¿qué pueden esperar los ciudadanos del farmacéutico en

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¿QUÉ PUEDEN ESPERAR LOS CIUDADANOS DEL
FARMACÉUTICO EN BENEFICIO DE SU
SALUD?
Mª Teresa Alfonso Galán
Universidad de Alcalá de Henares, Madrid. España.
esmtag@sanita.alcala.es
RESUMEN
En España hay una nuevas funciones definidas en la Legislación de oficinas de Farmacia, y teniendo en cuenta 1. las
demandas de las asociaciones de consumidores a los farmacéuticos y 2. los principios del Código Deontológico de la
Federación Internacional de Farmacéuticos (establecidos en Vancouver en 1997), se concluye que la responsabilidad
profesional, los ciudadanos pueden exigir al farmacéutico una mayor implicación en los resultados de su farmacoterapia para
que ésta sea segura y efectiva.
Palabras clave:ética, farmacia, legislación, España.
ABSTRACT
The new Drugstore Legislation in Spain increased the number of functions for the Pharmacy professional. Considering 1 what
the consumer associations demand from these professionals and (2) the principles of the International Pharmacy Federation
Code of Deontology signed in Vancouver en 1997, I conclude that the greater professional responsibility allows consumers to
request a deeper involvement in the results of treatment, which should be effective and safe.
Key words: ethics, pharmacy, legislation, responsibility, Spain.
Una profesión se legitima por su servicio a la
sociedad a la que sirve, y una profesión sanitaria
por atender, prevenir y resolver problemas de
salud.
Los servicios que ofrece la profesión de
farmacia son diversos y múltiples como lo son
también sus especializaciones, algunas muy
desconocidas para la población, que no identifica
con ellas a los farmacéuticos, o no sólo a los
farmacéuticos al estar compartidas con otras
titulaciones.
El
farmacéutico
puede
especializarse en España en Farmacia
Comunitaria, estructuras de Atención Primaria,
Servicios de Farmacia de Hospitales, Radio
farmacia, Análisis Clínicos, Microbiología,
Parasitología, Bioquímica Clínica, Farmacia
Industrial y Galénica, Sanidad Ambiental y Salud
Pública, Análisis y Control de Medicamentos y
Drogas,
Nutrición
y
Dietética.
También
encontramos farmacéuticos en las diferentes
estructuras de la Administración del Estado,
central y autonómica, y naturalmente en las
Facultades de Farmacia.
A pesar de esa diversidad de especializaciones,
podemos decir que sólo el primer sector de
farmacéuticos (en oficinas de farmacia, en
estructuras de atención primaria,
y en
hospitales) es genuinamente de farmacéuticos. El
resto es compartido con otras titulaciones.
Los farmacéuticos de los Servicios de
Hospital, que comenzaron su andadura a
mediados de los años de 1960 en Estados
Unidos (y una década después en España)
poniendo en marcha lo que se ha dado en llamar
Farmacia Clínica, han ido tomando cuerpo y
protagonismo en los hospitales y han hecho su
trabajo no sólo imprescindible sino necesario.
Los farmacéuticos de Atención Primaria, se
pusieron en m archa en España en la década de
los años de 1990, y no sin reticencias por parte
de los médicos pues en un primer momento
fueron vistos como inspectores de sus
prescripciones. Hoy también son una figura
necesaria e imprescindible para, en colaboración
con los médicos, mejorar la farmacoterapia en el
sector primario.
Los farmacéuticos que trabajan en las
farmacias, siguen siendo mayoría en la profesión.
En España los datos del Consejo General de
1
Colegios Oficiales de Farmacéuticos señalan que
en 1998 (para una población cercana a los
cuarenta millones de personas) el número de
farmacias era ya de 19.222, y el nº de
farmacéuticos colegiados de 46.761.
Rev.Latinoam.Der.Méd. Medic. Leg. 4(2): 67 -71, Dic. 1999
Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal
Es por tanto el farmacéutico de oficina de
farmacia (farmacéutico comunitario) el que identifica
primordialmente el ciudadano cuando se habla de la
profesión de la farmacia. Es ese farmacéutico el que
da la imagen de la profesión.
La población sabe también que en la farmacia no
se producen ya, o en grado mínimo, medicamentos.
Los medicamentos que se dispensan en las
farmacias los produce fundamentalmente la Industria
Farmacéutica.
