IGLESIA DE SANTA MARÍA DE REQUENA Nos encontramos ante la iglesia de Santa María situada en el casco histórico requenense. Se trataría de la iglesia más antigua en cuanto a emplazamiento, ya que se levanta sobre una antigua mezquita, conservando también restos visigodos o mozárabes1 entre sus cimientos. De este último periodo no se encuentra nada que nos diga el tipo de construcción que pudo existir, pero el hecho de que se reutilizara en forma de mezquita nos hace pensar que podría ser un edificio religioso importante. De la antigua mezquita conservamos datos escasos, pero parece evidente este pasado árabe puesto que conserva alguna de las características típicas de estas construcciones religiosas: minarete exento, planta rectangular de 5 tramos, orientación hacia oriente e incluso la disposición urbana de las calles principales tienen su foco en este edificio2. No queda clara la cronología exacta de la construcción de la mezquita pero, al igual que el resto del asentamiento, se estima que fue realizada entre los siglos VIII-XI3. Después de la conquista, que se suele fechar en 1238, se cristianiza rápidamente la mezquita y se consagra a Nuestra Señora del Pópulo4. La fecha de construcción del templo de Santa María es fechado por Domínguez de la Coba (nacido en el siglo XVIII) entre 1380 y 1533, periodo en el que se está realizando simultáneamente la iglesia del Salvador, una edificación que guarda muchas similitudes con éste. Otros autores como Joan Fuster y Luis Guarner, sin embargo, creen que la iglesia se comienza a levantar un siglo después, en el XV, mientras que en el estudio realizado a raíz de la propuesta de rehabilitación de Santa María proponen la fecha de inicio entre fines del siglo XV y principios del XVI. En cuanto al estilo actual también hay disparidad de opiniones, aunque todos coinciden en que los parámetros se mueven en torno al gótico. Ignacio Lafuente, por su parte, piensa que se trataría de un gótico original, mientras que Carmen García5 cree que estaría más próximo al gótico de castilla, no al de zona mediterránea. En 1730 se sabe con certeza que se llevó a cabo una gran actuación sobre la iglesia, hecho del que todos los historiadores de la ciudad de Requena dejan constancia 1 PIQUERAS MÁS, F.; JORDÁ MOLTÓ, C. Historia de Requena Ilustrada. Utiel, 1992. CEBRIÁN SERRANO, J. “Tras las raíces islámicas del urbanismo de Requena”. Oleana. Cuadernos de Cultura Comarcal, nº 22, 2007, pp. 73-92. OSORIO ARIJÓN, A.; PILES MERELO L.; PIQUERAS HABA J. La villa de Requena. Una propuesta de rehabilitación. Requena: Conselleria de Cultura, Educació i Ciencia, 1982. 3 PIQUERAS MÁS, F.; JORDÁ MOLTÓ, C. Historia de Requena Ilustrada. Utiel, 1992. 4 PIQUERAS HABA, J. “Desarrollo Urbano de Requena”. Cuadernos de Geografía, nº 22, 1978, pp. 2958. LAFUENTE NIÑO, I. “Requena. Iglesia de Sta. María”. Catálogo de monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana, 1983. 5 GARCÍA, C. Enciclopedia de la Región Valenciana. Valencia: Heraclio Fournier, 1973 2 1 en sus escritos. Así, Herrero y Moral, entre otros, nos habla de “remodelación y ensanche”, mientras que más adelante Juan Piqueras nos matiza que se llevó a cabo procesos de decoración con motivos neoclásicos hasta 1734. En el estudio de “La villa. Una propuesta de rehabilitación” habla de un revocado al ya mencionado estilo neoclásico y nos aporta los nombres de los principales responsables: por un lado el arquitecto llamado Antonio García y el decorador Mauro Minguet. Rafael Bernabeu aún da más datos y nos dice que en esta misma fecha de 1730 se realiza la crujía ojival, el zócalo y el cierre del atrio6, y dice más: “las obras de ampliación terminaron en 1565 gracias al legado de 49.000 reales de Dña. Ana García de Martín Gil, quedando el templo al estilo barroco valenciano”7. Según Fermín Pardo, cronista oficial de la ciudad de Requena, se trata en realidad de tres iglesias construidas en épocas diferentes pero con coherencia entre ellas. La primera iglesia se corresponde con la cabecera, la segunda con la nave central y única y la tercera con la capilla de Nuestra Señora del Rosario. Sin embargo, no se sabe si la primera construcción ya tenía estos espacios delimitados o son posteriores. En cuanto a la capilla mayor, Domínguez de la Coba apunta que se empieza a acaba en