El agujero del ozono El Agujero de Ozono es un severo adelgazamiento característico del ozono (O3) estratosférico que ocurre cada primavera en el continente Antártico. Aunque se conoce como el Agujero de Ozono, la palabra “agujero” da idea de ausencia de O3, lo cual no es correcto. Es más exacto hablar de adelgazamiento de la capa de ozono, lo cual es un problema sumamente serio. Cuando hablamos de la atmósfera y su estructura, describimos una capa llamada ozonósfera ubicada en la estratosfera inferior, que es más delgada entre los trópicos y más densa hacia los polos. Repasemos sintéticamente algunos datos básicos en cuanto a qué es el ozono y cómo se forma. El ozono es un gas, formado por 3 moléculas de oxígeno monoatómico. La luz solar ultravioleta participa tanto en la formación como en la destrucción del ozono, y es a través de una serie de reacciones químicas que la cantidad de ozono se autorregula de forma natural. A unos 20 km de la superficie terrestre es donde hay mayor concentración de ozono. La cantidad de O3 sobre un punto dado de la superficie de la Tierra se mide en Unidades Dobson (UD) – típicamente es de aproximadamente 260 UD cerca de los trópicos y más alto en los otros lugares, si bien existen grandes variaciones según la estación. Los niveles de ozono sobre la Antártida han variado en los últimos 20 años, según los resultados obtenidos a través del EMOT (Espectrómetro de Mapeo de Ozono Total) instrumento transportado por satélite que se utiliza para obtener una imagen global de los niveles de ozono. En los años 70, los científicos comenzaron a alertar sobre la persistencia de los productos clorofluorcarbonados (CFC) en la atmósfera, mucho después de haber cumplido el propósito para el que fueron creados (refrigeradores, equipos de aire acondicionado, solventes industriales, latas de rociadores). Estos elementos CFC siguen mezclándose en la atmósfera y eventualmente se esparcen hacia la estratosfera. Esta señal de alerta no fue tomada con seriedad hasta que se descubrió el adelgazamiento sobre la Antártida en los 80, cuando los científicos comenzaron a relacionar este dato con, por ejemplo, el cáncer de piel. En la década del 90, los instrumentos satelitales detectaron que el problema no se limitaba a la Antártida, sino que se extendía de la estratosfera hacia otras áreas, incluyendo las latitudes medias más densamente pobladas. Se descubrió la existencia de otros destructores del ozono y se confirmó que la capa se estaba volviendo más delgada. El adelgazamiento es causado por la destrucción del ozono producida por el cloro. Típicamente, esto sucede en cada primavera del Hemisferio Sur, de setiembre a noviembre. Hay tres factores que interactúan para provocar el adelgazamiento sobre la Antártida: las nubes estratosféricas polares (un tipo especial de nube que se forma únicamente a temperaturas muy bajas – por debajo de -80º C (-112° F) - en latitudes más altas y altitudes mayores); los contaminantes CFC y la luz del Sol. Después de los 6 meses de noche antártica, el frío es tan intenso que se genera un “vórtice polar”, que rodea a la Antártida en su circulación. En estas circunstancias se forman las NEP (nubes estratosféricas polares), inicialmente como tri-hidrato de ácido nítrico. Esto se debe principalmente a la emisión de sustancias químicas que contienen cloro, bromo, óxidos de nitrógeno y otros compuestos halógenos. A medida que la temperatura desciende comienzan a formarse gotas más grandes de agua helada conteniendo ácido nítrico disuelto. Su composición exacta es todavía materia de intensa investigación científica. Estas NEP son cruciales en la pérdida del ozono. Al regresar el Sol en la primavera, descompone los CFC, produciendo cloro, y estas moléculas reaccionan en la superficie de las NEP para dividir el ozono en oxígeno. Es suficiente 1 molécula de cloro para comenzar a destruir el ozono. Cuando el vórtice polar desaparece en noviembre, el aire antártico se mezcla con la concentración normal de O3 de las latitudes más al norte, aumentando la cantidad de O3. Surge la pregunta de por qué hay más adelgazamiento cerca del Polo Sur que sobre el Polo Norte. La respuesta es muy sencilla, el invierno antártico es más severo que el ártico, así que el vórtice polar norte es más débil y las NEP son menos comunes. Sin embargo, hay malas noticias con respecto al Polo Norte: se ha detectado un aumento de NEP. El calentamiento global es en parte responsable de esto, ya que la parte inferior de la atmósfera se vuelve más cálida, pero más fría en la estratosfera. El Protocolo de Montreal, firmado por 160 países en 1987, fue la primera medida global que se tomó como compromiso para cesar la producción de CFC en el año 2000 y de reducir a partir de ese momento la producción de otros químicos que también perjudican la capa de ozono (como el metil bromuro), lo cual no se cumplió. Las erupciones volcánicas suministran millones de partículas que van directamente a la atmósfera colaborando negativamente con la lisis del ozono, por lo que un exceso de estos compuestos provocados por una erupción resultan en una mayor destrucción de O3. Los países de la Comunidad Económica Europea han adoptado medidas aún más estrictas que las que requieren los acuerdos del Protocolo de Montreal. Reconociendo su responsabilidad hacia el medio ambiente global, acordaron detener la producción de los principales CFC desde el comienzo de 1995. También se están fijando plazos no tan alejados en el tiempo para el cesar el uso de otros compuestos que reducen el O3. Se estima que estas limitaciones llevarían a una recuperación de la capa de ozono hacia el año 2050; la Organización Meteorológica Mundial había estimado el 2045, pero investigaciones recientes sugieren que el problema es quizás mucho mayor de lo que se había anticipado. Años después hubo otra iniciativa en este sentido, el famoso Protocolo de Kyoto, un acuerdo internacional, celebrado en 1997, en Kyoto, Japón, a fin de hallarle solución a los problemas del cambio climático. Compromete a 38 países industrializados a detener la emisión de gases de invernadero. El Protocolo de Kyoto fue ratificado por un enorme número de países, y su meta consiste en que para el año 2012, la emisión de gases de invernadero se haya reducido hasta un 6% por debajo de los niveles de 1990.