ISAÍAS por Brian J. Bailey Titulo original: “Isaiah” Registrado © por Brian J. Bailey Septiembre 1994 Todos los derechos reservados Titulo en español: “Isaías” Agosto 2004 Registrado © 2002 Brian J. Bailey y sus licenciadores. Todos los derechos reservados Traducción: Gabriela Belcore, Argentina. Edición de: Raimundo J. Ericson, Carla Borges, Elsie de Chacón. A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas fueron tomadas de la versión Reina-Valera en su revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas. Impreso por: Zion Christian Publishers P.O. Box 70 Waverly, NY 14892 Phone (607) 565-2801 Fax (607) 565-3329 info@zionfellowship.org www.zionfellowship.org Para solicitar mayor información o ejemplares adicionales de este libro en español, comuníquese con el representante de ZCP en cualquiera de estos lugares: Guatemala Instituto Bíblico Jescristo 12 avenida 18-42 zona 10 Guatemala, C.A. Tel: (502) 5219-0444 y (502) 5219-0445 E-mail: ibj@zmi.edu Página en Internet: www.zmi.edu/ibj El Salvador Ministerio “Para la Edificiación” Urb. Buenos Aires 1, Av. San Carlos #131 San Salvador, El Salvador Tel: 503 2226-8845 Fax. 503 2235-1156 C-rivas@salnet.net Para mayor información visite nuestro sitio en internet: www.zionfellowship.org ISBN 1-59665-222-5 DEDICATORIA Al Señor Jesucristo, Aquel a quien Isaías vio como la Luz del mundo. Y a mi querida esposa, Audrey, con quien he tenido el privilegio de predicar la luz del Evangelio a tantas naciones. AGRADECIMIENTOS Queremos expresar nuestra gratitud a las siguientes personas: A Gabriela Belcore - que realizó la traducción de este libro. A Raimundo J. Ericson - por la edición de la versión en español. Al equipo editorial de Publicaciones Sion: Rebecca Blodgett, Carla Borges, David Kropf, Justin Kropf, Denise Miller, Caroline Tham. Deseamos extender nuestra gratitud a todos ustedes ya que sin todas sus horas de arduo trabajo la publicación de este libro no hubiera sido posible. Estamos verdaderamente agradecidos por su diligencia, creatividad y excelente labor en la compilación de este libro para la gloria del Señor. PREFACIO Al presentar este libro, nuestra oración y esperanza son que él mismo pueda revelar algunos de los maravillosos tesoros entregados por el Espíritu Santo a través del profeta Isaías. El libro está organizado de la siguiente manera: En primer lugar hay un bosquejo exhaustivo de los temas que aparecen a través de las páginas de la profecía de Isaías. Cada punto está acompañado de una referencia bíblica, para que el lector pueda encontrar la exposición de cualquier tema en particular que desee dirigiéndose al capítulo y versículo señalados. Sigue al bosquejo una exégesis del texto del libro, capítulo por capítulo y versículo por versículo. Creemos que a través de este método el lector no sólo adquirirá una comprensión y apreciación generales de este maravilloso y tan amado libro profético, sino que además recibirá una iluminación detallada de las verdades que contiene cada versículo. Oramos para que las bendiciones de este libro se conviertan en una realidad en nuestra vida, así como también en un medio por el cual podamos compartirlas con otras personas a través de la predicación o la enseñanza en grupos de estudio bíblico. ¡Dios le bendiga! Brian J. Bailey CONTENIDO DIVISIÓN I: CAPÍTULOS PROFÉTICOS 1:1–35:10 Parte Parte Parte Parte Parte Parte Parte Parte Parte Parte 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 El gran juicio contra Israel por sus pecados, 1:1–5:30 Llamamiento y comisión de Isaías, 6:1-13 El libro de Emanuel, 7:1–12:6 Profecías contra naciones extranjeras, 13:1–23:18 El Apocalipsis de Isaías, 24:1-23 El libro de los cánticos, 25:1–27:13 El libro de los ayes, 28:1–31:9; 33:1-24 El rey justo, 32:1-20 El sacrificio del Señor en Bosra, 34:1-17 El desierto florecerá como una rosa, 35:1-10 Pág 19 Pág 39 Pág 43 Pág 65 Pág 89 Pág 93 Pág 101 Pág 115 Pág 121 Pág 125 DIVISIÓN II: ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS 36:1–39:8 Parte 11 Sitio asirio de Jerusalén, 36:1–37:38 Parte 12 Sanidad de Ezequías, 38:1-22 Parte 13 Predicción del cautiverio en Babilonia, 39:1-8 Pág 127 Pág 135 Pág 139 DIVISIÓN III: CAPÍTULOS MESIÁNICOS 40:1–66:24 Parte 14 El libro de la consolación, 40:1–48:22 Parte 15 El libertador en la persona de Jesucristo, 49:1–57:21 Parte 16 Los liberados, 58:1–66:24 Pág 145 Pág 177 Pág 207 INTRODUCCIÓN Isaías significa “Jehová es salvación”. El profeta Isaías estaba casado con una profetisa; y tenían dos hijos, Is. 7:3; 8:3, 4. Isaías ministró al reino del sur de Judá durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías. Su ministerio se desarrolló durante el apogeo del Imperio Asirio antes de su destrucción en manos de los babilonios un siglo después. Según la tradición, Isaías sufrió el martirio durante el reinado de Manasés, hijo de Ezequías. El apéndice contiene una breve tabla cronológica de los reyes, que permite a los lectores estudiar con facilidad la época en la cual se escribió Isaías, y también comprender los acontecimientos futuros de los cuales profetizó. Uno de los aspectos más importantes de su oficio profético fue su profunda revelación y comprensión de la vida y ministerio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Esto se analiza detalladamente, no sólo en el bosquejo sino también en el contenido de este libro. Sin duda Isaías tuvo una revelación sin precedentes, ya que nos habla de acontecimientos que abarcan desde antes de la creación hasta el cielo nuevo y la tierra nueva. Sólo la revelación de Juan tuvo una cobertura mayor que la de Isaías. Isaías es, junto con Génesis, Deuteronomio y Salmos, el libro que más a menudo citó nuestro Señor durante Su ministerio terrenal. Se dice que el libro de Isaías es como una Biblia en miniatura. Uno de los aspectos notables de este precioso libro es que está dividido en sesenta y seis capítulos, siendo este el número de los libros de la Biblia. La Biblia está dividida en dos partes: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento contiene treinta y nueve libros y el Nuevo Testamento veintisiete libros. Isaías también está dividido en dos secciones principales. Los primeros treinta y nueve capítulos de Isaías componen lo que llamamos el Antiguo Testamento de Isaías, caps. 1-39, y se refieren principalmente al período del Antiguo Testamento. Los veintisiete capítulos restantes componen el Nuevo Testamento de Isaías, caps. 40-66, y comienzan con el ministerio de Juan el Bautista en el capítulo 40. Por lo tanto, los libros apócrifos (que se agregaron a nuestros 66 libros aceptados) obviamente no tienen lugar en el canon de la Biblia. BOSQUEJO DE LOS TEMAS PRINCIPALES EN ISAÍAS I. LA VIDA DE CRISTO A. SUS PRIMEROS AÑOS 1. Su concepción. a. Isaías 7:14: he aquí que la virgen concebirá. b. Isaías 8:3: la esposa de Isaías (un tipo) concibe. c. Mateo 1:18-21: María concibe del Espíritu Santo. 2. Es llamado desde el vientre. a. Isaías 49:1: Jehová me llamó desde el vientre. b. Mateo 1:21: Él salvará a Su pueblo de sus pecados. c. Jeremías 1:5: el profeta es llamado de igual manera. d. Gálatas 1:15: el apóstol Pablo. e. Apocalipsis 17:8: también lo es cada santo. 3. Nombrado desde el vientre. a. Isaías 49:1: tuvo Mi nombre en memoria. b. Isaías 8:1: el hijo de Isaías, Maher-salal-hasbaz. c. Mateo 1:21: llamarás Su nombre Jesús. d. Isaías 44:28: Ciro, rey de Persia. e. 1º Reyes 13:2: Josías, rey de Judá, 2º R. 23:21-23. f. El nombre significa carácter y ministerio. 4. Su nacimiento. a. Isaías 9:6: porque un niño no es nacido. b. Lucas 2:7, 12: un niño, María dio a luz a su hijo primogénito. 5. Su crecimiento. a. Isaías 7:15: comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. b. Lucas 2:40: Cristo crecía, y se llenaba de sabiduría. c. Isaías 53:2: Como raíz de tierra seca (Galilea de los gentiles). 6. Cristo: Saeta de Dios. a. La punta: Su boca y Su palabra, Is. 51:16; 59:21; Lc. 2:46. b. Escondido en la sombra de la mano de Dios, Is. 49:2; 51:16; He. 5:8. c. Perfeccionado: Su humanidad. d. La aljaba: el tiempo de espera, Sal. 105:17-19. 7. El Hijo nos es dado. a. Isaías 9:6: porque un niño nos es nacido. b. El unigénito del Padre, maduro y probado. B. SU MINISTERIO 1. El vaso. a. Isaías 9:6: Hijo nos es dado, en contraste con un niño nos es nacido: formado. b. Isaías 11:5 Justicia: el cinto de Sus lomos. Fidelidad: ceñidor de Su cintura: probado. c. Isaías 11:1: un vástago retoñará de sus raíces. Isaías 52:13: prudente. Isaías 9:6: Admirable, Consejero: maduro. 2. El llamamiento. a. Geográfico 1) La tierra, Is. 9:1: Zabulón y Neftalí (Galilea de los gentiles), Mt. 4:13-17. 2) El pueblo a) Israel, Is. 49:5. b) Gentiles, Is. 42:6. b. Ministerial. 1) A predicar buenas nuevas, Is. 61:1. a) Perdón, Is. 1:18; 43:25; 44:22. b) Salvación, Is. 45:22; 17:10. c) Gozo, Is. 44:23: cántico que sigue al perdón, Is. 12:1-3. d) Justicia, Is. 59:1-19. e) Paz. 2) Vendar a los quebrantados de corazón. 3) Publicar libertad a los cautivos. 4) Apertura de la cárcel, Is. 42:7, 22. 5) Sanidad de los enfermos, Is. 53:5. 3. La unción. a. Los siete espíritus de Jehová, Is. 11:2. b. El bautismo del Espíritu Santo, Is. 28:11; 44:3. 4. La gracia de Dios. a. Su misericordia . 1) Isaías 30:18: al esperar. 2) Isaías 40:11: al apacentar y llevar a los corderos. b. Su capacidad. 1) Isaías 63:11: para rescatar del mundo. 2) Isaías 63:13: el camino progresivo. 3) Isaías 51:18: para guiar a los que no tienen líderes. C. SU SUFRIMIENTO, MUERTE Y RESURRECCIÓN 1. Su sufrimiento. a. Para el creyente, los propósitos del sufrimiento en Dios son: 1) Soportar el castigo por los pecados personales, Lv. 26:41. 2) Aprender obediencia, He. 5:8. 3) Sufrimiento vicario: sufrir tomando el lugar de otros. *Como Cristo fue el Cordero de Dios sin pecado, sólo se aplican el No.1 y el No.3. b. Aprender obediencia, He. 5:8. c. El sufrimiento vicario de Jesucristo. 1) El principio de que el sufrimiento está en la voluntad de Dios. a) Filipenses 1:29: os es concedido padecer a causa de Cristo. b) Romanos 8:17: somos coherederos con Cristo si padecemos con Él. c) 1ª Pedro 4:19: padecer según la voluntad de Dios. 2) Esta revelación debe ser dada por Dios. a) Isaías 50:5: el Señor ha abierto mis oídos, Sal. 40:6-8. b) Isaías 50:5: no fui rebelde; puse mi rostro como un pedernal, Is. 50:7. c) Isaías 50:5: ni me volví atrás. d) Isaías 50:6 di mi cuerpo a los heridores: una ofrenda voluntaria, Sal. 129:3. 3) Los matices y las formas de los sufrimientos de Cristo. a) Físico. 1. La espalda. 2. Las mejillas. 3. El rostro, Is. 52:14. 4. Su forma. 5. Heridas en Sus manos (Zac. 13:6), costado y pies. b) Su alma, Is. 53:3. 1. Despreciado. 2. Desechado. 3. Varón de dolores. 4. Experimentado en quebranto. 5. Dolores de parto. c) Su espíritu. 1. Incredulidad, Is. 49:4. 2. Abandonado. 2. Su muerte, Is. 53:8. a. Quitado por cárcel. b. Por juicio. c. Cortado de la tierra de los vivientes. d. Se dispuso con los impíos Su sepultura. e. Contado con los pecadores. 3. Su resurrección. a. Isaías 26:19: tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. b. Isaías 24:23: será glorioso delante de Sus ancianos. c. Isaías 53:11: verá el fruto de la aflicción de Su alma. d. Salmos 49:15: Dios redimirá mi vida del poder del Seol. II. ISRAEL A. INTRODUCCIÓN 1. El nombre “Israel” se aplica bíblicamente a: a. Un pueblo que desciende de Jacob, el nieto de Abraham. Posteriormente el nombre de Jacob le fue cambiado a Israel y sus hijos formaron las doce tribus de Israel. b. Una tierra. 1) Prometida. 2) Ocupada . 3) Abandonada dos veces. 4) Parcialmente vuelta a ocupar en la actualidad. B. VISIÓN HISTÓRICA DE ISRAEL 1. Los comienzos. a. Génesis 15:18: tierra de Israel prometida a través de relación de pacto con Abraham. b. Josué 1:11: comienzo de la ocupación. c. 1º Crónicas 14:17: cumplida en David. 2. Sus cautiverios. a. Predicciones. 1) Dt. 28:15-50: el sitio babilónico (v. 55). 2) Dt. 28:64: esparcida entre las naciones. 3) Dt. 28:68: cautiverio egipcio. 4) Dt. 29:23: su tierra abrasada. 5) Dt. 32:21: cortada y reemplazada por la Iglesia, Ro. 10:19-21; Is. 65:1-2. b. Historia. 1) 722 a.C.: Asiria lleva cautivo a Israel. 2) 605 a.C.: rey Joacim de Judá, cautiverio parcial (También Daniel es llevado). 3) 597 a.C.: cautiverio del rey Joaquín (Se llevan también a Ezequiel). 4) 586 a.C.: caída de Jerusalén ante Babilonia. Cautiverio del rey Sedequías (Jeremías queda en Jerusalén con un remanente). 5) 70 d.C.: Tito, el general romano, destruye Jerusalén. 3. Isaías predice: a. La dominación asiria. 4. 5. 6. 7. 1) El sitio de Jerusalén, Is. 1:8-9; 22:1; ver 2º R. 20; 2º Cr. 32:3-4. 2) El propósito de Dios, Is. 10:12. 3) Destrucción del ejército sitiador, Is. 10:25-27; 30:31; 31:5-8. Cumplimiento en Is. 37:34-38 y 2º Cr. 32:8. b. Imperio Babilónico. 1) Su aparición, Is. 13:1-5. Su origen: Nimrod, Gn. 10:9-11. 2) Utilizado para juzgar a Israel, Is. 39:7. 3) No tendrán compasión con Israel, Is. 47:6. 4) Lleno de astrología, Is. 47:12 e idolatría, Is. 46:1-2. 5) Su destrucción por los medos, Is. 13:6-18; 14:22-23; 21:9; 41:14. 6) El sitio de Babilonia, Is. 21:2-9; 44:27. 7) Se compara al rey de Babilonia con Lucifer, Is. 14:4-21. Las razones de los juicios sobre Israel. a. Rebelión, Is. 1:2; 30:1. b. Llena de iniquidad, Is. 1:4. c. Sodomía, Is. 1:10; Lv. 18:22; 20:13. d. Ofrendas vanas al Señor, Is. 1:13; 29:13. e. Conducta de ramera, Is. 1:21. f. Amor por sobornos y recompensas, Is. 1:23; 5:23. g. Sus líderes los hicieron errar, Is. 3:12; 9:15-16. h. Sus mujeres eran vanas, Is. 3:12 - 4:1. i. Les faltó conocimiento de Dios, Is. 5:13. j. No quisieron volverse a Dios, Is. 30:8-9. El propósito de los juicios sobre Israel. a. El Señor disciplina al que ama, He. 12:6. b. Los asirios: la vara de la ira de Dios, Is. 10:5; comparar Pr. 20:30. c. Para purificar la iniquidad de Israel, Is. 27:9. Pero el pueblo no se convirtió al que lo castigaba, Is. 9:13. La primera restauración. a. Salid de Babilonia, Is. 48:20. b. Jerusalén será reedificada por el decreto de Ciro, Is. 44:28; 45:1-3. c. Predicción del consiguiente tiempo de aprendizaje, Is. 29:24; 30:21. Cumplimiento en la época de la traducción de la Septuaginta (LXX) en Egipto, y antes de eso por Esdras, el sacerdote maestro. Varias naciones. a. Etiopía. 1) Juicio, Is. 18:1-6, entregados en manos de los asirios, Is. 20:4. 2) Regreso al Señor en el Milenio, Is. 45:14; Sal. 68:31. b. Egipto, Is. 19. 1) v. 4: entregado a Nabucodonosor. 2) v. 18-22: regreso a Dios bajo el reinado de los tolomeos. 3) v. 23-25: restauración en el Milenio. 4) Is. 20:4: entregado en manos de los asirios. c. Tiro, Is. 23. 1) Deja de ser una ciudad y padece 70 años de juicio durante el período babilónico, v. 14-15; Is. 29:17. 2) Restaurada después de este período, v. 15-18. 8. El pequeño Apocalipsis de Isaías, cap. 24. a. El Señor vacía la Tierra. b. La Tierra está contaminada porque ha: 1) Transgredido las leyes. 2) Falseado el derecho. 3) Quebrantado el pacto sempiterno. c. La Tierra se tambaleará de un lado a otro. 9. Los juicios sobre Judá e Israel. a. La dispersión de Israel, Is. 26:15. b. La desolación de Jerusalén, Is. 27:10. c. Predicción del reinado del joven rey Sedequías, Is. 3:1-8. C. VISIÓN PROFÉTICA DE ISRAEL 1. El segundo cautiverio: 70 d.C. a. Predicho en Isaías 65:11-16. b. Son aquellos que rechazaron las manos extendidas del Señor en el primer período del N.T., Is. 65:2. 2. La segunda restauración. a. Isaías 11:11: alzará otra vez Su mano para recobrar el remanente que quedará de Su pueblo. b. Isaías 66:8: una nación nacerá “en un solo día”, (1948). c. Jeremías 30:1-8: pero es una época de espanto y no de paz. 3. Las naciones que afligirán a Israel en los últimos días. a. Egipto. b. Siria. c. Líbano. d. Asiria y Babilonia (hoy Irak). e. Persia (hoy Irán). f. Etiopía. g. Moab y Amón (reino actual de Jordania). h. Edom (Jordania). 4. Sitio de Jerusalén. 5. Restauración de Israel en el Milenio a. b. c. d. e. f. g. h. i. j. k. l. Israel se volverá justa, Is. 1:25-27; 4:4; 26:1-4. Se convertirán en sacerdotes y ministros, Is. 61:6. Jerusalén será la alabanza de toda la Tierra, Is. 62. El centro de enseñanza, Is. 4:2-3. La Tierra será transformada, Is. 35:1-10. Paz y no más guerras, Is. 4:4; 66:12; 65:25. Ninguna enfermedad, Is. 33:24. Longevidad, Is. 65:20. Asiria, Egipto e Israel, Is. 19:23-25. Sion, Is. 51:11. Sin embargo, el pecado aún existirá, Is. 26:10; 65:20. Un foso abierto servirá de ejemplo para todos durante el Milenio, Is. 66:24. III. LA IGLESIA EN ISAÍAS A. INTRODUCCIÓN * Cuando se las analiza de manera profética, hay una regla general aproximada para determinar si las profecías se aplican a la Iglesia o a Israel. 1. Si la naturaleza de las profecías es el juicio, se aplican a Israel. 2. Si las profecías son bendiciones, se aplican a la Iglesia de los últimos días y a Israel durante el Milenio. B. LA PIEDRA FUNDAMENTAL, Is. 28:16-17. C. LAS FUENTES DE LA SALVACIÓN, Is. 12:3. D. EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO 1. Isaías 28:11: lengua de tartamudos. 2. Isaías 44:3: derramamiento del Espíritu. 3. Isaías 43:10: para ser testigos. a. Para que Me conozcan. b. Crean en Mí. c. Y entiendan. d. Que Yo Soy. El libro de Isaías E. EL PUEBLO QUE PUBLICARÁ LAS ALABANZAS DE DIOS, Is. 43:21. 1. Una luz a los gentiles. 2. Un pacto con el pueblo. F. YO HAGO COSA NUEVA, Is. 43:19. 1. Gloria, Is. 60:1-2. 2. Poder. G. PERSECUCIÓN, Is. 60:15. H. UNA ENORME COSECHA EN EL TIEMPO DEL FIN, Is. 60:5; Mt. 13:47. 17 18 El libro de Isaías El libro de Isaías 19 DIVISIÓN I: CAPÍTULOS PROFÉTICOS 1:1–35:10 Parte Uno 1:1–5:30 El Gran Juicio contra Israel por sus pecados CAPÍTULO 1 El plan de Dios En los capítulos 1 y 2 de Isaías, el Señor nos muestra de qué manera trata no sólo con Israel sino también con sus hijos rebeldes en la iglesia. En la relación de Dios con Israel, ejemplificada en estos dos primeros capítulos, vemos Su plan a través de todos los tiempos. El siguiente es un breve bosquejo de los mismos: 1. Dios se queja de que Israel se ha vuelto atrás, alejándose de Él, 1:4. a. La ciudad fiel se ha convertido en ramera, 1:21. b. Dios dice: “Estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos”, 1:18. 2. Dios dice que volverá Su mano contra ellos y limpiará hasta purificar sus escorias, 1:25. a. “Restauraré tus jueces como al principio... entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel”, 1:26. b. Sion será rescatada con juicio, 1:27. 3. En los últimos días después de su restauración, Israel será quién enseñe a las naciones. “De Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”, 2:3. 4. Dios trata con las personas de la misma manera que lo hace con las naciones. Ejemplo: El rey David. Después de su restauración se convirtió en el pastor de Israel. a. Purifícame, Sal. 51:7. b. Restáurame, Sal. 51:12. c. “Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti”, Sal. 51:13. 1:2 - “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí”. Con este versículo he consolado a muchos padres piadosos que sufrían porque alguno de sus hijos se ha alejado del Señor. Nunca hubo un padre tan perfecto como nuestro Padre Celestial, sin embargo, Él se lamentó. 20 El libro de Isaías Con respecto a la crianza de los hijos, a menudo se cita Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Sin embargo esta verdad también depende del hijo, quien debe responder a la instrucción de sus padres. Además, este versículo sugiere que no necesariamente en los años de formación, sino en la vejez, es que no se apartará de los caminos de Dios y regresará a Él. Cuando sea mayor, la persona que ha sido bien instruida regresará a los caminos que le enseñaron en su juventud; como en la historia del hijo pródigo. Así sucederá con Israel. Aunque, como nación, Israel se apartó muy seria y lamentablemente de los caminos del Señor, en los últimos días volverá a seguirlo y caminará en Su senda. Este capítulo ilustra la historia de Israel de manera condensada y presenta, no sólo su rebelión, sino su regreso a Dios en los postreros días. Qué maravilloso es saber que las promesas de Dios son “sí y amén” para todos los que creen para la gloria de Él. 1:3 - “El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento”. En otras palabras, la nación de Israel no sabe a quién pertenece espiritualmente. Lamentablemente, hoy en día mucha gente se encuentra en la misma condición. Van de ídolo en ídolo, de religión en religión y de una filosofía a otra; siempre están aprendiendo, y sin embargo, nunca logran llegar al conocimiento de la verdad. ¿Por qué? Porque son como dice en Isaías 1:4: 1:4 - “¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás”. Es bueno que reconozcamos los efectos del pecado, especialmente de algunos pecados. Dice Oseas 4:11: “Fornicación, y vino, y mosto quitan el corazón”, (RV1909). La inmoralidad y la borrachera evitan que el corazón del hombre anhele al Señor. Bien haremos en prestar atención a la advertencia del apóstol Pablo en Efesios 4:17-19, donde nos dice que a causa del pecado una persona puede volverse insensible y entregarse a toda clase de impureza. La reacción natural de un padre hacia un hijo desobediente es castigarlo para que se arrepienta de su maldad. Esto mismo hace el Señor con sus hijos rebeldes. El castigo es a la vez punitivo y redentor. Sin embargo, pueden haber ocasiones en que los padres naturales ya no tengan la convicción de que su hijo cambiará al ellos corregirlo. Por lo tanto, renuncian a él y dejan que siga su propio camino. Así ocurre con el Señor, quien se pregunta en el versículo cinco: “¿Por qué querréis ser castigados aún? (el resultado sólo será) que todavía os rebeléis más y más” (N.T.) 1:5-6 - “¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite”. El Señor compara la condición de la nación de Israel con una persona enferma cuyo cuerpo está completamente cubierto de llagas. No hay en ellos buena salud ni plenitud. 1:7-9 - “Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra”. Aunque estos versículos son proféticos, N.T. Traducción literal del inglés. El libro de Isaías 21 también se cumplieron en vida de Isaías, en la época de la invasión asiria al mando de Senaquerib (durante el reinado de Ezequías). Algunos capítulos más adelante, este será el tema de gran parte de la profecía de Isaías. Los asirios invadieron la tierra de Israel durante este período, no sólo el territorio de las diez tribus del norte, sino también el reino de Judá al sur. Todo lo que quedó de este reino fue la ciudad capital de Jerusalén, que fue sitiada y rodeada por unos 185,000 soldados asirios. El capitán de Senaquerib ofreció a Ezequías 2,000 caballos y lo desafió preguntándole si tenía suficientes jinetes para montarlos, Is. 36:8. 1:10 - “Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra”. Por segunda vez, el Señor se dirige a los gobernantes de Jerusalén como lo hizo con los gobernantes de Sodoma. Debemos entender claramente que una de las razones más importantes por las que caía el juicio de Dios sobre Israel era el hecho de que en la tierra se practicaba la sodomía, aun entre los gobernantes de la nación. ¡La homosexualidad es abominación para Dios! Los juicios de Dios vienen sobre cualquier nación que permita la práctica de la sodomía. Las naciones occidentales que hoy en día legalizan la sodomía recibirán un especial juicio de Dios, porque tienen mucha más luz y conocimiento de la verdad que algunas de estas otras naciones paganas. Con respecto a este tema, también debemos considerar las palabras de Judas, el hermano del Señor, quien dice en Judas 7: “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno”. Aún así, aquellos que practicaban la homosexualidad ofrecían al Señor los sacrificios que exigía la ley levítica. 1:11-15 - “¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos”. Aunque cometían pecados terribles, aun así seguían ofreciendo sacrificios a Dios. Muchas personas que se alejan de Dios y se involucran en toda clase de inmoralidad y pecado continúan desempeñando sus prácticas religiosas. Sin embargo, Dios les dice: “¿Para qué me sirve? ¿Cómo puedo deleitarme en vuestros sacrificios?” En el versículo trece, les dijo que no le trajeran más sus ofrendas. Hay muchas personas que se han descarriado y viven en pecado, y siguen asistiendo a la iglesia y alaban al Señor con sus manos en alto. Durante un culto al que asistimos mi esposa y yo, ella tuvo una visión. Vio a la congregación levantando sus manos en alabanza a Dios, pero sólo como nueve personas en toda la congregación tenían puestos “guantes blancos”. Sólo estas nueve personas en toda la congregación eran puras. Dios entonces le enfatizó a mi esposa: “No acepto la alabanza de todos. Sólo acepto la alabanza de aquellas personas que son puras a mis ojos”. La última parte del versículo 15 también deja claro que eran culpables de derramar sangre inocente. Vemos la solución que el Señor da en Isaías 1:16: 22 El libro de Isaías 1:16 - “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo”. Sólo hay una manera de lavarnos espiritualmente: a través de la obediencia a la Palabra de Dios y por la sangre del Cordero. En 1ª Pedro 1:22, el apóstol declara: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu”. El Señor también nos dice que dejemos de hacer lo malo. Sin embargo, simplemente dejar de hacer lo malo no es suficiente. Siempre debemos hacer aquellas cosas que son justas a los ojos de Dios y le agradan, como dice el versículo siguiente. 1:17 - “Aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda”. Los profetas a menudo repiten estas sencillas obras de justicia. El profeta Jeremías dice del rey Josías: “Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová”, Jer.22:16. El Señor argumentaba con los gobernantes de Jerusalén de esa época que se volvieran de sus malos caminos. Que Dios permita que muchos de los que leen estos versículos hagan lo mismo. 1:18 - “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. En este conocido versículo, familiar para tantos evangélicos, el Señor primero hace una invitación llena de gracia al animarnos a venir a Su presencia y “poner las cosas en claro” (NVI). ¡Qué Dios tan humilde! Invita a pobres pecadores a estar en igualdad de condiciones y a conversar íntimamente con Él con respecto a nuestra lamentable situación; y así, nos ofrece la maravillosa esperanza de que si nuestros pecados son de color escarlata, Él los hará blancos como la nieve (ver NVI). La maravilla del Dios Altísimo es que puede perdonar y olvidar. Miqueas 7:19 lo expresa de esta manera: “Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”. 1:19 - “Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra”. Luego, el Señor hace lo que podríamos llamar una promesa permanente. Vemos en esta promesa que el Señor no está satisfecho con solo salvarnos y limpiarnos de nuestros pecados, también desea que heredemos la tierra. Ahora bien, recuerde que se dirigía a Su pueblo elegido, Israel, en ese período de la historia. Por lo tanto, les dijo que heredarían la tierra prometida, o la tierra de Israel como la llamamos hoy en día. Sin embargo, aunque bien podría ser, el Señor no nos promete necesariamente un lugar geográfico. Podría tratarse de nuestro país de adopción, de la nación a la que hemos sido llamados como misioneros, o simplemente de la iglesia a la que asistimos. En Juan 8:34, 35 Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre”. Los que no obedecen al Señor no quedarán en la casa de Dios para siempre. Además, no podrán salir de las tinieblas espirituales, como lo declara Salomón en Proverbios 21:16: “El hombre que se aparta del camino de la sabiduría vendrá a parar en la compañía de los muertos”. Por lo tanto, si tenemos en cuenta estos y otros pasajes de la Biblia, vemos que nuestra respuesta a lo que el Señor nos dice que hagamos determina si continuamos o no en los propósitos de Dios para nuestra vida y si hemos de El libro de Isaías 23 poseer o no la herencia que Él nos ha preparado. No sólo es importante nuestra obediencia, también lo es nuestra buena disposición. Debemos decir como David en Salmos 40:8: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado”. 1:20 - “Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho”. Lamentablemente, Israel no prestó atención a esta advertencia. Se rebelaron contra el Señor y sus mandamientos, y endurecieron su corazón. Como consecuencia, siglos después se hallaron cautivos, primero de los asirios y luego de los babilonios. Algunos capítulos más adelante, Isaías trata este tema en detalle. 1:21 - “¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas”. El Señor clama aquí por la condición espiritual de la ciudad de Jerusalén. Declara que la misma está llena de adúlteros. Esto es característico de nuestro tiempo, al que ciertamente podríamos denominar una generación adúltera. La ciudad, que alguna vez estuvo llena de justicia y juicio, ahora está llena de homicidas. Esta realidad de Israel debería ser motivo de preocupación, ya que en muchas ciudades los índices de homicidios diarios son alarmantes.Con respecto a los días anteriores y cercanos a Su venida, el Señor declaró que serían como los días de Noé antes del diluvio, Lc. 17:26. En los días de Noé la Tierra estaba llena de violencia (ver Gn. 6:12). Toda carne había corrompido su camino sobre la Tierra. También había gran inmoralidad. Lo que vemos en Isaías, aunque se aplica expresamente a su época, también describe claramente los últimos tiempos cercanos a la Segunda Venida del Señor. 1:22 - “Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado [o diluido] con agua”. Los comerciantes mezclaban inescrupulosamente la plata con metales inferiores y diluían el vino con agua, lo cual indicaba el grado de deterioro de su condición espiritual. 1:23 - “Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda”. Los príncipes (NVI: “gobernantes”) de Israel eran rebeldes y en la ciudad no existía la justicia. Las personas pervertían la justicia a cambio de regalos y sobornos. Desgraciadamente, vemos que hoy en día esto mismo ocurre en muchos lugares. Sin embargo, el Señor no permitirá que el mal gobierne para siempre. 1:24 - “Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios”. Aunque el Señor es paciente, en cierto momento se levanta para juzgar. 1:25 - “Y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza”. El Señor viene a purificarnos al igual que el refinador purifica la escoria, como lo describe con elocuencia Malaquías 3:3: “Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia”. 1:26 - “Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel”. Después de la purificación viene la restauración. Esta es una de las maneras en 24 El libro de Isaías que Dios obra, y necesitamos comprenderla. Él es el Dios de la restauración; pero para ser restaurados, primero debemos someternos a los fuegos purificadores. Este proceso de purificación puede tener muchas formas. Las palabras del rey David en Salmos 6:1-4 son un ejemplo excelente de esto: “Jehová, no me reprendas en tu enojo, ni me castigues con tu ira. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia”. Luego, en Salmos 23:3 afirma: “Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”. ¡Gracias a Dios por Su misericordia y Su restauración! Aquí vemos un resumen del plan de Dios para todos los tiempos. Israel fue fiel, pero luego se alejó de Dios. Por lo tanto, el Señor los juzgó con severidad, lo cual sirvió para purificarlos de sus pecados. Después de su purificación, a Jerusalén se la vuelve a llamar “Ciudad de justicia”. Es el anhelo de Dios que todos aquellos que se han apartado sean restaurados a la pureza y a la justicia. 1:27 - “Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia”. El glorioso mensaje de restauración continúa ahora en este versículo. Lo que redime y restaura es el juicio. Debemos comprender que este es el mensaje que fluye a través de la Palabra de Dios, para el pecador arrepentido o el creyente que se ha desviado o ha caído en un pozo terrible. Está a disposición de todos la misma liberación maravillosa que experimentó David como describe el Salmo 40:1-3: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová”. 1:28-31 - “Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos. Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis. Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague”. Sí, en el Señor hay restauración y liberación. Sin embargo, el temible juicio que se menciona en Isaías 1:28-31 viene sobre aquellos que no se arrepienten y continúan en sus malos caminos, y sobre aquellos que conocen al Señor pero luego lo abandonan. El Señor Jesucristo habló tres veces de este juicio en Marcos 9:44, 46 y 48: “Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. Es interesante notar que la profecía de Isaías concluye con un relato similar sobre la condenación eterna de los malvados. Muy gráficamente, Isaías 66:23, 24 nos dice que: “Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre”. El libro de Isaías 25 CAPÍTULO 2 El monte de la casa de Jehová (v. 1-5) 2:1 - “Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén”. ¿De qué manera profetizaba Isaías? Encontramos en este libro que repetidamente el profeta vio lo que sucedía y luego profetizó, ver Is. 1:1; 2:1; 6:1; comp. 13:1. Isaías tuvo una visión de las cosas que iban a suceder. Por esa razón pudo describirlas en forma tan vívida; en realidad, vio cómo ocurrían delante de sus ojos. Este es el ministerio de un profeta. Ve las cosas que sucederán en el futuro. Cuando se hace mención de los postreros días esta profecía está dirigida a Judá y Jerusalén, sin embargo, también hay un cumplimiento de la misma en la Iglesia de los últimos días. 2:2 - “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones”. El monte que se menciona aquí en su cumplimiento final es el que vio Ezequiel en el Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra, Ez. 40:2. Sin embargo, también se aplica al monte de Sion en la Era de la Iglesia. Produce gran esperanza y expectativa en estos últimos tiempos el hecho de que el Señor exaltará a Su Iglesia y la llevará hasta el monte de Sion espiritual, donde la usará para enseñar a las naciones los caminos de Dios. La Iglesia está llamada a acercarse al monte de Sion espiritual, He. 12:22, 23. En Daniel 11:33 leemos: “Y los sabios del pueblo instruirán a muchos”. En los postreros días, la Iglesia será exaltada para instruir a las naciones. Al estudiar la profecía, no solo debemos tener en cuenta el cumplimiento natural para la nación de Israel, sino que debemos tener presente también un cumplimiento para la Iglesia, el “Israel de Dios”, Gá. 6:16. Por lo tanto, muchas de las promesas milenarias para Israel que mencionan Isaías y los otros profetas tienen un cumplimiento en la Iglesia de los últimos tiempos. De esta manera, podemos esperar que la Iglesia sea exaltada en los postreros días, y que las naciones se vuelvan a ella para aprender los caminos de Dios. 2:3 - “Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”. Una de las promesas que el Señor da a la Iglesia de los últimos tiempos se cumplirá durante un período de intensa oscuridad. Durante esta época oscura, la gloria de Dios se revelará en forma visible a través de Su Iglesia, ver Is. 60:1, 2. Allí está la maravillosa promesa: las personas desearán aprender los caminos de Dios. Con frecuencia ocurre lo contrario. Muchos cristianos se conforman con reuniones de testimonios y una dieta liviana basada en principios elementales de la Palabra de Dios. En una iglesia que yo pastoreaba, los ancianos expresaron que no deseaban oír predicaciones sobre el Antiguo Testamento, en realidad tampoco deseaban oír mucho del Nuevo. Sólo querían escuchar historias de los evangelios. Por maravillosas que sean, no se puede pretender crecer solamente con la leche de la Palabra. Estamos llamados a crecer hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo y a no continuar siendo bebés espirituales toda nuestra vida, Ef. 4:12, 13. De esta manera, vemos la verdad revelada en Isaías: que la ley saldrá de Sion. El cumplimiento del nuevo pacto consiste en tener las leyes de Dios escritas en las tablas 26 El libro de Isaías de carne de nuestro corazón; y en los últimos días, la Palabra de Dios fluirá de la Iglesia a las naciones. 2:4 - “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”. Obviamente, este versículo se refiere a la Segunda Venida del Señor, cuando Él juzgará a las naciones; porque las guerras cesarán durante el Milenio. Será un tiempo de bendita paz. Como ya hemos señalado, es sumamente importante comprender en qué época tiene lugar una profecía. Es un gran error tratar de sacar de su tiempo a una profecía. El profeta Isaías dijo que volverían sus espadas en rejas de arado para cultivar la tierra. Sin embargo, el profeta Joel profetizó exactamente lo contrario de lo que profetizó Isaías. En Joel 3.10 dijo: “Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces”. ¿No sería confuso leer la profecía de Isaías y luego la de Joel? Podríamos pensar que hay una contradicción, pero no es así, porque se refieren a dos épocas diferentes de la historia. Isaías se refiere al Reino Milenial de Cristo, que será una época de paz. Joel se refiere al tiempo de la Gran Tribulación, cuando todas las naciones paganas serán reunidas en el valle de Josafat para sitiar Jerusalén. Habla de una época de guerra. Aún no estamos viviendo en el Período Milenial. Algunas personas dicen que ya lo estamos viviendo, pero si este es el Milenio, yo no tendría una muy buena opinión del mismo. El Reino Milenial se caracteriza por la paz. Antes del Milenio habrá guerra y tribulación. Esto explica por qué los dos profetas parecen contradecirse. 2:5 - “Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová”. Esta sección concluye con la exhortación a la nación del propio pueblo de Dios. También es una advertencia muy apropiada para la Iglesia de nuestros días. Debemos caminar a la luz de la totalidad de la Palabra de Dios. Esto nos permitirá ser esforzados para el Señor; como Caleb, que se apropió de todas las promesas y propósitos de Dios para su generación. 2:6-9 - “Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables. Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos. Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones”. Los versículos 6-9 presentan la acusación contra la casa de Jacob. En estos pocos versículos encontramos la siguiente lista de los pecados del pueblo de Dios en la época de Isaías. (También son los pecados de su pueblo en el tiempo inmediato anterior a la Segunda Venida de Cristo.) 1. Adivinación (“agoreros”): la predicción del futuro con la mediación de espíritus malignos, como por ejemplo los horóscopos. 2. Se habían unido con otras naciones y habían aprendido sus caminos. 3. El amor al dinero había hecho que se volvieran excesivamente codiciosos, a tal punto que almacenaban tesoros (tales como plata, oro, caballos y carros). 4. Su tierra se había llenado de ídolos. Ya fueran pobres o ricos, todos se inclinaban ante ellos. Llegó un momento en que había un ídolo en la esquina de cada calle de Jerusalén. El libro de Isaías 27 El día del juicio de Jehová 2:10 - “Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad”. Solo en esta sección se repite tres veces esta advertencia de esconderse en la peña y luego dos veces más en la Biblia con respecto al día del Señor. En Apocalipsis 6:15 se la cita específicamente en relación con la Segunda Venida. El día del Señor es un tiempo de juicio. Como lo declaró el profeta Amós: “¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz”, Am. 5:18. De esta manera, el Señor juzgará a los hacedores de maldad y abatirá a los altivos. Yo tuve una visión de la Segunda Venida. En ella vi el rostro del Señor aparecer en el cielo. En Su Segunda Venida, todos los hombres verán Su rostro y sus ojos, los que estarán llenos de ira y furia. Muchos correrán y tratarán de esconderse de Su presencia, y aun clamarán a las piedras para que caigan sobre ellos y los escondan de su rostro, pero no lograrán escapar de Él. 2:11-12 - “La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día. Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido”. Todos los altivos serán juzgados. También vemos esto en Job 40:11, 12: “Derrama el ardor de tu ira; mira a todo altivo, y abátelo. Mira a todo soberbio, y humíllalo, y quebranta a los impíos en su sitio”. 2:13-14 - “Sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán; sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados”. Cuando el pueblo de Dios peca, viene juicio sobre sus tierras y cosechas, ver Joel 1:12. 2:15-16 - “Sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas”. Isaías predice que sus ciudades cercadas serán destruidas, primero por Asiria y luego por Babilonia. Las naves de Tarsis, un puerto marítimo de España donde los fenicios realizaban gran parte de sus actividades comerciales, se refiere en general a todo el comercio que realzaba la belleza de la nación. Las pinturas preciadas podría referirse a toda clase de adornos lujosos. Representan las vanidades de este mundo, y con frecuencia se relacionan con los espíritus inmundos. 2:17-18 - “La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día. Y quitará totalmente los ídolos”. De esta manera, vemos nuevamente la promesa de que el Señor quitará todo orgullo e idolatría cuando se levante para juzgar. Cuando juzgue al mundo, destruirá todos los ídolos. Esta imponente advertencia de juicio sobre los orgullosos debería hacernos caminar con humildad delante de nuestro Señor todos los días de nuestra vida, como lo señaló el profeta Miqueas en Miqueas 6:8. 2:19 - “Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra”. Este versículo nos recuerda la descripción de los postreros días en Apocalipsis 6:16, 17, cuando los hombres dirán a los montes y las peñas: “...Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de Su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” Las personas se 28 El libro de Isaías esconderán del Señor en las peñas cuando Él regrese. Este es el terrible destino de aquellos cuyas vidas no han estado totalmente consagradas al Señor. 2:20-21 - “Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase, y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra”. De nuevo repite que muchos de los malvados se esconderán del Señor entre las rocas cuando Él venga en juicio. Qué necedad pensar que podemos escondernos del Señor de los ejércitos. 2:22 - “Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?” El significado de este versículo es que no debemos poner nuestra confianza en el hombre. CAPÍTULO 3 En los versículos 1-15 se denuncia a los gobernantes del pueblo. Ellos determinan lo que sucede a una tierra. Una nación recibe un gobernante conforme a los corazones de las personas en ese país. Un líder malvado que no teme a Dios sólo puede ser electo como presidente de una nación si el pueblo es malvado y se ha descarriado. 3:1 - “Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua”. Como se mencionó en 2:13,14, cuando el pueblo peca, sufre la tierra. Ezequiel 14:13 dice: “Hijo de hombre, si un país peca contra mí y persiste en su infidelidad, yo levantaré mi mano contra él; le quitaré las provisiones, lo sumiré en el hambre, y arrasaré a sus habitantes y a sus animales”, (NVI). El Señor quita todo sustento básico de una tierra como un acto de juicio. Dios no sólo quitará el sustento básico de pan y agua, sino también a todos los gobernantes capaces. 3:2-3 - “El valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano; el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador”. Aquí se refiere a todos los gobernantes y comerciantes que hacían prosperar la economía de la tierra. Esto se cumplió durante los años de cautividad en Babilonia. En 2º Reyes 24:14 leemos: “Y [Nabucodonosor] llevó en cautiverio a toda Jerusalén, a todos los príncipes, y a todos los hombres valientes, hasta diez mil cautivos, y a todos los artesanos y herreros; no quedó nadie, excepto los pobres del pueblo de la tierra”. El Señor les quitó también a sus artesanos. Sólo quedaron en la tierra los pobres e ignorantes. 3:4 - “Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores”. Luego, para aumentar el desconcierto de la nación, el Señor levantó reyes niños (Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín, y Sedequías) para que gobernaran el país. Josías fue el único que obró con rectitud. Necesitamos clamar al Señor para que nos conceda tener gobernantes piadosos en nuestros países y ciudades. 3:5 - “Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble”. El versículo 5 dice claramente que se violarían todos los mandamientos de Dios sobre el respeto hacia los ancianos, y que sus hijos los oprimirían. Sin duda, esto ocurre en muchas ciudades hoy en día. El libro de Isaías 29 3:6-8 - “Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes vestido, tú serás nuestro príncipe, y toma en tus manos esta ruina; él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo. Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová para irritar los ojos de su majestad”. La situación en Israel llegó a ser tan terrible que nadie podía gobernar y preservar el país. Presionaron a los que tenían apariencia de prosperidad para que se hiciesen cargo del gobierno, pero ellos se negaron porque dijeron que no contaban con los medios para cubrir las necesidades de la gente. Jerusalén estaba en la ruina total. Lo mismo volvió a suceder cuando Babilonia invadió la ciudad al mando de Nabucodonosor durante el reinado de Sedequías. Debemos tomar esto como una advertencia para nuestros días también. Cuando el juicio de Dios viene sobre un país la sociedad se derrumba. 3:9-11 - Ahora, en los versículos 9-11, se describe la diferencia entre el justo y el impío en el juicio: “La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! Porque amontonaron mal para sí. Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado”. Pecaban descaradamente y no se avergonzaban de toda su maldad. Y lamentablemente, eran el pueblo de Dios. El Señor asegura al justo que será protegido en el tiempo del juicio. Sin embargo, se dice al impío que recibirá la recompensa por sus obras. Esto nos recuerda las palabras del apóstol Pablo en Gálatas 6:7: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. La Palabra de Dios nos advierte constantemente que, aun hasta el momento del juicio final en Apocalipsis 20:13, cada persona será juzgada según sus obras. 3:12 - “Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos”. Es un hecho histórico que los reyes niños, con excepción de Josías, oprimieron al pueblo. Las mujeres que los controlaron a ellos fueron las reinas madres, famosas por su crueldad y maldad. En el capítulo diecinueve de Ezequiel se compara en especial a Hamutal con una leona cuyos dos cachorros (Joacaz y Sedequías) llegaron a ser reyes. Ninguna nación en la historia ha tenido éxito con líderes políticos mujeres. Resulta obvio que nunca fue el propósito de Dios que la mujer cumpliera esa función. Los reyes niños llevaron a sus súbditos por los caminos del mal, y la embriaguez gobernaba en sus cortes. Jeremías 13:13 nos brinda más pruebas sobre esto: “Entonces les dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los moradores de esta tierra, y a los reyes de la estirpe de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los moradores de Jerusalén”. Además, la idolatría reemplazó la verdadera adoración al Señor, como vemos en Jeremías 11:13: “Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal”. Durante la época de estos reyes jóvenes reinaron la embriaguez, la idolatría, el robo y toda clase de injusticias. Sin duda, si un gobernante hace caso a mentiras, todos sus siervos serán malvados. 3:13-15 - “Jehová está en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos. Jehová vendrá a juicio contra 30 El libro de Isaías los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña y el despojo del pobre está en vuestras casas. ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor, Jehová de los ejércitos”. En consecuencia, el Señor está en pie para abogar en favor de los pobres de Su pueblo a quienes los gobernantes malvados han oprimido y pisoteado. Llega el momento en que el Señor dice basta, y quita a los impíos como lo hizo con cada uno de estos gobernantes malvados. Todos fueron removidos a una edad temprana; el mayor teniendo unos treinta años, mientras que los otros siendo aun adolescentes. Las hijas altivas de Sion (3:16-23) 3:16-23 – “Además, dijo el Señor: Puesto que las hijas de Sion son orgullosas, andan con el cuello erguido y los ojos seductores, y caminan con paso menudo haciendo tintinear las ajorcas en sus pies (adornos en los tobillos), el Señor herirá con tiña el cráneo de las hijas de Sion, y el Señor desnudará su frente. Aquel día el Señor les quitará el adorno de las ajorcas, los tocados y las lunetas (collares de media luna), los pendientes, los brazaletes y los velos, las redecillas, las cadenillas de los pies, las cintas, las cajitas de perfume y los amuletos, los anillos y aretes de nariz, las ropas de gala, las túnicas, los mantos y las bolsas, los espejos, la ropa interior, los turbantes y los velos” (BA). Durante los reinados de estos reyes malvados encontramos una descripción de la vanidad de las hijas de Sion, en medio de este mar de iniquidad. Lo único que ellas pensaban era en su belleza carnal. Les habría hecho bien oír la advertencia y el consejo del apóstol Pedro en 1ª Pedro 3:3, 4: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”. Que este pasaje bíblico nos sirva como advertencia también a nosotros, para que no seamos seducidos por la misma necedad de la vida vana de las hijas de Sion en la época de Isaías. Es el hombre interior el que debe embellecerse con un espíritu apacible y manso, mientras que el exterior debe cubrirse de humildad y modestia. 3:24 - “Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura”. Los juicios de Dios siempre están diseñados para ajustarse a la ofensa. El Señor las juzgó precisamente en el área en que eran culpables de vanidad. Esta fue su condición durante el sitio babilónico de Jerusalén. 3:25 - “Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra”. Debido a que ellas intentaban seducir a los hombres con una demostración externa de belleza, El Señor declara que sus varones morirán por la espada cuando los babilonios sitien Jerusalén. 3:26 - “Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra”. En realidad, este fue el contexto (o la base) para el libro de Lamentaciones, escrito por el profeta Jeremías después de la caída de Jerusalén, unos doscientos años después. Lamentarían, llorarían y estarían desoladas. El libro de Isaías 31 CAPÍTULO 4 4:1 - “Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio”. Este versículo es una continuación del capítulo anterior y describe la difícil situación de las hijas de Sion. El número de hombres se ha reducido a tal punto que la proporción de mujeres para cada hombre es de siete a uno. Como consecuencia, lo único que deseaban las hijas de Sion era casarse y ser llamadas por el nombre de ellos para librarse de la vergüenza y el reproche que experimentaban por no estar casadas. Sin embargo, no estaban dispuestas a rendir cuentas a sus esposos y sujetarse a ellos. En lugar de eso, preferían “comer de su propio pan y vestirse de sus ropas”. Este versículo tiene también un significado espiritual, porque en la Palabra de Dios las mujeres representan iglesias. Muchas iglesias desean colocarse bajo la cobertura de una comunidad o una denominación. Sin embargo, quieren comer de su propio pan: sus propias doctrinas. Además, desean vestirse de sus propias ropas: sus propias coberturas espirituales. Desean relacionarse con alguien, pero en realidad no desean compartir la misma visión. Hemos visto esto muchas veces, en todo el mundo. Es un engaño muy sutil. Si alguna vez usted es responsable de una obra, tenga cuidado con esto. 4:2 - “En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel”. Tenemos aquí el plan de Dios para la nación de Israel después de la Segunda Venida de Cristo en el Milenio. El Renuevo es uno de los títulos del Señor, como también lo es de la nación de Israel (comparar Salmos 80:15; Isaías 60:21). En Zacarías 6:12 leemos: “Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová”. Sin duda se refiere al Señor, como también en Jeremías 33:15: “En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra”. Por lo tanto, aquellos que escapen de los juicios de los últimos días de Jerusalén y su sitio final, serán llamados santos. Zacarías 12:2 lo señala claramente: “He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén”. Luego, Isaías 4:3 describe la condición espiritual de los que queden: 4:3 - “Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes”. Zacarías 14:20 presenta de manera simbólica la idea de aquellos santos que queden en la Segunda Venida: “En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar”. Dios quiere santidad. ¿Por qué? Porque Él es santo. En 1ª Pedro 1:16, Dios dice: “Sed santos, porque yo soy santo”. 4:4 - “Cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación”. Como vemos en Isaías 4:4, antes de que este proceso de santidad ocurra, los habitantes de Sion y Jerusalén serán purificados. Los que queden serán 32 El libro de Isaías santificados por el espíritu de juicio que vendrá a traer convicción de pecado, seguido del fuego purificador del Espíritu Santo. Serán purificados de la contaminación del mundo, la carne y el diablo. Esto es lo que ocurre en tiempos de avivamiento. En el avivamiento, Dios viene en espíritu de juicio como vemos en el caso de Ananías y Safira, Hch. 5:1-11. Su engaño les costó la vida. Con el avivamiento viene también el espíritu de fuego. Juan el Bautista dijo que Cristo bautizaría en Espíritu Santo y fuego, Mt. 3:11. Hoy en día vemos el bautismo del Espíritu Santo, pero no vemos el fuego. Sin embargo, usted puede tener la seguridad de que el avivamiento vendrá con fuego; ¡y este fuego espiritual purifica del pecado! Es el espíritu de devastación (NVI: “espíritu abrasador”) del que habla Isaías 4:4. 4:5 - “Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel”. El Señor promete que toda morada espiritual en el monte de Sion se cubrirá de la gloria de Dios y fuego de noche. Esto nos recuerda cuando en Éxodo 13:21, 22 el pueblo de Israel fue conducido por una columna de fuego en su peregrinaje por el desierto: “Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego”. Este versículo tiene un cumplimiento en el Milenio. Sin embargo, creo que la Iglesia postrera también verá un cumplimiento importante de esta promesa, a tal punto que se verá la gloria de Dios en las iglesias y congregaciones que habitan Sion espiritual. 4:6 - “Y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero”. Durante los últimos días la gente encontrará seguridad espiritual en la Iglesia, a pesar de que habrá violencia por todas partes. La Iglesia de los últimos días será un lugar de refugio, consuelo, y provisión en épocas de juicio. CAPÍTULO 5 La viña de Jehová 5:1 - “Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil”. ¿Quién es la viña de Jehová? Debido a que la Escritura se interpreta a sí misma, hallamos la respuesta en el versículo 7: “Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel”. En toda la Biblia, se identifica a Israel con la viña del Señor. Lo vemos con claridad en Salmos 80:8, 9: “Hiciste venir una vid de Egipto; echaste las naciones, y la plantaste. Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra”. 5:2 - La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. Esta es una descripción de lo que Dios hizo con Israel, la viña del Señor. Esto se hizo muy real para mí en una de las primeras visiones que Dios me dio. El libro de Isaías 33 En esa visión pude ver con mucha claridad de qué manera el Señor trata con la vida de un cristiano. Vi un terreno muy escabroso lleno de maleza y rocas, nada agradable para la vista humana. Entonces el Señor mismo caminó por esa tierra. Comenzó por construir un muro alrededor del terreno para que nadie pudiera entrar. Sabemos por Isaías 60:18 que son los “muros de salvación”. Job 1:10 lo confirma, cuando Satanás declara que Dios ha hecho un cerco alrededor de Job y de todo lo que tiene. De la misma manera, cuando nos convertimos, el Señor coloca un muro (o cerco) alrededor de nosotros para protegernos del enemigo. Sin embargo, hay puertas en los muros, que son las entradas a nuestra alma por las cuales el enemigo todavía puede atacarnos. Estas puertas son nuestros ojos: aquello que miramos; nuestros oídos: aquello que escuchamos; nuestra nariz: aquello que olemos; y nuestra mente: que es la parte más poderosa de nuestro ser. Por ese motivo, es necesario vigilar nuestra mente con mucha diligencia; porque cual es el pensamiento de un hombre en su corazón, tal es él, Pr. 23:7. También debemos cuidar nuestra boca, porque de la abundancia del corazón habla la boca. Luego, en mi visión, de la misma manera que declara Isaías en este versículo, vi que el Señor comenzó a quitar la maleza. Entendí que se trataba de las obras de la carne señaladas en Gálatas 5:19-21. También comenzó a quitar las piedras, que representan áreas de rebelión en nuestra vida. Más tarde plantó el terreno, convirtiéndose entonces en un jardín muy agradable con hermosos árboles y plantas que son los frutos del Espíritu. Isaías 5:2 menciona “vides escogidas”. Él planta en la ladera fértil una viña que representa a la nación de Israel. La torre en Isaías 5:2 nos recuerda la necesidad de velar a causa del enemigo de nuestras almas, y el lagar (la prensa) nos hace entender que el Señor desea vino, no tan solo uvas. Este es un aspecto muy importante, ya que, entre la producción de uvas en la vid y el vino, existe un proceso. De la misma forma, el cristiano maduro debe pasar por la prensa para perder su identidad y quedar reducido a nada, de manera que el gozo del Señor pueda fluir de su corazón y su vida. Sin embargo, trágicamente, esta vid escogida que Dios plantó en la tierra de la promesa produjo uvas silvestres. Por desgracia, lo mismo ocurre con muchos creyentes hoy en día. Conozco el caso de varios pastores que se describen a sí mismos como carneros rebeldes o sementales salvajes. Han estado en el ministerio durante más de veinte años y aún siguen siendo “indomables”. ¿Cuál es la reacción del Señor? 5:3-4 - “Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podría hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?” En primer lugar se dirige a los habitantes de Jerusalén y les pregunta si podría haber hecho algo más por Su viña. Me temo que lo mismo ocurrirá cuando el Señor se encuentre con sus hijos rebeldes que producen uvas silvestres en lugar del fruto maduro precioso que Él desea de su vida. Qué vergüenza sentirán en aquel día en que todos compareceremos delante del Señor de la gloria, para rendir cuenta de nuestra vida. Debemos preguntarnos: ¿Qué clase de uvas (fruto) estamos dando? He conocido personas que han sido creyentes durante treinta años, y en lugar de producir uvas dulces han producido uvas silvestres y amargas. 5:5-6 - “Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo 34 El libro de Isaías y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella”. En Salmos 80:12, 13 se repite esta alegoría del juicio: “¿Por qué aportillaste sus vallados, y la vendimian todos los que pasan por el camino? La destroza el puerco montés, y la bestia del campo la devora”. El puerco montés, que representa la inmundicia espiritual, entra en la vida de una persona cuando Dios derriba los cercos. El Señor derribará nuestros cercos si no caminamos en obediencia a Su Palabra, y especialmente habrá dos cosas que se introducirán en nuestra vida: la embriaguez y la inmoralidad. Miqueas 3:12 repite esta profecía del juicio: “Por tanto, a causa de vosotros Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque”. Como ya hemos dicho, todo esto ocurrió en toda su plenitud cuando los babilonios sitiaron Jerusalén y saquearon la ciudad. 5:7 - “Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor”. Para que no cometamos un error al interpretar esta alegoría, en el versículo 7 el Señor deja bien en claro que habla de Israel. Los seis ayes El primer ay 5:8-10 - “¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra? Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas. Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa”. Aquí Dios pronuncia sus juicios sobre aquellos que continuamente añaden más posesiones materiales a las que ya poseen. Esto nos recuerda al rico insensato de Lucas 12:16-21, quien a causa de sus muchos bienes pensaba derribar sus viejos graneros para construir otros mayores. En Lucas 12:15 la advertencia del Señor era: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. En Lucas 12:20, 21 Jesús continuó su advertencia sobre la codicia: “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. El segundo ay 5:11-12 - “¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos”. La advertencia aquí es para aquellos que se permiten la bebida en exceso, o digamos que viven “de fiesta en fiesta”. En 1ª Corintios 10:7 encontramos un triste comentario sobre los hijos de Israel en el desierto: “Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar”. El libro de Isaías 35 El Señor declara que no tenían en cuenta la obra de sus manos. En otras palabras, no meditaban en los propósitos de Dios para su vida. En lugar de eso, desperdiciaban su vida en la persecución de varios placeres vanos. En Proverbios 21:17 Salomón expresó esta misma idea: “El que se entrega al placer, el vino y los perfumes, terminará en la pobreza”, (DHH). En Isaías 5:13 vemos el resultado de todo esto. 5:13 - “Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed”. Los reyes y nobles que malgastaban su tiempo persiguiendo los placeres terminaron cautivos en Babilonia, pero su estado eterno era aun peor. Si hubieran tenido conocimiento, no habrían ido a Babilonia. 5:14, 15 - “Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba. Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos”. En los versículos 14-15, vemos la terrible tragedia de los que viven esta vida sin preocuparse por la eternidad. Lo único que les aguarda es el infierno y el abismo. 5:16 - “Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia”. En el día del juicio, será exaltado aquel que ellos ignoraron y del que probablemente se mofaron en sus orgías de embriaguez. Él será glorificado y honrado, pero ellos caerán avergonzados en el abismo. 5:17 - “Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos”. Además, sus bienes serán repartidos entre personas que nunca conocieron, y no entre sus propios descendientes. El tercer ay 5:18-19 - “¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, y los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!” Este ay está dirigido contra aquellos que se mofan de la existencia misma de Dios. La gente será entregada a una mente reprobada: una mente que no está en su sano juicio porque no quisieron retener a Dios en ninguno de sus pensamientos, Ro.1:28. El cuarto ay 5:20 - “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” Es lamentable el hecho de que muchos pecadores continúen por el camino de perdición, a tal punto que llegan a llamar a lo malo bueno, y a lo bueno malo. En la Alemania nazi, el pecado estaba tan generalizado que las personas que apoyaban este régimen cayeron en las profundidades de la degradación que el sistema propagaba, y en ese proceso, perdieron todo sentido del bien y del mal. Después de la Segunda Guerra Mundial, estando nosotros en Suiza, muchos ex miembros de la organización nazi vinieron en busca de ayuda y consejo. Recuerdo en especial a una señora que nos contó que para ella la sal tenía 36 El libro de Isaías sabor dulce, pero el azúcar tenía el sabor de la sal. Sus sentidos se habían pervertido a tal punto que dejaron de funcionar correctamente. ¡Cuidado! Aquellos que eligen seguir el camino del mal deben prestar atención, porque aun aquello que es hermoso se volverá horrible a sus ojos y sus sentidos. El quinto ay 5:21 - “¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!” El quinto ay es contra aquellos que son sabios en sus propios ojos. En 1ª Corintios 3:18, 19 el Señor nos recuerda que destruirá la sabiduría de los sabios: “Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos”. El sexto ay 5:22-23 - “¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!” Aquí vemos nuevamente los efectos de la bebida fuerte. Conduce a una persona cuesta abajo por el camino de la iniquidad y de toda injusticia. Nosotros los mayores debemos exhortar a la juventud para que se abstenga de toda clase de bebida fuerte. Oseas 4:11 también dice: “Fornicación, vino y mosto quitan el juicio”. Es una descripción del peligro espiritual de la embriaguez y la inmoralidad. Su fin nos demuestra que desechan la ley y desprecian la palabra del Señor, y este camino de iniquidad los conduce a una condición en la cual condenan al justo y justifican al impío. Por lo tanto, en el versículo 24, Dios dice que se levantará en juicio. 5:24-25 - “Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel. Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida”. Debido a la iniquidad de Su pueblo, la ira del Señor se manifestará contra ellos; y aunque tiemblen los montes, aun así persistirá en Su enojo hasta que Él traiga contra ellos a una nación violenta. En Deuteronomio 28:49, 50 Moisés advirtió a Israel que esa nación era Babilonia: “Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas; gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño”. 5:26-30 - “Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente. No habrá entre ellos cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus sandalias. Sus saetas estarán afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino. Su rugido será como de león; rugirá a manera de El libro de Isaías 37 leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará. Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz”. Esta descripción de los babilonios es muy parecida a la de Joel 2:1-11. Babilonia fue el instrumento de Dios para traer primero juicio y luego purificación a Su pueblo desobediente: Israel. Sin embargo, los métodos de Dios no cambian. Podemos ver que Dios repite lo que hizo con Israel en una y otra nación a través de la historia del mundo. Para juicio, Dios levanta a las naciones cabritos para castigar a las naciones ovejas desobedientes, que lo han llegado a conocer en mayor o menor grado, ver Mt. 25:31-46. Y también podemos agregar, que Él levanta cristianos cabritos, personas que son obstinadas y rebeldes, para purificar y realizar una obra de gracia en sus cristianos ovejas, aquellos que son maleables y no son tercos. En Romanos 9:22, 23 el apóstol Pablo desarrolla esta idea: “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria...?” Esta era la condición de Israel; estaban rodeados por muchas naciones paganas que se habían propuesto destruirlos. Sin embargo, en esa época ocupaba el trono Uzías, el genio militar; debido a ello estaban protegidos y en paz. Pero cuando Uzías murió (como veremos en el próximo capítulo), Dios tuvo que demostrar al profeta Isaías que Él era su verdadero Rey y Aquel que los protegía. El libro de Isaías 39 Parte Dos 6:1-13 EL LLAMAMIENTO Y LA COMISIÓN DEL PROFETA ISAÍAS CAPÍTULO 6 6:1 - “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo”. Esta frase introductoria resulta muy importante, por el hecho de que en esa época Israel estaba rodeada de naciones enemigas. Sin embargo, Uzías, con su genio militar, había obtenido un tiempo de paz y seguridad para la nación, ver 2º Cr. 26:1-15. Desgraciadamente, este rey se llenó de orgullo, y Dios lo castigó haciendo que enfermara de lepra. Pero durante el tiempo que vivió Uzías el pueblo se sintió seguro. Confiaban en que su rey les brindaría protección. A su muerte, comenzaron a inquietarse, porque aunque su hijo Jotam era un buen hombre, no tenía las capacidades militares de su padre. Por esta causa, el pueblo se sintió muy inseguro cuando él ocupó el trono. En esta visión que recibió Isaías, el Señor deseaba que los habitantes de Jerusalén comprendieran que Él era Su verdadero Rey, que estaba sentado en el trono y que los humanos que ocupaban el trono de Judá eran simplemente sus vice regentes. Se trataba de una visión del templo que mostraba la santidad de Jehová, el glorioso ReySacerdote. Para reforzar esta imagen, el Señor mostró a Isaías los serafines que rodeaban el trono celestial de la gloria de Dios. Él quería que se dieran cuenta de que no sólo era el rey de Israel, sino también el Rey de toda la Tierra, y que cada nación está bajo Su jurisdicción y gobierno. Isaías vio la gloria del Señor Jesucristo en esta visión, ver Jn. 12:41, y sus faldas llenaban el templo. 6:2-4 - “Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo”. La santidad es el aspecto principal del carácter de Dios. Por lo tanto, como hijos suyos, debemos oír Su advertencia: “Sed santos porque yo soy santo”. 6:5 - “Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos”. Es importante, aun para el cristiano más maduro, entender nuestra propia naturaleza corrupta y depravada a la luz de la gloria de Dios. Vemos esto aun en la vida del gran profeta Daniel, Dn. 10:8 y también en la vida de Job, Job 42:1-6. Resulta formidable el hecho de que el profeta, que era el mensajero de Dios, por primera vez entendió que estaba corrompido por el pecado mismo de los labios inmundos del pueblo. Que el Señor nos conceda, como sus mensajeros, el deseo de ser purificados de toda palabra vana. Que de nuestros labios sólo salgan palabras que lo 40 El libro de Isaías glorifiquen. Alabado sea Dios, cuya gloriosa presencia no sólo nos convence de pecado, sino que también nos purifica, transforma y nos hace santos. 6:6-7 - “Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”. Que podamos cantar junto con el autor de la canción: “Purifica mis labios con carbones encendidos del altar”. 