Surcos. (España, 1951) [B/N, 92 m.] FICHA TECNICA Dirección: José Antonio Nieves Conde. Argumento: Basado en una idea de Eugenio Montes. Guión: José Antonio Nieves Conde. Natividad Zaro y Gonzalo Torrente Ballester (adaptación y diálogos). Fotografía: Sebastián Parera. Montaje: Margarita Ochoa. Música: Jesús García Leoz. Decorados: Francisco Labrada. Vestuario: Juan Esplandiú. Productora: Atenea Films. FICHA ARTISTICA Luis Peña (El Mellao), María Asquerino (Pili, Francisco Arenzana (Pepe), Marisa de Leza (Tonia), Ricardo Lucía (Manolo Pérez), José Prada (Manuel Pérez), Félix Dafauce (Don Roque, “el Chamberlán”), María Francés (La madre), Maruja Díaz, Félix Briones, Casimiro Hurtado, José Guardiola, Manuel de Juan, Ramón Elías, José Sepúlveda, Montserrat Carulla (Rosario). SINOPSIS Manuel llega a Madrid buscando una vida mejor de la que sufría en el campo, y con la compañía de su mujer y los tres hijos. Se alojan en casa de unos parientes, cuya hija, Pili, vende tabaco por la calle y mantiene relaciones con un rufián que trabaja para “El Chamberlán”, un indeseable que se dedica a toda clase de negocios sucios. Un día tras otro, los intentos de los recién llegados de sobrevivir con honradez y dignidad fracasan tristemente. COMENTARIO José Antonio Nieves Conde, un realizador vinculado al sector no oficialista de Falange, a partir de un guión propio realizado en colaboración con Natividad Zaro y el escritor Gonzalo Torrente Ballester (otro falangista con inquietudes sociales), presenta en Surcos un original intento de trasladar los esquemas teóricos, estéticos y temáticos del neorrealismo italiano al cine español; un ensayo que no debe considerarse como una mera trasposición, sino como una simbiosis con la tradición del realismo social hispano (cinematográfico y, sobre todo, literario) que recoge incluso algunos elementos del cine castizo. Bajo estos presupuestos, Surcos es un duro melodrama que ofrece un retrato desolador del ambiente social de los barrios populares del Madrid de comienzos de los años 50, controlados por estraperlistas y delincuentes, a través de la historia de una familia de origen campesino que se desintegra al llegar a la gran ciudad ciudad. Esta audaz, para la época, crónica social, abordaba de forma muy crítica numerosos aspectos incómodos (tanto para el régimen como para el cine oficialista) de la realidad española del momento como el éxodo del campo a la ciudad, el desarraigo de los inmigrantes, el problemas de la vivienda, la escasez de subsistencias, el mercado negro, el desempleo, la prostitución femenina...,y, como era de esperar, tuvo que hacer frente a las trabas de la censura y a la oposición de una industria cómodamente instalada en el cine histórico propagandístico, la comedia blanca y el musical folklórico, y amparada por las generosas prebendas del Estado franquista. Junto a la temática, el influjo neorrealista también se aprecia en el notable esfuerzo de ambientación y la elección del reparto. Antes del rodaje, con el objeto de conseguir el máximo realismo, el equipo de producción recorrió los barrios de Atocha, Lavapiés, Legazpi y Embajadores, fotografiando las calles, las viviendas y a sus habitantes, a los que compraron el vestuario que posteriormente utilizarían los actores en la película. Por otro lado, Nieves Conde desechó la opción de contratar a actores populares de la época, eligiendo en su lugar a buenos profesionales que no gozaban de la condición de estrellas, para que interiorizasen sus personajes y fueran creíbles: José Prada, Félix Dafauce, María Asquerino, Luis Peña, Marisa de Leza y Ricardo Lucia, que compusieron una actuación sobresaliente. En lo que respecta a las trabas administrativas, la censura prohibió la escena final original, en la que se veía a la familia regresando al pueblo, cruzándose en la estación con otra parecida que llegaba a Madrid y mostraba como la hija, Tonia, se bajaba del tren en marcha para quedarse en la ciudad, abocada a la prostitución, pero la estructura original del guión no sufrió más alteraciones significativas (de hecho, el final definitivo que escenifica el entierro del hijo mayor resulta también bastante duro). Surcos suscitó fuertes críticas en los medios eclesiásticos, que la calificaron de “gravemente peligrosa”, y también tuvo problemas con el resto de la industria. El Director General de Cinematografía, José María García Escudero, uno de sus grandes defensores, le concedió la categoría de “Interés nacional”, que le daba derecho a la máxima protección (una subvención del 50% del coste de producción). Esta decisión le generó un fuerte enfrentamiento con la todopoderosa productora CIFESA, a quien Escudero había denegado la citada categoría para su película Alba de América, y con otros sectores de la industria y la Administración, que desembocó en su dimisión el 3 de marzo de 1952. A pesar de todos estos problemas, la película pudo estrenarse con normalidad, tuvo una buena distribución y una excelente acogida por parte del público. Fuente: http://www.historiacontemporanea.com/pages/bloque6/el-regimen-de-franco-i-19391959/filmografia/surcos Última versión: 2016-11-21 02:40 - 1 dee 1 -