En las últimas dos décadas, en España, el
número de farmacias ha ido aumentando
progresivamente, sin variar la población. Hoy el
porcentaje es de 2000 habitantes por farmacia, uno
de los más bajos de Europa. La Ley de Regulación
2
de los Servicios de Farmacia y las leyes de
ordenación farmacéutica de las Comunidades
Autónomas han ido bajando progresivamente el
número de habitantes exigidos para abrir una nueva
farmacia.
En Estados Unidos en cambio, el proceso ha
sido el contrario con el cierre progresivo de
farmacias (“comerciales”) en la última década, al no
poder competir, ayer, con la venta de medicamentos
por correo y, hoy, por Internet.
En España los ciudadanos han sido testigos del
aumento constante del número de farmacias, y de
una ampliación de su horario que puede llegar
incluso hasta las 24 horas del día. Por eso podemos
decir que en lo que respecta a “cantidad” de servicio
farmacéutico los ciudadanos españoles tienen ahora
más farmacias y a cualquier hora del día. Nuestra
legislación
ha
propiciado
esa
situación,
evolucionando en una dirección señalada por las
demandas
de
numerosos
farmacéuticos
desempleados que han querido abrir su propia
farmacia, y por farmacéuticos con farmacia que han
querido abrir todo el día.
Esas demandas de mayor número de farmacias
y flexibilidad de horarios hasta llegar a las 24 horas
diarias, fueron apoyadas con entusiasmo por las
asociaciones de consumidores, y por los
ciudadanos.
Pero ¿qué podemos decir de la calidad del servicio
farmacéutico?; ¿son todas las farmacias iguales?, ¿se
atiende igual en todas las farmacias?, ¿están igual de
seguros los ciudadanos en cualquier farmacia?, ¿es
suficiente con la adquisición del medicamento? ¿o
68
podemos exigir al farmacéutico algo más?.
Efectivamente no es sólo cantidad lo que
preocupa a las asociaciones de consumidores.
Preocupa también la calidad. En otro momento
podríamos preguntarnos si se puede ofrecer
calidad en una farmacia con pocos n
i gresos, y
poco personal. Ese sería otro asunto, y además
serio. De momento vamos a tratar de responder
acerca de qué servicios farmacéuticos pueden
interpretarse hoy como una oferta de calidad.
Las asociaciones de consumidores nos han
marcado de una manera indirecta lo que esperan
de los farmacéuticos. En España se llevaron a
3
4
cabo tres encuestas en los años de 1993 , 1995 y
5
1997 por las asociaciones de consumidores,
utilizando falsos pacientes dirigiéndose a
numerosas farmacias en diversas regiones y
localidades, solicitando antibióticos y otros
medicamentos que precisan igualmente receta
médica para su dispensación, consultando sobre
qué hacer en trastornos menores previamente
determinados, y solicitando los así denominados
“productos milagro”. Las conclusiones, muy
negativas para un porcentaje significativo de
farmacéuticos, fueron que muchos medicamentos
que precisaban receta se daban sin ella; los falsos
pacientes desconocían si les había atendido el
farmacéutico; el silencio era prácticamente la
norma, sin preguntas ni consejos; y además se
dispensaban las marcas más caras.
En Francia, en 1995, tampoco salieron muy
6
bien considerados los farmacéuticos , y los
consumidores del Reino Unido también han puesto
en entredicho en varias ocasiones la labor de o
ls
farmacéuticos 7.
Por tanto es evidente que el ciudadano espera
que el farmacéutico se identifique como tal, que le
pregunte y le aconseje. Es evidente también que
los ciudadanos critican que se den antibióticos sin
receta (aunque cínicamente seguramente algunos
justificarían que se los dieran ante cualquier
demanda personal), y que no se den
medicamentos inútiles, o ineficaces.
En definitiva las asociaciones de consumidores
quieren farmacéuticos competentes y también
responsables, y critican lo que cons ideran
dispensación incompetente e irresponsable, que
puede poner en riesgo su salud, o gastar
inútilmente su dinero.
Ma. Teresa Alfonso / El farmacéutico y la salud
____________________________________________________________________________
Pero la evolución de nuestras leyes de atención
farmacéutica (y van a ser tantas como
Comunidades Autónomas tenemos ¡diecisiete¡,
más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla),
no sólo ha ido favoreciendo una mayor “cantidad”
de
servicio
farmacéutico,
también
está
favoreciendo y alentando una mayor “calidad”, al
exigir más funciones y servicios muy concretos que
van en la dirección de la atención al paciente. Son
las siguientes, correspondientes a los puntos 5, 6,
7, 8 y 9, del artículo 1º de la Ley de regulación de
servicios de las oficinas de farmacia de 1997
anteriormente citada2:
A finales del siglo XX estamos presenciando
(por la realidad de las ventas por correo en países
que lo permiten e Internet) el ocaso del
farmacéutico dispensador (distribuidor minorista).
