Título: Cumpliendo Mi Función En El Cuerpo De Cristo

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Título: Cumpliendo Mi Función En El Cuerpo De Cristo
1Corintios 12.12-26
Contexto:
Estamos hablando de los dones espirituales y primeramente hemos visto que necesitamos pensar
bíblicamente para quitar la ignorancia de nuestras vidas en cuando a los dones espirituales. También,
Dios como nuestro Padre Celestial, nos da dado regalos, que son capacidades sobrenaturales para hacer
crecer la iglesia.
Este día vamos a ver los versículos 12 al 26 y vamos estar hablando acerca de cumplir nuestra
función en el Cuerpo de Cristo.
A. (v12-13) Conociendo al Dador de los dones.
1Cor 12.12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los
miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
En primer lugar un cuerpo humano es completo, no nos hace falta nada ni tampoco nos sobra nada. El
cuerpo necesita a cada parte en particular para poder funcionar. Si a mi mano le gusta ayudar, no se
despega de mí cada vez que duermo y va a ayudar a alguien y luego regresa y se vuelve a juntar con mi
brazo.
Lo mismo pasa con el Cuerpo de Cristo; cada miembro en particular es responsable de funcionar
correctamente para que el Cuerpo marche bien, para que funcione normalmente. Si un miembro del
Cuerpo de Cristo recibe un don sobrenatural para ayudar, va a funcionar de una manera increíble dentro
de la iglesia.
1Cor 12.13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean
judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu.
El Dador de los dones espirituales es el Espíritu Santo. Aquí tenemos un pasaje clave que habla acerca
del bautismo del Espíritu Santo. Este bautismo no es el bautismo en agua. Este bautismo consiste en lo
que pasa al pecador en el momento en que se arrepiente de sus pecados y pone su fe en Cristo Jesús. En
ése instante, el Espíritu Santo viene a morar dentro del creyente, en su espíritu.
Efesios 1.13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio
de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la
promesa.
El Espíritu Santo toma al cristiano y lo “pone “ dentro del Cuerpo de Cristo, es decir, lo “bautiza” en
Su Cuerpo. De esta manera todos lo que recibimos a Cristo como nuestro Señor y Salvador llegamos a
ser miembros de Su Cuerpo, de Su carne y de Sus huesos.
Cada miembro de este Cuerpo tiene una actividad en particular para llevar a cabo no según lo que dice
el otro miembro sino lo que dice la cabeza, según lo que dice Cristo Jesús. Esto lo llevamos a cabo a
través de la obra del Espíritu Santo en nosotros, es el Espíritu que nos une con la Cabeza.
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1Corintios 12.22-26 Cumpliendo Nuestra Función
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Efesios 4.16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro,
recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
El bautismo del Espíritu Santo tiene que ver con lo que la Escritura llama “la circuncisión espiritual”.
Colosenses 2.11-12 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a
mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12
sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante
la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.
En el momento en que nacemos de nuevo, Dios nos “circuncida” espiritualmente para poder
bautizarnos en Cristo. La Biblia entra en nuestro ser y corta el alma, espíritu y cuerpo (las coyunturas y
los tuétanos).
Hebreos 4.12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada
de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Por esa obra del Espíritu Santo, lo espiritual queda separado de nuestra carne. Las tres partes del
hombre (espíritu, alma y cuerpo; 1Tes 5.23) quedan separadas y por lo tanto libres. Entonces, Dios
toma la parte espiritual y la “sumerge” (la bautiza) en el Cuerpo de Cristo. Somos sumergidos en
Cristo. En este caso somos juntados con Él espiritualmente y llegamos a ser un espíritu con Él. [1Cor
6.17]
Esta es la obra y la función del Espíritu Santo; nacemos de nuevo por Él; y por lo tanto viene a nuestro
espíritu muerto por el pecado y lo vivifica. Este concepto, Nicodemo, un líder espiritual en Israel no lo
entendió y el Señor tuvo que explicárselo así:
Juan 3.3-6 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un
hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su
madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere
de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la
carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
El Espíritu Santo nos “mete” en el Cuerpo de Cristo como miembros del mismo Cuerpo. Este es el
bautismo espiritual del cristiano. Es el Señor Jesucristo en nosotros y nosotros en Él. Una vez que
somos sumergidos dentro del Cuerpo de Cristo por la acción del Espíritu Santo en el momento de
nuestra conversión, somos bautizados en Él y ya estamos completos; es como nuestro cuerpo físico que
no le hace falta nada (normalmente).
