Se le asignó a Saura el sueldo de once mil reales al año. Se requirió asimismo a D. José Solano y D. Salvador M e dina para que acompañasen a Bowles en un viaje al Extranjero con el fin de adquirir ejemplares para el Gabinete y reclutar además obreros para las minas de Almadén y de Linares. Suponemos que Solano disfrutase la misma gratificación que Saura, bien que no consta de ello. En cuanto a Bowles hemos de advertir que nos resultó muy caro. Desde 1 7 5 3 a 1 7 5 5 se le facilitaron cuantas cantidades solicitara sin límite alguno. Después exigió veinticuatro mil reales al año que le fueron concedidos, y además de esto recibió durante sus excursiones a Linares y a Almadén cuarenta reales diarios para ayuda de costa y carruaje por cuenta del Estado. « L o s gastos de este sujeto fueron, dice el documento mencionado, muy excesivos y de ninguna utilidad al Gabinete ni al Reino, sirviendo más de perjuicio que de beneficio este comisionado». A l frente del Gabinete se puso a D. Antonio de Ulloa con cuatrocientos ducados de sueldo, dándosele como auxiliar a D. Eugenio Reigosa, quien debía suplirle en sus ausencias y en la Comisión para investigar y analizar vinos extranjeros, que se estableció en Castilla la Vieja. También se dotó al establecimiento de un portero (Francisco Casaleis, francés), con el sueldo de seis reales diarios; de un barrendero (Antonio Fernández), con cinco ídem, ídem; de un Cabo, con tres ídem, y de dos soldados, con dos ídem cada uno. Grandes dificultades debieron salir al paso de Ulloa en esta empresa, cuando a pesar de sus ilusiones y entusiasmos por ella, se decidió a presentar en 1 7 5 5 la dimisión de sus cargos con carácter firme. Sin duda en las altas esferas debió de notarse la falta de interés por el establecimiento del Gabinete y esto determinó su actitud de apartamiento. Por otra parte, los extranjeros traídos a España, parece que no respondieron con su celo y competencia a lo que de ellos se esperaba y así vinieron a entibiarse los primitivos fervores de que tanto se había prometido Ulloa. Quedó, pues, Reigosa al frente del Museo