Paz con mi ser interior Filipenses 4:6-9 OBJETIVO: Que los hermanos sepan que quienes confían en Cristo pueden tener paz en su interior, no obstante la circunstancia que se encuentren viviendo. INTRODUCCIÓN: Un evangelista argentino se reunió con uno de los hombres más ricos del mundo. Este hombre tenía todo a su disposición: bienes, riquezas, empleados, etc. En medio de la reunión que se desarrolló en el yate de este hombre multimillonario, el evangelista le preguntó que tres cosas desearía pedirle a Dios. Y este hombre respondió: “Solo le pediría una cosa a Dios: que me diera paz en mi interior”. DESARROLLO 1) La ansiedad nos quita la paz: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6). El pasaje dice: “Por nada estéis afanosos…”. La ansiedad es un estado de tensión que produce intranquilidad en el ser humano. Es la desesperación por ver que las cosas se resuelvan. Por eso es importante que cambiemos las preocupaciones por oraciones. El creyente, en medio de una dificultad, debe llevar su carga delante de Dios “…en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Léase también Mt 11:28-29. 2) La paz de Dios sobrepasa todo entendimiento: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Hay personas que frente a una pequeña dificultad pierden la calma. Otras, en cambio, saben esperar en Dios; y aun, en pruebas muy duras tienen paz interior. Nada en la vida del creyente sucede por casualidad. Debemos saber que Dios está en control de todo, y que todo (las cosas que consideramos placenteras y las que no lo son) forman parte de un plan soberano y perfecto de Dios. Léase Romanos 8:28 y Filipenses 1:6. 3) La paz es consecuencia de nuestros pensamientos: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced…” (Filipenses 4:9). Lo que dejamos entrar en nuestras mentes; determina lo que expresamos con palabras y acciones. Las personas que piensan en cosas puras, amables y honestas siempre van a sentir paz. En cambio, aquellos que piensan en contra de otros, que pecan, que hacen cosas en oculto, siempre se van a sentir intranquilos y angustiados. 4) Nuestro Señor es un Dios de Paz: “…y el Dios de paz estará con vosotros” (Filipenses 4:9). Cuando hacemos lo que Dios nos pide, tenemos paz en nuestro ser. Podemos pasar circunstancias muy difíciles en la vida, sin embargo, en medio de ellas Dios estará con nosotros y nos dará su Paz. Jesús mismo nos advirtió que no estaríamos exentos de dolor y tristeza, pero nos dio estas alentadoras palabras: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Preste mucha atención a esto: Jesús no ofrece paz como si esta fuese de alguien más. Por el contrario, Jesús ofrece “Su paz”, porque le pertenece, dispone de ella y la concede a quienes confían en Él. APLICACIÓN: Dios quiere que sus hijos tengan paz. Él sabe perfectamente lo necesaria que es la paz en el alma humana; para poder vivir en armonía y bienestar. Hacemos bien al creer que esa es Su voluntad. Piense y medite en estos pasajes para concluir esta serie de estudios acerca de la paz y como estos han tocado su vida. Paz al acostarnos “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Sal 4:8) Buscando la Paz “Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela” (Sal 34:14) La confianza en Dios y la Paz “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Is 26:3) La Ley de Dios y la Paz “Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo” (Sal 119:165) Jesús dador supremo de la Paz suprema “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn 14:27)