acreedores, que no son jente desvalida, vivan cuarenta años en el

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acreedores, que no son jente desvalida, vivan cuarenta años en el
mismo lugar que él, i en todo este tiempo no solo no 10 demanden,
pero ni aun le hagan la rg.as pequeña insinuacion estrajudicial para
que pague lo que debe. Probable es que hubiera algunas razones
para estos; i que algunos hechos hubieran ocurrido que fueran la
defensa de ese pretendido deudor; natural es tambien que' algo
conducente a esa defensa hubiera en los papeles del muerto; pero
si esos papeles están en poder de Ios que van a hacer una grande
'especulácion con esos pleitos, i si de ellos se han apoderado violando 'las leyes de manera que no se les pueda hacer un cargo, i qué
suerte correrán esos medios de defensa ~
,
Los señores Suescun aceptan el albaceazgo con tenencia de
bienes; lo que quiere decir que aceptan los deberes de defender
la validez del testamento en todas i en cada una de sus disposiciones, de administrar 108 bienes i de ejercer las acciones i defensas
judiciales de la mortuoria (artículos 600, 603, 1,360 i 1,361 del
Código civil). Contrajeron tambien el deber de abstenerse de toda
especulacion sobre esos mismos bienes, conforme a los artículos
1,359 i 526 del mismo Código. Pero aceptados ~sos deberes proceden a hacer contratos como el de la escritura de fojas 21 del cnaderno número 3,° que no es mas que una especulacion en pleitos
-contra la mortuoria; especulacion de ellos, en la que estipulan que
otro entablará pleitos que se dirijen contra la sucesion, i que ellos
los establecerán tambien. Ejercitando esa negociacion incompati- ,
ble con el cargo aceptado, cometieron los señores albaceas el delito
definido en los artículos 374 i 376 del Código penal. Ejecutando
estos hechos, indudablemente perjudiciales a la mortuoria i a los
herederos, cuando ejercian un cargo de confianza en favor de estos,
cometieron el delito de abuso de confianza, definido en el artículo
653 del Código penal. Pero sobre todo: aceptando, como se ha
visto, las obligaciones de defender la validez del testamento i de
ejercitar toda defensa en favor de los intereses de la sucesion, apoderándose en consecuencia de los medios de defensa de estai de
todos sus secretos, i provistos así, ir a buscar enemigos a la sucesíon, celebrar con estos, contratos para entrar en unaespeculacion
contra: aquel cuyos intereses habian contraído la obligacion de defender i que les habia consignado todos sus medios de defensa; con
esto cométieron el delito de 'prevaricato definido en el artículo 354
,del Código penal.
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-21-
XIII.
Tan evidente es el prevaricato cometido. por los señores Sueseun, que el señor Juez de primera instancia 'para demostrar que no
hai aquí dolo, en vez de negar la existencia del prevaricato, que
a su mente debió presentarse como indudable, pues lo admite; .sinembargo de la induljencia con que' disculpa las malas acciones
que reconoce de los señores al baceas, mas bien admitió en su pensamiento el gravísimo error de que puede cometer un individuo
un prevaricato ,sin que por esto se deduzca que tuvo intencion de
hacer daño a otro; mas bien, digo, admitió el 'señor Juez esta enormidad, que rechazar la verdad del hecho que sus mismos considerandos establecen de una manera perentoria, para partir de esa
verdad a aseverar que porque haya prevaricato no se deduce forzosamente que haya dolo.
Esta sentencia de primera instancia de que tanto alarde han
hecho los señores .Suescun, es en esta parte para ellos el documento mas oprobioso. Establecer que ha/habido prevaricato, i hacer
en la misma sentencia un razonamiento que lo demuestra concluyentemente, es proclamar de la manera mas solemne lajusticia
moral con que mis poderdantes se quejan de los señores albaceas.
, Despues de esto esa sentencia puede probar que ha habido
una sutileza, una mala intelijencia o alguna circunstancia estraña,
merced a la cual han podido ser sustraidos a la sancion legal que
merecen por sus hechos; pero ellos quedan establecidos en toda
su fealdad, i la sancion social tiene una base sólida para cuando
los albaceas pretendan levantar su voz ante esa misma sociedad.
Al delito de prevaricato señalan las leyes la pena de infamia,
es decir, lo colocan en la categoría de aquellos hechos que' denotan
una profunda perversion moral, sobre la .cual debe ejercerse con
inexorable rigor la sancion de la sociedad. Un delito es un hecho
que prohiben las leyes por el mal que por su naturaleza causa .. EI
,que ejecuta, pues, un delito, tiene voluntad de causar mal, i porque
ha tenido ésta voluntad es que se le castiga; i se prueba esta voluntad de hacer mal con la existencia del hecho mismo.
