AL ALCALDE DE VALLADOLID Manuel Saravia Madrigal, en representación del Grupo Municipal de Izquierda Unida como Portavoz del mismo, con DNI nº 12212842-A, con domicilio a efectos de notificaciones en el Ayuntamiento de Valladolid, Plaza Mayor, 1; enterado de la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia del 4 de Noviembre de 2011 la exposición pública de la modificación de la “Ordenanza de protección de la convivencia ciudadana y prevención de actuaciones antisociales” vigente, presenta las siguientes ALEGACIONES 1ª. La modificación aprobada inicialmente es innecesaria, además de inoportuna. No hay en la ciudad problemas nuevos de convivencia que precisen la modificación de la actual ordenanza. Falta motivación para ponerla en marcha. Pero es que además es incoherente, ya que si el objeto es regular la convivencia debería incluirse la consideración de otros asuntos que le afectan de forma mucho más determinante, aunque no se trate de comportamientos personales, sino de la actuación de determinadas entidades, personas jurídicas, empresas, etc. Como siempre, prefieren centrarse en el débil, y castigarle, que en el poderoso. ¿Por qué no incorporan, por ejemplo, entre las actitudes antisociales, la corrupción urbanística, la especulación, la usura? ¿Consideran que ya está suficientemente regulada por la legislación vigente? ¿Y ustedes creen que los preceptos que incorporan en la ordenanza no están también regulados por la legislación vigente? Procede, por tanto, devolver la norma propuesta a los cajones. Pero en el caso de que se quisiera tratar el tema de la convivencia y los comportamientos, debería organizarse en condiciones, con la participación, desde el origen, de mucha más gente, de buena fe, dando acceso a los múltiples colectivos y organizaciones de la ciudad que pueden (y quieren) contribuir a esa convivencia, sin estar mediatizada su colaboración por una norma como la propuesta, tan desenfocada. Y hacerlo, además, partiendo de un estudio mucho más amplio y completo de los temas necesarios a abordar, y de una evaluación de lo que haya podido funcionar mal hasta ahora. Pues la exposición de motivos convendrán ustedes que es absolutamente insuficiente. 2ª. La modificación aprobada está penosamente desenfocada. 1 Entendemos, como decimos, que no hay por qué ponerse ahora con esta modificación. Pero si lo hiciésemos habría que plantearlo de otra forma. En la alegación anterior ya hemos dicho que es fundamental abrirse a la participación en su elaboración (no en este momento de las alegaciones, sino en el de su formulación inicial). Pero también plantearlo bien en la concepción de la norma. Aunque es cierto que su forma de hacer política parece impedírselo. Por de pronto, la norma sometida a exposición pública está repleta de problemas técnicos, ya comentados en anteriores ocasiones. Hay defectos de motivación (por cierto: hay exposición de motivos, por mucho que la concejala Domi Fernández diga que no tiene que haber), defectos de concreción en muchos preceptos, también se ha hablado de errores en el sistema sancionador (hay conductas sancionables que no están previamente tipificadas). Pero no sólo se trata de problemas técnicos. Nos preocupa de la norma planteada los siguientes aspectos. 1º. No es integradora. En la regulación ordenancística de la ciudad hay multitud de normas que tratan de estos mismos temas, y en algún caso incluso de forma contradictoria. Si nos ponemos a regular este tipo de comportamientos personales, hagamos un esfuerzo por tratar de forma conjunta todo lo que está disperso en otras normas municipales. Pero como siempre ustedes han preferido el desorden. 2º. No es moderna. Parece más propia de siglos pasados (y decimos siglos, no siglo). Muchas de los preceptos que proponen corresponden a otra sociedad, a otro momento, a una forma de entender la convivencia fuera de la actualidad. Les abruma el miedo al progreso social. Y como siempre, prefieren lo más rancio de los bisabuelos más rancios. 3º. No es justa. Carga directamente contra muchos de los grupos sociales con menos recursos, a los que implícitamente criminaliza. Parece que les guía el miedo a la libertad y a la justicia. 4º. No es razonable. Los argumentos en que se fundamentan los preceptos no responden a la lógica, sino al marketing. ¿Cuánta gente de baña en las fuentes, por ejemplo? No suelen ustedes plantear las determinaciones fundándose en la argumentación, porque parecen tener miedo a la razón, a la lógica. 5º. Es incoherente con algunos preceptos jurídicos superiores. La norma contiene numerosos fallos de legitimación. Y no sólo en los nuevos preceptos, sino también en la insistencia por recuperar, maquillándolos, algunos de los que los tribunales declararon ilegales. Como tantas veces, ustedes intentan, con la “letra pequeña” de las ordenanzas, cambiar la de las leyes. 6º. Está mal enfocada. En una sociedad plural hay múltiples puntos de vista y opiniones necesariamente diferentes. Y los matices importan. Y sobre todo el enfoque. Debería buscarse el planteamiento que resulte más positivo y útil, que no promueva más conflictos de los que teóricamente trata de solucionar. Y ser muy cuidadosos sobre los efectos que puede tener en las personas más débiles. Pero parece 2 que ustedes, como tantas veces, en esta ocasión también prefieren estimular el conflicto que consideran les da réditos electorales. 3ª. La modificación aprobada determinadas personas. es sencillamente cruel con De los múltiples asuntos reprobables de la ordenanza propuesta, el colmo es, sin duda, el que se refiere a la mendicidad. Y en él queremos centrarnos, porque es, en nuestra opinión, lo más grave de todo lo planteado en la nueva ordenanza. Se prohíbe la mendicidad en el artículo 15, y se sanciona con multas de hasta 750 euros. Magnífico. Muy útil. Sobre la gravedad. Por de pronto llama la atención que se califique como hecho grave o muy grave una actividad que, en el supuesto de generar una molestia exagerada e intencionada a los viandantes, nunca podría pasar de ser una falta leve. Y sólo en los casos límite. Sobre el objetivo. Porque se trata (digámoslo claramente) de sacar de la calle a los mendigos, contra su voluntad. El objetivo fundamental de la modificación de la ordenanza en este aspecto no es la seguridad en la vía pública, sino evitar que se vea en nuestras calles lo que el gobierno municipal no quiere que sea visto: la situación de necesidad extrema en que se encuentran cada vez más ciudadanos y