CENTRO DE CULTURA CASA LAMM CON RECONOCIMIENTO DE VALIDEZ OFICIAL DE ESTUDIOS DE LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA, SEGÚN ACUERDO No. 2005230 DE FECHA 22 DE ABRIL DE 2005 EL MOVIMIENTO ESTRIDENTISTA EN LA RED DEL ARTE VANGUARDISTA Y EN EL ESPACIO SOCIAL MEXICANO TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN ARTE MODERNO Y CONTEMPORÁNEO P R E S E N T A : JORGE CARDIEL HERRERA DIRECTORA: MTRA. ALEJANDRA RODRÍGUEZ DIEZ MÉXICO, D.F. 2013 Agradecimientos Por haberme motivado y guiado en la etapa de concepción de esta investigación, agradezco a mis profesores de la Maestría en Arte Moderno y Contemporáneo: Alejandra Rodríguez Diez, Patricia Pérez Walters, Erik Castillo Corona, Ignacio Prado Feliu y Andrés Triana Moreno. En la segunda etapa, de redacción y revisión del texto, agradezco a mis sinodales: A mi asesora, la Mtra. Alejandra Rodríguez, el haberme orientado a través de un replanteamiento teórico del arte vanguardista, el cual surgió en su Seminario de Crítica de Arte, y tuvimos oportunidad de extender en la realización de esta tesis. Al Dr. Ignacio Prado, el haberme animado tanto a observar al estridentismo y al arte vanguardista desde una perspectiva actual, vinculándolo a las prácticas del arte contemporáneo. A la Mtra. Patricia Pérez, por la esmerada corrección de estilo y por sus atinadas sugerencias, gracias a las cuales mejoró ampliamente la redacción y estructura del trabajo. Al Mtro. Andrés Triana Moreno, por su atento seguimiento metodológico en los Seminarios de Tesis. Agradezco al Centro de Cultura Casa Lamm y a la Dra. Claudia Gómez Haro, por todo el apoyo que me fue brindado en este proceso. Dedico esta tesis a mi familia, amigos y colegas de la Maestría, quienes me acompañaron en esta grata e intensa experiencia, retroalimentándome y aconsejándome constantemente. 1 El movimiento estridentista en la red del arte vanguardista y en el espacio social mexicano Índice Introducción. Redescripción de una autodescripción performativa 3 Capítulo 1. La red del arte vanguardista: 1905-1932 1. 1. De los «ismos» al vanguardismo 1. La terminación «ismo» 2. El código «vanguardia» 3. La conciencia de ser «de vanguardia» 26 29 33 1. 2. El gesto y el acontecimiento vanguardistas 1. Dimensiones del gesto vanguardista 2. El manifiesto como acontecimiento fundacional 42 47 1. 3. Semántica vanguardista 1. Modernismo y vanguardismo 2. Imperativo ético, estético y pático 3. Télos 52 54 60 1. 4. Movimientos en la red del arte vanguardista 1. Red y contextura 2. Movimientos vanguardistas 3. Función 62 64 69 Capítulo 2. El movimiento estridentista: 1921-1927 2. 1. Planteamiento 2. 2. Aproximación a la Gesamtkunstwerk estridentista 1. Emergencia de un punto de vista: 1921-1922 2. Irrupción en el espacio social mexicano: 1922-1923 3. La radio estridentista: 1923-1924 4. Irradiador y Diorama estridentista: 1923-1924 5. La Tarde estridentista en el Café de Nadie: 1924 6. La urbe estridentista: 1924-1925 7. El horizonte de Estridentópolis: 1926-1927 71 85 98 113 122 132 140 146 2 Conclusión. Arte vanguardista y arte contemporáneo 1. Mutación mántrica del estridentismo 2. Hacia una anamnesis cultural 159 169 Bibliografía 180 Páginas Web 187 Filmografía 187 Discografía 187 Exposiciones 188 Índice de Imágenes 189 Índice de Cuadros 195 Índice de Esquemas 195 3 Introducción Redescripción de una autodescripción performativa Toda descripción presupone precisamente un salir del marco del que ha de describir. En otras palabras: para poder hacer la descripción, la persona en cuestión debería estar fuera de la realidad construida por ella y, por consiguiente, verla ya como una de las muchas posibles.1 Paul Watzlawick Continuando una posibilidad abierta por Niklas Luhmann para la sociología del arte en su ensayo Eine Redeskription «romantischer Kunst»,2 esta tesis tiene como primer objetivo efectuar una redescripción sociológica del movimiento estridentista, ubicándolo en la posición de conector entre la red del arte vanguardista en la etapa de las vanguardias históricas y el espacio social mexicano en la etapa revolucionaria posterior a la lucha armada.3 Me sitúo simultáneamente en una perspectiva internacional y una nacional, como también lo hizo el estridentismo, siendo ésta una de las «aporías»4 o «tensiones ideológicas»5 del vanguardismo artístico en general. En la teoría de sistemas sociales de Luhmann, 1 Watzlawick, La coleta del barón de Münchhausen: Psicoterapia y realidad, Barcelona, Herder, 1992, p. 136. 2 Luhmann genera una redescripción sociológica del romanticismo, desde la óptica de la teoría de los sistemas sociales, en «Eine Redeskription ‹romantischer Kunst›» en Schriften zu Kunst und Literatur, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 2008, pp. 353-371. Existe traducción al inglés: «A Redescription of ‹Romantic Art›», en MLN, vol. 111, núm. 3, abril de 1996, pp. 506-522. 3 Este período, como escribe Lorenzo Meyer, es el de «la hegemonía del grupo del Plan de Agua Prieta bajo Obregón y Calles», y va de 1920 a 1935. México para los mexicanos: la Revolución y sus adversarios, México, D.F., El Colegio de México, 2010, p. 27. 4 Así denomina Hans Magnus Enzensberger a las paradojas propias de la semántica vanguardista, las cuales desarrolla en su ensayo «Las aporías de la vanguardia» en Revista Sur. Buenos Aires, núm. 285, noviembre y diciembre, 1963. 5 Jorge Schwartz, por su parte, llama tensiones ideológicas a las aporías propias del arte vanguardista. Las vanguardias latinoamericanas. Textos programáticos y críticos. México, D.F., FCE, 2006. 4 estas figuras reciben el nombre de paradojas y consisten en una «pérdida de la capacidad de enlazarse a más operaciones»6, por lo que se vuelve necesario que el sistema lleve a cabo formas de desparadojización, de lo contrario se alcanza el punto muerto semántico que Slavoj Žižek denomina deadlock. En la actualidad continúa existiendo esta tensión entre la perspectiva nacional e internacional. Una de las formas en que se ha propuesto desplegarla es con el término «glocalización». Sobre ello, argumentaré más adelante que el movimiento estridentista impulsó una praxis de tipo glocal, si bien en aquel entonces no existía la semántica requerida para describir esta forma de operar. La forma en que se propone desplegar aquí esta paradoja consiste en incorporar a la teoría de los sistemas sociales de Luhmann (de perspectiva internacional) los conceptos -inspirados en Pierre Bourdieu- de espacio social y de campo (artístico, literario, político y periodístico), para conseguir delimitar un ámbito observable donde acontecen comunicaciones específicas en el espacio territorial (México), en el espacio social (campos), en el espacio temporal (años veinte) y en el espacio histórico (Revolución Mexicana). Al mismo tiempo y desde una perspectiva internacional -cosmopolita, como diría Manuel Maples Arce-, el estridentismo forma parte de la red del arte vanguardista que se configura en la etapa de las vanguardias históricas, espacio que abarca las tres primeras décadas del siglo XX, siendo los años veinte uno de sus momentos de mayor efervescencia. En esta década, tuvo lugar una importante proliferación de movimientos que utilizaron la terminación «ismo» y que se vincularon a la red del arte vanguardista. Sin embargo, como veremos más adelante, no todos ellos recurrieron a la semántica 6 Luhmann, Sistemas sociales: lineamientos para una teoría general, México, D.F., Universidad Iberoamericana/Anthropos, 1998, p. 55. 5 vanguardista para autodescribirse. Debido a ello, emplearemos una distinción entre modernismo y vanguardismo. A pesar de que el estridentismo haya hecho «manifiestos» aquellos objetivos que se proponía lograr (Comprimido Estridentista de Maples, Manifiestos 2, 3 y 4), y exista una recapitulación con la intención de marcar el fin de su irradiación (El movimiento estridentista de Germán List Arzubide), es necesario observar en primera instancia cómo el estridentismo logra irrumpir con un punto de vista en el espacio social desde donde observa a sus entornos (red del arte vanguardista y espacio social mexicano) y se observa a sí mismo. De tal forma que recuperemos sus autodescripciones y tendamos un puente hacia el marco de observación sociológica que plantea esta tesis. La intención es afianzar un intercambio entre autodescripción del objeto observado y redescripción del autor. Nos colocamos en un nivel de observación de segundo orden (observación de las observaciones, redescripción de las autodescripciones), pero no en un nivel «más alto»: la relación con el objeto observado admite en todo momento contribuciones, provocaciones, gestos e irrupciones de éste. La redescripción así producida está en un constante ser interpelada por la autodescripción del objeto observado. El interés detrás de esta forma de aproximación es que la aplicación de la teoría no se convierta en una camisa de fuerza para nuestro objeto observado: el movimiento estridentista. Por el contrario, refrendamos el propósito de expandir activamente sus horizontes, a través de la implementación metodológica de un quid7 relacional, en algunas ocasiones reparando enlaces perdidos y en otras realizando nuevas conexiones. Los conceptos así generados, tienen como finalidad central captar la 7 Quid: «habilidad de encontrar similitudes que se encuentran alejadas» en Luhmann, «La cultura como concepto histórico» en Teoría de los Sistemas Sociales II (Artículos), México, D.F., Universidad Iberoamericana, 1999, p. 195. 6 irradiación del objeto observado (movimiento estridentista) en el contexto mismo de esta tesis. Si más adelante llegan a ser aplicables para otros contextos, como el estudio de otros movimientos vanguardistas, habremos logrado una finalidad secundaria. Existen ya, por supuesto, redescripciones del estridentismo provenientes del campo académico, el campo artístico y el campo literario. La primera de ellas constituye al mismo tiempo una autodescripción, una redescripción, un manifiesto «último» y una obra literaria: se trata de El movimiento estridentista, libro que fue publicado en 1926, con el objetivo de hacer un autobalance final de lo que fue el movimiento «y evitar las discusiones» -como escribe List en 1944- «de los académicos del año 2945».8 Es interesante observar cómo el «estridentismo» fue construido como un «tema» de la historia de la cultura y la crítica literaria en el espacio social mexicano posteriormente a la efervescencia del movimiento en los años veinte. Luego de su casi completa disolución como grupo cultural activo en 1927, el interés dedicado al tema «estridentismo» en los campos literario, artístico y académico en México presenta una serie de fluctuaciones, unas veces cayendo en largas latencias y otras veces emergiendo con un súbito furor anamnésico. A lo largo de los 95 años que han transcurrido después del movimiento estridentista y de la obra El movimiento estridentista, se generaron redescripciones principalmente provenientes del campo literario, las cuales analiza a profundidad Evodio Escalante en su libro Elevación y caída del estridentismo, haciendo un 8 List, Cuenta y balance, México, D.F., P.E.N. Club de México, 1944. Tríptico, Archivo de Francisco Reyes Palma. Disponible en Latin American and Latino Art, Archivo digital del Museum of Fine Arts, Houston. http://icaadocs.mfah.org/, consultado el 12 de noviembre de 2012. 7 balance sobre «los espejismos de la crítica» que continuaron en el campo literario una tradición de demérito y olvido del movimiento estridentista. Un punto capital que marca un incremento cuantioso de información sobre lo que hasta entonces era posible investigar sobre el estridentismo, constituye la tesis de doctorado de Luis Mario Schneider: El estridentismo o una literatura de la estrategia. En los años setenta, cuando fue publicado por primera vez como libro por el INBA,9 parecía ya que las irradiaciones del enjambre habían quedado sepultadas en el olvido. En este trabajo es posible consultar lo que hasta ahora continúa siendo la historia más integral del estridentismo, ordenada de forma cronológica, además de incluir como anexo una gran parte de la obra literaria del movimiento. La tesis de doctorado de Silvia Pappe El movimiento estridentista atrapado en los andamios de la historia, y su libro Estridentópolis: urbanización y montaje, constituyen dos importantes contribuciones al análisis del universo simbólico estridentista. En su primer trabajo, Pappe efectúa una mirada desde los años noventa hacia los años veinte, proponiendo una lectura del estridentismo como una vanguardia cuyo objetivo principal fue «mostrar el proceso mismo del presente», confrontándonos con «el proceso en sí, de la construcción de un universo propio».10 En su segundo trabajo, Pappe se avoca a analizar Estridentópolis como ciudad literaria, cuya existencia es simbólica, lo cual, aclara, no significa que sea meramente irreal. El estridentismo, según la especialista, se caracteriza por 9 En 1997, fue vuelto a publicar: Schneider, El estridentismo o una literatura de la estrategia, México, D.F., CONACULTA, 1997. 10 Pappe, El movimiento estridentista atrapado en los andamios de la historia, México, D.F., UNAM, 1998, p. 6 y 8. 8 representar «una percepción de los años veinte que difiere de las historias políticas, sociales, económicas e incluso culturales y literarias».11 La tesis de maestría de Carla Zurián de la Fuente, Estridentismo: gritería provinciana y murmullos urbanos, del año 2010, es también otra gran contribución a la historia y revaloración del movimiento.12 Además de incluir un exhaustivo estado del arte sobre el estridentismo, incluye material antes poco conocido, como los dioramas estridentistas publicados en El Universal Ilustrado, esclareciendo también que el seudónimo Polo-As corresponde a Pedro Echeverría, un poeta colaborador del movimiento en sus inicios. La razón por la que derivo la necesidad de una redescripción sociológica del movimiento estridentista es su carácter glocal que lo llevó a operar en dos entornos: 1) Hacia la red del arte vanguardista (que operaba entre el sistema del arte, la política y los medios de comunicación de masas). 2) Hacia el espacio social mexicano (campo artístico, campo literario, campo político y campo periodístico). Sostendré que los dos principales méritos del estridentismo radican en: 1) Haber comprendido la existencia de una red internacional del arte vanguardista y haberse enlazado a ella, lo que le permitió reconocerse en proyectos culturales similares en todo el mundo. 2) Haber propagado el horizonte del vanguardismo artístico en el espacio social mexicano. 11 Pappe, Estridentópolis: urbanización y montaje, México, UAM Azcapotzalco, 2006, p. 22. Zurián, Estridentismo: Gritería provinciana y murmullos urbanos. La revista Irradiador. México, D.F., UNAM, Tesis de Maestría en Historia del Arte, 2010. 12 9 Es necesario poner distancia con respecto al arte vanguardista, debido a que designar una manifestación artística como objetivamente «de vanguardia» implicaría ya emplear, de antemano, su ideología, lo cual significaría adoptar los mismos puntos ciegos del arte vanguardista en esta investigación; no se ganaría nada entonces con la redescripción, que sería una mera constatación de una determinada imagen del mundo, quizá haciéndola pasar como una ley intrínseca a la dinámica social del arte. En este trabajo se parte de que «la vanguardia» constituye una semántica, es decir, un elemento discursivo que efectúa una toma de posición en el espacio social. El arte vanguardista, al emplear el código vanguardia/retaguardia para observar, produce la creencia de que ocupa objetivamente el lugar de la vanguardia. Lo que señalamos como el punto ciego del arte vanguardista es el no poder ver que la distinción vanguardia/retaguardia es simplemente una forma, y no la única, de representar el espacio social. Al hablar de un arte o una literatura «de vanguardia», como ha señalado Mike Sell en su ensayo The Theory Death of the Theory Death of the Avant-Garde13, el observador mismo se ve obligado a adoptar una posición de acuerdo al marco que construye. Aplicar el código vanguardia/retaguardia como posiciones objetivas genera en el investigador la tentación de ubicarse a sí mismo del lado de «la vanguardia». Creo lograr resolver este efecto anamórfico del código «vanguardia» desplazando el problema hacia el nivel de la observación de segundo orden. Dentro de la teoría de Luhmann, esto significa pasar de observar el qué a observar el cómo se observa. «La vanguardia» siempre es semántica y no objetiva. Su existencia discursiva es performativa, pues tiene el poder de redefinir el espacio social en sus propios términos. Hablaremos entonces de observadores que se describen a sí 13 Sell, «The Theory Death of the Theory Death of the Avant-Garde» en Avant-Garde Performance and the Limits of Criticism: Approaching the Living Theatre, Happenings/Fluxus, and the Black Arts Movement, Estados Unidos, University of Michigan Press, 2008, p. 50. 10 mismos -y a otros- como «de vanguardia», no de artistas que son en esencia «de vanguardia» o están ubicados objetivamente en la posición de «la vanguardia». Estos observadores, al describirse a sí mismos como «de vanguardia», crean la posición social misma que ocupa el arte vanguardista. Dicha posición depende siempre de un observador. No puede ser, por tanto, objetiva, pero sus consecuencias son reales, una vez que se la acepta. Como señala Žižek -a partir de las investigaciones de Claude Lévi-Strauss-, la manera en que los distintos observadores conciben las posiciones en el espacio social no es coincidente. El espacio social se articula en un campo ideológico diverso dependiendo desde dónde se le dibuje. Piénsese en la escisión política entre izquierda y derecha: «No solo ocupan lugares distintos en el espacio político; cada uno percibe de un modo diferente la disposición de este espacio político».14 De la misma manera, aquéllos que los vanguardistas señalan como pertenecientes a la «retaguardia» política, intelectual, artística o literaria, no se consideran a sí mismos como tales, sino que disponen, a su vez, de otros códigos, o inclusive utilizan los mismos pero ubicándose ocupando posiciones diversas. Un ejemplo de ello lo constituye la defensa de George Lukács del realismo socialista como una vanguardia, tomando, como señala Ulrich Weisstein, «la significación estética de la vanguardia al revés».15 14 Žižek, «‹Matrix› o las dos caras de la perversión» en Lacrimae Rerum: Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio, Madrid, Debate, 2006, p. 188. 15 Weisstein, «Le terme et le concept d’avant-garde en Allemagne» en Revue de l’Université de Bruxelles, 1975/1, pp. 10-37. Citado en Matei Calinescu, «La idea de vanguardia» en Cinco caras de la modernidad: modernismo, vanguardia, decadencia, kitsch, postmodernismo, Madrid, Tecnos/Alianza, 1991, pp. 122-123. 11 El asentamiento ideológico de nuestra redescripción parte de una noción de cultura como proyecto de mundo que posibilita comparar perspectivas;16 o bien, en términos heideggerianos, empleamos una visión del mundo que nos permite observar visiones del mundo.17 Nuestra posición ideológica, a partir de la que observamos, es por tanto, policontextural y pluralista. Estamos conscientes de que el código de la vanguardia no es el único, ni el más predominante, que ha existido a lo largo de la historia del campo artístico. Hoy día coexisten de forma acentuada diversos códigos con los cuales el arte se problematiza a sí mismo, por nombrar algunos: belleza, entretenimiento, autenticidad, originalidad, abstracción y emergencia. Hablaremos de arte vanguardista, a forma de colocarnos a una distancia necesaria para referirnos al arte que se observa y describe a sí mismo como «de vanguardia». No hablaremos de un estilo artístico cuya propiedad esencial sería ser «de vanguardia», sino de un arte vanguardista en constante lucha por llegar a ser y mantenerse como tal. Al agregar el sufijo «ista», hacemos énfasis en su carácter aproximativo y no definitivo. Lo que se pretende es evitar que en la redescripción sociológica se acepte y se reproduzca ciegamente la autodescripción performativa propia del arte vanguardista. La Historia del Arte requiere de la conformación de temas para lograr observar desarrollos y tendencias desde una perspectiva a largo plazo. Estos temas facilitan los estudios comparativos a nivel macro, por ejemplo, romanticismo y arte vanguardista. A través del tema «vanguardias históricas», resulta posible agrupar diversas manifestaciones y agrupaciones artísticas bajo un solo significante. Los criterios para llevar a cabo esta agrupación de lo diverso son variados, razón por la que no existe una lista definitiva de movimientos vanguardistas certificados frente a 16 Luhmann, «La cultura como concepto histórico» en op. cit., p. 200. Martin Heidegger, «La época de la imagen del mundo» en Caminos de bosque, Madrid, Alianza, 2008, p. 77. 17 12 otros que aún pelean su ingreso a la Historia del Arte. La mayoría de las veces se utilizan criterios temporales o de estilo, con la consecuencia de que tanto la inclusión como la exclusión son excesivas. Con el tema «vanguardias históricas», se corre el riesgo de crear la ilusión de que diversos movimientos pertenecen a un mismo mundo, y a través de la generalización se clausura la identidad bajo un solo significante. Más aún, cuando el tema queda establecido, sirve para sustentar un olvido sistemático de lo diverso que no ha sido resignificado al interior de la identidad creada. Sobre ello señala Luhmann: La memoria debe lograr una re-entry de la diferencia entre olvidar y recordar dentro del olvidar, y la forma en que esto ocurre parece ser la construcción de temas -de identidades y generalizaciones que pueden ser fijadas en designaciones comunicativamente disponibles. Los temas, en otras palabras, posibilitan el olvidar del olvidar.18 Una forma de contrarrestar el efecto -nocivo, pero necesario, finalmente- de la tematización es concebir -como aquí propongo- el fenómeno de las «vanguardias históricas» como un horizonte-red que vincula diversos mundos de sentido. De esta manera, el horizonte del tema no llega nunca a desplegarse de forma definitiva, remitiendo siempre a otras posibilidades de construcción de mundos. Frente a la idea de un mundo finito de sentido, es necesario concebir al arte vanguardista como un horizonte no-acabado, que conserva su apertura. Cuando el sistema del arte conquista su autonomía, éste adquiere una indeterminación, un amplio margen de libertad respecto a su forma de proceder. A este problema se enfrentan los artistas modernos, quienes, al no poder justificar ante el resto de la sociedad el sentido de su elección -tanto estética como temática-, buscan un soporte en los movimientos modernistas y vanguardistas. No se trata solamente de legitimar el intento propio identificándose con intentos similares, sino 18 Luhmann, «A Redescription of ‹Romantic Art›» en op. cit., p. 520. Traducción propia. 13 también de conformar contextos de sentido hacia los cuales referir las obras de arte y sus momentos de creación/producción/recepción. Si bien la obra de arte continúa siendo producto de la subjetividad del creador individual, en los enjambres vanguardistas ésta ya no conduce solamente hacia el abismo de la mente del artista, sino que se encuentra referida, mediante señales, gestos, alusiones y símbolos, a un mundo de sentido (Sinnwelt) y a una obra de arte total (Gesamtkunstwerk) que se completan con cada nuevo gesto y acontecimiento comunicativo. Estos mundos de sentido difieren tanto del mundo cotidiano como del inconsciente colectivo mítico: son mundos de sentido (Sinnwelten) emergentes, que concentran expectativas de comunicación y funcionan como estructuras dinámicas;19 quizá ni siquiera se pueda decir que son colectivos sino conectivos. La estrategia más radical del arte vanguardista es conformar estos Sinnwelten no sólo para referir a él las obras de arte, sino con el objetivo de crear un nuevo sentido de la vida y el mundo, como apunta Emilio Gentile,20 expandiéndose hacia el espacio social, emergiendo y buscando influir directamente en la esfera pública. Se trata de un sentido, en principio artístico, pero que al irse confirmando poco a poco en la comunicación, deviene también visión de mundo (Weltanschauung). Este punto de vista es capaz de iluminar/crear una región del mundo que hasta entonces era inobservable, con lo que comienza a operar como sentido espiritual, e incluso como sentido religioso, vehiculando prácticas rituales de autoconfirmación en el grupo. 19 «Artistas, obras de arte, etcétera, tienen función de estructura dentro de la autopoiesis del arte, concentran expectativas» Luhmann, El arte de la sociedad, México, D.F., Herder/Universidad Iberoamericana, 2005, p. 93. 20 Gentile, The Struggle for Modernity. Nationalism, Futurism and Fascism. Wesport/London, Praeger, 2003, p. 53. 14 Los movimientos artísticos vanguardistas son movimientos sociales fundamentados en la eclosión particular e irrepetible -aunque fugaz, la mayoría de las veces- de un Sinnwelt anclado con un pie en el mundo del arte y otro en la realidad «real». Con estos movimientos, los artistas responden a la angustia de la modernización y la modernidad, que experimentan como pérdida de sentido y fragmentación del espacio tanto social como psíquico, buscando los «fundamentos de una posible autenticidad»: algo que no se desvanezca tan fácilmente en el aire y resista la liquidificación. De ahí que los movimientos vanguardistas -entre ellos el estridentismo- respondan a la necesidad de constituir un mundo de sentido, en principio para cimentar la elección de lo que se va a producir como obra, pero derivando en una organización política de tipo «enjambre». En 2009 tuvo lugar la exposición Vanguardia Estridentista: Soporte de la Estética Revolucionaria, albergada en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo de la ciudad de México, exposición que itineró en 2010 -con obras adicionales- a la Pinacoteca Diego Rivera de Xalapa, Veracruz. A partir de entonces, ha resultado claramente visible un incremento acelerado en el interés prestado al tema del estridentismo. Cada vez más, este motivo involucra a un mayor número de estudiosos del arte, de tal forma que -gracias a una gran labor de rescate- fue posible la reimpresión facsimilar en 2011 de todos los números de la revista Horizonte, originalmente publicada por List y Maples entre 1926 y 1927 en Xalapa. La edición facsimilar se inserta dentro de la serie Revistas literarias mexicanas modernas; es una edición conjunta entre la Universidad Veracruzana, el Gobierno del Estado de Veracruz, el FCE, el INBA y el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo. Del 16 de mayo al 10 de julio de 2012 se realizó un ciclo de actividades y conferencias en Xalapa titulado Los horizontes del estridentismo. En octubre de 2012, el V Congreso Internacional de Investigadores de Poesía, 15 realizado en la Universidad Veracruzana, tuvo como tema Estridentópolis y la Vanguardia. A lo anterior, se suma el festival Estridentópolis a celebrarse en Xalapa en el 2013, además de la exposición del MUNAL Vanguardia en México (1914-1940), inaugurada en mayo del presente año, que se ocupa en gran parte del movimiento estridentista. Este interés renovado en el arte vanguardista puede observarse también a nivel mundial. En 2009, se conmemoraron en Italia los «cien años» de futurismo, lo que dio paso a múltiples conferencias y actividades dedicadas a la revisión del tema. También en Alemania tuvo lugar, entre 2009 y 2012, un proyecto de cooperación interdisciplinaria titulado Phänomen Expressionismus, con retrospectivas, exposiciones, conciertos y simposios en torno al expresionismo. A través de este trabajo tengo la intención de contribuir tanto a la red de estudios sobre el estridentismo, como a las redes de estudios sobre el arte vanguardista. El análisis de un movimiento específico dará luz al planteamiento teórico de la red del arte vanguardista, mientras que, por otro lado, buscaré insertar el estudio del movimiento estridentista en el contexto ampliado del estudio del arte vanguardista a nivel internacional. En el primer capítulo desarrollaré un análisis de la red del arte vanguardista y su semántica en la etapa de las vanguardias históricas o primeras vanguardias, que corresponde al espacio temporal entre 1905 y 1932. Comenzaré con una revisión semántica e historiográfica del surgimiento de la idea de vanguardia; posteriormente analizaré el gesto y el acontecimiento como la función operatoria del arte vanguardista, observaré su semántica y finalmente plantearé cómo se enlazan los diversos movimientos vanguardistas en dicha red. 16 Nos orientaremos a partir de la distinción entre estructura social y semántica, distinción que constituye el punto de partida del análisis de la sociedad moderna realizado por Luhmann y que a su vez deriva de la distinción entre operación y observación.21 Al hablar de estructura social, observamos cómo opera un sistema o formación social; mientras que al hablar de semántica, observamos cómo observa (a su entorno y a sí mismo) un sistema o formación social. Con el objeto de facilitar la ubicación espaciotemporal, propongo el siguiente cuadro: Estadio Estructura Social Semántica Espacio temporal I Sociedad tradicional en Modernidad Siglo XVI - proceso de modernización II Sociedad moderna Siglo XXI Modernismo 1850 - Actualidad Vanguardismo 1905 - 1932 funcionalmente diferenciada (arte, política, medios de comunicación de masas) III Red del arte vanguardista (Vanguardias Históricas) IV Movimiento estridentista Estridentismo 1921 - 1927 Cuadro 1. Estructura social, semántica y espacio temporal en los cuatro estadios de emergencia. El primer estadio corresponde al tránsito de una sociedad tradicional a la sociedad moderna, caracterizado por procesos de modernización y desarrollo tecnológico que van a culminar en la diferenciación funcional de la sociedad moderna, así como al surgimiento de la semántica de la era moderna, que ha trabajado Reinhart Koselleck. El segundo estadio corresponde, del lado socioestructural, al alcance de un punto irreversible en el proceso de diferenciación funcional de la sociedad moderna en 21 Luhmann, El arte de la sociedad en op. cit., p. 232. 17 diversos subsistemas o sistemas parciales, cada uno de ellos llevando a cabo una función específica22, entre ellos el arte, la política y los medios de comunicación de masas. Estos tres últimos serán tomados en cuenta en esta investigación, otros más son: economía, derecho, religión, educación y ciencia. En la semántica, constituye el modernismo un síntoma y una respuesta al fenómeno de la diferenciación funcional de la sociedad, que experimenta como pérdida de referencia o pérdida de sentido.23 En el primer capítulo, nos colocaremos en el tercer estadio de diferenciación, en el cual emerge la red del arte vanguardista, al utilizar como medio operativo a los sistemas parciales del arte, la política y los medios de comunicación de masas. En la semántica, es el vanguardismo una configuración particular de modernismo que incorporando el código de la vanguardia- lo continúa y a su vez rompe con él. Resulta posible distinguir por lo menos dos períodos de desarrollo de la red del arte vanguardista; se ha hablado de «vanguardias históricas» (tres primeras décadas del siglo XX) y «Neovanguardia» (después de la segunda guerra mundial). El espacio temporal correspondiente a la primera etapa del arte vanguardista ha sido propuesto por Pontus Hulten en el libro Futurismo & Futurismi24, así como por Hubert van den Berg y Walter Fähnders.25 Otra alternativa de delimitación temporal ha sido sugerida por Bradbury y McFarlane en el libro Modernism: de la última década del siglo XIX a la tercera década del siglo XX.26 La delimitación temporal que he seleccionado, obedece, por un lado, a la proclamación inaugural del movimiento 22 Ibíd., p. 224. Luhmann, «El arte como mundo (Weltkunst)» en Teoría de los sistemas sociales II (Artículos), México, D.F., Universidad Iberoamericana, 1999, p. 59. 24 Pontus Hulten, Futurismo & Futurismi, Italia, Bompiani/Gruppo Editoriale Fabbri, 1986. 25 Van den Berg y Fähnders, Metzler Lexikon Avantgarde, Stuttgart/Weimar, J.B. Metzler, 2011. 26 Malcolm Bradbury y James McFarlane, Modernism, 1890-1930, Inglaterra, Penguin Books, 1976. 23 18 expresionista Die Brücke (1905) y por otro, al fin de la publicación de la revista Der Sturm, uno de los órganos más importantes para la difusión de la red del arte vanguardista (1932). En estos años la efervescencia y la aceleración cultural, desencadenadas por una conciencia de crisis -de encontrarse en medio de una vorágine de transformaciones tecnológicas y sociales- fueron tales, que los movimientos aparecían uno tras otro e incluso simultáneamente; algunas veces en oposición, otras veces reconociéndose operando y participando de un esfuerzo común: el arte vanguardista. El siguiente cuadro muestra de forma cronológica tan sólo algunos de los movimientos que emergieron en esta etapa, enlazados a la red del arte vanguardista. Movimiento Die Brücke Año 1905 País Alemania Futurismo 1909 Italia Futurismo (Rusia) 1912 Rusia Der Blaue Reiter 1912 Alemania Vorticismo 1914 Inglaterra Creacionismo 1914 Chile Suprematismo 1916 Rusia Medio Periódico ElbtalAbendpost Periódico Le Figaro (Francia) Libro Manifiesto Programm Personajes Ernst Ludwig Kirchner El Futurismo F.T. Marinetti Una bofetada al gusto público Burliuk, Kruchenykh, Maiakowski y Khlebnikov Libro Almanaque Wassily Der Blaue Kandinsky, Reiter August Macke, Franz Marc, et. al. Revista Blast, Manifiesto Ezra Pound, Número 1 Blast Edward Wadsworth, Wyndham Lewis, et. al Conferencia Non Serviam Vicente Huidobro Libro Del cubismo y Kazimir el futurismo al Malévich suprematismo. 19 Dadá 1916 Suiza Velada Neoplasticismo 1917 Holanda Revista De Stijl Manifiesto Dadá Manifest I (1918) Ultraísmo 1919 España Revista Grecia Manifiesto Ultraísta Constructivismo 1920 Rusia Exposición Manifiesto Realista Ultraísmo (Argentina) Estridentismo 1921 Argentina Ultraísmo 1921 México Zenitismo 1921 Yugoslavia Revista Nosotros Muros del Centro Histórico Revista Zenit Modernismo (Brasil) 1922 Brasil Euforismo 1922 Puerto Rico Rosa Náutica 1922 Mavo Actual No. 1. Hoja de Vanguardia Manifiesto del Zenitismo Libro Paulicéia desvairada Periódico El Imparcial Prefacio interesantísim o Manifiesto euforista Chile Antena. Hoja Vanguardista Rosa Náutica 1923 Japón Exposición Surrealismo 1924 Francia Grupo Minorista 1927 Cuba Libro Poisson soluble Revista Social Manifiesto Mavo Manifiesto Surrealista Declaración del Grupo Minorista Cuadro 2. Movimientos en la red del arte vanguardista, 1905-1927. Hugo Ball Theo van Doesburg y Piet Mondrian Rafael Cansinos Assens Naum Gabo, Antoine Pevsner Jorge Luis Borges Manuel Maples Arce Lj. Micić, I. Goll y B. Tokin Mário de Andrade Tomás L. Batista y Vicente Palés Matos Neftalí Agrella, Julio Walton, et. al. Murayama Tomoyoshi André Breton Rubén Martinez Villena, Jorge Mañach y Alejo Carpentier, et. al. 20 En las próximas páginas mostraremos cómo es que, si bien el arte vanguardista no constituye un suprasistema de los diversos movimientos modernistas y vanguardistas, éste puede ser concebido simultáneamente como una red (si observamos su estructura) y un horizonte (si observamos el espacio que abre para la emergencia y proliferación de mundos de sentido). Formulado de manera conjunta, en el estilo de la sintaxis futurista: el arte vanguardista constituye un horizonte-red. Se nos presenta por tanto en primera instancia, como un marco (frame, en el sentido de Erving Goffman)27 que encuadra destacando determinadas comunicaciones, y deja otras más fuera de su campo de visión. Los diversos movimientos forman enjambres a su alrededor, se cuelgan de esta trama comunicativa, parasitan y contribuyen a ella, manteniéndola operante. Quien está en posición adecuada de observar este horizonte y esta red podría ser, en primer lugar, un crítico o un estudioso del arte, aplicando el frame del arte vanguardista para agrupar observaciones y descripciones con lo que se produce un tema general y objetos específicos. O bien, -utilizando un término que no era común a principios del siglo XX- podría tratarse de un gestor cultural quien realiza este mapeo, buscando fortalecer las producciones culturales que difunde, reconociéndose en intentos similares a nivel internacional. Pensemos entonces en figuras como Herwarth Walden, fundador de la revista Der Sturm y uno de los principales promotores no sólo del expresionismo sino del arte vanguardista en un sentido amplio, o Hugo Ball, fundador del Cabaret Voltaire y organizador de importantes eventos que reunían a artistas pertenecientes a diversos movimientos vanguardistas, o Filippo Tommaso Marinetti, fundador y promotor del futurismo. A esta lista también podrían sumarse: Tristan Tzara, André Breton, Vladimir 27 Goffman, Frame Analysis: An Essay on the Organization of Experience, Estados Unidos, Northeastern University Press, 1974. 