NUESTRA RESPONSABILIDAD PARA CON DIOS DEBE ESTAR POR ENCIMA DE CUALQUIER COSA Sermón para ser predicado el 11 de Agosto Predicado por el presidente de la División Interamericana Pr. Israel Leito en ocasión del congreso de Ministerio Infantil, Orlando, Florida. (Adaptado por Pr. Fernando Toala Carranza, director de Ministerios Personales y Evangelista de la Unión Venezolana Antillana, para la semana de énfasis espiritual) Lectura bíblica: Levítico 10:15-20 Introducción La historia de Nadad y Abiú es muy conocida por el fuego extraño que ellos utilizaron para acercarse a Dios. ¿Quiénes eran estos dos muchachos? Su historia ha sido contada infinidades de veces en nuestras iglesias. Se les hace ver como unos jóvenes descuidados en el deber y su responsabilidad para con Dios. Eran hijos de Aarón y por lo tanto sobrinos de Moisés, después de Moisés y Aarón, ellos ocupaban los puestos mas elevados en el pueblo de Israel y tenían muchas ventajas y privilegios. Habían estado con Moisés y Aarón en el monte de Dios; habían visto al Dios de Israel, comieron y bebieron (Éxodo 24:9-11) habían recibido grandes favores; pero no habían aprovechado estas oportunidades. Poco antes que ocurriera lo mencionado en este capítulo, había pasado toda una semana de estudio y meditación, preparándose para el día en que habían de comenzar a oficiar en el santuario. Habían ayudado a su padre a ofrecer los sacrificios y habían llevado la sangre de las victimas (Levítico 9:9) todo esto sirvió para ser mas grave su pecado. La responsabilidad de los sacerdotes era muy especial, sus actividades eran un prototipo del ministerio sacerdotal de Jesús. Por lo tanto debía ser perfecto. Y ellos (los sacerdotes) tenían responsabilidad de darle a conocer al pueblo el plan de Dios para la salvación de la nación. El humo que salía del altar era un símbolo de las oraciones de los fieles. Se cuenta según algunos comentaristas Judíos, que el humo siempre subía perpendicularmente, la Biblia y el Espíritu de Profecía no dice nada al respecto, pero es interesante notar esto. Ahora peguntamos, ¿Por qué ellos tomaron fuego extraño? ¿Por qué hicieron eso? Estaban intoxicados por el vino. No era el fuego que Jehová había ordenado. No había sido tomado del altar de los holocausto, fuego que Dios mismo había encendido y que por lo tanto era sagrado (Levítico 16:12-13). Tema Lo que queremos presentar es el ministerio de Aarón y su efecto psicológico. Y por otro lado el cumplimiento del deber. Vean el ambiente, psicológicamente no era fácil para Aarón. Sus hijos mueren y no se le permitió ni siquiera tocar a sus hijos muertos. Era algo muy terrible para Aarón. Fueron unos primos los que sacaron sus cuerpos muertos. Moisés mandó a Misael y a Eleazar hijos de Uziel, tío de Aarón, que sacaran a sus primos. (Levítico 10:6) Ellos los sacaron con sus túnicas y los llevaron fuera del campamento como lo dijo Moisés (Levítico 10:5) hermanos amados, no fue fácil para Aarón soportar todo esto, sus hijos no fueron preparados para el sepelio. Con sus túnicas, así como estaban, no se les cambió para darle sepultura, los que vinieron a sacarlos también eran sacerdotes y con asco quizás, los llevaron algún monte para desaparecerlos. Aarón no supo más de sus hijos, no se le permitió verlos por última vez. El sintió un efecto psicológico. Sentía quizás remordimiento, el no estaba bien. Aarón no pudo hacer nada por sus hijos, habían muerto. Su muerte prematura impactó muy duro la vida de Aarón. Vean hermanos ver la muerte de un hijo no es lo normal. Se supone que es primero el padre y no el hijo el que muere cuando ocurre lo contrario eso duele y es un trauma psicológico. Dios le dice Aarón: Cuídate… “Y Jehová habló a Aarón, diciendo: Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones” (Levítico 10:8-9) Su borrachera fue la causante de esta