qui gignitur in cavitatibus renum, non in substantia, y un tratado sobre las enfermedades de los ojos.25 Este personaje fue estudiado por el Dr. Samuel S. Kottek (1931), Profesor Emérito de Historia de la Medicina de la Universidad Hebrea de Jerusalem, a quien conocimos en 2005. Kottek nació en Estrasburgo y fue médico pediatra francés del siglo 25 www.sefardies.es/ficha_biografias.php?id=9434 (Consultada el 22.09.2015). 52 XX, graduado en 1959. Es titular de la Cátedra Harry Friedenwald en Historia de la Medicina.26 «Expulsión de los judíos» de Emili Sala i Francés - Galería online, Museo del Prado. 27 26 Comunicación personal del Prof. Samuel S. Kottek. Véase: http://www.huji.ac.il/dataj/controller/ihoker/MOP-STAFF_LINK?sno=9727693&Save_t= (Consultada el 22.09.2015). 27 Disponible bajo la licencia Dominio público vía https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Expulsi%C3%B3n_de_los_jud %C3%ADos.jpg#/media/File:Expulsi%C3%B3n_de_los_jud%C3%ADos.jpg 25.08.2015). 53 Wikimedia Commons (Consultada el EL FIN DE LA MEDICINA MONÁSTICA 28 La medicina monástica, que tuvo el mérito de reunir los documentos clásicos y de preservar las tradiciones antiguas a través de tiempos terribles, declinó hasta casi extinguirse durante el siglo X. Las causas de su obliteración fueron varias, pero una de ellas fue su éxito. Los monjes se alejaban cada vez más de sus monasterios para atender la creciente demanda médica, lo que interfería con sus deberes religiosos, por lo que en los Concilios de Reims (1131), de Tours (1163) y de París (1212), las actividades médicas de los monjes primero se restringieron y finalmente se prohibieron. La aparición de las órdenes dominicas y franciscanas en el siglo XIII, ambas hostiles a cualquier actividad científica, reforzó el rechazo de la práctica de la medicina por los frailes. Cuando los primeros cruzados capturaron Jerusalén en 1099, encontraron un hospital cristiano que había sido fundado 30 años antes por el hermano Gerardo para auxiliar a los peregrinos que iban a Tierra Santa; estaba atendido por un grupo pequeño de monjes que se llamaban a sí mismos "Los Hermanos Pobres del Hospital de San Juan". Los cruzados les entregaron algunos edificios y el hermano Gerardo reorganizó a su grupo de monjes corno una orden religiosa regular con el nombre de Caballeros de San Juan. Cuando Jerusalén cayó en manos de Saladino, los Caballeros se retiraron a Tiro y después llegaron a Accra, de donde volvieron a salir expulsados por los ejércitos musulmanes y se establecieron primero en Chipre y después en Rodas. Para entonces la secta ya había crecido y sólo en Italia tenían siete hospitales; en Rodas la Orden de San Juan se transformó en un Estado soberano con sus propias leyes, un ejército y un cuerpo diplomático, y construyó un inmenso hospital cuyas ruinas todavía sorprenden por su tamaño. En 1522 Solimán El Magnífico capturó la isla y expulsó a los Caballeros de San Juan, quienes después de siete años de peregrinar por el Mediterráneo llegaron a Malta, que el emperador Carlos V les había obsequiado. Ahí construyeron otro gran hospital y a partir de entonces se les conoce como Caballeros de Malta, aunque en 1798 Napoleón conquistó la isla, los expulsó y desde entonces tienen su cuartel principal en Roma. LA ESCUELA MÉDICA DE SALERNO Desde mediados del siglo IX se tenía noticia de la existencia de una escuela de medicina en Salerno, un puerto en la bahía de Pestum, cerca de Nápoles. Debido a su clima favorable, desde mucho antes había sido un sitio favorecido por enfermos y convalecientes lo que atrajo a los médicos; con el tiempo Salerno se transformó en un centro de excelencia médica. La leyenda dice que la escuela de 28 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/154/html/sec_11.html (Consultada el 24.08.2015). 