superyo Relato de vida / Jean Carlos Guerrero Con mis manos siento y veo más” foto Roberto Mata “ Nació con dificultades para ver, perdió un ojo en un accidente y a los 19 años quedó totalmente ciego. A sus 29 trabaja, canta en una coral y es un padre feliz. Hoy, ofrece su visión –ganadora– de la vida / José Ramón Villalobos 60+SALUD superyo testimonio Me operaron de emergencia. Estuve en quirófano 6 horas. “Aún recuerdo las palabras del médico: ‘Jean Carlos, La retina estaba muy desprendida y se temía que quedara tu caso es irreversible: no podrás ver más’. El mundo se definitivamente ciego. Mientras regresaba a mi casa en Metro me fue a negro, mi mamá estalló en llanto y el doctor (la operación fue ambulatoria), me quejaba del fuerte dolor me abrazó. y le decía a mi mamá que me quería morir. Estuve vendado Nací con problemas en la vista. De pequeño me ponía por un mes, con la esperanza de recuperar la vista. a pocos centímetros del televisor y tenía que acercarme A los dos meses ¡volví a ver! Jamás olvidaré la sensación mucho a los objetos para reconocerlos. Mi mamá, en medio cuando me quitaron la venda. Veía, con un solo ojo, medio de la humildad en la que vivíamos, pudo llevarme al hososcuro, pero veía. Los doctores me dijeron que me tenía que pital. El diagnóstico: subluxación del cristalino y 7 grados cuidar más que nunca, porque se me podía subir la tensión de miopía. Me indicaron unos lentes pesados y grandes. del ojo y perderlo otra vez. Y ese año (1995), por angustias Tenía 3 años. personales y premuras económicas, se me ‘tensionó’. Perdí En el colegio siempre me tenía que sentar frente al pila visión... de nuevo. zarrón. Nunca saqué 20, no por mal estudiante, sino por Por segunda vez entré en quirófano, pero los médicos mi dificultad para leer. Fueron años que me marcaron me advirtieron que las posibilidades de recuperar la vista muchísimo: mis compañeros me llamaban ‘cuatro ojos’ eran, prácticamente, nulas. Así fue. No se pudo hacer nada. y las niñas que me gustaban me decían ‘virolo’. Cuando Quedé ciego a los 19 años. regresaba de la escuela lloraba. Me encerré por tres meses. No queComo refugio, y a pesar de mi dería que nadie me dijera ‘pobrecito’. ficiencia, comencé a hacer deporte, Lo único que pensaba era ‘Dios, ¿por hasta que la vida, a los 9 años, me jugó Una noche, qué ciego?’. Estuve atrapado en una una mala pasada. En una práctica de solo en mi cuarto, lucha entre el Jean Carlos vidente y fútbol, un compañero pateó el balón y, el invidente. El vidente decía ‘quiero en vez de dirigirlo al arco, me golpeó el seguir viendo’, y el invidente ‘resígojo derecho. Sentí un estallido fuerte, ‘y ese apellido nate’. Fue una pelea entre poder y quedé aturdido, viendo estrellas. Pensé, ¿para no poder. Pero una noche, solo en mi ‘caramba, no pudo pegarme en el estóqué lo tienes?’” cuarto, me pregunté: ‘y ese apellido mago, sino en el ojo’. Guerrero, ¿para qué lo tienes?’. En ese momento no le dije nada a Empecé a caminar con las manos mi mamá sobre el accidente. Al año, hacia adelante y descubrí el poder del tacto: ése fue el pridespués de estar sintiendo constantes puntadas y de ver mer sentido que desarrollé. En un centro de rehabilitación borroso, se lo comenté y fuimos al hospital. Me diagnostipara ciegos aprendí a leer y escribir en Braille, a manejarme caron traumatismo con desprendimiento de retina y me en la ciudad, a readaptarme. Tuve que aprender a vivir indicaron un tratamiento, pero ya el problema había avande nuevo. Caminar por Caracas siendo ciego no es fácil, zado mucho. Tuve que abandonar mis estudios. porque hay muchos huecos y árboles doblados. Llegué a A los 13 años –rebelde– me negué a seguir consultando caerme varias veces. a los médicos porque sentía que no mejoraba. Mientras Gracias a la ayuda de la Sociedad Amigos de los Ciegos tanto, mi ojito derecho se iba muriendo lentamente, hasta conseguí trabajo en su clínica. Ya tengo 5 años como teque pasó lo que temía: una mañana lo perdí del todo; sólo leoperador de mercadeo atendiendo 10 líneas telefónicas. distinguía una luz a lo lejos que a las pocas horas se apagó. Mi vida siguió. Hoy, hasta canto: soy barítono bajo en una Mi mamá y un amigo de la familia me convencieron de coral. Vivo con mi esposa, que es vidente –la conocí ya visitar a unos oftalmólogos de Santa Paula. Allí me dijeron ciego–, y con mi bebé. Tengo 10 años como invidente y no que, en efecto, había perdido el ojo derecho por un traulos cambio por los 19 en los que vi. matismo severo. No divisar la inmensidad del mar y la bruma de la neblina Entonces empezó un arduo trabajo por salvar el ojo sano, me duele, no lo niego. Apreciar la naturaleza es muy bello y porque existía la amenaza de que un coágulo del derecho muchos videntes no saben disfrutar de esa maravilla. Una pasara al izquierdo y se me desprendiera la retina. Y ocuvez me preguntaron si no quería ver la cara de mi esposa, rrió: un día empecé a ver cuarteado y vidrioso; colocaba la de mi hija. Dije que no: yo sé que son hermosas. Con mis mano enfrente y la veía hecha pedacitos. Mi mamá se sentó manos las siento más, las veo más”. a mi lado y le dije: ‘ahora sí, vieja, no veo nada’. “ me pregunté: Guerrero, • 61+SALUD