Colosenses 2.9-10 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y
vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.
No tenemos necesidad de una “segunda bendición” o algo por el estilo; porque una vez en Cristo Jesús,
tenemos TODA bendición espiritual. Y entonces ya es hora de entregar el control de cada área de
nuestras vidas al Espíritu Santo y así vivir conforme a la Palabra de Dios.
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Esto es porque ahora que somos miembros del Cuerpo de Cristo lo que tenemos que entender es que tus
manos, tus pies no se mueven por sí solos; aún tus ojos no se mueven por sí solos; sino que la cabeza es
quien decide como mover estos miembros. Cuando la cabeza manda la señal al brazo para que se
mueva, y el brazo no quiere moverse, algo malo está pasando y es que el brazo no le está dando el
control a la cabeza.
Cada parte de nuestro cuerpo, de ese cuerpo perfecto que Dios ha hecho, recibe las órdenes de la
cabeza. Así también el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, se mueve conforme a lo que el Señor Jesús quiere y
sabemos muy bien cuál es la misión que el Señor nos ha dejado y por la cuál quiere que nos movamos.
Que vayamos por todo el mundo anunciando el evangelio a toda criatura.
Así que cuando entramos a la familia de Dios, entramos en el Cuerpo de Cristo y nos convertimos en
nuevas criaturas, con una nueva naturaleza; es un proceso irreversible. [Rom 6.3-4]
La última frase del versículo 13 (1Cor 12.13) dice: y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu. Cuando nacimos de nuevo, el Señor Jesús no solo nos hizo parte de Su Cuerpo; sino que
también puso el Espíritu Santo en nosotros. En el momento de nuestra salvación a todos se nos dio a
beber de un mismo Espíritu. Estamos en el Espíritu, quien también está en nosotros. No hay cristianos
parcialmente salvos
Juan 3.34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el
Espíritu por medida.
El Señor Jesús no da el Espíritu con medida y a plazos. Si eres bautizado con el Espíritu Santo, el ser
lleno por el Espíritu es prácticamente un sinómino de tu conversión. Una persona que no tiene al
Espíritu de Dios no es de Él y por lo tanto no tiene vida eterna.
Lo que falta en la vida de un cristiano es una completa obediencia, una completa confianza y completa
sumisión a la Palabra de Dios; no su completa salvación, no su completa plenitud, ni tampoco su
completa bendición.
Si conocemos al Dador de dones, quiere decir que tenemos al Espíritu Santo morando dentro de
nosotros y es El que nos une con el Cuerpo de Cristo, somos uno con Cristo debido a la obra del
Espíritu Santo en nosotros.
B. (v14-21) Conociendo la Diversidad de los dones.
1Cor 12.14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
1Cor 12.15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será
del cuerpo?
1Cor 12.16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será
del cuerpo?
1Cor 12.17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído,
¿dónde estaría el olfato?
La característica más importante del cuerpo es la unidad. Pero, la diversidad es esencial para que esa
unidad se lleve a cabo. La Iglesia es un cuerpo; pero el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
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1Corintios 12.22-26 Cumpliendo Nuestra Función
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La iglesia de los corintios, como muchas de las iglesias de hoy en día, se dividió cuando su tarea era
estar unida y trató de ser “uniforme”, cuando lo que debieron haber hecho era ser diversos, así como
Dios los había creado.
Por un lado estaba dividida, por ejemplo, estaban divididos en el liderazgo (si seguir a Pablo, a Apolos
o seguir a Pedro 1Corintios 1.12). Lo que tenían que hacer era estar unidos bajo el liderazgo perfecto
del Pastor, de Cristo Jesús, nuestro Señor.
Por el otro lado, los miembros trataron de ser todos iguales; todos trataban de tener los mismos dones
espirituales, en lugar de estar contentos con los muchos dones diferentes que el Señor les había dado y
tenían que ser fieles en llevar a cabo ese don, es decir, usar el don que Dios les había dado, abrir el
regalo que el Espíritu Santo les había dado.
Muchos de los cristianos en la ciudad de Corinto, no estaban satisfechos con sus dones espirituales.