Véase, pues, cuán infundada i contradictoria es la teQJ:iadel
señor juez i en la cual funda la disculpa con que absu~lv~ {{"}~,
señores albaceas. Pero conviene ponerla de manifi~~o con tod¿'~}\
precision i para ello voi a copiarla: dice así el señor ~!ez.
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.
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J'
- 22-
XIV.
"4.° Verdad es que los ex-albaceas, estando en el ejerciciode
su encargo, compraron a Amador Gómez Lozano los derechos que
este tuviera en la sucesion de Gómez Hóyos, como heredero de su
madre María Tadea Lozano. Verdad es que el testador en su testamento dice, que nada debe a sus hijos Amalia i Amador Gómez
Lozano, herederos de su madre 'María Tadea, i en consecuencia dispone de una manera jeneral acerca de la distribucion de sus bienes. Verdad es tam bien que J erman i Juan de Dios Suescun, como
albaceas, eran los llamados a ejecutar las disposiciones del testador
i defender la validez del testamento en caso necesario (artículos
1,335 i 1,360 del Código civil). Finalmente, es verdad que' los individuos encargados de la defensa en juicio o del poder de otro ....
que despues de haberse encargado de defender a la una (parte) i
enterádose de sus pretensiones i medios de defensa, la abandonen
i defiendan a la otra; o que defiendan a un mismo tiempo a ambas
partes, o que de cualquier otro modo a sabiendas, perjudiquen a su
defendido pOl' defender al 'contrario o sacar' alguna utilidad personal,' cometen un delito, son prevaricadores (artículo 354 del Código penal), i por consiguiente, SE SUPONE
que ha habido en quienes
los cometen VOLUNTAD
i MALICIA,
miéntras no se pruebe o resulte
claramente lo contrario (artículo 3,° del Código penal).
" Ante estos hechos tampoco puede decirse que ha habido dolo
en los ex-albaceas por las razones siguientes:
" La Porque aunque los ex-albaceas se colocaran en situacion
de no poder dar cumplimiento en parte a las disposiciones del testador, siendo esa su obligacion, no se deduce que esta sea indecli,
nable en todo caso, i que por consiguiente los albaceas deban ejecutar el testamento aún en lo que fuere contrario a derecho ajeno.
" 2.a Porque de que los ex-albaceas compraran tales derechos
i de que la eficazia de ellos sea perjudicial a los herederos, no se
deduce de una manera forzosa que haya habido intencion positiva
de inferir perjuicio, pues de que un hecho cause daño i de que en
lo jeneral en la ejecucion de todo acto haya vol untad de ejecutarlo,'
no se deduce que la voluntad sea dañada, es decir, que se ejecute
el hecho con intencion de causar daño. Frecuentemente sucede que
. con la mejor i mas sana intencion se ejecutan hechos que léjos de
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~ 23producír el bien que se busca, son fecundos en males, haciendo;
por consiguiente, la desgracia de las personas en cuyo benefleiose
hicieron. En el caso de que se trata, bien ha podido suceder.que los
ex-albaceas ejecutaran los hechos mencionados- con intencionde
dañar; pero no solo no puede deducirse de tales hechos la intenéion
de inferir perjuicio, sino que es imposible afirmar qne la Intención
de causar daño es positiva, esto es, evidente; pues que lo que tiene este carácter es lo que no deja duda,
"3.a Porque admitiendo que en el contrato celebrado por los
ex-albaceas con Amador Gómez, del cual se ha hecho mencion,
haya habido la ejecueion de un delito, tampoco se deduce la existencia del dolo, pues si bien es cierto que, la lei supone en todo delito voluntad i malicia, tal suposicion no puede servir de funda-:
mento para declarar que ha habido dolo, en razon de que ya se vió
que el dolo consiste en la intencion positiva, cierta, verdadera, que
no deja duda de inferir perjuicio; no en la intencion presunta (J
supuesta de que habla la lei, tratándose de un delito."
xv,
La primera disculpa es una vaguedad de que nada puede concluirse para la presente causa, pues aunque es verdad que los albaceas no deben ejecutar la voluntad del testador en lo que es contra
derecho ajeno; para concluir aquí algo seria preciso se hubiera probado que las disposiciones del señor doctorGómez H6yos eran contra derecho ajeno. O que cuando álguien pueda pretender que el
testador le debe cuando este ha declarado no deber, los albaceas,
en vez de sostener i defender los intereses de la sucesion, pueden ir'
a especular con 'esas pretensiones, -haciendo contratos con los que
las tienen, en vez de rechazarlas i sostener en juicio las disposiciones
testamentales, hasta que por sentencia se decida quién tiene razón.
