32 LATERCERA Lunes 16 de marzo de 2015 Sociedad Espectáculos Lollapalooza 2015 R VIENE DE PAG. 31 local del espectáculo, con una propuesta incendiaria detonada como bomba de racimo en un evento emblema de la música más corporativa. En contrapunto, otros nombres debieron lidiar con la falta de público de las primeras horas, como Mass Mental, el proyecto de Robert Trujillo, bajista de Metallica, quien desde el escenario Acer desplegó sus habilidades instrumentales –ese bajo golpeado y robótico, interpretado a modo de un guerrillero en pleno asaltoante no más de 200 personas. Curioso: en un país donde el heavy metal luce un feudo histórico, las secuencias de masas agolpadas y sudorosas estaban reservadas para la electrónica. Cerca de las 16.00 horas, el conjunto inglés Rudimental, los nuevos zares del drum ‘n’bass, encendió el Movistar Arena con una fiesta a punta de beats resonantes y coreografías de gimnasio. El reducto debió ser cerrado ante una cancha cerca del desborde, lo que se repitió en la noche con Cypress Hill. En las tarimas situadas en la elipse, la victoria fue para The Specials (veer nota en página 35), el rock hipnótico y de baja frecuencia de Alt-J y, sobre todo, la efervescencia de Bastille y Kasabian. En lo medular, lo de The Specials fue un síntoma: generaciones veinteañeras ovacionando con asombro a una institución nacida en los 70. Un abrazo aún más latente en el show de Robert Plant, cuando sus flamantes composiciones y las versiones profanadas de los clásicos de Zeppelin detonaron el grito de “¡Roberto!, ¡Roberto!”. Pero las nuevas huestes también reservaron fanfarria para los sonidos más contemporáneos y convirtieron el lugar en una discoteca con el DJ Calvin Harris, demostrando que, como un péndulo, Lollapalooza puede ir del baile a las guitarras sin problema alguno. Fueron los estilos que reinaron en la jornada final, con Kings of Leon -otros músicos de raigambre rockera tradicionalencargados de concluir la fiesta al cierre de esta edición.b COLUMNA Robert Plant: maestra reinvención Por Mauricio Jürgensen R RR Robert Plant mostró que lo suyo no es sólo ser leyenda del rock, sino la reinvención- . FOTO: RODRIGO GALVEZ RRCalvin Harris encendió al público de la elipse con sus sonidos electrónicos. FOTO: RODRIGO GALVEZ RR El Movistar Arena se repletó con shows de Rudimental (en la foto) o Cypress Hill. FOTO: LOTUS obert Plant lleva demasiado tiempo dándole la espalda a Led Zeppelin como para que ese sea su único mérito o defecto, según quien mire. Lo realmente notable en el gesto del británico no es la renuncia al pasado -al menos de ese modo “calco” en que muchos buscan rentabilizar la nostalgia-, sino más bien lo que eso representa, que es pura ambición de futuro. La voluntad de no perder ese mismo apetito que tenía de veinteañero cuando le aullaba al mundo al frente de “Zep”. En el fondo, atreverse a lo que sólo hacen los valientes a su edad: reinventarse, abrazar nuevas músicas y, más notable en su caso par- ticular, aprender a cantar de nuevo, porque los chillidos quedaron hace años fuera de su repertorio. Anoche apareció de pelo tomado, hablando en español y entonando una extraordinaria versión de Babe I’m Gonna Leave You, incluida en el debut de su banda madre, de hace 46 años, y dejó las cosas claras de entrada: este “headliner” de 66 años, que no arrastró a una multitud -porque en Lollapalooza Chile 2015 eso sólo lo hicieron los números electrónicos-, viene a hacer las cosas a su modo. Como por ejemplo citar su pasado a través de versiones que más bien son reinterpretaciones como las que enseñó para Black Dog y Going to California en los primeros 45 minutos de show. Y no hay dudas: Plant no tiene conflicto alguno con lo que hizo junto a Jimmy Page, John Bonhman y John Paul Jones. La única diferencia está en que con su nueva tropa, los Sensational Space Shifters, canciones como Rock and Roll alcanzan una nueva dimensión, todavía más rica en timbres e intensidades. Led Zeppelin ganó fama en los setentas por el volumen despiadado de sus shows en vivo y justo ahí aparecer otra clave para entender el actual directo de Plant: temas como Turn it up y la bellísima Rainbow, ambas incluidas en su último disco de estudio -Lullaby and the Ceaseless Roar, de 2014-, son muestras perfectas de cómo manejar los acentos y los climas dentro de una melodía. Lo mismo pasó con Watching you, tema de 1990, que asomó sorpresivamente en una lista de canciones indispensable para un hombre que, ya está dicho, hace las cosas a su modo. Incluso cuando los más porfiados creen que todo está perdido y el viejo Plant los trae de vuelta corriendo cuando empieza a despedirse con Rock And Roll. Periodista de música