Esto era un sinónimo de envidia. La envidia es una señal de carnalidad, y aparentemente todos querían
un don que alguien más tenía.
El ejemplo que Pablo usa, con respecto al cuerpo físico, es perfecto. El pie pensaba que en realidad no
era parte del cuerpo de la iglesia porque no era mano. El que era oreja, pensaba que lo habían excluído
porque no era ojo. La solución no se encontraba en intercambiar regalos (yo soy ojo pero me cambio
por la nariz). Esa reacción también hubiera sido la misma, de envidia.
Tampoco no podemos eliminar la responsabilidad negándola. Negarse a funcionar como una parte del
cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?. Como cristianos, sumergidos en el Cuerpo de Cristo, no tenemos
ningún derecho a quitar las responsabilidades que Dios nos ha dado nada más porque no estamos
contentos con lo que somos o por los dones que no tenemos.
Este es el estado actual de muchos creyentes hoy en día; nunca han agradado al Señor porque
simplemente no han reconocido sus dones; nunca han usado sus dones y nunca van a tener las
oportunidades de servir, las oportunidades de ministrar que Dios les ha dado. Esto se llama:
desobediencia.
Siguiendo con el ejemplo que Pablo usa, del cuerpo físico. Él les recuerda que un cuerpo no puede
funcionar de ninguna forma si todas las partes, si todos los miembros fueran iguales. Si todo el cuerpo
fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? El sentido común
hubiera dicho a los hermanos corintios que como un compañerismo de cristianos, podían operar más
eficazmente con miembros que llevaran a cabo diferentes actividades. Si cada uno se dedicaba a hacer
la misma cosa, el cuerpo no crece normalmente...
Capacitados por un solo Señor.
1Cor 12.18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo,
como él quiso.
1Cor 12.19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Tampoco ellos estaban razonando bien cuando estaban descontentos con sus dones espirituales. Al
querer los otros dones que ellos no tenían, ellos empezaban a cuestionar la sabiduría y la bondad de
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Dios... De esta forma de pensar es donde se origina los dones falsos y por lo tanto no son dones de
Dios.
Su problema principal era la ignorancia. Ellos no veían sus dones correctamente porque no veían como
se debían a la soberanía de Dios. Ellos no habían recibido sus dones por accidente o por puro capricho
de Dios. “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso.
Cuestionar nuestros dones espirituales es cuestionar a Dios, y también no usar nuestros dones
espirituales es desobedecer a Dios.
Romanos 9.20-21 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?
¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? 21 ¿O no tiene
potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y
otro para deshonra?
Un cristiano que no usa su don / sus dones espirituales es como un niño que recibe su regalo y no lo
abre, es una contradicción. Si como hijos de Dios pensamos de esa manera, estamos siendo
desobedientes y le decimos a Dios que se equivocó al darnos tal don.
Cuando rehusamos seguir la voluntad de Dios, estamos negando Su autoridad, Su señorío sobre
nuestras vidas. Como miembros del Cuerpo de Cristo no estamos para hacer nuestra propia voluntad,
sino estamos aquí para hacer la voluntad del Señor. El brazo no tiene una voluntad propia, el pie no
tiene una vida propia, y el ojo no tiene autoridad sobre sí mismo. Cada uno de éstos miembros son
controlados por la cabeza. El cuerpo puede funcionar de una forma tan extraordinariamente coordinado
porque solo es dirigido por una voluntad. Esa voluntad le dice a cada miembro del Cuerpo que haga
aquello, que haga esto otro conforme a su propio diseño; y cuando cada parte de cuerpo obedece,
trabajan “juntos como hermanos”, va a haber una maravillosa armonía. Cristo Jesús, nuestra Cabeza, va
a controlar Su propio Cuerpo queramos o no. Él es Cabeza y es Nuestro Señor.
Como Creador y Señor ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso. Dios
nos ha creado, nos ha puesto a cada uno en Su Cuerpo exactamente donde Él quiere que estemos, y nos
ha dado una tarea para hacer exactamente lo que Él quiere que hagamos.
Debido a que los corintios estaban descontentos y desobedientes no usaban los dones que tenían, y
como vimos la semana pasada en los versículos 4-11, todo cristiano tiene dones (al menos uno). Parece
que algunos pensaban que no tenían dones. En cualquier caso, no los estaban usando o los estaban
usando de una forma equivocada.
