La miseria moral del concejal Zapata

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Martes 16 de junio de 2015 l Heraldo de Aragón
TRIBUNA
HERALDO
DE ARAGON
DIARIO INDEPENDIENTE‡ FUNDADO EN 1895 ‡Año CXXI
Dimisión a medias
El concejal madrileño autor de los tuits ofensivos ha renunciado a las competencias de Cultura y Deportes, pero
no a su acta, que sería lo coherente. Esta dimisión a medias
muestra la dificultad de la nueva formación para llevar a la
práctica su programa de regeneración política. Asimismo,
es preocupante la proliferación de comentarios agresivos
entre los integrantes de la lista de la alcaldesa Carmena
RECIÉN llegada a la política, la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, se ha topado con la polémica causada por los comentarios antisemitas y crueles que el concejal Guillermo Zapata
había vertido en internet en el pasado, a cuenta de los judíos exterminados, las niñas de Alcácer o Marta del Castillo. El edil intentó
el viejo truco de escudarse en que sus palabras habían sido sacadas de contexto, pero las redes no dejan mucho lugar a los matices. Los exabruptos de Zapata han unido a la oposición –PP, PSOE
y Ciudadanos– en la petición de que Carmena lo destituyera. Y la
respuesta no ha sido lo contundente que se esperaba de una formación que lleva la regeneración democrática como pilar de su
programa. La media dimisión de Zapata recuerda demasiado a las
componendas de la ‘vieja’ política. Es un quiero y no puedo, en la
línea de las ‘indemnizaciones en diferido’ de De Cospedal o la dimisión de Griñán días antes de que le toque dejar el puesto. Aunque haya pedido disculpas, las palabras de Zapata no tienen pase.
Y la tolerancia de Carmena con la ofensa a las víctimas de la intolerancia y la violencia la sitúa más en el bando del pragmatismo
que en el de la bandera ética que quiere enarbolar. Máxime cuando
más concejales del equipo de gobierno de Madrid muestran en sus
cuentas de Twitter una llamativa falta de humanidad y empatía.
De nuevo
Filosofía
Suspenso
científico
Grecia,
al límite
El incendio en el motor de
un ascensor de Filosofía y
Letras provocó ayer un
gran susto y obligó a desalojar la facultad. Como dijo el decano, el suceso recuerda que la situación es
tan precaria que una de
estas incidencias puede
ser un día de una gravedad irreparable. La penuria económica, como se ha
repetido hasta la saciedad,
no justifica que no se acometan de urgencia las reparaciones necesarias para ahuyentar el peligro
que provoca el deterioro
cada vez más acusado.
Los datos de la Conferencia de Rectores sobre
transferencia del conocimiento confirman que este ámbito universitario ha
padecido la crisis de forma muy grave. La reducción de los fondos del Gobierno central y de las autonomías supuso entre
2010 y 2013 una caída de la
aportación pública del
28%, pese al incremento
de las ayudas de la UE. Solo las iniciativas empresariales ofrecen una línea de
continuidad a los proyectos investigadores en un
preocupante panorama.
La prima de riesgo de Grecia ha vuelto a dispararse,
como reflejo de la situación aparentemente sin
salida en la que se encuentran los negociadores. Es
cierto que parece de manual llegar a un punto de
casi no retorno antes de
lograr un acuerdo final,
pero preocupa que en este
caso la cuerda pueda romperse. El ya no tanto nuevo gobierno griego no
controla la situación y la
UE dice haber cedido ya
bastante. Las bolsas, mientras, acusan las tensiones,
incluida la española.
ŢŢ I Las frases publicadas en Twitter por el concejal de Ahora Madrid Guillermo Zapata respecto al Holocausto judío y a
víctimas del terrorismo de ETA o de crímenes horrendos son miserables. Zapata debe dejar el Ayuntamiento de la capital de España
Por José Luis Castro Polo
La miseria moral del concejal Zapata
LOS repugnantes tuits del concejal de Ahora Madrid Guillermo Zapata, con independencia de que se haya producido su dimisión parcial (deja la responsabilidad del
área de Cultura, pero continúa como concejal en el Ayuntamiento de la capital de
España), plantean la cuestión judía en
nuestro país y en especial en la izquierda.