21 Maikowski, Ezra Pound, Guillermo de Torre o Manuel Maples Arce, todos ellos importantes gestores del arte vanguardista a nivel internacional. Hacia 1932 queda acorralado el arte vanguardista entre la designación de «arte degenerado» o «arte bolchevique» otorgada por el nacionalismo y la designación de «arte burgués» otorgada por el comunismo. Para efectos prácticos, el destino del expresionista alemán Ernst Barlach no es muy distinto al destino del futurista ruso Maiakowski: ambos quedan atrapados en una doble negatividad. Tanto el totalitarismo «de derecha» de Hitler como el totalitarismo «de izquierda» de Stalin coinciden en rechazar al arte vanguardista, si bien por razones ideológicas diversas. El arte vanguardista alcanza así, un callejón sin salida cuyo punto de quiebre lo constituye la exposición Entartete Kunst («arte degenerado») organizada por los nacionalsocialistas en Múnich en 1937. Los artistas vanguardistas se ven obligados -cuando se les llega a dar la opción, lo cual tampoco sucedía siempre- a elegir entre realizar obras propagandísticas acordes al partido o cesar de crear. Éste es el momento traumático del arte vanguardista sobre el que trabaja actualmente el movimiento neovanguardista de origen esloveno NSK (Neue Slowenische Kunst): «Neue Slowenische Kunst -como arte en la forma de un Estado- revive el trauma de los movimientos de vanguardia identificándose con ellos en el momento de su asimilación a los sistemas de los estados totalitarios».28 Empleando un término actual, es posible decir que el arte vanguardista formó una escena internacional, algo así como ahora existe una escena de música rock, de música electrónica, de música gótica, de hip hop y de jazz. Estas escenas constituyen frames que organizan la oscilación entre redundancia y variedad característica de los sistemas complejos, confirmando expectativas que a la vez 28 Eda Čufer e Irwin, NSK State in Time, Ljubljana, 1992. Disponible en: http://irwin.si/texts/nskstate-in-time/, consultado el 5 de noviembre de 2012. Traducción propia. 22 posibilitan la innovación y la constante producción de sorpresa. De hecho, las escenas en la música popular se agotan cuando ya no son capaces de seguir sorprendiendo, o bien, cuando ya no son capaces de seguir produciendo una diferencia clara frente a las demás escenas. Esto es lo que le comenzó a suceder a la música electrónica cuando la música Rock y Pop asimiló gran parte de sus recursos. De tal forma que la música electrónica respondió diversificándose fractalmente en un multiverso de nichos específicos. El efecto de esta diseminación es que ya cada vez tiene menos sentido hablar de una escena unificada de la música electrónica; se vuelve imperativo diferenciar entre escenas internacionales específicas de géneros como trance, house, synthpop, minimal techno, industrial, etc. También Žižek da cuenta de este fenómeno: «En lugar de la Aldea Global, del gran Otro, lo que tenemos es una multitud de ‹pequeños otros›, de pequeñas identificaciones tribales a nuestra elección».29 Se puede apreciar la misma dinámica evolutiva en el arte vanguardista, que se diversifica en movimientos vanguardistas, cada uno reproduciendo para sí el código vanguardia/retaguardia. El movimiento Dadá ya ironizaba sobre esta situación en los años veinte, cuando Max Mohr escribe en su comedia Die Dadakratie: «Solamente en el último mes aparecieron mil cien nuevas corrientes artísticas».30 El arte vanguardista es como esa rosa del cuento Fragmentos de una rosa holográfica de William Gibson,31 y como aquella mujer en el poema 29 Žižek, «‹Matrix› o las dos caras de la perversión» en op. cit., p. 183. Max Mohr, Die Dadakratie. Komödie in drei Akten, Berlin, 1920, p. 31. Citado en Van den Berg y Fähnders, «Die künstlerische Avantgarde im 20. Jahrhundert – Einleitung» en Op. cit., p. 2. Traducción propia. 31 «Parker yace en la oscuridad, recordando los mil fragmentos de la rosa holográfica. Un holograma tiene esta cualidad: recuperado e iluminado, cada fragmento revela la imagen completa de la rosa (…) Cayendo hacia delta, él mismo ve la rosa, y cada uno de sus fragmentos esparcidos revela un todo que jamás conocerá (…) Sin embargo, cada fragmento muestra la rosa desde un ángulo distinto, recordó, pero delta se apodero de él y no alcanzo a 30 23 Aparición de Stéphane Mallarmé:32 al andar (al operar) va dejando caer de sus manos «mal cerradas» (mal fermées) racimos de estrellas perfumadas, y cada fragmento (movimiento) contiene en su código la forma de la rosa original. El horizonte-red del arte vanguardista configura una matriz de mundos de sentido. Esta situación de emergencia queda expresada en la imagen que emplea el manifiesto de 1922 del movimiento vanguardista chileno Rosa Náutica: Cien planetas nacen cada mañana en los horizontes de nuestras pupilas. Todos son agujerados al instante por el trépano de nuestra curiosidad vertiginosa; y quedan como los discos rojos y blancos de un shooting saloon.33 Fig. 1. Gunilla Klingberg, Mantric Mutation, 2009, Bonniers Konsthall. La instalación esferológica Mantric Mutation de Gunilla Klingberg ofrece una experiencia espacial de esta diseminación fractal en «pequeños otros». Interactuando de forma múltiple y mutuamente tolerante -multánime (M.M.A. trademark)-, los diversos movimientos vanguardistas forman un gran enjambre. preguntarse qué podía significar eso» Gibson (1986), «Fragmentos de una rosa holográfica» en Quemado cromo, Barcelona, Minotauro, 2002, pp. 59-60. 32 Vagaba pues, clavando la mirada en el viejo adoquín, cuando con sol en los cabellos, en la calle y ya tarde, te me apareciste sonriendo y creí ver al hada de luminoso sombrero que antaño en mis dulces sueños de niño mimado pasaba, dejando siempre de sus mal cerradas manos nevar ramos blancos de estrellas perfumadas. Mallarmé, «Aparición» (1863) en Poesía simbolista francesa: Antología, Madrid, Gredos, 2005, pp. 49-50. 33 «Rosa Náutica» en Antena. Hoja Vanguardista, Valparaíso, Tour Eiffel, mayo de 1922. Reproducido en Schwartz, Las vanguardias latinoamericanas…, op. cit., p. 127. 24 En el segundo capítulo, redescribiré al movimiento estridentista como un conector entre la red del arte vanguardista internacional y el espacio social mexicano. Empezaré con un planteamiento general sobre el movimiento, abordaré las diversas acciones que llevó a cabo para irrumpir en el espacio social mexicano y describiré su semántica. Analizaré la emergencia del punto de vista estridentista y la evolución del movimiento. El movimiento estridentista posee una finalidad (télos) específica, pero no puede hablarse de que cumpla una función específica para el sistema del arte, que fuera distinta a la que ya cumplía la red del arte vanguardista. Lo que posibilitó -como conector- fue que la red del arte vanguardista -y con ello las transformaciones en el sistema del arte- se propagaran hacia el espacio social mexicano. Esto no ocurrió solamente en una dirección: el movimiento estridentista constituye también una aportación a la red internacional del arte vanguardista, visto desde una perspectiva global. Con su actualismo, lo que logró el estridentismo -al resistirse o incluso tratar de decirle a la Historia cómo debía ser procesado- fue crear un «ámbito enrarecido de la cultura», donde flota solitario, como congelado en su acontecer emergente, como epifenómeno que acompaña el surgimiento de la cultura oficial del Estado revolucionario. Mientras que la cultura revolucionaria quedó cristalizada, en el campo artístico con el muralismo, y en el campo literario con el grupo de Contemporáneos, al pasar los años, el punto de vista del estridentismo no pudo ser asimilado, dando paso al olvido. Esto dio como resultado que hacia los años setenta, pasado el furor de la cultura revolucionaria oficial, en el México posrevolucionario surgiera una necesidad de recordar por qué es que se olvidó al estridentismo. 25 Bajo la forma de una anamnesis cultural, continuamos hoy día la posproducción del movimiento estridentista. Al escribir estas líneas la continuaremos. Cerraré con dos reflexiones: la primera sobre el arte vanguardista y el arte contemporáneo, analizando el estridentismo a la luz del modelo esferológico de la instalación Mantric Mutation de Klingberg; la segunda sobre la anamnesis cultural como política temporal de la sociedad contemporánea. 26 Capítulo 1 La red del arte vanguardista: 1905-1932 1.1. De los «ismos» al vanguardismo Para hablar del arte vanguardista, hemos de aclarar primero qué entendemos por vanguardismo, término compuesto por la unión del código «vanguardia» y el sufijo «ismo». A continuación tomaremos en cuenta ambos aspectos en su dimensión histórica: I) La aparición de la terminación «ismo» (siglo XVIII). II) El surgimiento del código vanguardia/retaguardia como forma de observación en la sociedad moderna (siglo XIX). 1. La terminación «ismo» Reinhart Koselleck ubica a la modernidad como un tiempo histórico caracterizado por un distanciamiento progresivo entre horizonte de expectativa y espacio de experiencia.34 El surgimiento de la idea del movimiento político como un proyecto de futuro que es impulsado a través de la acción, acompaña esta separación y es ubicado por Koselleck en los tiempos de la Revolución Francesa (siglo XVIII), cuando el filósofo Immanuel Kant aplica por primera vez el sufijo «ismo» al concepto de república. Así lo expone el historiador: Para Kant, la «república» era una determinación de fines derivada de la razón práctica a la que el hombre aspiraba continuamente. Kant utilizó la nueva expresión de «republicanismo» para indicar el camino que conduce a ella. El republicanismo indicaba el principio del movimiento histórico e impulsarlo es un mandato de la acción política (…) 34 Koselleck, «‹Espacio de experiencia› y ‹Horizonte de expectativa›, dos categorías históricas» en Futuro Pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Paidós, 1993, pp. 342-343. 27 El «republicanismo» fue, pues, un concepto de movimiento que, en el espacio de la acción política, efectuaba lo mismo que el «progreso» prometía cumplir en la historia total. El antiguo concepto «república», que notificaba una situación, se convirtió en telos y a la vez se temporalizó —con la ayuda del sufijo «ismo»— convirtiéndose en un concepto de movimiento. Sirvió para anticipar teóricamente el movimiento histórico en ciernes e influir prácticamente en él (…) Con esto queda circunscrita la estructura temporal de un concepto que vuelve a aparecer en numerosos conceptos siguientes cuyos proyectos de futuro intentan desde entonces alcanzarse y superarse. Al «republicanismo» le siguió el «democratismo», el «liberalismo», el «socialismo», el «comunismo», el «fascismo», por citar únicamente las expresiones especialmente eficaces.35 Este análisis de Koselleck nos permite esclarecer cómo, a partir de la apertura semántica que implicó el surgimiento de la terminación «ismo», se desencadenó toda una gama de movimientos -políticos y artísticos- que apuestan por efectuar en el presente un proyecto de futuro que han desplegado como horizonte de expectativa. Van den Berg y Fähnders utilizan la imagen de una «cascada» de ismos que se van relevando unos a otros.36 El sufijo «ismo» es esta partícula semántica que acompaña la emergencia de movimientos programáticos en la sociedad, los cuales constan de tres momentos: 1) El primer momento de un movimiento como «ismo» consiste en la lucha por establecerse en una posición y punto de vista propios, a partir del cual desplegar un horizonte de expectativas. 2) El segundo momento consiste en codificar este horizonte en la forma de un proyecto, con lo cual el movimiento adquiere una finalidad específica, un τέλος. 35 Ibíd., p. 355. Van den Berg y Fähnders, Metzler Lexikon Avantgarde, Stuttgart/Weimar, J.B. Metzler, 2011, p. 2. 36 28 3) El tercer momento consiste en impulsar este proyecto a través de la acción. Ya en el siglo XIX existieron una gran cantidad de corrientes artísticas que se apoderaron del sufijo «ismo» y exhibieron un carácter programático. Entre ellos, podemos contar: realismo, naturalismo, impresionismo y simbolismo. 37 Existe un proyecto y una finalidad en todos ellos, si bien no todos fueron modernistas o vanguardistas. Más adelante, abordaremos esta distinción entre «ismo», modernismo y vanguardismo. En 1913 Franz Pfemfert publicó en la revista Die Aktion -de la cual era editor- su Llamado al manifestantismo (Aufruf zum Manifestantismus), donde escribe: «El ISMO es algo legítimo, pues esta terminación significa la apropiación pánica del mundo a través de una idea».38 En 1925, Hans Arp y El Lissitzky publican el libro Los ismos del arte (Die Kunstismen. Les Ismes de l’art. The Isms of Art) en edición trilingüe.39 En ninguna de estas dos publicaciones aparece el término «vanguardia», no obstante, como apuntan Van den Berg y Fähnders, existe ya una conciencia de que estos «ismos» del arte, al mismo tiempo que eran un conjunto heterogéneo, formaban una red interconectada.40 37 Se puede consultar el siguiente documento publicado por el MUNAL, en el marco de su exposición El placer y el orden: Del realismo al cubismo. Corrientes artísticas vigentes en Francia (Segunda mitad del siglo XIX), disponible en http://www.munal.mx/micrositios/ placeryorden/descargables/Ismos.pdf. Consultado el 6 de noviembre de 2012. 38 August Stech (seudónimo de Franz Pfemfert), «Aufruf zum Manifestantismus» en Die Aktion, año III, núm. 41, 11 de octubre de 1913. Citado en Van den Berg y Fähnders, «Die künstlerische Avantgarde im 20. Jahrhundert – Einleitung» en Van den Berg y Fähnders, Metzler Lexikon Avantgarde, Stuttgart/Weimar, J.B. Metzler, 2011, pp. 2-3. Traducción propia. 39 Arp y Lissitzky, Die Kunstismen. Les Ismes de L’art. The Isms of Art, Zürich/München/Leipzig, Eugen Rentsch Verlag, 1925. 40 Van den Berg y Fähnders, op. cit., p. 2. 29 2. El código «vanguardia» Renato Poggioli, en Teoría del Arte de Vanguardia, estima que el primero en emplear el término «vanguardia» con una connotación político-artística fue Gabriel-Désiré Laverdant, quien en 1845 publicó un trabajo titulado De la mission de l’art et du rôle des artistes. En él, escribió: El arte, la expresión de la sociedad, manifiesta en su impulso más alto, las tendencias sociales más avanzadas: es anticipador y revelador. Ahora bien, para saber si el arte cumple bien su propia misión de iniciador, si el artista está verdaderamente situado en la vanguardia, es necesario saber a dónde va la humanidad, cuál es el destino de la especie…41 Matei Calinescu, en investigaciones más recientes, llega a la conclusión de que el empleo de la metáfora de la vanguardia, aplicada a la poesía, ya había tenido lugar desde el Renacimiento (en la segunda mitad del siglo XVI), cuando el abogado humanista francés e historiador Etienne Pasquier (1529-1615), escribió en su libro Recherches de la France: Una gloriosa guerra se estaba librando entonces contra la ignorancia, una guerra en la que Scère, Bèze y Pelletier constituían, diría yo, la vanguardia; o, si ustedes prefieren, ellos fueron los precursores de otros poetas.42 Calinescu apunta sin embargo, que «la carrera real del término vanguardia comenzó con las repercusiones de la Revolución Francesa, cuando adquirió indiscutibles alusiones políticas», estando vinculado al surgimiento de las guerras civiles revolucionarias.43 A partir de entonces comenzó a figurar en el pensamiento 41 Laverdant, De la mission de l’art et du rôle des artistes, 1845, citado por Poggioli, Teoría del arte de vanguardia, México, D.F., UNAM, 2011, pp. 24-25. 42 Pasquier, Oeuvres choisies, ed. León Feugère, París, Firmin Didot, 1840, vol. 2, p. 21. Citado en Calinescu, «La idea de vanguardia» en Cinco caras de la modernidad: modernismo, vanguardia, decadencia, kitsch, postmodernismo, Madrid, Tecnos/Alianza, 1991, p. 106. 43 Calinescu, «La idea de vanguardia» en op. cit., p. 108. 30 revolucionario radical, siendo un punto clave en su evolución el uso que de este concepto hizo Olinde Rodrigues, uno de los discípulos más cercanos al socialista utópico Saint-Simon, quien en L’Artiste, le savant et l’industriel, texto de 1825, escribió: «Somos nosotros, los artistas, quienes servirán como vuestra vanguardia; el poder de las artes es verdaderamente el más inmediato y el más rápido».44 Para explicar el origen de la posterior bifurcación entre «vanguardia política» y «vanguardia artística», Calinescu rescata las opiniones expresadas por Shelley en Defence of Poetry -obra escrita en 1821-, comparándolas con las de Saint-Simon. Señala así que «el esencial contraste entre Saint-Simon y Shelley» consiste «en la prescripción que hace el primero de un programa a cumplir por la imaginación (imaginación que no tiene ningún poder real sin un ‹impulso común› y una ‹idea general›), y el énfasis casi exclusivo que pone el segundo en la imaginación per se, considerada como la más alta cualidad moral».45 Otros de los que emplean el término «vanguardia» en el siglo XIX son los escritores Honoré de Balzac y Víctor Hugo. Un personaje de Balzac dice en Les Comédiens sans le savoir (1846): «comunistas, humanistas, filántropos… ya comprendes -todos estos hombres son nuestra vanguardia»46, y Víctor Hugo lo incluye en un pasaje de Les Misérables (1862). Sin embargo, según la investigación de Calinescu, «el primer crítico literario moderno e importante que utiliza el término vanguardia en un sentido figurativo parece haber sido Sainte-Beuve», quien en 1856 habla sobre el «celo vanguardista» presente en la Querelle de Pons 44 Rodrigues, «L’Artiste, le Savant et L’Industriel. Dialogue» en Oeuvres de Saint-Simon et d’Enfantin, Réimpression photomécanique de l’edition de 1865-1879, Aalen, Ottro Zeller, 1964, vol. X, pp. 210-211, citado en Calinescu, «La idea de vanguardia» en op. cit., p. 111. 45 Calinescu, «La idea de vanguardia» en op. cit., p. 113. 46 Balzac, Oeuvres complètes, París, Club de l’honnête homme, 1956, tomo 11, p. 561, citado en Calinescu, «La idea de vanguardia» en op. cit., p. 116. 31 del siglo XVIII, tomando partido por los «modernos», en oposición a los «antiguos».47 Hacia la segunda mitad del siglo XIX, Poggioli menciona que el poeta simbolista Charles Baudelaire hace referencia con desdén a les littérateurs d’avant garde en su cuaderno personal, Mon cœur mis à nu, que llevó entre 1862 y 1864, refiriéndose a las publicaciones de los grupos políticos de la izquierda radical. Más tarde, en 1878, Mikhail Bakunin fundó y publicó por un corto tiempo un periódico dedicado a la agitación política llamado L’Avant-garde.48 Poggioli señala la experiencia de la Comuna de Paris en 1871 como un momento en el que coincidieron vanguardistas políticos y vanguardistas artísticos: Nadie duda de la adhesión a la experiencia vanguardística de Rimbaud y Verlaine; y no es de olvidar que en el transcurso de la Comune el primero llevó voluntariamente las armas de los insurrectos y el segundo fue acusado, fuese o no por error, de simpatías comunizantes.49 Poggioli también apunta que La Revue Indépendante, revista fundada en 1884 y publicada en Paris hasta el año 1895, fue tal vez el último órgano que recogió bajo la misma bandera a los representantes del vanguardismo político y del vanguardismo artístico. Lo cual significa que al finalizar el siglo XIX «ocurrió lo que se puede llamar el divorcio de los dos significados, que corresponde al divorcio de las dos vanguardias»,50 si bien, como escribe Calinescu, este divorcio de ninguna manera fue brusco y total,51 sino que, ya entrado el siglo XX existen tanto episodios coincidentes como desencuentros. Según Van den Berg y Fähnders, la 47 Calinescu, «La idea de vanguardia» en op. cit., p. 116-117. Poggioli, op. cit., p. 25. 49 Ibíd., pp. 26-27. 50 Ibíd., p. 27. 51 Calinescu, «La idea de vanguardia» en op. cit., p. 120. 48 32 primera aparición del concepto «vanguardia», aplicado expresamente a la teoría del arte, es con el libro Critique de l’Avant-Garde (1885) de Theódore Durets.52 El Dictionary of Literary Terms & Literary Theory coincide con Poggioli en señalar la transición entre el siglo XIX y el XX como el momento en que se desplaza el término de vanguardia hacia la cultura y el arte: «Durante el último cuarto del siglo XIX, el término y concepto aparecen tanto en conceptos culturales como políticos. Gradualmente el sentido cultural-artístico desplazó al sentido socio-político».53 No obstante, como señala Calinescu, hay que tomar en cuenta el empleo que hace el marxismo leninista del concepto «vanguardia». En ¿Qué hacer? (1902), Lenin introduce la idea del partido comunista como una vanguardia de la clase trabajadora; en consecuencia, «en el lenguaje político marxista-leninistastalinista, el término desarrolló, para los partidarios de esa doctrina, tales connotaciones altamente reverentes que su uso en otros contextos se habría considerado como blasfemia».54 Esto explica la postura del crítico Georg Lukács, quien introduce una distinción entre el «vanguardismo» literario (Avantgardismus) (considerado por él como falso) y «la vanguardia» literaria genuina, políticamente consciente (identificada por él con el realismo socialista).55 De cualquier manera, el recorrido anterior nos permite concluir que, al iniciar el siglo XX, «vanguardia» ya se había instalado como un código en uso para la autoobservación de la dinámica evolutiva de la sociedad moderna. 52 Van den Berg y Fähnders, op. cit., p. 5. J.A. Cuddon, Dictionary of Literary Terms & Literary Theory, Inglaterra, Penguin Books, 1998, p. 68. Traducción propia. 54 Calinescu, «La idea de vanguardia» en op. cit., p. 122. 55 Ídem. 53 33 3. La conciencia de ser «de vanguardia» El punto que marca un uso distinto del código «vanguardia» ocurre cuando deja de ser una mera observación o descripción sobre la evolución de la sociedad (en diversos campos: política, arte, literatura) para ser empleado como una autodescripción que vehicula un programa de acción inmediata orientada al cambio social. Entonces se puede hablar ya de vanguardismo, lo cual también es percibido por Calinescu cuando expresa lo siguiente: El principal cambio consiste en la implicación de que la vanguardia es -o debería ser- consciente de estar por delante de su propio tiempo. Esta conciencia no sólo les impone un sentido de misión a los representantes de la vanguardia sino que les confiere los privilegios y responsabilidades del liderazgo.56 Otro momento clave en el desarrollo de la noción de arte vanguardista, lo constituye la adquisición de una segunda conciencia: la de formar parte de una red del arte vanguardista. Van den Berg y Fähnders demuestran que, a pesar de la fragmentación del arte vanguardista en diversos «ismos», existía una conciencia de que el arte vanguardista formaba una unidad heterogénea.57 Uno de los primeros en emplear la designación «vanguardia» para dar cuenta de la red internacional del arte vanguardista es Theo van Doesburg -artista y editor de la revista De Stijl-, quien escribe en 1921 en su «Desfile de la vanguardia» (Revue der Avant-garde): ¡Vanguardia! ¡Vanguardia! He ahí el lema con el que marchan todos los grupos modernos y ultramodernos del mundo entero en dirección hacia un modo de expresión completamente nuevo en todas las formas artísticas 58 56 Calinescu, «La idea de vanguardia» en op. cit., p. 112. Van den Berg y Fähnders, op. cit., p. 3. 58 Van Doesburg, «Revue der Avant-garde» en Het Getij, 1921, citado en Van den Berg y Fähnders, op. cit., p. 6. 57 34 Inclusive la idea de red ya estaba presente en la «vanguardia histórica» de los años veinte. El constructivista Henryk Berlewi escribe en 1922 en la revista polaca Nasz Kurier, al reseñar sobre el Congreso Internacional de Artistas Progresistas, que existe una «amplia red de revistas».59 En 1923, aparece en la revista holandesa Het Overzicht, un diagrama de las revistas vinculadas con el título de La red (Das Netzwerk). En el último número de esta misma publicación, reaparece actualizada dicha red con el título de Revistas modernistas (Revues modernistes).60 Marinetti empleó la idea de vanguardia en una grabación de 1924, al hablar del futurismo como la avanguardia della sensibilità artistica italiana.61 En 1925, el ultraísta Guillermo de Torre publicó en Madrid su libro Literaturas Europeas de Vanguardia62, donde asimismo emplea la noción de vanguardia para señalar la existencia de esta red, relacionando ultraísmo, creacionismo, cubismo, Dadá y futurismo. Esta idea juega un papel predominante en la forma en que Manuel Maples Arce describirá la posición del movimiento estridentista ocupando un doble espacio «de vanguardia»: al interior del espacio social mexicano -frente a la retaguardia- y vinculado a la red internacional del arte vanguardista -frente a la vanguardia internacional-. La heterogeneidad característica a la red del arte vanguardista ya se manifiesta desde las primeras dos décadas de su existencia, al no lograr producir una autodescripción que sea exitosamente vinculante para todos los movimientos que de ella participan. La diversificación a nivel estructural del «gran Otro» en 59 Citado en Van den Berg y Fähnders, op. cit., p. 12. Ibíd., p. 13. 61 Filippo Tommaso Marinetti, «Definizione di futurismo» (grabación de 1924) en Musica Futurista: The art of noises, Inglaterra, Salon Recordings, 2004. 62 De Torre, Literaturas europeas de vanguardia, Madrid, Caro Raggio, 1925. Existe una reedición del año 2001. 60 35 «pequeños otros», va acompañada por una proliferación de autodescripciones que se revelan como «inconsistentes e incompatibles entre sí».63 La fragmentación de la forma en el cubismo y futurismo constituye una refracción en passant de este fenómeno. Las obras nos hablan de la percepción de una fragmentación espiritual, a manera de correlato a las dinámicas de emergencia y diferenciación funcional de la sociedad moderna. En otras palabras, se deshace la unidad en múltiples puntos de vista, y ya solamente es posible reunificar los fragmentos en forma de un collage que muestra las huellas de la catástrofe. Fig. 2. Kurt Schwitters, Merzpicture Thirty-one, 1920, ensamblaje, 97.8 x 65.8 cm. Sprengel Museum, Hanóver. 63 Slavoj Žižek, «‹Matrix› o las dos caras de la perversión» en Lacrimae Rerum: Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio, Madrid, Debate, 2006, p. 183. 36 En Destrucción del Viejo Orden, José Clemente Orozco presenta la imagen de un mundo desmoronado, donde una de las cosas que más nos inquieta como observadores es el pensar qué verían los dos campesinos si de pronto voltearan hacia donde estamos nosotros ubicados, ¿verían acaso un nuevo orden, un renacimiento del viejo orden, un nuevo caos, un viejo caos, o por qué no, un nuevo caos ordenado, o bien, un nuevo orden caótico? Fig. 3. José Clemente Orozco, Destrucción del viejo orden, fresco, 1926, Colegio de San Ildefonso. México, D.F. A lo anterior, recurrimos a la respuesta de Lukács: Este mundo disperso y, con él, la dispersión del hombre mismo, es precisamente la profunda intención ideológico-artística del vanguardismo. La angustia, que antes hemos mencionado como su experiencia central del mundo, en la cual afloran todos los problemas estructurales del «estado de yecto», tiene sus fuentes 37 disolventes emocionales en la experiencia de un mundo destruido, y se convierte en la expresión artística con que se evoca la destrucción del mundo del hombre.64 Sin embargo, deberíamos advertirle a Lukács que el estado de dispersión del mundo cuya intención atribuye al vanguardismo ya ha sucedido, que no hay marcha atrás, que los vanguardismos no son agentes de caos y destrucción, sino que el arte vanguardista es la manera en que se lidia con la experiencia de pérdida de sentido, la fragmentación del espacio social, la mecanización de la vida y la enajenación. Siguiendo a Habermas podemos decir que Lukács comete el mismo error neoconservador de creer que los efectos no-deseados de la modernización social son producto de los movimientos culturales modernistas, confundiendo los efectos culturales de la modernización social con unas supuestas causas culturales del fracaso de la modernización social: El neoconservadurismo dirige hacia el modernismo cultural las incómodas cargas de una modernización capitalista con más o menos éxito de la economía y la sociedad. La doctrina neoconservadora difumina la relación entre el grato proceso de la modernización social, por un lado, y el lamentado desarrollo cultural por el otro. Los neoconservadores no revelan las causas económicas y sociales de las actitudes alteradas hacia el trabajo, el consumo, el éxito y el ocio. En consecuencia, atribuyen el hedonismo, la falta de identificación social, la falta de obediencia, el narcisismo, la retirada de la posición social y la competencia por el éxito, al dominio de la «cultura». Pero, de hecho, la cultura interviene en la creación de todos estos problemas de una manera muy indirecta y mediadora.65 Esta Destrucción del Viejo Orden puede ser interpretada de forma conservadora, viendo que los efectos de la modernización social y cultural de la revolución son los causantes del desmoronamiento del antiguo Lebenswelt como paraíso comunicativo primordial, perturbado por los efectos de interferencia del sistema 64 Lukács, «Los fundamentos ideológicos del vanguardismo» en Significación actual del realismo crítico, México, Era, 1963, p. 49. 65 Jürgen Habermas, «La modernidad: un proyecto incompleto» en Hal Foster, La Posmodernidad, Barcelona, Kairós, 1983, p. 25. 38 que impone la hiperracionalidad instrumental (Habermas). Aunque, a mi entender, Orozco no llega a decir eso; en la Destrucción del Viejo Orden queda abierta la pregunta: ¿Y ahora qué? ¿Qué hacer? Orozco no nos brinda la respuesta, pero sabe plantear muy bien la pregunta. Hacia la segunda mitad de los años 20, existe ya un claro interés -de parte tanto de los artistas vanguardistas como de los críticos de arte- en definir qué cosa es el arte vanguardista o vanguardismo artístico, aunado a la conciencia de que se trata de un fenómeno que está sucediendo a nivel internacional. Un ejemplo de ello es el ensayo Vanguardismo publicado en tres entregas por el escritor Jorge Mañach en la revista cubana 1927, Revista de avance, donde escribe: Parece que ya va siendo pertinente afilar la palabra «vanguardia» con ese ISMO de militancia. Porque, elementalmente considerado, todo ISMO es como una proa en que se juntan, fortalecen y afinan las cuadernas de un velero social. Indica, por lo pronto, la profesionalización, la corporización militante de una actitud que, habiendo sido en su comienzo vaga y dispersa, ha logrado alistar muchedumbre de secuaces apasionados y determinar un amplio estado de conciencia. ISMO vale tanto como decir éxito de una acción, o por lo menos, de un llamamiento.66 Mañach intenta posicionarse desde un punto de vista objetivo para dar cuenta del fenómeno del vanguardismo artístico, sin embargo, no logra eludir la trampa anamórfica del código «vanguardia», aceptando que la lucha actual es «entre pompiers y académicos, de un lado, y vanguardistas o, sencillamente ‹nuevos›, de otro», para identificarse posteriormente con el esfuerzo vanguardista. 67 También señala que su intención radica en «aventurar un ensayo de solución a este problema que punza a cada instante la probidad de nuestras conciencias, pues nada hay tan 66 Mañach, «Vanguardismo» en 1927, revista de avance, año 1, tomo 1, núm. 1, La Habana, 15 de marzo de 1927, pp. 2-3. Texto reproducido en Celina Manzoni, Vanguardistas en su tinta: documentos de la vanguardia en América Latina, Buenos Aires, Corregidor, 2008, p. 115. 67 Mañach, «Vanguardismo. El imperativo temporal» en 1927, revista de avance, año 1, tomo 1, núm. 3, La Habana, 15 de abril de 1927, pp. 2-3. Texto reproducido en Manzoni, op.cit., p. 121. 39 intelectualmente angustioso como una adhesión espiritual que no acertamos a cohonestar racionalmente». A tal efecto, se pregunta: «¿Cuál es el contenido ideal del vanguardismo? ¿Cuál su razón de ser?» 68 Fig. 4. Portada de 1927, revista de avance, año 1, núm. 1. La Habana, marzo 15 de 1927. Ya hemos establecido que, estructural y operativamente, el arte vanguardista es una red. Pero lo que Mañach pretende encontrar es cuál es la identidad unificada del vanguardismo artístico y cuál es su finalidad o función. En este trabajo se propondrá una respuesta más adelante, tanto a la pregunta referente a la finalidad como a la función. Pero la razón por la que no es posible responder la pregunta sobre la identidad, se debe a que el arte vanguardista constituye en su semántica un horizonte, no un mundo cerrado. Al hablar de «arte vanguardista» o «vanguardismo artístico» no nos encontramos frente a un significante-amo (como es el caso de los diversos «ismos»: futurismo, ultraísmo, creacionismo, etc.), sino frente a lo que 68 Mañach, «Vanguardismo» en op. cit. Texto reproducido en Celina Manzoni, op. cit., p. 117. 40 Lévi-Strauss denomina una «institución-cero» que, teorizada por Žižek, constituye «una especie de correlato institucional del famoso mana, el significante vacío sin significado preciso».69 Pero, ¿no es esta institución-cero la versión más pura de la ideología, es decir, la encarnación directa de la función ideológica de proporcionar un espacio neutral y omnicomprensivo en el que desaparezca el antagonismo social, en el que todos los miembros de la sociedad se reconozcan?70 Empleando este marco conceptual que ofrece Žižek, resulta claro que en la red del arte vanguardista también se lleva a cabo una lucha «por sobredeterminar esta institución-cero, por teñirla de un significado particular», lo que en términos gramscianos se entiende como lucha por la hegemonía.71 Un ejemplo de ello lo constituye el manifiesto Le Futurisme mondial, escrito por Marinetti en 1924, donde se incluye una gran lista de nombres de artistas, muchos de ellos futuristas, pero muchos otros que no lo son, entre ellos: Pablo Picasso, Francis Picabia, Wassily Kandinsky, Piet Mondrian y Kurt Schwitters. Como señalan Van den Berg y Fähnders, la intención de Marinetti era presentarse como «capo di tutti capi de la vanguardia».72 Otro episodio de intento de toma de posición hegemónica es el libro Historia del Arte, publicado por Richard Harmann en 1933, donde se habla de todo el arte vanguardista como «expresionismo».73 Inclusive las propuestas de síntesis de todos 69 Žižek, «‹Matrix› o las dos caras de la perversión» en op. cit., p. 188. Habría que matizar lo que Žižek apunta en este caso, ya que consideramos que el arte vanguardista sí cumple una función para el sistema del arte, no como la «institución-cero», cuya función según Žižek es «puramente negativa», y consiste en «señalar la presencia de la institución social como tal, en cuanto opuesta a su ausencia, el caos presocial». 70 Ídem. 71 Ídem. 72 Van den Berg y Fähnders, op. cit., p. 3. 73 Ídem. 41 los movimientos, tal como hacen el ultraísmo o el estridentismo, constituyen intentos de tomas de posición hegemónicas. De cualquier manera, es claro que Theo van Doesburg, Filippo Tommaso Marinetti, Jorge Mañach, Guillermo de Torre y Manuel Maples Arce tienen ya una percepción del arte vanguardista como un esfuerzo internacional. El Comprimido estridentista de Maples, manifiesto adherido por él mismo el 30 de diciembre de 1921 a los muros del centro histórico de la Ciudad de México, concluye con un Directorio de Vanguardia que abarca una buena parte de los nombres de los artistas colaboradores en aquel momento en las revistas que participaban de la red del arte vanguardista; si bien, como señala Maples en una carta dirigida a De Torre, «quizá exceden algunos de los nombres que en él figuran, y en cambio, faltan muchos de los que debieran estar, cosa que sólo se debe a la imprecisión y escasos datos con que contaba en aquellos momentos».74 74 Carta de Manuel Maples Arce a Guillermo de Torre, México, 6 de abril de 1922, 2 páginas mecanografiadas, Biblioteca Nacional de Madrid. Reproducida en: Carlos García, «Manuel Maples Arce: correspondencia con Guillermo de Torre, 1921-1922» en Literatura mexicana, UNAM/Instituto de Investigaciones Filológicas, vol. XV, núm. 1, 2004. 42 1. 2. El gesto y el acontecimiento vanguardistas 1. Dimensiones del gesto vanguardista El artista es por su estatuto un realizador de gestos.75 Roland Barthes El estridentismo no es una escuela, ni una tendencia, ni una mafia intelectual como las que aquí se estilan; el estridentismo es una razón de estrategia. Un gesto. Una irrupción.76 Manuel Maples Arce De la búsqueda de la función operatoria,77 del modo distintivo de operar78 de los movimientos en la red del arte vanguardista, obtendremos el gesto (consciente, teatralizado) y el acontecimiento como sus operaciones básicas, las cuales serán esculpidas sobre el lienzo del tiempo. Un movimiento vanguardista continúa con vida en tanto que no cese de acontecer y de hacer gestos. El gesto es realizado e inmediatamente expira, no obstante, se enlaza y es continuado por otra serie de gestos, generando una contextura, a manera de una obra. Al mismo tiempo, los movimientos vanguardistas se documentan y relatan a sí mismos. Rememoran cada acción y cada acontecimiento sucesivo, partiendo de un gesto fundacional (que 75 Barthes, «Cy Twombly o ‹Non multa sed multum›» en Lo obvio y lo obtuso, Barcelona, Paidós, 2009, p. 186. 76 Maples cit. por Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de la estrategia, México, D.F., CONACULTA, 1997, p. 17. 77 Así comenta Deleuze sobre el Barroco: «El Barroco no remite a una esencia, sino más bien a una función operatoria, a un rasgo. No cesa de hacer pliegues» Gilles Deleuze, El pliegue. Leibniz y el Barroco, Barcelona, Paidós, 1989, p. 11. 78 Michel Onfray, La escultura de sí. Por una moral estética, Madrid, Errata Naturae, 2009, p. 33. 43 usualmente acompaña la publicación de un manifiesto). Esta compleja operación del gesto vanguardista se puede desplegar en tres dimensiones, que a continuación trataremos: es autoobservador, traza formas en el tiempo e irradia una atmósfera. 1) Autoobservación Para el artista, según Barthes, la cultura es «un estar a gusto, un recuerdo, una ironía, una postura, un gesto dandy».79 A través de la cultura, el artista define «cómo forma su identidad a través de la estrategia y la reflexión». 