tremenda desgracia. Fue tan impactante para Israel que cambió la liturgia por esta causa. Los primos los sacaron, de alguna manera lo sacaron. Se les había disco “No tocarán los muertos” pero de alguna manera los sacaron. Aarón sufría como nosotros también sufrimos por el pecado de nuestros hijos. Tenemos que cuidar nuestros hijos, son nuestros y tiene que dolerle a cualquier padre. Imaginémonos Aarón pensando en sus hijos, quizás, ¿dónde los enterraron? hermanos, no se enterraron, quizás se echaron en algún lugar para que los animales se los comieran, y más aún no se le permitió ni siquiera llorar por ellos, El registro bíblico dice: “Entonces Moisés dijo a Aarón, y a Eleazar e Itamar sus hijos: No descubráis vuestras cabezas, ni rasguéis vuestros vestidos en señal de duelo, para que no muráis, ni se levante la ira sobre toda la congregación; pero vuestros hermanos, toda la casa de Israel, sí lamentarán por el incendio que Jehová ha hecho. Ni saldréis de la puerta del tabernáculo de reunión, porque moriréis; por cuanto el aceite de la unción de Jehová está sobre vosotros. Y ellos hicieron conforme al dicho de Moisés”. (Levítico 10:6-7) Todo esto sufrió Aarón, no era fácil hermanos, perder un hijo y ni llorar puede. Se le dijo, que se quedara quieto. Cada persona que pasaba lo veía sufrir, pobre Aarón, Algunos le criticaban, unos lo sentían, otros le echaban la culpa. ¿Qué lección podemos extraer de aquí? 1. Los juicios de Dios son justos. Si se les hubiese permitido demostrar dolor y sufrimiento por la pérdida de sus amados, se hubiese colocado la justicia de Dios en tela de juicio. Que en realidad era algo injusto. ¿Sólo por colocar fuego diferente? ¿Acaso no era igualmente fuego? ¡Claro que sí! Había diferencia. El fuego que habían tomado era un fuego común. No había sido tomado del lugar que Dios mandó. Fuego que Dios mismo había encendido por lo tanto era sagrado (Levítico 16:12-13) su pecado era deliberado por lo tanto no podía quedar sin castigo. Su pecado no era un asunto de poca importancia que pudiera ser borrado con un sacrificio. Había sido deliberado y reflejaba desprecio a las cosas santas. Todo lo que Dios santifica queda santificado. Algunos dicen, ¡pero yo puedo guardar el domingo! Otros dicen, ¡pero yo puedo guardar otro día! Otros dicen, ¡todos los días son iguales! Hermanos, todo será colocado finalmente en el juicio de Dios. Lo que Dios santificó al hombre sólo le resta obedecer. 2. Nada debería impedir el rito del santuario. Pareciera una crueldad que no se le permitiera a Aarón ni siquiera llorar a sus hijos, pero tenía una razón principal. Ya dijimos que no se podía colocar la justicia de Dios en tela de juicio. Pero la otra razón de peso era que Aarón tenia que seguir trabajando normalmente por que la intercesión no se podía parar por ninguna razón. Nada ni nadie puede interferir con la obra de Dios. Qué delicado es este asunto!. Como algunos se toman el derecho de decidir, qué se debe y no se debe hacer ¿ignorando lo que ya esta escrito? Imaginémonos, si Aarón después de la muerte de sus hijos se iría a su casa y sus primos también y toda su familia de sacerdotes también, ¿Qué calamidad hubiese sido? De imaginarnos nos da mucho miedo, temor y temblor. Hermanos primero Dios y su justicia y lo demás dejémoslos como una añadidura. Hermanos queridos, nada puede parar la obra de Dios. Solo Dios tiene esa potestad de decir cuando parar su obra. Nosotros los que administramos solo obedecemos la voz de Dios. “Después de este incidente y con el correr de los años la idea de que nada debe impedir la obra de Dios, de que las circunstancias no debían interrumpir la obra del santuario, se arraigó profundamente en la conciencia de los sacerdotes. En ocasión de la toma y destrucción del templo por los romanos en el año 70, fue puesta a prueba hasta el máximo. La