O seria en fin necesario, para concluir de tal supuesto algo favorable a los albaceas, decidir que ellos forman un ·tribunal que es el
que debe decidir sin apelacion, cuáles son las disposiciones testamentales que deben cumplirse; 'que ese juicio que ellos formen,
por infundado que sea, i aunque sea dictado por el mas sórdido in.teres, les sirve de escusa para un delito como el de prevarieato; 'ft
La segunda disculpa contiene una proposicion inadmisible.:&
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- 24verdad que muchos hechos que ejecutamos producen mal sin que
nuestra voluntad sea esta; pero no sucede eso con los hechos que
por su naturaleza causan ese mal. El que sabe que una causa tiene
la cualidad de producir un efecto, si pone en accion esa causa, afirmamos que ha tenido voluntad de producir ese efecto. No hai, ya
lo he dicho, otro medio de probar los actos de la voluntad.
"Ha podido suceder, dice el señor Juez, que los ex-albaceas
ejecutaran los hechos mencionados con intencion de dañar, pero no
solo no puede deducirse de tales hechos la intencion de inferir perjuicio, sino que es imposible afirmar que la intencion de causar daño
es positiva ~a." El señor Juez se abroquela aquí en un escepticismo
delante del cual es imposible toda prueba. Queun hecho se ejecute"
con intencion de dañar, de aquí no podemos inferir la intencion de
causar perjuicio: esto es incomprensible. Tengo que repetir: si la
intencion de dañar no se prueba con la naturaleza dañosa del acto
ejecutado, que se diga, cómo es que se prueban los actos de la voluntad humana.
Siguiendo el modo de pensar del señor juez, que un albacea
se venda a los adversarios con mengua o en perjuicio de los intereses del testador; que les consigne los medios de defensa de estos,
mediante un contrato de especulacion en que él va a la ganancia:
de aquí no puede deducirse intencion de dañar, i ménos la íntencion positiva; porque talvoluntad no se conoce sino por una prueba de presunción, pues aquí la prueba directa, por la naturaleza del
hecho que se trata de probar, es imposible. De aquí lo que vendria a deducirse como principio de jurisprudencia, es que el dolo
jamas puede probarse; que jamas podemos decir con certidumbre
que otro hombre ha tenido intencion en talo cual sentido; con enya doctrina quedaria desquiciada completamente toda la jurisprudencia '; pues tratando ella de actos de la voluntad, de cuyo conocimiento i certidumbre parte en todas sus apreciaciones, no pudiéndose esta voluntad conocer con certidumbre, segun el señor Juez,
toda la jurisprudencia, todo el derecho están levantados sobre un
cimiento de arena; sobre la incertidumbre misma.
~'
,,,Pero no es esto así: estamos ciertos de la voluntad de los hombres por los hechos que ejecutan; i estamos ciertos de que esa vo.luntad es de hacer bien o de hacer mal, cuando los actos que
ejecutan tienen la cualidad de producir el bien o el mal: tenemos
así esta certidumbre i no hai otro medio de tenerla.
,
..
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"_ 25La tercera disculpa se funda en. una proposicion in'admisible:
admitiendo, dice, que en el contrato celebrado por los ex-albaceas
haya habido la ejecucion de un delito, tampoco se deduce la existencia del d010. i Conque puede haber un delito, es decir, la ejeeucion de un hecho que causa daño, pues de lo contrario no seria.
delito; puede haber esta ejecucion voluntaria i maliciosa, i aflrmando esto podemos afirmar a la vez que n? está probada la intencion de dañar? Se dice que si bien es cierto que la lei supone en
todo delito voluntad i malicia, esta suposicion no puede servir dé.
fundamento para declarar que ha habido dolo, pues este no consiste en la intencion presunta o supuesta, sino en la intencion positiva. Pero cuando la lei presume la intencion, no es porque arbitrariamente quiera decirlo, sino porque hai antecedentes que
establecen la certidumbre del hecho. En el delito se presume la
voluntad i malicia, porque esos hechos no se ejecutan de otro
modo que con voluntad i conocimiento del mal que se hace; i
aunque puede haber posibilidad de que no haya voluntad i malicia,
esto depende de hechos positivos que debe alejar i probar el que
pretenda que estos han existido: i si estos no se prueban por
quien tiene interes en ello, la voluntad i malicia queda por ello
firmemente establecida. Rechazar la prueba de presuncion para
probar la voluntad, es rechazar toda prueba, porque no .se puede
dar otra. Es declarar que el dolo es un hecho que siempre quedará
impune, i que las leyes que han señalado para esa inmoralidad una
sancion, no han hecho' sino establecer una necedad, puesto que;
segnn el señor Juez, la prueba del dolo es imposible .
.XVI.
Para poner mas en relieve la conducta de los señores albaceas,
practiquemos con ella, una operacion analítica que nos la hará conocer con mas claridad. Empezemos por eliminar de ella lo que la
hace mas odiosa, lo que hace de ella una prevaricacion. Eliminemos de ella el interes personal, es decir, el interes en la especulacion contra los bienes de 'la mortuoria, que está consi~~-IIC
los contratos de los señores albaceas.
.