ciudadanas. Con lo que se pueden vulnerar derechos fundamentales como el hecho de transitar o permanecer en la vía pública. Se pretende imponer sanciones económicas a personas que no disponen de recursos, y penalizar la consecuencia de una situación económica y social determinada a las personas que sufren esa situación. Las administraciones públicas deben buscar el origen de las diferentes problemáticas sociales y no mirar para otro lado realizando políticas de final de cañería, ¿adelantamos algo persiguiendo y escondiendo a las personas que no tienen medios para vivir? La respuesta es evidente. Pongamos en marcha acciones que prevengan la exclusión social y la pobreza y proporcionen dignidad a las personas que se encuentran en situaciones tan difíciles. Sobre los resultados. Como cualquiera puede entender, la medida es totalmente inútil: multar a personas que carecen de medios económicos para subsistir. Evidentemente, no tiene ningún sentido si el afán es meramente recaudatorio, pero tampoco lo tiene si la finalidad es disuadir a las personas que ejercen la mendicidad, ya que es su único medio de vida. Se dice que la policía municipal informará de la existencia de lugares apropiados para que las personas que ejercen la mendicidad accedan a ellos. Pero en ningún caso puede considerarse que es obligatorio asistir a estos lugares que además, como es sabido, no podrían soportar la asistencia de todas las personas que los necesitan, ni en lo que se refiere a capacidad ni a personal necesario. Se plantea que si una vez informados los mendigos se resisten, podrán ser desalojados. Desalojados ¿de dónde? y nuevamente alojados ¿adónde? 3 Sobre la legitimación legal. Hay antecedentes en otras ciudades en los que los ayuntamientos han tenido que dar marcha atrás (de manera reiterada) cuando se ha tratado de sancionar la mendicidad. Es el caso de Alicante, ya que en 1996 y de nuevo en enero de este mismo año ha rectificado y retirado de la ordenanza municipal sobre seguridad en la vía pública las medidas punitivas contra los mendigos. Y se ha tomado esta decisión tras recibir las alegaciones de diferentes organizaciones y colectivos sociales, entre ellos la propia Policía Municipal, que apuntaban a la carencia de normas estatales con rango de ley que prohíban la mendicidad en los espacios públicos. Es decir, no existe en nuestro ordenamiento jurídico ninguna norma que prohíba pedir limosna. En consecuencia, por todo lo dicho, solicitamos: 1º) La retirada de la ordenanza aprobada. 2º) La puesta en marcha de un proceso ordenado, participativo, responsable y abierto de análisis de la convivencia. 3º) En todo caso reclamamos la eliminación absoluta de lo regulado sobre la mendicidad. Valladolid, 12 de diciembre de 2011 Manuel Saravia Madrigal, Portavoz del Grupo Municipal 4 Anexo 1. Algunas pautas de la convivencia En general no conviene hacer juicios de intenciones. Pero en este caso, al ver cuál ha sido el procedimiento seguido, los temas que se incorporan, cómo se ha presentado a la prensa y la misma redacción de la norma, podemos presumir que los objetivos reales, más allá de los que figuran en el texto oficial, han sido los tres siguientes: 1º) Dar una imagen pública de ley y orden, hacer ver que al equipo de gobierno municipal le preocupa el orden público (se entienda esta expresión como se entienda). 2º) Criminalizar a diferentes colectivos como amenazas a la ley y al orden. 3º) Volver a incorporar muchos de los preceptos que una sentencia de los tribunales anuló en la anterior ordenanza de 2004. Ahora se traen de nuevo, aunque con algún matiz diferente para intentar dar la impresión de que se cumple con la justicia. Para ordenar la discusión sobre los contenidos de la ordenanza convendría, antes que nada, eliminarse algunos asuntos que lo pueden distorsionar, y pensar en otros que lo podrían alimentar. Pues para debatir con orden sobre la ordenanza sobran cosas y faltan cosas. Sobran cosas. 1º. Se mezclan diversos asuntos que pueden confundir el debate. Pues se regulan comportamientos personales de la gente; pero también algunos comportamientos de personas jurídicas. Y no se deben poner en plano de igualdad los comportamientos de empresas con ánimo de lucro y los de organizaciones o colectivos sociales que a través de sus actividades ejercen la libertad de expresión en nuestra ciudad. Por otra parte, es curioso que en una ordenanza que se titula de “Protección de la convivencia ciudadana y prevención de actuaciones antisociales” no aparezcan algunas “actuaciones antisociales” por excelencia: corrupción, especulación, usura, y otras más de semejante importancia. Pero también faltan cosas. Pues hay numerosísimas normas municipales (puede verse una primera relación en el “voto particular” que se adjunta) que también contemplan muchas de las cuestiones que se regulan en la ordenanza antivandálica. Sería necesario conseguir coherencia entre las diferentes ordenanzas y reglamentos. Una vez aquí, y entrando ya en el análisis de los contenidos, veamos los que podrían ser puntos de partida iniciales. 1º. No da igual cualquier comportamiento. Pero tampoco da igual cualquier prohibición. No da igual cualquier comportamiento, pues los hay, por ejemplo, especialmente dañinos que sin llegar a ser delito suele entenderse que deberían proscribirse. No hace falta poner ejemplos. Pero tampoco da igual cualquier prohibición, aunque pudiéramos pensar que no nos afecta o que ni siquiera afecta a la mayoría. Efectivamente, hay que ser muy escrupulosos con lo que se prohíbe. Probablemente debatir sobre estos asuntos, enfrentándose a sus límites, sea una buena forma de defender la libertad. 2º. En una sociedad plural (¿se puede seguir diciendo multicultural?) hay múltiples puntos de vista y opiniones necesariamente diferentes. Y los matices importan. Lo que a unos incomoda a otros les resulta signo de cambio o modernidad, e incluso un estímulo hacia la justicia social, por ejemplo. 3º. Deben enunciarse en negativo, pero también (y sobre todo) en positivo. Una política adecuada debería promoverse sobre todo en positivo. 4º. No hay que ser ingenuos. Es necesario actuar con precisión y ser concienzudos, repetimos, con las proscripciones, no vaya a ser que lleven implícitas otras intenciones. Manuel Delgado decía que “con la ilusión ciudadanista” la clase 5 dominante “consigue que no aparezcan como evidentes las contradicciones que la sostienen”. 