6:8 - “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”. Aunque obviamente este versículo se refiere al hecho de que es el Señor quien hace la pregunta y el profeta Isaías quien la responde, hay una interpretación más profunda, y esta se relaciona con el Señor Jesucristo. La Palabra de Dios dice claramente que el Señor fue el Cordero inmolado desde antes de la fundación del Mundo, Ap. 13:8. Por lo tanto, como en un cuadro, este pasaje nos muestra lo que ocurrió en el cielo antes de la venida de Cristo, cuando Él se encarnó en el vientre de una virgen llamada María. Las personas que han tenido visiones de esta escena celestial la describen de la siguiente manera: Todo el cielo quedó pasmado por el sonido imponente de la Majestad en las alturas, cuando el Padre, desde Su trono, expresó con voz de trueno estas palabras que registró Isaías: “¿A quién enviaré?” Vemos en esta frase la soberanía suprema del Padre. Luego, lo oímos decir con tristeza: “¿Y quién irá por nosotros?” De inmediato, se hacen notorias la soberanía y la compasión de Dios el Padre. Sólo Él decidirá quién irá. Podemos ver Su preocupación por que alguien vaya a salvar un mundo perdido y agonizante. Todo el cielo guardó silencio. Con gusto, todos habrían dado un paso adelante en respuesta al llamado, pero nadie podía ni era digno de hacerlo. Entonces, a la derecha de la Majestad en las alturas, el Hijo de Dios, el unigénito del Padre, se puso de pie y presentándose ante Su Padre dijo: “Heme aquí, envíame a mí”. Tanto el Padre como el Hijo sabían cuál era el tremendo precio que tendrían que pagar por la redención de la humanidad perdida; pero ambos, movidos por Su amor puro, entregaron esa ofrenda voluntaria. Los motivó el amor, y nada más que el amor. El versículo 9 reproduce las palabras pronunciadas por el Padre: “Anda, y di a este pueblo”. Juan 3:16 registra también las palabras de Jesús: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”. A partir de estas palabras, paso a paso, el Señor se despojó a sí mismo. Descendiendo del cielo, vino a la tierra, y se convirtió en el Verbo encarnado en el vientre de la virgen. 6:9 - “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis”. Este versículo tiene una doble aplicación. Se refiere al profeta Isaías, pero también al ministerio de enseñanza del Señor Jesucristo. Por esta razón el Señor Jesús enseñó en parábolas, Mt. 13:14, 15. 6:10 - “Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad”. Este versículo fue citado por el apóstol Pablo cuando enseñaba a los judíos de Roma. Él les citó este versículo en Hechos 28:27 después de haber ellos rechazado el evangelio. Uno podría preguntarse por qué motivo Dios dio un mandamiento así. En Marcos 7:6, el Señor Jesucristo nos da la respuesta al citar directamente Isaías 29:13: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí”. El libro de Isaías 41 El Señor trata con nosotros conforme a la condición de nuestro corazón, Sal. 20:4. Limpio se mostrará para con el limpio, y severo será para con el severo, Sal. 18:26. La condición de nuestro corazón determina si comprendemos o no la Palabra de Dios. Muchas personas leen la Palabra, pero muy pocas logran discernirla correctamente y revelar sus misterios a los demás. La clave para discernir entre la doctrina verdadera y el error es estar totalmente comprometido a hacer la voluntad de Dios es . En Juan 7:17 leemos: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”. Si una persona no cumple la voluntad de Dios para su vida y está en rebelión, no podrá discernir entre la verdad y el error. Jeremías 7.28 dice: “Esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada”. Como ocurrió con los hijos de Israel en época de Jeremías, cuando no obedecemos la voz del Señor se nos priva de la verdad y ya no podemos discernir entre la verdad y el error. La capacidad para comprender la verdad depende de nuestra obediencia al Señor. 6:11-12 - “Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra”. Isaías hace entonces la misma pregunta que nosotros solemos hacer cuando enfrentamos una prueba: “¿Hasta cuándo, Señor?” Algunas veces Dios nos responde, y otras veces sólo nos dice que confiemos. En muchas oportunidades no podríamos soportar Su respuesta, porque nuestro corazón desfallecería. En este período particular de la historia, los hijos de Israel no entenderían sino hasta que fueran llevados en cautiverio a Babilonia. Cuando fueron restaurados y regresaron a Jerusalén bajo la dirección de Esdras y Nehemías, Dios nuevamente les concedió entendimiento. Sin embargo, pocos siglos más tarde, cuando vino Jesucristo, una vez más estaban desprovistos de entendimiento porque se habían convertido en una nación hipócrita. En consecuencia, y en su plena interpretación, no será sino hasta la Segunda Venida, que los judíos comprenderán y fluirán plenamente en el plan y los propósitos de Dios para ellos como nación. 6:13 - “Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa”. Siempre queda un remanente; y esta verdad la confirma el apóstol Pablo en Romanos 9:27: “También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo”. En Romanos 11:5 repite una vez más esta idea: “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia”. El libro de Isaías 43 Parte Tres 7:1-12:6 EL LIBRO DE EMANUEL Llegamos a la parte tres de la División I. La sección lleva por título El libro de Emanuel y cubre los capítulos 7— 12. Esta sección del libro de Isaías contiene varias verdades maravillosas relacionadas con la vida y ministerio del Señor Jesucristo. Se refiere a la realidad de que Dios está con nosotros. CAPÍTULO 7 En este capítulo conocemos al rey Acaz, nieto de Uzías e hijo de Jotam. Nos hemos saltado el reinado de Jotam, y pasamos de la muerte de Uzías en el capítulo seis a los primeros años del reinado de Acaz, rey de Judá, en el capítulo siete. Es necesario considerar primero su carácter y su vida para poder apreciar el trasfondo histórico de este capítulo y las implicaciones de las profecías dirigidas al rey Acaz. Acaz fue el duodécimo rey del reino dividido y gobernó desde 732 hasta 715 a.C. Ascendió al trono a la edad de veinte años. Reinó cuatro años como la cabeza de una co-regencia con su padre Jotam, desde 735 hasta 732 a.C., y dieciséis años como monarca absoluto. Fue un apóstata, como vemos en 2º Crónicas 28:2, 3: “Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los baales. Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de los hijos de Israel”. Debido a esta infidelidad e idolatría en su vida, el Señor lo entregó en manos de Rezín, rey de Siria, y de Peka, rey de Israel, quienes descendieron a Jerusalén y atravesaron los muros de la ciudad. Mataron 120,000 hombres de Judá en un día. También capturaron a más de 200,000 personas. Gran parte de estos hechos se narran en 2º Crónicas 28:5-8. El rey Acaz tenía mucho miedo a estos dos reyes, pero en lugar de volverse a Dios en busca de ayuda, acudió a Tiglat-Pileser III, rey de Asiria. En aquel tiempo los edomitas y los filisteos habían atacado la tierra, 2º Cr. 28:17. Tiglat-Pileser derrotó a los sirios, pero también afligió a Judá, 2º R. 16:9, 2º Cr. 28:20. Acaz fue obligado a entregarle tributo de la casa del Señor y también de las casas del rey y de las de los príncipes. El rey Acaz añadió luego pecado tras pecado y adoró a los dioses de los reyes de Siria. Creyó que ellos lo ayudarían, pero fueron su ruina, 2º Cr. 28:20-25. Después de cerrar la casa del Señor, construyó altares a otros dioses en cada esquina de Jerusalén y en varias ciudades de Judá. A causa de su gran maldad, su cuerpo no fue enterrado con los reyes de Judá, 2º Cr. 28:27. Con este breve perfil del rey Acaz y su reinado, dirigiremos ahora nuestra atención a este capítulo para examinar cada versículo. 7:1-2 - “Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla; pero no la pudieron tomar. 44 El libro de Isaías Y vino la nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín. Y se le estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento”. El contexto histórico de esta sección de Isaías lo constituyen los primeros años del reinado de Acaz, cuando los reyes de Siria e Israel se habían aliado para subir contra Jerusalén. Naturalmente, toda la ciudad sintió temor por esta alianza. Sin embargo, Dios contaba con Isaías, Su portavoz, allí en Jerusalén en medio de toda la agitación y la desesperación. Isaías 7:3-9 es muy importante porque nos permite ver que el Señor es quien fija los límites de las naciones, como dice Hechos 17:26: “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación”. 7:3-4 - “Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú, y Sear-jasub tu hijo (Sear-jasub significa: un remanente regresará), al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador, y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías”. Es maravilloso saber que cuando el enemigo de nuestras almas se moviliza para afligir o aun destruir al pueblo de Dios, el Señor trae la solución. Isaías el profeta era el canal en este momento de la historia. Qué gran misericordia la de Dios al ordenar al profeta que llevara a su hijo como testigo ante el rey apóstata y le dijera: “Guarda, y repósate”. Esto nos recuerda las palabras de Moisés cuando los hijos de Israel creían que el ejército de Faraón los aniquilaría: “Estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros”. El profeta continúa diciendo: “No temas, ni se turbe tu corazón”. Qué consuelo para el alma del creyente. Dios obra de esta manera. Nos dice que no seamos como aquellos que se apoyan en las cosas que se ven, sino que nos sostengamos como viendo al invisible. Luego en Isaías 8:12 el Señor dijo: “No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo”. A Isaías se le ordena considerar al Señor de los ejércitos como su única esperanza, porque Él mismo ha prometido ser el santuario de Su pueblo. En épocas de dificultad, Dios quiere que acudamos a Él. Como ya hemos señalado, estas palabras estaban dirigidas al rey apóstata Acaz. Como también veremos más adelante, es notable la manera en que a veces Dios se dirige a los impíos y a aquellos que han abandonado el camino de la justicia. Su único propósito es tratar de hacerlos volver a Él. Recuerdo una situación parecida en nuestra propia vida. En esa época me encontraba en Suiza, en un hotel cristiano que funcionaba también como escuela bíblica y centro de conferencias. Teníamos un problema muy apremiante y no sabíamos cómo solucionarlo. Convocamos a los estudiantes a tres días de ayuno y oración para buscar en el Señor la respuesta a nuestro dilema. Después de apenas un día, Dios envió la respuesta a una pequeña estudiante griega a través de una visión. Ella inmediatamente nos compartió la respuesta y supimos que venía de Dios. Era exactamente la respuesta que anhelábamos. Pero la joven distaba mucho de ser lo que podría llamarse una estudiante modelo. No sólo nos causaba problemas en la escuela, también a su madre viuda, quien la había rescatado de una vida de pecado. Sin embargo, por medio El libro de Isaías 45 de la visión de esta muchacha que anteriormente se había descarriado, Dios reveló la respuesta a nuestro problema. Aparte de este caso, en más de una ocasión recibió visitaciones maravillosas del Señor que comprobamos sin lugar a duda que fueron sobrenaturales. Pero lamentablemente, y a pesar de toda la gracia recibida, no permaneció en el camino angosto durante mucho tiempo y se volvió a apartar. Perdimos todo contacto con ella; nuestra única esperanza es que finalmente pueda ser una rama que se salve como por fuego. 7:5-6 - “Ha acordado maligno consejo contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo: Vamos contra Judá y aterroricémosla, y repartámosla entre nosotros, y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel”. El rey de Israel y el rey de Siria intentaron exterminar el linaje de David y colocar a su propio rey sobre Judá y Jerusalén. El hijo de Tabeel era el rey que habían planeado colocar en el trono. No existe registro histórico secular o bíblico de este hombre, pero se trataba de alguien que habían elegido para que reinara como un vice regente de ellos en Jerusalén. Siria siempre ha estado enemistada con Judá, hasta el día de hoy; e Israel, el reino del norte, sentía envidia y era hostil hacia sus hermanos de Judá. ¡Pero alabado sea Dios que no permite al enemigo prevalecer! 7:7 - “Por tanto, Jehová el Señor dice así: No subsistirá, ni será”. El enemigo no tiene aquí la última palabra. Así, no era la voluntad del Señor entregar Jerusalén en manos de los sirios o del reino del norte de Israel. Dios es quien fija los límites de las naciones. Esta verdad se hizo real para nosotros de manera muy vívida durante la época de la revolución en Camboya. Nos encontrábamos en Bangkok en Tailandia, durante la semana en que cayó la capital de Camboya. Participábamos de un seminario para líderes de iglesias, y algunos de los participantes eran supervisores responsables de misioneros en aquellos países asiáticos. Además existía el temor generalizado de que los comunistas dirigieran su atención hacia una invasión de Tailandia. En realidad, era tal la preocupación que, antes de cada encuentro matutino, los participantes leían los periódicos en lugar de sus Biblias para enterarse de lo que sucedía. El Señor, en Su gracia, me dio una palabra de consuelo para ellos. Era sencilla, pero directa y oportuna. Dios dijo: “Los comunistas están en mis manos, y no voy a permitir que entren en Tailandia en este momento”. Cuando les compartí esa palabra, la paz inundó la conferencia. Finalmente, dejaron sus periódicos y sacaron sus Biblias. Después de todo, ya conocían las noticias. ¡Alabado sea Dios! 7:8 - “Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rezín; y dentro de sesenta y cinco años Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo”. (Efraín es otro nombre para Israel del norte, porque la tribu de Efraín era la cabeza de las diez tribus rebeldes. Su capital era Samaria.) Damasco era la capital de Siria. Rezín, el rey de Siria en aquel tiempo, junto con Peka, rey de Israel, venían contra Judá. Sin embargo, ¿qué juicio recibió Rezín por este hecho? En el año 732 a.C. fue exterminado él y su reino de Siria cuando Damasco cayó ante Tiglat-pileser III de Asiria. Esto ocurrió muy poco tiempo después de que Rezín atacara a Jerusalén. Otro factor importante de esta profecía es el período de sesenta y cinco años que se menciona. Estos sesenta y cinco años se refieren a las deportaciones asirias que ocurrieron durante los reinados de Esarhadón (681-669 a.C.) y Asurbanipal (669-627 a.C.), después de la caída de Samaria en 722 a.C., Esd. 4:2, 10. La profecía con respecto a que “dentro de sesenta y cinco años Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo” no podía referirse a su caída en 722 a.C., porque fue pronunciada solo una o dos décadas antes de ese hecho. Más bien, se refiere a las futuras deportaciones de sus habitantes por parte de los reyes de Asiria. 46 El libro de Isaías Aunque el reino del norte de Israel no tuvo rey después de la caída de Samaria en 722 a.C., continuó como un estado colonial hasta las deportaciones finales, cuando verdaderamente sus habitantes perdieron su identidad nacional, 2º R.17. Esto ha perdurado prácticamente hasta nuestros días, y por cierto fue así en la época de Jesús. En aquel tiempo, los judíos piadosos evitaban ciertas zonas al norte de Israel, para no contaminarse con los samaritanos. Estas personas habían experimentado la deportación de sus propias tierras en Babilonia y sus alrededores, y habían sido ubicadas en Samaria. Por eso, cuando se habla de Nazaret, el pueblo donde Jesús creció, como Galilea de los gentiles, es debido al hecho de que había tanta mezcla de razas en esa zona que eran muy pocos los judíos puros que vivían allí. En realidad, podríamos denominar a la mayoría de la población de aquellas zonas como extranjeros para la comunidad de Israel, comparar Ef. 2:12. 7:9 - “Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Remalías. Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis”. Samaria era la capital del reino del norte (Efraín), y en aquella época el rey era Peka, hijo de Remalías. Tenemos aquí una verdad espiritual muy importante. Se le dijo a Acaz que si no creía lo que Dios le había hablado a través del profeta Isaías, el Señor no lo confirmaría en el trono. El piadoso rey Josafat declaró esta verdad en sentido positivo muchos años antes, cuando dijo en 2º Crónicas 20:20: “Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados”. La profecía tiene el propósito de confirmarnos en los caminos de Dios. De manera que, cuando Dios nos habla proféticamente, es muy importante que creamos sus palabras, y que las recordemos y las valoremos hasta que las veamos cumplidas en nuestra vida. Como resultado de esa situación Dios concedió a Josafat y Judá la victoria prometida sobre Moab, Amón y gran multitud de sus enemigos. Una virgen tendrá un hijo 7:10-16 - “Habló también Jehová a Acaz, diciendo: Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto. Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová. Dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David. ¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. Porque antes de que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada”. Por medio de Isaías, el Señor envió un mensaje a Acaz y le dijo que le pidiera una señal, pero este rey malvado respondió que no iba a tentar a Dios. Esto era falsa piedad, porque el Señor anhelaba verdaderamente que Acaz le pidiera una señal. Deseaba revelar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. Cuando el Señor nos dice que le pidamos algo, no tardemos en hacerlo. La señal concedida a este rey apóstata e impío es famosa en la historia. Fue nada menos que la declaración profética del nacimiento virginal del Señor Jesucristo–Emanuel, que significa: “Dios con nosotros”. A pesar de su maldad, Acaz recibió la declaración de esta señal. No obstante, hay un doble cumplimiento de esta profecía. El primer cumplimiento fue el nacimiento del hijo de Isaías y su esposa, la profetisa, Is. 8:3. El segundo cumplimiento fue la encarnación del Señor Jesús como el niño de Belén. Esta profecía no puede aplicarse exclusivamente al nacimiento de Cristo, que ocurrió aproximadamente setecientos años más tarde, ya que dicho nacimiento no habría satisfecho la necesidad de Acaz en su momento. En consecuencia, El libro de Isaías 47 esta profecía se refiere al nacimiento del hijo de Isaías, y también al nacimiento del hijo de Dios en Belén muchos años después. El primer nacimiento es un tipo del segundo. De esta manera, el niño mencionado en el versículo 16 es el hijo de Isaías, pero prefigura la venida de Cristo. Al haber sido alimentado con mantequilla, que representa la abundancia de la Palabra de Dios, y con miel, que representa al Espíritu Santo, este niño sabría desechar lo malo y elegir lo bueno. Esta es una enseñanza para todos. Si nos alimentamos de la abundancia de la Palabra, tendremos discernimiento. Los padres sabios enseñan a sus hijos desde temprana edad a leer la Palabra y a orar para que sean buenos niños. Sin embargo, la señal inmediata para Acaz era que con el nacimiento y la crianza del hijo de Isaías, ambos reyes serían removidos del trono antes de que el niño supiera distinguir entre el bien y el mal. Se dice que aproximadamente a los dos años de edad un niño ya sabe distinguir entre el bien y el mal. Por lo tanto, contando el período de concepción y nacimiento (casi un año), y luego dos años de crianza del niño, tenemos un marco de tiempo de unos tres años. Ocurrió exactamente de esta manera. En el año 732 a.C., Tiglat-pileser III, rey de Asiria, dio muerte a Rezín, rey de Siria. Casi dos años y medio después de esta profecía murió Peka, rey de Israel. De esta manera, en el versículo 16 vemos el cumplimiento de esta profecía. Al estudiar a los profetas, debemos tener en cuenta que una profecía puede tener dos y algunas veces tres cumplimientos. Profecía de la invasión asiria 7:17-20 - “Jehová hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Efraín se apartó de Judá, esto es, al rey de Asiria. Y acontecerá que aquel día silbará Jehová a la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria; y vendrán y acamparán todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en todas las matas. En aquel día el Señor raerá con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del río, esto es, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba también quitará”. Acaz no se arrepintió a pesar de que Dios lo castigó a través de Efraín y Siria. Él y la nación de Judá recurrieron a los ídolos en busca de ayuda. Por lo tanto, el Señor dijo que traería sobre ellos al rey de Asiria, a quien se lo compara con un enjambre de abejas, Dt. 1:44, Sal. 118:12. Dios también dijo que traería a los egipcios contra Judá. A ellos se los compara con la mosca debido a su gran número. Las personas que han visitado Egipto saben que todo el país está plagado de moscas. Sargón continuó la invasión asiria que comenzó Tiglat-pileser, y luego lo hizo el formidable y orgulloso Senaquerib, a quien Isaías menciona muchas veces más adelante. En los días de Josías, principalmente en los últimos días del reino, los egipcios atacaron Judá, con la invasión del faraón Necao. 7:21-25 - “Acontecerá en aquel tiempo, que criará un hombre una vaca y dos ovejas; y a causa de la abundancia de leche que darán, comerá mantequilla; ciertamente mantequilla y miel comerá el que quede en medio de la tierra. Acontecerá también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata, será para espinos y cardos. Con saetas y arco irán allá, porque toda la tierra será espinos y cardo. Y a todos los montes que se cavaban con azada, no llegarán allá por el temor de los espinos y de los cardos, sino que serán para pasto de bueyes y para ser hollados de los ganados”, (más pequeños, como las ovejas). 48 El libro de Isaías Durante la invasión asiria la tierra quedaría tan diezmada y reducida a pobreza que un hombre sólo tendría suficiente pasto para alimentar una vaca y dos ovejas. La población se reduciría tanto que tendrían mantequilla y miel en abundancia. Cazadores con arco y flecha utilizarían la tierra como un vasto terreno de caza. Aun la tierra que había sido cultivada no tendría protección contra el ganado, y el resto se cubriría de zarzas donde sólo podrían penetrar animales pequeños como ovejas y cabras. El hombre no podría transitar por esta tierra. Es el cuadro de una tierra completamente arruinada. CAPÍTULO 8 El nacimiento del hijo de Isaías 8:1-4 - “Me dijo Jehová: Toma una tabla grande, y escribe en ella con caracteres legibles tocante a Mahersalal-hasbaz. Y junté conmigo por testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías. Y me llegué a la profetisa, la cual concibió, y dio a luz un hijo. Y me dijo Jehová: Ponle por nombre Maher-salalhasbaz. Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío, y Madre mía, será quitada la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria delante del rey de Asiria”. Como ya señalamos en el capítulo anterior, el hijo de Isaías fue la señal inmediata que se le concedió al apóstata Acaz. Antes que el niño supiera decir: “Padre mío, y Madre mía”, el rey de Asiria derrotaría a las dos naciones que habían afligido a Judá (Siria e Israel). Maher-salalhasbaz, el nombre del niño, significa “el despojo se apresura, la presa se precipita”. Apenas dos años más tarde, Tiglat-pileser III, rey de Asiria, tomó Damasco, la capital de Siria, y poco tiempo después Sargón, rey de Asiria, derrotó por completo a Samaria (722 a.C.). Los asirios juzgarán la tierra de Emanuel (vv. 5-8) 8:5-8 - “Otra vez volvió Jehová a hablarme, diciendo: Por cuanto desechó este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó con Rezín y con el hijo de Remalías; he aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas; y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel”. Las aguas de Siloé que Judá desechó eran en realidad las doctrinas y enseñanzas agradables del Señor. Esto es similar a Jeremías 29:19, donde Dios dijo que les había enviado sus profetas, pero no quisieron escuchar y no oyeron sus palabras. Isaías 30:15 dice también: “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis”. En lugar de eso, ellos a la verdad se habían regocijado con el estilo de vida de sus enemigos. Por lo tanto, como mencionamos anteriormente, el Señor dijo que haría subir sobre ellos a estos reyes de Asiria: Tiglat-pileser, Salmanasar, Sargón y finalmente Senaquerib. Esto ocurrió durante el reinado de Ezequías, hijo de Acaz. En sentido figurado, ellos “inundarían la tierra como una corriente de agua”. El libro de Isaías 49 8:9-10 - “Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y seréis quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados. Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros”. El Señor se dirige a las naciones malvadas que tenían malas intenciones contra Israel y les dice que todos sus consejos, planes y conspiraciones serían en vano, porque Dios estaba con Su pueblo. Más adelante veremos promesas gloriosas para el pueblo de Dios como esta: “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio”. Si andamos en luz así como Él es luz, aun cuando atravesemos pruebas, podemos tener la seguridad de que el Señor peleará por nosotros y saldremos victoriosos. En nuestra propia vida hemos pasado por numerosas situaciones en las que personas se han levantado contra nosotros para despojarnos de posesiones o lugares que ocupábamos, que Dios nos había dado. Sin embargo, hemos esperado serenamente en el Señor y hemos visto que en Su infinita misericordia Él ha desbaratado sus planes; como dijo el salmista: “En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos”, Sal. 60:12. El Señor es nuestro santuario 8:11-13 - “Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo”. Durante este período de extrema incertidumbre para Judá, cuando sus enemigos parecían listos para derrotarla, el Señor dijo muy claramente al profeta Isaías que no debía ser como aquellos que lloraban a causa de las naciones que se habían unido contra ellos. Debía hacer del Señor su santuario. Nosotros deberíamos hacer lo mismo en tiempos de dificultad e incertidumbre. El Señor es nuestro refugio, como dijo Salomón en Proverbios 18:10: “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado”. 8:14-15 - “Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén. Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados”. Los justos hallarán seguridad en el Señor, pero Él se convertirá en trampa para los impíos y los destruirá. La clave para la victoria de los santos 8:16-17 - “Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos. Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré”. En los días inciertos durante el reinado de Acaz, Isaías tenía un claro mensaje para el pueblo de Dios. Este mensaje es muy apropiado para el pueblo del Señor en este tiempo. El mensaje es muy sencillo. En tiempos de dificultad, la ley de Dios debe estar escrita en las tablas de carne de nuestro corazón. Además, debemos esperar en el Señor, porque en ciertos momentos Él se esconde sólo para que lo busquemos de todo corazón. 8:18 - “He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová somos por señales y presagios en Israel, de parte de Jehová de los ejércitos, que mora en el monte de Sion”. Podríamos ampliar este versículo con la exhortación del apóstol Pablo en 2ª Corintios 3:2, 3: “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, 50 El libro de Isaías escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”. Los profetas no sólo declaraban el mensaje del Señor, sino que eran la encarnación misma del mensaje. Su vida y carácter reflejaban el mensaje de Jehová. Por ejemplo, Daniel manifestó la santidad de Dios, y Jeremías demostró la compasión de Cristo. Isaías era el evangelista, o el profeta ganador de almas que tenía una profunda revelación de la vida y ministerio de Jesús. Pablo, como él mismo escribió, fue llamado a participar en su cuerpo los padecimientos de Cristo. Juan manifestó sin ningún lugar a duda el amor de Cristo. Si buscamos al Señor, también llegaremos a comprender un aspecto particular de la naturaleza divina que Él desea escribir en nuestro corazón. Eso nos ayudará a entender los tratos personales del Señor en nuestra vida, cuyo fin último es el desarrollo de un aspecto especial de la naturaleza de Cristo. Debemos preguntar: “Señor, ¿qué aspecto particular de tu carácter deseas mostrar a través de mi vida?” 8:19, 20 - “Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. En los días de Acaz muchos buscaban consejo y guía en los médium espiritistas guiados por espíritus inmundos. Deseaban comunicarse con los muertos, lo cual está estrictamente prohibido en la ley, Dt. 18:9-11. El clamor de Isaías es que los vivos deben buscar al Dios vivo. Si alguna de sus acciones no era conforme a la ley, significaba que no tenían luz en ellos. 8:21, 22 - “Y pasarán por la tierra fatigados [afligidos o angustiados] y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto. Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas”. En los versículos 21 y 22 vemos el destino de aquellos que recurrieron a los horóscopos y a los médiums (espiritistas). Angustia y tinieblas serán no sólo su suerte aquí en la tierra, sino también su destino eterno. Aprendamos del capítulo ocho de Isaías a acudir al Señor y a Su Palabra en tiempos de dificultad, en lugar de mirar las situaciones con nuestra vista natural. El libro de Isaías 51 LA REGIÓN DE GALILEA Isaías 9:1, 2 52 El libro de Isaías CAPÍTULO 9 LA REGIÓN DE GALILEA 9:1-2 - “Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos”. Mateo 4:14-16 cita literalmente este pasaje. Se refiere a la predicación de Jesús que, como la Luz del mundo, trajo luz a esa región. Esta región de los alrededores del lago de Galilea había estado en tinieblas durante siglos, debido a que había sido dominada por los asirios, quienes realizaron deportaciones masivas y habían vuelto a poblar esa zona con babilonios y elamitas, 2º R. 17:6, 24. A estos gentiles traídos a Israel se los conocía como samaritanos. Eran personas que no conocían al Dios vivo y verdadero, 2º R. 17:26, como vemos en Juan capítulo cuatro, en la conversación entre Cristo y la mujer samaritana. De manera que eran personas que estaban en tinieblas espirituales. Jesús se crió en esta zona, en la ciudad de Nazaret. Dicho sea de paso, se estima que en esta zona geográfica Jesús realizó más del setenta por ciento de sus milagros. 9:3-5 - “Tú has hecho que la nación crezca; has aumentado su alegría. Y se alegran ellos en tu presencia como cuando recogen la cosecha, como cuando reparten el botín. Ciertamente tú has quebrado, como en la derrota de Madián, el yugo que los oprimía, la barra que pesaba sobre sus hombros, el bastón de mando que los subyugaba. Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla, y toda la ropa teñida en sangre serán arrojadas al fuego, serán consumidas por las llamas”, (NVI). Este pasaje anticipa el Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra. Ese será el tiempo en el cual el yugo del enemigo que oprimía sus hombros será destruido como lo fue en la época de la victoria de Gedeón sobre los madianitas. La nación aumentará en gran manera con gran gozo, y se repartirán el botín del enemigo. Cesará la guerra sobre la Tierra, porque Cristo establecerá un reinado de paz de mil años. Los versículos 1-2 se refieren a la primera venida del Señor como la Luz que vino a alumbrar al mundo, y los versículos 3-5 hacen referencia a Su Segunda Venida, en cuyo tiempo Él quebrará el yugo del enemigo que oprime a Israel. 9:6 - “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. Encontramos aquí en una hermosa secuencia el resumen cronológico del nacimiento, la vida madura, el ministerio y el Reinado Milenial de Cristo sobre la Tierra. En 7:14 se mencionó Su nacimiento: nacería de una virgen. Aparecería como el niño indefenso en el establo de Belén, pero Israel lo recibiría como un hijo maduro. Esto describe la escena en el Jordán, cuando a la edad de treinta años, Juan el Bautista lo presenta a Israel. Vino como el Gobernador del universo. En cada encuentro que tuvo, con el hombre o con Satanás, se hizo evidente que estaba en control de toda situación. Aun cuando el diablo declaró que toda la gloria de los reinos era suya y podía dársela a quien quisiera, Cristo le respondió: “Vete de mí Satanás”. El libro de Isaías 53 A continuación se mencionan ocho características del Cristo encarnado, señaladas a través de sus nombres: Admirable – Esta palabra significa “algo maravilloso”. Él es maravilloso, y asombroso. ¡Oh Jesús, qué maravilla eres en verdad! Consejero – Significa que Cristo fue ungido con espíritu de consejo. Él es el Consejero, porque sabe todas las cosas y todo lo que debemos hacer. Él es a quien debemos acudir en todo momento en busca de dirección y guía, porque hay un plan para nuestra vida y Él es el autor de ese plan. Dios Fuerte – Él es el Todopoderoso. No hay nadie que pueda compararse al Señor en poder y majestad. Padre Eterno – Él es el que alumbra a todo hombre que viene al mundo, Jn. 1:9. Él es quien da a todo ser humano una conciencia. Príncipe de Paz – Cristo es el que dijo, poco antes de Su crucifixión: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”, Jn. 14:27. Su paz sobrepasa todo entendimiento. 9:7 - “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. Junto con Daniel 2:44 y muchos otros pasajes de la Biblia, este versículo nos asegura que el Señor reinará cuando regrese a juzgar al mundo en justicia. Su reino será eterno y estará lleno de justicia. Apocalipsis 20:6 habla de este Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra. Todos los creyentes del Antiguo Testamento esperaban y deseaban que con Su venida, Cristo inauguraría el reino de Dios sobre la Tierra. Los judíos creían que su Mesías vendría y establecería Su reino. En consecuencia, esperaban que cuando Cristo viniera quebraría el yugo de Roma e instalaría Su Reino Milenial, Hechos 1:6. Sin embargo, existe un período de aproximadamente dos mil años entre sus dos venidas. Al principio, los discípulos no lo entendieron. También es digno de señalar que Cristo se sentará sobre el trono de David. Este será el cumplimiento de la promesa hecha a David, 2º S. 7:12-18, Sal. 132:11. A través de los siglos, el pueblo de Dios ha intentado instalar el reino, pero sin duda alguna, sólo el celo de Jehová de los ejércitos cumplirá esta bendita esperanza. 9:8-12 - “El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel. Y la sabrá todo el pueblo, Efraín y los moradores de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón dicen: Los ladrillos cayeron, pero edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos, pero en su lugar pondremos cedros. Pero Jehová levantará los enemigos de Rezín contra él, y juntará a sus enemigos; del oriente los sirios, y los filisteos del poniente; y a boca llena devorarán a Israel. Ni con todo eso ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida”. Este breve pasaje de la Biblia se refiere a la palabra de juicio que el Señor envía contra las diez tribus del norte de Israel, representadas por la tribu más poderosa: Efraín. Samaria era la ciudad capital. Ellos rehusaron reconocer el juicio de Dios debido al orgullo y la dureza de su corazón. En cambio, declararon que reconstruirían, de un modo mucho más seguro, todos los muros que el enemigo había derribado. 54 El libro de Isaías Esta es la actitud de los soberbios, quienes se niegan a reconocer sus malas obras y los consecuentes castigos del Señor. Por lo tanto, Dios declaró que levantaría contra ellos a sus enemigos tradicionales, los sirios y los filisteos, para que los devorasen. A pesar de este severo juicio, la mano del Señor aún estaba extendida para volver a castigar a la nación. Qué importante es aprender a discernir la mano de Dios cuando Él nos corrige. Con demasiada frecuencia, antes de aprender una lección tenemos que tropezar con la misma piedra una y otra vez o tratar de insistir en un camino que el Señor no ha señalado para nuestra vida. Esto sucede por la falta de humildad, y porque no logramos ver Su mano amorosa que busca hacernos volver al camino correcto, el camino que Él nos preparó antes de la fundación del mundo. 9:13 - “Pero el pueblo no se convirtió al que lo castigaba, ni buscó a Jehová de los ejércitos”. Como ya hemos dicho, el Señor nos corrige y castiga para hacernos volver a Él. Sin embargo, en ese momento particular de su historia, Israel no quiso volverse a Él, y por eso leemos con tristeza lo siguiente: 9:14-15 - “Y Jehová cortará de Israel cabeza y cola, rama y caña en un mismo día. El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola”. En consecuencia, como los hijos de Israel no anduvieron con rectitud, el Señor cortó las cabezas de la nación. 9:16 - “Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores, y sus gobernados se pierden”. Tengamos presente que los líderes pueden ejercer influencia sobre una nación para la justicia o para la impiedad. Ellos son los responsables de proclamar y explicar las leyes con claridad. Las leyes justas hacen que la gente ande en caminos rectos; mientras que las leyes que promueven la maldad destruyen naciones. Debemos orar por líderes piadosos para nuestros países, estados y ciudades. 9:17 - “Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia; porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida”. Nuevamente, debido a la hipocresía de la nación, el Señor no se agrada de ellos. Por lo tanto, ni siquiera tendrá misericordia de los huérfanos y las viudas, aquellos que, según Él estableció en Su ley, son dignos de compasión. Por segunda vez, declara que Su brazo aún está extendido para juicio. 9:18 - “Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del bosque, y serán alzados como remolinos de humo”. Aquí tenemos una descripción de los resultados de la maldad. La maldad es como un fuego que se enciende y consume a todos aquellos que son indignos. 9:19 - “Por la ira de Jehová de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como pasto del fuego; el hombre no tendrá piedad de su hermano”. Se compara la ira de Dios sobre la tierra de Israel con las tinieblas, y las personas son el combustible para el fuego de Su ira. 9:20 - “Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá hambre, y comerá a la izquierda, y no se saciará; cada cual comerá la carne de su brazo”. El sitio de Samaria fue tan terrible que se cumplió la profecía de El libro de Isaías 55 Moisés en Deuteronomio 28:52-55. El versículo 52 dice: “Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios te hubiere dado”. Los versículos 53-55 continúan de esta manera: “Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo. El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su seno, y al resto de sus hijos que le quedaren; para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle quedado nada, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades”. El sitio fue tan terrible que literalmente mataron y comieron a sus esposas e hijos. 9:21 - “Manasés a Efraín, y Efraín a Manasés, y ambos contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida”. El Señor vuelve a dirigirse a Judá y le promete que hará que Manasés y Efraín se levanten juntos contra el reino del sur. Aun con todo eso, Su ira no ha disminuido ante el gran pecado de ellos contra Él. En los próximos capítulos veremos a Dios pronunciar nuevos juicios. CAPÍTULO 10 10:1-2 - “¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos!” En la época de Isaías, uno de los clamores de Dios con respecto a su propio pueblo era que los gobernantes decretaban leyes injustas. Esto se repite una y otra vez. Por lo tanto, debería servirnos de advertencia con respecto a los gobiernos de nuestros días. Debemos cuidar con toda diligencia que nuestros representantes en el gobierno no dicten leyes que sean contrarias a las leyes de Dios. Si lo hacen, la Tierra se corromperá y descenderá la ira de Dios con poder para juzgar a los habitantes. En la época de Isaías, los gobernantes de Israel dictaban leyes que se oponían a la justicia social. Por ese motivo, en el versículo 3 el Señor pregunta: 10:3 - “¿Y que haréis en el día del castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando venga de lejos el asolamiento? ¿En dónde dejaréis vuestra gloria?” Los israelitas confiaban en sus ídolos. Como consecuencia, en el día del juicio del Señor se encontrarían indefensos; porque la ayuda de esos ídolos sería vana contra el único Dios vivo y verdadero. 10:4 - “Sin mí se inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán”. Entonces el Señor pronuncia Su juicio sobre Israel. Por negarse a andar en los caminos de Dios, los asirios los llevarían cautivos. Por cuarta vez el profeta declara: “Ni con esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida”. 10:5 - “Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira”. En este versículo vemos que Dios utilizó a los asirios para castigar a Su pueblo descarriado. Se trata de una lección muy importante para entender el trato y la relación de Dios con las naciones y las personas. Cuando el pueblo de Dios no anda conforme a sus leyes, Él levanta a alguien más malvado que él para castigarlo. Sin embargo, después del castigo y el arrepentimiento, Él castiga a los que utilizó para castigar a Su pueblo. Esto ocurrió con Israel. Ellos se apartaron de Dios y el Señor 56 El libro de Isaías levantó a Asiria, una nación aún más impía que ellos, para castigarlos. Después castigó a los asirios. Si recordamos ese principio, prácticamente podemos entender toda la historia de la humanidad desde el punto de vista divino. Fundamentalmente, esto ha ocurrido hasta nuestros días y ocurrirá hasta la Segunda Venida de Cristo. No obstante, en este caso, el Señor llama a los asirios vara de Su ira. 10:6 - “Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles”. Debido a su hipocresía, los asirios destruirían cada pueblo en Israel y Judá, y los pisotearían en el lodo. Honraban al Señor con sus labios, pero su corazón estaba muy lejos de Él. 10:7 - “Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas”. Los asirios entendieron que el Señor los había llamado especialmente para combatir contra Israel y Judá, tal como lo reconoció el rey asirio, Senaquerib, quien dijo en Isaías 36:10: “...Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela”. Sin embargo, se jactaron en exceso y sobrepasaron el mandamiento de Dios, lo cual hizo que el juicio de Dios cayera sobre ellos. Luego en Isaías 10:8, 9, Senaquerib orgullosamente dice: 10:8-9 - “Porque él dice: Mis príncipes ¿no son todos reyes? ¿No es Calno como Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria como Damasco?” Aquí Senaquerib compara a Jerusalén con las ciudades que ya había conquistado en Siria e Israel. Las ciudades conquistadas que aquí menciona no habían podido resistirlo cuando vino contra ellas. Las invadió por completo. Por lo tanto, presume con orgullo que Jerusalén también caerá ante él como estas otras ciudades. 10:10-11 – “Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria; como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?” Dice jactanciosamente que aun sus príncipes eran como reyes, y que invadiría Jerusalén como lo hizo con Samaria. 10:12 - “Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos”. Dios no tenía la intención de destruir Jerusalén por medio de los asirios. Como ya hemos señalado, cuando el Señor acabara Su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, entonces juzgaría a los asirios por el orgullo de su corazón que los hizo jactarse de su propia fuerza. 10:13 - “Porque dijo: Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente; quité los territorios de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados”. Ellos atribuían todas sus victorias a su propia fuerza; pero en realidad, Dios les había dado la capacidad para conquistar a estas naciones. 10:14 – “Y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese boca y graznase”. Los asirios continúan comparando sus hazañas sobre las naciones con una persona que recoge huevos. Sin embargo, el Señor responde al orgullo y la arrogancia con que se jactan, y dice en Isaías 10:15: El libro de Isaías 57 10:15 - “¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? ¡Como si el báculo levantase al que lo levanta; como si levantase la vara al que no es leño!” Los asirios quedan reducidos a una simple hacha, un instrumento en manos del Señor con el único fin de castigar a las naciones, y en especial a Israel. Como ya hemos dicho, después que Dios utiliza a una nación para castigar a Su pueblo por haberse apartado de Él, castiga con mayor severidad a esa nación que levantó como instrumento de castigo para Su pueblo. 10:16 - “Por esto el Señor, Jehová de los ejércitos, enviará debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego”. Como veremos en los próximos capítulos, este juicio se cumplirá cuando Asiria sitie Jerusalén. 10:17-19 - “Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos. La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como abanderado en derrota. Y los árboles que queden en su bosque serán en número que un niño los pueda contar”. Ahora el Señor compara a los asirios con un bosque que será consumido y le quedarán sólo unos pocos árboles. Dice que habrá tan pocos árboles que un niño podrá contarlos y anotar su número. Es importante notar que después de la destrucción final de Asiria, no vuelve a mencionarse la tierra con ese nombre. Hoy en día, Asiria simplemente forma parte de la actual Irak. El remanente A través de toda la Biblia hay una verdad que aflora una y otra vez. Se refiere al remanente. A pesar de que el pueblo de Dios es multitudinario, Él purifica y poda Su viña para que produzca fruto, más fruto, y mucho fruto. Podríamos denominar a este remanente como la porción purificada de la herencia del Señor de entre Su pueblo. Por lo tanto, después que los asirios cumplan los propósitos de Dios para Israel y Judá, quedará un remanente. 10:20-23 – “Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel. El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte. Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia. Pues el Señor, Jehová de los ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra”. Dios ahora va a purificar los corazones de los israelitas para que pongan su esperanza en Él y ya no acudan a los asirios en busca de ayuda y apoyo. Cuando salgan del desierto dependerán de su Amado, y lo harán en verdad. En Romanos 9:27 el apóstol Pablo cita este pasaje al desarrollar el tema de la elección por gracia: “También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo”. En Sofonías 3:12, 13 también podemos encontrar las características del remanente. El Señor fija los límites de las naciones. Por lo tanto, puede decir a Su pueblo con seguridad que no teman a los asirios, porque desde antes de la fundación del mundo, Él determinó que los asirios no tomarían Sion. Este es uno de los principales aspectos históricos de la sección del Antiguo Testamento en Isaías, caps.1-39. 58 El libro de Isaías 10:24 – “Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto”. El Señor confirma que la aflicción de Israel en manos de los asirios sólo será por un período de tiempo ya determinado. 10:25 – “Mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi furor y mi enojo, para destrucción de ellos”. En este versículo el Señor simplemente dice que Su indignación contra Israel, manifestada a través de la invasión de Asiria para castigarlos, cesará, y Su enojo se acabará con esta destrucción. Sin embargo, no será la destrucción de Israel Su pueblo, sino la de los asirios. 10:26 - “Y levantará Jehová de los ejércitos azote (látigo) contra él como la matanza de Madián en la peña de Oreb, y alzará su vara sobre el mar como hizo por la vía de Egipto”. El Señor anuncia la destrucción de los asirios al recordar a los israelitas la manera en que los ayudó en la época de Gedeón, cuando destruyó a los madianitas, Jue. 7:25. De la misma forma, destruyó a los egipcios cuando hizo que Israel cruzara el mar Rojo. En el versículo siguiente hallamos una declaración profética con respecto a la forma en que los asirios serán destruidos y cómo su poder sobre Israel será roto. 10:27 - “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción”. Nahum 1:13 lo repite: “Porque ahora quebraré su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas”. Hoy en día, con frecuencia el Señor recuerda este precioso versículo a los que verdaderamente creen en Él, cuando, por las ataduras que hay en su vida, claman a Él. A menudo Dios les habla y dice: “Tu yugo será quitado de tu cuello a causa de la unción”. De la misma forma, cantamos ese coro que dice: Es por la unción que Jesús el yugo quiebra, Por el poder de Su Espíritu Santo, Como el profeta lo declaró. Hoy es el día de la lluvia tardía, Dios se mueve con poder otra vez. Es por la unción que Jesús el yugo quiebra. Por eso la unción es indispensable para nosotros. Necesitamos pedirle con ahínco al Señor que nos unja con Su Espíritu y con aceite fresco del trono. 10:28 – “[Senaquerib] vino hasta Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas contará su ejército”. Esto se refiere a la ruta que siguió el ejército asirio cuando invadió Jerusalén. Avanzó desde el Noreste. 10:29 – “Pasaron el vado; se alojaron en Geba; Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó”. Los asirios se alojaron en Geba durante la noche, luego pasaron por Ramá en camino a Laquis, y atravesaron Anatot, que está apenas a una hora de marcha de Jerusalén. Por medio de una visión el profeta Isaías vio marchar a los asirios. 10:30-31 – “Grita en alta voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot. Madmena se alborotó; los moradores de Gebim huyen”. Isaías dice a las ciudades y pueblos por donde pasó el enemigo que hagan oír sus gritos, él mismo se lamenta por ellos. El libro de Isaías 59 10:32 – “Aún vendrá día cuando reposará en Nob; alzará su mano al monte de la hija de Sion, al collado de Jerusalén”. Luego el profeta vio al ejército descansar al día siguiente en Nob, una colina al norte de Jerusalén desde donde se ve la ciudad. Allí recuperaban fuerzas para el último ataque frontal contra la ciudad amada de Dios. Allí Senaquerib amenazó con el puño a Jerusalén. En ese momento parecía que todo estaba perdido, y que nadie podría resistir el avance asirio. 10:33-34 – “He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje con violencia, y los árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán humillados. Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo”. El Señor pelea ahora por Jerusalén y corta la fuerza del ejército asirio al igual que se podan las ramas de un árbol alto. Más adelante, veremos en declaración profética y relato histórico la manera exacta en que Dios salvó a Su amada ciudad, el monte de Sion al cual tanto ama. CAPÍTULO 11 La unción 11:1 – “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces”. Esta profecía se refiere singularmente a la persona del Señor Jesucristo. Es un descendiente de David, cuyo padre era Isaí. La Palabra de Dios enfatiza el hecho de que Jesús es del linaje de David. La Biblia también se refiere repetidas veces al Señor como “el Renuevo”(N.T. ). Él es Aquel quien produce abundante fruto, y de esa manera glorifica al Padre. 11:2 – “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. Las siete unciones que se mencionan en este versículo se conocen como los siete Espíritus del Señor. Se hace especial mención de ellos en el libro de Apocalipsis, donde se dice que están delante del trono de Dios, Ap. 4:5. Son las unciones de Dios. En el tabernáculo de Moisés estos siete Espíritus del Señor están representados por el candelero con siete lámparas. En Apocalipsis 4:5 también se describen como lámparas. Este manto de los siete Espíritus de Dios que descendió sobre Cristo en el Río Jordán, Lc. 3:21-22, 4:17-19, es diferente y mayor que el bautismo del Espíritu Santo. La unción del Señor fue mucho más grande que lo que recibieron los discípulos el día de Pentecostés; porque Él recibió el Espíritu sin medida, Jn. 3:34. Debemos comprender la diferencia entre estas dos experiencias. Por ejemplo, uno de los siete Espíritus de Dios es el espíritu de conocimiento, y uno de los nueve dones del Espíritu es la palabra de ciencia(N.T. ). Hay diferencia entre el espíritu de conocimiento y la palabra de conocimiento. Salomón es un ejemplo de alguien a quien le fue dado el espíritu de conocimiento. Vemos que por la unción que descansaba sobre él, Salomón pudo responder cualquier pregunta que le formulara la reina de Sabá. Debido al manto que había sobre su vida, el conocimiento de Salomón fluía constantemente. Sin embargo, la palabra de ciencia es diferente. N.T. en inglés “branch” rama o renuevo,. Jer. 23:5 y Zac. 3:8. N.T. en inglés “conocimiento” 60 El libro de Isaías Cuando opera el don de la palabra de ciencia, conoceremos un cierto hecho de manera sobrenatural. Es probable que pase algún tiempo antes de que este don nos revele el conocimiento de otro hecho. Algunas veces recibiremos una revelación a través del don de ciencia, y otras veces no. Pero el espíritu de conocimiento es una unción continua y duradera del conocimiento de Dios. Es la unción que reposaba sobre Cristo. Jesús sabía cuál era el estado espiritual de cada persona por el espíritu de conocimiento. Juan 2:24 nos dice que “conocía a todos”. El Señor sabía quién era Judas, aunque no reveló a nadie que Judas era el que lo iba a traicionar. Por lo tanto, a pesar de que debemos buscar el bautismo del Espíritu Santo y anhelar los dones espirituales, hay más del Espíritu Santo que podemos recibir. Por eso el apóstol Pablo oró por los creyentes de Éfeso (que ya eran pentecostales y habían recibido el bautismo del Espíritu Santo) para que recibieran el espíritu de sabiduría, Ef. 1:17. Para que en estos últimos días la Iglesia alcance su madurez plena, necesitamos la unción de los siete Espíritus de Dios que tenía Cristo. En Apocalipsis 5:6 leemos que el Cordero de Dios tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra. También queremos anhelar tener la naturaleza del Cordero de Dios, para que los siete Espíritus de Dios puedan fluir a través de nosotros y ministrar a los demás. El primero de estos siete espíritus con que Cristo estaba ungido era el Espíritu de Jehová. Este Espíritu es la unción para predicar, como dice Isaías 61:1: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar”. Esta unción, el Espíritu de Jehová, es la pieza central del candelero en el tabernáculo de Moisés. De esta unción central fluyen otros tres pares. El espíritu de sabiduría es la unción para tomar decisiones y hacer elecciones correctas. El propósito de la Iglesia es dar a conocer la multiforme sabiduría de Dios, Ef. 3:10, y en consecuencia, debemos buscar al Señor de todo corazón para que nos conceda este manto de unción de sabiduría, en especial si hemos de ser líderes. El espíritu de inteligencia es la tercera unción, que nos dice por qué ocurren ciertas cosas. Esta unción nos ayuda a comprender los caminos de Dios y aquello que vendrá, 1º Cr. 12:32; Lc. 24:45. Necesitamos esta unción para enseñar la Palabra de Dios. Debemos comprender la Palabra si vamos a enseñarla, y eso sólo es posible a través del espíritu de inteligencia. Las dos lámparas siguientes en el candelero son el espíritu de consejo y el espíritu de poder. El espíritu de consejo es la unción para aconsejar. Se otorga a aquellos que son consejeros en el cuerpo de Cristo. Cuando se aconseja a alguien, nunca se debe repetir a la persona una lista de principios o versículos de la Biblia. ¡Eso no es aconsejar! Aconsejar es tener la mente de Cristo para cada situación y transmitir a las personas lo que Dios les dice en su situación en particular. El espíritu de poder es la unción que había sobre Sansón cuando pudo tomar las puertas de la ciudad de Gaza, ¡y subirlas corriendo unos cuarenta y ocho kilómetros hasta Hebrón! Es el mismo poder que reposó sobre el Señor Jesucristo cuando volcó las mesas de los cambistas y los echó fuera del templo, Jn. 2:15. Siempre se presta mucha atención al enojo del Señor en este caso, pero el énfasis debería estar puesto en la unción de poder que había sobre Él. La sexta unción es el espíritu de conocimiento. Esta unción nos revela de manera sobrenatural acontecimientos del pasado, el presente o el futuro. Por el espíritu de conocimiento el Señor pudo conocer el carácter de Natanael y además verlo debajo de la higuera, Jn. 1:47, 48. El libro de Isaías 61 El propósito de la séptima unción, el espíritu del temor de Jehová, es traer convicción, arrepentimiento y avivamiento. Esta unción puede hacer mucho más que producir convicción de pecado en una persona. Este manto puede descender sobre una iglesia, una ciudad, y hasta un país entero. Es lo que ocurre cuando viene un gran avivamiento. Las personas sienten convicción de pecado, aunque no sepan nada acerca de Cristo y aun cuando nunca hayan asistido a la iglesia. A través de los tiempos los creyentes han sido revestidos, en menor o mayor grado, con algún aspecto de la unción. Sansón recibió el espíritu de poder, y Moisés, Salomón y Daniel fueron famosos por su sabiduría. Nosotros, también, debemos pedir al Señor la unción específica que nos capacite en forma individual para llevar a cabo la obra del ministerio que Él ha preparado para nuestra vida. Porque no es “con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. En la vida de Jesús, fue sólo por el Espíritu que pudo ofrecerse a sí mismo sin mancha a Dios, He. 9:14. 11:3 – “Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos”. El Padre Celestial dotó a Su amado Hijo de estas virtudes durante Su ministerio terrenal, y lo capacitó para glorificarlo y cumplir los propósitos que ya tenía ordenados para Su vida y ministerio. Ser sensibles a las cosas que a Dios le agradan es un privilegio poco común que nos permite caminar en el Espíritu y de esa manera cumplir, como dice Pablo, la justicia de la ley, Ro. 8:4. Además Él juzgaba con justicia, no según las apariencias. Juan 2:25 dice de Él: “Y Cristo no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre”. Debemos pedir al Señor que nos conceda esta capacidad de juzgar correctamente en ciertas situaciones, y de saber cómo ve Dios cada situación en particular. 11:4 – “Sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío”. Se refiere al reino de mil años de Cristo sobre la Tierra, el cual será un reino de justicia. Es entonces cuando Él reinará con vara de hierro, Sal. 2:9. 11:5 – “Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura”. Como en la vida de Cristo, uno de los aspectos de nuestra vida es que debemos estar llenos y revestidos de la justicia de Dios, Fil. 3:9. Mateo 5:6 dice: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Más aún, necesitamos ser como Cristo, Abraham y Moisés, que permanecieron fieles en cada aspecto de su vida y ministerio. El Señor es el Fiel y Verdadero, Ap. 19:11. ¿Cómo podemos llegar a ser justos y fieles? Cuando elegimos seguir un camino predeterminado y continuamos por él, el Señor nos confirmará en ese camino y recibiremos los frutos del mismo. Daniel dijo: “[Dios] da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos”, Dn. 2:21. Por lo tanto, si nos disponemos a ser justos y fieles y seguimos por ese camino día tras día, el Señor nos llenará con Su justicia y nos hará fieles. El Reino Milenial 11:6-8 – “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién 62 El libro de Isaías destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora”. La creación toda cayó bajo maldición cuando el hombre pecó contra Dios en el huerto del Edén. Después de la caída el reino animal adquirió una naturaleza corrupta y se volvió salvaje. Sin embargo, Pablo nos dice en Romanos que ellos también serán libertados en la Segunda Venida del Señor. En Romanos 8:20, 21 leemos: “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios”. Todas sus criaturas convivirán en armonía cuando el Señor gobierne como Rey durante el Milenio. Aun las serpientes dejarán de morder a las personas; sus apetitos cambiarán. ¡Alabado sea Dios! (Esta es una de las muchas evidencias de que aún no estamos en el Milenio, porque hoy en día una serpiente ataca si uno se le acerca demasiado.) 11:9 – “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Habacuc 2:14 lo repite. En la actualidad, millones de personas no conocen a Dios, pero durante el Milenio el conocimiento del Señor cubrirá la Tierra como las aguas cubren el mar. 11:10 – “Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa”. Con gran facilidad y elocuencia proféticas Isaías regresa del período milenial al tiempo de la Iglesia, al declarar que los gentiles se volverán al Señor. Entrarán a su reposo espiritual (del cual estudiaremos más al llegar a Isaías 28:11, 12), lo cual se refiere al bautismo del Espíritu Santo. A continuación Isaías declara lo que le sucederá a Israel en los últimos días de la Iglesia, antes de la Segunda Venida. 11:11-12 – “Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra”. Precisamente a esto se refiere Jeremías 30:3: “Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán”. De manera que, como vemos que acontece en nuestros días, Israel volverá a ser una nación; pero también deberán soportar la Gran Tribulación, o la angustia de Jacob, como leemos en Jeremías 30:4-7. Asimismo, Isaías declara a continuación la segunda reunión de Israel. La primera ocurrió después de la caída de Babilonia con el decreto de Ciro y el regreso bajo la dirección de Zorobabel. (Posteriormente, Esdras y Nehemías lo llamaron el Período de la restauración.) Sin embargo, al igual que la primera restauración, se dará en etapas sucesivas. En la primera restauración hubo tres regresos primordiales a Israel. El primer grupo estuvo bajo las órdenes de Josué y Zorobabel, el segundo grupo fue en la época de Esdras, y el tercero vino con Nehemías. La segunda restauración de Israel también tendrá lugar en sucesivas etapas. La primera ocurrió en 1948, cuando Israel volvió a ser una nación. Desde entonces oleadas de inmigrantes han regresado a Israel. No obstante, sobre el final de esta dispensación, veremos la restauración de las doce tribus de Israel. Esto causará aflicción a los filisteos (o palestinos, como se los llama hoy) como así también a Edom, Moab y Amón, que constituyen el actual Reino Hachemita de Jordania. El libro de Isaías 63 11:13-14 – “Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín; sino que volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán”. De esta manera, durante el Milenio, Judá y Efraín (Israel) serán una sola vara en manos del Señor, comparar Ez. 37:16-22. Volverán a ser una nación, y su rey, David, gobernará sobre ellos. Más aun, luego tendrá lugar el castigo de Egipto. 11:15 – “Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias. El Río Nilo nace principalmente en dos países: Uganda y Etiopía. El Nilo azul y el blanco confluyen, y luego, cerca de su desembocadura en el mar Mediterráneo, se separa en siete cursos principales. Dios dice que allí es dónde herirá a los egipcios. 11:16 – “Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto”. En los últimos días muchos judíos volverán a ser llevados cautivos a Asiria, pero cuando venga el Señor, Él los restaurará a Su tierra. Vemos que todas estas cosas tendrán su culminación después de la Segunda Venida. Pongo énfasis en el después de la Segunda Venida, porque el presidente Carter, el presidente Sadat, y el Sr. Begin malinterpretaron la estructura temporal de la reunión de Asiria, Israel y Egipto en los acuerdos de Camp David. (En el capítulo 19:23-25 se desarrolla este tema en mayor detalle.) De manera que, en la Segunda Venida del Señor, serán castigadas las naciones que han afligido a Israel durante la Gran Tribulación, y luego estas tres naciones (Asiria, Egipto e Israel) se reconciliarán. CAPÍTULO 12 Los cánticos de la liberación de Sion 12:1 – “En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado”. Este cántico se entonará en la Segunda Venida cuando Israel sea restaurado. Se habrá disipado el enojo que el Señor derramó principalmente en la época de los asirios, babilonios y romanos. En el lugar de Su ira estará Su consuelo. El propósito de la Gran Tribulación es purificar a Israel de sus pecados. Una vez que hayan sido purificados, el Señor los consolará. 12:2 – “He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí”. Por lo tanto, ellos se regocijarán porque el Señor Jehová los salva de todos sus enemigos. Unidos en matrimonio espiritual, Él se convierte en su cántico. 12:3 – “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”. La salvación que sólo la Iglesia ha conocido durante estos dos mil años de gracia volverá a estar disponible para Israel. Esto lo declara Pablo en Romanos 11:25, 26: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad”. 64 El libro de Isaías 12:4-6 – “Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel”. Por lo tanto, Israel cantará gozosa y triunfante cuando vuelva a unirse en ese lazo de matrimonio espiritual santo con el Mesías a quien buscaba, pero que rechazó. Ahora, libre ya de toda ceguera espiritual, las escamas caen de sus ojos al contemplar a su Redentor, el Santo de Israel. Se convierten en verdaderos “carismáticos” al exclamar: “¡Gloria a Dios!” con todos los redimidos de cada lengua, tribu y nación. Oh qué día tan glorioso será. Así concluye la parte tres: El libro de Emanuel. El libro de Isaías 65 Parte Cuatro 13:1-23:18 PROFECÍAS CONTRA NACIONES EXTRANJERAS En Isaías capítulos 13-23 encontramos una serie de profecías dirigidas contra naciones extranjeras. Son principalmente nueve las naciones extranjeras sobre las cuales se pronuncia juicio. También en estos once capítulos el Señor emite juicios contra Su propia nación, Israel. No debe considerarse a estas naciones sólo desde el punto de vista histórico, como que existieron en el pasado, sino también como naciones que resurgirán en los últimos días. Estas naciones son los enemigos tradicionales de Israel a través de todas las generaciones. En los últimos días, las veremos surgir contra Israel por última vez. CAPÍTULO 13 Babilonia 13:1 – “Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz”. Uno de los aspectos más notables de las profecías de Isaías es su capacidad poco común para predecir los destinos de las naciones. Cuando pronunció estas profecías sobre Babilonia, esta no era más que una colonia del imperio asirio. Por lo tanto, las profecías de Isaías con respecto a Babilonia como un gran imperio son en verdad sorprendentes. Él vio todos estos acontecimientos muchos años antes de que sucedieran. Esto se parece a lo que le sucedió al apóstol Juan, quien vio los acontecimientos de los postreros días mientras se encontraba en la isla de Patmos. Creo de todo corazón que este ministerio del Espíritu Santo es para nosotros hoy. Dios desea mostrarnos las cosas que van a suceder sobre la Tierra. En Juan 16:13, el Señor Jesús dijo: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Isaías en verdad observó estos acontecimientos suceder delante de sus ojos. Por esa razón pudo profetizar con tanta seguridad y autoridad. Los programas de televisión pueden mostrarnos el pasado y el presente, pero no pueden mostrarnos el futuro. Ese es un privilegio reservado para Dios y sus hijos. Ciertamente, en el pasado Babilonia había sido un imperio poderoso, especialmente bajo el gobierno del infame Nimrod, su fundador, Gn. 10:9, 10. Posteriormente, en tiempos de Abraham, volvió a tener gran prominencia con Hamurabi, el famoso legislador y escritor de códigos. Probablemente, muchos tuvimos que estudiar en la escuela acerca del código de Hamurabi. El mismo se encontró íntegro en Susa en 1901. Está compuesto de 282 leyes grabadas sobre una estela. En la actualidad se conserva en el museo del Louvre en París, Francia. Después de Hamurabi, el Imperio Babilónico declinó hasta convertirse en una colonia de Asiria en la época en que Isaías profetizó. Sin embargo, la importancia de Babilonia reside en que la Babilonia espiritual resurge en la 66 El libro de Isaías Palabra de Dios en lo últimos días como la gran ramera, un misterio: “BABILONIA LA GRANDE”, Ap. 17. Por lo tanto, mucho de lo que se describe en los próximos dos capítulos se refiere a su destrucción en los últimos días. El relato de la destrucción de Babilonia comienza con un fuerte clamor a las naciones que Dios utilizará para derrocarla. EL IMPERIO BABILÓNICO (626 a.C. – 539 a.C.) M ar Ca io sp Mar Negro MEDIA ASIRIA Nínive Asiria Rí o Chipre Mar Mediterráneo Menfis EGIPTO Damasco Eu Rí fra o Ti tes g r is Babilonia Jerusalén Susa Ur Imperio Babilonio Mar Rojo 13:2-3 – “Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes. Yo mandé a mis consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran con mi gloria”. Los consagrados son aquellas naciones al mando de Ciro el Grande, rey de Persia. Dios las eligió y las apartó para que se levantaran contra Babilonia. Esto se cumplió en octubre de 539 a.C., cuando entraron por las puertas de los nobles de Babilonia. El libro de Isaías 67 13:4-5 – “Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla. Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra”. Esta es una descripción sublime de las naciones que se colocan bajo el estandarte de Jehová, de manera que puedan ingresar por las puertas de Babilonia para llevar a cabo su destrucción ya determinada. Vemos a los ejércitos descender sobre las tierras bajas de Babilonia, principalmente desde las montañas de Persia. 13:6-8 – “Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso. Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre, y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas”. En estos versículos Isaías describe la angustia terrible de los defensores y los habitantes de Babilonia cuando estos ejércitos descienden sobre ellos para destruirlos. 13:9-10 – “He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor”. La ira del Señor viene para convertir Su tierra en soledad. Será como una noche sin estrellas y sin luna y como un día oscurecido. Aparentemente, toda la naturaleza se cubrirá de tinieblas por la ira del Señor. Dios entonces regresa al propósito original de la manifestación de Su enojo. 13:11-12 – “Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre”. Por la maldad de la humanidad, Dios castigará y derribará a los soberbios. Quedarán tan pocos incrédulos, que debido a su escasez el hombre será más precioso que el oro fino. Ofir es una tierra famosa por su oro, 1º R. 10:11, Sal. 45:9. 13:13 – “Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira”. Aquí el Señor habla con la misma actitud que lo hace a través del profeta Joel en Joel 2:31-32, y en Hebreos 12:26, 27, con respecto a los últimos días anteriores a Su Segunda Venida. Aunque estudiamos aquí el juicio sobre la Babilonia histórica, parece como si anunciara el juicio sobre la Babilonia de los postreros días. 13:14 – “Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra”. Entonces todos los babilonios, despojados de su líder, huirán cada uno a su propia casa. 13:15-16 – “Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera que por ellos sea tomado, caerá a espada. Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres”. Nadie escapará de la matanza. Este pasaje coincide con la oración del salmista en Salmos 137:8-9 en relación con el juicio sobre Babilonia: “Hija de Babilonia la desolada, bienaventurado el que te diere el pago de lo que tú nos hiciste. Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña”. Ahora, se menciona específicamente a los medos como los principales líderes del ataque contra Babilonia. Esto se repite en varias otras profecías relativas a este período. Los medos, que en la actualidad forman parte de Irán, eran temidos por su crueldad. Isaías declara que destruirán Babilonia aun antes de que se convierta en una potencia dominadora. 68 El libro de Isaías 13:17-18 – “He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos”. El pueblo se parece a sus líderes y adopta sus características. Ciro no estaba interesado en cosas terrenales tales como plata y oro, y de la misma manera, a su gente tampoco le interesaban. Los babilonios ofrecieron plata y oro para que les perdonaran su vida, pero eso no significaba nada para los medos y los persas. Simplemente los mataron. Mataron a las mujeres y los niños. Pero eso es exactamente lo que Babilonia hizo a los judíos cuando sitiaron Jerusalén. Buscaron con velas a aquellos que estaban escondidos en cuevas y bajo tierra y les dieron muerte. Por esa razón el salmista, que escribió durante el cautiverio babilónico, pudo hablar con tanta seguridad, Sal. 137:8, 9. Contaba con la profecía de Isaías y sabía que sucedería. 13:19 – “Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios”. Luego se anuncia la destrucción completa de Babilonia, que era la gloria de los reinos. Sus jardines colgantes eran una de las siete maravillas del mundo. Era una ciudad magnífica. Tenía más de cien puertas. Todas sus calles eran rectas. El Río Éufrates la atravesaba. No se había reparado en gastos para construir Babilonia. Habían capturado a todas las naciones vecinas y habían traído sus riquezas a Babilonia para derrocharlas en la edificación de esta maravillosa ciudad. 13:20-22 – “Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada; sino que dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones; allí habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes. En sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a llegar está su tiempo, y sus días no se alargarán”. A pesar de que los medos y los persas capturaron Babilonia en 539 a.C., no la destruyeron totalmente. Su destrucción como ciudad no ocurrió sino hasta mucho tiempo después en la historia. Babilonia fue destruida en distintas etapas a través de los años. Con el tiempo, Darío Histaspes arrasó los muros como castigo por su levantamiento contra los persas. Jerjes (también llamado Asuero en Ester 1:1), el esposo de Ester, destruyó todos sus templos. Y finalmente, los griegos la dejaron en ruinas por su descuido, cuando asumieron el control de la ciudad después de derrotar a los persas durante las conquistas de Alejandro Magno. CAPÍTULO 14 La misericordia del Señor sobre Su pueblo elegido 14:1-3 – “Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob. Y los tomarán los pueblos, y los traerán a su lugar; y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la tierra de Jehová; y cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron. Y en el día que Jehová te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir”. Encontramos esta oda de esperanza para Israel intercalada entre las profecías contra Babilonia. En estos tres primeros versículos el Señor confirma Su amor por ellos. Si alguna nación necesitaba saber que Dios la amaba, esa El libro de Isaías 69 era Israel, porque ninguna nación había sufrido como ella. De manera que recibe la promesa de restauración a su tierra después del cautiverio babilónico. Sin embargo, este maravilloso interludio también parece anunciar un regreso mucho mayor después de la cautividad, inmediatamente antes de la Segunda Venida. El Señor bendecirá grandemente a Israel, y las otras naciones que los oprimieron se convertirán en sus siervos. Sin duda esto se refiere al Milenio, porque los israelitas no gobernaron sobre sus opresores después de su regreso de la cautividad en Babilonia. Esto tendrá su cumplimiento durante el Milenio. Estas profecías son asombrosas porque cuando Isaías las declaró, Israel se encontraba en su propia tierra. Pero Isaías se adelanta al regreso de Israel de la cautividad babilónica. Ahora la profecía vuelve a denunciar a Babilonia, y, en especial, a su rey, que como veremos más adelante es una personificación de Satanás mismo. 14:4-6 – “Pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro! Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores; el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad”. Aunque el rey de Babilonia, Nabucodonosor, oprimía a las naciones, el Señor quebró el poder de sus sucesores a través del asesinato de Belsasar durante la noche de la caída de Babilonia, Daniel 5. Nadie vino a socorrer a Babilonia. 14:7 – “Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas”. Las naciones de la tierra tuvieron gran reposo y regocijo cuando Babilonia cayó, y los medos y los persas tomaron el control. 14:8 – “Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador [un hombre del bosque con un hacha] contra nosotros”. Isaías habla aquí en lenguaje figurado, el cual siempre ha sido parte de las formas de expresión y comunicación en Oriente Medio, especialmente de las naciones situadas en las costas del Mediterráneo. Se alude a los habitantes de la tierra como cipreses y cedros. Cuando Babilonia fue destruida el mundo entero tuvo reposo, porque Ciro fue un gobernante bueno y misericordioso. 14:9-11 – “El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán”. Ahora, Isaías se refiere no sólo al rey de Babilonia, sino a Satanás. En esta profecía vemos el fin del último rey de Babilonia, Belsasar, y vemos también el fin del Anticristo cuando es lanzado al infierno, Ap. 19:19-20. Sus habitantes están asombrados de que alguien tan jactancioso y que causó tanto estrago en la humanidad haya llegado a ser como uno de los reyes de la tierra que han caído en la condenación eterna. Al hacerse progresivamente más directa y específica la identificación, este rey espiritual de Babilonia no puede ser otro que el mismo Lucero(N.T.). 14:12 – “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones”. Lucifer significa “hijo de la mañana”. Tal era el título de Satanás antes de su rebelión. Con el poder de Satanás, el Anticristo debilitará a las naciones en los últimos días. Podrá hacer guerra contra los santos y prevalecer, y aun quitar la vida a Moisés y Elías, Ap. 11:7-11. Pero luego será arrojado al infierno. N.T. en inglés: Lucifer 70 El libro de Isaías 14:13-14 – “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. Encontramos aquí cinco pretensiones de Lucifer que revelan su terrible orgullo, insolencia y blasfemia al buscar ocupar el lugar del Altísimo. El Anticristo repetirá estas cosas cuando venga. De esta manera, podemos comprender el orgullo que hizo caer a Lucifer. El hermoso hijo de la mañana, que se convirtió en Satanás, nos da un anticipo de los últimos días, cuando el Anticristo hablará palabras presuntuosas contra el Altísimo, Dn. 7:25. Lucifer dirigía la adoración en el cielo, pero luego quiso recibir él esa adoración que sólo pertenece a Dios, y esa fue la razón de su caída. Ezequiel también recibió una revelación de la caída de Lucifer, Ez. 28. Lucifer miró hacia adentro, consideró su propia belleza y se llenó de orgullo. Debemos cuidarnos de esto en nuestra propia vida. Nuestros ojos deben mirar siempre hacia afuera y hacia arriba. Deben estar llenos de Dios, y siempre debemos atribuir todo éxito a Dios y sólo a Él. El peligro en el ministerio, y en la vida misma, es mirar hacia adentro, a nosotros mismos y a lo que creemos son nuestros propios logros. No debemos mirar lo que hemos realizado o logrado, sino entender que todo es sólo por gracia. Debemos decir junto con el Señor Jesucristo: “No puede el hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre”, Jn. 5.19. Sin Dios no podemos hacer nada. Lo que importa no es el arma (una quijada de asno o una honda), sino las manos en las que se deposita el arma. Cuando nos ponemos en las manos de Dios, Él puede llevar a cabo grandes cosas a través de nuestra vida. Sin embargo, si el Señor quitara Su mano de nuestra vida, no podríamos hacer nada y no tendríamos ningún valor. 14:15-16 – “Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos?” Estos versículos declaran claramente el fin de Satanás y el Anticristo. Muchos de los líderes y guerreros que han tenido un lugar de preeminencia durante su vida, también serán arrojados al infierno. Ezequiel 31 nos confirma esto en relación con la caída de los líderes y guerreros de Asiria. Personalmente, yo he tenido una visión de algunos de los líderes más renombrados de este siglo en el infierno. Ezequiel 28:11-19 describe la destrucción de Satanás. El querubín protector será arrojado al abismo. Los siguientes versículos se aplican tanto al rey de Babilonia como al Anticristo: 14:17-20 – “¿... que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel? Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su morada; pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado. No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos”. Históricamente, el rey Nabucodonosor encarceló a su hijo y heredero, Evil-merodak. Su hijo gobernó en su lugar durante el tiempo que Dios lo juzgó, convirtiéndolo en una bestia, Dn. 4:33, 34. Durante este período de siete años, Evil-merodak gobernó de manera desenfrenada. Sin embargo, cuando Nabucodonosor regresó al trono, envió a su hijo Evil-merodak a la cárcel. Finalmente, cuando a la muerte de su padre, Evil-merodak lo sucedió en el trono, arrojó el cuerpo de su padre fuera de su El libro de Isaías 71 tumba para vengar los años de encarcelamiento y agraviar su memoria. Aparentemente, el Anticristo tendrá un destino semejante. Su cadáver será sacado de su tumba porque él destruirá la Tierra y devorará a la gente. 14:21-22 – “Preparad sus hijos para el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz del mundo. Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto, dice Jehová”. Estos versículos se refieren específicamente al rey de Babilonia y su simiente, porque el Anticristo no tendrá relación alguna con las mujeres, Dn. 11:37. Por lo tanto, no tendrá descendencia humana. Históricamente ocurrió así, porque la descendencia real fue asesinada cuando los medos y los persas capturaron Babilonia. 14:23 – “Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas de destrucción, dice Jehová de los ejércitos”. Como ya hemos mencionado anteriormente, Babilonia sufrió, en años posteriores y en varias etapas, una aniquilación casi total. Esto culminó con su descuido por parte de los seléucidas, quienes se hicieron cargo de Babilonia después de la muerte de Alejandro Magno. Los asirios 14:24-28 – «Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado; que quebrantaré al asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro. Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las naciones. Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder? En el año que murió el rey Acaz fue esta profecía». Con respecto a la época de los asirios, que precedió a la de los babilonios, el Señor declara que el yugo asirio sobre Israel sería quebrado. Esta profecía fue dada en el último año de Acaz (715 a.C.) y se cumplió unos quince años después, durante el reinado de su hijo Ezequías. Palestina (o los filisteos) 14:29 – “No te alegres tú, Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la raíz de la culebra saldrá áspid, y su fruto, serpiente voladora”. Ahora el profeta se dirige a los filisteos, el país vecino de Israel. Ellos han sido la piedra en el zapato de Israel a través de los siglos y aún continúan siéndolo. Los filisteos comenzaron a regocijarse aquí porque la vara que los había mantenido en jaque, refiriéndose a Uzías, estaba muerta. En este versículo se les dice a los filisteos que de la víbora común saldría otra culebra muy peligrosa con la forma de Ezequías. Y de él, saldría después un dragón volador en la persona misma del Señor Jesucristo. El Tárgum (la traducción aramea del Antiguo Testamento) traduce el versículo 29 de esta manera: “Porque de los hijos de Isaí saldrá el Mesías y sus obras serán como la serpiente voladora”. Sin embargo, esto también podría significar que la serpiente es la nación de Asiria. Esta fue reemplazada por los babilonios, quienes surgieron de la raíz de Asiria. Babilonia fue una colonia de Asiria antes de alcanzar su lugar destacado. Finalmente, el dragón, o el Anticristo, saldrá de la Babilonia espiritual. 72 El libro de Isaías 14:30 – “Y los primogénitos de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán confiados; mas yo haré morir de hambre tu raíz, y destruiré lo que de ti quedare”. El versículo 30 significa que los pobres del pueblo de Dios confiarán en el Mesías, y Él hará morir de hambre a la raíz de los filisteos (los palestinos) y dará muerte a su remanente. 14:31 – “Aúlla, oh puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea; porque humo vendrá del norte, no quedará uno solo en sus asambleas”. Los filisteos aullarán y clamarán porque Israel los destruirá por completo, Is. 11:14. 14:32 – “¿Y qué se responderá a los mensajeros de las naciones? Que Jehová fundó a Sion, y que a ella se acogerán los afligidos de su pueblo”. El Señor finalmente establecerá a Sion, y los pobres del pueblo depositarán su confianza en el Rey de Sion. CAPÍTULO 15 Moab La nación de Moab fue concebida mediante una relación ilícita entre Lot y su hija mayor después de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Gn. 19:30-38. Cuando pensamos en Lot, vemos una serie de tragedias que resultaron de esta vida justa. Moab y Amón, dos naciones que han sido una piedra en el zapato de Israel a través de toda su existencia, en realidad nunca debieron haber nacido. En la actualidad, ellas conforman el reino de Jordania. Al leer la Biblia, encontramos familias enteras que no han traído más que vergüenza a través de todas las generaciones. Lamentablemente, hallamos la misma situación hoy en día. A menudo pienso que habría sido mucho mejor que algunas personas nunca hubiesen nacido, o que al menos no hubieran tenido hijos, de manera que no transmitieran sus características a su descendencia. ¿Podemos hacer algo si nacemos de una simiente malvada? Sí. Rut era diferente, y sin embargo era moabita. Acudamos a Dios y pidámosle que quite de nuestra vida la maldad de nuestros antepasados, para que no extendamos esa simiente maligna. 15:1 – “Profecía sobre Moab. Cierto, de noche fue destruida Ar de Moab, puesta en silencio. Cierto, de noche fue destruida Kir de Moab, reducida a silencio”. Isaías, con profundo dramatismo, declara esta carga concerniente a la destrucción, por parte de los asirios, de las dos ciudades principales de Moab en una misma noche. 15:2-5 – “Subió a Bayit y a Dibón, lugares altos, a llorar; sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab; toda cabeza de ella será rapada, y toda barba rasurada. Se ceñirán de cilicio en sus calles; en sus terrados y en sus plazas aullarán todos, deshaciéndose en llanto. Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahaza se oirá su voz; por lo que aullarán los guerreros de Moab, se lamentará el alma de cada uno dentro de él. Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim”. Isaías parecería profetizar, a disgusto, que tales juicios debían venir sobre aquellos que tienen una relación muy cercana con Israel, al recordar que la sangre de Moab corría por la venas de David por su tatarabuela Rut. Por lo tanto, la sangre de Moab también corría por las venas del Señor Jesucristo, el hijo de David. En este versículo Isaías dice que llorará por Moab. El libro de Isaías 73 15:6-9 – “Las aguas de Nimrim serán consumidas, y se secará la hierba, se marchitarán los retoños, todo verdor perecerá. Por tanto, las riquezas que habrán adquirido, y las que habrán reservado, las llevarán al torrente de los sauces. Porque el llanto rodeó los límites de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta Beer-elim su clamor. Y las aguas de Dimón se llenarán de sangre; porque yo traeré sobre Dimón males mayores, leones a los que escaparen de Moab, y a los sobrevivientes de la tierra”. La esencia de este capítulo y el siguiente (que en realidad constituyen toda la profecía contra Moab) es la destrucción de Moab por Asiria. Se mencionan tres años, Is. 15:5, 16:14. Aunque este sería el período entre la muerte de Acaz y la invasión Asiria de Moab, es posible que exista también otra interpretación profética. Tal interpretación giraría en torno al tiempo del Anticristo, porque en Daniel 11:41 leemos que Edom, Moab y la mayoría de los hijos de Amón escaparán del rey del norte, que es el Anticristo. Sin embargo, como vemos en Isaías 63, tres años después el Señor mismo ejecutará venganza sobre ellos en Su Segunda Venida. Los versículos restantes del capítulo quince son muy fáciles de entender. Se refieren a los lugares de Moab que serán invadidos. Los moabitas se verán forzados a huir. Los leones del versículo 9 hacen alusión a los asirios. En Nahum 2:11, “el león” es una referencia a Senaquerib. CAPÍTULO 16 16:1 – “Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la hija de Sion”. Este capítulo se inicia con una leyenda ininterrumpida de los juicios de Dios sobre Moab. La traducción de este versículo en la NVI nos permite entender más claramente el propósito y la intención del profeta: “Envíen corderos al gobernante del país, desde Sela, por el desierto, y hasta el monte de la hija de Sión”. El profeta dice que durante el reinado de Mesa, rey de Moab, se pagaba un tributo de corderos a los reyes de Samaria, pero eso terminó en los días de Acab, 2º R. 3:4, 5. Para escapar del juicio, Isaías les implora que ahora paguen el tributo al gobernante de Judá en el monte de Sion; porque la seguridad de Moab depende de su obediencia a Judá. Sin embargo, esta es también una verdad que se puede aplicar a nuestra propia vida. Debemos entregar nuestros diezmos y ofrendas a la iglesia para recibir protección. Pero Moab se rebeló contra el tributo y sería juzgada. 16:2 – “Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón”. Como consecuencia, las mujeres de Moab huirán del enemigo y tratarán de llegar a Judá, porque cuando uno entra en Israel los vados de Arnón se encuentran en el extremo del territorio de Moab. 16:3-5 – “Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra. Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia”. El profeta aquí clama a Judá para que cuide a los fugitivos de Moab que escapan de los asirios. Se pronuncia la promesa de que el trono 74 El libro de Isaías del rey David se establecerá en misericordia, y uno se sentará sobre ese trono para juzgar con justicia. Finalmente, esto se refiere al Señor Jesús, el Juez y Rey justo. Sin embargo, también hace alusión al contexto histórico inmediato de aquellos dos reyes justos: Ezequías y Josías. Ambos juzgaron con rectitud y sus tronos fueron establecidos en misericordia. 16:6 – “Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes”. La última parte de este pasaje se refiere a los pecados de Moab, y su justo juicio ejecutado por los asirios. La causa principal de los terribles castigos de Moab fue su gran orgullo; y por esa razón, el Señor levanta a los asirios contra ellos. El orgullo a menudo se apodera de aquellos que han pecado y no se han arrepentido. Se enorgullecen de las cosas malvadas que hacen, y hasta se ríen y se regocijan en ellas. 16:7-8 – “Por tanto, aullará Moab, todo él aullará; gemiréis en gran manera abatidos, por las tortas de uvas de Kir-hareset. Porque los campos de Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma; señores de naciones pisotearon sus generosos sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y se habían extendido por el desierto; se extendieron sus plantas, pasaron el mar”. Tenemos aquí una descripción del lamento de Moab debido a esta invasión. La expresión “señores de naciones” se refiere a los reyes de los asirios que han quebrantado a Moab. En este caso, se compara a Moab con una vid que alguna vez era próspera, pero ahora está destruida. 16:9-11 – “Por lo cual lamentaré con lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis lágrimas, oh Hesbón y Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá el grito de guerra. Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán, ni se regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador; he hecho cesar el grito del lagarero. Por tanto, mis entrañas vibrarán como arpa por Moab, y mi corazón por Kir-hareset”. Kir-hareset es un pueblo de Moab. Aquí, el profeta no se goza al contemplar la destrucción de Moab, el enemigo tradicional de Israel. Esto concuerda con la actitud de los justos en Proverbios 24:17: “Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, y cuando tropezare, no se alegre tu corazón”. 16:12-14 – “Y cuando apareciere Moab cansado sobre los lugares altos, cuando venga a su santuario a orar, no le valdrá. Esta es la palabra que pronunció Jehová sobre Moab desde aquel tiempo; pero ahora Jehová ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como los años de un jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran multitud; y los sobrevivientes serán pocos, pequeños y débiles”. Moab no prevalecerá, aunque se canse de su pecado y busque orar a sus ídolos. Así ocurrirá siempre con los impíos. Finalmente, Moab será grandemente reducido y su remanente (aquellos que sobrevivan a los castigos) será muy pequeño. CAPÍTULO 17 Este capítulo se ocupa principalmente de los juicios de Dios sobre la alianza de Siria y Efraín (o Israel), el reino del Norte. Retrocede en el tiempo al tercer año de Acaz, mientras que las profecías anteriores fueron cumplidas en la época de Ezequías. El libro de Isaías 75 17:1-2 – “Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante”. Damasco es la capital de Siria, y se cree que es la ciudad más antigua del mundo. La razón de los juicios sobre Asiria en aquel momento era que, según los historiadores de la época, cada una de las 365 calles de Damasco tenía su propio ídolo. En el tercer año de Acaz, Tiglat-pileser III, el rey asirio, ejecutó el juicio inicial sobre Damasco. Sin embargo, llamar a la ciudad montón de ruinas nos hace pensar que también se refiere a juicios futuros sobre Damasco en los últimos días, porque Tiglat-pileser III no podría haberla reducido a esa condición. Las dos ciudades de Aroer estaban sobre la ribera oriental del Jordán y pertenecían a Gad y Rubén. Ninguna escapó de la devastación. 17:3 – “Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos”. De esta manera, el Señor declara que tanto Efraín como Siria se esfumarán, de la misma manera que la gloria de Israel. Debido a la invasión asiria, a partir de aquel momento en la historia, dejarían de ser reinos y potencias. 17:4-5 – “En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su carne. Y será como cuando el segador recoge la mies, y con su brazo siega las espigas; será también como el que recoge espigas en el valle de Refaim”. La terminología poética describe aquí el fértil valle de Refaim que está repleto de espigas de trigo; pero el espigador, que viene después, halla solo unas pocas espigas. Por lo tanto, Israel, conocido en el pasado por su prosperidad y grandeza, sufrirá una gran reducción, quedando apenas unas pocas personas. 17:6-8 – “Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres frutos en la punta de la rama, cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas, dice Jehová Dios de Israel. En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel. Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol”. Cuando el Señor haya juzgado a Israel, ya no tendrán confianza en sus ídolos, sino que se volverán al Dios que los creó. El propósito del juicio es hacer que el pueblo de Dios se vuelva a Él. Es un hecho que Israel no ha adorado ídolos desde que regresó de su cautividad en Babilonia. Allí Dios purificó a Israel de la idolatría. Para purificar a Jacob del engaño, el Señor lo envió con su tío Labán, considerado el engañador por excelencia. Para purificar a Israel de la idolatría, Dios los envió a Babilonia, la madre de la idolatría, y allí fueron purificados. Con frecuencia, cuando tenemos un problema en alguna área de nuestra vida, el Señor nos pone en cautiverio, colocándonos junto a alguien que tenga nuestro mismo problema, pero diez veces mayor. El problema en la vida de la otra persona nos harta de tal manera que nos purifica de esa misma iniquidad. Cuando ya haya sido resuelto nuestro problema, entonces podremos seguir adelante. Por supuesto, la solución ideal es que por medio de la oración purifiquemos de pecado nuestra vida, pero muy pocos aprendemos la lección de esa manera. 17:9-10 – “En aquel día sus ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá desolación. Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmiento (rama o gajo utilizado para injerto) extraño (extranjero)”. El 76 El libro de Isaías profeta retoma el anuncio de los juicios por venir y declara que la tierra sufrirá un gran abandono. Israel quedará desolada. Sin embargo, hay otro pensamiento importante aquí. Israel será injertado con sarmiento extraño, que es la Iglesia o los gentiles, Ro. 11:17-24. 17:11 – “El día que las plantes, las harás crecer, y harás que su simiente brote de mañana; pero la cosecha será arrebatada en el día de la angustia, y del dolor desesperado”. El resultado de volver la espalda a Dios será el juicio sobre el hombre y la Tierra. Plantarán sus semillas como en otras épocas, pero la cosecha será escasa. La Palabra de Dios repite con frecuencia esta verdad. Cuando Dios juzga a una nación, también juzga la tierra. Esto es lo que estamos viendo hoy en el mundo. Por la maldad de sus habitantes, la tierra de muchas naciones está bajo juicio. ¡Sea el clamor de los creyentes que el fuego del avivamiento comience a arder para que el mundo se vuelva a Dios! 17:12-14 – “¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino. Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean”. El profeta ahora se refiere a los juicios del Señor sobre aquellos que Él ha utilizado para castigar a Su pueblo, Israel. Es el tema constante en las Sagradas Escrituras. La ira del Señor desciende sobre aquellos, sean naciones o individuos, a quienes Él utiliza para castigar a los suyos. Como veremos más adelante, así ocurrió con Asiria y Babilonia. Dios arrasó por completo a ambas naciones. Aun hasta nuestros días, las capitales de Nínive y Babilonia yacen en ruinas. Asiria castigó a Israel, y luego fue destruida por Babilonia, la cual sufrió la destrucción a manos de Persia. Esta última fue destruida por Grecia, y Grecia fue luego destruida por Roma. En los últimos días se levantarán los diez reyes, que reinarán en los confines del antiguo imperio romano, y el Anticristo surgirá de esta zona y afligirá a Israel, Dn. 2:42; 7:7-8, 20-27. A su vez, el Señor mismo los destruirá cuando venga a juzgar. La historia se repite. CAPÍTULO 18 Etiopía Etiopía es una tierra enigmática. Se la menciona también en la Biblia en Salmos 68:31: “Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios”. Este era uno de los textos preferidos del difunto emperador de Etiopía, Haile Selasie; lo había hecho grabar en el reverso de una medalla que solía regalar a sus invitados. Cuando Italia invadió su país en 1936, huyó a Inglaterra, donde sus hijas y nietas estudiaron en la escuela bíblica de Swansea bajo la dirección de Rees Howells. El emperador afirmaba ser del linaje de Salomón y de la reina de Sabá. La conversión de los etíopes se remonta a la época del encuentro de Felipe con el eunuco etíope en Hechos 8:27. El libro de Isaías 77 Sin embargo, los etíopes también seguirán al Anticristo en los últimos días y jurarán lealtad a él, Dn. 11:43. Por lo tanto, Etiopía es una gran combinación de cosas. En ciertos momentos se volverá contra Israel y en otros lo apoyará. Al parecer, en los últimos días Etiopía se unirá con el Anticristo, pero aparentemente extenderá sus manos a Dios durante el Milenio. Es una tierra de mezcla, y en la actualidad es anticristiana. 18:1-3 – “¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía; que envía mensajeros por el mar, y en naves de junco sobre las aguas! Andad, mensajeros veloces, a la nación de elevada estatura y tez brillante, al pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos. Vosotros, todos los moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando se levante bandera en los montes, mirad; y cuando se toque trompeta, escuchad”. Este capítulo provocó mucha discusión cuando mi esposa y yo nos encontrábamos en Addis Abeba, en Etiopía mientras nos alojábamos con varios misioneros en esa región de África. Ellos decían que “la nación de elevada estatura y tez brillante”, a la que se refiere Isaías 18:2, son los que habitaron las regiones inferiores de Sudán y zonas de Eritrea. Sin duda es una posibilidad cuando uno considera primero el aspecto histórico, y luego el aspecto geográfico de la zona. Durante muchos siglos se ha asociado históricamente a Etiopía con Egipto. Cuando los reinos estaban divididos entre el Norte y el Sur, los etíopes gobernaron, por algún tiempo, el reino del Sur, 2º R. 19:9. Debemos comprender que el objetivo de los reinos del norte siempre fue conquistar el reino del Sur (Egipto). Los asirios descendieron a Egipto en varias oportunidades. Los babilonios también atacaron Egipto. Posteriormente, los persas y los griegos también realizaron campañas contra Egipto. En aquella época, durante la 25a Dinastía, los etíopes y los egipcios resistieron el avance asirio durante la invasión de Esarhadón, y luego de su hijo, Asurbanipal. Sabaká y Tirhacá fueron los reyes más notables. Geográficamente, el Nilo azul nace en las tierras altas centrales de Etiopía, y confluye con el Nilo blanco cerca de Jartum. De manera que las naves de junco (o papiro) que menciona Isaías 18:2 serían muy apropiadas, ya que ese era el principal medio de transporte por el río Nilo en aquellos días. El tema de este capítulo es que el imperio etíope cae en una gran confusión debido a la inminente invasión de los asirios, y sus embajadores van por todos sus dominios llevando advertencias. Se describe a la tierra como arruinada por los ríos, lo cual se refiere al desbordamiento en las épocas de inundaciones del Nilo y sus afluentes. En este tiempo, los etíopes gobernaban ambas partes del reino egipcio, el norte y el sur. La primera invasión ocurrió en tiempos de Senaquerib, durante el reinado de Ezequías, rey de Judá. Sin embargo, sucesivos reyes asirios, en especial Esarhadón y Asurbanipal, realizaron extensas incursiones en Egipto y tomaron mucho territorio. No obstante, como ya hemos señalado, los etíopes lograron montar contraofensivas y proteger parte de su tierra. 18:4-6 – “Porque Jehová me dijo así: Me estaré quieto, y los miraré desde mi morada, como sol claro después de la lluvia, como nube de rocío en el calor de la siega. Porque antes de la siega, cuando el fruto sea perfecto, y pasada la flor se maduren los frutos, entonces podará con podaderas las ramitas, y cortará y quitará las ramas. Y serán dejados todos para las aves de los montes y para las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán el verano las aves, e invernarán todas las bestias de la tierra”. El Señor dijo que se mantendría quieto y permitiría que esta invasión de Egipto y Etiopía siguiera su curso. El lenguaje poético se refiere a las aves 78 El libro de Isaías del cielo que hacen un festín con los cadáveres de los muertos en verano y las bestias de la tierra que comen de ellos en invierno. 18:7 – “En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová de los ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez brillante, del pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de Sion”. Sin duda, en el tercer siglo a.C. Egipto se convirtió en un refugio para las enseñanzas de Jehová durante la época de la traducción del Antiguo Testamento al idioma griego (la versión Septuaginta) en Alejandría. Esta traducción hizo posible que en el imperio griego de esa época todos pudieran leer las Sagradas Escrituras en su idioma, porque el griego era la lengua común. Sin embargo, parece haber un cumplimiento escatológico más profundo de esto durante el Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra. Etiopía, ¿se volverá finalmente en aquel día al Señor? Debemos aguardar y ver qué ocurre, pero aparentemente lo harán; porque el versículo 7 nos dice que durante el Milenio traerán una ofrenda al Señor en el monte de Sion. CAPÍTULO 19 Egipto En el capítulo 19, el Señor habla específicamente respecto a los juicios inminentes sobre Egipto. En el capítulo anterior se dirigió a Etiopía, que ocupó Egipto durante algún tiempo en la época de la 25a Dinastía. 19:1 – “Profecía sobre Egipto. He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y entrará en Egipto; y los ídolos de Egipto temblarán delante de él, y desfallecerá el corazón de los egipcios dentro de ellos”. Es interesante la mención aquí de que los ídolos de Egipto tiemblan delante del Señor. El apóstol Pablo declaró que los que adoran ídolos adoran demonios, 1ª Co. 10:19, 20. Por consiguiente, los demonios que adoraban los egipcios temblaban, ya que el Señor no sólo iba a juzgar a los egipcios, sino también a esos demonios. Lo mismo ocurrió cuando el Señor sacó a los hijos de Israel de Egipto en Éxodo 12:12: “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová”. 19:2-4 – “Levantaré egipcios contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra reino. Y el espíritu de Egipto se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán a sus imágenes, a sus hechiceros, a sus evocadores y a sus adivinos. Y entregaré a Egipto en manos de señor duro, y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor, Jehová de los ejércitos”. El Señor hizo que los egipcios pelearan unos contra otros, lo cual produjo la caída de la dinastía egipcia. Esto ocurrió entre los años 695 y 670 a.C. Los reinos del alto y bajo Egipto se enfrentaron, lo que trajo como resultado que Psameticus de Etiopía tomara el control. Él es el rey cruel al que se refiere el versículo 4. Reinó desde 664-610 a.C. y lo sucedió su hijo Necao, quien reinó desde 610-595 a.C. Él renovó el proyecto de El libro de Isaías 79 Ramsés-Miami para construir el canal de Suez. Sacó a 120,000 nativos de sus hogares y los envió a realizar trabajos forzados. Su hijo, Apries (también conocido como Hofra, Ofra o Jofrá), reinó después de él (589-570 a.C.). En 525 a.C., una revuelta derrocó al nieto de Apries, Psameticus III, evento que puso fin al odioso gobierno de la familia de Psameticus. 19:5-7 – “Y las aguas del mar faltarán, y el río se agotará y secará. Y se alejarán los ríos, se agotarán y secarán las corrientes de los fosos; la caña y el carrizo [papiro o maleza] serán cortados. La pradera de junto al río, de junto a la ribera del río, y toda sementera del río, se secarán, se perderán, y no serán más”. Luego se anuncia una nueva tragedia natural. El Nilo se secará. De manera que, la industria del papiro, de la cual dependía Egipto para sus exportaciones, sería arruinada. Esto también afectaría a los pescadores y los tejedores. 19:8-10 – “Los pescadores también se entristecerán; harán duelo todos los que echan anzuelo en el río, y desfallecerán los que extienden red sobre las aguas. Los que labran lino fino y los que tejen redes serán confundidos, porque todas sus redes serán rotas; y se entristecerán todos los que hacen viveros para peces”. En consecuencia, si el Señor hacía secar el Nilo, la economía de Egipto se vería seriamente afectada. 19:11-14 – “Ciertamente son necios los príncipes de Zoán; el consejo de los prudentes consejeros de Faraón se ha desvanecido. ¿Cómo diréis a Faraón: Yo soy hijo de los sabios, e hijo de los reyes antiguos? ¿Dónde están ahora aquellos tus sabios? Que te digan ahora, o te hagan saber qué es lo que Jehová de los ejércitos ha determinado sobre Egipto. Se han desvanecido los príncipes de Zoán, se han engañado los príncipes de Menfis; engañaron a Egipto los que son la piedra angular de sus familias. Jehová mezcló espíritu de vértigo en medio de él; e hicieron errar a Egipto en toda su obra, como tambalea el ebrio en su vómito”. El Señor traería un espíritu perverso que haría que los príncipes gobernantes, los consejeros de Faraón, erraran sus juicios. En consecuencia, no sólo se reducirían las industrias básicas de Egipto, también se vería afectada la administración de la tierra en su totalidad. Zoán era el cuartel general de Egipto, y de Gosén, lugar donde los hijos de Israel permanecieron cautivos en la época del éxodo, comparar Sal. 78:43; Is. 30:4. 19:15-16 – “Y no aprovechará a Egipto cosa que haga la cabeza o la cola, la rama o el junco. En aquel día los egipcios serán como mujeres; porque se asombrarán y temerán en la presencia de la mano alta de Jehová de los ejércitos, que él levantará contra ellos”. Toda la economía se iba a agotar. A causa de todos estos desastres, los trabajadores no tendrían absolutamente nada que hacer. Además, serían amenazador por Judá, y para ser más precisos, ellos temblarían como mujeres porque reconocerían que Jehová había sido la causa de toda la desolación que les había acontecido. 19:17 – “Y la tierra de Judá será de espanto a Egipto; todo hombre que de ella se acordare temerá por causa del consejo que Jehová de los ejércitos acordó sobre aquél”. A continuación se describe un acontecimiento que tuvo su cumplimiento literal en la época de Ptolomeo Filometor alrededor de 160 a.C. Este hecho ocurrió durante el reinado de terror sirio dirigido por Onías IV, el hijo del sumo sacerdote Onías III quien emigró a Egipto. Ptolomeo Filometor mostró estas profecías a Faraón y obtuvo un permiso para construir un templo judío en Heliópolis (cerca de El Cairo). La versión Septuaginta del Antiguo Testamento se tradujo en esta época, y sin lugar a duda la religión judía floreció en Egipto durante por lo menos 200 años. 80 El libro de Isaías 19:18-21 – “En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos; una será llamada la ciudad de Herez. En aquel tiempo habrá altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto, y monumento a Jehová junto a su frontera. Y será por señal y por testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán a Jehová a causa de sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los libre. Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán”. Todo esto fue inicialmente cumplido durante la época de Ptolomeo Filometor, a quien debemos considerar como el salvador que les fue prometido en el versículo 20. Sin duda, él abrió a los egipcios a la verdad. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el versículo siguiente se refiere a un período posterior en la historia. 19:22 – “Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará”. Sabemos que al comienzo de la Era de la Iglesia, uno de los bastiones de la verdad del evangelio fue Egipto, y en especial Alejandría. Sin embargo, al cabo de unos 600 años, los egipcios dejaron de andar en los caminos de Dios. El Señor entonces los hirió por medio de las hordas musulmanas en 640 d.C. No obstante, Él promete que los sanará. En la actualidad, hay en Egipto aproximadamente seis millones de cristianos en una población de cincuenta millones. Creemos que Dios hará que Egipto, como nación, se vuelva a Él (durante el Milenio). 19:23-25 – “En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová. En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra; porque Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad”. Esto no sucederá en nuestros días (la Era de la Iglesia) sino cuando el Señor regrese para gobernar y reinar en Jerusalén. A través de los años, mi esposa y yo hemos tenido el privilegio de ministrar en Egipto en varias oportunidades. En nuestros viajes a Egipto, ha sido interesante observar que en las reuniones de creyentes nos han entregado recuerdos con la inscripción de la pequeña frase del versículo 25: “Bendito el pueblo mío Egipto”. En verdad, son un pueblo precioso, y oramos para que el Señor les conceda un avivamiento antes del tiempo de dificultad que sobrevendrá en Medio Oriente. CAPÍTULO 20 Egipto El libro de Isaías no está escrito en orden cronológico. Por consiguiente, los capítulos no siguen necesariamente una secuencia cronológica. Esto se cumple en especial en los capítulos diecinueve y veinte. Nuestra atención se dirige ahora atrás en el tiempo hasta el reinado de Sargón, rey de Asiria. Ascendió al trono al morir Salmanasar V mientras sitiaba Samaria en 722-721 a.C. Sargón, aunque no era el legítimo heredero sino el capitán del ejército, se apoderó del trono. Tomó Samaria ese mismo año. El libro de Isaías 81 20:1 – “En el año que vino el Tartán a Asdod, cuando lo envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó”. Sargón estaba detrás del plan de los asirios para dominar Egipto. Este incluía el plan para tomar Asdod, porque los filisteos se habían aliado con los egipcios para amenazar las posiciones asirias en la parte occidental de Medio Oriente. Esta campaña probablemente duró unos tres años, porque en sitios anteriores Asdod había resistido durante períodos considerablemente largos. 20:2-4 – “En aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo. Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía, así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza de Egipto”. Isaías se convierte entonces en una señal para los egipcios, de la inminente invasión asiria de su país. Durante la 25a Dinastía dio inicio la invasión asiria, cuando los etíopes y los egipcios eran aliados. El propósito de la invasión asiria de su tierra durante el reinado de Senaquerib era demostrar a los habitantes de Judea la inutilidad de poner su confianza en los etíopes o los egipcios. 20:5-6 – “Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria. Y dirá en aquel día el morador de esta costa: Mirad qué tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros? Esta es la advertencia de Dios a todos aquellos que descienden a Egipto (el mundo) en busca de ayuda. Que también podamos nosotros recordar que nuestro socorro viene sólo del Señor. ¡Amén! CAPÍTULO 21 Predicción de la caída de Babilonia 21:1, 2 – Profecía sobre el desierto del mar. Como torbellino del Neguev, así viene del desierto, de la tierra horrenda. Visión dura me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube, oh Elam; sitia, oh Media. Todo su gemido hice cesar. Esta descripción poética de la invasión de la tierra de los caldeos por parte de los medos y los persas, los presenta llegando desde el sur, por el desierto, desde una “tierra horrenda”. Tal es la descripción bíblica general de la tierra de Persia. En esa época se consideraba a los persas como poco más que crueles bárbaros. Para que nuestro análisis de la caída de Babilonia sea correcto, necesitamos saber que en su invasión participaron varios ejércitos. Algunos soldados vinieron de la región del desierto, mientras que aquellos que estaban bajo las órdenes de Ciro aparecieron desde el norte, por el Río Diyala, donde confluye con el Tigris. Ciro y su ejército cruzaron por aquí y descendieron por las tierras bajas de Babilonia. En esta visión en particular el profeta Isaías vio los ejércitos que venían desde la región del desierto. Sin embargo, como lo registra en Isaías 44:28, el profeta también ve a los ejércitos de Ciro tomar Babilonia. 82 El libro de Isaías 21:3-4 – “Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado. Se pasmó mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvió en espanto”. La destrucción es tan grande que el profeta se ve a sí mismo como una mujer dando a luz. Babilonia sería recompensada con el mal que hizo a los demás. En Salmos 137:8, 9 leemos: “Hija de Babilonia la desolada, bienaventurado el que te diere el pago de lo que tú nos hiciste. Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña”. 21:5 – “Ponen la mesa, extienden tapices; comen, beben. ¡Levantaos, oh príncipes, ungid el escudo!” El Señor parece dar a los defensores de Babilonia la orden de comer y beber y no prestar demasiada atención a los ejércitos que vienen contra ellos. Esto podría coincidir con la profecía de Jeremías de que la embriaguez, enviada por el Señor, derrotaría a los defensores de Babilonia, Jer. 51:39, 57. Lo mismo vemos en el relato de Daniel de la noche en que Babilonia cayó ante los medos y los persas en Daniel 5. Luego se los insta a levantarse y ungir sus escudos. En el momento de la batalla los soldados echaban aceite sobre sus escudos de cuero, de manera que las espadas enemigas resbalaran al golpearlos. Los medos y los persas ahora han atravesado las defensas de la ciudad, y debido a que los príncipes de Babilonia están completamente embriagados se ven obligados a enfrentar a los invasores sin ninguna preparación. Como consecuencia, son tomados por sorpresa y derrotados. 21:6-7 – “Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea. Y vio hombres montados, jinetes de dos en dos, montados sobre asnos, montados sobre camellos; y miró más atentamente”. En los versículos 6 y 7 el Señor habla a Isaías de manera profética. El centinela aquí es obviamente espiritual, porque este acontecimiento ocurre mucho tiempo después de la muerte del profeta Isaías. Isaías ve avanzar hacia Babilonia al ejército de los medos y persas en orden de batalla. Los persas utilizaron los animales que menciona el versículo 6 por diversas razones. Ciro derrotó a los lidios usando un gran número de camellos. Darío Histaspes usó asnos cuando luchó con los escitas y los conquistó. 21:8-9 – “Y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda; y he aquí vienen hombres montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo: Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra”. Obviamente, aquí el centinela ha visto al ejército persa avanzar furtivamente. El ejército ha entrado en Babilonia, y ahora, mucho después, aparece un número reducido de tropas que deben llevar a los puestos de avanzada del imperio el mensaje que Babilonia ha caído. 21:10 – “Oh pueblo mío, trillado y aventado, os he dicho lo que oí de Jehová de los ejércitos, Dios de Israel”. De manera que este es un mensaje de esperanza para los hijos de Israel, que estaban pisoteados como el maíz que se trillaba en Babilonia. Pero ahora, como lo declara Miqueas 4:13, la hija de Sion desmenuzará a sus enemigos. Edom 21:11-12 - “Profecía sobre Duma. Me dan voces de Seir: Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de la noche? El guarda respondió: La mañana viene, y después la noche; preguntad si queréis, preguntad; volved, El libro de Isaías 83 venid”. Duma puede significar “silencio profundo”, o la tierra de los muertos. La pregunta aquí está dirigida a Seir, que es el monte de Edom, Gn. 32:3. Se le consulta al profeta con respecto al futuro, y él responde: “Cuando llegue la mañana todavía será de noche”, como si no hubiera esperanza para la tierra debido a los juicios que están por venir sobre ella. Arabia 21:13-15 - “Profecía sobre Arabia. En el bosque pasaréis la noche en Arabia, oh caminantes de Dedán. Salid a encontrar al sediento; llevadle agua, moradores de tierra de Tema, socorred con pan al que huye. Porque ante la espada huye, ante la espada desnuda, ante el arco entesado, ante el peso de la batalla”. La idea aquí es que el enemigo va a desplazar a las tribus errantes que habitan esta región del Medio Oriente. Isaías pide a los habitantes del pueblo de Tema, que está en Edom, que los sustenten con pan y agua pues la guerra afectará toda la región. 21:16-17 - “Porque así me ha dicho Jehová: De aquí a un año, semejante a años de jornalero, toda la gloria de Cedar será deshecha; y los sobrevivientes del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán reducidos; porque Jehová Dios de Israel lo ha dicho”. Los hijos de Cedar son descendientes de Ismael a través de Nebaiot. Eran tribus nómades que habitaban estas regiones de Edom. El año mencionado en estos versículos seguramente alude también a la época después de la caída de Samaria cuando Sargón avanza, no sólo contra Asdod y luego contra Egipto, sino también contra Arabia. Tanto Sargón como su sucesor, Senaquerib, afirmaron ser reyes de Arabia. CAPÍTULO 22 El valle de la visión: Jerusalén Los capítulos anteriores describieron los juicios de Dios sobre las tierras que rodeaban a Israel; pero ahora veremos a las hordas enemigas venir contra Jerusalén, la amada ciudad del Señor. El marco de tiempo para esta visión es la invasión y el sitio de Jerusalén por los asirios en los días de Senaquerib. 22:1-3 - “Profecía sobre el valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que con todos los tuyos has subido sobre los terrados? Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos a espada, ni muertos en guerra. Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados; todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque habían huido lejos”. Jerusalén ignoraba de tal manera el peligro del enemigo que se aproximaba que vivía de manera totalmente descuidada. Sus gobernantes no murieron en batalla, sino que, los asirios los capturaron y asesinaron cuando intentaban huir. Esto coincide con el relato del sitio de Senaquerib, cuyo ejército asirio rodeó Jerusalén durante el reinado de Ezequías. 22:4-5 - “Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo. Porque día es de alboroto, de angustia y de confusión, de parte del Señor, Jehová de los ejércitos, en el valle de la visión, para derribar el muro, y clamar al monte”. Al pensar en una desgracia 84 El libro de Isaías de tal magnitud el profeta llora amargamente. La destrucción del pueblo de Dios no ocurriría en el campo de batalla, sino a causa del hambre que el sitio provocaría. 22:6-7 - “Y Elam tomó aljaba, con carros y con jinetes, y Kir sacó el escudo. Tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo acamparon a la puerta”. El profeta aquí ve al ejército que se aproxima, el cual está formado por gente de la tan temida Elam, una provincia de asiria. Kir es una de las provincias al noroeste de lo que hoy es Irán e Irak. Como era la costumbre, estos soldados de a pie venían acompañados de carros. “Sacó el escudo” significa que estaban dispuestos para la guerra. “Tus hermosos valles” son los valles del Cedrón al este, Hinom al sur, y posiblemente los valles de Josafat que se extendían sobre el valle de Cedrón. Estaban llenos de carros enemigos y hombres a caballo preparados para avanzar contra las puertas de Jerusalén en cualquier momento. Finalmente, en esta etapa tardía, los defensores ven el peligro. 22:8-11 - “Y desnudó la cubierta de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque. Visteis las brechas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas del estanque de abajo. Y contasteis las casas de Jerusalén, y derribasteis casas para fortificar el muro. Hicisteis foso entre los dos muros para las aguas del estanque viejo; y no tuvisteis respeto al que lo hizo, ni mirasteis de lejos al que lo labró”. Miraron la casa de armas, que era la casa de cedro que Salomón había construido en el monte de Sion, 1º R. 7:2. Entonces se dieron cuenta que había muchas brechas en los muros, que trataron de reparar derribando otras casas de Jerusalén. Los estanques de agua que se mencionan aquí son aquellos que se hicieron en la época de Ezequías. Construyeron un acueducto para unir las fuentes de agua de manera que el agua pudiera entrar en Jerusalén y no se desperdiciara afuera de la ciudad. Sin embargo, para realizar todo esto no acudieron a su Hacedor, el Señor. Confiaron en sí mismos. 22:12-14 - “Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse el cabello y a vestir cilicio; y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. Esto fue revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor, Jehová de los ejércitos”. De tal manera que, en lugar de arrepentirse de sus pecados y volver al Señor con una actitud humilde a causa del sitio asirio, los defensores se entregaron a placeres blasfemos. Así, el Señor declara este juicio tan temido, que su pecado solamente podrá ser expiado a través de la “muerte segunda”, como dice el Tárgum, Ap. 20:14. 22:15-19 - “Jehová de los ejércitos dice así: Ve, entra a este tesorero, a Sebna el mayordomo, y dile: ¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí morada en una peña? He aquí que Jehová te transportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro. Te echará a rodar con ímpetu, como a bola por tierra extensa; allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor. Y te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te empujaré”. Luego el Señor señala a Sebna, quien era el encargado de la casa (o los asuntos) del rey. Después del rey era la posición más alta, y algunas veces la ocupaba el heredero al trono, 2º Cr. 26:21. En ese tiempo, durante el reinado de Ezequías, éste vivía rodeado de gran opulencia. Eliaquim reemplazó a Sebna. Se menciona a ambos hombres en Isaías 36 y 2º Reyes 18:18, 26. El libro de Isaías 85 El espíritu confiado y altivo de Sebna lo condujo a creer que se mantendría en su cargo hasta su muerte. De manera que se hizo construir un sepulcro y monumento excepcionales que serían de testimonio para todas las generaciones siguientes, al pensar que su nombre perduraría para siempre. Sin embargo, el Señor declaró que lo sacaría de su puesto y de su país en forma violenta y que lo llevaría a otro país donde moriría. Dios elige a Eliaquim para reemplazar al descalificado Sebna. Podemos encontrar a veces la misma actitud en los círculos cristianos. Hay personas que creen que se mantendrán en sus cargos para siempre. Recuerdo que cuando integraba el cuerpo académico de un seminario bíblico, un colega compró para él y su esposa terrenos de sepultura en un cementerio local. Luego, en una reunión del cuerpo docente, afirmó jactanciosamente delante del director y otras personas que permanecería allí para siempre. En ese momento vino a mi mente este pasaje de la Biblia; y así fue que no pasó mucho tiempo antes de que el hombre tuviera que abandonar el seminario avergonzado. 22:20-21 - “En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías, y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá”. Eliaquim, llamado el siervo de Jehová, lo sirvió con verdadera humildad de corazón y de espíritu. Ahora está ataviado con la dignidad del cargo que a Sebna se le está obligando a abandonar. La lección sumamente importante que todos necesitamos aprender de este pasaje de la Biblia es que Eliaquim, en el conocimiento anticipado de Dios, desempeñará sus funciones como un padre para con aquellos que estén bajo su responsabilidad. Debemos procurar estar revestidos con los atributos divinos de la paternidad de Dios. En 1ª Corintios 4:15, el apóstol Pablo se refiere a esto y declara que aunque existan diez mil ayos (instructores) en Cristo, no hay muchos padres. Un padre espiritual engendra nuevas vidas en Cristo, o en determinada visión, y luego demuestra una santa preocupación y cuidado por el bienestar de ellas. Provee para las necesidades de aquellos que ha engendrado. Sebna utilizó su cargo para su propia exaltación y beneficio. Sin embargo, Eliaquim fue como David, un pastor del pueblo de Dios. 22:22-24 - “Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre. Colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros”. A Eliaquim se le concedió prácticamente el mismo poder que tenía David: el poder para abrir y que ningún hombre pudiera cerrar, y para cerrar y que ningún hombre pudiera abrir. Esta es la prerrogativa de Cristo de que habla Apocalipsis 3:7. Un padre tiene literalmente la función de una columna, o como dice aquí, es el clavo del que colgarán todos los demás vasos espirituales (es decir, personas) y siervos del Señor. Por esta razón entendemos, como dice 1ª Juan 2:14, que los padres conocen al Señor de una manera muy íntima. La naturaleza de Dios se desarrolla en y a través de ellos, y a la vez Él los usa para desarrollar esa misma naturaleza en otros. 22:25 - “En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado; será quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque Jehová habló”. No obstante todo esto, llegará el día en que se le quitará a Judá su figura de tipo paternal en Jerusalén debido a los juicios que vendrán en la época de los babilonios. 86 El libro de Isaías CAPÍTULO 23 Tiro Las profecías contra las naciones comenzaron con Babilonia, que era el poderío imperial terrestre más grande de esa época, y acaban con los juicios contra Tiro, que era el poderío marítimo más grande del mundo de la antigüedad. Era la ciudad del comercio. Al rey de Tiro, al igual que al rey de Babilonia, se lo compara con Lucifer en Ezequiel 28. Tiro adquirió importancia durante la época de los asirios y estaba situada en la costa marítima a unos ocho kilómetros de Sidón. Pero en tiempos de dificultad trasladaban el trono a una isla ubicada a poco menos de un kilómetro de tierra firme. En realidad, existían dos ciudades de Tiro; una que estaba en el continente y fue vencida por Nabucodonosor, y la otra que opuso resistencia contra él durante trece años. Sólo Alejandro Magno logró tomar la isla, después de sitiarla durante siete meses y construir una ruta desde el continente. El relato en la profecía de Isaías se refiere a la toma de la vieja ciudad por Nabucodonosor, rey de Babilonia, Ez. 26:7-14. 23:1 - “Profecía sobre Tiro. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado”. Las naves mercantes de Tarsis, que en la antigüedad era una expresión que hacía alusión a todo el Mar Mediterráneo, se enteraron, desde Quitim, de la destrucción de Tiro. Quitim, era el puerto principal de Chipre, la última escala en el viaje de regreso a casa. 23:2-3 - “Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían. Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones”. De esta manera, Sidón, otra ciudad mercante fenicia, compraba todas las cosechas de grano de Egipto (el Nilo) para convertirse en el centro de comercio de las naciones. 23:4 - “Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes”. Se refiere también a Sidón, a la que no se le permitió tener hijos. 23:5 - “Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro”. De igual manera Egipto, sufriría gran aflicción por las noticias concernientes a Tiro. Esta interpretación del versículo 5 la hace válida la traducción del mismo en la NVI: “Cuando la noticia llegue a Egipto, lo que se diga de Tiro los angustiará”. Sin duda esto afectaría seriamente su economía, así como también sería un motivo de inquietud el hecho de que los ejércitos de los babilonios pronto vendrían contra ellos. En realidad, esto es exactamente lo que ocurrió. En Ezequiel 29:18, 19 el Señor dijo que Nabucodonosor no recibió ninguna paga por el sitio de Tiro (ver nota en Isaías 49:6); y por consiguiente, Dios dijo que le daría la tierra de Egipto como paga. 23:6-7 - “Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la costa. ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos”. Tiro era una ciudad de júbilo y jolgorio en virtud del comercio que la había enriquecido muchísimo. Tiro estableció colonias en lugares tan lejanos tales como Cartago en el norte de África, Citium en Chipre y Tartessus en España. 23:8 - “¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?” Esta referencia a una ciudad “que repartía coronas” alude al hecho El libro de Isaías 87 de que Tiro nombraba ciudadanos para que reinaran en sus colonias. Por eso se la llama la ciudad que reparte coronas. Sin embargo, el Señor ha determinado juzgar a Tiro por sus malas acciones. 23:9 - “Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra”. Esta decisión ilustra la decisión universal de Dios de derribar el orgullo del hombre, como demuestran los escritos de Pablo en 1ª Corintios 1:19: “Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos”. 23:10 - “Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder”. Los asirios inundarán la tierra de Tiro como el Río Nilo, el cual cubre la tierra de Egipto en la época de su desborde. Tiro ya no tendrá más fuerzas. 23:11 - “Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas”. El Señor destruirá todas las ciudades fortificadas de Fenicia, cuya ciudad principal era Sidón. Destruirá Tiro, como así también las ciudades menores que se extendían a lo largo de la costa oriental del Mar Mediterráneo. 23:12 - “Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo”. Ahora será el tiempo del juicio para Sidón, la ciudad principal, fundada antes que Tiro. Aunque los habitantes intenten cruzar a Chipre, donde tienen una colonia, no hallarán descanso tampoco allí. 23:13 - “Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas”. Encontramos aquí una referencia histórica a los caldeos. Su propósito es ilustrar su anterior ascenso y caída, para enseñar a Tiro que también ella caerá a pesar de haber alcanzado gran importancia. Esto indudablemente ocurrió en la época de Senaquerib, cuando tuvo que enfrentar una rebelión en Babilonia. La destruyó en 689 a.C. y decretó que no debía reconstruirse durante setenta años. Por lo tanto, permaneció sin cultivar y habitada sólo por bestias salvajes hasta que Nabopolasar la reconstruyó en la era neobabilónica. Del mismo modo, Dios iba a tratar con Tiro. 23:14-15 - “Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza. Acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera”. Los setenta años en que Tiro también permaneció olvidada fueron desde la época de la invasión de Esarhadón (después de la rebelión de Tiro alentada por los egipcios en 675 a.C.) hasta la declinación del poderío asirio debido a la revuelta de Nabopolasar en 606 a.C. Tiro entonces se recuperó lo suficiente como para resistir trece años de sitio de Nabucodonosor, desde 585 a 572 a.C. 23:16 - “Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada”. Tiro cantaba como una ramera olvidada. 23:17-18 - “Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren 88 El libro de Isaías delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente”. Sin embargo, después de esos setenta años, el Señor se acordará de Tiro y la visitará. Esto se explica fácilmente porque, aunque al cabo de los setenta años Tiro continuó siendo el mercado de las naciones, sabemos por la historia que Hiram, rey de Tiro, siempre amó a David y proveyó madera para el templo de Salomón, 1º R. 5:1-12. También proveyeron madera para el templo que se construyó en el período de la restauración, como vemos en Esdras 3:7: “Y dieron dinero a los albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la voluntad de Ciro rey de Persia acerca de esto”. Tiro tuvo una importante participación en la construcción de ambos templos, al proveer madera que fue consagrada al Señor. Bien podría ocurrir que Tiro también provea los materiales para el templo de Ezequiel que se construirá durante el Milenio, y que provea el sustento y la ropa para aquellos que eran los sacerdotes del templo en ese tiempo. Dios se acuerda del pasado, y eso es bueno para Tiro. Que siempre podamos sembrar buenas semillas para que a su tiempo cosechemos la bondad y las bendiciones de Dios. Si hacemos lo que es correcto, Dios lo tendrá presente y nos recompensará al final. ¡Gloria a Dios! El libro de Isaías 89 Parte Cinco 24:1-23 EL APOCALIPSIS DE ISAÍAS CAPÍTULO 24 Este capítulo se aparta del tema de los juicios individuales sobre las naciones y presenta el juicio universal de Dios sobre la humanidad por su pecado. Un día, toda la Tierra quedará desolada y se lamentará porque las personas han negado y cambiado las leyes que Dios dio para beneficio de todos. El marco de tiempo para esta declaración profética son los últimos días inmediatamente anteriores a la Segunda Venida de Cristo. Aunque describe el juicio universal, hay también una semejanza con Zacarías 12—14, donde leemos sobre los horrores y las grandes aflicciones que vendrán sobre Jerusalén e Israel durante el tiempo conocido como el de la angustia de Jacob, Jer. 30:7 o la Gran Tribulación, Mt. 24:21; Ap. 7:14. 24:1 - “He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores”. El capítulo 24 de Isaías comienza con este pensamiento de juicio universal. Es el Señor quien juzgará toda la Tierra, Ap. 19:15. 24:2 - “Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe”. La referencia a los sacerdotes en este versículo introduce la idea del Señor que se dirige especialmente a la tierra de Israel. Esta dualidad de pensamiento continúa a través de todo el pasaje, el cual es de naturaleza muy apocalíptica. 24:3 - “La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra”. Ahora Isaías se refiere a Israel de manera muy específica. 24:4 - “Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra”. Como quien contempla una visión, Isaías declara aquí que la Tierra y sus habitantes perderán su fuerza. 24:5 - “Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno”. Luego el profeta pasa a declarar que la razón de toda esta devastación sobre la tierra es que sus habitantes han pecado seriamente, y que la tierra misma está afectada por la conducta de sus habitantes. Esta verdad fluye a través de toda la Biblia. En primer lugar la encontramos en Génesis 3:17, dónde, como resultado del pecado, Dios le dice a Adán que la tierra está maldita por su causa. En el versículo siguiente el Señor dice: “Espinos y cardos te producirá”. En los últimos días, los habitantes del mundo transgredirán las leyes de Dios, en especial los Diez Mandamientos. Cambiarán las ordenanzas de Dios como lo hicieron los líderes de la revolución francesa (1789-1799), cuando 90 El libro de Isaías decretaron que el hombre trabajaría una semana de diez días. Esto fue un rotundo fracaso, porque Dios creó al hombre solamente para un ciclo de siete días. Las personas y los animales de trabajo se agotaron. Isaías no menciona en detalle lo que harán en los últimos días. Sin embargo, sabemos que además quebrantarán el pacto eterno que se refiere específicamente al derramamiento de sangre del hombre por el hombre, Gn. 9:5, 6. El hombre está hecho a imagen de Dios. La ordenanza de que el hombre no debía derramar la sangre del hombre era parte del pacto eterno que Dios hizo con Noé, Gn. 9:8-17. Por lo tanto, en los últimos días veremos violencia en todas partes. El Señor mismo declaró que los días de la venida del Hijo del Hombre serán como los días de Noé, Mt. 24:37. Los días previos al diluvio estuvieron marcados por extrema violencia y derramamiento de sangre. De manera que la tierra será maldita por esta causa. 24:6 - “Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres”. Esto coincide perfectamente con el relato del triple juicio del libro de Apocalipsis (los sellos, las trompetas y las copas). Se nos dice que cuando estos juicios se derramen sobre la Tierra habrá una importante pérdida de vidas. 24:7-9 - “Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren”. Las vides también perecerán, con lo cual disminuirá el gozo de los que hacen jolgorio. Sus cánticos y regocijo se convertirán en lamento. 24:10 - “Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie”. Esta ciudad es análoga a la misteriosa Babilonia la Grande, la madre de todas las rameras, que será destruida en los últimos días, Apocalipsis 17—18. Babilonia significa “confusión” en hebreo, Gn. 11:8-9. En el tiempo del fin todas las demás ciudades que no han buscado al Señor sufrirán el mismo destino. 24:11-15 - “Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia. Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel”. Este pasaje nos recuerda la respuesta del profeta Habacuc en una situación parecida: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”, Hab. 3:17-19. De esta manera glorificamos al Señor en el fuego: al tener en todo tiempo un espíritu de regocijo. Al hacerlo, el gozo del Señor, que es nuestra fuerza, se desarrolla en nuestra vida, Neh. 8:10. Además, se mencionan “las orillas del mar”, que en este contexto de las Sagradas Escrituras se refiere a los gentiles en los últimos tiempos. Así, la Iglesia triunfará espiritualmente al entrar en el gozo del Señor en el período de tribulación de los últimos días. El libro de Isaías 91 Así como su Cabeza, el Señor Jesús, soportó la cruz por el gozo puesto delante de Él, He. 12.1-2, así Su pueblo también lo hará. 24:16 - “De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales”. En consecuencia, el profeta oye los gritos de triunfo y los cánticos de los justos desde las partes más remotas de la Tierra. Oye a la Iglesia gentil victoriosa durante los últimos días. 24:17-19 - “Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida”. Estos juicios espantosos vendrán sobre los impíos en los últimos días, cuando Dios sacuda la Tierra en su totalidad. El alcance de esta sacudida será tal en estos últimos días que sacudirá todo aquello que sea posible sacudir, Hag. 2:6; He. 12:27. 24:20 - “Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará”. El versículo 20 es obviamente apocalíptico (se refiere a la Segunda Venida), sin embargo, muy posiblemente también se refiera al final de los tiempos después del Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra. 24:21-22 - “Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. Estos dos versículos se refieren al juicio específico del “ejército de los cielos en lo alto”, que son los principados en las regiones celestes, o los ángeles caídos. También serán juzgados “los reyes de la tierra”, es decir los gobernantes humanos. Esto ocurrirá en la Segunda Venida de Cristo. 24:23 - “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso”. Finalmente, el profeta ve el glorioso Reino Milenial de Cristo. En aquel tiempo el Señor reinará delante de sus santos resucitados, los que han confiado en Él y han dicho como Job: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí”, Job 19:25-27. Que nuestro anhelo sea permanecer fieles al Señor para que tengamos el privilegio de estar en esa primera resurrección en la que Pablo deseaba estar, Fil. 3:11; Ap. 20:4-6. El libro de Isaías 93 Parte Seis 25:1–27:13 EL LIBRO DE LOS CÁNTICOS CAPÍTULO 25 La primera oda (vv. 1-9) Encontramos aquí los cánticos de los redimidos al contemplar los juicios justos del Señor sobre los impíos en el tiempo del fin. Esto debería compararse con el regocijo de las multitudes celestiales en Apocalipsis 19:1-3, que tiene que ver con la caída y destrucción de la Babilonia espiritual que es Roma. 25:1-2 - “Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado”. Otra vez debemos comparar esto con Apocalipsis 18:10, que se refiere al juicio sobre Babilonia, y con el cántico de Moisés y del Cordero con respecto al gozo y los cantos de aquellos que tienen la victoria sobre la bestia, Ap. 15:3, 4. El profeta alaba al Señor por destruir la ciudad imperial, y por proteger a Su Iglesia oprimida. 25:3-5 - “Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro. Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos”. En los últimos días los cánticos de los redimidos ascenderán al Señor. Esta es la primera de cuatro melodiosas odas al Señor por haber libertado a Su pueblo. 25:6-8 - “Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho”. Luego hay un interludio con la declaración de la exaltación del monte de Jehová de los ejércitos en los últimos días, comparar con Isaías 2:2. Aquí se amplía lo que será el ministerio de aquellos que llegarán al monte de Sion en los postreros días. El monte que se menciona aquí es una montaña real en Israel, pero para la Iglesia representa un monte espiritual. Por lo tanto, en realidad hay dos cumplimientos para esta profecía. Una se cumplirá en el Israel natural en la Segunda Venida del Señor, cuando los defensores de Sion le den la bienvenida. Entonces se cumplirán todas las profecías concernientes a aquel tiempo. 94 El libro de Isaías Sin embargo, esta profecía encierra una realidad espiritual para la Iglesia. Para que se cumpla todo lo que los profetas han declarado la Iglesia del fin experimentará un gran avivamiento en los ultimos días. Ella vendrá y habitará el santo monte de Dios, y habrá banquetes espirituales de todas las cosas buenas que encontramos en la Palabra de Dios, y vinos, v. 6, lo que nos indica que además habrá gran gozo. La idea de que en el monte santo de Sion el Señor está destruyendo la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, representa la destrucción del poder de los principados satánicos que gobiernan las naciones. Todo aquel que ha visto en el espíritu a estos poderes malignos sabe que tienen gran influencia sobre las decisiones que toma el gobierno de un país, y que también dificultan las vidas de los habitantes de esa nación. ¡Qué día de regocijo será cuando este poder se quiebre para siempre! En la Segunda Venida ocurrirá ese bendito acontecimiento en el cual el Señor destruirá la muerte, que es nuestro postrer enemigo, 1ª Co. 15:54. Este evento es sólo para los redimidos; los no convertidos sufrirán la segunda muerte al final del Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra, Ap. 20:13-15. Como lo declara Apocalipsis 7:17, el Señor además enjugará toda lágrima de los ojos de sus redimidos. También desaparecerá la vergüenza y la deshonra que Su pueblo tiene que soportar en virtud de su identificación con el Señor. Porque entonces serán un pueblo deseado en la Tierra, Is. 62:12. 25:9 - “Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación”. El versículo 9 es una profecía extraordinaria, porque es la respuesta de los defensores de Sion a las palabras del Señor en Su Segunda Venida, y la encontramos en Deuteronomio 32:39-43: “Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano. Porque yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo yo para siempre, si afilare mi reluciente espada, y echare mano del juicio, yo tomaré venganza de mis enemigos, y daré la retribución a los que me aborrecen. Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada devorará carne; en la sangre de los muertos y de los cautivos, en las cabezas de larga cabellera del enemigo. Alabad, naciones, a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos, y hará expiación por la tierra de su pueblo”. Los defensores proclaman que lo han esperado. También debemos prestar atención a las palabras de Zacarías 13:6, donde le preguntan con respecto a las heridas en sus manos. La segunda oda (vv. 10-12) 25:10-11 - “Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos”. La segunda oda se refiere a la Segunda Venida del Señor a Su pueblo, quienes están defendiendo Jerusalén, y la posterior destrucción de Moab. En la Segunda Venida de Cristo Moab será totalmente destruida. Esto coincide con otras profecías de que en la Segunda Venida el reino de Jordania (Edom, Moab y Amón) sufrirá grandes juicios. Aparentemente, ellos tomarán parte en la división de la tierra de Israel, Dn. 11:39; Joel 3:2 y demostrarán el odio que Esaú ha abrigado durante tanto tiempo por su hermano Israel, Amós 1:11. Cuando el Señor vuelva Él mismo resarcirá a los hijos de Lot por todo el mal que han hecho a Israel, la simiente verdadera. El libro de Isaías 95 La idea del versículo 11, en cuanto a que el Señor extiende sus manos como un nadador, parece indicar que en Su venida rodearán Jerusalén; y Él los dispersará como se dispersa o divide el agua al nadar. 25:12 - “Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo”. El Señor derribará y destruirá todas sus fortalezas. De esta manera derramará Su ira sobre aquellos que buscarán la destrucción de Israel. CAPÍTULO 26 La tercera oda (vv. 1-19) 26:1-4 - “En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos”. Jerusalén, la ciudad amada, se encuentra al otro lado de la parte occidental de Moab; en la Segunda Venida ella cantará con gozo mientras otros hacen lamentación. Se declara la fortaleza de la ciudad de Jerusalén en contraste con las ciudades caídas de Moab, y también Babilonia, la ciudad de la confusión, que ha caído mucho tiempo antes. Como este será el cántico de Jerusalén e Israel durante el Reinado Milenial del Señor, invitarán a entrar por sus puertas a las naciones justas que han guardado la verdad. Esto sin duda se refiere al tiempo cuando Jerusalén será reconstruida durante el Milenio según las medidas de Ezequiel 48:30-35. Sin embargo, hay también una aplicación más plena al tiempo de los cielos nuevos y la tierra nueva, como vemos en Apocalipsis 21:24, 25. Al estudiar los libros proféticos, es importante no pasar por alto el cumplimiento espiritual para los santos en la Era de la Iglesia. Esto se aplica a los versículos 3-4. Mientras mantenemos nuestros pensamientos en el Señor, Él nos mantendrá en completa paz, aun entre toda la confusión que emana de los demonios en estos últimos días. La clave de esta paz completa está en las instrucciones que nos da el apóstol Pablo en Filipenses 4:6-8. También contamos con esta verdad maravillosa de que el Señor se convierte en nuestra fortaleza cuando confiamos en Él. Esta experiencia está al alcance de todos los que en verdad lo siguen, Is. 40:28-31. 26:5-6 - “Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos”. Aquí el profeta habla nuevamente de la destrucción de la ciudad malvada: la Babilonia de los últimos días que se exaltó a sí misma. Moab sólo está unida a Babilonia de los últimos días. Los pobres, los marginados y los despreciados tendrán el privilegio de hollar el poderío imperial. Aquellos a quienes Babilonia ha oprimido con su poder la harán desaparecer. 96 El libro de Isaías 26:7-9 - “El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo. También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia”. El profeta trata ahora un tema de importancia espiritual; se refiere al pueblo de Dios y su andar con Él. El amado de Dios es aquella persona que tiene comunión frecuente con Él. Las horas de la noche son algunos de los momentos más preciados en que podemos tener comunión con nuestro Padre en quietud, lejos de las obligaciones que el amanecer de un nuevo día nos impone. Los Salmos describen los momentos devocionales del rey David. Con mucha frecuencia se encontraba con el Señor durante la noche, Sal. 22:2; 63:6. De la misma manera, las personas devotas se disponen a buscar al Señor al amanecer, Sal. 63:1. Además, cuando los juicios de Dios se honren y proclamen en la Tierra, las personas aprenderán justicia. 26:10 - “Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová”. Aun en tierra de rectitud, los impíos no se volverán de sus malos caminos ni aprenderán justicia. Hay un fenómeno de la vida que resulta aterrador, y es que la condición de nuestro corazón puede impedirnos participar de la gloria del cielo aunque se nos ofrezca la oportunidad. A veces, las personas que han tenido visiones de la gloria del cielo también han registrado la imagen de los condenados que se acercan a la luz eterna, pero luego se alejan de ella. Durante el Milenio, cada día de reposo toda carne deberá observar a los condenados que están en el abismo como advertencia para que no tuerzan sus caminos, Is. 66:23, 24, comparar Is. 14:15; Mr. 9:43, 44. Sin embargo, a pesar de esa advertencia misericordiosa del castigo por sus pecados, no se volverán de sus malos caminos. Isaías continúa diciendo que el pecador, aquel que ha rehusado arrepentirse de sus malas acciones después de continuas advertencias, durante el Milenio morirá a la edad de cien años y será maldito, Is. 65:20. 26:11 - “Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá. El profeta continúa en una línea de pensamiento similar al declarar que cuando el Señor se mueva no estarán listos. Para su vergüenza, verán la bendición de Él sobre Su pueblo; pero no podrán participar de ella. Entonces se avergonzarán de toda su envidia, pero el fuego de Dios consumirá a los enemigos de Su pueblo. El profeta se refiere a aquellas personas que a menudo han estado íntimamente relacionadas con la Iglesia, y podrían haber participado de aquello que Dios hace durante un avivamiento. Sin embargo, al permitir que la envidia se apoderara de ellos, han perdido la oportunidad y han sido destruidos. 26:12 - “Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras”.(N.T.) La paz de Dios está ordenada para Su pueblo. Es Su propósito que todos sus elegidos sean partícipes de Su paz divina. No obstante, existen ciertas condiciones para recibir Su paz. Podemos ser partícipes de Su paz al permitir al Señor que modele en nosotros Su naturaleza, Su carácter divino y Su voluntad. Romanos 5:1 desarrolla esta idea. Tenemos paz para con Dios cuando somos justificados o enderezados de manera constante, y transformados conforme a Su imagen. Este versículo también transmite la idea de que todo lo realizado a través de nosotros ha sido obra de Dios. Es al entrar en el reposo de Dios que reposamos de nuestras obras, He. 4:10 y Él llega a ser “el todo, y en todos”, y realiza su obra a través de nosotros. N.T. La NVI traduce literalmente la versión King James: “Señor, tú estableces la paz en favor nuestro” El libro de Isaías 97 26:13 - “Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre”. El profeta clama al Señor y le dice que además de Él otros han gobernado Israel. Se refiere a otras naciones que han dominado Israel a causa de sus pecados. Sin embargo, en nuestra propia vida también, a veces hemos estado sujetos a otros poderes, ya sean ataduras por pecados o personas con opiniones diferentes de las nuestras, lo que nos ha causado mucha aflicción. 26:14 - “Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo”. Con mucha frecuencia tendemos a temer a los hombres, así como el profeta Elías tuvo miedo cuando huyó de Jezabel, 1º R. 19:1-4. Pero debemos comprender que el hombre mortal pronto perecerá y fallecerá en el tiempo señalado por Dios. Por lo tanto, no debemos deshonrar a Dios al temer al hombre. En Proverbios 29:25 Salomón dijo: “El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado”. 26:15 - “Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra”. Isaías mira aquí un momento en el futuro cuando Israel caerá cautivo de los babilonios. 26:16-18 - “Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste. Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo”. Estos versículos presentan al pueblo de Israel en cautiverio, derramando su corazón en oración y súplicas al Señor como una mujer en trabajo de parto, Sal. 137. Sin embargo, también confiesan en Babilonia que Israel y el pueblo de Dios sobre la tierra no habían hecho ninguna verdadera liberación. Las fortalezas y baluartes de sus enemigos no habían caído ante ellos. 26:19 - “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos”. La respuesta de Dios al clamor de Israel en cautiverio es que sus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. Se refiere a la resurrección del Señor cuando muchos de los santos salieron de sus tumbas. Mateo 27:52, 53 registra: “Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”. También, en Su resurrección, el Señor Jesucristo liberó a los santos del Antiguo Testamento del paraíso y en Su gloriosa victoria les mostró el cielo. “Subiendo [Cristo] a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres”, Ef. 4:8. 26:20-21 - “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos”. En estos versículos, el Señor advierte a Su pueblo con respecto a la Gran Tribulación que ocurrirá durante los últimos días de la Era de la Iglesia. La advertencia es que se escondan durante el tiempo de la manifestación de Su ira. A través de Sofonías, Dios habla a Su pueblo de manera similar: “Antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros. Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová”, Sof. 2:2, 3. Al comparar estos dos pasajes, podemos concluir que el Señor 98 El libro de Isaías esconderá sólo a aquellos que persigan la justicia y la mansedumbre. Por lo tanto, debemos orar intensamente, como dijo Jesús en Lucas 21:36: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”. CAPÍTULO 27 27:1 - “En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar”. En el versículo 1 continúa la idea de los juicios de los últimos días. Este versículo se interpreta en relación con los tiempos del fin, cuando el Señor matará a sus enemigos con la espada de Su boca. Las bestias que se mencionan aquí parecen ser el dragón (Satanás) y las dos serpientes (el falso profeta y el Anticristo). Sin embargo, también simbolizan las tres grandes potencias que afligieron a Israel en la antigüedad: Asiria, cuya capital estaba situada sobre la ribera del Tigris; Babilonia, que estaba situada sobre la ribera del Éufrates; y Roma, la reina de los mares, representada por el dragón. El cántico de la viña del vino rojo (vv. 2-6) 27:2-6 - “En aquel día cantad acerca de la viña del vino rojo. Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe. No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una. ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo. Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto”. Tenemos aquí una oda de triunfo sobre Israel, la viña del Señor, la nación por la que el Señor se preocupa a cada momento. Es el segundo cántico de la viña; y a diferencia del de Isaías 5:1-7, termina en victoria. Se compara a los enemigos de Israel y del Señor con espinos y cardos que Él quemará. Dios aconseja a sus enemigos hacer la paz con Él, lo que obviamente algunos harán en los últimos días. En contraste, durante el Milenio Israel florecerá, llenará la Tierra y producirá mucho fruto. 27:7-9 - “¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió, o ha sido muerto como los que lo mataron? Con medida lo castigarás en sus vástagos. El los remueve con Su recio viento en el día del aire solano. De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes del sol”. El Señor juzga al pueblo de Israel, pero no los hiere con la misma intensidad que a sus enemigos. El versículo 8 presenta la idea de Jehová que pasa a Israel por el tamiz, como uno separa el trigo del tamo con los vientos fuertes. Sin embargo, todos estos juicios vienen sobre Israel para purificarla de su iniquidad. Esto sucederá cuando Israel convierta todos sus altares en cal y destruya sus arboledas idolátricas. 27:10-11 - “Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas. Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó”. Se mencionan El libro de Isaías 99 aquí en especial los juicios sobre Israel y el reino del Norte. En el versículo 10, el Señor dice que las ciudades fortificadas del reino del norte quedarán desoladas. Dios no tendrá misericordia de la generación de los que vivieron en el tiempo de las invasiones asiria y babilónica y que lamentablemente pecaron. 27:12-13 - “Acontecerá en aquel día, que trillará Jehová desde el río Eufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno. Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén”. Estos versículos se anticipan al tiempo del Milenio. Cuando el Señor vuelva secará el río de Egipto y reunirá a los que fueron exiliados allí. También liberará a los cautivos en Asiria (actual Irak), quienes regresarán con gran gozo a adorar al Señor en Jerusalén en el monte de Sion. El libro de Isaías 101 Parte Siete 28:1–31:9; 33:1-24 EL LIBRO DE LOS AYES En esta sección del libro de Isaías se pronuncian seis ayes específicos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. Ay de los ebrios de Efraín - 28:1 Ay de la ciudad de David - 29:1 Ay de los que encubren de Jehová el consejo de ellos - 29:15 Ay de los hijos rebeldes - 30:1 Ay de los que descienden a Egipto - 31:1 Ay de los que saquean y no son saqueados - 33:1 CAPÍTULO 28 El primer ay: Los ebrios de Efraín (vv. 1-4) 28:1-4 - “¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino! He aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso; como turbión de granizo y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba a tierra. Con los pies será pisoteada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín. Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la traga tan luego como la tiene a mano”. La tribu de Efraín era la cabeza del reino del norte, que estaba formado por las diez tribus apóstatas. Tal como la describe el libro de Oseas, Efraín era la descarriada que se entregó a la idolatría. En esta acusación, vemos que ahora Efraín se entregó al orgullo y la embriaguez. Erraron a causa de la bebida fuerte. Por lo tanto, Dios permitiría que el fuerte y poderoso (Asiria) los pisoteara. Por la embriaguez y el orgullo el reino del norte se convirtió en una flor marchita. Siempre debemos andar con humildad y comprender que el vino es escarnecedor, Pr. 20:1. Debemos alejarnos de él, para no convertirnos en “torta cocida de un solo lado”, Os. 7:8 NVI y sufrir los mismos juicios que sufrió Efraín. 28:5-6 - “En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo; y por espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta”. El Señor será como corona de gloria sobre el remanente de los fieles que son considerados dignos de escapar de esos juicios. Ellos revelarán Su belleza, 2ª Ts.1:10. Dios revestirá con espíritu de juicio a sus jueces y revestirá con Su fuerza a los que van a la batalla, para que puedan derrotar a los enemigos que intentan entrar por las puertas de la ciudad. 102 El libro de Isaías 28:7-8 - “Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio. Porque toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio”. Al reflexionar sobre los pecados de Efraín, vemos las terribles consecuencias de las bebidas alcohólicas. Éstas llevan al pueblo de Dios, y aun a sus ministros, a errar en lo que se relaciona con la visión. Por ese motivo, los ministros que beben vino y otras bebidas alcohólicas no tienen las metas correctas para presentar al pueblo de Dios. No imparten a la gente una visión progresiva, y no toman decisiones justas. Que podamos huir de las bebidas alcohólicas y tener bien presente las palabras de San Agustín, quien dijo: “Resulta más fácil la abstinencia que practicar la templanza”. 28:9-10 - “¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá”. Como declaró el apóstol Pablo en Hebreos 5:12-14; 6:1, aquellos que son enseñados por el Señor son los que ya no dependen de las doctrinas elementales de Cristo. Aquellos que son maestros saben que es fundamental llevar a las personas de lo conocido a lo desconocido, en pasos sencillos y claros. Recuerdo una oportunidad en que estaba con mi esposa enseñando en varios seminarios para pastores en una de las islas de Indonesia. Solíamos compartir la hora de la comida con un oftalmólogo que todos los años, durante un mes, daba clases a cirujanos de los ojos en países del tercer mundo. Nos contó su método para el éxito. Determinaba el nivel de competencia de aquellos a quienes había venido a ayudar, y luego los asistía en una operación en el nivel superior inmediato a lo que antes habían podido realizar. Como resultado, cuando él se marchaba todo el hospital había aumentado su nivel de competencia. Este debería ser también nuestro objetivo. Cuando enseñamos en seminarios, universidades, institutos, escuelas o en nuestras iglesias, deberíamos lograr que nuestros alumnos suban un nivel más en su conocimiento de Dios y Su Palabra. 28:11 - “Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo”. En este versículo el profeta declara que Dios hablará a Su pueblo en lengua de tartamudos y en lengua extraña. Con esto Isaías profetiza el futuro derramamiento del bautismo del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. En 1ª Corintios 14:21, el apóstol Pablo cita este versículo como prueba de la autenticidad de la evidencia bíblica del bautismo del Espíritu Santo. Este bautismo es una verdad que fluye por igual a través del Antiguo y del Nuevo Testamento. Por lo tanto, no puede descartarse como algún “fenómeno del primer siglo”. El bautismo del Espíritu Santo sigue vigente para la Iglesia actual. La experiencia de salvación debería estar seguida de nuevas lenguas, Mr. 16:17. 28:12-13 - “A los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír. La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos”. En el versículo 12, Isaías declara que el bautismo del Espíritu Santo es reposo y refrigerio para el pueblo de Dios. Por cierto, todos aquellos que han tenido esta gloriosa experiencia darán fe de que nos refresca y da descanso, porque nuestro espíritu puede comunicarse directamente con el Señor. Sin embargo, tanto en la época de Isaías como en el día de hoy, muchas personas no aprecian las cosas buenas del Señor. Por consiguiente, estas se transforman en una serie de preceptos para aquellos que, con el tiempo, serán de El libro de Isaías 103 tropiezo. Estas personas se convierten en simples estudiosos de la letra de la ley, que los mata al igual que mató a los fariseos, 2ª Co. 3:6. 28:14-15 - “Por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. Por cuanto habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos”. Los gobernantes de Jerusalén se habían rebajado hasta el punto de hacer un pacto con el infierno. Algunas personas que han tenido visiones del infierno se han encontrado con almas allí que aparentemente habían hecho pactos similares con el diablo mientras estuvieron en la tierra. Decían que la razón por la cual hicieron estos pactos con el diablo era que creían que serían tratados bien en el infierno. Sin embargo, cuando llegaron a la morada de los perdidos, descubrieron una verdad aterradora. En ese lugar de tormento, los demonios no sólo violaron sus acuerdos, sino que trataron a los que habían depositado su confianza en ellos con mucha más severidad que a los demás. Por lo tanto, Isaías les advierte. 28:16-17 - “Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure. Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo”. En 1ª Pedro 2:6 el apóstol cita el versículo 16. Se refiere al Señor Jesucristo, quien es la piedra preciosa del ángulo, Ef. 2:20. La piedra del ángulo es aquella piedra en un edificio a partir de la cual se toman todas las otras medidas. Por lo tanto, Cristo es aquel de quien derivan todas las normas cristianas de vida. No debemos tomar decisiones de manera apresurada, sino que, en tranquila reflexión, debemos sopesar con cuidado todos nuestros pensamientos, palabras, motivos y acciones para asegurarnos de que concuerdan con sus criterios y sus normas. En el versículo 17 Dios reitera esta misma idea y dice que se medirán todos los juicios y normas de justicia con esta plomada: el Señor mismo. Por lo tanto, todas las mentiras del adversario desaparecerán. 28:18-19 - “Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro convenio con el Seol no será firme; cuando pase el turbión del azote, seréis de él pisoteados. Luego que comience a pasar, él os arrebatará; porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y será ciertamente espanto el entender lo oído”. Estos gobernantes malvados de Jerusalén habían procurado este acuerdo con el infierno. Ellos creían que cuando los asirios pasaran por la tierra perdonarían su vida a causa de su pacto con el diablo, pero el Señor había decretado otra cosa. La noticia misma del avance asirio les causaría espanto y sufrimiento, v.19. 28:20 - “La cama será corta para poder estirarse, y la manta estrecha para poder envolverse”. Se compara el juicio sobre ellos con una cama que es demasiado corta. La irritación que produce una cama demasiado corta, o una manta demasiado angosta me recuerda otro juicio en el infierno. En cierta visión, un hombre comía una comida que nunca lograba satisfacerlo. Además llevaba puesto un saco que nunca lograba abrigarlo. Se trata de algo figurado, ya que el infierno dista de ser un lugar frío. No obstante, lo cierto es que cuando pecamos y no nos arrepentimos, muchas veces nuestro juicio es que no estamos, y nunca lograremos estar, satisfechos. 104 El libro de Isaías 28:21 - “Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación”. Aquí el profeta hace alusión a las grandes victorias del rey David en Baal-perazim, 1º Cr. 14:11 y también a la derrota de los filisteos en Gabaón 1º Cr. 14:16. El Señor se levantará y llevará a cabo aquello que Él ha determinado hacer. 28:22 - “Ahora, pues, no os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque destrucción ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos”. Esta sección termina con una advertencia para aquellos que se burlan. Se les dice que no se burlen de Dios, para que las ataduras del pecado que los oprimen no los aprieten más todavía. El labrador 28:23-26 - “Estad atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd mi dicho. El que ara para sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra? Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado? Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto”. Este hermoso y breve pasaje ilustra una verdad de la vida muy importante. Revela que el Señor da al labrador las capacidades y la instrucción que le permiten cultivar la tierra. De manera que, revela la forma en que podemos elegir una ocupación secular, como así también ayudar a otros a encontrar la dirección para su vida. Debemos elegir una ocupación conforme a nuestras capacidades para desempeñar con éxito esa profesión. También debe ser acorde a nuestros deseos, eso que disfrutamos y que nos produce satisfacción. La capacidad y el deseo determinan el rumbo a seguir. Recuerdo a un hombre en Suiza que provenía de una familia de médicos renombrados y de mucho dinero. Sus padres siendo médicos deseaban que él también lo fuera. Lo presionaron para que asistiera a la facultad de medicina. Sin embargo, él nunca quiso ser doctor; y cuando finalmente se graduó, a pesar de que era muy bueno en la profesión, ésta le desagradaba mucho. Su familia lo presionó para que no abandonara su profesión; en consecuencia, nunca fue feliz. No debemos elegir una ocupación que no podamos desempeñar bien. Algunas personas no poseen la capacidad que Dios da para ser carpinteros. De igual manera, no debemos elegir una ocupación que no disfrutemos, aun cuando seamos buenos para ella. 28:27-29 - “Que el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara. El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo. También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría”. Se reitera aquí el concepto que sólo Dios nos instruye y nos capacita para desempeñar nuestras tareas. Él es también ese maravilloso consejero y excelente dador divino de capacidades que nos ayuda en la realización de nuestras tareas terrenales. Recuerdo muy bien la época en que estaba en un laboratorio de investigaciones y pedí al Señor una y otra vez que me ayudara con mis estudios, y los exámenes que debía aprobar. Mi testimonio es que Él siempre fue fiel y me capacitó para entender esos problemas complejos. ¡Tenga la plena certeza de que Dios también ayudará a cualquier persona que invoque Su nombre! El libro de Isaías 105 CAPÍTULO 29 El segundo ay 29:1-2 - “¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año a otro, las fiestas sigan su curso. Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel”. El nombre “Ariel” tiene dos significados básicos. En primer lugar, significa “León de Dios”, en relación con la fuerza de la ciudad del Señor. Resulta muy apropiado, ya que David era del linaje del León de Judá. Sin embargo, también significa “hogar” o “fogón”. Es el lugar donde se ofrecían los sacrificios. En Ezequiel 43:15 la palabra se utiliza con ese sentido en el hebreo, y se la traduce como “altar”. Por lo tanto, la idea es clara. El segundo ay se aplica a Jerusalén, donde se ofrecían los sacrificios delante del Señor en la ciudad donde vivió David. El primer ay se refería a la capital del reino del norte, Samaria. A pesar de que Jerusalén ofrecía sacrificios, el Señor la afligiría. Debemos recordar las palabras del profeta en 1º Samuel 15:22: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”. La obediencia es mejor que el sacrificio. Los sacrificios nunca pueden reemplazar la obediencia o ser un sustituto aceptable de esta, Sal. 40:6-8. 29:3 - “Porque acamparé contra ti alrededor, y te sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti baluartes”. Esto se aplica en una primera instancia a la invasión asiria, y después a la invasión babilónica y destrucción de Jerusalén entre 605 y 586 a.C. 29:4 - “Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo”. Por lo tanto, los habitantes de Jerusalén serán como los muertos y como los que no tienen espíritu. Cuando los asirios rodeen Jerusalén, el poder y las energías de los defensores se reducirán hasta quedar como aquellos que no tienen fuerzas. 29:5-6 - “Y la muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento. Por Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor”. Aquí Isaías proclama triunfalmente el juicio de Dios sobre todos los que se han levantado contra Ariel. De esta manera, el Señor castigará a todos los que han atacado Jerusalén. Los terrores del Señor los visitarán. 29:7-8 - “Y será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en apretura. Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y sediento; así será la multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion”. Estos versículos son muy parecidos a las profecías que se refieren al último sitio de Jerusalén, antes de la venida de Cristo, Zac. 14:12. 106 El libro de Isaías 29:9-12 - “Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes. Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer”. Isaías vuelve ahora su atención al problema inmediato de los habitantes de Jerusalén. A causa de su pecado y burla, el Señor derramó sobre Israel espíritu de sueño, cuyo efecto era que la Palabra de Dios era para ellos un libro cerrado y sellado. En consecuencia, existe una ceguera espiritual sobre Israel hasta nuestros días, Ro. 11:7-8; 2ª Co. 3:14-15. ¡Qué importante es que andemos en rectitud, para que recibamos del Señor una revelación clara con respecto a los misterios de Su Palabra! 29:13 - “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”. La razón para el juicio de Dios sobre Israel era que se acercaban a Él de labios solamente, pero su corazón estaba lejos de Él. No disfrutaban de una relación vital entre el pueblo y el Señor. Su relación se había deteriorado tanto que el temor y reverencia de ellos hacia Dios no era más que una observancia legalista y religiosa. ¡El Señor desea relación, no religión! 29:14 - “Por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos”. Por lo tanto, el Señor declaró que destruiría la sabiduría de los sabios. En otras palabras, todo el consejo de ellos los conduciría en la dirección equivocada. Aquellas personas que no han andado rectamente con el Señor muy a menudo cometen serios errores de juicio. El apóstol Pablo cita este versículo en 1ª Corintios 1:19. 29:15-16 - “¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?! Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?”. Neciamente, intentaban esconder del Señor sus obras y hechos, como si fuera posible ocultarle algo. Sus acciones se podrían comparar con una vasija que dice al alfarero que la hizo: “Lo hiciste todo mal, yo puedo hacerlo mejor”. En otras palabras, cuestionaban a Dios, sus obras y sus juicios. 29:17 - “¿No se convertirá de aquí a muy poco tiempo el Líbano en campo fructífero, y el campo fértil será estimado por bosque?”. Encontramos aquí una promesa de avivamiento en el que todo cambiará. Dicha promesa se presenta con un hebraísmo clásico, que consiste en un acontecimiento natural que ilustra un hecho espiritual. De manera que, la conversión del Líbano en un campo fructífero simboliza un despertar espiritual, de esterilidad a fertilidad. 29:18 - “En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas”. Aquellos para quienes la Palabra de Dios era un libro cerrado podrán comprenderla con claridad en el avivamiento de los últimos días, y durante el Milenio. 29:19 - “Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel”. En este mover de Dios los humildes y los mansos también se regocijarán. Experimentarán un gozo mayor del que alguna vez hayan conocido. El libro de Isaías 107 29:20-21 - “Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido; serán destruidos todos los que se desvelan para hacer iniquidad, los que hacen pecar al hombre en palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten la causa del justo con vanidad”. No sólo serán visitados los justos y los mansos, también serán removidos aquellos que perpetraron el mal. 29:22 - “Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido”. El Señor promete un cambio para los redimidos de Israel. Los rostros de los hombres de Israel ya no tendrán temor, y no estarán más avergonzados. Esta promesa se cumplió en los días de la gran restauración bajo la dirección de Zorobabel, y más tarde con Esdras y Nehemías. Sin embargo, se cumplirá en toda su plenitud para Israel como nación en el Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra. Pero, como ocurre con todas las profecías para Israel, existe un cumplimiento espiritual para la Iglesia en los postreros días. Tanto Israel como la Iglesia experimentarán un avivamiento espiritual. 29:23-24 - “Porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Y los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina”. Israel volverá a ser verdaderamente un pueblo santo como al principio, y sus ojos serán abiertos para comprender los caminos de Dios. Creo que esto es lo que veremos en los últimos días: una Iglesia santa sin mancha ni arruga, que es instruida en los caminos de Dios y anda en ellos. La sana doctrina “goteará como la lluvia” en el último avivamiento, Dt. 32:2. Se derretirán los corazones, y muchos de los que se quejaron se volverán al Señor y serán restaurados. CAPÍTULO 30 El tercer ay 30:1 - “¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!” Este versículo presenta una verdad espiritual fundamental que debe ser comprendendida. Como hijos de Dios, debemos estar revestidos con Su Espíritu. Sin embargo, si andamos en desobediencia, cambiamos Su cobertura por la vestimenta de un espíritu satánico. En el caso de Israel, la cobertura era un espíritu de rebelión. El contexto histórico de lo que acabamos de señalar es el reinado de Ezequías, rey de Judá. El ejército asirio había invadido Israel y también invadía Judá. Por lo tanto, Ezequías, en lugar de confiar en el Señor, envió embajadores a Egipto en busca de ayuda. 30:2 - “Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto”. Cuando Ezequías hizo esto se enteró también el rey de Asiria; ya que se burló de Ezequías cuando sitiaba Jerusalén, Is. 36:4-6. Sin embargo, acudir a Egipto en busca de ayuda sería en vano porque Dios había decidido traer a los asirios contra Jerusalén, y sería Él mismo quien los destruiría. 30:3-6 - “Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión. Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes, todos se avergonzarán 108 El libro de Isaías del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y aun para oprobio. Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho”. Los judíos, a las órdenes de Ezequías, intentaron fortalecerse a través de Faraón. Enviaron sus embajadores a Zoán en el Delta del noreste, la sede de la 22a y 23a Dinastías. (Los hijos de Israel estuvieron cautivos en Zoán durante la época del Éxodo). Los embajadores siguieron además hasta Hanes, conocida también como Heracleopolis, una población localizada a unos ochenta kilómetros al sur, ésta era el cuartel general de avanzada de los etíopes. Esto lo confirma también el hecho que, según 2º Reyes 19:9, Senaquerib desistió de su propósito de sitiar Jerusalén: “Luego Senaquerib recibió el informe de que Tiracá, rey de Cus, había salido para luchar contra él”, (NVI). Senaquerib, el rey de Asiria, partió para concentrar su atención en esta invasión, que era el resultado del auxilio prestado por los etíopes y los egipcios a Ezequías. Los emisarios de Ezequías tuvieron que atravesar el Neguev con sus mulas y camellos cargados de tesoros, para convencer a los egipcios y etíopes que realizaran la invasión y los libraran del sitio asirio. Era un viaje muy peligroso. No podían tomar el camino principal porque los asirios ya lo habían ocupado. Se enfrentaron al peligro de leones y serpientes en una tierra de penurias y aflicción. (Ver otra descripción del desierto en Jeremías 2:6). A pesar de que los egipcios y etíopes llevaron a cabo la invasión contra Asiria, su ayuda fue en vano, pronto ellos fueron derrotados por las fuerzas de los asirios. 30:7 - “Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería estarse quietos”. Con cuánta frecuencia, lamentablemente debemos aprender por la vía difícil las mismas lecciones que tuvo que aprender el piadoso rey Ezequías. Cuán propensos somos, en tiempos de dificultad, a apoyarnos en la carne y los recursos naturales, en lugar de confiar en el Señor. Sin embargo, nuestra fortaleza consiste en quedarnos quietos y ver la salvación del Señor. 30:8-9 - “Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre. Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová”. El profeta retoma el tema de que los hijos de Israel son rebeldes, mentirosos y no quieren oír la ley. Su pecado es tan grave que el Señor lo registrará para siempre. Si no permitimos que Dios nos purifique de nuestros pecados, llega un momento en que quedan registrados y nunca son borrados. (Aunque David recibió el perdón, el registro de su pecado permanece hasta nuestros días. Ver Proverbios 6:32, 33.) La razón por la cual se registró el pecado de rebelión de ellos es porque rechazaron la ley y los profetas que el Señor les envió. 30:10-11 - “Que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel”. Con frecuencia, en su historia con tantos “altibajos”, Israel no quiso encontrarse con el Señor cara a cara. Esto empezó en el monte Sinaí, como vemos en Éxodo 20:19: “Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos”. El libro de Isaías 109 Es un problema de la condición del corazón. Si hemos pecado y no hemos arreglado las cosas con el Señor y con las personas, desearemos escondernos de Su presencia como lo hizo Adán cuando pecó, Gn. 3:8. En algunas congregaciones, los miembros, y especialmente los líderes, tratan de controlar la obra del Espíritu Santo de manera que Su presencia se reduzca y no haya convicción de pecado en los corazones de los oyentes. Les encanta servir al Señor, pero a la distancia. Oh, con cuánta devoción debemos orar para que nuestro corazón se mantenga siempre sensible, y para que tengamos un corazón de carne y no de piedra, Ez. 36:26. 30:12-14 - “Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente. Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo”. Ahora el Señor declara las consecuencias de sus acciones rebeldes. Ellos confían en mentiras e impiedad, por lo tanto, su destrucción vendrá como una pared que cae repentinamente por una grieta irreparable. Esta es una descripción exacta del efecto del pecado en la vida de un creyente. Cuando un cristiano se aparta del camino de la justicia y no trata con ciertas áreas de su vida, durante algún tiempo parece que todo marcha bien. Pero luego se produce una súbita caída, y la vida de ese creyente rebelde queda destruida sin esperanza de reconstrucción. 30:15 - “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis”. Se repite aquí la solución para los rebeldes que vimos en el versículo 7. En otras palabras, el Señor dice que esperemos en Él pacientemente para conocer Su voluntad y dirección. Sin embargo, la respuesta de Israel fue muy diferente. 30:16 - “Sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores”. Iban a huir de su enemigo, los asirios. Sin embargo, el Señor dijo a los que intentaban huir que sus perseguidores serían más veloces que ellos y los atraparían. 30:17 - “Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros todos, hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina”. El Señor iba a reducir drásticamente a Israel hasta que quedaran muy pocos. Esto se cumplió por completo en los días de Ezequías, cuando Senaquerib el rey de Asiria sitió Jerusalén. En el versículo siguiente, Dios, con gran misericordia, habla de avivamiento y restauración. 30:18 - “Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él”. Después de castigar a Israel, Dios los volverá a bendecir, porque anhela mostrarles Su misericordia. La idea aquí es que el Señor está esperando la oportunidad para tener de ellos misericordia. En 2ª Corintios 1:23 encontramos otra interpretación, que podríamos relacionar con la actitud del apóstol Pablo hacia la iglesia de Corinto: “Mas yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma, que por ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto”. El pecado de la iglesia de Corinto era grave. Abundaba la inmoralidad 110 El libro de Isaías en la congregación. Si el apóstol Pablo los hubiera visitado en esa condición, se habría presentado como juez y habría caído juicio sobre ellos. Sin embargo, esperó hasta que tuvieran la oportunidad de arrepentirse. Por lo que, cuando fue a verlos, llevó bendición. Dios también está esperando antes de visitarnos con avivamiento, de manera que cuando venga, pueda venir para traer bendición, y no como Juez. Pero, como veremos en los próximos versículos, esta gracia se manifiesta a los que moran en la Sion espiritual. 30:19-20 - “Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá. Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros”. Él oirá su llanto y sus súplicas; y les dará maestros conforme al corazón de Él. Esta promesa es muy parecida a la que registra Jeremías 3:15: “Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia”. Es una bendición enorme de parte de Dios tener maestros piadosos que puedan abrir la Biblia y enseñarnos sus caminos. Esta es también una promesa para la Iglesia de los postreros días; promesa cuyo cumplimiento la Iglesia necesita desesperadamente. El Señor también promete guianza verdadera, lo cual analizaremos a continuación. 30:21 - “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”. Para comprender esta hermosa promesa, debemos saber que cuando estamos en el camino del Señor probablemente no oigamos Su voz con mucha frecuencia. Sin embargo, si acaso nos alejamos de Su camino inadvertida o aun voluntariamente, entonces, en ese momento, oiremos una voz a nuestras espaldas que nos dice: “Este es el camino [en el que andábamos y nos alejamos], andad por él”. Muchas personas dicen que no oyen la voz de Dios, pero si estamos en la senda correcta, no hay mucho que necesitemos oír. Es cuando tomamos el rumbo equivocado que necesitamos oír la advertencia del Señor para que nos volvamos a Él. Muchas veces nos enteramos que “alguien simplemente cayó en pecado”. Dios habló a mi esposa y le dijo: “Nadie cae en pecado con tanta facilidad. Cuando se alejan del camino de la justicia, comienzo a hablarles y advertirles. Si no prestan atención a mis advertencias, envío a otras personas para que los prevengan; y entonces, si ignoran todo eso, caen en pecado”. Dios es muy fiel en intentar traernos de vuelta al camino correcto. 30:22-24 - “Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso; ¡Sal fuera! les dirás. Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas. Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra comerán grano limpio, aventado con pala y criba [horquilla para aventar]”. Las condiciones para que Dios aparte “el pan de congoja” y sus otros juicios es que quitemos todos los ídolos de nuestra vida y los desechemos por completo. Si estamos dispuestos a quitarlos, el Señor en Su misericordia nos hará prosperar. 30:25 - “Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres”. En aquel día cuando el Señor dé muerte a sus enemigos, hará que fluyan los arroyos de aguas naturales y espirituales. Será un tiempo de gran bendición. El libro de Isaías 111 30:26 - “Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que él causó”. Además, habrá un tremendo derramamiento y manifestación de la gloria del Señor, lo cual se aplica en toda su plenitud al tiempo de la Segunda Venida. Entonces la herida de Israel será sanada. Cuando una persona anda en los caminos de Dios, Él la bendice en el área espiritual y natural después de un período de dura prueba y cuando su vida ha sido purificada. El juicio del Señor sobre los asirios 30:27,-8 - “He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos; su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume. Su aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles errar”. Esto describe la ira extrema del Señor contra los asirios y todas las naciones relacionadas con ellos. Dios hizo que se equivocaran en sus juicios, para que cometieran muchos errores necios. Esta es una lección que todos necesitamos aprender. Si nuestros caminos no son agradables al Señor, es posible que Él nos dé doctrinas que no sean para nuestro beneficio. En Ezequiel 20:25, Él declara esta verdad: “Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir”, ver también 2ª Ts. 2:10, 11. A continuación, en el versículo 29, hay un interludio muy agradable, en el que el Señor describe la bendición de aquellos preciosos cánticos que el Espíritu Santo da en la noche. 30:29 - “Vosotros tendréis cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel”. El Espíritu Santo es el que genera estos cánticos. El cristiano los experimenta cuando piensa en el Señor Jesucristo. Los israelitas en la antigüedad tenían alegría en su corazón cuando iban al monte del Señor en los días de las fiestas solemnes. Luego Dios retoma la idea de Su juicio sobre los asirios. 30:30 - “Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo”. El Señor declara que hará oír Su voz y destruirá a los asirios por completo. 30:31-32 - “Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos”. Ahora el Señor se refiere al fin eterno del rey de Asiria. Hay muchos versículos y pasajes bíblicos que confirman el hecho de que Dios destruyó, con la intervención de ángeles, al ejército asirio cuando estaba acampado alrededor de Jerusalén. En los capítulos 36 y 37 analizaremos este tema en detalle. El versículo siguiente describe la condenación del rey de Asiria: 30:33 - “Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende”. En Ezequiel 31:16 el Señor confirma esto cuando se refiere al rey de Asiria: “Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando las hice descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura; y todos los árboles escogidos del Edén, y los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra”. N.T. La LBLA traduce el versículo 9 así: “...y sus príncipes se espantarán ante el estandarte...” 112 El libro de Isaías Tofet era un pozo fuera de Jerusalén que se utilizaba para quemar la basura. El Señor dice aquí que destruirá y consumirá al ejército asirio. Sí, Dios destruirá por completo a todos los impíos de la Tierra, pero exaltará a los que han andado en sus caminos. Por lo tanto, debemos procurar agradar al Señor en todo lo que hacemos, de manera que podamos escapar de estos juicios que sobrevendrán a los malvados. CAPÍTULO 31 El cuarto ay: Los que confían en hombres 31:1 - “¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!”. El profeta retoma ahora el mismo tema: que los hijos de Israel se han rebelado al descender a Egipto en busca de ayuda, comparar Jer. 17:5-8. Qué diferente fue la respuesta de esta generación, de aquella que dio la generación del rey David, quien escribió en Salmos 20:7: “Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria”. En los últimos días, las personas que no caminen con el Señor correrán de un lado para otro en busca de ayuda en épocas de dificultad, en lugar de acudir a la fuente de agua viva, el Señor Jesucristo. Cuando necesitamos guía y ayuda, no debemos recurrir al mundo o a la sabiduría del mundo, sino solamente a Dios. 31:2 - “Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad”. El Señor declara ahora Su sabiduría. Qué triste debe sentirse Él cuando en lugar de buscar al Dios sabio, omnipotente y amoroso, nos apoyamos en el brazo de carne. Por lo tanto, el Señor decreta el castigo de los impíos que descienden a Egipto. 31:3 - “Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una”. Aquí el Señor trata de hacer entender a las personas que los egipcios son sólo hombres y no Dios, y sus caballos son carne y no espíritu. Dios decreta la caída de los egipcios junto con aquellos que acudieron a ellos en busca de ayuda. 31:4, 5 - “Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado. Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando”. Encontramos aquí el tema recurrente en esta parte del libro de Isaías: la certeza de que el Señor defenderá a Jerusalén. Jerusalén fue librada por medio de fuerzas angelicales, que se describen aquí como pájaros. Oh, si tan solo los hijos de Israel se volvieran al Señor; porque esa es su defensa. Que aguardemos con ansias el día de su liberación, cuando se deshagan de los ídolos en los cuales han depositado su confianza. El libro de Isaías 113 31:6-7 - “Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel. Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras”. Los hijos de Israel se desharán de sus ídolos cuando vean la milagrosa liberación que Él obrará. 31:8-9 - “Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios. Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén”.(N.T.) El Señor retoma ahora el tema de la matanza de los asirios. Como veremos en Isaías 37:36, la espada que dará muerte a los asirios no es de un hombre, sino la espada que está en la mano del ángel del Señor. El Señor todopoderoso levantará Su estandarte (bandera) de batalla y los asirios lo conocerán, y tendrán temor del Señor; porque nuestro Dios es un fuego consumidor, He. 11:29 y habita en los montes santos de Sion y Jerusalén, Sal. 87:1. El libro de Isaías 115 Parte Ocho 32:1-20 EL REY JUSTO CAPÍTULO 32 El capítulo 32 es una pausa en El libro de los ayes (el cual abarca los capítulos 28 al 31 y el capítulo 33). Este capítulo nos ofrece un atisbo del Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra. Con elocuencia y soltura profética Isaías se desplaza por las distintas dispensaciones. En los capítulos anteriores habló de la matanza de los asirios, pero ahora se introduce en el tiempo del Milenio. 32:1 - “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio”. El Milenio adquiere ahora una nueva dimensión. Es el tiempo cuando el Señor Jesucristo, el Rey justo, gobernará entre sus santos resucitados. Será un gobierno de justicia. En muchos lugares se habla de este Reino Milenial de justicia del Señor. Salmos 72:1, 2 habla de Salomón, el hijo de David, como un rey que reina con justicia, pero también se refiere al Hijo de David que es mayor; el Señor Jesús: “Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey. El juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio”. Asimismo, aquellos que han andado con el Señor de todo corazón y le han permitido transformarlos a Su imagen en el horno de la aflicción, reinarán con Él y serán sus príncipes. En Mateo 19:28 Jesús mismo hizo esta promesa a los doce apóstoles: “De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de Su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”. El Señor reinará en justicia, y será Rey de Israel y Rey de toda la Tierra, pero tendrá príncipes que son como Él, los cuales también se sentarán sobre tronos para juzgar a las naciones, Ap. 20:6. David será uno de ellos, Ez. 34:24. 32:2 - “Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”. Durante el Milenio y también en los últimos días de la Era de la Iglesia, los redimidos del Señor serán fuentes de fortaleza y protección. Los santos de los postreros días serán fuentes de agua espiritual que beberán las personas en lugares secos. 32:3 - “No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos”. En términos espirituales se refiere al hecho de que durante el Milenio las personas poseerán una comprensión y visión claras de los propósitos de Dios y Su Palabra. Clamemos al Señor para recibir esta bendición ahora, en la Era de la Iglesia. 32:4 - “Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente”. Además habrá gran claridad y fluidez en el habla, tanto natural como espiritual. 116 El libro de Isaías 32:5 - “El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo (avaro) será llamado espléndido”.(N.T.) A los que hacen lo malo nunca más se los llamará buenos ni se los exaltará a posiciones elevadas, como ocurre en la dispensación presente. Hoy en día, a los impíos se los exalta y alaba en gran manera, pero eso no sucederá durante el Milenio. 32:6-7 - “Porque el ruin hablará ruindades [o tonterías], y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento. Las armas del tramposo son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre”. Aun durante el Reino Milenial habrá pecadores que practiquen toda clase de maldad. Aunque el diablo y todos sus seguidores estén en el infierno, la naturaleza pecaminosa heredada de Adán todavía proliferará porque aún será necesario transformar la naturaleza humana. Aquellos que nazcan durante el Milenio todavía tendrán que luchar con el pecado original. Ellos necesitarán la salvación y la gracia diversa que Dios ha establecido para nosotros. Este tema aparece en otros pasajes de la Biblia que examinaremos junto con el capítulo 65. Durante el Milenio el pecador ocultará aquello que es bueno para los que están en necesidad. Sin embargo, los que son nobles vivirán por su generosidad. 32:8 - “Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado”. Necesitamos ser dadores alegres. Proverbios 22:9 dice: “El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente”. Debemos tener ojos misericordiosos que vean las necesidades de los demás y procuren satisfacerlas. Si uno da, se le dará una medida apretada y rebosando, Lc. 6:38. El generoso vivirá por su generosidad y liberalidad. 32:9-14 - “Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón. De aquí a algo más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no vendrá. Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio. Golpeándose el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil. Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad de alegría. Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada”. Este pasaje reprende a las mujeres displicentes y frívolas de Jerusalén, que sufrirán un despertar violento cuando el Señor juzgue a la ciudad a través de la invasión del ejército asirio. En la antigüedad, un ejército invasor destruía todos los árboles frutales. Esta advertencia es muy parecida a la del capítulo 3:16-26. El pensamiento es claramente para nuestros días también. Nuestras iglesias deben estar llenas de las mujeres virtuosas como la de Proverbios 31; esas que se conducen de manera piadosa y diligente, con temor santo. En nuestros días, la tierra será abandonada hasta que el Espíritu Santo vuelva a ser derramado, como ocurrió con Israel, Is. 32:15. 32:15 - “Hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque”. Una de las verdades bíblicas más notables es que el avivamiento trae prosperidad. El derramamiento del Espíritu de Dios tiene efecto sobre la tierra y sus frutos. Joel 1:12 lo confirma. Debido al derramamiento del Espíritu Santo habrá juicio y justicia en la tierra. 32:16-18 - “Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo”. Justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo son los frutos del reino de Dios, N.T. La NVI traduce aquí: “Ya no se llamará noble al necio ni será respetado el canalla” El libro de Isaías 117 Ro. 14:17. La marca distintiva de un verdadero creyente es la tranquilidad de espíritu y una profunda seguridad y confianza en el Señor que vienen como resultado de una vida vivida con y en la presencia de Dios. También, el Señor promete que Su pueblo habitará en paz durante el Milenio, ya que en aquel tiempo ya no habrá más guerras. 32:19-20 - “Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida. Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas, y dejáis libres al buey y al asno”. El Señor vuelve ahora a los tiempos difíciles. Se nos anima a no tener en cuenta el clima o los peligros, sino a sembrar la Palabra de Dios en todas las personas por todas partes, Ec. 11:1-6. La expresión: la ciudad será del todo abatida, significa que la ciudad sería reducida como resultado de épocas de dificultad y adversidad. CAPÍTULO 33 El quinto ay Regresamos ahora al Libro de los ayes. Este quinto y último ay se refiere a Asiria. Como dijo el Señor en Isaías 10:5, 6, Asiria es la nación que Dios ha utilizado para castigar a la nación hipócrita de Israel. Sin embargo, Dios juzgaría también a Asiria después que cumpliera Su propósito contra Israel. 33:1 - “¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti”. En los días de Acaz, Asiria había traicionado a Jerusalén, sin excusa alguna, cuando Israel acudió a ella en busca de ayuda para enfrentarse contra Siria e Israel, 2º Cr. 28:20. Ahora Judá estaba siendo invadida y arruinada traicioneramente por aquel a quien había acudido en busca de ayuda, y todo con el permiso Dios. Oremos para que el Señor no nos use como instrumentos de castigo como lo hizo con Asiria, sino solamente como instrumentos de misericordia. 33:2 - “Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación”. Aquí el profeta irrumpe en una exclamación de súplica al Señor al prever las dificultades que se aproximan. En verdad, sólo aquellos que esperan en el Señor y se disponen a buscarlo disfrutarán de protección en épocas de juicio. A continuación se declara este juicio. 33:3-4 - “Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al levantarte tú. Sus despojos serán recogidos como cuando recogen orugas; correrán sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas”. El profeta describe en estos versículos el hecho de que el Señor se levantará y esparcirá las naciones. Sus despojos serán recogidos rápidamente, como si los devorasen langostas y orugas que comen con voracidad. 33:5 - “Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia”. El versículo 5 presenta la exaltación del Señor en Sión. Por ser Su monte santo, Sion está lleno de juicio y justicia. Cuando el Señor se levanta para juzgar a sus enemigos, también trae avivamiento para Su pueblo en Sión. De esta manera, los juzga y purifica y los colma de Su justicia. Como nunca antes, la sabiduría y el conocimiento deberían ser nuestras metas en estos últimos tiempos. 118 El libro de Isaías 33:6 - “Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro”. Como dijo Moisés en Salmos 90:12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. En Proverbios 4:7, cuando instruía a su hijo Salomón, el rey David dijo: “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”. La sabiduría es la estabilidad de esta época. Por lo tanto, más que nunca antes, procuremos la sabiduría para mantenernos firmes en los tiempos de dificultad que se avecinan. 33:7-9 - “He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente. Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada a los hombres. Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos”. Este pasaje alude a la ocasión en que Ezequías envió sus emisarios a Senaquerib con grandes sumas de dinero para hacer un pacto con el rey asirio, 2º R. 18:14. Sin embargo, Senaquerib rompió el acuerdo y continuó devastando las ciudades y la tierra. 33:10-12 - “Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido. Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá. Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego”. Aquí, nuevamente, el Señor promete que se levantará y juzgará por completo a Asiria, cuyo tiempo establecido ha llegado. 33:13-14 - “Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder. Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?”. Ahora el Señor se dirige a Su propio pueblo que no ha estado caminando rectamente. Cuando Dios se mueve en un avivamiento, aquellos creyentes que no andan rectamente sufren una gran convicción de pecado, y tiemblan delante de la santidad del Señor. Desciende el espíritu de juicio consumidor y se eleva este clamor: “¿Quién puede permanecer en las iglesias, o unirse a ellas?” 33:15 - Y otra vez el clamor: “El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala”. En ese momento sólo pueden permanecer aquellos que son verdaderamente justos. Debemos andar con rectitud, hablar verdad, rechazar el cohecho, y no procurar la compañía de asesinos y hacedores de maldad. Sólo los que hacen estas cosas pueden habitar con Dios; porque Él es un fuego consumidor, He. 12:29. Por lo tanto, aquellos que cumplen estos requisitos habitarán en las alturas a salvo de todos los terrores que sobrevendrán a los impíos en el día del juicio del Señor. 33:16 - “Éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras”. En este versículo vemos algunas de las bendiciones de una vida justa. Dios no sólo cuidará a aquellos que andan con rectitud, sino que además conocerán la maravillosa presencia del Señor, lo contemplarán en toda Su hermosura y lo verán tal como Él es. 33:17 - “Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos”. El privilegio de los santos es contemplar al Señor. Juan 14:21 declara: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré [o me mostraré abiertamente] a él”. Sólo aquellos que son puros de corazón pueden disfrutar del privilegio de ver al Señor, Mt. 5:8. A menudo se El libro de Isaías 119 concede a los creyentes tener visiones del cielo aquí en la tierra para animarlos en su peregrinaje por esta vida. De la misma manera, ven al enemigo desde lejos, pero él no se les acerca. 33:18-19 - “Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes? No verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas”. Se refiere a los asirios, un pueblo de aspecto feroz que hablaba un idioma diferente del de los judíos. 33:20-21 - “Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave”. Ahora el profeta traslada la visión al Milenio, cuando todo será paz y reposo. Jerusalén será el centro de la Tierra y Sion será el sitio de suprema adoración al Señor, un lugar de descanso. Esta promesa corresponde al Milenio, pero también se refiere a la Iglesia de los últimos días que sube al monte de Sion. Ella conocerá una paz y solemnidad extraordinarias. 33:22 - “Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará”. Los redactores de la constitución de los Estados Unidos utilizaron este versículo para la creación de los tres poderes de gobierno: el poder judicial, el legislativo y el ejecutivo (la Corte Suprema, el Congreso y el Presidente). También describe el triple oficio del Señor Jesús. Él es juez, o profeta como Samuel, 1º S. 3:20; 7:15; legislador, o sacerdote como Esdras; y además es rey. 33:23 - “Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín”. El profeta retoma aquí el tema del enemigo, y ve que los impíos no pueden reunir su flota. Esta frase tan interesante: los cojos arrebatarán el botín, a veces se utiliza en la Biblia para demostrar la bondad de Dios hacia aquellos que son natural o espiritualmente débiles; porque Él los usará para arruinar al enemigo. A veces existe una cojera santa, en la que Dios debilita a una persona y la reduce a nada. Es en esa condición que Dios puede obrar en nosotros, porque recibe toda la gloria por ello. Esto podemos verlo en la vida de Jacob. Quedó cojo, entonces pudo disfrutar de las promesas de Dios. Otro aspecto de la cojera describe a una persona que ha caído en pecado, pero luego el Señor la restaura y llega a cumplir los propósitos divinos. Vemos este aspecto de la cojera en la vida de David. Quedó cojo a causa del pecado, pero después fue restaurado y recibió el reino nuevamente. 33:24 - “No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad”. Dios promete salud y perdón a aquellos que habiten en el Milenio. Sin embargo, creo que esto se aplica también a aquellos que moran en la Sion espiritual en los últimos días de la Era de la Iglesia. El Señor nos ofrece salud y perdón divinos para todas nuestras iniquidades. Cuando Dios sacó a los hijos de Israel de Egipto, no hubo entre ellos enfermo o cojo, Sal. 105:37. De esta manera concluye el Libro de los ayes. El libro de Isaías 121 Parte Nueve 34:1-17 EL SACRIFICIO DEL SEÑOR EN BOSRA CAPÍTULO 34 Este capítulo, muy sorprendente por cierto, trata muy detalladamente los juicios de los últimos días sobre Edom (Jordania) cuando el Señor regrese. Se utilizan aquí varios nombres diferentes: Bosra, y la tierra de Idumea. Bosra es simplemente el nombre de una ciudad importante de Edom, y la tierra de Idumea es otro nombre para Edom. Edom es la tierra de Esaú, el hermano mayor de Jacob, Gn. 36:8-9. El profeta recibe una visión del juicio sobre los descendientes de Esaú cuando el Señor regrese a vengarse de sus enemigos y defender a Su amado pueblo, Israel. 34:1-3 - “Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce. Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos”. Se refiere a la terrible matanza sobre los montes al este de Jerusalén, donde acamparán los ejércitos de las naciones que sitien la ciudad de Dios. Este es el tiempo del último sitio de Jerusalén, del cual habla el profeta Zacarías en Zacarías 14:1-3. Ocurre inmediatamente antes de la Segunda Venida del Señor. 34:4-5 - “Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera. Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema”. Apocalipsis 6:14 también registra este acontecimiento celestial. El Señor ha maldecido a Edom desde la antigüedad. Como está escrito: “...a Esaú aborrecí”, Ro. 9:13. Los edomitas son los descendientes de Esaú, quien despreció la primogenitura y la vendió a cambio de un plato de lentejas, He. 12:16. Habrá una gran matanza en medio de Edom y todos sus aliados a causa de su perpetuo odio contra Israel, Amós 1:11. Idumea es una región situada en la región de Transjordania. 34:6-8 - “Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom. Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura. Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion”. Bosra es una ciudad de Edom. Se refiere al tiempo en el que el Señor ejecutará venganza por todo lo que Edom hizo a Israel. También juzgará a todas las demás naciones que se han aliado con Edom contra Su propio pueblo, Israel. Esta escena será de un gran dramatismo que sólo puede compararse con la caída de Sodoma y Gomorra. Es interesante el hecho de que Jordania ignoró las sanciones de las Naciones Unidas sobre Irak durante la guerra de la Tormenta del Desierto en 1991 y ayudó a Irak. 122 El libro de Isaías 34:9 - “Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente”. Los juicios sobre la tierra de Edom serán tan grandes que aun durante el Milenio parecerá el horno de fuego inextinguible del infierno. 34:10 - “No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella”. Hesbón Nebo Pisga Jerusalén Aroer MOAB Kir-hareset Zoar Valle de la Sal Tamar Monte Gebal EDOM Bosra A Temán y el Monte Seir EL SACRIFICIO DEL SEÑOR EN BOSRA Isaías 34:6 Sin embargo, donde la brea ardiente no haya tocado, el resto de la tierra será un pedregal vacío. Quedará convertida en un desierto asolado, Joel 3:19. 34:11-15 - “Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento. Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada. En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus El libro de Isaías 123 fortalezas; y serán morada de chacales, y patio para los pollos de los avestruces. Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo. Allí anidará el búho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera”. Después que el Señor regrese para juzgar, no quedarán habitantes en Edom. Sólo habrá allí ortigas, cardos y bestias salvajes. La devastación de la tierra será tan grande que Dios ha determinado que estos animales salvajes posean la tierra de ese pueblo impío y perverso que rechazó tener como herencia las bendiciones del Señor. 34:16-17 - “Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu. Y él les echó suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad; de generación en generación morarán allí”. Por lo tanto, Edom será entregada a las bestias, durante todas las generaciones del Milenio. Para asegurarse que va a ser habitada, a ningún animal le faltará su compañero(a), de manera que se reproduzcan aquellos animales y pájaros a los que el Señor les ha entregado la tierra de Edom. Ninguno de los juicios de Dios falla. Siempre se cumplen. Durante el Milenio, las personas podrán mirar esta profecía y comprobar que sin duda se ha cumplido como el Señor dijo que ocurriría. El libro de Isaías 125 Parte Diez 35:1-10 EL DESIERTO FLORECERÁ COMO UNA ROSA CAPÍTULO 35 En contraste con la devastación que el Señor ha decretado sobre Edom, vemos ahora a través de los ojos del profeta las bendiciones que vendrán sobre la tierra de Israel. Si volvemos nuestros ojos hacia el este, vemos la desolación de Edom (Jordania), pero hacia el oeste encontramos la tierra agradable de Israel. Durante el Milenio Edom arderá, pero Israel florecerá como una rosa. En Joel 3:18-20, el profeta describe el gran contraste que existirá entre Edom e Israel durante el Milenio. 35:1-2 - “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro”. Qué tiempo de regocijo será para Israel cuando su nación sea completamente transformada en una tierra fructífera. 35:3-4 - Por lo tanto, se exhorta a los defensores de Jerusalén: “Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará”. El Señor defenderá Jerusalén, y vendrá a descargar Su venganza sobre aquellos que la atacan. La vengará de sus enemigos, y fortalecerá las manos débiles de los defensores de Sion. 35:5-6 - “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad”. Hay promesas específicas para los enfermos cuando el Señor haya regresado. Cuando fluyan las aguas de sanidad, aquellos que han sufrido la maldición de deformaciones y aflicciones físicas lo conocerán como Jehová-rafá. Creo que la Iglesia de los últimos días también conocerá el poder sanador de Dios como nunca antes. La tierra misma vivirá; porque en todos los lugares desiertos de Israel brotarán manantiales de agua. 35:7 - “El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos”. El Espíritu de santidad estará en la tierra, y el camino de santidad estará marcado con claridad. En la actualidad las personas inmundas pueden estar con sus impurezas en la congregación de los justos, pero eso no sucederá durante el Milenio. 