Guarda tu corazón Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida Proverbios 4:23 INTRODUCCIÓN: El hijo menor de cualquier familia posee dos rasgos distintivos: se le considera informal y consentido. También por lo general, revela menos características de liderazgo que los demás hijos. Nunca guía, siempre sigue. Así es hoy y así fue hace tres mil años en un pueblo llamado Belén, en una familia de ocho hermanos. Los primeros siete hijos de Isaí trabajaban cerca de la granja de su padre y el menor era enviado a las montañas, para que apacentara un pequeño rebaño de ovejas de la familia. En aquellos aburridos viajes pastoriles, este joven llevaba dos cosas: una honda y un pequeño instrumento parecido a una guitarra. Este humilde pastor, cantor y hondero también amaba a Dios. Por la noche, mientras todas sus ovejas dormían, tocaba su harpa y ofrecía un concierto de un solo instrumento “el corazón”. Cantaba los antiguos himnos de la fe de sus antepasados, lloraba mientras cantaba, y a menudo cuando lloraba, terminaba alabando a Dios. Así transcurrían los días para David, entre ovejas y canciones. Poco después, aquel joven pastor seria investido por el profeta como el “ungido de Dios” (el rey de Israel), y es que Dios había notado que este trovador, que tiraba piedras con su honda, amaba a su Señor con todo su corazón más que cualquier otro en todo Israel. Este acontecimiento (porque ya había un rey en Israel, pero que no había sido obediente) sumamente extraño para David le conduciría no al trono inmediato, sino a una década infernal de agonía y sufrimientos. Lea 1 Samuel 18:6-9; 19:1 ¿Cómo se sentiría David? ¿Qué haría ante tal situación? El siguiente pasaje nos responderá estas interesantes preguntas y nos aclarará lo que había en el corazón de David (1 Samuel 24:1-22). ¿Qué raro? David no le hizo ningún daño a quien había puesto precio a su cabeza. El “no tocó al ungido”, no habló mal de Saúl. Uno se dice que esto es inaudito, pero lo que sucede es que simplemente David no había dañado su corazón, lo había guardado de los sentimientos negativos como el rencor, el odio, venganza, etc. David, por lo tanto, tenía un corazón limpio “conforme al corazón de Dios”, guardado en un lugar seguro. Regresemos al 2015 y respóndase ¿Cómo actuaría en tal situación? Déjeme hacerle otra pregunta: ¿Le ha tocado pasar por una situación similar? ¿Cómo está hoy su corazón? 1 Crónicas 28:9; Ap 2:23. DESARROLLO 1) ¿De qué debemos guardar nuestro corazón?: De aquellas cosas (efectos) que son producidos por algunas causas en el transcurso de nuestras vidas. Muchas veces las causas son inevitables Todo efecto puede ser revertido por el poder de Dios a) b) c) d) Los efectos nos producen heridas en el alma Las causas son diferentes pero los efectos son muy parecidos CAUSA Maltrato de nuestros padres Maltrato de otras personas Traumas Decepciones (personas, Dios) EFECTO Rencor, odio, frustración, apatía a Dios, venganza Rencor, odio, frustración, apatía a Dios, venganza Aislamiento, odio, rencor, apatía a Dios, no amar Rencor, odio, frustración, apatía a Dios, venganza 2) ¿Qué pasa si no guardamos nuestro corazón?: a) Tu relación con Dios es interrumpida (Mt 5:8) b) Tu relación con otros es interrumpida (tus seres queridos sufren por ti) c) No eres el impacto que Dios quiere que seas (2 Ti 2:21) d) Todos se darán cuenta de lo que hay en tu corazón (Lc 6:45) 3) ¿Cómo guardamos nuestro corazón en Dios?: a) Identifica las causas y sus efectos posibles en tu vida Lista: Causas Efectos 1. 2. 3. 4. 5. …………………………………………… …………………………………………… …………………………………………… …………………………………………… …………………………………………… ……………………………………… ……………………………………… ……………………………………… ……………………………………… ……………………………………… b) ¿Has olvidado o perdonado de corazón? (Jer 17:9) Sea sincero ¡Perdona! (importante primero en oración y después en público) c) ¿Está buscando ayuda? Busque la ayuda de Dios (Fil 4:6-7) Busque la ayuda de un buen amigo/líder (Ec 4:10; Pr 27:9, 17) APLICACIÓN: Tenga cuidado con su corazón y con lo que pone en él y a quien se lo da. Nuestro corazón es muy frágil y pueden romperlo sino tenemos cuidado. El consejo de guardar (cuidar) el corazón nos corresponde a nosotros y no a terceros. Pon tu corazón en Dios y Él lo tendrá seguro. No hay mejor lugar para guardar nuestro corazón que en Jesús (Sal 91) y es a nosotros a quien corresponde buscarle. Amen.