Un ejemplo a imitar Verificación de Conducta Responsable Por Ximena Abogabir Presidenta Fundación Casa de la Paz Hoy nadie pone en duda la necesidad de generar confianza entre las empresas y la opinión pública. Para hacerlo, la Asociación de Industriales Químicos, ASIQUIM, ha desarrollado una potente herramienta que puede extenderse a otros ámbitos de la cadena productiva. Por sexto año consecutivo, junto al ingeniero civil químico Carlos Descouvieres, un representante de ASIQUIM y una persona de la comunidad local, hemos tenido el privilegio de visitar diferentes instalaciones de la industria química: plantas, terminales marítimos, bodegas, entre otras, habiendo completado a la fecha 61 inspecciones. No sólo encontramos cada vez mayores estándares de seguridad, sino un creciente esfuerzo por transmitirlos a la comunidad y extenderlos a proveedores, contratistas, distribuidores y usuarios finales. De esta forma, la sociedad chilena se beneficia de este profundo cambio cultural que significa ser responsable por los diferentes impactos que pueden generar las decisiones. También apreciamos la incorporación en las piezas comunicacionales de las empresas una relación de sus productos con artículos de la vida cotidiana, desde pelotas de fútbol hasta remedios para el cáncer, lo cual permite a la opinión pública valorar el aporte que las industrias químicas hacen a su calidad de vida. Nos llamó la atención el estado de ánimo de optimismo y expansión de la industria química. Cuando comenzamos en el año 2002 las conversaciones giraban en torno a reducción del equipo humano, cierre de líneas de producción y mucho temor ante la competencia que podía significa el ingreso de China e India al mercado global. Hoy ese temor está superado, los grandes países asiáticos más bien son percibidos como clientes ilimitados, por lo que en prácticamente todas las instalaciones visitadas constatamos nuevas contrataciones y expansión de las líneas productivas. Dado que la verificación del cumplimiento de Conducta Responsable debe hacerse cada tres años, hemos podido comprobar la seriedad con que las empresas asumen las recomendaciones planteadas en las visitas y se encargan de implementarlas a cabalidad para la siguiente inspección. Ello es razonable, ya que las propuestas surgen de nuestro privilegiado conocimiento de “buenas prácticas” que vamos detectando a lo largo del proceso. También, en muchas instalaciones pudimos comprobar la disposición a compartir no sólo buenas prácticas sino también las instalaciones más seguras, incluyendo a empresas de la competencia, dado que el gremio químico está convencido que el error de uno los perjudica a todos. Evidenciamos en la práctica cómo la identificación y análisis de incidentes pequeños parece ser la fórmula mágica para evitar accidentes mayores. También detectamos poderosas herramientas para conocer y gestionar el riesgo, incluyendo los actores afectados en cada caso. Dado que la comunidad aledaña es la que generalmente tiene la percepción de riesgo asociado a convivir junto a una instalación química, especialmente si ésta no se ha dado el trabajo de mostrar sus medidas de seguridad a través de un Día de Puertas Abiertas o un Plan de Visitas, constatamos que muchas empresas están privilegiando la contratación de mano de obra local, ya sea capacitando a estudiantes de las escuelas cercanas para que adquieran las habilidades requeridas, o contratistas o proveedoras. privilegiando y fortaleciendo PYMES locales como También, pudimos evidenciar el impacto de los Reportes de Sustentabilidad, publicados por las casas matrices, pero comprometiendo a todas las instalaciones de la empresa en el mejoramiento de indicadores ambientales, sociales y laborales, lo cual inevitablemente genera una presión adicional en toda la cadena de valor, obligándolas a mejorar sus propios estándares. Mal que mal, lo que se comunica se mide, y lo que se mide se hace. Los siguientes desafíos para la industria química Entre los “espacios para mejorar”, que pudimos detectar, está la dificultad para “bajar” la información relacionada con Conducta Responsable desde las oficinas centrales (generalmente en Santiago) y las plantas (muchas de ellas en regiones). Claramente ello se anota como un desafío para ASIQUIM, así como para las mismas empresas. Otra de las conclusiones de la jornada del 2007, es la necesidad de “gestionar el éxito”. Es decir, prácticas que fueron pioneras en la promoción de la Conducta Responsable y que hace un par de años se exhibían como “mejores prácticas”, dada la evolución de la industria así como las expectativas de la opinión pública, se han convertido en normal, por lo que es preciso seguir innovando. Sentarse en los laureles o disminuir el impulso creativo puede significar perder el liderazgo. El tema del transporte posiblemente sigue siendo un desafío permanente para la industria química por constituir su principal riesgo. En este ámbito pudimos detectar un nuevo actor que es imprescindible comenzar a involucrar: las empresas concesionarias de autopistas, quienes requieren también ser capacitadas en la lectura de las Hojas de Seguridad, por ser actualmente el primero en llegar en caso de accidente. También nos llamó la atención el recambio generacional que se evidencia en la mayoría de las plantas, lo cual es positivo en cuanto a renovada energía, pero también puede implicar la pérdida de la mística de los pioneros en Conducta Responsable. Es preciso asegurar que el resultado recoja lo mejor de los dos mundos. Reiteramos la conveniencia que, desde el mirador privilegiado de la verificación de Conducta Responsable, ASIQUIM siga identificando, sistematizando y difundiendo las Buenas Prácticas de sus asociados. De esa manera no se inventan ruedas existentes y se permite focalizar la energía disponible en los siguientes pasos. Asimismo, ASIQUIM requiere continuar su esfuerzo por verificar proveedores y contratistas, y las empresas asociadas deben preferirlos. Así avanzaremos más rápido en esta cruzada de no sólo tener prácticas seguras en las instalaciones químicas, sino extenderlas a toda la sociedad chilena.