Centro Nacional para la Nación Mexicana de la Archicofradía de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús Campana # 47, Insurgentes Mixcoac 03920 México, D.F. www.guardiadehonor.org ¡VIVA CRISTO REY! SUPLEMENTO MENSUAL – Noviembre 2016 El Establecimiento del reino de La MISERICORDIA DEL sagrado CORAZÓN “Mi Corazón reinará a pesar de sus enemigos y de todos los que quieran oponerse a ello.” El Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque. El Papa Pío XI en su encíclica “Quas Primas”, sobre la Fiesta de Cristo Rey decía a todos los cristianos: El cúmulo de males que ha invadido la tierra, es porque la mayoría de los hombres se han alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado, y nunca resplandecerá esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones nieguen y rechacen el imperio de nuestro Salvador. Las Sagradas Escrituras prueban que Jesucristo fue dado a los hombres como Redentor, en quien deben confiar, y como legislador a quien deben obedecer. Recordemos aquello que Jesús contesta al procurador Pilato cuando le dijo: « ¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.» En nuestros días, por desgracia, este Soberano de Amor es tratado, con frecuencia, en muchos hogares que blasonan ser cristianos, como un mendigo que tiene que contentarse con las migajas que buenamente se le dan, cuando se reduce el cristianismo a los minutos que pasamos en la iglesia, regresando a nuestras casas vacías de Aquel que debe ser el Centro, la Vida, el Amo y el Amigo. Es, pues, imperiosa la necesidad de Dios, pero a domicilio. En la Iglesia primitiva, los cristianos más fervorosos tenían el privilegio de custodiar la Santa Eucaristía en el seno de su Hogar. Algo parecido está reviviendo el fervor de antaño: LA ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LOS HOGARES, es decir, Jesús compartiendo la vida de toda la familia. La entronización es el reconocimiento oficial y social de la Realeza amorosa del Corazón de Jesús en una familia cristiana. "JESUS NAZARENUS, REX" Dicho reconocimiento se hace sensible al instalar, de manera definitiva y solemne, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el lugar de honor de la casa. Recibir a Jesús como a un Rey y Amigo en el hogar, Él mismo lo pide y lo exige por derecho absoluto de creación y redención. Lo pide y lo exige como reparación, como un consuelo para su Corazón. Habló el Dios de infinita Misericordia a Santa Margarita María Alacoque: “Siendo Yo la fuente de todas las bendiciones, las distribuiré con abundancia dondequiera que se coloque LA IMAGEN DE MI CORAZÓN CON EL FIN DE AMARLO Y HONRARLO”. La Entronización del Sagrado Corazón es la realización de las peticiones hechas por el Salvador a la Santa Visitandina, provocando el cumplimiento integral de todas sus promesas, a fin de transformar el mundo a partir de la santificación del Hogar, convirtiéndolo en el PRIMER TRONO DEL REY DIVINO. Invitamos a todos nuestros asociados el próximo 13 de noviembre, a la plática preparatoria para entronizar al Sagrado Corazón es sus hogares a las 12:00hrs. Mayores informes: cnguardiadehonorsc@gmail.com En 1914, San Pío X, a petición de los Obispos mexicanos, autorizó, consagrar a Cristo Rey la república de México, y poner corona real en las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, colocando también cetro en su mano, para significar su realeza. La consagración de México a Cristo Rey tuvo lugar el 11de enero de 1914, durante el solemnísimo acto realizado en la Catedral, en presencia de todas las primeras autoridades religiosas y civiles de la nación; fue entonces cuando por primera vez en México el pueblo cristiano alzó el grito de ¡Viva Cristo Rey! Durante este mes, imploremos que venga pronto el reinado del Corazón Sagrado de Jesucristo a nuestros corazones, a nuestros hogares y a nuestra Patria con la invocación: Sagrado Corazón de Jesús, perdónanos y sé nuestro Rey. Aliviar las almas del purgatorio, una obra de misericordia EL PURGATORIO MANIFIESTA LA MISERICORDIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS “Acuérdate, Señor, de tus hijos que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A ellos y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.” Después