Soliloquio de un personaje ficticio

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OPINIÓN
SÁBADO
10 DE MAYO DE 2014
juventud rebelde
Soliloquio de un personaje ficticio
LA CRÓNICA
SUSANA GOMES BUGALLO
estudiante de Periodismo
susana@juventudrebelde.cu
SIEMPRE he sido grande. Y no por el tamaño
(quien me ha visto, lo sabe), sino porque me
gusta asumir que no debo darles problemas a
quienes conviven conmigo y que tengo el
sagrado deber de resolverlo todo sola. Casi
nunca lo logro, por supuesto. Pero me demoro bastante
antes de gritar.
Mi mamá se lo ha creído. Trata de respetar mi personaje. Solo a veces, como niña que le da vueltas a un cake de
chocolate, me mira con el ánimo de que «me afloje» y suelta: «Sé que tienes algo, pero como te gusta encargarte de
eso, ni te presiono». Y yo continúo con el disfraz de «fortachona». Ella trata de averiguar mediante mil marañas hasta que… me desplomo (caso raro) o le doy la buena noticia
de que ya estoy bien, aunque no sea tan cierto.
Siempre he sido grande. No me gusta llorar delante de
ella con tal de no generarle un problema (¡y eso que puedo
ser ñoña!). Prefiero aguantar «como una mujercita». Me
hago la de los consejos, la de la terapia en sentido inverso
(de hija a madre), y ya me he ganado ante ella el cartelito
de madura. Puedo tener el corazón estrujado y decirle con
una sonrisa: «¡No te pongas así, todo va a mejorar!» Y ella
me cree más que yo a mí misma.
Así han pasado estos años. Incluso he debido hacer
oídos sordos a su constante anhelo de que le escriba
algo. Porque sé que si lo hago no podré evitar la confesión. Hace unos meses hasta le dediqué la crónica que
un periodista camagüeyano de infinita sensibilidad escribió para su mamá (Mi madre al teléfono, Enrique Milanés
León). Ofendida, me dijo que no había visto mi nombre en
ninguna página del periódico, y que si ella no era capaz de
inspirarme nada, pues que no le regalara lo de otros. No
pude responderle. Era tan larga la explicación. Y yo no iba
a «entregarme» tan fácil después de siglos de enmascaramiento.
Siempre he sido grande (ya he dicho que aparentemente). Pero hace unos días se me está desdibujando más de
lo normal el fantasmal maquillaje. Porque el tiempo y la distancia terminan «pasándonos la cuenta». Sigo esforzándome. Pero ya no es lo mismo. Casi se me han escapado los
«te extraño» y los «te necesito». Si bien logro controlarme,
cada vez se me dificulta más mantener el personaje invulnerable dentro de esta vida de «adulta».
Aunque es sabido que la famosa «ley de la vida» dicta que
con el tiempo cada cual tome su camino y comience otra etapa, no siempre se acatan las consecuencias de estas normas
a las que ya deberíamos estar adaptados desde el momento
mismo en que nacemos. Incluso me atrevería a afirmar que,
ante la verdadera independencia, ante el monólogo irremediable que no da cabida a la presencia de nuestros progenitores,
es cuando más se nos «suben a la cabeza» las debilidades,los
llantos,las necesidades. Por suerte están los amigos. Por suerte también se puede «aguantar en solitario».
Lo admito. He llorado las distancias. No me adapto. No
puedo. De una vez y por todas he comenzado a renunciar
a la máscara de la fortaleza. Aunque intento no pensar, aunque trato de no desparramarme en nostalgias, aunque sé
que ahora verdaderamente estoy creciendo y debo procurarme el suficiente sustento espiritual… algún fallito se me
escapa. No soy la misma. O peor aun: soy la misma.
Sin embargo, ahora ocurre que los años y el ansia de
otras aspiraciones me han condenado a dejar para luego
algunos sentimientos que acaban «saliéndose» en el
momento menos indicado. Y estoy perdiendo mi máscara,
se me están olvidando los parlamentos que estudié para
mi personaje, casi estoy fuera de la obra.