el año 1565, y añade que para su advocación se compra en 1450 un retablo procedente de Valencia, aunque Bernabeu López cree que se adquiere en 1450 y añade que estaba dedicado a la Asunción y presentado en la capilla mayor realizada en estilo gótico valenciano. Sin embargo, existen discrepancias en cuanto a la historia de esta capilla, puesto que el mismo de la Coba dice que en 1692 es construida de nuevo o modificada sustancialmente, en 1723 consagrada a San Isidro y en 1730, en esta misma remodelación de todo el templo, es demolida y renovada. Por su parte, Rafael Bernabeu solo habla de una restauración de 1672 y tanto Herrero y Moral como Ignacio Lafuente señalan como fecha de inicio 1732 y aportan la de su final, 1815. La primera construcción en la bóveda de la nave centrar podría haber sido a base de arcos de diafragma que sustentan artesonado de madera, una teoría sustentada por Elías Tormo aunque es Ignacio Lafuente8 quien lo cita, pero sin aportar cronología. La influencia podría estar en otras iglesias de la Comunidad Valenciana, como San Feliu de Xátiva o la iglesia de La Sangre en Lliria, aunque en la propia ciudad de Requena se conservan restos de esta forma constructiva en la iglesia de San Sebastián en las Peñas. 6 BERNABEU, R. Historia crítica y documentada de la ciudad de Requena. Requena: M.I. Ayuntamiento, 1983. 7 ROMERO, J. “La iglesia y portada de Santa María de la Asunción”. Oleana. Cuadernos de Cultura Comarcal, nº 1, 1985, pp. 49-62. 8 LAFUENTE NIÑO, I. (Op. Cit.). 2 Hoy vemos una cubrición a base de bóveda de crucería muy elaborada en la zona del presbiterio mientras que la nave central se cierra a base de bóveda de cañón con grandes vanos a los lados que podría corresponderse con un tipo de bóveda aristada aristada, muy típica en la zona de Valencia, si no fuese por los arcos fajones que separan los cuatro tramos, tanto en la nave central como en las capillas que la circundan. La bóveda de estos cuatro tramos se decora con lunetos barrocos estucados en blanco con adornos corintios. La circunda una sobresaliente cornisa con adornos de cornucopias barrocas realizadas en esta remodelación de 1730 a 1734, obra, ésta en concreto, realizada por Antonio García y Mauro Minguet. Existen datos que, por su falta de pruebas, son imposibles de contrastar, pero que en algún momento se ha especulado que pudieran ser verdad, como la posible fecha de construcción del coro en 17639 o la fecha de colocación del zócalo de azulejería en 174010. Por el contrario, existen datos contrastados en los que coinciden todos los historiadores a partir de 1936. Este es el caso de las fechas de supresión y cierre del culo, que corresponden respectivamente como 1897 y 1936. El coro, por su parte, se sitúa con perfil curvo a los pies de la iglesia y elevado respecto al resto de la nave central. Se accede por la capilla situada a su derecha y su fecha de construcción se situaría en 1763 realizada por Antonio García. Por la segunda capilla a la izquierda se accede al osario, que no plantea una fecha exacta pero podría pertenecer al mismo siglo que el asentamiento cristiano, mientras que por la tercera capilla en esta misma fila tenemos acceso al atrio de entrada que aún se conserva en madera, realizado en la remodelación del siglo XVIII. La capilla de Nuestra Señora del Rosario se corresponde con la cuarta capilla a la derecha. Se renueva, según Herrero y Moral, entre 1732 y 1815, mientras que Domínguez de la Coba aportó en su momento que fue sobre una anterior construida en 1692. Esta construcción se encuentra perpendicular al resto de la iglesia, con la cabecera “al saliente” y cubierta con una bóveda nervada. Consta de dos tramos, ambos cubiertos mediante cúpula semiesférica. El primer tramo, de orden compuesto, tiene la misma cubrición que el resto de capillas laterales, puesto que a efectos es una más, y cuenta con dos frescos sorprendentes del requenense Vicente Lledó, uno correspondiente al Milagro del caballero decapitado y el otro al triunfo de Lepanto. El segundo tramos es de orden jónico y su planta es de cruz griega de brazos cortos y está cubierta por una cúpula de media naranja y tambor rebajado rematado con una cruz, visible desde el exterior. Trabajos de restauración de los frescos de Vicente Lledó. 