Estos dicen que ellos iban a cumplir el testam
o del seño~
doctor G6mez Hóyos, entregando 10 ajeno a sus du ·os. (VéanBer~,
.1,..... ..~
'"'
\.~,.~~
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!
- 26las declaraciones de los señores albaceas, fojas 45, 46; 59, 60 i 61
del cuaderno mimero 4.°); i como eso ajeno, segun los mismos
señores albaceas, son todos los bienes del señor doctor G6mez
H6yos.i algo mas, 'véase la demanda de fojas 24 a 42 del mismo
cuaderno), los señores albaceas, 'Segun ellos mismos, habrian procedido de la manera siguiente: habrían ido donde la señora Juana
Lozano i donde el señor Amador Gómez Lozano i les habrían
dicho: "señores, somos albaceas del señor doctor José Joaquin
G6mez Hóyos, i en cumplimiento de nuestro deber, venimos a
entregar a ustedes todos los bienes del espresado señor, pues hemos
encontrado entre los papeles de él algo que nos hace creer que la
mitad de esos bienes son de ustedes, por corresponderles por domini o, ila otra mitad por los frutos de cuarenta años; i aunque todavía se les queda debiendo, ustedes perdonarán, pues no hai mas.
l aunque el doctor G6mez H6yos declaró en su testamento que
esos bienes eran de él i que no debia a nadie nada, nosotros hemos
declarado esas cláusulas ilegales; i venimos a traer a ustedes esta'
gran fortuna que ustedes habian olvidado reclamar en cuarenta
años, durante los cuales ha estado detentándola un hombre que ha
tenido la audazia de decir que eso era suyo i que nada debia. Pero
felizmente nombr6 de albaceas a hombres como nosotros que no
queremos tolerar semejante cosa, i por eso entregamos a ustedes
esto que para ustedes es como si les viniera caido del cielo."
Los señores albaceas habrian procedido así, dejando a los herederos del señor doctor G6mez H6yos sumidos en la miseria, víctimas de un acto de la mas estraordinaria i estoica virtud de parte
de los señores. albaceas. Pero imajinemos que los herederos no
aceptan tal cosa i vienen por cualquier camino legal, a poner ante
vosotros una queja pidiendo improbeis 11;1. heróicaconducta de tales
albaceas. De seguro, señores MajistI:,ados, que vosotros diriais :
"no son ustedes el tribunal llamado a decidir sobre los derechos
del finado i a ejecutar sin apelacion ese fallo, i mas cuando nadie
reclama nada. Al contrario: si hai quienes tengan que reclamar
contra la sucesion icontra las declaraciones espresas del testador, su
encargo los obliga a defender los bienes; i si creen que no pueden
hacerlo; deben renunciar su encargo, que es lo que debe hacer todo
el que llamado por la .naturaleza de sus funciones a una defensa,
halla que no puede hacerla. Pero si en vez, de defender ustedes'
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- 27-
-
han ido a entregar lbs bienes a quien no se los reclama, ustedes han
vendido a quien se confió de ustedes, i sus hechos son dignos de la
improbacion del tribunal."
Pero no es, señores Majistrados, esto solo 10 que ha pasado: no
es un acto de desinteres por parte de los señores albaceae ; es que,
éomo resulta de la declaracion del señor Juan de Dios Suescun,
(fojas 47 ~uelta,cuaderno número 3.°) habiendo visto los papeles
de su abuelo cuando ejercia el albaceazgo de este, halló entre ellos
alguno que pudiera servir de fundamento a algunas personas para
entablar pleitos j i de allí les ocurrió ir ellos a comprar esos pleitos
para hacer una especulacion cuantiosa sobre los bienes de la mortuoria, puesto que en sus manos tenian los medios de defensa de
esta. ¿ Qué diriamos, señores Majistrados, de un albacea que encontrando entre los papeles del muerto obligaciones de este no canceladas, fuera donde los que aparecian como asreedores a comprarles
una cesionde esas obligaciones a favor del mismo albacea, para en
seguida demandar con ellas a la mortuoria, aunque el testador hubiera dicho que nada debia? I si esto hacia el albacea despues de
haberse apoderado de los papeles del muerto sin ninguna de las
garantías que las leyes establecen para evitar una infldencia, ¿no'
nos daria derecho ese albacea para juzgar que él empez6 poI' sustraer los recibos que pudieran existir de esas obligaciones?
Pues los hechos ejecutados por los señores albaceas son de la
misma naturaleza i se prestan en consecuencia a los mismos juicios.