En el momento menos pensado tendré que abrazarla,
darle las felicidades de este año, decirle que la quiero y
seguro se me escapará que estoy triste, que no me gusta
tanto ser grande, que necesito que me mimen, que no soy
ni un tilín de lo fuerte que ella cree, que todo era parte de
un personaje. Pero ya me conozco. Siempre he sido grande. Enseguida recapacitaré, recogeré la máscara del piso y
volveré a sonreír. «Ha sido una escenita», le diré. Y tal vez
mi mamá nunca sospeche que fue la más real de todas las
representaciones de mi obra.
FRENTE
AL ESPEJO
JAVIER DUEÑAS OQUENDO
javier@juventudrebelde.cu
Con vocación
integradora
«ES muy cierto lo que usted dice (Por algo será, Ricardo
Ronquillo Bello, 27 de abril). Las múltiples interrogantes
condicionan las maneras de pensar o repensar el futuro de
nuestro país, y no se le puede dejar de tarea a personas
con un pensamiento burocratizado y estigmatizador. Hay
que hacer los esfuerzos necesarios para unir todas las voluntades con vocación integradora, de modo que ello nos
permita llegar a puerto seguro, asumiendo el reto del lastre
que supone la apatía de unos cuantos que apuestan a lo
contrario». (Eugenio Ávila)
«Luis y Roberto: Oportunas sus reflexiones sobre el fascismo alemán (Cuando la barbarie quiso tener ojos azules,
Luis Hernández Serrano y Roberto Regincós Álvarez, 9 de
mayo). Se ha de meditar seriamente en este asunto, pues
aun en nuestro tiempo este flagelo quiere resurgir en muchos países. Y ha de combatírsele, pues el fascismo significa la muerte de la humanidad». (Hiram Feria Quintana)
«Interesante tema (¿Se quema mi familia?, Mileyda Menéndez Dávila y Yanela Gómez Pérez, página temática Sexo
sentido, sábado 26 de abril). El caso mío fue muy distinto:
tengo ya algunos añitos y tuve que arreglármelas solo, pues
mis padres eran —como se dice— tachados a la antigua.
Mostraban su amor de manera muy discreta, pero nunca
me faltaron el afecto y el cariño de ellos. Respecto a su vida
sexual, nunca supe nada. Al principio de la mía cometí varios errores, que superé mientras aprendía de los tropezones y leía cotidianamente las publicaciones que hoy se ponen a disposición de la sociedad. La juventud actual tiene
elementos suficientes para afrontar la vida sexual sin problemas, pues muchos padres les hablamos a los hijos de
esos temas con absoluta naturalidad, dando siempre consejos útiles para que no caigan en los fiascos que cometí
yo por inexperto». (Gualy)
Trabajador reivindicado
ACUSE
DE RECIBO
JESÚS ARENCIBIA LORENZO
acuse@juventudrebelde.cu
UNA simple nota en el libro de guardia. Esa
fue toda la documentación que encontró
Ernesto Manuel Batista Durán en virtud de
la cual su compañero de turno y él no podían
entrar a su centro de trabajo, el emplazamiento de grupos electrógenos de Berroa.
Sin entender nada de nada, Ernesto Manuel
llamó a su jefe para que le «tradujera» aquella absurda prohibición. Este arguyó que
tras entregar ellos la guardia, 72 horas
antes, se había detectado agua en un tanque de petróleo.
Al responder el trabajador que no tenía
nada que ver con eso, que ellos habían
entregado correctamente, el directivo esgrimió que Ernesto y su compañero eran los
sospechosos principales de esa anomalía,
porque el turno inmediatamente anterior
había trabajado bien con los motores y eran
de confianza.
Ante el continuo reclamo de Ernesto, el
ejecutivo le indicó irse para la casa y esperar allí a que fuera llamado. El trabajador cumplió la indicación y más de un mes después
se decidió, ya bastante preocupado, a llamar al Director de la Empresa. Este le
comunicó que se había decidido su expulsión y que pasarían a llevarle la sanción
escrita. En el aludido documento, que finalmente llegó a manos del supuesto infractor
el 19 de noviembre de 2013, no se mencionaba ni una palabra de agua, motor,
petróleo o cosa semejante. Se le expulsaba
por ausencias, las mismas que provocó su
jefe inmediato al no permitirle ingresar al
centro de trabajo.