A pesar de que no hay casi judíos en España, existe antisemitismo. Y no solo en la
extrema derecha, sino también en elementos de la izquierda radical que, so pretexto
del conflicto palestino-israelí, dan rienda
suelta a su antisemitismo colocando la bandera de Israel, la de la estrella de David,
con una esvástica.
En realidad, el antisemitismo está muy
extendido en Europa. Cuando se cometió el
atentado contra la redacción del ‘Charlie
Hebdo’, millares de personas salieron a la
calle con un lema, «Je suis Charlie». Pero
nadie salió con el lema «Je suis juif», a pesar de que habían asesinado a judíos en un
supermercado kosher. No puede ser más
elocuente. Apenas nadie se solidarizó con
la comunidad judía. Aunque pocos se atreven a decir repugnantes palabras, como las
que escribió y tuiteó Guillermo Zapata.
Jean-Marie Le Pen es uno de quienes sí lo
hacen: dice que los campos de concentración nazis fueron un detalle de la Segunda
Guerra Mundial; o hizo un juego de palabras, en 1988, con el apellido del ministro de
la Función Pública de la época, Michel Durafour, al que llamó «Durafour crématoire»
(‘four’ en francés significa horno), y si no
me falla la memoria fue sancionado con una
multa. En Francia están penados el antisemitismo y el negacionismo.
Pocos se expresan con la brutalidad de
Guillermo Zapata: el cenicero en que metería a los cinco millones son los hornos
crematorios, es una metáfora muy obvia.
No puede seguir de concejal una personaje así y menos de Cultura. Goering decía
que cuando oía hablar de cultura echaba
mano a su pistola. El concejal Zapata no
tiene otra salida que la de la calle. Lo contrario sería minimizar la gravedad del antisemitismo.
En la aldea global, todo se sabe y por supuesto la noticia ha llegado a Israel, precisamente cuando más ilusionada estaba la
comunidad sefardí por la concesión de la
nacionalidad española. Madrid, ciudad
cosmopolita y culta, no puede soportar la
presencia de Guillermo Zapata como concejal. Podría incluso enturbiar la relación
con Israel, que es hipersensible a toda manifestación de antisemitismo. No le faltan
razones, seis millones de razones en el Holocausto.
Para colmo, el indigno concejal hace
chanzas con Irene Villa, mutilada por ETA,
y con las niñas de Alcácer, torturadas
cruelmente y asesinadas. La carencia de
humanidad y la vileza de Guillermo Zapata no tiene limite. Bromea con una mutila-
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ción múltiple en un sangriento atentado terrorista y una matanza de película de terror; esos hechos para él son objeto de risa. Es una falta de piedad y de humanidad
que produce repugnancia.
No valen excusas ni peticiones de perdón, él mandó esos tuits y ahora trata de
evadirse con argumentos que son verdaderas tonterías, como que le gustaba el humor negro o que se trata de consecuencias
de la libertad de expresión. Sus tuits no son
humor negro, aunque sí son negros, el color del fascismo.
Manuela Carmena es una mujer enérgica y tiene una buena oportunidad de demostrarlo, no solo aceptando la dimisión
de Zapata como concejal de Cultura –¡qué
sarcasmo!–, sino pidiéndole que entregue
el acta de concejal; y, si no lo hace, expulsándolo del grupo municipal, donde su
presencia quedaría como un estigma de indignidad. Mal comienzo será si semejante
sujeto sigue representando a los vecinos
de Madrid. Si se habla de la necesidad de
abrir un proceso de regeneración, la ocasión viene pintiparada. Lo exigen la razón
política y la razón moral.
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