REVISIÓN EN NEUROCIENCIA Neurogénesis como diana terapéutica para la enfermedad de Alzheimer C.I. Fernández-Verdecia b, M.A. Díaz del Guante a, L. Castillo-Díaz c, J. Álvarez-Blanco d NEUROGÉNESIS COMO DIANA TERAPÉUTICA PARA LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER Resumen. Introducción. El cerebro adulto de mamíferos conserva la capacidad de generar nuevas neuronas a partir de células troncales/progenitoras neuronales. Las nuevas neuronas se integran a las redes preexistentes a través de un proceso denominado ‘neurogénesis en el cerebro adulto’, que está confinado a regiones del cerebro con un alto grado de plasticidad y asociadas a funciones que muestran deterioro en la enfermedad de Alzheimer. Desarrollo. A pesar de lo conocido, permanecen muchos interrogantes alrededor de estos fenómenos neurogénicos, su regulación y su potencial terapéutico real en neurodegeneraciones como la referida. Conclusiones. Hemos revisado el tema de la neurogénesis del cerebro adulto desde el punto de vista preclínico (modelado experimental) y terapéutico en el marco de la enfermedad de Alzheimer. [REV NEUROL 2009; 49: 193-201] Palabras clave. Célula progenitora. Enfermedad de Alzheimer. Hipocampo. Medio ambiente. Neurogénesis. Trasplante. INTRODUCCIÓN Existen dos épocas: antes y después de Joseph Altman. Antes, se refería que después del nacimiento el cerebro era incapaz de crear nuevas neuronas o de regenerarse tras una lesión. A partir de 1965, surge la propuesta de Altman [1] acerca del proceso de generación de nuevas neuronas (neurogénesis) en el cerebro adulto. Empleando la técnica de autorradiografía con timidita tritiada (timidina-3H) para marcar células en división, Altman describió la neurogénesis en algunas áreas del cerebro posnatal y adulto de la rata, específicamente en el bulbo olfatorio y en el giro dentado hipocampal. Hoy día se conoce su existencia en el cerebro de adultos mamíferos, incluido el humano, pero limitada al bulbo olfatorio y al giro dentado [2,3]. A expensas de una población de células progenitoras primarias (neuroblastos) en la zona subventricular de los ventrículos laterales, se produce la migración de dichas células inmaduras hasta alcanzar el bulbo olfatorio a través de la vía migratoria rostral, originando diversos tipos neuronales [3-5]. El nicho neurogénico adulto asociado al ventrículo lateral incluye además porciones dorsomediales de la pared ventricular y parte de la vía migratoria rostral [6]. En la zona subventricular. además de las células ependimarias o células tipo E, se dan células tipo A –que pueden migrar tangencialmente a través de la vía migratoria rostral hasta el bulbo olfatorio, evidenciando una conexión de ‘continuidad’ entre ambos nichos [6]–, células de amplificación tipo C con proliferación activa y células astrocíticas de proliferación lenta tipo B. Estas últimas, consideradas células © 2009, REVISTA DE NEUROLOGÍA troncales, proceden directamente de la glía radial embrionaria [3]. Las células troncales hipocampales, situadas en la capa subgranular del giro dentado, se hallan contiguas a las nuevas neuronas y proveen neuronas granulares con los típicos botones musgosos glutamatérgicos, aunque existen células astrocíticas tipo B [3,7]. Las células progenitoras neurales mantienen la capacidad de autorrenovación –característica de las células troncales– y pueden originar tipos celulares específicos: astrocitos, oligodendrocitos y neuronas [3]. Esta potencialidad permite la hipótesis de que la inducción de fenómenos neurogénicos, el trasplante de células troncales de la médula ósea al cerebro o el trasplante de células diferenciadas derivadas de células progenitoras neurales adultas, podrían ser una fuente de ‘reemplazo funcional’ en las neurodegeneraciones asociadas al envejecimiento, como la enfermedad de Alzheimer (EA), entre otras [8,9], aunque son numerosos los interrogantes sin respuesta acerca de la magnitud y eficacia de los fenómenos regenerativos poslesionales, de cuáles son las fuentes de precursores neurales y de cuáles son los estímulos endógenos/exógenos que promueven dicha activación [8,10]. En el cerebro humano se han descrito incrementos de la neurogénesis tras lesiones o enfermedades del sistema nervioso central (SNC) en ventrículos laterales y el hipocampo [8,11], mientras que en la EA leve-moderada se ha descrito la reexpresión de proteínas del ciclo celular en zonas cerebrales afectadas por la enfermedad, posiblemente como parte de los cambios plásticos compensatorios [12]. Resulta evidente que más que sustituir las neuronas muertas y atróficas en el circuito neuronal del cual forman parte, abordar la neurogénesis ‘terapéuticamente’ implica considerar primero el aporte exógeno de nuevas células (nerviosas o no), capaces de interactuar con el nicho o en el área lesionada mediante sustancias/señales hacia y desde estas regiones, cuyo resultado sea la reactivación de las células distróficas o en camino a la neurodegeneración, mediante mecanismos neuroprotectores tróficos, antioxidantes y regenerativos. Y segundo, manejar los fenómenos neurogénicos endógenos para el logro de cantidades mucho mayores de nuevas células, óptimas funcional y estructuralmente, y capaces de migrar con efectividad a las áreas afectadas e inducir la recuperación del circuito afectado y las funciones REV NEUROL 2009; 49 (4): 193-201 193 Aceptado tras revisión externa: 18.05.09. a Laboratorio de Neurociencia Restaurativa. Instituto de Investigaciones Psicológicas. Universidad Veracruzana. Xalapa, Veracruz, México. b Laboratorio de Biomodelos. c Laboratorio de Cultivo de Tejidos. d Presidencia. Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN). La Habana, Cuba. Correspondencia: Dr. Miguel Ángel Díaz del Guante. Laboratorio de Neurociencia Restaurativa. Instituto de Investigaciones Psicológicas. Universidad Veracruzana. Avda. Dr. Luis Castelazo Ayala, s/n. Col. Industrial Ánimas. CP 91190. Xalapa, Veracruz, México. Fax: 52 (228) 8-41-89-14. E-mail: mileon@uv.mx Investigación apoyada por la Universidad Veracruzana para la estancia posdoctoral de MADG en el Laboratorio de Biomodelos del CIREN. C.I. FERNÁNDEZ-VERDECIA, ET AL asociadas. De estos acercamientos, el primero parece estar más a la mano, ya que se sabe que estas células liberan in situ interleucinas, factores tróficos etc., y que otras fuentes celulares pueden manipularse genéticamente para su transformación en ‘bombas biológicas’ de sustancias ‘prorregenerativas’, neurotransmisores, etc. Con estos elementos pretendemos analizar el potencial terapéutico de la neurogénesis del cerebro adulto y las células troncales para la EA, y las aportaciones de algunos modelos animales. NEUROGÉNESIS EN EL CEREBRO ADULTO En el cerebro adulto humano se conoce la presencia de células troncales neurales en la capa subgranular del giro dentado y en las paredes de los ventrículos laterales, y resulta controvertido el grado de actividad neurogénica en estos ventrículos [5]; particularmente, en la zona subventricular se describen fenómenos proliferativos y de diferenciación neuronal, así como sólidas evidencias acerca de la capacidad del hipocampo para generar neuronas [3,13]. Dos teorías intentan explicar la génesis de las células troncales de la zona subventricular: la primera refiere un origen ependimario Nestina(+) [5], y la segunda, válida para ambos nichos, una ascendencia astroglial [14,15], considerando que: – La zona ventricular posnatal temprana se compone principalmente de cuerpos celulares de glía radial que permanece proliferativa aportando progenitores neuronales [16]. – Las células troncales neurales adultas astrocíticas tipo B derivan de la glia radial [6]. – Los astrocitos sirven a la vez como células troncales y células del nicho [7,17]. – Las células tipo B generan células de amplificación (tipo C) que dan origen a neuronas jóvenes (células tipo A) y oligodendrocitos [6]. De igual manera, se ha intentado explicar el origen de las neuronas corticales mediante dos teorías: la primera, a expensas de las células de la zona subventricular [18], y la segunda asume como ascendente a las células de la glía radial, que según Álvarez-Buylla et al [15], entre otros, puede dividirse asimétricamente generando neuronas corticales [19]. La proliferación de las células progenitoras neurales disminuye con la edad en los mamíferos, incluido el hombre [8,20, 21], y adicionalmente se han descrito fenómenos neurogénicos en otras regiones del SNC adulto (corteza cerebral, estriado, amígdala, hipotálamo, sustancia negra, cerebelo), pendientes aún de corroboración científica [8,22,23]. Regulación de la neurogénesis en el cerebro adulto La neurogénesis en el cerebro adulto es un proceso dinámico influido por la acción de neurotransmisores, hormonas, factores de crecimiento, estímulos ambientales y condiciones de estrés. Los factores ambientales, como el ambiente enriquecido, el aprendizaje instrumental fortalecido y el ejercicio físico, estimulan la neurogénesis, en tanto que el estrés, la separación maternal o la abundante exposición a glucocorticoides la inhiben [8,24,25]. A pesar de no conocerse totalmente los mecanismos biomoleculares que controlan la neurogénesis en el cerebro adulto, se vislumbran los efectores o mediadores involucrados: – Propiedades estructurales y de composición celular del nicho (células endoteliales, ependimales, astroglía, células tron- 194 – – – – – – – cales neurales y neuronas maduras), que participan en la regulación de las células progenitoras neurales adultas [26]. Factores de trascripción moduladores de la expresión de genes, como el Pax6, copartícipe binario que regula la proliferación y diferenciación, operando como un regulador multifuncional decisivo para el mantenimiento de las células troncales/progenitoras [27]; el Six3, que controla el equilibrio proliferación/diferenciación de poblaciones precursoras definidas [10]; y el Cux-2, que integra el desarrollo de los progenitores neurales con la progresión del ciclo celular [28]. Genes como el meis-1, que controla la proliferación de las células multipotentes [29], y el c-myb, requerido en el cerebro adulto para la proliferación de células progenitoras y el mantenimiento del nicho de células troncales neurales [30]. Factores de crecimiento que regulan el ciclo celular de las células progenitoras neurales, entre ellos el factor de crecimiento epidérmico (EGF) y el factor 2 de crecimiento fibroblástico (FGF-2) [31]. Sistemas de señalización celular como la Sonic hedgehog (Shh), que estimula a los progenitores neurales adultos para reentrar al ciclo celular y genera nuevas neuronas in vitro e in vivo [31]; el Wnt, secretado por los astrocitos de las zonas neurogénicas adultas, que causa la proliferación de neuroblastos y regula la especificación neuronal, y si se inhibe el Wnt, se reduce la neurogénesis en el hipocampo, pero la sobreexpresión de Wnt-3, la acrecienta [32,33]; y el ácido retinoico, un importante factor de diferenciación neuronal que comparte vías de señalización con Wnt y participa en la generación de los nichos neurogénicos del cerebro adulto [34]. Algunas moléculas que regulan la especificación de las células progenitoras neurales, como la proteína morfogénica de hueso (BMP), que promueve la gliogénesis in vitro e in vivo [35]; la nogina, secretada en la zona subventricular, y la neurogenesina-1, en la capa subgranular del giro dentado, que son antagonistas de la BMP y participan en la generación del nicho neurogénico [36,37]; y la sinapsina III, una proteína asociada a las vesículas sinápticas, que se expresa en la capa subgranular del giro dentado y regula la proliferación de las células progenitoras neurales [38]. La precisión del destino de las células troncales neurales es regulada por las proteincinasas activadas por el mitógeno MAPK: la cinasa regulada por la señal extracelular (ERK), la proteincinasa activada por el estrés/JNK (JNK/SAPK), la p38, el ERK5 y las isoformas, que pueden presentar variaciones [39]. Neurotransmisores como el glutamato, la sustancia P, el ácido