Octava Celebración-­‐Séptimo Concurso 2016 “Natalicio de Ermelinda Díaz” Registros de Propiedad Intelectual: I.S.B.N.956-­‐291-­‐212-­‐4 / I.S.B.N.956-­‐291-­‐221-­‐3/ Nº123.523/ Antología Musical: Registro Nº178.413 CATEGORÍA A1 Nº1- CANTANDO EN EL VIENTO Todo se pierde en la nada todo se olvida en el tiempo, sólo tú mi patria amada estructura de mi pueblo gacela sacrificada en las cumbres de tu reino, tú mi reina milenaria, bajo el manto de tu cielo con tus montañas nevadas, con tus volcanes de fuego, en las noches estrelladas ¡sigues cantando en el viento! Nº2- LETANÍA A MI PATRIA Verde valle, valle verde verde color de esperanza verdes pinos de los Andes verdes prados de mi patria. Ay verde, verde colina colina de mi esperanza verdes montañas andinas verdes tilos de mi patria. Y como mis sueños verdes como copihues floridos allí mis sueños se pierden en esos verdes caminos. Ermelinda Díaz Obras Completas, I, p.47 (Pista audio adjunta) Ermelinda Díaz Obras Completas, I, p.271 (Pista audio adjunta) 1 Nº3 - UN RECUERDO PERMANENTE Es una herencia a mi pueblo el eco de mis canciones porque otra cosa no puedo dejar en sus corazones. Quiero cantar en la mina en el campo y en la escuela en árida tierra pampina y en cumbre de cordillera. Quiero estar con mis hermanos unida con mi canción como campana sonando dentro de su corazón. Quiero dejarle a mi pueblo un recuerdo permanente quiero fluir en su pecho como el agua de la fuente, Como yo llevo por dentro a Chile en el corazón confundido con mi aliento y el sentir de mi canción. Si me sorprende la muerte como un paria, un exiliado, una canción solamente puede llevarme a tu lado, ¡Tenme contigo presente No me olvides Chile amado! Nº4 - NOSTALGIA La tarde languideciendo se va durmiendo en el río y el sol refulgiendo como un brasero encendido besa la tierra y corriendo se va a otro mundo dormido. Te alejas por la montaña entre las nubes ardiendo, te sigo con la mirada, un suspiro y un recuerdo, ¡puerta de sol incendiaria del santuario de mi pecho! Yo sé donde vas corriendo y donde vas cada día, a los campos de mi pueblo, a las montañas andinas, y en el mar amaneciendo abrazar la tierra mía… ¡Quién pudiera en tus fulgores correr en ti la distancia, y así en aquellas regiones que llevo dentro mi alma, ir y venir por los montes contigo cada mañana! Ermelinda Díaz, Obras Completas, II, p.114-115 (Pista audio adjunta) Ermelinda Díaz, Gesta y Canto, p.77 (Pista audio adjunta) 2 CATEGORÍAS: A1 & A2 Nº5- CANTO SIMPLE Canto a Chile, pueblo mío, A mi blanca cordillera, Y al copihue florecido La bella flor de mi tierra. Que brota por los caminos En las verdes primaveras ¡mientras cantando los ríos Se besan con las estrellas! De lluvia de cordillera Los ríos beben sedientos, Y entre las verdes praderas Crecen copihues sangrientos. Ermelinda Díaz, Obras Completas, I, p.502 Nº6 - ¡CÓMO BRILLAN EN EL CIELO! Se adornaron los luceros Con lágrimas de mi pueblo Y un brillante de zafiro La luna lleva en su pecho. ¡CÓMO BRILLAN EN EL CIELO LAS LÁGRIMAS DE MI PUEBLO! Con lágrimas de rocío Hacen collar las estrellas 3 Y en llanto de pueblo mío Se baña la luna llena. ¡CÓMO BRILLAN EN EL CIELO LAS LÁGRIMAS DE MI PUEBLO! El sol triste y conmovido Cierra sus ojos temblando Al ver en sangre teñido Los borlones de su manto. ¡CLAMOR DE UN PUEBLO AFLIGIDO QUE AL CIELO LE CAUSA ESPANTO! Ermelinda Díaz, Gesta y Canto, p.67 Nº7 - CANTO NUEVO Cada estrofa de mi canto es una hoguera Que en patriótico fervor está encendido Y en la hoguera de mi canto yo quisiera Encender el corazón del pueblo mío. Que inflamado como antorcha se encendiera Una llama en cada pecho repartido Cual incendio devastando las praderas Con mi canto por los montes y los ríos. Escuchar en su canción un canto nuevo Y que suene más allá de la frontera, ¡explotando en el espacio como un trueno Saturándonos de luz la canción nueva! Ermelinda Díaz, Gesta y Canto, p.90 4 Nº8 - UNIDAD Los cimientos inmortales de la patria En la columna de sus brazos sostenida Donde brilla como estrella la esperanza Con los ecos redentores de la vida… Es el grito que reclama mi presencia Es el surco de mi llanto en sus heridas Es la sangre que circula por mis venas Es partícula gemela de la mía. Es la llama que se enciende en mis arterias Cuando siento en sus dolores mis latidos Es mi cifra y es su número que suena En el polvo de sus pasos con los míos. Fortaleza que nos une en la distancia Con un vínculo de sangre construida Los anhelo que palpitan con las ansias ¡El abrazo fraternal de la alegría!... Es el árbol simbólico de un pueblo Y en sus frutos reconozco que es el mío En sus cantos, en sus luchas, sus anhelos, ¡En la sombra y en la luz vamos unidos! El pasado y el futuro hoy se encuentran En la misma encrucijada del camino, Una flecha luminosa nos orienta A forjar en la Unidad nuestro