5º. El punto de vista fundamental es el del último ciudadano (o, más generalmente, última ciudadana). Ahí deberíamos ponernos para evaluar las consecuencias de la posible aplicación de esta norma. Y no sólo pensando en esas personas, sino también porque son temas que nos afectan a todos. Se trata de poder estar en la calle con libertad o acercarnos con libertad a otra persona. Compartir el espacio público. No estamos, por tanto, hablando de una minoría. 6º. Hay cosas ya reguladas. No sólo en otras ordenanzas, como decíamos, sino en la legislación general o autonómica. Por citar un par de ejemplos: la explotación de menores o el comercio ambulante ya se regula en otros lugares. Proponemos a continuación ocho temas básicos para debatir (podrían ser otros, pero éstos nos parecen suficientemente expresivos y diferenciados como para permitir ordenar el debate). 1. Promover el respeto a las personas, evitar el menosprecio. Se trata de actuar contra el menosprecio de unos sobre otros, especialmente a los mayores, menores o personas discapacitadas. Incluso entre menores. En algunas ordenanzas municipales se introducen normas sobre esta cuestión. Por ejemplo, en el Reglamento del servicio de autotaxi (art. 54). Unas determinaciones que, al menos en teoría, son más exigentes cuando se trata de la policía, por ejemplo (para los que se pide “evitar la violencia del lenguaje”, art. 21 de su propio reglamento). Es un debate complicado, pero interesante. Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este apartado: (Es curioso, pero a pesar de que se insiste en que es una normativa para la “buena convivencia”, no hay ningún artículo que aluda a esta cuestión en la ordenanza antivandálica aprobada). Regulación existente en otras normas: Ver la ya citada Ordenanza del Servicio Autotaxi, art 54. O el Reglamento de la Policía Municipal, que obliga a evitar la “violencia del lenguaje” en el art. 21. Se encuentran bastantes cosas en diversos reglamentos municipales, en relación a los conflictos originados por “insultar y ofender a otros usuarios”, “tener altercados con el conductor o encargado”, y otras expresiones semejantes que se leen en el Reglamento de las Piscinas Municipales, el de los Centros Cívicos, el del Albergue, el del Espacio Joven, el del Servicio de Autobuses, etc. Las Ordenanzas de 1924 también se extendían sobre las “palabras obscenas”: ¿seguirán vigentes estas disposiciones? Perspectiva desde el último ciudadano: Normalmente los últimos son los que sufren mayor menosprecio. Creo que la mayoría de las normas que hubiese en este sentido, si fuesen de aplicación general (no como ahora, que tratan de “defender” a determinados grupos: conductores, clientes, pasajeros…), les beneficiarían. 2. Evitar el acoso, promover el respeto (dejar en paz). Aquí se trata de actuar contra el acoso (esa agresividad, esas molestias) en algunas ofertas de servicios. Dicho así parece que lo propio es eliminar ese acoso. Pero para mucha gente se trata de la única posibilidad de establecer contacto. Preguntas que cabe hacerse, para empezar: ¿Es acoso cuando se reparte propaganda política?, ¿y cuando se reparte prensa gratuita? 6 Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este apartado: Art. 15.1. Quedan prohibidas las conductas que adopten cualquier forma de mendicidad en las vías y espacios públicos. Art. 15.2. Se prohíbe el ofrecimiento a las personas que se encuentren en el interior de vehículos en funcionamiento de cualquier objeto o servicio, como la limpieza de cristales. Art. 15.3. Está especialmente prohibida la mendicidad ejercida por menores y la que se realiza utilizando menores o discapacitados como reclamo o acompañantes. (Aunque sea rebuscada, ésta es la única razón que pienso puede haber para justificar una norma como la 15.1. No se me ocurre otra. Podría leerse la ordenanza de Barcelona, a ver cómo lo justifica). Regulación existente en otras normas: Se considera prohibido el supuesto acoso de los mendigos (o la mendicidad encubierta: limpieza de parabrisas, p. e.) en normas “antivandálicas” como la que comentamos. En su momento se habló de tratar también de la prostitución (hay varias declaraciones del Alcalde en este sentido), o de la oferta de servicios (masajes, videncia, etc.) o venta de productos, etc. Este tipo de regulaciones viene de muy lejos. En las Ordenanzas de 1924 (que siguen publicadas en la web municipal) se lee: “Existiendo asilos destinados a la verdadera pobreza, se prohíbe mendigar por las calles”; art. 29. Hay una ley estatal bien conocida, relacionada con el acoso, aunque en el ámbito laboral: 23/01/2006 por medio de la cual se adoptan medidas para prevenir, corregir y sancionar el acoso laboral y otros hostigamientos en el marco de las relaciones de trabajo. Tiene por objeto “definir, prevenir, corregir y sancionar las diversas formas de agresión, maltrato, vejámenes, trato desconsiderado y ofensivo y en general todo ultraje a la dignidad humana que se ejercen sobre quienes realizan sus actividades económicas en el contexto de una relación laboral privada o pública”. La Ley del Menor también contempla el acoso escolar. Leemos que “cuando hablamos de “acoso escolar” nos estamos refiriendo a situaciones en las que uno o más alumnos/as persiguen e intimidan a otro u otra —víctima— a través de insultos, rumores, vejaciones, aislamiento social, motes, agresiones físicas, amenazas y coacciones... pudiendo desarrollarse a lo largo de meses e incluso años”. Perspectiva desde el último ciudadano: La ley de acoso consideramos que está bien enfocada. Pero el supuesto “acoso” de los mendigos es otra historia que nada tiene que ver con ella. Viene bien recordar la propuesta de Gallardón de alejar a los mendigos de los centros urbanos. Las declaraciones fueron brutales: "Sé que lo que he planteado no es políticamente correcto, pero era hora de que alguien lo dijera. Se ha abierto un debate, y yo pido que no se sea hipócrita". Con estas palabras anunció ayer el concejal de Seguridad, Pedro Calvo, su decisión de elevar "al Congreso de los Diputados y al Gobierno de la nación" un "informe" en el que el Ayuntamiento de Madrid pedirá la modificación de la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El objetivo lo adelantó Calvo el pasado martes: dotar a la policía de un "instrumento legal" que le permita trasladar temporalmente a albergues (incluso contra su voluntad) a mendigos, prostitutas o toxicómanos que "instalan su morada" en la vía pública degradando y "estigmatizando" el entorno. 