Cuenta tu historia - Ministry Council of the Cumberland Presbyterian

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Cuenta tu historia
Hechos 4:20 (NVI)
No estoy segura de lo que me pasó, pero empecé a llorar tan
pronto abordé el avión de regreso a Nashville. Tal vez pensarán
que mis lágrimas eran por las preciosas amistades que había
establecido, o por los muchachos que dejaba atrás. Por lo general
cuando alguien regresa de un viaje misionero, especialmente en
un vuelo de veintidós horas, no está listo para abordar el avión
rumbo a casa. Si bien la gente con la que pasé algún tiempo en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, los
llevo en el corazón, mis lágrimas tenían otra razón.
Dios había hecho una obra poderosa en mi corazón mientras estuve en Ciudad del Cabo en 2009.
Enseñaba en un club para niños, visitaba aldeas y pasaba tiempo en las casas de personas
maravillosas. Escuché historias de desesperación y dolor como también historias acerca de la
gracia y bondad de Dios. Fui testigo del ministerio que se realizaba en la comunidad. Era alguien
de afuera que observaba la relación especial que existía entre Dios y la gente de Ciudad del Cabo.
Cuando planifiqué este viaje, lo hice como el comienzo de lo que pensaba era mi ministerio en el
extranjero. En África, Dios comenzó a abrir mis ojos a la gran disparidad entre ricos y pobres,
como también a la necesidad que cada corazón tiene de amor y misericordia. Había estado en
situaciones de tipo ministerial toda mi vida, pero en esta ocasión, Dios estaba resaltando algo
nuevo en mí. Esta vez sentí que Dios me regresaba al más simple de todos los mensajes, y sin
embargo, el más profundo: Dios me estaba enseñando acerca del amor encarnado de Jesús, un
amor sacrificial que sobrepasa las buenas obras.
Como ven, pasé años pensando que entregar el mensaje de Dios y testificar a la gente era mi
servicio «para» Dios y «para» los demás. Dios me había dado una historia y por eso, al contar
esa historia, le estaba dando la gloria él y así dando lo mejor para Dios. Yo serví PARA Dios,
canté PARA Dios, alimenté a los amigos desamparados PARA Dios y amé a los demás PARA
Dios. Aquí, lejos de la comodidad de mi casa, Dios me recordaba que él se había hecho hombre
para estar CON nosotros. Bajó a la tierra para humillarse y liberar a su pueblo del pecado y
regresarlo a los brazos de Dios. Todo acerca de las buenas noticias del Evangelio dice «con».
Dios no envió a Jesús al mundo para que pudiéramos pasar nuestras vidas realizando tareas
PARA él, para de alguna manera ganarnos nuestro lugar en la comunidad cristiana. Dios envió a
Jesús al mundo para que estuviéramos reconciliados con Dios para siempre, y así pudiéramos
estar con Dios una vez más.
Este fue el mensaje que hizo que las lágrimas brotaran de mis ojos mientras abordaba el avión de
regreso a casa; este modelo de ministerio donde Dios se allega a nosotros; esto es AMOR. Dios
muestra ese amor sacrificial que deja a las noventa y nueve para encontrar a una; eso es
misericordia.
Cuenta tu historia
2013-2014
El ministerio al que Dios me ha llamado es uno de amor y misericordia, no el de acción y
perfección. Tuve que viajar, salir de mi casa para darme cuenta de que en Dios, soy libre de
hacer tareas «para» Dios y tengo la invitación a caminar «con» Dios.
Aunque estaba lista para servir a Dios internacionalmente, Dios me llamó a unirme a lo que él
estaba haciendo localmente, en Nashville. Recibí el llamado de alejarme de hacer cosas «para»
Dios y entrar a mi «con» Dios. Dios había estado hablándome al corazón para que me uniera a él
en el ministerio en Nashville y sacrificara mi idea de lo que pensaba era mejor. Dios me permitió
viajar lejos de mi ciudad para enseñarme acerca de servir humildemente «con» él. Dios me ha
colocado el deseo de seguir el ejemplo del amor encarnado… para entrar en las vidas de otros a
través de relaciones. Me ha colocado un amor por la gente y una manera en la cual yo puedo
hablar del evangelio por medio de estar con otros.
Este amor sacrificial, por supuesto, exige más que hacer algo «para» Dios. Al evaluar mis
acciones me percaté de que había pasado la mayor parte de mi vida con la idea de actuar para
Dios. Hice buenas obras y trabajos y esperaba que Dios los honrara. Quería que Dios me amara
por todo lo que había hecho y me recompensara cuando lo hacía «bien». ¡Qué bueno es Dios
con nosotros! Con todos mis errores acerca de servir a mi Salvador, ¡yo recibí a cambio gracia!
Recibí gracia en la forma del amor, de la comprensión y de la gentil transformación de Dios.
Dios me ha enseñado lo que es el amor sacrificial y cómo mi vida puede ser un espejo de Jesús,
el regalo de Dios.
No quiero pasar toda mi vida realizando tareas PARA un Dios que murió para estar CONmigo.
Quiero vivir la vida en respuesta a la bondad de Dios que se hizo hombre para liberarme, de una
vida de fe basada en la acción, ¡a la libertad!
Oración:
Querido Padre Celestial, estamos tan agradecidos por los cristianos que oyen tu llamado y VAN
a contar la historia de la salvación, la historia de Jesús que vino a estar con nosotros. A través
de él podemos reconciliarnos contigo y estar contigo una vez más. ¡Qué bendecidas somos!
Bendice querido Dios a los que están dispuestos as IR, cerca y lejos, para contar tu historia y
oramos para que sigas estando con ellos. Amén.
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Kathleen Murphy se graduó en la Universidad de Belmont en Nashville, TN. Después del viaje
misionero que nos cuenta, Dios la llamó a un nuevo ministerio en el área de Nashville – My Own
Backyard. Puedes contactar con Kathleen acerca de este ministerio singular en
kathleen_murphy@live.com, o visítala en Facebook. Visita su página Internet –
www.myownbackyard.me
Cuenta tu historia
2013-2014
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