Nando Aprende a Volar. 2 Para Don Leo Mi Pingüino Favorito 3 De todas la aves del polo, las más valientes eran los pingüinos, nadaban intrépidamente entre enormes ballenas asesinas, fieros lobos marinos e incluso temibles humanos cazadores, su habilidad en el agua era inigualable, y entre ellos el más valiente y hábil de todos era Nando, hijo único como todos en el polo, criado valiente y con mucho amor por Sé y Patiña, sus padres y jefes del escuadrón de pesca número siete, el más valiente y el que más arenques llevaba a la colonia. Eran muy queridos y respetados, todos en la colonia los admiraban y querían mucho. 4 Pero Nando no estaba contento a pesar de todo ello, él quería algo más, estaba bien ser un valiente pescador que llevaba alimento a toda la colonia y la admiración de todos le gustaba mucho, por no hablar del amor de sus padres, pero aún así, el quería algo más, no estaba seguro de que era, pero sabía que algo faltaba. Una noche antes de dormir, miró al cielo y le preguntó a las estrellas -bellas estrellas, ustedes ha estado siempre ahí, ustedes deben saber, ¿qué le falta a un pingüino como yo para sentirse completo? Entonces Nando cerró los ojos y cayó dormido, al mismo tiempo que las estrellas brillaron un poco más, y Nando juraría que las escucho susurrar "volar" Ya dormido soñó toda la noche que podía volar y que haciendo piruetas impresionantes, sentía que tras de él una pequeña luz lo seguía sin parar. 5 A la mañana siguiente tomó una decisión, el sería el primer pingüino en volar, así que pidió ayuda a sus padres para iniciar el entrenamiento, al principio ellos no entendieron su petición, su padre le decía "los pingüinos no podemos volar hijo" mientras su madre lo miraba confundida, pero ambos pudieron ver en los ojos de su pequeño pingüino, que volar era lo que él más anhelaba en todo el mundo, así que lo apoyaron. "Disculpa hijo, no es que no podamos volar, es que no sabemos hacerlo, y tu va a ser el primero en hacerlo y nos vas a enseñar" así comenzó el entrenamiento de Nando, sus padres y todo el escuadrón número siete lo apoyaron, mucho ejercicio, para fortalecer las alas y mucho trabajo de simulación bajo el agua, después de todo el agua y el aire no eran tan distintos, solo debía modificar la técnica de nado para volar, y trabajó muy duro en ello. 6 Tras varios meses de entrenamiento se sentía listo para intentar por vez primera, volar. La colonia construyó una gran pista de despegue y aterrizaje, Nando contó hasta tres y justo en el tres arrancó en carrera, corrió como ningún otro pingüino lo había hecho antes, su velocidad era impresionante, cuando no pudo correr más, se lanzó sobre su panza regordeta y se deslizó como un trineo, duplicando su velocidad, al final de la pista se había construido una rampa de hielo, con ella Nando se elevaría, y una vez en el aire, empezaría a aletear para poder volar, ¡zoooom! Sonó el el aire cortado por su enorme velocidad al levantarseporlosaires, entonces empezó a aletear con todas sus fuerzas... pero no se elevaba más, de hecho empezaba a caer, todos se asustaron mucho, no querían que Nando cayera y se lastimara, cuando la caída ya parecía inevitable, volvió a sentir lo mismo que en su sueño, la pequeña luz lo seguía. 7 Así que antes de tocar el suelo volteó su carita para poder ver la luz, y al verla quedó maravillado, no podía creer lo que tenía frente a sus ojos, la más bella y hábil pingüinita volaba tras de él a la vez que brillaba como una estrella. Entonces, ella voló más rápido y lo tomo de la aleta y no lo dejó caer, ya juntos empezaron a volar sobre la colonia y a hacer sorprendentes piruetas. Todos los pingüinos gritaban de alegría y toda la colonia bilaba y celebraba por lo que habían visto. 8 9 Entonces Nando y su pingüinita estrella bajaron a tierra, aterrizaron muy lentamente y al tocar la nieve con sus patitas amarillas, la pingüinita dejó de brillar y dijo "esa noche que preguntaste, las estrellas te escucharon, esa noche que te escucharon yo nací, y me enviaron para enseñarte lo que te hacia falta para sentirte completo" a lo que Nando contestó " aprender a volar" y la pingüinita replicó "no Nando, no aprender a volar, si no, tener con quien hacerlo" y al terminar le dió un largo beso de pingüino en el pico. Y volando juntos, fueron felices para siempre. 10 Ilustraciones de: Leonardo Lozano y Josè Lozano Texto de Josè Lozano, inspirado en Leonardo Lozano.