γ-aminobutírico, la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, regulan la proliferación, la migración, la maduración neuronal y la integración sináptica [40]. La sustancia P actúa en el receptor de neurocinina-1 (NK1R) activando la proliferación de las células progenitoras neurales en la zona subventricular y la capa subgranular del giro dentado de ratas adultas [40]. Por ultimo, datos experimentales recientes de nuestro laboratorio refrendan una neurogénesis adulta en la zona subventricular, incrementada por la modificación del estilo de vida y el ambiente enriquecido con estimulación multisensorial [20]; otros laboratorios informan de neurogénesis adulta acrecentada por el aprendizaje instrumental y el entrenamiento cognitivo [25]. En resumen, la actividad neurogénica en el cerebro adulto responde REV NEUROL 2009; 49 (4): 193-201 NEUROGÉNESIS Y ALZHEIMER a factores extrínsecos (entrenamiento motor, cognitivo y cambios ambientales) e intrínsicos (factores neurotróficos, citocinas y neurotransmisores, asociados a cascadas moleculares que involucran factores de transcripción y vías de señalización). ENFERMEDAD DE ALZHEIMER La EA es un trastorno neurodegenerativo progresivo e irreversible. Se define por placas con depósitos extracelulares del péptido β-amiloide y la formación intracelular de ovillos neurofibrilares, integrados por proteína tau hiperfosforilada –la cual se asocia al microtúbulo hiperfosforilado– y neuritas distróficas –tales como densidades sinápticas reducidas–, particularmente en la región del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria [8], todo lo cual conduce a incapacidad cognitiva y conductual grave y a la muerte. No hay cura para la EA. Los tratamientos comunes gravitan en la terapia farmacológica y ocupacional [41]. Afecta a 24,3 millones de personas en el mundo y las proyecciones para el año 2040 alcanzarán a 81,1 millones de pacientes con EA [42]. Estudios post mortem en pacientes con EA demuestran cambios en la neurogénesis hipocampal según el estadio de la enfermedad [2], lo cual se ha corroborado en modelos de ratón con sobreproducción de β-amiloide e in vitro, abordando el efecto negativo de la administración de β-amiloide sobre la proliferación de las células progenitoras neurales obtenidas de la zona subventricular y del giro dentado [43]. Los resultados anteriores sugieren una asociación inversamente proporcional entre la neurogénesis inducida y la magnitud del daño neuronal en el giro dentado. Quizá la neurogénesis endógena inherente a las fases tempranas de la neurodegeneración podría ser el punto de partida para el diseño de tratamientos que retrasen el progreso neurodegenerativo, para lo cual sería decisivo conocer cómo se regulan estos procesos bajo la enfermedad y sus variantes –esporádica o tardía (más frecuente) y familiar, de aparición temprana–. La EA familiar se atribuye a mutaciones en los genes de la proteína precursora amiloide (APP), la presenilina-1 (PS-1) y la presenilina-2 (PS-2), localizados en los cromosomas 21, 14 y 1, respectivamente [8]. Aunque la acumulación intraneuronal del péptido β-amiloide es el primer paso de la cascada final [39], la APP mutante, la PS-1 y la PS-2 están implicadas en la degradación de la APP, en las placas de β-amiloide fibrinógenicas, las cuales pueden acumularse cerca de las células progenitoras neurales en el giro dentado del hipocampo [8,44]. La APP puede estimular la diferenciación glial de las células progenitoras neurales en la EA, ya que: – Las células progenitoras neurales humanas expuestas a altas concentraciones de APP, o trasplantadas en ratones transgénicos (APP23), se diferencian principalmente en astrocitos, lo que sugiere que en la EA las alteraciones patológicas de procesamiento de la APP interrumpen la diferenciación neuronal de las células progenitoras neurales humanas. – El tratamiento de APP induce la expresión de los genes CNTF, gp130 y JAK y la fosforilación de STAT3, mientras que el silenciamiento de estos genes suprime la diferenciación glial de las células. – La diferenciación glial de las células progenitoras neurales humanas es mediada por la señalización de Notch [45]. Por otra parte, ratones transgénicos, que sobreexpresan las proteínas precursoras amiloideas, exhiben, a los 7 y 12 meses de REV NEUROL 2009; 49 (4): 193-201 edad, incrementos en la actividad JNK/SAPK y p38 en la corteza, en el depósito amiloideo y en los niveles de tau fosforilada, junto a una pérdida de sinaptofisina –indicador de la integridad sináptica– [39]. Estos hallazgos demuestran que las MAPK contribuyen a la patogénesis de la EA: el ERK1/2 activo actúa en las etapas iniciales, y la p38 y la JNK/SAPK, en las etapas tardías. Por eso, una activación secuencial de ERK1/2, JNK/ SAPK y p38 en las neuronas susceptibles se ha asociado con el avance y gravedad de la enfermedad [39]. Neurogénesis y enfermedad de Alzheimer La literatura científica informa de la expresión de proteínas relacionadas con un ciclo celular aberrante, así como de la expresión expandida de doblecortina (DCX), un marcador de neuronas inmaduras, en la EA, resultando particularmente afectado el hipocampo [2]. En pacientes con EA se observa una actividad progenitora incrementada en la capa subgranular del giro dentado, pero no en el otro nicho, la zona subventricular. Ziabreva et al [46] examinaron la actividad progenitora en la zona subventricular de pacientes con EA con el anticuerpo Musashi-1 y hallaron una declinación nueve veces menor de inmunorreactividad a Musashi-1 junto con una actividad disminuida de la enzima colinaacetil-transferasa en la zona subventricular, en comparación con los controles [46]. Tampoco se demostró la neurogénesis en una cohorte de pacientes preseniles [47]. El marcador DCX expresado por neuroblastos en migración se ha empleado con éxito para estudiar fenómenos neurogénicos en roedores, pero en estudios de correlación entre la neurogénesis en el cerebro adulto humano y los procesos neurodegenerativos –dígase EA– no resultó ser un marcador fiable ni selectivo de neurogénesis [48]. De esta