80 El gesto es un actuar consciente que se observa tanto a sí mismo como a la escena donde éste se realiza. Luhmann señala que un «individuo, en sentido moderno, es quien puede observar su propia observación».81 Maples coincide al decir en su Comprimido Estridentista: «En este instante asistimos al espectáculo de nosotros mismos». 82 En ello radica la autoobservación inherente al gesto vanguardista que, al ser realizado en el tiempo y en el espacio, constituye un acontecimiento y un desplazamiento, traza una estela. De tal forma, el vanguardista no se preocupa solamente por realizar el gesto, sino también por documentarlo: «lo que se pretende no es que veamos, pensemos, saboreemos el producto, sino que lo volvamos a ver, lo identifiquemos y, por decirlo así, ‹gocemos› del movimiento que ha ido a parar ahí».83 79 Barthes, «Cy Twombly o ‹Non multa sed multum›» en op. cit., p. 190. Dirk Baecker, The Hitler Swarm: An Essay on Form, Zeppelin University, 2011, disponible en línea en http://ssrn.com/abstract=1919472, consultado el 25 de mayo de 2012, p. 3. Traducción propia. 81 Niklas Luhmann, Observaciones de la modernidad, Barcelona, Paidós, 1997, p. 23. 82 Maples, Comprimido estridentista en Actual Número 1. Hoja de Vanguardia. Reproducido en Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 268. 83 Barthes, «Cy Twombly o ‹Non multa sed multum›» en op. cit., p. 190. 80 44 Fig. 5. Anton Giulio Bragaglia, Salutando (Saludando), 1911, fotodinamismo, 8.5 x 11.2 cm. Colección particular. Fig. 6. Giacomo Balla, Dinamismo di un cane al giunzaglio (Dinamismo de un perro con cadena), 1912. Óleo sobre lienzo, 89.85 x 109.85 cm. Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, Nueva Estados Unidos. York, 45 2) Temporalidad Tanto el fotodinamismo de Bragaglia como la pintura de Balla se ocupan del ser en tanto que siendo y no se enfocan en analizar los objetos estáticamente; por el contrario, dirigen su mirada hacia los procesos de gesticulación, «como si se tratara de hacer visible el tiempo, la vibración del tiempo»84. Estas obras presentan una sucesión congelada de instantes, logrando una abstracción sintética del gesto que «capta la quintaesencia del dinamismo en una esencia constituida, la vibración pura que actúa en lo real informe».85 El gesto vanguardista funciona de la misma manera: es un trazo en el tiempo y en el espacio, que «remite siempre a una fuerza, a una dirección; es un energón, un trabajo, que permite leer la huella de su pulsión y su desgaste».86 Hace del continuo espaciotemporal un lienzo en blanco, una hoja de papel vacía, «un terreno en cuanto que en él se desarrolla una actividad».87 3) Irradiación Aquello que irradia el gesto y que lo envuelve, el medio donde traza su forma, la constelación que lo circunda, como un aura, es su atmósfera que «se instala en lo real para apropiárselo».88 El gesto vanguardista no constituye «la suma indeterminada e inagotable de las razones, las pulsiones y las perezas» de un solo artista89, sino que se conecta con una red y con un mundo de sentido (Sinnwelt) particular: en este caso, futurismo y estridentismo. En el arte vanguardista tiene lugar una equivalencia de los medios, bien puede ser una pintura, una frase poética, 84 Ibídem, p. 191. Onfray, op. cit., p. 32. 86 Barthes, «Cy Twombly o ‹Non multa sed multum›» en op. cit., p. 197. 87 Ibídem, p. 200. 88 Onfray, op. cit., p. 32. 89 Barthes, «Cy Twombly o ‹Non multa sed multum›» en op. cit., p. 186. 85 46 una consigna política o una revista: lo que importa realmente es abonar al horizonte-red del arte vanguardista y a la Gesamtkunstwerk de cada movimiento. En este sentido es que el cuadro Lampada ad arco de Giacomo Balla y la revista estridentista Irradiador son ambos gestos vanguardistas: «la cantidad ingente de comunicación que se produce al preparar y, después, al discutir lo que se ha emitido cubren como enredadera a estos acontecimientos».90 Fig. 7. Giacomo Balla, Lampada ad arco, 1909-1911. Óleo sobre lienzo. 174.7 x 114.7 cm. The Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York, Nueva York, Estados Unidos. 90 Fig. 8. Irradiador. Revista de vanguardia. Proyector internacional de nueva estética. Dirección: Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas. Depósito general: Librería de César Cicerón, año I, núm. 1, México, D.F., septiembre de 1923. Impreso, 23.8 x 17.4 cm. Jean Charlot Collection, University of Hawaii at Manoa Library. Luhmann, La realidad de los medios de masas, México, D.F., Anthropos/Universidad Iberoamericana, 2000, pp. 4-5. 47 2. El manifiesto como acontecimiento fundacional La praxis del arte vanguardista actúa en dos sistemas simultáneamente, mediante una misma operación; sin constituir propiamente un arte político, ni una política artística: el gesto vanguardista -un manifiesto, en este caso- es en un solo trazo arte y política. En la sociedad funcionalmente diferenciada, una misma operación o evento pueden tomar parte en dos o más sistemas, generando diversas observaciones simultáneas de un mismo acontecimiento.91 No obstante, la operación es una sola: la publicación del manifiesto fundacional del futurismo por Marinetti en el diario Le Figaro en 1909; la publicación del manifiesto Una bofetada en la cara al gusto público por parte de Maiakowski y Khlebnikov en 1912; la lectura del primer manifiesto Dadá por Hugo Ball en el Cabaret Voltaire en 1916; o bien, el manifiesto escrito por Murayama Tomoyoshi en una publicación para la primera exposición Mavo en 1923. Todos estos actos poseen una dimensión artística y una dimensión política. El manifiesto de arte vanguardista funciona como mecanismo de acoplamiento estructural que «organiza la irritación recíproca» entre sistema artístico y sistema político, acoplando, sin desdiferenciar, comunicaciones en ambos sistemas.92 91 «Las operaciones son eventos sin duración; desaparecen tan pronto como aparecen. Observadas como eventos aislados, pueden participar en diferentes sistemas» Luhmann, «Operational Closure and Structural Coupling: The Differentiation of the Legal System» en Cardozo Law Review, Vol. 13, 1992, p. 1437, trad. propia. 92 Ibídem, p. 1436. 48 Fig. 9. Periódico Le Figaro, 20 de febrero de 1909. Francia. Fig. 10. Burliuk, Kruchenykh, Maiakowski y Khlebnikov, Una bofetada en la cara al gusto público, 1912. Libro. Rusia. Fig. 12. Hoja volante para la primera Fig. 11. Hugo Ball en el Cabaret Voltaire, 1916. Fotografía. Zúrich, Suiza. exposición Mavo, 1923. Museo de Arte Contemporáneo, Tokio, Japón. 49 Sistema Política Arte Medio Poder Belleza (Obras) Código Gobierno/Oposición Bello/Feo Roles Funcionarios/Votantes Artistas/Espectadores Función Decisiones Orden a pesar de la colectivamente contingencia vinculantes Programas Convenios de coalición Estilos, Manifiestos Organizaciones Estado, Cargos Museos, Bienales Cuadro 3. La política y el arte en la sociedad moderna, de acuerdo a la teoría de Luhmann. Como podemos ver en el cuadro 3, el manifiesto de arte vanguardista cumple tanto una función política como una función artística: desde el punto de vista político, funda un programa que vincula decisiones colectivas; desde el punto de vista artístico, muestra la contingencia de la sociedad moderna y la posibilidad de un orden distinto.93 Sin embargo, al tomar parte en la política y el arte -y al emplear los medios de comunicación de masas-, sobrescribe en cada acontecimiento el código vanguardia/retaguardia, de tal forma que las subsecuentes operaciones (gestos y acontecimientos) resultan enlazadas a la red del arte vanguardista. El modo en que estos gestos y acontecimientos se entretejen define la contextura e identidad específica de cada movimiento participante en dicha red. El manifiesto constituye el principal mecanismo de difusión de las observaciones de los movimientos vanguardistas. Es una obra literaria-política performativa, donde se abordan fundamentalmente tres cuestiones: 93 Son las funciones que Luhmann atribuye, respectivamente, al sistema político y al sistema artístico: «kollektiv bindende Entscheidungen» y «Ordnung trotz Kontingenz», según el cuadro de Niels Werber que aparece en Luhmann, Schriften zu Kunst und Literatur, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 2008, p. 448. Este cuadro es originalmente más extenso que el que arriba reproduzco, ya que contempla también el derecho, la ciencia y la economía. 50 1) Se plantea (se describe, se narra) una situación de crisis.94 2) Se pregunta por la función del arte. 3) Se plantea una nueva estética y un modo distinto de percibir el arte. En base a esa situación de crisis, es que se genera una propuesta de acción transformadora, tanto del orden social (ya sea como revolución política o como revolución artística, intelectual o cultural), como del status del arte en la sociedad. Se propone un programa que solucione el problema de su función o carencia de función. El manifiesto se trata de un documento híbrido: contiene tanto observaciones artísticas sobre la forma del arte (es decir, una reflexión estética) como observaciones sobre cómo se percibe el arte y sobre el lugar que ocupa (y debe ocupar) el arte en la sociedad. Se realiza una crítica estética, una crítica de la percepción y, tal como indica Bürger, se polemiza el status del arte en la sociedad contemporánea95, lo que constituye una autocrítica del sistema del arte. Con base en ello, se incita a la acción política en tres niveles. Conforme a la teoría de la observación de Luhmann, se puede concluir que el manifiesto constituye una observación tanto de primer como de segundo orden: al mismo tiempo que constituye una observación artística, genera su propio frame de irradiación para realizar esta observación. El carácter performativo del manifiesto radica en que pretende dar cuenta de todo esto, describirlo, valiéndose de los mismos recursos estéticos que plantea; es decir, que crea sus propias condiciones y criterios para legitimarse a sí mismo. De tal manera que el manifiesto «es una instancia de la 94 Una situación de crisis que los artistas vanguardistas perciben, en aquel tiempo histórico, en acontecimientos como la Revolución Mexicana (1910), la Primera Guerra Mundial (19141918), la Revolución Rusa (1917) y la llegada al poder del fascismo en Italia (1922). 95 Peter Bürger, Teoría de la vanguardia, Buenos Aires, Las Cuarenta, 2010. 51 doctrina que enuncia; es tanto la enunciación como la realización de esta enunciación».96 Podemos pensar al manifiesto vanguardista ya sea como un esfuerzo de unificación, que plantea la posibilidad de integrar distintos ámbitos de la vida social, a fin de crear una nueva praxis artística vital, como señala Bürger, opuesta a la praxis que tradicionalmente se le asigna al arte: museos, entretenimiento, decoración, publicidad o propaganda. O bien podemos pensar al manifiesto como una información, es decir, como una diferencia que crea diferencias -en el sentido de Gregory Bateson-, cuyo potencial de impacto no se encuentra relegado meramente al ámbito artístico. De tal forma que el acontecimiento fundacional de manifestar un nuevo movimiento artístico «de vanguardia» tiene lugar en el sistema del arte y contribuye a su autopoiesis, pero también comunica en el sistema político de la sociedad -al plantear programas de acción colectiva. Estos programas, dirigidos a impulsar el cambio social, varían en grados de alcance, los cuales pueden ser: 1) Una declaración estética sobre cómo debe hacerse arte (cubismo, creacionismo, estridentismo en su primera fase). 2) Una revolución cultural que acompaña un proyecto social revolucionario (futurismo y constructivismo, estridentismo en su segunda fase). 3) Una revolución total sustentada en una revolución psíquica, artística, política y social (futurismo, surrealismo). 4) Una autocrítica del modernismo y del arte vanguardista (Dadá). 96 Cleanth Brooks, The Well Wrought Urn. Studies in the Structure of Poetry, Estados Unidos, Harcourt, 1970, p. 17. Traducción propia. 52 1. 3. Semántica vanguardista Habiendo expuesto cómo surge el código «vanguardia» y cómo opera el arte vanguardista y sus manifiestos, procederemos ahora a analizar su semántica. 1. Modernismo y vanguardismo La sociedad moderna produce descripciones críticas sobre sí misma, sobre su modernidad, articulando diversos programas que actúan en el espacio social para influir y orientar la evolución de la sociedad hacia sentidos determinados. El modernismo constituye tan sólo un horizonte de observación disponible entre otros, cuyos componentes fundamentales son la autorreflexión y la ruptura con una tradición, de la que se distingue. Como argumenta Octavio Paz, el modernismo es una tradición de ruptura con la tradición.97 El modernismo puede ser de tipo político o de tipo artístico, o bien, artístico-político, como es el caso de los movimientos vanguardistas. Como ha expuesto Roger Griffin, existen dos tipos de actitud modernista, dependiendo de si se experimenta la modernidad como una vivencia o como una oportunidad para la acción programada y colectivamente vinculante. Por un lado, el modernismo epifánico de Franz Kafka, por otro lado, el modernismo programático de Marinetti.98 La finalidad del modernismo programático continúa hasta nuestros días y podría formularse de la siguiente manera: habitar la modernidad. Con el fin de precisar la diferencia entre modernismo y vanguardismo, comparemos dos movimientos implicados en la red del arte vanguardista: el 97 Paz, «La tradición de la ruptura» en Los hijos del limo en La casa de la presencia. Obras completas I. México, D.F., FCE, 2003, pp. 333-345. 98 Griffin, Modernism and Fascism. The Sense of a Beginning under Mussolini and Hitler. Nueva York, Palgrave Macmillan, 2007, p. 339. 53 creacionismo y el futurismo italiano; ambos contemporáneos pero con claras diferencias de orientación. La Historia del Arte los agrupó a ambos y a una multitud más, tanto europeos como americanos, con fines heurísticos, bajo la denominación de «vanguardias históricas». Tanto el creacionismo como el futurismo italiano concentran expectativas, poseen un telos específico, esbozan un nuevo proyecto de mundo y se distinguen de la tradición, por lo que pueden ser considerados modernistas; pero no son modernistas del mismo modo y tampoco ambos son vanguardistas. En primer lugar, porque su programa es distinto. En segundo lugar, porque el creacionismo no se describe a sí mismo como «de vanguardia», mientras que el futurismo sí lo hace. Ya hemos mencionado que cuando aparece la terminación «ismo» nos encontramos frente a un movimiento que posee una finalidad (telos) específica y un proyecto. Sin embargo, el movimiento puede dirigirse, como señala Griffin, a transformar solamente aspectos-de o toda la sociedad en su conjunto. Se dan entonces toda una gama de grados de expectativas de transformación. En el caso del creacionismo, éste se entrega plenamente a replantear la poesía, y el objeto de su interés es solamente la transformación de ésta. Cabe aclarar que la poesía también forma parte del sistema del arte, que a su vez es un subsistema del sistema social en su conjunto. En contraste, el futurismo italiano es el primer ejecutor del programa vanguardista fuerte, ya que concibe una revolución total; contempla la transformación de todo el sistema social, buscando implementarla tanto por medio del arte como de la política. Las diferencias entre creacionismo y futurismo italiano aparecen entonces de la siguiente manera: 1) El creacionismo apuesta por transformar solamente una parte del sistema social: la poesía. El futurismo italiano apuesta por transformar no sólo el arte en su conjunto (que ya sería en sí una tarea exhaustiva) sino todo el sistema 54 social. La diferencia en la «programatividad» de ambos movimientos es una diferencia de grado. 2) El creacionismo no emplea el código «vanguardia», mientras que el futurismo italiano sí lo hace. Este análisis nos permite ubicar al creacionismo como un movimiento modernista programático que, si bien sí participó de la red del arte vanguardista, no empleó el código «vanguardia» para autodescribirse. 2. Imperativo ético, estético y pático Dentro del horizonte del modernismo, la semántica de los movimientos vanguardistas constituye una configuración particular que a la vez realiza una continuación y una ruptura. Ésta se apoya en tres distinciones (temporal, cultural y social) derivadas del modernismo, pero con ciertas variantes que se exponen a continuación: 1) Colapso de la distinción temporal pasado/futuro Presente inmediato La orientación hacia el futuro característica de la modernidad, como argumenta Reinhart Koselleck, se constituye por una separación cada vez mayor entre espacio de experiencia y horizonte de expectativa. A través de sus programas, los movimientos de arte vanguardista buscan dar respuesta a la situación de crisis que perciben en el sistema social. La distinción temporal pasado/futuro, antes interpretada bajo la óptica ideológica, normativa y esperanzada del progreso -bajo la óptica de la crisis- se colapsa, dando lugar a una orientación hacia el presente inmediato y una desesperación por transformarlo. A través del concepto de progreso -acuñado a finales del siglo XVIII-, la historia pudo concebirse como «un proceso de perfeccionamiento continuo y creciente que, 55 a pesar de las continuas recaídas y rodeos, debía ser planificado y ejecutado, finalmente, por los hombres».99 Esta visión lineal de la evolución de la sociedad que se dirige cual tren siempre hacia adelante en una «trayectoria unívoca», no solamente es acompañada por la esperanza de que el futuro será mejor, sino también por la exigencia de que tiene que serlo. Bajo esta perspectiva, que constituye un mito fundacional de la sociedad moderna, se deduce entonces la idea de que es posible adelantarse o atrasarse en la carrera por alcanzar el futuro. El progreso reunía, pues, experiencias y expectativas que contenían cada una un coeficiente temporal de variación. Uno se sabía adelantado a los demás como grupo, como país o, finalmente, como clase, o se intentaba alcanzar a los demás, o sobrepasarlos.100 Los vanguardistas no conjeturan, sin embargo, la posibilidad de percibir y prever el desarrollo de la sociedad, que aparece como progresivo y en constante mejoría, con el único fin de anticiparse o adelantarse para comunicar en el presente lo que vendrá, sino que poseen la determinación de transformar el presente inmediato, a través de la acción desesperada. No se contentan con visitar el porvenir y comunicarlo en el presente: deben precipitarlo. Como señala Enzensberger: «El en avant de la avantgarde quiere, en cierto modo, realizar el futuro en el presente, anticiparse a la marcha de la historia».101 99 Koselleck, «‹Espacio de experiencia› y ‹Horizonte de expectativa›, dos categorías históricas» en op. cit., p. 346. 100 Ídem. 101 Hans Magnus Enzensberger, «Las aporías de la vanguardia» en Revista Sur, Buenos Aires, núm. 285, noviembre y diciembre, 1963, p. 7. 56 2) Distinción cultural vanguardia/retaguardia Reminiscente de la querella entre antiguos y modernos que tiene lugar en la academia francesa a finales del siglo XVII102, la distinción cultural tradición/modernidad abre una fisura, confrontando dos eras que aparecen como radicalmente distintas: una antigua que finaliza y otra nueva que apenas comienza. De la misma manera en que la modernidad construye a la tradición, el modernismo, fascinado por el peso que aún ésta tiene, la construye en tanto que decadente, proyectando un nuevo horizonte palingenésico. El modernismo, al ser crítico de la modernidad, efectúa una reentry de la forma en la forma. La distinción tradición/modernidad queda entonces así: modernidad/modernismo, donde el modernismo representa la búsqueda de una posible modernidad alternativa.103 Al continuar el arte vanguardista la tradición de la ruptura con la tradición, se inscribe dentro del modernismo y lo reanuda bajo la forma del código vanguardia/retaguardia. En el espacio temporal de las vanguardias históricas (1905-1932), se percibe particularmente una actividad frenética, desencadenada por esta sensación de que una etapa pasada está llegando a su fin y está por comenzar algo completamente nuevo. Los movimientos vanguardistas surgidos en este período, perciben esta sensación de final y de nuevo comienzo en el entorno, decidiéndose por buscar la renovación que impulse el término de la cultura modernista decadente, en aras del surgimiento de una nueva era y un «hombre nuevo». En una entrevista que aparece en la cinta Estridentismo, gritos náufragos en la ciudad, realizada en 1994 por el grupo La Risa de la Libélula Atonal, comenta Germán List Arzubide: «Las ciencias 102 Joan DeJean, Ancients against Moderns: Culture Wars and the Making of a Fin de Siècle, Chicago, University Of Chicago Press, 1997. 103 Griffin, Modernism and Fascism… op. cit., p. 53. 57 y las artes habían llegado a un final. Al mismo tiempo, detrás de ese final se presentía ya que iba a venir algo extraordinario».104 El ímpetu de transformación social que tuvieron los movimientos vanguardistas en esta época fue plausible por el ambiente de crisis que provocaron las guerras mundiales, las revoluciones y la aceleración tecnológica. Los programas más radicales pretendían llevar a cabo una revolución antropológica y cultural acorde a una nueva época. Se puede discutir sobre la (im)posibilidad de esta demanda, la de su (ir)realidad en los mismos términos en que se han discutido las utopías planteadas por diversos pensadores a lo largo de la historia. El hecho es que esto fue pensado como factible por los vanguardistas en aquel momento, los cuales presentían que esta posibilidad no estaría en juego eternamente (si no, tal vez hubiera sido mejor esperar a que las cosas se estabilizaran). Había que aprovechar la efervescencia de la crisis mundial, y re-orientarla hacia el lugar utópico a donde se quería llegar. Por otro lado, los escritores, artistas y activistas vanguardistas no tendrían este ímpetu de transformación eternamente. En ellos tuvo lugar una conjunción del espíritu de renovación de aquella época (Zeitgeist) y el espíritu de juventud individual. Una de las «aporías» de la vanguardia que señala Enzensberger es el hecho de que no existe, fuera del conjunto de la sociedad, algún otro enemigo exterior contra el cual dirigirse. Los vanguardistas despliegan esta paradoja modificando el sentido militar original de «retaguardia», en el que originalmente la vanguardia sería la que trabajaría en conjunto con ésta para ir avanzando. En contraste, los defensores de la tradición son ubicados por los vanguardistas en la «retaguardia». Los vanguardistas atribuyen a esta retaguardia el estar constituida como una fuerza activa que frena el 104 List en Estridentismo: gritos náufragos en la ciudad, México, D.F., UAM Xochimilco, 1994, Productor: La Risa de la Libélula Atonal, 27 min. 58 cambio social. Un ejemplo es el futurismo, que agrupó toda tendencia a favor de la tradición bajo el término pasadista, proyectando y concentrando en este concepto toda la negatividad necesaria para construir -por contraste- su propia identidad. 3) Distinción social vanguardia/grueso de la sociedad Los vanguardistas se ubican a sí mismos como en una posición «fuera de la sociedad», activando el mecanismo de legitimación que Bourdieu llama el juego de quien pierde gana, donde la falta momentánea de reconocimiento social se vuelve símbolo de autenticidad, que a la larga, puede ser trocado finalmente por reconocimiento social, dando lugar al surgimiento de una «vanguardia consagrada» frente a una «vanguardia bohemia». Siguiendo la connotación militar del término «vanguardia», los vanguardistas piensan que quienes logran ver lo que vendrá son una minoría selecta, constituyéndose en pequeños frentes que se aventuran en nuevos caminos con la plena confianza de estar estrenando formas nuevas de percepción y expresión, que más tarde pasarán a ser las del conjunto de la sociedad. Para un observador que opera en el código vanguardia/grueso de la sociedad, la condición de ser «de vanguardia» adquiere un valor positivo «de distinción».105 Es así que el arte vanguardista aparece, durante las tres primeras décadas del siglo XX, como una autodescripción y programa implementado en la sociedad moderna, que reactualiza la temporalidad de la modernidad, la cultura modernista y el modo de vida outsider o bohemio, en la forma de tres imperativos, que derivan a su vez de las tres distinciones (temporal, cultural y social): 105 Enzensberger, «Las aporías de la vanguardia» en op. cit., pp. 11-12. 59 1) El imperativo ético Una necesidad de actuar en el tiempo presente, la conciencia de que se está en crisis, en medio de una catástrofe cultural, y ya no se puede perder el tiempo en esperar al progreso: hay que hacerlo llegar, fundamentarlo con una ruptura radical. Se desestima el proyecto a largo plazo, para enfocarse en intensas transformaciones inmediatas. 2) El imperativo estético Una obsesión continuada por «lo nuevo», «lo actual» y «lo moderno». Al mismo tiempo que se experimenta la crisis de la modernidad, se busca superarla con más modernidad. La percepción ambivalente de la modernidad -entre la decadencia y la fascinación-, ya presente en el modernismo, se agudiza. 3) El imperativo pático o pathos vanguardista Se forma por oposición al conjunto de la sociedad. Los vanguardistas se ubican a sí mismos como verdaderos héroes lumínicos navegando en un mar de pasadismo. Al unir el imperativo ético de la acción inmediata con la distinción social vanguardia/grueso de la sociedad, obtenemos que: «el pathos del concepto (de vanguardia) se deriva de la idea de que estar en la punta del proceso es un sello de distinción y confiere a una obra una jerarquía que la destaca entre todas las demás».106 Estas tres distinciones (temporal, cultural y social) y sus imperativos (ético, estético y pático) colocados de forma ortogonal, conforman la brújula (o rosa náutica, utilizando el nombre del movimiento vanguardista chileno) con que el vanguardismo se orienta a través de la sociedad moderna. 106 Enzensberger, «Las aporías de la vanguardia» en op. cit., p. 7. 60 / Vanguardia Actualidad Masa Presente Crisis Retaguardia / Esquema 1. Rosa náutica del vanguardismo. 3 - Télos Si la sociedad moderna se dirige siempre hacia adelante bajo el tren del progreso (distinción temporal), abriéndose paso hacia una nueva era (distinción cultural), los vanguardistas intentan tomar por asalto la maquinaria de la sociedad (arte, política, medios de comunicación de masas) e incrementar la aceleración para lograr alcanzar -de una vez por todas- el horizonte que siempre continúa alejándose. Bajo el pathos de la vanguardia (distinción social), se sienten llamados a llevar a cabo esta transformación. La estrategia vanguardista consiste en implementar una praxis política-artística cuyo objetivo es provocar al conjunto de la sociedad para destrabar el potencial de cambio social contenido por las fuerzas de la tradición o «retaguardia». Esta práctica obedece, no a una función, sino a una finalidad (telos), una intencionalidad. Se trata de impulsar el cambio social -a través de la irritación y la provocación- en tres niveles: 1) Formas artísticas (al interior del sistema del arte). 2) Percepción del arte (en el entorno «sistemas psíquicos»). 3) Posición del arte en la sociedad (en el entorno «sociedad»). 61 De tal manera que sea posible corregir la articulación sistema/entorno hacia la búsqueda de formas de acoplamiento más eficientes. Esto puede ser, por ejemplo, el replanteamiento de dicotomías existentes como arte social/arte por el arte, cultura popular/alta cultura y arte nacional/arte internacional, o el mismo código estético bello/feo desde una nueva perspectiva. Semántica del arte vanguardista Imperativo Ético (Acción inmediata), Imperativo Estético (Actualidad), Imperativo Pático (Vanguardia) Estrategia Télos Irritar, provocar Impulsar el cambio en tres niveles (nuevas formas artísticas, nueva percepción del arte, nueva posición del arte en la sociedad). Cuadro 4. Semántica del arte vanguardista. Con esta semántica se conforma la intención transformadora del arte vanguardista, en un esfuerzo por «cambiar el mundo que está cambiándole, abrirse paso a través de la vorágine» de la modernidad «y hacerla suya». 107 Su carácter programático consiste en una concepción particular de la finalidad del arte, como anota Griffin: «En la aprehensión sostenida de una realidad trascendental o de valores más elevados se ve la base para transformar aspectos de, o incluso toda la sociedad en su conjunto».108 Esta realidad trascendental es la realidad duplicada que crea el arte. 107 Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire: la experiencia de la modernidad, México, D.F., Siglo XXI, 2004, p. 2. 108 Griffin, Modernism and fascism…, op. cit., p. 339. Traducción propia. 62 1. 4. Movimientos en la red del arte vanguardista 1. Red y contextura Habiendo explicado cómo se inscribe el arte vanguardista dentro de la tradición semántica del modernismo, expondremos a continuación cómo se organiza el arte vanguardista en una red internacional. Para analizar una red, no basta con enumerar sus elementos sino también ver cómo éstos se encuentran entretejidos los unos con los otros. Para ello emplearemos el concepto de «contextura», cuya definición común es la siguiente: «modo en que se unen o disponen todos los componentes de una cosa, especialmente los hilos de una tela».109 La red del arte vanguardista no se trata sin embargo de una cosa fija, sino que se forma a partir de un encadenamiento de gestos y acontecimientos vanguardistas. Se puede decir que solamente adquiere relevancia y presencia cuando tiene lugar un acto comunicativo que se cuelga de ella. No posee, por tanto, una identidad última. No constituye una unidad de sentido. No es un mundo: es un horizonte. De esta manera, en una misma red (arte vanguardista) tienen lugar simultáneamente distintas contexturas, diversas identidades fijadas y entrelazadas las unas con las otras: movimientos vanguardistas. Žižek, siguiendo a Lacan, propone un entendimiento similar con lo que él llama el «espacio ideológico»: El espacio ideológico está hecho de elementos sin ligar, sin amarrar, «significantes flotantes», cuya identidad está «abierta», sobredeterminada por la articulación de los mismos en una cadena con otros elementos.110 Un contexto delimitado de sentido solamente se forma cuando «un cierto significante -el Uno lacaniano- acolcha todo el campo y, al englobarlo, efectúa la 109 WordReference.com, http://www.wordreference.com/definicion/contextura, consultado el 16 de mayo de 2012. 110 Žižek, El sublime objeto de la ideología, México, D.F., Siglo XXI, 2001, p. 125. 63 identidad de éste».111 Así es como la red -hasta entonces abierta- queda enmarcada en una forma específica: emerge un mundo. «Análogo a la forma del globo, que limita el cambiar de un horizonte a otro»112, la identidad formada a través de la unificación limita el número de relaciones posibles entre significantes o eventos comunicativos. Comienza a pensarse en «surrealismo», «cubismo» o «expresionismo», y ya no en todo lo demás. No hemos de perder de vista que en la realidad no existe un proyecto cultural completo, unificado, coherente, libre de «aporías», paradojas o «tensiones ideológicas», que estuviera acolchado bajo el significante «arte de vanguardia», «vanguardismo artístico» o «arte vanguardista». Lo que sí tiene lugar es una red de acontecimientos, eventos, gestos y «significantes flotantes» en estado efervescente, que posibilita una incesante producción de ofertas de sentido, una apertura desesperada de horizontes de expectativas y una aceleración por el cambio social nunca antes vista. Esta vorágine vanguardista constituye un momento en el modernismo, cuyo motor continúa siendo el deseo de hacer habitable la modernidad. Una teoría del arte vanguardista debe poder articular una definición de arte vanguardista, no en términos de periodo o identidad, sino según su semántica y la red social que forma: código, operación, medio, roles, funciones, programas y organizaciones. En el apartado anterior, nos referimos de forma comparativa a la noción de modernismo como una tradición, a partir y dentro de la cual el arte vanguardista emerge. Al referirnos a la red del arte vanguardista, estaremos hablando de una estructura social que posibilita una constante producción de 111 Ibíd., p. 126. Helmut Kuhn, «The phenomenological concept of ― Horizon‖» en Philosophical essays in memory of Edmund Husserl, Cambridge, Harvard University, 1940, p. 108. Traducción propia. 112 64 mundos de sentido. Renunciamos de esta manera a definir una identidad general del arte vanguardista: la identidad se configura de forma diversa y específica según el cruce particular entre semántica y autoorganización que acontece en cada movimiento. 2. Movimientos vanguardistas Bajo la denominación «movimientos vanguardistas», nos referimos a un tipo de movimientos modernistas que emplean el código «vanguardia» para autodescribirse y actuar. Por tanto, para considerar a un movimiento como vanguardista, no basta con que sea un «ismo» (1), es decir, que posea un punto de vista propio, una finalidad (telos) y un proyecto, tampoco con que sea modernista (2), es decir, que se distinga de una tradición para romper con ella: es preciso que emplee el código «vanguardia» para autodescribirse (3). Existen, por tanto, modernismos que no son vanguardistas, tal como señala Schmidt-Bergmann: Hay que preguntarse si la «vanguardia histórica» existió siquiera como unidad o si «vanguardia» no siempre fue un fantasma, una ficción, a través de la cual lo diferente y finalmente no comparable debía ser llevado violentamente hacia un solo concepto. Por consiguiente, «vanguardia» en sentido convencional es puesto a disposición.113 Un crítico puede decir -desde su propio frame de observación- que una obra de arte o un movimiento artístico son «de vanguardia», lo cual les concede una posición en el espacio social. Lo que me propongo hacer a continuación, no es determinar si tal o cual movimiento reúne las características formales necesarias (de innovación, de estilo, de actitud) para ser considerado «de vanguardia» en la época a la que pertenece. En una aproximación distinta, busco recuperar las autodescripciones de los movimientos modernistas, de tal forma que llamaré 113 Hansgeorg Schmidt-Bergmann, Futurismus: Geschichte, Ästhetik, Dokumente, Reinbek bei Hamburg, Rowohlt Taschenbuch Verlag, 2009, p. 9. Traducción propia. 65 vanguardistas a aquéllos que emplean el código vanguardia/retaguardia para autodescribirse. El vanguardismo es modernista, pero lo es a su manera. Lo que se gana al distinguir modernismo y arte vanguardista, es poder ver qué tipo de modernismo llevan a cabo los movimientos vanguardistas. Estridentismo Mundos de sentido Futurismo italiano (Sinnwelten) Movimientos vanguardistas Modernismo Modernidad Esquema 2. Los movimientos vanguardistas en el horizonte del modernismo. Una característica particular de los movimientos vanguardistas es su autodescripción performativa, la cual desde el principio los vuelve un objeto difícil de aprehender para el teórico, crítico o historiador del arte. Si un observador contemporáneo al arte vanguardista- no utiliza el código «vanguardia» para observarlos, corre el riesgo de ser denunciado por los mismos artistas vanguardistas -interpelado por su propio objeto de estudio- como pasadista y por tanto, perteneciente a «la retaguardia» por oposición a «la vanguardia». Por el contrario, si el observador emplea el código vanguardia/retaguardia-, su labor queda entonces reducida a constatar o desmentir que tal movimiento, tal obra o tal artista efectivamente pertenecen o no a la vanguardia. Pero entonces, el movimiento vanguardista ya ha efectuado su primer logro: el de redefinir la situación del campo artístico en sus propios términos. Una vez que los observadores aceptan emplear la 66 semántica de la vanguardia, se crea una nueva posición en el espacio social que ocupa «la vanguardia»: ya solamente hace falta que alguien la reclame y pruebe si es o no realmente «de vanguardia». La autodescripción vanguardista posee un intenso magnetismo, es consonante con la ideología del progreso y con el modernismo programático. Sin embargo, hoy día es preciso que nos preguntemos: ¿Por qué tiene que haber una vanguardia después de todo? La aparición de «la vanguardia» altera el funcionamiento de los campos artísticos, atribuyéndose los mismos artistas vanguardistas el poder de legitimación y de consagración, quitándolo de la voz y pluma de los críticos y estudiosos del arte, deslegitimando a quienes no comparten su visión del campo donde ellos se autootorgan posiciones consagradas. Los movimientos vanguardistas hacen posible su propia existencia, a través de dos operaciones propias (el gesto y el acontecimiento vanguardistas), vinculándose simultáneamente a la red internacional del arte vanguardista y creando posiciones dentro de los espacios sociales nacionales (campos artísticos, campos políticos). Bourdieu nombra a esta estrategia «hacer época»: «Hacer época significa indisolublemente hacer existir una nueva posición más allá de las posiciones establecidas, por delante de estas posiciones, en vanguardia, e, introduciendo la diferencia, producir el tiempo».114 A diferencia de otras organizaciones, los movimientos vanguardistas no juegan las más de las veces conforme a las reglas establecidas de la política, sino que, radicalizándose, centralizándose -como Maples- «en el vértice eclactante de su insustituible categoría presentista»115 optan por un tipo de acción provocadora, irrumpen en el espacio -pero aún más en el tiempo- con un acto imposible: 114 Pierre Bourdieu, Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario, Barcelona, Anagrama, 2005, p. 237. 