54 medicina fue fundada por Elinus, un judío, Pontos, un griego, Adala, un árabe, y Salernus, un latino, pero aunque tales personajes no existieron, lo que sí existió fue la convivencia pacífica de las cuatro culturas y su integración positiva. La Escuela de Salerno era fundamentalmente práctica y estaba dedicada al tratamiento de los enfermos, con poco interés en las teorías y en los libros clásicos. Aunque en el año 820 los benedictinos habían fundado un hospital en Salerno y los monjes practicaban ahí la medicina, los médicos laicos poco a poco se fueron librando del control clerical y en el año 1000 la enseñanza de la medicina era completamente secular; en el siglo XII la escuela desarrolló un currículum regular, adquirió privilegios reales y donativos, y su fama se extendió por toda Europa. En 1224 Federico II ordenó que para ejercer la medicina en las Dos Sicilias era necesario pasar un examen dado ante los profesores de Salerno. Se han conservado algunos de los textos que leían los estudiantes de medicina de Salerno y que tuvieron gran influencia en otras escuelas médicas de Europa. Uno de los más antiguos es el conocido como Antidotarium, una colección de recetas de uso común revisada por los profesores y publicada para estudiantes y médicos en general, que tuvo muchas ediciones. Con la conquista normanda en 1046 llegó a Salerno Constantino el Africano (10201087), quien iniciaría el flujo de la medicina islámica en Europa por medio de sus traducciones de los textos árabes al latín. Constantino no permaneció mucho tiempo en Salerno sino que se hizo monje benedictino y se retiró al convento de Montecassino, en donde pasó el resto de su vida. Su libro llamado Pantegni (El arte total) es realmente una traducción del volumen de Haly Abbas Al Maleki (El libro real), aunque Constantino no lo señala. Singer menciona que no es el único caso en que Constantino olvida mencionar el nombre del autor y en cambio firma la obra como si fuera suya, pero otros historiadores más caritativos recuerdan que en esos tiempos, en que se libraba una lucha a muerte entre cristianos y árabes, no hubiera sido político que un sacerdote benedictino apareciera como el traductor de un libro musulmán. Pantegni alcanzó gran popularidad y un siglo después todavía se usaba como texto de medicina general en Salerno y en muchas otras escuelas de medicina. Otros textos traducidos por Constantino fueron los Aforismos, los Pronósticos y las Fiebres, atribuidos a Hipócrates, y varios libros de Galeno. Un famoso profesor de cirugía de Salerno, Rogerius Salernitanus, escribió laCirurgia Rogerii en 1170, que fue el primer libro de texto medieval de cirugía que dominó la enseñanza de la materia por más de un siglo en toda Europa; se usó en las nuevas universidades de Bolonia y Montpellier, y su utilidad se prolongó con su reedición en 1250 por Rolando de Parma, discípulo de Rogerius y profesor de la materia en Bolonia. La Cyrurgia Rogerii es un libro típicamente 55 salernitano: claro, breve y práctico, sin largas y tediosas citas de otros autores. Cada afección quirúrgica se describe en forma sumaria y el tratamiento se discute con parsimonia. Pero el libro más famoso de todos los producidos en Salerno fue el Regimen sanitatis Salernitanus, también conocido como Flos medicinae Salerni. Se trata de un texto versificado, en latín, que constaba de 382 versos, pero que con el tiempo creció hasta alcanzar 3 431; varios autores calculan que muy pronto se tradujo a por lo menos ocho idiomas y que para 1846 ya se había editado 240 veces. Este Regimen consta de 10 secciones: higiene, drogas, anatomía, fisiología, etiología, semiología, patología, terapéutica, clasificación de las enfermedades, práctica de la medicina y epílogo. Se trata de una serie de observaciones simples y consejos racionales derivados de ellas, sin apelación alguna a autoridades, a magias o a los astros. Está escrito en un latín sencillo y claro, pero gran parte de su popularidad se debe a la excelente traducción al inglés de Sir John Harington (1560-1612) realizada en 1607, y que hasta hoy se considera la mejor. Sir John Harington o Harrington fue también el inventor del water-closet, un moderno artefacto para la higiene del hogar.29 ESCUELA MÉDICA SALERNITANA Salerno tuvo una gran influencia en la enseñanza y la práctica de la medicina de Occidente durante los siglos X al XIII pero después su 29 http://www.historic-uk.com/CultureUK/The-Throne-of-Sir-John-Harrington/ 56 importancia empezó a declinar. Algunos factores que contribuyeron a ello fueron la emergencia de otras grandes escuelas de medicina en Bolonia y Montpellier, así como la fundación en 1224 de la Universidad de Nápoles; Salerno todavía conservó cierta actividad literaria, pero como escuela de medicina en los siguientes siglos se transformó en una "fábrica de títulos", de modo que cuando Napoleón la cerró en 1811 ya era un cadáver. En la Universidad de Bolonia existían profesores de medicina desde 1156, y es ahí donde se reiniciaron las disecciones anatómicas humanas a principios del siglo XIV, que