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ANALES DE HISTOKI&ONaTÜRAK')9fiqOBM
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estos cristales afectan un cierto paralelismo al que sé arreglan estas zonas, resulta que la roca adquiere una apariencia
de estratificación sumamente marcada, sobre todo cuando se'
ia observa en grandes masas.
Con considerable espesor y desarrollo sigue esta roca for-'
mando las laderas y cumbres del Pimpollar, mostrando g-ran
constancia en la dirección de su buzamiento al SE. I
Al S. del Pimpollar, desaparece esta roca por debajo del
gneis que puede considerarse como normal en toda la cordillera.
Esta roca desde aquí hasta cerca de la cumbre de Peñalara,
domina en absoluto con sólo una pequeña interrupción á cor^
ta distancia del Pimpollar en donde, como puede verse en el
corte.núm. 2 , añora otra vez el granito gneísico, formando á
ambos lados de este corte vertical toda la falda septentrional
de la cresta culminante de la cordillera.
Por la monotonía y constancia de sus caracteres, es este
gneis notable en alto grado. En su parte más profunda sobre
todo se distingue por empastar glándulas de gran tamaño,
unas veces de cuarzo y feldespato y otras cristales de esta
última sustancia acoplados s e g u n d a ley de Carlsbad, y envueltos por bandas más oscuras, en que domina mica de color
tumbaga.
El tamaño de estas glándulas y cristales es á veces m u y
considerable, alcanzando con frecuencia hasta más de un decímetro en su longitud máxima, la cual se halla constantemente orientada paralelamente á los planos de estratificación
de la roca, llegando á veces , sobre todo en la parte más i n ferior de la formación, á adquirir sus elementos un tamaño
tan extraordinario que constituye u n gneis verdaderamente
monstruoso.
Conforme se asciende en la vertical el carácter glandular
se va perdiendo, las glándulas se hacen menores en la dirección transversa hasta el punto que en las partes superiores de
este tramo, se funden en delgadas zonas de cuarzo y feldespato que alternan con otras de mayor riqueza en mica.
Conforme se pasan las praderas de Peñalara, empiezan á ált e m a r con estas rocas gneises más y más pizarreños, hasta
el punto de hacerse dominante esta variedad en las cumbres
de esta parte de la cordillera Carpetana.
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