115 Maples, «Actual No. 1, Hoja de Vanguardia» en Luis Mario Schneider, op. cit., p. 267. 67 ¿Qué es un acto? Cuando Lacan define un acto como «imposible», entiende por ello que un acto verdadero no es nunca simplemente un gesto realizado con arreglo a una serie de reglas dadas, lingüísticas o de otro orden -desde el horizonte de esas reglas, el acto aparece como «imposible», de suerte que el acto logrado, por definición, genera un corto-circuito: crea retroactivamente las condiciones de su propia posibilidad.116 Si observamos la política efectuada por los movimientos vanguardistas, vemos que los futuristas italianos utilizaron la estrategia de «exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso ligero, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo» 117, los futuristas rusos se plantearon «dar una bofetada en la cara al gusto público», los dadaístas «aullar»118, los estridentistas mexicanos quisieron «apagar el sol de un sombrerazo»119 y los artistas del movimiento japonés Mavo «poner conscientemente la contradicción en la primera plana»120. Todos ellos gestos teatralizados, artísticos, poéticos y políticos, orientados a «cambiar los parámetros de lo que se consideraba "posible" en la constelación existente en el momento».121 El arte vanguardista hizo época al llevar a cabo, a través del gesto y el acontecimiento vanguardistas, una política de hacer posible lo imposible. Recapitulando hasta este punto, los seis aspectos de la praxis de los movimientos vanguardistas son los siguientes: 1) Emplean la autodescripción performativa. 2) Son programáticos a través de sus manifiestos. 116 Žižek, En defensa de la intolerancia, Madrid, Sequitur, 2008, p. 103. Marinetti, «Fundación y manifiesto del futurismo» en Olga Sáenz, Futurismo italiano, México, D.F., UNAM/Instituto de Investigaciones Estéticas, 2010, p. 91. 118 Tristan Tzara, «Dada, manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo» en Siete manifiestos Dada, Barcelona, Tusquets, 2004, p. 56. 119 Maples, et. al., «Manifiesto estridentista No.2» en Luis Mario Schneider, op. cit., p. 277. 120 Nakamura Giichi cit. por Gennifer Weisenfeld, Mavo: Japanese artists and the avant-garde, 1905-1931, Berkeley/London, University of California Press, 2002, p. 1. Traducción propia. 121 Žižek, En defensa de la intolerancia, op. cit., p. 33. 117 68 3) Se agrupan en formaciones sociales de enjambre que hacen tanto arte como política, empleando los medios de comunicación de masas. 4) Perciben la crisis como una oportunidad para la acción orientada al cambio social. 5) Intentan, con todos los medios con que cuentan y de forma inmediata, hacer posible una forma de habitar la modernidad. 6) Construyen mundos de sentido en el terreno de la ficción del arte, hacia los cuales refieren la realidad «real». Los movimientos vanguardistas son, por su propia semántica, movimientos parciales comprometidos con un punto de vista y, de ser exitosos, apuntan hacia una unificación programática totalitaria. En su núcleo ideológico radical, los podemos identificar con los totalitarismos de la primera mitad del siglo XX. Esta relación entre vanguardismo y totalitarismo ha sido trabajada por Griffin y Gentile122, entre otros. Son de apreciarse numerosas y significativas similitudes entre la forma en que opera un vanguardismo artístico y un totalitarismo político. Como hace notar Enzensberger, la confluencia inicial estratégica entre futuristas y fascistas, pese a sus visiones del mundo divergentes, no fue casual.123 Lo que estaba en juego, tanto en el vanguardismo artístico, como en el totalitarismo político, era la producción, la confrontación por y el mantenimiento de una representación vinculante de la sociedad. Todavía en 1938, Heidegger hablaba sobre «una lucha entre visiones del mundo, con la que la Edad Moderna se introduce en la fase más decisiva, y posiblemente más duradera de su historia».124 Hoy día sin embargo, 122 Emilio Gentile, The Struggle for Modernity. Nationalism, Futurism and Fascism, Wesport/London, Praeger, 2003. 123 Enzensberger, «Las aporías de la vanguardia» en Revista Sur, Buenos Aires, núm. 285, noviembre y diciembre, 1963, p. 20. 124 Heidegger, «La época de la imagen del mundo» en Caminos de bosque, Madrid, Alianza, 2008, p. 77. 69 podemos conceder, «gustosos» como apunta Luhmann, que ya no hay en la sociedad una representación que fuera total y exitosamente vinculante para toda la sociedad.125 Queda abierto así el espacio para revisitar a los movimientos vanguardistas en su calidad de esferas alternativas de observación que duplican el mundo para sí, coexistiendo con los sistemas sociales (arte, política, medios de comunicación de masas, derecho, economía, educación, ciencia, religión) dentro de la sociedad policontextural contemporánea126, pero sin ser considerados ya como una potencial amenaza de asalto totalitario al conjunto social. Pueden observarse, entonces, como Gesamkunstwerke (obras de arte totales) activas entretejiéndose en la red intertextual del arte vanguardista. 3. Función El sexto aspecto de la praxis de los movimientos del arte vanguardista, consiste en la construcción de mundos de sentido. Esta práctica es posibilitada por la red del arte vanguardista, y responde a una función requerida por el sistema del arte. Esta función consiste en referir la comunicación sobre el arte hacia contextos específicos de sentido, de tal manera que se generen las redundancias requeridas para orientarse en un sistema del arte autónomo que, con la diferenciación funcional, alcanza una proliferación abrumadora de posibilidades (expresivas y comunicativas). Lo que se logra de esta manera es fundamentar desde el arte, una alternativa al dead end de «el arte por el arte» sin caer en el anything goes. A través de estos contextos de sentido, se estimula la intertextualidad y la interdisciplina. 125 Luhmann, Observaciones de la modernidad, op. cit., Barcelona, Paidós, p. 9. Juan Luis Pintos, Definición de «policontextural» de su glosario personal, disponible en la página web JLP: Mi glosario, http://www.usc.es/cpoliticas/mod/glossary/view.php?id=774, consultada el 3 de diciembre de 2010. 126 70 Habiendo aclarado la función que la red del arte vanguardista presta al sistema del arte, queda completo el siguiente cuadro: Red del arte vanguardista Vanguardia / Retaguardia Código Vanguardia / Grueso de la Sociedad Operaciones Gestos y acontecimientos vanguardistas (Manifiestos, Obras, Veladas, Performances, Happenings) Medios Arte, Política, Medios de Comunicación de Masas Roles Vanguardia (Artista, Escritor, Activista), Grueso de la Sociedad (Público), Retaguardia (Artistas y Escritores apegados a la tradición) Función Referir la comunicación artística hacia contextos específicos sentido. Programas Manifiestos, Revistas Organizaciones Movimientos Cuadro 5. Red del arte vanguardista. de 71 Capítulo 2 El movimiento estridentista: 1921-1927 2.1. Planteamiento El estridentismo constituyó un movimiento artístico vanguardista cuyo entorno de referencia fue la red internacional del arte vanguardista y su entorno de acción el México revolucionario. En la red del arte vanguardista, el estridentismo se vincula y se reconoce en intentos similares a nivel mundial, como el futurismo (Italia y Rusia), el ultraísmo (España y Argentina), el creacionismo (Chile), el expresionismo (Alemania) y Dadá (Suiza, Alemania, Francia, Estados Unidos). En el espacio social mexicano, el movimiento estridentista se intercala, participa e interfiere comunicaciones entre el campo del arte, el campo literario, el campo periodístico y el campo político. El proceso de diferenciación funcional entre sistemas parciales, que caracteriza a la sociedad moderna, se origina en Europa en la edad media tardía y alcanza a finales del siglo XVIII un estado de desarrollo prácticamente irreversible.127 La diferenciación funcional tiene como consecuencia que los sistemas parciales comienzan a operar en un nivel de segundo orden, es decir, que son capaces de observarse a sí mismos y a su entorno, esto incluye también a las observaciones realizadas por otros sistemas parciales. Resultado de este proceso, se definen el arte, la política y los medios de comunicación de masas como ámbitos operativos autónomos. Como hemos visto en el Capítulo 1, en las tres primeras décadas del siglo XX aparecen movimientos vanguardistas que utilizan estos tres sistemas como medios en los cuales operar. Siguiendo esta forma transistémica de operar, el 127 Luhmann, Gesellschaftsstruktur und Semantik. Studien zur Wissenssoziologie der modernen Gesellschaft, Suhrkamp, Frankfurt am Main, Volumen 1, 1980, p. 27. 72 estridentismo emerge en un cuarto estadio como un movimiento vinculado a la red del arte vanguardista. Medio Forma emergente Espacio Físico Comunicación II Comunicación (Sistema social) Arte Política Medios de comunicación de masas III Arte Política Medios de comunicación de masas IV Red del arte vanguardista I Red del arte vanguardista Estridentismo Cuadro 6. Emergencia del estridentismo en la red del arte vanguardista. Partiendo de la distinción entre estructura social y semántica (operación y observación), nos moveremos en dos niveles de análisis: A. Estructura social: 1) Observaremos cómo se instala el estridentismo dentro de su campo de acción principal, el espacio social mexicano, como un movimiento, 2) Observaremos cómo comunica, interfiere y «hace ruido» el movimiento estridentista, tanto directamente en el espacio urbano como en el campo artístico, literario, político y periodístico del espacio social mexicano, 3) Observaremos cómo enlaza sus operaciones el estridentismo con la red internacional del arte vanguardista. B. Semántica del estridentismo: 1) Cómo observa el estridentismo a la red del arte vanguardista y cómo construye puentes intertextuales con ésta, 2) Cómo observa el estridentismo al México revolucionario, 3) Cómo se autodescribe el estridentismo. 73 El siguiente esquema ilustra cómo concebimos la posición del estridentismo en sus dos entornos: Campo Literario ° Arte ° Política ° Estridentismo ° Medios de Comunicación de Masas Campo Artístico ° Sistema Social ° ° ° ° Campo Político Espacio Urbano ° Campo Periodístico Espacio social mexicano Red del arte vanguardista Esquema 3. El estridentismo en la red del arte vanguardista y el espacio social mexicano. Veremos cómo el estridentismo observa a sus dos entornos: la red del arte vanguardista y el espacio social mexicano. Al diferenciarse del conjunto de la sociedad, logra una nueva posición en el espacio social, un punto de vista desde el cual realiza una observación del estado de la sociedad mexicana revolucionaria posterior a la lucha armada, enfatizando la necesidad de vincularse al esfuerzo internacional del arte vanguardista. Un movimiento de arte vanguardista como el estridentismo, que busca fundamentar la creación artística a partir de una autodescripción y una programación, solamente puede surgir cuando ya ha tenido lugar la diferenciación del sistema del arte frente a controles externos. Al volverse autónomo el sistema del arte, las posibilidades comunicativas y expresivas se desbordan, con lo que se genera una indeterminación en cuanto a cuál será la forma en que se procederá a crear arte. En esta situación se alcanzan las condiciones necesarias para el surgimiento de un programa como el 74 estridentismo, que parte, ya no de limitaciones externas sino de redundancias autogeneradas, buscando a partir de sí mismo «los fundamentos de una posible autenticidad».128 Siguiendo una formulación originalmente aplicada a la arquitectura posmoderna, y extendida por Luhmann al romanticismo: «Mientras que la mitología era dada al artista por la tradición y los mecenas, en el mundo posmoderno es elegida e inventada».129 El modernismo artístico -y dentro de éste, los movimientos de arte vanguardista-, visto desde esta óptica, constituye un movimiento de reacción, pues busca ocupar este déficit que genera la autonomía del sistema del arte, reduciendo complejidad y fundamentando formas certeras de proceder. De igual manera, el estridentismo, apenas concebido, tiene que lidiar con la cuestión de cómo darle sentido a su propia autonomía: por un lado, frente a los sistemas funcionalmente diferenciados (arte, política, medios de comunicación de masas) y en la red del arte vanguardista; por otro lado, dentro del campo artístico, literario y político del México revolucionario. Este cuarto estadio corresponde, del lado socioestructural, a la constitución del estridentismo como un movimiento que logra interferir y «colgarse» exitosamente al espacio social mexicano (campo artístico, campo literario, campo político), produciendo su propia nueva posición dentro de él. La semántica estridentista es una configuración particular de vanguardismo que, a partir del asentamiento de un punto de vista propio erige un mundo de sentido cargado de puentes que comunican, por un lado, hacia la red del arte vanguardista internacional, y por otro lado, hacia el México revolucionario de los años veinte. 128 Luhmann, «La modernidad de la sociedad moderna» en Observaciones de la modernidad, Barcelona, Paidós, 1997, p. 18. 129 Charles Jencks, «Postmodern vs. Late-Modern», en Ingeborg Hoesterey, ed., Zeitgeist in Babel: The Postmodernist Controversy, Bloomington, 1991, p. 9. Citado en Luhmann, «A Redescription of ‹Romantic Art›», en MLN. Vol. 111, No. 3, Abril, 1996, p. 513. Traducción propia. 75 Los años en que el movimiento estridentista estuvo más activo fueron entre 1922 y 1927, no obstante, su influencia se puede apreciar hasta entrada la década de 1930. Las principales ciudades donde tuvo presencia el estridentismo fueron la Ciudad de México y Xalapa, aunque también se emitieron manifiestos en Puebla, Zacatecas y Ciudad Victoria. En la Ciudad de México se reunieron en un espacio simbólico que denominaron El Café de Nadie, fácticamente llamado Café Europa, ubicado en la calle de Jalisco (ahora Álvaro Obregón) núm. 100, en la Colonia Roma. Allí realizaron veladas artísticas al estilo de las serate de los futuristas italianos o de los eventos dadaístas en el Cabaret Voltaire. En 1926, el grupo se trasladó a la ciudad de Xalapa donde, estando al amparo del gobierno del general Heriberto Jara, planearon un proyecto de ciudad cultural cosmopolita, cuyo objetivo principal era ser sede del arte vanguardista latinoamericano: Estridentópolis, ciudad simbólica yuxtapuesta a la ciudad veracruzana.130 Contemporánea y paralelamente al movimiento estridentista, se desarrolló el muralismo, movimiento plástico en el cual participaron también algunos estridentistas, entre ellos Jean Charlot, Leopoldo Méndez, Fermín Revueltas y Ramón Alva de la Canal. Estos dos últimos, además de Germán Cueto, formaron parte del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, creado en 1922. Los medios expresivos que empleó el estridentismo fueron la poesía, la novela, la crónica, el grabado, la pintura, la escultura, la fotografía, la radio131 y el gesto 130 Para un análisis detallado de Estridentópolis como ciudad literaria, véase Silvia Pappe, Estridentópolis: urbanización y montaje, México, UAM Azcapotzalco, 2006. 131 El estridentismo estuvo presente en una de las primeras transmisiones radiofónicas llevadas a cabo en México. Para una historia detallada de este episodio, se puede consultar el ensayo de Rubén Gallo «Radiovanguardia. Poesía Estridentista y Radiofonía» en Wolfram Nitsch/Matei Chihaia/Alejandra Torres (eds.), Ficciones de los Medios en la Periferia. Técnicas de Comunicación en la Literatura Hispanoamericana Moderna, Colonia, Universitäts- und Stadtbibliothek Köln, 2008 (Kölner elektronische Schriftenreihe, 1), pp. 273-289. 76 vanguardista. Los medios de difusión utilizados fueron la hoja volante, la revista, el periódico, los libros, las exposiciones y los acontecimientos. A través del correo postal (medio de comunicación), se mantuvo contacto con otros participantes de la red internacional del arte vanguardista.132 Los personajes que participaron más activamente en la empresa estridentista fueron Manuel Maples Arce, Germán List Arzubide, Arqueles Vela, Salvador Gallardo, Luis Quintanilla, Jean Charlot, Ramón Alva de la Canal, Leopoldo Méndez y Fermín Revueltas. Sin embargo, un análisis más a profundidad nos llevaría a incluir a muchos más, siendo cada vez más difícil mantener un criterio determinado para distinguir entre participantes activos del movimiento y colaboradores ocasionales. A ello se aúna el hecho de que la participación se va dando en relevos conforme se desarrolla el movimiento en sus distintos escenarios. La siguiente lista me lleva a incluir no sólo a los participantes más activos, sino a todos los que contribuyeron en cierto punto -en mayor o menor grado- a la autopoiesis del movimiento: 1) En el campo literario: Manuel Maples Arce, Pedro Echeverría, Arqueles Vela, Germán List Arzubide, Luis Quintanilla, Salvador Gallardo, Miguel Aguillón Guzmán, Francisco Orozco Muñoz, Salvador Novo, Miguel Nicolás Lira, Xavier Icaza y Humberto Rivas.133 132 Se tiene registro de un intercambio epistolario entre Manuel Maples Arce y Guillermo de Torre (iniciador del Ultraísmo en España): Carlos García, «Manuel Maples Arce: Correspondencia con Guillermo de Torre, 1921-1922» en Literatura mexicana, UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas, Vol. 15, No. 1, 2004. También List, en el apartado «Opiniones» de su libro El movimiento estridentista, da cuenta de sus relaciones vía correo postal con escritores latinoamericanos identificados con el arte vanguardista: List (1928), El movimiento estridentista, México, D.F., SEP, 1986, pp. 122-183. 133 Lista ampliada, pero basada en los nombres que aparecen en el prólogo «El Estridentismo a vuelo de pájaro» de Schneider en Maples, et al., El Estridentismo: Antología, México, D.F., UNAM, Cuadernos de Humanidades 23, Prólogo y Selección por Luis Mario Schneider, 1983. 77 2) En el campo artístico: Ramón Alva de la Canal, Leopoldo Méndez, Fermín Revueltas, Germán Cueto, Diego Rivera, Jean Charlot, Roberto Montenegro, Guillermo Ruiz, Javier Guerrero, Máximo Pacheco, Tina Modotti, Edward Weston, Manuel M. Ponce y Silvestre Revueltas. 3) En el campo periodístico: contaron con el apoyo de Carlos Noriega Hope, crítico y cineasta, director del semanario El Universal Ilustrado, del cual Arqueles Vela era secretario de redacción. 4) En el campo político: Heriberto Jara, general que gobernó el Estado de Veracruz, nombró a Manuel Maples Arce como secretario de gobierno y financió las Ediciones Horizonte. Así es como los estridentistas nombraron a Xalapa como Estridentópolis. De no ser por este apoyo que el gobernador Jara otorgó al grupo, Estridentópolis no hubiera podido jamás ser planteada como una ciudad real, no sólo simbólica. A continuación, veremos cómo el movimiento estridentista pasó de ser una declaración estética individual hasta llegar a ser un movimiento cultural cuyo programa -si bien, por un corto tiempo, de 1926 a 1927- fue aplicado en Xalapa bajo el gobierno del general Heriberto Jara en Veracruz. Observaremos pues, su trayectoria a través del espacio social mexicano y su evolución. A través del análisis de los primeros gestos estridentistas y de sus irrupciones en los campos periodístico y literario, veremos cómo el arte vanguardista emplea al arte, a la política y a los medios de comunicación de masas como marcos referenciales. Utiliza estos tres sistemas como medios en los cuales construye formas. El gesto y el acontecimiento vinculan en una sola operación a tres ámbitos operativos Para los datos biográficos recopilados de varios participantes del movimiento estridentista, se puede consultar «Historias. Reparto de actores» en Pappe, Estridentópolis…, op. cit., pp. 25-43. 78 distintos, correspondientes a estos tres sistemas. Sin embargo, apuntan hacia una dinámica de comunicación particular, hacia la emergencia de un «valor específicamente propio» (Eigenwert), o de un «comportamiento especialmente propio» (Eigenverhalten) en cada movimiento.134 Se podría decir que se trata de un palimpsesto, una sobreescritura, una codificación parasitaria que, aun empleando los ámbitos operativos diferenciados de tres sistemas, no se llega a con-fundir, sino que se distingue de ellos. Como escribe Luhmann: «No todo lo que es condición de posibilidad de las operaciones de un sistema, llega a ser parte de su secuencia operativa».135 Es posible representar a la sociedad moderna compuesta por un cúmulo de eventos comunicativos, dentro de la cual los sistemas, cada uno de ellos caracterizado por poseer un punto de vista particular, operan como máquinas que observan (distinguen e indican) seleccionando una cadena limitada de eventos entre la proliferación infinita, continua y simultánea de éstos. Siguiendo a Žižek en su análisis de la ideología, podemos equiparar en la siguiente cita «significantes» con «eventos comunicativos», «punto nodal» con «punto de vista» y finalmente, «terreno ideológico» con el «ámbito operativo» de un sistema específico: ¿Qué es lo que crea y sostiene la identidad de un terreno ideológico determinado más allá de todas las variaciones posibles de su contenido explícito? (…) El cúmulo de «significantes flotantes», de elementos protoideológicos, se estructura en un campo unificado mediante la intervención de un determinado «punto nodal» (el point de capiton lacaniano) que los «acolcha», detiene su deslizamiento y fija su significado.136 134 Luhmann (2000), La realidad de los medios de masas, México, Anthropos/Universidad Iberoamericana, p. 2. 135 Ibíd., p. 5. 136 Žižek (2001), El sublime objeto de la ideología, México, Siglo XXI, p. 125. 79 Cuando Maples declama, al inicio de su poema Prisma: «Yo soy un punto muerto en medio de la hora», está efectuando una operación de acolchamiento de significantes flotantes, desplazando el centro de gravitación ideológico del arte hacia el point de capiton «estridentismo». Asimismo, cuando declara «estar al margen de todas las estéticas» realiza un pronunciamiento por la autonomía del movimiento estridentista frente a los campos artístico y literario. Así las cosas, hay que preguntar por la autonomía misma del movimiento estridentista frente al arte, la política y los medios de comunicación de masas. En su carácter híbrido de movimiento social de protesta y programa artístico, el estridentismo no llega a constituirse como un sistema funcionalmente diferenciado (como el arte, la política, la economía, la ciencia, etc.), pero sí como un sistema emergente que alcanza recursividad comunicativa: un enjambre. Este concepto ha sido recientemente introducido por Dirk Baecker: Un enjambre es definido como una instancia de inteligencia distribuida, caracterizada por la emergencia, la autonomía y el funcionamiento distribuido, y reproducida por mecanismos de retroalimentación positiva, retroalimentación negativa, amplificación de fluctuaciones y múltiples interacciones mutuamente tolerantes […]. Cualquier enjambre social es más que una masa en movimiento. Es presentación y audiencia, actores y públicos, y está formado de elementos que no sólo incluyen a individuos, actores o acciones, sino también comunicaciones. La comunicación produce redundancia con respecto a la variedad y construye de este modo sentido con respecto al sistema y al entorno. Las operaciones como también los símbolos diferencian y reproducen al enjambre en relación a su ambiente social, mental y natural. No lo aíslan-de, sino que lo relacionan al conjunto de la sociedad.137 Siguiendo el planteamiento de Baecker, veremos cómo emerge el enjambre estridentista, cómo opera el gesto vanguardista, cómo establece un punto de vista 137 Baecker, The Hitler Swarm: An Essay on Form, Manuscrito http://ssrn.com/abstract=1919472, Zeppelin University, 2011, pp. 3 y 9. en línea, 80 propio, cómo logra su autonomía, cómo emplea el código vanguardia/retaguardia para seleccionar aquello que incluye y excluye, cómo distribuye su inteligencia en diversas posiciones en el espacio social mexicano (Maples con su publicación Actual, Vela en El Universal Ilustrado, List en la revista Ser) y cómo administra la retroalimentación. También veremos cómo el estridentismo se hace de un público, al tiempo que asiste «al espectáculo de sí mismo» y cómo resuelve las múltiples interacciones mutuamente tolerantes al nivel de las obras de arte, a través de la práctica de la intertextualidad y la interdisciplina. Aun cuando no hayamos abarcado todavía todos los elementos que componen los siguientes puntos y los siguientes cuadros, propongo al lector tenerlos en mente para orientarse en el siguiente subcapítulo: 1) La lucha del estridentismo es por el establecimiento y el mantenimiento de un punto de vista, buscando apoyo en posiciones estratégicas a partir de las cuales existir y comunicar en el espacio social mexicano (campos literario, periodístico, político y artístico). 2) Su forma de operar es el gesto vanguardista. 3) Su forma de organización es la de un enjambre social. 4) La manera en que el movimiento estridentista emplea el código vanguardia/retaguardia aparece bajo diversas denominaciones como: estridentista/reaccionario, actualista/burgués o vanguardista/académico. 81 Movimiento estridentista Código estridentista, actualista, vanguardista / reaccionario, burgués, académico Operación Gesto y acontecimiento vanguardistas (Manifiestos, Libros, Obras, Artículos, Opiniones, Performances, Happenings) Medio Espacio social mexicano (Campo artístico, campo literario, campo periodístico, campo político) Posiciones en el espacio social Café de Nadie, Estridentópolis, Puestos periodísticos (El Universal Ilustrado), Puestos políticos administrativos (Secretaría de Gobernación en Xalapa), Roles Artista, Poeta, Escritor, Propagandista, Activista / Público Rendimiento Conectar red del arte vanguardista y espacio social mexicano Manifiestos, Revistas, Tardes estridentistas Programas Organización Enjambre estridentista Cuadro 7. Movimiento estridentista. En la semántica, los principales significantes que el estridentismo emplea para llegar a ser un movimiento plausible en el México de los años veinte son: vanguardismo, actualismo, cosmopolitismo, necesidad espiritual, juventud, antiacademia, abstraccionismo, revolución y modernidad Las dos principales aporías o tensiones ideológicas que lo dinamizan son: la primera, la búsqueda de 82 una estética abstraccionista, estando simultáneamente comprometido con una ideología socialista y con la revolución; y la segunda, una visión ambivalente de la modernidad. Estos elementos semánticos de los que se compone el estridentismo pueden resumirse así: vanguardismo (imperativos ético, estético y pático), actualismo (política temporal), cosmopolitismo (impulso de unificación) y abstraccionismo (programa estético).138 Dando lugar al siguiente cuadro: Semántica estridentista Vanguardismo (Imperativos ético, estético y pático) + Actualismo (política temporal) + Cosmopolitismo (impulso de unificación) + Abstraccionismo (programa estético) Justificación Necesidad espiritual contemporánea, juventud Estrategia «Hacer ruido» en el espacio social mexicano Télos Impulsar el cambio, a nivel nacional, en tres niveles (nuevas formas artísticas, nueva percepción del arte, nueva posición del arte en la sociedad). Cuadro 8. Semántica estridentista. 138 Se puede encontrar un estudio a fondo sobre la poética abstraccionista en Clemencia Corte Velasco, La poética del estridentismo ante la crítica, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 2003. La autora llega a la conclusión de que al menos existe una característica para poder clasificar una poesía como estridentista y ésta radica en el manejo de las imágenes. 83 A partir de esta semántica vanguardista+actualista+cosmopolita+abstraccionista, el estridentismo busca tender un puente entre el arte vanguardista internacional y el México revolucionario de los años veinte, problematizando las disyuntivas binarias arte nacional/arte cosmopolita, arte autónomo/arte revolucionario y ficción/realidad. Podemos aproximarnos al movimiento estridentista a partir de dos distintos momentos en su evolución: el estridentismo de El Café Nadie (1921-1924), etapa que Carla Zurián denomina como el Taller experimental de vanguardia, parece inmerso en un proceso de implosión propio de las subculturas o culturas del underground, mientras que el estridentismo de Estridentópolis (1925-1927) se encuentra en explosión, expandiendo su irradiación hacia el campo político y el espacio social. De esta manera también coincide su trayectoria -desde la primera Tarde Estridentista en abril de 1924, hasta la edición del último número de Horizonte en 1927- con una oscilación en su trayectoria que lo lleva de un abstraccionismo estético «puro» hacia el compromiso con el proyecto político y social revolucionario del gobernador Jara. El movimiento estridentista, a pesar de compartir motivos y figuras estéticas que coinciden con el programa cultural y la labor de institucionalización de la Revolución Mexicana que lleva a cabo el régimen hegemónico impulsado desde la capital, se distingue no obstante de este esfuerzo en un forcejeo por imponer su propio punto de vista estridentista en el espacio social mexicano. La Revolución Mexicana aparece entonces refractada al interior de la obra estridentista, de la misma manera en que la urbe estridentista no es necesariamente la Ciudad de México, ni tampoco el Café de Nadie es simplemente otra denominación para el espacio físico que ocupaba el Café Europa. El efecto de refracción, que efectúa el 84 punto de vista del estridentismo sobre todo lo que observa, evidencia su propia autonomía: El grado de autonomía del campo puede calibrarse a partir de la importancia del efecto de retraducción o de refracción que su lógica específica impone a las influencias o a los mandatos externos y a la transformación, incluso hasta la transfiguración, a los que somete a las representaciones religiosas o políticas y a las imposiciones de los poderes temporales (la metáfora mecánica de la refracción, evidentemente muy imperfecta, sólo vale aquí negativamente, para alejar de la mente el modelo, más impropio aún, del reflejo).139 Entramos así a la praxis vanguardista del estridentismo, que consiste en desbordar hacia la «realidad real» las ficciones que crea. El estridentismo se establece como un mundo de sentido (Sinnwelt) donde acontece una obra de arte total (Gesamtkunstwerk). El Sinnwelt estridentista, aplicable a la experiencia universal de vivir en la urbe moderna, se constituye como una narrativa capaz de relacionar, de referir y/o sincronizar la realidad «ficticia» del arte con la realidad «real» del mundo cotidiano. Súbitamente, en la ciudad musical, hecha toda de ritmos mecánicos, toda tensa de cables y de esfuerzos e insurrecta de anuncios luminosos, una locomotora extraviada pasa gritando, pidiendo auxilio a la distancia, llevándose consigo las calles cinemáticas empapeladas de ventanas, al tiempo que ha partido la noche con su grito.140 139 Pierre Bourdieu, Las Reglas del Arte. Génesis y Estructura del Campo Literario, Barcelona, Anagrama, 1995, p. 326. 140 Párrafo armado con fragmentos de diversos poemas estridentistas. 85 2. 2. Aproximación a la Gesamtkunstwerk estridentista. 1. Emergencia de un punto de vista: 1921-1922 Lo esencial del movimiento estridentista, he llegado a pensar, es la construcción de un punto de vista, de una determinada visión del mundo. El estridentismo representa una percepción de los años veinte que difiere de las historias políticas, sociales, económicas e incluso culturales y literarias.141 Silvia Pappe Lo que sería el primer manifiesto del movimiento estridentista llevó por nombre Comprimido estridentista de Manuel Maples Arce y apareció en la publicación Actual núm. 1. Se puede decir que el primer evento estridentista tiene lugar cuando Maples pega esta hoja volante y revista vanguardista, Actual núm. 1, en la madrugada del 30 de diciembre de 1921 en los muros del centro histórico de la Ciudad de México, «junto a los carteles de toros y teatros, en los primeros cuadros de la ciudad y, principalmente, por el barrio de las facultades», según él escribe en sus memorias. También señala que el Comprimido estridentista «se distribuyó a los periódicos y se mandó por correo a diversas personas de México y el extranjero».142 El Comprimido estridentista consta de 14 puntos, en números romanos. La investigadora Silvia Pappe comenta sobre este acontecimiento: Con su primer manifiesto, Maples Arce se inscribe en un conjunto de movimientos de vanguardia literaria y estética internacional, y si bien no cuenta todavía con una obra literaria más allá de poemas escritos en la adolescencia, se da a conocer como lector y potencial interlocutor, miembro de una comunidad cuyo «Directorio de Vanguardia» cierra el manifiesto.143 141 Pappe, Estridentópolis…, op. cit., p. 22. Maples, Soberana Juventud: Memorias II, México, Xalapa, Universidad Veracruzana, 2010, p. 84. 143 Pappe, Estridentópolis… op. cit., p. 14. 142 86 Fig. 13. Manuel Maples Arce, Actual No. 1. Hoja de Vanguardia, 1921. Hoja volante. Colección Museo Nacional de Arte/INBA (Donación de Blanca Veermersch). «En nombre de la vanguardia actualista de México» comienza Manuel Maples su primer manifiesto.144 Con ello traza una distinción, se coloca del lado de la vanguardia y echa a andar una trama comunicativa que, al conectarse con varios «nodos» (personajes, organizaciones, manifiestos, obras, revistas, eventos), logra hacer emerger una nueva forma dentro del sistema del arte: estridentismo. Esta nueva forma «estridentismo» no se trata simplemente de un evento aislado, ya que adquiere función de estructura, al generar recursividad e impulsar programas y expectativas de posteriores acontecimientos comunicativos. El estridentismo, al distinguirse a sí mismo del grueso de la sociedad, de la red del arte vanguardista y del espacio social mexicano, se delimita frente a sus entornos y adquiere su autonomía. Más adelante, se prende también de los medios de 144 Maples, Comprimido estridentista en Actual Número 1. Hoja de Vanguardia, México, D.F., 1921. Reproducido en Schneider, El Estridentismo o una literatura de la estrategia, México, D.F., CONACULTA, 1997, p. 267. 87 comunicación de masas (periódico y revistas, pero también radio), donde pasa de ser una noticia, una información, a constituirse como un tema de actualidad. A diferencia de los movimientos políticos totalitarios, el programa del movimiento estridentista no plantea un estado ideal, al que habrá que llegar, una vez que el estridentismo haya permeado y asuma la tarea de reacomodarlo todo. Por el contrario, Maples escribe: Nada de retrospección. Nada de futurismo. Todo el mundo, allí, quieto, iluminado maravillosamente en el vértice estupendo del minuto presente; atalayado en el prodigio de su emoción inconfundible y única y sensorialmente electrolizado en el ‹yo› superatista, vertical sobre el instante meridiano, siempre el mismo, y renovado siempre. Hagamos actualismo. Ya Walter Bonrad Arensberg, lo exaltó en una estridencia afirmativa al asegurar que sus poemas sólo vivirán seis horas; y amemos nuestro siglo insuperado.145 Al igual que en un gran número de tomas de posición de los movimientos vanguardistas, -como ha sido notado por van den Berg y Fähnders-146 es posible apreciar una clara continuidad que va del modernismo al vanguardismo en la semántica de la novedad y «lo nuevo» como un imperativo estético. Éste es el principal componente del modernismo que comparte el arte vanguardista, y que aún sobrevive en movimientos contemporáneos. En el estridentismo, «lo nuevo» y «lo moderno» reaparecen bajo la forma de «lo actual» y «lo presente». Al decir Maples «me centralizo en el vértice eclactante de mi insustituible categoría presentista»147, revela al actualismo como su política temporal. El estridentismo no ve la realización de su programa en un tiempo por-venir. La experiencia de una crisis percibida en los entorno social y psíquico lo lleva a colapsar la distinción modernista pasado/futuro, dando lugar a un imperativo ético de acción inmediata. 145 Maples, Punto XII del Comprimido estridentista en op. cit., p. 273. Hubert van den Berg y Walter Fähnders, op. cit., p. 4. 147 Maples, Comprimido estridentista…, op, cit., p. 267. 146 88 Inclusive, años más tarde, las referencias a la posteridad estarán marcadas con un tono irónico, como en el cuarto manifiesto cuando los estridentistas afirman que «en 1927… El estridentismo habrá inventado la eternidad».148 Su programa está referido y auto-limitado al momento presente. Hay una urgencia espiritual por crear una poesía, una literatura y un arte capaces de dar cuenta de las nuevas condiciones de la vida en la urbe moderna: «Todo arte, para serlo de verdad, debe recoger la gráfica emocional del momento presente»149, remata Salvador Gallardo en el tercer manifiesto. No se podía –no se debía– perder el tiempo. Hay un tono de urgencia, de desesperación, de ansiedad, de angustia en todas sus acciones. Es este ethos de acción inmediata el que marca todas las actividades tanto del estridentismo como del arte vanguardista. Sus acciones no fueron meditadas, sino desesperadas. Lo que sea que había que hacer, había que hacerlo pronto, no había tiempo que perder, como cuenta Maples Arce en sus memorias: ‹Esta gente está durmiendo -me decía-, hay que despertarla de su sueño profundo, para lo cual, es indispensable gritar, sacudirla y darle de palos si es necesario›. Explicar las finalidades de la renovación implicaba un largo proceso. La estrategia que convenía era la de la acción rápida y la subversión total. Había que recurrir a medios expeditos y no dejar títere con cabeza. No había tiempo que perder. La madrugada aquella me levanté decidido, y sin que mediara ningún mensaje de la Corregidora, pues no estaba yo de novio, ni chocolate previo que recuerde, me dije: ‹No hay más remedio que echarse a la calle y torcerle el cuello al doctor González Martínez›.150 148 Miguel Aguillón Guzmán, et. al., Manifiesto estridentista núm. 4, Ciudad Victoria, 1926. Reproducido en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 294. 