35:8 - “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará”. Habrá 126 El libro de Isaías un camino de santidad hasta el templo santo que se construirá en Jerusalén, Ez. 40-48. No podrán entrar en él aquellos que son inmundos y no han permitido al Señor que circuncide su corazón, Ez. 44:9. 35:9 - “No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. No habrá allí ninguna bestia salvaje que dañe a los escogidos. 35:10 - “Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido”. El Señor traerá de vuelta a Sion a sus redimidos con cánticos de gozo. ¡Qué gozo habrá durante el Milenio, cuando los judíos suban a Jerusalén a adorar al Señor! El libro de Isaías 127 DIVISIÓN II: ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS 36:1–39:8 Parte Once 36:1–37:38 EL SITIO ASIRIO DE JERUSALÉN CAPÍTULO 36 En esta sección de Isaías, el profeta es un testigo ocular de los acontecimientos que ocurrieron durante el reinado de Ezequías, el rey piadoso de Judá. Comienza con la declaración de que Senaquerib, rey de Asiria, subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá en el año decimocuarto de Ezequías. 36:1 - “Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó”. Al producirse esta invasión, Ezequías, que ascendió al trono a los veinticinco años, tenía apenas cuarenta años de edad. Este sitio ocurrió en el año decimocuarto de su reinado, aproximadamente 701 a.C., ya que comenzó a reinar en 715 a.C. Según 2º Crónicas 29, él conoció uno de los más grandes avivamientos en la historia de Judá en el primer año de su reinado. Ezequías fue un rey maravilloso. En 2º Reyes 18:3-6 encontramos este testimonio extraordinario acerca de él: “Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán. En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá. Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés”. En el tercer año de su reinado, Ezequías se rebeló contra Salmanasar y logró liberar varias partes importantes de Israel del yugo asirio, 2º R.18:7, 8. En su decimocuarto año, el rey asirio, Senaquerib, calificó a Ezequías de orgulloso y autoritario. Ezequías envió embajadores a Egipto en busca de ayuda. En la batalla librada en la llanura de Elteque, Asiria venció a los egipcios y a los etíopes. Luego Asiria regresó al lugar donde tenía sitiada a Laquis, no muy lejos de Jerusalén. Fue entonces cuando Ezequías envió mensajeros a Senaquerib con mucha plata y oro para rogarle que no subiera contra Jerusalén. Sin embargo, como vimos en Isaías 33:8, Senaquerib no guardó el pacto. Como está registrado en su crónica asiria, no sólo tomó cuarenta y seis ciudades por medio de rampas de tierra bien compactadas y arietes; también encerró luego a Ezequías en Jerusalén como a un pájaro en una jaula. Senaquerib envió además un ejército contra Jerusalén, 2º R. 18:17. 128 El libro de Isaías 36:2-3 - “Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller”. Este es un registro de las conversaciones entre el Rabsaces, el comandante en jefe de las fuerzas asirias, y estos tres oficiales de la corte de Ezequías. Se encontraron junto al acueducto del estanque de arriba. 36:4-6 - “A los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas? Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí? He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían”. En estas conversaciones el Rabsaces señaló el error de Ezequías. Primero, Ezequías había confiado en Egipto, que era como una caña quebrada; y ahora quería que los habitantes de Jerusalén depositaran su confianza en el Señor. 36:7 - “Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis?” El Rabsaces alude al hecho de que Ezequías había quitado todos los altares dedicados a Baal y trataba de hacer volver los corazones del pueblo al único templo verdadero erigido por Salomón y al único Dios verdadero, 2º R. 18:4. 36:8-9 - El Rabsaces continúa con su ruego: “Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos. ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?” El Rabsaces hace prometer a Ezequías que servirá a Senaquerib, y le ofrece dos mil carros si, dice con sarcasmo, Ezequías cuenta con esa cantidad de hombres para montarlos. Como declara Isaías 1:7-8, los habitantes de Jerusalén habían quedado reducidos a un número muy pequeño. 36:10 - “¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela”. El Rabsaces también declara que los asirios han recibido la orden de subir contra la tierra. Sin embargo, no conocían el consejo del Señor. Aunque debido a los pecados de Judá, Dios los envió contra ella, Él juzgará a los jactanciosos asirios después que haya terminado Su obra en Sion, Is. 10:5-13. Senaquerib estaba muy seguro de que Dios lo había enviado contra Israel, y eso es exactamente lo que el Señor dijo en Isaías 10:56. Dios hizo que Asiria se levantara contra Israel. 36:11 - “Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro”. Los tres emisarios de Ezequías piden al Rabsaces que hable en el idioma asirio, para que los judíos en el muro no oigan su conversación y se desanimen. El Rabsaces era una persona muy culta, puesto que aquí se dirigió a los tres emisarios de Ezequías en hebreo, no en sirio. Él se negó a complacerlos y se burló de ellos al dirigirse en voz alta a los que estaban sobre el muro: El libro de Isaías 129 36:12-15 - “Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con vosotros? Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria. El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar. Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria”. Ezequías había hecho que el pueblo confiara en Dios, y estaba confiando firmemente en la palabra que Isaías le había hablado. Creía con firmeza que los asirios no iban a tomar Jerusalén. 36:16-17 - “No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas”. Estos versículos revelan el plan de los asirios al colonizar. Trasladaban a sus cautivos de un extremo del imperio al otro, de manera que pudieran controlarlos y gobernarlos mejor. El que no está en su propia tierra no tiene la tendencia a rebelarse, puesto que no lucha por su tierra natal. 36:18-20 - “Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria? ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano? ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?” Finalmente, el Rabsaces se extralimitó al desmerecer el poder de Dios y compararlo con los dioses de aquellas naciones y ciudades que los asirios ya habían capturado. Los pueblos de Hamat, Arfad y Sefarvaim se encuentran en lo que es actualmente el territorio de Siria. Ellos confiaban en sus dioses de madera y piedra, mientras que Ezequías suplicaba a su pueblo que depositara su confianza en el Dios que hizo los cielos y la tierra. No sólo eso, sino que Ezequías los animaba a confiar en la palabra que el Señor les había repetido continuamente: que Él defendería Jerusalén. Esta es una verdad muy importante. No podemos declarar que el Señor liberará a menos que Él haya prometido hacerlo. 36:21 - “Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis”. Ezequías había aconsejado sabiamente a los defensores de Jerusalén que no discutieran con el Rabsaces y de esa manera permitir al Señor que hablara por sí mismo. Nunca debemos discutir con la gente acerca de Dios. Dejemos que el Señor hable por sí mismo. 36:22 - “Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces”. Luego los tres oficiales de la corte de Ezequías regresaron al rey con sus ropas rasgadas como señal de duelo; y contaron a Ezequías todas las palabras del comandante en jefe asirio, Rabsaces, y la manera en la que había blasfemado y había deshonrado al Señor. 130 El libro de Isaías CAPÍTULO 37 La matanza de los asirios Cuando Ezequías hubo recibido el informe de los tres oficiales de la corte, los envió al profeta Isaías que residía en Jerusalén. Los envió con el ruego de que Isaías orara por el remanente de los judíos que quedaban en Jerusalén. El relato es el siguiente: 37:1-3 - “Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová. Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz. Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas”. Ezequías era un rey piadoso, y se dirigió a la casa del Señor para encontrarse con Dios y oír lo que Él diría sobre estas amenazas. Luego envió algunos hombres al profeta Isaías. Le dijo que era un tiempo de dificultad. La ciudad se estaba quedando sin alimento y todos estaban muy débiles. Las mujeres embarazadas ni siquiera tenían fuerza para dar a luz a sus hijos. 37:4-5 - “Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado. Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías”. Es interesante que Ezequías diga a Isaías: “Jehová tu Dios”. Isaías era un gran hombre. Era famoso por conocer a Dios y ser capaz de oírlo. Ezequías sabía que Isaías tenía una relación tan cercana e íntima con el Señor que Él le hablaría. La revelación viene como fruto de la relación. Pedro pidió a Juan, que estaba recostado al lado de Jesús, que preguntara al Señor quién lo iba a traicionar. Pedro sabía que Juan era el que estaba más cerca de Jesús, y el Señor se lo diría, Jn. 13:23-26. Jesús dijo entonces a Juan cuál era la señal que iba a realizar y que revelaría la identidad del traidor. Vemos aquí la providencia y la bondad de Dios, pues la presencia en Jerusalén del santo profeta Isaías fortaleció al piadoso rey Ezequías en su determinación de hacer lo correcto. Cuando nos encontramos en una posición de liderazgo, anhelamos la presencia de aquellas personas que nos darán consejos piadosos y que pueden oír la voz de Dios, para que podamos fortalecer nuestras manos y así cumplir la voluntad de Dios en cada situación que enfrentamos. Con frecuencia, como en el caso de Ezequías, muchas personas podrían aconsejarnos descender a Egipto (el mundo) en busca de ayuda, en lugar de confiar en el Señor. Aquellos que le dieron ese consejo sin duda lograron ejercer influencia sobre él al principio, porque eso es exactamente lo que hizo. Era relativamente joven. Ellos o bien fueron sin permiso, o al menos con su consentimiento tácito. Sin embargo, el consejo piadoso y la palabra profética de Isaías llegan nuevamente para alentar al rey. 37:6 - “Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria”. Isaías tenía la palabra del Señor para El libro de Isaías 131 Ezequías. En tiempos de necesidad, es maravilloso conocer a alguien que tenga la palabra de Dios en los labios. Necesitamos ser aquellos que siempre tienen la palabra en sus labios para poder hablar a las vidas de las personas y dar una palabra a tiempo a quienes están agobiados, Is. 50:4. 37:7 - “He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada”. Dios da una tregua y hace que los asirios se distraigan de su propósito de destruir Jerusalén. 37:8-9 - “Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis. Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo...” Hacemos una pausa aquí en el texto para explicar una vez más el fenómeno de un rey etíope al mando del ejército egipcio. En realidad, en este período particular de la historia, Egipto se encontraba en su vigésima quinta dinastía, que tuvo tres gobernantes etíopes: Sabaká, Sabatoká y Tirhaca. En 701 a.C., cuando sucedió este acontecimiento, Tirhaca era sólo el príncipe, el hermano del nuevo Faraón, Sabatoká. Sin embargo, puesto que el relato se escribió varios años después, es natural que se lo llame rey, ya que, en efecto, luego ascendió al trono del imperio egipcio. El versículo 38 registra la muerte de Senaquerib, que ocurrió alrededor de 681 a.C. Por lo tanto, resulta obvio que este relato se escribió varios años después de este acontecimiento. En este momento, aparentemente, Laquis había caído y Senaquerib luchaba contra Libna, un pueblo al sudeste de Laquis. El Rabsaces envió una carta a Ezequías a través de mensajeros para advertir al rey que no se dejara engañar por su Dios con respecto a que Jerusalén no caería en manos de los asirios. Es increíble que los asirios hayan colocado al Dios de Israel en el mismo nivel que todos estos dioses paganos. Sin embargo, cometieron un error que finalmente los destruyó. 37:10-11 - “Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú?”. El Rabsaces recuerda lo que hicieron todos sus antecesores (los reyes de Asiria), al destruir ciudad tras ciudad y tomar nación tras nación con su poderoso ejército. Dice a Ezequías que no se deje engañar por el Señor. ¡Qué blasfemia! 37:12-13 - “¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?”. El Rabsaces continúa nombrando varias otras ciudades que los asirios habían conquistado. Gozán está situada en el norte de Mesopotamia. Se la menciona en 2º Reyes 17:6. Harán es donde murió Taré, el padre de Abraham, Gn. 11:32. Resef está entre Harán y el Río Éufrates. Amós 1:5 menciona Edén, que está al sur de Harán sobre el Río Éufrates. 37:14 - “Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová”. Cuando Ezequías recibió la carta de manos de los mensajeros, la leyó y la extendió delante del Señor. Esto es algo que recomendamos de todo corazón cuando, como creyentes, recibimos cartas desagradables y amenazadoras. Muéstrela al Señor y pregúntele cómo responder. ¿Seguiremos los pasos 132 El libro de Isaías del buen rey Ezequías? Todos y cada uno de nosotros recibiremos alguna vez amenazas a través de cartas, pero la clave es extenderlas delante del Señor y buscar Su dirección en el asunto. Permita que Dios pelee por usted. 37:15-20 - “Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas, y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron. Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que solo tú eres Jehová”. El piadoso rey Ezequías ofrece esta oración al Señor. En su oración, establece varios puntos importantes. A saber: 1) 2) 3) 4) Que Dios hizo los cielos y la tierra. Que los dioses de los países conquistados por los reyes de Asiria eran sólo la obra de la mano del hombre. Que el Señor oirá todo lo que Senaquerib ha dicho, lo cual es una ofensa al Dios vivo. Que el Señor salvará a Su pueblo para que todo el mundo sepa que sólo el Señor es Dios. 37:21-22 - “Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria, estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén”. Isaías probablemente no estuvo allí, pero pudo ver en visión lo que hizo Ezequías. La historia ha registrado el hecho de que el Señor hizo que la hija de Israel ridiculizara a los asirios a través de la gran victoria que Dios dio a Sion. La Biblia nos enseña que la misma escena ocurrirá en la Segunda Venida del Señor, cuando los defensores de Sion obtendrán una victoria gloriosa sobre sus atacantes, Zac.12:6. 37:23 - “¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel”. El Señor pregunta ahora a Asiria a quién ha ofendido y contra quién ha hablado. Resulta obvio que los asirios desafían a Dios mismo. Han blasfemado y han vituperado no sólo a Jerusalén, sino también al Señor de toda la Tierra. 37:24-25 - “Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos. Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto”. Senaquerib colmó de insultos al Señor a través de sus siervos. Se jactó de sus conquistas desde Carmelo hasta Egipto, aunque en esa época todavía no había entrado en Egipto. Quizás sea necesario explicar la frase los ríos de Egipto. La palabra original en hebreo es Matsowr, que significa “límite o frontera”. Por tanto, a veces los comentaristas la traducen como Egipto, aunque preferimos la traducción de la versión Reina-Valera, 1909: “lugares atrincherados”. Una cosa es clara: el rey asirio era extremadamente jactancioso, y deseaba agregar a sus posesiones el trofeo del Líbano y el lugar alto de Jerusalén. Sin embargo, el Señor tenía otros planes. El libro de Isaías 133 La breve frase “y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto [lugares atrincherados]” también necesita una breve explicación. Cuando una ciudad tenía alrededor un río, el ejército invasor lo secaba desviando el agua. El rey tenía el honor de empujar el trozo de madera (la compuerta) que liberaba el agua que se desviaba hacia un lago cercano que ellos habían construido. Por lo tanto, Senaquerib podía decir que había secado los ríos de las diferentes ciudades que su ejército había conquistado. 37:26-27 - “¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros. Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca”. El Señor declara aquí que Él determinó que el ejército invasor asirio destruyera las ciudades fortificadas. Por lo tanto, los habitantes de las ciudades no tuvieron fuerzas para enfrentar el avance asirio, porque Dios los había privado de poder. 37:28-29 - “He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí. Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste”. En el versículo 28, el Señor se refiere al pecado de Senaquerib, y lo describe brevemente como el haberse airado con furia contra la persona misma de Dios. En el versículo 29 el Señor declara que pondrá un garfio en la nariz de los asirios y hará que Senaquerib regrese a su propia tierra. La razón para esta comparación era que los asirios solían llevar a sus cautivos con cuerdas atadas a anillos colocados en su nariz o en sus labios. De manera que Dios dijo que, en sentido figurado, haría lo mismo con Senaquerib. 37:30-32 - “Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto. Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba. Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. Ahora el Señor, con palabras de consuelo, hace una promesa al remanente de Judá que quedaba en Jerusalén. Repite Su promesa de que los defensores se regocijarán. 37:33-34 - “Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová”. El rey asirio, que dirigía personalmente a sus ejércitos cuando tomaba una ciudad, no llegaría a Jerusalén, sino que regresaría a su propia tierra por la misma ruta por la que había realizado la invasión. 37:35-36 - “Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo. Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos”. Los versículos 35 y 36 registran uno de los relatos más asombrosos de intervención divina en las crónicas bíblicas. Dios declaró que defendería la ciudad, y se nos dice también que literalmente fue el ángel del Señor quien dio muerte a 185,000 hombres del ejército asirio que acampaban alrededor de Jerusalén. Como ya hemos señalado, 134 El libro de Isaías este fue un hecho histórico, pero también presagia y anuncia lo que ocurrirá en la Segunda Venida, cuando el Señor herirá con Su espada a los que sitien Jerusalén en los últimos días. 37:37-38 - “Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive. Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo”. Tal como el Señor lo declaró, Senaquerib volvió a su propia tierra, a la ciudad capital de Nínive, y fue asesinado por dos de sus hijos alrededor de 681-680 a.C. Esarhadón se hizo cargo del trono de su padre. Además fue responsable, junto con su hijo Asurbanipal, de la deportación masiva de las diez tribus del norte de Israel, así como también de volver a poblar el territorio con habitantes de otras regiones del imperio, Esd. 4:2. Esto explica el hecho de que en la época de Jesús los judíos no pasaran por Samaria, porque los samaritanos no eran considerados judíos. Para los judíos de la provincia de Judea, eran paganos. El libro de Isaías 135 Parte Doce 38:1-22 SANIDAD DE EZEQUÍAS CAPÍTULO 38 38:1 - “En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás”. La Biblia registra este acontecimiento tres veces. Además del pasaje que estamos analizando, se encuentra en 2º Reyes 20:1-11 y 2º Crónicas 32:24-26. Naturalmente surge la pregunta: ¿Cuándo enfermó Ezequías; antes o después de la invasión asiria? Está claro que su enfermedad ocurrió en el decimocuarto año de su reinado, ya que reinó veintinueve años y se le concedieron quince años más de vida. El año decimocuarto de su reinado fue el mismo año del sitio de Senaquerib a Jerusalén (aproximadamente 701 a.C.). Por lo tanto, su enfermedad ocurrió inmediatamente antes del sitio. Ampliaremos este punto más adelante. Sin embargo, el versículo 6 lo confirma, ya que en el contexto de este relato Dios promete liberación para la ciudad de Jerusalén de las manos del rey de Asiria. Ezequías recibió esta sanidad milagrosa antes de la liberación de Jerusalén. Esto demuestra que un milagro había afirmado el corazón de Ezequías en los caminos de Dios, para que pudiera creer que Dios haría un milagro poderoso contra Asiria. Con frecuencia el Señor viene a nosotros y nos concede un milagro o manifestación de Su gracia, de manera que nos afirmemos y estemos preparados para atravesar una prueba mayor. 38:2-3 - “Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro”. Nos encontramos ahora con la reacción de Ezequías ante el hecho de que tenía una enfermedad terminal confirmada por un importante profeta de Dios. A pesar de que el Señor había declarado que moriría, Ezequías suplicó el favor divino. Pidió al Señor que recordara la manera en que había andado delante de Él en verdad. 38:4-8 - “Entonces vino palabra de JEHOVÁ a Isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías: JEHOVÁ Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé. Y esto te será señal de parte de JEHOVÁ, que JEHOVÁ hará esto que ha dicho: He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido”. El Señor prometió a Ezequías que añadiría quince años a su vida. Esto nos da esperanza en cuanto a que Dios, en Su infinita misericordia, a veces puede extender el tiempo de nuestra vida aquí en la tierra. Luego promete a Ezequías una señal de su sanidad. El relato de 2º Reyes 20:1-11 es más detallado, y pasaremos a analizar en este pasaje este fenómeno notable después de que Ezequías oró y lloró apesadumbrado. 136 El libro de Isaías En 2º Reyes 20:4-7, dice: “Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó”. De manera que el Señor respondió la oración de Ezequías en un período de tiempo muy breve. Por lo tanto, confiemos que no siempre tendremos que esperar semanas o meses hasta que llegue la respuesta a nuestras oraciones. Porque Dios dijo: “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído”. Habiendo aclarado que la sanidad de Ezequías ocurrió antes del sitio asirio de Jerusalén, vemos que el rey fue el receptor de un milagro y una señal extraordinarios. No sólo recibió sanidad para que su fe en Dios se fortaleciera, sino también la señal del sol que volvió diez grados atrás. Quisiéramos analizar esto más detalladamente debido al contexto de este milagro. Encontramos el relato en 2º Reyes 20:8-11. Ezequías pregunta al profeta Isaías: “¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará?” A lo que Isaías pregunta a Ezequías si la sombra en el reloj de Acaz avanzará o retrocederá diez grados. La respuesta de Ezequías es sorprendente, porque declara que es fácil que la sombra avance diez grados, por lo que es mejor dejar que retroceda. De modo que el profeta y el rey debaten la rotación del sol sin inmutarse, como si fuera muy natural para los hombres determinar la rotación y derrotero del sol en el cielo. ¿Conoce usted una conversación más importante en la historia del hombre sobre la tierra? Ambos hombres conocían tan bien a Dios que cuando Él hablaba, no había sombra de duda en su corazón. El profeta clamó al Señor, y Él hizo retroceder la sombra del sol diez grados. Toda la ciudad habría notado el cambio de la sombra en el reloj. ¡Qué conversación asombrosa entre dos hombres! Cuando uno está acostumbrado a los milagros, es fácil creer que Dios hará otro. Ese milagro fortaleció el corazón de Ezequías. Por lo tanto, cuando los asirios vinieron contra Jerusalén, el rey pudo decir a toda la ciudad que confiara en Dios porque sabía que Él era más que suficiente para librarlos. Los pequeños milagros nos afirman en la fe, de manera que podamos creer que Dios hará cosas mayores. El Señor probó a Ezequías. Le habló a través de Isaías y le dijo que iba a morir. Entonces Ezequías oró aun con más fervor, y Dios oyó su oración y volvió a enviar a Isaías para decirle que su vida se extendería por otros quince años. Jesús probó a la mujer sirofenicia cuando ella le rogó que sanara a su hija diciéndole: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Creo que eso nos desalentaría a la mayoría de nosotros. La respuesta exigió una gran fe por parte de la mujer sirofenicia: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Debido a esto, el Señor le dijo: “Grande es tu fe; hágase contigo como quieres”, Mt. 15:21-28; Mr. 7:24-30. A veces parece que Dios desea desanimarnos. Pero, el resultado depende de si le insistimos, como hizo Jacob, para que responda a nuestra necesidad. La oración de Ezequías 38:9-10 - “Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad: Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años. Ezequías escribió esta oración El libro de Isaías 137 que hizo a Dios después de que se había recuperado de su enfermedad, la que obviamente fue muy seria. Además, el hecho que el profeta Isaías dijera a Ezequías que pusiera su casa en orden, fue suficiente para que el rey sintiera que iría a la tumba prematuramente. De manera que enfrentaba la muerte a los treinta y nueve años de edad, mientras que el Señor había prometido al hombre de esa época una expectativa de vida de setenta años, Sal. 90:10. 38:11 - “Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo”. Vemos aquí la devoción de este rey piadoso y su relación con el Señor. El gran deseo de Ezequías, como el de tantos creyentes que piensan como él, era encontrarse con Dios en la tierra de los vivientes. Sabemos que lo veremos en la eternidad, pero hay algo precioso en poder conocerlo y verlo durante nuestro peregrinaje mortal en esta tierra. Debemos orar como los griegos en Juan 12.21: “...quisiéramos ver a Jesús”. Nuestra esperanza gloriosa es ver a Jesús tal como Él es, 1ª Juan 3:2. 38:12-14 - “Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche. Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás. Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme”. Con ese ruego, el Señor en Su misericordia envió a Isaías de vuelta a Ezequías con este glorioso mensaje de la prolongación de su vida. Sin duda, el efecto de la intervención divina humilló el corazón del rey. En la última parte del versículo 14, Ezequías dijo: “Jehová, violencia padezco; fortaléceme”. Hubo una gran opresión sobre la vida de Ezequías durante la época en que los asirios vinieron contra Jerusalén. Cuando el ejército asirio atacó Jerusalén, el que llegó no era sólo un ejército humano, sino que también todos los espíritus demoníacos de Asiria vinieron con él. Dichos espíritus saldrían al frente del ejército y debilitarían a sus oponentes. (Ver una confirmación de esta verdad en Daniel 10:12, 13.) Ezequías sin duda sentía la opresión de esos espíritus. Desgastaban su mente y su corazón, y posiblemente su enfermedad era el resultado de la opresión de los espíritus de Asiria. 38:15 - “¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma”. El profeta Miqueas se pregunta qué es lo que Dios desea de nosotros: “Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”, Mi. 6:8. Este fue el efecto inicial de la manifestación del Señor al rey: se humilló. Pero más adelante veremos que, como muchas otras personas en la Biblia, no pudo manejar la bendición de Dios y se envaneció. 38:16, 17 - “Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva. He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados”. El Señor no sólo sanó a Ezequías, sino que también echó tras sus espaldas (perdonó) todos los pecados del rey. Qué misericordioso fue en verdad Dios con Ezequías. Nos recuerda la experiencia de la que habló David en Salmos 32:1, 2: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad”. Debemos orar para que Dios trate personalmente con esta área de nuestra vida y recibamos esta misma preciosa certeza. 138 El libro de Isaías 38:18-19 - “Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos”. En primer lugar, Ezequías cita casi literalmente Salmos 6:5, donde David dice que en la tumba no hay memoria del Señor. Debemos recordar que estos santos vivían en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, no tenían la esperanza gloriosa que nosotros tenemos de ir al cielo en el momento en que morimos; antes de la resurrección de Cristo ellos iban al paraíso (que se encontraba en el centro de la Tierra), Lc. 16:19-31. Su esperanza estaba en la tierra de los vivientes. La práctica de alabar al Señor se transmitía de padre a hijo. Que nosotros también podamos disfrutarla. La gratitud del rey hacia el Señor por su liberación de la muerte es tan grande que declara que le cantará alabanzas. Para demostrar su adoración al Señor, Ezequías compuso cánticos de alabanza. 38:20 - “Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida”. Ezequías dijo que pasaría el resto de su vida alabando al Señor. Los milagros hacen que alabemos a Dios más y más. 38:21 - “Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará”. Nos encontramos ahora con el método que el Señor utilizó para sanar a Ezequías. Es un hecho conocido que los higos poseen propiedades curativas. No estoy calificado para hacer una disertación sobre este tema, pero basta con decir que los libros para la salud dan testimonio de ello. Sin embargo, aunque se utilizaron los higos como un medio para la sanidad de Ezequías, la fuente de su liberación fue divina. De la misma manera, también nosotros, cuando nos enfermamos, debemos tener mucho cuidado al consultar a Dios y preguntarle qué método desea usar para sanarnos o mantenernos con vida. Creemos de todo corazón en la recomendación bíblica de imponer las manos sobre los enfermos, pero no podemos ignorar el hecho que el Señor, en Su infinita sabiduría, a veces elige sanar a través de los médicos, hospitales y también medicinas diversas. En Su ministerio, a veces Cristo decía a las personas que siguieran su camino; y eran sanadas instantáneamente. No obstante, en otras ocasiones hizo cosas para sanar a la gente; cierta vez hizo lodo y lo colocó sobre los ojos de un hombre, luego le dijo que fuera a lavarse en el estanque de Siloé, y fue sanado de su ceguera, Jn. 9:1-7. Ezequías acababa de ver el gran milagro de la sombra del reloj de sol que retrocedió diez grados, pero tuvo la humildad de aceptar cualquier medio que Dios eligiera utilizar para sanarlo. También, el profeta Isaías podría haber dicho que no necesitaba usar higos, ya que él había sido el instrumento usado para hacer retroceder diez grados la sombra del reloj. Pero estos dos grandes hombres de Dios tuvieron humildad para aceptar el medio de sanidad de Dios. 38:22 - “Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?” El capítulo concluye con un recordatorio de que Ezequías efectivamente pidió una señal. Aunque pedir señales es bíblico, debemos tener mucho cuidado al pedirlas. Gedeón, que pidió señales, luego pretendió depender de ellas por medio de un efod el cual hizo que todo Israel tropezara, Jue. 8:27. De manera que, por favor tenga cuidado. Lamentablemente, este no es el final de la vida de Ezequías, porque en el capítulo 39 veremos de qué manera el orgullo lo llevó a pecar. El libro de Isaías 139 Parte Trece 39:1-8 PREDICCIÓN DEL CAUTIVERIO EN BABILONIA CAPÍTULO 39 39:1 - “En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido”. A través de todos los tiempos, este versículo ha dejado perplejos a muchos comentaristas. El problema principal que han enfrentado es el de conciliar los datos históricos del período babilónico en este tiempo, con los datos históricos de los acontecimientos de Judá. Nosotros simplemente aceptamos la Biblia como la autoridad final. Por lo tanto, este hecho ocurrió no sólo inmediatamente después de la enfermedad de Ezequías, sino también después de la liberación de los asirios. La razón para ello es que, con anterioridad al sitio de Jerusalén, Ezequías había empobrecido los tesoros y el templo para comprar a Senaquerib, 2º R. 18:13-16. Sin embargo, en el momento de la visita de los embajadores, pudo exhibir sus grandes riquezas. Esto puede determinarse fácilmente a partir del relato de 2º Crónicas 32:22-23: “Así salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo por todos lados. Y muchos trajeron a Jerusalén ofrenda a Jehová, y ricos presentes a Ezequías rey de Judá; y fue muy engrandecido delante de todas las naciones después de esto”. De manera que la visita debió ocurrir después de su enfermedad y la posterior liberación de los asirios. 39:2 - “Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase”. El propósito de esta visita de los babilonios era averiguar sobre la señal milagrosa otorgada a Ezequías. Pero existía un motivo oculto: el rey de Babilonia buscaba una alianza occidental para tratar de librarse del yugo asirio al que Babilonia también estaba sometida. El hecho de que Ezequías se alegrara de verlos sugiere que el rey habría estado de acuerdo en aliarse con Babilonia. Después de haber recibido una liberación tan grande de los asirios, es difícil para nosotros imaginar por qué Ezequías podría acceder a una alianza con una nación pagana, especialmente después de que el Señor lo había reprendido por haber enviado embajadores a Egipto en los primeros años de su reinado. Sin embargo, cualquiera que haya tenido la responsabilidad de un trabajo importante para el Señor conoce las terribles tentaciones de acudir a los hombres en busca de provisión en lugar de recurrir a Dios. Me temo que Ezequías volvió a sucumbir a esta locura. Con respecto a esto, Dios lo había dejado para probar su corazón, como vemos en 2º Crónicas 32:31: “Mas en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón”. Que el Señor nos conceda pasar la prueba que Ezequías falló. 140 El libro de Isaías En 2º Crónicas 32:25, leemos: “Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén”. Este relato es muy triste. Ezequías había experimentado tres grandes milagros; la sombra del reloj de sol que retrocedió, su sanidad milagrosa, y la poderosa liberación de Jerusalén del ejército asirio. Al principio se humilló grandemente y declaró que pasaría el resto de sus días en alabanza al Señor. Sin embargo, luego, su corazón se enalteció a causa de estos milagros poderosos. A menudo, cuando Dios nos bendice corremos más peligro de caer que cuando atravesamos una prueba. El apóstol Pablo recibió revelaciones asombrosas; hasta fue llevado al tercer cielo y allí oyó cosas que no se permiten decir en la tierra. Él hizo una observación excepcional sobre este principio y dijo: “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”, (2ª Co.12:7). Pablo conoció revelaciones y milagros tan grandes, que el Señor colocó un aguijón en su carne para mantenerlo humilde. Oremos de todo corazón para que Dios en Su misericordia haga lo que sea necesario para mantenernos humildes, aun si esto significa un aguijón en nuestra carne como el que experimentó Pablo. 39:3-4 - “Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado”. Isaías es enviado ahora a Ezequías. La respuesta de Ezequías demuestra que no le había parecido mal mostrar todos sus tesoros a los embajadores paganos; porque aparentemente el orgullo había cegado su corazón, comparar Abdías 1:3. En 2º Crónicas 32:24-25 leemos: “En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le respondió, y le dio una señal. Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén”. Sin embargo, finalmente se humilló como lo hicieron los habitantes de Jerusalén, 2º Cr. 32:26. Por lo tanto, los juicios vinieron en la época de su hijo, no en la suya. Es necesario entender que podemos sufrir por el pecado de nuestros padres, y que nuestros hijos pueden sufrir por los nuestros. 39:5-7 - “Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia”. El resultado inmediato de este juicio vino sobre Manasés, el hijo de Ezequías. A causa de su vida de pecado fue llevado cautivo a Babilonia. El cumplimiento completo ocurrió unos cien años más tarde, cuando Nabucodonosor llevó cautivos a Babilonia a los reyes Joaquín y Sedequías, y a todas sus familias. Otra lección importante es que los hijos reciben su “carácter” en el momento de la concepción. Por lo tanto, según sea la condición espiritual de los padres en el momento de la concepción, será la disposición del niño. Manasés nació durante la época de la soberbia de Ezequías. Por lo tanto, al igual que su padre en ese tiempo, que aparentemente tenía admiración por las vanidades de este mundo, pronto guió a Judá a la soberbia y la idolatría. Qué importante es aprender de estas lecciones. El libro de Isaías 141 39:8 - “Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días”. Ezequías recibió la reprensión y el castigo que el Señor decretó, pero su respuesta entristece porque parece más preocupado por su propia vida que por la herencia de juicio que dejaba a su descendencia y futuras generaciones. Ezequías debería haber suplicado a Dios que no juzgara a sus hijos a causa de su pecado. Sin embargo, en 2º Crónicas 32:32 encontramos el último registro de este rey: “Los demás hechos de Ezequías, y sus misericordias, he aquí todos están escritos en la profecía del profeta Isaías hijo de Amoz, en el libro de los reyes de Judá y de Israel”. Fue un hombre grandioso, pero su testimonio se manchó, y todos sus hechos quedaron registrados para siempre. Queremos ser guardados sin caída y presentados sin mancha ante el Señor, Judas 1:24. Anhelemos tener un testimonio intachable como el Señor Jesús. De esta manera concluye la sección dos y el Antiguo Testamento de Isaías. A continuación estudiaremos el Nuevo Testamento de Isaías, caps. 40-66. El libro de Isaías 143 DIVISIÓN III: CAPÍTULOS MESIÁNICOS 40:1–66:24 La división III de Isaías contiene tres secciones de nueve capítulos, con nueve profecías en cada sección. PARTE CATORCE: EL LIBRO DE LA CONSOLACIÓN, 40:1–48:22. 1ª profecía Anuncio del ministerio de Juan el Bautista, 40:1-31. 2ª profecía El justo del Oriente, 41:1-29. 3ª profecía El Señor como el Siervo de Dios, 42:1–43:13. 4ª profecía La promesa del Padre, 43:14–44:5. 5ª profecía Condenación de las imágenes de talla de los paganos, 44:6-23. 6ª profecía Profecía de las conquistas de Ciro, 44:24–45:25. 7ª profecía Contraste entre los dioses que son llevados y el Dios que lleva a Su pueblo, 46:1-13. 8ª profecía La caída de Babilonia, 47:1-15. 9ª profecía El horno purificador de la aflicción, 48:1-22. PARTE QUINCE: EL LIBERTADOR EN LA PERSONA DE JESUCRISTO, 49:1–57:21. 1ª profecía La saeta bruñida, 49:1-26. 2ª profecía Cristo el Siervo obediente, 50:1-11. 3ª profecía El llamado a oír y despertar, 51:1-23. 4ª profecía Promesa de liberación de Babilonia, 52:1-12. 5ª profecía El Siervo sufriente, 52:13–53:12. 6ª profecía El cántico de la estéril, 54:1-17. 7ª profecía Las misericordias firmes a David, 55:1-13. 8ª profecía La promesa al eunuco y al extranjero, 56:1-8. 9ª profecía Reprobación de los pastores ciegos, 56:9–7:21. PARTE DIECISÉIS: LOS LIBERADOS, 58:1–66:24. 1ª profecía El verdadero ayuno del Señor, 58:1-14. 2ª profecía Las iniquidades que separan de Dios, 59:1-21. 3ª profecía La gloria prometida para la Iglesia de los últimos días, 60:1-22. 4ª profecía El mensajero ungido, 61:1-11. 5ª profecía La tierra de Beula, 62:1-12. 6ª profecía Los juicios sobre Edom, 63:1-6. 7ª profecía La intercesión de Isaías por Israel, 63:7–64:12. 8ª profecía La nación extraña que reemplazará a Israel, 65:1-25. 9ª profecía El nacimiento de Sion, 66:1-24. * Nótese que las tres secciones de la división III concluyen con una advertencia similar para los impíos: 1) 48:22: “No hay paz para los malos”. 2) 57:21: “No hay paz... para los impíos”. 3) 66:24: La condición eterna de los impíos. El libro de Isaías 145 Parte Catorce 40:1–48:22 EL LIBRO DE LA CONSOLACIÓN Llegamos ahora a lo que se denomina “el Nuevo Testamento de Isaías”; los capítulos 40—66. Esta sección del libro de Isaías cubre veintisiete capítulos, que corresponden al número de libros en el Nuevo Testamento. Es la tercera división del libro de Isaías, y la hemos denominado Mesiánica. La división III se divide a su vez en tres secciones: El libro de la consolación, capítulos 40—48; El libertador en la persona del Señor Jesucristo, capítulos 49—57; y Los liberados, capítulos 58—66. CAPÍTULO 40 1ª profecía Anuncio del ministerio de Juan el Bautista (40:1-31) El mensaje de consuelo (vv. 1, 2) 40:1-2 - “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados”. Aunque este mensaje de consuelo sin duda tiene una aplicación inmediata para los defensores de Jerusalén después del sitio asirio de Senaquerib, la profecía también tiene un cumplimiento mesiánico, cuando el Señor Jesús venga a liberar a la nación de Israel del sitio final con el que concluye esta dispensación de la gracia. De manera que, el Milenio será un tiempo de gran consuelo para Jerusalén. La guerra llegará a su fin y con el Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra se introducirán los mil años de paz y buena voluntad para los hombres. El mensaje y ministerio de Juan el Bautista 40:3 - “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”. Cuando preguntaron a Juan el Bautista: “¿Tú, quién eres?” se refirió claramente a este pasaje de la Biblia, Mt. 3:3; Mr. 1:3; Lc. 3:4; Jn. 1:23. Juan el Bautista tenía una unción extraordinaria. Todo el mundo inmediatamente se dio cuenta que había surgido un profeta en Israel. Las personas le preguntaron si él era el Mesías, y dijo que no. Luego le dijeron: “¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?” A lo que él respondió: “No soy”. Entonces le dijeron: “¿Pues quién eres?” Él replicó: “Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”, Jn. 1:19-23. 146 El libro de Isaías ¿Por qué vino Juan y cuál era el propósito de su ministerio? Vino para presentar al Rey de Israel: Cristo. En la antigüedad, ningún rey iba a un lugar sin que antes lo anunciaran. Cada rey tenía un precursor, aun Elías corrió delante del rey Acab, 1º R. 18:46. Por lo tanto, Juan fue el que anunció la venida del Rey de reyes. Su mensaje estaba dirigido a las personas de su época para que prepararan su corazón para recibir al Señor Jesucristo cuando viniera. Nosotros también debemos procurar constantemente quitar todos los obstáculos de nuestro corazón, para que podamos recibir con mansedumbre la Palabra injertada de Dios. Pidamos al Señor que nos ayude a remover todas las obras de la carne de nuestra vida, para que podamos tener un corazón de carne y no de piedra, Ez. 36:26. 40:4 - “Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane”. Ablandemos la tierra sin cultivar de nuestro corazón de manera que podamos convertirnos en un campo fructífero que produzca fruto, más fruto, y fruto en abundancia. Aquellas áreas de nuestra vida que han recibido exaltación deben bajarse; y los valles, aquellos lugares que no se han desarrollado de manera adecuada, deben elevarse y asumir su justo valor y madurez. El resultado de permitir al Señor que realice esta obra en nuestra vida es que Su gloria se reflejará en ellas, y todos podrán verla. 40:5 - “Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”. El versículo 5 se refiere a la vida, ministerio y persona del Señor Jesucristo. La gloria que fue revelada, y de la que habló Juan en Juan 1:14, fue la persona del Señor Jesucristo, quien es el resplandor de la gloria de Su Padre, He. 1:3. 40:6-8 - “Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre”. Esta es la comisión de Juan el Bautista, que oyó una voz que le decía: “Da voces”. ¡Cuán pasajera es la vida! Moisés declaró que es como un suspiro, Sal. 90:9 NVI. Ezequías dijo que desaparecía “de la noche a la mañana”, Is. 38.12 NVI. Sin duda la vida pasa velozmente. Haríamos bien en llenar nuestro corazón de sabiduría, para que podamos aplicarla al máximo en esa pequeña parte de la historia que Dios nos ha permitido vivir. El hombre y la Tierra pasarán, pero la Palabra de Dios permanece para siempre. En Mateo 24:35 Cristo dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. La promesa de la Segunda Venida 40:9 - “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!” Esta declaración sale de Sion y Jerusalén: “¡Ved aquí al Dios vuestro!” Vemos aquí la tan esperada aparición del Mesías. Para los creyentes, esto se aplica tanto a su primera como a Su segunda venida. Sin embargo, para los judíos, Su Segunda Venida será el tiempo en que Él venga a traerles liberación de las naciones que los sitiarán en los últimos días, . 40:10 - “He aquí que JEHOVÁ el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro”. El Señor vendrá con mano fuerte y gobernará toda la Tierra. El libro de Isaías 147 Muchas veces resulta difícil determinar qué pasajes bíblicos se aplican sólo a la Segunda Venida, porque a menudo la Biblia tiene tres cumplimientos, estos son: 1) 2) 3) Histórico Aplicado a Israel durante el Milenio Aplicado a la Iglesia de los últimos días También, pueden tener un cumplimiento individual en la vida de un creyente si el Espíritu Santo así lo revela. 40:11 - “Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”. Esto se aplica al ministerio del Señor Jesucristo como el Príncipe de los pastores de Israel, Sal. 23:1; 1ª P. 5:4; Jn. 10:11. Vemos el extremo cuidado que el Señor emplea en la breve expresión “en su brazo llevará los corderos”. Él lleva a los que no pueden seguir el ritmo del rebaño. Esto encierra una verdad muy importante sobre las ovejas. Debido a la abundancia de rebaños en Israel, los movían con frecuencia. De la misma manera, en la Iglesia debemos avanzar de una verdad a otra, pero asegurándonos siempre de que llevamos a los recién nacidos en la fe con nosotros. La majestad y grandeza de Dios nuestro creador 40:12 - “¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?” ¡Qué pequeño es lo que cubre la palma de una mano! ¡Qué pequeña cantidad de toda el agua de la Tierra puede contener! Sin embargo la mano de Dios ha otorgado a las aguas, los cielos, y el polvo de la tierra sus cantidades adecuadas, su forma predeterminada y su adecuada proporción en el universo. Los pesa en Su balanza, mientras que la balanza humana sólo puede contener una parte minúscula de la sustancia de las montañas y las colinas. En esto vemos Su grandeza. 40:13 - “¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole?” Isaías clama: “¿Quién puede enseñar al Señor?” Pablo cita este versículo en Romanos 11:34. 40:14 - “¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?” Es inconcebible que un mortal o cualquier criatura de Dios no haga otra cosa que sentir un respeto reverencial por la majestad del Todopoderoso. Haremos bien en prestar atención a la advertencia que Eliú hace a Job: “Acuérdate de engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres”, Job 36:24. 40:15 - “He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo”. Volar es un ejercicio muy saludable. Cuando miramos por la ventanilla de un avión que vuela a unos 12,000 metros de altura, a veces es posible ver países enteros en toda su extensión debajo de nosotros. Allí podemos darnos cuenta lo insignificantes que son en verdad las naciones desde la perspectiva de Dios. Son realmente una gota en el océano para el Creador. Son muy diminutas. 148 El libro de Isaías 40:16 - “Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio”. En los días de Isaías el Líbano era la fuente principal de madera, pero ni todos los árboles y el ganado del Líbano son suficientes para ofrecer un sacrificio digno de Dios. 40:17 - “Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es”. Las naciones son infinitamente pequeñas frente a Su majestad, esplendor y poder. Las naciones, aun las más poderosas, no tienen poder en contraste con el Señor que las hace menguar y crecer según Su voluntad. De manera que, cuando el poder de Asiria se levantó contra Jerusalén, bastó sólo un ángel para matarlos mientras dormían. 40:18 - “¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?” ¿Con quién compararemos a Dios? Esta breve frase se repite dos veces y tiene como objetivo desafiar a los que adoran ídolos. 40:19-20 - “El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva”. El Señor aquí se burla de la locura de los que hacen ídolos. Es absurdo comparar al Dios Todopoderoso con una imagen tallada que un hábil artesano ha fabricado, y luego cubrirla con oro o plata para realzar su apariencia. Sin embargo, los corazones de los hombres están tan cegados que no pueden entender la necedad de sus acciones. 40:21 - “¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?” El Señor apela ahora a su sentido común. Pregunta a los que hacen ídolos y los adoran: “¿No habéis oído aquello que la humanidad aprendió de sus padres con respecto al Señor desde la creación, de Adán, que tenía comunión con Dios en el huerto al aire del día, y de Noé el predicador de justicia responsable de hacer conocer a las generaciones después del diluvio la grandeza y la bondad de Dios?” Por lo tanto, como dice Pablo en Romanos 1:19-23, la humanidad no tiene excusa. 40:22 – “El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar”. El Señor ahora declara Su grandeza. Las naciones son langostas a los ojos de Dios que está sentado en los cielos y contempla a los hijos de los hombres. 40:23 - “El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana”. Desde estas regiones de esplendor por encima de la tierra, el Señor regula los asuntos de la humanidad. El Altísimo gobierna el reino de los hombres, como lo señaló tan claramente el profeta Daniel en Daniel 4:17. En el 4:35, Daniel continúa diciendo: “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” 40:24 - “Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca”. De manera que sólo aquellos que son plantío del Señor permanecerán. Sólo aquellos que son El libro de Isaías 149 árboles de justicia no serán desarraigados cuando el Señor venga a juzgar, Is.61:3. 40:25-26 - “¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio”. A veces haríamos bien en levantar nuestros ojos al cielo nocturno, tal como solía hacer el rey David. En cierta ocasión David dijo: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?”, Sal.8:3-4. 40:27 - “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?” En este momento, los israelitas se quejaban porque sentían que el Señor no atendía su justa causa. Muchas personas bajan a Dios a su nivel, y creen que Él se ha olvidado de ellos. En un seminario donde ministrábamos, el Señor dio a mi esposa la visión de un embudo. Le dijo: “Dejen de bajarme al nivel de ustedes hasta el orificio pequeño del embudo. Yo quiero elevarlos para que vean mi grandeza”. Nunca debemos bajar a Dios a nuestro nivel; eso era lo que Israel estaba haciendo. 40:28 - “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance”. ¿Cómo es posible que podamos desafiar la sabiduría y el entendimiento de Dios? Lamentablemente, al igual que Job, todos tendemos a cuestionar los tratos del Señor en nuestra vida, especialmente cuando atravesamos pruebas difíciles. Sin embargo, como dice Pablo en Romanos 11:33: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” 40:29 - “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”. Este es un paralelo del cántico de María en Lucas 1:52, 53: “Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos”. Dios viene a nuestro encuentro cuando “tocamos fondo”. Cuando nos sentimos muy débiles y agotados, nos llena de Su fuerza. Justo cuando llegamos al punto en que nos parece que no podemos dar un paso más y que estamos a punto de desplomarnos y quebrarnos, el Señor nos fortalece. 40:30 - “Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen”. Los días que se aproximan son tan sombríos que los corazones de muchos desfallecerán. 40:31 - “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. Sin embargo, el Señor concede fuerza, gracia y victoria a los que esperan en Él. La frase “nuevas fuerzas” también puede significar un intercambio de fuerzas. El Señor nos da sus fuerzas a cambio de nuestras fuerzas humanas cuando esperamos en Él y pasamos tiempo en Su presencia. La idea de renovar nuestras fuerzas expresa aquello de lo que disfruta un águila: la renovación de la juventud. El águila llega a un punto en su vida en que comienza a marchitarse y pareciera que fuera a morir. Sin embargo, súbitamente recibe un resurgimiento de fuerza. Salmos 103:5 expresa esta experiencia: “El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”. 150 El libro de Isaías Que el Señor nos conceda procurar recibir esta bendición para los tiempos que nos tocan vivir. John Wesley y el Dr. Pearson, el fundador de la Alianza Cristiana y Misionera, ambos experimentaron la fuerza de la juventud cuando tenían más de setenta años y aun ochenta. ¡Es para nosotros también! Aprendamos a esperar en aquel que nunca falla. CAPÍTULO 41 2ª profecía El justo del Oriente, 41:1-29. 41:1 - “Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; estemos juntamente a juicio”. Este capítulo comienza con una continuación del tema del último versículo del capítulo anterior: el reemplazo de nuestras fuerzas por las del Señor. 41:2 - “¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata?” El Señor, quien ha sido denunciado por Israel como lento e indiferente ante sus necesidades, anuncia en el versículo 2 la aparición del hombre justo del Oriente, que es Ciro, rey de Persia. Encontramos en la Biblia varias referencias a Ciro. Fue un rey de fama mundial, y por esta razón incluimos una breve biografía de su vida. Dios levantó a Ciro para llevar a cabo la liberación de los judíos que estaban cautivos en Babilonia. También amplió las fronteras del Imperio Persa con la derrota de Babilonia, Lidia y Egipto. Heródoto y otros historiadores han distinguido a Ciro como un modelo de gobernante. Fue en verdad un gran hombre. 41:3 - “Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado”. Esto significa simplemente que destruyó a sus enemigos en lugares por los que no había pasado antes, llegando a tierras tan al Sur como Egipto y tan al Oeste como el Mar Egeo en Grecia. ¿Pero quién levantó a Ciro? Él mismo reconoció que fue el Señor. En Esdras 1:2, Ciro hizo esta declaración: “Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá”. 41:4 - “¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros”. El Señor no sólo tiene propósitos para cada individuo desde antes de la fundación del mundo, Ef. 1:4; 1ª P.1:20, sino que también cada generación tiene una misión especial que cumplir. A todas las generaciones se les concede una visión y un mensaje diferentes. Por lo tanto, es extremadamente importante conocer el mensaje que Dios tiene para la generación en la que usted vive. 41:5 - “Las costas vieron, y tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron, y vinieron”. Las naciones temblaron de temor ante el avance de Ciro con su ejército que parecía invencible. 41:6-7 - “Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: Esfuérzate. El carpintero animó al platero, y el que alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y lo afirmó con clavos, para que no se moviese”. ¿Cuál fue la respuesta de las naciones paganas ante el avance del ejército El libro de Isaías 151 persa al mando de Ciro? Se volvieron a sus ídolos en busca de ayuda, y hasta se hicieron nuevos ídolos pensando que estos los librarían. 41:8 - “Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo”. El Señor se dirige ahora a Israel, Su pueblo elegido. Qué privilegio tuvo Abraham de ser llamado el amigo de Dios. El Señor dice que Abraham es Su amigo, aquel con quien Él comparte Sus secretos. Dios en verdad compartió con Abraham Sus secretos y las cosas que iba a hacer en aquella época, como vemos en Génesis 18.17: “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?” Que nosotros también procuremos tener una relación tan cercana con el Señor, por la cual podamos dar el testimonio de que somos amigos íntimos de Él. La clave para convertirse en amigo de Dios es obedecer siempre lo que nos dice que hagamos y obedecer siempre lo que dice Su Palabra. En Juan 15:14 vemos esto en las palabras de Jesús: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”. En Juan 15:15 el Señor continúa: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. Debemos anhelar no sólo ser siervos del Señor, sino también sus amigos, aquellos que conocen Su voluntad y Su pensamiento en cada circunstancia. 41:9 - “Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché”. El ejército de Ciro, que invadió y destruyó a los paganos, fue precisamente el ejército que el Señor levantó para la liberación de Su pueblo. Quiera el Señor que siempre nos mantengamos en el centro de Su voluntad de manera que todas las cosas ayuden para nuestro bien. 41:10 - “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. El Señor ahora desea animar a Su pueblo que será llevado cautivo a Babilonia. Nosotros, también, necesitamos recordar continuamente que Dios está con nosotros, porque los acontecimientos a menudo no revelan Su presencia. Sin embargo, si ellos hubiesen leído las profecías de Jeremías, Jer. 25:11, habrían sabido que sólo iban a estar en Babilonia durante setenta años. Debemos recordar también la exhortación del apóstol Pablo a Timoteo de “militar la buena milicia” conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a él, 1ª Ti. 1:18. 41:11-12 - “He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra”. El Señor promete ahora a Su pueblo una victoria completa sobre aquellos que han estado airados contra ellos. Esta es una promesa para Israel, que Ciro destruirá Babilonia. Sin embargo, también es una promesa preciosa para el creyente. Dios dice aquí que cuando termine nuestra cautividad, todos aquellos que estuvieron contra nosotros serán como nada. En realidad, ni siquiera podremos encontrarlos ¡porque el Señor está de nuestro lado y nos ha reivindicado! 41:13 - “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”. El Señor sostendrá nuestra mano como un padre sostiene la mano de su hijo pequeño al cruzar la calle. En una oportunidad, un pastor amigo que estaba trepado en un manzano mientras lo podaba, dijo a Dios: “Nunca te soltaré, Señor. Siempre me aferraré a ti”. El Señor rápidamente le respondió: “No, yo soy el que nunca te 152 El libro de Isaías dejará ir, y el que siempre te sostendrá de la mano”. ¡Oh, que seguridad! Él es quien sostiene nuestra mano y no al revés; porque entonces dependería de nuestra fuerza mantenernos. 41:14 - “No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor”. El Señor continúa animando a Su pueblo que es como un gusano ante sus propios ojos y los de muchos otros. Es importante mencionar que cuando una verdad se aplica a Su pueblo a través de todas las generaciones, también vemos proféticamente dicha verdad en la vida de Cristo y en la de Israel. Llamar a Jacob gusano es comparar a un hombre con la criatura más baja de la naturaleza. Es el lugar en el que uno cae cuando, a través de grandes pruebas y aflicciones, se siente reducido a un estado de cansancio e impotencia absolutos. Después de todos estos años de cautiverio babilónico, Jacob se sentía como un gusano. Sin embargo, también es una descripción de Cristo, como leemos en Salmos 22:6, el salmo de la cruz: “Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo”. Gracias a Dios que cuando a través de sus tratos nos reduce a la condición de gusano, no nos deja allí para siempre. Nos da Su gloria en lugar de nuestra ceniza, Is. 61:3. Nuestra vida cumplen ciclos. Dios nos usa, y luego nos reduce; y después nos vuelve a usar de manera aún mayor. 41:15-16 - “He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y los molerás, y collados reducirás a tamo. Los aventarás, y los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel”. El gusano se transforma en una herramienta para trillar, nueva, afilada y con dientes. Nuestro Dios es un Dios de restauración. Él saca al mendigo del muladar y lo hace sentar con príncipes sobre el trono. Él hace alejar a nuestros enemigos y los dispersa como el tamo en el viento. 41:17 - “Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé”. Él extiende Su gracia a los pobres y necesitados. Necesitamos tener siempre la actitud de los pobres en espíritu; porque las ventanas de las bendiciones de Dios se abren sobre aquellos que son pobres en espíritu y tienen sed de más de Él. En Juan 7:37, 38 el Señor Jesús dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Tengamos siempre hambre y sed del Señor, y la actitud de pobreza espiritual. Que nunca queramos ser como la iglesia de Laodicea, que dijo ser rica y no tener necesidad de nada. 41:18-19 - “En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente”. Como dice el versículo 17, si somos pobres y estamos sedientos, el Señor promete transformar por completo los lugares desiertos de nuestro corazón. También es una promesa para las iglesias que tienen sed de vivir una caminata más profunda con el Señor. 41:20 - “Para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó”. El Señor hace esto, en parte para que sepamos que lo ha hecho por Su gracia, y sólo por Su gracia. El libro de Isaías 153 41:21-24 - “Alegad por vuestra causa, dice Jehová; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob. Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir. Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos. He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras vanidad; abominación es el que os escogió”. El Señor se dirige ahora a los que adoran ídolos. Desafía a los dioses a demostrar su divinidad al realizar aquello que Dios puede hacer, lo cual consiste en revelar las cosas que han de venir. Esta es la prueba de que el Señor es Dios, porque Él puede declarar el final desde el principio. Puede declarar el futuro y luego hacer que suceda. Sin embargo, un ídolo de madera o piedra no puede hacerlo. 41:25 - “Del norte levanté a uno, y vendrá; del nacimiento del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero”. ¿Quién es aquel del norte que el Señor ha levantado? No es otro que Ciro, rey de Persia. Persia estaba al noroeste de Israel. Él invocaría al Señor y lo reconocería como el verdadero Dios, Esd. 1:2. 41:26 - “¿Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; o de tiempo atrás, y diremos: Es justo? Cierto, no hay quien anuncie; sí, no hay quien enseñe; ciertamente no hay quien oiga vuestras palabras. Isaías retoma aquí el tema de la vanidad y el vacío de la idolatría. 41:27-29 - Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a Sion, y a Jerusalén daré un mensajero de alegres nuevas. Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no respondieron palabra. He aquí, todos son vanidad, y las obras de ellos nada; viento y vanidad son sus imágenes fundidas. En el versículo 27 el Señor recuerda a Sion y Jerusalén que les había enviado mensajeros de alegres nuevas, quienes les habían prometido liberación del cautiverio babilónico. Sin embargo a los que siguieron la idolatría, Dios les dice que no hay consejero entre ellos que pueda hablar sobre estas cosas. CAPÍTULO 42 3ª profecía El Señor como el Siervo de Dios (42:1–43:13) 42:1 - He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. Esto se habla de manera singular con respecto al Señor Jesús y Su ministerio terrenal. Mateo 12:18-21 cita literalmente este versículo y los tres que siguen. Jesús, como el elegido de Dios, siempre cumplió la voluntad perfecta de Su Padre celestial. Su ministerio principal era manifestar el juicio de Dios a los gentiles. Como tal, este versículo tiene su más pleno cumplimiento a través de Su Iglesia en nuestro tiempo y en nuestra era. Varios de los otros pasajes relacionados con la vida y ministerio del Señor Jesús tienen, como veremos en capítulos posteriores, un sentido de cumplimiento en su totalidad sólo en y a través de la Iglesia: Su cuerpo. 154 El libro de Isaías 42:2 - “No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles”. Este es un pasaje relativo al Señor, muy importante. Tiene una aplicación para nuestros días. En la actualidad, la Iglesia a menudo tiende a batallar con las armas del mundo, lo que incluye marchas para intentar introducir cambios en una nación. Vimos esto con nuestros propios ojos en Nueva Zelanda en los años setenta, cuando cristianos de diferentes denominaciones organizaron grandes marchas para promover la santidad. Lamentablemente, los partidos políticos las utilizaron para sus propios intereses. Entonces los que habían guiado estas marchas trataron de usarlas para derrocar focos de impiedad en ciertos pueblos. A pesar de las advertencias, continuaron su lucha. El resultado fue que poderosas fuerzas espirituales se opusieron a ellos. Esto produjo la caída de los líderes, quienes cayeron en inmoralidad y como consecuencia dejaron el ministerio. No podamos luchar contra fuerzas espirituales con recursos naturales. La oración, y sólo la oración, cambia las cosas. Por favor escuchen esto: No hará oír su voz en las calles. 42:3 - “No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia”. La palabra hebrea que se traduce como “cascada” también se traduce como “desmayará” en el versículo 4. Por lo tanto, este versículo podría tener esta bella interpretación: el Señor no quebrará a un santo desanimado ni apagará su leve esperanza, sino que defenderá su causa con verdad y justicia. 42:4 - “No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley”. Esto también se refiere al Señor. Él no desmayaría durante Su ministerio terrenal hasta haber establecido el juicio justo de Su Padre sobre la Tierra. Luego este pasaje concluye con la idea de que las costas, o los gentiles, recibirán con agrado Su ley: el nuevo pacto. En otras palabras, las leyes de Dios estarán escritas sobre las tablas de carne de su corazón. El llamado del Señor 42:5 - “Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan”. Esta es una declaración magnífica de la imponente majestad del Señor en Su rol de Creador del universo. 42:6 - “Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones”. Este es el llamado del Padre a Su amado Hijo. Jesús es la luz del mundo (Jn. 8:12). En Hechos 26:15-18 el apóstol Pablo citó los versículos 6 y 7 en su defensa ante el rey Agripa. Por lo tanto, hay pruebas irrefutables en cuanto a que muchos de los versículos que hablan proféticamente del Señor Jesús pueden ser tomados por el Espíritu Santo y aplicados a nuestra propia vida y llamamiento. Sin embargo, estos versículos no son sólo para nuestra edificación, sino también para la edificación del Señor mismo. Él tenía que creer que era el cumplimiento de estos pasajes bíblicos, por lo que a menudo meditaba en ellos, y éstos le daban confianza para cumplir su misión sobre la tierra. 42:7 - “Para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas”. Este hermoso versículo se aplica a la apertura literal de los ojos de los ciegos y a la liberación literal de los prisioneros de la cárcel. Sin embargo, también posee un cumplimiento espiritual. Sólo el Señor puede quitar el velo de los corazones y las mentes de los que están en un error doctrinal, como así también de los que están atados con malos hábitos y pecados. El libro de Isaías 155 42:8 - “Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas”. El Señor luego declara que no dará Su gloria a los ídolos, lo cual significa que los ídolos no se atribuirán el obrar o predecir los hechos futuros. Esta es, y siempre será, la prerrogativa exclusiva del Todopoderoso. Por lo tanto, el Señor reitera que la prueba de que es Dios está en el hecho de que Él puede declarar aquello que va a suceder, y sólo Él tiene el poder para hacer que ocurra. 42:9 - “He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias”. El Señor no hará nada sin que primero se lo revele a sus siervos (Am. 3:7). Por lo tanto, podemos tener la absoluta seguridad de que Dios nos revelará lo que va a hacer en la tierra en estos últimos días, antes de que Él haga que suceda. Este es uno de los aspectos del ministerio del Espíritu Santo: hacernos saber las cosas que habrán de venir (Jn. 16:13). 42:10-12 - “Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas. Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas”. En el avivamiento de los últimos días y durante el Milenio, toda la tierra prorrumpirá en un cántico de adoración al Señor. 42:13-15 - “Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos. Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. Convertiré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques”. El Señor declara ahora en Su furor que se levantará y libertará a Su pueblo del cautiverio babilónico. Sin embargo, esta profecía tiene también un cumplimiento para los últimos días, cuando el Señor defienda a Jerusalén del sitio árabe. La NVI traduce así la última parte de este versículo: “Convertiré los ríos en tierra seca”. Esto se refiere a la desviación del curso original del Río Éufrates que realizó Ciro. Babilonia dependía del Río Éufrates para sus fosos de defensa de la ciudad. En consecuencia, cuando Ciro desvió el río, logró capturar la ciudad. 42:16 - “Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé”. El Señor aquí se refiere a la liberación de los judíos cautivos que se habían descarriado, razón por la que fueron al cautiverio en Babilonia. Este fue el juicio de Dios sobre ellos. En este versículo, habla de Su plan para traer de regreso a Jerusalén a estos ciegos espirituales, pero sobre todo para traerlos de regreso a Él. 42:17 - “Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses”. Sin embargo, aquellos que, como los babilonios, han confiado en los ídolos, serán vueltos atrás y serán grandemente avergonzados. 42:18 - “Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver”. El Señor ahora hace oír Su pregón para que los que están en tinieblas espirituales vean, y los que no pueden oír, oigan. 42:19 - “¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová..?” El versículo 19 describe la opinión que muchos tienen 156 El libro de Isaías con respecto a los ministros. Aparentemente, esta era también la opinión que los contemporáneos de Cristo tenían de Él durante Su ministerio terrenal. El desprecio con el que el mundo mira a veces al pueblo de Dios, como veremos en Isaías 52:15, hará que aun los reyes cierren su boca en asombro ante la sabiduría de Dios que se revelará a través de sus tratos en las vidas de sus elegidos. 42:20 - “¿...que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?”. Porque aquello que no se les había dicho, ahora lo verán en el tiempo de la revelación de todas las obras del Señor. 42:21 - “Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla”. En estos días, cuando hasta la Iglesia misma menosprecia la ley, habrá un pueblo en el que Dios engrandecerá Su ley. 42:22-23 - “Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid. ¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y escuchará respecto al porvenir?”