¿Daremos el paso al farmacéutico cuidador de la
farmacoterapia del paciente?. ¿o interpretaremos
que esa es misión exclusiva de los médicos?
¿Dejaremos que el gran problema de la morbilidad
y mortalidad asociada a los medicamentos se
agrave? ¿Se especializarán otros profesionales
sanitarios no farmacéuticos, por ejemplo
enfermería, en la solución de este problema?.
En la atención farmacéutica el farmacéutico se
compromete a que la medicación prescrita no
cause problemas (o éstos sean mínimos) y
beneficie al paciente, o a que se le prescriba una
medicación que necesite y no esté tomando, para
sus problemas de salud.
5. La información y el seguimiento de los
tratamientos farmacológicos a los pacientes.
6.
7.
La colaboración en el control del uso
individualizado de los medicamentos, a fin de
detectar las reacciones adversas que puedan
producirse y notificarlas a los organismos
responsables de la fármaco vigilancia.
El reto del farmacéutico comunitario va a ser
entonces pasar del énfasis en el rol comercial al
énfasis en la función asistencial, en comunicación
con médicos y otros cuidadores del enfermo.
La colaboración en los programas que
promuevan las Administraciones sanitarias
sobre garantía de calidad en la asistencia
farmacéutica y de la atención sanitaria en
general, promoción y protección de la salud,
prevención de la enfermedad y educación
sanitaria.
Aunque en España (con los farmacéuticos de la
Red Española de Atención Primaria, y ciertamente
también en otros países europeos desarrollados),
ha habido farmacéuticos que iniciaron ese proceso
hace más de quince años, hay que señalar que el
cambio fundamental se ha iniciado en la última
década de los años de 1990, primero en Estados
Unidos 8 y después en varios países de la Unión
Europea con la Pharmaceutical Care Network
Europe. Es lo que se ha venido a denominar
Pharmaceutical Care, que en España se ha
traducido por parte de los farmacéuticos más
activos y pioneros, ciertamente con la mejor
intención, como “Atención Farmacéutica”: La
provisión responsable de la terapia con fármacos
con el objetivo de alcanzar unos objetivos
previamente definidos que mejoren la calidad de
vida de los pacientes.
8. La colaboración con la Administración sanitaria
en la formación e información dirigidas al resto
de profesionales sanitarios y usuarios sobre el
uso racional de los medicamentos y productos
sanitarios.
9. La actuación coordinada con las estructuras
asistenciales de los Servicios de Salud de las
Comunidades Autónomas.
Es claro por tanto que la función del
farmacéutico va más allá de la dispensación
clásica, y lleva consigo una mayor implicación en
los resultados de la farmacoterapia del paciente.
La Atención Farmacéutica trata de prevenir y
resolver los problemas en relación con la
medicación,
documentando
siempre
las
intervenciones, y comunicando con el médico
siempre que sea necesario.
A finales del siglo XIX vimos (o vieron nuestros
antepasados en España, y no sin tensiones que
pusieron entonces en peligro la supervivencia de la
profesión de farmacia) el paso del farmacéutico
productor y elaborador (en su botica) al
farmacéutico dispensador (distribuidor minorista de
los medicamentos que otros elaboraban).
Los
Problemas
en
Relación con
la
Medicación (PRM) se clasificaron en Estados
9
Unidos en siete grupos . En España (Granada
69
Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal
1998), un panel de expertos los clasificó en seis
grupos relacionados con la Indicación, Efectividad, y
Seguridad 10. Son los siguientes:
3. Tomamos una dosis tóxica, o por el contrario
que no es efectiva por insuficiente.
Los ciudadanos podemos esperar en suma de
los farmacéuticos no la distribución simple de un
medicamento,
sino
atención
farmacéutica
responsable
de
los
resultados
de
la
farmacoterapia.
Indicación:
PRM 1. El paciente no usa los medicamentos que
necesita.
PRM 2: El paciente usa medicamentos que no
necesita.
No es fácil su implantación generalizada en las
farmacias, precisa recursos técnicos y humanos,
tiempo, competencia, y sobre todo una nueva
actitud
fundamentalmente
por
parte
de
farmacéuticos, e indirectamente por parte de los
médicos.