3. No poner en riesgo, proteger la seguridad de las personas. Por ejemplo, lo que sucede con algunos juegos en la calle, como el monopatín en ciertos contextos (en otros no). Aunque también habría que citar la electricidad estática de los puentes (si bien esto último, lo sabemos, no es un “comportamiento personal”). Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este apartado: 7 Art. 10.3. f) Está totalmente prohibido en jardines y parques encender o mantener fuego. Art. 13.4. Queda prohibido portar mechas encendidas y disparar petardos, cohetes y toda clase de artículos pirotécnicos que puedan producir ruidos o incendios sin autorización previa de la Administración Municipal. Art. 16.7. Salvo en los lugares y situaciones previstas al efecto, debidamente autorizadas, se prohíbe la práctica de deportes o actividades que comporten riesgo para la vida o integridad de los participantes o de otras personas. Art. 20.1. Los organizadores de actos celebrados en espacios públicos deben garantizar la seguridad de las personas y los bienes, velando a tal efecto por que se cumplan las condiciones generales de seguridad y de protección que exija el carácter de los actos. Regulación existente en otras normas: Se obliga a respetar las indicaciones de los rótulos (bandera verde para bañarse, no tirarse donde está prohibido –en acantilados, por ejemplo-, etc.), que afectan a la seguridad personal de cada uno. Probablemente la limitación de los horarios de los parques tengan un sentido parecido (art. 10VA). La Ley de Montes remite a las comunidades autónomas el control y la regulación de actividades como zonas de acampadas y barbacoas. En CyL: Ley 3/2009, de 6 de abril, de montes de Castilla y León. Se regula el uso del fuego en los montes “y demás terrenos rústicos”. Es posible que la reglamentación sobre prevención de incendios no diga nada de que estén prohibidos en la calle. No lo sé. Sobre deportes de riesgo: la norma prevista se refiere al cobro de los rescates, cuando sean necesarios. Pero también hay polémica con el “balconing”, porque pone en riesgo a los practicantes y a otros usuarios del hotel. Se habla de aprobar normativas ad hoc, que serían ordenanzas municipales, probablemente. Perspectiva desde el último ciudadano: ¿Quién enciende fuego en la calle? (Es obvio que en determinados lugares, y en invierno, se enciende fuego). ¿Para qué? (la respuesta también resulta bastante evidente). 4. No contaminar, promover la higiene pública. Aquí entraría la prohibición habitual de escupir o de orinar o defecar en la calle. Y el debate sobre la inexistencia de urinarios. También, por supuesto, las deposiciones de los perros, la prohibición de lavarse en las fuentes (“en calzoncillos”, como diría León de la Riva, “tengo vídeos”), de usar jabón en las duchas de la playa o de lavar frutas en las fuentes de beber. Igualmente la prohibición de sacudir alfombras o dejar determinados residuos (que cortan, jeringuillas, condones, cristales de botella, etc.). También habría que contemplar en este apartado (que como se ve es amplísimo) la limitación de horarios para dejar las bolsas de basura, etc. Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este apartado: Art. 12. Queda prohibido realizar cualquier manipulación en las instalaciones o elementos de los estanques y fuentes, así como bañarse, lavar cualquier objeto, abrevar y bañar animales, practicar juegos o introducirse en las fuentes decorativas, incluso para celebraciones especiales si, en este último caso, no se dispone de la preceptiva autorización municipal. Art. 14.1. Los ciudadanos tienen la obligación de depositar los residuos sólidos en las papeleras y contenedores correspondientes. Se prohíbe arrojar o depositar residuos, desperdicios y cualquier tipo de basuras y escombros en las vías públicas y espacios de uso público, en la red de alcantarillado y en los solares y fincas sin vallar, debiendo utilizarse siempre dichos contenedores. Art. 14.2. Está prohibido que los ocupantes de edificios viertan a la vía pública cualquier tipo de residuos, incluso en bolsas u otros recipientes, partículas derivadas de la limpieza de cualquier clase de objeto y agua procedente del riego de plantas de balcones y terrazas. Art. 14.3. La basura domiciliaria y de los establecimientos deberá ser introducida, dentro del horario fijado por el Ayuntamiento, en bolsas que, correctamente 8 cerradas, se colocarán en el contenedor más cercano o, de encontrarse totalmente saturado, en el contenedor más próximo. Art. 14.4. Queda prohibido depositar en el interior de los contenedores cualquier clase de residuo líquido así como introducir en los contenedores de recogida selectiva materiales de cualquier tipo diferentes de los expresamente predeterminados o fijados por el Ayuntamiento. Art. 14.6. Queda prohibido arrojar cualquier tipo de residuos desde los vehículos, ya sea en marcha o detenidos. Art. 14.7. Está prohibido escupir o hacer las necesidades en las vías públicas y en los espacios de uso público o privado. Art. 14.8. Las personas que conduzcan perros u otros animales deberán impedir que éstos depositen sus deyecciones en las aceras, calles, paseos, jardines y, en general, cualquier lugar dedicado al tránsito de peatones o juegos infantiles. Los propietarios o responsables de animales deberán recoger los excrementos sólidos que los mismos depositen en la vía pública. Art. 14.9. Los propietarios de animales deben hacer que éstos evacuen las deyecciones en los lugares destinados al efecto y, en caso de no existir lugar señalado para ello, los responsables deberán llevarlos a la calzada, junto al bordillo y lo más próximo a los sumideros del alcantarillado. Art. 16.1. No podrá realizarse cualquier otra actividad u operación que pueda ensuciar las vías y espacios públicos, tales como el lavado de automóviles, su reparación o engrase en dichas vías y espacios cuando no sea imprescindible, el vertido de colillas, envoltorios y desechos sólidos o líquidos, el vaciado de ceniceros y recipientes, la rotura de botellas y otros actos similares. Art. 18.2. Por razones de estética y de higiene está prohibido almacenar o apilar productos o materiales junto a las terrazas. (Los temas son: limpieza de papeles, colillas, residuos de diverso tipo, etc.; otras basuras y “deyecciones”; y el resultado de actividades “inapropiadas” –lavar coches en la vía pública, etc.