destino. Ermelinda Díaz, Obras Completas, II, p.388 5 Nº9- PARA SEGUIR CANTANDO, I Patria, cuando yo muera Me llevarán a enterrar, Me cubrirán con la tierra Y no me dejarán cantar. Me escaparé del alma Para buscar tus cauces, Me volcaré en el agua Renaceré en tu nombre. Me volveré cascada Para vivir saltando Y de tus montañas nevadas Bajar al río cantando. Te arrullaré en los ríos Acompañaré tu canto Me quedaré contigo Para seguir cantando: Dejaré el corazón dormido Para que vaya soñando ¡Mientras yo me voy contigo Me voy contigo cantando! Ermelinda Díaz, Obras Completas, II, p.314-315 6 Nº10 - LOS DÍAS DE ERMELINDA Ermelinda nació en el Norte Grande donde el cielo y la tierra se confunden, donde el salitre y el cobre se funden en las entrañas mismas de los Andes. Siguiendo de un Espejo los reflejos habitó en más boreales latitudes mas no se disolvió en las multitudes: a la Patria cantó desde allá lejos. De sus raíces no cabían dudas, más bien había una certeza plena: únicamente podía ser chilena quien florecía en versos por Neruda. Ermelinda era lucero, era brasero, era flauta, era charango, era guitarra, violeta, espiga y frutos de la parra, era paloma, gacela, albo cordero… Añorando del cielo andino el manto sacó a la luz palabras del profundo y redobló poesía por el mundo que es un tambor redondo cual su canto. Tras treinta años bajo otras estrellas de firmamentos europeos y africanos, derramando poemas de sus manos, no volvió a Chile… ¡siempre él fue con ella! Luis Antonio BEAUXIS CÓNSUL, Uruguay (Audio adjunto) 7 Breve reseña biográfica y anexo fotográfico De la generación de Violeta Parra y Gabriela Mistral, Ermelinda Díaz nació, en el norte grande de Chile, en el cantón salitrero de Aguas Blancas, cerca de Antofagasta, un 14 de agosto de 1913. Es hija de Guillermo Díaz Astudillo y de Clara Luz Díaz, ambos chilenos, y además primos. Su único hermano, Juan Rafael Díaz es el mayor. Ermelinda, esposa de Luis Alberto Espejo, tiene dos hijos y dos nietos. Muy joven, Ermelinda debe acompañar a su esposo a Europa, recorre España, el norte de África y se asienta en Francia por 30 años (1960-1990). Sus escritos muestran sin embargo que, esta misma separación y añoranza en la distancia de su tierra natal, se va a transformar en una de las principales fuentes de inspiración, ya que nacen así los más fervorosos versos de amor a su patria. Llegó a su entrañable Chile después de una larga ausencia, y tomó residencia definitiva en Quilpué (cerca de Viña del Mar). Se integró al quehacer literario perteneciendo a varias asociaciones como lo son la SECH, El Ateneo de Santiago (de manera esporádica), el taller Plumas Serenenses (1992) y ALIRE (Agrupación Literaria Regional V Región de Valparaíso, de la cual recibió un reconocimiento de honor por la obra poética realizada entre 1996 y 1998). Nuestra autora nacional tiene un sello natural, un pasaporte de identidad que se llama “poesía”: es su verdadero “yo”, y caracteriza también sus relaciones con los demás. En su poesía pone por escrito algo de su testimonio de la experiencia vivida, se descubre con ella, construye con ella, sencillamente no puede “imaginarse” sin ella: literalmente, ha sido ella su verdadero devenir humano. Y esto queda claramente expresado en los numerosos textos que siempre le dedica a la poesía misma... lo que, sin lugar a dudas, siempre es para la comunidad en general, una fuente de enriquecimiento permanente en la construcción de la identidad. Ermelinda escribe desde su adolescencia, pero no le daba ninguna clase de importancia a este hecho singular, porque para ella, era algo tan natural como... ¡sonreír! Fueron de hecho las personas que la rodeaban, las que empezaron a llamarla “la poetisa”. Sin embargo es la historia de Chile de los años 70, la que en realidad la condujo a escribir de modo más intenso, apareciendo aquí el rol socialmente solidario del poeta. A petición del editor Don Efraín Szmulewicz empezó a publicar sus versos en Chile en 1988 y el sello Rumbos hasta el día de hoy, ha publicado catorce libros, editados también dos volúmenes de Obras Completas. Numerosos son sus vates, pero el mayor es Pablo Neruda, a quien le dedicó más de un poema; recuerda además con cariño a muchos nombres como los de Gabriela, Cruchaga, Arteche, Lorca, Lara, Pablo de Rokha, Sédar Senghor... Finalmente, cuando se le pregunta cuáles son los temas importantes de nuestros tiempos, no vacila en responder que tenemos que esforzarnos en buscar la Paz, aunque parezca un objetivo aparentemente inalcanzable. Pues, comentó la autora, “será una realidad, cuando abriendo luz en las tinieblas, la hermandad florezca sobre la tierra. Y es por supuesto, tarea nuestra siempre pendiente, la de buscar una justa y verdadera educación para la Paz.” 8 Ermelinda volvió a la Casa del Padre el 29 de marzo de 2009. 9