¿ROBAR ES DELITO? ¿Alguna vez has sentido un impulso y no podías contenerlo? Tenías que coger una camiseta, una carpeta, incluso cosas inútiles que no te hacían falta; pues yo sí tuve cleptomanía… Mi nombre es Dulce y ahora lo he superado pero hasta hace unos años yo era una ladrona compulsiva. Estaba en 4º ESO y mi mejor amiga se había mudado a una ciudad a 2 horas de distancia y hablaba con ella todos los días pero aún así tenía el ánimo por los suelos. Un día me sentí especialmente sola y quedé con algunas amigas en el centro comercial. Habíamos quedado para ir al cine pero yo necesitaba unas zapatillas nuevas y me fui un rato antes. En la zapatería había mucha gente y estaba harta de esperar, me dejaron las dos zapatillas para probármelas, y de repente sentí el impulso de cogerlas y llevármela , nunca había hecho nada así. Cuando las cogí sentí una energía que me hizo sentir viva, esta energía superó a la culpabilidad por haber robado y a mi tristeza; sabía que había estado muy mal robarlas pero me tomé aquello como un impulso puntual que no volvería repetirse y que me había animado un poco. Pero esta situación se repitió un día en una tienda de ropa, otro día en el mercado…, cada vez que lo hacía, la energía que sentía era mayor y la culpabilidad disminuía, así que robar para mi empezó a ser habitual para mí y olvidé todo desde el primer día cuando pensé que no se repetiría hasta cualquier sentimiento de culpa, a partir de aquí empezaron mis problemas. Era verano y ya llevaba como un mes y medio llevando cosas a casa, la mayoría de las veces cosas inútiles y mi madre empezó a preguntarse de dónde sacaba el dinero para comprar todo eso, al principio la ponía escusas como me he encontrado 20 euros , que si eran mis ahorros pero con el paso del tiempo mis padres empezaron a preocuparse seriamente, aún así a mí no me volvieron a decir nada. Un día estábamos en una tienda de regalos mi madre y yo, comprando algo para mi prima porque al día siguiente era su cumple, en la tienda vi un reloj que me llamó la atención, el reloj era bastante grande y colorido, debía costar unos 25 euros y me lo metí en el bolso, después volví con mi madre y elegí un regalo para mi prima, cuando estábamos saliendo el sistema de seguridad saltó y me acordé de que no había quitado la etiqueta del reloj, nunca me había pasado eso. La dependienta me dijo que pasara yo sola por la puerta para ver si volvía a saltar el sistema de seguridad y lo hizo, entonces me mandaron abrir el bolso y aunque intenté evitarlo me lo registraron y encontraron el reloj; mi madre no se lo podía creer y la dependienta llamó a la policía. Cada vez yo me sentía peor, estaba muerta de vergüenza y no podía mirar a mi madre a los ojos. Hice frente a las consecuencias y por suerte solo m mandaron hacer servicios sociales cuidando ancianos, limpiando…, y la tienda no me pondría una denuncia gracias a la insistencia de mi madre. Cuando llegamos a casa, no me preguntó nada y mi padre cuando se enteró tampoco, pero al día siguiente me llevaron al psicólogo; el psicólogo era un amigo de mi padre, delante de mis padres no me atrevía a contestar a nada así que los mandó salir y entonces le conté todo lo que me había pasado porque no quería tener más problemas, aunque había ido con la intención de callarme todo excepto lo ocurrido el día anterior, pero finalmente le conté todo. Cuando terminamos nos dijo que yo poseía un trastorno llamado cleptomanía que se daba en personas con bajo ánimo, con mucha ansiedad… Yo no lo quería aceptar pero al final el psicólogo tras unas cuantas sesiones más consiguió que lo hiciera y que todavía el trastorno no había llegado a su nivel más alto así que era posible controlar aquel impulso provocado por mi tristeza. En aproximadamente dos meses, yo estaba rehabilitada y había superado mi problema que gracias a Dios sólo duró unos meses.-