UNA SEMANA EN TORNO A LA PAZ QUE TERMINA BIEN. SI SE PUEDE Mara Viveros Vigoya Para la Escuela de Estudios de Género esta fue una semana de muchas reflexiones en torno a la paz. La iniciamos con la acción conjunta que realizamos con el Centro Nacional de Memoria Histórica para presentar públicamente el documental, Mujeres en la Resistencia y propiciar un conversatorio entre las mujeres que hicieron parte de cada uno de los procesos de memoria histórica reseñados en este documental. Las mujeres de la Unión Patriótica, las madres de la Candelaria en Medellín y las mujeres nasa y misak del resguardo de Jambaló nos invitaron a comprender, a través de sus distintas prácticas sociales, políticas y culturales su interpretación del pasado vivido y sus efectos concretos en sus subjetividades y en la construcción de nuevas relaciones e imaginarios sociales sobre el conflicto armado colombiano. Mediante sus relatos pudimos acceder a lo podríamos llamar la cotidianidad de la reparación y las pedagogías de la paz; aprendimos sobre los modos colectivos de recobrar la confianza individual y restablecer lazos comunitarios; las formas de sanar las heridas emocionales, superar los miedos que paralizan e identificar los recursos propios que fortalecen. Cada una de estas experiencias y cada una de estas mujeres nos mostró qué significa habitar el cuerpo como territorio político a partir de la decisión de repensarse, construir una historia propia y revalorar el sentido de la vida; igualmente, cómo se puede liberar el dolor sin perder la capacidad crítica ante la violencia del conflicto colombiano; y cómo se puede recordar el sufrimiento despojándolo de su carga trágica, como algo inamovible. Aprendimos de ellas cómo conectar estas memorias dolorosas con el deseo de vivir el presente y con la fuerza que generan los procesos de solidaridadLa semana termina con otra gran alegría. La de abrazar la esperanza de la paz que despertó el anuncio del final de las conversaciones y el cierre del Acuerdo entre el gobierno colombiano y las Farc. Queremos celebrar esta posibilidad y hacer un gran reconocimiento a tantas organizaciones, muchas de ellas lideradas o sostenidas por mujeres, como las que compartieron sus memorias con nosotras, por su tenacidad en las luchas libradas por establecer el diálogo como forma de resolución de los conflictos públicos y privados. ¡Abrir nuevos horizontes para imaginar otro mundo posible en un país que marcó a varias generaciones con la impronta de la violencia y la intolerancia frente a distintos proyectos de sociedad es un gran logro que merece ser celebrado! El 24 de julio pasado se reconoció como nunca antes que “la paz sin mujeres no va”. El 24 de agosto se anunció el Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera en Colombia. El paso siguiente para consolidar este nuevo logro es hacer uso de nuestra capacidad política y refrendar en el próximo plebiscito del 2 de octubre los acuerdos de la Habana. Como sabemos, el camino hacia la paz y la reconciliación es largo, pero promisorio; ¡por eso más vale apurar el próximo paso en su búsqueda!