149 Salvador Gallardo, et al., Manifiesto estridentista núm. 3, Zacatecas, 1925. Reproducido en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 278. 150 Maples, Soberana Juventud… op. cit., p. 84. 89 Al proponer una torcedura de cuello al mismo poeta que anteriormente le había torcido el cuello al modernismo parnasiano, Maples continúa la tradición moderna de la ruptura, ahora con el significante «vanguardia» opuesto al modernismo. Con esta retórica se reconoce que existe una fuerza social ubicada por los estridentistas como la retaguardia, en oposición a ese otro esfuerzo que presiden los personajes incluidos en el Directorio de Vanguardia presentado al final del Comprimido estridentista, el cual incluye tanto nombres nacionales como internacionales. Maples efectúa una toma de posición en el espacio social mexicano que conlleva un nuevo punto de vista sobre cómo se encuentra éste configurado. Bajo la óptica del estridentismo queda dividida, de un lado, «la falange estridentista», y del otro, «la falange de los lame-cazuelas literarios»151, una de las tantas formas en que reaparece la distinción vanguardia/retaguardia. También Maples emplea la distinción vanguardia/grueso de la sociedad, al abogar por la necesidad de «una fuerza radical opuesta contra el conservatismo solidario de una colectividad anquilosada».152 El estridentismo se autodescribe performativamente como un «héroe lumínico, un protagonista que se destaca sobre una ‹masa›, una plebe visual, un coro cósmico en torno».153 Esta característica de los movimientos vanguardistas quedó registrada en passant por Ortega y Gasset en La deshumanización del arte, libro publicado en 1925, donde -proponiendo una sociología del arte- señala como característica principal del «arte nuevo» su impopularidad. 151 Maples, «El movimiento estridentista en 1922» en El Universal Ilustrado, México, D.F., núm. 294, diciembre de 1922, p. 25. Consultado en el archivo digital del International Center for the Arts of the Americas (ICAA) del Museum of Fine Arts (MFA) de Houston, Texas. Disponible en la dirección: http://icaadocs.mfah.org. Fecha de consulta: 23 de noviembre de 2012. 152 Maples, Punto XIII del Comprimido estridentista en op. cit., p. 273. 153 José Ortega y Gasset, «Sobre el punto de vista en las artes» en Revista de Occidente, año II, núm. 8, Madrid, Febrero de 1924, p. 134. 90 Según el filósofo, la obra de arte nueva «actúa como un poder social que crea dos grupos antagónicos, que separa y selecciona en el montón informe de la muchedumbre dos castas diferentes de hombres».154 Sin ocultar su simpatía por este fenómeno, añade: «Se acerca el tiempo en que la sociedad, desde la política al arte, volverá a organizarse, según es debido, en dos órdenes o rangos: el de los hombres egregios y el de los hombres vulgares».155 Ortega y Gasset se asume como parte de «la vanguardia», expresando luego que la función del arte nuevo recae en que «los ‹mejores› se reconozcan entre el gris de la muchedumbre y aprendan su misión, que consiste en ser pocos y tener que combatir contra los muchos».156 El grito inaugural para combatir contra el «aguachirlismo literario» que inicia Maples es exitoso. La información es comprendida, se propaga y obtiene una pronta confirmación por parte de los futuros participantes del movimiento. El llamado de Maples se conjunta con una atmósfera cultural que ya estaba preparada para ello. Así lo aclara Luis Ramón Bustos: La conjunción entre lo individual y lo colectivo fraguó un clima que él mismo (Manuel Maples Arce) no contempló; empero, es bien posible que su sensibilidad artística sí hubiera captado lo que rondaba a su alrededor, tanto en lo político como en lo cultural.157 Esta «conjunción entre lo individual y lo colectivo» queda expresada en la rápida respuesta de Echeverría, List y Vela al llamado de Maples. Actual núm. 2, según Luis Mario Schneider y lo que relata Maples Arce en sus Memorias, contenía una colección de poemas de Pedro Echeverría, «el primer intelectual que acude al llamado de Actual núm. 1». Desgraciadamente no se conserva ningún ejemplar de 154 José Ortega y Gasset, La deshumanización del arte, México, Origen/Planeta, 1985, p. 13. Ibídem, p. 15. 156 Ídem. 157 Luis Ramón Bustos, Manuel Maples Arce, el jefe de la tribu estridentista, disponible en http://www.jornaldepoesia.jor.br/bh8arce.htm, consultado el 9 de octubre de 2012. 155 91 Actual núm.1 Se sabe de su existencia a través de las memorias de Maples, donde escribe: El primero en acudir fue un muchacho de apellido Echeverria. Traía un legajo de poemas escritos sólo con mayúsculas y una sintaxis telegráfica, es decir, suprimiendo preposiciones, artículos, relativos, etc., y que por su contenido y espíritu sugería algo nuevo, aunque pueril. En el segundo número de Actual aparecieron unos de sus poemas, mientras que en el tercero y último figuraban colaboradores que se significaban por su tendencia novedosa. Mi trato con Echeverria duró muy poco, porque se fue a Chicago a trabajar en una fábrica donde hacía meticulosas ruedecillas y luego murió en un hospital.158 Actual No. 3, llevó por título, además de Hoja de Vanguardia, Proyector internacional de nueva estética, y señaló como Depósito General a la Librería Renacimiento. Se incluyó publicidad sobre el periódico El Mundo, sobre la obra Discursos a la Nación Mexicana escrita por Antonio Caso -rector en aquel entonces de la Universidad Nacional-, sobre Zapaterías Altas y sobre una sociedad cooperativa que ofrecía crédito popular. Además, se señaló que próximamente aparecería el libro Andamios Interiores de Manuel Maples Arce en la Editorial Cvltvra. 158 Maples, Soberana Juventud… op. cit., pp. 84-85. 92 Fig. 14. Actual No. 3, Hoja de vanguardia, Proyector internacional de nueva estética, julio de 1922. El contenido de Actual No. 3 consistió en los siguientes poemas: Tras los adioses últimos de Maples Arce, Cabaret de Alfonso Muñoz Orozco, El cordón de la vida de Isaac del Vando Villar, Otoñal de Joaquín de la Escosura, Fin del mundo cotidiano de Iwan Goll, Cines de Lucía Sánchez Saornil, Aritmética de Salvador Novo, Ceniza de Humberto Rivas, Horas de J. Rivas Panedas y Mutación de Guillermo Apollinaire. Además se incluyó un texto en prosa: Las criadas de F. Orozco Muñoz. En la sección Notas, Libros y Revistas, se informa sobre la aparición del libro Metamorfosis de Jacques Edwards, así como de su proclamación como presidente Dadá, realizada por Tristan Tzara en 1919 en el Salón Independents de París. A manera de un vínculo con el arte vanguardista 93 internacional, se menciona la revista La vie des lettres, dirigida por Nicolás Beauduin, donde también participaban Guillermo de Torre y Piet Mondrian, entre otros. También se reporta que en La vie des lettres se ha mencionado lo siguiente: Actual No. 1 - Única hoja de vanguardia en México, en la que nuestro intrépido camarada, Manuel Maples Arce, efusivísimo poeta y creador de nuevas formas, definió su tendencia modernista.159 Otra revista a la que se aludía es Der Futurismus, publicada por Ruggero Vasari en Berlín. Se escribió que en su edición de mayo de 1922 apareció una reseña sobre una exposición de cuadros futuristas en Berlín, con reproducciones de Vera Steiner, Prampolini y Mohr; así como dos cuadros de los pintores japoneses Nagano y Murayama. Gennifer Weisenfeld, en su libro sobre el movimiento japonés Mavo, corrobora que esta exposición fue Die Große futuristische Ausstellung, llevada a cabo en marzo de 1922 en la Neumann Gallery en Berlín.160 Detrás de esta exposición futurista, se encuentra la figura del gestor cultural Herwarth Walden, principal promotor del futurismo en Alemania, quien también publicó la revista Der Sturm, que fue punto de reunión para diversos movimientos vanguardistas y uno de los principales órganos de difusión del expresionismo. Weisenfeld señala que es gracias a Ruggero Vasari que se conserva una reproducción monocromática de la pintura Augsburgerstraße de Murayama Tomoyoshi, la cual es mencionada en la mención de Actual No. 3 sobre la reseña de la Große futuristische Ausstellung aparecida en Der Futurismus. 159 «Actual No. 3, Hoja de vanguardia», julio de 1922 en Vanguardia estridentista: soporte de la estética revolucionaria, CONACULTA/INBA/Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, México, 2010, p. 83. 160 Gennifer Weisenfeld, Mavo: Japanese artists and the avant-garde, 1905-1931, Berkeley/London, University of California Press, 2002, p. 34. 94 También se mencionó en Actual núm.3 el libro Marinetti: l’uomo e l’artisto, escrito por Settimelli y publicado en 1921 en Milán en las Edizione futuriste di poesia. Otra nota fue la siguiente: «Han aceptado la corresponsalía de ‹Actual›, en Madrid: Guillermo de Torre; en Buenos Aires: Jorge Luis Borges».161 A lo largo de Actual No. 3, entre algunos poemas y notas, se insertaron las siguientes consignas: «Contra las Academias: estridentismo», «Contra el confortambiente: estridentismo», «El estridentismo es la pesadilla de los académicos», «El estridentismo agotará la paciencia de los santos», «Contra el Consejo Cultural de la Ciudad de México: estridentismo», «Nos hemos levantado en armas contra el aguachirlismo literario», «Contra los burgueses: estridentismo» y «Los niños lloran por el estridentismo». Finalmente se concluyó: «Nos proponemos hacer de este pobre México decadente, otro, nuevo, fuerte y único» y se anota que «la correspondencia debe dirigirse a Manuel Maples Arce, Guanajuato 92, México, D.F.».162 También en 1922, Maples publica Andamios Interiores en la Editorial Cvltvra. La portada fue realizada por Vargas que, como sugiere Carla Zurián, se trata quizás de algún ilustrador de la editorial. La tipografía utilizada resuena con la estética expresionista, si bien de forma aún más estilizada. Nos remite a una invitación hecha por Ernst Ludwig Kirchner para la exposición de Die Brücke. 161 162 «Actual No. 3, Hoja de vanguardia», julio de 1922 en op. cit., p. 83. Ídem. 95 Fig. 15. Andamios interiores. Poemas radiográficos de Manuel Maples Arce, Editorial Cvltvra, México, 1922 [Portada por Vargas]. Impreso, 21.7 x 16.1 cm. Colección Editorial RM. Fig. 16. Ernst Ludwig Kirchner, Invitación a la exposición de Die Brücke, 1906. Grabado en madera, 10.1 x 10.1 cm. Colección Hermann Gerlinger. Además de la disposición de las letras y el alto contraste que provoca el uso del blanco y negro, Vargas emplea las diagonales y la saturación del espacio, provocando una inestabilidad visual vertiginosa, en armonía con los «planos oblicuos» de la poesía de Maples: En tanto que la tísis –todo en un plano oblicuopaseante de automóvil y tedio triangular, me electrizo en el vértice agudo de mí mismo. Van cayendo las horas de un modo vertical. 96 Y simultaneizada bajo la sombra eclíptica de aquel sombrero unánime, se ladea una sonrisa. Como podemos apreciar en este detalle de la portada, también a la letra E no le queda más remedio que ladearse ante la «sombra eclíptica» de la O triangular de «Poemas». Esta producción de inestabilidad tiene que ver con un comentario clave que ha hecho Silvia Pappe sobre el carácter inacabado del estridentismo: Lo que se pretende mostrar (…) es una imagen inestable del estridentismo como fuerza activa. Esta fuerza activa es, asimismo, una ventana hacia otros horizontes de los significados culturales e historiográficos (…). Nos confronta con el proceso, en sí, de la construcción de un universo propio, estridentista (…). Como proceso inacabado de construcción.163 El motivo del «andamio» responde a la intención estridentista de mostrarse como un movimiento brotante y en construcción. Esta característica fragmentaria y de incompletud lo vincula al romanticismo, pero no bajo la forma de una «deplorable regresión», como escribe Torres Bodet sobre los poemas de Maples, sino como una continuidad con la tradición romántica llevada a un segundo nivel: el estridentismo mismo aparece como Gesamtkunstwerk en movimiento y en construcción, instalada «en el vértice estupendo del minuto presente»164. Los andamios son interiores porque refieren al sensorium del poeta, simultáneamente todo lo que se va encadenando al movimiento es refractado por el punto de vista estridentista, al cual pertenece, a su vez, el punto de vista de Maples. Si bien Maples es el que inicia el estridentismo como movimiento, es el punto de vista estridentista el que lo crea a él 163 Pappe, El movimiento estridentista atrapado en los andamios de la historia, México, D.F., UNAM, 1998, p. 8 y 30. 164 Maples, Comprimido estridentista…, op. cit., p. 272-273. 97 como autor. El resultado es que este punto de vista posibilita y estimula los ejercicios de intertextualidad transdisciplinaria. Desde la plástica, Fermín Revueltas hace su contribución a la Gesamtkunstwerk estridentista en surgimiento al pintar la acuarela Andamios Exteriores. Fig. 17. Fermín Revueltas, Andamios Exteriores, 1923. Acuarela sobre papel. Colección Museo Nacional de Arte/INBA (Donación de Blanca Veermersch vda. de Maples Arce). Esta contribución del artista plástico va más allá de una mera alusión: constituye un gesto a través del cual manifiesta su comprensión y afirma su simpatía por la causa de Maples. Revueltas no realiza una pintura en estilo cubista o expresionista, sino que se concentra en el motivo del andamio, proyectándolo desde su propio lenguaje plástico. 98 2. Irrupción en el espacio social mexicano: 1922-1923 La revista Ser, publicada por List en Puebla, fue la primera en sumarse al estridentismo, cambiando su carácter de revista cultural ilustrada a revista internacional de vanguardia, como escribe el investigador Francisco Reyes Palma.165 En el número 5 del 15 de noviembre de 1922 «apareció el poema ‹Caprichos› sin firma autoral (aunque puede pensarse en Maples Arce o Pedro Echeverría), con una nota aclaratoria: ‹Colaboración especial para Ser del grupo estridentista de México›».166 En la edición de febrero/marzo de 1923, se incluye en la portada el «retrato psicológico» de Maples: un champlave hecho por Jean Charlot, composición que contenía una «mezcla de elementos faciales fragmentados, letras sueltas y líneas de fuga en una solución cubofuturista casi caricaturesca» (Fig. 19).167 También en Puebla fue repartido el segundo manifiesto como hoja volante en enero de 1923, redactado por Maples y List, firmado también por Salvador Gallardo, Miguel N. Lira, Mendoza, Salazar y Molina, éstos últimos nombrados sólo con su apellido. Después de estos nombres se concluye hiperbólicamente: «Siguen doscientas firmas». En este manifiesto, el movimiento estridentista se abre paso en el espacio social mexicano y se confirma como «vanguardia», a través de señalar con humor y atacar a diversos personajes del campo literario que para ellos representaban la «retaguardia». 165 Francisco Reyes Palma en Documents of 20th-century Latin American and Latino Arte, ICAA, Houston, http://icaadocs.mfah.org/icaadocs/ELARCHIVO/RegistroCompleto/ tabid/99/doc/737775/language/es-MX/ Default.aspx, consultado el 22 de noviembre de 2012. 166 Carla Zurián de la Fuente, Estridentismo: Gritería provinciana y murmullos urbanos. La revista Irradiador, Tesis de Maestría en Historia del Arte, UNAM, México, D.F., 2010, p. 41. 167 Francisco Reyes Palma en op. cit. 99 Fig. 18. Manuel Maples Arce, et al, Manifiesto estridentista, Puebla, 1923. Archivo de Francisco Reyes Palma. Fig. 19. Jean Charlot, Retrato psicológico de Manuel Maples Arce en Ser, Revista internacional de vanguardia, Puebla, febrero y marzo de 1923. Impreso, 32.6 x 23 cm. Colección Eric List. La idea de la juventud figura, tanto en el estridentismo como en el arte vanguardista internacional, como la condición o punto de partida más valiosa para penetrar en nuevas perspectivas de expresión y de percepción. Maples ya se había dirigido en su Comprimido Estridentista de 1921 «a todos los poetas, pintores y escultores jóvenes de México, a los que aún no han sido maleados por el oro prebendario de los sinecurismos gobiernistas, a los que aún no se han corrompido con los mezquinos elogios de la crítica oficial y con los aplausos de un público soez y concupiscente».168 En 1923, lo corroboran en el segundo manifiesto: Irreverentes, afirmales, convencidos, excitamos a la juventud intelectual del Estado de Puebla, a los no contaminados de reaccionarismo letárgico, a los no identificados con el sentir medio colectivo del público unisistematizal y antropomorfo para que vengan a engrosar las filas triunfales del estridentismo (…) La posibilidad de un arte nuevo, juvenil entusiasta y palpitante, estructuralizado novidimensionalmente, superponiendo nuestra recia inquietud espiritual, al 168 Manuel Maples Arce, Punto XIV del Comprimido estridentista en op. cit., p. 273. 100 esfuerzo regresivo de los manicomios coordinados, con reglamentos policiacos, importaciones parisienses de reclamo y pianos de manubrio en el crepúsculo. 169 Los vanguardistas se desesperan ante la perspectiva de recorrer el camino esperado para la consagración en el campo artístico o literario, y buscan abrirse camino a través del espacio social de forma heterodoxa, persiguiendo el objetivo de influenciar a la sociedad con el espíritu renovador. El estridentismo lleva a cabo esta empresa organizándose y haciendo «ruido» en los ámbitos artístico, literario, político y periodístico del espacio social mexicano. La juventud, al igual que el «ser de vanguardia», se llega a afirmar por oposición a la academia: «Es necesario defender nuestra juventud que han enfermado los merolicos exegísticos con nombramiento oficial de catedráticos».170 Al referirse a los poetas «académicos» o «catedráticos», señalan los estridentistas lo que a sus ojos resulta una imitación decadente de la tradición. El ataque constante hacia este sector de poetas, intelectuales y literatos «consagrados», identificados por ellos como «la retaguardia» (tradicionalistas, burgueses, académicos, escolásticos, catedráticos, reaccionarios, etc.), impregna todos los manifiestos y declaraciones estridentistas. Reforzando su postura, Maples declara en una entrevista de 1924: «De aquí que los grieguistas, burgueses, reaccionarios y académicos, se sientan invadidos por la locura, y reclamen la camisa de fuerza para leer a los poetas de vanguardia».171 Vela, indignado por haber leído una reseña de Andamios Interiores donde el comentarista declaraba que «no había comentado el libro porque creía que se 169 Manuel Maples Arce, et al., Manifiesto estridentista núm. 2, Hoja volante, Puebla, 1923. Reproducido en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 276. 170 Ibídem, p. 277. 171 Manuel Maples Arce, «¿Cuál es mi mejor poesía?» (encuesta realizada por Oscar Leblanc) en El Universal Ilustrado, 12 de junio de 1924, p. 38. Citado en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 101. 101 trataba de un manual de albañilería»172, responde al llamado de Maples, escribiendo su libro Andamios Interiores. En poco tiempo, el semanario El Universal Ilustrado, donde Vela ocupaba el cargo de secretario de redacción, devino el principal medio de comunicación que empleó el movimiento estridentista para insertarse en la opinión pública y en los debates actuales de la época que acontecían en el campo literario y artístico. A través de este órgano de difusión el mismo movimiento se aseguró de promover las reseñas de obra estridentista y los comentarios sobre sus representantes. Sus incursiones también contaron con el visto bueno de Carlos Noriega Hope, quien era entonces director del semanario. El número de menciones y artículos aparecidos en El Universal Ilustrado entre 1922 y 1924 en torno al estridentismo es muy vasto, razón por la que a continuación presento una selección de artículos. La nota «Nuestro apóstol creacionista: Maples Arce», del 24 de agosto de 1922, redactada por Febronio Ortega, incluye como ilustración el Retrato psicológico de Maples Arce, realizado por Jean Charlot, que también fue publicado por Germán List Arzubide en la revista Ser en febrero/marzo de 1923 en Puebla (Fig. 19). También contiene una reproducción de un grabado de Maples Arce, hecho por Cataño. La narración de Ortega corresponde a una entrevista a Manuel Maples Arce que transcurre en su estudio, lleno de material relativo al arte vanguardista: Se ha encendido una ‹estrella de catálogos Osram› poniendo una luz nueva a los cuadros de Diego Rivera, los bocetos futuristas, sobre los libros y las revistas, y animando la sonrisa de D’Annunzio y la frialdad de Marinetti en los retratos autografiados que lucen, en el ‹estudio›.173 El poeta me va mostrando sus revistas, de todas partes y en todas las formas posibles, desde las carteras ‹Ultra› hasta las hojas desplegadas que fijan en las 172 Roberto Bolaño, «Tres estridentistas en 1976» en Plural, No. 62, Noviembre, 1976. Febronio Ortega, «Nuestro apóstol creacionista: Maples Arce» en El Universal Ilustrado, México, D.F., año IV, núm. 278, 24 de agosto de 1922, p. 29. 173 102 calles de Buenos Aires los vanguardistas de la Argentina dirigidos por Jorge Luis Borges, pasando por las ‹DADA› y los de Rusia.174 Maples Arce expone sus teorías sobre el abstraccionismo, y explica qué es lo que lo distingue del creacionismo: - Sí, el arte actual tiende a ser creacionista. Me distingo de los creacionistas franceses porque éstos trabajan con un sistema de imágenes simples y yo utilizo imágenes dobles de relaciones y coordinaciones intraobjetivas, tomando en cuenta la similaridad y superposición de imágenes. (Un ejemplo: Equivocando un salto de trampolín, las joyas se confunden estrellas de catálogos Osram). Lo que yo hago, puede llamarse abstraccionismo. Por razones de propaganda decimos: ‹contra los prefectos de Preparatoria, estridentismo›. ‹Contra los inquilinos sindicalizados, estridentismo›.175 Fig. 20. Febronio Ortega, «Nuestro apóstol creacionista: Maples Arce» en El Universal Ilustrado, México, D.F., año IV, núm. 278, 24 de agosto de 1922, pp. 29 y 56. La conciencia de Manuel Maples Arce de estar vinculado a una red internacional del arte vanguardista salta a la vista cuando dice: -En todas partes avanzamos, a pesar de don Federico Gamboa y de don Erasmo Castellanos Quinto. En Argentina, ‹Vórtice›: en Santiago de Chile, ‹Singulus›, y en 174 175 Ídem. Ídem. 103 Ecuador, en Bolivia, en Colombia. En Rusia, ‹suprematismo›; en Alemania, ‹expresionismo›; en Italia, ‹futurismo›; en Francia, ‹cubismo›, ‹creacionismo›, ‹dadaísmo› y otros; en Inglaterra y Estados Unidos, ‹imaginismo›, ‹interiorismo› y ‹somantismo›.176 Al mismo tiempo, Maples Arce enumera a los que él considera en México como representantes del movimiento vanguardista: En México, tenemos a Tablada, Alfonso Reyes que ha escrito rostros lívidos en do re mi fa sol la si; Rafael Lozano, Gorostiza, Alcalá que escribe poemas ‹políticos›, Orozco Muñoz, Novo, Mauro Cruz, Diego Rivera, Atl, Alfaro Siqueiros, Mario de Zayas, Eduardo Cataño, Fermín Revueltas, Jean Charlot y Ruiz, el último haciendo ensayos pianistas en escultura…177 Habíamos visto con el manifiesto número 2 la manera en que el código estridentista/reaccionario efectuaba la exclusión de aquellos personajes considerados por los estridentistas como ocupando la posición de la «retaguardia». Ahora vemos cómo el mismo código funciona incluyendo, cuando Maples presenta una lista de artistas considerados por él como pertenecientes a la «vanguardia». También en 1922, la publicación de La señorita etcétera de Vela como novela semanal en El Universal Ilustrado, significó una toma de posición para el movimiento estridentista y un gesto vanguardista. Como ha notado Escalante, el simple hecho de llamarle novela en aquél entonces a lo que Schneider -luego de reflexionar sobre el carácter de este texto- denominó posteriormente como crónica poética, era ya una provocación a la ortodoxia del campo literario.178 En sí, resulta difícil clasificar esta prosa en algún género literario previamente existente. Razón por la cual, al publicarse, fue acompañada de un Prólogo del Director: 176 Ídem. Ibíd., p. 56. 178 Evodio Escalante, Elevación y caída del estridentismo, CONACULTA/Ediciones sin nombre, México, D.F., 2002, p. 78. 177 104 Cada uno pensará a su antojo respecto de esta extraña novela. Muchos dirán que es un disparate; otros, seguramente encontrarán emociones nuevas, sugeridas por el raro estilo, y otros, en fin, creerán que se trata de un prosista magnífico, despojado de todos los lugares comunes literarios, forjador de emociones cerebrales y de metáforas suntuosas. Nosotros nos lavamos las manos… Cada quién opine según su personal criterio y concédase, al menos, a este ecléctico suplemente de El Universal Ilustrado el raro mérito de hallarse abierto para todas las tendencias, contemplando serenamente todos los horizontes…179 Fig. 21. La señorita etcétera en «La novela semanal», suplemento de El Universal Ilustrado. Director: Carlos Noriega Hope. Editorial El Universal, México, D.F., 1922. Portada: A. Gálvez. Impreso. 14 x 10 cm. Galería López Quiroga. A través de este prólogo queda posicionado Vela ocupando el ambiguo lugar de la vanguardia, además de que se introduce la obra como «primer novela estridentista», luego de decir que Maples, «el poeta estridente» merece «un lugar exactamente igual al que corresponde a cualquier otro poeta de distintas tendencias». Al 179 Prólogo del Director a La señorita etcétera en «La novela semanal», suplemento de El Universal Ilustrado, 1922. Reproducido en Manuel Maples Arce, et. al. El Estridentismo: Antología. México, D.F., UNAM. Cuadernos de Humanidades 23, Prólogo y selección por Luis Mario Schneider, 1983, p. 29. 105 presentar al estridentismo como una novedad estética y literaria, se abre el camino para que el movimiento expanda sus horizontes de alcance. El mismo año, Maples publica un recuento de las actividades del movimiento estridentista en su primer año de actividad titulado «El movimiento estridentista en 1922». Luego de señalar que en México «casi nadie» les hizo caso, y que fueron «3 o 4» los que leyeron su proclama, afirma lo siguiente: El estridentismo, como toda idea innovadora, que afirma Henry George, debía forzosamente pasar por tres períodos: en un principio fue ridícula, actualmente es peligrosa, y después… todo el mundo lo sabrá. Todo el mundo será estridentista […] El público de México, no pedía nada, no exigía nada, mejor dicho, nosotros no teníamos público. Era preciso improvisarlo. Lo improvisamos […] Ya había quien tuviera fuerzas para protestar. Principiaba a crearse un conflicto. La intención nuestra, había sido, justamente, la de producir una reacción. El estridentismo era un inmejorable estimulante. 180 También escribe Maples, con respecto a la publicación en El Universal Ilustrado de La señorita etcétera: El año segundo de la era Estridentista (1922 de Jesucristo) termina con la aparición de la ‹Señorita Etc.›, una originalísima novela de Arqueles Vela, emocionalmente desenrollada en el plano de un nuevo declive espiritual.181 Maples enumera ocho puntos que, argumenta, consiguió el movimiento en aquel año: La labor estridentista de 1922 ha sido una labor misericordiosa e irradial. Conseguimos: 1º Hacer un aporte de fuerza espiritual a nuestra lírica, del que antes carecía.-2º Improvisar un público.-3º Urbanizar espiritualmente algunos gallineros literarios.-4º Desbandar a los totoles académicos.-5º Cambiar la marcha de los 180 Manuel Maples Arce, «El movimiento estridentista en 1922» en El Universal Ilustrado, México, D.F., núm. 294, diciembre de 1922, p. 25. 181 Ídem. 106 honorarios.-6º Exaltar el furor agudo de los rotativos.-7º. Libertar el aullido sentimental de las locomotoras estatizado en los manicomios tarahumaras.-8º. Provocar la erupción del Popocatépetl.182 Finalmente, concluye Maples con el slogan: El estridentismo no es una escuela, ni una tendencia, ni una mafia intelectual, como las que aquí se estila; el estridentismo es una razón de estrategia. Un gesto. Una irrupción.183 Fig. 22. Manuel Maples Arce, «El movimiento estridentista en 1922» en El Universal Ilustrado, México, D.F., núm. 294, diciembre de 1922, p. 25. En 1923, Óscar Leblanc publica «¿Qué opina usted del estridentismo?», donde presenta las opiniones de siete personajes sobre el estridentismo, todos ellos pertenecientes al campo literario. En primer lugar, José López Portillo y Rojas, presidente entonces de la Academia Mexicana de la Lengua, señala que «el estridentismo es fruto del sincronismo literario que se observa en todas las épocas 182 183 Ídem. Ídem. 107 de la Historia».184 Luego Antonio Mediz Bolio dice: «¿El estridentismo?... Yo he creído siempre que todos los modos de hacer belleza merecen acatamiento. Y sostengo también la vieja divisa dannunziana que dice: ‹Renovarse o morir›».185 José Peón del Valle señala: «- No me pregunte esas cosas, Leblanc. ¿Qué voy a decirle del estridentismo? Es una solemne tontería, es algo que no vale la pena discutir. ¿A usted le preocupa un basurero público?... Pues el estridentismo es el basurero de la literatura».186 Francisco Borja Bolado apunta: «Todo intento de renovación, pero principalmente el que persigue cambiar valores literarios y dar nuevos rumbos a la forma, trae consigo la gritería de los consagrados».187 Por su parte, Carlos González Peña define la palabra «estridente» según el diccionario y dice: «Últimamente he leído algunas composiciones en prosa o verso, a las cuales yo consideraba malas, por el hecho de que sus autores no parece que se propusieron en ellas otra cosa sino que nadie las entendiera. Díceseme, empero, que estoy en un error, y que esas prosas o versos ininteligibles no son ‹malos›, como yo creía, sino ‹estridentistas›».188 Maples nuevamente aprovecha para trazar un gesto vanguardista, irónico al estilo Dadá: El estridentismo es una subversión en contra de los principios reaccionarios que estandarizan el pensamiento de la juventud intelectual de la América. Esto, nada significa, no tiene importancia alguna: la juventud es sólo un pretexto para hacer locuras, y la América, una broma de Cristóbal Colón, una noticia de la Associated Press, un ‹chantage› literario del expositor vanguardista y teorizante intrépido José 184 Óscar Leblanc, «¿Qué opina usted del estridentismo?» en El Universal Ilustrado, México, D.F., núm. 304, marzo de 1923, p. 33. 185 Ídem. 186 Ídem. 187 Ibídem, p. 34. 188 Ídem. 108 Vasconcelos. Hemos salido a despilfarrar por las calles paroxistas la juventud y talento que nos sobre. La bravata de los viejos es música de ventilador y José Peón del Valle, un chibiribiri coprofágico de la literatura con estriñimiento (sic) espiritual. Acabaremos con los encapuchados de la lírica. El secreto no está en los manicomios, pero la risa es buena para la digestión.189 Se incluye además la opinión de un periodista mexicano que compara al estridentismo con el esperanto, quien, se escribe, «dejó sobre la mesa de redacción una opinión plena de sutil ironía». Fig. 23. Óscar Leblanc, «¿Qué opina usted del estridentismo?» en El Universal Ilustrado, México, D.F., núm. 304, marzo de 1923, pp. 33-34. También en 1923, Ortega escribe «Zig zags en la República de las Artes: Maples Arce arremete contra todo el mundo», donde informa sobre las actividades del 189 Ibídem, p. 33. 109 movimiento estridentista. Ortega reporta que «el movimiento estridentista se ha refugiado en la Librería de César Cicerón, y se ha instalado en un apartamento que decora Reyes Pérez, con esas decoraciones que nacen bajo la influencia lunática de las horas prolongadas bajo el sereno».190 Manuel Maples Arce aprovecha la ocasión para señalar que «en México se inició antes que en Europa la poesía sobre el pentagrama, por Pedro Echeverría, que hace dos meses Francesco Cangiullo presentó como una revelación en ‹Il Futurismo›, con el nombre de ‹Poesía Pentagramata›».191 También opina sobre la entrada de Rafael López a la Academia Mexicana de la Lengua, oferta que más tarde será declinada por el poeta, gesto que fascina a los estridentistas: -Después de él irá Tablada, y tras de ellos iremos nosotros: la Academia va camino del estridentismo: Hoy, es como si no existiera, porque nadie la toma en serio. 192 Se incluyen dos fotografías de Manuel Maples Arce en su biblioteca, realizadas por Fernando Sosa, además de una fotografía de Arqueles Vela, Manuel Maples Arce, Salvador Gallardo, Luis Felipe Mena y «la silla de Germán List Arzubide», señalando el lugar que ocupara el poeta poblano, en el Café de Nadie. Ortega concluye el artículo, refiriendo que el poeta Maples Arce se transporta en motocicleta, citándolo: -Mi entusiasmo por lo mecánico me ha llevado a adquirir este aparato, el más estridentista que existe. Porque yo vivo la intensidad de la vida actual dinámica, eléctrica, y no me encierra en un intelectualismo absoluto como nuestros literatoides…193 190 Febronio Ortega, «Zig zags en la República de las Artes: Maples Arce arremete contra todo el mundo» en El Universal Ilustrado, núm. 332, septiembre de 1923, p. 31. 191 Ídem. 192 Ídem. 193 Ídem. 110 Fig. 24. Febronio Ortega, «Zig zags en la República de las Artes: Maples Arce arremete contra todo el mundo» en El Universal Ilustrado, núm. 332, septiembre de 1923, pp. 30-31. 111 112 Con esta declaración, Maples mostraba que la forma estridentista de tomar parte en la vida actual dinámica incluía tanto poesía como plástica y estilo de vida. Para el final de 1923, el movimiento ya contaba entre sus participantes -además de Maples, List y Vela- con Gallardo y Mena, además de Quintanilla. De forma paralela a la actividad en El Universal Ilustrado, fueron publicados los libros Esquina de Germán List Arzubide, con portada de Jean Charlot y Avión de Luis Quintanilla (Kin Taniya) con portada del Dr. Atl. Fig. 25. Esquina, Librería Cicerón, Talleres Gráficos del Movimiento Estridentista, México, 1923 [Portada por Jean Charlot]. Impreso, 19 x 13.7 cm. Colección Librería A Través de los Siglos. Colección particular. Fig. 26. Avión, Editorial Cvltvra, México, 1923 [Portada por Gerardo Murillo ‹Dr. Atl›]. Impreso, 25 x 18 cm. Colección Librerías A Través de los Siglos. 113 3. La radio estridentista: 1923-1924 La pregunta -como Leon Trotsky, Walter Benjamin y Theodor Adorno argumentaron- no era: «¿es la tecnología un tema válido para realizar trabajo artístico?» sino «¿cómo es que la tecnología transformará al arte?»194 Rubén Gallo, Mexican Modernity La tecnología aparecía a principios del siglo XX como algo más que un tema actual: marcaba una posibilidad de transformación perceptiva del mundo en todas sus dimensiones (sociales, espaciales, temporales). Muchos artistas vanguardistas se dieron a la tarea de darle expresión a estas nuevas percepciones, a esta «nueva belleza sudorosa del siglo», como la denominó Maples. Como señala Rubén Gallo, anteriormente, el movimiento estético decimonónico que prevaleció en México y Latinoamérica, conocido como el modernismo, había percibido todo lo tecnológico como ruido que interfería con la verdadera labor sublime y silenciosa del poeta: A pesar de que había habido muchas máquinas durante el Porfiriato, la mayoría de los intelectuales las habían tratado con desprecio: ellos las consideraban síntomas de una sociedad decadente que se había alejado de los ideales elevados del modernismo -la escuela literaria dominante del siglo diecinueve- que incluían una pasión por la naturaleza y por la antigüedad clásica y un deseo de mantener al arte 195 en un pedestal -muy alejado de los problemas y preocupaciones de la vida diaria. De ahí que el estridentismo representara una importante ruptura con la tradición poética y literaria, al adscribirse a la afirmación futurista de Marinetti: «un automóvil que corre sobre metralla, es más hermoso que la Victoria de Samotracia». Maples ya había escrito en el primer manifiesto: «A esta eclactante afirmación del vanguardista italiano Marinetti, exaltada por Lucinni, Buzzi, 194 Gallo, Mexican Modernity: The Avant-Garde and the Technological Revolution, Cambridge/London, The MIT Press, 2005, p. 8. Traducción propia. 195 Ibíd., p. 4. 