Efectividad:
PRM 3. El paciente usa un medicamento que
está mal seleccionado.
PRM 4. El paciente usa una dosis, pauta y/o
duración inferior a la que necesita.
También lleva consigo recursos económicos
adicionales en un momento en el que el Estado (al
menos de momento) no está pagando a las
farmacias por servicios sino en función de las
ventas de medicamentos.
Seguridad:
PRM 5. El paciente usa una dosis, pauta y/o
duración superior a la que necesita.
El cambio es necesario; no sólo para la
sociedad, preocupada por la morbilidad y la
11
mortalidad asociada a los medicamentos , sino
para los farmacéuticos que se enfrentan a la
encrucijada de seguir en la misma dirección del
pasado, no sabemos bien por cuanto tiempo más
con su distribución minorista, o aumentar su
responsabilidad en la buena utilización de los
medicamentos. Si el farmacéutico no acepta esa
responsabilidad se enfrentará tal vez a su
desaparición como profesional sanitario.
PRM 6. El paciente usa un medicamento que le
provoca una Reacción Adversa a Medicamentos.
Todos los problemas relacionados con la
medicación pueden registrarse así, facilitando
estudios que se hagan sobre problemas en relación
con la medicación y permitiendo comparaciones.
Si somos conscientes de que la legislación ya
reclama esas funciones; Si las asociaciones de
consumidores, de una manera espontánea lo exigen
y lo esperan; si el Código deontológico de la
Federación
Internacional
de
Farmacéuticos
(Vancouver
1997),
declara
como
primera
responsabilidad del farmacéutico promover el
derecho de los individuos al acceso a tratamientos
seguros y efectivos; entonces sólo nos queda como
farmacéuticos ser conscientes de nuestra misión y
ofrecer estos servicios a los ciudadanos:
El prestigio de las profesiones reside en
criterios de dinero, saber y poder. La profesión de
farmacéutico es todavía una profesión de
12
prestigio . Pero los cambios en la sociedad están
llevando a que el farmacéutico comunitario vaya
perdiendo dinero, por el mayor número de
farmacias que atienden a una población que en
España no crece; a que esté infrautilizado su saber
por las escasas funciones asistenciales que ha
tenido en los últimos años, y a que pierde poder al
no tener responsabilidad o haber sido ésta mínima.
En definitiva, como ciudadanos tenemos derecho
a que se nos advierta si:
1. Necesitamos una medicación que no estamos
tomando (por falta de diagnóstico médico o
incumplimiento de lo prescrito);
Hoy ya no es así; nuestra legislación nos exige
responsabilidad (compartida) en la calidad de la
farmacoterapia y sus resultados en pacientes
concretos para mejorar su calidad de vida; los
ciudadanos no solo lo demandan sino que lo
necesitan. El reto es pues inexcusable.
2. No necesitamos una medicación que tomamos
(por incompatibilidad, interacción, reacción
advers a, alergias…);
70
Ma. Teresa Alfonso / El farmacéutico y la salud
____________________________________________________________________________
Literatura citada
1.
2.
Consejo General de Colegios Oficiales de
Farmacéuticos. La Farmacia en España.
Farmacéuticos. Nº especial 1999: 3-18.
Cortes españolas. Ley 16/1997 de 25 de
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Oficinas de Farmacia. BOE 1997;(100):
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3.
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Maestra 1993;(151): 4-12.
4.
Anónimo. Informe UCE sobre la venta de
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1995; (agost): 45.
5.
Anónimo. Exceso de
consejos
mejorable s.
1997;(13): 8-17.
6.
Bardelay D. ¡Bravo aux. 17%¡. La revue
prescrire. Octobre 1995.15(155): 641.
7.
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8.
Hepler CD, Strand LM. Opportunities and
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9.
Strand LM et all. Drug related problems:
Their structure and function. DICP. Ann of
Pharmacother 1990; 24: 1093-1097.
10.
Panel de Consenso. Consenso de
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con medicamentos. Pharm Care Esp
1999;1: 113-122.
11.
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Atención Farmacéutica. Pharm Care Esp
1999; 1: 428-457.
12.
Carabaña J, Gómez C. Escalas de
prestigio
profesional.
Cuadernos
Metodológicos
del
Centro
de
Investigaciones Sociológicas. Madrid 1996.
antibióticos y
OCU
Salud
71
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