manera, el análisis de la neurogénesis en humanos, sus marcadores y su comportamiento, exige una interpretación cuidadosa. Neurogénesis en el modelo animal de enfermedad de Alzheimer El hipocampo es una de las primeras estructuras cerebrales afectadas por la EA. Ratones con mutaciones en APP, PS-1 o combinaciones de ambas, manifiestan un avance de la degeneración relacionada con la edad, la distribución de placas de β-amiloide y deficiencias cognitivas similares a la condición humana [8]. Caídas más que incrementos muestran la mayoría de los estudios con ratones PS-1 y APP, en la neurogénesis hipocampal, en edades jóvenes [8]. No obstante, si hubiera una señal temprana que instruyera el nacimiento celular incrementado en los ratones con EA, tal vez otros mecanismos compensatorios, como ciertos grados de hiperfosforilación de tau o factores de crecimiento, estuvieran detrás de la supervivencia a largo plazo de las nuevas neuronas. La evidencia experimental sugiere que el péptido β-amiloide, por sí mismo, regula la proliferación de las células precursoras neurales y la neurogénesis adulta. En la investigación de Sotthibundhu el al [49], el tratamiento in vitro e in vivo del βamiloide 1-42 –como también la generación endógena del β-amiloide, distintivo de modelos transgénicos C100 y APP/PS1 de la EA–, estimuló la neurogénesis a partir de los precursores de la zona subventricular adulta. Además, el efecto neurogénico del β-amiloide 1-42 en ratones jóvenes requirió la expresión del receptor de neurotrofina p75 –p75(NTR)– en las células precursoras y la activación del p75(NTR) a través del desdoblamiento 195 C.I. FERNÁNDEZ-VERDECIA, ET AL de la metaloproteasa. Sin embargo, las células precursoras en ratones viejos APP/PS1 no respondieron al β-amiloide 1-42. Lo anterior sugiere que sobreestimular durante la vida temprana a los progenitores puede producir la caída de la reserva de células troncales, y una declinación vertiginosa de la neurogénesis basal puede encaminar a una función neurogénica destruida en la vida tardía. Con el fin de examinar la relación causal entre los ratones APP, PS-1 y APP/PS-1 y la neurogénesis hipocampal en el cerebro adulto, Zhang et al [50] generaron un modelo de ratón mutante con doble noqueo APP/PS-1, con mutaciones que causan EA familiar. Los ratones APP/PS-1 expresaron una alteración a largo plazo en la neurogénesis hipocampal, la cual no se encontró en los modelos de un solo noqueo APP o PS-1, es decir, ninguno de los mutantes de un solo noqueo mostró la patología amiloidea típica, observada en la generalidad de los modelos de ratón con EA familiar. Resumiendo, con las proteínas sobreexpresadas hay una alteración significativa en la neurogénesis. Muy pocos son los modelos de ratón para estudiar la relación entre la patología del ovillo y la neurogénesis. Los ratones transgénicos tau, los cuales comparten la mutación FTD P301L, compendian la demencia frontotemporal [51,52], incluyendo la axonopatía y la pérdida de la memoria. Con ellos, la memoria se probó en una edad joven –de forma previa a la hiperfosforilación o al inicio de la axonopatía– y, asombrosamente, la ejecución en la tarea de reconocimiento del objeto mejoró en ratones P301L, efecto que se asoció a una potenciación a largo plazo incrementada [53]. De este modo, en ratones jóvenes que tienen la mutación tau P301L, el funcionamiento hipocámpico está mejorado antes del inicio de la fosforilación tau. Estos resultados dan razón de que tau, por sí mismo, desempeña un papel crucial en los procesos de aprendizaje hipocámpico. Sin embargo, la hiperfosforilación anormalmente alta de tau en las taupatías dan cuenta del declive cognitivo [53]. Ha de ser la fosforilación anormal de tau, y no su hiperfosforilación, un fenómeno crítico en la progresión neurodegenerativa relacionada con la enfermedad [12]. Se sabe que la agregación de ovillos neurofibrilares es un hecho incontrovertible para la reentrada al ciclo celular, sin división, que es un fenómeno inductor de apoptosis [12]. Este proceso ocurre en ratones después de la fosforilación anormal de tau, alrededor de los 9 meses de edad [39]. Por otra parte, en cerebros con EA existe un incremento de las proteínas involucradas en la diferenciación neuronal y la maduración [2]. Estas proteínas están igualmente presentes en ratones jóvenes transgénicos THY-Tau22; por contra, los ratones THY-Tau22 envejecidos, cuyo subcampo CA1 contiene la mayor densidad de fosforilación de tau y carga de ovillos neurofibrilares, manifiestan neurodegeneración masiva y pérdida celular. A su vez, la ciclina, un marcador de muerte neuronal, está también aumentada en el ratón THY-Tau22, de 10 meses de edad, cuando la fosforilación de tau y la formación de ovillos neurofibrilares se encuentran muy avanzadas [54]. NEUROGÉNESIS COMO DIANA TERAPÉUTICA Aunque las enfermedades neurodegenerativas, incluyendo la EA, tienen diferentes rasgos e inicios, todas comparten la pérdida progresiva por apoptosis de neuronas de diferentes áreas, con el declive consecuente de funciones concretas, por lo que resulta inaplazable diseñar métodos para reemplazar las funciones de 196 las células faltantes o dañadas [39]. Se han abordado diversas variantes de terapéuticas potenciales en neurodegeneración, que por lo general no son excluyentes entre sí y posiblemente deban buscarse efectos sinérgicos entre ellas. Eliminar las sustancias tóxicas involucradas en la patogenia Una de las posibles rutas de eliminación de la proteína β-amiloide es intervenir en la respuesta inmune, mediante la opsonización dirigida al anticuerpo y la eliminación de la β-amiloide a través de células microgliales [8]. Becker et al [55], en un modelo transgénico de EA, utilizó la inmunoterapia anti-EFRH. La EFRH es una secuencia encontrada en la β-amiloide, la cual controla la solubilidad y la desagregación del péptido. Los ratones fueron inmunizados en la cuarta semana de edad. Se encontró una proliferación triple de células progenitoras neurales, respecto al control, y una neurogénesis inversamente