114 Cavacchioli, etcétera, yuxtapongo mi apasionamiento decisivo por las máquinas de escribir, y mi amor efusivísimo por la literatura de los avisos económicos».196 Los principales objetos tecnológicos en los que se interesaron los estridentistas fueron: el aeroplano, el ferrocarril, la cámara fotográfica, la máquina de escribir y la radio. Mientras que el objeto predilecto de los futuristas italianos fue el avión, inventando la aeropintura y la aeropoesía, los estridentistas se enfocaron en la radio como un símbolo de la vanguardia. Luis Leal cita en su trabajo Realidad y Expresión en la Literatura Estridentista una declaración de Maples donde opina que Marinetti concibe al aeroplano como «un artefacto de la industria moderna, pero las palabras no le alcanzan para incorporarle una superioridad de objeto real».197 Maples argumenta que en cambio, para él: El aeroplano es una posibilidad de expresión, de sentir el mundo, de penetrar en otras perspectivas. Desde las primeras palabras de mi poema Canción desde un aeroplano entramos en una atmósfera que indica una nueva concepción del mundo, un nuevo orden mental.198 En este punto, lo que salta a la vista es una toma de posición de Maples diferenciándose del futurismo, quizá defendiéndose frente a las acusaciones de ser un simple imitador de Marinetti. Sin embargo, esta cita nos da la clave para entender lo que significó la radio para los estridentistas. No significó un mero artefacto de la industria moderna, que aparecía como un tema o un objeto más o menos fetichizado. La cuestión central en la radio estridentista es que no sólo se propusieron comunicar artísticamente sobre las nuevas tecnologías, sino que apostaron, a partir de las innovaciones tecnológicas, por una transformación de la 196 Maples, Comprimido estridentista…, op. cit. En Hernández Palacios, Esther, et. al. El Estridentismo: Memoria y Valoración. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 1983. p. 78. 198 Ídem. 197 115 experiencia y la forma misma de hacer arte. Es ésta la tesis que defiende Gallo en su libro Mexican Modernity, al comparar a las intenciones tecnológicas y artísticas del estridentismo con las intenciones del muralista Diego Rivera. Gallo encuentra una importante diferencia entre la concepción estridentista y la concepción de Diego Rivera sobre la tecnología. Escribe el investigador: Los trabajos de Rivera celebran la manera en que estos medios de comunicación han transformado nuestro entendimiento del mundo, pero lo hacen desde un mero acercamiento temático. La pregunta más irritante sobre cómo es que estas invenciones tecnológicas han transformado las posibilidades de la representación artística está manifiestamente ausente de sus murales.199 A pesar de haberse basado en fotografías para realizar su mural sobre la industria en Detroit, los medios expresivos de Rivera continuaban siendo los de la pintura clásica. En sus murales, la cuestión tecnológica es abordada solamente como un tema, mas no se cuestiona sobre cómo podría la tecnología transformar al arte. En contraste, la cuestión que interesa primordialmente al estridentismo es cómo la emergencia de nuevas tecnologías transforma la experiencia comunicativa del arte, y procura resolverla tanto desde la producción (máquina de escribir, imprenta, fotografía) como desde la difusión (radio, imprenta) y la simbolización (radio, avión, automóvil, ferrocarril). De esta manera, cuando se comenzó a emplear la radio, la posibilidad que trajo para los estridentistas no fue la de ser una excelente tecnología de guerra, como la concibió Álvaro Obregón, sino la de constituir simultáneamente un nuevo medio de difusión y un motivo intertextual. Precisamente, uno de los eventos más significativos para el estridentismo tiene que ver con la transmisión de un programa radiofónico. En él se logra sincronizar de 199 Gallo, Mexican Modernity…, op. cit., p. 17. 116 una manera muy específica percepción y comunicación.200 El 8 de mayo de 1923 salió al aire una transmisión realizada por el equipo de El Universal Ilustrado, al frente de Carlos Noriega Hope.201 Ésta abrió con un poema de Maples, escrito especialmente para esa ocasión y declamado por él mismo: T.S.H.: El poema de la radiofonía. Hope, director de El Universal Ilustrado, apuntó: «El estridentismo es hermano de leche de la radiofonía. ¡Son cosas de vanguardia!».202 En una entrevista de los años sesenta, Maples recuerda: Este poema [«T.S.H.»] lo escribí especialmente para la velada de la apertura de la emisora radiofónica que dirigía Carlos Noriega Hope. Unos días antes de la inauguración de esa radiodifusora […] Noriega Hope me pidió que escribiera un poema sobre la radiofonía. Yo nunca había oído la radio. Ni siquiera conocía un aparato. Eran esos días en que empezaba el interés por la radiofonía. Y fui a casa de un amigo […] y oímos una estación, con todos los problemas que se planteaban entonces a los aparatos y… bueno, tuve una impresión viva de todos esos ruidos y esas músicas que pasaban de una onda a otra, con cierta confusión. Bajo los efectos de esa audición me fui a casa, ya muy tarde, y escribí «T.S.H.». Cuando Noriega Hope lo recibió, me pagó 15 pesos por él.203 200 «En apariencia el arte busca una relación distinta -infrecuente, irritadora- entre percepción y comunicación» Luhmann, El Arte de la Sociedad, México, D.F., Herder, Universidad Iberoamericana, p. 46. 201 Por desgracia, al parecer no existe grabación de esta transmisión. 202 Carlos Noriega Hope, «Notas del director» en El Universal Ilustrado, núm. 308, 5 de abril de 1923, p. 11. Citado en Rubén Gallo, «Radiovanguardia: poesía estridentista y radiofonía» en Wolfram Nitsch/Matei Chihaia/Alejandra Torres (eds.), Ficciones de los Medios en la Periferia. Técnicas de Comunicación en la Literatura Hispanoamericana Moderna, Colonia, Universitätsund Stadtbibliothek Köln, 2008 (Kölner elektronische Schriftenreihe, 1), p. 277. 203 Gálvez, «Cincuenta años nos contemplan desde las antenas radiofónicas», (núm. 11), p. 733. Citado en Gallo, «Radiovanguardia…, op. cit., p. 281. 117 T.S.H. dice así: Sobre el despeñadero nocturno del silencio las estrellas arrojan sus programas, y en el audión inverso del ensueño, se pierden las palabras olvidadas. T.S.H. de los pasos hundidos en la sombra vacía de los jardines. El reloj de la luna mercurial ha labrado la hora a los cuatro horizontes La soledad es un balcón abierto hacia la noche. ¿En dónde estará el nido de esta canción mecánica? Las antenas insomnes del recuerdo recogen los mensajes inalámbricos de algún adiós deshilachado. Mujeres naufragadas que equivocaron las direcciones trasatlánticas; y las voces de auxilio como flores estallan en los hilos de los pentagramas internacionales. El corazón me ahoga en la distancia. Ahora es el ―Jazz -Band‖ de Nueva York; son los puertos sincrónicos florecidos de vicio y la propulsión de los motores. Manicomio de Hertz, de Marconi, de Edison! El cerebro fonético baraja la perspectiva accidental de los idiomas. Hallo! Una estrella de oro ha caído en el mar. Para comprender este poema, podemos partir, al igual que Rubén Gallo, de la distinción entre poemas radiofónicos y poemas radiogénicos, que Gallo retoma de André Coeuroy, uno de los primeros teóricos de la radio.204 Los escritos radiofónicos se limitan a describir la radio y los aspectos de la radiodifusión, mientras que los textos radiogénicos -como los radiodramas- están escritos para ser transmitidos al aire. A Coeuroy le interesan los textos 204 Gallo, «Radiovanguardia…» en op. cit., p. 281. 118 radiogénicos porque en ellos todos los elementos -desde la estructura narrativa hasta la duración- están determinados por la posibilidades y las limitaciones del medio. Entonces caemos en la cuenta de que T.S.H. es un poema tanto radiofónico como radiogénico: describe cómo funciona la radio y también está diseñado para ser transmitido por este medio. Como señala Gallo: Cuando leyó T.S.H. al aire, Maples Arce estaba describiendo la trayectoria de sus palabras: «las estrellas arrojan sus programas (…) / las antenas insomnes del recuerdo / recogen los mensajes / inalámbricos». Es un poema que dice lo que hace y hace lo que dice.205 El poeta estridentista, al no poder observar cómo es que se produce el milagro tecnológico de la comunicación a través de la radio, duplica la realidad, creando una realidad ficticia, coherente y plena de sentido, ordenada a partir de imágenes. Al redescribir de esta forma a la radio, se logra hacer observable lo inobservable: en ello radica la potencia imaginativa de la poesía. Maples transmite a los radioescuchas una redescripción poética sobre cómo funciona la radio, haciendo visibles las ondas herzianas, no-perceptibles. No sólo está dando cuenta de la percepción que uno capta por medio del radio: está sugiriendo percepciones. Percepciones que son, por supuesto, imaginadas, pues pertenecen al mundo ficticio del arte. A esto es a lo que llama Luhmann figuración: Sólo en la forma de figuración el arte se hace capaz de construir mundos imaginarios en el propio mundo de vida -aunque siga dependiendo de las percepciones que la disparan: la lectura de textos, por ejemplo.206 El estridentismo, al diseñar una realidad propia, se constituye como un mundo de sentido (Sinnwelt) que logra vincular entre sí el proceso de creación y recepción del 205 Ibíd., p. 282. Luhmann, El arte de la sociedad, México, D.F., Herder/Universidad Iberoamericana, 2005, pp. 20-21. 206 119 arte con la realidad cotidiana. De la misma forma en que revisamos en el apartado anterior el motivo intertextual del «andamio», aquí la radio se convierte en otro motivo que será trabajado de manera interdisciplinaria, en la Gesamtkunstwerk estridentista. El 5 de abril de ese mismo año, fue publicado T.S.H. en El Universal Ilustrado, con un dibujo de Fernando Bolaños Cacho. En la imagen pueden apreciarse las trayectorias oblicuas de las ondas herzianas irradiando el globo terráqueo, ahora visibles sobre el papel gracias a la colaboración entre el poeta y el dibujante. El manicomio de Hertz, de Marconi y de Edison está representado en las tres cabezas; de sus bocas brotan las voces y los mensajes inalámbricos, como un nuevo ideograma que remite a la representación nahua de la palabra. En la esquina inferior derecha está la estrella de oro de Maples cayendo en el mar. Fig. 27. «T.S.H.» en El Universal Ilustrado, núm. 308, 5 de abril de 1923, p. 19. Dibujo de Fernando Bolaños Cacho. 120 Fig. 28. Radio. Poema inalámbrico en trece mensajes, Editorial Cvltvra, México, 1924 [Portada por Roberto Montenegro]. Impresión tipográfica directa, 23.5 x 17 cm. Colección Librerías A Través de los Siglos. Colección particular. El tema de la radio volvió a ser trabajado por Quintanilla en 1924, cuando publica su libro Radio. Poema inalámbrico en trece mensajes. Unos de los poemas más interesantes de esta colección es … IU IIIUUU IU…, ya que, aparte de tener como tema la radio, se trata de un poema radiomimético, como apunta Gallo.207 Para captarlo con toda su fuerza el lector tiene colaborar con Quintanilla a través de una simulación autoprovocada de percepción. Intentemos pues, al leer, escuchar el ruido radiofónico que producen las letras al inicio del poema. Imaginemos cómo vamos sintonizando las estaciones en la radio estridentista. Podremos acceder quizá entonces -según nuestras capacidades figurativas- a la versión estridentista de El Aleph de Borges. Veremos marranos degollados en Chicago Ilinois, escucharemos los estruendos de las cataratas del Niágara, iremos a la Italia de D’Annunzio, a Francia, regresaremos a América y podremos escuchar los Jazz Bands de Virginia y Tenesee, observaremos la erupción del Popocatépetl sobre el valle de Amecameca (la cual, recordaremos, fue provocada por los estridentistas), veremos a Lenin, al 207 Gallo, «Radiovanguardia…» en op. cit., p. 286. 121 monstruo del Lago Ness, a Gandhi, escucharemos la cacofonía de los campos de batalla y los alaridos de un partido de fútbol. Reproduzco a continuación el poema: … IU IIIUUU IU… ÚLTIMOS SUSPIROS DE MARRANOS DEGOLLADOS EN CHICAGO ILINOIS ESTRUENDO DE LAS CAÍDAS DEL NIÁGARA EN LA FRONTERA DE CANADÁ KREISLER RISLER D’ANNUNZIO FRANCE ETC’ETERA Y LOS JAZZ BANDS DE VIRGINIA Y TENESI LA ERUPCIÓN DEL POPOCATÉPETL SOBRE EL VALLE DE AMECAMECA CASI COMO LA ENTRADA DE LOS ACORAZADOS INGLESES A LOS DARDANELOS EL GEMIDO NOCTURNO DE LA ESFINGE EGIPCIA LLOYD GEORG WILSON Y LENIN LOS BRAMIDOS DEL PLESIOSAURO DIPLODOCUS QUE SE BAÑA TODAS LAS TARDES EN LOS PANTANOS PESTILENTES DE PATAGONIA LAS IMPRECACIONES DE GANDHI EN BAGDAD LA CACOFONÍA DE LOS CAMPOS DE BATALLA O DE LAS ASOLEADAS ARENAS DE SEVILLA QUE SE HARTAN DE TRIPAS Y DE SANGRE DE LAS BESTIAS Y DEL HOMBRE BABE RUTH JACK DEMPSEY Y LOS ALARIDOS DOLOROSOS DE LOS VALIENTES JUGADORES DEL FÚTBOL QUE SE MATAN A PUNTAPIÉS POR UNA PELOTA Todo esto no cuesta ya más que un dólar Por cien centavos tendréis orejas eléctricas y podréis pescar los sonidos que se mecen en la hamaca kilométrica de las ondas. ... IU IIIUUU IU...208 208 Luis Quintanilla, «…IU IIIUUU IU…» en Radio. Poema Inalámbrico en 13 Mensajes. Tomado de Manuel Maples, et. Al., El estridentismo: antología, México, D.F., UNAM, 1983. p. 68. 122 4. Irradiador y Diorama estridentista: 1923-1924 En medio de esta efervescencia e ímpetu de experimentación, aparece la revista Irradiador, que tuvo tres números, correspondientes a los meses de septiembre, octubre y noviembre de 1923. Fue publicada en México, D.F. bajo la dirección de Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas. Cada número lleva una ilustración diferente en la portada. El restorán, cuadro de Fermín Revueltas aparece en el primero, el cual muestra una composición abstracta, en sintonía con la poética abstraccionista de Maples Arce. Fig. 29. Fermín Revueltas, El restorán (detalle) en Irradiador núm. 1, 1923. The Jean Charlot Foundation, Honolulu. 123 Una fotografía de un mural de Diego Rivera en la SEP aparece en el segundo número con el título Los mineros, lo que constituye una clara muestra de la cercanía existente entre estridentismo y muralismo, evidenciando la tensión ideológica del estridentismo entre arte puro y arte de compromiso social, o bien, entre abstraccionismo y revolución. En aquel entonces, con motivo de la inauguración del mural La Creación de Diego Rivera en la Escuela Nacional Preparatoria, Manuel Maples Arce participó como orador en la ceremonia que tuvo lugar el día 9 de marzo de 1923. El periódico El Universal lo reportó el 10 de marzo de 1923, haciendo notar que la duración de su discurso fue de hora y media. En aquella intervención, Maples Arce señaló la obra de Diego Rivera como de un «estilo francamente estridentista», criticó la pintura impresionista y, según la noticia de El Universal, aprovechó para decir de la Escuela Nacional de Bellas Artes que era «un burdel del arte pictórico». Fig. 30. Diego Rivera, Los mineros (detalle) en Irradiador núm. 2, 1923. The Jean Charlot Foundation, Honolulu. Fig. 31. «Un decorado cubista se inauguró en la Preparatoria» en El Universal, México, D.F., 10 de marzo de 1923. 124 En el tercer número de Irradiador aparece en la portada Steel de Edward Weston, donde el fotógrafo enfoca unas columnas pertenecientes a la fábrica de Armco, compañía de metales instalada en Ohio. Claramente constituye un gesto afirmativo por la industrialización de la urbe, al mismo tiempo que se corrobora el carácter cosmopolita del movimiento, al incluir el trabajo de un fotógrafo estadounidense. Fig. 32. Edward Weston, Armco Steel, 1922. Fotografía con gelatina sensibilizada, 23. 5 x 17. 2 cm. Edward Weston Archive. Fig. 33. Irradiador, Revista de vanguardia. Proyector internacional de nueva estética. Dirección: Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas. Depósito General: Librería de César Cicerón, año I, núm. 3, México, D.F., noviembre de 1923 [Portada]. Impreso, 23.8 x 17.4 cm. Museo del Estanquillo/Colecciones Carlos Monsiváis. 125 Cuando Schneider escribió su tesis de doctorado El Estridentismo o una literatura de la estrategia, el investigador estimó que la revista Irradiador era imposible de conseguir, sin embargo, como apunta Zurián, «entre 1995 y 2002 -por azares del destino- fueron hallados diversos juegos y ejemplares sueltos de Irradiador en colecciones nacionales y extranjeras».209 Asimismo, la autora expone que, debido a que el cuarto número de Irradiador no pudo ser publicado, apareció la sección Diorama estridentista en El Universal Ilustrado en enero y febrero de 1924, con los contenidos (poemas, grabados, ilustraciones y vínculos a revistas pertenecientes al arte vanguardista internacional) que se tenían planeados para Irradiador.210 A través de publicaciones como Irradiador y Diorama estridentista, el estridentismo apunta entre 1923 y 1924 hacia la constitución de un grupo de «vanguardia» artística con un tipo de saber que siendo construye una praxis, que genera estructuras dinámicas, metáforas vivas, formas recursivas, autopoiesis, con un capital simbólico específico y una autonomía bien definida respecto al espacio social. Es el estridentismo que, como señala Silvia Pappe, busca «la construcción de un punto de vista, de una determinada visión del mundo» y que «representa una percepción de los años veinte que difiere de las historias políticas, sociales, económicas e incluso culturales y literarias».211 Un motor, una maquinaria que produce un contexto o mundo de sentido en el cual coinciden otros mundos de arte, provenientes principalmente de la plástica, la literatura y la poesía. La forma en que el Diorama estridentista se encuentra organizado recuerda a Actual, la primera publicación de Maples, con la innovación de que se incluyen no solamente poemas, sino también reproducciones de obra plástica. En el primer 209 Zurián, Estridentismo: Gritería provinciana y murmullos urbanos. La revista Irradiador. México, D.F., UNAM, Tesis de Maestría en Historia del Arte, 2010, p. 7. 210 Ibíd., p. 99. 211 Silvia Pappe, Estridentópolis…, op. cit., p. 22. 126 Diorama Estridentista aparece el poema Cortocircuito de Salvador Gallardo, Forjadura de Jorge Luis Borges, Sufrimiento de Nicolás Beauduin y Barco de Salvador Reyes. Se incluye una reproducción de la obra Retrato de W. Kennedy de David Alfaro Siqueiros, y un grabado en madera de Norah Borges. La posición central la ocupa una declaración que comienza así: No obstante los esfuerzos regresivos y estatistas de algunos grupos reaccionarios militantes, el movimiento estridentista, y en general todas las nuevas direcciones estéticas de la actividad contemporánea, han ido cada día afirmando la inquietud vidal de sus propósitos renovadores en el espíritu de la juventud intelectual.212 Como bibliografía se incluye el libro Esquina de Germán List Arzubide, la revista Manometre, el libro La Decoration Theatral de Leon Moussinac, F. Rider, et. al, el libro Les Dates et les Oeuvres de René Ghil y el libro Trains Rouges de Paul Vaillant-Couturier. El segundo Diorama Estridentista contiene los poemas Bailarina de A. Muñoz Orozco, Pointe seche de Rafael Lasso de la Vega, Tarde de Vicente Huidobro y Luz, Lluvia y Tren de Pedro Garfias. En las ilustraciones, aparece el cuadro La Utilería de Walt Kuhn y Retrato por María M. de Orozco. En la bibliografía se incluye el libro Le Nouevel Orphée y la revista Irradiador. En las Notas se señalan dos noticias: Ha sido nombrado corresponsal del Movimiento Estridentista en Alemania el distinguido escritor vanguardista Herwarth Walden. El señor Walden es actualmente director de las ediciones del ‹Sturm›, de Berlín. 212 «Diorama estridentista» en El Universal Ilustrado, 10 de enero de 1924, núm. 348, p. 39. Reproducido en Vanguardia estridentista, op. cit., p. 106. 127 Dentro de unos cuantos días estará a la venta en la librería de César Cicerón un álbum de OCHO LITOGRAFÍAS del pintor francés Jean Charlot, con el que se inauguran las ediciones plásticas del Movimiento Estridentista.213 Fig. 34. «Diorama estridentista» en El Universal Ilustrado, 10 de enero de 1924, núm. 348, p. 39. 213 «Diorama estridentista» en El Universal Ilustrado, 27 de febrero de 1924, año VIII, p. 10. Reproducido en Vanguardia estridentista, op. cit., p. 111. 128 Fig. 35. «Diorama estridentista» en El Universal Ilustrado, 27 de febrero de 1924, año VIII, p. 10. Ya desde Actual se notaba un ímpetu por vincularse a la red del arte vanguardista a nivel internacional. En la semántica, esta intención apareció en el Comprimido Estridentista bajo la forma del cosmopolitismo, cuando Maples declara, en el décimo punto: 129 Cosmopoliticémonos. Ya no es posible tenerse en capítulos convencionales de arte nacional. Las noticias se expenden por telégrafo; sobre los rascacielos, esos maravillosos rascacielos tan vituperados por todo el mundo, hay nubes dromedarias, y entre sus tejidos musculares se conmueve el ascensor eléctrico.214 Esta idea será reafirmada, años más tarde, en el tercer manifiesto, redactado por Salvador Gallardo, y dado a conocer el 12 de julio de 1925 en Zacatecas: En pleno reinado de la Internacional es cursi levantar las murallas chinas del nacionalismo rastacuero, pero con elementos autóctonos, fecundados en su propio ambiente, hay que crear un arte puro que tienda siempre a un plano de superación y abstraccionismo.215 Fig. 36. Salvador Gallardo, et al., Manifiesto estridentista núm. 3, Zacatecas, 1925. Hoja volante, 60 x 40 cm. Colección padre Rubén García Badillo. Al final del Comprimido Estridentista, Maples ya había incluido un Directorio de Vanguardia, donde aparecían un gran número de artistas, escritores e intelectuales 214 Manuel Maples Arce, Punto X del Comprimido estridentista en op. cit., p. 272. Salvador Gallardo, et al., Manifiesto estridentista núm. 3, Zacatecas, 1925. Reproducido en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 279. 215 130 vanguardistas, tanto de Europa como de Latinoamérica, entre ellos Alfonso Reyes, quien en 1924 se expresó así respecto al estridentismo: En México, el estridentismo está también justificado, y si hemos de mencionar lo malo, lo tiene usted en esa pedantería que lucha por asustar al burgués y al académico. He visto con simpatía todo esto, pero no siento la necesidad de renovar mi estética, de cambiar la que hoy empleo y que me basta para expresar lo que quiero decir.216 Ese mismo año, Arqueles Vela publicó el 15 de mayo En el plano oblicuo de Alfonso Reyes en El Universal Ilustrado, con motivo del regreso de Reyes a México, después de once años de estancia en España. En el reportaje, Vela declaró que los estridentistas, como los ultraístas en España, consideraban a Reyes como un elemento suyo.217 Quizá Reyes no compartía con el estridentismo el mismo ímpetu de hacer tabula rasa con la tradición. No obstante, su simpatía otorgada al movimiento mexicano constituyó un reconocimiento y una muestra de que comprendía aquella necesidad espiritual contemporánea a la que refiere Maples como el motivante principal de la renovación estridentista, misma que lo llevó a vincularse a la red del arte vanguardista y a sumarse a lo que percibía como un esfuerzo cosmopolita a nivel internacional. ¿En qué consistía, pues, esta necesidad espiritual contemporánea que Reyes también percibió? En mi opinión, no es Maples sino Reyes quien logra expresar de la forma más lúcida esta inquietud y este anhelo, en su ensayo Atenea Política. En 216 217 Citado en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 94. Ídem. 131 él, Reyes reflexiona sobre una posible unificación, misma que, señala, para ir de prisa, hay que identificar con el esfuerzo cosmopolita.218 Cosmopolitismo no significará para nosotros ninguno de esos amagos disolventes que alarman a la policía y hacen temblar a los padres de familia, sino que significará solamente un mejor entendimiento ente los pueblos, facilidad humana total para atravesar todas las naciones y aclimatar en cualquiera de ellas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.219 Esta unificación cosmopolita, por la que aboga Reyes, es «perfectamente respetuosa de la libertad y autonomía interiores»220 y significa «una circulación mejor de la vida dentro de la vida»: Unificar no es estancar: es facilitar el movimiento. Unificar no es achatar las cosas haciéndoles perder su expresión propia, sino establecer entre todas ellas un sistema regular de conexiones. Una vida es tanto más vida cuanto mayor es la relación entre las diferentes partes del ser.221 Reyes reconoce cuatro intentos de cosmopolitismo en la Historia: el cosmopolitismo cristiano y caballeresco de la Edad Media, el Renacimiento humanístico, la Ilustración y el Romanticismo. A esta lista podemos añadir, sin la menor duda, el cosmopolitismo del arte vanguardista en la época de las vanguardias históricas, siendo la red del arte vanguardista la estructura social que lo posibilitó: ese «sistema regular de conexiones» al que refiere Reyes. Maples Arce siente este ideal cosmopolita como una necesidad espiritual de vinculación, percatándose de que existe una red en desarrollo, misma que puede posibilitar esta «unificación», y a través de publicaciones como Actual, Irradiador y Diorama estridentista decide vincularse a este quinto intento cosmopolita. 218 «Para ir de prisa, tenemos que reducir la idea de unificación a la idea de cosmopolitismo» Alfonso Reyes, «Atenea Política» en Obras completas XI, FCE, México, D.F., 1997. p. 188. 219 Ídem. 220 Ibídem, p. 190. 221 Ibídem, p. 184. 132 5. La Tarde estridentista en el Café de Nadie: 1924 De acuerdo a la noción de enjambre de Baecker, no son solamente las operaciones (en este caso, los gestos vanguardistas) las que «diferencian y reproducen al enjambre en relación a su ambiente social, mental y natural», sino también los símbolos. La primera sede del Sinnwelt estridentista fue el Café de Nadie: espacio simbólico que asignaron los estridentistas al espacio real del Café Europa, ubicado en la calle de Jalisco (hoy Álvaro Obregón) número 100. Según la Historia del Café de Nadie de Vela, el nombre fue dado por Ortega, a partir del descubrimiento del Café Europa en una caminata de Maples por la Colonia Roma. Más allá de emplear el tema de la cafetería, muy presente en la poesía y en el arte vanguardista, los estridentistas juegan a desbordar un fragmento de ficción. Así El Café de Nadie, sometido a diversas apariciones, realizaciones y mutaciones, se instala en lo real para apropiárselo.222. Dentro de la Gesamtkunstwerk estridentista, esta locación llega a ser, más que un motivo, un tipo de framework, al que llamaré «intertextura». Sobre ella, los estridentistas irán entretejiendo sus diversas contribuciones. Primero, el acontecimiento fundacional cuando Maples encuentra el Café Europa en una caminata solitaria, decide tomar un café, nota que nadie lo atiende y prosigue a servirse él mismo el café. Después de un rato, pide la cuenta, pero tampoco nadie aparece. Decide entonces dejar el dinero sobre la mesa e irse. Razón por la que Ortega lo bautiza como El Café de Nadie. Así lo describe Vela: Es un Café sombrío, huraño, sincero, en el que hay un consuetudinario ruido de crepúsculo o de alba. De nadie. Por eso Ortega le ha llamado así. No soporta cierta clase de parroquianos, ni de patrones, ni de meseros. Es un Café que se está renovando siempre, sin perder su estructura ni su psicología. No es de nadie. Nadie 222 Onfray, op. cit., p. 32. 133 lo atiende, ni lo administra. Ningún mesero molesta a los parroquianos. Ni les sirve… Por esta peculiaridad somos los únicos que se encuentran bien en su sopor y en su desatención. Somos los únicos parroquianos del Café. Los únicos que no tergiversan su espíritu. Hemos ido evolucionando hasta llegar a ser ese nadie. Para que sea nuestro y exclusivo.223 En este lugar, comienzan a reunirse los estridentistas asiduamente, lo que condujo a la organización de La Tarde estridentista el sábado 12 de abril de 1924, descrita por Schneider de la siguiente manera: Arqueles Vela fue el encargado de abrir el «Té invitación» con la «Historia del Café de Nadie»; leyeron poesía Maples Arce, Germán List Arzubide, Salvador Gallardo, Humberto Rivas, Luis Ordaz Rocha y Miguel Aguillón Guzmán. Se exhibieron cuadros de Fermín Revueltas, Leopoldo Méndez, Jean Charlot, Ramón Alva de la Canal, Xavier Guerrero y Máximo Pacheco. Germán Cueto presentó una colección de «Máscaras» de los principales pintores y poetas del movimiento y Guillermo Ruiz mostró algunas de sus esculturas cubistas en medio de un ambiente de bohemia subversiva, entremezclado con anuncios comerciales como «Beber Moctezuma o no beber» y «Fume primores del Buen Tono».224 Fig. 37. «Te-invitación» a la Primera Tarde del movimiento estridentista en Germán List Arzubide (1926), El movimiento estridentista, México, D.F., SEP, 1986, p. 62. 223 Fig. 50. Arqueles Vela, «La Tarde Estridentista: Historia del Café de Nadie» en El Universal Ilustrado, México, D.F., 17 de abril de 1924. 224 Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de la estrategia, México, D.F., CONACULTA, 1997, p. 93. 134 La Tarde estridentista fue simultáneamente una toma de posición en el espacio público y una segunda contribución a la intertextura «Café de Nadie». El evento interdisciplinario incluyó narrativa, poesía, pintura, escultura, música y cobertura periodística por parte de El Universal Ilustrado. En la versión de 1926 del libro El movimiento estridentista de Germán List Arzubide -reeditado en 1986 por la Secretaría de Educación Pública en la serie Lecturas Mexicanas-, encontramos la siguiente descripción del acontecimiento: Fig. 38. Arqueles Vela, «La Tarde Estridentista: Historia del Café de Nadie» (Detalles) en El Universal Ilustrado, México, D.F., 17 de abril de 1924. Se realizó la primera exposición estridentista en el Café de Nadie, una tarde iluminada de carteles. 5,000 boletos vendidos con diez días de anticipación aseguraban el éxito, subterráneamente los políticos preparaban sus porras compradas de lance en la desvergüenza para atacar a los expositores; la realidad frustró sus afanes; palidecieron ante la multitud que llenó de hurras a los presentistas y aplaudió la irreverencia de los introductores de los gritos. Se exhibieron los cuadros agarrados al clamor colorista, de Ramón Alva de la Canal, Leopoldo Méndez, Jean Charlot, Rafael Sala, Emilio Amero, Fermín Revueltas, Xavier González, Máximo Pacheco. Las máscaras estridentistas donde Germán Cueto descolgó el gesto de los precursores, abultando el carácter formidable sobre el muro reaccionario. Esculturas de Ruiz, selladas de precisión, arquitecturadas de fuerza, compendiaban la síntesis de todos los complexos subitáneos, inmóviles en el hombre. Y luego, bajo la sanción humorista del té, se leyeron los poemas fértiles y avisores: Maples Arce, list arzubide (sic), Salvador Gallardo, Luis Felipe Mena, un capítulo de «EL CAFE DE NADIE», de 135 Arqueles Vela, todo entre el aguzado silencio de la comprensión.225 La prosa de Arqueles Vela titulada Historia del Café de Nadie (de la cual ya leímos un fragmento) aparece en El Universal Ilustrado días después de la exposición en el Café de Nadie el 12 de abril de 1924, lo que significó una tercera contribución a la intertextura interdisciplinaria de El Café de Nadie. Junto a ésta se incluyen como ilustraciones cuatro grabados en madera de Jean Charlot, una fotografía de la obra exhibida, donde es posible apreciar una de las máscaras de Germán Cueto, y dos fotografías tomadas durante el evento (Fig. 38). Fig. 39. Ramón Alva de la Canal, El Café de Nadie, 1924. Óleo y collage sobre lienzo. Fig. 40. Ramón Alva de la Canal, El Café de Nadie, ca. 1930. Óleo y collage sobre lienzo. Museo Nacional de Arte. México, D.F. Como cuarta contribución, Ramón Alva de la Canal realizó una primera versión de su cuadro El Café de Nadie en 1924, apenas a unos días del evento. Al centro del 225 List (1926), El movimiento estridentista, México, D.F., SEP, 1986, pp. 62-64. 136 cuadro, se encuentra Maples. A la derecha de éste List, con su mano colocada sobre un libro. A la izquierda de Maples está Gallardo, mirando hacia el horizonte. A la izquierda de Gallardo, se encuentra Vela. En la izquierda inferior derecha, se ha retratado el mismo Alva de la Canal con una pipa. En la izquierda inferior aparece Germán Cueto geometrizado en la forma de un trapecio. Lamentablemente, el cuadro de 1924 se encuentra desaparecido. En 1930, Alva de la Canal realiza una segunda versión del mismo, donde introduce algunas variaciones, como la incorporación de los nombres de participantes del movimiento, además de geometrizar aún más a Cueto y a Vela. Como quinta contribución, se publica en 1926 la novela El Café de Nadie de Vela, ya cuando el grupo estridentista se encuentra en Xalapa. En ella, Vela crea una atmósfera de irrealidad que nos transporta directamente al interior de la intertextura estridentista, donde «todo se esconde y se patina, en su atmósfera alquimista, de una irrealidad retrospectiva».226 La narración transcurre entre los dos parroquianos que podrían tratarse de Maples y Vela- y las tribulaciones de Mabelina, sometiendo su personalidad a un proceso de fragmentación cubista: Se miraba en el espejo, queriendo encontrar en el azogue de los recuerdos, los rasgos que perdiera asomándose a la galería de espejos de la vida (…). Le era imposible recuperar esa serie de personalidades que hicieron su personalidad (…). Quería reconstruirse con esas milésimas partes de mujer que deja en todos los hombres, sin que ellos la canjearan por esa milésima parte de hombre que buscaba.227 El mismo narrador (que se trata de Vela) y la narración mismas, son también sometidos a esta mutación: 226 227 Vela, «El Café de Nadie» en Schneider, El estridentismo: La vanguardia… p. 121. Ídem. 137 ¿Eres tú…? -Casi. -¿Cómo casi? (…) -Soy un individuo que se está renovando siempre. Un individuo al que no podrás estabilizar nunca. Un individuo al que engañarás diariamente consigo mismo por esa mutabilidad en que vivo.228 Fig. 41. El Café de Nadie, Ediciones de Horizonte, Xalapa, 1926 [Portada]. Impreso, 19.7 x 12.8 cm. Colección particular. Llama la atención que Carmen de Mora, en su ensayo Notas sobre El Café de Nadie de Arqueles Vela, llegué a la misma conclusión que Silvia Pappe sobre el movimiento estridentista: Textos como El Café de Nadie traducen la percepción que tiene el sujeto del mundo a través de la vaguedad de la sensación momentánea distribuida en una serie de fragmentos yuxtapuestos que parecen mimetizar el proceso de la creación más que el resultado.229 Recapitulando: la anécdota de Maples caminando solitario en 1923 en la avenida Jalisco (ahora Álvaro Obregón), las reuniones del grupo estridentista en El Café Europa (ahora Café de Nadie), la Tarde estridentista en 1924, la Historia del Café de Nadie publicada en El Universal Ilustrado por Vela, el cuadro El Café de Nadie por Alva de la Canal, la novela El Café de Nadie de Vela publicada en 1926, la 228 Ídem. Carmen de Mora, Notas sobre el Café de Nadie de Arqueles Vela en Anales de Literatura Hispanoamericana, núm. 26 II, Madrid, UCM, 1997, p. 256. 229 138 redescripción de List Arzubide sobre la Tarde estridentista en su libro El movimiento estridentista de 1926, la segunda versión del cuadro El Café de Nadie en 1930 y la segunda redescripción de List Arzubide en su libro homónimo -pero con contenido diferente- El movimiento estridentista de 1967. Con este proceder, el estridentismo logra instalarse como un enjambre dentro del espacio social mexicano y se conforma «de elementos que no sólo incluyen a individuos, actores o acciones, sino también comunicaciones» que persisten y fluctúan, intensificándose y aminorándose esporádicamente, dando lugar a que los participantes sigan trabajando y narrando la Gesamtkunstwerk estridentista hasta la segunda mitad del siglo XX. El elemento en común que persiste en los diversos momentos de la intertextura -y lo que queda refractado al interior de ella, tanto en la plástica como en la literaturaes una Te-invitación a tomar parte del proceso inestable e inacabado de construcción del movimiento estridentista. El Café de Nadie (en sentido amplio, como locación simbólica) llama al lector y al observador a volverse cómplice de sus crímenes provisionales contra la realidad «real». De ahí que, años más tarde hayan aparecido varios nuevos Cafés de Nadie, tanto en la Ciudad de México como en Veracruz y recientemente en el ciberespacio. El Sinnwelt estridentista se presta así a continuas nuevas contribuciones y redescripciones. Un ejemplo es la novela Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, publicado en 1998, donde los protagonistas siguen las huellas de Cesárea Tinajero, una supuesta antigua poeta estridentista que partió hacia los desiertos de Sonora. La vigencia de su imaginario urbano es corroborada por Evodio Escalante, cuando señala que: 139 Quizá ni siquiera Maples Arce pudo imaginar que ocho décadas después de publicado su libro, como si se tratara de un trozo de eternidad o de una postal congelada en los laberintos de la memoria, un habitante de la ciudad de México iba a seguir reconociéndose en la persistente inquietud de este cielo deshilachado que todavía, sin intermitencias y sin concesiones flamea sobre la ciudad.230 A continuación hablaremos sobre este cielo deshilachado que todavía flamea sobre la ciudad, imagen que sintetiza la postura ambivalente de la poesía de Maples hacia la modernidad. 230 Evodio Escalante, Elevación y Caída del Estridentismo. Ediciones sin Nombre, Conaculta, México, 2002, p. 62. 