-). Aparte del baño en fuentes. Regulación existente en otras normas: Sobre las necesidades fisiológicas, ver también el Reglamento de piscinas, art. 13 d. También el de perros, art. 15. Si se incluyese en este apartado el tema del consumo de alcohol (por salud), ver la Ordenanza prevención alcoholismo, arts. 7 y 14. También se regula el comercio ambulante (sin todas las garantías de control sanitario, se supone), lavarse en fuentes, etc. y usar jabón en la playa. O lavar frutas. Sacudir alfombras (ver Reg. Limpieza, art. 9). Utilizar la calle como zona almacenamiento (en Reg. Limpieza art. 9). Pues bien, sobre el “estado de limpieza”, en general, de los espacios, se habla en el Reglamento de limpieza, recogida y eliminación de residuos sólidos urbanos (1998). La prohibición de escupir se recoge concretamente en un documento de 1904, pero también aparece explícitamente en las Ordenanzas Municipales de 1924, de las que se dice en la web municipal que “algunos artículos” siguen vigentes (¿cuáles?: no se sabe). Allí se habla (era de esperar) de la prohibición de orinar, si bien se relaciona con la existencia de “recipientes urinarios” en la ciudad. Perspectiva desde el último ciudadano: ¿Quién se baña en los chorros del Milenio? También está la pregunta: ¿cuántos urinarios públicos hay? 5. Evitar la agresividad del medio, promover la calma, la no violencia. En este apartado entran las prohibiciones de algunas normas de producir algunos ruidos (por ejemplo gritos, o tensión en los comportamientos avasalladores, o motos muy fuertes, cláxones, radios de los coches con las ventanillas bajadas o televisores que se oyen por la ventana en verano, altavoces muy altos, incluso peleas violentas a gritos, que se prohíben en algunas normas, etc.). Pero también cuando se corre por la calle y se apabulla a los peatones, o esas bicis que dejan patidifusas a algunas abuelas. También debería estar aquí esos perros amenazantes que electrizan el entorno (“si no hace nada”, te dicen después del ataque al corazón). O “tener altercados con el conductor” en el autobús. E incluso lo de “portar y exhibir armas”: tensión, tensión. 9 Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este apartado: Art. 4.1. Los ciudadanos tienen obligación de respetar la convivencia y tranquilidad ciudadanas. Art. 13.1. Todos los ciudadanos están obligados a respetar el descanso de los vecinos y a evitar la producción de ruidos y olores que alteren la normal convivencia. Art. 13.2. Sin perjuicio de la reglamentación especial vigente en materia de instalaciones industriales y vehículos de motor, de espectáculos públicos y de protección del medio ambiente, se prohíbe la emisión de cualquier ruido doméstico que, por su volumen u horario exceda de los límites que exige la tranquilidad pública así como la emisión de olores molestos o perjudiciales para las personas. Art. 13.3. Los conductores y ocupantes de vehículos se abstendrán de poner a elevada potencia los aparatos de radio cuando circulen o estén estacionados con las ventanillas bajadas. Art. 13.4. Queda prohibido portar mechas encendidas y disparar petardos, cohetes y toda clase de artículos pirotécnicos que puedan producir ruidos o incendios sin autorización previa de la Administración Municipal. Art. 19.1. Los propietarios o titulares de establecimientos de pública concurrencia, además de la observancia de otras disposiciones, procurarán evitar actos incívicos o molestos de los clientes a la entrada o salida de los locales. (Como se ve, se trata sobre todo de prohibir los ruidos excesivos, y por extensión olores). Regulación existente en otras normas: En el art. 45.1 de Reg. Tráfico se prohíbe a los peatones correr, saltar o circular en la forma que moleste a los demás transeúntes. Una norma general: está prohibido “provocar molestias al resto de los usuarios o a los vecinos en general”. (Reg. Centros Cívicos, art. 23). En el Reg. Med. Amb. se habla de horarios de trabajo excepcionales art. 25 y actividades de carga y descarga, art. 26. Prohibido el uso del claxon en art. 30. Prohibido “tener altercados con el conductor” del bus, en Reg. Autobuses art. 8. Los perros, que son muy majos pero que crean tensión. Rglto. (correas, etc., art. 14; espacios de recreo de perros). Portar o exhibir armas (y usarlas, ya ni te cuento): en Reg. Espacio Joven VA art. 8. Los ruidos, olores y molestias por vibraciones (no hemos visto nada por deslumbramientos, aunque puede suponerse que también esté implícitamente regulado) se mencionan en el Reglamento de Protección del Medio Ambiente (2002), donde se regula el horario de las obras, de la carga y descarga, el uso de señales acústicas, etc. Hay muchos otros aspectos del Reglamento de tenencia y comercialización de perros (1999) que deberían integrarse aquí. A veces se afina. Por ejemplo, en el art. 44 del Reglamento de Tráfico se prohíbe a los peatones “correr, saltar o circular de forma que moleste a los demás transeúntes”: qué cosas). También hay cosas en los reglamentos de los distintos cementerios. Perspectiva desde el último ciudadano: Poco hay que decir, ya que los ruidos están regulados en otra norma. Estos puntos se han quedado sin necesidad de que se traten aquí. 6. No ensuciar, promover el cuidado del paisaje. Aquí va todo lo relacionado con pegar carteles, arrancar carteles, hacer pintadas, tirar papeles fuera de la papelera, dejar basuras “incontroladas” (aunque no sean “insalubres”, sino sólo “antiestéticas”, etc. O almacenar cosas desordenadamente en la calle, o en las terrazas de los bares. Probablemente sea aquí donde nos dirían que debería figurar el desnudo y todas esas cosas relacionadas con la “compostura” y el “decoro”: podría verse también, por ejemplo, el reglamento de autobuses. 