. El Señor ahora retoma el tema de la deplorable condición espiritual de Su pueblo. Aunque era cierto en el caso de los cautivos en Babilonia, lamentablemente también es cierto de muchos de sus escogidos en la actualidad. La exhortación a escuchar con respecto al porvenir demuestra que estos versículos se aplican a todos los tiempos. Muchos de los hijos de Dios en la actualidad han sido atrapados por el pecado y el desánimo, al igual que los que estaban cautivos en Babilonia. De manera que haremos bien en meditar en Salmos 40:1-3, que dice que nosotros, también, podemos ser oídos y sacados de un horrible pozo, y ser restaurados a las sendas de rectitud. 42:24 - “¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley”. Tengamos cuidado de tentar al Señor con practicar el pecado con conocimiento, porque sin duda Él nos entregará a toda clase de yugos, como lo hizo con Israel en la antigüedad. 42:25 - “Por tanto, derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso”. Aunque el Señor había entregado a Israel al cautiverio babilónico, no percibieron lo que les había sucedido, excepto algunos preciosos creyentes como Daniel (Dn. 9:13-15). CAPÍTULO 43 43:1 - “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú”. El Señor, como Creador de toda la humanidad y de Jacob en particular, conforta ahora a Su amado pueblo Israel y le dice: No temas. Es algo hermoso y reconfortante investigar y estudiar, y luego meditar en los “no temas” de la Palabra de Dios. Aquí ofrecemos algunos para que ustedes los estudien: 1. A Abraham, cuando Dios lo llamó (Gn. 15:1). 2. A Agar, cuando fue echada de la casa de Abraham (Gn. 21:17). 3. A Isaac, para confirmarle el llamado que había heredado de Abraham su padre (Gn. 26:24). El libro de Isaías 157 4. A Jacob, cuando estaba por descender a Egipto (Gn. 46:3). 5. A Israel, cuando irían a la batalla (Dt. 20:3). 6. A Josué cuando estaba por entrar en la Tierra Prometida (Jos. 1:9). Deberíamos darnos cuenta por estas y por otras casi sesenta referencias más en la Biblia, que el temor es algo común para la humanidad. Sin embargo, cuando estemos muy afligidos y aun atormentados por el temor, vayamos a la Biblia y meditemos en los maravillosos “no temas” de Dios a Su pueblo a través de todas las generaciones. Sin duda encontraremos al menos una circunstancia que se adapte a nuestra necesidad. 43:2 - “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. El Señor conforta a Israel en cuanto a que le pertenecen y que Él los ha llamado por nombre. Esta es una hermosa verdad en sí misma. ¿Ha llegado usted a esa clase de relación con Dios en la que, como en el caso de Moisés, Él lo conoce por su nombre?, Ex. 33:17. ¡Qué bendita seguridad; y con cuánta frecuencia necesitamos estos recordatorios de Su cuidado siempre amoroso! Este versículo presenta tres clases de problemas: aguas, ríos y fuego. Pero el Señor está con nosotros en todas las tormentas de la vida. Hace muchos años, teníamos una amiga que era misionera en el Tibet. En cierta oportunidad, mientras viajaba por ese país, tenía que cruzar un río muy caudaloso, y no sabía de qué manera iba a hacerlo. No había nadie que pudiera ayudarla, así que simplemente oró al Señor. Cuando abrió los ojos vio a un hombre que se acercaba. Este hombre cruzó el río saltando de una piedra a la otra, las cuales ella no podía ver. Una vez que llegó a la otra orilla, le hizo señas para que lo siguiera a través del río. Ella obedeció, y mientras atravesaba el río sintió debajo de sus pies las piedras que supuestamente el hombre había pisado al cruzar. Finalmente llegó a la otra orilla del río, y cuando iba a agradecer al hombre por su ayuda él desapareció. Inmediatamente supo que era un ángel que la había ayudado a cruzar esas aguas turbulentas. Este versículo también nos asegura que cuando pasemos por los fuegos de la vida no nos quemaremos. Esto nos recuerda a los tres amigos de Daniel que estuvieron en el fuego pero no se quemaron, porque el Hijo de Dios estaba allí con ellos, Dn.3:25-27. Cuando atravesemos el fuego de prueba del que habla Pedro en 1ª Pedro 4:12, si el Hijo de Dios está con nosotros seremos preservados. 43:3 - “Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti”. La mayoría de los teólogos más destacados creen que el Señor se refiere aquí al hecho de que Él levantó a los etíopes, los sabeos y los egipcios para que atacaran a Senaquerib, y de esa manera desviarlo de su plan original contra Jerusalén, comparar Is. caps. 20 y 37. 43:4 - “Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida”. Esta es una verdad y una ley bíblica. El Señor está dispuesto a dejar a muchos para cumplir sus propósitos en la vida de sus escogidos. En el caso de Job, Dios sacrificó las vidas de sus hijos e hijas, así como también de un número desconocido de siervos que perecieron cuando los sabeos y los caldeos confiscaron todo su ganado. Dios literalmente se deshace de, destruye, y deja de lado a muchos que no andan rectamente para cumplir sus propósitos en sus escogidos. Esto me ha hecho temblar y acercarme mucho al Señor para que, por Su 158 El libro de Isaías gracia, pueda servirlo de manera aceptable y agradable. Romanos 9:15-23 también señala esta verdad, donde se menciona a los dos grupos de personas como los vasos de ira y los vasos de misericordia. 43:5-6 - “No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra”. Nuevamente encontramos uno de los benditos “no temas” de la Biblia, seguido por la promesa que el Señor traerá del Oriente y del Occidente a la simiente de sus elegidos. Dios manda al Norte y al Sur que entreguen a sus hijos e hijas. Esto se aplica en primera instancia al período de la restauración que siguió al cautiverio babilónico, pero también se entiende claramente que esta profecía sólo puede cumplirse en su totalidad en la Segunda Venida del Señor. Sin embargo, vemos una aplicación espiritual de esta profecía que es muy hermosa. Cuando el Espíritu Santo nos mueve, podemos hablar al Norte, Sur, Este y Oeste para que entreguen a los que están en cautiverio, de manera que puedan responder al evangelio y formar parte de la congregación de los santos. También, cuando hemos agradado a Dios y hemos pasado nuestras pruebas en victoria, Dios literalmente trae nuestra simiente espiritual hasta nosotros de países lejanos. 43:7 - “Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. Todo el pueblo de Dios ha sido formado para Su gloria. En Romanos 8:28-30 el apóstol Pablo amplía esto, y declara de manera inequívoca que aquellos a quienes Dios llamó están predestinados para ser conformados a Su gloria. 43:8 - “Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos”. Volviendo al tiempo del cautiverio babilónico, el Señor se refiere a aquellos de los que ya ha hablado, especialmente en el capítulo 42, como los ciegos y sordos. El mensaje es para los que alguna vez estuvieron ciegos espiritualmente, pero cuyos ojos espirituales ahora están abiertos. 43:9 - “Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es”. El Señor ahora lanza un desafío a las naciones. ¿Quién, de entre ellas puede declarar las cosas que ya ocurrieron y las cosas que se ha profetizado que sucederán? 43:10 - “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí”. En este versículo el Señor se dirige a Ciro. Lo llama su siervo porque cumplió Su voluntad al liberar a los judíos del cautiverio babilónico. A nadie más podemos acudir por ayuda excepto al único Dios verdadero. 43:11 - “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve”. El Señor Jehová es el único que puede salvar. No hay ningún otro salvador fuera de Él. En Hechos 4:11, 12 el apóstol Pedro lo confirma: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Hace muchos años el Señor habló a un misionero en la India y le dijo que fuera a cierto templo hindú a una hora específica, y esperara allí. Se dirigió al lugar y esperó y esperó, y vio a muchas personas entrar en ese templo. Luego vio a cierto anciano entrar en el templo y caer al piso. Estaba a punto de morir. Blandió el puño en dirección El libro de Isaías 159 al templo, llamó a su dios por su nombre y dijo: “Eres un mentiroso. Me prometiste paz, y no la tengo”. Entonces el Señor dijo al misionero que fuera y dijera al hombre quién es Aquel que da verdadera paz. El misionero dijo a ese hombre: “Tu dios no puede darte paz, pero mi Dios sí”. Lo guió a la salvación, y mientras el hombre agonizaba dijo: “He encontrado aquello que anhelé toda mi vida: ¡paz!” En verdad no hay otro salvador fuera de Cristo, quien es el Príncipe de Paz. 43:12-13 - “Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?”. Toda la discusión en este pasaje es entre Dios y los que adoran ídolos. El Señor vuelve a declarar Su omnipotencia. Él hará que sus propósitos se cumplan, y nadie lo detendrá o lo estorbará. Saber que el que comenzó en nosotros la buena obra completará lo que ha prometido, Fil.1:6, es muy reconfortante, no sólo cuando contemplamos los asuntos de las naciones sino también nuestra propia vida, . Ni siquiera las puertas del infierno pueden prevalecer contra sus propósitos, Mt. 16:18. ¡Gloria a Dios! 4ª profecía La promesa del Padre 43:14–44:5 43:14-17 - “Así dice Jehová, Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e hice descender como fugitivos a todos ellos, aun a los caldeos en las naves de que se gloriaban. Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey. Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas; el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados”. El Señor vuelve a hablar de la época en la historia cuando levantará a Ciro para derribar a los nobles de Babilonia al abrir un camino en el mar. Él cumplirá esto al hacer que Ciro desvíe el Río Éufrates. Esto se desarrolla en el capítulo 44:27. Dios llevará los carros y los jinetes de Babilonia a la batalla; todos serán derrotados y quedarán como una mecha quemada. Esta es una profecía asombrosa. El profeta Isaías vivió en el tiempo de Ezequías; y pasaron casi cien años antes que Babilonia adquiriera importancia, y unos ciento cincuenta años más antes que fuera destruida. Sin embargo, el Señor lo profetiza muchos años antes de su cumplimiento. Dios predijo su destrucción aun antes que surgiera como una potencia mundial. Cuando los judíos piadosos fueron al cautiverio eran prisioneros de la esperanza, porque el Señor ya había dicho que los libraría del cautiverio babilónico. 43:18-21 - “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido. Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”. El Señor dice a los hijos de Israel que olviden las cosas pasadas porque Él va a hacer algo nuevo y diferente. El pueblo de Dios tiende a vivir en el pasado y rememorando continuamente lo que Él hizo antes. Las denominaciones erigen monumentos a lo que el Señor hizo en otro tiempo. 160 El libro de Isaías En la época de Ezequías, el pueblo adoraba la serpiente de bronce que hizo Moisés, Nm. 21:8-9; un monumento del pasado. Ezequías tuvo que destruirla, 2º R.18:4. Siempre debemos buscar del Señor una nueva visión y un nuevo mensaje. Podrá ser una visión antigua, pero al ser renovada, reavivada y ampliada, es algo fresco. El Señor es el Dios del maná nuevo. En el desierto los hijos de Israel no podían comer el maná del día anterior; debían comer maná fresco cada día, Ex. 16:15-20. Tenemos que recibir algo nuevo de Dios todos los días, Mt. 6:11. En el libro de Isaías aparecen varios temas principales, a saber: 1) 2) 3) 4) 5) La vida de Cristo La invasión asiria de Israel El cautiverio babilónico El juicio sobre Babilonia a través de Ciro, rey de Persia La posterior restauración de los judíos a su tierra No obstante, escondidas en las páginas de este glorioso libro también hay referencias al ministerio del Espíritu Santo. Dichas referencias se encuentran en pasajes tales como el versículo 19, donde se relaciona una cosa nueva con la mención del agua, el símbolo del bendito Espíritu Santo. Ríos en la soledad se refiere al derramamiento del Espíritu Santo sobre Su pueblo sediento. El Señor insiste en que Él ha creado a Su pueblo para Su alabanza. Esto se reitera en 1ª Pedro 2:9, donde nos dice que somos linaje escogido y que debemos anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable. 43:22-24 - “Y no me invocaste a mí, oh Jacob, sino que de mí te cansaste, oh Israel. No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades”. Luego viene el clamor del Señor con respecto a la condición espiritual de Israel. Se habían descarriado seriamente, y descuidaron sus responsabilidades religiosas de oración y sacrificios. Cometían pecados en lugar de cumplir sus obligaciones religiosas. No eran fieles con sus diezmos y ofrendas. 43:25 - “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. Este es uno de los versículos más triunfantes en toda la historia de la fe evangélica, porque encierra la promesa del perdón de pecados. En la época de Isaías, escribían sobre papiro y sobre pieles. La tinta no tenía el ácido que tiene la tinta de nuestros días; y, mientras que nuestra tinta es permanente, la de ellos no lo era. Cuando deseaban quitar o borrar algo, tan solo tomaban un trozo de tela mojada y lo borraban de manera que ya no podía verse más. Eso es lo que Dios hace con nuestros pecados: los borra. La prerrogativa especial del cristiano es la bendición de que sus pecados sean borrados. Esto es a través de la sangre que Cristo derramó en la cruz. Ninguna otra religión puede prometer la paz y el gozo de la salvación que sólo trae la fe en Cristo. En la antigüedad, esto estaba a disposición de los israelitas a través de la realización de los sacrificios rituales que señalaban el sacrificio vicario de Cristo en la cruz. (El capítulo 53 trata esto en más detalle.) El libro de Isaías 161 43:26 - “Hazme recordar, entremos en juicio juntamente; habla tú para justificarte”. Israel había desobedecido al Señor. Por lo tanto, aunque es una repetición de 1:18, donde Dios invita a Israel a estar a cuenta (o razonar) con Él, no pueden justificar sus acciones. 43:27 - “Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí”. La expresión tu primer padre se refiere al rey impío Jeroboam, hijo de Nabat, que fue el fundador del reino del norte. Introdujo la idolatría en Israel en la forma de becerros de oro, tanto en Dan como en Bet-el, 1º R. 12:28-29. Como consecuencia, Dios los abandonó. Por otro lado, tu primer padre también podría referirse a Adán, el padre de la raza humana. En aquella época los maestros de Israel se habían alejado de Dios. Los maestros de una nación pueden conducirla o bien por caminos de rectitud o al pecado, como era el caso de Israel en ese tiempo. 43:28 - “Por tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y por oprobio a Israel”. La maldición a la cual fue entregado Jacob es aquella que pronunciaron las seis tribus desde el monte Ebal en Deuteronomio 27:13: “Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí”. Deuteronomio 28:15-68 registra esta maldición sobre los que desobedecieron y se alejaron de Dios. En ella se incluye el cautiverio babilónico, Dt. 28: 48-53. CAPÍTULO 44 44:1 - “Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, a quien yo escogí”. El Señor aquí se dirige a Jacob como Su siervo y llama a Israel Su escogido. 44:2 - “Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí”. Nuevamente encontramos uno de esos benditos “no temas” de las Biblia, que son un gran consuelo para el creyente en su peregrinaje de la tierra al cielo. Dios nos formó en el vientre. El Señor ya nos conocía cuando aún estábamos en el vientre de nuestra madre y nos ha llamado con un propósito especial, Jer. 1:5; Gá. 1.15. Cuando leemos este pasaje con atención nos damos cuenta que el Señor no se refiere sólo a la nación de Israel. Este pasaje alude en especial a la persona del Señor Jesucristo. Es importante tener en cuenta estos tres nombres que se utilizan para describir al hijo menor de Isaac porque sintetizan los tres grados en la vida espiritual, no sólo de los herederos de los pactos sino también de todos los creyentes. 1) Jacob significa “engañador”. Jacob respondió al llamado de Dios. Es un tipo del creyente carnal en la tierra de Egipto. 2) Israel significa “príncipe con Dios”. Israel es el que luchó con Dios y recibió un nombre nuevo. Es un tipo de los escogidos de Dios en el desierto de la experiencia cristiana. 3) Jesurún significa “derecho y recto”. Éste fue el nombre que recibió Jacob después de su muerte. Por lo tanto, se refiere al creyente que ha cruzado el Jordán y está en la tierra prometida. Es el santo (creyente) que ha demostrado ser fiel. 162 El libro de Isaías Las promesas que siguen sin duda confirman la referencia al Señor Jesucristo en este pasaje. El versículo 3 es la promesa del Padre a Su Hijo, el Señor Jesucristo. Menciona esta promesa del derramamiento del Espíritu Santo sobre sus discípulos en Hechos 1:4, 5. 44:3 - “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos”. Esta gloriosa promesa es una de las más importantes de la Biblia, y Juan el Bautista la citó como uno de los rasgos distintivos del ministerio de Jesús. Él bautizaría a sus seguidores con el Espíritu Santo, Mt. 3:11, y a causa de este derramamiento, sus discípulos surgirían por toda la tierra. 44:4-5 - “Y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel”. El Señor retoma ahora el tema conocido de declarar las cosas que han de venir, avergonzando a los que adoran ídolos. 5ª profecía Condenación de las imágenes de talla de los paganos 44:6-23 44:6 - “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios”. El Señor declara que no hay otro Dios aparte de Él. 44:7, 8 - “¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir. No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno”. A continuación declara que Él es quien ha designado al pueblo antiguo (Israel) para que cumpla toda Su voluntad. Como ya hemos dicho, el Señor declara el futuro antes que suceda. Esto lo hace para que podamos interpretar correctamente los acontecimientos mundiales a la luz de la Biblia. No hay Dios fuera de Él que pueda hacer tales cosas. 44:9-12 - “Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden. ¿Quién formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho? He aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y serán avergonzados a una. El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya”. Los hacedores de ídolos nuevamente son objeto de burla. ¿Cómo es posible que el hombre racional crea que puede hacer un dios con metales o tallando un árbol, cuando utiliza el resto de la madera para encender un fuego y asar carne o mantenerse caliente? En muchos países las personas construyen pequeños altares a sus dioses fuera de sus casas. También elaboran las mejores exquisiteces para sus dioses. Por ese motivo El libro de Isaías 163 el Señor dice aquí que lo más precioso de ellos para nada será útil. No recibirán recompensa alguna por ofrecer toda clase de sacrificios a sus dioses. 44:13-17 - “El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa. Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia. De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él. Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego; y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi dios eres tú”. La idolatría es sumamente necia e ilógica. El hombre planta un árbol y luego cuando ha crecido lo corta. Después utiliza parte de la madera como leña para hornear pan, y usa el resto de la madera para fabricar un dios al que ora y le dice: “Líbrame, porque mi dios eres tú”. ¿Por qué la gente hace esto? Porque Dios ha cegado sus ojos espirituales y ha cerrado su corazón de manera que no puedan entender. 44:18-20 - “No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender. No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol? De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?”. Los incrédulos están todos engañados. Hace muchos años, mientras viajaba en un avión, el Señor abrió mis ojos para que viera todos los demonios que gobernaban la nación sobre la que volábamos. Le dije: “Oh Señor, si se expulsaran estos demonios, entonces estas personas podrían entender el evangelio”. Dios me respondió: “¿De quién es el mundo?” Dije: “Es tu mundo, Señor”. Él preguntó: “¿Quién tiene el poder de librar a este país de sus ídolos?” A lo que yo repliqué: “Tú, Señor”. Entonces Él me dijo: “Entregué este país a los ídolos porque me rechazaron”. Dios es quien entrega a las personas a la idolatría después que lo han rechazado a Él. 44:21 - “Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides”. El Señor aquí recuerda a Israel que ellos son sus siervos, y por lo tanto, diferentes de las otras naciones que están engañadas. Dios abre los ojos de los suyos para que conozcan la verdad. 44:22 - “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí”. El privilegio de ser un hijo de Dios nos da la bendita seguridad de que nuestros pecados son borrados y que somos redimidos de la cruel esclavitud del pecado. 44:23 - “Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; gritad con júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado”. De esta manera, se exhorta a los redimidos a cantar al Señor en alta voz por Su maravillosa redención. Hemos de cantar con gozo porque nuestro Redentor es Dios que hizo los cielos y la tierra. 164 El libro de Isaías 6ª profecía Profecía de las conquistas de Ciro 44:24–45:25 44:24 - “Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo”. El Señor creó y formó a Ciro con un propósito. 44:25 - “Que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría”. Uno de los propósitos del Señor es trastornar a todos los adivinos de los idólatras. La sabiduría de los incrédulos se convertirá en insensatez. Es un hecho que llama la atención, que gran parte de la población mundial actual esté atrapada por la idolatría. Hasta algunas de las naciones más desarrolladas están cegadas por el budismo, confucionismo, y otras religiones falsas. 44:26 – “Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré”. El Señor declara ahora que sus propósitos para Jerusalén se cumplirán. Dios confirma la palabra de sus siervos. Cuando Dios habla a través de usted, cumplirá lo que dice. En los días de Ezequías, Isaías profetiza del decreto de Ciro en cuanto a que Jerusalén será edificada y habitada. En la época de esta profecía, Jerusalén aún estaba habitada y edificada, pero después los babilonios la destruyeron. 44:27-28 - “Que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos haré secar; que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado”. El Señor había declarado, más de una vez que aunque enviaría a los judíos al cautiverio, también los restauraría a su tierra. De manera que repite la promesa de que no sólo Jerusalén será reconstruida después de la devastación de la invasión babilónica, sino también todas las demás ciudades de Judá. Luego el Señor declara de qué manera caerá Babilonia. Será al hacer que se sequen los ríos, es decir, el sistema de canales construido desde el cercano Éufrates. Ciro fue el que excavó un lago artificial detrás de una colina. Los defensores ignoraban esto por completo y fueron capturados desprevenidos durante la noche del 22 de octubre de 539 a.C., cuando Ciro desvió las aguas del Éufrates hacia el lago y secó los fosos que rodeaban a Babilonia. El ejército de Ciro entró por las puertas de Babilonia y capturó la ciudad mientras los defensores disfrutaban de una velada disoluta de embriaguez, Dn. 5. Se declara entonces el propósito de Dios del surgimiento de Ciro. Él dará la orden de reconstruir Jerusalén. Esto ocurrió en 536 a.C., después del reinado de tres años de Darío de Media. El Señor llama a Ciro por su nombre unos 150 años antes de su nacimiento. Dios también llamó a Josías por nombre casi 300 años antes de que naciera, 1º R. 13:2. ¡Qué sorprendente es el Dios al cual servimos! No hay nadie que pueda realizar las obras maravillosas que Él hace. El libro de Isaías 165 CAPÍTULO 45 45:1 - “Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán”. Ciro, el gran rey gentil, es llamado: 1) El pastor de Dios, 44:28. 2) El ungido de Dios, 45:1. Resulta asombroso que Isaías nombrara a este rey guerrero casi 150 años antes de su nacimiento. Se cree que fue el profeta Daniel quien mostró a Ciro en las Escrituras el plan predeterminado de Dios para él. Ciro fue, en todo sentido, un hombre de grandeza en el concepto más profundo de la palabra. Los historiadores lo han aclamado a través de todas las generaciones como un modelo de gobernante. Casi tres siglos después de la muerte de Ciro, Alejandro Magno hizo una peregrinación a su tumba y quedó maravillado por su simplicidad y la inscripción que Ciro mismo había redactado antes de su muerte. A Ciro se lo recuerda de manera especial no sólo por su destreza militar y las conquistas de las naciones desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Egeo y más tarde Egipto, sino también por su gran compasión y magnanimidad hacia sus enemigos. Esdras 1:2 registra la declaración que revela que él reconocía la mano de Dios en sus victorias: “Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá”. Este es el sentir de Isaías 45:1, que es una profecía detallada acerca de un hombre que nacería 150 años después. Lo notable es que era un rey gentil, no uno de los escogidos de Israel. Él fue una señal y prefigura de los gentiles, que entrarán en las promesas de Israel, tanto en la edificación del templo como en el gobierno y reinado con el Señor. El relato de la última noche del rey babilonio Belsasar, en Daniel 5:6, confirma la frase desatar lomos de reyes: “Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra”. Cuando Ciro sitiaba la ciudad Belsasar perdió toda su fuerza, y el ejército de Ciro abrió desde adentro las dos poderosas puertas levadizas de la ciudad de Babilonia. 45:2 - “Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos”. La expresión los lugares torcidos se refiere al curso sinuoso y serpenteante del Río Éufrates, que también formaba parte del sistema defensivo de Babilonia. Cuando Ciro construyó el lago artificial lo enderezó. Ciro tomó las sólidas puertas de bronce de Babilonia, que se creía eran impenetrables, porque el Señor había declarado que Babilonia caería ante los persas. 45:3 - “Te daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre”, (NVI) . El Señor promete a Ciro que le dará todos los tesoros que los babilonios habían acumulado a través de sus voraces conquistas de muchas tierras. Sin embargo, aunque se ha dicho mucho con respecto al cumplimiento histórico de estas promesas bíblicas a Ciro, nunca debemos olvidar que también tienen un significado espiritual para la Era de la Iglesia y en especial para nuestra vida en particular. 166 El libro de Isaías En el campo misionero bien podría ocurrir que nosotros, o nuestra iglesia, nos enfrentemos con tremendos obstáculos que nos impidan entrar en un barrio, ciudad o tierra extranjera. Si invocamos estas promesas que el Señor dio a Ciro hace tres mil años, podremos ver cómo el Señor derriba las fortalezas espirituales del enemigo; y, por Su gracia, entraremos en la herencia geográfica que Él nos ha preparado. Los tesoros de las tinieblas pueden ser para nosotros los tesoros escondidos de las pruebas oscuras. A través de ellas, recibimos verdades que no podríamos obtener si no atravesáramos por épocas de dificultad y llegáramos a conocer, como Abraham en la antigüedad, los horrores de la oscuridad (Gn. 15:12). Este es a menudo el precio que debemos pagar para ver fortalecida nuestra fe y recibir el maná escondido de la Palabra de Dios (ver Ap. 2:17). El Señor me recordó este versículo cuando estaba en el instituto bíblico en Inglaterra. Me dijo: “Te daré los tesoros de las tinieblas”. Esa es una de las promesas que una persona siempre acepta inmediatamente, sólo para descubrir por la experiencia el terrible precio que debe pagar para ver su cumplimiento. Muchos años después, cuando mi querida esposa estaba en un hospital, el Señor se apareció a mí y me dijo: “Todo lo que te interesa es pasar esta prueba muy rápido”. Yo respondí: “Sí Señor, eso es absolutamente cierto”. Entonces me dijo: “¿Te has olvidado de la promesa que te di en el instituto bíblico? Prometí darte los tesoros de las tinieblas. ¿Cómo esperas recibir los tesoros de las tinieblas si no pasas por tiempos de oscuridad? Hay ciertas cosas que no se pueden construir en el cielo. Allí no existe el dolor, el sufrimiento o la oscuridad. Por lo tanto, no pases tus pruebas demasiado rápido, sino aprovecha cada tesoro que he colocado para ti en ese valle de oscuridad”. 45:4 - “Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste”. Aquí encontramos la razón del llamamiento de Dios para una vida. Los llamamientos se hacen para cumplir los propósitos de Dios para Su pueblo. El Nuevo Testamento ilustra esto cuando habla de los cinco dones ministeriales. Se dan con el único propósito de perfeccionar a los santos (Ef. 4:12). En el pasaje que estamos considerando queda claro que el Señor levantó a Ciro con el propósito específico de liberar a los hijos de Israel del cautiverio babilónico. El aspecto notable de este acontecimiento histórico es la exactitud de detalle con la que Dios eligió anunciarlo. El Señor lo anunció: 1) A través de Moisés (Dt. 28:49-57). 2) A través de Isaías, tanto el surgimiento como la caída de Babilonia. 3) A través de los otros profetas, como por ejemplo Jeremías y Habacuc. Por espacio de entre setecientos y ochocientos años el Señor advirtió claramente a Su pueblo lo que iba a hacer a causa de sus pecados. Dios fue muy paciente con Israel y les advirtió durante muchos años; pero después de rehusarse continuamente a escucharlo y obedecerlo, finalmente los juzgó. 45:5 - “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste”. Ciento cincuenta años antes que ocurriera el evento el Señor se dirige a Ciro y declara que lo ha fortalecido para esta tarea, aunque Ciro no poseía un conocimiento personal de Dios (al menos hasta el momento en que Daniel le habló). El propósito es que todos reconozcan la grandeza del Señor, quien ha hecho que todos estos acontecimientos sucedan, habiéndolos declarado mucho tiempo antes. El libro de Isaías 167 45:6 - “Para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo”. El propósito era glorificar al Señor. Ahora todas las naciones sabrían que Él es el único Dios verdadero. No debemos olvidar que el espíritu de la profecía es el testimonio de Jesús, Ap.19:10. Las profecías que hemos recibido de manera personal nos permiten militar la buena milicia, 1ª Ti. 1:18. Aquello que Dios declara, ya sea para una persona o una nación, Él sin duda hará que suceda. 45:7 - “Que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto”. El Señor ahora afirma que Él es quien genera todas las circunstancias. Un hecho que a menudo pasamos por alto para nuestro perjuicio es que Dios es el autor tanto de lo bueno como lo malo. Job lo reconoció, Job 2:10. Por malo, me refiero a la adversidad, no al pecado. 45:8 - “Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salvación y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo he creado”. Este versículo podría interpretarse de la siguiente manera: la justicia del cielo descendería sobre los que están en la tierra, quienes a su vez serían los encargados de manifestar la justicia y gran salvación del Señor. También presenta la idea de que en la caída de Babilonia la justicia de Dios se reveló en la liberación de Su pueblo de esa tiranía. 45:9-10 - “¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: ¿No tiene manos? ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?!”. Tenemos aquí nuevamente la idea de la omnipotencia del Señor, quien nos hace y modela, tanto a nosotros como a nuestros destinos. Nunca debemos cuestionar a nuestros padres o a Dios. Debemos aceptar la forma en que Él nos hizo. Podemos pensar que la discapacidad de una persona es una tragedia de nacimiento. Sin embargo, el Señor Jesús declaró que el caso del hombre que nació ciego en el capítulo 9 de Juan fue para que las obras de Dios se manifestaran en él, Jn. 9:1-3. También. en Éxodo 4:11, el Señor dice claramente que Él es quien hizo al mudo, al sordo y al ciego. Esto se hizo muy real para nosotros, ya que mi querida esposa nació con un problema cardíaco. Al buscar al Señor, Él nos dijo que había limitado su fuerza con un propósito. En este momento, paralítica, ella aguarda su milagro. 45:11 - “Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos”. En hebreo, este versículo dice: “¿Me están dando una orden?” En otras palabras el Señor dice: “¿Me están diciendo lo que tengo que hacer?” Algunas personas han interpretado de manera incorrecta este versículo y han dicho que debemos mandar al Señor. Es cierto que debemos declarar cosas cuando Dios nos dice que lo hagamos, pero nunca debemos mandar al Señor y decirle qué hacer; simplemente declaramos la palabra que Él nos da. La traducción de este versículo en la NVI lo confirma: “Así dice el Señor, el Santo de Israel, su artífice: ¿Van acaso a pedirme cuentas del futuro de mis hijos, o a darme órdenes sobre la obra de mis manos?” 45:12 - “Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé”. El Señor aquí expresa la razón por la cual no se lo puede desafiar o darle órdenes con respecto a sus planes para sus hijos. Es muy sencillo: ¡Él es Dios! Este fue el argumento que el Señor utilizó cuando Job cuestionó los tratos de Dios en su vida, Job 38:1-4 y también Job 38—40. 168 El libro de Isaías 45:13 - “Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos”. Luego, en referencia directa a Ciro, el Señor vuelve a dejar en claro que Él es quien dio prominencia a este rey gentil. Ciro no reconstruyó Jerusalén personalmente, sino que decretó la reconstrucción. En consecuencia, se le reconoce el mérito de la obra. Cuando Ciro entró en Babilonia dictó un decreto que decía: “Todos los que fueron tomados cautivos por los babilonios quedan libres”. Normalmente, cuando un conquistador se encontraba en una situación similar, vendía el regreso de las personas a sus tierras y acumulaba una gran riqueza para sí mismo. Pero Ciro no hizo eso, sino que los dejó ir (y no por precio o recompensa). 45:14 - “Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán a ti y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios”. El Señor dice a Ciro que le dará una recompensa porque liberó a los judíos y les permitió volver libremente a su tierra. Dios entregó a los egipcios, los etíopes y los sabeos en sus manos. De esta manera, las naciones reconocieron que el Señor estaba con Ciro. Sin embargo, creemos que estas promesas son también para Su pueblo en la Era de la Iglesia. 45:15 - “Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salva”. Como también lo dijo el rey Salomón, Dios es un Dios que habita en la oscuridad, 1º R. 8:12. Él resuelve sus asuntos lejos del ojo del hombre mortal. Sólo podemos verlo a Él y a sus obras con los ojos de la fe. 45:16-17 - “Confusos y avergonzados serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes. Israel será salvo en Jehová con salvación eterna; no os avergonzaréis ni os afrentaréis, por todos los siglos. El profeta Isaías continúa aquí con el tema del contraste entre la grandeza de Dios y los ídolos y las imágenes talladas. Comienza declarando que los que siguen a los ídolos serán confundidos y termina asegurando a Israel que será salvo y no será avergonzado. Esta promesa también es para nosotros. Una vez que el Señor nos haya hecho pasar por grandes pruebas, al final conoceremos Su gran salvación y no seremos confundidos. 45:18 - Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. El Señor declara ahora que Él creó el mundo con un propósito y para que fuera habitado. Esta declaración es muy diferente de lo que muchos científicos y filósofos nos querrían hacer creer. Dios no creó el mundo en vano, sino con un propósito. Nuestra generación tiene un propósito que cumplir: llevar la gloria de Dios a las naciones y prepararlas para Su venida. 45:19 - No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud”. Ahora Dios nos revela sus caminos. Como dice Amós 3:7, el Señor no hará nada sin que lo revele primero a sus siervos los profetas. Un aspecto de Su grandeza es el hecho de que Dios declara lo que va a hacer y luego hace que suceda. El Señor no habla en algún oscuro rincón de la tierra. 45:20 - “Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva”. Aunque habla en primer El libro de Isaías 169 lugar a los que han escapado de Babilonia, el Señor también se dirige a las personas que en los últimos días escaparán de todas las naciones enemigas que vendrán contra Jerusalén. 45:21 - “Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí”. El Señor habla otra vez a los que adoran ídolos, y les pregunta quién ha declarado las cosas que sucederán. Sólo Dios lo ha hecho, y por lo tanto, no hay otro Salvador fuera de Él. 45:22 - “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más”. Luego extiende la invitación a los que han huido, para que vengan a Él y sean salvos. Isaías es el profeta evangelístico. Habla constantemente de la salvación. (La palabra salvación aparece veintiocho veces en el libro de Isaías, y se menciona al Señor como Salvador más veces en el libro de Isaías que en cualquier otro libro de la Biblia.) 45:23 - “Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua”. Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Cristo es Señor, para la gloria de Dios, como interpreta Pablo estos versículos en Filipenses 2:10, 11; Romanos 14:11. 45:24-25 - “Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen serán avergonzados. En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel”. En la Era de la Iglesia y durante el Reino Milenial, el pueblo de Dios confesará que sólo en Él tiene justicia y fortaleza. Como declara Pablo en Romanos 11:26, todo Israel será salvo. Allí Pablo cita Isaías 59:20, que reitera esta promesa gloriosa para Israel. El fin para Israel es bueno. El Señor mismo los justificará. Entonces los judíos dirán: “En Jehová está la justicia y la fuerza”. Toda la nación de Israel se gloriará en su Señor y Salvador. CAPÍTULO 46 7ª profecía Contraste entre los dioses que son llevados y el Dios que lleva a Su pueblo 46:1-2 - “Se postró Bel, se abatió Nebo; sus imágenes fueron puestas sobre bestias, sobre animales de carga; esas cosas que vosotros solíais llevar son alzadas cual carga, sobre las bestias cansadas. Fueron humillados, fueron abatidos juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino que tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio”. Este breve capítulo es un contraste continuo entre el Dios todopoderoso y la impotencia de los ídolos. Bel y Nebo eran las dos deidades paganas fundadoras de Babilonia. Para demostrar lealtad a estos dioses, los gobernantes y reyes a menudo adoptaban nombres que incluían una referencia a estos fundadores paganos. Nabucodonosor y Belsasar son dos ejemplos. En estos versículos se ridiculiza a estos dioses porque tienen que 170 El libro de Isaías ser transportados sobre ganado. Ellos también irán cautivos cuando Babilonia caiga, incapaces de salvarse a sí mismos o a los que depositaron su confianza en ellos. Son dioses sólo de nombre, porque no tienen poder para hacer las cosas que sólo el verdadero Dios puede realizar. 46:3-4 - “Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz. Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré”. El Señor aquí hace de sí mismo un contraste con estas imágenes y dice a Su pueblo: “Ustedes tienen que llevar a sus ídolos y dioses, mientras que yo, el único Dios verdadero, los llevo desde la cuna hasta la tumba; y yo los libraré de sus enemigos”. 46:5-7 - “¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes? Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran. Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación”. Ya que la repetición es una de las maneras por las cuales se implanta con firmeza una verdad en nuestra mente y corazón, el Señor vuelve a desafiarlos, como lo ha hecho tantas veces antes, que lo comparen con estos inservibles ídolos de vanidad. 46:8-10 - “Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores. Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero”. El Señor ahora insta a Su pueblo dos veces a recordar: 1) La estupidez de las imágenes talladas. 2) Las cosas pasadas por las cuales el Señor demostró ser Dios al declarar el final desde el principio. El consejo del Señor permanecerá y sus propósitos se cumplirán en toda la Tierra. Él hará todo lo que le place. 46:11 - “Del oriente llamo al ave de rapiña; de tierra distante, al hombre que cumplirá mi propósito. Lo que he dicho , haré que se cumpla; lo que he planeado, lo realizaré”. El Señor declara luego con claridad cuál es Su voluntad soberana en este caso, a saber: llamar a Ciro desde el Oriente. Aquí se llama ave de rapiña a Ciro en virtud del hecho de que era persa. Ese es el temperamento y la naturaleza de los persas. Ciro devoró muchas naciones. Por lo tanto, también se lo denominó voraz. Sin embargo, al actuar así, cumplía el consejo predeterminado de Dios. 46:12-13 - “Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia: Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel”. Dios vuelve a dirigirse a Su pueblo descarriado y le suplica que oiga y obedezca. El Señor manifestará Su justicia al poner salvación en Sion. Joel también proclama esta promesa con respecto a los últimos días, Joel 2.32. Los profetas, como ya lo hemos mencionado, se confirman y establecen unos a otros. El libro de Isaías 171 CAPÍTULO 47 8ª profecía La caída de Babilonia 47:1-15 47:1-3 - “Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia. Siéntate en la tierra, sin trono, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán tierna y delicada. Toma el molino y muele harina; descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los ríos. Será tu vergüenza descubierta, y tu deshonra será vista; haré retribución, y no se librará hombre alguno”. La narración profética enfoca ahora el juicio sobre Babilonia. La importancia de este capítulo no es meramente histórica; encierra suma importancia profética. En el libro de Apocalipsis vemos la repetición de algunos de estos pasajes con respecto a la caída de la Babilonia espiritual (Roma) en los últimos días. En estos versículos el Señor contrasta a Babilonia con una mujer delicada que está acostumbrada a que la atiendan, pero ahora será despojada de todos sus adornos y la forzarán a moler harina en el molino como una esclava. En el versículo 3 Dios dice que Babilonia ni siquiera es digna de ser tratada como un hombre. Por lo tanto, Él ejecutará una venganza espantosa sobre esa ciudad y nación. 47:4-5 - “Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel. Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán señora de reinos”. El Señor redimirá a Su pueblo Israel y enviará a Babilonia a las tinieblas eternas para que ya no sea más llamada señora de reinos. Debido a que tantos otros reinos habían caído ante Nabucodonosor, se creía que Babilonia era señora de reinos. (En español no existe esta expresión, pero por ejemplo, en inglés, suele utilizarse para los habitantes de ciudades modernas como París y Nueva York donde la última moda atrapa a muchas personas.) 47:6 - “Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les tuviste compasión; sobre el anciano agravaste mucho tu yugo”. Debido a sus iniquidades el Señor entregó a Su pueblo en manos de los babilonios. Sin embargo, los babilonios no mostraron ninguna misericordia a los judíos, y llegaron más lejos de lo que Dios se había propuesto. Esto preparó el camino para que el Señor juzgara a Babilonia. 47:7-8 - “Dijiste: Para siempre seré señora; y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería. Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad”. En los versículos 7 y 8, el Señor se refiere al orgullo extraordinario de Babilonia. Ella pensaba que mantendría su posición para siempre, y que nunca pasaría por pruebas o contratiempos como los demás. Esta forma de pensar es muy común entre los impíos que han alcanzado un lugar destacado. El Tercer Reich de Adolfo Hitler proclamó que ellos permanecerían durante mil años. Más tarde, a través de Jeremías, el Señor declaró que setenta años sería la suma total de los años del cautiverio babilónico de Israel, y luego Babilonia caería, Jer. 25:11-12. 172 El libro de Isaías 47:9 - “Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos y de tus muchos encantamientos”. En una noche llegó su destrucción, pérdida de hijos y viudez. Eso fue todo lo que tomó a Dios destruir ese poderoso imperio. Esto prefigura la caída de la Babilonia espiritual en los últimos días, Ap. 18:7-8. Además, uno de los pecados principales de Babilonia era ser la madre de la hechicería, brujería y espiritismo. Casi todas las religiones falsas del mundo tienen sus raíces en Babilonia. 47:10 - “Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y nadie más”. Su confianza estaba depositada en su maldad. Como con Satanás en la antigüedad, su sabiduría los había corrompido, Ez. 28:16-17. Los caldeos fueron famosos por su conocimiento, pero este los corrompió. No son el estudio y los títulos los que nos mantendrán en el camino del Señor para nuestra vida, sino un corazón consagrado a hacer Su voluntad. 47:11-12 - “Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre ti. Estate ahora en tus encantamientos y en la multitud de tus hechizos, en los cuales te fatigaste desde tu juventud; quizá podrás mejorarte, quizá te fortalecerás”.Dios declara ahora que enviará mal sobre ellos, y no sabrán de dónde vino. Se refiere a Ciro, rey de Persia. Los babilonios no se enteraron de que los persas los estaban atacando hasta que fue demasiado tarde. Sus hechizos y encantamientos no pudieron salvarlos. 47:13 - “Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti”. Todos estos astrólogos y los que mensualmente escriben horóscopos que se han introducido en el mundo occidental no podrán salvarse por medio de sus predicciones. Todos ellos sufrirán los tormentos del fuego eterno. Stanley Frodsham, un querido amigo que durante muchos años fue editor del periódico The Pentecostal Evangel, caminaba un día por cierta calle de Springfield, en Missouri, EE.UU. Una señora se acercó a él y mientras tomaba su mano le dijo: “Sr. Frodsham, déjeme decirle su futuro”. Él se deshizo inmediatamente de la mano que aferraba la suya y dijo: “Mi futuro ya está predicho. ¡Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida!” 47:14-15 - “He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten. Así te serán aquellos con quienes te fatigaste, los que traficaron contigo desde tu juventud; cada uno irá por su camino, no habrá quien te salve”. Todos los comerciantes también perecerán. Babilonia era una ciudad mercantil, pero sus riquezas no la podrían salvar. Babilonia sería totalmente destruida. La Babilonia histórica es un tipo de la Babilonia espiritual (Roma). Apocalipsis 18:9-19 habla de la lamentación de los mercaderes del mundo cuando caiga la Babilonia espiritual, porque era una fuente de comercio. El libro de Isaías 173 CAPÍTULO 48 9ª profecía El horno purificador de la aflicción 48:1-22 48:1-2 - “Oíd esto, casa de Jacob, que os llamáis del nombre de Israel, los que salieron de las aguas de Judá, los que juran en el nombre de Jehová, y hacen memoria del Dios de Israel, mas no en verdad ni en justicia; porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel confían; su nombre es Jehová de los ejércitos”. En el capítulo anterior el Señor se dirigió a los paganos, pero ahora, en los dos primeros versículos, vuelve a amonestar a Su pueblo. Encontramos aquí una palabra de sabiduría para nosotros. No debemos estar tan absortos con lo que está ocurriendo en las naciones de la tierra en los últimos tiempos, que nos olvidemos de lo que Dios quiere hacer en la Iglesia, y en especial en nuestra propia vida. Los hijos de Israel declaran que pertenecen al Señor y tienen confianza en la santa ciudad de Jerusalén y en el templo, pero no andan con rectitud. Sin embargo, no hay nada nuevo debajo del sol, como dijo el rey Salomón en Eclesiastés 1:9. Hoy en día los cristianos depositan su confianza en el hecho de que tienen alguna responsabilidad en sus iglesias, pero andan en completa desobediencia a los preceptos de Cristo y Su Palabra. 48:3 - “Lo que pasó, ya antes lo dije, y de mi boca salió; lo publiqué, lo hice pronto, y fue realidad”. El Señor entonces les recuerda que Él ya ha declarado las cosas anteriores que han sucedido. 48:4-5 - “Por cuanto conozco que eres duro, y barra de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce, te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advertí, para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura y de fundición mandaron estas cosas”. El Señor sabía que Su pueblo era obstinado e intentaría decir que sus ídolos los habían ayudado y liberado. Por lo tanto, les mostró todo de antemano. 48:7-8 - “Ahora han sido creadas, no en días pasados, ni antes de este día las habías oído, para que no digas: He aquí que yo lo sabía. Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oído; porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre”. El Señor pasa a declarar que ha hecho suceder cosas nuevas con respecto a Babilonia que no existían antes, no sea que Su pueblo dijera que ya las sabían. En el versículo 8 Dios dice a Israel: “Yo sabía, aun antes de elegirte, que te alejarías. Sin embargo, te elegí igual por mi gran amor hacia ti”, Os. 11:8-9. 48:9 - “Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte”. Luego el Señor declara que aunque Israel merece ser cortada por todas sus abominaciones, Dios no lo hará a causa de Su bondad. Si Él hubiera destruido a Israel, como dijo Moisés en el desierto, Nm. 14:13-16, entonces las otras naciones habrían dicho que el Señor era incapaz de cumplir en Israel todas las promesas que Él había hecho a Abraham, Isaac y Jacob. 174 El libro de Isaías 48:10-11 - “He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro”. De esta manera, el Señor purificó a Su pueblo en el horno de la aflicción de Babilonia, y allí los eligió para Su gloria. Con nosotros es igual: Dios, en Su misericordia, nos purifica en el horno de las pruebas y la aflicción profunda, y luego nos elige para un ministerio continuo y para Sus otros propósitos para nuestra vida. Jesús dijo que muchos son llamados, pero pocos escogidos, Mt. 22:14. ¿Por qué? Porque somos elegidos en el horno de la aflicción (pruebas difíciles, tinieblas, confusión y confinamiento) y muy pocos cristianos permiten a Dios llevarlos a través de los fuegos purificadores. 48:12-14 - “Óyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero. Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente. Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehová amó ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo estará sobre los caldeos”. En los versículos 12-14 el Señor vuelve a repetir que Israel es a quien Dios ha llamado, Su pueblo elegido. También, vemos que el que los ha llamado es el Alfa y la Omega; el primero y el último. De esta misma manera el Señor Jesucristo se presentó a Juan en la isla de Patmos en Apocalipsis 1:11. Él es quien creó los cielos y les da órdenes hasta el día de hoy. Luego, Dios declara Su profundo amor por Israel. A causa de este gran amor por ellos, juzgará a Babilonia con severidad. En 1973 mi esposa y yo hicimos un viaje a Israel después de disfrutar de algunas reuniones muy hermosas en Ammán, Jordania. Los soldados israelíes que estaban en la frontera nos trataron con mucha dureza. Hasta llegaron a decir que la batería de la linterna que yo tenía era una bomba. Después de un largo tiempo de espera y hostigamiento nos dejaron ir. De allí subimos hasta el monte de los Olivos para pasar la noche en un hotel. Mientras que yo deseaba que estuviésemos otra vez en Amán, donde los creyentes nos habían tratado tan bien, y pensaba cosas poco agradables acerca de los judíos después que nos detuvieron en la frontera, el Señor se me apareció en la habitación y me dijo tres veces: “Yo amo a Israel”. Uno debe inmediatamente estar de acuerdo con lo que Dios dice, así que rápidamente estuve de acuerdo y exclamé: “Yo también amo a Israel, Señor”. Dios ama a Israel y los guarda como a la niña de Sus ojos. 48:15 - “Yo, yo hablé, y le llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino”. Finalmente, después que el Señor lo haya purificado en el cautiverio babilónico, Israel volverá a ser próspero. Esto se cumplirá abiertamente y en plenitud durante el Reinado Milenial de Cristo sobre la Tierra, porque será entonces y sólo entonces que Israel experimentará la enorme bendición espiritual de parte del Señor, como así también bendición económica. 48:16 - “Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu”. El mensaje que el Señor dio a Isaías fluye ahora quejumbrosamente de labios de este profeta. Dios habla abiertamente, no en algún rincón oscuro y secreto. Él ha repetido esto muchas veces en Isaías. 48:17-18 - “Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir. ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar”. Si tan solo Israel El libro de Isaías 175 hubiera oído al Señor, su situación habría sido muy diferente. Dios era El que deseaba instruirlos en el buen camino, lo cual habría resultado en que Israel tendría paz como un río. Sin embargo, no quisieron escuchar. Por lo tanto, les aguardaba el cautiverio babilónico. Cuando oímos los mandamientos del Señor y obedecemos Su voz, Él nos guardará en perfecta paz y conoceremos una extraordinaria impartición de Su justicia. 48:19 - “Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería cortado, ni raído de mi presencia”. Podrían haber disfrutado de las promesas del pacto con Abraham, con lo cual su descendencia habría sido como la arena del mar, Gn. 22:17. 48:20 - “Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra; decid: Redimió Jehová a Jacob su siervo”. Encontramos aquí el pregón de Dios a los cautivos en Babilonia para que abandonen la ciudad y la nación de los caldeos. Esto ocurrió en 536 a.C., cuando Ciro emitió el decreto. De manera que, después de su liberación, se convertirían en testigos del Señor y publicarían Sus alabanzas. Podrían testificar de la manera en que el Señor los envió al cautiverio por causa de sus pecados, pero luego los liberó en el tiempo establecido y señalado. El Señor aquí dice a los cautivos (mucho antes que fueran al cautiverio) que abandonen Babilonia. La primera razón por la que Dios les dijo esto a través del profeta Isaías fue para que tuvieran la seguridad que quebraría el yugo de los babilonios y no los dejaría allí para siempre. Sin embargo, la otra razón fue porque cuando Ciro emitió el decreto y abrió las puertas de la ciudad de Babilonia y dijo a los judíos que eran libres para regresar a su tierra natal, sólo unos pocos se marcharon, muchos de ellos se habían acostumbrado a su esclavitud y eligieron quedarse en Babilonia, Is. 52:2. 48:21 - “No tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos; les hizo brotar agua de la piedra; abrió la peña, y corrieron las aguas”. El Señor aquí les recuerda lo que hizo por ellos cuando salieron de Egipto. Les recuerda de qué manera hizo que el agua fluyera en el desierto para que Su amado pueblo no tuviera sed. Debemos beber de la Roca, el Señor Jesucristo, y recibir de Él nuestra vida y ser refrescados en Él. 48:22 - “No hay paz para los malos, dijo Jehová”. Como ya señaláramos en el bosquejo, las tres secciones de la División III (cap. 40—66) terminan todas con una advertencia similar, 48:22; 57:21; 66:24. La paz es el resultado de una vida recta delante de Dios y de los hombres, Sal. 37:37; 85:10; Ro. 2:10. Sin embargo, los que no andan con rectitud no conocerán la paz, sino sólo la inestabilidad. El libro de Isaías 177 Parte Quince 49:1–57:21 EL LIBERTADOR EN LA PERSONA DE JESUCRISTO CAPÍTULO 49 1ª profecía La saeta bruñida 49:1-26 Esta segunda sección de la División III, capítulos 49—57, también se divide en nueve profecías. En este capítulo se presenta al Señor como la saeta de Dios, Aquel que dio en el blanco del alto llamado de Dios para Su vida. 49:1 - “Escuchadme, islas, y atended, pueblos lejanos. El SEÑOR me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre”.(LBLA) La expresión “islas” es un término que se utiliza para las naciones gentiles; y la frase “pueblos lejanos” se refiere a una futura generación (no de la época del profeta). Esto se hace evidente en la declaración siguiente, porque ésta habla del nacimiento del Señor Jesús. Mateo 1:2023 lo confirma: “Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás Su nombre JESÚS, porque él salvará a Su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás Su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”. Cristo fue llamado desde el vientre de Su madre y se hizo mención de Su nombre antes de Su nacimiento. 49:2 - “Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba”. En el versículo 2 vemos la conformación de Cristo. Se lo describe como la saeta de Dios. Una flecha tiene básicamente dos partes: 1) La punta de la flecha, que es de acero como una espada. 2) La varilla o astil bruñido de madera. En la vida de Jesús, el primer aspecto de esta saeta Divina que vemos en los Evangelios es el encuentro entre el Señor y los doctores de la ley en el templo de Jerusalén, Lc. 2:41-52. Allí, para asombro de todos, formuló y respondió preguntas. Era la Palabra que fluía de Su boca como una espada. A la tierna edad de doce años la punta de la flecha ya había sido formada. Tenía la capacidad de discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. Al ver la buena preparación que le permitía participar de tales conversaciones con estos estudiosos doctores de la ley, uno naturalmente podría pensar que Jesús estaba listo para comenzar el ministerio que Dios lo había enviado a cumplir al mundo. 178 El libro de Isaías Sin embargo, la frase siguiente dice me cubrió con la sombra de su mano. El astil de la flecha está hecha de madera. En el mundo natural, se la debe pulir de manera que cuando vuele por el aire hacia su objetivo, las fuerzas aerodinámicas no la desvíen a causa de algún borde áspero. Lo mismo ocurre en el mundo espiritual. En la analogía de una flecha que representa la persona del Señor Jesús, el astil de madera es una figura de Jesús como el Hijo del Hombre. Representa Su humanidad. La punta de la flecha en figura es el Hijo de Dios, la Palabra encarnada. Por lo tanto, como Hijo de Dios, no podía fallar; sin embargo como el Hijo del Hombre, con la fragilidad de la naturaleza humana, podría haber errado al blanco. El asta divina fue pulida bajo la sombra de la mano del Padre. En esa época, desde aproximadamente los doce años hasta los veintiocho, Pablo nos dice que aprendió obediencia por las cosas que padeció, He.5:8. La saeta de Dios estuvo preparada antes de tiempo. Posiblemente durante dos años, el Señor estuvo escondido en la aljaba de Su Padre celestial en Nazaret. Un arquero solamente coloca una flecha en la aljaba cuando está lista y pulida. Si miramos los ejemplos en el Antiguo Testamento, deberíamos decir que José estaba listo para el trono antes que lo llamaran. Estaba listo al menos dos años antes, cuando interpretó los sueños del panadero y el copero. Por lo tanto, podríamos decir que Jesús también estaba listo antes del tiempo. Todos y cada uno de nosotros somos flechas en las manos de Dios. Tenemos que lograr un objetivo, cumplir un propósito para el cual Dios nos ha creado. Sin embargo, aunque podemos estar preparados, podría no ser el tiempo de Dios para lanzarnos hacia nuestro objetivo. Cristo estaba listo, pero tuvo que esperar con humildad el tiempo de Su Padre. Luego, cuando el tiempo se cumplió, a la edad de treinta años, Juan el Bautista lo presentó a Israel en el Río Jordán. Allí Dios lo colocó en el arco y lo disparó al blanco que había preparado para Su vida: la cruz del Calvario. Un amigo tuvo una visión del día anterior a que Juan el Bautista anunciara a Jesús en el Río Jordán. Vio al Señor Jesucristo que acababa de terminar una mesa en la carpintería de Su padre José. Retrocedió para observarla y admirarla. Luego se quitó Su delantal de carpintero, lo dobló y guardó Sus herramientas. Abrió la puerta y dio una última mirada al taller; cerró la puerta y descendió hasta el Río Jordán para que Juan lo bautizara. Satanás hizo todo lo posible por desviar la saeta del objetivo de la cruz; hasta el punto de intentar hacer que Jesús descendiera cuando colgaba de ella. Sin embargo, sus esfuerzos no tuvieron éxito. La saeta bruñida había dado en el blanco, y quedó incrustada allí hasta que Sus discípulos la bajaron cuando hubo cumplido, como la saeta de Dios, Su vuelo preestablecido hasta la cruz. De la misma manera, como flechas en Su mano, también debemos afilar nuestras lenguas como una espada de doble filo. Esto se logra mediante el estudio de la Palabra de Dios bajo la guía del Espíritu Santo. Luego debemos someternos a Su disciplina, hasta convertirnos en astas bruñidas, aprendiendo la obediencia en la escuela del sufrimiento. Entonces también seremos disparados para alcanzar ese glorioso objetivo o blanco que Dios ha predeterminado para nuestra vida desde antes de la fundación del mundo. 49:3 - “Y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré”. Dios dice con total seguridad que el Señor Jesucristo es Su siervo Israel (vino de Israel), en quien Él se glorificaría. Cristo vino para glorificar a Su Padre, no a glorificarse a sí mismo, Jn. 8:50; 17:4. 49:4 - “Pero yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios”. También el Señor Jesús atravesó los valles de la El libro de Isaías 179 profunda angustia y desesperación cuando pensó que Su trabajo y esfuerzo habían sido en vano. Esto se entiende bien si vemos que todos lo abandonaron y colgaba de la cruz rodeado de dos malhechores. Por lo tanto, es comprensible que a veces nos preguntemos si nuestra vida ha logrado algo durante nuestra estadía aquí en la tierra. Sin embargo, nuestra respuesta de fe siempre debe ser que nuestro juicio y nuestro trabajo están delante el Señor. Que Dios nos conceda hacer algo más de nuestra vida que lo que nosotros vemos; algo eterno y maravilloso para Su honra y gloria. En vista de la realidad que somos flechas en Su mano, debemos saber que pasaremos épocas de intensas tinieblas en nuestra vida. Experimentaremos épocas en las que aparentemente Él nos hubiera olvidado; épocas de mucho desconcierto, épocas de rechazo e inactividad; épocas en las que parecerá que nuestras ruedas giran pero no avanzamos hacia ninguna parte. Pero, fortalezcámonos y animémonos al meditar en esta maravillosa verdad con respecto a Cristo, la saeta de Dios. 49:5 - “Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob y para congregarle a Israel (porque estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fuerza)”. Llegamos ahora al ministerio del Señor Jesucristo. Él declaró específicamente que había sido enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel, Mt. 15:24. Sin embargo, Isaías dice claramente que Cristo no hará que Israel vuelva a Dios en este tiempo. Ellos lo rechazaron y Él sintió que Su trabajo había sido en vano; sin embargo, dijo: “Padre mío, mi causa está delante ti”. Qué consuelo es esto para nosotros cuando somos enviados a personas que no responden, y parece que no producimos fruto en la vida de aquellos a quienes fuimos enviados. Sin embargo, a los ojos del que nos envió somos gloriosos. Lo que verdaderamente importa es ser aceptos a Él y agradarle, 2ª Co. 5:9. Debemos procurar complacerlo y ser aprobados por Él. No podríamos decir que Jesús fue el predicador más exitoso. Cuando comenzó a tocar las verdades más profundas de la Palabra de Dios, muchos de Sus seguidores lo abandonaron. Entonces volviéndose a Sus discípulos les dijo: “¿Queréis acaso iros también vosotros?”, Jn. 6:66-67. Hace muchos años me vi confrontado con esto en mi ministerio. Mi esposa y yo pastoreábamos una iglesia de cierta denominación, y gozábamos de gran popularidad y aceptación. Me invitaban para hablar en casi cada actividad que se realizaba en aquella ciudad. Todo marchaba bien, entonces el Señor me habló y me dijo: “Ahora dile a la gente de dónde viene la unción”. Yo respondí: “Señor, si les digo del bautismo del Espíritu Santo lo rechazarán”. Él me dijo: “Conozco los corazones de ellos, pero quiero conocer el tuyo. ¿Vas a predicar lo que yo quiero que prediques, o vas a predicar lo que ellos quieren que prediques?” En aquel momento, me consagré para predicar siempre lo que el Señor desea que predique. Las personas rechazaron el mensaje y se enojaron conmigo, pero yo estaba feliz de haber hecho lo que agradaba al Señor. Así ocurrió con Cristo. Dijo al Padre: “No hice que Israel se volviera a ti, Señor. Me rechazaron a mí como el Cordero de Dios, pero sé que he hecho aquellas cosas que te agradan, y sé que a tus ojos seré honrado”. 49:6 - “Dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra”. En el versículo 6 el Padre dice palabras de consuelo a Su amado Hijo. El Señor siempre compensa el trabajo que se realiza en Su nombre. Esto se puede probar de varias maneras, pero el ejemplo que hemos 180 El libro de Isaías elegido es de la vida del rey pagano Nabucodonosor. Dios lo utilizó para castigar a Tiro con un sitio de trece años. Sin embargo, sólo tomó la ciudad que estaba en tierra firme, no el puerto marítimo que estaba ubicado en la península. En las palabras de Ezequiel 29:18, no recibió paga por esto. Por lo tanto, el Señor dijo que daría a Nabucodonosor la tierra de Egipto por su trabajo porque lo había hecho para el Señor. En Hebreos 6:10 el apóstol Pablo declara esta misma verdad al decir que Dios no es injusto para olvidar nuestra obra y trabajo de amor. Como el Señor Jesús no recibió paga o recompensa, puesto que Israel no se volvió a Dios, recibió el privilegio de ser la luz de los gentiles (después de Su resurrección). Por lo tanto, Su ministerio posterior a la ascensión fue infinitamente más gratificante que Su ministerio antes de la crucifixión. Han ingresado más almas al reino de Dios durante Su ministerio posterior a Su ascensión que durante Su predicación antes de la crucifixión. El Padre ha dado fruto al Hijo en casi cada nación del mundo, aun en países a los cuales el Señor no fue físicamente cuando estuvo en la tierra. A veces puede parecer que no hacemos nada, pero si permanecemos fieles a Dios, Él nos dará descendencia en lugares con los que nunca hemos soñado. En consecuencia, animémonos. El Padre hará por nosotros lo que hizo por Jesús. Veremos el fruto de la aflicción de nuestras almas y quedaremos satisfechos. ¡Amén! 49:7 - “Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”. El Padre ahora pasa a contemplar al Señor Jesús como el menospreciado. Tanto los gobernantes seculares como los religiosos menospreciaron al Señor Jesús y se burlaron de Él cuando estuvo en la tierra. En realidad, toda la nación de Israel lo aborreció y lo rechazó, como lo hacen hasta el día de hoy. Sin embargo, viene el día de Su regreso, cuando todos los reyes y gobernantes de este mundo tendrán que declarar que Jesús es Señor para la gloria del Padre. Sin embargo, este versículo también se aplica a nosotros. Cuántas veces hemos sido despreciados y rechazados; pero llegará el día cuando el Señor nos pondrá en alto, ¡y todos aquellos que nos han ridiculizado se verán obligados a reconocer que el Señor nos ha escogido! 49:8 - “Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades”. En el tiempo señalado el Señor nos oye y nos ayuda. Él promete guardarnos y luego entregarnos como pacto al pueblo para que podamos, por la gracia de Dios, ayudar a establecer Su nombre en aquellas áreas que nos ha dado como herencia. 49:9 - “Para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos”. Esta es una descripción del ministerio del Señor Jesucristo cuando estuvo en la tierra. El ministerio de Cristo consistía en liberar a los que estaban encadenados por el dominio de las tinieblas del pecado, y librarlas de la esclavitud. Este debería ser también nuestro ministerio. Aquellos que el Señor use para liberar a otros se alimentarán de los mejores pastos en los lugares altos y los climas excepcionales de la tierra de pastoreo del cielo. 49:10 - “No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia El libro de Isaías 181 los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas”. Recibirán protección de los elementos de la naturaleza y el Señor les proveerá refugio. ¡Oh, que privilegio y bendición! Cuando éramos jóvenes, mi esposa y yo tuvimos que caminar por las calles por falta de refugio a merced de las frías ráfagas del invierno. El Señor ahora nos ha traído a este lugar en Él, donde siempre hemos tenido refugio, y además, en Su misericordia, y por Su gracia nos ha provisto de un lugar fresco para protegernos del calor del verano. ¡Alabado sea Dios por Su bondad hacia Su pueblo! 49:11 - “Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas”. El Señor ahora también nos muestra claramente Sus caminos, mientras que antes andábamos a tientas. 49:12 - “He aquí éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim”. Aquellos que vendrían al conocimiento del Señor (después de que Él resucitara de la tumba y se convirtiera en el Señor de gloria que ascendió a los cielos) vendrían de todos los rincones del universo. Se menciona especialmente a Sinim (China actual), donde se están produciendo en la actualidad poderosos avivamientos. En una oportunidad el Señor habló a un querido amigo nuestro en Singapur y le dijo: “Hoy soy Señor de las Américas, Señor de África y Europa; pero llegará el día cuando también seré Señor de Asia. Asia me reconocerá como Señor”. Creemos que en los últimos días se va a producir una poderosa cosecha en Asia, y ésta ya ha comenzado. 49:13 - “Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia”. El Señor se refiere nuevamente a la restauración de Israel a su tierra, e invita a Sus escogidos a prorrumpir en alabanzas. 