correlacionada con la carga. Estos resultados sugieren que, en ciertas circunstancias controladas, la terapia contra la β-amiloide puede recuperar la neurogénesis estropeada o aliviar el incremento del depósito amiloideo en la EA y otras enfermedades. Con un enfoque diferente, Butovsky et al [56] utilizaron la inmunidad basada en las células T. En ratones transgénicos APPPS1 demostraron que la inyección de acetato de glatiramero –que induce una respuesta de las células T– estimuló la neurogénesis y formación reducida de placas y provocó una mejora en la capacidad cognitiva. La inyección originó un cambio en el fenotipo de la microglía cerebral, por parte de células similares a dendríticas que producen el factor 1 de crecimiento, similar a la insulina. Las células T, según Butovsky et al, pueden ser la terapia de elección para la EA, basada en la inmunidad. Ello no excluye el beneficio potencial de los anticuerpos como una terapia accesoria. Las células T podrían funcionar como un minifactor eficaz para producir una diversidad de compuestos, incluyendo citocinas y factores neurotróficos; representan un sistema fisiológico de mantenimiento y reparación que puede ayudar a contrarrestar el escenario negativo asociado a la senectud del cerebro [56]. Células troncales de la médula ósea como fuente alternativa de células troncales para la terapia de reemplazo celular en las enfermedades neurodegenerativas y, particularmente, en la enfermedad de Alzheimer Se han examinado algunos protocolos para diferenciar las células troncales de la médula ósea hacia un fenotipo neuronal mediante diversos inductores neuronales. La vía MAPK modula la diferenciación celular, la proliferación, la supervivencia y la muerte neuronal, y podría ser una candidata para regular la neurogénesis de las células troncales de la médula ósea [39]. Las células estromales, según Tondreau et al [57], pueden diferenciarse fiablemente en células neuronales, con expresión específica de genes y propiedades funcionales. Entre los 1.943 genes expresados, los numerosos genes sobrerregulados tuvieron relación con la neurogénesis. La mayoría de los genes incrementados después de la inducción neurogénica están implicados en la transmisión sináptica y la potenciación a largo plazo, como la cortactina, las cinasas dependientes de Ca2+/calmodulina, el SYNCRIP, el SYNTL4 y la sintaxina 1A, y otros genes sobrerregulados se relacionan con el crecimiento neurítico, el desarrollo temprano de células neuronales y la síntesis/señalización de neuropéptidos y receptores neuronales. Dadas las posibles implicaciones terapéuticas de las células troncales de la médula ósea en la EA, el Laboratorio de Biomo- REV NEUROL 2009; 49 (4): 193-201 NEUROGÉNESIS Y ALZHEIMER a b Figura 1. Trasplante celular intrahipocampal en el cerebro de la rata, empleando dos diferentes fuentes celulares. b) Sección coronal de hipocampo que muestra suspensión celular fetal (septo medial-banda diagonal de Broca, E15-E16); marcaje: histoquímica para acetilcolinesterasa. a) Parénquima hipocampal que muestra suspensión de células de médula ósea marcadas con GFP (proteína fluorescente verde). Nótese la adecuada integración al huésped. En el caso de las células de la médula ósea se observa una tendencia a la dispersión desde el sitio de implante, mientras que la suspensión de tejido nervioso fetal permanece de forma ‘compacta’ en el parénquima hipocampal. delos del CIREN (Cuba) investiga hoy día los efectos del trasplante intracerebral de células de la médula ósea del fémur de la rata al cerebro de ratas naturalmente envejecidas con deficiencias cognitivas y motoras. En uno de esos estudios, cinco semanas después del trasplante, se reevaluó a ratas trasplantadas y a controles con una batería de tareas conductuales. Los animales envejecidos trasplantados en el estriado o el hipocampo recuperaron las funciones motoras o cognitivas, respectivamente, lo cual, como era de esperar, fue dependiente de la especificidad de la estructura ‘restaurada’ [9]. Nuestra línea de trasplante celular la hemos diversificado a diferentes modelos animales de enfermedad neurodegenerativa y métodos de evaluación de trastornos cognitivos [9,58]. Utilizamos fuentes heterogéneas de células para su trasplante al hipocampo de ratas envejecidas, las cuales sufren graves trastornos cognitivos. En la figura 1 se muestra la actividad neurogénica adulta inducida por la infusión intrahipocampal de células exó- REV NEUROL 2009; 49 (4): 193-201 genas de dos fuentes diferentes: suspensiones celulares fetales del septo medial-banda diagonal de Broca o de células mesenquimales de la médula ósea del fémur. Nótese, en uno y otro caso, la adecuada integración al huésped y un patrón diferencial en este proceso. Con el trasplante de células de la médula ósea se halla una propensión a la dispersión desde el sitio del implante, en tanto que el implante de tejido nervioso fetal consigue permanecer vivo, de forma compacta, en el parénquima hipocampal. Sin embargo, antes de que la transdiferenciación de las células troncales de la médula ósea pueda tener una aplicación en las enfermedades neurodegenerativas, y en particular para la EA, la investigación básica debe refrendar si constituye o no un paso necesario para inducir cambios favorables. El microambiente de cada tejido desempeña un papel importante en la proliferación y diferenciación de las células troncales, que incluyen factores locales secretados, interacciones célula a célula y la matriz extracelular [8,59]. Se ha demostrado que se requieren cocultivos con neuronas o astrocitos para la funcionalidad de las células neurales derivadas de las células estromales mesenquimales de la médula ósea. Tras un breve período de cocultivo con células neurales/gliales, las células neuromesenquimales son capaces de expresar potenciales de acción unitarios, como si fuesen neuronas reales [57]. ‘Condicionamiento’ previo de neuronas troncales para activar programas genéticos intrínsecos Según Waldau y Shetty [59], mejorar el microambiente cerebral para