10 Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este apartado: Art. 5. Queda prohibida cualquier actuación sobre los bienes protegidos por esta Ordenanza que sea contraria a su uso o destino o impliquen su deterioro, ya sea por rotura, arranque, incendio, vertido, desplazamiento indebido, colocación de elementos de publicidad, utilización de materiales o sustancias y cualquier otra actividad o manipulación que los ensucie, degrade o menoscabe su estética y su normal uso y destino. Art. 6.1. Se prohíben las pintadas, escritos, inscripciones y grafismos en cualesquiera bienes, públicos o privados, protegidos por esta Ordenanza, incluidas las calzadas, aceras, muros y fachadas, árboles, vallas permanentes o provisionales, farolas y señales, instalaciones en general y vehículos municipales, con excepción de los murales artísticos que se realicen con autorización del propietario y, en todo caso, con autorización municipal. Art. 7.1. La colocación de carteles, vallas, rótulos, pancartas, adhesivos, papeles pegados o cualquier otra forma de propaganda o publicidad únicamente se podrá efectuar en los lugares autorizados, con excepción de los casos permitidos por la Administración Municipal. Art. 7.2. Queda prohibido rasgar, arrancar y tirar a la vía pública carteles, anuncios, pancartas y objetos similares. Art. 8.1. Se prohíbe esparcir y tirar toda clase de folletos, octavillas o papeles de propaganda o publicidad y materiales similares en la vía y en los espacios públicos. Art. 8.2. Los repartidores de publicidad domiciliaria no podrán colocar propaganda fuera del recinto del portal de los edificios. Art. 8.3. Los titulares de los establecimientos no podrán situar en la vía pública ninguna clase de mobiliario con propaganda publicitaria, salvo autorización expresa de ocupación de la vía pública Art. 9. Se prohíbe talar, romper y zarandear los árboles, cortar ramas y hojas, grabar o raspar su corteza, verter toda clase de líquidos, aunque no fuesen perjudiciales, y arrojar o esparcir basuras, escombros y residuos en las proximidades de los árboles, plantas y alcorques situados en la vía pública o en parques y jardines, así como en espacios privados visibles desde la vía pública. Art. 10.2. Los visitantes de los jardines y parques de la Ciudad deberán respetar las plantas y las instalaciones complementarias, evitar toda clase de desperfectos y suciedades y atender las indicaciones contenidas en los letreros y avisos y las que puedan formular los vigilantes de los recintos o los agentes de la Policía Municipal. Art. 10.3. e) Está totalmente prohibido en jardines y parques tirar papeles o desperdicios fuera de las papeleras instaladas y ensuciar de cualquier forma los recintos. Art. 11. Está prohibida toda manipulación de las papeleras y contenedores situados en la vía y espacios públicos, moverlas, arrancarlas, incendiarlas, volcarlas o vaciar su contenido en el suelo, hacer inscripciones o adherir papeles o pegatinas en las mismas y todo lo que deteriore su estética o entorpezca su uso. Art. 12. Queda prohibido realizar cualquier manipulación en las instalaciones o elementos de los estanques y fuentes, así como bañarse, lavar cualquier objeto, abrevar y bañar animales, practicar juegos o introducirse en las fuentes decorativas, incluso para celebraciones especiales si, en este último caso, no se dispone de la preceptiva autorización municipal. Art. 16.2. Se prohíbe colocar publicidad sobre la parte exterior de los parabrisas de los vehículos. Art. 16.6. Atendiendo a las pautas mínimas de convivencia generalmente admitidas respecto a la forma de vestir de las personas que permanecen o transitan por los espacios públicos y a la protección del derecho de quienes comparten estos espacios a no sufrir molestias o perjuicios que sean consecuencia de la falta de respeto de las mismas, ninguna persona podrá estar desnuda o semidesnuda en los espacios y vías de uso público, salvo que cuente con autorización al efecto. Asimismo, queda prohibido transitar o permanecer en los espacios públicos mencionados en bañador o en cualquier otra pieza de ropa similar, excepto en las piscinas, las playas o cualquier otro lugar en que sea normal o habitual estar con este tipo de ropa. En estos casos los agentes de la autoridad recordarán en primer lugar a las personas infractoras que su conducta está prohibida por la presente Ordenanza y sólo si persistiesen en su actitud se procederá a la formulación de la pertinente denuncia. De ser necesaria su identificación y no lograrse, procederán en la forma prevista en el apartado 5 del artículo 15. 11 Art. 18.2. Por razones de estética y de higiene está prohibido almacenar o apilar productos o materiales junto a las terrazas. Art. 21. La licencia para uso de elementos publicitarios llevará implícita la obligación de limpiar y reponer a su estado originario los espacios y bienes públicos que se hubiesen utilizado y de retirar, dentro del plazo autorizado, los elementos publicitarios y todos sus accesorios. (Los temas son: 1º) pintadas, 2º) carteles, 3º) folletos esparcidos, basuras y papeles, 4º) baños, 5º) nudismo y seminudismo). Regulación existente en otras normas: En lo relativo a la desnudez, ver el Reg. de Autobuses, al hablar de la compostura y el “decoro” (art. 8). Por otra parte, los carteles se regulan, por supuesto, en la Ordenanza de publicidad exterior (2001). Algo parecido a lo que sucede con el tema de las papeleras, pues en el Reglamento de Limpieza se establece la prohibición de tirar papeles al suelo, pero también se regula la obligación de disponer papeleras. De la imagen (o al menos, como aquí se entiende que las distintas normas aluden a la imagen pública) se trata, por ejemplo, en el art. 565 de las Ordenanzas de 1924, donde ya se establece que “se prohíbe lavar ropas, arrojar basuras, bañarse y echar a nadar perros u otros animales en las fuentes”. Perspectiva desde el último ciudadano: El tema de la estética urbana es fundamental. Para que la ciudad sea de todos no tiene que ser de nadie. O dicho de otra manera, no tiene que gustar completamente a nadie, sino que haya cosas que gustan a unos y disgustan a otros, que tienen gustos diferentes. Incluso puede haber elementos que no gusten a casi nadie, pero que cumplan una función social importante. Por eso, regular desde la estética o la limpieza (una cierta idea de limpieza) suele llevar a resultados inadecuados. También aquí hay que preguntarse: ¿quién hace pintadas?, ¿quién pega carteles?, ¿quién reparte folletos?. Y también: ¿quién se desnuda o semidesnuda?). 7. Preservar la funcionalidad de los elementos de la ciudad. O sea, que las cosas puedan funcionar para lo que se han previsto. Prohibir comportamientos que impidan o dificulten que las cosas tengan el uso que les corresponde. Evitando, por tanto, las actividades en la calle que interrumpan el tráfico, o juegos (de pelota, por ejemplo) que no dejen circular a la gente, e incluso podría incluirse aquí el debate sobre las prioridades en la circulación misma: ¿qué va antes, coches o peatones? Pero también se incluyen esas cantinelas sobre la necesidad de “usar indebidamente las praderas” o los bancos. También podrían incluirse (de forma un tanto forzada, pero no se me ocurre otro lugar donde incluirlo) las prohibiciones de tomar como propios algunos bienes públicos: es decir, el tema de las acampadas, porque (se argumenta) al ocupar un espacio pueden limitar su uso a otras personas. Ahora debatiremos sobre toda esta mezcla de cosas. Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este apartado: Art. 4.2. Están obligados a usar los bienes y servicios públicos conforme a su uso y destino. Art. 5. Queda prohibida cualquier actuación sobre los bienes protegidos por esta Ordenanza que sea contraria a su uso o destino o impliquen su deterioro, ya sea por rotura, arranque, incendio, vertido, desplazamiento indebido, colocación de elementos de publicidad, utilización de materiales o sustancias y cualquier otra actividad o manipulación que los ensucie, degrade o menoscabe su estética y su normal uso y destino. Art. 10.3. a) Está totalmente prohibido en jardines y parques usar indebidamente las praderas y las plantaciones en general. Art. 10.3. b) Está totalmente prohibido en jardines y parques subirse a los árboles. Art. 12. Queda prohibido realizar cualquier manipulación en las instalaciones o elementos de los estanques y fuentes, así como bañarse, lavar cualquier objeto, 12 abrevar y bañar animales, practicar juegos o introducirse en las fuentes decorativas, incluso para celebraciones especiales si, en este último caso, no se dispone de la preceptiva autorización municipal. Art. 14.4. Queda prohibido depositar en el interior de los contenedores cualquier clase de residuo líquido así como introducir en los contenedores de recogida selectiva materiales de cualquier tipo diferentes de los expresamente predeterminados o fijados por el Ayuntamiento. Art. 14.5. Está prohibido el desplazamiento de los contenedores del lugar asignado por la Administración Municipal. Art. 16.3. Los ciudadanos utilizarán las vías públicas conforme a su destino y no podrán impedir o dificultar deliberadamente el normal tránsito peatonal o de vehículos por los paseos y por las aceras y calzadas de aquéllas, salvo que se disponga de la autorización pertinente. Art. 16.4. Se prohíbe el estacionamiento de caravanas y vehículos similares que se pretendan utilizar como lugar habitable con vocación de permanencia. Art. 16.5. Está prohibido el estacionamiento de toda clase de vehículos en los espacios públicos y en las vías públicas para la actividad de exposición, venta o alquiler de los mismos, salvo que exista autorización municipal. Art. 18.3. Salvo autorización expresa del Ayuntamiento, no se podrá acampar en las vías y espacios públicos, ya sea con tiendas de campaña o utilizando para esta finalidad instalaciones improvisadas, muebles o enseres que permitan un asentamiento o acomodo estable, tales como toldos, cartones, sacos de dormir, mochilas, mantas o similares. Tampoco se permitirá a estos efectos la utilización de caravanas, autocaravanas u otro tipo de vehículos (…). (Aparte de algunas cosas extrañas, como que se prohíba subir a los árboles en los parques, pero no en las calles, los asuntos fundamentales son: no pisar el césped, no mover contenedores o papeleras, no interrumpir el paso, no vivir en caravanas ni vender coches, y no acampar). Regulación existente en otras normas: Sobre apuestas, comercio ambulante, actividades de videncia o masajes, etc., cuando ocupan la calle e interrumpen el paso o dificultan la estancia; lo mismo que los juegos de pelota o monopatín (ver también el Reglamento de Piscinas, art. 13e). En Reg. Tráfico, art 31 se lee que los coches tienen prioridad sobre los peatones, “excepto…” en determinados casos: tendría que ser al revés. También “usar indebidamente las praderas” (en VA). Sobre el “uso adecuado” de las calles es un tema que aparece profusamente desarrollado en el Reglamento de Tráfico, Aparcamiento, Circulación y Seguridad Vial (2005) y, de algún modo, en el Plan Integral de Movilidad Urbana (2005). Si bien estos asuntos ya se trataban desde mucho antes. En las Ordenanzas Municipales de 1924 se habla de la “libre circulación”. E incluso en el Reglamento de Prestación del Servicio de Autobuses (1982) se plantea esa necesidad de permitir el libre movimiento ¡dentro del autobús! Por cierto, debería leerse cuidadosamente la forma en qué está redactado el funcionamiento de los semáforos en la fase naranja. Perspectiva desde el último ciudadano: Hay algo parecido a asentamientos, más que acampadas, en algunos lugares de la ciudad. ¿Están afectados por la ordenanza? 8. Preservar el valor de los elementos de la ciudad. Aquí irían los famosísimos artículos sobre la prohibición de dañar a los bienes públicos, sean bancos o árboles o papeleras. O lo que sea. Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este apartado: Art. 5. Queda prohibida cualquier actuación sobre los bienes protegidos por esta Ordenanza que sea contraria a su uso o destino o impliquen su deterioro, ya sea por rotura, arranque, incendio, vertido, desplazamiento indebido, colocación de elementos de publicidad, utilización de materiales o sustancias y cualquier otra actividad o manipulación que los ensucie, degrade o menoscabe su estética y su normal uso y destino. 13 Art. 9. Se prohíbe talar, romper y zarandear los árboles, cortar ramas y hojas, grabar o raspar su corteza, verter toda clase de líquidos, aunque no fuesen perjudiciales, y arrojar o esparcir basuras, escombros y residuos en las proximidades de los árboles, plantas y alcorques situados en la vía pública o en parques y jardines, así como en espacios privados visibles desde la vía pública. Art. 10.3. c) Está totalmente prohibido en jardines y parques arrancar flores, plantas o frutos. Art. 10.3. d) Está totalmente prohibido en jardines y parques cazar, matar o maltratar pájaros u otros animales. Art. 11. Está prohibida toda manipulación de las papeleras y contenedores situados en la vía y espacios públicos, moverlas, arrancarlas, incendiarlas, volcarlas o vaciar su contenido en el suelo, hacer inscripciones o adherir papeles o pegatinas en las mismas y todo lo que deteriore su estética o entorpezca su uso. Art. 20.2. Asimismo, pondrán todos los medios razonables a su alcance para que los elementos urbanos o arquitectónicos no se deterioren y los espacios públicos utilizados no se ensucien. (Romper, arrancar o incendiar bienes públicos, entre los que se señalan expresamente las papeleras, los animales (pájaros especialmente) y las plantas. ¿Por qué las papeleras y no las farolas?: es un misterio). Regulación existente en otras normas: La prohibición del deterioro de elementos públicos está, como era de esperar, en varios lugares de las diferentes