ciudad de Jerusalén ya había sido tomada, pero el templo aun estaba en pie. Era la hora del sacrificio vespertino. En forma calmada y solemne los sacerdotes estaban llevando a cabo el ritual mientras los romanos escalaban los muros del templo. Los edificios fueron incendiados y por todos lados subían las llamas. Pero los sacerdotes, con pasos lentos y medios, prosiguieron con su tarea, sin ni siquiera mirar lo que estaba sucediendo alrededor. Nada debía interferir con la obra de Dios” CBD, 762 3. Nuestra orden es ministrar hasta que el venga. Algunos hermanos se han dado a la tarea de decir: -¡ por este año yo no aceptaré cargos en la iglesia, estoy muy cansado! ¿Ha escuchado este comentario alguna vez? Pues déjame decirte mi hermano que no podemos parar la obra bajo ninguna circunstancia. No hay escusa para hacerlo. Otros dicen: - ¡yo no saldré a predicar hoy! -¡estoy muy cansado!, y la familia apoya esta posición y le dice: - está bien! no salga hoy dejen que otros lo hagan. Este asunto no debe dejarse a las emociones, es un error colocar las emociones por encima de lo que dice, un así dice Jehová. La respuesta dada por Jesús a ciertas personas que querían ser sus discípulos, pero que ponían en primer lugar sus asuntos personales, pues se dejaba llevar por sus emociones, parece a primera vista un tanto dura y desprovista de afecto (ver Luc. 9: 59-62). Pocos deberes son considerados más urgentes que el de cuidar a los padres. Sin embargo, aún esto que podría ser considerado como deber sagrado, no debe anteponerse a la realización de la obra de Dios. La obra debe proseguir. Conclusión Hermanos nosotros somos entes sentimentales. Dios nos hizo así. Qué lindo los sentimientos cuando son derramados hacia la esposa (o), hijos, padres y con amor tierno le hacemos sentir amados. Es uno de los privilegios que tiene el hombre. Pero no podemos dejarnos llevar por sentimientos enfermizos en contra de la voluntad de Dios. Nada puede ni nada debe interponerse en la voluntad de Dios. Dejemos que los sentimientos ocupen su lugar, no permitamos que ellos nos desvíen de nuestro deber. La lección que Aarón tuvo que aprender fue muy dura. Amaba a sus hijos, como todo padre amante, pero no les estorbaba para nada, nunca los reprendía, no corrigió a tiempo sus conductas. Y los muchachos se perdieron. Qué lección para nosotros los padres, que privilegio ser padre! pero nunca olvidando la responsabilidad que tenemos con Dios, de algún día presentarlos delante del trono del cordero y darles la oportunidad de que gocen la vida eterna. “El carácter dócil e indulgente de Aarón constituía la raíz del problema. Debe haber tenido remordimiento de conciencia al pensar en su propia debilidad…es verdad que Dios lo había perdonado, Dios había aceptado su ofrenda por el pecado, pero los resultados de su debilidad no habían sido evitados por el arrepentimiento” CBA tomo 1, 762 Llamado El cielo no estará completo sin mis padres, sin mis hijos, sin mi esposa, sin mis amigos, sin mis hermanos. El cielo será completo con todos nuestros amados adentro. Pero hermanos no soy el mejor, y quizás esté cometiendo un error en mi vida que yo no haya visto y que vaya a lamentar más adelante, deseo pedirle a mi Dios que me ayude a verlo y superarlo rápidamente. Oramos por aquellos hijos que se fueron. Hermanos quizás nosotros somos los culpables que ellos estén fuera de la iglesia, pero eso no lo lamentemos ahora. Aún hay tiempo de gracia, aún hay misericordia, hoy pedimos en el nombre de Jesús por aquellos hijos que ya no están y por los que están, que el Señor los mantenga firmes y fieles. Pero también oramos por nuestro liderazgo, y pedimos al Señor que nos ayude a caminar junto a su obra. Que nada nos impida dejar su ministerio por mucha buena razón que tengamos. ¿Deseas venir a orar conmigo? Acércate al altar