27 Abr 09 | Lorena Campos: “La gente en China siempre está tratando de ayudar” Lorena Campos, es ingeniero comercial de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), hace mas de tres años su marido recibió una oferta para trabajar en China, y fue así como, de la noche a la mañana, cambió su puesto de Encargada del Departamento de Riesgo en el Proyecto Mundial de Rentabilidad Ajustada al Riesgo, del BBVA, por esta verdadera aventura de ser madre, a miles de kilómetros de distancia. La llegada a un mundo desconocido El choque cultural al llegar fue increíble, sobre todo hace tres años (que es cuando llegamos a China). A nuestro arribo, la gente de Beilun, no estaba acostumbrada a ver extranjeros, y nos sentíamos muy observados, las personas nos paraban en la calle para sacarse fotos con nosotros y, de verdad, uno se sentía como un especie de artista pop! El idioma es lo mas complicado de todo, incluso luego de haberlo estudiado por dos meses en Chile, con todo y tutora de mandarín, al llegar aquí, la gente no tenia idea lo que quería decir... Y, sentirse así, a los 34 años (como una analfabeta) no es menor. Acá tienen cuatro tonos de acentuar los caracteres e ideogramas, por lo tanto si uno pronuncia de una manera equivocada, significa otra cosa totalmente diferente. Aquí el idioma oficial es el mandarín, que no toda la gente domina, a lo que se le suman más de mil dialectos, dependiendo de cada localidad, haciéndolo muy difícil. Otro punto al que habia que acostumbrarse es al de las etiquetas de los productos en el supermercado. Al llegar, los productos no estaban con sus nombres en inglés y más encima, todos los días cambiaban las cosas de lugar, lo que hacía que uno se sintiera como ratón de laboratorio, tratando de encontrar cada cosa. Los olores y sabores también son muy diferentes a los que uno está acostumbrado en Chile, lo mismo que los horarios de vida. Acá la gente es muy “mañanera”, se despiertan a las cinco y media, hacen ejercicio, se duchan (lamentablemente, no todos), luego toman desayuno, (sólo vegetales y té verde o rojo), se van a trabajar y, a las once y media, ya están todos almorzando (de capitán a paje). Lo anterior provoca que, a esa hora, sea muy difícil encontrar taxis, incluso una vez me pasó que el taxista me pidió que me bajara, ya que me dijo que tenía que almorzar y, como a esas alturas, mi mandarín era muy “esquelético”, no le pude rebatir y me tuve que bajar como con diez bolsas de supermercado, fue horrible... Lo bueno y lo malo de China Lo que más me agrada de China es la calidad de la gente, ellos siempre están tratando de ayudar y se preocupan del bienestar general más que del particular, son muy solidarios. Aquí las personas son muy amables, respetuosas y honestas. También están los maravillosos jardines, que están muy bien cuidados (incluso en la carretera) y, como además se preocupan mucho de la estética, hacen esculturas con los arbustos y flores, utilizando muchas formas y colores. En el lado de las cosas que me desagradan, podría mencionar la manera de manejar de los chinos, lo hacen como unos locos y es aquí, en este único país, donde uno, teniendo luz verde en el semáforo, no puede atravesar la calle! Primero se debe esperar a todos los autos que doblan, luego las motos, bicicletas y después uno debe “tratar” de cruzar o, esperar la siguiente luz verde. Las motos electricas aparecen por todas partes, calles, jardines y veredas, asi que uno debe caminar como si fuera sordo, mirando hacia todos lados, para que no te atropellen. Otro punto es que la gente se cuela, sin cargo de conciencia, en la fila del supermercado o, al momento de pesar las frutas o verduras, que acá son dos filas diferentes. Finalmente te podría decir que en general, Beilun y Ningbo son lugares muy limpios, pero lo que muchas veces me descompone es que, aún estando al lado del basurero, la gente tira las cosas a la calle. El estilo de trabajo oriental El estilo de trabajo en China es completamente diferente, ellos tienen todo el tiempo del mundo, entonces juegan mucho con esa variable a la hora de negociar. También son muy perseverantes y si uno anda buscando algo y en la tienda no lo tienen, llaman a un amigo que sí lo pueda tener o tratan de venderte algún sustituto y convencerte de que es exactamente lo mismo. Acá el “Índice de la Rotación de Personal” es altísimo, a la gente joven le gusta conocer diferentes realidades industriales y, es por eso que, en los primeros dos años en el ámbito laboral, es muy común que ya hayan conocido seis empresas diferentes, lo que en Chile es muy distinto. Acá van buscando las mejores ofertas en distintos rubros. Las oportunidades que me ha abierto China Estar en China me ha permitido conocer mis anhelos más profundos, tales como compartir más con mi familia (donde he podido atesorar cada momento), el hecho de poder enseñar, (algo que realmente repleta mi corazón de alegría) y poder compartir todas las actividades musicales aprendidas en el “Grupo Scout The Grange”, con los niños del “Access International Academy of Ningbo (AIAN)”, colegio donde estudian mis hijos. Otra cosa buena que me ha pasado en China es que me he podido dedicar a confeccionar joyas de plata, oro, perlas y piedras semipreciosas, las que tengo la oportunidad de comercializar en los almuerzos mensuales con las extranjeras de Beilun y Ningbo y también con la comunidad del colegio. También, este país me ha dado la oportunidad de viajar y conocer diferentes lugares. Al estar tan lejos de nuestro Chile y teniendo muchas alternativas de viaje, hemos podido conocer otros países como Italia, Alemania, Australia, Estados Unidos y Filipinas. Las cosas de China que me llevaría a Chile Con mi marido esperamos estar unos cinco años más en China, logrando afianzar los negocios que tiene en estas lejanas tierras y poder supervisarlos desde Chile, viajando unas cuatro veces al año solamente. Si me pongo a pensar en las cosas que me traería de China para Chile, creo que una de ellas sería la solidaridad con la que ellos viven. Siempre están pensando en compartir con todos. Eso uno lo ve en la manera que están dispuestos los restoranes, con mesas redondas y con otra en movimiento encima, para así poder compartir todos los platos entre los diferentes comensales. Una chilena después de China Siento que ha sido una gran experiencia para mí, debido a que he tenido una oportunidad única de compartir con una cultura totalmente diferente a la nuestra, de la que podemos aprender muchas cosas y a la que también podemos ayudar con nuestras propias costumbres. Recomiendo China a todas las personas de mente abierta y optimista, ya que acá -si uno quiere- puede encontrar todo malo, pero si sabe apreciar la amabilidad de la gente, la naturaleza que nos brinda cada día, las cosas maravillosas para ver y escuchar sumado a la tremenda oportunidad de adentrarse en esta cultura milenaria, de seguro será una experiencia inolvidable.