El Órgano de Justicia Laboral de Base
(OJLB) falló a favor del trabajador y dictaminó, con fecha de 27 de noviembre de 2013,
su reincorporación como Operador A de
cuadro eléctrico. Pero tras varios días, otra
maniobra turbia intentó sacar de la entidad
al afectado. Fue trasladado a otra institución
similar en el Reparto Eléctrico, superdistante
de su domicilio en edificio 664, apartamento 37, zona 18, Alamar, La Habana del Este.
Encima de esto, el jefe de la nueva entidad, al recibirlo le comunicó que no tenía plaza para él y que además no comprendía por
qué lo habían mandado tan lejos de su hogar, cuando el horario de entrada allí era estrictamente a las 8:00 a.m. Al momento de
escribirnos, Ernesto llevaba tres meses sin
poder laborar, y su familia lo mantenía.
DIRECTORA: Marina Menéndez Quintero
SUBDIRECTORES EDITORIALES:
DIARIO DE LA JUVENTUD CUBANA
Fundado por Fidel el 21 de octubre de 1965
Herminio Camacho Eiranova,
Ricardo Ronquillo Bello,
y Yailin Orta Rivera
Respecto a este caso, publicado aquí el
11 de febrero último, escribe Mario Gutiérrez
Ronquillo, director general de Generación
Distribuida Ciudad Habana (Gedich), entidad
perteneciente a la Unión Eléctrica. Explica
Mario que, tras la investigación de rigor, se
comprobó que en el proceso disciplinario
emprendido contra Ernesto Manuel Batista
Durán «no se identificó correctamente el
nivel de responsabilidad del trabajador afectado, ni se aplicó al pie de la letra lo indicado por la Resolución del OJLB, y por tanto, le
fueron aplicadas medidas disciplinarias no
apegadas a la legislación vigente».
También apunta el directivo que el trabajador no realizó reclamación alguna a nivel de
la empresa Gedich, pues cuando en la misiva expresaba haber hablado con el Director
de la empresa, hacía referencia en verdad al
Director de la unidad empresarial de base
(UEB) Diésel. De tal forma que la dirección de
Gedich conoció el caso cuando salió en JR.
El trabajador tampoco reclamó sus derechos
ante el sindicato del ramo en el municipio, ni
ante la CTC de Guanabacoa, ni ante instancias provinciales de La Habana, lo cual —opina el directivo— hubiese evitado o corregido
a tiempo las irregularidades.
De cualquier manera, ante la razón
que asiste al trabajador sancionado, se
SUBDIRECTOR ADMINISTRATIVO:
Enrique Saínz Alonso
REDACCIÓN: Territorial y General Suárez, Plaza
de la Revolución, La Habana, Cuba.
APARTADO: 6344
resolvió, por el Consejo de Administración de la empresa, reincorporar de inmediato a Ernesto Manuel Batista a su puesto
en Berroa, lo cual se efectuó a partir del
17 de febrero de 2014, así como «retribuirle todos los ingresos y beneficios
dejados de percibir.
«El 25 de febrero el Director General de
la empresa informó personalmente a todos
los trabajadores de la planta Diésel de
Berroa las medidas adoptadas y la incorporación oficial del trabajador a su centro».
Igualmente se decidió «incorporar en los
Planes de Prevención y de Riesgos de la
empresa las medidas necesarias para que
hechos como este no se repitan en la organización», apunta el dirigente.
Y finaliza acotando que se aplicó la medida disciplinaria de democión definitiva de
sus cargos a los compañeros que se desempeñaban como jefe del Emplazamiento de
Berroa y de director de la UEB Diésel, con
independencia de lo que se derive de la aplicación de la responsabilidad material, por
cometer errores no compatibles con la política desarrollada por la Unión Eléctrica, el
Ministerio de Energía y Minas, y el Sindicato del ramo…».
Agradezco la misiva. Esperábamos justicia y decencia. Y llegaron.
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