sico del clima. Hay que tener presente la dificultad grande que

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CONCEPTOS
GEOBOTANICOS
sico del clima. H a y que tener presente la dificultad grande que supone
la obtención de datos microclimáticos, y debemos confesar que aún estamos muy lejos de haber comenzado a atacar este vasto espacio de lo desconocido.
En tanto llega el deseado día en que los geobotánicos dispongan de
una apretada red de puntos para la obtención de las observaciones microclimáticas y la densidad de coeficientes numéricos permita el establecimiento de exactas delimitaciones, no nos queda otro recurso que debatirnos en el terreno puramente especulativo y teórico y alcanzar la mayor
precisión deseable.
E l Sahara constituye el tipo de «desierto» por excelencia. Ahora bien,
su extensión es tan grande que incluye necesariamente varios matices dentro del clima típicamente «árjdo».
Así, tenemos que en su zona norte las lluvias se producen con regularidad todos los años en otoño e invierno, o sea durante la estación fría,
lo que representa un régimen mediterráneo de carácter extremo.
E n la zona sahariana meridional, este mismo fenómeno se presenta,
pero con carácter inverso, es decir, las lluvias regulares son propias de la
época estiva] (de mayo a octubre), o sea durante la estación cálida, lo que
representa el régimen tropical extremo.
Ambas zonas marginales, sumamente estrechas, enmarcan el clima
genuinamente desértico del gran Sahara, que puede verse privado de lluvias no y a de un modo irregular, sino totalmente durante varios años seguidos. Las raras lluvias pueden presentarse en cualquier época del año
y tienen carácter puramente local.
Los tres climas que se acaban de indicar, de carácter-muy seco, corresponden al tipo desértico, pero en tanto que la vida humana y la erosión del terreno no resultan afectadas de manera diferente por estas diferencias de matiz, la vegetación sí acusa esta triplicidad climática.
T a l vez la vegetación, desde un punto de vista estático, puede no descubrir, en apariencia, esta diversidad climática, puesto que un examen
superficial de ella advierte en las tres zonas una aparente uniformidad, de
fisonomía constantemente pobre, abierta o dispersa y uniforme.
Pero lo cierto es que el fenómeno biológico exige una mayor atención, y si nos acercamos al tapiz vegetal, observamos que sus componentes no sólo difieren específicamente, sino que su biología, y esto es lo
esencial, es diferente.
E n efecto, existen grandes diferencias entre la biología de las plantas que reciben agua con regularidad todos los años, aunque sea en can-
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