9 BERNABEU, R. (Op. Cit.). GUARNER, L. Valencia. Tierra y alma de un país. Madrid: Espasa-Calpe, 1974. 10 3 El zócalo de la iglesia fue levantado en 1740. De azulejería valenciana, cuenta en ellos temas de la pasión decorados con motivos florales y rocalla, pero al inicio de la Guerra Civil, esta iglesia es abandonada y las caras picadas. Se mantiene más o menos intacto en general todo el conjunto hasta que en los años 60 sufre expolios masivos y desaparece todo el zócalo, que es una de las partes más dañadas, y solo con los restos que se dejaron se ha podido recuperar algo de aquella antigua obra. También podíamos observar una escalera helicoidal que cambia de sentid hacia mitad, lo que indica una construcción en dos momentos diferentes, pero no sabemos datos exactos de cuándo fueron. Esta escalera nos lleva hasta lo más alto del campanario, llegando primeramente a una azotea cubierta y, mediante una escalera de mano pegada a la pared, acceder hasta la terraza superior donde se encuentran las campanas y donde anteriormente se podía ver una cruz, hoy desaparecida. En el muro del exterior que vemos desde la calle Santa María vamos que se trata de una sillería perfectamente tallada. Los contrafuertes y el muro corresponden a la nave central, que aquí son sillares irregulares vistos desde el exterior. Esto queda inacabado al hacer unión con el resto del edificio, a la altura del segundo contrafuerte. Esta parte del edificio es más baja y construida en tapial, y esta mampostería apunta que posiblemente quisieran continuar en su momento pero que por posible falta de medios no pudieses, como apuntó Fermín Pardo en el primer número de la revista Oleana. Desde aquí se puede observar una mayor altura de la nave central respecto a las laterales, además de apreciar la separación de la torre campanario en cuanto al resto del edificio, puesto que, como ya apuntábamos, se trataría del antiguo minarete de la mezquita musulmana. Llegando a la portada de Santa María, volvemos a la problemática de no saber muy bien la fecha exacta de su levantamiento. Domínguez de la Coba cree que, al igual que el resto del templo, coincidiría en cronología con la iglesia del Salvador finalizada en 1533. A partir de este historiador, ya no se vuelve a mencionar este asunto hasta bien entrado el siglo XX, donde Juan Piqueras y los autores encargados del proyecto de, restauración coinciden en establecer una fecha alrededor del siglo XVI, mientras que Guarner cree que estaría ya construida un siglo antes. En cuanto al estilo ocurre lo mismo que en el Portada de la Iglesia del Salvador de Requena resto del edificio, sería claro que pertenece al estilo gótico aunque la unanimidad no es tal al hablar de los estilos subyacentes a éste. Herrero y Moral, por ejemplo, no destaca matizaciones y se refiere a él como “gótico” sin más Bernabeu López nos habla de una obra primitiva en estilo románico en el caso 4 del resto del edificio pero se decanta por establecer una única portada en estilo gótico isabelino, y añade que los tres pórticos de la villa fueron hechos por pedrapiquers valencianos. Guarner, Joan Fuster11 Y Felipe María Ortiz de Tarranco12 están de acuerdo en afirmar una inspiración de castilla en el caso de las esculturas, une estilo gótico valenciano tardío en el conjunto general y una clara influencia en el la portada del Salvador de Requena y no tan clara de la portada de los Apóstoles de la catedral de Valencia, por lo que aquí disienten claramente con las afirmaciones anteriores. Sin embargo, en este caso también tenemos datos unánimes con los que coinciden todos los historiadores, como la fecha de 1536 para la construcción del alero que protege la portada, el cual parece ser que se cambia en fecha temprana por otro más grande debido a que no cubría bien la portada y se encontraba en mal estado de conservación, de ahí que sobre tanto espacio entre este saliente y la crestería y que ésta última tenga una forma tan sinuosa, presumiblemente para adaptarse al anterior saledizo. Portada de Santa María de Requena La fachada abre lateralmente al templo, siendo este el único acceso y una de las señales que nos indican que este asentamiento fue una antigua mezquita, puesto que es una característica común en ellas. Los últimos estudios publicados sobre el estilo hablan 11 FUSTER, J. El país valenciano. ORTIZ DE TARRANCO, J. Catálogo monumental de la provincia de Valencia. Valencia: Caja de Ahorros de Valencia, 1986. 