normas municipales. Por supuesto, en Ordenanzas Municipales de 1924 (art. 221), donde se citan especialmente los “faroles” y los bancos. Pero también se tratan en la Ordenanza reguladora de Terrazas en la vía pública (1999), en el Reglamento del Albergue (2006), el de los Centros Cívicos (2006) y en otras normativas aún más recientes. Sobre protección animal: art. 337 del Código Penal, Ley 5/1997, de 24 de abril, de protección de los animales de compañía, y también hay leyes más amplias de maltrato animal en varias autonomías. El mobiliario urbano no está protegido específicamente en ninguna ley estatal o autonómica. Perspectiva desde el último ciudadano: Lo de los animales y plantas: seguramente no hace falta. Lo del mobiliario: puede que haga falta una ordenanza. Hay también disposiciones complementarias que se refieren a gestión de algunos temas, pero que no constituyen el fondo de la regulación. Por ejemplo: Art. 6.2. La solicitud de autorización municipal se tramitará y resolverá conforme a lo dispuesto en la legislación urbanística. Art. 6.3. Los agentes de la autoridad podrán retirar o intervenir los materiales empleados cuando las pintadas e inscripciones se realicen sin la preceptiva autorización municipal. Art. 6.4. Cuando con motivo de actividades lúdicas o deportivas autorizadas se produzca un deslucimiento por pintadas en cualquier espacio público o elemento existente en la vía pública los responsables de las mismas están obligados a restablecer el estado original del bien o de los bienes afectados. Art. 7.3. La colocación de pancartas en la vía pública o en los edificios sólo podrá ser realizada con autorización municipal. En todo caso la autorización se referirá a la colocación de carteles, pancartas y elementos que no dañen ni ensucien la superficie y sean de fácil extracción, con compromiso por parte del solicitante de la autorización de retirarlos en el plazo que se establezca. Se podrán colocar carteles en escaparates, portales y en otros lugares situados en el interior de los establecimientos. Art. 7.4. Los responsables de la colocación serán las personas físicas o jurídicas que consten como anunciadores y sus autores materiales. Art. 7.5. En cualquier caso los responsables están obligados a la retirada de todos los carteles, vallas y elementos colocados sin autorización. El Ayuntamiento podrá proceder a su retirada de forma subsidiaria y repercutiendo el coste en los responsables, sin perjuicio de las sanciones correspondientes. 14 Art. 10.1. Todos los ciudadanos están obligados a respetar la señalización y los horarios existentes en los jardines y parques. Art. 10.2. Los visitantes de los jardines y parques de la Ciudad deberán respetar las plantas y las instalaciones complementarias, evitar toda clase de desperfectos y suciedades y atender las indicaciones contenidas en los letreros y avisos y las que puedan formular los vigilantes de los recintos o los agentes de la Policía Municipal. Art. 15.4. Los agentes de la autoridad informarán a quienes ejercen la mendicidad en lugares de tránsito público de las dependencias y centros asistenciales a los que pueden acudir. Art. 15.5. Los agentes de la autoridad exigirán en todo momento el cumplimiento inmediato de las determinaciones establecidas en los apartados 1 y 2 de este artículo, requiriendo a las personas presuntamente responsables para que desistan de su actitud y advirtiéndolas que, en caso de resistencia, podrán ser desalojadas del lugar, cumpliendo en todo caso el principio de proporcionalidad, sin perjuicio de la denuncia de las conductas infractoras. A tal fin requerirán a dichas personas para que se identifiquen y, de no conseguirse la identificación, podrán requerirlas para que les acompañen para su identificación a la dependencia policial más próxima para dicho único efecto y por el tiempo imprescindible. Art. 15.6. El desalojo del lugar por los agentes de la autoridad se realizará en todo caso en el supuesto del apartado 3 de este artículo o cuando la mendicidad se realice mediante actitudes coactivas o de acoso o cuando su práctica impida el libre tránsito de los ciudadanos por las vías y espacios públicos. Art. 15.7. En el supuesto del apartado 3 los agentes de la autoridad, además, pondrán el hecho en conocimiento del Ministerio Fiscal o del Juzgado de guardia a los efectos procedentes. Art. 19.2. Cuando no puedan evitar tales conductas, deberán avisar a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad para mantener el orden y la convivencia ciudadana colaborando en todo momento con los agentes que intervinieren No se refieren al comportamiento de personas los siguientes artículos: Artículo 17. Terrenos, construcciones y edificios de propiedad privada. Art. 17. Los propietarios de terrenos, construcciones y edificios tienen el deber de mantenerlos en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público, estando obligados a realizar las obras y trabajos necesarios para su conservación o rehabilitación a fin de mantener las condiciones de habitabilidad y decoro, de conformidad con lo establecido en la legislación urbanística. Artículo 18. Quioscos y otras instalaciones en la vía pública. Art. 18.1. Los titulares de quioscos y de establecimientos con terrazas, veladores y otras instalaciones en la vía pública están obligados a mantener limpios el espacio que ocupen y su entorno inmediato así como las propias instalaciones. La limpieza de dichos espacio y entorno tendrá carácter permanente y, en todo caso, deberá ser siempre realizada en el momento de cierre del establecimiento. Artículo 20. Actos públicos. Art. 20.1. Los organizadores de actos celebrados en espacios públicos deben garantizar la seguridad de las personas y los bienes, velando a tal efecto por que se cumplan las condiciones generales de seguridad y de protección que exija el carácter de los actos. Art. 20.2. Asimismo, pondrán todos los medios razonables a su alcance para que los elementos urbanos o arquitectónicos no se deterioren y los espacios públicos utilizados no se ensucien. Artículo 21. Actividades publicitarias. Art. 21. La licencia para uso de elementos publicitarios llevará implícita la obligación de limpiar y reponer a su estado originario los espacios y bienes públicos que se hubiesen utilizado y de retirar, dentro del plazo autorizado, los elementos publicitarios y todos sus accesorios. 15 Anexo 2. Voto particular de IU presentado en la Comisión de Presidencia, Seguridad, Movilidad y Medio Ambiente 16