49:14 - “Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí”. Aunque el Señor les da un maravilloso mensaje de esperanza para el futuro, los que están en cautiverio se sienten abandonados. Después de andar en lugares tenebrosos durante mucho tiempo es muy fácil caer en este estado de depresión y abatimiento. Durante esas épocas, parece que nunca disfrutamos de la luz de Su presencia, que es como la luz del sol. Hay momentos en los que creemos que el Señor nos ha olvidado. Otros hallan Su favor, pero nosotros no. 49:15-16 - “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros”. Sin embargo, el Señor vela por nosotros cuando andamos por estos lugares oscuros, con todo el cuidado que un refinador de metales preciosos tiene cuando esos metales están sometidos al terrible calor del crisol. Más que simplemente separar la escoria, el refinador controla el proceso de refinamiento para que el metal no esté expuesto a un calor que lo destruya. La respuesta del Señor es como la de la mujer que difícilmente puede olvidarse del hijo que tuvo en su vientre. Ciertamente, Él no puede olvidarse de nosotros, porque nuestros nombres están grabados en las palmas de Sus manos. Si usted ha visto las manos de Cristo, puede observar las heridas de los clavos en ellas. Pablo dijo que él 182 El libro de Isaías traía en su cuerpo las marcas (gr. stigma) del señor Jesús, Gá. 6:17. A veces, cuando sufrimos, podemos sentir esas marcas de los clavos en nuestras manos. Cuando Él mira Sus manos, ve nuestros nombres. Los muros de Sion están continuamente delante de Sus ojos. Él está siempre allí para proteger. 49:17 - “Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti”. Luego Él promete que los que han destruido y asolado a Sion se irán, refiriéndose en primer lugar a los babilonios. En segundo lugar, a las naciones árabes que rodearán Jerusalén y Sion en los últimos días; éstas serán destruidas y huirán de ella cuando el Señor aparezca en escena para salvar a Su amada ciudad. Los hijos de Sion (aquellos que fueron llevados cautivos) se darán prisa para volver a Israel. Llegará el momento en el cual los que nos han desolado serán llevados lejos. 49:18 - “Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia”. Una de las grandes bendiciones del Señor es darnos hijos espirituales. Existe un principio que a menudo no apreciamos en los tratos que el Señor tiene para nuestra vida. Llegará el momento en que perderemos a nuestros hijos espirituales. De una manera u otra se nos despoja de ellos: a través de divisiones en la iglesia, diferencias doctrinales, envidias, celos o cosas por el estilo. Sin embargo, habrá otra cosecha de hijos que vendrá. Abraham tuvo dos hijos. Ismael nació antes que Isaac. Uno (Ismael) nace de nuestras propias obras y esfuerzos; pero Dios está atento, y oye los clamores de nuestros Ismael. Sin embargo, llega el momento cuando Dios nos circuncida de Ismael y nos da nuestra segunda simiente: nuestros Isaac, aquellos que son espirituales. Son los que heredarán las promesas de Dios y darán fruto. Las herencias que el Señor nos ha concedido quedan asoladas debido a iglesias que cierran o quizás por congregaciones que nos abandonan. Esto es lo que experimentó el apóstol Pablo cuando escribió en 2ª Timoteo 1:15 que todos los que estaban en Asia lo habían abandonado. Cuando permanecemos fieles al Señor, podemos disfrutar de la bendita experiencia de Isaías 49:19, 20: 49:19-20 - “Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores serán apartados lejos. Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que yo more”. Por lo tanto, existen dos fases en la multiplicación espiritual y dos clases de hijos espirituales (congregaciones o iglesias). La segunda cosecha de hijos espirituales es la que disfruta de todas las promesas de Dios. Ellos cumplen la visión. Quisiera agregar aquí que el segundo grupo siempre se forma alrededor del núcleo del primero. Así como ocurrió con los hijos de Israel, los ancianos Josué y Caleb condujeron a la nueva generación a la tierra prometida. Perdemos lo primero para ganar lo segundo. Lo primero generalmente es la congregación de Ismael; personas que no han crecido tanto espiritualmente. Eligen permanecer en el desierto, como los que salieron de Egipto con Moisés pero perecieron en él. 49:21 - “Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos?” El Señor nos ha conservado esta nueva cosecha, encubierta a nuestros ojos. Cuando esto sucede nos El libro de Isaías 183 sorprendemos tanto que le decimos: “¿De dónde vienen estos hijos espirituales?” 49:22-23 - “Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí”. Tan solo crean, amados. Mientras descansamos en que el Señor haga todo lo que es Su buena voluntad para nuestra vida, Él hará más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, Ef. 3:20. Tal es la abundancia de las bendiciones que aquí se describen. 49:24-26 - “¿Será quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos. Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob”. Luego el Señor dirige Su atención hacia los que se han levantado contra Su amada Sion. Declara que se les arrebatará el botín. Los judíos cautivos, que ellos hicieron esclavos, les serán quitados; y Él hará que quienes los capturaron sean asesinados. Cuando Él nos rescate de nuestra cautividad, todos sabrán que Él es el Señor que juzga con justicia y redime a los que esperan en Él. CAPÍTULO 50 2ª profecía Cristo el Siervo obediente 50:1-11 50:1 - “Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre”. En este breve pasaje el Señor deja bien en claro que no es Él quien ha cortado a Israel; sino que a causa de su constante pecado, ellos mismos se han vendido a la esclavitud y el cautiverio. 50:2 - “¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed”. El Señor aquí exterioriza Su desagrado. Cuando reprendió a Israel nadie respondió a Su llamado al arrepentimiento. Sin embargo, recuerda a Su pueblo que Él es aún quien puede redimirlos; porque fue Él quien secó el Mar Rojo, los sacó de Egipto y los llevó a través del desierto; y allí les proveyó ríos. 50:3 - “Visto de oscuridad los cielos, y hago como cilicio su cubierta”. El Señor continúa el tema del viaje a través del desierto, y les recuerda que Él hizo que reinaran las tinieblas en Egipto, Ex. 10:21. 184 El libro de Isaías 50:4 - “Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios”. El Señor habla ahora de Su amado Hijo. Tendremos el privilegio de entender algunos de los momentos de dulce comunión que tuvieron el Padre y el Hijo durante el ministerio terrenal de Jesús. Encontramos aquí una de las claves en la vida de Cristo que le permitieron caminar en el Espíritu. Dios abría Sus oídos cada mañana para que escuchara Su voz. Al igual que David, necesitamos que nuestros oídos sean abiertos para que podamos vivir de cada palabra que sale de la boca de Dios, Sal. 40:6. De esta manera, día tras día, como nuestro Señor Jesucristo, podemos estar preparados para ministrar y llevar la palabra adecuada a los que están en necesidad. Cada mañana necesitamos buscar al Señor para oír cuál es Su voluntad para nosotros ese día, y qué tiene planeado para que nosotros hagamos. Así, seremos verdaderamente un pueblo que camina en el Espíritu y es conducido por el Espíritu, Jn. 5:19. 50:5-6 - “Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás. Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos”. Estos dos versículos han sido muy preciosos para mí debido a una experiencia personal que a continuación compartiré. Mi esposa y yo viajábamos por los Estados Unidos, y para llegar a nuestro destino, podíamos tomar una de dos rutas. Si optábamos por la primera, tendríamos que asistir al servicio de una iglesia donde podríamos encontrarnos con la esposa del pastor, quien era una mujer muy desagradable. Ella solía recriminar cosas a la gente, y como yo ya había sufrido el azote de su lengua en otras ocasiones, no deseaba en absoluto verla de nuevo. Por lo tanto, tenía toda la intención de tomar la otra ruta, que nos habría permitido alcanzar nuestro destino más rápidamente y sin ninguna confrontación desagradable. Sin embargo, la noche antes de que llegáramos al punto en el que los dos caminos se separaban, el Señor me despertó a las tres de la mañana. Lo vi como lo describe Isaías en estos versículos: con sangre en Su rostro por los grandes jirones de piel que le habían arrancado los que se burlaron y lo despreciaron mesándole la barba. El Señor no habló en esa visión, pero en mi espíritu supe la razón por la que me había sido dada. Tenía que ir a esa iglesia. Por supuesto, la esposa del pastor me agredió verbalmente, y literalmente me sentí como si la piel de mi rostro fuera arrancada. ¡Pero, en mi interior tuve gran gozo al saber que de alguna pequeña manera participaba de los sufrimientos de Jesús! 50:7 - “Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado”. A veces también he visto el rostro de Jesús como un pedernal, decidido a cumplir la voluntad del Padre contra toda oposición. Podemos verlo en Lucas 9:51: “Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén”. Por Su gracia, debemos procurar tener la misma determinación santa de cumplir Su voluntad en todo momento. La característica excepcional de un verdadero misionero o ministro es perseverar contra todas las probabilidades. O, como dijo una vez Winston Churchill: “Nunca, nunca, nunca debemos rendirnos”. 50:8-9 - “Cercano está de mí el que me salva; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí. He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla”. A pesar de la aparente derrota ante los ojos del hombre, el Señor se aferraba con tenacidad al hecho de que Su El libro de Isaías 185 Padre Celestial sería Aquel quien lo justificaría. Todos los que se habían levantado contra Él pronto envejecerían y desaparecerían; mientras que Él, el incomparable Hijo de Dios, continuaría siendo eternamente joven por todas las generaciones. Hace muchos años, mi esposa y yo pastoreábamos una iglesia en la que los ancianos se levantaron contra nosotros. Nos fuimos de esa iglesia en aparente derrota. Sin embargo, después que salimos de ese lugar el Señor nos levantó como predicadores por todo el mundo. Todos los ancianos que se habían levantado contra nosotros terminaron en desgracia. Muchos murieron, y uno en especial vino a verme muchos años después a decirme: “¿Puede perdonarme? Estoy muriendo de cáncer, pero no quiero morir sin que antes usted me haya perdonado”. Asi que le respondí: “Me había olvidado de que usted me hubiera hecho algo”. Honestamente no podía recordar lo que me había hecho, aunque a él, eso lo había atormentado durante años. Es muy fácil perdonar cuando uno no recuerda el mal que le han hecho. Pidamos al Señor un olvido santo. 50:10-11 - “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados”. Encontramos ahora una verdad que ha sido preciosa para mi esposa y para mí, y también para muchos otros. En los círculos cristianos existe la idea generalizada que si andamos rectamente delante del Señor seremos librados del sufrimiento. Esta es una enseñanza extremadamente errónea y peligrosa, por ser totalmente contraria a la enseñanza bíblica. La experiencia de Job refuta con facilidad esta doctrina, puesto que él es considerado como un ejemplo para todas las generaciones, del sufrimiento permitido por Dios, Stg. 5:10-11, y aun así fue uno de los tres hombres más justos, junto con Noé y Daniel, Ez. 14:14. Pablo es otro ejemplo destacado. Él era, según sus propias palabras, un modelo de longanimidad(N.T.) para todos los que habrían de creer luego en Cristo, 1ª Ti. 1:16. La intención de estos versículos es que, cuando vivimos rectamente delante de Dios y de los hombres y estamos en tinieblas, no debemos intentar encender nuestra propia luz (o intentar improvisar la manera de salir de las tinieblas o la prueba). En lugar de eso, debemos confiar en que el Señor nos librará en el tiempo oportuno cuando todo lo que Él se propuso lograr en la prueba y en las tinieblas se haya cumplido en nuestra vida para Su honra y gloria. Esto se hizo real para nosotros cuando, sin dinero, ni comida, ni calefacción, en lo más crudo de un invierno norteamericano, el Señor no nos permitió pedir ayuda a nuestros amigos por teléfono. El Señor nos dio a entender que si lo hubiéramos hecho, Él habría terminado con nosotros. Se nos dijo sólo que confiáramos en Él; y Dios nos recordó estos dos versículos. Así que, después de tres días de espera, una señora vino hasta la casa con comida y dinero que usamos para comprar combustible para calentarnos. Entonces comenzamos a conocerlo de una nueva manera como Jehová-jireh: el Señor nuestro Proveedor. Si acudíamos a los hombres en busca de ayuda en nuestra desesperada situación, no habríamos alcanzado los propósitos de Dios para nuestra vida. N.T. soportar por largo tiempo o con paciencia el sufrimiento. 186 El libro de Isaías CAPÍTULO 51 3ª profecía El llamado a oír y despertar 51:1-23 51:1-2 - “Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué”. Aquellas personas que hacen todo lo posible por seguir la justicia, para hacer sólo aquellas cosas que agradan al Señor, a menudo se encuentran solas. Experimentan un tiempo de soledad, en el que no tienen muchos amigos, quizás su iglesia es muy pequeña. Es verdaderamente un camino solitario cuando uno sigue al Señor de todo corazón, porque no hay muchos que lo sigan. Así ocurrió con Abraham, pero la promesa para él fue: “Te multiplicaré”. Para darnos ánimo en nuestro peregrinaje de la tierra al cielo el Señor nos dice: “Mira hacia atrás, mira el lugar de donde te saqué”. Cuando meditamos en todo lo que el Señor ha hecho por nosotros y de dónde nos ha redimido, nos animamos y decimos: “¡Amén! Tengo la seguridad de que Dios tiene un plan y un propósito para mi vida”. Esto nos fortalece para seguir adelante. A su debido tiempo se producirá un crecimiento si seguimos Sus pasos con fidelidad. 51:3 - “Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto”. El Señor se dirige aquí a los habitantes de la Sion espiritual: los que siguen completamente al Señor. Los creyentes que han vivido experiencias de desierto y soledad conocen el poder restaurador de Dios. Sus soledades serán como el huerto del Edén, y el gozo y la alegría serán su porción eterna. Serán un pueblo agradecido al recordar todo lo que Dios ha hecho por ellos. 51:4 - “Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos”. Se refiere aquí al Señor Jesús que vendría a la nación judía. Proclamaría la ley del evangelio de la fe. Mostraría el verdadero juicio de Dios que alumbraría a partir de Aquel que es la luz del mundo. 51:5 - “Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza”. De manera que Él traería la justicia de Dios, y los gentiles esperarían en Él y también confiarían en Él. 51:6 - “Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá”. Luego se nos anima a mirar hacia el cielo. Aunque el cielo y la tierra pasarán, Sus palabras y Su justicia permanecerán, Mr. 13:31. 51:7-8 - “Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes. Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá El libro de Isaías 187 gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos”. Esta es una palabra de consuelo para aquellos que experimentan el abuso del hombre debido a su identificación con Cristo y Su justicia. El temor al hombre es una trampa. El temor hace que aun los hombres más piadosos se aparten del camino. Sin embargo, al meditar en estos versículos, vemos que los que se oponen a nosotros perecerán, comparar He. 13:6, mientras que aquello en lo que nos hemos mantenido firmes, Su justicia, permanecerá por todas las generaciones. 51:9 - “Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados”. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? Esta es una referencia al hecho de que el Señor sacó a los hijos de Israel de Egipto (Rahab) e hirió al dragón (Satanás y los dioses paganos de Egipto), Éxodo 12:12. 51:10 - “¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?” El profeta luego hace mención del secado del Mar Rojo como prueba de la grandeza del poder de Dios para liberar a Su pueblo. 51:11 - “Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán”. A causa de estas liberaciones, el profeta mira ahora hacia el futuro, al final de los tiempos cuando el pueblo de Dios regresará a Sion triunfante. 51:12-13 - “Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno? Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?” El Señor retoma nuevamente el tema recurrente de la reprensión a Su pueblo por temer a lo que le pueda hacer el hombre. En Mateo 10:28 Jesús dijo con respecto al temor: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. La razón por la que tememos al hombre es porque no tenemos un verdadero temor reverencial por Dios, y porque aún no hemos sido perfeccionados en el amor, 1ª Jn. 4:18. Dios está con el opresor, quien sólo puede hacer lo que Dios le permite. Cuando ha cumplido el propósito divino, el Señor lo quita. Dios insta a Su pueblo a tener en cuenta Su poder. Se describe ahora a aquel que no conoce a Dios. 51:14-15 - “El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan. Porque yo Jehová, que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos”. El pueblo de Dios no debe temer al enemigo. En cambio, debe recordar la grandeza del Señor. 51:16 - “Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú”. El Señor ha colocado Sus palabras creativas en boca de Sus ministros fieles. Luego, por segunda vez dice que estamos escondidos en la sombra de la mano del Señor. Ministrar a los que están en Sion espiritual ocurre mucho después en nuestro ministerio, y nos introduce en la plenitud del mismo. Es equivalente al segundo viaje por el desierto que se menciona 188 El libro de Isaías en el Cantar de los Cantares 8:5, después del primero que se registra en el mismo libro en el capítulo 3:6. Es comparable con David al huir de Absalón, y con Job en sus pruebas. Esta es la experiencia de un ministro experimentado. Luego de esta segunda cobertura y del segundo desierto, se nos concede esa palabra creativa que planta, o puebla, el monte de Sion celestial. Se trata de aquellos que son rechazados y despreciados por los hombres, pero son los escogidos de Dios. Son los que siguen al Cordero por dondequiera que va (Ap. 14:4). Al estudiar a los profetas, en especial a Isaías, es importante comprender que ellos recorres toda la historia del mundo. Después de profetizar con respecto a una época en la historia de Israel pasan a otra, y con frecuencia no lo hacen en orden cronológico. Isaías se dirige ahora a Jerusalén al término del período de setenta años de cautiverio, cuando ya es tiempo para su liberación de Babilonia. 51:17-20 - “Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos. De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe; ni quien la tome de la mano, de todos los hijos que crió. Estas dos cosas te han acontecido: asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién se dolerá de ti? ¿Quién te consolará? Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo”. El Señor declara aquí la condición lamentable (espiritual y natural) de Jerusalén. Se la representa como alguien que está ebria y ninguno de sus hijos puede ayudarla o guiarla. Ha soportado el hambre y la destrucción a través de la espada del ejército babilónico. Los hijos de Jerusalén yacen muertos en las esquinas de cada calle. 51:21-23 - “Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino: Así dijo Jehová tu Señor, y tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás. Y lo pondré en mano de tus angustiadores, que dijeron a tu alma: Inclínate, y pasaremos por encima de ti. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran”. Dios hizo que Jerusalén bebiera del cáliz del aturdimiento (NVI: “la copa que te hacía tambalear”), lo cual los hizo temblar ante los babilonios. Sin embargo, los que afligieron a Jerusalén serán ahora los que beban esa copa, al ser entregados a sus captores. Como ya hemos explicado en Isaías 44:27-28, los babilonios estarán literalmente ebrios y también beberán de la ira de Dios. Los babilonios temblarán cuando los persas suban contra ellos. Los someterán a las mismas indignidades que ellos impusieron a los judíos. CAPÍTULO 52 4ª profecía Promesa de liberación de Babilonia 52:1-12 52:1-3 - “Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo. Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, El libro de Isaías 189 Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion. Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados”. En este pasaje, El Señor exhorta a Su pueblo a despertar del polvo y las cenizas de su cautiverio. Promete que los incircuncisos no pasarán más por la ciudad de Jerusalén, pero deberán esperar hasta la Segunda Venida del Señor para ver cumplida esta promesa. Sin embargo, hay un significado espiritual para todos nosotros en estos versículos. En algún momento el Señor podría desear recordarnos estos versículos para que sepamos cuándo terminará el tiempo de nuestro cautiverio personal. Cuando Dios nos hable de esta manera, deberemos movernos y salir de nuestras ataduras a una nueva libertad en Cristo. 52:4 - “Porque así dijo Jehová el Señor: Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para morar allá, y el asirio lo cautivó sin razón”. El Señor menciona el hecho de que Israel descendió a Egipto para habitar allí en paz, pero se cree que el faraón gobernante tenía ascendencia asiria, y debido a ello oprimió a Israel sin motivo. Posteriormente los asirios, durante los reinados de Pul hasta Asurbanipal, también oprimieron a los hijos de Israel, mientras duró la invasión. 52:5 - “Y ahora ¿qué hago aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es blasfemado mi nombre todo el día”. Se trata aquí del cautiverio babilónico cuando el pueblo de Dios sufrió un trato muy duro a manos de sus captores. Los babilonios blasfemaban continuamente el nombre de Jehová, Sal. 79:1-13. 52:6 - “Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente”. En otras palabras, el Señor dice que Él se glorificará a sí mismo al liberar a Su pueblo, de quien el enemigo ha abusado y se ha burlado. 52:7 - “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” El Señor aquí levanta a Sus profetas que declaran que se acerca la liberación prometida desde hace mucho tiempo. El profeta Nahum lo repite y anuncia la desaparición del imperio asirio como potencia mundial, Nah. 1:15. 52:8 - “¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion”. Cuando el Señor vuelva a traer a Sion prorrumpirán en cánticos los atalayas que vigilan los muros. Esta es una profecía aplicable al Milenio, pero creemos que tiene un significado muy real para la Iglesia en los últimos días. Cuando el Señor lleve a Sion a su plenitud, todos los atalayas (los ministros) hablarán una misma cosa. La verdadera unidad está por llegar, y todos los verdaderos ministros predicarán el mismo mensaje y seguirán al Señor juntos. ¡Gloria a Dios! 52:9 - “Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén ha redimido”. De manera que habrá gran gozo cuando el Señor redima a Su pueblo. 52:10 - “Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro”. Todas las naciones vieron la gran liberación que el Señor concedió a los judíos cuando derribó a Babilonia a través de Ciro e hizo libre a Su pueblo para que regresara a su propia tierra. Este es un tipo de la gran liberación que Dios traerá a Su pueblo cuando descienda sobre el monte de los Olivos en los últimos días, en Su Segunda Venida. 190 El libro de Isaías 52:11 - “Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová”. El Señor luego anima a Su pueblo a salir de Babilonia cuando los libere. Les ordena que no lleven ninguna de las cosas inmundas de Babilonia. Sus imágenes habían hecho que los hijos de Israel entristecieran al Señor, y habían provocado que Él los llevara al cautiverio babilónico. Otro pasaje que se relaciona con esta idea es cuando los hijos de Israel tomaron Jericó. Se les previno que no tocaran nada del anatema. En otras palabras, no debían tocar ninguna de las prendas o tesoros de los paganos. Cuando Acán lo hizo, Israel fue derrotado en Hai. No debemos tener nada que sea pagano entre nuestras posesiones: ídolos, esculturas y cosas por el estilo, para no provocar a celos al Señor. 52:12 - “Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel”. El Señor sacó a los judíos de Babilonia de manera muy ordenada. Ciro emitió el decreto y les devolvieron los tesoros del templo, y Zorobabel y Josué, el sumo sacerdote, los condujeron a Jerusalén. Siento que cuando Dios nos guía de una situación a otra, así debe ser. Es una de las señales que indican que el Señor nos está guiando. Sin embargo, cuando nuestros pasos son al azar, entonces eso habla más de guía humana que divina. 5ª profecía El Siervo sufriente 52:13–53:12 52:13-15 - “He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído”. Vemos con qué porte real el Señor se comportó durante Su ministerio terrenal. Cada uno de Sus movimientos y discursos estaban gobernados con gracia y con sabiduría. Por lo tanto, le fue otorgada la promesa de que sería exaltado hasta lo sumo, Fil. 2:9. Sin embargo, los que vieron Su sangre derramada, Su rostro desfigurado, y Su cuerpo retorcido y torturado sobre la cruz se asombraron. No obstante, con el derramamiento de Su sangre, pudo Él rociar a los pueblos de muchas naciones con esa preciosa sangre expiatoria. Reyes cerrarán sus bocas en asombro porque aquello que no les había sido revelado sobre la tierra les será revelado en Su Segunda Venida. El apóstol Pablo declara con claridad que los príncipes del mundo no habrían crucificado al Señor de la gloria si hubieran conocido la sabiduría de Dios que se manifestó en la crucifixión de Jesús sobre la cruz del Calvario. En 1 Corintios 2:7-8 dice: “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”. De esta manera, el propósito de la crucifixión estaba escondido de los gobernantes de este mundo, porque si lo hubieran comprendido, no habrían decretado Su muerte. Por ese motivo, en la cruz, el Señor oró así: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, Lc. 23:34. El libro de Isaías 191 CAPÍTULO 53 Este es uno de los capítulos más hermosos y asombrosos de toda la Biblia. En este pasaje, el profeta Isaías describe el plan y los propósitos de la crucifixión de Jesús alrededor de 700 años antes de que esta ocurriera. 53:1 - “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” En realidad, ¿quién creyó y comprendió realmente el mensaje de Isaías capítulo 53? Siglos después, el eunuco etíope pedía al evangelista Felipe que lo ayudara a comprender este mismo pasaje de las Escrituras, con el mismo dilema que tienen los judíos hoy en día. “Acudiendo Felipe, le oyó [al eunuco] que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús”, Hch. 8:30-35. 53:2 - “Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos”. Una vez más, Isaías habla aquí específicamente del Señor Jesús. En realidad, todo este capítulo se refiere únicamente a Cristo. Sin embargo, podemos llegar a tener estas mismas experiencias y experimentar la comunión de Sus sufrimientos. Isaías ve a Cristo como: 1) Un renuevo. Se refiere a Sus comienzos humildes y Su ternura. 2) Una raíz. Significa que descendió de la raíz de Isaí, Is. 11:1. 3) De tierra seca. Se refiere al hecho de que no vino en una época de avivamiento, sino durante un período de escasez espiritual en Israel. 4) Sin parecer en él ni hermosura. Su porte y vestimenta no eran propios de la realeza. Sus primeros años de vida no se destacaron, a excepción de Su incursión en los debates del templo. Sin embargo, debemos contrapesar esto con Su aspecto y Su porte que fueron muy sorprendentes cuando recibió la unción en el Río Jordán. Josefo describe Su estatura física como la de un hombre de más de 1,80 m. Su nariz era más romana que judía. Su cabello era castaño claro, con raya al medio, y apenas le llegaba a los hombros. Su tez era clara y Sus mejillas rosadas. Su aspecto era imponente, pero Sus rasgos no nos permitirían describirlo como impresionantemente bien parecido. Como tan acertadamente declara Isaías, Él es el varón de dolores, experimentado en quebranto. Además, Su mensaje no tenía ningún atractivo, y muchos lo rechazaron. No predicó un mensaje sencillo concerniente sólo a la manera en que el Señor nos puede bendecir. Predicó sobre la circuncisión del corazón y sobre cómo estar totalmente consagrado a cumplir la voluntad de Dios para nuestra vida. Este no es un mensaje que a las personas les agrade oír. 192 El libro de Isaías 53:3 - “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”. Hace muchos años, el Señor me visitó en nuestro apartamento, cuando mi querida esposa atravesaba una serie de operaciones del corazón. Se apareció a mí con Sus vestiduras blancas, resplandecientes, como el Señor nuestro Sanador. Luego giró y caminó hacia la pared; cuando volvió a mirarme, se había transformado en el “varón de dolores” que vio Isaías. Entonces me explicó que mi esposa y yo lo habíamos conocido como nuestro sanador, pero también debíamos llegar a conocerlo al compartir Sus sufrimientos. Significa que debemos salir fuera del campamento y llevar Su vituperio, He. 13:13. Al atravesar estas experiencias devastadoras, los demás tienden a esconder sus rostros de nosotros, y nos consideran como nada y como aquellos que no disfrutan del favor de Dios. 53:4 - “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido”. Aquí se revela la verdadera razón de Sus sufrimientos. A los ojos de Dios, fue el escogido para llevar la carga. Sufrió vicariamente por nuestros pecados. A los ojos de los hombres pareció como si Dios lo hubiera rechazado. Sin embargo, el versículo 4 se refiere más a las consecuencias de nuestros pecados que a la causa fundamental de ellos. Por lo tanto, Él sanó a todos los enfermos porque llevó nuestras enfermedades, Mt. 8:16, 17. Salmos 38:7 presenta la idea de que, en la cruz, al haber aceptado la copa llena de las iniquidades humanas en el huerto de Getsemaní, el cuerpo del Señor Jesús se llenó de una enfermedad repugnante: “Porque mis lomos están inflamados de fiebre, y nada hay sano en mi carne” (LBLA). 53:5 - “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Fue Cordero de Dios que quitó los pecados del mundo, Jn. 1:29. Sufrió específicamente de las siguientes maneras: 1) Fue herido por nuestras rebeliones al ser traspasado Su corazón por la lanza del soldado. 2) Fue molido por nuestros pecados al ser golpeado en el rostro, Lc. 22:64 y golpeado en la cabeza con una caña, Mr. 15:19. 3) El castigo de nuestra paz fue sobre Él, Mt. 26:67; Mr. 14:65. 4) Por su llaga fuimos nosotros curados, porque nuestro Señor soportó el dolor y la vergüenza de los azotes de los soldados romanos. Este es el cumplimiento de Salmos 129:3: “Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos”, como así también de Isaías 50:6: “Di mi cuerpo a los heridores”. En 1ª Pedro 2:24, se cita la última parte del versículo 5: “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”. 53:6 - “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. Aquí se compara al pueblo de Dios con ovejas. Esto nos permite entender por qué el Señor se llama a sí mismo el Buen Pastor en Juan 10:11. Las ovejas son prácticamente indefensas, dependen totalmente de su pastor para que las proteja y las guíe a pastos delicados. Las ovejas tienen además un intelecto muy bajo y se desvían con mucha facilidad del camino por el que se las ha guiado. Nosotros también nos alejamos con facilidad de las sendas de justicia para seguir nuestros propios deseos. Dios cargó toda nuestra iniquidad sobre el Señor Jesús. El libro de Isaías 193 Un pastor amigo nuesstro, australiano, tenía un rebaño de ovejas. Una de las ovejas hembras se salía constantemente de los límites de su propiedad, y él tenía que salir a buscarla en su bicicleta. Sin embargo, el Señor siempre le decía que no fuera rudo con ella, sino que la trajera de vuelta con ternura y amor. Después de varios meses de la misma conducta, nuestro amigo dijo a Dios: “¿Ella vale la pena, Señor?” El Señor le contestó: “¿Tú vales la pena? Haces lo mismo que ella, pero yo nunca te he abandonado, ¿no es así?” Sí, todos nos hemos descarriado como ovejas a veces, ¡pero alabado sea Dios que nuestro Buen Pastor nunca se ha dado por vencido con nosotros! 53:7 - “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. No sólo es el Buen Pastor, sino también el Cordero de Dios. Como tal, tiene las características admirables de un cordero: mansedumbre y sumisión. Cuando los trasquiladores van a tomar todo lo que un corderito tiene, este no abre su boca para quejarse. Que Dios nos conceda tener la misma mansedumbre cuando estemos delante de nuestros trasquiladores. Hace muchos años, estando en Austria, esto se hizo muy real para nosotros. Un amigo allí tenía un auto que había comprado en los Estados Unidos. Para llevarlo hasta ese país tuvo que ponerlo a nombre de otro ministro. Un día recibió una carta de la persona a cuyo nombre estaba el auto en la que decía que se lo iba a dar a cierto misionero que viajaría a Austria, y que tuviera la amabilidad de tenerlo listo para que se lo llevara. Yo le pregunté: “¿Qué vas a hacer?” Él respondió: “El Señor me recordó Isaías 53:7. Los trasquiladores se llevan todo lo que tú tienes, y este auto es en verdad todo lo que poseo. Dios me dijo que no puedo abrir la boca delante de mis trasquiladores”. Lavó el auto y se aseguró que estuviera limpio y listo para cuando viniera el misionero. Invitó al misionero a tomar el té, y luego le dio la llave del auto. Como Cristo delante de Pilato y sus acusadores, debemos guardar silencio y no defendernos, Mr. 15:3-5. 53:8 - “Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido”. El Señor fue sacado de la cárcel, o de confinamiento, antes de ir a la cruz. A un cordero se le saca del encierro antes de matarlo. Esta falta de actividad, mientras está confinado, hace que su carne sea tierna. Es una imagen del Señor de la Gloria antes de Su crucifixión. Usted encontrará que muchos creyentes en la historia de la Iglesia, como Pablo, fueron puestos en la cárcel antes de ser ejecutados, para que sus espíritus pudieran aquietarse y para que pudieran enfrentar la muerte con gran mansedumbre. Cristo fue crucificado por nuestras iniquidades y murió en la plenitud de Su vida. La pregunta que surge entonces es: ¿Quiénes son Sus descendientes, y dónde está Su simiente y linaje? 53:9 - “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca”. Su muerte fue muy injusta. Vemos con claridad que no hizo nada para merecer Su sentencia judicial de muerte. Nosotros también debemos estar preparados para sufrir en manos de las autoridades que pueden condenarnos injustamente. Este fue el caso de Jesús, del apóstol Pablo y de otros. Condenaron a Jesús junto con ladrones, pero Su sepultura fue la de un hombre rico, Mt. 27:57-60. Fue una señal de Dios de Su realeza. 53:10 - “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada”. ¿Por qué trataron tan mal al Señor? Porque al Padre le plujo quebrantarlo por nuestro bien. 194 El libro de Isaías La breve frase: “Jehová quiso quebrantarlo”, se ha vuelto muy real para nosotros de manera personal. El sufrimiento de mi querida esposa ha sido simplemente en Su voluntad, Dios lo permitió. La razón de los sufrimientos y dolor de Cristo fue sencillamente para que Su alma fuera una ofrenda por el pecado de otros. Pero, ¡alabado sea Dios! la recompensa de ser quebrantados y sometidos a aflicción en Sus manos es que tendremos una simiente eterna. El Señor prolongará nuestros días sobre la tierra como lo hizo con Abraham y Ezequías, entonces prosperará la obra que Él tiene para nosotros. 53:11 - “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos”. El Señor es justo y nos recompensa por todo el sufrimiento que nos hace pasar. A través del conocimiento comprendemos la razón del sufrimiento, y entonces podemos acudir a Dios en busca de la gracia abundante que necesitamos para soportar esas aflicciones y castigos en favor de otros. 53:12 - “Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”. Porque estuvo dispuesto a llevar el pecado de muchos y derramar Su alma hasta la muerte, el Señor repartirá la recompensa con los justos. Este versículo también encierra la idea que el Señor se convierte en un poderoso guerrero que toma los despojos del enemigo después de la batalla. Sin duda ese es el sentido de Colosenses 2:14-15: “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. El Señor reparte los despojos con aquellos que son fuertes de carácter. Por Su victoria en la cruz, donde llevó los pecados de muchos, el Señor tomó los despojos de Satanás y sus huestes. Esto también podría significar que las almas de hombres y mujeres que eran cautivos de Satanás por pecados y ataduras fueron liberadas. Debemos recordar que esto es una verdad también para nosotros. Siempre debemos interceder por los transgresores por quienes sufrimos. En esta exégesis de Isaías 53, he intercalado algunos testimonios personales con el relato de Cristo en la cruz. Existe autoridad bíblica para eso. En Colosenses 1:24 el apóstol Pablo dice claramente: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por Su cuerpo, que es la iglesia”. Por lo tanto, como creyentes, en lo personal, también tenemos el privilegio de compartir los sufrimientos de Cristo. El libro de Isaías 195 CAPÍTULO 54 6ª profecía El cántico de la estéril 54:1-17 54:1 - “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová”. A través de toda la Palabra de Dios, hay una verdad muy notable con respecto a las mujeres estériles. En la Biblia encontramos seis mujeres estériles importantes que dieron a luz hijos de gran trascendencia, a los cuales Dios usó para convertirse en libertadores de Su pueblo. LAS SIETE MUJERES ESTÉRILES DE LA BIBLIA 1) Sara, que dio a luz a Isaac. 2) Rebeca, que dio a luz a Esaú y Jacob. 3) Raquel, que fue madre de José. 4) Rut, que dio a luz a Obed (del linaje de David) 5) La esposa de Manoa, que dio a luz a Sansón. 6) Ana, que fue madre de Samuel. 7) Elizabet, cuyo hijo fue Juan el Bautista. La esterilidad posee además un significado espiritual para nuestra vida. En Gálatas 4:27 Pablo dice: “Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido”. Por lo tanto, si Dios ha de usarnos para dar nacimiento a una obra, debemos entender que tendremos que pasar por un tiempo de esterilidad espiritual para que podamos ser purificados, para que el nacimiento de esa obra sea de Dios, y no de nuestro propio esfuerzo. La desolada significa que quizás no trabajemos junto a otras personas en la etapa inicial de nuestro ministerio. Jeremías dijo que se sentó sólo debido a la mano de Dios sobre su vida, Jer. 15:17. 54:2 - “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas”. Llega el momento en que el Señor bendice, entonces se presentan otros desafíos. El ensanchamiento se produce por las demandas de los demás. Quizás, si somos responsables de una iglesia o congregación, se necesite más espacio para beneficio de todos. Se hacen necesarios más edificios. Esto nos obliga a comenzar un programa de construcción. Y además tenemos que ocuparnos de los misioneros, las necesidades de los jóvenes, los huérfanos, los ancianos o los enfermos. Ellos ruegan que les demos espacio, y por difícil que parezca, debemos permitir que Dios haga que ellos nos “ensanchen”. El ensanchamiento no es sólo natural, sino espiritual; ocurre en nuestro corazón, comparar Sal. 119:32. 196 El libro de Isaías 54:3 - “Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas”. Nuestro confinamiento llegará a su fin. Nuestra descendencia irá a todas partes y heredará a los incrédulos, Sal. 2:8. Aun aquellos lugares que alguna vez conocieron el evangelio y luego lo rechazaron volverán a la vida. Debemos poner todo nuestro esfuerzo en perfeccionar a nuestra simiente espiritual y ayudarla a madurar, porque ellos irán a lugares a los que nosotros nunca podríamos ir y tendremos una herencia allí a través de su vida. Después de todo, anhelamos un fruto abundante, eterno y que permanezca, Jn. 15:16. 54:4 - “No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria”. El versículo 4 es de consuelo para los que han atravesado por pruebas y han sentido que fueron abandonados por el Señor y también por otros creyentes. Estos dos aspectos de la vergüenza merecen un comentario: 1) La vergüenza de la juventud. Vivimos días en los cuales quizás hemos vivido disipadamente y cometido toda clase de actos vergonzosos. El apóstol Pablo, al escribir a su hijo espiritual Timoteo, dice: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Ti. 2:22). En su lecho de muerte, Charles Darwin pidió que abrieran las ventanas de su habitación para poder oír un himno que cantaban en una iglesia cercana. “Pero”, respondió la criada, “yo pensaba que usted no creía en el Creador”. “Oh”, respondió el autor de El origen de las especies, “eso fue tan solo la locura de una mente juvenil”. 2) El reproche de la viudez. Esto puede referirse al desprecio evidente que muchos tienen por las viudas, en especial en Medio Oriente. Sin embargo, existe también un aspecto espiritual que no debemos pasar por alto. Muchas veces nuestra iglesia o la organización que nos sostiene se desvinculará de nosotros. Por ejemplo, durante la renovación carismática, muchos descubrieron que estaban obligados a dejar sus iglesias denominacionales porque estas no seguían el mover de Dios y les faltaba visión. Había un sentir de salir del campamento, para llevar el reproche de Cristo. El Señor, en Su infinito amor y compasión, nos hace olvidar estas dos formas de vergüenza y nos introduce en una relación con Él muy bendecida, que otras personas que nos han reprochado luego comienzan a envidiar. 54:5 - “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”. Con mucha frecuencia me he sentido impulsado a guiar a viudas afligidas a este pasaje de la Biblia con la seguridad de que el Señor se convertirá en su esposo, en el sentido de ser su proveedor y protector. 54:6 - “Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo”. El Señor muy a menudo se encuentra con Su pueblo en sus valles de la desesperación. Este es un ejemplo típico. Una mujer es abandonada, divorciada y rechazada por su esposo con quien se casó cuando eran jóvenes. Él está ahora con otra mujer y, naturalmente, ella tiene una gran aflicción de espíritu. Pero el Señor la alcanza y la llama, y le da un nuevo plan para su vida. 54:7 - “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias”. Esta es una persona que aparentemente ha sido abandonada en lo que es la prueba más devastadora de su vida: Su cónyuge se acaba de divorciar de ella y el Señor parece estar lejos. Sin embargo, he visto con frecuencia que los divorcios El libro de Isaías 197 tienen dos facetas. Cuando una pareja mira desde el punto de vista del Señor las situaciones que los llevaron a la separación, ambas partes deben reconocer su cuota de responsabilidad. 54:8 - “Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor”. La ira del Señor se enciende contra la parte considerada inocente, que, en realidad, no lo era en su totalidad. Sin embargo, cuando se humillan con arrepentimiento delante de Él, Dios vuelve a mostrar Su misericordia y Su compasión, las cuales Él promete que nunca se irán. 54:9 - “Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré”. El Espíritu Santo puede recordarnos estos versículos para que los apliquemos en cualquier etapa y acontecimiento de nuestra vida. El Señor nos habla o trata con algo en nuestra vida que merece Su juicio. Por lo tanto, Él oculta Su presencia de nosotros hasta que arreglemos las cosas. Después de eso, nos revela Su bondad y Su misericordia en una nueva dimensión. 54:10 - “Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti”. El Señor concluye este pasaje de consuelo con la promesa de que el pacto bendito de Su paz será la porción de los que han experimentado Sus fuegos purificadores. No sólo anhelamos tener paz con Dios, la cual es maravillosa en sí misma, sino que también deseamos una profunda impartición de Su tranquilidad, Jn. 14:27. Filipenses 4:7 dice: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. La paz con Dios es experimentar Su perdón. Tener la paz de Dios es conocer Su carácter. 54:11-12 - “Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas”. Todos estamos llamados a atravesar las tempestades de la vida, en las cuales somos zarandeados y sacudidos con los vientos huracanados de las tormentas de la adversidad. Pero el Señor promete darnos la estabilidad que únicamente puede proveer un edificio sólido: fundamentos o cimientos de zafiros que en lo espiritual representan gemas de verdades que nos sostendrán, como sucede con las verdades fundamentales de Hebreos 6:1-3. El pensamiento en el hebreo original es más el de decorar o adornar la ciudad de Jerusalén con piedras centelleantes y joyas preciosas. Sin embargo, yo he interpretado estos versículos como me han sido revelados a través de los años para mi consuelo, en la manera en que se aplicaban a mi vida personal. Estas diversas piedras se refieren a verdades, virtudes y riquezas espirituales que el Señor promete colocar en nuestra vida, porque Él dijo que la sabiduría y la ciencia serán la estabilidad de nuestros tiempos y la fortaleza de nuestra salvación, Is. 33:6. 54:13 - “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos”. El Señor ahora retoma la idea de nuestros hijos espirituales. Qué bendita promesa es esta. Es similar a las misericordias firmes a David. Dios prometió cuidar de la descendencia de David, Sal. 89:29-37. Estas son las dos cosas que todo padre desea para sus hijos: que reciban la instrucción del Señor y que tengan paz en su corazón. Si hemos entrado en una 198 El libro de Isaías relación de pacto con Dios, nuestros hijos espirituales (y físicos) experimentarán estas bendiciones. 54:14 - “Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti”. Anhelamos ser establecidos en justicia y ser llenos de la justicia (rectitud) de Dios, como lo prometió el Señor. En Mateo 5:6 Cristo dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Luego encontramos la promesa con respecto a la protección contra el terror, que es muy parecida a Salmos 91:1-10. 54:15 - “Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá”. Es inevitable que los impíos y aun nuestros hermanos se reunan contra nosotros. Siempre existen al menos dos campamentos en la iglesia: Ismael e Isaac. El que es nacido de la carne siempre persigue al que es nacido del Espíritu, Gá. 4:29. Sin embargo, aquellos que vengan contra nosotros, por la providencia y la bondad de Dios caerán; para nuestro bien. 54:16 - “He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir”. El Señor creó a todos los que se han levantado contra nosotros. Él creó al herrero que fabrica el instrumento (o la espada) usado para atravesar nuestras almas. Dios también crea al destructor que devora nuestras obras. Por supuesto, el destructor sólo puede llegar hasta donde Dios dice. 54:17 - “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová”. Durante muchos años mi esposa y yo nos hemos aferrado a esta gloriosa promesa. El Señor nos la ha recordado una y otra vez en todas las circunstancias de la vida. Cuando el enemigo parece estar en una posición en la que nos superará por completo, Dios nos recuerda este pasaje; y la tormenta interior se aquieta y vuelve a reinar la paz cuando meditamos en estas palabras. CAPÍTULO 55 7ª profecía Las misericordias firmes a David 55:1-13 55:1-2 - “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura”. En estos versículos el profeta hace una invitación a los sedientos a venir a las aguas de vida. Ningún dinero puede comprar ese privilegio. El requisito es el deseo de venir. Para participar de las bendiciones de Dios debemos tener sed y hambre de ellas, Jn. 7:37-38. Sin embargo, hay un precio que pagar para recibir las bendiciones del Señor y para recibir la verdad, como lo explica Proverbios 23:23: “Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, El libro de Isaías 199 la enseñanza y la inteligencia”. La verdad tiene un precio que el dinero no puede pagar. Es una consagración absoluta a la Palabra y al Espíritu. El vino habla del Espíritu, y la leche habla de la Palabra de Dios. Sin embargo, somos tan proclives a gastar nuestro dinero y tiempo en aquello que no satisface. Hace muchos años, cuando era codirector de una misión en Suiza, esto se hizo muy real para mi propia vida y corazón. Desempeñaba diversas tareas como director de nuestro hotel cristiano y también tenía responsabilidades en el instituto bíblico; pero en mi corazón había un llamado para los campos misioneros en el Tercer Mundo. Para facilitar el traslado en aquellas regiones de bosque tropical pensé que sería ideal un avión pequeño y liviano. Por lo tanto, decidí tomar clases de vuelo. Salía muy temprano por la mañana y conducía hasta el aeropuerto para encontrarme con el instructor. Volaba sobre el hermoso Lac Leman durante una hora, después conducía como Jehú de regreso a mis tareas como director, y supervisaba el servicio de desayuno en el hotel. Un día, luego de un estimulante vuelo matutino y mientras manejaba por los caminos sinuosos de los Alpes suizos de vuelta al hotel, el Señor me habló este versículo. Supe entonces que tenía que tomar una decisión: seguir volando y enflaquecer mi alma, o abandonar y enriquecer mi alma con la sustancia espiritual de Su Palabra. Dios me concedió la gracia para dejar de volar. Por favor, entiéndame; volar no era la voluntad de Dios para mi vida. Sin embargo, he profetizado a otras personas que el Señor quería que ellos volaran, lo cual hicieron y recibieron bendición. Pero para mí era diferente. Gastaba dinero en algo que no me sería de provecho. Para otras personas, la elección podría incluir otras cosas. El asunto es que Dios nos muestre de manera personal cuál es Su voluntad para nuestra vida y qué es lo que Él nos pide que dejemos. 55:3 - “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”. Si tomamos la decisión correcta se nos hace otra invitación. Oiremos a Dios, Él hará un pacto con nosotros, y seremos partícipes de las misericordias firmes a David. Estas misericordias consisten en que el Señor será un Padre para nuestra descendencia física y espiritual, 2º S. 7:14. Los versículos 4 y 5 también forman parte de la bendición de las misericordias firmes a David. 55:4 - “He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones”. Como con David, el Señor nos convertirá en líderes en Su Iglesia, con responsabilidad sobre Su pueblo. También, nos hará testigos o modelos de algún aspecto especial de Su verdad o bendición. Pablo, por ejemplo, fue una demostración de la paciencia (longanimidad) de Cristo para con las personas, 1ª Ti. 1:16 LBLA. 55:5 - “He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado”. Vemos aquí el glorioso privilegio de tener un llamado misionero a otra nación, porque el llamamiento y la unción del Señor son precisamente para ese propósito. Nuestra rama se extenderá sobre el muro y tendremos fruto en muchas partes de la tierra, Gn. 49:22; Sal. 2:8. 55:6 - “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”. Una de las verdades más impresionantes de la Biblia es que el Señor pone límite al día en que podemos decidir obedecerlo. En Hebreos 4:7 el apóstol Pablo dice: “Otra vez [el Señor] determina un día: Hoy, diciendo después de tanto 200 El libro de Isaías tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones”. Cierto joven que había asistido a la iglesia durante varios meses no entregaba su corazón al Señor. El pastor de la iglesia le rogó desesperadamente durante meses que lo hiciera, pero él no tomaba la decisión. En otra ocasión, el pastor tuvo la profunda impresión que debía guiar al joven a la salvación esa misma noche, o no tendría otra oportunidad. El pastor le dijo: “Por favor, ¿no quisieras entregar tu corazón al Señor en esta noche?” El joven respondió: “Lo pensaré; quizás mañana”. Esa noche, cuando salió de la iglesia, tuvo un accidente automovilístico fatal. Dios había puesto un límite para el joven, y lo había desperdiciado. ¡Dios “determina un día”! Esta verdad también está ejemplificada en el viaje de los hijos de Israel. En Cades-barnea Dios dijo al pueblo que se levantara y poseyera la tierra. Se negaron, y, en consecuencia, Dios les dijo que vagarían en el desierto durante cuarenta años y nunca heredarían la tierra prometida. Al día siguiente fueron a Moisés y le dijeron: “Hemos pecado. Iremos hoy y poseeremos la tierra”. Moisés les dijo que no podían pero insistieron. Así que entraron en la tierra y los derrotaron, Nm. 14–15. A veces Dios determina un día. Por lo tanto, estemos prontos a obedecer cuando Dios habla. Un día puede ser demasiado tarde, como lo fue para los hijos de Israel en Cades-barnea. 55:7 - “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. El llamado para el que se ha descarriado es claro. Debe abandonar el pecado y los pensamientos malvados; porque según sea el pensamiento del corazón del hombre, así es él, Pr. 23:7. Sólo bajo estas condiciones el Señor tendrá misericordia y perdonará. Recomendamos también un estudio detallado de Oseas 14:1, 2. 55:8-9 - “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. El profeta Jeremías declara que no es del hombre ordenar sus pasos, Jer. 10:23. Por lo tanto, debemos confiar en que el Señor nos enseñará el camino a seguir. Proverbios 3:5-6 dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. Además, “Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino”, Sal. 25:9 NVI. Asi que, necesitamos clamar que el Señor nos permita tener Su mente, 1ª Co. 2:16. Los caminos de Dios son mucho más altos que nuestros caminos. Por ese motivo, es fundamental que no presumamos (cuando surgen situaciones y debemos tomar decisiones) que sabemos la respuesta. En lugar de eso, en cada situación, grande o pequeña, tengamos la sabiduría y humildad de corazón para consultar al Señor. 55:10-11 - “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. La palabra que Dios nos da se cumple si nosotros cumplimos con las condiciones. Esta es una de las cosas más seguras de la vida. El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía, Ap. 19:10. Timoteo pudo militar la buena El libro de Isaías 201 milicia en razón de las profecías que se hicieron antes en cuanto a él, 1ª Ti. 1:18. La Palabra de Dios es creadora y tiene el poder de hacer que ocurra lo que Dios ha hablado. Por lo tanto, vivimos como dijo el Señor Jesús: “De toda palabra que sale de la boca de Dios”, Mt. 4.4; Dt. 8:3. 55:12 - “Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso”. El versículo 12 será nuestra experiencia cuando reverenciemos y atesoremos aquello que el Señor nos ha hablado de manera personal, pues Él nos permitirá pasar las pruebas. Se repite aquí la promesa hecha a los cautivos en Babilonia, Is. 52:12. Sin embargo, se aplica a nosotros, ya que Dios en Su misericordia nos la da para que salgamos de nuestras cautividades con gozo y regocijo. De manera figurada, las montañas y los árboles representan a las personas que se regocijarán con nosotros cuando seamos librados de nuestro cautiverio. Solíamos viajar continuamente por el mundo. En una época viajamos durante siete años sin parar. Sin embargo, cada vez que íbamos de un lugar a otro, mi esposa tenía gran gozo en su corazón cuando hacía las valijas. Siempre partíamos con gozo y una nueva expectativa de lo que Dios iba a hacer en el siguiente lugar. Hemos vivido haciendo valijas la mayor parte de nuestra vida, pero siempre nos hemos gozado al ir de un lugar a otro. 55:13 - “En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída”. Entonces el dar fruto será nuestra porción. La zarza y la ortiga se refieren a las heridas del corazón y a la aflicción, que darán paso a la fortaleza y la seguridad. Como Sus prisioneros de esperanza, Zac. 9:12, en todas estas circunstancias debemos aferrarnos a la promesa que Él nos dará el fin que esperamos, Jer. 29:11. El propósito final de todas nuestras pruebas es que el Señor, a través de ellas y de nuestras cautividades y tinieblas, vea glorificado Su nombre. Sin duda, con la liberación de los judíos de Babilonia y la reconstrucción de Jerusalén, Dios ha colocado en la Biblia, para testimonio a toda la humanidad, una señal eterna de que Él es el Dios que cumple Su Palabra. CAPÍTULO 56 8ª profecía La promesa al eunuco y al extranjero, 56:1-8 56:1-2 - “Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal”. Encontramos aquí un llamado a la justicia. La urgencia extrema del mismo es que el Señor está a punto de revelar Su salvación. Este llamamiento está relacionado con la aparición personal del Señor Jesús cuando Juan el Bautista lo presentó. Él dará Su justicia, que es por fe, a todos aquellos que crean. Existen dos aspectos relacionados con la observancia del día de reposo: 202 El libro de Isaías 1) Guardar el día del Señor (domingo) como un día especial consagrado a Él. 2) Entrar en Su día de reposo. Hebreos 4:3 desarrolla esto. El reposo de Dios significa dejar nuestras propias obras y permitir que Él dirija nuestra vida por completo para que seamos santos así como Él es santo. Al examinar los versículos que siguen podemos ver que este capítulo se aplica a los creyentes del Nuevo Testamento. Ahora se incluye a los que en el Antiguo Testamento estaban excluidos de participar en el servicio para el Señor. 56:3-4 - “Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto”. Los eunucos, que según Levítico 21:20 estaban expresamente excluidos, ahora están invitados sólo si eligen las cosas que agradan al Señor. 56:5 - “Yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá”. De manera que estos eunucos recibirán un nombre mejor que si hubieran engendrado hijos e hijas que prolongaran su nombre. Esto también se aplica a los que han recibido mandamientos del Señor de no tener hijos, o no casarse, como se le ordenó a Jeremías: “No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar”, Jer. 16:2. Ellos tendrán muchos hijos espirituales. 56:6 - “Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto”.En algunos casos, a los hijos del extranjero no se les permitió entrar en la congregación de Israel hasta la décima generación. El propósito era mantener una simiente santa. Deuteronomio 23:3 dice: “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre”. Se invita ahora a servir al Señor a los hijos de extranjeros que estaban descalificados por la ley. Si se unían a Dios y lo amaban, y si guardaban el día de reposo como ya hemos mencionado en el versículo 2, y si se aferraban a la salvación y no la descuidaban, no serían descalificados, He. 2:1-3. Apropiémonos de las promesas de Dios y no las descuidemos como hizo Esaú. 56:7 - “Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”. En la era neotestamentaria, el Señor abrió el camino a Su santo monte de Sion y permitió a Su pueblo gozarse en Su casa de oración. Creemos con firmeza que una de las pruebas de la bendición de Dios sobre una iglesia o congregación es que sea multicultural y de esta manera atraiga y tenga impacto sobre personas de muchas naciones. 56:8 - “Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados”. Como si fuera necesaria otra prueba, el Señor promete reunir a otros además de Israel. En Juan 10:16 Jesús cita este mismo versículo: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. En Efesios 2:19 el apóstol Pablo escribe a la iglesia gentil: “Así El libro de Isaías 203 que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. 9ª profecía Reprobación de los pastores ciegos 56:9–57:21 56:9-12 - “Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente”. En los últimos versículos de este capítulo el Señor habla de la condición de Jerusalén en los días de Isaías. Descripción de los pastores (o ministros) de Israel en la época de Isaías 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) 9) Ciegos. Ignorantes, Ro. 10:3. Mudos (incapaces de entender o explicar la Palabra de Dios). No pueden ladrar; no advierten a otros del peligro que se aproxima. Les encanta dormir (todos los que han logrado algo para Dios se han levantado temprano en la mañana). Codiciosos, 1ª Ti. 6:6. Faltos de entendimiento, Pr. 4:7. Buscan su propio beneficio y no el beneficio de la congregación. Ebrios (San Agustín dijo: “Resulta más fácil la abstinencia que practicar la templanza”). De esta manera, vemos cómo eran los pastores (o atalayas) descarriados de Israel en esta época. Que Dios nos conceda la disposición de examinarnos, para no ser culpables de los mismos errores. Tengamos cuidado con nuestro estilo de vida. En 2ª Timoteo 2:15 dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. También debemos recordar la exhortación de Tito 2:12: “Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”. CAPÍTULO 57 57:1-2 - “Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios”. Los justos son guardados en tiempos de juicio. Podemos comprobar esto en el caso de 204 El libro de Isaías Matusalén y Lamec, quienes vivieron en la época del diluvio. El nombre de Matusalén significa: “A su muerte las aguas avanzarán”. Murió a la edad de 969 años, el mismo año del diluvio. Lamec murió a la edad de 777, cinco años antes del diluvio. El Señor se llevó a estos dos hombres justos antes de la catástrofe. He visto esto en muchos incidentes de mi propia vida, dos de los cuales compartiré a continuación. Una estudiante de nuestro instituto bíblico en Suiza, de veintidós años, llamada Madeline recibió el llamado a las misiones en África. Sin embargo, falleció en el instituto. Pregunté al Señor por qué había muerto y Él me dijo: “Lo entenderás a su debido tiempo”. La muchacha que la reemplazó viajó a África y vivió varias experiencias trágicas que hicieron que muriera de pena. Dios dijo: “¿Ves? Guardé a Madeline de esa tragedia porque ella halló gracia ante mis ojos”. Otro incidente fue el caso de una niñita de sólo cuatro años de edad. Era hija de un pastor. Sus padres, quienes tenían otros hijos, la describieron como un angelito, casi perfecta. Tenía una gran dulzura. Sin embargo, falleció de manera bastante inesperada. Visité a sus padres inmediatamente después de su muerte y el Señor me recordó Isaías 57:1, 2. Ellos entonces comprendieron que Dios que conoce el futuro la guardó de una tragedia terrible, y eso les sirvió de consuelo en su dolor. Los caminos de Dios son perfectos. Confiemos completamente en Él. Esta misma escena se repetirá antes de la Gran Tribulación. El Señor se llevará a algunos de los justos con Él para guardarlos de las atrocidades que ocurrirán durante los últimos tiempos. 57:3-4 - “Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación del adúltero y de la fornicaria. ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa”. Después de hablar de la dicha de los justos el Señor se dirige a los que están inmersos en caminos adúlteros. Condena las acciones de la descendencia de los adivinos y las prostitutas, la simiente de falsedad, los hijos de mentirosos y los rebeldes. 57:5-6 - “Que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas?” ¿En verdad pueden ellos esperar que Dios transija y no los castigue por su inmoralidad e idolatría? Las dos cosas, como ya hemos dicho antes, a menudo van juntas. 57:7-8 - “Sobre un monte alto y encumbrado, pusiste tu lecho, y hasta allí subiste para ofrecer sacrificios. Detrás de tu puerta y de tus postes has puesto tus símbolos paganos. Te alejaste de mí, te desnudaste, subiste al lecho que habías preparado; entraste en arreglos con la gente con quienes deseabas acostarte, y contemplaste su desnudez” (NVI) . Hacían un espectáculo público de sus adulterios. No conocían la vergüenza. 57:9 - “Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad del Seol”. La NVI traduce rey como “Moloc”, pero el hebreo es “Melec”, que es el nombre de un rey. El Señor aquí reprende a Su pueblo descarriado por acudir al rey con un obsequio de ungüento y perfumes. A propósito, esta es la práctica normal en Medio Oriente para obtener el acceso a la presencia del rey. El libro de Isaías 205 Sin embargo, como declara con claridad Oseas 12:1, se dirigían al rey pagano de Asiria. “Efraín se apacienta de viento, y sigue al solano; mentira y destrucción aumenta continuamente; porque hicieron pacto con los asirios, y el aceite se lleva a Egipto”. Por realizar alianzas con la peor forma de paganismo, cayeron hasta las puertas del infierno. 57:10 - “En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste”. Aunque estaban cansados de ir de un rey pagano a otro en busca de ayuda, decidieron con desesperación continuar en sus caminos idólatras. 57:11 - “¿Y de quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido?” En realidad, acudían precisamente a los que eran sus enemigos a quienes temían. No se volvieron al Señor, ni reflexionaron en todos Sus hechos maravillosos del pasado. Sin embargo, en lugar de castigarlos, Dios aparentemente pasó por alto lo que hacían. Esto nos recuerda Isaías 30:18: “Jehová esperará para tener piedad de vosotros”, y Hechos 17:30, donde Pablo declara que Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia de ellos. Esta última frase es una traducción muy fidedigna del texto original en hebreo y se ha traducido así en diversas versiones. 57:12 - “Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán”. Todos sus esfuerzos y obras van a ser totalmente inútiles porque Dios los va a juzgar. 57:13 - “Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte”. El Señor dice a Israel: “Cuando clames a causa del enemigo, deja que las compañías de soldados que has buscado en otras naciones vengan y te salven. Pero sabe esto: ellos huirán. Por lo tanto, pon tu confianza en el Señor y heredarás la tierra y el monte de Sion”. Que podamos aprender esta lección fundamental. Sólo en el Señor podemos hallar liberación. 57:14 - “Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo”. Entonces el Señor dirá: “Quiten cada tropiezo y obstáculo de mi pueblo para que puedan venir a mi santo monte”. Se refiere a todos los que han depositado su confianza en Dios. 57:15 - “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. El Señor declara aquí Su naturaleza como el único absolutamente santo. A continuación y con gran misericordia revela las virtudes que son necesarias para tener comunión y habitar con Él: un espíritu contrito y humillado. En Salmos 51:17 el rey David habló de manera similar: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Que el Señor pueda producir en nosotros esa santa humildad y contrición, un sentido de verdadero quebrantamiento, de manera que estemos muy conscientes de que somos nada y nos volvamos totalmente dependientes de Él. 206 El libro de Isaías 57:16-18 - “Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados”. El Señor ahora habla a Su pueblo de restauración. Dios no nos reprende para siempre. Si lo hiciera, seríamos como un niño al que siempre están corrigiendo y quien termina siendo ingobernable y dándose por vencido. Por ese motivo, un pastor debe tener mucho cuidado de no “castigar” y abusar verbalmente de las ovejas de su congregación, 1ª Pedro 5:2. Las personas necesitan ser animadas. El camino ya de por sí es difícil, sin la necesidad de poner sobre él el gobierno de un pastor legalista. Por favor, no me malinterprete. Tengo hambre y sed de la verdadera santidad. Pero sólo se consigue con la gracia, no con los atavíos externos de la ley. El Señor luego señala el problema en forma específica: Su pueblo está entregado a la codicia. Por lo tanto, se enojó y escondió Su rostro de ellos. Él ve ahora su corazón arrepentido y los sanará. Como un médico que primero debe abrir la herida para poder sacar la infección y luego coloca el vino y el aceite, el Señor, el Gran Médico, promete que volverá a guiar y consolar a Sus escogidos. En los últimos versículos de este capítulo Dios hace diferencia entre el justo y el impío. 57:19 - “Produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré”. Es el Señor quien pondrá palabras de alabanza en los labios de Su pueblo. Ofreceremos continuamente sacrificio de alabanza a Dios, que es el fruto de nuestros labios, y confesaremos Su nombre, He. 13:15. Él hablará palabras de paz a los que están lejos en cautiverio, así como también a aquellos que son los defensores de Jerusalén en los últimos días. El Señor vuelve a prometer sanidad a Su pueblo. 57:20 - “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo”. El Señor ahora se dirige a los impíos y describe su lamentable condición. Los malvados experimentan espantosa agitación y aflicción en su corazón. No conocen la paz mental y la profunda calma del corazón que es la bendita porción de los justos. 57:21 - “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos”. Esta sección concluye de la misma manera que la de Isaías 48:22. Lo vemos en su andar dificultoso, lo oímos en Sus palabras, y lo vemos en su ceño fruncido. Oh, qué tormentos experimentan los impíos a causa de sus elecciones. Sin embargo, si se volvieran a Dios, hallarían descanso para sus almas, Mt. 11:29. El libro de Isaías 207 Parte Dieciséis 58:1–66:24 LOS LIBERADOS CAPÍTULO 58 1ª profecía El verdadero ayuno del Señor 58:1-14 58:1 - “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado”. Podemos estar tan ciegos que sea necesario que el Señor dé la orden para que nos sean mostrados nuestros pecados. No obstante, las personas religiosas son a menudo las más ciegas, en términos espirituales. Cuando Job atravesaba su terrible prueba, sus amigos no lograron determinar el verdadero problema. Un hombre mucho más joven, Eliú, debió señalar a Job el error de su camino. No podemos decir a la gente tan solo que está en pecado, debemos ser específicos. 58:2 - “Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios”. Es una nación que, a sus propios ojos, está haciendo lo correcto. Se deleitan en buscar al Señor, investigan en Su Palabra, y hasta consultan a Dios sobre asuntos de justicia. Su deleite es el Señor mismo. Sin embargo, Dios no se reúne con ellos porque hay pecado en su vida. La culpa es de los pastores, por no mostrarles dónde están errando. 58:3 - “¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores”. Ellos estaban conscientes de que el Señor no les respondía cuando ayunaban. De manera que Dios les revela la causa: porque aunque ayunaban oprimían a sus trabajadores. Sencillamente ayunaban por celo religioso, no con corazón puro. 58:4 - “He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto”. Ayunaban con el principal objetivo de ganar supremacía sobre sus oponentes o prójimos. Sería como tratar de manipular a Dios para que obre a nuestro favor en un asunto malvado. A veces las personas ayunan y oran con motivos perversos. 58:5 - “¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?” Era un ayuno externo, en el sentido que aquellos que ayunaban practicaban toda clase de abnegación. Sin embargo, este no es el ayuno que el Señor desea. 208 El libro de Isaías 58:6 - “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?” El Señor desea un ayuno espiritual que rompa las cadenas de impiedad, donde hombres y mujeres se vuelven a la justicia con respecto a sus tratos con los demás y rompen todo yugo que se han impuesto unos a otros. En términos espirituales, es orar unos por otros y derribar las fortalezas espirituales en las vidas de los demás. Dios se deleita en esta clase de ayuno. 