12 5 de gótico flamígero, anterior a 1536, como ya hemos visto, por la colocación del alero protector. De esta manera se establece una cronología de finales del XV principios del XVI. En general, tiene la misma apariencia que el Salvador de Requena, pero con la diferencia del alero y que tiene una arquivolta más, aunque el elemento más diferenciado es el tímpano con las imágenes. Un rasgo que diferencia completamente esta portada de la puerta de los Apóstoles de la catedral de Valencia es que ésta primera se trata de una arquitectura conopial, mientras que la otra se soluciona mediante un gablete apuntado. Cuenta con un abocinamiento en planta que es circundado por un banco-pedestal –muy característico tanto en esta iglesia como en la del Salvador– y del cual arrancan las cuatro arquivoltas que cobijan la imagen del tímpano, dedicado a la Asunción de la Virgen, y el parteluz con la Virgen y el niño rematado con dosel, a cuyos lados se abren Puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia sendas puertas rematadas con arcos carpaneles. Estas puertas contaban con un par de aldabas, que actualmente se encuentran expuestas en el Parque Güell de Barcelona, según Rafael Bernabeu y Serrano Clavero. Enmarcando la portada encontramos dos pináculos que llegan hasta la cornisa superior, como también lo hacen las pilastras que nacen desde las arquivoltas en forma de crestería en su parte superior. La Virgen del parteluz en origen tenía un aspecto menos hierático del que presenta hoy en día, lo que ocurre es que a lo largo del siglo XVI-XVII se decide cambiar por la que tenemos hoy en día. Durante la reciente restauración se elaboraron dos copias de la Virgen, en yeso, una que sería una réplica de la que estamos mencionando ahora y otra que se correspondería con la Virgen más naturalista que había en origen, con la intención de poner ésta en el lugar de la hierática, sin embargo, solo se cambia la figura en su parte superior, ya que de cintura para abajo las dos imágenes coinciden. Finalmente se decide poner la réplica de ésta última ya que era la que los requenenses conocían y dejar la original y la réplica segunda dentro de la iglesia y del Museo de Requena respectivamente para el deleite del visitante. El dosel que cubre esta imagen se sumerge en el tímpano y está rodeada de imágenes de ángeles que acompañan a la Virgen, cuya presencia se establece así como un intermediario divino entre los hombres y Dios, entre lo profano y divino, entre la tierra y el cielo. En el caso del tema representado en el tímpano, perece que hay unanimidad en afirmar que se trataría de la Anunciación de María, a pesar de lo cual no queda del todo claro puesto que también se podría tratar de la Asunción, aunque es un asunto cada vez 6 menos discutido. Los apóstoles están dispuestos a la altura de la Virgen del parteluz, cuatro en el abocinamiento y dos dispuestos de manera convexa en las esquinas. Estos dos han sufrido más daños en este último siglo que los otros apóstoles, siendo rehechos por completo en esta última restauración y recibiendo críticas por ello, ya que no se sabe el aspecto que pudieran tener estas figuras en el pasado. Por otro lado, faltan algunas piezas que coincidirían con los atributos de cada santo perdidos durante la Guerra Civil, lo que nos deja algunos personajes sin identificar. Puede que este apostolado estuviera patrocinado por familia pudiente y por ello no colocados de la manera habitual, sino a medida que el patrocinio se iba dando. Este es el caso de la colocación de San Pedro junto a San Pablo, un hecho un poco contradictorio si tenemos en cuenta que éste último no coincide en vida con Cristo y no fue nombrad apóstol, como así lo fue San Pedro. Pese a esto, parece claro, por el estilo y similitud, que todas las figuras fueron obra del mismo artesano realizado en periodos distintos. Algunos de los rasgos que hacen pensar esto son: misma cara almendrada, pie derecho adelantado, resalte de pliegues en la misma rodilla o el movimiento en los hombros que equilibra esta posición. En el caso de las arquivoltas, solo tres de las cuatro principales arrancan de la bancada, porque la más exterior lo hace desde las pilastras que enmarcan el