140 6. La urbe estridentista: 1924-1925 La modernidad con todos sus objetos (urbe, ruido, automóviles, industria, manifestaciones) es un motivo de renovación espiritual que dispara la imaginación de los estridentistas en literatura, poesía y plástica. La vida en la urbe moderna debe ser simbolizada y vuelta objeto de expresión. Maples capta el dinamismo efervescente de las grandes ciudades como una nueva dimensión para la praxis, en espera de ser poietizada por los artistas «de vanguardia». La urbe significa actualidad, revolución, tecnología, así como nuevas formas de percepción y expresión artística. Ya escribía Maples en su Comprimido Estridentista de 1921: El humo azul de los tubos de escape, que huele a modernidad y a dinamismo, tiene, equivalentemente, el mismo valor emocional que las venas adorables de nuestras correlativas y exquisitas actualistas.231 También en el segundo manifiesto refrendaban Maples y List: La exaltación del tematismo sugerente de las máquinas, las explosiones obreriles que estrellan los espejos de los días subvertidos.232 Y en el tercer manifiesto, Gallardo remató: La vida multánime y paroxística de las «urbes» las explosiones obreriles que reflejan los espejos de los días invertidos no se compaginan con los claros de luna. «¡Chopin a la silla eléctrica!».233 Es en este nivel donde se manifiesta una aporía o paradoja que, desde mi punto de vista, no es exclusiva del estridentismo sino que la comparte con varias manifestaciones de arte vanguardista. La obra estridentista, plena de metáforas sobre tecnología, ruido urbano y telecomunicaciones, expresa una tensión entre 231 Manuel Maples Arce, Punto V del Comprimido estridentista en op. cit., p. 270. Manuel Maples Arce, et al., Manifiesto estridentista núm. 2, Hoja volante, Puebla, 1923. Reproducido en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 276. 233 Salvador Gallardo, et al., Manifiesto estridentista núm. 3, Zacatecas, 1925. Reproducido en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 278. 232 141 horizonte de expectativas y espacio de experiencia. La modernidad estridentista fascina como la de los futuristas modernólatras, pero ahonda también en sentimientos de alienación, soledad, angustia y desesperación que trae consigo la vida en la urbe. No obstante, esta percepción ambivalente es siempre afirmativa: en ningún momento hay una negación de la modernidad. Esta tensión se deja captar en Urbe: súper-poema bolchevique en 5 cantos de Maples Arce o en La señorita etcétera de Arqueles Vela, y ha sido desarrollada por Evodio Escalante en su libro Elevación y caída del estridentismo.234 En ambas obras, simultáneamente tiene lugar una afirmación entusiasta y una afirmación desencantada de la modernidad, abarcando las nuevas percepciones que induce la urbe moderna, en luz y sombra. En Urbe, Maples comienza describiendo un panorama muy entusiasta de la ciudad: Oh ciudad toda tensa de cables y de esfuerzos, sonora toda de motores y de alas (…) ¡Oh ciudad fuerte y múltiple, hecha toda de hierro y de acero! (…) ¡Oh ciudad musical hecha toda de ritmos mecánicos! Y más adelante la descripción cambia de tono: Las hordas salvajes de la noche se echaron sobre la ciudad amedrentada (...) 234 Fig. 42. Urbe: súper-poema bolchevique en 5 cantos, Casa Editorial Andrés Botas e Hijos, México, 1924 [Portada por Jean Charlot]. Impreso, 23.2 x 17 cm. Colección Librerías A Través de los Siglos. Evodio Escalante, «Modernidad y resistencia a la modernidad en la poesía estridentista» en Elevación y caída del estridentismo, CONACULTA/Ediciones sin nombre, México, D.F., 2002, pp. 41-75. 142 Bajo los hachazos del silencio las arquitecturas de hierro se devastan. Hay oleadas de sangre y nubarrones de odio. Desolación (…) Las calles sonoras y desiertas, son ríos de sombra que van a dar al mar, y el cielo, deshilachado, es la nueva bandera que flamea sobre la ciudad.235 No sería justo decir que Maples se apega a una modernolatría progresista, como en gran medida lo hace Marinetti. Como apunta Escalante, aquí coexisten dos visiones de la modernidad: Basta comparar el texto de Maples con los de Mayakovsky, o bien verlo a la luz del cine soviético de la época (remito en particular a Lo nuevo y lo viejo de Eisenstein, de 1929), para advertir hasta qué punto el estridentismo mexicano no cree en el progreso a ciegas, ni de modo incondicionado: se advierte al mismo tiempo el triunfo de la tragedia. El futuro también es oscuro, y abre el abismo de la contingencia, para decirlo de otro modo. Es prometedor y a la vez catastrófico.236 Maples logra comunicar la tensión ambivalente que dinamiza a la urbe moderna. Al mismo tiempo fascina con sus éxtasis y sus encantos, seduce con su belleza y su efervescencia, pero produce ansiedad, angustia, frustración, desespera con su automatismo y su enajenación. Este doble carácter de la modernidad, tampoco fue desconocido para Walter Benjamin, a quien, como escribe Marshall Berman, «su corazón y su sensibilidad lo arrastran irresistiblemente hacia las brillantes luces, las 235 Manuel Maples Arce, «Urbe: superpoema bolchevique en cinco cantos» en Las Semillas del Tiempo. Obra poética 1919-1980, México, D.F., FCE, 1981, pp. 48-56. 236 Evodio Escalante, op. cit., p. 54. 143 hermosas mujeres, la moda, el lujo de la ciudad, su juego de deslumbrantes superficies y escenas radiantes; mientras tanto, su conciencia marxista le arranca insistentemente de estas tentaciones, le dice que todo este mundo refulgente es decadente, hueco, vicioso, espiritualmente vacío, opresivo para el proletariado, condenado por la historia».237 Escalante observa un fenómeno a nivel simbólico muy interesante en la poesía estridentista. Para ello va a partir de una crítica que hiciera Torres Bodet en 1928, publicada en la Antología de la Poesía Mexicana Moderna de Jorge Cuesta, en la cual afirma: «La poesía de Maples Arce intenta una fuga de los moldes formales del modernismo pero incurre, con frecuencia, en deplorables regresiones románticas. El tono mismo del alejandrino que prefiere –y que desarticula con escasa agilidad- lo ata a esa tradición que continúa precisamente cuando más la ataca».238 Escalante señala que la crítica, si bien es preciso matizarla un poco, está bien justificada. Las «regresiones románticas» en que incurre Maples Arce no sólo residen en el tipo de verso utilizado, el alejandrino, sino que están contenidas en el sentir del poeta. En su estridentismo resuena hondo el espíritu romántico, mismo con el que pretende romper. Pero es justamente este elemento romántico el que va a influir tanto en la descripción «multánime» de la modernidad. Aquí conviven las expectativas eufóricas con una obsesión por la pérdida, el progreso y la catástrofe, la esperanza y la desesperación. Por otra parte, Octavio Paz señaló, años más tarde, que la crítica de Torres Bodet «revela cierta miopía: Apollinaire y Mayakowsky fueron románticos y el surrealismo se declaró continuador del romanticismo».239 237 Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire: la experiencia de la modernidad, México, D.F., Siglo XXI, 2004, p. 145. 238 Jorge Cuesta, Antología de la Poesía Mexicana Moderna, FCE/Écrits des Forges, México, D.F., 2003, p. 598. 239 Octavio Paz, et. al., Poesía en Movimiento, México, D.F., Siglo XXI, 2003, p. 17. 144 En Urbe, asistimos al espectáculo del surgimiento de la ciudad, al tiempo que asistimos al derrumbe del amor romántico. Escalante, al interpretar el poema, llama la atención sobre este punto. La yuxtaposición de estos dos temas constituye un «sacrifico libidinal» que queda simbolizado, refractado, en el poema: «La mujer, objeto romántico por excelencia, será sacrificado en favor de un nuevo sujeto, anónimo y multitudinario: la ciudad. Lo colectivo, así, se impone sobre lo individual».240 Sobre la arboladura del otoño, sopla un viento nocturno: es el viento de Rusia, de las grandes tragedias, y el jardín, amarillo, se va a pique en la sombra. Súbito, su recuerdo, chisporrotea en los interiores apagados. Sus palabras de oro criban en mi memoria Los ríos de blusas azules desbordan las esclusas de las fábricas, y los árboles agitadores manotean sus discursos en la acera. Los huelguistas se arrojan pedradas y denuestos, y la vida, es una tumultuosa conversión hacia la izquierda. Al margen de la almohada, la noche, es un despeñadero; y el insomnio, se ha quedado escarbando en mi cerebro. 240 Evodio Escalante, op. cit., p. 55. 145 ¿De quién son esas voces que sobrenadan en la sombra? Y estos trenes que aúllan hacia los horizontes devastados. Los soldados dormirán esta noche en el infierno. ¡Dios mío! Y de todo este desastre, sólo unos cuantos pedazos blancos de su recuerdo, se me han quedado entre la manos.241 Así es como se despide Maples Arce del objeto romántico por excelencia, la amada/el amado, remplazándolo con un nuevo objeto: la ciudad. Pero no expresa una victoria, una superación, a la manera del futurismo de Marinetti, quien pregona abiertamente su desdén al amor y «la muerte del claro de luna». En cambio, Maples Arce comunica una pérdida forzosa, una catástrofe inevitable que adviene junto con la modernidad. Vemos entonces que la observación estridentista de la modernidad obedece, no sólo a un impulso ciego afirmativo, sino también a un sentido trágico profundamente romántico, melancólico. La descripción de Maples Arce de la modernidad es multánime debido a que está dinamizada por una tensión entre la afirmación futurista de la urbe y una obsesión romántica por la pérdida amorosa. Chopin va a la silla eléctrica, pero sobrevive. 241 Manuel Maples Arce, «Urbe: súper-poema bolchevique en cinco cantos» en op. cit., pp. 5354. 146 7. El horizonte de Estridentópolis: 1926-1927 El motivo de la fábrica como símbolo de progreso y modernidad aparecido en el tercer número de Irradiador, en fotografía de Edward Weston (Fig. 42), vuelve a presentarse en el último número de la revista Horizonte, esta vez plasmado por Alva de la Canal. Paralelo a ello, continúan y se acentúan las imágenes que buscan la identidad mexicana, como en el caso de la portada de septiembre de 1926, que presenta al Pípila. Horizonte corresponde a la estancia del grupo estridentista en Xalapa, conformado principalmente por Maples (ahora como secretario de gobierno de Veracruz), Germán List Arzubide, Fermín Revueltas y Leopoldo Méndez. Horizonte fue el proyecto cultural que acompañó al gobierno del general Heriberto Jara. La revista tuvo diez números entre abril de 1926 y mayo de 1927. En el año 2011, el FCE la publicó en edición facsimilar, dentro de la serie Revistas Literarias Mexicanas Modernas. Fig. 43. Portadas de la revista Horizonte de septiembre de 1926 y abril/mayo de 1927. 147 Siendo consecuentes con la administración que los patrocina, el grupo estridentista se preocupa más por los proyectos urbanos y se muestra comprometido con el programa social revolucionario impulsado por Heriberto Jara. La construcción del estadio de Xalapa es el símbolo que marca esta segunda etapa del movimiento, aquí en fotografía de Tina Modotti. Fig. 44. Tina Modotti, Estadio, 1926. Impresión moderna, 20.3 x 25.3 cm. CONACULTA/INAH/S INAFO/FN-MÉXICO. La posición del estridentismo, ubicado entre dos perspectivas, una nacional y otra internacional, queda expresada a nivel semántico al hacer coincidir por una parte una actitud cosmopolita frente a la red del arte vanguardista y por otra, el mito de renovación nacional o palingenesia que circulaba en el México revolucionario.242 Es posible observar en la trayectoria del movimiento un desplazamiento ideológico que -sin significar una ruptura con la ética vanguardista- va de un abstraccionismo+cosmopolitismo en los primeros años hacia la praxis y el compromiso con el proyecto de cultura revolucionaria impulsado por Heriberto Jara desde Veracruz. De ahí que el estridentismo se autodescriba en los primeros 242 Se maneja la noción de mito en el mismo sentido en que Emilio Gentile señala al «mito de la nación» como el pilar narrativo sobre el que se funda el Estado moderno. Emilio Gentile, The Struggle for Modernity. Nationalism, Futurism and Fascism, Wesport/London, Praeger, 2003. 148 años como una «vanguardia actualista» (1922)243 y más tarde como un «movimiento estético revolucionario de México» (1926)244. Hemos visto que el estridentismo en su primera fase apuesta por un tipo de praxis artística donde el arte aparece como fundamento y no como un acompañante a la revolución: el arte es la revolución misma. Cuando Maples y List deciden que ya es tiempo de consagrar sus irrupciones estridentistas colaborando desde la cultura con el proyecto político y social revolucionario de Jara, arribamos al segundo momento de la «vanguardia estridentista». Mientras que Irradiador, del año 1923, se planteaba como una revista de vanguardia y un proyector internacional de nueva estética, Horizonte de 19261927, se concibe como una revista mensual de actividad contemporánea. ¿Qué clase actividad? Toda, en tanto que tenga que ver con la consecución del proyecto social y cultural del México revolucionario. En 1976, Maples señala en una entrevista: El estridentismo es la inconformidad, el grito lírico para sacudirse la pesadez. Nuestro propósito era hacer una revolución completa que abarcara la ideología revolucionaria, la literatura, las artes plásticas y todas las manifestaciones de la cultura. El movimiento mexicano tiene además una mayor hondura vital y una intención revolucionaria que no se queda únicamente en el aspecto esteticista que caracteriza a otras corrientes.245 Como hemos podido ver, el estridentismo, al igual que muchos otros movimientos vanguardistas, extra-limita sus posibilidades de influencia hacia una buena parte del campo social, político e intelectual, buscando así una praxis artística que sea al 243 Manuel Maples Arce, «El movimiento estridentista en 1922» en op. cit., p. 25. Miguel Aguillón Guzmán, et. al., Manifiesto estridentista núm. 4, Ciudad Victoria, 1926. Reproducido en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 281. 245 Entrevista a Manuel Maples Arce por Roberto Bolaño, en Plural, No. 62, Noviembre, 1976, p. 49. 244 149 mismo tiempo una lucha política revolucionaria. En las coordenadas del espacio social, se asientan los estridentistas, ciertamente no en el mismo lugar que el de los muralistas, aunque sí en una posición muy cercana. Si vemos el Manifiesto por un arte revolucionario independiente, escrito por Leon Trotsky y André Bretón, encontraremos una resonancia en cuanto a la búsqueda por resolver la paradoja arte autónomo/arte revolucionario. A través de su experiencia del Café de Nadie a Estridentópolis, el estridentismo intentó desplegar esta paradoja que aún continúa siendo problematizada actualmente en el sistema del arte y en el espacio social mexicano. ¿Pero cómo es que, siendo partidarios de un arte puro, de una estética y una poética que, lejos de representar el mundo «real», erige un mundo de sentido autónomo, pudieron comprometerse sin embargo con una causa política, el gobierno revolucionario de Heriberto Jara? El estridentismo representó en su momento esa búsqueda de una posición en el espacio social, de un punto de vista, donde el arte moderno no derivara en arte por el arte. Lucharon por un arte autónomo, diferenciado, que no por ser tal perdiera su potencial de impactar en la política y en la esfera pública de la sociedad. Cuando Maples Arce dedica su poema Urbe: súper-poema bolchevique en 5 cantos a los obreros de México, alcanzan el punto de mayor tensión en los movimientos vanguardistas, donde se enfrentan a la (im)posibilidad de combinar entre sí dos ámbitos operativos o esferas de racionalidad distintos: la política y el arte. De ahí que Habermas, al hablar de la modernidad como un proyecto incompleto, formule: «El arte se ha convertido en un espejo crítico que muestra la naturaleza irreconciliable de los mundos estéticos y sociales».246 246 Jürgen Habermas «La modernidad: un proyecto incompleto» en Hal Foster, La posmodernidad, Barcelona, Kairós, 1983, p. 30. 150 Vincular ambos mundos era un anhelo que compartía el arte vanguardista a nivel internacional. El poeta futurista ruso Vladimir Mayakowsky sufrió también esta paradoja, al igual que el surrealismo, cuando cambia el nombre de su principal revista La revolución surrealista a El surrealismo al servicio de la revolución. Y eso que, según Habermas, ellos libraron la guerra más extrema, pero dos errores en concreto los destruyeron: Primero, cuando se rompen los recipientes de una esfera cultural desarrollada de manera autónoma, el contenido se dispersa. Nada queda de un significado desublimado o una forma desestructurada; no se sigue un efecto emancipador. Su segundo error tuvo consecuencias más importantes. En la comunicación cotidiana, los significados cognoscitivos, las expectativas morales, las expresiones subjetivas y las evaluaciones deben relacionarse entre sí. Los procesos de comunicación necesitan una tradición cultural que cubra todas las esferas, cognoscitiva, moral-práctica y expresiva. En consecuencia, una vida cotidiana racionalizada difícilmente podría salvarse del empobrecimiento cultural mediante la apertura de una sola esfera cultural -el arteproporcionando así acceso a uno sólo de los complejos de conocimiento especializados. La revuelta surrealista sólo habría sustituido a una abstracción.247 Fig. 45. Revistas La révolution surréaliste y Le surréalisme au service de la révolution. 247 Ibíd., pp. 30-31. 151 En la semántica estridentista, esta tensión aparece entre su programa estético (abstraccionismo) y el compromiso con la Revolución Mexicana. La teoría abstraccionista de Maples proponía un arte autónomo, incluso «puro», desde el Comprimido estridentista de 1921: Fijar las delimitaciones estéticas. Hacer arte, con elementos propios y congénitos fecundados en su propio ambiente. No reintegrar valores, sino crearlos totalmente. Hacer poesía pura, suprimiendo todo elemento extraño y desnaturalizado (descripción, anécdota, perspectiva).248 En 1922, en una entrevista para El Universal Ilustrado titulada Nuestro apóstol creacionista, Maples Arce apunta lo siguiente, sintetizando su teoría abstraccionista: «Nosotros consideramos que existen tres artes: de reproducción, interpretación y equivalencia. En el primero se retrata, únicamente; en el segundo se ve la naturaleza a través de un temperamento y en el último se toman varios detalles de esencia y con ellos se crea».249 En una encuesta realizada por El Universal Ilustrado en 1924, Maples desarrolla una teoría estética acorde tanto a la teoría cubista en pintura, como a los planteamientos del creacionismo de Vicente Huidobro: He aquí, lo que diferencia la verdadera poesía de aquélla que no lo es. La poesía en sí, es la exposición sucesiva de las imágenes equivalentistas. Reducción al absurdo ideológico. Imagen multánime. Raíz cuadrada de un coeficiente ideológicomultiplicador común, diferencial de la imagen, a) directa simple, b) directa compuesta, c) indirecta simple-plano de superación. Relación y coordinación 248 Manuel Maples Arce, Punto XI del Comprimido estridentista en op. cit., p. 272. Febronio Ortega, «Nuestro apóstol creacionista: Maples Arce» en El Universal Ilustrado, México, D.F., año IV, núm. 278, 24 de agosto de 1922, p. 29. Consultado en el archivo digital del International Center for the Arts of the Americas (ICAA) del Museum of Fine Arts (MFA) de Houston, Texas. 249 152 intraobjetiva. Synestesia (superposición de los sentidos); cenestesia (fatiga intelectual).250 Este abstraccionismo lo podemos observar en la poesía de Maples, y su equivalente plástico en algunos trabajos de Revueltas, Méndez y Alva de la Canal. El cielo es un obstáculo para el hotel inverso refractado en las lunas sombrías de los espejos; los violines se suben como la champaña, y mientras las ojeras sondean la madrugada, el invierno huesoso tirita en los percheros.251 Fig. 47. Ramón Alva de la Canal, Retrato estridentista (Germán List Arzubide), s.f. Linóleo, 8.3 x 7.4 cm. Fig. 46. Leopoldo Méndez, La costurera. En Irradiador, núm. 3. Directores: Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas. México, noviembre de 1923, p. 7. Impresión tipográfica directa, 24 x 17.5 cm. Colección Carlos Monsiváis. Fig. 48. Fermín Revueltas, Abstracto, ca. 1930. Xilografía, 14.9 x 15.3 cm. Colección Andrés Blaisten/Fondo Francisco Díaz de León. 250 Manuel Maples Arce, «¿Cuál es mi mejor poesía?» (encuesta realizada por Oscar Leblanc) en op. cit. 251 Maples, «Prisma» en Schneider, El estridentismo…, p. 15. 153 Al estilo de Marinetti, quien llega a decir que «es preciso renunciar a ser entendidos», Maples afirma en el punto XII del Comprimido estridentista: ¿Qué el público no tiene recursos intelectuales para penetrar el prodigio de nuestra formidable estética dinámica? Muy bien. Que se quede en la portería o que se resigne al ‹vaudeville›. Nuestro egoísmo es ya superlativo; nuestra convicción, inquebrantable.252 Aquí Maples evidencia una de las aporías del arte vanguardista: la búsqueda de un arte revolucionario, dedicado «a los obreros de México» como el poema Urbe, y simultáneamente la praxis de un arte autónomo dirigido a los mismos artistas, sin ocultar su desprecio hacia un público «unisistematizal y antropomorfo»253, respecto al cual declara en el Comprimido estridentista: ¿Qué el público no tiene recursos intelectuales para penetrar el prodigio de nuestra formidable estética dinámica? Muy bien. Que se quede en la portería o que se resigne al «vaudeville». Nuestro egoísmo es ya superlativo; nuestra convicción, inquebrantable.254 El arte vanguardista subvierte las expectativas que el gran público posee con respecto al arte, lo cual lo coloca en un estado de orfandad frente a él, restringiéndolo del campo de gran producción. De ahí que uno de los primeros objetivos del estridentismo sea «improvisar un público», resolviéndose hacia un subcampo de producción restringida donde la recepción de la obra se da fundamentalmente entre los mismos artistas/escritores que la producen. En este subcampo de producción el capital económico es escaso, mientras que el capital simbólico específico es abundante. Así opera «la vanguardia», como escribe 252 Maples, Punto XII del Comprimido estridentista en op. cit., p. 273. Maples, et al., Manifiesto estridentista núm. 2, Hoja volante, Puebla, 1923 254 Maples, Punto XII del Comprimido estridentista en op. cit., p. 273. 253 154 Bourdieu, en un juego de quien pierde gana, donde «la falta de toda formación y de toda consagración académica puede ser considerada un título de gloria».255 Esta tensión entre arte autónomo y arte revolucionario (comprometido con una ideología política) marca toda la primera mitad del siglo XX, y los críticos de arte parecen siempre tomar partido por alguna de las dos posturas, lo cual desemboca, por un lado, hacia Georg Lukács y su denuncia del vanguardismo como falsa vanguardia, y por otro lado, Clement Greenberg y el arte abstracto como progreso. La misma tensión acontece en el estridentismo entre el abstraccionismo y la Revolución Mexicana interpretada a través de una ideología política socialista. Esta paradoja dinamiza al estridentismo en un movimiento oscilatorio, y parece resolverse -de distinta forma- en dos momentos de su trayectoria a lo largo del espacio social mexicano: 1) Entre 1921 y 1924, la oscilación es conducida mayoritariamente a favor de la autonomía y el abstraccionismo, razón por la que Zurián señala este período como el de «el taller experimental de vanguardia». Durante estos años, el movimiento irrumpe en el espacio urbano (Comprimido Estridentista, Manifiesto núm. 2, Transmisión radiofónica, Tarde estridentista), opera en un subcampo de producción restringida (Actual, Irradiador, libros publicados) y se filtra al campo periodístico (El Universal Ilustrado). Asimismo, construye el espacio simbólico de El Café de Nadie. 2) Entre 1925 y 1927, sin abandonar la orientación cosmopolita, la tensión se resuelve hacia el compromiso con una labor política ya asentada en el poder. Siendo Maples secretario de gobierno de Veracruz y List director 255 Pierre Bourdieu, Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario, Barcelona, Anagrama, 2005, p. 322. 155 de Horizonte, hacen de esta publicación un medio de difusión cultural en un sentido extenso, incluyendo en su temática tanto arte y literatura como asuntos sociales, urbanos y políticos. También aprovechan el apoyo de Jara para editar libros estridentistas, entre ellos Poemas Interdictos de Maples, El Café de Nadie de Arqueles y El movimiento estridentista de List. Nombran a la ciudad de Xalapa como Estridentópolis. Fig. 49. Poemas interdictos, Ediciones de Horizonte, Xalapa, 1927 [Portada]. Impreso, 21 x 14.9 cm. Colección Editorial RM. Colección Librerías A Través de los Siglos. Fig. 50. El movimiento estridentista, Ediciones de Horizonte, Xalapa, 1926-1927 [Portada]. Impreso, 19.7 x 14.7 cm. Colección Mireya Cueto. Colección Librería A Través de los Siglos. Colección particular. Museo del Estanquillo/Colección Carlos Monsiváis. 156 En el libro El movimiento estridentista de 1926, a manera de un epílogo, List narra de forma fantástica la historia del grupo y da por terminada oficialmente la irradiación estridentista. No obstante, continúan sucediendo manifestaciones artísticas y literarias vinculadas al movimiento, como es el caso del grupo 30-30, el libro Panchito Chapopote de Xavier Icaza de 1928 o las ilustraciones de Fermín Revueltas en el libro Umbral de René Tirado Fuentes, publicado en 1931. Fig. 51. Panchito Chapopote. Retablo tropical o relación de un extraordinario suceso de la heroica Veracruz, Editorial Cvltvra, México, 1928 [Ilustraciones por Ramón Alva de la Canal]. Impreso, 24 x 17.7 cm. Colección Editorial RM. Colección Librería A Través de los Siglos. Colección particular. Fig. 52. Fermín Revueltas, Ilustración del libro Umbral de René Tirado Fuentes. Edición del autor, México, 1931 [Páginas interiores]. Impreso, 24 x 17.3 cm. Colección Tomás Zurián. Colección Editorial RM Colección particular. 157 Un acontecimiento muy relevante para el estridentismo queda registrado en el cuarto y último manifiesto, redactado en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en enero de 1926. En este último manifiesto se hace patente la simpatía y adhesión al movimiento estridentista de parte del III Congreso Nacional de Estudiantes: El III Congreso Nacional de Estudiantes, en nombre de la juventud estudiantil mexicana, hace presente su simpatía hacia el movimiento estético revolucionario de México y le envía por conducto del grupo estridentista del congreso un saludo estimulante y cordial.256 En el manifiesto, se incluyen los siguientes textos: Irradiación inaugural (previamente aparecido en Irradiador), el poema Prisma y un fragmento de Urbe de Maples Arce, un fragmento del Comprimido Estridentista, el poema Silabario de Germán List Arzubide, el poema Jardín de Salvador Gallardo, un fragmento de La señorita etcétera de Arqueles Vela, un fragmento del Manifiesto No. 2, el poema Saudade de Salvador Reyes y el poema Las 13 de Miguel Aguillón Guzmán.257 El manifiesto cierra con la siguiente perspectiva: EN 1926 HAREMOS: FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD ESTRIDENTISTA; CREACIÓN DEL TEATRO ESTRIDENTISTA; PUBLICACIÓN DE NUEVE LIBROS -EVANGELIOS- DE LOS FUNDADORES DEL ESTRIDENTISMO; EDICIÓN DE LOS NUEVOS POETAS ESTRIDENTISTAS… EN 1927… EL ESTRIDENTISMO HABRÁ INVENTADO LA ETERNIDAD.258 256 Miguel Aguillón Guzmán, et. al., Manifiesto estridentista Núm. 4, Ciudad Victoria, 1926. Reproducido en Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de…, op. cit., p. 281. 257 Schneider señala que este manifiesto «consistía en una hoja escrita por ambos lados, de tamaño tabloide» (Schneider, El Estridentismo: la vanguardia literaria en México, México, D.F., UNAM, 2007, p. XXVII) y posteriormente transcribe el texto. 258 Miguel Aguillón Guzmán, et. al., Manifiesto estridentista No. 4, Ciudad Victoria, 1926. Reproducido en Luis Mario Schneider, El Estridentismo o una literatura de la estrategia, México, D.F., CONACULTA, 1997, p. 294. 158 Fig. 53. Miguel Aguillón Guzmán, et. al., Manifiesto estridentista núm. 4, Ciudad Victoria, 1926. Hoja volante. 159 Conclusión Arte vanguardista y arte contemporáneo 1. Mutación mántrica del estridentismo. Llamamos «sociedades policontexturales» a aquellas en las que se produce la posibilidad formal de diferentes observaciones simultáneas y se renuncia, por tanto a la seguridad última de la unidad de la observación. No existe pues un único Lebenswelt, común a todos los observadores como referencia única, sino que partimos en nuestras observaciones de la pluralidad de mundos y de sistemas de referencias.259 Juan Luis Pintos Es preciso que cada uno, cada sujeto, cada noción individual, cada noción de sujeto comprenda la totalidad del mundo, exprese ese mundo total, pero desde un cierto punto de vista. Ahí comienza una filosofía perspectivista.260 Gilles Deleuze En el año 2010 se llevó a cabo una exposición en Alemania que llevó por nombre Gesamtkunstwerk Expressionismus, empleando el concepto wagneriano de obra de arte total, aplicado al expresionismo, movimiento que se enmarca dentro del horizonte-red del arte vanguardista. Retomando esta idea, hemos entendido al movimiento estridentista como un mundo de sentido (Sinnwelt) donde acontece una obra de arte total (Gesamtkunstwerk). Con el objetivo de tender aquí un puente entre arte vanguardista y arte contemporáneo, propongo reflexionar sobre el estridentismo a partir del modelo esferológico de Mantric Mutation de Gunilla Klingberg. La instalación de la artista sueca presenta de forma visual-concreta, 259 Juan Luis Pintos, Definición de «policontextural» de su glosario personal, disponible en la página web JLP: Mi glosario, http://www.usc.es/cpoliticas/mod/glossary/view.php?id=774, consultada el 3 de diciembre de 2010. 260 Gilles Deleuze, «Clase I. Exasperación de la filosofía: El mundo según Leibniz» en El Leibniz de Deleuze: exasperación de la filosofía, Buenos Aires, Cactus, 2009, p. 33. 160 empleando la distorsión anamórfica de los espejos de vigilancia, una reflexión abstracta sobre la emergencia irreversible en la sociedad moderna de la multiplicidad de los puntos de vista, del pluralismo de las miradas y la proliferación de las perspectivas. La obra consta de cuatro elementos: 1. All in One One in All, espejos de vigilancia. 2. Mantric Mutation, serigrafía autoadhesiva. 3. Halo: Strip-Lights, tubos de luz fluorescente. 4. Seduction of Spirit y Synchro Destiny, textos de acrílico cortado con láser. Fig. 54. Gunilla Klingberg, Mantric Mutation (Instalación en el Museo Tamayo), 2011. Los diversos elementos que componen la instalación fueron trabajados por Gunilla Klingberg entre los años 2004 y 2011. A lo largo de este período, la obra ha sido presentada en varias exposiciones, entre ellas en la Galerie Nordenhake en 2004, en el Moderna Museet en 2006 y en el Bonniers Konsthall en 2009, todos estos espacios ubicados en Estocolmo. En la Ciudad de México, fue presentada dentro de la exposición colectiva Abstract Possible/Abstracción Posible en el Museo Tamayo en 2011. 161 Figurémonos que una de las esferas -en el modelo de Gunilla Klingbergcorresponde al punto de vista del movimiento estridentista. De igual manera, las demás esferas son los diversos movimientos vanguardistas (expresionismo, futurismo, surrealismo, Dadá, Rosa Náutica, modernismo brasileño, creacionismo, zenitismo, Mavo, etc). A partir de múltiples refracciones mutuas, se forma la red del arte vanguardista. Vinculados a esta red, coexisten tantos Sinnwelten como formas de observación o puntos de vista haya. Como resultado, difícilmente los artistas -tanto en el vanguardismo histórico como en la época contemporánea- logran suspender la reflexividad que los lleva no solamente a producir cosas, sino a preguntarse cómo y de qué múltiples maneras estas cosas serán percibida por otro(s) observador(es) hipotético(s). La reflexión sobre la reflexión se incorpora como un tema en la obra, y en el momento mismo en que decimos esto ya estamos reflexionando sobre la reflexión de la reflexión… y así sucesivamente. El brote efervescente de reflexividad no se logra aprehender, sino que solamente se desplaza a niveles «meta», de segundo y hasta de tercer orden. Precisamente, una de las características que hereda el arte vanguardista al arte contemporáneo es la autorreflexión en el plano de la obra misma. Los espejos de vigilancia en Mantric Mutation de Klingberg están diseñados para abarcar todo el campo visual, crean una perspectiva anamórfica que les permite hacer entrar en su campo visual todo el espacio observable. Como las mónadas de Leibniz, a partir de un punto de vista, incluyen la totalidad del mundo. Queda sin embargo siempre un punto ciego, nos dice Heinz von Foerster: el del lugar que produce el reflejo, donde se genera la observación misma. El espejo de vigilancia (la mónada o el sujeto) no puede incluirse a sí mismo en su proyección distorsionada del espacio. Se necesita un espejo más que lo refleje para poder ver 162 cómo su punto de reflexión ocupa también un lugar en el espacio, y posee la falla de no poder abarcarse a sí mismo en su espectro visual. El problema tampoco queda resuelto de esta manera: la perspectiva que proyecta el segundo espejo genera a su vez otra zona de ceguera, justo como el problema de la reflexión. La crítica de arte y literaria conoce bien este asunto. Por ejemplo, para hablar críticamente sobre el ensayo ¿Qué es la crítica? de Roland Barthes, uno tendría que situarse en un (meta)(meta)metalenguaje: un cuarto grado de observación desde el cual hablamos (4) de lo que habla (3) Roland Barthes que hablan (2) los críticos, cuando ellos a su vez, hablan de lo que otros más hablan (1). La imagen de un edificio no nos serviría, pues no estamos hablando de una estructura jerárquica, donde cada nivel se encuentra por encima del anterior, lo cual haría del crítico del crítico del crítico una máxima autoridad, hasta que alguien más lo criticara a él, pero entonces también ya habríamos perdido de vista muy seguramente el trabajo observado. En sintonía con nuestro modelo esferológico, una imagen más acertada sería la siguiente: Fig. 55. Niklas Luhmann, Dibujo, s/f. 163 Este dibujo fue hecho por Niklas Luhmann. En él, él se representa a sí mismo simultáneamente como observador y como observado, consciente de que su acto de observar implica generar un nuevo punto ciego, y que se requeriría de un tercer observador para poder dilucidar cómo es que él está observando cómo el primer observador está observando. La crítica opera siempre -cuando menos- en un nivel de observación de segundo orden, no se pregunta por lo que se observa, sino cómo se observa lo que se observa. Roland Barthes precisa: «El objeto de la crítica no es ‹el mundo›, es un discurso, el discurso de otro: la crítica es discurso sobre un discurso; es un lenguaje segundo, o meta-lenguaje (como dirían los lógicos), que se ejerce sobre un lenguaje primero (o lenguaje-objeto)».261 Al observar las descripciones de Roland Barthes sobre la crítica a través de la teoría de la observación de Luhmann, hemos generado una frotación, no entre un metalenguaje y un lenguaje primero, sino entre dos metalenguajes: un «lenguaje que nos proporciona nuestra época» (constructivismo, cibernética de segundo orden) contra «el sistema formal de sujeciones lógicas» elaborado por Roland Barthes para hablar de la crítica. No perdamos de vista que un metalenguaje siempre es al mismo tiempo, y no deja de ser nunca, un lenguaje primero: una observación de segundo orden no deja de ser una observación de primer orden, que a su vez genera un nuevo punto ciego. El crítico tiene que compensar de alguna manera esta falla que le impide abarcar la totalidad de lo observable, este índice de inobservabilidad que genera debido a su acto mismo de observar; implementar, por tanto, estrategias de autoobservación y, por consiguiente de autocrítica: tecnología del Yo que le es preciso llegar a dominar. Al respecto, nos ilumina el texto de Barthes: «Toda crítica debe incluir en 261 Roland Barthes, «¿Qué es la crítica?» en Ensayos críticos, Barcelona, Seix Barral, 1977, p. 304. 164 su discurso (aunque sea del modo más velado y más púdico) un discurso implícito sobre sí misma; toda crítica es crítica de la obra y crítica de sí misma; para utilizar un juego de palabras de Claudel, es conocimiento del otro y co-nacimiento de sí mismo en el mundo».262 Con los seres humanos -mónadas observadoras- sucede lo mismo, basta pensar en la importancia del estadio del espejo para Lacan, en la tarea de desfragmentar el Yo, un Yo que sin embargo siempre queda escindido, repleto de fallas, de puntos ciegos donde no se (re)conoce, donde es un extraño para sí mismo. El cerebro crea un mundo desparadojizado, proyectando como algo exterior algo que vemos en un interior, la realidad del mundo se muestra transparente, evidente. De tal suerte que no nos percatamos de dos cosas: 1) Que existe una distorsión anamórfica entre nosotros y la realidad, como expone Žižek: Lo Real es ante todo la mancha anamórfica, la distorsión anamórfica de la imagen directa de la realidad. En cuanto imagen distorsionada, o en cuanto pura apariencia que «subjetiviza» la realidad objetiva.263 2) Que toda observación genera un punto ciego: Fig. 56. Gunilla Klingberg, Mantric Mutation (Detalle), 2006. 262 Todo mundo creado necesariamente oculta sus orígenes. Al existir, generamos «puntos ciegos» cognitivos que solamente pueden ser evidenciados generando nuevos puntos ciegos en otro ámbito. No vemos lo que no vemos, y lo que no vemos no existe.264 Ídem. Slavoj Žižek, «‹Matrix› o las dos caras de la perversión» en op. cit., p. 191. 264 Humberto R. Maturana, y Francisco Varela, The Tree of Knowledge: The Biological Roots of Human Understanding, Boston, Shambhala, 1992, p. 242. Trad. propia. 