fomentar la maduración de neuronas derivadas del trasplante celular será de importancia capital. Los constituyentes de los microambientes del cerebro determinan el potencial neurogénico, la diferenciación fenotípica y la magnitud de la reserva de las células troncales neurales [17,26,59]. Las concentraciones disminuidas de los factores múltiples neurotróficos y los niveles muy elevados del FGF-2 reducen la neurogénesis [21,59]. En cultivos de células progenitoras hipocampales de ratas adultas, el FGF-2 disminuye la proteína asociada al microtúbulo e incrementa los niveles de tau [60]. Por contra, la cerebrolisina, un fármaco neurotrófico que mejora la cognición y el estado de ánimo de pacientes con EA favorece el microambiente, ya que en la rata adulta incrementa los progenitores hipocampales diferenciados en cultivo, reduce la apoptosis y contrarresta la neurogénesis disminuida por el FGF-2 [60]. Además, el β-amiloide fibrilar y la subregulación del factor-2 de transcripción de la línea oligodendrocítica (OLIG) puede causar la muerte de la neuronas recién generadas [59]. Particularmente empieza a despuntar una terapia celular, administrada de forma periférica, como una posible diana para mejorar el microambiente del cerebro envejecido: la inyección intravenosa de células mononucleares de la sangre del cordón umbilical humano (CMSCUh) rejuveneció la actividad proliferativa de las células troncales neurales/progenitoras envejecidas e incrementó la neurogénesis en animales envejecidos. La neurogénesis acrecentada, ocasionada por el tratamiento con CMSCUh, se debió a un decremento en la inflamación, a un descenso en la microglía activada, y este decremento se correlacionó con el incremento en la neurogénesis [21]. Estos y otros resultados apuntan como posible un abordaje terapéutico basado en la administración periférica de células para mejorar el microambiente del cerebro envejecido. Los daños en el cerebro, como crisis epilépticas o traumatismos, pueden disparar programas endógenos para la neurogénesis adulta [8]. Sin embargo, la capacidad endógena para rege- 197 C.I. FERNÁNDEZ-VERDECIA, ET AL nerar neuronas es limitada y sustituye sólo una pequeña parte de células dañadas sin estimulación alguna [39]. Por otra parte, no hay un agente terapéutico convincente para inducir o vigorizar la neurogénesis en el cerebro adulto después del daño cerebral [8]. Sería decisivo identificar medios para reclutar y diferenciar un número suficiente de precursores neuronales endógenos. Los factores de crecimiento FGF-2, el factor de crecimiento I similar a la insulina (IGF-1) y el factor de crecimiento endotelial vascular en el microambiente de la capa subgranular del giro dentado están notoriamente reducidos en cerebros envejecidos; a la par, en el cerebro con EA y envejecido, la reserva de células troncales neurales y su potencial proliferativo están disminuidos de manera acentuada [61]. Se ha demostrado que los factores de crecimiento son capaces de inducir y vigorizar la neurogénesis endógena in vitro e in vivo, a saber: FGF-2, IGF, EGF, BDNF y nogina [39]. Estos factores amplifican la neurogénesis disparada por lesiones diversas. Por ello, la acción sinérgica entre la capacidad regenerativa y el microambiente puede ser la clave para alcanzar una firme neurogénesis adulta con propósitos restaurativos. A continuación damos cinco ejemplos de cómo favorecer la vigorización de la neurogénesis endógena en el cerebro con EA: – Infusión intraventricular del factor de crecimiento del nervio (NGF). Recientemente se ha demostrado en dos bebes de 8 y 13 meses de edad, con daño cerebral hipóxico, que la infusión intraventricular de NGF mejoró el flujo sanguíneo cerebral y estimuló la expresión de doblecortina. Tras un mes de tratamiento con NGF, sus condiciones neurológicas estaban inmejorables; la proporción alfa/theta, aumentada; la perfusión cerebral, regenerada, y la expresión de DCX en el líquido cefalorraquídeo, crecida [62]. Sería interesante ensayar esta estrategia en la EA. – Administración intraperitoneal de cerebrolisina. Es un fármaco que incrementa la cognición y el estado de ánimo en pacientes con EA y aumenta la neurogénesis del giro dentado y la ejecución del laberinto de ratas hembras de 8 y 12 meses [60]. – Administración subcutánea de G-SF. Incrementa la neurogénesis y el nivel de acetilcolina en el cerebro de ratones transgénicos con EA [63]. – Terapia hormonal. Puede favorecer la vigorización de la neurogénesis endógena adulta. El estrógeno 17β-estradiol actúa en armonía con la progesterona para regular la neurogénesis y la proliferación de progenitores neurales, y ambos son potentes neuroprotectores. La alopregnanolona, un metabolito de la progesterona, es un promotor de neurogénesis de las células progenitoras hipocámpicas de la rata y de las células troncales corticales humanas [64], modifica el progreso de la patología de la EA y revierte las deficiencias de aprendizaje y memoria en el modelo de ratón con EA triple transgénico [65]. – Activina. Miembro de la superfamilia del factor β de transformación de crecimiento, es una hormona endocrina que regula la diferenciación y proliferación de una amplia variedad de células, hipótesis defendida por Ageta et al [66] mediante ratones transgénicos ACM4 y FSM, en los cuales la activina se asociaba a una reducción de la ansiedad y a una neurogénesis hipocampal incrementada (ACM4); la supervivencia de las neuronas recién formadas en la capa subgranular del giro dentado adulto decreció considerablemente en los ratones FSM –con actividad reducida de activina–, lo cual fue paliado en parte en los ratones dobles transgénicos ACM4/FSM. Constituye otra posibilidad terapéutica a pro- 198 a b Figura 2. Actividad neurogénica incrementada en el ventrículo lateral (marcaje con BrU) por el efecto de la modificación en el ‘estilo de vida’ de ratas naturalmente envejecidas con deterioro cognitivo. b) Condiciones de ambiente enriquecido. a) Tratamiento combinado de ambiente enriquecido con entrenamiento cognitivo masivo