Las iglesias a veces caen en la trampa de mucha organización porque el organismo no está funcionando
correctamente. En otras palabras, debido a que una mano no está haciendo su tarea, llaman a un pie
para que la haga, y así con muchos miembros. Si la mayoría de la congregación está sin hacer casi
nada, los miembros activos deben hacer la tarea para la cual no están capacitados. Entonces, la
respuesta a un organismo inactivo, no es necesariamente una organización activa. Es decir, ninguna
sustitución humana puede reemplazar de una forma satisfactoria el plan y el poder de Dios.
La única manera en que el Cuerpo de Cristo puede funcionar como debe es usando los dones y el poder
del Espíritu Santo y hacerlo como Él quiso. Todos tenemos lo que Él desea que tengamos.
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Romanos 12.3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de
sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Cuando los miembros no están contentos con sus dones espirituales, es una tristeza. En el Cuerpo de
Cristo no existe el descontento ni la envidia, ni el egoísmo. Ningún cristiano estaría mejor con un don
más destacado. No podemos estar contentos hasta que sepamos cuál es el don que Dios nos ha dado,
porque Él ha dado a cada uno de Sus hijos todo lo que es mejor para nosotros. Lo que da a otro
cristiano no sería lo mejor para nosotros.
Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pablo amplía esta enseñanza en el
versículo 17. Un cuerpo que solo tiene una parte no sería un cuerpo. Una iglesia en donde los miembros
tienen todos el mismo don y el mismo ministerio no sería en realidad una iglesia. Es inmaduro no estar
contentos con lo que el Señor Jesús nos ha dado y es inmaduro no usar nuestros dones. Nosotros no
somos perfectos, pero Sus dones para nosotros sí lo son y el ministerio al que Él nos llama para que
usemos esos dones también lo es. Su diseño para la iglesia es perfecto y la capacitación, el equipo que
Él ha provisto también es perfecto.
1Corintios 12.21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza
a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
Esta actitud es bastante incorrecta; “no me necesitan”, y “no los necesito”. Dios ha hecho toda Su
creación para que esté relacionada entre sí. Esto se ve hasta en el mundo secular, cada ser humano tiene
necesidad de relacionarse con otros seres humanos. Pero cuando en una iglesia esa actitud se da es
mucho peor, porque los miembros tenemos en común un Señor y un Salvador y un Cuerpo espiritual.
Ningún ojo tiene derecho a decir a una mano: no te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo
necesidad de vosotros. Eso era un problema grave que estaba pasando en Corinto. Unos pocos
cristianos actuaban como si no necesitaran a nadie y pensaban que ellos podían llevar a cabo el
ministerio ellos solos. Este tipo de personas menosprecian a los que son débiles o piensan que son
menos importantes:
Romanos 15.7 Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió,
para gloria de Dios.
C. (v22-26) Conociendo el desvelo entre los miembros
1Cor 12.22 Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más
necesarios;
Muchos miembros del cuerpo humano son importantes, pero es posible vivir sin ellos. Puedes perder
un ojo, una oreja, una pierna y todavía seguir viviendo. Pero, no puedes perder el corazón, el hígado y
continuar viviendo. Estos órganos estás más ocultos que los otros; pero son los más vitales. Podemos
darnos cuenta como respiran nuestros pulmones o como late nuestro corazón, pero a veces pensamos
que su trabajo no es tan obvio como lo es el trabajo que hacen las manos, o nuestros pies.
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1Cor 12.23 y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos
más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
Estos miembros “menos dignos” son probablemente las partes de nuestro cuerpo que no son
particularmente atractivas. Creo que se refiere a los miembros del torso; que a menudo es la parte que
le ponemos más ropa. Obviamente cuando Pablo dice “vestimos” sugiere la idea de vestir el cuerpo en
general. Los “menos decorosos” significa los miembros vergonzosos que requieren ser cubiertos.
Entonces, cuando a esos miembros menos decorosos los tratamos con más decoro, no se refiere a las
partes en sí, sino lo que sería vergonzoso es andar esas partes en exhibición.
Es cuando un cristiano que no tiene la mira puesta en las cosas de arriba, en la Cabeza; tal vez tenga
algún don destacado y mira a otros cristianos que no poseen dones notorios y busca para sí
reconocimientos y honor. Tenemos que buscar lo que es de Cristo Jesús y no buscar nuestro propio
interés.