se habían suspendido desde los tiempos de Alejandría30; sin embargo, en la Universidad de Bolonia no existía ningún interés en la ciencia o en el arte naturalista y toda la enseñanza, incluyendo a la medicina, era escolástica. Las disecciones se hacían por razones médico legales, no para aprender anatomía sino para buscar datos que pudieran resolver juicios; cuando finalmente las disecciones se hicieron en relación con la anatomía, fue para que confirmaran a Galeno y a Avicena. En Bolonia fue profesor de cirugía Guillermo de Saliceto (1210-1280), quien escribió un texto de cirugía en el que rechaza el uso del cauterio (que era favorecido por los árabes) y prefiere el bisturí; en este libro también se combate la idea antigua y muy generalizada de que la supuración es benéfica para la cicatrización de heridas. Tadeo de Florencia (1223-1303) también fue profesor de medicina en Bolonia y a él se deben algunas de las versiones en latín de los libros clásicos en griego, sin pasar por sus versiones en árabe, que los habían corrompido; en cambio, también patrocinó la medicina escolástica y argumentativa, que tanto contribuyó a retrasar el avance científico en los siglos XIII a XVI. A esta misma época pertenece un discípulo de Tadeo, el anatomista Mondino de Luzzi (1275-1326), quien realizó disecciones de cadáveres humanos en público y cuyo libro de anatomía, publicado en 1316, es la primera obra moderna de la materia; en diferencia con los demás profesores de anatomía de su tiempo, que presidían las disecciones desde su alta cátedra leyendo a Galeno (práctica que criticó Vesalio), Mondino era su propio prosector. Quizá el cirujano medieval más famoso fue GUY DE CHAULIAC (1298-1368), quien estudió en Bolonia, París y Montpellier y ejerció en esta ciudad hasta que pasó a Aviñón, en donde fue médico de la corte papal. Fue autor de la Chirurgia magna, que se convirtió en el texto definitivo de su tiempo; estuvo a punto de morir de la peste pero se recuperó y describió su propio caso. Guy cita a más de 100 autoridades médicas, revelando su amplia cultura, pero es un galenista consumado; su autor quirúrgico favorito es Albucasis, pero también incluye numerosas observaciones personales. De todos modos, también es astrólogo y atribuye las enfermedades a la conjunción de Saturno, Júpiter y Marte. 30 Por Herófilo de Calcedonia (335-280 aC) y Erasístrato de Ceos (304-250 aC). 57 Los errores de Galeno, trasmitidos a través de los siglos, fueron refutados por Maimónides primero, y luego, cuando las religiones cedieron terreno en la prohibición de la disección de cadáveres, con el progreso de la Anatomía. Desde Andreas Vesalius Bruxellensis, que sentó los nuevos cimientos de esta ciencia. ANDRÉS VESALIO o ANDREAS VESALIUS es la forma latinizada del nombre Andries van Wesel (Bruselas, actual Bélgica, 31 de diciembre de 1514 - Zante, actual Grecia, 15 de octubre de 1564). En ocasiones se le aplica erróneamente el gentilicio de flamenco sin ser natural de Flandes. Fue el autor de uno de los libros más influyentes sobre anatomía humana, De humani corporis fabrica (Sobre la estructura del cuerpo humano). Obra que fuera objeto de un largo estudio durante 38 años y la publicación en gran formato, realizada por Velarde Pérez Fontana (1897-1975) 31 Según el libro Die Grossen (Los grandes genios), Vesalio llegó a ser “una de las figuras universales más relevantes de la investigación médica de todos los tiempos”. De origen germánico, pero nacido en Bruselas, donde su padre era boticario del emperador, estudió en su ciudad natal y en Lovaina, completando luego sus estudios en París y Padua. Enseñó en Padua entre 1537 y 1543. Acompañó a Carlos V y Felipe II en sus campañas, como médico particular, con lo que pudo adquirir conocimientos excepcionales de cirugía. Vivió muchos años en España, de ahí su nombre en castellano. En diciembre de 1537, un día después de su graduación, celebró en Padua su primera disección pública de un cadáver, explicando tanto la composición de los órganos como la técnica utilizada. El Senado veneciano impresionado le otorgó inmediatamente la Cátedra de anatomía y cirugía de la Universidad de Padua. Basó sus estudios anatómicos en la observación directa, con lo que pudo rechazar docenas de errores anatómicos presentes en la obra de Galeno (que diseccionó básicamente monos y cerdos, nunca en humanos). En ese sentido VESALIO fue el fundador de la anatomía moderna. Y concretamente se le considera el gran introductor de una antropología positiva en medicina. *** EN RESUMEN: La Medicina occidental tiene sus raíces en la de Hipócrates, Galeno y Dioscórides. Los judíos fueron quienes aún antes recogían de su 31 RODRÍGUEZ PEREYRA, Ricardo: Velarde Pérez Fontana (1897-1975), en: http://www.smu.org.uy/publicaciones/libros/ejemplares_ii/art_52_perezfontana.pdf (Consultada el 27.09.2015). 