XVIL
Hagamos todavía otra suposicion favorable a los señores albaceas. Imajinemos, como ellos quieren suponer, que los cuantiosos
créditos que ellos han inventado contra la mortuoria del señor
doctor G6mez H6yos, existen real i verdaderamente; supongamos
que en esto no hai ni puede haber duda de ningun jénero. Los
señores albaceas, examinando los mencionados papeles encontraron
esa novedad, i vieron que la sucesion estaba cargada de deudas mui
superiores a la suma del activo de la misma mortuoria:~,
'pues, que los herederos están condenados a quedar e~"iñise"~
pero lo~ señores albaceas sedirijen a los ac~ee~o:es ~~cuentran. :;\
estos dispuestos a dar el todo por una suma lllslgI;li~allte, como -',
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10 han hecho los señores Amador G6mez i Juana Lozano. ¿ Qué
debian hac~r los señores albaceas? Debian procedera redimir la
sucesion de ese pasivo, contando con los herederos, o les era lícito
interponerse para adquirir para si esos derechos i sacrificar a los
herederos impidiéndoles que ellos pudieran estinguirlos con una pequeña erogacion l Téngase presente que el albaceazgo es un servicio a que está unida la facultad de representar, i que en- consecuencia es un mandato (artículo ~,185 del C6digo civil); que
debiendo los albaceas pagar las deudas de la sucesion, i mucho
masen el caso en que eran administradores de los bienes, les era
prohibido apropiarse cualquier beneficio en esas operaciones (artículos 2,183 i 2,214 del C6digo civil).
Yo coloco a los que defienden la conducta de los señores Sueseun en el caso, i les pregunto ¿ si, como albaceas, no digo de sus
padres o de sus amigos, como albaceas de un estraño, obrarian de
esa manera? ¿ Con el conocimiento que su encargo les daba especularían con los bienes de la sucesión, sacrificando a los hijos de
quien en ellos confió, prevalidos de los medios que esa misma
confianza les daba; o cualquiera negociacion que en el caso hicieran,
la harian por cuenta i en beneficio de los bienes que administraban?
Pero me dirán, tal vez, que esa es una cuestion puramente moral,
que nada tiene que ver con los deberes legales de los albaceas.
Presupongo esta respuesta, pues hai quienes piensan que un deber
moral nada tiene que hacer con las leyes; i que los heclios inmorales bien pueden tener el apoyo de la sancion legal.
Si, como 10 creo, los señores que defienden la conducta de los
señores Suescun no harian lo que estos; es sin duda porque lo que
han ejecutado han sido hechos malos i por consecuencia hechos
inmorales, pues los han ejecutado con pleno conocimiento, i con
toda la malicia de unos especuladores desapiadados. Siendo hechos
inmorales, los ejecutaron con voluntad i conocimiento; i un hecho
inmoral en daño de otro, es un hecho que tiene la cualidad de ser
doloso, porque lo inmoral es lo que se ejecuta con malicia; es decir, con voluntad de hacer mal.
Lo inmoral no tiene a su favor la sancion de las leyes positivas; lo inmoral es lo contrario a las buenas costumbres; es lo ilícito
por sucausa o su objeto; i si es un hecho que se puede definir i al
cual-se puede aplicar pena, entónees es un delito. Por eso los seño-
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I
¡
1
-
2-9'-
, res' Suescun no' h~n podido proceder como lo han hecho, sin violar
las leyes civiles, ejecutando hechos nulos i dolosos; i sin violar las
leyes penales, cometiendo delitos que suponen el dolo elevado a su
mas alta potencia.
Véase, pues, que aun siendo ciertas i justas las deudas que el
interes husmeador de los señores albaceas del señor doctor G6mez
Hoyos, halló entre los papeles de este, su conducta debió haber
sido otra; i la que adoptaron, por inmoral, 'no puede ménos de
ser dolosa.
,XVIII.
Vengamos ya, señores Majistrados, a concretar los hechos
i sus pruebas.
Afirmé que los señores Jerman i Juan de Dios Suescun han
procedido con culpa lata, en el ejercicio del albaceazgo del señor
doctor Gómez Hóyos :
1.o Porque se apoderaron de sus bienes muebles i papeles,
sin las formalidades legales; i habiendo tenido después una conducta infidente, la gravedad de ese hecho es mui grande, puesto
que es la base premeditada sobre que podian asentar la impunidad de lo que iban a hacer despues:
2.° Porque hicieron un inventario nulo, incompleto i subrepticio, esto es, sin llamar a los que tenian derecho a concurrir al
acto para impedir que se cometieran fraudes que después ha sido
imposible evitar:
.3.° Porque en todo el tiempo del albaceazgo nada mas hicieron, dejando abandonada la causa mortuoria, i en vez de seguirla
se pusieron a maquinar contra los intereses de la sucesion :
4.° Porque terminado el albaceazgo no entregaron los -bienes
del testador, sino en virtud de jestiones judiciales 'i de apremios
repetidos hasta llevarlos a la cárcel, quedándose con bienes i papeles de la sucesion de los cuales aun no .han entregado varios:
5.° Por haber entregado los libros en que el testador llevaba las cuentas de la tutela i cnratela de 108 mismos albaceas,
enmendados i repelados, para hacerle despues cargos a la sucesion;
iaunque dicen que no han sido los ejecutores de ese .