de la fiesta de Todos los Santos, la Iglesia conmemora a los Fieles Difuntos. Después de alegrarnos con los que siguen al Cordero, nuestro pensamiento se vuelve a «los que nos precedieron en la señal de la fe y duermen el sueño de la paz". De esta forma el mes de noviembre es un mes eclesial. Las tres Iglesias, la del cielo, la del purgatorio y la de la tierra, se unen y compenetran, tal como sucede cada día en la Santa Misa. Noviembre, mes de los difuntos, para el cristiano debe tener un aspecto pascual y luminoso. Sin querer se nos ha metido una mentalidad pagana al hablar de la muerte. Miramos sólo un aspecto terrorífico y macabro, la corrupción del sepulcro, el abandono de todos, la soledad de la tumba. Santa Margarita María de Alacoque llamaba a las benditas almas que penan en el purgatorio sus buenas amigas y sentía grande celo por aliviarlas de sus penas; tomemos sus palabras como una práctica de misericordia, recordando que algún día nosotros también necesitaremos de esta ayuda. “¡Si supieseis el ardor con que las pobres almas del purgatorio piden este nuevo remedio, tan consolador para sus sufrimientos! Así es que ellas reclaman de los vivos la devoción al Divino Corazón, y sobre todo, el sacrificio de la Misa en honor suyo.” Espero que no me negaréis este favor, de procurar a los difuntos quince misas en honor del Sagrado Corazón de nuestro Señor; si así lo hacéis, creo que tendréis poderosos abogados para vos y vuestra familia. Prosiguiendo todavía diremos que el cristiano no muere solo porque muere con Cristo y además, muere acompañado, asistido y conducido por su madre, la Santa Iglesia, que cuenta con la inmensidad de los méritos de Cristo y de sus santos. La muerte no es una pérdida irreparable, el cementerio no es la "última morada". San Pablo decía a los fieles de Tesalónica: "No os entristezcáis, como los demás que no tienen esperanza, pues si creemos que Jesús murió y resucitó, también Dios, a los que murieron por Jesús, los llevará con El... Consolaos, pues, con tales pensamientos" El purgatorio es el dogma de la Misericordia Divina Esa iconografía es ridícula, y tiene muy poco de cristiana; podrá admitirse para los animales, cuya alma es caduca y sus cuerpos no esperan la resurrección, pero nunca para quien vive anclado en el Credo que dice: Espero la resurrección de los muertos. El Concilio de Trento definió la existencia del purgatorio y que las almas allí detenidas podían ser auxiliadas con los sufragios de los fieles, en especial con el aceptable sacrificio del altar. El cristiano no se muere, en sentido pasivo, y con su muerte acaba todo, sino que entrega su alma al Creador. Morir es para el fiel un acto humano, el más sublime y trascendental de todos, que a ser posible debe hacerse en plena conciencia. Para acelerar tales bienes a los que pudieran estar detenidos en el purgatorio nació la piadosa idea de la conmemoración de los fieles difuntos. Se concedió que cada sacerdote pudiera celebrar tres misas: la primera, a su particular intención; la segunda, según la mente del Papa, y la tercera, por las ánimas benditas. Según San Pablo en su carta a los Romanos, el bautismo es un morir con Cristo para resucitar con Cristo. La muerte, que es sólo un símbolo en el bautismo, se hace realidad en el lecho mortuorio. Entonces morimos de verdad para resucitar de verdad a la vida del cielo, de la que la gracia santificante, que se nos dio en las aguas bautismales, es como una semilla. La Iglesia llama dies natalis, día del natalicio a aquel en que los santos mueren, puesto que la muerte es una vivificación y en modo alguno un esqueleto con guadaña. Si al rico tesoro de las tres misas se añade la indulgencia plenaria del jubileo por los difuntos, verdaderamente que se hace patente la generosidad de la Santa Madre Iglesia para con aquellos hijos suyos que, habiendo dejado la tierra, no han alcanzado todavía la gloria del cielo, haciendo cuanto puede por abreviar su tiempo de purificación. Vayamos siempre que podamos, pero sobre todo durante este mes, en auxilio de nuestros hermanos, con la sencilla práctica del responso por los difuntos. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz perpetua. Que descansen en paz. Así sea. (50 veces)