El Principito, de Antoine de Saint - Exupéry (Resumen preparado por Miguel Puga M., para C.F.T. Los Leones) 1. Había una vez un pequeño príncipe, que vivía en un planeta apenas más grande que él, y que necesitaba tener un amigo. No podré evitar equivocarme en detalles importantes. El pequeño príncipe nunca daba explicaciones. 2. A las personas mayores les diremos: “El Principito existió, porque era encantador, sabía reír y deseaba tener un cordero”, se alzarán de hombros y dirán que son niñerías. Son así, no hay que tomarlos a mal, los niños deben ser indulgentes con las personas mayores. 3. Desgraciadamente no sé ver los corderos dentro de las cajas. Parece que soy como las personas mayores. Debo haber envejecido. 4. No me gusta que lean mi libro a la ligera. Me da mucha pena contar estos recuerdos. Hace seis años que mi amigo se fue con su cordero. Es triste olvidar a un amigo. Y no todo el mundo tiene un amigo. 5. El Principito hacía muchas preguntas pero nunca escuchaba las mías. 6. Luego preguntó: ¿entonces tú también caíste del cielo? ¿de qué planeta eres? 7. Las personas mayores nunca preguntan lo esencial y siempre necesitan explicaciones. 8. Principito: Durante largo tiempo, no tuviste más distracciones que la dulzura de las puestas de sol ¿estabas muy triste ese día que contemplaste cuarenta y tres atardeceres? El Principito no me contestó. 9. Las flores son débiles, son inocentes. Se protegen como pueden y se creen terribles con sus espinas. Si un cordero se come los arbustos ¿puede comerse también las flores? 10. Yo sé de una flor única en el mundo. Cuando alguien ama a una flor que es única entre millones y millones de estrellas, ¿no basta para que esa persona sea feliz? 11. Piensa: “Mi flor está más allá, en alguna parte”, pero si el cordero se come la flor, para mí es igual que si todas las estrellas se apagaran bruscamente, y estalló en sollozos. 12. En una estrella, en un planeta, en el mío, había un principito que necesitaba ser consolado. 13. Lo tomé en mis brazos, y mientras lo acunaba le dije: la flor que tú amas no corre peligro, dibujaré un bozal para tu cordero y una armadura para tu flor. Me sentía tan torpe, tan incapaz. Es tan misterioso el país de las lágrimas. 14. La flor aquella brotó un día de una semilla que vino quizás donde y el Principito vigiló atentamente sus brotes tan distintos de los otros. 15. Mi flor llenó mi planeta de fragancia, pero no supe apreciarlo. No supe comprender nada entonces. Debí juzgarla por sus actos, no por sus palabras. Me daba su aroma y me iluminaba. Jamás debí huir. 16. Debí adivinar la ternura que escondían sus ingenuas astucias. Las flores son tan contradictorias. Pero yo era muy joven para saber amarla. 17. La mañana de su partida, dejó su planeta aseado y en orden. Creía que jamás iba a regresar. Cuando regó la flor por última vez, se dio cuenta que tenía ganas de llorar. 18. Adiós dijo a la flor. Pero ella no respondió. He sido muy tonta dijo al fin, te pido perdón. Trata de ser feliz. Yo te amo dijo la flor, fue culpa mía que no lo supieras. Que seas feliz. 19. En el primer planeta vivía un rey que no toleraba la desobediencia, pero como era bueno, daba órdenes sensatas. A cada persona hay que exigirle lo que puede hacer, la autoridad reposa primero en la razón, decía. 20. No te vayas, exclamó el rey, te nombro ministro de justicia. Pero aquí no hay a quien juzgar. Te juzgarás a ti mismo. Si consigues juzgarte correctamente, serás un verdadero sabio. 21. En el segundo planeta vivía un vanidoso. ¿realmente me admiras mucho tú? Bueno, te admiro respondió. Pero no entiendo porque puede importarte. Las personas adultas son francamente extrañas. 22. En el tercer planeta, vivía un bebedor. ¿por qué bebes? Para olvidar. ¿para olvidar qué? Que tengo vergüenza. ¿vergüenza de qué? Vergüenza de beber. Las personas adultas son, realmente muy extrañas. 23. El cuarto planeta pertenecía a un hombre de negocios. Yo soy dueño de las estrellas, las administro, las cuento y sumo. ¿Para qué sirven las estrellas? Para ser rico. ¿ y para qué sirve ser rico? Para comprar más estrellas. Las personas adultas son definitivamente extravagantes. 24. En el quinto planeta, había sólo espacio para albergar un farol y un farolero. A este hombre lo despreciarían todos los otros, el rey, el vanidoso, el borracho, el hombre de negocios. Tal vez será porque se preocupa de algo distinto y no sólo de él mismo. Este hombre es el único que yo habría elegido por amigo. Pero en este planeta no hay lugar para dos. 25. En el sexto planeta vivía un geógrafo. Las flores son efímeras acotó el geógrafo, significa que tu flor está condenada a desaparecer muy pronto. Mi flor es efímera y la dejé completamente sola en mi planeta. 26. La tierra era el séptimo planeta. Se sorprendió a no encontrar a nadie. Este es el desierto y la tierra es muy grande. Uno se siente un poco sólo en el desierto. También se está sólo entre los hombres. Siento compasión por ti le dijo la serpiente, si un día quieres regresar a tu planeta, yo puedo ayudarte. Al que toco lo devuelvo a la tierra de donde salió. 27. Tú no eres de aquí dijo el zorro ¿qué andas buscando? A los hombres contestó el Principito. Si tú me domesticas, nos necesitaremos el uno al otro. Tú serás para mí, único en el mundo y yo seré único en el mundo para tí. 28. No se conoce sino lo que se domestica, dijo el zorro. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas en las tiendas. Pero como no existen vendedores de amigos, los hombres ya no los tienen. 29. Es mejor que vengas siempre a la misma hora. A medida que se acerque la hora, aumentará mi felicidad, prepararé mi corazón y, descubriré el precio de la felicidad. 30. Los ritos son lo que hace que un día sea distinto del otro y que una hora sea diferente de las otras. 31. Vete a mirar las rosas y comprenderás que la tuya es única en el mundo. Mi secreto es algo muy simple: no se puede ver sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. 32. El tiempo que has dedicado a tu rosa es lo que la ha hecho tan importante. Los hombres olvidaron esta verdad. Eres responsable para siempre de lo que has cuidado. 33. Así, el Principito domesticó al zorro y, cuando se acercó el día de su partida, creo que voy a llorar dijo el zorro. Es culpa tuya, tu quisiste que te domesticara. Si, es mi culpa. Pero vas a llorar exclamó el Principito. Si, respondió el zorro. 34. Sólo los niños saben lo que buscan, dijo el guardavías. 35. Tus recuerdos son muy hermosos, dije al Principito. Aún no he arreglado mi avión y no me queda nada para beber. Vamos a morir de sed. 36. Es bueno haber tenido un amigo, aún si uno va a morir. Me siento feliz de haber conocido a mi amigo el zorro. 37. El agua puede ser buena también para el corazón. Son hermosas las estrellas debido a una flor que no podemos ver, el desierto es hermoso, agregó. 38. Ya se trate de una casa, de las estrellas, o del desierto, lo que los embellece es invisible a los ojos, dije al Principito. 39. El Principito se durmió y lo tomé en brazos. Me parecía transportar un tesoro muy frágil. Lo que estoy viendo es sólo aparente. Lo más importante permanece invisible. 40. Lo que más me conmueve en el Principito, es su fidelidad a una flor. Aún soñando, la imagen de una rosa brilla en él como la llama de una lámpara. Y así caminando, descubrí el pozo al amanecer. 41. El pozo que hallamos era igual a un pozo de aldea, pero como allá no había ningún pueblo, creí que estaba soñando. 42. Levanté el cubo hasta sus labios y bebió con los ojos cerrados. Fue tan dulce como una fiesta. Esta agua había surgido de la caminata bajo las estrellas, del canto de la polea, del esfuerzo de mis brazos. Hacía bien al corazón como un regalo. 43. Los hombres de tu tierra cultivan cinco mil rosas en un sólo jardín, dijo el Principito, y no encuentran allí lo que buscan. Y sin embargo, lo que buscan pueden hallarlo en una sola rosa o en un poco de agua. 44. Y agregó: porque los ojos no ven. Es necesario buscar con el corazón. 45. Tienes proyectos que ignoro. Dijo: debes recordar mi caída a la tierra, mañana se cumple un año. Caí muy cerca de aquí. 46. Lo escuché conversar: ¿es rápido tu veneno? ¿estás segura de que no sufriré mucho? Me detuve con el corazón oprimido. Volví a sentirme helado como ante algo irreparable y comprendí que no podía soportar la idea de no volver a escuchar su risa. 47. Esta noche se cumple un año. Mi estrella se encontrará justo sobre el lugar en el que caí. ¿no es cierto muchachito, que esa historia de la serpiente y de la estrella es sólo un mal sueño? No me contestó, sino que dijo: lo que realmente importa no se ve. 48. La gente mira las estrellas de maneras distintas. Cuando en la noche mires al cielo, como yo viviré en una de ellas y estaré riendo, para ti será como si todas las estrellas se rieran. Solamente tú serás dueño de estrellas que ríen. 49. Estarás feliz de haberme conocido. Serás mi amigo para siempre. Cuando tengas ganas de reír conmigo, abrirás tu ventana, mirarás las estrellas y reiré contigo. 50. ¿Sabes? No vengas esta noche. Parecerá como si estuviese enfermo, no es así. No vale la pena que lo veas. 51. Esa noche no lo vi cuando se puso en camino. Se escapó sin hacer ruido. Cuando logré alcanzarlo, me tomó la mano. Has hecho mal, sentirás pena. Y yo tendré la apariencia de estar muerto y no será verdad. 52. Tú comprendes, mi estrella está demasiado lejos y no puedo llevarme este cuerpo..., pesa mucho. Seguí callado. 53. Y guardó silencio también él, porque estaba llorando. Y luego dijo: Tu sabes..., mi flor...Soy responsable, y es tan frágil. Y tan ingenua. Tiene cuatro espinas para protegerse del mundo. 54. Me senté porque no podía mantenerme de pié, y él dijo: Bueno...eso es todo. Vaciló un instante y se levantó. Dio un paso, yo no podía moverme. 55. Se quedó inmóvil un momento, sin lanzar ni un grito. Cayó lentamente, como cae un árbol, ni siquiera hizo ruido. 56. Ya han pasado seis años. Me he consolado un poco. Pero sé que él regresó a su estrella, porque a la luz del amanecer, no encontré su cuerpo. Y en las noches, me encanta escuchar las estrellas. 57. A veces me pregunto ¿qué habrá pasado en su planeta? ¿y si el cordero se ha comido la flor? 58. Y este es el misterio mayor. Nada en el universo será lo mismo si en alguna parte, quién sabe donde, un cordero que conocemos, se ha comido o no una rosa. 59. Miren al cielo y pregúntense por aquella flor. Verán como todo cambia. 60. Ninguna persona adulta comprenderá jamás, que esto sea tan importante. La juventud del cuerpo, es sólo pasajera. La juventud del alma, no termina nunca.