" El
indudable que 'solo ellos tenian interes en ejecutarl ~"ebie~~~
haber tomado esos libros con Ias formalidades lega
para com~~,
.•I
~/.
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/
~ 30~
probar su estado; .Al entregarlos es que han aparecido en ese mal
estador
6;° Por no haber rendido las cuentas de manejo como albaceas,
sino que fué. preciso demandarlos i apremiar a uno de ellos con
prision para que entregara el saldo no disputado.
7.° En fin, por haber procedido con tal neglijencia i abandono,
que durante el tiempo del albaceazgo nada hicieron sino ese inventario que por sí solo es prueba de estremada neglijencia, si no
de malicia.
XIX.
El señor Juez ha disculpado a los señores albaceas diciendo:
que si dejaron pasar el tiempo en que debieron llenar sus déberes,
sin hacerlo, esto pudo depender de que el testador les concedió
todo el término necesario para el desempeño de su encargo. De
donde se deduce, segun la doctrina del señor Juez, que tal concesion equivale a que pueden dejar pasar sin hacer nada, todo el
tiempo que se les antoje. Yo creo al contrario, que aunque el testador pudiera conceder un tiempo indefinido, el albacea es cul~
- pable siempre que se le pruebe que durante el tiempo necesario,
no hizo nada, que es lo que sucede aquí.
El haber sido necesaria una declaratoria judicial, de que el
albaceazgo habia terminado, no es una razon que disculpe la neglijencia, sino un argumento mas contra la mala conducta de los
albaceas, que han puesto a los herederos en la necesidad de tener
que ocurrir a la justicia para todo 10 que se relaciona con tales albaceas, que, como se ve: en vez de ser los defensores de los intereses de los herederos, se han convertido en especuladores contra
los intereses de estos i en sus mas encarnizados enemigos.
Los disculpa tambien el señor Juez de la no entrega de los
bienes, diciendo que esto consistió en la falta de armonía entre los
iNteresados.· Tengo que decir que esta aseveracion no es esacta ; i
el' mismo señor Juez al hacerla, olvidó 10 que él mismo habia tenido
necesidad de hacer para obligar a los albaceas a entregar esos
bienes. Leed, señores Majistrados, toda esa enojosa actuación judicial que corre desde la foja 21 hasta la 116 del cuaderno número
2;° i veréis que los albaceas no entregaban los bienes porque no
querian, que se burlaron de los apremios-de multa, hasta que fué
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..,....:31 ......
preciso arrestarlos. Veréis que aun después de esto los albaceas no
han entregado papeles importantes que debian estar en poder del
testador, lo que se comprueba, ademas, con el mismo cuaderno de
las pruebas que ha exhibido la parte contraria en esta segunda
instancia, pues ellas son precisamente copias de los papeles que
tenia el señor doctor Gómez Hóyos i que fuenon sustraidos por los
señores albaceas; papeles que debian servirle al finado para defenderse de pleitos -que despues le han puesto lo~señores, albaceas.
xx.
Pero hai aquí un error del señor Juez que pronunció la
sentencia de primera instancia, que creo es el fundamento de
varios otros en que incurrió al apreciar Ia conducta de los señores Suescun, error para mí inesplicable, pues no he podido descubrir su fuente. En el resultando 3.° de la sentencia, bajo el
número 9,0 encuentra el señor Juez pro bada la sustraccion de
papeles -de importancia, de los cuales unos no se han devuelto, i
otros se devolvieron, mediante las providencias de conminarles
con multas i últimamente de llevar a los señores albaceas a la
cárcel. El señor Juez va consignando estos hechos; i con ellos las
disculpas que al señor Juan de Dios Suescun se le sujirieron; i el
señor Juez concluye que todo, hechos i disculpas, están probados
con la declaracion que rindió el mismo señor Juan de Dios Suescun, ex-albacea. De modo que la declaracion de este señor tiene
el singular privilejio de ser prueba completa en todo lo que ha
tenido a bien decir en su favor, contra lo que enseñan los mas
triviales principios de jurisprudencia, contra lo que todos sabe- ,
mos.vi contra la terminante disposicion del artículo 83 de la lei
de 14. de agosto de 1869', que espresamente declara cuál es el
valor de esa declaracion del demandado, esto es: el de una confesion judicial, en cuanto le perjudique. Pero el señor Juez tomó
el todo en esa confesion cualificada, como prueba completa; i
procediendo aSÍ, es imposible que haya cargo contra los señores
Suescun, púes no hai uno solo de sus malos hechos a .. .->
una disculpa, la que 'dando por probada con el sim
dicho de~"
interesado, todo cargo contra este es imposible.,.
~
Han dicho también los señores albaceas, que si t aron varios ;-
',¡...