263 165 Con el advenimiento de la modernidad, empieza una emergencia vertiginosa de diversos puntos de vista, y conlleva la correspondiente proliferación de distorsiones anamórficas y zonas ciegas. A partir del giro cosmológico copernicano, el sujeto clásico –unitario- es sometido a una «serie de progresivas descentralizaciones».265 La filosofía del perspectivismo -tanto en Leibniz como en Nietzsche- constituye una respuesta sintomática a este reto epistemológico. Como resultado, la unidad de observación se fragmenta en espumas y enjambres, siendo una de ellas la red del arte vanguardista. Max Weber lo nombró como un proceso de desencantamiento, mientras que Marx apuntó los procesos de alienación psíquica y social que produjo la división del trabajo. Luhmann lo describe de la siguiente manera: La modernidad se expresa, al menos en la representación que aquí sostenemos, en un primado de la diferenciación funcional de la sociedad. Esto implica autonomía, autorreferencialidad, clausura de operación, de los sistemas de funciones y tiene la consecuencia de que se renuncia a todas las posiciones que pudieran representar al mundo o la unidad de la sociedad en la sociedad. En la semántica aparece este fenómeno como pérdida de referencia, como pérdida del sentido, como pérdida de la vivencia, como fin de todos los supuestos o, visto desde la perspectiva de la tradición filosófica, como el fin de la ontología (metafísica).266 Comienza así un proceso de diferenciación entre esferas de valor (Max Weber), juegos de lenguaje (Wittgenstein), campos (Bourdieu) o sistemas sociales (Luhmann). Las diversas maneras en que se ha descrito este proceso de diferenciación progresiva confirman la situación crítica de la teoría, cuya posición dentro del sistema social no le permite producir un modelo representacional total del mundo. La teoría misma es un observador que habita una esfera, desde la cual es capaz de observar fascinada la proliferación evolutiva de las esferas, emergiendo una a una en el concierto de la sociedad policontextural contemporánea. Luhmann 265 Peter Sloterdijk, Esferas I, España, Siruela, 2009, p. 29. Niklas Luhmann, «El arte como mundo (Weltkunst)» en Teoría de los Sistemas Sociales II (Artículos), México, Universidad Iberoamericana, 1999, p. 59. 266 166 observa por lo menos diez ámbitos sociales diversos: economía, política, derecho, religión, moral, arte, ciencia, educación, medios de comunicación de masas, amor: cada uno duplicando y cerrando un mundo dentro de sí, abstrayéndolo, codificándolo a través de medios específicos de comunicación, cada uno con su distorsión anamórfica y su producción de puntos ciegos. Sloterdijk observa tantas esferas, tantos mundos de vida, como agrupaciones humanas habitando espacios existen: Como habitar significa siempre ya formar esferas, tanto en lo pequeño como en lo grande, los seres humanos son los seres que erigen mundos redondos y cuya mirada se mueve dentro de horizontes. Vivir en esferas significa generar la dimensión que pueda contener seres humanos. Esferas son creaciones espaciales, sistémicoinmunológicamente efectivas, para seres estáticos en los que opera el exterior.267 El totalitarismo político responde al surgimiento de un mundo multipolar buscando imponer un solo punto de vista rector, una perspectiva predominante, una visión del mundo específica, en un intento nostálgico por rescatar la unidad perdida del mundo, del Yo antes de su fragmentación, de regresar al vientre materno, pero esta unidad sólo se logra sostener inestablemente a fuerza de negar violentamente la existencia del otro. Ante el épico fracaso histórico de estos proyectos, es que se ha vuelto necesario pensar, ya no a partir de una supuesta unidad primordial, sino de la misma diferenciación progresiva que impera en la sociedad. Al colocarnos en un espacio descentrado, donde proliferan las perspectivas refractadas y las diversas esferas que constituyen a la sociedad están en posición de observarse entre sí logramos ver que todo -inclusive nosotros mismos- podría (mos) ser de otra manera. Mantric Mutation plasma una intuición formal coincidente con este modelo policontextural. La instalación de Gunilla Klingberg ejerce en el observador la fascinación de ser absorbido por los espejos de 267 Peter Sloterdijk, op. cit., p. 37. 167 vigilancia, multiplicándolo, descomponiéndolo en una pluralidad de perspectivas, escenificando un proceso de fragmentación que nos recuerda tanto al narrador de La señorita etcétera de Arqueles Vela, como a El Café de Nadie de Alva de la Canal: Los espejos multiplicaban, simultáneamente, con una realidad irrealizable de prestidigitación, las imágenes rimmeladas de mi catálogo descuadernado (…).268 Yo era un reflector de revés que prolongaba las visiones exteriores luminosamente hacia las concavidades desconocidas de mi sensibilidad (…). Me conducían las observaciones puestas en cada uno de los objetos que usaba. Fig. 57. Ramón Alva de la Canal, El Café de Nadie, ca. 1930. Óleo y collage sobre lienzo. Museo Nacional de Arte. México, D.F. Las sensaciones de proliferación, de multiplicidad, de expansión, de propagación, que despiertan los espejos de vigilancia flotando suspendidos en el espacio, envuelven al observador en una emoción equivalente a la de encontrarse en medio de un baño de burbujas. El descentramiento en la sociedad contemporánea, se experimenta así de una forma fascinante, como un despliegue de esferas posibles que poder habitar, el observador se convierte en un nómada que dirige su mirada de una esfera a otra migrando vertiginosamente su perspectiva del mundo. La diferenciación funcional, la abstracción, la fragmentación del Yo, nos seducen en una proliferación de sentidos que expanden nuestras posibilidades de percepción. 268 Vela, «La señorita etcétera»… en op. cit., p. 33 y 38. 168 El arte vanguardista expresa el cambio de una sociedad monocontextural a una sociedad policontextural, que se ve acompañado con el surgimiento de nuevas formas. Gunilla Klingberg, al presentar la hipercomplejidad del mundo en una instalación espacial concreta, crea un modelo que corresponde a la auto- observación de la sociedad contemporánea: pluralista, multicultural, diferenciada, no-jerárquica, horizontal. La teoría de la observación de segundo orden de Heinz von Foerster, la sociología y la filosofía lo expresan creando conceptos. La política habla de pluralismo. Gunilla Klingberg y Ramón Alva de la Canal lo refractan al medio físico-visual. El hecho es que la imagen que la sociedad y la persona tienen de sí mismos se ha transformado en un crisol de perspectivas que se observan las unas a las otras. 169 2. Hacia una anamnesis cultural La reparación anamnésica de una injusticia que ciertamente no se puede deshacer pero que al menos puede reconciliarse virtualmente mediante el recuerdo liga la actualidad a la trama comunicativa de una solidaridad histórica universal. Esta anamnesis constituye el contrapeso descentrado contra la peligrosa concentración de la responsabilidad con que la conciencia moderna del tiempo, orientada exclusivamente hacia el futuro, ha cargado a una actualidad problemática, convertida, por así decirlo, en nudo.269 Jürgen Habermas Hoy día la autodescripción performativa de la vanguardia no prevalece en la sociedad ni en el arte contemporáneo. En la actualidad, las formas en que el arte se narra y se ubica a sí mismo se han diversificado, de manera paralela al carácter policontextural de la sociedad actual, dentro de la que ya no es posible generar una autodescripción que sea vinculante para todo el sistema social.270 No se trata de que haya tenido lugar una superación de la semántica de la vanguardia, sino que han entrado en juego -y continúan haciéndolo- diversas posibilidades de observación y autodescripción. Esto tampoco significa que la sociedad actual haya quedado liberada de la tendencia modernista hacia la afirmación valorativa de la novedad, más bien, y sin ninguna contradicción en ello, resultan también nuevos y cambiantes los términos en que la novedad continúa afirmándose ante todo. Tampoco vivimos en un «universo postideológico», como llama Žižek a esa ilusión de que las ideologías modernistas han quedado ya sepultadas en el pasado. 269 Jürgen Habermas, El discurso filosófico de la modernidad, op. cit., p. 26. «Podríamos conceder gustosos que no hay en la sociedad una representación vinculante de la sociedad». Niklas Luhmann, «La modernidad de la sociedad moderna» en Observaciones de la modernidad, Barcelona, Paidós, 1997, p. 9. 270 170 En la segunda mitad del siglo XX la semántica de la vanguardia se fue desplazando del arte hacia el ámbito de la publicidad. Llama la atención que en la actualidad, en un sorpresivo retorno a la política, el concepto esté siendo empleado en el ámbito mexicano, aunque no en la significación original que Lenin le había dado a principios del siglo XX como instrumento para la lucha de clases. Tenemos así en México, hoy día, un partido «de vanguardia», cuyo programa es hacer de la ciudad de México una ciudad «de vanguardia», claro está, tampoco en el modo en que los estridentistas planearon transformar Xalapa en Estridentópolis, ciudad que estaba planeada para ser sede del vanguardismo latinoamericano. No obstante la aparente inocencia con que se emplea este concepto en la publicidad comercial y en la política, las implicaciones ideológicas continúan ahí. En contraste, el arte contemporáneo va a la vanguardia en desemplear el concepto de vanguardia. La pregunta que surge es si con ello desaparece también el mito de la vanguardia (con toda su ideología), o si la constelación ideológica modernista propia del vanguardismo ha encontrado continuidad en conceptos como arte emergente, arte contemporáneo o arte actual. En muchos de los casos, es posible afirmar que estos nuevos términos se emplean en el mismo sentido en que en la primera mitad del siglo XX se empleaba el término «arte de vanguardia». De la misma manera en que, como hemos visto, el arte vanguardista no constituye ninguna aparición aislada del macrohorizonte modernista: es tanto una manera de resistir a la modernidad como una «razón de estrategia» para apropiarse de ella. El reconocer que aún no hemos abandonado del todo este horizonte ideológico no implica pesimismo alguno, sino que constituye una apuesta por la autorreflexión respecto a la tradición de rupturas del modernismo. El camino más fácil para reproducir la tradición es creer que ya ha sido superada, ignorando que uno aún está acurrucado en ella. Haber redescrito al 171 arte vanguardista desde un punto de vista actual, a la luz de teorías contemporáneas, nos ha hecho ejercitar la mirada retroproyectiva necesaria para reconocer esa tradición modernista de la que hoy partimos hacia nuevos horizontes. Como hemos señalado, hoy en día resulta posible leer la revista Horizonte, que entre 1926 y 1927 publicó el grupo estridentista en Jalapa, gracias a la publicación de todos los ejemplares en edición facsimilar a finales del año 2011, idea que ya se había planteado desde hace 30 años en el simposio Estridentismo: memoria y valoración realizado en Jalapa por el Centro de Investigaciones LingüísticoLiterarias de la Universidad Veracruzana.271 Esto ya de por sí llama la atención como fenómeno presente de autoredescubrimiento. Durante 90 años resultó casi imposible acceder a este material; existían ejemplares repartidos en diversas bibliotecas y colecciones, posiblemente algunos en librerías de anticuarios. Por otro lado, se había continuado una tradición de encubrimiento y demérito de este movimiento, por parte de otros grupos político-artísticos en el poder, tales como Contemporáneos.272 ¿De dónde surge la orientación actual, el ímpetu de redescubrimiento, que ha movido a las organizaciones culturales a que realicen creciente y recientemente esfuerzos dedicados a la revalorización del arte vanguardista (en el ámbito internacional) y, en el espacio social mexicano, del movimiento estridentista? Algunas de las últimas iniciativas fueron las siguientes: la exposición dedicada al estridentismo, que llevó por título Vanguardia Estridentista. Soporte de la Estética Revolucionaria, albergada en 2009 por el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo de la ciudad de México y en 2010 por la Pinacoteca Diego Rivera de 271 Presentan ‹Horizontes›, revista del movimiento estridentista, Milenio, México, 13 de febrero de 2012, http://impreso.milenio.com/node/9112112, consultado el 22 de marzo de 2012. 272 Escalante, Elevación y caída del estridentismo, México, D.F., CONACULTA/Ediciones sin nombre, 2002. 172 Jalapa, Veracruz, la republicación de las memorias de Manuel Maples Arce y la reimpresión facsímil de Horizonte, edición conjunta entre la Universidad Veracruzana, el Gobierno del Estado de Veracruz, el FCE, el INBA y el Museo Estudio Diego Rivera. Paralelamente al rescate del estridentismo en México, hemos podido apreciar cómo en Italia se celebraron en 2009 los «cien años del futurismo». Asimismo, en Zúrich, Suiza, han vuelto a poner en funcionamiento el antiguo y mítico Cabaret Voltaire, lugar donde Hugo Ball fundó el movimiento Dadá en 1916 junto a Tristan Tzara y Marcel Janco. También en Alemania tuvo lugar entre 2009 y 2012 el proyecto Phänomen Expressionismus. Para responder a ello, no resulta suficiente atribuir estos logros a la suma de intereses particulares de diversos actores de distinta índole (investigadores, promotores, directores de museo, público interesado, etc.). Tampoco nos serviría una explicación derivada del carácter cambiante, fluctuante de la moda. La explicación con la que pretendo concluir esta tesis se orienta hacia el señalamiento de una dinámica de autoredescubrimiento propia de la sociedad en la contemporaneidad. Posiblemente, la experiencia de un agotamiento en la producción/proyección de horizontes de expectativas orilla a la sociedad contemporánea a llevar a cabo un paradójico doblez del tiempo hacia atrás, poniendo a disposición en el presente un acervo de múltiples futuros pasados, de tal forma que sea posible trabajar con las posibilidades que quedaron sin realizar en esos otros proyectos de mundo, entre ellos, el movimiento estridentista. Esta posibilidad de traer a la presencia horizontes de expectativas de momentos históricos pasados y confrontarlos con la constelación presente, señalada por Jürgen Habermas en El discurso filosófico de la modernidad273, constituye una forma de anamnesis cultural, en la cual late la esperanza de revitalizar críticamente una 273 Jürgen Habermas, El discurso filosófico de la modernidad, Madrid, Katz, 2011. 173 situación contemporánea de atolladero. La memory function a la que refiere Niklas Luhmann, necesaria para que cualquier sistema opere (sujeto o sistema social), consiste en realizar desde el momento presente una continua selección entre olvidar y recordar. Un sistema que puede servirse de memoria, discrimina permanentemente entre olvidar y recordar. Estructuralmente es necesario (y esto por razón de la propia memoria) el que se olvide permanentemente, para dejar libres las capacidades para la recepción de nueva información, dado que el permanente estar recordando podría conducir en poco tiempo al propio autobloqueo. Pero esta prestación de la represión puede ser, como excepción, inhibida, cuando así lo requieran las razones internas o externas de condensar identidades y cuando sea necesario volver a traer a la memoria. Por consiguiente, el recordar no es un logro reflexivo, es la represión de la represión, ya que sólo así puede un sistema atenerse a lo que permanentemente está sucediendo.274 La anamnesis, por tanto, el traer a la presencia algo encubierto, efectúa una represión de la represión. Esto también nos permite ver que el mantener algo en el olvido requiere de fuerzas activas y de un esfuerzo constante. Por ejemplo, ¿cómo fue que en México se instituyó una tradición de olvido sobre el movimiento estridentista? Tendríamos que regresar hasta los años veinte y analizar, a partir de ahí, cómo fueron evolucionando las posiciones ocupadas en el campo artísticoliterario mexicano, hasta que la actividad crítica hegemónica delineó la identidad estridentista bajo el sello de la exclusión, a partir de la cual se puede decir que se definió su destino por mucho tiempo infortunado. Es la revisión historiográfica que propone Escalante.275 274 Niklas Luhmann, «La cultura como concepto histórico» en Teoría de los Sistemas Sociales II (Artículos), México, Universidad Iberoamericana, 1999, p. 205. 275 Ver Evodio Escalante, «Contemporáneos y estridentistas en el estadio del espejo» en Rafael Olea y Anthony Stanton, Los Contemporáneos en el laberinto de la crítica, México, El Colegio de México, 1994. 174 El hecho de que al estridentismo, hoy día, se le permita aparecer anacrónicamente (y no tanto) en el panorama contemporáneo, posee una dimensión anamnésica y un sentido político. Por una parte, salta a la vista que el movimiento no es completamente anacrónico, ya que en él podemos reconocer características que revelan la continuidad de la tradición semántica del modernismo hasta nuestros días. Siguiendo la perspectiva lacaniana con la que Escalante ha replanteado el problema de cómo se llegó a formar la identidad entre ambos grupos, estridentistas y contemporáneos, podemos agregar que, una vez definido, el orden simbólico precisa un esfuerzo constante del sujeto para sostener su inmovilidad.276 Esto es lo que Escalante denuncia como la «inercia» o «flojera interpretativa» de una «crítica que no ha tenido el valor para revolver los escombros y para interrogar las premisas de las que parte».277 Es preciso adquirir conciencia de esta inercia como una fuerza activa que reproduce un orden simbólico constituido y autolegimitante, justo como el vanguardismo futurista denunciaba al «pasadismo» como perpetuador del status quo. Frente a ello, Pierre Bourdieu ha escrito muy atinadamente lo que habría que hacer para «hacer bailar a las estructuras sociales»: Contra estas fuerzas históricas de deshistorización debe orientarse primariamente una empresa de movilización que tienda a volver a poner en marcha la historia, neutralizando los mecanismos de neutralización de la historia.278 Para que el desocultamiento del horizonte-red del arte vanguardista tenga lugar, las fuerzas encubridoras tienen que ser, a su vez, encubiertas. Es éste el acontecimiento al que asistimos hoy día. Heidegger explica el proceso de desocultamiento en El origen de la obra de arte: 276 Slavoj Žižek, Cómo leer a Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2010, p. 36. Evodio Escalante, «Contemporáneos y estridentistas en el estadio del espejo» en op. cit., p. 391. 278 Pierre Bourdieu, La dominación masculina, Barcelona, Anagrama, 2003, p. 8. 277 175 El encubrimiento puede ser una negación o una mera disimulación. Nunca tenemos la certeza directa de que sea lo uno o lo otro. El encubrimiento se encubre y disimula a sí mismo. Esto quiere decir que el lugar abierto en medio de lo ente, el claro, no es nunca un escenario rígido con el telón siempre levantado en el que se escenifique el juego de lo ente. Antes bien, el claro sólo acontece como ese doble encubrimiento. El desocultamiento de lo ente no es nunca un estado simplemente dado, sino un acontecimiento.279 Escalante escribe, siguiendo al filósofo: Lo mismo sucede con el estridentismo. Bastaría advertir el encono con el que se refieren a él muchos de los críticos actualmente en activo, para saber que existen nubarrones emocionales que impiden que asome -a más de sesenta años de distancia- la claridad.280 Jürgen Habermas, apoyándose en Benjamin, ve en la anamnesis cultural la posibilidad de que la sociedad moderna encuentre una orientación, al confrontarse con sus propios futuros pasados aún no cumplidos. Al hacer Benjamin extensiva a épocas pasadas esa responsabilidad orientada hacia el futuro, la constelación cambia una vez más: la relación cargada de tensión con las expectativas que básicamente nos abre el futuro se da ahora la mano de manera inmediata con la relación con un pasado movilizado a su vez por expectativas.281 La intención detrás del optimismo, en el caso de Habermas, es no tirar por la borda el proyecto de modernidad que surge con la Ilustración. En el caso de Marshall Berman, la apuesta es recuperar la tradición del modernismo, de tal manera que recordemos las expectativas, desocultemos los horizontes y hagamos resurgir con toda su fuerza los mundos de sentido que el modernismo trajo consigo, ya que según sus planteamientos ahí está contenido aquello que puede orientarnos a través 279 Martin Heidegger, «El origen de la obra de arte» en Caminos de bosque, Madrid, Alianza, 2008, p. 39. 280 Evodio Escalante, «Contemporáneos y estridentistas en el estadio del espejo» en op. cit., pp. 391-392. 281 Jürgen Habermas, El discurso filosófico de la modernidad, op. cit., p. 26. 176 del torbellino de la modernización social; de otra manera la modernidad seguirá su curso y nunca llegaremos a hacerla simbólica y semánticamente nuestra, habitable. Los modernismos del pasado pueden devolvernos el sentido de nuestras propias raíces modernas, raíces que se remontan a doscientos años atrás. Pueden ayudarnos a asociar nuestras vidas con las vidas de millones de personas que están viviendo el trauma de la modernización a miles de kilómetros de distancia, en sociedades radicalmente distintas a la nuestra, y con los millones de personas que lo vivieron hace un siglo o más.282 La sociedad actual, al no tener otro punto de referencia que su modernidad misma, se tiene que remitir constantemente a su propia historia evolutiva para construir sentido. La recuperación de horizontes de expectativas pertenecientes a un futuro pasado es una forma de autoconocimiento de la sociedad moderna. Este estado de autoobservación, que va más allá de una evocación retro, está impulsado por el anhelo de rencontrarse con los fundamentos del «proyecto incompleto» del modernismo y la modernidad: es una búsqueda atormentada del origen. Sobre ello, también ha escrito Berman: Paradójicamente, es posible que finalmente esos primeros modernistas nos comprendan -la modernización y el modernismo que constituye nuestras vidasmejor de lo que nosotros nos comprendemos. Si podemos hacer nuestras sus visiones y utilizar sus perspectivas para observar nuestro propio entorno con nuevos ojos, veremos que en nuestras vidas hay más profundidad de lo que pensamos.283 Al realizarse este pliegue hacia el re-conocimiento de un futuro pasado, disponible en la forma de una latencia, se rompe y simultáneamente se continúa la dinámica propia de la sociedad moderna caracterizada por una permanente orientación hacia el futuro. En la acción de retroceder, de emprender la búsqueda del origen, es 282 Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire: la experiencia de la modernidad, México, D.F., Siglo XXI, 2004, p. 26. 283 Ibíd., p. 27. 177 posible reconocer una actitud «posmoderna», en tanto que se ve en el espacio de experiencia (pasado) la clave para reorientar las expectativas de la sociedad actual. Por otro lado, lo que se busca revivir no es la experiencia pasada -lo cual sería imposible debido a las condiciones históricas cambiantes-, sino reanimar el Zeitgeist contemporáneo con una dosis de irritación mnemónica. Se confronta así a la modernidad con sus propias esperanzas incumplidas, adquiriendo con ella una conciencia crítica de la separación entre experiencia y expectativa. Como señala Herbert Marcuse: Las auténticas oeuvres, la verdadera vanguardia de nuestra época, lejos de reducir esa distancia y de acallar la alienación, las agrandan y hacen hincapié en su incompatibilidad con la realidad dada, a extremos que desafían cualquier cálculo de comportamiento (behaviorista) que se quiera aplicar. De este modo, cumplen con la función cognitiva del arte (que es su función inherentemente radical y «política»), que consiste en nombrar lo innominable, confrontar al hombre con los sueños que traiciona y los crímenes que olvida.284 Esto solamente es posible, sin embargo, desde la perspectiva distanciada de un observador post-moderno, que ya no percibe como una amenaza totalitaria posible la estridentización de la sociedad, como sí un sector de la opinión pública de Xalapa protestó durante los años de Heriberto Jara, cuando Maples Arce fue secretario de gobierno, como relata Silvia Pappe: La notoria presencia de poetas, pintores y grabadores estridentistas en Jalapa parece legitimar la juguetona iniciativa de renombrar la capital veracruzana como Estridentópolis; los enemigos políticos de los vanguardistas no comparten su sentido de humor; expresan, al contrario, su creciente preocupación por la ‹estridentización› de la entidad. 285 284 Herbert Marcuse, «El arte como una forma de la realidad» en Sobre el futuro del arte, México, Extemporáneos, 1981, p. 138. 285 Silvia Pappe, Estridentópolis: urbanización y montaje, UAM Azcapotzalco, México, D.F., 2006, p. 13. 178 La sociedad actual, al cobrar conciencia de su propia complejidad y contingencia lo cual significa más grados de libertad pero también incapacidad de producir una autodescripción que sea vinculante para toda la sociedad-, se abre sin embargo a apreciar, revalorar, recuperar o incluso sentir nostalgia por los intentos de autodescripción social vinculante producidos en el pasado. Žižek ha escrito que «‹cultura› es el nombre para todas esas cosas que hacemos sin creer en realidad en ellas, sin tomarlas muy en serio».286 Al designar algo como cultura, lo que se observa aparece como contingente. La cultura surge, según Luhmann, «siempre y cuando la mirada pueda volverse a otras formas y a otras posibilidades».287 Sobre todo lo que está en el fondo de la intención es que lo que debe ser comparado también puede ser de otra manera, por tanto, contingente. 288 Hoy día el estridentismo se ha vuelto ya «cultura»: forma parte de la memoria del sistema social. Precisamente esta propiedad suspendida que adquiere el movimiento estridentista al observarlo como un «tema» de la cultura, nos impide retomar verdaderamente en serio su programa para el México contemporáneo, pero también posibilita su revaloración. La Gesamtkunstwerk estridentista surge cuando la observamos desde la contemporaneidad; sólo nosotros, existiendo en esta constelación presente, podemos reconstruirla y hacerla emerger. Al elegir la perspectiva de la cultura para observar al estridentismo, hemos efectuado una decisión metodológica e ideológica -como apunté en la introducción de este trabajo-, pues la cultura constituye ese «proyecto de mundo que engloba tanto la diferenciación histórica y la regional (― lo nacional‖) como material comparable».289 Cultura significa un proyecto de mundo que posibilita comparar diversos proyectos 286 Slavoj Žižek, Cómo leer a Lacan, op. cit., p. 39. Niklas Luhmann, «La cultura como concepto histórico» en op. cit., p. 207. 288 Ídem. 289 Niklas Luhmann, «La cultura como concepto histórico» en op. cit., p. 200. 287 179 de mundo. Además, la noción de cultura incluye también una dimensión del cuidado, como señala Heidegger, su esencia implica que «ésta cuide a su vez de sí misma, convirtiéndose en una política cultural».290 En este caso, la anamnesis cultural significa también una política temporal. Queda por ver si esta dinámica de autoredescubrimiento y revalorización de futuros pasados propia de la sociedad actual la arroja o no a una nueva concepción del tiempo. Por lo pronto, la deuda adquirida con el arte vanguardista -y con el movimiento estridentista- parece estar en proceso de ser saldada, a través de la reparación anamnésica y de la confrontación con lo traumático de sus expectativas incumplidas. Fig. 58. Monumento dedicado al movimiento estridentista. Parque de Chapultepec, México, D.F. Fotografía: Alejandra Chong. 290 Heidegger, Martin, «La época de la imagen del mundo» en op. cit., p. 64. 180 Bibliografía Baecker, Dirk. The Hitler Swarm: An Essay on Form. Zeppelin University, 2011. 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Discografía Marinetti, Filippo Tommaso. «Definizione di futurismo» (grabación de 1924) en Musica Futurista: The art of noises. Inglaterra, Salon Recordings, 2004. 188 Exposiciones 2009, Vanguardia Estridentista: Soporte de la estética revolucionaria, Museo Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, México, D.F., México. 2010-2011, Vanguardia Estridentista: Soporte de la estética revolucionaria, Pinacoteca Diego Rivera, Xalapa, Veracruz, México. 189 Índice de Imágenes Fig. 1. Gunilla Klingberg, Mantric Mutation, 2009. Bonniers Konsthall. 23 Fig. 2. Kurt Schwitters, Merzpicture Thirty-one, 1920. Ensamblaje, 97.8 x 65.8 cm. Sprengel Museum, Hanóver. 35 Fig. 3. José Clemente Orozco, Destrucción del viejo orden, Fresco, 1926, San Ildefonso. México, D.F. 36 Fig. 4. Portada de 1927, revista de avance, año 1, núm. 1. La Habana, marzo 15 de 1927. 39 Fig. 5. Anton Giulio Bragaglia, Salutando (Saludando), 1911. Fotodinamismo, 8.5 x 11.2 cm. Colección particular. 44 Fig. 6. Giacomo Balla, Dinamismo di un cane al giunzaglio 44 (Dinamismo de un perro con cadena), 1912. Óleo sobre lienzo, 89.85 x 109.85 cm. Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, Nueva York, Estados Unidos. Fig. 7. Giacomo Balla, Lampada ad arco, 1909-1911. Óleo sobre lienzo. 174.7 x 114.7 cm. The Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York, Nueva York, Estados Unidos. 46 Fig. 8. Irradiador. Revista de vanguardia. Proyector internacional de nueva estética. Dirección: Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas. Depósito general: Librería de César Cicerón, año I, núm. 1, México, D.F., septiembre de 1923. Impreso, 23.8 x 17.4 cm. Jean Charlot Collection, University of Hawaii at Manoa Library. 46 Fig. 9. Periódico Le Figaro, 20 de febrero de 1909. Francia. 48 Fig. 10. Burliuk, Kruchenykh, Maiakowski y Khlebnikov, Una bofetada en la cara al gusto público, 1912. Libro. Rusia. 48 190 Fig. 11. Hugo Ball en el Cabaret Voltaire, 1916. Fotografía. Zúrich, Suiza. 48 Fig. 12. Panfleto para la primera exposición Mavo, 1923. Museo de Arte Contemporáneo, Tokio, Japón. 48 Fig. 13. Manuel Maples Arce, Actual No. 1. Hoja de Vanguardia, 1921. Hoja volante. Colección Museo Nacional de Arte/INBA (Donación de Blanca Veermersch). 86 Fig. 14. Actual No. 3, Hoja de vanguardia, Proyector internacional de nueva estética, julio de 1922. 92 Fig. 15. Andamios interiores. Poemas radiográficos de Manuel Maples Arce, Editorial Cvltvra, México, 1922 [Portada por Vargas]. Impreso, 21.7 x 16.1 cm. Colección Editorial RM. 95 Fig. 16. Ernst Ludwig Kirchner, Invitación a la exposición de Die Brücke, 1906. Grabado en madera, 10.1 x 10.1 cm. Colección Hermann Gerlinger. 95 Fig. 17. Fermín Revueltas, Andamios Exteriores, 1923. Acuarela sobre papel. Colección Museo Nacional de Arte/INBA (Donación de Blanca Veermersch vda. de Maples Arce). 97 Fig. 18. Manuel Maples Arce, et al, Manifiesto estridentista, Puebla, 1923. Archivo de Francisco Reyes Palma. 99 Fig. 19. Jean Charlot, Retrato psicológico de Manuel Maples Arce en Ser, Revista internacional de vanguardia, Puebla, febrero y marzo de 1923. Impreso, 32.6 x 23 cm. Colección Eric List. 99 Fig. 20. Febronio Ortega, «Nuestro apóstol creacionista: Maples Arce» en El Universal Ilustrado, México, D.F., año IV, núm. 278, 24 de agosto de 1922, pp. 29 y 56. 102 191 Fig. 21. La señorita etcétera en «La novela semanal», suplemento de El Universal Ilustrado. Director: Carlos Noriega Hope. Editorial El Universal, México, D.F., 1922. Portada: A. Gálvez. Impreso. 14 x 10 cm. Galería López Quiroga. 104 Fig. 22. Manuel Maples Arce, «El movimiento estridentista en 1922» en El Universal Ilustrado, México, D.F., núm. 294, diciembre de 1922, p. 25. 106 Fig. 23. Óscar Leblanc, «¿Qué opina usted del estridentismo?» en El Universal Ilustrado, México, D.F., núm. 304, marzo de 1923, pp. 33-34. 108 Fig. 24. Febronio Ortega, «Zig zags en la República de las Artes: 110 Maples Arce arremete contra todo el mundo» en El Universal Ilustrado, núm. 332, septiembre de 1923, pp. 30-31. Fig. 25. Esquina, Librería Cicerón, Talleres Gráficos del Movimiento 112 Estridentista, México, 1923 [Portada por Jean Charlot]. Impreso, 19 x 13.7 cm. Colección Librería A Través de los Siglos. Colección particular. Fig. 26. Avión, Editorial Cvltvra, México, 1923 [Portada por Gerardo Murillo ‹Dr. Atl›]. Impreso, 25 x 18 cm. Colección Librerías A Través de los Siglos. 112 Fig. 27. «T.S.H.» en El Universal Ilustrado, núm. 308, 5 de abril de 1923, p. 19. Dibujo de Fernando Bolaños Cacho. 119 Fig. 28. Radio. Poema inalámbrico en trece mensajes, 120 Editorial Cvltvra, México, 1924 [Portada por Roberto Montenegro]. Impresión tipográfica directa, 23.5 x 17 cm. Colección Librerías A Través de los Siglos. Colección particular. Fig. 29. Fermín Revueltas, El restorán (detalle) en Irradiador núm. 1, 1923. The Jean Charlot Foundation, Honolulu. 122 Fig. 30. Diego Rivera, Los mineros (detalle) en Irradiador núm. 2, 1923. The Jean Charlot Foundation, Honolulu. 123 192 Fig. 31. «Un decorado cubista se inauguró en la Preparatoria» en El Universal, México, D.F., 10 de marzo de 1923. 123 Fig. 32. Edward Weston, Armco Steel, 1922. Fotografía con gelatina sensibilizada, 23. 5 x 17. 2 cm. Edward Weston Archive. 124 Fig. 33. Irradiador, Revista de vanguardia. Proyector internacional de 124 nueva estética. Dirección: Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas. Depósito General: Librería de César Cicerón, año I, núm. 3, México, D.F., noviembre de 1923 [Portada]. Impreso, 23.8 x 17.4 cm. Museo del Estanquillo/Colecciones Carlos Monsiváis. Fig. 34. «Diorama estridentista» en El Universal Ilustrado, 10 de enero de 1924, núm. 348, p. 39. 127 Fig. 35. «Diorama estridentista» en El Universal Ilustrado, 27 de febrero de 1924, año VIII, p. 10. 128 Fig. 36. Salvador Gallardo, et al., Manifiesto estridentista No. 3, Zacatecas, 1925. Hoja volante, 60 x 40 cm. Colección padre Rubén García Badillo. 129 Fig. 37. «Te-invitación» a la Primera Tarde del movimiento estridentista en Germán List Arzubide (1926), El movimiento estridentista, México, D.F., SEP, 1986, p. 62. 133 Fig. 38. Arqueles Vela, «La Tarde Estridentista: Historia del Café de Nadie» (Detalles) en El Universal Ilustrado, México, D.F., 17 de abril de 1924. 134 Fig. 39. Ramón Alva de la Canal, El Café de Nadie, 1924. Óleo y collage sobre lienzo. 135 Fig. 40. Ramón Alva de la Canal, El Café de Nadie, ca. 1930. 135 Óleo y collage sobre lienzo. Museo Nacional de Arte. México, D.F. Fig. 41. El Café de Nadie, Ediciones de Horizonte, Xalapa, 1926 [Portada]. Impreso, 19.7 x 12.8 cm. Colección particular. 137 193 Fig. 42. Urbe: súper-poema bolchevique en 5 cantos, Casa Editorial 141 Andrés Botas e Hijos, México, 1924 [Portada por Jean Charlot]. Impreso, 23.2 x 17 cm. Colección Librerías A Través de los Siglos. Fig. 43. Portadas de la revista Horizonte de septiembre de 1926 y abril/mayo de 1927. 146 Fig. 44. Tina Modotti, Estadio, 1926. Impresión moderna, 20.3 x 25.3 cm. 147 CONACULTA/INAH/SINAFO/FN-MÉXICO. Fig. 45. Revistas La révolution surréaliste y Le surréalisme au service de la révolution. 150 Fig. 46. Leopoldo Méndez, La costurera. En Irradiador, núm. 3. Directores: Manuel Maples Arce y Fermín Revueltas. México, noviembre de 1923, p. 7. Impresión tipográfica directa, 24 x 17.5 cm. Colección Carlos Monsiváis. 152 Fig. 47. Ramón Alva de la Canal, Retrato estridentista (Germán List Arzubide), s.f. Linóleo, 8.3 x 7.4 cm. 152 Fig. 48. Fermín Revueltas, Abstracto, ca. 1930. Xilografía, 14.9 x 15.3 cm. 152 Colección Andrés Blaisten/Fondo Francisco Díaz de León. 155 Fig. 49. Poemas interdictos, Ediciones de Horizonte, Xalapa, 1927 [Portada]. Impreso, 21 x 14.9 cm. Colección Editorial RM. Colección Librerías A Través de los Siglos. Fig. 50. El movimiento estridentista, Ediciones de Horizonte, Xalapa, 155 1926-1927 [Portada]. Impreso, 19.7 x 14.7 cm. Colección Mireya Cueto. Colección Librería A Través de los Siglos. Colección particular. Museo del Estanquillo/Colección Carlos Monsiváis. Fig. 51. Panchito Chapopote. Retablo tropical o relación de un extraordinario suceso de la heroica Veracruz, Editorial Cvltvra, México, 1928 [Ilustraciones por Ramón Alva de la Canal]. Impreso, 24 x 17.7 cm. Colección Editorial RM. Colección Librería A Través de los Siglos. Colección particular. 156 194 Fig. 52. Fermín Revueltas, Ilustración del libro Umbral de René 156 Tirado Fuentes. Edición del autor, México, 1931 [Páginas interiores]. Impreso, 24 x 17.3 cm. Colección Tomás Zurián. Colección Editorial RM. Colección particular. Fig. 53. Miguel Aguillón Guzmán, et. al., Manifiesto estridentista núm. 4, 158 Ciudad Victoria, 1926. Hoja volante. Fig. 54. Gunilla Klingberg, Mantric Mutation. Instalación en el Museo Tamayo, 2011. 160 Fig. 55. Niklas Luhmann, Dibujo, s/f. 162 Fig. 56. Gunilla Klingberg, Mantric Mutation (Detalle), 2006. 164 Fig. 57. Ramón Alva de la Canal, El Café de Nadie, ca. 1930. 167 Óleo y collage sobre lienzo. Museo Nacional de Arte. México, D.F. Fig. 58. Monumento dedicado al movimiento estridentista. 179 Parque de Chapultepec, México, D.F. Fotografía: Alejandra Chong. 195 Índice de Cuadros Cuadro 1. Estructura social, semántica y espacio temporal en los cuatro estadios de emergencia. 16 Cuadro 2. Movimientos en la red del arte vanguardista, 1905-1927. 18 Cuadro 3. La política y el arte en la sociedad moderna, de acuerdo a la teoría de Luhmann. 49 Cuadro 4. Semántica del arte vanguardista. 61 Cuadro 5. Red del arte vanguardista. 70 Cuadro 6. Emergencia del estridentismo en la red del arte vanguardista. 72 Cuadro 7. Movimiento estridentista. 81 Cuadro 8. Semántica estridentista. 82 Índice de Esquemas Esquema 1. Rosa náutica del vanguardismo. 60 Esquema 2. Los movimientos vanguardistas en el horizonte del modernismo. 65 Esquema 3. El estridentismo en la red del arte vanguardista y el espacio social mexicano. 73 *** Cuadro 3: tomado de Niklas Luhmann, Schriften zu Kunst und Literatur, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 2008, p. 448. Traducción propia.