empleando diferentes versiones del laberinto acuático de Morris. Dos cortes con diferente magnificación. bar en la EA. A parecidos desenlaces, aunque con objetivos diferentes, llegan Dow et al [67], quienes con la infusión de activina A o B en el giro dentado del hipocampo consiguieron un efecto antidepresivo. Dado la participación de los diferentes MAPK en la diferenciación neuronal y glial puede sugerirse que inhibidores del MAPK se empleen para dirigir el destino celular hacia el fenotipo deseado; este punto de vista se apoya en la evidencia de que la administración oral de un inhibidor del p38α MAPK, el MW01-2069A-SRM, suprimió la sobrerregulación de la citocina proinflamatoria cerebral y aminoró la disfunción sináptica y las deficiencias conductuales en un modelo de EA de ratón [39]. Sin embargo, es posible que la estimulación de la neurogénesis endógena por estos medios –como los factores de crecimiento, la terapia hormonal, los inhibidores del MAPK y otros– no tenga el impacto deseable porque la neurogénesis en el giro dentado y los constituyentes del microambiente declinan drásticamente con la edad [9,61,65]. En los cerebros con EA y envejecidos, la reserva de las células troncales neurales y su potencial proliferativo están marcadamente disminuidos en el giro dentado; a la par, el nivel de los factores de crecimiento está disminuido en los pacientes con EA [61]. La búsqueda de moléculas que penetren la barrera hematoencefálica para promover, en las etapas iniciales de la EA, la proliferación de las células troncales y restaurar la población neuronal podría ser una diana prometedora. Por ejemplo, los ensayos in vitro e in vivo han demostrado que la alopregnalonona, que penetra la barrera hematoencefálica, promueve la proliferación de las células troncales REV NEUROL 2009; 49 (4): 193-201 NEUROGÉNESIS Y ALZHEIMER de humanos [61]. No hay que descartar que, con los distintos tratamientos para incrementar la división celular del hipocampo, tal vez se agoten las células troncales que se hallan en los nichos. Si bien en las etapas tempranas de la EA podrían tener un papel compensatorio, paliativo de la pérdida de neuronas, en las etapas tardías esta capacidad desaparecería. La ingeniería de las células troncales, previamente a su trasplante, para liberar genes, neurotransmisores o factores que provean apoyo trófico a las neuronas moribundas constituye otra diana terapéutica prometedora para las enfermedades neurodegenerativas en general, y para la EA en particular. Por ejemplo, el trasplante autólogo de fibroblastos, genéticamente modificados para liberar FCN, se empleó en ocho pacientes con EA; este factor neurotrófico apoyó a las neuronas colinérgicas en degeneración, con un incremento significativo en la función cognitiva [68]. Del mismo modo, el trasplante intracerebral de células envolventes olfatorias humanas/fibroblastos del nervio olfatorio (ChEO/FNO) mejoró las medidas conductuales del déficit neurológico, expandió la actividad metabólica de la glucosa e incrementó el número de células positivas a BrdU en la región dañada; la inyección, en la cola del animal, de células troncales de la médula ósea, combinado con el trasplante postisquémico de ChEO/FNO, en áreas corticales, produjo fusión nuclear/celular entre ambas. Las ChEO/FNO secretaron factores tróficos, incluyendo el factor 1α derivado de la célula estromal [69]. Esta estrategia no se ha ensayado en la EA. Inducción de fenómenos endógenos mediante el tratamiento epigenético (ambiente, ejercicio, estimulación cognitiva y multisensorial...) La neurogénesis endógena inducida por estímulos medioambientales –no ponemos en duda– podría ofrecer posibilidades protectoras o preventivas para la EA. La estimulación multisensorial enriquecida, de acuerdo con Fan et al [70], tiene un impacto sensitivo en la neurogénesis hipocampal y en la recuperación funcional del cerebro de mamíferos adultos, expuestos a estímulos devastadores. El ambiente enriquecido amplificó en el giro dentado tanto la cifra de neuronas recién nacidas como la neurogénesis. Además, la exposición del entorno enriquecido restauró la memoria y el aprendizaje espacial perdido y restituyó el aprendizaje motor. Parecidos hallazgos fueron obtenidos recientemente por Thuret et al [25]: ratones MRL/MpJ, que se caracterizan por una neurogénesis empobrecida en el giro dentado (menos del 75 % de nuevas neuronas), manifestaron profundas alteraciones en el remodelamiento sináptico inducido por el aprendizaje y en los aprendizajes espacial y de reconocimiento del objeto. Sin embargo, el sobreentrenamiento de la actividad física –debido al acceso ilimitado a ruedas de carrera– en estos ratones experimentales les produjo niveles acrecentados de neurogénesis y de aprendizaje cognitivo, similares a los de ratones control. De acuerdo con resultados más recientes de nuestro grupo, la estimulación combinada multisensorial y cognitiva rinde los mayores frutos para la EA. Ratas viejas con trastornos cognitivos, sometidas a un programa de ‘rehabilitación’ cognitiva masiva que alterna con un ambiente enriquecido, exhiben la mayor actividad neurogénica en el ventrículo lateral –marcaje con BrdU– que en una de estas dos condiciones por separado (Fig. 2), provocando además mayores incrementos sostenidos en la actividad del complejo de glutatión (GSH), de potente efecto antioxidante cerebral, lo que demuestra su efecto neuroprotector [20]. REV NEUROL 2009; 49 (4): 193-201 Sin embargo, factores ambientales nocivos dan al traste con la neurogénesis. Dos muestras son aleccionadoras: – La separación maternal, en el día 9 posnatal, hizo perder neuronas en el giro dentado y menguó el aprendizaje cuando los ratones ya eran adultos jóvenes [24]. – El estrés agudo o la infusión intraventricular de IL-1β suprimieron la proliferación celular en el giro dentado adulto. La diana terapéutica para contrarrestar la neurogénesis perdida por el estrés quizás sea bloquear el receptor de la IL-1β, el IL-1RI. La infusión intracerebroventricular de un antagonista del IL-1RI, el