,:ltll~
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~ 32de los papeles i dispusieron de ellos, fué porque estos eran de
propiedad de ellos. Entendámonos: el señor doctor Gómez Hóyos
fué guardador de los mismos a quienes nombró albaceas. Todo
documento que tenga el guardador, relativo a su responsabilidad
i a su administracion, es, en resumidas cuentas, documento del
pupilo; se adquiere Q costea con el dinero de este. ¿ Pagó el guardador una deuda del pupilo i obtiene en consecuencia escritura
de cancelacion? 1>ues esta escritura se costea con el dinero del
pupiloi
es de él. Pero el guardador tiene tambien derecho a
tenerlos, pues son los comprobantes de su descargo. Sustraer esos
'papeles de los' del guardador cuando este ha muerto i se va a
exijir a sus herederos ignorantes de todo, la mas estrecha e inexorable cuenta que a guardador alguno se haya exijido por BUS
enemigos, i hacer esto sin dejar recibo ni constancia de que se
han tomado esos papeles; es un hecho indebido, malicioso en
sumó grado, i por fin altamente doloso.
,
Verdad es que, merced a la actitud asumida por los herederos en este asunto, i a las providencias impetradas del señor
Juez, ha habido que cantal' claro en el negocio, i decir dónde
estaban algunos de esos papeles i entregar otros; pero esto ha sido
a fuerza de pouer en accion todos los recursos legales i de obtener
las mas sérias i enérjicas resoluciones.
Es así como se disculpan los señores albaceas; se les hace
cargo por papeles o bienes sustraidos, i responden ahora con
mucha frescura que ya los entregaron o están en tal parte. Pero
es preciso tener en cuenta que esta entrega no se ha obtenido sino
despues de agotar los recursos legales; i que en consecuencia, este
hecho no justifica su, mala conducta. A ménos que se pretenda
que los herederos estaban en la necesidad de dejar consumar esos
hechos contra ellos, para poder quejarse, pues si trataban de
impedir su consumacion i lo conseguian, la conducta de los albaceas quedaba por esto justificada. Si a mí me hurtan una cosa, i
puedo hacer que la justicia se la quite al que me la: llevó, ¿ necesito dejar que este se quede con ella para poder quejarme del
hecho; porque si 'logro quitársela, la c~nducta de tal hombre
queda justificada? Esto seria un absurdo; i por igual razon lo es
querer disculpar alos señores albaceas de sus malos hechos, porque se ha podido, a fuerza de trabajos, impedir se consumen algunos de ellos.
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~ 33-
XXI.
El señor Juez, al considerar las pruebas de mi parte, las toma
una a una i va declarando que cada una no es completa; de manera que si en' vez de estas lo que hubiera presentado hubiera
sido el dicho de veinte testigos competentes, habría examinado
uno a uno sus dichos, i como cada uno no es prueba completa,
habria concluido que no habia prueba completa de nada.
No es este el modo de apreciar las pruebas; estas son como
un conjunto de fuerzas converjentes, cuya resultante es la que
debe avaluarse. Si examinamos los medios probatorios que nos
dan conocimiento de los hechos de que tenemos mayor certidumbre, veremos que cada uno de estos medios no es, el que nos ha
dado esa certidumbre sino su reunion o conjunto. Tomad, señores
Majistrados, en conjunto los hechos i la conducta de los señores
albaceas del señor doctor G6mez H6yos, i decid si en lo que hicieron i en lo que no hicieron cabe mayor neglijencia: yo concluyo este punto con la confianza de que en vuestra conciencia está
la persuasion de la culpa lata de los señores albaceas.
XXII.
Afirmé que los señores albaceas del señor doctor G6mez
H6yos han cometido dolo en su conducta durante el ejercicio del
albaceazgo:
1.0 Porque se apoderaron de los bienes i papeles de la sucesion sin las formalidades legales, hecho que, relacionado con su
conducta posterior, es una poderosa prueba circunstancial de su
voluntad de causar daño a la sucesion i en consecuencia a los
heréderos;'
.
2.° Porque hicieron un inventario subrepticio, esto es,' a escondidas de los que tenian derecho a concurrir al acto para tomar
conocimiento de lo que se hacia i poder ponerse en aptitud de
evitarse mayores males. La esclusion de los interesados qu
.
derecho de concurrir al acto es otra prueba circunst
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voluntad de hacer daño, pues solo para esto es q .. ~ rdinaria- ....
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mente se procede desatendiendo el derecho de otro; ¡
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3.° Porque retuvieron papeles importantes de la cesion, los
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. I
- 34cuales debian servir para defender a esta contra los pleitos que los
mismos señores albaceas le promovieron, i que aun cuando han entregado algunos a fuerza de apremios i prision, no han entregado
otros;
4.° Por su misma conducta estremadamente neglijente, pues
ella es una prueba tal de dolo, que las leyes la hacen equivalente
del dolo; esta equivalencia no la establecen las leyes arbitrariamente, sino que se fundan en la naturaleza misma de los hechos:
no se tiene tal conducta sino teniendo intencion de dañar: solo
así se acepta un encargo para hacer lo que los señores Suescun
han hecho; por esto es que, para la lei, culpa lata i dolo son la
misma cosa;
5.° Por haber cometido, siendo albaceas, los delitos siguientes:
ejercer negociaciones incompatibles con su cargo, delito definido
en los artículos 374, 375 i 376 del Código penal; abuso de confianza, delito definido en el artículo 653 del Código penal; prevaricato, delito definido en el artículo 354 del Código penal.