Los que están en posiciones de liderazgo y alguna importancia (tal vez), no deben menospreciar a los
que tienen dones menos “importantes” a la vista, sino que debieran ser cuidadosos en demostrar esa
protección requerida. Los cristianos más capacitados están obligados a:
1Tes 5.14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a
los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
Cuando estemos en el Tribunal de Cristo, algunos saldremos sorprendidos cuando veamos al Señor
entregar más recompensa a esos hermanos que hacían todo para Su gloria sin que nadie se diera cuenta;
donde cada uno reciba “según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.
El apoyo y el ánimo unos con los otros es necesario para evitar el exceso de confianza y también la
falta de confianza. Es también necesario para evitar que haya desavenencia en el cuerpo.
(desavenencia: quiere decir discordia)
1Cor 12.24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero
Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba,
1Cor 12.25 para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos
se preocupen los unos por los otros.
1Cor 12.26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él,
y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
En una congregación donde hay un poco de madurez espiritual todos se preocupan los unos por los
otros. Una iglesia obediente al Señor se da el caso de que si un miembro padece, todos los miembros se
duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Ahí estaríamos
protegidos de la división y estaremos preservando la unidad en el Cuerpo de Cristo.
Pablo les recordó a los cristianos corintios que, de una forma individual y también de una forma
colectiva, ellos eran el Cuerpo de Cristo, la iglesia por la que Él murió: 1Co 1:7 de tal manera que
nada os falta en ningún don... Y por lo tanto, estaban completamente equipados para servir al Señor.
Como una iglesia local eran el Cuerpo de Cristo en pequeña escala, una representación de Cristo, una
embajada de Cristo para toda la ciudad de Corinto. Cada iglesia local está equipada por completo para
servir al Señor, de la misma forma que lo está cada cristiano.
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Gálatas 6.2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
Eso es lo que hizo Cristo Jesús por nosotros, Él sobrellevó nuestras cargas, no solamente las cargas que
llevamos en nuestro día a día; los que nos hemos convertido a Él, tenemos la confianza de que
podemos llevar todas nuestras angustias y preocupaciones delante de Su presencia y podemos estar
seguros que en cualquier situación Él tiene el control.
Pero, también Cristo cargó nuestro pecado a la cruz.
1Pedro 2.24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para
que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida
fuisteis sanados.
Por haber desobedecido a Dios, mintiendo, siendo desobediente a nuestros padres, teniendo otros
dioses en nuestra vida (como el materialismo, o cualquier cosa, o cualquier persona que se ponga en el
lugar de Dios en nuestras vidas), por haber decidido hacer lo malo; Dios nos ve como Sus enemigos y
por ese mal merecemos pagar nuestra carga en el lago de fuego. Pero, Dios es misericordioso que
mandó a Su Hijo Jesucristo a morir por nosotros para que nosotros podamos vivir con Él. Lo que tienes
que hacer es arrepentirte de tus pecados, y poner tu fe, toda tu confianza en lo que Él ha hecho en la
cruz.
Conclusión:
Esta mañana hemos visto que por la misericordia de Dios nos ha salvado de ir a pagar nuestra multa en
el infierno y que por Su misericordia nos metió en el Cuerpo de Cristo, nos hizo uno con Él y por lo
tanto debemos de cumplir nuestra responsabilidad en el Cuerpo. Primeramente tienes que conocer al
Dador de los dones; que es estar seguro de que tienes al Espíritu Santo en tu vida; también debes
conocer la Diversidad de los dones; cada uno tiene su parte en el plan de Dios y que también debes
conocer que tiene que haber un desvelo; una preocupación por todos los demás miembros en el Cuerpo
de Cristo; donde si un miembro se duele, todos se duelen con él y donde si un miembro se goza, todos
se gozan con él.
Por último, pregunto, ¿cuál es mayor gozo que un miembro del Cuerpo de Cristo puede tener? No es
pegarme la lotería, no es cambiar de vehículo todos los años; es gozarnos cuando alguien decide
arrepentirse de sus pecados y poner su fe en Cristo Jesús, eso sí es gozo.
Lucas 15.10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que
se arrepiente.
Busquemos ese gozo para Dios, busquemos hacer todo para Su gloria y que también nosotros nos
gloriémos en hacer nuestro trabajo para Él.
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