IL-1Ra, o ratones transgénicos sin IL-1RI restituyeron el efecto antineurogénico del estrés y bloquearon la anhedonia causada por el estrés crónico [71]. La sobreexpresión dirigida al cerebro del antagonista del receptor IL-1 ocasionó la abolición de la neurogénesis incrementada, en respuesta a la neuroinflamación aguda y crónica [72]. Otro factor medioambiental inductor de neurogénesis endógena adulta es la exposición a campos electromagnéticos de extremada baja frecuencia (CEBF), que atesora aplicaciones terapéuticas no sólo para la EA, sino para todas las enfermedades neurodegenerativas. La estimulación de CEBF promueve la neurogénesis in vitro, vía sobrerregulación de la expresión del canal Ca(v)1, porque: – En cultivos de células troncales neurales en diferenciación, expuestos a la estimulación de CEBF, se eleva considerablemente el porcentaje de células que expresan inmunorreactividad para los marcadores neuronales, β-III-tubulina y MAP2, y también para los canales Ca(v)1.2 y Ca(v)1.3. – Las neuronas diferenciadas de las células troncales neurales, en cultivos expuestos a CEBF, exhiben incrementos en el disparo espontáneo, pero cuando se añade nifedipina, un bloqueador del canal Ca(v)1, al medio de cultivo, la diferenciación neuronal cae significativamente [73]. Otro factor medioambiental con posibles propiedades neuroprotectoras y neurogénicas para la EA son los cambios en el estilo de vida a través de la dieta, a saber: el extracto de Ginkgo biloba EGb 761 [74,75] y la curcumina, una antigua especia de la India, familia del jengibre, un antiinflamatorio natural con propiedades anticancerígenas. La curcumina induce neurogénesis en el hipocampo del cerebro adulto, efecto que se asocia a la activación del ERK y la cinasa p38, que son vías de transducción de la señalización intracelular, las cuales están implicadas en la regulación de la plasticidad neuronal y la respuesta al estrés. Los inhibidores del ERK y la cinasa p38 bloquean el efecto mitogénico de la curcumina en las células progenitoras neurales; así, el suministro de curcumina amplía la neurogénesis hipocampal adulta e impide la muerte de neuronas en modelos animales de enfermedad neurodegenerativa [75]. Por ende, la curcumina está en la mira de las aplicaciones terapéuticas para un ramillete de enfermedades neurodegenerativas, puesto que una dosis baja de esta sustancia, añadida a una mezcla de astrocitos y oligodendrocitos, en cultivo, por 24 y 48 h, modula la expresión de genes, de cuatro vías principales –estrés oxidativo, control del ciclo celular, trascripción y metabolismo del ADN–, y algunos genes identificados, como el de la proteína del neurofilamento M, controlan la neurogénesis. En síntesis, la curcumina estimula tanto la neurogénesis hipocampal en el cerebro adulto como la actividad biológica coligada con la reparación y la plasticidad neuronal desbordada. 199 C.I. FERNÁNDEZ-VERDECIA, ET AL CONCLUSIONES La neurogénesis continúa en casi toda la vida, pero disminuye marcadamente con la edad y con la progresión de fenómenos neurodegenerativos. Entender los microambientes neurogénicos, así como su regulación sistémica, permitirá diseñar nuevas dianas terapéuticas para afrontar los desafíos de las enfermedades neurodegenerativas, particularmente la EA. Persiste la inquietud experimental de si las neuronas dañadas o perdidas en las enfermedades neurodegenerativas podrían o no sustituirse por unas neuronas recién generadas, ya sea a través de neuronas trasplantadas, cultivadas y diferenciadas de células troncales, o a través de la movilización de células tron- cales endógenas, y en caso afirmativo, si ayudarían a regenerar el cerebro. La inducción de la neurogénesis endógena por estímulos medioambientales con posibilidades preventivas y protectoras para la EA puede ser la diana terapéutica más accesible y de menor coste. La mejor variante terapéutica a validar deberá ser aquella que involucre la mayor cantidad de fenómenos plásticos remodeladores y neuroprotectores, es decir, más que una de cualesquiera de las opciones discutidas, combinaciones de varias de ellas que impacten en los fenómenos moleculares, genéticos y epigenéticos de conjunto, y que incidan en los estadios iniciales, subclínicos incluso, de estas enfermedades. BIBLIOGRAFÍA 1. Altman J, Das GD. Autoradiographic and histological evidence of postnatal hippocampal neurogenesis in rats. J Comp Neurol 1965; 124: 319-35. 2. Jin K, Peel AL, Mao XO, Xie L, Cottrell BA, Henshall DC, et al. Increased hippocampal neurogenesis in Alzheimer’s disease. Proc Natl Acad Sci U S A 2004; 101: 343-7. 3. García-Verdugo JM. Identificación de células madre en el cerebro adulto humano. Rev Neurol 2007; 44 (Supl 3): S11. 4. Doetsch F, García-Verdugo JM, Álvarez-Buylla A. 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Early antioxidative and anti-proliferative curcumin effects on neuroglioma cells suggest therapeutic targets. Neurochem Res 2008; 33: 1701-10. NEUROGENESIS AS A THERAPEUTIC TARGET FOR ALZHEIMER’S DISEASE Summary. Introduction. The adult brain of mammals preserves the capacity to generate new neurons from neural stem/ progenitor cells. The new neurons become part of the already-existing networks by means of a process called ‘neurogenesis in the adult brain’, which is restricted to regions of the brain with a high degree of plasticity and which are associated to functions that are impaired in Alzheimer’s disease. Development. Despite increasing knowledge, there are still many questions surrounding these neurogenic phenomena, their regulation and their real therapeutic potential in cases of neurodegeneration such as the one referred to here. Conclusions. We have reviewed the subject of neurogenesis of the adult brain from both the pre-clinical point of view (experimental modelling) and the therapeutic perspective within the framework of Alzheimer’s disease. [REV NEUROL 2009; 49: 193-201] Key words. Alzheimer’s disease. Environment. Hippocampus. Neurogenesis. Progenitor cell. Transplant. REV NEUROL 2009; 49 (4): 193-201 201