XXIII.
I
El artículo 1365 del Código civil, establece que el albacea
será removido por culpa grave o dolo, i en caso de dolo, se hará
indigno de tener en la sucesion parte alguna. El artículo 47 del
mismo Código establece en su inciso 1." que la culpa lata equivale,
en materias civiles, al dolo. Estas son las disposiciones cuya. aplicacion he pedido, una vez que está probada la existencia de la
culpa lata i la del dolo. En la imposibilidad de negar la primera
se 'ha ocurrido al arbitrio de decir que, en el caso, la culpa no
produce los mismos efectos que el dolo, pues la lei habla de la
culpa grave i dolo, i dice que en caso de dolo sea indigno de suceder, de donde quiere deducirse que queda escluida la culpa lata.
TaLesclusion no tiene fundamento, porque el ser removido por culpa grave i dolo, no escluye que se haga indigno por dolo i por culpa
lata, pues el lejislador ha declarado que cuando hable de dolo
queda incluida la culpa lata en la espresion de dolo. Ademas, la
discusion es innecesaria en este punto, pues el dolo está tan probado como la culpa lata.
Una consideración que espuse para reforzar con las leyes mi
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- 35pensamiento, ha sido mal interpretada. Dije que si al que no acepta
sin justa causa el albaceazgo lo declara la leí indigno de suceder,
con mayor 'razon declara indigno al que lo acepta para no ejercer, es decir, para proceder con culpa. lata. Es ménos malo no
aceptar un cargo, aun de aquellos a quienes debemos gratitud, que
aceptarlo para proceder en él con la estremada neglijencia que
constituye la culpa lata; de aquí debemos inferir que la interpretacion de la lei que establece una mayor sancion para el hecho
mas malo, es la recta; i no la que no estableciera para una mayor
inmoralidad sancion alguna, o la castigara con una menor.
XXIV.
Teniendo limitado el tiempo porque puedo hablar, necesito,
señores Majistrados, poner término a mi alegato. Creo, señores,
haber probado los hechos que fundan la demanda de mis poderdantes. He tenido que dejar a un lado otras muchas presunciones
i datos que las comprueban para fijarme en ]0 mas importante. Pero
vosotros os fijareis en que los hechos, materia de este pleito, que
son una infidencia, se cometen siempre bajo el amparo de la confianza de que se abusa; i así hai muchas circunstancias que se escapan a la prueba legal, como ha sucedido aquí; pero ellas se entreven i muchas vezes una sola, bien vista por una clara intelijencia,
produce en esta una certidumbre moral, mayor que la de todas las
pruebas jurídicas juntas. Yo estoi seguro de que vosotros encontrareis muchos hechos de esos en que os ruego os detengais. En abusos
como el de que se quejan los hijos del señor doctor Gómez Hóyos,
las víctimas regularmente están maniatadas por una confianza anterior. Es despues de las grandes confianzas que vienen las grandes
traiciones. La confianza que aquel depositó en sus albaceas no
tuvo límites; la tempestad de desgracias que estos han aglomerado
sobre los hijos del finado, solo puede medirse por la grandeza de
esa misma confianza: esto hace que sea preciso que la sanción legal
alguna vez empieze a caer sobre la escuela secular de los albaceas.
Mis constituyentes os piden justicia, no por su particular beneficio,
que ninguno puede reportarles el fallo favorable que~n
.. · o .
principalmente por el interes de la sociedad, de 1 ~oral i de
lei: por el interes de los huérfanos contra los albac ¡" que espec~-
""
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- 36lan con la confianza en ellos depositada. Entre nosotros es muí
comun decir que una de las mejores carreras es la de albacea:
terrible idea vulgar que acusa a nuestra justicia i a nuestras costum bres: ¿ seria posible 'cerrar el paso a esa infernal carrera cuyo
lucro se forma de la miseria de las viudas i de los huérfanos ~ La
" esperanza de que sí puede obtenerse esto, es la que me ha hecho
, patrocinar esta justa causa para traerla delante de vosotros.
Os pido, pues, falleis en justicia, revocando la sentencia de
primera instancia i condenando a los demandados en los términos
de mi demanda, declarándoles indignos de suceder al señor doctor
José J oaquin G6mez H6yos i haciendo las demas declaratorias
pedidas.
FRANCISCO
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E.
ÁLVAREZ.
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