58 tradición religiosa costumbres higiénicas y dietéticas que sus médicos recogieron por muchos siglos. Muchos de ellos fueron traductores de las obras de los nombrados, pero también de Aristóteles. Con lo cual trasmitieron su legado primero a los árabes, que también hicieron lo propio, revisando a los médicos y filósofos de la Antigüedad, y luego a los cristianos. Tanto en Europa occidental, como en América Latina, se destacaron los médicos judíos y los conversos (también llamados “marranos”), luego de la expulsión de España en 1492 y de Portugal 1540. El fundamento del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades humanas tuvo gran apoyo en el régimen de vida incluyendo el medio ambiente que las favorecía o evitaba y la alimentación. La dieta fue un elemento principal, además de la utilización de los productos derivados de las plantas medicinales. La psicología y la consideración de los factores emocionales fueron parte de la obra de las figuras más importantes de la medicina del islam, que luego fue trasmitida a los médicos de la Península Ibérica bajo el dominio musulmán. También lo fueron en la cultura del islam los pacientes con alteraciones de la salud mental, a quienes dedicaron hospitales específicos. Progresivamente la Medicina de calidad fue casi exclusividad de los soberanos y sus cortes. Con el correr de los siglos se fue derramando a los demás habitantes de los dominios. La formación de los médicos en filosofía, literatura, religión y otros temas, en los que también fueron muchos figuras destacadísimas, fue enriqueciendo la práctica de la Medicina. De ahí que se conserve la memoria de algunos de quienes hicieron esta rica combinación, como una actitud modélica que permite comprender mejor y en consecuencia tratar más adecuadamente, el padecimiento humano. *** REFERENCIAS HIPÓCRATES: Corpus Hippocraticum. Editorial Gredos, Madrid, 8 tomos (desde 1983 a 2005). DIOSCÓRIDES. Plantas y remedios medicinales . (De Materia Medica). Obra completa. Madrid: Biblioteca Básica Gredos. Madrid, 2002. Volumen I: Libros III. 256 páginas. Volumen II: Libros III-V. 352 páginas. Traducción y notas de Manuela García Valdés. AVICENNA: The Cannon of Medicine (al-Qanun fi´l-tibb). Adapted by Laleh Bakhtiar. Great Books of the Islamic World, Inc., Chicago, 1999, 710 páginas. 59 AVICENA: Poema de la Medicina (Avicennae Cantica) Texto árabe, versión latina y traducción española. CD con el contenido de la obra, traducciones y comentarios. Por Jaime Coullaut Cordero, Emiliano Fernández Vallina y Concepción Vázquez de Benito. Ediciones Universidad de Salamanca, 2010. AVERROES: Comentario al Poema de la Medicina (de Avicena). CD con el contenido de la obra, traducciones y comentarios. Ediciones Universidad de Salamanca, España, 2010. AVERROES: El libro de las generalidades de la medicina. Trotta, Madrid, 2003, 509 páginas. AVERROES: Sobre el intelecto. Trotta, Madrid, 2004, 176 páginas. IBN WAFID: Kitab al-Wisad Fi L-Tibb, Libro de la almohada, sobre medicina. Versión árabe, traducción y estudio: Camilo Álvarez de Morales y Ruiz Matas. Diputación Provincial de Toledo, 2006. Edición bilingüe español-árabe, 368 páginas (español) y 329 páginas (árabe). LAÍN ENTRALGO, Pedro: Historia Universal de la Medicina, Salvat, 1970, 7 tomos. Existe también una versión en CD editada por Masson en 1998, en Barcelona. Este CD contiene la información íntegra y ampliada de la obra del mismo nombre de Pedro Laín Entralgo editada por SALVAT MEDICINA en 7 tomos. GARRISON, Fielding H.: Historia de la Medicina. Editorial Interamericana, México, 1966, 664 páginas. GARCÍA BALLESTER, Luis: Galeno. Editorial Guadarrama, Madrid, 1972, 296 páginas. TURNES, Antonio L.: Maimónides, el sabio sefaradí. 3ª. Edición, 2007, Ediciones Granada, Montevideo. LA MEDICINA EN AL ÁNDALUS – Coordinación: Camilo Álvarez de Morales y Emilio Molina. Fundación El legado andalusí. Granada, 1999. AFNAN, Soheil F.: El pensamiento de Avicena. Breviarios del Fondo de Cultura Económica. México, 1965, 390 páginas. 60