58:7 - “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” El verdadero ayuno consiste en olvidarnos de nosotros mismos y pensar en las necesidades de otros. Debemos dar de comer al hambriento, vestir al que está desnudo y preocuparnos y dar refugio a los que no tienen techo. También debemos ocuparnos de nuestros familiares. En 1 Timoteo 5:8 dice: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”. El Señor recompensará a los que ayunen en verdad y justicia. 58:8 - “Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia”. Si hacemos esto, el Señor nos pondrá en alto, en luz y gloria, y disfrutaremos no sólo de sanidad, sino también de salud divina. En efecto, esta es una de las claves para recibir sanidad. Nos conocerán por nuestra justicia, y la gloria y la presencia de Dios serán nuestra protección. 58:9 - “Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad”. Entonces el Señor oirá nuestras oraciones y vendrá a nosotros. Abandonaremos el hábito vil de criticar y acusar a los demás. Con respecto a este pecado, he observado que los que acusan a otros a menudo son culpables del mismo pecado, Ro. 2:1. 58:10 - “Y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía”. Si mostramos compasión al necesitado, entonces tendremos luz en nuestras épocas de tinieblas, y el Señor nos colocará en un lugar destacado. 58:11 - “Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”. De manera que, el Señor continúa con estas hermosas promesas: 1) 2) 3) 4) Guía. Nuestras almas estarán satisfechas cuando los demás experimenten sequía espiritual. Dará vigos a nuestros huesos, lo cual significa que nos proveerá alimento natural. Nuestro corazón será como un huerto bien regado, que es una cita de Cantar de los Cantares 4:12-16. Se refiere a nuestro corazón lleno de todo el fruto maravilloso del Espíritu que enumera Gálatas 5:22, 23. 5) Entonces tendremos, como dijo Jesús en Juan 4:14, la fuente del agua viva del Espíritu que salta continuamente de los lugares más recónditos de nuestro ser. 58:12 - “Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”. Nuestra simiente espiritual, en quien tenemos herencia, edificará los lugares que alguna vez dieron fruto pero se han vuelto estériles por descuido, El libro de Isaías 209 desesperanza, o desaliento. Nuestra descendencia espiritual edificará las bases para muchas generaciones. Esta es una de las promesas más gloriosas de toda la Biblia: que nuestra simiente e influencia espirituales se extenderán más allá de nuestro tiempo de vida. Uno de los grandes aspectos del verdadero avivamiento es la restauración. Aquellas brechas que se han creado entre el pueblo de Dios, ya sea de manera individual o entre denominaciones, serán sanadas. Finalmente, encontramos aquí la idea de nuestros hijos espirituales como los restauradores de las calzadas (o las moradas) donde las personas alguna vez adoraron. 58:13 - “Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras”. Las promesas del versículo 14 son condicionales, como lo son todas las promesas de la Biblia, y en el versículo 13 se presentan los seis requisitos: 1) Hacer Su voluntad y no la nuestra en el día del Señor. 2) Deleitarnos en Su día y en la posibilidad de acudir a la iglesia, y gozarnos en Su casa de oración. 3) Hablar con respeto de los ministros del Señor, y recordar que son santos en virtud del hecho que son llamados, escogidos y Sus representantes. 4) Honrar al Señor en todo tiempo y recordar que Él honrará a quienes lo honran. 5) Además, no hablar nuestras propias palabras y recordar que estamos llamados a ser los mensajeros del Señor y a hablar como oráculos de Dios. 6) Finalmente, no andar en nuestros propios caminos, sino en todo tiempo elegir las cosas que agradan a Dios. 58:14 - “Entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado”. Si hacemos las cosas que el versículo 13 nos manda, disfrutaremos las bendiciones del versículo 14. Esta es la manera de experimentar el gozo de Jesús. Él debe ser nuestro gozo y suprema delicia. De esta manera, subiremos “sobre las alturas de la tierra”, lo cual significa que seremos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. CAPÍTULO 59 2ª profecía Las iniquidades que separan de Dios 59:1-21 59:1-2 - “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. En el capítulo 59 el Señor trata con el pecado de Su pueblo. Les explica que Él aún es totalmente capaz de salvarlos, pero sus pecados se lo impiden. Esta es una lección muy importante que debemos aprender todos y cada uno de nosotros. Debemos tratar con el pecado en nuestra vida si esperamos que Dios pelee por nosotros. Además, el pecado nos separa de la comunión con el Señor. 210 El libro de Isaías 59:3-8 - “Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua. No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben maldades, y dan a luz iniquidad. Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras. Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos. Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz”. Los pecados de Israel pueden enumerarse de la siguiente manera: LOS PECADOS DE ISRAEL EN LA ÉPOCA DE ISAÍAS 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) Han derramado sangre inocente. Son mentirosos. Hablan continuamente maldad. Nadie clama por justicia. Nadie abogaba por la verdad. Confían en ídolos. Continuamente realizan iniquidades. La naturaleza engañosa y sin valor de sus obras se compara con huevos de áspides y telas de arañas, ambas se asocian con la muerte pero son muy frágiles; su significado es que sus obras impías no los pueden sostener. 9) Así, tenemos la analogía del hecho que estas obras malvadas, que se comparan con telas de araña, no podrán vestirlos. 10) Cometen actos de violencia. 11) Quebrantan y destruyen. 12) A causa de sus caminos torcidos, ellos no conocen la paz, asi que aquellos que los siguen tampoco la conocerán. Prestemos atención a esta lamentable situación y procuremos nosotros andar en rectitud y con honestidad. 59:9 - “Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad”. En el versículo 9 los israelitas claman con respecto a su lamentable situación. Debido a que no han andado con rectitud, no reciben justicia en sus tratos con los demás y caminan en tinieblas espirituales. 59:10 - “Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos”. Su ceguera espiritual se compara con hombres ciegos que no pueden hallar el camino, aun cuando es mediodía. Es algo muy terrible haber conocido la luz alguna vez, y luego alejarse de ella y volverse espiritualmente ciego. Se caracteriza por la súplica lastimera: “Dígannos lo que Dios dice ahora”. Como el Saúl de la antigüedad, ya no reciben respuesta del Señor, quien se negó a responderle cuando clamó a Él. Congregaciones y denominaciones enteras se encuentran en esta triste situación. Van de convención en convención, de conferencia en conferencia, en busca de la palabra de Dios; pero nunca lo encuentran a Él. El libro de Isaías 211 59:11 - “Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros”. Encontramos aquí este terrible lamento espiritual por su propia situación lamentable, y a continuación, con claridad, se nos da el motivo del mismo. 59:12, 13 - “Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira”. El pecado nos separa de Dios. Con esa separación viene la ausencia de la unción y comunión con el Padre de la luz, Sal. 51:11. Como dijo Jesús en Mateo 6:22-23: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” 59:14 - “Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir”. Por lo tanto, como ya hemos señalado, no existe ni la justicia ni el juicio. Podemos ver este principio en naciones que no andan conforme a la luz del evangelio. Sus gobiernos y tribunales de justicia son lugares donde el juicio y el derecho se han corrompido. Esto es bien conocido entre muchos misioneros que, para obtener autorizaciones y permisos para llevar a cabo sus actividades misioneras, tienen que acudir a funcionarios de gobiern de paísis tercermundistas, y éstos hacen promesas, pero no las cumplen, o piden sobornos para entregarles documentos que son derechos legales de los peticionantes. 59:15 - “Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho”.Nos ha ocurrido muchas veces que funcionarios del gobierno nos miren a la cara y nos mientan descaradamente. ¿Qué podemos hacer? La oración abre un camino donde no lo hay. Hemos visto milagros absolutos donde Dios ha cambiado los corazones de funcionarios para que concedan aquello que antes habían negado. Es un hecho que, como dice este versículo, las personas honestas sufren a manos de los injustos. Cuando las personas se vuelven de sus caminos impíos y comienzan a seguir los principios de Dios, los demás los persiguen. 59:16 - “Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia”. A veces no existen intercesores que clamen al Señor para que cambie una situación. Sin embargo, en este caso, el Señor mismo trajo salvación. 59:17 - “Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto”. El Señor se vistió de Su justicia. Esta es una descripción del Juez de todo el mundo que está a punto de ejecutar venganza sobre los que cometen iniquidad. Algo que debemos enfatizar es que el Señor es lento para la ira, pero llega el día en que se levanta para juzgar. 59:18 - “Como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa”. Podemos declarar sin lugar a duda que todos tendremos que dar cuenta por las obras que hemos hecho en esta vida. Creo que algunos pasajes nos ayudarán a comprender la importancia de llevar una vida piadosa y santa todos los días de nuestra existencia. Apocalipsis 20:12-13 dice: “Y vi a los 212 El libro de Isaías muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”. Llega un momento en que nos consolidamos en nuestro camino, ya sea bueno o malo. Apocalipsis 22:11-12 dice: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. Para terminar, recordemos las advertencias del apóstol Pablo en 2ª Corintios 5:10: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. El versículo 18 continúa con una advertencia en cuanto a que el Señor juzgará a Sus enemigos. La referencia a los de la costa es a las naciones gentiles (no judías), y en especial a las naciones que se levantarán contra Israel en los últimos días. 59:19 - “Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él”. A causa de los juicios del Señor sobre Sus enemigos (que analizaremos en más detalle en el capítulo 63), a partir de esa época todas las naciones desde el Oriente hasta el Occidente temerán al Señor. Luego encontramos este breve pasaje, tan hermoso, que con alegría y con razón sacamos de contexto, en cuanto a que el Espíritu del Señor levantará un estandarte contra nuestros enemigos cuando vengan contra nosotros como río. Esto se aplica particularmente a los últimos días, cuando el Señor peleará por Jerusalén. Sin embargo, es un consuelo cuando Dios lo aviva en nosotros. Cuando parece que en una circunstancia dada seremos arrollados por la superioridad de las fuerzas del enemigo, podemos relajarnos y ver cómo ese estandarte invisible del Señor las desactiva allí mismo donde se encuentran. 59:20 - “Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová”. Esto se aplica a la Segunda Venida del Señor. En Romanos 11:26 Pablo cita este versículo para probar que Israel será restaurado al Señor y a la comunión con Él cuando regrese. Dios redimirá a los judíos que se vuelvan de sus malos caminos. 59:21 - “Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre”. El Señor promete hacer un pacto con Su pueblo en cuanto a que Su Espíritu y Su Palabra nunca se apartarán de la simiente de los suyos. Creo que es una promesa para todos los que viven piadosamente en Cristo Jesús. Dios lo hará a favor de nuestra descendencia física y espiritual. Que el Señor nos conceda participar también de este pacto. El libro de Isaías 213 CAPÍTULO 60 3ª profecía La gloria prometida para la Iglesia de los últimos días 60:1-22 60:1 - “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. Para los israelitas, esta es la gloriosa esperanza cuando el Señor regrese. También es la esperanza para los días del Milenio, cuando se construirá el templo que vio Ezequiel. Sin embargo, si observamos más detenidamente todo este pasaje, encontramos con absoluta certeza una gloriosa esperanza para la Iglesia universal en los últimos días. 60:2 - “Mira, las tinieblas [oscuridad]cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del SEÑOR brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria!”, (NVI). Esta promesa es para una época de intensa oscuridad que envolverá el mundo, es decir guerras y rumores de guerra, hambre y pestilencias en todas partes. Además, la expresión una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos, indicaría una gran ceguera espiritual y decadencia moral. Es una época que Pablo describe como “la apostasía”, durante los días que preceden a la manifestación del hombre de pecado, 2ª Ts. 2:3. Obviamente, los acontecimientos mencionados aquí se producirán en los últimos días de la Era de la Iglesia. Habrá gran oscuridad sobre el mundo y gran luz y gloria sobre la Iglesia. Será algo que hará recordar al Éxodo, Éx. 10:21-23; 14:19, 20. En estos postreros días la gloria visible de Dios se verá sobre Su pueblo. En 2ª Corintios 3:7-11 el apóstol Pablo lo confirma. He tenido visiones de esta gran gloria visible que será la porción de los amados del Señor en el tiempo del fin; y será una época de gran gloria. 60:3 - “Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”. La gloria de Dios será tan evidente que en los últimos tiempos los inconversos correrán a la Iglesia. 60:4 - “Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos”. El impacto de la gloria de Dios sobre la Iglesia será de tan largo alcance que la Iglesia hasta tendrá influencia sobre aquellos que oyen de las maravillas de Dios a la distancia. 60:5 - “Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti”. Los grandes avivamientos producen unidad entre los hermanos y los ministros, y trabajan juntos debido a lo enorme de la tarea que enfrentan. Esto fue cierto hasta cierto punto en el avivamiento carismático de las décadas de los sesenta y setenta. Las distintas denominaciones experimentaron la llenura del bautismo del Espíritu Santo, y como resultado, en todo el mundo los ministros de cada denominación se encontraban semanalmente para conversar y ayudarse mutuamente. Las iglesias de casi todas las denominaciones estaban llenas hasta rebalsar. Esta es una figura de cómo será en los últimos días de la Era de la Iglesia. 214 El libro de Isaías 60:6 - “Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová”. Parece que estos versículos se aplican más particularmente a la Jerusalén terrenal. Las naciones que se mencionan en el versículo 6 son los descendientes de Abraham y Cetura, Gn. 25:2-4. Están situadas en el actual Yemen, el lugar donde en la antigüedad abundaban las especias, las joyas y el oro. Estas naciones vendrán a Israel y publicarán las alabanzas del único Dios verdadero. 60:7 - “Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria”. Luego, las naciones de Cedar y Nebaiot, descendientes de Ismael, Gé. 25:13, vendrán a ministrar a los redimidos de Israel. El Señor los aceptará a ellos y a su ofrenda. Es interesante que Ismael vuelva a aparecer. Siempre está latente en la Palabra de Dios la idea de los dos grupos dentro de la Iglesia. Están los que tienen las promesas, como Isaac, y los que son carnales, como Ismael. Siempre existen estos dos grupos. La simiente espiritual de Isaac será exaltada, pero los ismaelitas espirituales también entrarán a la casa de Dios y lo adorarán en los últimos días y durante el Milenio. Habrá una gran restauración en los últimos días, pero el hecho es que sólo Isaac es el que hereda todas las promesas. 60:8 – “¿Quiénes son éstos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas?” Esta es una descripción muy gráfica del ardiente deseo que tendrán estos nómades de venir a Jerusalén: como palomas que buscan sus nidos en las almenas de la ciudad. 60:9 - “Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado”. Todos los que habitan en las costas, las potencias gentiles y las naves de Tarsis, con España a la cabeza, traerán a los hijos de Israel desde lejos. Traerán su oro y su plata porque el Señor glorificará a Jerusalén. Aunque esto se refiere a la Era Milenial, yo creo que tampoco habrá escasez de finanzas en la Iglesia de los últimos días. Entrará una gran riqueza a la Iglesia, que le permitirá cumplir todos los propósitos de Dios. Hay abundante evidencia en la Biblia con respecto a que todas las naciones participarán en la reconstrucción del templo de Jerusalén durante el Reinado Milenial. Hageo 2:7 dice: “¡Haré temblar a todas las naciones! Sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor esta casa—dice el Señor Todopoderoso”, (NVI). 60:10 - “Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia”. Por lo tanto, los reyes y gobernantes de las naciones gentiles ministrarán a los judíos porque, aunque el Señor castigó a Israel por su maldad, al final volverá a encontrar favor en Él. Romanos 11:28-29 dice: “Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”. 60:11 - “Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes”. Apocalipsis 21:25 cita este versículo, pero allí se refiere a los cielos nuevos y la tierra nueva, de los cuales la ciudad y templo del Milenio son tipos. Las puertas de El libro de Isaías 215 Jerusalén nunca estarán cerradas durante el Milenio a causa de las multitudes que entrarán a ella. En épocas de avivamiento, las puertas de la Iglesia están prácticamente siempre abiertas porque las personas tienen hambre de la Palabra de Dios. En avivamientos pasados algunas iglesias tenían cultos cada noche, que se extendían hasta la medianoche; y luego reabrían la iglesia a las siete de la mañana. 60:12 - “Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será asolado”. Durante el Milenio, vendrán terribles juicios sobre las naciones que se negaron a servir a Israel y a su Rey: el Señor Jesucristo, Zac. 14:16-19. Las naciones que rechazan a Dios en épocas de avivamiento decaen. 60:13 - “La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies”. Como en la construcción del templo de Salomón, el Líbano tendrá otra vez el privilegio de proveer la madera para embellecer el lugar del santuario del Señor. 60:14 - “Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán Ciudad de Jehová, Sion del Santo de Israel”. Todos los hijos de las naciones que vendrán contra Israel y Jerusalén en especial durante el último sitio, no sólo se inclinarán delante de ellos, sino que también declararán que sin duda son la ciudad de Dios. Es importante mencionar esto porque especialmente en nuestros días muchas naciones árabes buscan negar la existencia de Israel como nación. John Wesley experimentó esto. Una generación lo rechazó, pero la siguiente lo aceptó. 60:15 - “En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie pasaba por ti, haré que seas una gloria eterna, el gozo de todos los siglos”. Durante todo el Reinado Milenial de Cristo sobre la tierra Jerusalén será el gozo de todas las generaciones. La presencia literal del Señor en medio de ella la honrará grandemente. Sin embargo, la Iglesia debe entrar en toda la plenitud que Dios ha provisto para Israel. De manera que veremos que la Iglesia en los últimos días será el gozo de muchas generaciones. No obstante, antes de poder entrar en esta posición en Dios, tenemos que experimentar el rechazo y el abandono de los demás, Jer. 30:17. 60:16 - “Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob”. La idea detrás de el pecho de los reyes mamarás es sencillamente que durante el Milenio los gobernantes de las naciones alimentarán a Jerusalén. Cuando todo esto acontezca, Jerusalén sabrá que el Señor es su Salvador y Redentor. Ocurrirá entonces todo lo que Dios les ha prometido. 60:17 - “En vez de bronce traeré oro, y por hierro plata, y por madera bronce, y en lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus opresores”. Habrá riquezas en abundancia y todos sus funcionarios promoverán la paz y la justicia. Sin duda será un gobierno de justicia, lo cual es difícil de encontrar en la actualidad. También, la Iglesia de los últimos días se caracterizará por la rectitud de sus líderes. 60:18 - “Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza”. La terrible violencia y la amargura que precederán la venida del Señor darán paso a mil años de paz y tranquilidad. 216 El libro de Isaías 60:19 - “El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria”. Este también es un versículo que encontramos en Apocalipsis 21:23, pero por el contexto queda claro que se aplica al cielo nuevo y la tierra nueva. 60:20 - “No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados”. Sin duda, en el tiempo del cielo nuevo y la tierra nueva llegará a su fin todo lo que Jerusalén, y también nosotros, habremos sufrido. Volviendo al Reino Milenial, encontramos otra gloriosa promesa. Si alguna vez usted ha sido pastor, comprenderá la aflicción del ministerio debido a que muchos en el pueblo de Dios no son justos. Rompen el corazón de su pastor al no vivir con rectitud. Por lo tanto, para cualquier pastor, el versículo 21 es una de las promesas más reconfortantes. 60:21 - “Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme”. Dios promete que si permanecemos fieles a Él, finalmente nos recompensará con una congregación justa cuando regresemos para gobernar y reinar con Él en Su Reino Milenial. Sin embargo, eso no significa que las naciones gentiles serán justas, algunas estarán muy lejos de serlo. Esto se refiere a las congregaciones del Señor. 60:22 - “El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto”. La otra cualidad que el Señor promete aquí es que todos participarán de Su fortaleza que es tan necesaria para cumplir las tareas que tenemos por delante en los mil años que siguen a esta dispensación. CAPÍTULO 61 4ª profecía El mensajero ungido 61:1-11 61:1 - “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel”. Este es el capítulo del surgimiento de los hijos de Israel en el Milenio. Sin embargo, comienza en la vida y ministerio del Señor Jesucristo, y empieza con Su unción en el Río Jordán. El Espíritu de Jehová es el primero de los siete Espíritus del Señor que enumera Isaías 11:2. En el tabernáculo de Moisés están representados por el candelero, que consiste en siete lámparas. El Espíritu de Jehová es la lámpara central. Es la unción que nos es dada cuando nos ponemos de pie para predicar y ministrar en el nombre de Jesús. Es la unción que nos capacita para entregar Su mensaje. Específicamente, el Señor fue ungido para predicar el evangelio a los abatidos. Como está escrito en Salmos 25:9: “Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera”. En Lucas 4:18, cuando Jesús lee la cita de Isaías, la palabra “abatidos” se traduce como pobres. Básicamente, el evangelio da mayor fruto El libro de Isaías 217 entre los necesitados. Esto se confirma en 1ª Corintios 1:26, 27: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte”. Además, el Señor fue enviado para sanar a los quebrantados de corazón y para derramar sobre ellos vino y aceite. Cuánto necesitamos esto hoy en día con casi uno de cada dos matrimonios que terminan en divorcio. Los corazones quebrantados abundan con los hijos e hijas que caen en pecado a temprana edad. El Señor fue enviado para pregonar libertad a los cautivos, a desatar sus ligaduras de impiedad y a sacarlos de sus prisiones, para que puedan disfrutar la libertad de los hijos de Dios. 61:2 - “A proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados”. En Lucas 4:17-20 Cristo citó precisamente este pasaje: “Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él”. El Señor se detuvo en una coma, y entre esas dos frases hay un período de dos mil años. El año de la buena voluntad de Jehová fue la época de Cristo, y el día de venganza es obviamente el tiempo de la Gran Tribulación. Todos los que se han lamentado por las iniquidades y las atrocidades perpetradas sobre la Tierra, comparar Ez. 9:1-6 así como también en la Iglesia en estos últimos días, recibirán consolación al final del período de tribulación. 61:3 - “A ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría [alabanza RVA] en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”. Aquellos que habitan en Sion, que se han lamentado por las iniquidades en Su Iglesia y en el mundo, que han sido reducidos a cenizas y han pasado por el fuego de la aflicción, serán vestidos con la gloria del Señor. Salmos 90:16 dice: “Aparezca en tus siervos tu obra, y tu gloria sobre tus hijos”. La clave para recibir la gloria del Señor es quedar reducido a cenizas. Luego también recibirán óleo de gozo, que es dado a quienes aman la justicia y aborrecen la maldad, Sal. 45:7. A causa de la tristeza que produce la iniquidad sobre aquellos que batallan contra el mal, se les da el manto de alabanza. La alabanza desaloja la opresión y el desaliento; por lo tanto, seamos un pueblo que alaba. El resultado final de todas estas bendiciones es que seremos árboles de justicia. Esta es también la idea que presenta Isaías 4:3, donde declara con claridad que los que queden en Sion serán llamados santos. El precio de la santidad es muy grande, pero habrá valido la pena cuando veamos a Jesús. 61:4 - “Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones”. Pasamos ahora a examinar los frutos del evangelio que el siervo de Jehová, el Señor Jesucristo, proclama a Jerusalén y espiritualmente a Su Iglesia. Es una confirmación de las promesas de Isaías 58:12. Haríamos bien en meditar sobre los requisitos que enumeran estos capítulos. 218 El libro de Isaías Entonces estaremos capacitados para ser partícipes de las promesas y el ministerio de los que edificarán “las ruinas antiguas”. Éstas son áreas en la Iglesia que durante generaciones han quedado desoladas y sin fruto, y aun denominaciones enteras que no han manifestado el fruto y el poder del Espíritu Santo. 61:5 - “Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores”. En el sentido literal, esto se aplica al hecho de que en el Milenio las naciones gentiles serán siervas de Israel. Sin embargo, al mismo tiempo, también está la idea que personas que ni siquiera conocemos en muchos países del mundo cuidarán de las congregaciones e iglesias que el Señor levantará en nuestras comunidades alrededor del mundo. 61:6 - “Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes”. Aquellos que son verdaderos siervos del Señor Jesús serán conocidos como Sus sacerdotes y ministros durante el Milenio, Ap. 20:6. Los no salvos nos entregarán sus bendiciones materiales, Sal. 45:12. 61:7 - “En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo”. Un aspecto maravilloso del evangelio y de la bondad de Dios es que por la vergüenza que habremos tenido que soportar recibiremos una doble porción de Su bendición. ¡Recuerde Job capítulo cuarenta y dos! Además, una promesa firme que tenemos es el gozo. ¡Alabado sea Dios, tendremos gozo eterno! 61:8 - “Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo”. Uno de los errores comunes de la persona que se descarría es creer que puede expiar sus pecados con una gran ofrenda para la obra de Dios, especialmente si ha robado bienes que por derecho pertenecen a otras personas. He observado que los que se descarrían diezman el doble y hasta el triple en un esfuerzo por evitar la acción de la justicia, pensando que Dios peleará por ellos. Sin embargo, el Señor aplica este versículo en todo Su rigor. Los malhechores a menudo son juzgados con severidad y pasan tiempo en la cárcel. Para aquellos que tengan memoria, ciertos tele-evangelistas muy conocidos podrían servir como un útil recordatorio de que debemos andar por el camino recto y angosto. Intentaron evitar la acción de la justicia al dar diezmos dobles y triples, pero todos sus diezmos fueron en vano porque trataron de cubrir sus pecados con ofrendas. A los que andamos con rectitud, Dios dirigirá nuestro trabajo, ministerio y profesiones honestas. Más aún, hará un pacto eterno con nosotros. Aunque no se especifica cuál es ese pacto, parece que está relacionado con nuestra descendencia, tanto espiritual como natural. 61:9 - “Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová”. Esta es una de las bendiciones perennes que el Señor nos ofrece a través de la Biblia. Promete que nuestros hijos e hijas espirituales serán conocidos entre los pueblos. Nuestra herencia está en nuestra descendencia. Tener una simiente bendita del Señor El libro de Isaías 219 y que sigue nuestros pasos es tener fruto que se irá sumando a nuestro favor a lo largo de muchas generaciones. ¡Alabado sea Dios! 61:10 - “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas”. Luego el Señor y sus siervos fieles que participan de estas gloriosas promesas prorrumpen en un cántico de gozo. Al contemplar las bendiciones del Señor, Él las compara con un novio y una novia que se atavían con adornos y joyas. Oh, que gozo tendremos al finalizar nuestra caminata. Estaremos ataviados con las vestiduras de la salvación y la justicia de nuestro Dios. 61:11 - “Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones”. Este versículo es muy cierto, especialmente en épocas de avivamiento. Aquellos que vivimos en las décadas del sesenta y setenta vimos al Señor hacer esto a través del avivamiento carismático. Con gran expectativa, anticipamos que el Señor aparecerá con Su excelente majestad en el tiempo del derramamiento de la lluvia tardía durante la fiesta de los Tabernáculos. Es entonces cuando la Iglesia alcanzará madurez y perfección. CAPÍTULO 62 5ª profecía La tierra de Beula 62:1-12 62:1 - “Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha”. En esta hermosa declaración desde el trono de Dios en las regiones celestiales hallamos una verdad espiritual y profética a la cual haremos bien en prestar atención. En primer lugar, analicemos la verdad profética de este versículo. Se aplica al hecho de que el Señor hará que ocurra todo lo que ha prometido a la Jerusalén terrenal. Él ha declarado Su intención de convertir a Jerusalén en gozo y regocijo para todo el mundo. Esto se cumplirá en el Reino Milenial de Cristo sobre la Tierra. Detrás de este versículo hay también una verdad espiritual. Jerusalén representa a la Iglesia. Por lo tanto, el Señor hará que la Iglesia resplandezca con Su maravillosa salvación, y la llenará de Su justicia y gloria. 62:2 - “Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará”. Como en Isaías 60:1, 2, encontramos otra vez la declaración de que los incrédulos verán la justicia de Dios y también Su gloria visible, manifestadas en nuestra vida. En Apocalipsis 2:17 se repite la promesa de un nombre nuevo, en este caso al vencedor. Esta bendición de un nombre nuevo revela nuestro llamado y ministerio, como así también el aspecto particular del carácter del Señor que Él desea producir en nuestra vida. Creo que podemos conocer nuestros nombres nuevos. 220 El libro de Isaías 62:3 - “Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo”. Zacarías 9:16 y Malaquías 3:17 hacen alusión a esto, con respecto a Sus escogidos que son como joyas en Su corona. No sólo nosotros tenemos una herencia, también el Señor tiene una. ¿Cuál es la herencia de Él? La herencia del Señor es Su pueblo, Dt 32:9. 62:4 - “Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada”. A través de su historia Jerusalén ha sido precisamente eso: abandonada y desolada. La saquearon muchas veces, y soportó sitio tras sitio y numerosos cautiverios; de ellos los más importantes fueron el saqueo babilónico en 586 a.C. y los asolamientos romanos del 70 d.C. En tiempos modernos conoció la dominación de los sarracenos, que condujo a varias cruzadas organizadas por los papas. Posteriormente, la dominaron los turcos y luego los británicos estuvieron a cargo de la ciudad y la tierra. Finalmente, en 1948, Israel recuperó la independencia parcial; y las guerras de 1967 y 1973 le permitieron controlar gran parte del territorio gobernado por el rey David. Sin embargo, gran parte de la tierra que sus enemigos no pudieron mantener por la fuerza les está siendo restituido en la mesa de negociación. Según Joel 3:2, finalmente la Tierra se dividirá; aunque será el anticristo quien determinará en última instancia los límites de la tierra, Dn. 11:39. No obstante, Dios declara que Jerusalén se llamará Hefzi-bá después de que Él regrese, porque el Señor se deleitará en ella. También se llamará Beula, porque Dios se desposará con ella, lo cual significa que será Su protector y proveedor. 62:5 - “Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo”. Es muy importante comprender lo que dice la primera parte de este versículo. En lo natural, es normal que un joven se case con una virgen. Si trasladamos esta idea al ámbito espiritual, nuestros hijos espirituales se desposarán con nosotros. ¿Qué significa eso? Bien, en el matrimonio el hombre provee para la mujer. De manera que, nuestros hijos espirituales nos cuidarán y proveerán, como lo harían para la esposa. La primera parte de este versículo es un pasaje de la Biblia que el Señor me habló personalmente hace mucho tiempo. Ahora, en los últimos años de mi vida, felizmente se ha cumplido. Mis hijos espirituales se ocupan con amor de todas nuestras necesidades naturales y ministeriales asociadas con el trabajo cuya responsabilidad el Señor nos ha entregado. Sin ellos no podríamos funcionar. Se ocupan de muchos de los seminarios en el extranjero, de las finanzas, del cuidado de las iglesias, escuelas bíblicas y orfanatos que tenemos por todo el mundo. Qué bendición son, y agradezco al Señor por el cumplimiento de esta promesa en nuestra vida. Asimismo, confiamos que la segunda parte de este versículo también se hará realidad: que el Señor se regocijará con nosotros como lo hará con Jerusalén. Como lo registra Isaías 51:18-20, qué grande es la diferencia aquí con los días pasados cuando Jerusalén no producía hijos que pudieran ayudarla y Dios no encontraba placer en Su ciudad. 62:6-7 - “Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga El libro de Isaías 221 por alabanza en la tierra”. Estos versículos revelan una verdad que para nuestro peligro ignoramos. Cuando el Señor hace una promesa y el tiempo para su cumplimiento está cercano, ésta se cumple a través del ministerio de intercesión. El ministerio de Elías lo confirma. Cuando Dios dijo que enviaría lluvia, esta no ocurrió porque sí; el profeta Elías tuvo que orar para que viniera, 1º R. 18:41-46. Todas las promesas se cumplen por la soberanía de Dios, y por la intervención del Espíritu Santo dándolas a luz a través del hombre. Clamemos al Señor para que nos conceda el espíritu de intercesión, para que no demos descanso al Señor hasta que Él lleve a Su Iglesia a la gloria. 62:8-9 - “Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario”. En su historia, Israel a menudo experimentó el cosechar su grano sólo para que sus enemigos consumieran el fruto de su tierra. Una ocasión importante de mencionar sería en la época de Gedeón, cuando tenía que trillar en secreto, Jue. 6:1-6, 11. El Señor ahora promete que en Su Reinado Milenial esos días se acabarán para siempre. Sin embargo, es necesario que clamemos para que esta promesa se cumpla en nuestra vida. Con demasiada frecuencia trabajamos y otros se benefician por nuestra labor, lo cual nos deja empobrecidos. Pero Dios puede hacer por nosotros ahora lo que hará un día por Israel como nación. Disfrutemos del fruto de nuestro trabajo, tanto natural como espiritual. 62:10 - “Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos”. Se removerán las ruinas del último sitio de Jerusalén para que Su pueblo, que fue llevado cautivo en esa oportunidad, pueda regresar. En términos espirituales es un clamor de Dios el Padre por nosotros para que tratemos con todas las ataduras, obstáculos y piedras de tropiezo, de manera que Su pueblo pueda ser libre para servirlo, y no tropiece. 62:11 - “He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra”. La venida del Señor está próxima, y Su buena voluntad para Jerusalén se cumplirá. Esto ocurrirá, por supuesto, en Su Segunda Venida. 62:12 - “Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada”. Durante el Milenio los judíos serán un pueblo santo, después de haber sido purificados de sus caminos pecaminosos. Son los redimidos del Señor, que Él hará que vengan de todos los lugares a los cuales sus enemigos los llevaron cautivos. Jerusalén será el lugar más deseado de toda la Tierra, y gente de todo el mundo vendrá a ella. Esta también es una promesa para la Iglesia de los últimos días. Efesios 5:25-27 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. El Señor va a tener una Iglesia santa. La gente buscará a la Iglesia en los últimos días. Durante el avivamiento galés a comienzos de siglo pasado personas de todo el mundo venían para ver lo que Dios estaba haciendo en Gales. Eso es lo que ocurrirá nuevamente en los últimos días. ¡Alabado sea el Señor! 222 El libro de Isaías CAPÍTULO 63 6ª profecía Los juicios sobre Edom 63:1-6 63:1, 2 - “¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?” En Isaías capítulo 34 el Señor declara que caerán grandes juicios sobre Edom en los últimos días. Las razones de esto se analizaron en ese capítulo. Edom, que es el lugar de habitación de Esaú (el hermano mayor de Jacob), ha mantenido un odio perpetuo hacia su hermano Jacob (o Israel). En los últimos días, este odio perpetuo e incesante llegará a su punto más alto. Ellos serán los primeros en atacar a Israel. Por lo tanto, el Señor ha reservado para Sí el privilegio de juzgarlos cuando regrese. Sus vestiduras se teñirán de la sangre de los edomitas (el reino actual de Jordania). 63:3 - “He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas”. El Señor explica por qué Sus vestidos están manchados de sangre. Es el tiempo del lagar de Dios. Joel 3:13 vuelve a mencionar esto: “Mano a la hoz, que la mies está madura. Vengan a pisar las uvas, que está lleno el lagar. Sus cubas se desbordan: ¡tan grande es su maldad!” (NVI). Se refiere aquí a todas las naciones que vendrán contra Jerusalén en los últimos días. Apocalipsis 14:20 lo repite: “Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre, la cual llegó hasta los frenos de los caballos en una extensión de trescientos kilómetros”, (NVI). Esta distancia sería aproximadamente la longitud del límite oriental de Israel. Apocalipsis 19:15 dice: “De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso”. Esto confirma totalmente la interpretación en cuanto a que el Señor Jesús hollará a Sus enemigos en Su Segunda Venida. Aparentemente, ninguna nación deseará ejecutar juicio sobre las naciones árabes en aquel tiempo. Por lo tanto, el Señor ejecutará Él solo Su venganza sobre ellos por todo lo que han hecho a Israel. 63:4 - “¡Ya tengo planeado el día de la venganza! ¡El año de mi redención ha llegado!”, (NVI) Esta es la época de la cual habla Isaías 61:2. Aquella que hemos esperado unos dos mil años, y ocurre en Su Segunda Venida después de que se cumpla el año agradable del Señor. 63:5 - “Miré, pero no hubo quien me ayudara, me asombró que nadie me diera apoyo. Mi propio brazo me dio la victoria; ¡mi propia ira me sostuvo!”, (NVI) Vuelve a repetir el tema de que no hay nadie que lo ayude. Obviamente, ninguna nación va a disciplinar a aquellos que se levanten contra Israel en los últimos días. Bien podría ser que para entonces ellas ya hayan soportado suficientes acontecimientos en el Medio Oriente. El libro de Isaías 223 63:6 - “En mi enojo pisoteé a los pueblos, y los embriagué con la copa de mi ira; ¡hice correr su sangre sobre la tierra!”, (NVI) Esta sexta profecía culmina con la reiteración del hecho de que en Su ira, el Señor hollará a Edom Él solo. 7ª profecía La intercesión de Isaías por Israel 63:7–64:12 63:7 - “Recordaré el gran amor del SEÑOR, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel!”, (NVI) El profeta enumera aquí las amorosas y tiernas bondades del Señor y Su misericordia que permanece por todas las generaciones. 63:8-9 - “Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad”. Su opinión inicial sobre Sus hijos es como la de cualquier padre: que ellos son muy buenos. Él pensaba que le serían fieles. En todas sus desdichas, también compartió sus aflicciones. Dios es el Padre Celestial, y como cualquier padre, siente la angustia, las penas y las penurias de Sus hijos. Por lo tanto, cuando ellos estuvieron afligidos, Él también lo estuvo. Un querido y antigüo estudiante nuestro preguntó a su ya anciano padre cuánto tiempo se suponía que debía cuidar de sus hijos, quienes ya estaban en la universidad. Su padre le respondió: “Tienes que cuidarlos por el resto de tu vida”. Aun cuando mis padres tenían más de noventa años, todavía se preocupaban por mi esposa y por mí en nuestras aflicciones. Siempre nos preguntaban si había algo que podían hacer para ayudarnos. Luego, cuando mi padre falleció, mi madre quería cruzar el Atlántico para ayudarme a cuidar de mi esposa paralítica. Los padres humanos siempre son responsables por sus hijos. De la misma manera el Padre celestial se apiadó de Israel, Sus hijos, en todas las experiencias que vivieron en el desierto. 63:10 - “Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos”. Los padres son buenos con sus hijos cuando obedecen. Sin embargo, si sus hijos se portan mal, se ven obligados a ponerse del lado de la justicia y en contra de ellos. El Señor tuvo que enfrentarse a Sus propios hijos a causa de la impiedad de ellos. Pero de nuevo, por Su gran compasión, el Señor se acuerda de aquellos que en los tiempos antiguos intercedieron por Israel. 63:11-12 - “Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu, el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo...?” El Señor se acordó de Moisés, y tuvo compasión de Israel por la intercesión del patriarca. Esta verdad fluye a través de toda la Biblia. 224 El libro de Isaías A menudo la encontramos asociada con los reyes que se sentaron en el trono de David. Aun cientos de años después de la muerte de David, un hombre conforme a Su corazón, el Señor tendría compasión de Su pueblo a causa del pacto con él. Dios utiliza la frase breve y tan repetida por amor a David mi siervo para justificar Su clemencia hacia estos reyes, 1º R. 11:13; 15:4; 2º R. 8:19. Qué maravilloso es tener una relación así con el Señor, que por amor a nosotros Él mostrará Su misericordia a nuestros hijos naturales y a los espirituales. 63:13 - “¿…el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran?” Esta es la manifestación de Su bondad, no sólo para con Israel, sino para con todos nosotros. También quedó demostrada en la preocupación de Jacob cuando habla con Esaú en Génesis 33:12-14: “Anda, vamos; y yo iré delante de ti. Y Jacob le dijo: Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas. Pase ahora mi señor delante de su siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va delante de mí, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir”. Guiemos con suavidad y cuidado la grey que el Señor nos ha dado, para que no tropiecen. 63:14 - “El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso”. Como a ganado que desciende a un valle para descansar, el Espíritu del Señor hizo que Israel descansara a menudo durante su peregrinaje por el desierto. Esto nos hace recordar Salmos 23:2, donde David dijo: “En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará”. El Señor conforta nuestras almas en el calor de la travesía. 63:15-16 - “Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado? Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre”. Vuelve a enfatizar el hecho de que Dios es su Padre, aunque su padre terrenal, Abraham, los ignore. Él es el Padre Eterno, Is. 9:6. 63:17 - “¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad”. Luego el profeta clama de una manera muy similar a la de Moisés en Salmos 90:3: “Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, y dices: Convertíos, hijos de los hombres”. Este es un principio divino: cuando Su pueblo no anda con rectitud Él hace que se desvíen de la doctrina. Ezequiel 20:24-25 dice: “Porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos. Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir”. 63:18 - “Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario”. El profeta luego se lamenta por el hecho de que los hijos de Israel han estado en la tierra durante un período relativamente corto. Salmos 74:3-4 describe esto en términos muy gráficos: “Dirige tus pasos a los asolamientos eternos, a todo el mal que el enemigo ha hecho en el santuario. Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas; han puesto sus divisas por señales”. Los adversarios a los que se refiere aquí son los babilonios. El libro de Isaías 225 63:19 - “Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre”. El profeta entonces ruega al Señor que recuerde que nunca fue el Dios de los babilonios y que nunca los llamó por Su nombre. El profeta le recuerda al Señor que los israelitas son Su pueblo verdadero. CAPÍTULO 64 64:1 - “¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes”. Ahora el profeta intercede, como con dolores de parto, con una oración pidiendo la intervención de Dios en beneficio de Su pueblo. Isaías, que tiene tanta comprensión de la grandeza del Señor, apela a que Él demuestre Su gran poder. 64:2 - “Como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!” El profeta tiene celo por el nombre de Dios. Está sumamente integrado a la obra y el carácter de su Señor. Así es como nosotros también deberíamos estar. Siempre debemos procurar que el buen nombre del Señor sea levantado y magnificado en cada circunstancia, así como una esposa tiene cuidado de procurar el honor del nombre de su esposo. 64:3 - “Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti”. El profeta recuerda al Señor las cosas maravillosas que Él hizo en el pasado. Salmos 66:3-6 enfatiza esta verdad: “Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos. Toda la tierra te adorará, y cantará a ti; cantarán a tu nombre. Venid, y ved las obras de Dios, temible en hechos sobre los hijos de los hombres. Volvió el mar en seco; por el río pasaron a pie; allí en él nos alegramos”. Luego prorrumpe en declaraciones proféticas de aquello que el Señor aún hará en los últimos días. 64:4 - “Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera”. El profeta Isaías habla ahora con verdadero discernimiento profético con respecto a los propósitos del Señor para los últimos días. En 1ª Corintios 2:9 Pablo cita este versículo. Queda claro que en nuestros días Dios se propone hacer mucho más abundantemente de lo que podemos pedir o imaginar. Mientras esperamos en Él, creo que el Señor sin duda nos revelará estas obras maravillosas, como dice Pablo en 1ª Corintios 2:10. 64:5 - “Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos?” El Señor se encuentra con aquellos que obran justicia. ¿Cómo puede entonces Israel salvarse en vista de que han trabajado en contra de Dios y han cometido pecados graves contra Él? A continuación se describe su lamentable situación. 64:6-7 - “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades”. Una verdad muy importante que se aplica a toda la humanidad es que nuestra justicia no puede salvarnos. A los ojos de Dios es como trapo de 226 El libro de Isaías inmundicia. Nadie en Israel invocaba el nombre del Señor. Nadie buscaba Su rostro; porque Dios se había escondido de Israel a causa de sus pecados. 64:8 - “Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros”. De manera que el profeta asume la función de sacerdote, y ruega nuevamente al Señor que recuerde que es nuestro Padre y nosotros somos la obra de Sus manos. Más aún, el profeta dice, como lo hizo en Isaías 45:9, que Dios es el alfarero y nosotros somos el barro. Es Él quien puede volvernos a hacer, así como el alfarero puede volver a hacer y dar forma a un vaso que se ha echado a perder en sus manos, Jer. 18:1-6. 64:9-12 - “No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad. La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. ¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?” Luego Isaías describe un cuadro muy triste de la devastación en Israel a causa de la invasión babilónica, que el Señor le ha mostrado en una visión. En estos versículos finales de esta profecía el profeta ruega al Señor con un tono lastimero. Estudiaremos ahora la octava profecía para oír la respuesta de Dios a las oraciones intercesoras de Su siervo. CAPÍTULO 65 8ª profecía La nación extraña que reemplazará a Israel 65:1-25 Esta profecía se inicia con una sorprendente confirmación de la profecía de Moisés en Deuteronomio 32:21: “Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos; yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata”. El Señor declaró a través de Moisés que porque Israel lo provocó a celos con sus ídolos, Él los recompensaría volviéndose a otra nación. Esta nación, por supuesto, es la Iglesia. En 1ª Pedro 2:9 dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 65:1 - “Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí”. Aquí el Señor indica claramente que se va a revelar a un pueblo que nunca lo ha conocido. En cierto sentido, esto ya ha sido predicho en figura a través del rey gentil Ciro, que es un tipo de Cristo. También, en Isaías 49:6 se habla proféticamente de Cristo mismo como la luz de las naciones. El libro de Isaías 227 65:2 - “Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos”. La razón por la cual el Señor se volvió a los gentiles como su Salvador y no a Israel, es porque los israelitas fueron hijos rebeldes. Anduvieron en pos de sus propios pensamientos. 65:3-5 - “Pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos; que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día”. El Señor enuncia ahora los pecados de Su pueblo. Estaban llenos de rebelión (v. 2), de idolatría (v. 3), cometían sacrilegio al comer carne de cerdo y otras cosas abominables que la ley levítica prohibía (v. 4), y hacían sacrificios a los muertos (v. 4). También decían ser más santos que otros, creyendo que habían logrado un grado de santificación mayor con estos ritos místicos prohibidos (v. 5). A causa de todas estas abominaciones, el Señor decidió juzgar a los impíos. 65:6-7 - “He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno”. El significado de esta frase es que el Señor hará que las generaciones que vivan en la época de la invasión babilónica reciban el castigo por los pecados de sus antepasados. Esta es una verdad que es necesario comprender. La encontramos a menudo en la Biblia. Un ejemplo digno de mención es la hambruna de tres años en los días de David por los pecados de Saúl contra los gabaonitas, 2º S. 21:1. Toda la nación sufrió una generación después. En Mateo 23:35 el Señor menciona otro ejemplo de esta forma de juicio: “Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar”. Por lo tanto, también podemos sufrir por los pecados de nuestros antepasados. Si nuestra familia se encuentra bajo alguna maldición, debemos preguntar al Señor si es por el pecado de nuestros padres y pedirle que nos revele la solución para dicha maldición. 65:8 - “Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo”. Como cuando todavía se encuentra jugo en un racimo de uvas y alguien dice: “No lo desperdicies porque aún hay algo bueno en él”, de esa manera el Señor mira a Israel. En Romanos 11 Pablo habla sobre esto y dice que Dios no ha desechado a los que antes conoció. Todos los primeros apóstoles eran judíos, como lo eran también todos los que recibieron el bautismo del Espíritu Santo el día de Pentecostés. 65:9 - “Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí”. La descendencia prometida no es otra que el Señor Jesucristo mismo. Él es el Escogido de Dios y heredará la tierra de Israel. También los siervos del Señor que resuciten en la primera resurrección habitarán con Él, en especial aquellos santos del Antiguo Testamento que permanecieron fieles y cumplieron el propósito para su vida. 228 El libro de Isaías 65:10 - “Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó”. Esta es la bendita escena pastoral de la Era Milenial. La hermosa llanura costera de Sarón, y el valle de Acor que fue un símbolo de dificultades en los días de Josué, serán ambos un emblema del fruto apacible y tranquilo del Reino Milenial de Cristo. 65:11 - “Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino”. Luego el Señor regresa nuevamente a la era babilónica, y denuncia a los pecadores de entre Su pueblo que se han vuelto a las prácticas paganas. Esa Fortuna y Destino, mencionados en tono despectivo, se refieren a los que han abandonado la verdadera adoración en Sion y han sucumbido a preparar alimento y comida para las congregaciones de adoradores paganos. 65:12 - “Yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada”. Como no oyeron la voz del Señor que habló a través de Sus profetas, la espada de los babilonios les dará muerte. Escogieron el mal en lugar de lo que agrada a Dios. 65:13-15 - “Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; he aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis. Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a sus siervos llamará por otro nombre”. Aquí el Señor hace una comparación entre el destino de los impíos y el destino de Sus siervos fieles. Los fieles se regocijan, mientras que los malvados aúllan con rechinar de dientes, su nombre será maldito y morirán, sus familias y descendientes ya no usarán su apellido. 65:16 - “El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos”. En este versículo, que se refiere nuevamente a la Era Milenial, se nos muestra una dispensación de piedad y de genuina adoración al Dios de la verdad; y también la bendita promesa de que todos los problemas de rebelión del pasado serán olvidados. Aun estarán escondidos de los ojos de Dios mismo. 65:17 - “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Miramos ahora a los siglos posteriores al Milenio más que a la edad de oro del reinado de Cristo sobre la Tierra. Durante ese período de mil años habrá recordatorios constantes de épocas pasadas. Como declara Apocalipsis 21:1, este es el período que seguirá inmediatamente al juicio del gran trono blanco cuando se abrirán los libros y todos darán cuenta de las obras que han hecho en la carne. 65:18-19 - “Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor”. El Señor habla ahora del gozo con el cual contempla cómo la nueva Jerusalén desciende del cielo, como tan bellamente lo describe Apocalipsis 21. Sin embargo, los versículos que siguen son también promesas para el Milenio. Cuando se habla de longevidad, se refiere claramente a la época del Milenio; porque en los siglos por venir hay vida eterna. El libro de Isaías 229 65:20-23 - “No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos”. Se describe ahora una hermosa escena de industria y descanso. Durante el Milenio se plantarán viñas y se construirán casas. Ya no existirá el temor a la guerra y todos disfrutarán del fruto de su trabajo. La expectativa de vida prometida se extiende hasta los cien años, de los setenta prometidos en nuestra época. Pero el pecador que no ande en los caminos de Dios será maldito. Esto se refiere claramente al tiempo del Milenio. Durante la Era Milenial las personas morirán porque la muerte reina donde existe el pecado; y aún existirá el pecado original en el Milenio, excepto para los santos con cuerpos nuevos, glorificados. 65:24 - “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído”. Esta bendita simiente conocerá respuestas inmediatas a sus oraciones. El Señor les responderá aun antes de que hayan terminado de orar. 65:25 - “El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová”. Para completar este bendito escenario pastoral, el Señor promete ahora que incluso el reino animal conocerá la libertad del temor. Esta es la condición bendita a la que se refiere el apóstol Pablo cuando dice que toda la creación anhela la manifestación de los hijos de Dios, Ro. 8:19-23, porque toda la creación fue sujeta al yugo del pecado después de la caída de Adán y Eva. Los animales, creados por Dios para revelar Su gloria, se volvieron hostiles unos contra otros. Los animales más débiles han tenido que huir de sus depredadores, pero eso cambiará durante el Milenio. Su naturaleza carnívora será quitada y comerán juntos el pasto del campo. La última frase, ni harán mal en todo mi santo monte, se aplica a los santos de todas las generaciones. Recordemos que David no pudo construir el templo porque había derramado mucha sangre, a pesar de que fue en servicio al Señor. Sus santos no deben derramar sangre humana o de animales. Eso los priva de la bendición de habitar en Su santo monte. CAPÍTULO 66 9ª profecía El nacimiento de Sion 66:1-24 66:1-2 - “Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”. Esta exclamación del Señor es muy parecida a lo que le dijo al rey David cuando éste quiso construirle una casa para que Él habitara, 1º Cr.17:4-5. 230 El libro de Isaías La grandeza de Dios impide que Él pueda ser contenido en una casa hecha por el hombre mortal. Sin embargo, repite los requisitos ya mencionados en capítulos anteriores para habitar con el Dios vivo: tener un espíritu pobre y contrito, y una reverencia santa por Su Palabra. 66:3 - “El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones”. Se revelan ahora los principios del Señor para el Reino Milenial. Queda claro que al Señor le desagrada cuando las personas derraman sangre de animales. Por lo tanto, es bueno que aun en nuestra dispensación examinemos el tema de los deportes sangrientos como la caza, las corridas de toros y cosas por el estilo. Este versículo hasta sugiere que los que practican tales cosas andan en un camino diferente al del Señor. 66:4 - “También yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada”. Una vez más nos encontramos con la terrible advertencia que si elegimos un camino contrario a la voluntad de Dios para nuestra vida, entonces Él escogerá nuestros engaños. Ezequiel 20:25 lo repite, y culmina en los postreros días cuando el Señor envíe un poder engañoso sobre los que se complacen en la injusticia, para que aun crean al Anticristo, 2ª Ts. 2:10, 11. 66:5 - “Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos”. El Señor ahora dirige una palabra de esperanza a los que han sido oprimidos por sus hermanos en el cuerpo de Cristo. Muchos de nosotros hemos tenido la experiencia que se nos ha pedido que dejemos nuestra iglesia porque abrazamos la verdad presente. Sin embargo, cuando el Señor visite a Su Iglesia aparecerá para nuestro gozo, pero para vergüenza de ellos. En Juan 16:20-22 Jesús habló de la misma manera. Pero, como se aclara aquí, el Señor es también un Dios de juicio. 66:6 - “Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos”. En los Últimos Días el Señor enviará Sus juicios desde Jerusalén contra todos Sus enemigos. Zacarías 12:56 y 14:12 lo confirman. 66:7 - “Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo”. El profeta ahora presenta el tema del hijo varón. Este pasaje y acontecimiento se relaciona con lo que Juan vio y registró en Apocalipsis 12:5: “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono”. De manera que debemos suponer que es un grupo de vencedores nacidos de Sion espiritual, durante la Gran Tribulación cuando Satanás es arrojado del cielo. 66:8 - “¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos”. De esta manera, también parece que en Sion natural se producirá la aparición de un grupo vencedor así como también un nacimiento. El libro de Isaías 231 66:9 - “Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios”. En los últimos días, El Señor producirá un abundante nacimiento de verdaderos creyentes. 66:10 - “Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella”. Jerusalén será muy bendecida cuando el Señor produzca este grupo de verdaderos creyentes. Queda claro que aquí se refiere tanto a la Jerusalén natural como a la espiritual. Todos los que se unan a la causa justa de Jerusalén, cuando Dios ponga fin a su cautiverio, tendrán gran regocijo. 66:11 - “Para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria”. Se considera a los gentiles como niños, y a Jerusalén como la madre que los alimentará con sus bendiciones. 66:12-13 - “Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo”. Nuevamente nos encontramos con la imagen de Jerusalén como la madre espiritual, y de los gentiles creyentes como sus hijos a quienes ella alimenta. El Señor concederá paz y consuelo a Su amada ciudad durante el período del Milenio. 66:14 - “Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos”. El Señor aquí una vez más hace diferencia entre la gran bendición y el gozo de corazón que disfrutarán Sus siervos, mientras que Sus enemigos soportarán Su indignación. Nunca debemos olvidar estos dos aspectos de Su naturaleza. 66:15-16 - “Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados”. Esta es una descripción de la Segunda Venida, cuando el Señor descenderá con fuego y con carros del ejército angelical para dar muerte a los impíos, comparar Ap. 19:11-14; Jud. 14 y 15. 66:17 - “Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová”. El objeto de la gran furia e ira del Señor son los que adoran ídolos. La mención de la carne de cerdo nos hace pensar en la profanación y el sacrilegio final del templo realizado por el Anticristo quien ofrecerá carne de cerdo sobre el altar de Jerusalén. 66:18 - “Yo, por causa de sus acciones y sus ideas, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria”, (NVI). Una vez más se refiere a la Segunda Venida cuando el Señor reunirá a todas las naciones contra Jerusalén. Luego colocará una señal que es la señal del Hijo del Hombre: el Señor Jesucristo, Mt. 24.30. 66:19 - “Les daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Pul, Lidia (famosa por sus arqueros), Tubal y Grecia, y a las costas lejanas que no han oído hablar de mi fama 232 El libro de Isaías ni han visto mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria entre las naciones”, (NVI). Aquellos que escapen de las naciones que vienen contra Jerusalén, comparar Zac. 14:16, serán enviados como testigos a las naciones que no han conocido la gloria del Señor. Se mencionan específicamente las naciones de: Tarsis – España. Pul – un pueblo que forma parte de Egipto actual. Lud – también ha sido identificado con Libia. Tubal – aquellos que habitan un área cercana y en los alrededores del Mar Negro. Javán – es un nombre que se da a menudo a los griegos 66:20 - “Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los traerán a mi monte santo en Jerusalén, como una ofrenda al SEÑOR; los traerán en caballos, en carros de combate y en literas, y en mulas y camellos – dice el SEÑOR—. Los traerán como traen los israelitas, en recipientes limpios, sus ofrendas de grano al templo del SEÑOR”, (NVI). Aquellos que han escapado a la devastación de las naciones que acamparon contra Israel serán a su vez enviados de regreso a sus tierras, para escoltar a los hijos cautivos de Israel que regresan a morar en su propia tierra. Los que vuelven del cautiverio serán una ofrenda santa al Señor como la ofrenda de grano de los tiempos antiguos. 66:21 - “Y de ellos escogeré también a algunos, para que sean sacerdotes y levitas – dice el SEÑOR”, (NVI). El Señor tomará para Su servicio a algunos de los que regresen (ver Is. 61:6). 66:22 - “Porque así como perdurarán en mi presencia el cielo nuevo y la tierra nueva que yo haré, así también perdurarán el nombre y los descendientes de ustedes –afirma el SEÑOR—”, (NVI). El Señor hará que el nombre y los descendientes de aquellos que regresen permanezcan en Su presencia para siempre. Ahora viene el gran final del libro de Isaías. Concluye con una terrible advertencia para los que cometen transgresiones contra Dios. 66:23-24 - “Sucederá que de una luna nueva a otra, y de un sábado a otro, toda la humanidad vendrá a postrarse ante mí —dice el SEÑOR—. Entonces saldrán y contemplarán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí. Porque no morirá el gusano que los devora, ni se apagará el fuego que los consume: ¡repulsivos serán a toda la humanidad!”, (NVI) Sin duda, como hemos visto en otros pasajes, habrá para Israel en particular un regreso a ciertos segmentos de la época de la ley. Lo vemos en los sacrificios que se mencionan en conexión con el templo de Ezequiel, el templo que se construirá durante el Milenio y se terminará unos catorce años después de la Segunda Venida. (Para más detalles por favor ver nuestro libro sobre Ezequiel.) Se reinstituirán las nuevas lunas y los días de reposo. Todos vendrán a adorar al Señor en momentos específicos. Un aspecto involucrará observar en el pozo abierto del abismo, dónde se verán claramente los cadáveres de los transgresores sufriendo la tortura eterna en el lago de fuego. En Marcos 9:43-47 Jesús mismo hizo referencia a esto: “Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te El libro de Isaías 233 es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno”. De manera que, el Reino Milenial será un gobierno con vara de hierro. A pesar de eso, algunos elegirán ser transgresores. Éstos sufrirán los tormentos de la condenación eterna. Más aun, sus tormentos se podrán observar en el pozo abierto del abismo, cerca de Jerusalén. CONCLUSIÓN El libro de Isaías, además de exponer con fenomenal exactitud profética acontecimientos pasados y futuros, es un libro de advertencias. Isaías describe las bendiciones eternas de los justos y los tormentos eternos de los malvados. Que podamos prestar atención a estas inquietantes advertencias y que por Su gracia procuremos vivir una vida de santidad y reverencia delante de Él todos los días de nuestra vida. ¡Amén! 234 El libro de Isaías APÉNDICE TABLA CRONOLÓGICA DE LOS REYES REINO DEL SUR REINO DEL NORTE REYES DE JUDÁ REYES DE ISRAEL Roboam Abías Asa 17 años 3 años 41 años Jeroboam I 22 años Josafat Joram Ocozías Atalía (reina) Joás 25 años 8 años 1 año 6 años 40 años Nadab Baasa Ela Zimri Omri - Tibni Omri Acab Ocozías Joram 2 años 24 años 2 años 7 días 4 años 8 años 22 años 2 años 12 años Jehú Joacaz Joás Jeroboam II Zacarías Salum 28 años 17 años 16 años 41 años 6 meses 1 mes Manahem Pekaía Peka Oseas 10 años 2 años 20 años 9 años Amasías 29 años Uzías (Azarías) 52 años Jotam 16 años Acaz 16 años (co-reinó con Jotam por 3 años) Ezequías 29 años 722 a.C. – Caída de Samaria. Las diez tribus del Norte fueron Manasés 55 años esparcidas durante la invasión asiria. Amón 2 años Josías 31 años Joacaz 3 meses Joacim 11 años Joaquín 3 meses Sedequías 11 años * 586 a.C. – Destrucción de Jerusalén. Judá fue al cautiverio babilónico. El libro de Isaías 235 LOS REYES DE EGIPTO Maneto, el sacerdote egipcio que vivió durante el reinado de Ptolomeo I (305-282 a.C.), dividió la historia egipcia en treinta dinastías. Los eruditos han aceptado tal división a través de los siglos posteriores por estar basada en excelentes fuentes nativas. 11a Dinastía 2134-1991 a.C. 12a Dinastía Gobierno hicso 1991-1786 1710-1540 18a Dinastía Tutmosis III Amenofis III Amenofis IV (Akhenatón) 1552-1305 1490-1437 1390-1353 1361-1345 19a Dinastía Ramsés Setos (Seti) I Ramsés II Meneftá (Mernepta) 1305-1198 1305-1304 1304-1290 1290-1224 1224-1214 20a Dinastía [Setnakht y Ramsés III-XI] 1198-1069 21a Dinastía 1068-945 [Psusenes I, Amenemope, Siamón (Siamun), Psusenes II] 22a Dinastía Sheshonq I (Sisac) (en 925 invadió Israel) Osorkón I Sheshonq V Osorkón IV 945-715 945-924 25a Dinastía Sabaká (Shabako) Sabatoká (Shebitku) Tirhaca (Taharca, Tiracá) 716-664 716-702 702-690 690-664 924-889 889-874 730-715 236 El libro de Isaías 26a Dinastía Tanutamón (Tanwetamani) Psameticus I Necao II Psameticus II Apries (Hofra) Amasis (Ahmose II) Psameticus III 664-525 664-656 664-610 610-595 595-589 589-570 570-526 526-525 Ptolomeo I Soter * Ptolomeo I anexa Judá en 320 Ptolomeo II Filadelfo Ptolomeo III Euergetes Ptolomeo IV Filopator Ptolomeo V Epífanes 323-282 282-246 246-222 222-205 204-180 LOS REYES DE ASIRIA Salmanasar I Tukulti-Ninurta I Adad-Shum-iddina Nabucodonosor I (Babilonia) Tiglat-pileser I Assurdan (Asuradán) II Adad-nirari II Asurnasirpal II Salmanasar III Samsi-adad Adad-nirari III Tiglat-pileser III Salmanasar V Sargón II * Caída de Samaria en 722 Senaquerib Esarhadón Asurbanipal IV (Sardanápalo) (Asnapar, Esdras 4:10) Sinsariskan (Sin-sar-iskum) * Níneve cae ante Nabopolasar de Babilonia Assurballit (Assur-ubal.lit) (Resistió en Harán) * Fin del imperio asirio 1274-1245 a.C. 1244-1208 1224-1219 1124-1103 1115-1077 933 912-890 883-859 859-824 824-811 811-783 745-727 727-722 722-705 705-681 681-669 669-627 627-612 612 612-609 609 El libro de Isaías 237 LOS REYES DE SIRIA Hiram I de Tiro 979-945 a.C. Rezón 955-925 Hezión 925-915 Tabrimón 915-900 Ben-adad I 900-860 Et-baal I de Tiro 898-866 Ben-hadad II (Hadadezer) 860-843 Hazael 843-796 Ben-hadad III 796-770 * Jeroboam II de Israel domina Siria 770-750 Rezín 750-732 * Damasco cae ante Tiglat-pileser III de Asiria en 732 a.C. 238 El libro de Isaías LOS REYES DE BABILONIA Nabopolasar 626-605 a.C. Nabucodonosor II 605-562 Amel-Marduk (Evil-merodac) 562-560 Neriglisar 560-556 Labashi-Marduk 556 (9 meses) Nabonido 556-539 Belsasar 553-539 * Babilonia cae ante los medos y los persas (Ciro) en 539 a.C. LOS REYES DE PERSIA Ciro Cambises Seudo Smerdis Darío I Histaspes Jerjes I (Asuero) Artajerjes I Darío II (Notus) Artajerjes II Mnemon Artajerjes III Ocus Arses Darío III Codomanus 539-530 a.C. 530-522 522 (8 meses) 522-486 486-465 464-423 423-404 404-359 359-338 338-336 336-331 LOS REYES DE GRECIA Alejandro Magno 331-323 a.C. Sus cuatro generales: Casandro - tomó Macedonia Lisímaco - tomó Tracia Seleuco - tomó Siria Ptolomeo - tomó Egipto y Palestina Libros por el Dr. Brian J. Bailey Comentarios sobre los libros de la Biblia Génesis: El libro de los orígenes Fiestas y Ofrendas, el libro de Levítico Rut: La novia gentil de Cristo Las tres casas de Esther Salmos I: Capítulos 1-50 Salmos II: Capítulos 51-100 Salmos III: Capítulos 101-150 El libro de lamentaciones El carro del trono de Dios: Una exposición del libro de Ezequiel Daniel Profetas Menores I: La restauración de los caídos (Oseas) Profetas Menores II: Joel – Sofonías El Evangelio de Mateo El Evangelio de Juan El Evangelio de Lucas Romanos: Más que vencedores Soldados de Cristo: Una exposición de la epístola de Pablo a los Efesios Dando en el blanco: Una exposición de la epístola a los Filipenses Colosenses y Filemón: La Senda de la Santidad Hebreos: Detrás del velo Las dos Sabidurías: La epístola de Santiago Las Epístolas de Juan Apocalipsis Otros libros El Viaje de Israel El Tabernáculo de Moisés Estudios sobre las vidas de David y Salomón Pilares de la fe El Espíritu Santo La vida de Cristo La Segunda Venida: Una exposición de la segunda venida del Señor Los Nombres de Dios Maestros de Justicia