pórtico, desde el dosel del quinto apóstol empezando desde la parte más interna del pórtico, mientras que las otras tres arquivoltas arrancan desde los doseles que cubren las tres imágenes apostólicas siguientes; como basa le sirve el dosel de la anterior figura. Estas arquivoltas cuentan con decoración figurativa que se dispone siguiendo la curvatura del arco. Entre cada arquivolta figurativa, una intermedia de las cuales solo la que está entre los ángeles cantores y la arquivolta de los querubines tiene también decoración figurativa, aunque esta vez vegetal y animalística –real o imaginaria–. Todos ellos tienen una significación cristiana referente a los pecados o vicios y virtudes del buen creyente. De este modo, símbolos como el caracol hacen referencia al pecador y a la pereza, mientas que el perro tiene que ver con la envidia pero también con la fidelidad y puede actuar como guía del rebaño En la arquivolta más interna vemos representados ocho querubines en actitud orante con alas, un símbolo de la sabiduría divina, siendo el número ocho el número de la resurrección. En la arquivolta media observamos cinco pares de ángeles cantores – número inciático, del mundo terrenal–, símbolo de los dominios, virtudes y poderes. Y por último, en la arquivolta exterior, encontramos seis pares de vírgenes, que se encontraban deterioradas hasta la restauración, y que son símbolo de virtud y santidad, además de que se trata de un número producido por un 3 y un 4, resultado de virtud, veneración y santidad de la Virgen. La arquivolta que arranca de los extremos es conopial y no apuntada como las otras, y está decorada con formas vegetales de cardo coladas con algunas referencias figurativas, como un posible Hércules o una salamandra alada –haciendo referencia al demonio–. 7 Sobre esta arquivolta sobresalen unas pilastras que configuran arcos conopiales y que cubren el espacio entre ésta y la cornisa, formando una tracería. Se compone de cinco arcos a cada lado dispuestos de manera irregular o no simétrica respecto al centro y los lados de la portada. Esto se debe a que tenía que salvar una diferencia de pendiente en la calle con la que no supieron contar muy bien. En cada hueco que dejan los arcos aparece una hoja de cardo nacida del último arco conopial de la portada. En la cornisa baja aparecen elementos figurativos de animales reales y fantásticos, como ya los hemos visto en una de las arquivoltas, y como en el caso anterior, tampoco los identificamos muy bien, sin embargo, en contra posición a la representación ya mencionada en una de las arquivoltas, aquí representan en su mayor parte virtudes en lugar de vicios, incluso haciendo referencia al Juicio Final a favor de los virtuosos mediante representaciones de símbolos que hablan del amor divino, como en el caso de los ángeles de cuatro alas, en el caso que se quieran interpretar como unos serafines. El problema es precisamente este, que están abiertos a interpretación. Durante la Guerra Civil esta portada, como su iglesia, fue objeto de expolio y rabia, por lo que, como ya hemos apuntado, se destruyó parte del apostolado y muchas cabezas de estas figuras fueron cortadas y sus manos y atributos cercenados. Solo la restauración de 2012, la más completa, ha intentado devolverle al templo su aspecto previo a este periodo de abandono, limpiando la fachada, reponiendo la obra figurativa del apostolado y rehaciendo, de manera más “actual”, todos los desperfectos que ha sufrido a lo largo de todos estos años. Así, el interior queda conformado por una serie de cubriciones de yeso, pintados de un color neutro, y con suelo totalmente nuevo. Lo que más llama la atención es la escalera metálica que sustituye a la anterior de madera, el espacio del coro, el cual está actualmente cerrado con un balcón acristalado, y el pasillo que recorre toda la parte superior de la cornisa, que está asegurado con una barandilla metálica. Interior de la iglesia de Santa María de Requena. 8 BIBLIOGRAFÍA: BERNABEU, R. Historia crítica y documentada de la ciudad de Requena. Requena: M.I. Ayuntamiento, 1983. CEBRIÁN SERRANO, J. “Tras las raíces islámicas del urbanismo de Requena”. Oleana. 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PAULA GARCÍA TERRONES, 3ºB. HISTORIA Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO. 9